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Por José Rubén Arango Mateo 16:13-19 BREVE ANÁLISIS EXEGÉTICO Tanto la transfiguración como la revelación de la deidad de Cristo, ocurrieron en esta región cerca de la ciudad pagana o gentil de Cesarea de Filipo, a unos 40 km. al norte del Mar de Galilea y al pie del monte Hermón. Esta ciudad fue llamada Baal-Gad en el Antiguo Testamento y Panias en el periodo romano. Era una ciudad idólatra, importante porque se ubica allí la más grande reserva de agua que alimenta el río Jordán. PRIMERA PREGUNTA A SUS DOCE DISCÍPULOS Y LA RESPUESTA TERRENAL VISIÓN DELHOMBRE NATURAL Preguntó a sus doce discípulos acerca de la opinión que tenía la gente sobre el Hijo del Hombre 1 (ton huion tou anthrōpou). Esta expresión, que aparece 88 veces en el N.T., comunica la idea de (a) su semejanza en todo al hombre, pero superior a él por cuanto estaba libre de pecado (Hebreos 2; 4:15); (b) semejante al hombre por cuanto participó en todo el proceso natural de la vida humana, desde la gestación hasta la muerte, pero engendrado por obra del Espíritu Santo (Filipenses 2:5-11; Mateo 1:20-21; Juan 1:14; 1 Juan 4:2). Era verdadero hombre y verdadero Dios; (c) su condición mesiánica. Era el Mesías, el Ungido, el hijo del hombre anunciado en la visión profética de Daniel 7:13-14, a quien fue dado el dominio, la gloria y el reino (Mateo 6:13b). 1. Juan el Bautista, último profeta de Israel (Mal 3:1; Is 40:3-5), hijo del sacerdote Zacarías y de Isabel, primo de Jesús, seis meses mayor que este, quien inició su ministerio en el 28 d.C (Lc 3:1-3), había sido arrestado y decapitado por orden de Herodes Antipas en la fortaleza de Maqueronte (Mt 14:3-11). Sin embargo, muchos pensaron que Juan “había resucitado” por las proezas, las señales y el poder que actuaban en él, (Mt 14:1-2; Lc 9:7-9). 2. Elías “ha aparecido”. (Lc 9:8a) . El profeta [ministerio: 1 Re 17 – 2 Re 2] fue arrebatado y es mencionado nuevamente cuando Jesús se transfigura, cerca del monte Hermón (1 Re 2:11; Mt 17:1-4). Malaquías profetizó que vendría nuevamente Elías (alusión al ministerio de Juan el Bautista en el espíritu de Elías o con un poder y autoridad igual; Mal 4:5-6 = Mt 11: 9-15, 17:10-13). 3. Jeremías (650 – 585 a.C.) o alguno de los antiguos profetas que había resucitado. Jesús fue tenido por profeta para el pueblo y muchos interpretaron que era un antiguo profeta que había resucitado (Dt 18:15 → Mateo 21:11,46; Lc 24:19; Jn 6:14). Profeta es una voz griega que designa al que habla o anuncia por otro, equivale a la voz "intérprete" o "vocero". En el hebreo se designa al profeta con dos nombres muy significativos: " nabí" (προφήτης = prophetēs ) que significa "uno que habla, escribe o actúa bajo la influencia extraordinaria de, Espíritu de Dios para comunicar su plena y perfecta voluntad, sus planes y su consejo eterno". Y "roéh" o "choséh" que quiere decir "el vidente", el que ve lo que Dios le muestra en forma de visiones, sueños, etc. Ambos nombres expresan la idea de que el profeta es instrumento de Dios, que no ha de anunciar su propia palabra sino la que el Espíritu de Dios le inspira. 1 Mt 8:20; 9:6; 10:23; 11:19; 12:8, 32; 13:37,41; 16:13, 27; 17:9, 12, 22; 19:28; 20:18, 28; 24:27, 30, 37, 39; 25:31; 26:2, 24, 45, 64 13. Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? (“Tina legousin hoi antrōpoi ēnai ton huion tou anthrōpou”) 14. Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas (Hoi de eipan hoi men Iōannen ton baptistēn alloi de Ēlian heteroi de Ieremian ē henoi tōn prophetōn)

