anónimo_retórica a herenio

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    RETRI

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    RtrTORIC

    INTRODUCCINSAL

    EDITO

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    O EDITORIAL CREDOS, S. A,Snchez Pacheco,8l, Madrid, 1997.

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    Depsito Legal: M. 33184-1997.rsBN 84-249-1875-4.Impreso en Espaa. Printed in Spain.Crficas Cndor, S. A.Esteban Terradas, 12. Polgono Industrial. Legans (Madrid), 1997.

    IN

    l. La

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    eren o e au or esconoc o, acorpus de obras de Cicern en el siglo rv d. C. le proporcio-n durante mucho tiempo un gran prestigio y garantiz supervivencia durante toda la Edad Media. Ambas obras sonmanuales tcnicos, sistemticos y ordenados de acuerdo conlos principios formales de la enseanza helenstica; aunqueutllizan una terminologa plenamente latinizada y procuranadaptar los ejemplos que presentan a la realidad histrica ysocial romana, reflejan bsicamente la enseanza retrica depoca helenstica, de cuya tchn siguen siendo ampliamen-te tributarias.

    Sin embargo, aunque la deuda que ambos manuales tie-nen con la tradicin retrica anterior es sin duda considera-ble, resulta sumamente dificil determinar con exactitud ques lo que tomaron de ella y qu doctrinas retricas reflejan.Y ello bsicamente porque la retrica griega de poca hele-nstica no es bien conocida y son precisamente estas dosobras latinas las que siruen para reconstruirla. Anteriores aellas slo se conservan la Retrica de Aristteles, un tratadode orientacin y alcance completamente diferentes de losaqu presentados y que, por otra parte, permaneci muchotiempo fuera de circulacin, y la llamada Retrtca a Aleian-dro, atrlbuida inicialmente a Aristteles y hoy consideradacomo obra de Anaxmenes de Lmpsaco, un rtor de me-diados del siglo rv2. Adems, los maestros griegos de elo-

    2 Hay dos grandes categoras de artes retricas, los tratados, caracteri-zados por la profundidad de su enfoque y la extensin de su anlisis, y losmanuales de orientacin ms o menos escolares. Al primer grupo pertene-cen la Retrica de Aristteles, el De oratore de Cicern o la Inslruccin

    Naturalmente ello no qula retrica griega fuerarna, pues ya en autores cconocer su presencia. Toos de la segunda ola qcn la educacin romandel r. El desconocido anombre de ningn rtoen su misterioso doctordel que se tiene noticia,pues se ignora casi todsealadas entre estas oprimer tratado retricoOratoria de Quintiliano. Enlatirras (pese a la diferente conual) asi como los numerososcomo griegos, recogidos en lI 853-l 856, 3 vols. (= FrankfuvEn, Leipzig, 1894), o los RhLeipzg, 1963 (: Frankfurt aI Es sigrrificativo que losllos son conocidos sean los dnes de Mitilene y Menelao des (90, 308 ss.) su formacinempleados en casa de Crasomaestros de sus predecesores.les griegos en el siglo II y Ithe Late Roman Republic, BBoNNnn, La educacin en lael Joven, Barcelona, 1984, p

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    , , ,as importantsimo, bosquejo de la historia de la retricagriega en poca helenstica5.

    2. El autor de la obraAtribuida a Cicern desde el siglo rv d. C y editadajunto con el La invencin retrica durante toda la Edad Me-

    dia con el nombre de Rhetorica secunda o noua,la cuestinde su autora ha ocupado la atencin de los investigadoresdesde que en l49l el humanista Rafael Regio demostr lafalsedad de la atribucin a Cicern. En 1533 Petrus Victo-rius sostuvo la hiptesis de que el autor de esta obra podaser cierto Cornificio, un rtor al que Quintiliano cita en suInstruccin Oratoria en varias ocasiones. Objeto de fuertescrticas ya en ese momento y sin recibir una aceptacin un-nime, la tesis ha sido retomada en poca ms reciente por

    a Sobre la retrica de Antonio, cf. G. CaLsoLr, , Berliner Philolog. I4/>,Cornificana 2. L autore e la tnium>, (Atti Accad. delle Scimorie, vol. LI-LII) Bolonia, 17 En realidad, para Quintitras que para el auclor ad Hercaracterstico de la doctrina dcuela asiana, es la extensinellas cosas que no lo eran o qu8 Tambin se han sealaInstruccin Oratoria M, 69tar Quir-rtiliano la adnominatioben ser evitados y seala que

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    e au ores ar es , e os,Cornificio (III 1,21). Tambin en IX 3, 89 aparece Cornifi-cio citado en una lista de autores que dedicaron libros com-pletos a la discusin de las figuras retricas (IX 3, 89). Porltimo, en otros cinco lugares Quintiliano presenta ejemplosque aparecen tambin enla Retrica a Herenioe. Ningunode stos es atribuido expresamente a Cornificio por Quinti-liano, pero dado que estos ejemplos pueden ser comunes alos manuales de retrica, es posible que procedan en ltimainstancia de Cornificio. Sin embargo, todas estas correspon-dencias no dejan de plantear problemas y objecionesr0.Aun aceptando para la Retricu a Herenio la paternidaddel Cornificio mencionado por Quintiliano, resulta dificil in-dividualizar a ste como persona. Entre los Cornificios delos que se tiene noticia en la poca en que se supone que laobra fue escrita, existe un Cornificio gramtico y etimlogoque sera el principal candidato; a su favor cuenta con elinters que muestra el auctor ad Herenniun por los temasgramaticales y las cuestiones etimolgicas, muy visible endeterminados pasajes de la obrarr. En contra de la atribu-/io. Dos de los ejemplos de Quintiliano son usados por el auctor, uno parala traductio, el otro para la adnominatio.e QurNrrr-roNo, IX 3,31: complexio (Ad Her. lY 14,20); IX 3,56:gradatio (Ad Her. M5,34); IX3,72: adnominatio (Ad Her.lY 22,30 y21,29); IX 3,85: conmutatio (Ad Her.IY 28,39); y IX 3, 88: dubitatio(Ad Her.M9,40).r0 Sobre la relacin entre estos pasajes de Quintiliano y Cornificio, cf.especialnrente Meux, Prolegomena a su editio maior, pgs.72 ss.; Ce-vr,rol,Introduction, p9. X; y Carror-r, Cornificiana 2, pgs. 12-19. Cf. II 23,35;ly 12, l7;21,29y notas ad loc,

    .la Retrica entre el atervalo de 30 a 35 aodo en torno al ao 10crito la Retrica cuanun caso de excepcionciones contenidas ense trate de la obra dedura y con interesesque de ser este rtor yautor de ambas obras,llas en la tradicin podel Comificio autor dficio etimlogo, aunhiptesis ms probablContra la atribuciautores como Marx,diferentes motivos,

    12 Cornificio no ha sidodad de esta obra. Otros autFlavo, de poca de Nern;M. Tulio Laurea, libertos dtor; M. Antonio Gnipho ycern, el hijo de Cicern, yde Tiberio; cf. CarI-eN, Inal rtor L. Anneo Cornuto,i3 Menx, ProlegomentEcl. ktas. Altertumws.lV,cis ad C. Herennium, Berl

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    . , -tiliano en III 1, 8 ss., que obviamente est manteniendo ensu exposicin un orden cronolgico, implicara que este Cor-nificio sera posterior a Cicern y, aunque la relacin entrela Retrica a Herenio y el La invencin retrica de Cicernes muy discutida, parece seguro que ambas obras son apro-ximadamente contemporneas, de la segunda dcada del si-glo r. Tambin en IX 3,91y IX 3, 98-99 Cornificio, Cecilioy Rutilio son mencionados despus de discutir Quintilianolas teoras de Cicern. Por ltimo, en lX 3, 89, Cornificio escitado junto a escritores de la poca de Augusto, lo que ha-ra suponer que era contemporneo de estos autores o unpoco posterior. En cuanto a la coincidencia entre las figurasmencionadas en la Retrica a Herenio y las que Quintilianomenciona en relacin con Cornificio, es posible que existie-ra un Cornificio, autor de un tratado especfico sobre las fi-guras, que sera una de las fuentes utilizadas por Quintilianoen el libro IX de la Instruccin Oratoria. En conclusin, pa-ra estos autores el Cornificio que menciona Quintiliano pa-rece haber vivido en una poca posterior a la del auctor adHerennium y no podra ser el autor de la Retrica; el librode Comificio que Quintiliano cita no sera la Retrica a Here-nio,pues no hay evidencia alguna de que conociera o usaraeste tratado, y las concordancias entre la obra de Cornificio

    t4 A. E. Doucres, >, Class. Quart., n. s., l0 (1960),65-78; P. L. Scuurur,Der kleine Pauly,lY, Mnich, 1975,pry. l4l5;L. HEnueNN, , Latomus 39 (1980), 144-r 60.

    la atribucin a Cornifique el autor mismo noun personaje muy diferedo con esta tesis, el drtor, de origen ms operto en la milicia y enjoven, pues 1 mismoque se encuentra ocuprivados (I 1, 1), y aual destinatario, C. Heretoridad que implica cinex, pues sera pocoentregara a la exercita50). Lo ms probable,tuviera entre veinticinca la procedencia, si sedel destinatario y tenieciudades mencionadastral y meridional (Albparece estar muy preo

    5 G. Acrro*o,

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    .formacin, conoce bien el griego, pues traduce la termino-loga tcnica de esta lengua, ha estudiado retrica y tambinfilosofia. l mismo insiste en que ha ledo muchos tratados(I l, 1; IV l, 1). Tampoco debe tratarse de un caballeroocioso, entregado a las letras y las artes, pues en III 2, 3 se-ala que tiene la intencin de escribir, tras su manual deretrica, un tratado de re militari y una obra sobre la admi-nistracin del estado (de administratione rei publicae), pro-yectos que implican el conocimiento y la experiencia de lamateria y, consiguientemente, la participacin en el cursushonorum. Los ejemplos, en los que abunda su manual, pro-bablemente estn inspirados en los que pronunciaron lmismo o personalidades con las que se relacionaba, pues alcomienzo del libro cuarto afirma que utilizar ejemplos pro-piosrT y un gran nmero de ellos se refieren a la aplicacindela lex Varia (II28,45) y al asesinato de Sulpicio (I 15,25). Sin embargo, no da la impresin de haber accedido alos cargos ms elevados de la poltica romana, pues en esecaso habra evocado su dignitas y no mostrara tantas consi-deraciones con el destinatario. La conclusin de Achard esque muy probablemente el redactor del manual fuese un se-nador de cierto rango que ejerci su actividad poltica en elmovimiento de Mario y que en los aos 90 se encontraba en

    17 En contra de lo que dice el autor, muchos de estos ejemplos estntomados de otros autores, actitud que le ha sido muy criticada, en especialpor Ma.nx, Prolegomena, pgs. l1 l-l l8; como seala AcHano, [ntroduc-tion, n. 132, por lo general se trata de breves citas que bien pueden proce-der del fondo comn de los manuales retricos de la poca.

    , sodos de los aos ochentrns joven que 1, le pidno poda seguir las leccuela habia sufrido unlos acontecimientos pohiptesis puesto que lacirculacin, pero no escomo el destinatario dcin posterior a la llegque posible si efectivapopularle.

