analecta

Upload: agustinal90

Post on 22-Feb-2018

238 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/24/2019 ANALECTA

    1/26

    | 301

    HCTOR DOMNGUEZPolitlogo de la Universidad Javeriana; Licenciado en Filosofay aspirante al ttulo de Magister en Filosofa en la UniversidadPontificia Bolivariana; actualmente es Salesiano de Don Bosco.Medelln-Colombia. Correo elecrnico: [email protected]

    Democraciadeliberativa en Jrgen

    Habermas*

    Deliberative Democracy in JrgenHabermas

    analecta polit. | Vol. 4 | No. 5 | PP. 301-326| julio-diciembre | 2013 | ISSN: 2027-7458 | Medelln- Colombia

    * El texto hace parte de la investigacin que el autor est realizandopara optar al ttulo de Maestra en Filosofa en la Universidad Pon-ticia Bolivariana.

    Recibido:2 de mayo de 2013Aprobado:27 de mayo de 2013

  • 7/24/2019 ANALECTA

    2/26

    302| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    ResumenLa democracia deliberativa, como discurso racionalizado, es una alternativa meritoria

    que ofrece herramientas discursivas y analticas para comprender cules son las reglas hade seguir el Estado frente a la tarea de garantizar la inclusin del otro, as como ofrecer

    un canon de derechos subjetivos de accin que faciliten la participacin ciudadana. De

    este modo, la sociedad actual necesita la democracia deliberativa toda vez que es una

    apuesta por lo normativo en la que se reivindica la participacin ciudadana orientada

    por reglas y procedimientos comunes, en cuanto que es dependiente de procesos comu-

    nicativos y normativos que orientan la institucionalizacin del discurso pblico. El pre-

    sente artculo tiene como objetivo reconstruir los rasgos constitutivos de la democracia

    deliberativa de Jrgen Habermas. Reconstruccin que permitir entender la racionali-

    dad del modelo de Estado democrtico deliberativo, al igual que comprender el modocorrecto de inclusin, en igualdad de derechos, de las diferentes formas de vida cultural.

    Palabras clave:

    Democracia, Filosofa poltica; participacin poltica, deliberacin, opinin pblica.

    AbstractDeliberative democracy, as a rationalized discourse, is a valuable alternative which offersdiscursive and analytical tools in order to understand the rules that the State should follow

    in the task of guarantying the inclusion of the others, as well as in offering a group of sub-

    jective rights of action which facilitates the participation of the citizens. Tus, nowadays

    society requires deliberative democracy, provided that it means supporting the normative

    and vindicating the participation of the citizens, which is guided on the common rules

    and proceedings. Tis paper aims to rebuilt the core aspects of deliberative democracy in

    Jrgen Habermas. Tat reconstruction will allow understand the rationality of the deliber-

    ative democracy state model, and also understanding the right inclusion model, in equality

    of right, of the several ways of cultural life.

    Key words:

    Democracy, political philosophy, political participation, deliberation, public opinion.

  • 7/24/2019 ANALECTA

    3/26

    | 303Democracia deliberativa en Jrgen Habermas

    julio-diciembre 2013 | Vol. 4 | No. 5 | Analecta poltica

    Introduccin

    Los Estados democrticos modernos presuponen ciudadanos con capacidad decomprensin de la complejidad en la que se realiza la participacin pblica, entanto que en estos Estados se admite el espacio de lo pblico como el escenariolegal para la discusin y toma de las decisiones que afectan a los involucrados.Prueba de tal complejidad son los diversos sistemas sociales que hacen posible elmundo de la vida, tales como: el econmico, el poltico, el cultural, el religioso,el simblico y el lingstico, en los que se encuentran atrapados los ciudadanos.Frente a este complejo panorama, cargado de contradicciones en su interior, lademocracia deliberativa de Habermas emerge como la respuesta ms loable paraafrontar los desafos del Estados democrticos modernos, asediados, por un lado,desde su interior por el multiculturalismo expresado en la fuerza que en la actua-lidad han tomado los grupos sociales y las identidades tnicas, religiosas y sexualesque reclaman para s el reconocimiento de derechos especiales y la garanta deciudadana en igualdad de condiciones legales; y, por otro lado, por el cuadro detransformaciones del Estado moderno sitiado desde el exterior en su integridadpor la globalizacin. De este modo, la democracia deliberativa es una forma pol-tica que aspira a convertirse en modelo normativo de la poltica contempornea,es decir, prescribir la poltica que conviene, segn Habermas, a la tarda moder-nidad que no renuncia a la construccin racional del mundo humano de manera

    autnoma, reflexiva y secular en medio de la crisis del Estado nacional de derechoy de la formacin de una sociedad global. As, la democracia deliberativa surge,en definitiva, como superacin de la estrechez de los planteamientos liberales yrepublicanos. Sin embargo, adems de lo comunicativo, procedimental y norma-tivo, que supone la democracia deliberativa, existen otros elementos conceptualesimportantes en esta teora como, por ejemplo, la ciudadana, la opinin pblica,la participacin poltica y el derecho. Conceptos que en el desarrollo de este tra-bajo se irn desarrollando.

    En este texto, en el primer captulo, se presentan los presupuestos tico-pol-ticos de la democracia deliberativa: ciudadana, opinin pblica y participacin.Presupuestos que constituyen los sedimentos normativos del actuar humano yque son imprescindibles para lograr la participacin y deliberacin pblica encontextos regulados y orientados por el derecho. En el segundo, se alude a la re-lacin existente entre el proceso poltico y el derecho como regulador social, estoes, se reconstruyen las ideas que hacen posible comprender que el derecho (comoregulador e integrador social) posibilita los asuntos comunicativos y discursivosen el espacio pblico en pie de igualdad legal.

  • 7/24/2019 ANALECTA

    4/26

    304| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    Presupuestos tico-polticos

    de la democracia deliberativaHabermas ha pensado y escrito su teora de la democracia deliberativa con elcuadro de transformaciones del Estado moderno, asediado desde el exterior ensu integridad (globalizacin) y desde el interior en su propia unidad (multicul-turalismo). Este doble asedio es el que ha rehabilitado el debate ideolgico entrelos defensores de una fundamentacin del Estado de acuerdo con los principiosde la teora liberal clsica y los promotores de una fundamentacin del ordensocio-poltico segn los presupuestos de las teoras republicanas. Debate, en granmedida, centrado en argumentaciones que giran en torno a temas afines con losalcances de la libertad y de la ciudadana, la nocin del poder constituyente, lafuncin del derecho y de la constitucin, y la participacin poltica ciudadana(Segovia, 2008, p. 15). Los problemas que enfrenta el Estado moderno en lassociedades, expuestas a la globalizacin y a la pluralidad cultural, han conducidoa una discusin respecto al modo de justificar los presupuestos normativos quelegitiman el Estado en sentido democrtico e incluyente de la diversidad.

    En consonancia con tal horizonte de discusin y de legitimacin del procesopoltico en sentido democrtico y deliberativo, en el presente artculo se propo-

    nen reconstruir los principales presupuestos tico-polticos que subyacen en lademocracia deliberativa de Habermas para desentraar algunos elementos cons-titutivos que, de acuerdo con Habermas, no deben dejarse de lado a la hora dehablar de democracia en trminos deliberativos y pluralistas. Esos elementos a losque Habermas se refiere son: 1) ciudadana y opinin pblica, 2) esfera pblica,3) participacin y 4) deliberacin pblica.

    Ciudadana y opinin pblica

    El anlisis realizado por Arthur Benz, que le permiti comprender el compor-tamiento del ciudadano individual respecto al Estado, plantea dos mbitos dediscusin. El primero refiere a la idea de que los ciudadanos son los verdaderostitulares del poder democrtico del Estado, puesto que la democracia slo puedefuncionar cuando un nmero suficiente de ciudadanos se muestra dispuesto paraparticipar activamente en las decisiones y de formacin de la voluntad, lo cuallleva a los ciudadanos a renunciar a las persecuciones nicas y exclusivas de susintereses de modo egosta si se quieren lograr decisiones colectivas. El segundo,comprende la idea de que los ciudadanos tienen que aceptar las decisiones delEstado, incluso si stas son diametralmente opuestas a sus intereses personales;

  • 7/24/2019 ANALECTA

    5/26

    | 305Democracia deliberativa en Jrgen Habermas

    julio-diciembre 2013 | Vol. 4 | No. 5 | Analecta poltica

    aceptar el pago de tributos, sin recibir por ello contraprestaciones directas, cum-plir las leyes y actos administrativos aunque restrinjan sus libertades. En determi-

    nadas circunstancias tienen que prestar servicio militar, asumiendo el evento dearriesgar su vida en beneficio del Estado (2010, p. 242).

