un león en la nieve

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Un león en la nieveDavid McPhail

León vivía en la selva. En la selva hacia calor, demasiado calor para ir a cazar cebras.Hacia demasiado calor para retozar en la hierba. Hacia demasiado calor para hacer cualquier cosa que no fuera echarse a la sombra y jadear.

León estaba haciendo precisamente eso cuando su amigo Elefante pasó por allí- Hace calor – dijo Elefante. León tenia demasiado calor para hablar. Simplemente asintió con un lento movimiento de su cabeza. Elefante se dio cuenta de que León prefería que le dejaran solo, de modo que se fue.

Poco después apareció la señora Mandril con sus niños.Estos treparon sobre León.Le tiraron de la melena y de los bigotes. -¿ No son encantadores? –dijo la señora Mandril- ¡Les gusta tanto jugar!

Pero león no estaba

de humor para jugar

a nada. Lanzó un

gruñido sordo y

retumbante, que hizo

sobresaltarse a la

señora Mandril.

-¡Vamos niños!

llamó-. No creo que

el señorLeón quiera

jugar hoy.

León cerró los ojos trató de dormir. Pero hasta para eso hacía demasiado calor.

De pronto, León se puso en pie de un salto.

-¡Ya sé lo que voy a hacer! -dijo-.

-Me iré de aquí. En algún

sitio tiene quehacer fresco. Así que guardó su cepillo

de dientes y su peine

en su maletín de viaje y abandonó la selva lentamente.

León anduvo y anduvo.

Cuando se puso el sol, la

selva había quedado ya lejos.

Estaba ya oscuro

cuando llegó a las

colinas.Y en ellas

hacíafresco.

León ya no

tenía calor, pero

estaba muy cansado.

Se tumbó y se quedó

dormido enseguida.

Cuando Leóndespertó

estabatiritando de

frío.Le cubría un

mantoblanco y suave.León sólo podía

verel mechón de

sucola.

Se puso de pie y se sacudió.Recogió un puñado de aquella cosa suave, blanca y fría. La olió… pero no tenía olor.La probó… pero no tenía sabor.

León dio algunos pasos. Sus propias huellas le seguían.

Luego se puso a correr…

Quiso detenerse, pero dio un resbalón y salió despedido.

¡Plaf! León cayó

sentado.-¡Qué

divertido! gritó-.

¡Yupiiiiiii!

Luego a León se le ocurrió una idea.Se llevaría a casa algo de aquella deliciosa y fría suavidad para repartirla entre sus amigos. _¡Les encantará! –rugió León.Así es que llenó su maletín con aquella cosa y se encaminó de nuevo hacia la selva.

Nada más llegar, León se encontró con Elefante y la señora Mandril. -¡Mirad lo que he encontrado! –les gritó.-¿Qué es? –le preguntaron.-Ya lo veréis –dijo León con orgullo.

Una multitud de animales le rodeó. León abrió su maletín y lo volcó. Pero del mismo tan sólo cayó un peine, un cepillo de dientes y cierta cantidad de agua, que formó un charquito en el suelo ardiente de la selva.

León miró dentro de su maletín. –Lo había llenado de una especie de suave plumón frío –dijo-.Lo encontré en las colinas.

-Claro que sí.

Seguro -dijeron losanimales.Y se fueronmeneando sus

cabezas conincredulidad.

León se quedó muy

confuso.¿Qué había

ocurrido con su

tesoro? Deseo poder tener

todavía un poco para

Ponérselo sobre la cabeza,

pues se sentía más acalorado

que nunca.León pasó el

resto del díapensando en

aquel misterio.

Finalmente decidió

volver a las colinas para

recoger más.Esta vez pondría

uncerrojo en su

maletínpara que no se lepudiera escapar

aquellacosa blanca y

fría.

León tardó un día con su noche en ir hasta las colinas y volver.

A su regreso, volvió a convocar a los animales.

-¡Venid a ver, amigos! –exclamó-.

¡Esta vez sí que vais a ver esa especie de plumón blanco y frío!.

Quitó el cerrojo al

maletín y lo volvió

boca abajo. Solamente

cayó unchorro de

agua. Losanimales

movieron sus

cabezas con tristeza.

-Pobre León -dijeron-.

El calor ha acabado

con él.

León se sentía muy desgraciado. Se alejó de allí, para esconderse y reflexionar.De pronto le llegó la solución.-Esa cosa suave como plumón frío y blanco no puede venir hasta la selva. ¡Aquí hace demasiado calor! ¡Esa cosa puede vivir solamente donde hace frío!Y fue a llamar a los animales-¡Seguidme! –les dijo.

Al principio los

animales no querían ir.

Entonces dijo Elefante:

-Tenemos que seguir a

León porque es nuestro

amigo. Además, dar

un paseo será

entretenido.

Así es que se fueron, con León al frente mostrándoles el camino.

En cuantoalcanzaro

n lascolinas

comenzaron

a sentir mas fresco.

León se les adelantó

corriendo. Hizo unas

bolas con

aquella cosa y se las

lanzó a sus amigos.

A su vez, los animales se las lanzaron a él.Y luego se resbalaron, cayeron, patinaron y se rieron.

Hicieron rodar

bolas gigantes

de aquellacosa

monteabajo.

Después, mientras Elefante jugaba con León, el resto de los animales se puso manos a la obra. Construyeron algo muy grande.

-Esto es para ti, León –le dijeron.-Es para agradecerte el habernos traído a este lugar maravilloso.

Los animales siguieron jugando durante algún tiempo más. Al final, felices y cansados, regresaron a sus hogares de la selva.

Pero en los días mas calurosos siempre vuelven a aquel lugar.

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