    3. Lq orientacin polticAdmitiendo la tesisdadano importante de lsituarlo en relacin concas del momento, la op

    r8 Sobre el movimiento dArrliinge der institutionellennumenfLtm Chiloniense. Fes183-216, y A. MnNEnnurNr,del92 a. C.>>, Studia et Documee AcHa.no, L auteur dellega incluso a proponer el nocon la descripcin anterior yM. Tullius cuando se descubri

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    goza o e una acep ac n cas un n me .pasajes filodemocrticos constituyen casi la mitad de losexempla utilizados en la obra: as, la muerte de Tiberio Gra-co es calificada como indigna (M2,31); su hermano Gracorecibe la calificacin de amantissimus rei publicae; Druso(lV 22,31) y Sulpicio, el tribuno popular del ao 88, que esel personaje ms citado en la obrazr, fueron asesinados cruel-mente; Mario es evocado elogiosamente en IV 55, 68, y enM2, 31 el autor subraya que Saturnino muri per perfi-diam. Por ltimo, en I 5, 8 aconseja obtener la animadver-sin contra los oponentes poniendo de relieve su pertenen-cia a la nobilitas. Es precisamente esta actitud filopopular laque ha permitido tambin relacionar la Retrica a Herenio

    20 Cf. Mnx, Prolegomena, pgs. l4l-153. Sobre la orientacin poli-tica de los ejemplos contenidos en la obra, cf. M. A. LnvI,

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    , se a en re .habra conservado el material recogido en esa poca, bienpara disponer de l ante una posible recuperacin del poderpor parte de Sila, bien por servirse del material ya prepara-do. Lo cierto es que el auctor no expresa nunca una concep-cin tan radical como la que por esa misma poca reflejanlos prlogos de La invencin retricq de Cicern, para quienel desarrollo de la retrica viene exigido por la obligacinde luchar contra los audaces y los mal. El autor es proba-blemente de tendencia popular pero nada indica que se tratede un radical extremista, pues en ocasiones tambin sabealabar a los poderosos (I 12, 2l)y al senado (IV 33,45).4. La.fecha de redaccin

    Aunque la Retrica a Herenio carece de indicacionesque permitan atribuir una fecha precisa a su redaccin, elanlisis de determinados elementos internos de la obra hapermitido establecer distintas hiptesis sobre el momento enque fue escrita; la mayora de los autores se inclina por unafecha relativamente alta, entre el 86 y el 8224; otros sealanuna fecha algo ms baja, situando el trmino ante quem en-tre el75-7025. Dos recientes estudios intentan situar tambin2a Favorables a esta datacin alta son Marx, Thiele, Brzoska, Bione,Caplarr, Matthes, Clarke, Fuhrmann, Adamietz, Calboli y Achard.'5 Cf. W. Knorr, , Philologus 89 (1934),63-84; E. Cnnnr., ,

    cxpone en a ticatlirecto de esta obra,clel filsofo no se llehabra que retrasar alredaccin de la RetriLos dos ltimos arecta se hace referenciSulpicio el ao 88 (Irio el 86 (M4,68).solan seguir era la deAthenaeum, n. s.,31 (1953Ia vita poltica romana dopll4 y 295-345; M. I. HrNof Roman Studies 4l ( I 95 I )t6 A. E. Doucr_es, Clau78, ha propuesto una datacsndose en que los ejemplosentan el sistema de clusulpartes y deben ser, por tantdo rechazada (cf. Cnrnolr,Douglas parece haberse retrpropuesta de L. HsnvnNN,rennius senecio, pgs. 144-Anneo Cornuto, maestro y ael 57 d. C. ha sido prcticacaico de la obra ni las numelos 80 ni, especialmente, la

    ten retrasar tanto la fecha diremos sealando los puntosvor de su propuesta.- - cf . L. C. wrNrer-, , M ne mosyne 32

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    acuerdo con esto, a re acc n e a o ra a r aantes del ao 86.

    Por otra parte, mientras que la Retricq a Herenio estplagada de referencias a la vida poltica y a las desgraciasocurridas a los lderes del partido popular antes del ao 86,no contiene referencia alguna a los disturbios civiles y laderuota de los antiguos partidarios de Mario cuando Sila in-vadi Italia el 83; tampoco existe la menor alusin al nuevorgimen. Adems, mientras que son numerosas las citas, rea-les o imaginadas, de discursos relacionados con aconteci-mientos anteriores al 86, no se habla de los pronunciados afinales de la dictadura de Sila por el propio Sila, Marcio Fi-lipo, Aurelio Cota, Hortensio y muchos otros28. El autor pa-rece, pues, situarse entre mediados del 86 y finales del 83.Ahora bien, como la propuesta de Douglas ha tenido la vir-tud de poner de relieve, el problema radica en que estas fe-chas slo se refieren al contenido de los ejemplos utilizados,que el autor podra haber reunido previamente con vistas ala posterior redaccin del tratado. En cualquier caso, sta nodebi de ser mucho ms tarde pues, como afirma, est de-

    28 En la obra hay nueve referencias al periodo anterior al ao 133 l14,24;lI 13, l9; III l, 2 [tres veces]; 4, 8; IV 13, 19;14,20;33, 45); sietea la poca de los Gracos lV 9, 13; 15,22;22,3l [dos];28,38;55, 68 y,posiblemente, I I l, 20); cinco al periodo entre la muerte de C. Graco elao l2l y el primer consulado de Mario el 107 lI 13, 19;20,33;lY 12,18;35, 47;54, 68); nueve desde esa fecha hasta la guerra social el 9l l12, 2l; 13, 23; 14, 24; 15, 25;il 12, 17; 13, l9; IV 3, 5; 22,31; 54, 67) ydiecisis a acontecimientos de los aos 90-86 l 15, 25; II 28, 45 [dos]; il I2, 2; IY 8, 12; 9, 13; 14, 20; 22,31 ldosf; 24, 33; 28, 38; 34, 45 [dos]; 34,46;35,47 y 55, 68).

    causa tanto de la desasobre el autor y el desti

    5. La teora retrica dEn ningn lugar de

    informacin sobre susI I, l8) a su maestro, utino. Sin embargo, estoda la materia expuestaDe hecho, es evidentefuentes escritas dada lredaccin, presenta conrica de Cicern3o. Suscientes -la doctrina

    2e Sobre la doctrina de lana,pgs,75-118, y C. Bror.rgua latina. Intorno a la Rhniano und die

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    misrno tiempo un trabajo personal de crtica y polmica. Dela tradicin retrica helenstica recoge las enseanzas que lesirven a sus propsitos, dejando de lado el resto, que conside-ra palabrera griega (I 1, 1). As, no modifica casi nada de lateora retrica helenstica sobre el exordio y la naracin,mientras que sigue a su maestro en la distribucin de la teorade los slalus, bastante diferente de la que estableci Herm-goras, recogida ms fielmente por Cicern en La invencinrelrica. Tambin parece propia del autor, o de su maestro, ladivisin general de la obra en relacin con la divisin en li-bros. Se muestra orgulloso por el trabajo propio sobre \a pro-nuntiatio (III I 5, 27), mientras se excusa por la aspereza de sulenguaje tcnico (IV 7, 10). Se enorgullece tambin por haberproporcionado ejemplos propios en la parte dedicada a la elo-cutio (IY 1, l), y ello en contra de la prctica de los escritoresgriegos, injustificadamente, pues muchos de esos ejemplosderivan directamente de la literatura griega, como muestranciertos versos de Homero o Sfocles o determinadas reminis-cencias de Demstenes o Esquines3r.La Retrica q Herenio no parece depender de maneraexclusiva de la enseanza de ningn rtor griego especfico,aunque su deuda con la doctrina retrica helenstica seamanifiesta; de hecho, puede decirse que la obra compendiatoda la rcttio dicendi, esto es, las cinco partes de la retrica,

    rr Referencias a Homero: IY 33,44;39,51;49,62; Sfocles: IV I l,l6 y 15, 2l; Denrstenes: IV 15, 22;24,33;25,34;26,35;28,38;29,40;30, 4l; 34, 45; 36, 48; 37, 49; 39, 5l; 49, 62 y 54, 68;Esquines: IV 13, l9;I 5, 22. Cf . Mxxx, Prolegomena, pgs. I I l-l 18.

    espec caorador y de las partesprocedimientos de lacin peripattica de lacin oratoria, la diferepetida tambin paralael empleo de las figury de su discpulo Teofcompleto la teorizacifilsofo. En vano puepapel de la personalidnes, a la adecuacintemas ampliamente degos. La importancia ctensa enumeracin delnea de Iscrates.La misma voluntafluencias ms recientemgoras, que es conside sus doctrinas hacemacin (I 11, 18) de q

    12 Aunque la obra de Hconjunto de su doctrina hacias precisamente al uso dead Herennium. El clsico esztr Geschichte der Rhetorik,el ya citado Marrues, Hermfragmentos de Hermgoras (resumen de sus doctrinas ppgs. 303-32 I , y New Histor

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    .de su enseanza como el cuidado aportado a la narracin, lavoluntad manifiesta de presentar los argumentos preparadoso la eleccin de las seis categoras del estado legal, as co-mo la complicada definicin del fficium oratoris que el au-tor presenta enl2,2. Sin embargo, son muchos los aspectosconocidos de la enseanza de Hermgoras que no encuen-tran su reflejo en la doctrina de la Retrica a Herenio: aldefinir los cuatro genera causarum tal como se manif,testanen la forma que debe tener el exordio, no refleja el auctor ladoctrina de Hermgoras, pues parte del punto de vista de ladefensa o de la acusacin mientras que la teora de Herm-goras, como refleja exactamente el La invencin retrica,los define por las varias disposiciones del nimo de los oyen-tes. Tambin al presentar los fficia oratoris, que servanpara Ia distribucin de la materia en todos los tratados, elmanual latino difiere sin duda de la presentacin de Herm-goras. Las cuatro divisiones que ste haba establecido, in-vencin, economa, memoria y representacin, son diferen-tes de las que presenta el autor. En la Retricq a Hereniofalta tambin la distincin entre /e.ts e hiptesis, a la que shace alusin Cicern (De inu.I 6, 8). Tampoco se sabe queHermgoras se ocupase de la pronuntiutio. Y aunque en es-to coincide con Cicern, tampoco evoca las causas asystata,sin stqtus. Mientras que el rtor griego admita las digresio-nes y haca del juicio una de las cualidades primordiales delorador, estos elementos de la doctrina no encuentran ningneco en la Retrica a Herenio. Adems Hermgoras era ciefia-mente ms breve en lo concemiente al anlisis de las figuras.

    de Ateneo, que escribitud respecto a la filosote de la del rtor griesus relaciones con la rciplinas con mtodospodra corresponder plcuencia como el artees probable que la polel proemio del libro Icial a travs de su trataLa influencia de Ade precisar, pues lo qpoco. Se puede seal(IV 10, I 5) y la irmisteradamente las exornaticiones que Apolonio hiinvencin retrica, taHerenio continuas refeen el libro IV el primedebe la realizacin deldel libro segundo contiebin se ha supuesto qucuentra en el antepenltde una arenga de Apol

    I Sobre Ateneo, cf. Kr,3a Cf. Manx, Prol,egomela fuente principal de l:a Rhetla escuela rodia.