    A partir de estos elementos constitutivos del Estado moderno, Benz hace elestado del arte de la evolucin que ha tenido el concepto de ciudadana. Segneste autor, hasta el siglo XVIII el Estado y la sociedad eran elementos de un ordenunitario y organizado jerrquicamente; la relacin entre individuos y Estado seregulaba como una relacin entre el sbdito y la autoridad, esto es, la ciudada-na nace de un compromiso recproco entre sbdito y soberano que, a cambiode lealtad y obediencia, garantiza justicia al primero, adems, consejo, ayuda yaliento. La democratizacin del Estado, iniciada con las revoluciones americanay francesa, y el desarrollo de la sociedad civil tras la revolucin industrial, con-dujeron a una diferenciacin de los papeles asumidos por los actores individualesen el Estado y en la sociedad (2010, p. 244). Desde el punto de vista normativo,el concepto de ciudadano ha tenido una larga historia que Benz la sintetiza de lasiguiente manera: la distincin entre Bourgeois(burgus) y Citoyen (ciudadano) esaceptada generalmente desde la era de las revoluciones, aunque tengan un origenms antiguo. En la Ciudad-Estado griega y en la Repblica Romana se conocael concepto de ciudadano, entendido como miembro libre de una comunidad

    poltica, que participaba activamente en el cumplimiento de las tareas pblicas.En la Edad Media, el concepto de ciudadano fue utilizado para denominar a loshabitantes de las ciudades, no sometida a los vasallajes feudales.

    A pesar de este desarrollo, el concepto de ciudadana fue modificndose y pasa significar el emprendedor autnomo (Bourgeois) dueo de su persona y de supatrimonio. Estos ciudadanos formaron despus un estamento propio, sus miem-bros eran artesanos y comerciantes que con la industrializacin se convirtieronen los responsables del desarrollo econmico. En el mbito del Estado los bur-gueses exigieron derechos de libertad y constituciones liberales y, posteriormente,derechos de participacin poltica. No obstante, en la poca de la Ilustracin yde las revoluciones democrticas, se abri paso la idea de la igualdad de todas laspersonas adultas en cuanto que ciudadanos y, con ello, una generalizacin delconcepto de ciudadano; esta idea de igualdad entre las personas (ciudadanos), sehallaba presente en la concepcin judeocristiana, segn la cual ante Dios todas laspersonas son iguales (Benz, 2010, p. 244) .

    Segn Arthur Benz, el concepto de Bourgeoisdesigna desde el Renacimientoa un miembro de la sociedad que se encontraba fuera del Estado. El Bourgeois

  • 7/24/2019 ANALECTA

    6/26

    306| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    es una persona particular, sin cargo pblico. La autonoma del Bourgeois y de lasociedad civil garantizan los derechos a la libertad y a defenderse de las injerencias

    del Estado; mientras que el Citoyen es, por el contrario, miembro de una aso-ciacin poltica (generalmente, el Estado) y participa tanto en la formacin de lavoluntad poltica como en la adopcin de decisiones. El Citoyen forma parte deuna esfera pblica poltica; mientras Bourgeois persigue sus intereses individualescon plena autonoma (2010, p. 244). odo lo anterior, hace parte del Estadoburgus monrquico. La constitucin del Estado democrtico moderno se basaen un concepto normativo del ciudadano, que unifica al Bourgeois y al Citoyen.

    El ciudadano, como indica Benz, debe interesarse por su libertad y estar dis-

    puesto a defender sus derechos e intereses privados frente al poder del Estado; ainvolucrarse en los intereses generales de la comunidad poltica (ctdo en Fraenkel,2010, p. 245). Por ello, el coraje civil, la iniciativa propia y el compromiso, perotambin su disponibilidad para la cooperacin, la tolerancia y la solidaridad, sonpresupuestos ineludibles que han de cumplir los ciudadanos en una democra-cia. El modelo de accin del Bourgeois se corresponde con el modelo de homoeconomicus, al actor autnomo que persigue sus propios intereses. Este modode percibir al actor es propio del liberalismo; mientras el modelo de accin deCitoyen corresponde al modelo de homo polticus que est guiado por interesescolectivos, pero al mismo tiempo acta de forma solidaria y cooperativa; propia

    del modelo republicano.

    Este rastreo histrico ha mostrado que el concepto de ciudadano ha estadoatravesado por los dos modelos de participacin poltica que el Estado moder-no ha privilegiado como fuente de cooperacin: el liberalismo y el republicanis-mo. Estos dos modelos de participacin poltica sern retomados por Habermaspara fundamentar su teora de democracia deliberativa. Es preciso recordar queel concepto de ciudadana y de opinin pblica tiene un papel importante en lateora de la democracia deliberativa de Habermas, dado que son la base de todademocracia. Para que exista una democracia fuerte, capaz de expresarse en insti-tuciones participativas e incluyentes, es necesaria la existencia de una ciudadanay una opinin pblica competente en los asuntos pblicos. Segn Habermas,para comprender el concepto de ciudadana es preciso revisar los dos modelos dedemocracia actual: el liberal y el republicano. De acuerdo con la concepcin re-publicana, que ennoblece los valores de grupo y la participacin ciudadana comocentro de la organizacin social el,

    Status de los ciudadanos no se determina por el modelo de las libertades negati-vas que pueden reclamar como personas privadas. Ms bien, los derechos cvicos,

  • 7/24/2019 ANALECTA

    7/26

    | 307Democracia deliberativa en Jrgen Habermas

    julio-diciembre 2013 | Vol. 4 | No. 5 | Analecta poltica

    principalmente los derechos de participacin y comunicacin, son libertades po-sitivas. No garantizan las libertades de coaccin externa, sino la participacin en

    una prctica comn slo a travs de cuyo ejercicio los ciudadanos pueden llegar aser aquello que ellos mismos desean ser: sujetos polticamente responsables de unacomunidad de personas libres e iguales. (Habermas, 1999, p. 234)

    Para Habermas, la razn de ser del Estado no radica primordialmente en laproteccin de iguales derechos subjetivos, sino en la salvaguardia de un procesoinclusivo de formacin de la opinin y de la voluntad comn, en la que los ciuda-danos libres e iguales se entienden sobre las metas y normas que seran de interscomn para todos, para entenderse respecto de los criterios a partir de los cualesse puede establecer qu es lo justo y lo injusto, es decir, establecidos los derechos,la funcin del Estado ser garantizarlos y protegerlos para que los ciudadanos enel ejercicio de estos (derechos) no atropellen a otros.

    El concepto de ciudadana y de opinin pblica, desde la concepcin liberal yrepublicana, est contenido en una concepcin de derecho, toda vez que, para serciudadano y participar en el espacio pblico, el Estado debe otorgar, reconocer yproteger unos derechos, tales como: derechos individuales de libertad, derecho depertenencia a una comunidad jurdica, derechos concernientes a la accionabilidad

    judicial de los derechos, derechos polticos y derechos sociales. Para los republi-

    canos los derechos son, en ltimo trmino, las determinaciones de la voluntadpoltica predominante; mientras que para los liberales, algunos derechos estnbasados siempre en un derecho superior racional de carcter supra poltico o enun derecho superior revelado. Para la concepcin republicana el objetivo de unacomunidad poltica es el bien comn. En esto consiste sustancialmente el xitode su intento poltico para definir, establecer, realizar y sostener el conjunto dederechos. Mientras que para la concepcin liberal, los derechos basados en un de-recho superior proporcionan las estructuras trascendentales y los frenos al poderrequeridos para que esa bsqueda pluralista de intereses diversos y en conflictopueda avanzar tan satisfactoriamente como sea posible.

    En la formacin de una conciencia poltica y participativa en el Estado de-mocrtico los ciudadanos han de tener conocimientos sobre los asuntos que lesataen, deben tener un pleno conocimiento sobre la cosa poltica, para que en ladeliberacin con los representantes de las instituciones del Estado puedan ejercerun papel activo y proponente sobre las cuestiones que los afectan y no reducirse aser simples receptores de la informacin que ofrecen las instituciones del Estado.Se trata de una ciudadana capaz de accin colectiva.

