univ. latinoamericana-arte y espiritualidad jesuitas 02
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EN
OCASIONES CON ASOMBRO
AUNQUE
NO POCAS VECES TAMBIN CON DESCONFIANZA , LA
actividad de los jesuitas ha sido vista en el mundo con la perplejidad propia de quien
tropieza con algo incierto. Desde los inicio s de la Compaa, por ejemplo , muchos se pre
guntaban cmo poda aspirar a contar
se
entre las grand
es
tradiciones contempl
at
ivas,
el
carisma de un hombre que invitaba a sus colaboradores a desarrollar una actividad
pa
s-
toral
tan
in tensa, que visiblemente dejaba poco tiempo para el recogimiento y la oracin
de sus miembros. Pero la reiterada invitacin a ser contemplat ivos en la accin, con la que
san Ignacio de Loyola daba so lucin a esta paradoja, no fue sino una de las muchas fr
mulas arriesgadas por las que el fundador de la Compaa busc establecer un complejo
juego
de
equilibrios entre nociones aparentemente encontradas. Es sabido, por ejempl
o
cmo la fidelidad a la tradicin eclesial, conjugada con la indispensable adaptacin a las
culturas que reclamaba la eficacia del trabajo apostlico, hizo posible que mientras , por
un lado, se fueran dando los elementos que terminaron por ident ificar a los jesuitas con
los adalides de la Co nt rarreforma, por el otro, sus esfuerzos por adaptar la liturgia y el rito
romano en Oriente acab
aran
siendo condenados por heterodoxos. Mucho se ha escrito
tambin so bre las desconcertantes pautas con las que san Ignacio exhortaba a
co
nju gar
el
at
revimiento brioso del jesuita con una confianza absolut a en Dios; o a enlazar el deci
dido albedro del suj eto con una obediencia casi ingenua al superior; o la indiferencia con
el compromiso radical; o la bsqueda de la mayor gloria que pudiera darse a Dios
en
este
mundo desde la carencia ms extrema posible . . . IHS No extraa por esto que este impre
sionante mecanisnio
de
pesos y contrapesos (que bien podran ayudarnos a representar
los bellos artefactos mviles de Ca lder, o los pasmosos juegos de plomos y cordeles de las
maqueta
s
de
Gaud) ,
haya
dejado impresa su huella
en
lo
s lenguajes estticos que pros
peraron alrededor de lajoven Compaa de Jess. De este modo , t tulos como banquete
de ngeles o profundidad de la apariencia , con los que algunos
han
buscado dar cuenta
de la honda tensin que ent raan las formas del barroco, no s ayudan a advertir las osci
laciones ntimas que pudieron dar se entre los ar tistas y los jesuitas de la poca; porque
unos y otros - a travs de un modo peculiar de vivir, o de expresarse- pretendieron
enclavar su vida y su obra en el contrasent ido radical de l misterio de la Encarnacin:
Dios hecho hombre , omnipotencia hecha cruz. IHS Tal y como sucede en la Contemplacin
para alcanzar amor , eplogo de los Ejercicios
espiri
tuales, en donde la totalidad del cos
mos se presenta como un fascinante lugar para descubrir la presencia in efable de Dios,
las formas plsticas que buscaron erigirse en invitaciones a trascender lo aparente,
se
co nvirtieron en un medio privilegiado para propagar el murmullo apacible de Dios en el
mundo. IHS Deseo que este magnfico nmero de la revista-libro
Artes
de Mxico
c
omo
el arte que nos describe y la Contemplacin para alcanzar amor
, sea para todos una
inv
it
acin a discernir, en la totalidad de la creacin, la entraable ternura de Dios.
IHS
os
M or a le s
Oro zco
RE TOR
Vi rg en del eamino
Ig l
es 'ia del G
es ,
Roma. Beala
Arl
Resouree, N. Y
Pgina s si
g
'ienl
es
: Camern de san Jo s . Igl
esia
de sa n Fra ncisco Ja vi er.
l
se o Nac'ional del Virre:nalo . Tepolzolln , Mx i
co
.
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AT TIMES
WITH
ASTONISHMENT THOlGH FREQl'Ei\TLY \V T MISTl
WS
T AS \\' ELL, J lTIT
activity around tbe
world
has b
ee
n
seen
witb a perplexy befitting a perso n
who
bappens
upon something this ind etenninate. Beginning in the Society's early years, for exa
mpl e,
many
wonder
ed
how
one
charismatic
man
who
invited
his
collaborators to
fo
ste
r a past
oral
activity so intense tbat it clearly left little time
for
retreat and prayer-how could he
as
pire to include
his
method among the great
co
ntemplative traditions? Saint 19natius
of Loyola 's
solution to this paradox \Vas to rei terate his invitation to
be co
ntemplative
in
action. Thi s was only one
of
the man y daring concepts with which the founder
of
tlle
Society
of
Jesus sought
to
establish a complex system
of
checks and balances among
ap
parently contradictory notions. 1t is common knowledge ,
fol'
example,
how
fidelity to tilc
ecc lesiastical tradition along with the adaptation to cultures necessary
for
apostolic labor
to
be
effective
made
it possiblc
to
bring together
al
the necessary elements
for
the Jes
uit.
s
to
be id
entified with the leaders
of
the Counter-Reformation while
in
the mea ntime,their
effo
rts at adapting liturgy and the Roman Rite to their missions
in
the Far East
\\'
erp
being
wid
e
ly co
ndemned
by
orthodox factions.Volumes
have also been
written about thp
di
sc
oncerting examples with
which
Saint
19n
atius exhorted
his follower
s to conjoin thp
Jesuit sp irit
of
int.repidness with an absolute faith in God; 01' to marry the absolute frpp
will
of
tbe s
ubj
ect with
an
almost
nai've
obedience to
one's
superior;
01'
to couple indiffe
en ce witb extreme commitment;
01'
to
seek
the greatest glory tbat might be
given
to God
in
this
world
from a state
of
utter destitution-or as near to it as one could get . ..
IHS
But
t
his is not what
makes
it
so
surprising that this impressive system of weights and counter
weights
(which could well
assist
us
in
representing Calder's beautiful
mobile
artifacts
01'
Gaud's marve
loll
s
model
s made
of
strings and plumb-lines) left its mark
on
the aesthetic
languages that prospered wh erever the nascent Society
of
Jesus made its presence felt.
And so
. titles such
as
banquet
of
angels
or
depth
of
appearance witb
which some
have
triecl to de
sc
ri be the cleep te
nsion
unclerlying baroque art
can
also belp
us unclerstancl
the complex relationships between artists and Jesuits
of
tbe time. Because botb altists
and Jes
ui
ts, through their unusual
lifes
tyles
01'
forms
of
expression, claimed to anchor
their
lives
and work
in
the radical contradiction
of
the mystery
of
the incarnation:
God
b
ec ome
s
man
,omnipotence
becomes
the
Cross.IHS
Just
like
in
the Contemplation
to Gain
Love -the
epilogue
to
the
Spi1 itual Exe1 cises ,
n
which th
e entire universe is described
as a fascinating place where we can disc
over
the ineffable presence
of God-those
ar
tistic
forms
that sought
to
pre
se
nt the
mselve
s
as
invitations
to
transcend the apparent
established them
se lve
s as the ideal
meclium
to spread the gentle whisper
of God
through
the
world.
IHS 1 sincerely hope that
in
the same
way as
the art that describes
us
and
as
the Contemplation to
Gain
Love, this magnificent
issue of Artes de M
xico
will
act
as
an invitation to discover,
in
the totality
of
Cl'eation , the beloved gentleness
of
God. 1 '
Jo s
Mora l e s Oro z co
RECTOR
',dr 1 /1/,1 H b
e
ll.
-
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Retablo
del presbiter
io
de la
iglesia
de
San Fran
cisco
Ja
vier
en
Tepotzotln
N
u
E
s
T R
p
o
R T
A
D
A
El teatro de
formas escultricas
que compone este retablo barroco enfatiza una perspectiva
vertical dirigida
al
cielo pintado en
la
bveda Se
trata
de encaminar la mirada
hacia
el
espacio
ltimo
de
lo
invisible:
el
que
ocupa
lo
que
rebasa
a
la
materia
y
al
tiempo
Se
sigue un
modelo de composicin que
tiene
su origen en el dilogo entre lo visible
y
lo invisible en
los
Ejercicios espirituales de san
Igna
cio.
El
cielo representado muestra
la
glorificacin de
s
an
Igna
cio y san Francisco Ja
vier
y fue
pintado
por Miguel Cabrera entre 755 y 1756
Nmero coord inado por o
s
Lu i s ermeo
-
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rte y e iri
esmtas
Pgina anterior:
Andrea
Pozzo
,
S.J.
ngel de la guardia
16fJ51694.
leo sobre
te
la.
Mus
o de BellasArtes de
Caen
Francia.
BridgemanArt L
ibrary
.
Pgina :
Camern
de
la Virgen
.
Igl
esia
de
san Francisco Ja vier.
Museo Nacional de Virreinato.
Tepotzotln ,
Mxico.
7 Editorial
Alberto Ruy Snchez
ARTE
Y CONTEMPLACIN
8
Ignacio
de
Loyola
y
el
arte
de
los
jesuitas
Juan Plazaola
S.
J.
CR E ATIVIDAD Y CONTEMP L
ACIN
20 San
Ignacio
y el
arte
deAndrea
Pozzo
Heinrich Pfeiffer S.
J.
IMAGINA CIN Y
CONTEMPLACIN
30 La
educacin de Wu i
en la
visualidad cristiana
Elisabetta Corsi
44 Cultura
visual cristiana
en la China
M
ng tarda
Gianni Criveller
DRAMATURGIA Y CONTE) PLACIN
46 Los jesuitas y los orgenes del
teatro
barroco
en
Europa
Heirinch PfeifferS.J.