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    ,referencias. Sin embargo, dado que Rodas se haba consti-tuido en un centro de estudios retricos que gozaba de granreputacin, tampoco es inverosmil suponer que su influjose trasladara en forma de alusiones y ejemplos a los tratadosretricos de la poca sin necesidad de tener que admitir uninflujo directo de la escuela rodia como pretende Marx 35.La parte ms considerable reservada por el auctor a lasfiguras puede proceder de la influencia de los oradores y r-tores asiatici, aunque tambin Ateneo y Apolonio Moln seinteresaron por los skhmata. Por otra parte, es conocida laenorme importancia de la contribucin de los estoicos a ladoctrina de las figuras, especialmente los tropos. En estesentido puede decirse que la Retrica a Herenio, que no dis-tingue netamente entre tropos y figuras y muestra la confu-sin propia de la poca helenstica entre ambas doctrinas, esperipattica en lo que respecta a los tropos y se aproxima alas concepciones de Ateneo y Apolonio Moln, que a su vezproceden de Teofrasto, en 1o relativo a las figuras36. Esta es-cuela rodia-helenstica en la que se inserta Ia Retrica a Here-nio muestra, sin embargo, influencias estoicas en la distincinentre figuras de discurso skhmata lxes) y de pensamien-to skhmata dianoas), aunque no recoge sin embargo ladistincin ms precisa entre las figuras referidas al uso devarias palabras el equivalente retrico del solecismo gra-

    35 Cf. C. BroNe, /pi antichi trattsti, pgs. 83-84.16 Cf. Crnorr, Introduzione, pgs. 50-54.

    1teles y en el de la elocrnucho a la corriente rrns por Ateneo y Apoloen la concepcin generalsuponer que l mismo lesos maestros a los que,ningn lugar. Aunque mca no se conservaron y tpor los que se difundierobtuvo su informacingriegos de segunda manble que la mayor parte deste es de origen griego,antiguas o, al menos, cocialmente de origen rodide la retrica greco-romazos del r, la concepcin tgoras, la concepcin helello de la elocutio a travsexhornativa de las figuratcnica del Cicern de lHerenio se inscribe fundacialmente a travs de Atpuede decirse que ocupaconcepcin tecnicista dede Cicern.

    En la Retricq a Herlas referencias filosficas,

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    , ,ro es citada en forma alterada aunque sin atribuir; enII 21,34,|a religio y el temor a la muerte son mencionados entrelos motivos que empujan a los hombres al crimen, idea queMarx puso en relacin con el clebre verso de Lucrecio (I101) tantum religio potuit suadere malorum3l . Otra muestrade su epicuresmo sera su manifestacin contra la dialctica(II 11, 16), as como en las palabras sobre la amistad al finalde la obra. Sin embargo, todas estas citas mencionadas porel autor son de tipo escolar y pueden ser adscritas a la litera-tura filosfica de diversas escuelas, algo lgico en un ma-nual de retrica que pretende reflejar las diversas doctrinasexistentes en ese momento. As, la sentencia esse oportet utuiuas, non uiuere ut edas de IV 28, 39, atribuida tradicio-nalmente a Scrates, se haba convertido ya en un refrnmuy citado; la idea de IV 43, 55 de que el sabio no debevivir exclusivamente para s mismo sino para su patria, suspadres y sus amigos puede ser asignada igualmente a Platn(Epst.IV 358a), y la tesis de que una proposicin no exigerefutacin porque ella misma es errnea hace pensar en elSofista 252c. En M7, 24 coinciden sucesivamente unafrmula estoica, una epicrea y una pitagrica. Por otra par-te, la importancia que el autor concede a la retrica delibe-rativa implica un compromiso poltico que no corresponde ala ideologa epicrea, tradicionalmente alejada de la retri-

    r7 Esto naturalmente en el caso de aceptar la lectura religio de los ma-nuscritos. AcHano, pg.64, n. 103, que plantea la cuestin, propone leerinreligio, pues considera poco verosmil una crtica de la religio en trocade un senador.

    ,Academia nueva con lfluencias neoacadmicasnados puntos concretos d6. La (Retrica a Herenirnea

    En cuanto a su relapoca, no resulta fcil coel ars,de Antonio, que, pcompleto, influy muchomisma separacin entre rrs que muestran por el edeclamacin, en especialr8 Cf. Clnorr , Introdwion.. ln Un elemento que tambinlmica entre rtores y filsofoscrtica en IV 4, 6 del tecnicismopuede situarse en este contexto,sofia con que se abre y se cierraa0 sta es la tesis de C. Celnca ad Herenniumr, pgs.170_17at La Rerica a Herenio pre

    actual sobre Cartago y Hanbal (I8), Escipin Emiliano (uI 2,2), rderados itlicos (ibid.) y el rescatargumento histrico o actual son ltra Escipin Nasica (IV 55, 6g) o

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    tutio coniecturalis,la constitutio legitima y la constitutio iuri-diciqlis del manual dirigido a Herenio. Rasgos que contribu-yen tambin a relacionar la obra de Antonio con la Retricaa Herenio son la dissimulatio artis, la recomendacin deluso moderado de las figuras y el ocultamiento de los recur-sos retricos, aunque es posible que esto ltimo se deba a lainfluencia de la escuela rodia. El De oratore sugiere tam-bin que Antonio dedic un lugar en su libellus a los proce-dimientos mnemotcnicos inspirndose en las teoras de Car-madas y Metrodoro de Escepsis; como el auctor,presta muchaatencin a 7a actio y no duda en recurrir al empleo de me-dios dramticos para hacer triunfar la causa. Por ltimo, losdos muestran una cierta adhesin a concepciones filosficasneoacadmicas. Las semejanzas entre ambos autores no sor-prenden en absoluto cuando se recuerda que Sulpicio tomlecciones cerca de Antonio y que el autor de la Retrica de-bi de ser una persona prxima a Sulpicio.vas a Popilio (l 15,25), Cepin (l 12,21 y 14,24),Maleolo (l 13,23), elasesino de Sulpicio (l I 5, 25) y el caso del augur (l I I , 20). Son controver-sias de argumento genrico las referidas a una vajilla de plata (l 12,20) yde tema mitolgico las de yax y Ulises (l I l, I 8) y Orestes (l I 5, 25). Deorigen griego son tambin la de los tripulantes que abandonan el barco (lt l, I 9) y la acusacin de peculado (I 12,22), en tanto que a las realidadesromanas se refieren la acusacin contra un mimo (l 14, 24), la referida a lamuefte de un esclavo (l 14,24) y la del soldado que no puede presentarsea causa de una tormenta (l 14,24). Sobre las suasorias y controversias ellla Retrica a Herenio, cf. Menx, Prolegomena, pgs. 104; S. F. BoNNn,Roman Declamation in the Lale Republic antl Early Empire Liveryool,1949, pgs. 25 ss.; y Car-norI, L oratore M. Antonio, pgs 124-128.

    a .fundamentalmente en Ariestar ms apartado. Dedicy a la risa, dos desarrollosca. El de ratione dicendi da la vez ms aristotlicoromana que el manual deldejando de lado estas difetivas obras, probablementde ser muy diferente del aPor su parte,la compary el La invencin retricaclusiones ms claras sobrea principios del siglo r; la rtituye, sin embargo, unohistoria de la retrica romabas obras, tanto en los aspmulaciones empleadas, soque resulta innegable la estAlgunos preceptos apareforma idntica y muchostambin los mismos. Sin e

    a2 Cf. sobre la cuestin en ge./ici et Ciceronis artibus rhetoricina, pgs. 129-133; G. Hrnnor-zLehrschrift des Auctor ad HerenCaer-eN, Introduction, pgs. XX8l-100; J. Aoanunrz, Ciceros

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    , .idea de que Cicern conociera y utilizara la Retrica q He-renio lampoco encuentra hoy partidariosa3. La hiptesis seapoya bsicamente en la comparacin entre I 9, 16 de laRetrica a Herenio y I 17,23 de La invencin retrica, pa-sajes en que se analizan los usos del exordio por insinuaciny donde tanto el quctor como Cicern reivindican la nove-dad y originalidad de su tratamiento. Sin embargo, como hansealado Adamietz y Calboliaa, es posible que ambos pasa-jes revelen simplemente un origen comn. Tambin es po-sible que esto slo signifique que Cicern haba odo hablarde esa distincin de la insinuatio pero que no saba quinestaba en el origen de esa idea.

    La opinin ms generalizada se inclina por hacer derivarlas concordancias entre ambas obras del uso de una mismafuente. Puede que ambos autores estudiaran en el mismoambiente, aunque no es probable que conocieran la obra del

    43 Cf. L. LeuneNo, De M. Tulli Ciceronis studiis rhetoricri Pars,1907 . K. Benwrcr

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    que tambin en La invencin retrica existen modificacio-nes de la fonna originaria. Ambos escritos dependeran puesde una fuente comn. Por otra parte, puesto que la fidelidadde las concordancias, por ejemplo en el tratamiento del exor-dium y de Ia narratio, excluye una enseanza de tpo oral, lafuente debe haber sido un texto redactado ya en latn quetom como modelo a Hermgoras con influencias de otrasescuelas retricas griegas; a estas fuentes secundarias se de-bera en el libro cuarto de la Retrica toda la parte relativa alas figuras y tropos. En resumen, la doctrina recogida enambos tratados reflejara un ars retrica de orientacin her-magrea, complicada en ambiente rodio con elementos aris-totlicos y asiano-helensticos, ars que habra sido traducidaal latn y de la que dependen, junto con otras fuentes secun-darias, tanto el quctor como Cicerna6.Sin embargo, pese a la relacin existente entre estasobras, son tambin notables las diferencias que las separan.Las dos presentan las mismas partes de la elocuencia y lasmismas subdivisiones del discurso; el anlisis del exordio,de la narracin y de la conclusin es idntico; la idea de queun magister debe ser capaz de poner en prctica los precep-tos que ensea tambin es comn. Sin embargo, el alcancede La invencin retricq es mayor en lo que se refiere a lafuncin del orador, que el auctor ad Herennium dep sin ana-lizar. Mienhas que el autor se limita a sealar (I2,2) que el

    ou Cf. Cr-sorl , Infroduzione, pg. 29.

    r;l caso en la Retrica abin diferente. Mientraslamente despus de losremite para ms adelanteconsidera globalmente lofiniciones y el anlisis dlles son numerosas y not(aLtsarum, en la constitucin; tampoco los nombreMientras que la Retricasus fuentes, Cicern se reI Iermgoras y otros maelado, los puntos de similitcomn, bien un mismoCicern no reconociera hpodra decirse que ambosComo hemos apuntado, enium se haya inspirado my que haya eliminado depareca excesivamente gquiere ofrecer recursos paPor el contrario, Cicernnes de Hermgoras y losretrica susceptible de agr

    o7 En su tratado, CrcenN mScrates (l 31,5l y 52), Esquin7), Aristteles (I 5, 7 ; 7, 9; 35,6l) y Hermgoras (l 6, 9;9,12; |

    , son es mon os importa

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    ma de Iscrates y las tareas del orador segn el esquemaaristotlico; las partes del discurso son tratadas enla inuen-tio,no enla disposilio; el comienzo del libro segundo repitelos tipos de causas que ya haban sido tratados en el prime-ro. Tambin choca que la memoria y la actio son analizadasantes que Ia elocutio, la tercera de las partes tradicionales enque era dividida la retrica. Se podran esperar ms precep-tos sobre el ritmo y la frase. La discusin sobre la composi-cin IV 12, 17) es inadecuada y el autor se limita realmentea presentar una lista de faltas que se deben evitar: hiatos,aliteraciones, hiprbaton y repeticiones de palabras; la asig-nacin de las distintas figuras entre las de diccin y las depensamiento IV 13, 18) es arbitrariay la lista de sesenta ycuatro figuras que define e ilustra no parece muy til en laeducacin del orador, pese a que fue una de las partes de laRetrica que mayor influencia tuvo en la posteridad. Tam-poco tiene la altura de miras de La invencin retrica, pesea que Cicern escribi esta obra muy joven. No hay consi-deraciones sobre la funcin civil del orador, ni reflexionessobre las relaciones entre la retrica y la filosofia; el estilo,que da la impresin de ser ms arcaico que el de Cicern oel de Csara8, es a veces desmaado y da la impresin de serdemasiado escolar.