  • 7/24/2019 ANALECTA

    8/26

    308| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    Segn Habermas, en la concepcin liberal la formacin democrtica de lavoluntad, tiene exclusivamente la funcin de legitimarel ejercicio del poder po-

    ltico. Los resultados electorales constituyen una licencia para asumir el poderde gobernar, mientras que el gobierno ha de justificar ante la opinin pblica yel parlamento el uso que hace de ese poder (2008, p. 375). Mientras que, con-forme con la concepcin republicana, la formacin democrtica de la voluntadtiene la funcin, esencialmente ms fuerte, de constituir la sociedad como unacomunidad poltica y mantener vivo con cada eleccin el recuerdo de ese actofundacional (Habermas, 2008, p, 376).

    A la luz de esta premisa, Habermas seala que el sistema poltico es un subsis-tema especializado en la toma de decisiones colectivamente vinculantes, mientrasque las estructuras comunicativas de la opinin pblica constituyen una vasta redde sensores que reaccionan a la presin de problemas o situaciones problemticasque afectan a la poblacin global y estimulan opiniones influyentes. La opininpblica as elaborada y transformada en poder comunicativo, segn Habermas,no puede ella misma mandar sino slo dirigir el uso del poder administrativo enuna determinada direccin (p. 377). En este sentido, el concepto de soberana,Habermas lo aborda desde la perspectiva republicana, desarrollada a principiosdel mundo moderno, ligada al prncipe que gobierna en trminos absolutistas. ElEstado moderno, que monopoliza los medios de aplicacin legitima de la violen-

    cia, es concebido como una concentracin de poder capaz de subyugar a todoslos dems poderes de este mundo. Para Habermas, fue Rousseau quien transfiriesta figura de pensamiento procedente de Bodino a la voluntad unida del pueblo,la fundi con la idea clsica de la dominacin que libres e iguales ejercen sobres mismos y la absolvi en el concepto moderno de autonoma (p. 377). A loanterior opone el liberalismo la idea ms realista, que en el Estado democrticode derecho el poder estatal, procedente del pueblo, slo se ejerce en las eleccionesy plebiscitos, y a travs de los rganos en los que se articulan el poder legislati-vo, el poder ejecutivo y la administracin de justicia. En conclusin, Habermasconsidera que estas dos concepciones (liberal y republicana) slo constituyen unaalternativa en el Estado democrtico moderno, toda vez que existen otros siste-mas con carcter totalizante, como el comunitarismo y el Estado mnimo, entreotros, que reclaman para s el monopolio de la autocomprensin del Estado y dela sociedad. Sin embargo, la ciudadana y la opinin pblica requieren espaciosque viabilicen y garanticen la participacin y deliberacin de los diferentes temasde inters social, y no quedar recluidas simplemente en doctrinas de carcter to-talizante. De este modo, el siguiente apartado pretende profundizar el conceptode participacin y deliberacin, cuya intencin es mostrar la correlacin entreciudadana y participacin.

  • 7/24/2019 ANALECTA

    9/26

    | 309Democracia deliberativa en Jrgen Habermas

    julio-diciembre 2013 | Vol. 4 | No. 5 | Analecta poltica

    Participacin y deliberacin en el espacio pblico

    La participacin ciudadana en Habermas presupone remitirse al concepto de de-rechos, comprendido en la visin republicana y liberal. Dos perspectivas que con-ciben de forma diferente al ciudadano en el espacio pblico. Estas perspectivasatraen la atencin de la reflexin poltica que se hace en las sociedades democrti-cas modernas. La participacin ciudadana, en Habermas, es ponderada a partir delinters que los ciudadanos muestren por estar informados sobre la cosa poltica.

    Para la concepcin liberal, como ya se mostr, la participacin tiene que ver

    con el reconocimiento de ciertos derechos negativos que tienen los ciudadanosfrente al Estado y a los dems sujetos: los ciudadanos, como portadores de de-rechos negativos, gozan de la proteccin del Estado, mientras perdigan sus in-tereses privados dentro de los lmites establecidos por las leyes, y tambin de laproteccin contra intervenciones estatales que vayan ms all de la reserva legalde intervencin (p. 342). En efecto, en su papel de ciudadano, los individuospueden ver si el poder del Estado se ejerce en inters de los ciudadanos comopersonas privadas.

    De este modo, el proceso poltico no solamente sirve para el control de la acti-

    vidad estatal de unos sujetos que, en el ejercicio de sus derechos privados y de sus

    libertades pre-polticas, hubieran adquirido ya una autonoma social previa, sinoen generar condiciones de posibilidad para los ciudadanos como estilos de vidabuena. Segn Habermas este proceso tampoco cumple la funcin de bisagra entreEstado y sociedad, pues el poder administrativo no es autctono porque procedede aquel comunicativamente generado en la praxis de la autodeterminacin de losciudadanos y se legitima por proteger esa praxis mediante la institucionalizacinde la libertad pblica. Por eso el Estado no existe, como se afirm en el apartadoanterior, para la proteccin de iguales derechos subjetivos de accin, sino en lagaranta de un proceso de inclusin de formacin de la opinin y la voluntad.Habermas considera que la postura republicana respecto a los derechos subjeti-vos es unilateral, en cuanto se centra exclusivamente en que el Estado est paragarantizar y hacer cumplir los derechos, mas no se preocupa por el proceso deformacin y creacin de los mismos. De este modo, tanto la postura liberal comola republicana se necesitan para favorecer los derechos, generarlos y garantizarlos,porque son dos posturas que no pueden entenderse por separado.

    La poltica tomada en sentido de la prctica de la autodeterminacin ciuda-dana no est representada en el paradigma del mercado, sino en el del dilogo ode la conversacin, esto es, en una concepcin dialgica enfocada hacia la pol-

  • 7/24/2019 ANALECTA

    10/26

    310| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    tica como una actividad normativa. Esta postura (republicana) asume la polticacomo una disputa acerca de cuestiones de valor y no simplemente de preferencia.

    al postura enfoca la poltica como un proceso de razn y no slo de voluntad,de persuasin ni de poder enderezado hacia un acuerdo concerniente a la formabuena y justa o, al modo, por lo menos aceptable, de ordenar aquellos aspectosde la vida que implican relaciones sociales y conciernen a la naturaleza social delos individuos (p. 348). Entre el poder comunicativo, que en forma de opinio-nes mayoritarias formadas discursivamente surge de la comunicacin poltica,y el poder administrativo, que dispone del aparato estatal, se da una diferenciaestructural: los partidos que luchan por el acceso a posiciones estatales de poderhan de implicarse en el estilo deliberativo, y en la lgica especfica de los discursospolticos (p. 349). En sntesis, Habermas considera que la deliberacin se refierea una cierta actitud hacia la cooperacin social, a saber, la actitud que consiste enla apertura a dejarse persuadir por razones relacionadas con los derechos de losotros al igual que a los derechos de uno mismo. El medio de la deliberacin es unintercambio de puntos de vista, efectuado de buena fe, que incluye las versionesde los propios participantes acerca de cmo entienden sus respectivos interesesvitales en el que un voto, si es que se vota, representa un agavillamiento y man-comunamiento de juicios (2008, p. 347). De este modo, el espacio pblico es elmundo de la vida donde los ciudadanos interactan constantemente, a partir deprcticas discursivas.

    Esfera pblica: legitimidad y legalidad

    En el lenguaje comn el trmino legtimo se usa con frecuencia como sinnimode justo o de razonable. Desde esta perspectiva, decir que algo es legtimo equi-vale a sostener que tiene una justificacin en relacin con un inters o con unbien comn. Para Serrano, a lo largo de la historia, la diferencia entre mltiplesconcepciones de la legitimidad se localiza, fundamentalmente, en las distintas in-terpretaciones sobre el principio de justicia (1994, p. 13). Hablar de legitimidades sinnimo de justicia en la medida en la que lo que resulta como legtimo enuna sociedad determinada debe gozar del beneplcito de los afectados.