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Page 1: Análisis mateo 16 13 19

Por José Rubén Arango

Mateo 16:13-19 BREVE ANÁLISIS EXEGÉTICO

Tanto la transfiguración como la revelación de la deidad de Cristo, ocurrieron en esta región cerca de la ciudad pagana o gentil de Cesarea de Filipo, a unos 40 km. al norte del Mar de Galilea y al pie del monte Hermón. Esta ciudad fue llamada Baal-Gad en el Antiguo Testamento y Panias en el periodo romano. Era una ciudad idólatra, importante porque se ubica allí la más grande reserva de agua que alimenta el río Jordán.

PRIMERA PREGUNTA A SUS DOCE DISCÍPULOS Y LA RESPUESTA TERRENAL VISIÓN DELHOMBRE NATURAL Preguntó a sus doce discípulos acerca de la opinión que tenía la gente sobre el Hijo del Hombre 1(ton huion tou anthrōpou). Esta expresión, que aparece 88 veces en el N.T., comunica la idea de (a) su semejanza en todo al hombre, pero superior a él por cuanto estaba libre de pecado (Hebreos 2; 4:15); (b) semejante al hombre por cuanto participó en todo el proceso natural de la vida humana, desde la gestación hasta la muerte, pero engendrado por obra del Espíritu Santo (Filipenses 2:5-11; Mateo 1:20-21; Juan 1:14; 1 Juan 4:2). Era verdadero hombre y verdadero Dios; (c) su condición mesiánica. Era el Mesías, el Ungido, el hijo del hombre anunciado en la visión profética de Daniel 7:13-14, a quien fue dado el dominio, la gloria y el reino (Mateo 6:13b). 1. Juan el Bautista, último profeta de Israel (Mal 3:1; Is 40:3-5), hijo del sacerdote Zacarías y de Isabel, primo de Jesús, seis meses mayor que este, quien inició su ministerio en el 28 d.C (Lc 3:1-3), había sido arrestado y decapitado por orden de Herodes Antipas en la fortaleza de Maqueronte (Mt 14:3-11). Sin embargo, muchos pensaron que Juan “había resucitado” por las proezas, las señales y el poder que actuaban en él, (Mt 14:1-2; Lc 9:7-9). 2. Elías “ha aparecido”. (Lc 9:8a) . El profeta [ministerio: 1 Re 17 – 2 Re 2] fue arrebatado y es mencionado nuevamente cuando Jesús se transfigura, cerca del monte Hermón (1 Re 2:11; Mt 17:1-4). Malaquías profetizó que vendría nuevamente Elías (alusión al ministerio de Juan el Bautista en el espíritu de Elías o con un poder y autoridad igual; Mal 4:5-6 = Mt 11: 9-15, 17:10-13). 3. Jeremías (650 – 585 a.C.) o alguno de los antiguos profetas que había resucitado. Jesús fue tenido por profeta para el pueblo y muchos interpretaron que era un antiguo profeta que había resucitado (Dt 18:15 → Mateo 21:11,46; Lc 24:19; Jn 6:14). Profeta es una voz griega que designa al que habla o anuncia por otro, equivale a la voz "intérprete" o "vocero". En el hebreo se designa al profeta con dos nombres muy significativos: "nabí" (προφήτης = prophetēs ) que significa "uno que habla, escribe o actúa

bajo la influencia extraordinaria de, Espíritu de Dios para comunicar su plena y perfecta voluntad, sus planes y su consejo eterno". Y "roéh" o "choséh" que quiere decir "el vidente", el que ve lo que Dios le muestra en forma de visiones, sueños, etc. Ambos nombres expresan la idea de que el profeta es instrumento de Dios, que no ha de anunciar su propia palabra sino la que el Espíritu de Dios le inspira.