56 Mvsvrgia
Vniversalis
Athanasius Ki
rcher
S.
J.
UMBRA L Y CON
TEMPLA
C IN
8
Un santuario
romano
en la
poca barroca
Pierre-Antoine Fabre
CE
LEBRACIN
Y CONTEMPLACIN
72 El gran
teatro del
cielo
Alfonso Alfaro
88
Bibliografa
89
Jesuits
:Arts and Spirituality 11
A comp leteEnglish
version
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L CONTEMPL CIN IGN CI N
lberto uy Snchez
EN ESTA EDICIN DE RTES DE
MX
i CO CONTINUAl\lOS LAS
EXPLORACIONES
Y ANALISIS
INICIADOS
EN
UN VOLUMEN ANTERIOR SOBRE
ARTE
Y ESPIRITUALIDAD
JESUITAS.
SI IN ICIALiVIE J
TE
NOS OCU-
P l\lOS DE LA RELACIN
DE
LAS
ARTES
CON LA
PARTE
INAUGURAL
DE
LOS EJERCiCiOS
ESPlR
iTU -
LES PRINCIPIO
y
FUNDAMENTO , AHORA NOS CEN TRAMOS EN LA PARTE FINAL Y LGICAMENTE
COMPLEMENTARIA QUE SAN IGN ACIO
TITUL
ClONES
QUE LO CREARON Y SE TRANSFOR-
CONTEMPLACIN
PARA ALCANZAR AMOR .
M AMPLIAMENTE EN LA ESTTICA DE UNA
SI EN LA PRIMERA EL ARTE JESUTICO CREA
POC
. LAS
EQUIVALENCIAS
Y
REPERCU
-
UN ESPACIO DE EXCEPCIN QUE PREPARA
SIONES
DE
LA ESPIRITUALIDAD IGNACIA-
SENSIBLEMENTE AL ALMA PARA SER LIBRE
N EN LAS
ARTES
, DE LA ARQUITECTURA
DE LOS
LASTRES
DEL MUNDO,
ES
DECIR PARA
AL TE ATRO, CREARON UNA POTICA
N
I
C
CREAR
LIBERTAD ,
EN LA CONTEMPLACIN
QUE ADMIRAMOS
EN
INNUMERABLES OBRAS
FINAL SE ELABORA EL CAMINO PARA DESEAR
ARTSTICAS PRIMORDIALES. PERO
QUE,
EN
LA UN IN MSTICA, PARA ALCANZAR LA META
ALGUNOS PASES COMO MXICO, PERME LAS
QUE LOS
EJERCi
CiOS
PROPONEN
Y PREDIS -
PRACTICAS
SOCIALES
Y
SIGUE
VIVA Y
VISIBLE
PONEN .
EL
ARTE JESUTICO SE COMPRENDE
EN L S CELEBRACIONES POPULARES. D E
COMO U J SIS
TEM
A
DE CORRESPONDENCIAS
Y
ESTA MANERA
RTES
DE
MXi
CO
SE
PRO-
DE ASOMBROSOS ECOS DE LOS EJER
CiC
iOS
PONE SEGU IR SENTANDO BASES FIRMES DE
DE SU DRAMATURGIA. PERO FUE AL MISMO
REFLEXIN
Y DE ANLISIS PARA COMPREN-
TIEMPO UN
SISTEMA
CREATIVO
QUE,
POR
DER DIMENSIONES
DE
NUESTRA CULTURA
SU
NATURALEZA, REBAS
LAS DETERMINA-
QUE NO HAN SIDO ESTUDIADAS A FONDO.
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RECORDAR ALGUNAS MANIFESTACIONES
ARTSTICAS
FUNDAMENTALES
EN
DIVER-
SAS
ARTES
DESARTICULA EL MITO DE QUE LA COMPAA y SUS MIEMBROS
HAN
SUBORDINADO LA SENSIBILIDAD ARTSTICA
A
UN PRAGMATISMO POLTICO.
Lo
QUE EN ALGUNOS
CASOS
PARECE
CONTRADICCiN TIENE
UNA LGICA
QUE
Qu
EXPLICA
EL
AUTOR.
EN
LA
ACTITUD
DEL MISMO
SAN
IGNACIO
HAY
ALGU-
NAS
CLAVES : BSQUEDA
DE
LA
EXCELENCIA
;
PRESENCIA DESTACADA EN
LA
ORDEN DE REPRESENTANTES DESTACADOS EN TODAS LAS RAMAS DEL SABER
Y
LA CREATIVIDAD
;
ADAPTABILIDAD
A
PERSONAS
,
TIEMPOS
Y
LUGARES DISTINTOS
;
CONCIENCIA CLARA DE
QUE
LAS ARTES
Y
SU TRABAJO SOBRE LA SENSIBILIDAD
u a n P l aza o la S. J.
AYUDAN EN UNA PRIMORDIAL META
IGNACIANA
: CREAR LIBERTAD .
Pedro Pablo
Ruben
s.
E
esa nube de leyendas con la que algunos
historiadores han envuelto la historia de la
Compaa
de
Jess se halla frecuentemente
la idea
de
que sus miembros se caracterizan
por
un
pragmatismo poltico incompatible
con el temperamento potico y artstico. Es
conocida la nota humorstica que el filsofo
Miguel de Unamuno haca a propsito de
esa pretendida insensibilidad de los miem
bros de la orden hacia la poesa y el arte :
apenas se alberg cigarra cantora en ese
hormiguero de clrigos regulares .
lHs
Quince aos antes de que el pensador vas
co expresara esa opinin, haba fallecido en
Dubln el gran poeta jesuita Gerard Manley
Hopkins, cuya bibliografa supera a la
de
cualquier poeta britnico del siglo
XIX.
lHs No
es fcil comprender cmo el mito de
la insensibilidad esttica de los jesuitas
pudo difundirse si se conoce, por ejemplo,
la inventiva del pensador y escritor
jesui-
ta aragons Baltasar Gracin, o la genial
capacidad para crear espacios imaginarios
del italiano Andrea Pozzo, S.J., que todava
La
Sa
n
ts
imaTr
ini
dad adorada por hoy asombra a los visitantes de la iglesia
Vicente Go
nzaga
y
su familia
lU04 lU05.
Palazzo Duea
l
e
Mantua.
SealalArt R
esou
ree N. Y
Pgina
6:
Pedro
Pablo
Ruben
s.
LaVirgenvene rada por los santos, 1
607.
Museode pintura
y
escu
lt
ura de
Grenoble.
SealalArt Resouree,
N.
Y
romana de san Ignacio; o bien el cultivo
de la msica que se dio en las clebres Re
ducciones del Paraguay, donde el
P.
Sepp
fund una especie de conservatorio para
los indgenas de la regin, y en las cua
les el famoso Domenico Zipoli, despus de
rivalizar en Italia con Scarlatti y Vivaldi,
encant a los guaranes con misas y ora
torios que se ejecutaban tambin en Euro
pa. Por estas obras, Domenico Zipoli hoy
9
es colocado, por musiclogos de prestigio
internacional, al mismo nivel que Haendel
y Bach.
IHS
Pero
ya
se sabe los mit
os
tienen me
jor
salud y vida ms larga que la realidad
histrica. Yeso fue
lo
que ocurri tam
bin a propsito de la llamada arquitec
tura
jesutica ,
un
calificativo con el que
se quiso describir el estilo especfico,
de
un
gusto muy discutible, que se distingua
por sus caractersticas de grandeza, sun
tuosidad y teatralidad dentro del esp ritu
barroco de la poca, creado por la Com
paa, que persegua objetivos populistas.
Se
tra
ta de
un
tpico que, si bien encie
rra una cierta verdad por la coincidencia
cronolgica que se dio entre el barroco del
siglo
XVII
y la
gran
expansin apostlica
del primer siglo de la Compaa de Jess ,
no puede aceptarse sin matices,
ya
que en
los primeros y ms genuinos edificios de
la Compaa se buscaron a tal punto la
sencillez y la austeridad que justamente se
ha hablado del pauperismo
de
la primera
arquitectura
jesu
tica.
lHs Lo cierto es que pronto
lo
s jesuitas se
tu-
vieron que abocar a resolver
un
problema:
cmo conciliar la pobreza jesu tica con la
amplitud de programas a los que les im
pulsaban sus afanes pastorales, evangli
cos y misioneros, paradoja que los segui
dores de san Ignacio se vieron obligados
a plantearse, y que resolvieron conforme
a las exigencias
de cada lugar y
de
cada
tiempo. Los dirigentes de la
Comp
aa em-
-
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Andrea Pozzo S. J
Perspectiva Pictorum
et
Architectorum,
/693
Biblioteca
Franci
sco Xavier Clavige ro
Universidad Ibe
roam
ericana Mxico
Pgina siguiente:
Gian Lorenzo Bernini.
Escalera monllmental
con colllmnas dricas.
Palauo Barberini Rom
a.