    En la historia del concepto de legitimidad, la teora de Max Weber representaun punto culminante por cuanto en ella se critica radicalmente el ncleo norma-tivo de la concepcin tradicional de la legitimidad (p. 13). El uso del conceptolegitimidad remite a un proceso donde aquellos que detentan el poder polti-co buscan obtener un consenso que asegure la obediencia habitual, tanto de losindividuos que forman parte de su cuadro administrativo, como en general detodo los que se encuentran vinculados con ese poder. Por lo tanto, la legitimidad

  • 7/24/2019 ANALECTA

    11/26

    | 311Democracia deliberativa en Jrgen Habermas

    julio-diciembre 2013 | Vol. 4 | No. 5 | Analecta poltica

    implica la capacidad del sistema para engendrar y mantener la creencia de que lasinstituciones polticas existentes son las apropiadas para la sociedad (p. 138). La

    legitimidad presupone que los individuos asuman las normas que constituyen unorden social como obligatorias o como modelos, como lo que debe ser. La legiti-midad es un requisito indispensable para lograr la legalidad de un orden, as comotambin para mantener restringido el uso de medidas coercitivas.

    Habermas asegura que en la discusin sobre la legitimidad est en juego la

    posible fundamentacin de las cuestiones prctico-morales y reconoce que la de-finicin emprica de la legitimidad es de gran utilidad en las investigaciones so-ciolgicas porque permite comprender el rol que desempean los individuos en lasociedad respecto a la asimilacin de las normas producidas por quienes detentanel poder de forma legtima. Cuando nos limitamos a dar una definicin empri-ca de la legitimidad, adoptamos la postura de observadores, preocupados nica-mente en constatar que la pretensin de legitimidad de un orden es reconocidade facto en un contexto social determinado (1994, p. 138). Habermas da unaprimera definicin aproximativa de legitimidad cuando afirma que: Legitimidadsignifica que la pretensin que acompaa a un orden poltico de ser reconocidocomo correcto y justo no est desprovista de buenos argumentos. En este sentido,un orden legtimo merece el reconocimiento. Legitimidad significa el hecho delmerecimiento de reconocimiento por parte de un orden poltico (p. 139). La

    intuicin inicial de Habermas es que la legitimidad de un poder est indisoluble-mente ligada a un proceso de comunicacin. El poder tiene, en cuanto fenmenosocial, una realidad simblica y lingstica.

    Para Habermas el ncleo normativo de la legitimidad se encuentra en las con-diciones pragmticas que permiten la comunicacin entre los individuos dentrodel proceso de legitimacin. La tesis en este punto consiste en afirmar que ellenguaje tiene como telos (finalidad) interno el entendimiento. Adems de latesis anterior, se proponen otras dos complementarias: 1) en el concepto de en-tendimiento se encuentra implcita la idea de un acuerdo libre de coaccin, y 2)el concepto de entendimiento presupone una nocin amplia de racionalidad (p.140). Con esta tesis, en palabras de Serrano, Habermas apunta a la estrategia defundamentar una nocin normativa de la legitimidad que no tenga que recurrira un orden trascendente (divino, natural o histrico), sino a acuerdos de ordencomunicativo. Esto plantea que las condiciones que permiten acceder a un acuer-do racional ya no se hacen siguiendo un orden divino, natural o histrico, sinoque la fuerza legitimante se encuentra implcita en todo proceso comunicativolingstico.

  • 7/24/2019 ANALECTA

    12/26

    312| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    El objetivo de la pragmtica universal, para Habermas, es identificar y recons-truir las condiciones universales de un posible entendimiento entre los sujetos

    sociales, mediante el dilogo. Estas condiciones contienen un ncleo normativoque son el buen uso que deben hacer los participantes de las reglas gramaticalespara generar una buena comunicacin. oda comunicacin se encuentra ligada(implcita o explcitamente) a pretensiones de validez que son las siguientes: 1)entendimiento, exige que las emisiones del hablante sean inteligibles; 2) verdad,requiere que los contenidos proposicionales o presuposiciones existenciales seanverdaderas; 3) veracidad,pretende que el hablante sea sincero; 4) correccin o rec-titud, insta para que las emisiones sean correctas en trminos morales. Estas pre-tensiones de validez remiten a las funciones pragmticas del habla que, a su vez,permiten dar una clasificacin de los actos de habla: 1) la primera de estas funcio-nes es la representacin, ella se refiere a la relacin con un mundo objetivo exter-no (verdad) corresponde a los actos de habla constativos (Habermas, 2010, p.317-367). 2) La segunda es la expresiva y se refiere a la relacin con el mundosubjetivo (veracidad). Corresponde a los actos de habla expresivos. 3) La funcininteractiva es la tercera y remite a la relacin con otros individuos, es decir, conel mundo social (correccin o rectitud). A ella corresponden los actos de hablaregulativos (Habermas, 2010, p. 367). Mientras que las otras pretensiones devalidez relacionan la emisin del hablante con un orden extralingstico (con elmundo externo, con el mundo subjetivo o con el mundo social), el entendimien-

    to, en cambio, es una pretensin inmanente al lenguaje en sus diversos usos.

    La meta del entendimiento, con Habermas, es acceder a un acuerdo quetiene como trmino una comunidad intersubjetiva de comprensin recproca,de saber compartido, confianza mutua y coincidencia. El acuerdo se basa en elreconocimiento de las cuatro pretensiones de validez correspondientes: enten-dimiento, verdad, veracidad y rectitud (p. 367). Para Habermas, el discurso esuna continuacin por otros medios (los argumentos) de la accin orientada alentendimiento. Mediante el discurso se prueba la naturaleza objetiva de la verdadde las emisiones de correccin de las normas. El elemento que subyace en todaaccin comunicativa que propenda por el entendimiento, entre los participan-tes de una comunidad de comunicacin, es lo prctico-moral en cuanto que losparticipantes deben apropiarse de tres tipos de racionalidad que posibilitan el en-tendimiento: 1) Racionalidad discursiva, pretende que los participantes tengan laresponsabilidad o capacidad para dar cuenta de los propios actos; 2) Racionalidadteleolgica, considera que toda accin es intencional, puesto que toda intencinde actuar apunta a la realizacin de una finalidad establecida, la cual se debecorresponder con unos intereses compartidos de los participantes; 3) Racionali-dad comunicativa, busca que todo acto de habla est orientado al entendimiento.

  • 7/24/2019 ANALECTA

    13/26

    | 313Democracia deliberativa en Jrgen Habermas

    julio-diciembre 2013 | Vol. 4 | No. 5 | Analecta poltica

    Por ejemplo, A se comunica con B para entenderse con alguien sobre algo en elmundo (Habermas, 2007, p. 10). Para Habermas el uso del lenguaje orientado al

    acuerdo versusel uso del lenguaje orientado al entendimiento, se diferencian entanto que un acuerdo slo se consigue cuando los participantes pueden aceptaruna pretensin de validez por las mismas razones. Esto, para el caso que convoca,(legitimidad y legalidad) es relevante porque permite comprender que una normanecesita ser clara en sus enunciados para ser aceptada como legtima. Mientrasque el entendimiento surge cuando uno de ellos (participantes) ve que el otro, ala luz de sus preferencias y desde circunstancias dadas, tiene buenas razones. Estosdos usos del lenguaje son necesarios e imprescindibles para lograr fines comunes(Habermas, 2007, p. 376).

    Siguiendo el discurso habermasiano, por un lado, se llama racional a una per-sona que en el mbito de lo cognitivo-instrumental expresa opiniones fundadasy acta con eficiencia. Solo que esa racionalidad permanece contingente si noest conectada con la capacidad de aprender de los desaciertos, de la refutacinde hiptesis y del fracaso de las intervenciones en el mundo. Por otro lado, sedenomina racional a una persona que puede justificar sus acciones recurriendoa las rdenes normativas vigentes. Pero, sobre todo, es racional aquel que en unconflicto normativo acta con lucidez, que no se deja llevar por sus pasiones nise entrega a sus intereses inmediatos, sino que se esfuerza por juzgar de forma

    imparcial la cuestin desde un punto de vista moral-normativo (Serrano, 1994, p.145). Habermas cree que el discurso es una forma de comunicacin infrecuenteo rara, por tratarse de un proceso que ha de aproximarse de manera suficiente acondiciones ideales, esto es, cuando se dialoga con alguien, lo que se hace es idea-lizar lo dicho, en tanto que se realiza con la intencin de que sea as; sin embargo,los hechos muestran que el discurso es diferente a la realidad. Por eso Habermasbusca hacer explcitas las condiciones que deben satisfacerse para que exista unaargumentacin plenamente racional. Por ejemplo, cada uno debe tener el derechode exponer sus argumentos y la obligacin de escuchar los ajenos, as como tam-bin respetar la lgica de la mejor argumentacin. Esta situacin ideal de hablatambin ha tenido una influencia en la vida poltica de las sociedades en tantoque el principio de la legitimidad racional se encuentra en el dilogo que buscaun acuerdo inseparable de la historia de la democracia.