    Sus mritos, pese a todo, son tambin indiscutibles. Setrata de un manual breve, fcil de consultar, en el que el au-tor consigue una sntesis notable uniendo elementos muy di-

    o8 Sobre el estilo del auctor, cf. Acwrno, Apndice III, pgs. 237 -240.

    tlicial de la poca. Tamque presenta el conjuntodaggicas que muestra.car y poner en prctica layuda de su misterioso mzar la tkhn helensticproponan los rhetores lplos griegos y desembarao menos abstractas sacagriegas para tomar ejempdicial de Roma. En resucomprender y de ulllizaqconocieran el griego. Endaccin de la obra respoautor quiso ofrecer un innoui pero las circunstancisilencio limitando su audi

    7. Fortuna de la obraLa Retrica a Herenio

    les de la Antigedad clsicen toda la Edad Media junrn La invencin retrica.rv el texto permaneci fuecomo consecuencia de lastor, en la agitada poca po

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    no, ,no la conoca. Tampoco los rtores y anticuarios posteriores,hasta comienzos del siglo rv, como Aulo Gelio, Aquila Ro-mano, Julio Rufiniano, Sulpicio Vctor, Mario Victorino, Ju-lio Vctor, Nonio Marcelo, la mencionan: sin embargo algu-nos de ellos conocan bien la obra coetnea de Cicern.Slo en el renacimiento del siglo rv la Retrica a Herenio comenz una renovada carrera. Precisamente uno de losmanuscritos incompletos de la Retrica, el Herbipolitanus,contiene una subscriptio dedicada al rico africano Romania-nus, un amigo de Agustn aficionado a la retrca que vivia mediados de sigloae. Es posible que en esta poca algngramtico poco instruido editara la obra, a la que dividi enseis libros en lugar de los cuatro del autor, seguramente aparlir de la divisin en uoluminq que deban contener la to-talidad de la obra; la errnea atribucin a Cicern, proba-blemente por la propia persona que descubri el texto, con-tribuy decisivamente a la conservacin y difusin de laobra, y as es citada por vez primera, y con elogios, por Je-rnimo el ao 395, atribuyndolaya a Cicern. Sin embargo,su maestro de retrica en Roma, Mario Victorino, originariode frica, en ningn lugar de su comentario a La invencinretrica da muestras de conocer la obra, lo que sugiere quea mediados del siglo w la Retrica era aun poco conocidaen Roma y probablemente tampoco tena mucha difusin enfca. En los siglos v y vr Prisciano y Rufino la conocan,

    ae Cf Mnx, Prolegomena, pgs. 1-4; sorprende que Agustn no habledela Retrica a Herenio mientras que s cita Ia invencin retrica.

    bin de manuscritos dercnacimiento carolingiol)arece haberla conocidoclue remontar efectivamuna serie de manuscritostuyen los testimonios mrica a Herenio.No obstante, no fueoubrimiento y la fama dsiglo xr y en relacin claminis italianassl. A paRetrica fue enorme en tacompaando a La invede su extraordinaria difunuscritos existentes enas como los numerosos

    guas vernculas. Entre laversin italiana realizadaiogna52 y la francesa de50 Los tres autores citadosban todos en Oriente: Jernimociano en Constantinopla. Es pPalestina donde la obra reapareblecer.5 Cf. K. MeNrrrus, , Philologus 100 (1rhe Mddle Age, Berkeley-Los 52 Sobre la difusin italianasione della Rhetorica ad Heren

    , de

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    ,Irrrlrr cl rtrrrto de que obras como el Ars versificatoris deNl;rlt o tlc Vendme o la Poetria Nova de Geoffroi de Vin-r;rrrrl.srrrgicron de un intento de adaptacin de la Retrica allrt cnio a la composicin potica del medievo latino. Tam-bin son muy abundantes los comentarios medievales a lall(trica a Herenio53, entre ellos el de Thierry de Chartres ocl clebre de Alanus, ambos producto del renacimiento delsiglo xrr5a. Por otra parte, la Retrica e Herenio es funda-rnental para las Artes Poticas latinas de los siglos xr y xrrr.En la Pennsula Ibrica es posible documentar en laEdad Media un conocimiento directo de la obra al menos encolo>>, Bolletino dei Classici,3.u ser., I (1980), 158-190; C. B. SlenoNr,, Medioevo Romanzo 9 (1984), 215-266.53 Cf. J. J. MunnHv, Medieval Rhetoric, pg. ll6, n.88; J. O. Wnu,, en J. J. Munpnv(ed.), Medieval Eloquence. Studies in the Theory and Practice of MeclievalRhetoric, Berkeley-Los ngeles, 1978, pgs. 25-67; K. M. FnEuronc,>, Cahiers de I lnstitut du Mo)en AgeGrec et Latin 17 (1976), l-39.s4 Cf. J. O. Wno, >, Itiator 3 (19 12), 219-279,y H. Cnrr-eN, >, Abaco 4 (19t Cf, CH. Faur-Henen, Rel57 Cf. B. L. UlluaN,

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    -nes de Quintiliano y en el 1421 de los grandes tratados ret-ricos de Cicern comenz a eclipsarse la poca de esplendorde Ia Rtoricq a la vez que comienzan a orse las primerascrticas. Y desde que Lorenzo Yallarechaz la atribucin dela obra a Cicern, idea que en 1491 recogi Rafael Regio,todos los estudiosos han descartado la autora de Cicern,con 1o cual la obra perdi tambin algo de su prestigio. Apartir de ese momento la Retrica a Herenio sufre los mis-mos avatares de la retrica renacentista, en especial en laconfrontacin entre retrica y dialctica en cuanto a su com-petencia sobre ia inuentio y la argumentatio, confrontacinque, a travs de autores como Rodolfo Agrcola, Luis Vives,Pierre de la Rame o Snchez de las Brozas, ir paulatina-mente reduciendo el campo de la retrica en favor de la dia-lctica, hasta concluir en el Barroco, momento en el que re-trica y potica quedan reducidas al campo de la elocucinen tanto que el resto del armazn de la vieja retrica pasafundamentalmente a la lgica60.A lo largo de ese proceso, la obra no deja de tener in-fluencia, pero ya aadavez ms limitada. A partir de 1500,

    5E Cf. J. O. Wano, , en J. J. Muneuv, Renaissance Eloquence, Studies in the Theor,and Practice of Renaissance Rhetoric, Berkeley-Los ngeles, 1983, pg.l3l, n. 17.5n Cf. H. Ceer,rN, Of Eloquence, pg.268, y J. O. Weno, op. cit.,pgs. 134 ss.60 Cf. G. Cor.rrE, l.a metfora barroca, Mlln, 19 72, pgs. 65 ss.; C.Vsor, La dialettca e la retorica dell Umanismo, Miln, 1968.

    vas retricas renacentistalas Brozas o Pedro Juanque se adaptan mejor a latuyen a estos textos coembargo, el Renacimientde la obra y en esta lnrealizadas con criteriosAldo Manucio (Venecia,por f,rjar el texto a partirVittorio (Venecia, 1537)cas de Lambino (Pars, 1se debe la divisin del teburgo, 1618), autor de lnes que a travs de la epasaron a las de los sigloSin embargo, existecias y actitudes ms vivade actuar de las escuelaconcediendo una gran ima La invencin refricct.

    6r Sin ernbargo, durante toapareciendo comentarios renacvencitt retrica. Cf. W.+no,en su mayora dependientes dera mitad del xrv), del de Guainlos comienzos de la imprenta,Capidnro ( 1490), A. MancinelliA partir de I 500 son pocos yestas obras.

    cuela a competencia de otros muchos manuales de re r ca ,

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    escritos en el Renacimiento, aunque, de una manera general,todos ellos utllizaran estas obras como base de su redaccine incluso en muchos casos se presenten como lneros res-menes de ellas62. A partir del Barroco la obra pierde inters,aunque la retrica pervive y el texto sigue siendo utilizado63.

    8. Lq lrensntisin de la obra6aComo hemos sealado, entre la redaccin de Ia obra ysu redescubrimiento en el siglo rv transcurri un periodo de

    6' As, por ejemplo, las Flores rhetori.cae ds Fenn,r-ro rrs MNz-N*ARES, Salamanca, I485, son un resumcn de la Retrica a IIt't cttio. Sobrclas retricas espaolas de la poca cf. J. Rrco Vrnoir, La relt'icu espao-la en los siglos XVI y XI4l, Madrid, 1973; A. G,rnci Bcnnro, Ittlrodur'-cin a lo Polica clasicista: Cascales, Barcelona, 1975; L. L>, Ac-catl. Nazion. dei Littcei, Bibl. Class.,3." ser., I, 1980, pgs. l5ti-190; K.Zetzer, , llit'nar,gtrlien

    ,lc epoca medieval de eirnpsible el estudio exhpoca carolingia la obr"n o"usiones por la creor1 tanto que;l uso decopia vino a complicar.luir en un mismo textohay que destacar que pe1csi ciento cincuenta enesefectivamenteconstdas y dificiles de establde constituir una extenscho, el anlisis sistemque slo una parte muyde dependencia6.Ei estudio de la tranrenio se basa en el admen su editio maior delal6(1982),183-2ll.Losestuditual de la Retrica a Hereniedicin de Acu'nu (1989) yNr:u, IJrtlersttcltttngen nff ,nrnurrr,Berna-Frankfurt-de los problemas de la transuarr. ",, L. D. Rvolos (eLatin Classics, Oxford, 1983,t Cf. B. MuNr OI-seu,et XIIe sicles, Pars, vol. I,166 Cf. Acsnnu,lntroducti

    .

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    tos fueron completados a partir de un ejemplar que contenatoda la obra. Ms recientemente A. Stuckelberger ha sea-lado la existencia de un tercer grupo de cdices, dejados de la-do por Marx, que contienen tambin la obra completa peroque no pertenecen al grupo de los expleti y a los que ha de-nominado integriqs.La familia ms antigua est representada por cuatro ma-nuscritos anteriores al siglo x en los que falta el comienzode la obra: tres comienzan en I 6,9, el cuarto enI7,11. To-dos, adems, se caracterizan por la presencia de numerosaslagunas. Los cuatro cdices pertenecientes a esta familia sonel Herbipolitanus Wirzburg, Univ. Bibl. M.p. misc. f. 2;H), de mediados del rx, procedente de la catedral de Wrz-burg; el Parisinus Pars B. N. Lat. 7714; P), de mediadosdel lx, al que se aadi el comienzo de la obra en el sigloxn; el Bernensls Berna, Burgerbibl. 433; B) y, por rltimo,el Corbeienss, tambin del scriptorium de Corbie pero lle-vado a San Petersburgo a finales del xvlrr San Petersburgo,

    7 Sobre las ediciones anteriores a la de F. Mnx de 1894, en especialla de C. L. Kvsen 185a), y la polmica entre C. F. H.rr,,r, , Rhein. Museum l5 1860), 536-513,y L. SreNcor-, , Rhen.Mttseum l6 1861), 391-413, cf. A. HanNnn, lntersuchungen zut.bet lie-fe nm gs ges c hic hte, p gs. 6- I l.68 Ms que manuscritos completos integri), como propone Stuckelber-ger, se trata de mutili completados en su comienzo; cf. HenNen, [Jnterst.t-chungen nrr berlieferungsgeschichte, pgs. l9-21. Sin embargo, puestoque estos cdices contienen la obra completa, AcHano, lntroducfion, pg.LXI, propone continuar la denominacin de integri para esta familia.