1 Mt 8:20; 9:6; 10:23; 11:19; 12:8, 32; 13:37,41; 16:13, 27; 17:9, 12, 22; 19:28; 20:18, 28; 24:27, 30, 37, 39; 25:31; 26:2, 24, 45, 64

13. Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? (“Tina legousin hoi antrōpoi ēnai ton huion tou anthrōpou”)

14. Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas (Hoi de eipan hoi men Iōannen ton baptistēn alloi de Ēlian heteroi de Ieremian ē henoi tōn prophetōn)

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SEGUNDA PREGUNTA A SUS DOCE DISCÍPULOS

Y vosotros2 = Ahora, se ocupa de la perpectiva, de la imagen que han recogido sus discípulos durante el tiempo que ha estado con ellos. Es realmente importante conocer esa “teología práctica” de quienes le han acompañado y han sido instruidos; quienes han escuchado sus enseñanzas y han visto sus milagros, su poder, su misericordia en acción; de quienes son testigos de la obra de Jesús y han estado en un proceso de preparación, pues han sido llamados y enviados a predicar las buenas nuevas [apóstoles → apóstol → Απόστολος (apóstolos) → enviado, Mt 28:19-20].

Pero3 ustedes digan ¿Quién soy yo? (τινα4 με λεγετε ειναι5) Esta es una pregunta profunda, revelante y existencial. Es abrir

la puerta hacia una exploración de la vida interior del Señor, de su esencia, de su verdadera naturaleza, de su realidad eterna en el tiempo. Es descubrir el velo que el hombre no puede descorrer desde su raciocinio natural. Implica mostrar el nivel de conciencia que tenemos de Dios y el nivel espiritual que permite ser tocados por el Espíritu de Dios para que alumbre nuestro corazón y siembre en nosotros su conocimiento, su sabiduría, su verdad y podamos saber aquello que no podríamos saber y conocer por nosotros mismos por ninguna de las vías humanas. Una pregunta que espera una respuesta objetiva, contundente y clara sobre cómo identificamos a nuestro interlocutor. Es poder relacionar el Yo (la esencia de Dios) con su existencia y comprender que solo él es inmutable, eterno y santo; que su Yo es el mismo ayer, hoy y siempre; que hecho verdadero hombre, sigue siendo verdadero Dios; que es lo que fue, lo que es y lo que será; el siempre presente, excelso y sublime Dios Todopoderoso, Majestuoso, Misericordioso, Amoroso e Invencible. CONTESTACIÓN, RESPUESTA CELESTIAL VISIÓN DEL HOMBRE ESPIRITUAL

1. El primer punto de controversia histórica entre cristianos católicos y evangélicos recae en la persona de Pedro. Pero pudo haber contestado cualquier otro discípulo. Sin embargo, el carácter y la personalidad de Pedro eran particulares. Solo bastaría por hacer un recorrido a los evangelios para comprender el papel protagónico de este apóstol en muchas situaciones y armar un perfil exacto de su naturaleza. En Hechos, es Pedro quien abre la puerta de la evangelización a los judíos y a los gentiles, y en el mismo libro juega un papel importante en los doce primeros capítulos. Junto con Jacobo (Santiago, en latín) y Juan, tuvieron el privilegio de estar en momentos relevantes en la vida del Maestro como en la transfiguración y en el huerto de los Olivos. Pero fue Pedro quien le negó tres veces, aunque todos le abandonaron y le dejaron solo. Pedro tuvo un llamado particular al momento de su restauración. Todos los episodios, pues, lo convierten en un vocero del grupo, en un líder muy especial (1 Pedro 5:-4). De ahí, a elevarlo a la categoría papal no hay sustento escritural, ya que un papel semejante desempeñaría el apóstol Pablo entre los gentiles, y quien presidió el primer concilio en Jerusalén (50 d.C) fue Jacobo.