    Serrano propone cuatro puntos que tratan de presentar la base que soportanlos elementos constitutivos de la legitimacin y del dilogo que busca el consen-so. En primer lugar, afirma que la legitimacin puede conceptualizarse como unproceso de comunicacin; en segundo lugar, el uso comunicativo del lenguajetiene como objetivo interno la bsqueda del entendimiento; en tercer lugar, la

  • 7/24/2019 ANALECTA

    14/26

    314| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    legitimidad estar dada por las condiciones que permiten un proceso comunica-tivo orientado hacia el entendimiento; y en cuarto lugar, como discurso prctico,

    la legitimidad presupone la idea normativa de una argumentacin libre de todacoaccin externa en la que se ponga a prueba la validez de los fundamentos delpoder (p. 146). En efecto la tesis de Habermas consiste en afirmar que el en-tendimiento lingstico mnimo contiene un ncleo formativo, el cual exige delhablante-oyente que asuma la responsabilidad de buscar un entendimiento ensu acepcin mxima. Que fundamente racionalmente la pretensin de verdad ycorreccin inscrita en sus emisiones lingsticas. Al respecto, Habermas ofreceun criterio racional para juzgar de forma crtica la dimensin normativa inscritaen los procesos de legitimacin. Este criterio es independiente de los mitos, delas religiones y de las visiones del mundo que aparecen en los diversos asuntos delegitimacin tradicionales, ya que se trata de un principio normativo que hacereferencia al carcter formal o estructural del discurso.

    En sntesis, Habermas sostiene que la democracia est definida por un prin-cipio racional de legitimacin y por tipos especficos de organizacin. Adems,seala que la democracia est compuesta por estos principios racionales y porprocedimientos que slo adquieren una fuerza legitimadora en la medida en laque se encuentren vinculados a una dimensin normativa.

    Proceso poltico y derechocomo regulador social

    Reconstruidos los presupuestos tico-polticos que subyacen en la democraciadeliberativa de Habermas, es preciso ahora, en este segundo captulo, presentaralgunos de los rasgos tericos que Habermas establece en Facticidad y validez, so-bre la relacin entre lo poltico y el derecho como regulador social. Relacin quehace posible limitar, regular y controlar las acciones de los ciudadanos y el poderde las instituciones pblicas en sociedades organizadas desde el modelo de Estadodemocrtico de derecho. La idea que se sostiene, en el presente captulo, es queel derecho, adems de ser regulador social, segn Habermas, es una institucinque permite a la sociedad cohesin y organizacin de modo que gracias a l selogra conformar un ordenamiento jurdico cimentado en la pluralidad, el respetoa los principios constitucionales y el seguimiento de los procedimientos insti-tucionalizados de comunicacin. En el primer apartado, se aborda la idea de lopoltico para mostrar la relacin entre deliberacin y democracia. En el segundo,

  • 7/24/2019 ANALECTA

    15/26

    | 315Democracia deliberativa en Jrgen Habermas

    julio-diciembre 2013 | Vol. 4 | No. 5 | Analecta poltica

    se analiza el concepto de derecho como elemento fundamental para la regulacine integracin social. En el tercero, se presentan los elementos que se deben consi-

    derar para lograr la institucionalizacin de los procedimientos comunicativos quepermitan la discusin por parte de los ciudadanos en la esfera pblica.

    Proceso deliberativo y democrtico

    Habermas en Facticidad y validez, emprende una bsqueda orientada hacia la re-construccin de los elementos normativos y pragmticos que estn en la base dela nocin de derecho, a partir del cual se fundamentan las constituciones de losEstados democrticos modernos. Entre estos elementos sobresalen el principio deldiscurso y la forma jurdica de las normas. El primero presupone que slo sonlegtimas aquellas normas de accin devenidas de la participacin ciudadana y dela aceptacin de todos los posibles afectados por las normas acordadas. El segundoadmite que las normas establecidas requieren de la capacidad del destinatario deligar su voluntad por propia iniciativa (2008, p. 9), esto es, la autoobligacin. Deacuerdo con este modo de entender tales principios, Habermas sugiere un distan-ciamiento del iusnaturalismoy privilegia al iuspositivismo, porque estima que en elEstado moderno los ciudadanos se orientan por normas y principios del derechopositivo, es decir, los ciudadanos siguen normas y procedimientos que determinanel uso pblico de la razn discursiva-comunicativa en pro del entendimiento inter-

    subjetivo y la toma de decisiones consensuadas de manera democrtica.

    La dimensin discursiva-comunicativa ha sido objeto de anlisis por parte deHabermas en su libro Teora de la accin comunicativa. En este texto, comienza uncamino que lo conduce a mostrar el giro pragmtico que permite el paso del usode la razn prctica al uso de la razn comunicativa: el lugar de la razn prcticapasa a ocuparlo la razn comunicativa. De este modo, Habermas considera que,

    La razn prctica, tena por fin orientar al particular en la accin, as tambin el de-recho natural pretendi circunscribir normativamente el nico orden social y polti-co que poda considerarse correcto. Mientras que la razn comunicativa es ms bienel medio lingstico, mediante el que se concatenan las interacciones y se estructuranlas formas de vida, que hace posible a la razn comunicativa. (p. 65)

    De esta forma, piensa que quien se sirve de un lenguaje natural para enten-derse con un destinatario acerca de algo en el mundo, se ve obligado a adoptaruna actitud realizativa y a comprometerse con determinadas suposiciones (),por ejemplo, comprender que los participantes persiguen sin reservas sus fines

  • 7/24/2019 ANALECTA

    16/26

    316| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    ilocucionarios,1ligan sus acuerdos al reconocimiento intersubjetivo de pretensio-nes de validez susceptibles de crticas y se muestran dispuestos a asumir las obli-

    gaciones relevantes para la secuencia de interaccin que se siguen de un consenso.Lo que as viene implicado en lo que se ha llamado base de validez del habla,se comunica tambin a las formas de vida que se reproducen a travs de la accincomunicativa. Segn Habermas, la racionalidad comunicativa se manifiesta enuna trama descentrada de condiciones transcendentalmente posibilitantes, for-madoras de estructuras y que impregnan la interaccin, pero no es una facultadsubjetiva que dicte a los actores qu es lo que deben hacer (p. 78).

    La racionalidad comunicativa para Habermas no es como la forma clsicade la razn prctica, una fuente de normas de accin, slo tiene un contenidonormativo en la medida en la que quien acta comunicativamente no tiene msremedio que asumir presupuestos pragmticos de tipo contrafctico. iene queemprender idealizaciones, como por ejemplo, atribuir a las expresiones signifi-cados idnticos, asociar a sus manifestaciones o elocuciones una pretensin devalidez que trasciende el contexto, suponer en sus destinatarios capacidad pararesponder de sus actos (autonoma) y veracidad, tanto frente a s mismo comoa los dems. En este sentido, Habermas argumenta que la razn comunicativafacilita una orientacin por pretensin de validez. Ahora, no da ninguna orien-tacin de contenido determinado para la solucin de tareas prcticas, no es ni

    informativo, ni tampoco directamente prctica, sino que se extiende, por un ladoa todo, el espectro de pretensiones de validez, es decir, a la verdad proposicional,a la veracidad subjetiva y a la rectitud normativa. Por otro lado, se refiere slo aconvicciones e ideas, es decir, a manifestaciones susceptibles de crticas que porprincipio resulta accesible a la clarificacin argumentativa y, por tanto, queda pordeterminar de una razn prctica a la que se suponga por meta la motivacin y ladireccin de la voluntad (p. 68).