Seala jArt Re
so
llrceN Y
pezaron a experimentar muy pronto una
tensin que radica en el carisma
de
su
vo-
cacin. Esa tensin provocada por princi-
pios que parecen contradictorios ha dado a
la Compaa de Jess ese rostro de institu-
cin crptica con el que frecuentemente se
le ha pretendido caracterizar.
lHs
Este carcter enigmtico es un rasgo de
su fundador: igo de Loyola , quien no
pens en
abandonar
su estado laico du-
rante largo tiempo despus de su conver-
sin, pero quien termin siendo un clrigo
inmerso en el mundo
de
las ms altas
je -
rarquas eclesiales de su tiempo; l, quien
inici su conversin entregndose a pe-
nitencias muy rgidas que arruinaron su
salud, y termin prohibiendo toda regla-
mentacin de austeridades en su instituto;
l , que en un principio no quera que se
fundaran colegios para sus jvenes segui-
dores, pero acab fundndolos
para
los
suyos y
para
los que no
eran
suyos, de mo -
do que, a su muerte, su Compaa diriga
unos
30
colegios y
varias
universidades; l,
que so que seguiran su senda los maes-
tros universitarios, sacerdotes ya formados
y reformados , y acab aceptando en sus
filas a adolescentes de catorce aos,
aun-
que afirmara que los prefera salidos de
muchachos. Este hombre, que practic y
aconsej la mendicidad, y deseaba que los
suyos
vivieran
con sencillez y pobreza, vio
con buenos ojos que sus hombres fueran
confesores y consejeros de reyes, y mont
estructuras
que requeran costosos recur-
sos humanos y financieros. Fue verdadera-
mente enigmtico: en su oracin matutina,
por ejemplo,
viva
en contacto mstico con
la Santsima Trinidad y horas despus no
le importaba mancharse las manos al mez-
clarse en asuntos que hoy consideramos
polticos. Tal es el caso de Ignacio de Lo -
yola; que pretendi vivir uniendo el cielo
con la tierra, la mstica con la poltica, la
corte con los arrabales .
lHs
El anlisis de ese enigmt ico personaje,
de
esa dialctica u oposicin de contrarios
que parece caracterizar al fundador, puede
ayudar a comprender las paradojas que se
plantea el historiador cuando aborda el
ar-
te de los
jesuitas
.
lHs
Puede
discutirse
hasta qu
punto
lle -
gaba el sentido esttico de Ignacio de
Loyola, quien, a pesar de haber sido un
empedernido peatn, no nos dej obser-
vaciones estticas o tursticas de cuanto
pudo observar en sus interminables ca-
minatas
por
tierras
europeas. Con todo,
no faltarn
argumentos
al que piense que
igo de Loyola posea dotes estticas y
creativas. Le bastar
recordar
que, desde
antes
de su conversin, se
haba
atrevi-
do a escribir
un
poema
en
honor de san
Pedro. No debi carecer de sensibilidad
acstica quien, formado en el dominio
de algn instrumento musical como los
nobles caballeros de la poca,
una
vez
convertido, segn el testimonio de
su
con-
fidente, el
P
Gonzlez de Cmara , S.J.,
se deleitaba sobremanera escuchando el
canto de las Horas cannicas , y a veces le
pareca que totalmente se
transportaba
a s
mismo . Por su gusto confIrma Ribade-
neyra hubiera impuesto canto obligatorio
en la Compaa. En cuanto a la creatividad
de su expresin escrita, no puede olvidarse
la solidez arquitectnica que dio a sus dos
principales escritos : las Constituciones de
la Compaa
y
los Ej ercicios espirituales.
El anlisis que hizo sobre estos textos el
lingista Roland Barthes lo llev a califi-
car
a Ignacio como inventor de una len-
gua, naturalmente no
de un
idioma, sino
de
un
sistema literario propio y
original.
-
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Andrea.
Po
zeo
,
S.J.
Persp
ec
t.iya Pi
cto
rum et
Architectorum,
Biblioteca
Franci
sco X
avie
r Clavigero.
U .ers
idad
Ibe
ro
americana, Mxico
P
gm
anterior:
Gian Lorenzo Bemi .
.
Baldaqu.ino de la ba
s
lica
de san Pe
dro
,
Vaticano.
Sca.la lArt Resource, N Y
IHS
Pero, para encontrar las races
de la
inmen-
sa labor artstica que debe relacionarse con
la Compaa de Jess en sus 46 aos de
existencia, no es necesario recurrir a la ca-
pacidad artstica de su fundador. Principios
ignacianos como la interiorizacin,
el
com-
promiso de todo
el
hombre , la universali-
dad de la accin apostlica, la adaptacin a
personas, tiempos y lugares y la bsqueda
de la excelencia, nos proporcionan la clave
de
las obras artsticas
de
los jesuitas.
I S
Puede decirse que la suerte est echada
cuando, al regreso de su peregrinacin a
Tierra Santa donde la autoridad eclesis-
tica no le permite quedarse, igo se pre-
gunta quid agendum ,
y decide dedicarse
al bien espiritual de las almas y hacerse
sacerdote. Se consagrar al servicio de
los dems ; su ideal ser ayudar .
Y,
pa-
ra l, ayudar a las almas ser hacerlas
libres . Sus Ejercicios espirituales son un
mtodo para crear libertad
,
para ilustrar
la conciencia del hombre y ensearle a dis-
cernir
la voluntad de Dios y adaptar a ella
la propia voluntad, facilitndole
el
decidir
con libertad. Contra
lo
que muchos pien-
san, el autor de los
Ejercicios espirituales
no quera imponer algo. Su objetivo prin-
cipal y permanente fue ayudar al hom-
bre a tomar personalmente las decisiones
fundamentales de su vida. Tal es el eje de
la espiritualidad ignaciana.
13
IHS
Una vez liberados sus seguidores, Igna-
cio poda conta r con
un
cuerpo de colabo-
radores para lograr los objetivos de
difun
-
dir la
fe
y reformar la Iglesia que l mismo
descubra, bajo la luz del Espritu. Ignacio
fue un aprendiz del Espritu, uno
de
los
hombres ms teriorizantes que ha dado
la humanidad. Cuando se refiere a sus pri-
meras experiencias
de
converso, dice que
Dios le conduca como un maestro a
un
nio. Pero es que, a
partir
de su gran mu-
tacin , como
l
la llamaba, su vida fue
un
dejarse
guiar
por
Dios, analizando las mo-
ciones de su alma, siempre atento a lo que
le ocurra en su interior. Ignacio hubiera
comprendido bien el lenguaje de los
artis-
tas que, ya en su tiempo pero sobre todo
hoy, hablan de su necesidad interior .
Contra
el
mito de
un
Ignacio exclusiva-
mente cerebral, se encuentra su pedagoga
espiritual (para utilizar la conocida par-
bola de Paul Claudel) que margina la frial-
dad de animus para introducirnos en la
misteriosa complejidad de
anima.
Nada de
extrao tiene que
un
escritor como James
Joyce, discpulo de los jesuitas, haya sido
el
inventor del monlogo interior , y que,
instruido en los Ejercicios ignacianos por
haberlos practicado en el
college
durante
su adolescencia, escribiera su Ulises, en
cuyo primer prrafo surge
ya
la palabra
jesuita,
aplicando la tcnica del torrente
-
7/24/2019 UNIV. LATINOAMERICANA-Arte y Espiritualidad Jesuitas 02
24/131
En
esta
pgina :
Andrea
Pozzo S.J.
Perspectiva Pictorum et
Architectorum,
1693.
B
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Xavier Cl
avi
gero.
Universidad I
be
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xico
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P
gina siguiente
:
Gian
L
orenzo
Bernini.
Detalle del
co
lon ato.
P
laza de
San
Pedro Vaticano
.
SealalA
rt
Resource N. Y
de la conciencia a las insignificantes vi-
vencias cotidianas.
I S La
ciencia esttica naci cuando, a fma-
les del siglo XVIII, se descubri la especifici-
dad del juicio
de
gusto , y cuando se tuvo
conciencia de que la percepcin y la accin
artstica movilizaban todas las facultades
humanas.
El
arte creador, en contraste con
la artesana, exige la participacin de todo
el hombre , palabras que recuerdan las de
Ignacio de Loyola, quien reclamaba en sus
jvenes estudiantes la contribucin
de
to-
do el
hombre .
La
reflexin y la experiencia
le
llevaron al convencimiento de que, sin
abandonar su primer programa de objetivos
y medios de accin pastoral, concebidos en
su sentido ms estricto (actualmente
lo
lla-
maramos espiritualista
,
deba ampliarlo
para incluir todo
lo
que fuera una forma-
cin humana completa.
Su
humanismo ,
que primeramente pareca reducirse, como
era propio
de
su poca, al conocimiento y
estudio de los autores de la antigedad cl-
sica, se fue convirtiendo en un humanismo
integral que abarcaba todo
lo
que enrique-
ciera al ser humano. Este humanismo, que
supo contagiar a sus seguidores y colabo-
radores inmediatos, muy pronto fue reali-
zado en la invencin y gestin de centros
de
educacin escolar que Ignacio fund en
toda Europa. As se lleg a la multiplicidad
14
y variedad de los ministerios jesuticos,
porque, como atestigua su bigrafo Ribade-
neyra, Ignacio de todas las armas posibles
holgaba
de
ver proveda a la Compaa . Ig-
nacio debi intuir que, si pretenda captar a
todo el hombre , deba contar con la fuerza
de las bellas artes.
La
espiritualidad igna-
ciana se hace as coherente con la estima
y la prctica del arte creativo que, desde el
plano de lo sensible, nos lleva a la contem-
placin espiritual.
Se
comprende as la lgi-
ca por la que nacieron desde las
Evangelicae
historiae imagines de
Jernimo Nadal, S.J.,
hasta las obras de los ms expresivos escul-
tores y pintores barrocos. Roland Barthes,
que coloca a Ignacio, como mstico, a media
distancia entre
uan
de la Cruz y Teresa de
vila, por su uso de la imaginacin como
materia constante
de
sus
Ejercicios espiri-
tuales
habla del imperialismo radical de
la imagen en los jesuitas, que vieron en las
bellas artes uno
de
los instrumentos ms
eficientes de su apostolado, como se hace
patente en el famoso teatro jesutico que los
seguidores
de
Ignacio supieron montar en
sus colegios y universidades, con
una
efi-
cacia pedaggica y apostlica reconocida y
admirada por los historiadores de la educa-
cin en Europa.