    c jcmplar incompleto, ec:iones de dependenciarnuy frecuentes as comsiones. Todos ellos harrrismas lecturas que losLa segunda familia,rar dada la enorme cadifunde sobre todo a pade finales del x, e inclucle los mutili. Constituesta inmensa familia estativos por cuanto la traque pretenda Marx y loferencias debidas a un prse bas fundamentalmede Bamberg Bambergnovianus 22; l) y Darmglos xrr-xrrr, a los quecedentes de un manuVossianus algo posteriorLa tercera familia, lcritos que pueden ser fmienzos del xr; en ellosobra pero se mantienenmilia de los mutli. Los6e Prolegomena, pgs. l0este grupo utilizados por Marnor, Leipzig, 1923, pgs. XII-

    . vara os n c a e s

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    ra Marx, se trata de manuscritos expleti procedentes de lafusin de un mutilu.t con un texto completo que posterior-mente habra desaparecido. Sin embargo, al contrario queen las dos familias anteriores, la parte que falta enlos mutiliy ha sido completada aqu no presenta las lagunas y confu-siones en las que tanto abundan los otros dos grupos. Eltexto utilizado para completar el inicio no procede por tantode la tradicin original de esta familia, por lo que hay quesuponer que un manuscrito completo existi ya antes decomienzos del siglo xII, en contra de 1o que opinaba F.Marx, que los dej de lado en su edicin70.La historia de la tradicin de la obra ha sido establecidapor MarxTr de la siguiente manera. El texto era ya conocidodesde comienzos del lx en una forma incompleta porque elejemplar de partida haba perdido los folios iniciales. En elsiglo xu (o antes segn Stuckelberger) un texto que no habasufrido esta prdida sirvi para completar los captulos ini-ciales desaparecidos dando origen a los integri. Finalmente,dado que es imposible imaginar que las numerosas lagunasexistentes en el texto fueran subsanadas de manera indepen-diente por los diferentes copistas, habra que admitir que unejemplar con el texto completo apareci en el siglo xu dandoorigen a la numerosa familia de expleti12 " Los puntos some-

    ?0 Cf. HnrNnn, Unlersuchungen zur berlieferungsgeschichte, pgs.54-66.7r Cf. Mnnx, Prolegomena, pgs.9-10 y 33-34.72 El proceso sera similar al descubrimiento en 1422 en Lodi de uncdice que contena La invencin retricct, lt Retrica a [Jerenio, el Ora-

    los manuscritos expletilc, as como el que durarnente sino manuscritocontentaron con completrregir sistemticamentelexto. Se impuso as untos completados a partirse aadieron los pasajescompleto. Es posible qulines del siglo x y sirviantiguo texto de Ios inteninguna de las tres familra de establecer el textoAunque evidentemera en estas condicionesmente dificil, dada la coentre los miembros de laque todos ellos procedenra deba de resultar su

    lor, el De ordtore y el De claDe hecho, Marx llani la atenlos expleri la Retrica a Herenel manuscrito de Lodi, Io queque sirvi para Ia familia de losis de 1422.7r Cf. Acrnu, Introductic hun ge n nr be r I i eferun gs ge s

    que ar a or gen exp e , or g na o en aunque uc or s ra

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    con influencias de un intermediario irlands y otro anglosa-Jon''.Como ya hemos mencionado, para establecer su textoMarx se bas principalmente en los mutili, que representanla obra de copistas fieles y pasablemente ignorantes que nopretendieron mejorar un texto de por s dificil. Dej de ladolos integri y opt sistemticamente por la lectio dfficilior.Sin representar el texto definitivo, que an aguarda el an-lisis detenido de los innumerables manuscritos expleti, cons-tituye hoy la base del texto de la Retric(t.

    9. Ediciones y traduccionesHasta la edicin de F. Marx de 1894, la Retrica a He-

    renio fue editada siempre con el resto de la obra de Cicern.De las numerosas ediciones que con criterios estrictamentefilolgicos se llevaron a cabo en el siglo xrx75 destacan las deL C. Orelli y J. G. Baiter76, C. L. Kayser" , J. G. Baitcr y C.ta Cf. HonNrn, [Jntersuchungen zur berlieferungsgeschichle, pgs.195-t9'7.75 Para las ediciones anteriores a 1834, cf. el Onomasticon Tul.lianum,en el vol. VI, pgs. 218-225,Zrich, 1836, de laedicin de J. C. Onrlr

    citada ms abajo.76 M. Tulli Ciceronis opera quae superstrnt omnia, Zrich, t834, vol. I.11 CorniJici Rhetoricorum ad C. Herennium libr III, Leipzig, 1854.La edicin contiene abundantes notas (pgs. 215-il2), ampliamente r.rtili-zadas en los comentarios de Marx y Calboli.

    Itr/"Leipzig, 1894 (: Hi.qomenq, notae e indexcedida por una serie deljl mismo Marx publicLna edicin corregidapero sin la introduccin,riores a la edicin de Mcle ella, son las de H. Borennius, oLwrage longe(Col. Classiques Garniesin justificar; H. Caplan,tle ratione dicendi, LonClassical Library); G.Herennittm, Bolonia, 19rennius, Pars, 1989 (Cola nica que supone unatexto de Marx, especialmanuscritos de la famili

    lR t, ^ " -,_' tvt. tuuu Ltceronts oper7^e^ M. Tulli Ciceronis Opertu Cf. F. Menx,

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    J. F. Alcina ha publicado una traduccin de la obra que re-produce el texto latino de la edicin de Calboli 84.A diferencia de 1o que le ha ocurrido al tratado de Cice-rn, su rival contemporneo, la Retricq a Herenio es unaobra que por su importancia parala teora retrica clsica harecibido siempre una continua y profunda atencin' mani-festada tanto en el nmero de ediciones como en la cantidady calidad de los comentarios y estudios de la misma. Ya he-mos hecho referencia a las ediciones de Kayser, Marx, Ca-plan, Achard y, especialmente, Calboli, todas ellas provistasde abundantes notas explicativas. De todas ellas hemos he-cho amplio uso en nuestra edicin. Para los aspectos relati-vos a la terminologa retrica clsica, pese a su antigedadson especialmente tiles los dos volmenes de Th' H. Er-nest, Lex ico n t ec hnolo g iae Latino rum rheto r ic qe, Leipzig,1791 (: Hildesheim, 1963) y Lexicon technologiae Graeco-rttm rhetoricae,Leipzig, (: Hildesheim, 1962), as como lasobras de C. Causeret, tudn tu, la langue de la rhtoriqueet de la critique littraire dans Cicron,Patis, 1886, y J.Cousin, ndes sur Quintilien. I: Contribution d l'tttcle dessources de l'Institution oratoire, II; Vocabulaire grec de la

    8r M. MeNNoez Pelayo, Obras completas de Marco Tulio Cicern,torno I, Madrid, 1882 (Biblioteca Clsica). El volurnen contieue tanbinla traduccin del De ittuentione, los Topica y las Partitiones oratoria.e deCicern. Se trata de un trabajo juvenil de D. Marcelino, arbitrario en suslecturas y carente de base cientfica alguna.8a J. F. ArcrN, [CiceroJ , texto, traduc-cin, introduccin y notas, Barcelona, l99l (Col. Erasmo).

    ad Herennium,rJrbanalos trminos retricosen la medida de lo posiestudios. Especialmentterminologa retricc deapndice del estudio dede los sglos XVI y WIconsultado el Diccionarzaro Carreter (Madrid,H. Beristin, Dicciona19923. De gran utilidadlos diccionarios de dereArmario, Diccionario dy M. J. Garca Garrido,mana,Madrid, 1982.En lo relativo a la tramplias referencias a laediciones de Marx, Captrmos expuesto anteriormde la cuestin es el recizur berlieferungsgeschBerna-Frankfurt-Nuevablema, probablemente irde manuscritos conservazado una solucin definiti85 Recientemente P. R. Tanuscripts of the Ad Herenniu254, en un detallado estudio h

    , ., >

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    rennium>>, Marburgo, I 960.Barnr, V., I libri Rhetoricorum ad Herennium. Studio critico,N-poles, i899.Banwrcx, K., , Phlologus 109(t965),57-74.-, , Philologus 105 (1 961), 301 -314.-, ,Hermes 63 (1 928), 261-287.BroNr, C.,I pi antichi tratfati di arte retorica in lingua latina. In-torno a la e al , Pisa, 1 910 (reimpr. Roma, 1 965).BonnEcqur, H., , Mlanges offerts d G. Boissier, Pars, 1903, pgs.73Y SS.-, >, Revue de Philologie 8 (1934), 141-158.Bxarcn,r.N, C., ,M ne mo sy ne 52 (1 924), 329 -33 6.Brzosrc,r, J., , R. ^0. 4, 1 (1900), 1605-1623.Careorr, G., Studi grammaticali IL La tendenza grammaticaledell

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    pgs. 555-56 1 .-, , Philologus 89 (1934), 63-84.Lrvr, M. A., (Gli esempi storici dell'al Herennium>, The Classi-cal Tradition, Ithaca- Nueva York, 1966,pgs.360-364.Me.urrrus, K.,

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    Acn.noBnnrsrrN, Diccionariode retricaAnrsr., Ref.C.pL.N

    Crr.nor.r

    Ctc., Brut.Crc., De intr.

    Ctc., De orat.Crc., Orat.Crc., Part. oratCrc., Top.

    Rhtorique d Herennius, texte tabli ettraduit par G. AcHano, Pars, 1989.H. BpnrsrrN, Diccionario de retricay potica, Mxico, 19923.Aristteles, Retrica, ed. trad. y notasde Q. RacroNsno, Madrid, 1990.[CiceroJ Ad C. Herennium libri IV deratione dicendi, with an english trans-lation by H. Cenr-eN, Londres-Cam-bridge (Mass.),1954.Cornifici, Rhetorica ad C. Herennium,introduzione, testo critico, commentoa cura di G. Crlrolt, Bolonia, 1969(con traduccin en volumen indepen-diente) (: Bolonia, 1993).M. Tulli Ciceronis Brutus, rec. H. M--covArr, Leipzig, 197 0t.Ccern. La invencin retrica, ed.,trad. y notas de S. Nupz, Madrid,1997.M. Tullius Cicero De oratore, ed. K.Kuve.Nrncrr, Leipzig, 1 9 69.M. Tulli Ciceronis Orator, ed. R.Wnsrl,r.r.N, Leipzig, I 980.M. Tulli Ciceronis Rhetorica, vol. II,

    Partitones oratoriae, rec. A. S. Wrr--rcrNs, Oxford, 1903.M. Tulli Cceronis Rhetorica, vol. II, To-pica,rec. A. S. WrlrrNs, Oxford, 1903.