    Presentadas estas acotaciones,grosso modo, respecto a la forma como Haber-

    mas presenta algunas tesis de su teora de la accin comunicativa y la maneracomo han de relacionarse los participantes discursivamente en el espacio pblicorespecto a algo en el mundo, se procede a mostrar la tesis principal que el autor

    1 El trmino Ilocucionarios hace referencia a los actos de habla que corresponde al acto ilocuti-vo. Segn John Searle, el acto ilocutivo es el que se realiza al decir algo por medio de la fuerzaconvencional del acto locutivo. Por ejemplo, est despedido puede usarse en nuestra socie-dad para cambiar el estatuto de empleado a desempleado de un individuo. La locucin tedevolver el dinero la prxima semana puede utilizarse para comprometerse uno mismo conuna accin que ocurrir en el futuro (Searle, 1999).

  • 7/24/2019 ANALECTA

    17/26

    | 317Democracia deliberativa en Jrgen Habermas

    julio-diciembre 2013 | Vol. 4 | No. 5 | Analecta poltica

    plantea en los captulos VII y VIII de Facticidad y validez.Cabe aclarar que laorientacin que Habermas hace en estos captulos estn dirigidas a comprender

    cules son los presupuestos normativos de la democracia deliberativa y cul es elmodo de justificacin racional de la nocin de derecho poltico en los Estadosdemocrticos modernos.

    Habermas cree que la democracia moderna se distingue de la democracia cl-sica por la referencia a un tipo de derecho que se caracteriza por tres rasgos:el derecho moderno es un derecho positivo, coactivo y estructurado en normasgeneradas por un legislador, sancionada estatalmente y cuyo objetivo es garanti-zar las libertades subjetivas (2008, p. 141). De igual manera, considera que Laautodeterminacin democrtica de los ciudadanos slo pueden hacerse realidadporque esta clase de derecho es un medio que garantiza estructuralmente la liber-tad (2008, p. 141). Los derechos subjetivos slo podrn ser garantizados a losciudadanos en Estados democrticos porque la democracia es la que permite queel derecho pueda operar en una cultura poltica comn compartida. La idea delimperio de la ley que es la que histricamente encuentra su expresin en la idea delos derechos humanos, se sita en el mismo plano que la de la soberana popular(). odo ello hace que se plantee la cuestin de la relacin entre el principiodemocrtico y el Estado de derecho (p. 141). El imperio de la ley encuentrasu expresin en la idea de los derechos humanos, en la medida en la que en el

    Estado de derecho haya una democracia slida; el imperio de la ley exige que laformacin de la voluntad democrtica no vulnere los derechos humanospositivi-zadoscomo derechos fundamentales. La voluntad democrtica representada en lamayora no puede vulnerar los derechos de las minoras consagrados en las cons-tituciones como derechos fundamentales.

    Con el argumento de hallar las fuentes de legitimacin del Estado democrti-co de derecho, Habermas recurre a la historia de la filosofa poltica para encon-trar en dnde est situada la prioridad en la jerarqua de la fundamentacin delos derechos subjetivos. Considera que las dos fuentes de legitimacin del Estadosdemocrtico de derecho aparecen compitiendo entre s: liberalismo y republica-nismo. Estas dos posturas no estn de acuerdo sobre dnde se sita la prioridaden la jerarqua de la fundamentacin, si es en la libertad de los modernos o en lalibertad de los antiguos2. La pregunta que subyace en esta disputa es saber qu

    2 Se entiende por libertad de los modernos, la libertad de pensamiento y de conciencia, ciertosderechos bsicos de la persona y de la propiedad y el imperio de la ley. Y por libertad de losantiguos, las libertades polticas iguales y los valores de la vida pblica. Esta concepcin seencuentra en el pensamiento poltico moderno, en la tradicin que relacionamos con Locke y

  • 7/24/2019 ANALECTA

    18/26

    318| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    es primero, los derechos subjetivos de libertad de los ciudadanos en la modernasociedad econmica o los derechos de participacin poltica de los ciudadanos en

    el Estado democrtico? (p. 143). Habermas se encuentra frente a dos posicionesde la tradicin de la filosofa poltica, y que hoy est recobrando inters en lateora poltica contempornea: el liberalismo poltico representado en la libertadde los modernos y el republicanismo representado en la libertad de los antiguos.

    Respecto a la relacin que hay entre derechos humanos y soberana popular,considera, por un lado, que las leyes (incluida la ley fundamental) slo son legti-mas si coinciden con los derechos humanos (postura liberal), con independenciade cul sea el fundamento de su legitimidad. Mientras que, por otro lado, las le-yes, incluidas la ley fundamental, slo son legtimas si proceden de una formacindemocrtica de la voluntad (concepcin republicana) (p. 149).

    El liberalismo insiste en que la autonoma privada de los ciudadanos adquiere

    su forma en unos derechos fundamentales, cuyo contenido esencial se entiendeinalterable y que son garantizados por un imperio annimo de las leyes; mien-tras el republicanismo insiste en que la autonoma poltica de los ciudadanosse encarna en la autoorganizacin de una comunidad que se da a s misma suspropias leyes con toda libertad (p. 146). Al respecto, estima que la garanta ju-rdica de poder hacer u omitir lo que se quiera dentro del marco fijado por las

    leyes constituye el ncleo de la autonoma privada, no de la pblica. Esta idea dela autolegislacin, que establece una relacin interna entre la libertad y la razn,pone la libertad de todos, la autolegislacin en una relacin de independenciacon el respeto igualitario a la libertad individual de cada uno para decir s o no,para tomar posicin y para la autolegislacin. Con estas condiciones slo aquellasleyes que verdaderamente respeten por igual los intereses de todos podrn hallaruna acepcin racional.

    El motivo que anima a Habermas en el captulo VII del texto antes menciona-

    do es resolver la tensin externa que hay entre Facticidad y validez, tensin que seda entre la autocomprensin normativa del Estado de derecho, explicada en tr-minos de teora del discurso y la facticidad social de los procesos polticos que mso menos discurren en las formas propias del Estado de derecho. Habermas consi-dera que Desde la propia perspectiva interna de la teora del derecho poda verseque el sistema de los derechos, tanto ha de interpretarse y configurarse en formade constituciones histricas, como ha de implementarse tambin en ordenes ins-

    Rousseau. Pero fue Constant quien dio esta categora de: libertad de los modernos y libertadde los antiguos (Cfr. Planteamiento de dos preguntas fundamentales Rawls, 2001, p.45).

  • 7/24/2019 ANALECTA

    19/26

    | 319Democracia deliberativa en Jrgen Habermas

    julio-diciembre 2013 | Vol. 4 | No. 5 | Analecta poltica

    titucionales (p. 363). Asimismo, admite que la manera de operar de un sistemapoltico articulado en trminos de Estado de derecho no puede describirse de

    modo adecuado, tampoco empricamente sin referencia a la dimensin de validezdel derecho y la fuerza legitimadora que tiene la gnesis democrtica del derecho.Considera que el Estado debe revisar qu elementos en la tradicin democrticahan quedado por fuera, en la construccin del Estado de derecho democrtico,en relacin con el reconocimiento de derechos subjetivos de los individuos, quedeberan formar una voluntad poltica comn compartida.

    En lnea con esta precisin, Habermas ha propuesto la idea de un modelo de

    Estado democrtico deliberativo cimentado en una concepcin procedimentaldel derecho segn la cual el proceso democrtico debe asegurar simultneamentela autonoma privada y la autonoma pblica (p. 179). Esta propuesta parece serla ms aplicable frente a la inclusin del otro en sociedades multiculturales, puesel derecho, la cultura poltica comn, el ejercicio de la autonoma, los principiosconstitucionales y el respeto a los procesos democrticos son condiciones moralesineludibles para la integracin de la diversidad y pluralidad cultural.

    Derecho: regulacin e integrador social

    Con la aparicin del Estado democrtico moderno, desaparecen los derechos de

    propiedad y los derechos subjetivos de accin, que eran una forma de ejercer coer-cin por personas jurdicas particulares. Es el Estado el que reglamenta, ordena ysistematiza procedimentalmente los derechos, que ya no son ejercidos y garanti-zados por un grupo especfico de personas (burgueses). No obstante, los derechossubjetivos y de propiedad tambin les sirven como herramienta a los ciudadanospara defenderse del Estado cuando ste le vulnera sus derechos, esto es, lo que elEstado da y garantiza (derechos), los ciudadanos se sirven de ellos para reclamar yreglamentar el modo de proceder del Estado. El derecho est ligado de por s conla facultad de ejercer coercin, pero esta coercin slo se justifica en la medida en laque garantice libertades individuales de accin. Slo se justifica desde el propsitode oponerse y resistir a las instituciones en busca de la libertad de cada uno.