I S
Ribadeneyra menciona que Ignacio de
Loyola quiso que en su Compaa pudie-
ran encontrarse representantes eximios en
todas las ramas del saber, y del ejercicio de
las artes : la arquitectu ra, la iconografa, el
teatro, la poesa y la msica. Quiso
tam-
bin que los jesuitas siguieran el princi-
pio paulino de la adaptacin a la variedad
de personas, tiempos y lugares . De esta
manera se puede entender el que no sea
posible encontrar
un
nico estilo jesuti-
co forzosamente adoptado por los misio-
neros de la Compaa en la construccin
de sus templos y residencias en tantas y
tan
variadas regiones del planeta. Fue muy
variada la arquitectura jesutica en las
construcciones europeas de los siglos
XVII
y XVIII, Y ms an en los pases de Oriente
y
de
Amrica Latina.
I S En los diversos campos de la
sapientia
de su tiempo, Ignacio no se content con
-
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-
7/24/2019 UNIV. LATINOAMERICANA-Arte y Espiritualidad Jesuitas 02
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Gian
Lorenzo Bernini
SanAndrs del QuiTinal.
SealalArt Resour
ce
N
Y
medianas .
Su
ideal del
magis
le llev a
buscar siempre la calidad y la excelencia.
y esa bsqueda, ya en la mente de Ignacio,
no exiga necesariamente la suntuosidad.
En
arquitectura, por ejemplo, la Compaa,
fIel
a sus fmes apostlicos, se plante su
actividad bajo criterios de higiene, modes-
tia y funcionalidad.
La
primera de ellas
era una exigencia personal de Ignacio, que
tuvo siempre
gran
cuidado de la salud de
sus hijos.
La
sencillez en la construccin
fue una exigencia derivada del deseo ig-
naciano
de
vivir
en pobreza
para
no dejar
problemas econmicos a sus sucesores.
La
funcionalidad (la nave nica en sus tem-
plos) responda a la necesidad de que se
incrementara la oferta de los sacramentos
y la predicacin.
El
pragmatismo respon-
da al principio ignaciano de la efICacia
(la bveda crear problemas de acstica ,
adverta
el
secretario de Ignacio, Alfonso
de
Polanco, a los promotores del Gesu). Ig-
nacio y sus sucesores inmediatos hubieran
comprendido y aceptado gustosamente las
teoras de los arquitectos funcionalistas
del siglo como Gropius, Perret,
Le
Cor-
busier y Pier Luigi Nervi. Pero, respirando
an los aires tardos del Renacimiento, las
consignas de sencillez, economa y funcio-
nalidad no concordaban con las pretensio-
nes de glorifICacin personal que movan
la voluntad de los promotores, como ocu-
rri cuando Alfonso de Polanco debati los
planos del Gesu con
el
patrono fmanciero
del proyecto,
el
cardenal Farnese.
IHS
La
bsqueda
de
la calidad llevaba a que,
cuando no haba jesuitas que pudieran man-
tener
el
arte a su debida altura, se requiriese
la colaboracin de profesionales laicos.
Ya
desde los tiempos
del
generalato de Ignacio,
el
acercamiento al mundo de los artistas fue
un
hecho.
El
genio
de
Miguel ngel fue ob-
jeto de una primera invitacin para la cons-
truccin del Gesu; pero su proyecto no fue
aceptado, segn parece, por no responder a
los criterios
de
la Compaa. Tras la muerte
de
Ignacio, sus sucesores en
el
gobierno siguie-
ron buscando la colaboracin
de
los grandes
maestros: Vignola, Della Porta, Ammannati,
Cortona, Bernini, Reinaldi, etctera.
16
I S
omo
es natural, con
el
paso del tiempo
la tensin entre la religin y
el
arte, entre la
simplicidad evanglica y la libertad de los
artistas, no se limit a las relaciones entre
la Compaa y sus benvolos patronos . Una
vez ms, se hizo patente la paradoja inser -
ta
en el carisma de la Compaa.
No
po-
da evitarse que
el
divino virus del arte
creador se propagara generosamente entre
los mismos jesuitas a despecho de crite-
rios pastorales demasiado estrictos. Cmo
forzar al genio
de
Gracin a someterse a
la censura? Cmo imponer consignas
de
modestia, simplicidad y recato al genio del
devoto Rubens? Cmo podra el P. Gene-
ral
uan
Pablo Oliva poner cortapisas a los
planes de su amigo , el superdotado Berni-
ni? Cmo podra
una
orden fundada para
difundir el Evangelio entre las masas po-
pulares prescindir de medios
tan
populares
y seductores como el canto y la msica?
IHS
Si
Ignacio de Loyola no quiso que su
om-
paa estuviera obligada al canto
de
las
Horas cannicas fue porque quera verlos
ms libres para
una
labor directamente
apostlica; pero ni l ni sus seguidores
tu-
vieron
un
prejuicio antimusical. Tal vez
algunos, conscientes
de
la atraccin que la
msica ejerce sobre
el
hombre y del riesgo
que implica la condescendencia con la sen-
sualidad, no consideraron la msica espe-
cialmente relevante entre los ministerios
jesuticos. Pero,
una
vez ms, esta tensin
fue superada por
el
juicio apostlico recto.
Y la msica se puso en juego, poco a poco y
parcialmente, en la liturgia de las iglesias
de la Compaa, y ms resueltamente en
las piezas teatrales de los colegios, en sus
celebraciones acadmicas, y sobre todo, co-
mo
medio de apostolado en las misiones.
I S
Igualmente apasionante resulta seguir la
historia del desarrollo de la
fe
y la cultu-
ra
cristianas por
el
mundo, a
partir de
los
criterios universalistas
de
Ignacio, y leer la
epopeya de los misioneros jesuitas intentan-
do
llevar
el
humanismo cristiano a dimen-
siones del espacio planetario. Causa admi-
racin conocer cmo la cultu ra arts tica fue
fomentada por los jesuitas misioneros tanto
en el Lejano Oriente como en los pases de
-
7/24/2019 UNIV. LATINOAMERICANA-Arte y Espiritualidad Jesuitas 02
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Alldrea
P
OZZO. S.J.
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ers
pectiva Pictorum et
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tecto
rum ,16.9. l.
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Pginas sigu-ientes:
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u.nll11 isin jesu.ita. en
8uda.mrica..
Latin Stock/
Cor
b:s.
Amrica Latina, con lo que queda revelado
con claridad paradigmtica cmo
el
ideal
evangelizador lleva con naturalidad al fo-
mento de
una autntica cultura no se olvi-
de que los jesuitas fueron, segn Menndez
y Pelayo, los introductores de la imprenta
en varios pases hispanoamericanos), y que
dentro de ese humus de la cultura ya no es
posible impedir la eclosin artstica.
IHS
Implantada la Compaa en China y
Ja-
pn, bajo
el
criterio ignaciano de la adap-
tacin a personas y lugares, se impona la
aculturacin cristiana mediante el ejerci-
cio de las artes. Son muchos los que igno-
ran que los misioneros jesuitas
de
Japn,
ya
desde 1583, tenan a su cargo un semi-
nario de pintores, del que salieron artistas
cuyas obras, de
un
estilo al principio for-
zosamente hbrido, influyeron incluso en
pintores no cristianos; y que en China, no
obstante la actitud excesivamente occiden-
talista de Matteo Ricci en materia artsti ca,
el respeto de los esquemas y modelos chi-
nos se impuso en
una
iconografa popular
17
de pintura, grabado y marfil, y que en
el
siglo XVlII no faltaron misioneros jesuitas
que practicaron las bellas artes al servicio
de los emperadores, distinguindose entre
todos eljoven
italiano Castiglione, S.J. que
se hizo clebre trabajando en Pekn en la
segunda dcada
de
ese siglo.
IHS Ms conocida resulta la obra de los mi-
sioneros en las clebres Reducciones de
Paraguay
y Argentina. Al impulso
ins-
taurador
jesutico se debe
el
haber sabido
aprovechar el talento de los indgenas no
slo para
crear
los monumentos arquitec-
tnicos y plsticos cuyas
ruinas an
nos
asombran, sino tambin
para
lograr en-
tre
los indios un notable desarrollo de la
msica.
JUAN PLAZAOLA, S.J. Doctor por la Universidad de
Pars por la Universidad
Complutense de
Madrid
.
Entre sus
publicaciones
destacan Introduccin a la
esttica e Historia y sentido del arte cristiano. Este
texto
fue tomado del libro Ignacio
y
el arte de los
jesuitas
Ediciones Mensajero,
2003 .
-
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Heinrich ei ef; S .
J
Esta
pg
ina y la anterior:
Andrea Pozzo S.
Alegora
de
Am
rica
, 1691-1694.
Iglesia de san Ignacio R
oma.
Sea/al
Ar
Resource,N Y
LA ENORME LABOR DE ABRIR ESPACIOS INTERIORES
QUE HACEN LOS EJERCICIOS
ESPIRITUALES
DE
SAN
IGNACIO
EN
QUIENES
LOS HAN
EXPERIMENTADO
SE HA CON-
VERTIDO,
PARA
ALGUNOS ARTISTAS
, EN UN
DESCUBRIMIENTO QUE LES HA SERVIDO
PARA
ENRIQUECER CONSIDERABLEMENTE SUS
FACULTADES
CREATIVAS.
ESTO
ES
VISIBLE
EN
LA OBRA DE RUBENS, UN ARTISTA
TAN
CERCANO
A
LA COMPAIA DE
JESS. L
JESUITA
ANDREA
POZZO TRADUJO
SU EXPERIENCIA
INTERIOR
EN
COM-
POSICIONES ESTTICAMENTE SORPRENDENTES CON
UN
CONCEPTO PECULIAR DE LA
PERSPECTIVA
Y DE
LOS
COLORES . A
TRAVS DE SUS OBRAS
,
EL
AUTOR
DE
ESTE
ENSAYO NOS
MUESTRA
LAS HUELLAS DE CADA ETAPA
DEL LIBRO
IGNACIANO.
os
Ejercicios espirituales
de san Ignacio
han
sido para los artistas, sin duda,
un
enorme descubrimiento que les ha permi
tido penetrar en
el
mundo interior del ser
humano.
