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Cuentos para soñar.
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Para Valeria,
a quien tanto hemos anhelado…
Que tu vida sea también un cuento hermoso,
Que camines rodeada de belleza.
Cuentos para soñar.
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Cuentos para soñar.
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ÍNDICE 4
1. Cuentos tradicionales chinos
- Los tres monjes 6
- La flor más hermosa 7
2. Cuentos tradicionales hindúes
- Los tres hijos engañados 9
- La disputa 10
- Cuento de las dos vasijas 11
- Los sueños del rey 12
- La distancia de los corazones 14
- El árbol mágico 15
3. Cuentos tradicionales africanos
- El orden de las páginas 16
- Seetetelané 17
- La comadreja 19
4. Cuentos tradicionales árabes
- El agua del paraíso 21
- Los amigos 22
- Deseos 23
- Estrellas de mar 24
- El sabio 25
- El maestro y el alacrán 26
- Así es la vida 27
- Una reacción con buen temple 29
5. Cuentos tradicionales japoneses
- El picador de piedra 30
- El espejo de Matsuyama 31
- La fuente de la juventud 33
- El jardín del rey 35
Cuentos para soñar.
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6. Cuentos amerindios
- El alimento del corazón 36
- Bailar bajo la lluvia 37
7. Cuentos tradicionales españoles
- La roca en el camino 38
- La sopa de piedras 39
- El leñador honrado 41
- El burrito descontento 42
- Construyendo una catedral 43
- La bolsa de clavos 44
- El vuelo del halcón 45
- ¿Zanahorias, huevo o café? 46
8. Otros cuentos
- El abuelo y el nieto 47
- El niño y la maestra 48
- La caja de los besos 49
- La camisa del hombre feliz 50
- En el andén de la vida 51
- Las siete maravillas 52
- El oro y las ratas 53
BIBLIOGRAFÍA 54
Cuentos para soñar.
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LOS TRES MONJES Cuento popular chino (taoísta)
Había una vez dos monjes que paseaban por
el jardín de un monasterio taoísta. De pronto uno de
los dos vio un caracol que se cruzaba en su camino.
Su compañero estaba a punto de aplastarlo cuando
él lo contuvo y, agachándose, recogió al animal.
-Mira, hemos estado a punto de matar este
caracol; representa una vida y, a través de ella, un
destino que debe proseguir sin interrumpir sus ciclos de reencarnación.
Y delicadamente volvió a dejar el caracol entre la hierba.
-¡Inconsciente! -exclamó furioso el otro monje-. Salvando a este
estúpido caracol pones en peligro todas las lechugas que nuestro jardinero
cultiva con tanto cuidado y destruyes el trabajo de uno de los nuestros.
Los dos discutieron entonces bajo la mirada curiosa de otro monje
que por allí pasaba. Como no llegaban a ponerse de acuerdo, el primer
monje propuso:
-Vamos a contarle este caso al gran sacerdote, él será lo bastante
sabio como para decidir quién de nosotros dos tiene la razón.
Así lo hicieron. El primer monje le contó que había salvado un
caracol y, por tanto, había preservado una vida sagrada que contenía miles
de otras existencias futuras o pasadas. El gran sacerdote lo escuchó, movió
la cabeza, y luego dijo:
-Has hecho lo que convenía hacer. Has hecho bien.
El segundo monje dio un brinco.
-¿Cómo? ¿Salvar a un caracol devorador de ensaladas y devastador
de verduras es bueno? Al contrario, había que aplastar al caracol y proteger
así ese huerto gracias al cual tenemos todos los días buenos alimentos.
El gran sacerdote escuchó, movió la cabeza y dijo:
-Es verdad. Es lo que convendría haber hecho. Tienes razón.
El tercer monje, que había permanecido en silencio hasta entonces, se
adelantó.
-¡Pero si sus puntos de vista son diametralmente opuestos! ¿Cómo
pueden tener razón los dos?
El gran sacerdote miró largamente al tercer
interlocutor. Reflexionó, movió la cabeza y dijo:
-Es verdad. También tú tienes razón.
Cuentos para soñar.
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LA FLOR MÁS HERMOSA
Fábula china
Se cuenta que en la China antigua, allá
para el año 250 a.C., un príncipe de la región
norte del país esperaba a ser coronado
emperador pero, de acuerdo con la ley, no podría hacerlo hasta que no se
hubiese casado. Con este fin, decidió celebrar una competición entre las
muchachas de la corte para ver quién era digna de su propuesta.
Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración
especial a todas las pretendientes y les lanzaría un desafío.
Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años escuchó los
comentarios sobre los preparativos para la fiesta. Sintió una leve tristeza
porque sabía que su joven hija tenía un profundo sentimiento de amor por
el príncipe. Al llegar a su casa y contar los hechos a la joven, se asombró al
saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó:
-Hija mía, ¿qué vas a hacer allí? Todas las muchachas más bellas y
ricas de la corte estarán presentes. Sácate esa idea insensata de la cabeza.
Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva
locura.
La hija le respondió:
-No, querida madre, no estoy sufriendo
y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré
escogida, pero es mi única oportunidad de
estar, al menos por un momento, cerca del
príncipe. Eso me hará feliz.
Por la noche, la joven llegó al palacio.
Allí estaban todas las muchachas más bellas,
con las más bellas ropas, con las más bellas
joyas y con las más determinadas intenciones.
Y entonces, finalmente, el príncipe
anunció el desafío:
-Daré a cada una de vosotras una
semilla. Debéis cultivarla con amor y hacerla
crecer. Aquella que me traiga la flor más
bella dentro de seis meses será escogida para
ser mí esposa y la futura emperatriz de China.
Cuentos para soñar.
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La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que
valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, ya fuesen costumbres,
amistades o relaciones.
El tiempo pasó y la dulce joven, aunque no tenía mucha habilidad
en las artes de la jardinería, cuidaba con esmerada paciencia y ternura de su
semilla, pues sabía que si la belleza de la flor igualaba en intensidad a la
fuerza de su amor, no tendría que preocuparse por el resultado.
Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos
que conocía, pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño,
aunque su amor era cada vez más profundo.
Por fin, pasaron los seis meses y la semilla seguía sin brotar.
Consciente de su esfuerzo y dedicación, la muchacha le comunicó a su
madre que, sin importar las circunstancias, ella regresaría al palacio en la
fecha y hora acordadas, solo para estar cerca del príncipe por última vez.
Así pues, a la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las
otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las
más variadas formas y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una
escena tan hermosa.
Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada
una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar
por todas, una a una, anunció su resultado: aquella bella joven con su vaso
vacío sería su futura esposa.
Los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones, aunque nadie
entendía por qué el príncipe había escogido justamente a aquella que no
había cultivado nada.
Y entonces, con calma, el príncipe explicó:
-Esta joven ha sido la única que ha cultivado la flor que la ha hecho
digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad, pues todas las
semillas que entregué eran estériles.
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LOS TRES HIJOS ENGAÑADOS
Cuento anónimo hindú
Un hombre muy rico, creyendo que estaba a
punto de morir, llamó a sus hijos y dividió entre
ellos sus propiedades. Sin embargo, no murió y al
levantarse de la cama, se encontró con que sus hijos ya no lo querían, ni
tenían con él las mismas delicadezas que antes, cuando todos esperaban
conseguir mayor parte de su fortuna.
Todos lo trataban mal y no se recataban para decir que deseaban que
muriese lo más pronto posible, ya que su vida sólo originaba gastos y
molestias.
El pobre hombre no cesaba de llorar, y un día se encontró con un
viejo amigo a quien le contó lo que le ocurría. El amigo, conmovido por lo
que acababa de oír, prometió hallar una solución a aquel estado de cosas.
En efecto la encontró y a los pocos días llegó con gran pompa a la
casa de su amigo, seguido de diez criados que eran portadores de unos
pesados sacos llenos de piedras.
Cuando estuvieron solos, el amigo le dijo:
-Te he traído estas piedras para engañar a tus hijos. Cuando me
marche vendrán a ver lo que te he traído. Diles que he venido a pagarte una
deuda muy antigua y que eres más rico que antes. Ya verás cómo todos se
desviven de nuevo por ti. Volveré dentro de algún tiempo para ver cómo
van las cosas.
Cuando, transcurridos unos meses, volvió el amigo, encontró al viejo
rodeado de sus hijos que, todos a una, se desvivían por él. Y así siguieron
haciéndolo hasta que murió, descubriendo entonces el engaño, que tenían
bien merecido.
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