    Habermas afirma que la validez del derecho positivo empieza quedando de-finida por la siguiente tautologa: vale como derecho lo que conforme a procedi-mientos jurdicamente validos queda establecido como derecho, es decir, cobrafuerza jurdica, y, pese a la posibilidad jurdicamente dada de quedar derogada enalgn momento(p. 91). El derecho positivo sigue los mismos procedimientosde la accin comunicativa toda vez que para que una norma jurdica sea vlida yaceptada, debe seguir unos procedimientos y gozar de la aceptacin de todos los

  • 7/24/2019 ANALECTA

    20/26

    320| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    participantes, que se vern afectados por dicha norma. Asimismo, el sentido deesta validez jurdica slo se explica por la simultnea referencia a ambos polos, a la

    validez social o fctica y a la legitimidad o validez. Para Habermas, la validez de lasnormas jurdicas se determina por el grado de imposicin, por la aceptacin quecabe esperar en el crculo de los miembros de la comunidad jurdica que se trate.

    El derecho positivo esta cimentado en las normas jurdicas positivizadas ra-

    cionalmente. No son normas consuetudinarias basadas en costumbres porque lascostumbres, por ser formas de proceder arraigadas a tradiciones, resultan exclu-yentes en el Estado democrtico de derecho en tanto que no incluyen visiones demundo distinto a la que la tradicin ha prescrito. El derecho positivo es enten-dido aqu por Habermas como sociologa del derecho en tanto que el derechodebe estar abierto a los nuevos desafos que van presentando la sociedad y los sis-temas sociales. El sistema jurdico debe ser entendido como un rgano vivo que,a medida que la sociedad va creciendo y complejizndose, debe ensanchar sushorizontes de comprensin para permitir la inclusin del otro. En esto consiste lalegitimidad de una norma.

    El sistema jurdico tiene un mayor grado de legitimidad que las normas ju-rdicas sueltas, toda vez que el sistema jurdico, considerado en conjunto, ha deresultar socialmente eficaz y que, en conjunto, ha de estar ticamente justificado.

    De este modo, se considera que esta doble referencia de la validez jurdica y lafacticidad de una validez social, medible por la observancia media de la norma,por un lado, y la legitimidad de la pretensin de reconocimiento normativo conque esa norma se presenta por otro lado, deja a los miembros de una comunidad

    jurdica la eleccin de adoptar frente a una misma norma una actitud objetivantey realizativa, que ayude a comprender esas normas (2008, p. 93). Habermas,asevera que una norma para el libre albedrio o arbitrio, de un actor que se orientapor su propio xito, la regla constituye una restriccin fctica con consecuenciascalculables para el caso de una infraccin; en cambio, para un actor que quiereentenderse con los dems actores acerca de las condiciones que han de guardarseen comn para que tenga xito los planes de accin de cada uno, la regla liga suvoluntad racional libre, con la pretensin normativa de validez o legitimidad conla que esa regla se presenta, y con la posibilidad de proceder al examen crtico deesa pretensin.

    De esta forma, advierte Habermas, que en los derechos privados subjetivoscabe reconocer esa doble perspectiva de leyes coercitivas y leyes de la libertad,que resulta cuando se miran las cosas desde el punto de vista del actor. La norma

    jurdica presupone legalidad, en cuanto se encuentra sustentada y apoyada por

  • 7/24/2019 ANALECTA

    21/26

    | 321Democracia deliberativa en Jrgen Habermas

    julio-diciembre 2013 | Vol. 4 | No. 5 | Analecta poltica

    una norma superior: la constitucin; y de legitimidad en tanto que requiere delreconocimiento y aceptacin de los participantes que se vern afectados por ella.

    Procedimientos comunicativos y discusin pblica

    La discusin pblica en el Estado democrtico de derecho, requiere del uso deciertos procedimientos discursivos y normativos, que faciliten a los participantesel proceso comunicativo orientado al entendimiento entre quienes participan enasuntos deliberativos. Estos procedimientos normativos suponen participantesque actan discursivamente de acuerdo con reglas morales tales como: que enun espacio pblico abierto debe haber plena inclusin de todos los afectadosen dicha discusin, un reparto equitativo de los derechos de comunicacin; yla ausencia de violencia de una situacin en la que solo pueda valer la coaccinsin coacciones del mejor argumento (p. 108). El seguimiento de reglas moralescomo la anterior permite decir que en la discusin pblica los actores socialesdeben realizar las manifestaciones lingsticas determinadas por pretensiones devalidez como la sinceridad. De este modo, los actores sociales orientan lo comu-nicativo en funcin del entendimiento mutuo a partir del seguimiento de normasdadas entre s para la interaccin social. Por ello, el uso del lenguaje adquiere uncarcter comunicativo-pragmtico en virtud del cual se presuponen dos perspec-tivas de comprensin. La primera admite la idea de que el uso del lenguaje es

    orientado hacia el acuerdo entre participantes del proceso poltico y ello suponeparticipantes con capacidad de aceptar las pretensiones de validez: veracidad, rec-titud y sinceridad. La segunda perspectiva, concibe la nocin de que el uso dellenguaje debe orientarse hacia el entendimiento recproco, lo cual facilita a losparticipantes ver al otro a la luz de sus preferencias y comprender que en ciertascircunstancias los otros tienen buenas razones respecto al punto de vista introdu-cido en la discusin sobre un asunto pblico.

    La comunicacin lingstica existe esencialmente para que uno se entienda

    con otros sobre algo en el mundo. En este caso, entendimiento significa que eloyente reconoce una pretensin de validez sostenida por el hablante en su emi-sin o intencin de darse a entender con el otro respecto a algo en el mundo. Noobstante, los actores en la discusin pblica orientan sus pretensiones de verdaddesde dos modalidades. La primera, la hacen desde la accin comunicativa; cuan-do el entendimiento se extiende a las razones normativas que subyacen a la elec-cin de los objetivos mismos. La segunda, la realizan desde la accin estratgica; losactores orientan sus pretensiones e intereses comunicativos para lograr ventajasfrente a los dems actores o participantes.

  • 7/24/2019 ANALECTA

    22/26

    322| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    Este tipo de situacin, segn Habermas, conlleva reconocer que a travs delconcepto de accin comunicativa se pone en juego el entendimiento lingstico.

    ste se requiere comprenderlo como mecanismo de coordinacin de las accionesporque el entendimiento lingstico recibe las presuposiciones contra fcticas delos actores, los cuales han de orientar su accin determinada por pretensin devalidez. En este sentido, toda interaccin social que se produzca sin el ejercicio deuna violencia manifiesta, puede entenderse como solucin del problema de cmopueden coordinarse entre s los planes de accin de diversos actores de modoque las acciones de unos puedan conectar con las de los otros. al posibilidad deconexin hace viable una concatenacin de intenciones y acciones, ms o menoslibres de conflictos, para permitir que surjan patrones de comportamientos y, portanto, orden social en general (p. 142).

    Habermas admite que mientras slo se utilice el lenguaje como medio parala transmisin de informaciones, la coordinacin de la accin discurre a travsdel influenciamiento mutuo de actores que operan los unos sobre los otros conel fin de conseguir cada uno sus propios fines, esto es, el uso de actos de hablaen sentido teleolgico orientado hacia la produccin de efectos perlocucionariosajustados a intereses particulares. Pero cuando las fuerzas ilocucionarias de los ac-tos de habla asumen un papel coordinador de la accin, el lenguaje aparece comofuente primaria de integracin social (p. 183). Slo en este caso se puede hablar

    de accin comunicativa porque en ella los actores asumen un papel de hablantes yoyentes; lo cual les permite negociar las interpretaciones comunes de la situaciny sintonizar los respectivos planes de accin a travs del entendimiento por va depersecucin de fines ilocucionarios.