2. Pedro era intrépido, osado y muy franco. Diríamos hoy que era “atacado” para responder, impulsivo (Mr 3:16; Mt 14:28-32; 15:15; 16:22-23; 17:1-5, 24-27; 18:21-22; 19:27-30; 26:33-41,69-75; Mr 5:37; 11:21-22; Lc 5:8; 8:45; 22:8,31-32; 24:12; Jn 6:68; 13:6-10,

2 Hymeis = pronombre personal de segunda persona plural. Enfático y grupal. 3 δέ. Partícula que siempre va pospuesta a otra palabra. Puede indicar alguna idea de oposición: Pero, al contrario, antes bien, mas, sino. A veces se usa sin

ninguna idea de contraste. Y, así como, al mismo tiempo, y también, igualmente, así, pues, pues bien, sí. 4 Tina = τίς, τί. genitivo. τίνος. dativo. τίνι. acusativo. τίνα, τί. pronombre y adjetivo interrogativo. Siempre lleva acento agudo sobre la sílaba τί. ¿quién? ¿cuál?

¿qué? ¿qué clase de? τί, διὰ τί, εἰς τί, ἵνα τί, τί ὅτι = ¿por qué? ¿por qué razón? [acusativo es el complemento directo, sobre quien recae la acción del verbo].

5 Ειναι (einai) = presente del infinitivo de εἰµi. Ser, existir, estar, haber: Mt. 16:13 → “eres” (sin la idea de momentaneidad, sino de permanencia o perpetuidad de

ese estado de temporalidad en nuestro lenguaje humano).

15. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Legei autois hymeis de tina me legete einai (λεγει αυτοις υμεις δε τινα με λεγετε ειναι)

16. Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Apokritheis de Simōn Petros eipen sy eí ho Christos ho huiois tou theou tou zōntos

αποκριθεις δε σιμων πετρος ειπεν συ ει ο χριστος ο υιος του θεου του ζωντος

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24,36-38; 18:10-11; 21:1-22; Hch 1:15; 2:14,37-38; 3:3-12; 4:8,19; 5:3-9,29; 8:14,20; 9:32-40; 10:5-26,34,44-48; 11:1-4; 12:1-18; 15:7; Gá 2:7-11).

3. “Tú eres el Cristo” (Christos). “La palabra Mesías y la palabra Cristo son la misma; una es hebrea y la otra griega para designar al Ungido. Los reyes fueron separados para este cargo al ungirlos, tal y como hasta ahora. El Mesías, el Cristo, el Ungido es el Rey Divino de Dios” (Barclay, 151). Este título aplicado a Jesús tiene tres connotaciones importantes: marca la realidad de su naturaleza divina: Es el Ungido de Dios que fue introducido al mundo para cumplir toda profecía, establecer el reino de Dios y el reino de los cielos en la tierra; revela su realeza, que es el Rey Todopoderoso, digno de honra, gloria y alabanza; y muestra su soberanía, su autoridad y su poder. Los judíos comprendían esta expresión en el plano humano y limitado, aplicado a reyes y profetas llamados por Dios; pero también tuvieron claro que expresaba una realidad espiritual profunda. Decir que era el Mesías, era lo mismo que afirmar que era el Hijo de Dios, Dios eterno, Emmanuel, Príncipe de Paz, Rey de gloria anunciado por el profeta Isaías y por el profeta Daniel. En pocas palabras, este título es profético y revela su naturaleza divina, encarnada para venir a salvar lo que se había perdido, establecer un reino que está en construcción y reorganizar las directrices de delegación y normatividad de ese reino. El pueblo judío solamente pudo ver e interpretar que era el Mesías o Salvador en lo político y social. Es decir, que Jesús era un enviado por Dios que venía a establecer orden, destruir a los enemigos de la nación y reinar para dar paz y tranquilidad al pueblo de Dios, el Rey de los judíos. 4. “el hijo del Dios Viviente”, del Dios vivo, el Dios que Vive o el Dios que está vivo. Esta expresión comunica la verdad de su deidad absoluta e incuestionable. Revela su aseidad, su autosuficiencia y su eternidad; asimismo su señorío sobre el tiempo limitado (cronos) y su acción en el Kairós. En el evangelio de Juan, cuando Jesús declaraba o afirmaba que era Hijo de Dios, provocaba varias reacciones: quienes recibían algún beneficio o privilegio, se postraban y le adoraban; entre los fariseos y otras sectas judías, discusión, ira y provocación, pues para ellos Jesús estaba blasfemando o mintiendo, al punto que en varias ocasiones intentaron prenderle y apedrearlo. Una razón por la que se pidió que fuera crucificado, fue precisamente que, para ellos, “él se había hecho Hijo de Dios”. En síntesis, ser Hijo de Dios, en el lenguaje hebreo, equivale a declarar que es Dios, que posee en sí mismo el carácter, los atributos y la naturaleza de Dios Padre. (Jn 5:16-27; 6:40 y ss.; 8:57-59; 9:35-38; 10:30-39; 12:34-50; 19:7; 20:30-31).