No
slo por algunos e lementos del
famoso libro, como el primer prembulo
(EE 47) para la Primera Semana, que invi
ta a ver con la vista imaginativa y con
siderar mi nima ser encarcelada en este
cuerpo corruptible , y este conjunto de al
ma y cuerpo como desterrado entre bru
tos animales. Tampoco por el prembulo
del ejercicio que invita a aplicar los cinco
sentidos en la meditacin del infIerno y a
considerar detenidamente la inmensidad
de
su espacio ( Iongura, anchura y profun
didad ,
EE 65),
ni por la aplicacin de cada
uno
de
los sentidos en esa meditacin
(EE
66-70).
En realidad todos los
Ejercicios es-
pirituales tienen esa naturaleza interior y,
por tanto, nos abren al mundo de la inte
rioridad, al que no podemos acceder sino
por medio
de
los sueos.
IHS
Quien realmente practica los
Ejercicios
espirituales y no se conforma con escu
char
algunas predicaciones inspiradas en
el texto ignaciano, podr observar cmo
se abren algunos espacios interiores que
hasta el momento le resultaban totalmen
te desconocidos. Por esta razn era inevi
table que la pintura y la arquitectura, que
tienen su fundamento en la articulacin
entre el espacio tridimensional y el va
co,
mostraran un gran
inters por estos
Ejercicios.
21
IHS Despus de esta breve introduccin ,
conviene explorar, paso a paso, el famoso
opsculo de
san
Ignacio y notar los ele
mentos que pueden
servir
para
enrique
cer las facultades artsticas
de
la persona.
Todo
lo
que encontremos por este camino
nos introducir en la comprensin de la
actividad artstica de los jesuitas en ge
neral y, en particular, la del hermano An
drea Pozzo.
1
,
Los Ejercicios espirituales de san
Ignacio
ensean que todos los medio
s,
sean moral
mente buenos o al menos neutrales, deben
encontr ar su proporcin y subordina rse al
fm al que han de conducirse.
I S
El pasqje titulado Principio y fund a
mento (
EE
23 ) declara : El hombre es crea
do para alabar, hacer reverencia y servir a
Dios nuestro Seor, y mediante esto salvar
su nima, y las otras cosas sobre la faz de
la tierra son creadas para el hombre y pa
ra que le ayuden en la prosecucin del fm
para que es creado .
I S Esta relacin de los medios con el fm se
encuentra ligada a la perspectiva lineal,
con la diferencia de que, en este caso, las
lneas
de
fuga no convergen en
un
hori
zonte infmito, sino que se encuentran en
un
elemento concreto y nico en el fondo
de la pintura.
1' De
esta manera, la actividad artstica
de
los jesuitas ha llegado a imaginar, para pro
mover la devocin de las Cuarenta horas,
esas enormes apoteosis teatrales, en las que
todas las lneas convergen hacia el centro,
-
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Derec
ha
y abajo :
Andren Pozzo S.J
Perspectim Pi ctorum et
Architectorum,1693.
Biblioteca
Francisco
Xa vier
Clavigero
.
Universidad
Iberoamericana
M.xico.
Pgina siguien
te:
Andrea POZZO S.J.
Autorret rato, /686/687.
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Uff
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en
ci
n.
Sea
/a/Arl Resoltrce N Y
hacia la hostia consagrada en su ostensorio,
rodeado de nubes, de rayos y de elementos
arquitectnicos en perspectiva.
De
esta ma
nera, como en un gran ostensorio luminoso,
el monograma
IHS
de la Compaa de Jess
aparece en medio
de
nubes,
de
rayos y de
santos del paraso que adornan la bveda
de la iglesia madre en Roma.
I S Andrea Pozzo, como lo veremos ms
adelante, es quien llevar esta aplicacin
de la perspectiva lineal hasta sus ltimas
consecuencias. Al principio de su
Pers-
pectiva pictorum t architectorum exhor
ta
al lector con estas palabras: Comienza
pues [ .. ]
tu
trabajo con alegra;
traza fu-
memente todas las lneas de
tus
construc-
ciones dirigindolas hacia el nico punto
de convergencia verdadero que es la glo
ria de Dios .
I S
El mundo interior, sin t ener necesidad de
la materialidad para expresarse en colo
res y figuras, en paisajes y construcciones
arquitectnicas, puede traducirse en obras
de arte que pertenecen al mundo exterior.
Sin embargo, y esto es muy importante,
el
mundo interior es ms bello que el mundo
exterior, precisamente porque ste es slo
apariencia . Para el artista, la relacin en
tre realidad y apariencia, entre la realidad
22
tangible y la visin lejana, constituye el
alma de sus proyectos.
IHS
Desde el momento en que el ejercitan
te se sirve de
su
imaginacin al hacer los
Ejercicios espirituales de san Ignacio y po
ne en prctica las adiciones EE
74, 78) Y
los prembulos EE 47, 65 , crea
una
rela
cin entre un mundo aparente y el mundo
real, entre las imgenes que expresan el es
tado del alma del pecador y la realidad mis
ma del estado de pecado, entre el sentimiento
del pecado y la conviccin absoluta de ser
pecador.
IHS Quien practica los ejercicios de la Prime
ra Semana debe sentirse constantemente
como un prisionero encadenado
EE
74b ,
no permitirse pensamiento alguno de
cosas de placer ni alegra EE
78 , aun
debe evitar la claridad del da cuando no
es indispensable, cerrando puertas y ven-
tanas EE 79 .
Ya habamos hablado de los
dos prembulos . Ahor a debemos agregar
que el pecado, objeto de la meditacin, es
un
concepto abstracto, y que puede ser
transformado en imagen cuando uno de
cide aplicar la imaginacin
para
meditar
en
l (EE 47d . De esta manera se crea una
relacin entre la palabra y la imagen que
se presenta como
una
de sus representa-
-
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7/24/2019 UNIV. LATINOAMERICANA-Arte y Espiritualidad Jesuitas 02
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Andrea
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Mu seo Nucio1 ul deTrelilo Ila liIL
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lArt R
esollr
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N
Y
ciones.
Un
movimiento as es
un
proceso
artstico que encarna una relacin entre la
apariencia de la imagen y la realidad ex
presada por la palabra.
IIiS
Tambin la imaginacin es un medio que
ha de ser orientado hacia
un
fm. Cuando
el ejercitante, usando sus facultades de
memoria, entendimiento y voluntad, ha
hecho las meditaciones de los tres peca
dos
-el de
los ngeles, el
de
Adn y Eva y
el de
un
pecador cualquiera que muere en
pecado mortal, sin haberse arrepentido
(
EE
5
0-
52 ) - ,
san Ignacio
lo
lleva a
usar
la ima
ginacin para representarse,
de
la manera
ms viva, ante Jess crucificado y entablar
un dilogo con l
(EE 53) .
IIiS Una vez que se ha realizado la conversin
del pecador, gracias a
un
arrepentimiento
sincero de todos los pecados que ha come
tido, y despus
de
una confesin general,
el
ejercitante puede aplicar la imaginacin
al reino de Cristo, a los pasajes de su vida,
de su Pasin y su Resurreccin (EE
9
, 103 ,
2, etctera), duran te las tres Semanas si
guientes. Ahora su imaginacin ya se en
cuentra purificada y
le
permite represen-
24
tarse, con todo su misterioso encanto, la
Tierra Santa, los palacios y las sinagogas
por donde pas Jess .
IIiS
Con esto se abre
un
espacio casi infini
to en quien practica los Ejercicios espiri-
tuales. Puede llegar a ver, reflejadas en su
alma, a las tres personas
de
la Trinidad,
como tambin a todas las que viven sobre
la faz
de
la tierra
(EE 106 .
Ahora es ca
paz de aplicar sus sentidos pa ra
entrar
en
contacto, por mediacin de ellos, con los
personajes de la historia sagrada: no slo
se encontrar con la divinidad en la per
sona de
Jess y en su reverberacin sobre
Mara, Jos y las dems personas que lo
rodean, sino que adems podr verla, es
cucharla, gustarla y tocarla
(EE
2
1-125) .
IIiS Esta experiencia le permite pasar
de un
mundo imaginario a una realidad que vive
en su alma con una sensacin de realismo
como la que deja el mundo exterior. As
ste se convierte casi en una apariencia, en
contraste con el mundo interior.
IIiS Si
un
artista ha llegado a experimentar
este mundo interior por medio de los Ejer-
cici
os
espirituales
se siente preparado pa-
-
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Derecha y abajo:
Andrelt Pozzo, 8. J
Perspectiva Pictoru m et
A
chi tectorum , 11m
B
ibl io
leca Franci
sco
Xa vier Cl
avi
gero.
Unive
rsidall lberoa,
mericana
NI
xico.
ra
transmitir
su experiencia al mundo ex
terior, utilizando los colores y las formas
sobre la tela o sobre los muros en los que
ha de plasmar sus frescos. Se trata siempre
de
una
traduccin de sensaciones interio
res en sensaciones exteriores. El artista
intenta representar a los santos (ver las
personas
EE 106)
sobre el lienzo o sobre los
muros, sin conseguir la pureza cristalina
de los colores que haya experimentado su
alma al utilizar los sentidos, como lo ense
a
san
Ignacio EE
122-125).
Cualquier ma
teria resulta siempre menos
pura
, menos
transparente, menos luminosa. Sin em
bargo, Andrea Pozzo, y con esto entramos
en materia, consigui concentrar la visin
sobre los personajes representados en sus
cuadros y en sus frescos.