    Maux, Prolegomena

    LausencMeRrrN, Antike RhetorilcMarrr-rrs, Hermagoras

    QurNr.Ret. a Alej.VorrvnNN, Rhetorik

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    I. IrnonuccrN. DrocnrIL DnrrNcrN DE LA oRATo

    Los diferentes gneros:Partes de la oratoria: in

    representacin (3)Lateoria,la imitacin yIII. Ls PARTES onr- orscun

    l. El exordio (5)Tipos de causa seg

    sa, insignificanteClases de exordios:nuacin (6)

    Funciones del exordiUsos del exordio porTpica del exordio pDiferencias entre amExordios defectuosos

    2. La narracin (12)Clases de narracin:Centrada en los

    cin (12)Centrada en las p

    244.-..3

    . . -sa (l 8)

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    El estado conjetural (18)El estado legal. Partes del estado legal (19)El texto y su intencin (19)Leyes en conflicto (20)La ambigedad (20)La definicin (21)La cuestin de competencias (22)La analoga (23)El estadojurdico. Pafies del estadojurdico (24)Estado jurdico absoluto (24)Estado jurdico asuntivo. Partes (24)Confesin: Excusa y splica (24). - Rechazo de la acu-sacin (25). - Transferencia de la responsabilidad(25). - Comparacin (25)IV. Er-El,rrNros coNsTrrurrvos DE LA cnusr (26)Justificacin (26)Fundamento (26)Refutacin (26)Punto ajuzgar (26)

    V. Corucr-usrN (27)

    ErrcN or Manx, 192I l, 1 [sed] si te unum illI 2. 3 quemadmodum posstio ad rationem orofficii adcommodI 3, 4 per quod animus autoris constituitur

    I 5, 8 in eos qui audiunt *aliquid eferemusI 6,9 rem, hominem spectn oportereI7,ll apparatisI 10, 16 ui

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    Ocupado en mis asunal estudio el tiempo sufiprefiero emplearlo habituCayo Herenio, tus deseosarte de hablarr; no pienseti o que rehua el esfuerzentregado a esta tarea curetrica tena fundados mhablar y la facilidad deneficios si son dirigidasestricta disciplina del car

    Es ste el motivo detemas que los rtores griecia2. Por miedo a parecer

    I La expresin de ralione dide la retrica y segirn Mxnx, Ptr rlo de la obra. Sin cmbargo, h56, 69) se encuentran las palabrabin era habitual poner el ttulo.2 E,ste antihelenismo de la23, 38 su formulacin ms explnio, qtrien con su d/'s pretendacin oratoria basada en una ennorr,

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    para no prolongar en exceso mis palabras, comenzar la ex-posicin de la materia. Slo quiero recordarte antes una co-sa importante: la teora sin una prcfica constante no sirvede mucho; comprenders, por tanto, que el estudio de estospreceptos debe ir unido al ejercicioa.La funcin del orador es poder hablar de todo aquelloque las costumbres y las leyes han fijado para el uso de losciudadanos y obtener en la medida de lo posible la aproba-cin de los oyentes5.Hay tres clases de causas que el orador debe saber tratar:la demosrativa,la deliberativa y la judicial. La demostrai-va es la que se reaTtza como elogio o censura de una perso-na determinada. La deliberativa se centra en la discusin

    3 Esta afimracin puede ser indicio de la existencia en Roma de Ia de-rnanda de tratados retricos, probablemente muchos de los cuales debieronser escritos; cf. T. Brnr, >, Rhein. Museunt'12 (1917 -18),3 I I -3 16.4 La exercitao era uno de los cinco elementos que en la concepcinromana de la retrica de esta poca garantizaban el xito. Los otros cuatroeran natura, imitalio, sludium y ars.5 Esta definicin de la retrica une la funcin de la persuasin deAristteles (Ret. 1355b25) con la teoria delos politikd ztmqta proceden-te de Hemrgoras, aunque con la frase moribus et legibus restringe el con-cepto nraximalista de este ltimo, tal vez malinterpretando el lrmino zt-motd pero efectivalnente adaptando la definicin a sus propsitos prcticosy a la idea de que la retrica constituye un arte al servicio de los interesesciviles. Al contrario que Cicern, el auctot' no distingue aqtri entrelafina-litlad (ftni.s, tlos) y la.funcin (fficium, rgon), cf . Ctc., De inu. I 5,6.

    El orador debe tenersicin, estilo, memoriala capacidad de encontrmiles que hagan convincna y distribuye los argumbe ser situado cada uno d. ^6 .Genera causantm (gne(cf._Anrsr., Rel. r358b) aunqucf. Leusaenc, gg 59 ss.; Iv.tnnparte histrica, KrNNoov, A-rt oto en la retrica judicial es de orte- de Hemgoras, aunque en lHermagoras, pgs. 87 y 9g, harv. no se debe en concreto adiense del cual dependen tantodeliberativa y demostrativa, cf. r

    z_ttr Theorie des Gnos Symbo-utUnterxtchungen zur Theorie clestoteles,Mnicll, 1960. El uso-delfinir la funcin del gnerojudicialornytus et sa rhtorique Hereindicio de que, frente a CrcenNjudicial se habra restringido ya pdel imperio.7 Estos cinco ofiicia ora.lor.is,actio (los rga to rtoros de ArisDe inu' I 7, 9) representan er sistca. Las dos ltimas, memoria yque slo distingui la invencin, ena la actio. (representacin) (Ret.desanollada por los rtores helens

    .Podremos conseguir todas estas cualidades por tres me- ,r luo vamos a tf atar. La d

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    dios: la teora, la imitacin y el ejercicio. La teora es elconjunto de reglas que permite un acercamiento sistemticoy racional a la oratoria. La imitacin nos estimula medianteel estudio atento a alcanzar la efectividad de otros oradores.El ejercicio es la prctica asidua y la experiencia constanteen el hablar8.Una vez que he mostrado qu causas debe saber tratar elorador y las cualidades que debe tener, creo que debo expli-car ahora cmo pueden aplicarse al discurso ias cualidadesdel orador.La invencin se emplea en las seis partes del discurso:exordio, nqrracin, divisin, demostracin, refutacin y con-clusine. El exordio es el comienzo del discurso; con l se8 Ars (tkhne), imiatio (mmsis) y exercitatio (g,,mnasa, .rf.rlt son

    tres conceptos habituales desde Protgoras (cf. Pr-arN, Fedro 269a) eIscrates; cf. Crc., De nu. I1,2; De orat. 14, 14; Tcrro, Di|.33.Et'tcuanto a la ntmsis, no resulta fcil incluirla en la enseanza retrica y, delrecho, la llett'ica a Herenio no se extiende sobre ella, pues afecta ms a lacrtica literaria que a la propia teora retrica. Por el contrario, la necesidadde acompaar el estudio retrico con el ejercicio constante es sealada porel autor en numerosos pasajes de la obra y constitnye la primera referenciaronrana a los progym.nsnlata, ejercicios retricos sobre temas ficticios; cf.S. F. BoNNen, Roman Declamation in the Late Republic and Earlt Empi-re, Liverpool, 1949, pgs.20 ss.e El nrmero de las partes en que se divide el discurso vari a lo largode la historia de la retrica. Las seis partes de la Retrica a Herenio y deLo invencin retrico (cf. ibid., I 14, l9) representan una novedad coll res-pecto a Hermgoras. En el Fedro 266d-267d, PrarN distingui de acuer-do con la enseanza sofistica cinco parles. A su vez, Anrsrrcles (/?e/.

    trlicacin de nuestros arrlcstruir los argumentossirin pote fin al discursoAhora, puesto que prnateria me he visto obliIirs cualidades del oradorrclaptarlas a la teora de lzar hablando del exordio.

    l.1l4a) consider slo dos party la demostracin (pstis), sistque divide el discurso en cuatrogsis), persuasin (apdeixis)Rhetorik, pgs. 123 ss.; MnrrnRo, Aristteles. Retrica. Edipg. 555, n. 277. Los estoicostcs y recomendaban slo cuatrconclusin. Cicern presentapaftes que aqu pero er sus obr(cf. De orat. I 31, 143; Il 19,las distintas divisiones de lasMrrrrrN, Antike Rhetorik, pgCicerone, Mtln, 1947, pgs. 2clittm, nan'atio, epilogus. Studiparfi del discorso, Bolonia, 1menos sobre la base de Aristtemr to lgou eran tratadas entrica latina pasaron a fomrar p['athos j'ont Aristctle to Cicero,

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    go que todos consideran que se debe atacar; por ejemplo, Si tenemos una cau

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    defender a un hombre honrado o atacar a un asesino.Se entiende por causa deshonrosa aquella en que se ata-

    ca un hecho digno o se defiende algo deshonesto.Dudosa es la clase de causa que es en parte digna y enparte deshonrosa.La clase es insignificante cuando se refiere a una situa-cin de escasa importancia.46 En relacin con esto, convendr adaptar la teora delexordio a la clase de causa. Hay dos tipos de exordios: el exor-

    t0 flonestum, turpe, dubium, humile, Estos genera causarLta, que nodeben ser confundidos con los /ria genera causantm tratados antes (l 2,2), constituyen las categoras de defendibilidad sobre las cuales se basa lacausa. La doctrina aqu recogida procede de Hermgoras, quien slo habaconsiderado cuatro clases: ntloxos (honesta), amphdoxos (anceps, du-bia), pordoxos (admirabilis) y doxos (humilis). El auctor une aqu ladoctrina de Hermgoras con la teora prearistotlica del exordio tal comose comprueba en ANxueNes (cf. Rel. a Alej. 1436a). Muchos rtoresaaden una quinta clase, el genus obscurum (dysparakolothtos; cf. Ctc.,De inu. I 15,20), c incluso una sexta, el genus turpe (cf. QurNr., lV l,40), lo cual demuestra que la doctrina no estaba an plenamente estableci-da en Ia poca. Que la quinta clase no formaba parte de la concepcinoriginaria parece evidente del hecho de que, mientras las cuatro clases deHermgoras se basan en la dxa (opinio) del oyente, el genus obscuruntno tenia nada que ver con ella y fue introducida probablemente por lafuente secundaria, presente en CrcEnN (De inu. I 15, 20). Sobre la teoraretrica del exordio, cf. VolrveNN, Rhetorik, pg. 108; Lausrenc, 64;Manrr N, A nt i ke R h e I o r i k, p gs. 24 -26; Ce.ror-t Mo^-rrnusco, Ex o rd i u m,pgs. l3 ss.; y C. Lourscu, L'exorde dans les discours de Cicron, Bruse-las. 1994.

    suscitar con el exordioque el aspecto deshonroSi la clase de causa escin del oyente. Si porse ha de utllzar el exorremos ms adelante, samedio para acusar a nusimpata.Pero si la causa esplear o no el exordio dirremos mostrar por qumente los puntos que vutllizar el exordio directdo una ley, un texto o ucausa.

    tt Principium e insinuatioCrc., De inu.I15,20.12 Los tres objetivos quepor la retrica ms antigua enpara escuclrar el discurso (cf.que se realiza mediante tres v(prosokh), la docilitas (eumthfue reelaborada por los rtoretoicos. Sobre las funciones deserr,

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    tra ya interesado.Lograremos su atencin si prometemos que vamos a ha-blar de asuntos importantes, novedosos o extraordinarios, decuestiones que se refieren al Estado, a ios propios oyentes oal culto de los dioses inmortales; o si les rogamos que nosescuchen con atencin y enumeramos los puntos que vamosa tratar. El favor de nuestros oyentes podremos conseguirlo decuatro maneras: hablando de nosotros, de nuestros adversa-rios, de los oyentes o de los hechos mismosr3.s Obtendremos el favor hablando de nosotros si recorda-rnos sin presuncin nuestros servicios y mostramos nuestrocomportamiento anterior con respecto al Estadola o hace-