    Es importante recordar que los participantes en la discusin pblica tienen que

    atribuirse mutuamente capacidades tico-morales para responder a sus propios ac-tos. Adems, tienen que ser capaces de orientar sus acciones por pretensiones devalidez. Por eso, la razn comunicativa empieza distinguindose de la razn prcticaporque las responsabilidades ya no quedan atribuidas al actor particular o al macrosujeto Estatal-social, sino que es el medio lingstico mediante el que se vinculan lasinteracciones y se estructuran las formas de vida. Hecho que hace posible la accincomunicativa, porque quien se sirve de un lenguaje natural para entenderse con undestinatario acerca de algo en el mundo se ve obligado a adoptar una actitud realiza-tiva de sus acciones y a comprometerse con determinadas suposiciones, as como re-conocer que los participantes persiguen fines sin reservas (Habermas, 2007, p. 36).

    Por razones como las anteriores, Habermas estima que cada vez que un actor

    social toma parte en un proceso comunicativo orientado hacia el entendimiento

  • 7/24/2019 ANALECTA

    23/26

  • 7/24/2019 ANALECTA

    24/26

    324| Hctor Domnguez

    Analecta poltica | Vol. 4 | No. 5 | julio-diciembre 2013

    construccin de unidad poltica, la deliberacin pblica regulada por el respeto alos principios constitucionales, el seguimiento de los procedimientos institucio-

    nalizados de comunicacin, la toma de decisiones polticas con la participacinde todos aquellos que sern afectados por la decisin, el ejercicio del poder polti-co controlado y programado a partir de la formacin democrtica de la sociedadcivil y los derechos humanos como base de una cultura poltica comn compar-tida. Rasgos que constituyen un conjunto de supuestos morales dignos de serarticulados en todo proceso de consolidacin de Estado en sentido democrticoy deliberativo.

    De acuerdo con tal idea, en este escrito se reconstruyeron los principales cri-terios polticos, legales, procedimentales y comunicativos que estn en la basede la justificacin racional del modelo de Estado democrtico. al pretensinparece encontrar en el planteamiento democrtico deliberativo de Habermas losprincipios tico-polticos ms loables. Por ello, se mostr, en primer lugar, que enel Estado moderno los individuos se orientan segn normas y principios del de-recho positivo, esto es, los individuos siguen procedimientos institucionalizadosque estn justificados merced a la capacidad de los participantes en orientar susacciones a partir de su capacidad comunicativa y racionalidad discursiva-comu-nicativa. Por consiguiente, participacin, discusin y acuerdo constituyen el ejetico-poltico que presupone la definicin correcta de las normas de regulacin

    social a partir de las cuales los ciudadanos toman decisiones colectivas.

    Esta idea exigi exponer algunos de los planteamientos que Habermas es-tablece en Facticidad y validez, planteamientos que giran en torno a la relacinexistente entre lo poltico y el derecho como regulador social. Esta relacin hacelimitar, regular y controlar las acciones de los ciudadanos y el poder de las ins-tituciones pblicas en sociedades organizadas desde el modelo de Estado demo-crtico de derecho. En este sentido, se logr expresar y sostener que el derecho,adems de ser regulador social, segn Habermas, es una institucin que permite ala sociedad cohesin y organizacin de modo que gracias a l se logra conformarun ordenamiento jurdico cimentado en la pluralidad, el respeto a los principiosconstitucionales y el seguimiento de los procedimientos institucionalizados decomunicacin. En efecto, se trata de una exposicin realizada sobre ciertos plan-teamientos con la intencin de querer mostrar el carcter meritorio de la propues-ta de Habermas. La idea de la legitimacin del poder poltico por consenso, lanocin de autonoma ciudadana que permite la participacin poltica, el ideal dela capacidad de dilogo y racionalidad discursiva para los acuerdos consensuados,el concepto de derecho como regulador social, fueron algunas de las bondadesque se lograron reconstruir de la democracia deliberativa de Habermas. Sin em-

  • 7/24/2019 ANALECTA

    25/26

    | 325Democracia deliberativa en Jrgen Habermas

    julio-diciembre 2013 | Vol. 4 | No. 5 | Analecta poltica

    bargo, de la mano de Cohen y Schumpeter, se logr mostrar que tales bondadestienen dos elementos o lmites que deben tenerse en la cuenta.

    El primero, es fundamental considerar que la interpretacin de Habermasparece dejar de lado aspectos polticos como, por ejemplo, la capacidad de orga-nizacin y manipulacin de ciertos actores sociales para copar el espacio pblico,condicin en virtud de la cual ciertos actores polticos aprueban polticas con-trarias a la defensa de las libertades de participacin, empujan a los gobernantesa que acten de acuerdo con propsitos excluyentes respecto al otro o validanleyes injustas siguiendo los procedimientos institucionalizados (Cuchumb,2012). Es de reconocer que la concepcin democrtica deliberativa de Habermasarroja luces sobre la construccin de comunidad poltica, regulada por el idealmoral de una ciudadana respetuosa de los principios constitucionales; pero esailuminacin no muestra cmo los actores polticos calculan, desde sus interesesy pasiones, acciones discursivas apropiadas para consolidarse en la esfera pblicacomo nica alternativa de poder gubernamental (2012). Y el segundo, es bsicotener presente ideas ofrecidas por pensadores como Schumpeter, quien estimaque en la democracia deliberativa los individuos no actan movidos siempre porintereses colectivos, sino que estn guiados por intereses particulares inducidospor la lite poltica incrustada en poder estatal y por ciertas opiniones de la claseeconmica dominante. En la democracia moderna los ciudadanos no se orientan

    exclusivamente por la deliberacin, sino mediante procesos de seleccionamientoque realizan las lites y los partidos polticos en busca del voto para quedarse conel poder. Son estos los elementos que no pueden olvidarse cuando se intenta hacerun anlisis crtico de la democracia deliberativa de Habermas.

    En conclusin, se ha querido resaltar la importancia de la deliberacin y par-ticipacin ciudadana en lo atinente a la construccin de Estado. La actividadpermanente de construccin de Estado parece encontrar en la formulacin deHabermas los presupuestos tico-polticos ms plausibles para la actuacin co-rrecta de la ciudadana respecto a dicha actividad: ciudadanos con alto gradode participacin poltica en la construccin de unidad poltica, de deliberacinpblica regulada por el respeto a los principios constitucionales, y el seguimientode los procedimientos institucionalizados de comunicacin. Lo anterior exige laconsolidacin de una cultura poltica con capacidad para intervenir y realizarcambios estructurales en las prcticas sociales e instituciones que conforman elpoder estatal. Sin embargo, la justificacin normativa de Habermas emerge comouna alternativa que podra contribuir en la consolidacin y formacin de unaciudadana ms apta y madura en lo referido a la construccin de Estado demo-crtico, deliberativo y pluralista.

  • 7/24/2019 ANALECTA

    26/26

    326| Hctor Domnguez

    A l t lti | V l 4 | N 5 | j li di i b 2013

    Referencias

    Benz, A. (2010). El Estado moderno, fundamento de su anlisis politolgico. Madrid: Cen-tro de estudios polticos y constitucionales.

    Cohen, J. L; Arato, A. (2001). Sociedad civil y teora poltica. Mxico: Fondo de Cultura

    Econmica.

    Cuchumb, N. J. (2012). El multiculturalismo de Taylor y el universalismo de Habermas.

    Cali: Universidad del Valle.

    Elster, J. (2001). La democracia deliberativa. Barcelona: Gedisa.

    Gmez, E. (1994). Legitimacin y Racionalizacin. Weber y Habermas: la dimensin nor-

    mativa de un orden secularizado. Ciudad: Anthopos.

    Gmez, E. (1994). Legitimacin y Racionalizacin. Weber y Habermas: la dimensin nor-

    mativa de un orden secularizado. Barcelona: Anthopos.

    Habermas, J. (2008). Facticidad y validez. Madrid: Trotta.

    ----------. (2010). Teora de la accin comunicativa.Madrid: Trotta.

    ----------.(2007). Verdad y justifcacin. Madrid: Trotta.

    ----------. (2009).Ay! Europa. Madrid: Trotta.

    Schumpeter, J. (1942). Capitalismo, socialismo y democracia. Ciudad: Editorial.

    Searle, J. (1999).Actos de habla. Madrid: Catedra.

    Segovia, J. (2008). Habermas y la democracia deliberativa. Una utopa tarda moderna.

    Ciudad: Marcial Pons.