UN LLAMADO: CONCIENCIA DE LA RESPONSABILIDAD MISIONERA Y EVANGELÍSTICA

1. “Bienaventurado6” Simón fue afortunado al recibir una revelación poderosa y que cambiaría la vida de los discípulos de manera importante. Tendrían ahora un concepto real de su Maestro, una teología transformadora para transformar la vida de los hombres. Tenían condensado el mensaje evangelístico de vida. Era. A su vez, afortunado por ser el vocero de un mensaje que ahora dejaría el Señor en manos de los discípulos como la responsabilidad de comunicarla al mundo (Mateo 28:18-19). 2. No fue una revelación de carne7 y sangre8. Es decir, no proviene de ninguna fuente humana posible o probable. Ni de preconceptos o ideas previas que hubiese tenido Simón Pedro, ni de las fábulas o creencias populares judías, ni de las doctrinas de los fariseos o saduceos, ni de la tradición judía, ni de ninguna otra fuente. Aún más, Simón era un pescador iletrado, no sabía leer ni escribir, Hechos 4:13. 3. Esta revelación fue dada a Simón y no a otro discípulo, quizá por su carácter impulsivo e inquiridor, por ese espíritu sencillo y noble al mismo tiempo. Él quería saberlo todo, quería aprender. Era un líder innato. 4. Una revelación celestial. Dios revela sus secretos al hombre en la superabundancia de su amor y de su gracia (Job 33:16, Daniel 2:22-23,27-28,30; Lucas 10:21).

PRIVILEGIOS Y RESPONSABILIDADES

6 µακάριος, α, ον. Feliz, dichoso, afortunado, bienaventurado. 7 σάρξ, σαρκός, ἡ. Carne, cuerpo físico, ser humano.

8 αἷµα, ατος, τό. Sangre, sea humana o de animal.

17. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi

Padre que está en los cielos.

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1. “Y yo también te digo”: Concatena el verso anterior, señalando que aparte de ser bienaventurado o afortunado por tal revelación, se agrega la realidad de su nueva identidad como discípulo: Simón es ahora Pedro9 (Pétros), una piedra. Y esta dimensión se extiende a todos sus discípulos y, por tanto, a todo creyente, pues somos piedras del santuario.

2. “y sobre esta roca” (kai épi taúpe pétra). Jamás el texto griego hace referencia a Pedro como la roca sobre la cual se construiría la Iglesia, sino sobre la roca (pétra) que es Cristo. La dificultad radica en la conjunción (kai) que fue traducida como copulativa (y), cuando debió ser una conjunción adversativa (mas, pero = por el contrario, en oposición a esta verdad, al contrario). Además, el demostrativo corrobora y da soporte a esta verdad: no utiliza “esa” (pronombre demostrativo que refiere a alguien o algo cercano al receptor, marcando mayor distancia) sino “esta”, taute (que se refiere a un objeto o persona cercana, al propio hablante, el emisor, que para nuestro caso es Jesús).