    '3 Obtener cl favor del pblico sc halla especialmente indicado para laclase de causa dudosa (genus dubium) donde la dificultad del asunto atri-buye rrn papel impotante a la bcnevolencia deljuez. En cuanto ala perso-na, la distincin en nostra, aduersariotum y iudicum poda extenderse paraincluir tambin octor causae (cf. QurNr., fV l, 6). La res, por su pafte,poda ser favorablc o desfavorable. Cf. De inu. I 16,22. Sobre los diferen-tcs nredios para obtener el favor del oyente, cf. Volrr,nNN, Rhetorik,pgs. l3l ss.; Lrusnenc, 273-278; Marrrrls, Hermagoras,pg. 194;MenrrN, Antike Rhetorik, pgs. 64 ss., y Caloll Morrrnusco, lior-di.unt, pgs. l9 ss.ra Segn Acunno, p(tg.7, n.32, esta observacilr contribuye a matite-ner la tesis de que el auctor acl Herennium pefteneca al rango senatorialcuando redact esta obra, pues Cicern, que en el momento de escribir lainvencin retrica no era sino eques, no menciona este recurso (cf. Deitu. I 12,22). Sin embargo, es posible que el consejo proceda directamen-te de Ia fuente en que se bas el auctor.

    mos querido depositar nAl hablar de nuestrsi suscitamos contra ellprecio. Despertaremosgn acto suyo inmoral,so, fraudulento o vergoncontra ellos si mostraadversarios, su poder, snobleza de su linaje, sutad o polticas y sus aliconfan ms en estos ael desprecio si denunciabarda y desenfreno.Conseguiremos el fcordamos la valenta, i

    rs Esta apelacin al sentiautor sita en el exordio y enes caracterstica de la retricapecto a la importancia que Ari1378a), desaparece en la retrecogida ni por el aucor ni pEthos and Pathos, pgs. 50-59r6 Esta enumeracin, en lasociedad romana (actio, nobilles (uis, potentia, hospitum, acana a la representada por losdano de ideologa popular que22) no rnenciona el linaje (nob

    .6s Debemos ahora hablar del exordio por insinuacint1 . entre los oyentes

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    I{ay tres ocasiones en las que no podemos utllizar el exor-dio directo y que debemos examinar con especial atencin:cuando tenemos una causa deshonrosa, es decir, cuando lospropios hechos nos enajenan el favor de los oyentes; cuandostos dan muestras de que han sido ya convencidos por quie-nes hablaron antes en contra nuestra, o cuando estn cansa-dos de escuchar a los que hablaron antes que nosotrosl8.

    Si la causa es deshonrosa, podremos iniciar el discursode la siguiente rnanera: diremos que se debe atender al he-cho, no a la persona, o a la persona, no al hecho; que tam-poco nosotros aprobamos los hechos que nuestro adversariodenuncia, y que stos son indignos e infames. Luego, tras in-sistir detenidamente sobre ellos, mostraremos que nosotrosno hemos cometido nada parecido; o bien pondremos de re-lieve los juicios emitidos por otras personas a propsito decausas anlogas, ya sean stas de igual, mayor o menor im-podancia. Despr.rs nos aproximaremos poco a poco a nues-tra causa y la compararemos con las otras. Obtendremos el

    17 Cf. Crc., De inu. I15,20. Segn M,trrurs, Hernagoras, pg. 195,la distincin entre cstos dos tipos de exordios no se adapta bien al esque-ma de Herrngoras, por lo que debe de ser posterior.

    '8 Estos tria lenlpora u ocasiones se corresponden con las tres causasde CrcenN, De inu. I 11,23, aunque en l eI exordio por insinuacittaparece especficamente ligado al adnirabile genus causae. Sobre estecontrovefiido punto, cf. G. Carnou,

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    exordio directo debe permitirnos lograr de inmediato el fa-vor, la atencin o el inters del oyente. Por su parte, el exor-dio por insinuacin debe permitir que obtengamos esos mis-mos resultados veladamente, mediante el disimulo, para poderalcanzar en nuestra actividad oratoria esas mismas ventajas.Estos tres objetivos, que los oyentes se muestren pernanen-temente atentos, interesados y favorables hacia nosotros, sehan de conseguir a lo largo de todo el discurso, aunque esespecialmente en el exordio de la causa donde debemos ob-tenerlas. Ahora, para que no incurramos ocasionalmente enun exordio incorrecto, mostrar los errores que deben evi-tarse.

    En el exordio de una causa hay que procurar que el tonosea moderado y las palabras usuales, de manera que el dis-curso no d la impresin de elaborado. Un exordio es inco-rrecto cuando puede adaptarse a diferentes causas, en cuyocaso recibe el nombre de banal. Tambin es incorrecto elexordio del que nuestro adversario puede servirse igual quenosotros, por lo que se le llama exordio comn. Tambinaquel que nuestro adversario podra utllizar en contra nuestra.Igualmente es incorrecto si ha sido elaborado con demasia-dos artificios o si es demasiado largo y no parece justificadopor la propia causa y por tanto no se adapta adecuadamentea la narracin; y el que no consigue obtener oyentes biendispuestos, interesados o atentos.a Cuanto hemos dicho bastar sobre el exordio. Pasemosahora a la narracin.

    preparar algn punto. Lcesos legales, pero contratar mejor en las causnrracin. Este tipo deuna referida a los hechos

    La que se refiere a lformas: el relato legenrelato legendario contieni verosmiles, como lohistoria contiene sucesos22 La particin de la narraBenwrcr,

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    diferencia y compasin; las vicisitudes de la vida: cambiosde fortuna, desgracias inesperadas, alegras repentinas, unfinal feliz. Pero todo esto se conseguir con el ejercicio.Mostrar cmo conviene tratar la narracin que se utiliza enlas causas reales.s t4 Una narracin debe tener tres cualidades: brevedad, cla-ridad y verosimilitud25. Puesto que sabemos que estas cuali-

    dades son indispensables, debemos conocer los medios paraconseguirlas.Podremos narrar los hechos con brevedad si comenza-mos la narracin en el punto preciso, sin pretender remon-tarnos lo ms lejos posible, o si narramos resumiendo, sindetallar los hechos; tambin si no pretendemos llegar hastael final sino slo hasta donde sea oportuno; igualmente si nointroducimos digresiones y no nos apartamos de lo que he-mos comenzado a exponer; o si presentamos el desarrollode los hechos de manera que se pueda conocer tambin lo

    2t Estos prcceptos proceden esencialmente de la escuela de lscrates(cf. QurNr., lV 2,31 ), aunque puede que sean incluso anteriores. Anrsr-ru,es (Re. I4l6b) cncontraba ridculo que la narracin debiera ser breve,pues su tamao deba depender siempre de las circunstancias. Los estoicosreconocan cinco virtudes cn la narracin hellnisms, saphneia, synlo-ma, prpon, kalaskeu. Tanto la Retrica o Herenio corno ClcrnN (Deinu. I 20,28) redujeron la doctrina sobre esta parte de la narratio strpri-nriendo todos los aspectos que se referan al estilo (elocutio). Cf. Vorr-nttNN, Rhetorik, pgs. 153 ss.; Rtnosarr, Problemi,p^1s.746-748,y Studisui Topica, pg.275; Leusuenc, l 29a'296; Cnrnort MoNrnnusco, Eror-dium, pgs. 65 ss.

    los hechos dos o ms vsiguiente ejemplo lo queDe Atenas al atarCuattclo lleg a ll,despus de asalta

    Narraremos los hechel orden en que acontecronologa en que ocuocurrir. A este respectopresarnos en forma confgua; de no cambiar de tmientos ms lejanos o epor alto nada que afecteseguimos los preceptosbrevedad, pues una narrcomprender cuanto msLa narracin ser vecon lo que exige la costraleza; si se respeta la dde los personajes, ios mcin de los lugares, deque no hubo tiempo sufi

    26 El autor de estos trmetrqrre proceden son desconocidos.mes 15 (1880), 331, los ha atglor.439.

    .hay que respetarlos si el relato es inventado. Debemos in- a verdre. Pero lo que se dis

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    ventar los hechos con cautela, cuando vemos que se han uti-lizado documentos escritos o la garanta indiscutible de al-gn testigo.

    En 1o expuesto hasta ahora creo estar de acuerdo con to-dos los que han escrito de retrica, salvo en 1o que se refie-re a las innovaciones que he elaborado a propsito de losexordios por insinuacin, pues de todos ellos he sido el ni-co que ha distinguido tres ocasiones en que debemos usarlospara tener as un mtodo seguro y una tcnica detallada delos exordios2T.Ahora, como me falta tratar la manera de encontrar ar-gumentos, que es el punto fundamental del arte del orador,intentar demostrar que he investigado con tanta atencincomo la utilidad del tema lo exige. Pero antes debo hablarbrevemente de la divisin de las causas.

    La clivisin28 de las causas distingue dos partes.27 Sobre la afirmacin del auctor de que la doctrina de la insinuatio es

    de origen ronrulo (cf. supra, I 6, 9) y la controvertida cuestin de las rela-ciones entre la Ret. a fler.y Cicern cf. Cer-ror-I, Due questioni phlologi-che, pgs.122-128; Crnou MoNrnnusco, Exordium, pg. 13, n. 33. Pe-se a la afirracin del auctor, la crtica se inclina en general por asignar ala teora un origen griego posterior a Hermgoras (cf. Ctc., De inu.l 15,20). La diuiso (diaresis) de la narracin es otro elemento de la teora deHemgoras. Ya en Anrsrrntrs, Ret. l4l4a y 1415b, aparece un prece-dente en la exposicin (prthesis; proposlfio: QurNr., IV 4, l) que antece-de a la persuasin (pstis) y sirve para enumerar los hechos. Slo aqu y enCrcrnN, De inv. | 22, 3 l -23, 33, la divisin se articula en dos partes, es-tando la segunda dividida a su vez et1 enumeratio y erpositio. Esta ltima

    ,'I

    l7

    su accin era lcita>. D

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    el oyente la sospecha de preparacin y artificiosidad, algoque priva al discurso de credibilidad32. La exposicin con-siste en mencionar de manera breve y completa los temasque nos proponemos tratar.Pasemos ahora a 7a demostracin y ala refutacin Todala esperanza de victoria y los procedimientos de la persua-sin residen en la demostracin y en la refutacin. En efec-to, una vez que hayamos expuesto nuestros argumentos yrefutado los de nuestros adversarios, habremos cumplido demanera perfecta con nuestro objetivo de orador.Podremos conseguir ambas cosas si conocemos el esta-do de causa33. Mientras que otros autores hablan de cuatroPlinio el Joven, Barcelona, 1984, pgs. I l7 y 385; y Carnorr MoNreus-co, La dollri.na degli status, pitg. 120.3r

    Sobre la figura etrica de la distributio, cf. infra, IV 35, 47. En III13,23 el trmino sirve para designar uno de los tipos de conversacin.32 Cf. in1ra, IV 7, 10. El rechazo a mostrar abierlamente la habilidaddel orador es Lln rasgo general de la etrica antigua. Cf. Arrsr., Ret. 1404by 1408b; Crc., Detnv. I 18, 25 y 52,98; Brut.37,139; De orat.II3l,156y 41,177; Orat.12,38; Part. orat.6, 19; Qurur., I I l,3; II 5,7; lV 1,8-9; l,54;2,59;2, 126-127; lX 4,144; XI 2,47. Sobre la tendencia a ladissimulatio arfis en Ia retrica antigua, cf. C. NEurnrsrsrrn, Grundscitzeder forensichen Rhetorik gezeigt an Gerichtsreden Ciceros, Mnich, I 964,pgs, l3l-155.t] Constituio causae (status es el trmino utilizado por todos los rto-res posteriores excepto Cicern en La invencin retrica) traduce el grie-go s/sis y representa uno de los puntos ms controvertidos de la retricaantigua. El status viene determinado por el punto central de la argumenta-cin que se desprende de la oposicin entre la tesis de la defensa y la tesis

    t8

    en la retrica posterior. Disuna clase racional (gnos toprinrera clase comprende cuhros (definito), metlpsisse divide a su vez en cuatrotik. (demostratiua), pragmdividida esta ltima en dos(pars adsumptiua). Por su psnbdivisiones: antstasis (c(purgatio) y metastasis (reotras cuatro stseis. rhtn (Ieges), amphibola (ambiguque presenta aqui el auctor coprobablemente tuvo su origecin de la Retricu a Herensiguientes rasgos: desaparececonserva con la denominaci(genus rationale) y el gnosslrs cuatro categorias, juntoparte de la constitutio legiticin entre la pars iuridicialisk) y slo esta ltima se manconstitutio iurdicialis. De totres constitutiones (o status);ninguna subdivisin, la legitiy la iuridicialis (l 14,24- 15Cicern difiere del aqu preslos status cf. VorruNN, RManrrN, Antike Rhetorik, pss.; y especialmente L. C,rrnella.retorica greca e romana3a CrcenN, De inu. I 12,tado, la melepsis (translatio)

    il

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    .Los estados de causa son, como acabamos de decir, tres: el como en el siguiente ej