IHS
El pintor no puede represent ar lo que
dicen las personas , como lo experimen
ta quien se ejercita en los doce puntos de
contemplacin de las tres Semanas dedica
das a la vida
de
Jess, hasta su entrada en
Jerusaln, su Pasin y sus apariciones des
pus de la Resurreccin; pero puede exal
tar vigorosamente los gestos y servirse de
los significados simblicos de los colores y
puede revestir sus fIguras del azul propio
de la contemplacin, del rojo de la caridad
y del dorado de la santidad.
b
iS Por ejemplo, sobre el fresco que represen
ta la partida de san Francisco Javier hacia
25
la India, en el presbiterio de la iglesia de
san Ignacio en Roma,
un
ngel acompaa
al santo. Este ngel est vestido con una
tnica blanca y
una
capa azul, dos colores
que expresan la pureza de la
fe
y el espri
tu contemplativo del misionero.
IHS Al fmal del libro de los Ejercicios espi-
rituales,
se encuentra un nuevo estmulo
importante para la imaginacin EE 232 .
Cuando el ejercitante logra realizar la gran
Contemplacin para alcanzar amor se
imagina delante de Dios nuestro Seor, de
los ngeles y de los santos que interceden
por l
para
que pueda recibir la gracia del
verdadero amor.
IHS
Quin no piensa inmediatamente en los
frescos de las grandes cpulas barrocas, en
cualquier parte del mundo donde la Igle
sia catlica ha aportado un nuevo mensaje
cultural despus del Concilio de Trento?
Es
verdad que Correggio ya haba pintado sus
cpulas de Parma con visiones del paraso
celestial antes de que Ignacio hubiera ejer
cido su influencia por medio de su obra. Pe
ro las mismas tcnicas de perspectiva sern
utilizadas ms tarde para plasmar en obras
de arte las experiencias celestiales vividas
por medio
de
los Ejercicios espirituales.
IHS
Rubens es el primer artista que apli
c esta tcnica al norte de los Alpes, en
Flandes, para crear un mundo de ilusin
celestial. Lo hizo en el techo de la iglesia
de
san
Ignacio de Amberes. Tambin es el
primer artista que vivi desde la infancia
en contacto con los jesuitas y su espiri
tualidad. Por primera vez se representan
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Pg inas 26 a 29
Andrea Poz
zo
, S J
Perspectiva Pictorum et
Architectorum,
1
69.3
.
Bi
bl
ioteca Francisco Xavier Clavigero.
Un ive
rsidad Iberoameric
ana
, Mxco.
los misterios de la vida,
de
la muerte y la
resurreccin de Cristo, la lucha entre los
ngeles buenos y los malos, y una infini-
dad de santos y santas, que aparecen en
medio de una amplia visin sobre
un
cielo
abierto. La fIccin desempea un papel im-
portante en esta representacin de las vi-
siones celestiales. Andrea Pozlo, siguien-
do esa lgica, afIrma que en sus frescos y
en sus columnas de los altares, en los que
utiliza el estuco para imitar el mrmol, la
realidad material no determina la verdad
de las cosas. sta se deriva de la forma y
del color, sin importar la autenticidad de
los materiales ni su identifIcacin al tacto.
I S
Al realizar frescos cuyas ingeniosas pers-
pectivas en trompe l aeil engaan alojo con
una falsa realidad, no miente; ms bien reve-
la realidades que son espirituales antes que
materiales, interiores antes que exteriores.
biS
Andrea PozlO, en sus dos autorretratos
que se encuentran uno en la galera Degli
Ufflzi, en Florencia, y el otro en el corre-
dor
de
la sacrista
de
la iglesia del Gesu
de
Roma
quiso representarse como un me-
diador entre la ti erra y el cielo: se apoya en
la praxis para ofrecer la verdadera teora;
en otras palabras, la visin.
HS De esta manera, la apariencia supera la
fmitud terrenal y se vuelve, al mismo tiem-
po, la realidad verdadera:
la
que el artista
jesuita pudo experimentar en sus ejercicios
interiores, que
le
abrieron por primera vez
la infinitud del espacio que existe en la re-
lacin de las tres Personas divinas con este
mundo, y que podra irse a la deriva sin la
voluntad salvfica de la Trinidad.
liS Una perspectiva que mira desde la tierra
hacia
el
cielo, desde las cosas de ac aba-
o hacia las profundidades de all arriba,
sirve para dar una dimensin a todas las
criaturas, consideradas como medios, en
su relacin con el fm: la celebracin y glo-
rifIcacin de Dios. De esta manera, el cielo
que est representado en
el
gran fresco de
la bveda de la iglesia de
san
Ignacio en
Roma aparenta estar mucho ms alto de
lo
que realmente est.
HS
Antes
de
observar detenidamente este tra-
bajo, que sin duda es la apologa de toda la
obra artstica del hermano jesuita, exami-
nemos brevemente su recorrido personal.
I S
Al inicio de su trabajo su arte mostraba
una
gran simplicidad, su estilo posea la
retrica ms sencilla, que permita ver con
toda claridad a las personas y sus acciones.
Estos dos elementos corresponden exacta-
mente al primero y al tercer punto de los
ejercicios de la Segunda Semana en los que
se pide
ver a las personas EE 106) Y mi-
rar lo que hacen EE lOS).
I S Como ejemplo tenemos dos composicio-
nes del hermano Pozzo, que representan a
Cristo entre los doctores del templo, casi
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idnticas en su fIguracin ; una en forma
de
media luna es
una
tela que se encuentra
por encima de un altar lateral de la iglesia
de san Defendente en Romano de Lombar-
da en la provincia de Brgamo y la otra
es un fresco situado sobre
una
puerta en la
iglesia del Gesu en Frascati. Existe una ter-
cera semejante a la primera que sirvi de
modelo para el fresco de san Defendente y
que est fechada en
1672
sta fue adquirida
por la coleccin Lemme de Roma.
I SEl artista utiliza las mismas fIguras y la
misma composicin en la primera versin
lombarda y posteriormente en la de Fras-
catL Lo nico que difIere
un
poco son los
gestos. En una el Jess nio
apunta
al cie-
lo con el dedo mientras que en la otra el
brazo est extendido hacia los doctores y
en especial hacia su principal interlocutor
cuya fIgura tiene los mismos gestos y
una
cabeza semejante en ambas obras.
I S Resulta impresionante la forma en que
el
artista
jesuita plasm su visin interior
tal como la experiment en algn ejerci-
cio contemplativo valorndola como algo
defmitivo. En este caso debe subrayarse
antes que nada el contraste entre la pos-
tura
totalmente vertical del nio Jess y
la de su principal interlocutor recostado
horizontalmente en una silla.
IHS
Otros dos ejemplos de este estilo sencillo
son La comunin de san Estanislao de Kost
ka
y
San Estanislao besa
el
pi
del nio Je-
ss. Estos dos cuadros se encuentran en el
museo de Bellas Artes en Nantes.
El
primer
cuadro
narra
cmo los ngeles vestidos
de rojo blanco y azul es decir de caridad
de pureza
y
de contemplacin dan la co-
munin al novicio jesuita. Dos ngeles ex-
tienden un enorme lienzo blanco por debajo
de los brazos
y
la cabeza del santo mien-
tras un tercero le presenta la hostia. Otros
personajes relegados al fondo asisten a la
escena sacramental. La segunda composi-
cin utiliza casi los mismos elementos por
ejemplo los dos ngeles arrodillados que
miran la escena. on esto se puede obser-
var
que este episodio se transform en una
experiencia que san Ignacio llam aplica-
cin de sentidos y que san Estanislao prue-
ba con la boca: besa el pie de Jess nio
que Mara la madre le presenta.
, Estas dos telas estn fechadas al inicio
de
la estancia romana del artista.
De
una po-
ca romana posterior es El ngel de l guar-
dia que se encuentra en el museo de Bellas
Artes
en
Caen. En el primer plano
de
la
obra el ngel vestido de blanco azul y ro-
jo camina hacia el espectador sin mirarlo.
Su mirada pareciera dirigirse al interior de
s mismo. Su vestimenta se ve fuertemente
sacudida por el viento del Espritu Santo
especialmente su manto rojo que signifIca
el
amor divino.
-
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IH Un
nio, pequeo y desnudo, est senta-
do
detrs, a su izquierda. Mueve las pier-
nas, aunque an no camina. Mira hacia
el
ngel
de
la guardia, quien dirige su mano
izquierda hacia l, mientras que, con la de-
recha, que se dirige diagonalmente fuera
de
cuadro, muestra
e
camino del cielo.
IH
S
Los dos brazos del ngel crean as el eje
diagonal que une la tierra con el cielo, uno
de los temas principales del arte exttico
del barroco, desde la colosal estatua del
Longino de
Bernini en el nicho de una
de
las pilastras de la cpula de la baslica de
san Pedro en el Vaticano.
IHS
La misma temtica caracteriza tambin
las dos fIguras principales del ms gran-
dioso fresco de Pozzo: los santos Ignacio y
Francisco Javier en la bveda de la iglesia
romana del santo fundador de la Compa-
a de Jess. San Ignacio fue e primero
en toda la historia de las espiritualidades,
cristianas y no cristianas, que abri la mi-
rada completa a todo e globo terrqueo
con su contemplacin de la Encarnacin
de Dios . Quien hace este primer ejerci-
cio de la Segunda Semana, debe recordar
desde el primer prembulo cmo las tres
personas divinas miraban toda la planicie
y redondez de todo el mundo llena de hom-
bres EE 102), Y en el segundo deber ver
la grande capacidad y redondez del mun-
do, en la cual estn tantas y
tan
diversas
gentes; asimismo despus particularmente
la casa y aposentos de Nuestra Seora, en
la ciudad de Nazaret EE 103).