a. καί. Conjunción Y, pero, aun, hasta. b. ἐπί. Preposición: Con dativo 1) De lugar. En, sobre, a, hacia, a base de, contra, con, cerca de, junto a, ante: Mt. 4:4; Mt. 7:28; Mt. 9:16; Mt. 14:11; Mt. 16:18; c. οὗτος, αὕτη, τοῦτο. Pronombre demostrativo. Este, ésta, esto. Refiere a algo presente en cuanto a tiempo o lugar: a algo que se acaba de mencionar: a lo que sigue. d. πέτρα, ας, ἡ. Roca, peña. N.T. Roca, peña: Mt. 7:24–25; Mt. 16:18; Mt. 27:51; Mt. 27:60; Mr. 15:46; Lc. 6:48; Lc. 8:6; Lc. 8:13; Ro. 9:33; 1 Co. 10:4; 1 P. 2:8; Ap. 6:15–16. Claro, Pedro, como cualquier creyente, es una piedra, porque somos colaboradores de Dios, pero también edificio del Señor, templo vivo del santuario. Somos piedras porque colocamos el fundamento, a través del evangelio que promulgamos, que predicamos, que enseñamos. Sin embargo, solo es sobre Cristo que se edifica la Iglesia (Efesios 2:19-22; Isaías 28:16; 1 Corintios 3:10-17 / Génesis 49: 24; 2 Sm 22:32; Salmos 61:2; Romanos 9:33; 1 Corintios 10:4; 1 Pedro 2:6-8). 3. “Y las puertas del Hades10 no prevalecerán11 contra ella (contra la iglesia12)”. “…y las puertas del infierno no prevalecerán.” El infierno es el lugar de los muertos. Aquí tenemos “una metáfora para el poder del submundo o de lo demoníaco (ver, Isaías 38:10)” (Sénior, 191). Las imágenes de Jesús funcionan desde cualquier lado de la puerta. Las puertas del Hades no dejan que los de dentro salgan y que los de fuera puedan entrar. Esas puertas encierran a los muertos, previniendo que escapen, y no dejan entrar a quienes pueden redimir a los muertos. Sin embargo, Jesús romperá el poder de la muerte con su propia resurrección, que solamente será el primero de los frutos de todos los fieles que se levantarán de la muerte (1 Corintios 15:23). Las puertas del Hades no resistirán la arremetida de Cristo sobre ellas. No solamente él, sino todos los redimidos de entre los muertos, se levantarán otra vez y confiadamente cruzarán las destruidas puertas. “La promesa no es que los cristianos no atravesarán por el infierno; la promesa es que el infierno no tiene la carta ganadora y que los poderes de la muerte no tienen la última palabra” (Long, 186).

9 Πέτρος, ου, ὁ. Nombre propio Pedro, que significa piedra.

10 ᾅδης, ου, ὁ. Contracto de Ἅιδης, dios de los infiernos. Sepultura, muerte, región de los muertos, los infiernos. Is. 38:18 N.T. Mt. 11:23; Mt. 16:18; Lc. 10:15; Lc. 16:23; Hch. 2:27; Hch. 2:31; Ap. 1:18; Ap. 6:8; Ap. 20:13; Ap. 20:14 11 κατισχύω. (imperf. κατίσχυον; fut. κατισχύσω; 1 aor. κατίσχυσα). Tener fuerza, vencer, prevalecer, triunfar, dominar, predominar: Mt. 16:18; Lc. 21:36; Lc. 23:23 12 ἐκκλησία, ας, ἡ. Iglesia, congregación, asamblea, reunión. De la iglesia universal: Mt. 16:18; Hch. 5:11; Hch. 9:31; 1 Co. 12:28; Ef. 1:22; Ef. 3:10;

Ef. 3:21; Ef. 5:23–24; Ef. 5:27; Ef. 5:29; Ef. 5:32; Fil. 3:6; Col. 1:18; 1 Ti. 5:16

18. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

κἀγὼ δέ σοι λέγω ὅτι σὺ εἶ Πέτρος καὶ ἐπὶ ταύτῃ τῇ πέτρᾳ οἰκοδομήσω μου τὴν ἐκκλησίαν καὶ πύλαι ᾅδου οὐ