IHS
Las tres personas divinas estn repre-
sentadas en la iglesia de san Ignacio a una
altura
que, al mirarlas, provoca vrtigo, y
tambin aparecen los cuatro continentes
de la tierra entonces conocidos. Un rayo de
luz surge
de
la Trinidad, y particularmente
del corazn de Jess, y llega hasta el cora-
zn
de san
Ignacio. Este corazn es como
el aposento
de
Nazaret, que fue represen-
tado por Federico Zuccari, como la casa de
Loreto en el bside de la primera iglesia del
Colegio Romano: la Annunziata.
IHS De
la misma manera en que
e
ngel fue
enviado a Mara, los hijos espirituales de
san Ignacio, tocados por los mismos rayos
28
del amor divino, son enviados a los cuatro
continentes, despus de haber contempla-
do a las personas [ ..] de la faz de la tierra,
en
tanta
diversidad, as en trajes como en
gestos, unos blancos, otros negros, unos
en paz, otros en guerra [ ..] unos sanos y
otros enfermos y despus de haber visto
y considerado a las tres divinas personas
[
..
] cmo miran toda la faz y redondez de
la tierra y todas las gentes
(EE 106).
IHS En el fresco de Pozzo, san Ignacio y sus
compaeros se encuentran ya sentados por
encima de las nubes del cielo,
junto
con
todas las almas conquistadas por Dios,
de
todas partes del mundo, y con los ngeles
que
han
servido de ayuda a los misioneros
cuando imitaron y repitieron por todo el
mundo la misin del ngel Gabriel ante la
Virgen Mara.
I
HS Al crear
un
nico punto de referencia
para la perspectiva, el hermano
jesuita
puede unir la visin celestial con la pro-
longacin flcticia de la arquitectura real
a travs
de
un
segundo piso, que existe
nicamente pintado sobre las arcadas de la
nave de la iglesia. Con esto parece que el
mundo celestial, con sus ngeles y santos,
irrumpiera en el mundo terrenal; pero lo
que para el ojo profano es pura apariencia,
para
el
ojo de la fe, que se ha ejercitado en
el mtodo de san Ignacio, es la autntica
realidad.
IHS Andrea Pozzo, al traducir las experien-
cias de los Ejercicios espirituales de san
Ignacio, las hace suyas, para as participar,
a quienes visitan la iglesia de
san
Ignacio,
de
su
fe,
de esta experiencia ejercida des-
de su interior con los Ejercicios espiritua-
les
y exteriormente a travs de su trabajo
artstico como pintor.
Traduccin de Miguel
Romero S.J.
HEINRICH
PFEIFFER,
S.J. Doctor
en historia
del
arte
por
la
Universidad
de Basilea (Suiza).
Es
titular de
la ctedra en historia del arte en la Universidad
Gregoriana, en Roma. Ha publicado numerosos
es-
tudios
sobre el
arte
del Renacimiento,
particular-
mente acerca
de Rafael y Miguel
ngel.
Este
texto
fue tomado del libro Baroque visionjsuite Du Tin-
toret t Rubens.
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UN JESUITA
CHINO NACIDO EN EL SIGLO
XVII
Wu-li,
FUE UN
EXCEPCIONAL
POETA
DIBUJANTE
Y PINTOR . LAs DIVERSAS EXPRESIONES QUE PUEDEN ADQUIRIR
LOS
PRINCIPIOS
DE
LA
ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
SON EVIDENTES EN
SU
OBRA . s
NOTABLE
QUE
LA
PROPAGACiN
DE ESA ESPIRITUALIDAD ACOMPAADA DE IMGE-
NES EUROPEAS NO HAYA
PROVOCADO EN L
UNA
RESPUESTA
ESTTICA EN CON-
SONANCIA CON ELLAS SINO UNA OBRA FIEL A SU PROPIO UNIVERSO CULTURAL .
UNA
POSIBILIDAD
CONTEMPLADA
EN
LA
EXPERIENCIA INTERNA DE IMAGINACiN QUE
REQUIEREN LOS
EJERCICIOS. LA AUTORA DE ESTE ENSAYO NOS INDICA CMO ESA
EX
PERIENCIA
MSTICA Y
ESA
CREATIVIDAD
FUERON POSIBLES
EN
CHINA
.
El is
ab
etta Cors
Dar a otro modo
y
ordwn
.
SA: \
G : \ . \ . / ~ . I 1 . : u f ( J O
.
; I IJtITr I/ J
. .
11.1.
,. ...,,...,-
....... . ... .. ......
..,.,
...... . ......... ...... Q UiSiera invitar al lector a poner su mente en
sintona con lo que, como resultado de su
encuentro con el cristianismo, Wu Li, S.J.
163 1-1718)
seguramente
aprendi a consi
derar una
de las facultades
humanas
ms
importantes: la imaginacin. Pues slo si
activamos nuestra imaginacin podremos
darnos una
idea de
cul
debe
haber
sido
la trayectoria de Wu Li o Simn Javier,
como fue bautizado) dentro del reino de la
im aginera cristiana.
de diciembre de 1703,
mientras
que la Bei
Tang y la Nan Tang, bajo los auspicios de
los
jesuitas
portugueses , fueron decoradas
durante un periodo ms largo por Casti
glione.
Esta pgina y la anterior:
Ruin
as
de
la catedral
de s
an
Pablo en
Macao edi f
icada bajo
lasup
ervisin
de
los miembros de laCompaiia de Jess
Latin 8tock jCorbi
s.
IHS
Hay
algunos
hitos en tal itinerario: el
primero sera su encuentro con los mi-
sioneros jesuitas en su nativo distrito de
Changshu, en la provincia de Jangsu; el
segundo, su viaje a
Pekn
1671-1672), cuan
do se fmcaron los cimientos de su conver
sin, y el tercero, el tiempo que pas
en
el
Colegio de San Pablo en Macao, al trmino
del cual se orden como sacerdote de la
Compaa de Jess
1681-1686).
1 .. Aunque
algunos
estudios recientes atri
buyen
gran importancia
a la estancia de
Wu Li en
Pekn
, es poco probable que
haya visto ah alguna
gran
decoracin o
pintura barroca, pues los dos pintores de
perspectiva (quadraturisti) que ejecutaron
los frescos en las bvedas y los techos de
las iglesias jesuitas, Giovanni Gherardi
ni 1655-1723) y Giuseppe Castiglione, S.J.
1688-1766),
llegaron a esa capital, respecti-
va
mente,
en
1698
y
1715.
Hay que recordar
que la Dong Tang, la iglesia perteneciente
a los
jesuitas
franceses, fue decorada
por
Gherardini, que complet su trabajo el 9
31
IHS Por tanto, la instruccin de Wu Li en la
visualidad cristiana fue ms modesta
de lo
que
ha
sido descrita, menos visual y ms
mental, en cuanto que recurri ms a sus
sentidos interiores que a los externos, par
ticularmente alojo
de
la mente: la imagi
nacin. Las imgenes cristianas actuaron
sobre su ser interno y contribuyeron a la
formacin de su espiritualidad, pero no le
indujeron a una respuesta esttica en con
sonancia, sino que le ensearon cmo
v
er
con el ojo de la mente para poder meditar
sobre los misterios de la religin que eligi
profesar. Haba algo intrnsecamente ico
noclasta en tales imgenes, que las negaba
en
el
momento mismo en que se ofrecian
para ser miradas. Creo que esa tensin es
la clave para entender por qu Wu
Li
poda
manifestar
una
espiritualidad intensamen
te cristiana al tiempo que sus pinturas se
guan siendo tan profundamente chinas.
LA IMAGINACIN Y LOS PROCESOS
COGNITIVOS
IHS
Imaginacin, sentidos interiores, ojo de
la mente .. parece que requerimos de algu
nas defIniciones en este punto. Comenzar
con el trmino clave de este trabajo, que es
la imaginacin. Recurrir a
una
observa
cin elocuente de Emanuele Tesauro en su
-
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I
glesin jes
llita en MaclIo.
CIriIlO
.
Latin 8tock/Corbis.
Pginlt
si
gu.ien
te:
Gio 'OlIlIi
Ghe
rard
ini a
trib
u
ci
n).
han
g-Shi
. e
mp
erador de la C
hin
a.
Gal
era.
degli
Uffizi, F torwcw.
Sm a/Ad Reso rr
e.
N. 1:
Tratado de filosofa moral: La aprehensin
corporal, que tambin llamamos imagina-
cin o fantasa, es una facultad propia de
la parte inferior y sensible del alma [hu-
mana]. A travs del sentido comn rene
y conoce todas las imgenes de los objetos
placenteros as como desagradables, que
son transmitidas [al alma] por el ojo, el
odo y todos los dems sentidos externos,
esos sagaces y leales exploradores .
I S Resulta fcil apreciar el claro sabor aris-
totlico de tal aseveracin. Emanuele Te-
sauro pas unos
cuantos
aos, por cierto
turbulentos, en la Compaa de Jess y
aunque es poco probable que Wu i haya
odo hablar de l, los libros de Tesauro, so-
bre todo Il Cannocchiale aristotelico (Los
binoculares aristotlicos),
gozaban de gran
renombre en su tiempo y ciertamente re-
flejan la versin del aristotelismo propia
del medio jesuita; es decir, una combina-
cin de tomismo e interpretaciones del Re-
nacimiento tardo. [
..
]
I S
Hay que recordar que los primeros cole-
gios jesuitas fueron establecidos en Mesina,
en
1548,
por Jernimo Nadal, y en Palermo,
en
1549, por Diego Lanez, dos de los miem-
bros fundadores de
la
Compaa. El plan de
estudios que despus recibi
la
aprobacin
institucional en la Ratio Studiorum (cuya
primera edicin data de 1586 y que fue re-
visada en 1591 y fmalmente promulgada en
1599)
fue aplicado por primera vez en esas
instituciones, as como en el Colegio Roma-
no (establecido en
1551)
y en el Colegio de
las Artes de Coimbra. Es por ello que las
actividades y los debates intelectuales que
tenan lugar en dichos colegios
guardan
relacin directa con
el
plan de estudios vi-
gente en San Pablo, donde estuvo Wu Li. Me
refiero aqu especfIcamente a los comen-
tarios aristotlicos como el Cursus conim-
briacensium, que pronto se convirti en el
libro de texto de los colegios jesuitas en la
Asistencia portuguesa y en las provincias
de misiones.
1' En el corpus potico de Wu Li sobre Ma-
cao hay una importante referencia a su
programa de estudios. En el poema
5
se
refiere precisamente a xingxue, fIlosofa
-
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natural ,
ya mencionada en relacin con
las teoras sobre el alma humana. Al final
del poema, Wu i aade la nota siguiente:
Los colegios se dividen en Colegio Mayor
y Colegio Menor. Las nicas horas de cla
ses son los dos periodos de mao 5-7 a.m.)
y yu
5-7
p.m.).
IHS
Sin duda Wu i comprenda plenamente
la importancia de la fIlosofa natural en el
plan de estudios jesuita, ya que, en el se
gundo verso, se lamenta de no poder tener
encuentros ms frecuentes con los profe
sores extranjeros
de
esa disciplina, pues
al parecer estaban demasiado atareados
enseando a los nios del Colegio Menor.
La
divisin del Colegio en Menor y Mayor
responde a la idea de la organizacin origi
nalmente adoptada en Mesina y posterior
mente aplicada en prcticamente todos los
colegios jesuitas.
IHS
La
fIlosofa natural, philosophia natura-
lis o physica, denomina un grupo de disci
plinas que investigan la naturaleza sin
ha
cer uso de mtodos cuantitativos. Formaba
parte del ncleo de los programas pedag
gicos jesuitas, al lado de las matemticas
puras y mixtas mathesis pura et mixta)
-que incluan la ptica, la perspectiva, la
astronoma y la acstica-, la teologa y la
metafsica.
IHS Como hemos visto, tambin abordaba el
problema del espritu humano y los llama-
dos afectos del alma.
La
divisin
tripar
tita
del alma humana tambin marcaba la
naturaleza de los procesos cognitivos y su
localizacin en el alma intelectiva. La
vi
sin tomista tradicional atribua al apren
dizaje un sitio privilegiado en la bsqueda
de la verdad. Rivka Feldhay ha sealado
atinadamente cmo la Compaa justifica
su siempre creciente inters educativo por
considerar al conocimiento como puente
a la salvacin .
La
actividad jesuita en el
campo de la educacin resultaba problem
tica en cuanto que discordaba de la afIrma
cin ignaciana: Ni estudios ni lecciones en
la Compaa , as como respecto del espri
tu
de las primeras nstituciones. Por
tan
to, deba ser justifICada tanto en trminos
epistemolgicos como teolgicos. Segn el
anlisis de Feldhay, la visin tomista
tra
dicional de la orden dominica deca que el
aprendizaje e ra u medio para desprender
se de lo mundano y, por tanto, tena un
profundo signifIcado soteriolgico. Dado
que los jesuitas articularon su discurso
educativo mediante argumentos prcticos
enmarcados en la terminologa de la vida
activa, incluyeron en sus planes de estudio
disciplinas tiles como las humanidades y
las matemticas.
I S
El
brillante anlisis de Feldhay sobre las
complejas relaciones entre el conocimiento
y la salvacin se ve opacado, sin embar-
-
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Guiseppe
Castiglione
, S.J
L
os
enviad
os
trtaros presentan sus
caba
llos
al emperador
Qu
ianlong
detalle ,1757
.
Rollo
dibujado
con
tinta.
5X 267 cm
.
Museo
Gl
imet, Pars .
R N Fr
ancia
Other bnages.
go, por su insistencia en la necesidad de
mantener un margen definido entre dos
v s de
salvacin,
un
mediante el ministe-
rio comn o consueta ministeria, proveedor
de la gracia divina, y la otra a travs del
aprendizaje. Ambas vas haban sido iden-
tificadas en las
Regulae pro scholaribus
Societatis Reglas para los escolares de la
Compaa),
compiladas por Jernimo Na-
dal en 1563 .
IHS Prefiero afirmar que ambas vas er n
inseparables porque los jesuita s adoptaron
un
modelo cognitivo que estableci un
congruencia intrnseca entre las ciencias
naturales y la teologa, tambin conside-
rada ciencia. Muy a menudo el misionero
aparece como autor de obras apologticas
o devotas y de tratados de claro conteni-
do
cientfico. Por ejemplo Jernimo Nadal,
famoso como autor de las Adnotationes et
Meditationes, un
profunda explicacin
teolgica de los episodios ms relevantes
de la vida de Cristo que se conmemoran a
lo largo del ao litrgico, que tuvo varias
ediciones e incluso se tradujo al chino, h -
ba obtenido su doctorado en artes en la
Universidad de Pars, donde enseaba ma-
temticas antes de ser nombrado por Loyo-
la rector del colegio de Mesina.
I S
Dicha coexistencia
es
importante para
comprender la nocin de ciencia sostenida
por los jesuitas,
un
nocin que derivaba
35
sus principios de la escolstica, as como
de tradiciones anteriores.
De
la misma ma-
nera en que la creacin
es p r conditionem
ostensio Dei, es
decir, en s misma
un
manifestacin
de
Dios, as la explicacin
de
los fenmenos naturales (ciencia)
es
on-
tolgicamente consistente con
el
discurso
sobre Dios (teologa).
I S Creo que este argumento puede ayudar-
nos a entender mejor lo que Nadal quera
decir con la nocin
de
contemplacin en
la accin , a menudo evocada en los poe-
mas de Wu
Li
I S El vnculo entre saber y contemplacin
puede observarse
de
forma ms sutil al re-
ferirse a las respectivas facultades del al-
ma que se pensaba que los regan .
SENTI OS
X T R N
OS
I NT RI OR S
1' Durante el Renacimiento ta rdo, las dis-
cusiones acerca de las tres partes del alma
hum n y la articulacin de sus funcio-
nes y afectos fueron mucho ms all de las
formulaciones originales de Aristteles . El
debate se vio enriquecido gracias a la re-
cuperacin, la traduccin y la publicacin
de los comentarios griegos sobre la psico-
loga aristotlica. Por ejemplo, Aristteles
discuti funciones como la memoria y el
sentido comn , pero nunca hizo referen-
cia a los cinco sentidos interiores, o sea el
sentido comn, la imaginacin, la fantasa ,
-
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Esta pgina
y
la
sigttiente
:
Wu Li J
Viento de pinos desde
mil
a
ld
eas .
Ro
ll
o
dibujado con
tinta
Museo
de
Cleveland
la capacidad
de
estimar y evaluar, y la me-
moria. En
cambio, esos cinco sentidos inte-
riores son un tema favorito
de
la discusin
durante el Renacimiento, un debate al que
contribuy en gran medida la Compaa de
Jess.
Los
sentidos espirituales, anlogos a
los sentidos externos e interiores, residen
dentro del alma. As como el entendimiento
es propio de la vista y el odo interiores,
y la volicin del gusto y el olfato interio-
res, el sentido espiritual del tacto pertene-
ce a la sustancia toda del alma. A travs
del tacto espiritual, santa Teresa de vila
sinti el abrazo mstico entre su alma y
Dios. A travs del olfato espiritual, el al-
ma poda percibir aromas consoladores y
balsmicos.
biS En
una carta
a sus hermanos en Goa, que
escribe desde Kagoshima el
5
de noviembre
de 1549, san Francisco Javier elogia el sa-
bor de Dios, pues vivi r la vida sin gustar
de Dios no
es
vida, sino continua muerte .
I S De la misma forma,
Wu
Li,
en el
Cantar
de la fuente y el cauce de la santa Iglesia
utiliza con destreza los estmulos ofrecidos
por los sentidos interiores para construir
una imaginera del Cielo que resulta ms
vvida que la vida humana: La suave fra-
gancia es el aliento de las flores / all donde
las rosas florecen; / El brillo reluciente es
el resplandor
de
las perlas / all donde las
coronas alhajadas hacen reverencias. / /
Es en el reino de los cielos donde debe-
mos buscar / las verdaderas bendiciones y
la verdadera alegra; // De la vida terrenal
debemos quitar / las falsas luchas y los fal-
sos planes.
IHS Es particularmente notable que el ltimo
verso se parezca tanto a la invitacin que
hace Ignacio en el prlogo de los Ejerci
cios espirituales: Por lo cual
es
menester
hacerse indiferente a todas las cosas crea-
das [ ..], solamente deseando y eligiendo
lo
que ms conduce para el fm a que fuimos
creados .
IHS
San Ignacio recomienda que la contem-
placin principal, o sea la contemplacin
del pecado, de la vida de Jess, de su Pa-
sin, Resurreccin y Ascensin, deber re-
petirse tres veces a travs
de
la
applica-
6
tia sensum (la aplicacin de los sentidos).
Melquades Andrs seala atinada mente
que en cada [contemplacin] se reduce al-
go la actividad del entendimiento . La ter-
cera repeticin, sobre todo, gira en torno
de la aplicacin
de
los sentidos interiores:
a travs de la imaginacin, el alma huma-
na, levantndose sobre s misma y sobre
los sentidos, siente las cosas espirituales
como si las viera, oyera, gustara y oliera,
y
se
abraza con lugares ausentes como si
los tocara .
1 , Ignacio escribe que: [El propsito de]
la Quinta [contemplacin] ser traer los
cinco sentidos sobre la Primera y Segun-
da contemplacin. Despus de la oracin
preparatoria y
de
los tres prembulos,
aprovecha el pasar de los cinco sentidos de
la imaginacin por la primera y segunda
contemplacin (EE 121:93).
IHS La aplicacin de los sentidos interiores
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