κατισχύσουσιν αὐτῆς

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Se puede interpretar de diversas maneras, según el parámetro de referencia. Pero, en general, es evidente que el poder destructivo de Satanás, operando través de diversos flancos como la herejía, los cismas, las divisiones, los celos, etc., utilizando personas y denominaciones, no podrá jamás destruir la iglesia, que es el cuerpo de Cristo. Es decir, todos aquellos llamados para salvación en el programa y plan de Dios. El cuerpo de Cristo, en el propósito eterno, ya está completo, pero en el proceso histórico del hombre, se está completando (Efesios 5:25-27). Cristo intercedió anticipadamente por su Iglesia (Juan 17:20-23). Nuestra responsabilidad es cuidar la grey de Dios, velar por ella, predicar la sana doctrina, exhortar, corregir, etc. (2 Corintios 11:2; Efesios 4). Jesús compró con su sangre nuestra salvación y nada de lo que es suyo se perderá (Juan 6:39; 17:9-12; 18:9). Esta expresión podría ser comprendida con lo dicho por Gamaliel, cuando los fariseos y principales sacerdotes intentaron vanamente silenciar el proyecto de expansión evangelística, justo cuando apenas arrancaba la iglesia y se habían convertido más de 8.000 personas (Hechos 4:15-20; 5:26-42; 20:28-29) “Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si

es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios” (Gamaliel).

1. Pedro fue el líder escogido por el Señor para ejercer esa autoridad, ese poder que permite la extensión del evagelio. El abrió el camino en Pentecostés y entre los gentiles. Pero este privilegio no fue exclusivo para Pedro, sino incluyente. Es decir, al dar este encargo a él, también lo confirió a todos sus discípulos. (Mateo 18:1-20) Tres privilegios: a. Las llaves del reino de los cielos. La autoridad y el poder para abrir la iglesia a los hombres a través del evangelio, la predicación y el establecimiento de su reino (Mateo 18:18; Apocalipsis 11:15). b. atar 13y desatar14 = liberar, restaurar, restablecer, reconciliar, reparar, devolver, libertar. c. Perdonar = Juan 20:21-23 Estas frases tienen su raíz en Isaías 22:22, “Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro (de Eliaquim); y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá.” Así Eliaquim se convierte en el mayordomo de la casa, responsable de abrir la casa en la mañana, cerrarla por la noche y controlar el acceso a la presencia real. En este papel, Pedro abrió la puerta para tres mil personas el día del Pentecostés (Hechos 2). Aunque inicialmente se resistirá a abrir la puerta a los gentiles, Dios lo persuadirá de admitir al centurión gentil (Hechos 10), y Pedro se convertirá en el vocero durante el Concilio de Jerusalén para mantener las puertas abiertas a los gentiles (Hechos 15). “En el lenguaje rabínico ligar y desatar es declarar ciertas acciones prohibidas o permitidas” “No se le convierte en un pequeño Dios, pero su fe significa que está cargado con el poder de Dios para hacer la voluntad de Dios” (Soards). “Pedro es un paradigma para quienes enseñan e interpretan con autoridad de tal manera que abren el reino de los cielos a otros” (Martin).

13 δέω. (imperf. ἔδεον; fut. δήσω; 1 aor. ἔδησα; perf. δέδεκα; perf. pas. δέδεµαι) Atar, sujetar, obligar, encarcelar, impedir, prohibir. D) Impedir,

prohibir. [δέω—λύω es terminología rabínica. Mt. 16:19; Mt. 18:18.

14 λύω. (imperf. ἔλυον; imperf. pas. ἐλυόµην; fut. λύσω; 1 fut. pas. λυθήσοµαι; 1 aor. ἔλυσα; 1 aor. pas. ἐλύθην; perf. λέλυκα; perf. pas. λελυµαι).

Desatar, desamarrar, soltar, libertar, romper, quitar, derribar, destruir. E) Desatar, permitir. [δέω - λύω es terminología rabínica. Mt. 16:19; Mt. 18:18

19. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos

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“Las ‘llaves’ se convierten en armas de guerra en la lucha contra las fuerzas de la muerte. La muerte es un poderoso enemigo,… [pero] la muerte lucha con una mano atada a su espalda. No tiene acceso al reino de Dios. Cualquier cosa que la iglesia ata, la muerte no lo puede desatar, y cualquier cosa que la iglesia desata, la muerte no lo puede atar” (Brueggemann, 460). Tenemos las llaves para abrir las puertas de la bendición, para cerrar las puertas de la opresión.

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