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    conjetural, el legal y eliurdicots.El estado conjetural3' se produce cuando la discusin serefiere al hecho en s, como en el siguiente ejemplo: >37. Como aqu se busca la verdad me-diante una conjetura y la discusin se refiere al hecho en s,por ello el estado de causa se denomina conjetural.El estado de causa es legal cuando la discusin surgesobre el texto escrito o a partir de 1. Se divide en seis tipos:

    15 El tttctor no incluye aqu, como tarrpoco hace Cicern en La in'vencin relrica, las causas sin estado (asystato), que constittryen el gradonfinro dc dcfendibilidad, pcro que s estaban incluidas en la doctrina de Her-rngoras; MarlrrN, Antike Rhetrrik, pgs. l8-23; Lausnrnc, 9l; Mr-tues, Hermagora.r, pgs. 178 ss.; Car-uoll MoNrerusco, Lo dottrna de-gLi stattts, pgs. l2 ss.; y n. a De imt.l10, 8 (B.C.G., nrm. 245).36 Cottsl.ilulit cr.niechu'alis (stokhasm.s); cf. Crc., De inu. 18, I l; ll4, l4; QurNr., III 6,5. Tienc porobjeto comprobar los hechos mediante laconjetura (de ah su nombre); cf. L,rusnrnc, 99-103, y Ce.rnorI MoN-iEFUSCo, La doflrino dcgli status, pgs.60-77,11 Cf.infr'a,ll 18,28-19,30,yCrc., Denu. l8, ll,donde esusadoelrnisr.no ejenrplo, lo cual hace pensar que deriva de la fuente comlt a Cice-rn y a la lletrica a lierenio, verosmilmente procedente de Herntgoras.Cf. BoNNn, Roman Declamation, p9.15, y MnrrHrs, Hermagoras, pg.I 38, n. 2.

    cribe que quienes abandpestad pierden todos suso de que se salve, laquienes hayan permanlencia de una tempestadabandonaron y subierocontraba enfermo y qudonar el barco y huir. Pa puefio sin sufrir daobarco. Su antiguo due

    38 Constitutio legitima (nIa distincin de Henngorasarlclor transfomra en estadocorrstituye respectivamente elfiones legales (cf, De inu. I 1legale (ex scripto et sententio,tio) aade como paes de etranslatiua (lranslatio, metlero./. Aunque Ia doctrina de lla disposicin de los slalls, dcias errtre los distintos status3e Scriptum et senteiltiaLausnenc, li{i 214-217. Sobrproblenias que plantea la inflpretacin de las leyes en Romloi dans la jw'isprudence clacos, Ies romains et la loi, Ptrina degli status, pgs. I 53- III 5 l, I 53, recoge con ligeras

    denado por extorsin hable ante la asamblea del puebloa2. .no se dispona a prese

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    Otra ley ordena que un augur designe ante la asamblea alcandidato a la sucesin de un augur fallecido. Un augur con-denado por extorsin propuso un candidato para suceder aun augur fallecido. Se reclama una multa contra 143. Es steun estado de causa legal sobre leyes en conllicto.tz La discusin nace de la ambigedadaa cuando la inten-cin del autor es nica pero el texto admite dos o ms inter-pretaciones, como en el siguiente caso: Al declarar herederoa su hijo, un padre leg una vajilla de plata a su esposa en eltestamento: (MI r-IEREDERo oesR DAR A MI ESposA UNA vAJt-LLA DE PLATA DE HASTA TREINTA LIBRAS DE PESO, LA QUE QUIERA).A su muerte, la esposa reclama una vajilla de gran precio,magnficamente labrada. El hijo dice que le debe treinta li-1rs. Segn Menx, Prolegomena, pgs. 157-159, el origen rodio de esta con-troversia vcndra determinado por la existencia de numerosas leyes de esteestado sobre el comercio naval que, en ausencia de un derecho martimointernacional, funcionaban como tal en la Antigedad.at Leges con'ariae; cf. Crc., De inu. I 13, 17 y lI 49, I44ss., y Ce.r-orr MoNreRuscct, La drtlrina degli slatLts, pgs. 166-178.a2 El auctor se refiere aqu a la nfamia, la falta de honorabilidad o deconsideracin social y jurdica en la que incurren los afectados por unanota censoria o por una decisin judicial contra ellos como pena accesoriadel delito de extorsin (de repenndis).ar Prescripcin de la lex Domitia cle sacertlotiis del 104. Los augureseran nourbrados por cooptacin, pero no se conocen las circunstar-rcias his-tricas del caso. Manx, Prolegomena, pg. 108, supone que el snceso tu-vo lugar hacia el ao I 00.aa Ambiguum.Cf.infra, ll ll, l6; Crc.,Deinu,II 40,116; yC,rr-norrMoNrenusco, La dottrina degli status, pgs. 178-187.

    precio de cinco sextos drnento era cuestor urbano podra soportar unadecret que si Saturninsera considerado comodo. Saturnino procedisu veto, pero a pesar deteo. Cuando Cepin viSaturnino presentaba la ldo, promueve un tumultlas pasarelas de voto, vde la votacin. Cepinun estado de causa lega

    a5 Delinitio (hros). Incluconstitttio legitima, en el sistpor CrcenN (De inu. I 8, lpendierrte; cf. Lausnenc,no degli stalus, p5s.77-93.rado de marrera completamentralionalis (cf. De nu. lI 17,5M,rrruns, Hermagoras, pg.consttlttio legitma y la definferencia. Cf. a este respectotus, pg.83, n. 62.a6 El tribuno Lucio Apule100, una ley sobre el repartode as por nlodio y que ftre apRor.oN, La repblica roman

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    .del estado legal durante el juicio, nosotros especialmente du- ocu a oso.rlantea ante los tribunale

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    rante la instruccin del proceso. [En esta parte nos ser tilel conocimiento del derecho civil] ae. Sin embargo tambinlo usamos ocasionalmente ante los tribunales, como en ela7 Cf. in'a, ll 12, I7 y IY 25, 35. El crimen maiestatis minutae, delitoprblico con-retido por quien se atribuye una autolidad superior a la que leconespor.rda por su cargo, fue establecido por el propio Saturrino en la

    lex Appuleia de moiestafe dcl ario 103 y en ella se sustituy la antigr-raacusacirr de perduello que se refera al delito de alta traicin. Como Ci-cern, cl auctor pafticipa de las tendencias innovadoras del derecho roma-no de la poca que intentaban definir y precisar muchos tnninos funda-rnentales del derecho, probablemente por influjo de la filosofia y la retri-ca griega. Cf. sobre la cuestin J. Srnoux, Rmische Rechtswissenscha/ittnd Rhetorik, Postdam, 1949, y M. Ducos, Les rontains et la loi, Paris,I 984.a8 Translatio (mertpsis). La consfilutio translatiua constituye ut.rs/alrrs independiente en el sistema de Hermgoras y CrcenN (cf . De intt.lII, l5 y Il 19, 57 ss.), en el que son incluidos todos los procedimientosmencionados anteriormente as como la ratiocinatio del pargrafo siguien-te. Sobre la ranslatio en general, cf. MenrrN, Antike Rhetorik, pg. 4l;Le.usnenc, I3l-133; y Car-ror-r MoNrrnusco, La dottrina degli sta-tus, pgs. 139-152.ae El procedintiento jLrdicial romano distingua una primera fase ante elpretor qLle instruye la causa y autoriza el proceso (in iure) y una segundafase constituida por el proceso mismo (lz iudicio, apud iudicem). En la fa-se in. iure el pretor deba autorizar la continuacin del procedimiento (ac-tionem dare) o negarla. A peticin de la defensa (cl. Crc., De inu. II 34,57) el pretor poda incluir una exceptio en Ia frmula de la acusacin, quedeba ser aceptada por la acusacin o bien renunciar ala actio. Sobre elprocedin-riento judicial en poca de Cicern, cf. A. H. J. GneeNrocr, IleLegal Procedure ofCicero's Time, Londres, l90l (= Nueva York, l97l),pgs. 132 ss.

    rrcciones privadas existpretor y quien presenta ulcs para ello es apartadolas leyes preven que, sirnine previamente si el alear la acusacin.La discusin se basllega ajuicio sin que existin pero es examinadoUn ejemplo es el siguienSNTOMAS DE ESTAR TRASTOI]ARN EN PODER DE LoS PAley:

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    un cepo de madera y fue conducido a la crcel. Sus defenso-res llevan all tablillas; en su presencia redactan el testamento,en presencia de testigos de acuerdo con la ley; es ejecutado.Los que haban sido nombrados herederos en el testamentoreclaman la herencia. El hermano menor de Maleolo, que ha-ba sido uno de sus acusadores en el proceso, reclama la po-sesin de la herencia de acuerdo con la ley sobre los agna-dos 54. Aqu no se aduce ninguna ley especfica sobre esteasunto, pero s otras muchas que permiten por analoga de-cidir si l tena capacidad legal o no para hacer testamento.Este estado de causa legal se basa en la analoga.Hemos mostrado los diferentes tipos de estados de causalegales: hablemos ahora del estado de causajurdico.Un estado de causa esjurdicoss cuando hay acuerdo so-tz+ bre el hecho pero se cuestiona si es conforme al derecho o

    s3 Leg. XII Tab.,Y 3 y Y 4 respectivamente, aunque esta irltima condiferente formulacin. Cf. Rurz Casrer-r-aNos, Ley de las Doce Tablas,pgs.64-67.sa Segrn Trro Lrvro, Perocas, pg. 68, Maleolo fue el primero en su-frir este castigo el ao l0l. Este mismo ejemplo aparece en Crc., De inu.II 50, 148, donde sin embargo falta la segunda ley. Sobre los problemas deinterpretacin que cste caso plarrtea cf. F. Zuccorr, , Srudi inonore tli Arnaldo Biscardi, VI, Miln, I 987, pgs. 229-265.ss luridicialis constitutio (dikaologik); cf Crc., De intt. l I l, l 5 y Il23, 69 ss. Mientras para Henngoras la stsls dikoiotogik (pars iuridicia.-/lrl formaba parte, junto conla pragmatik fuors negotialis), de la poits(clualitas, constito generalis, status qualitatis; sobre las diferentcs deno-nrinaciones cf. Leusnanc, $$ 123-130), la Retrica a Herenio deja de lado

    por injurias cont:rlegar que es lcito mnombre se representan dEl estado de causa estle por si dbil, se ve refocuatro clases de estadoslu responsabilidqd, rechaLa confesin60 se dcln. Se divide en excus

    cl satus negoialis y constituyindependiente; cf. Marrnas,lEFUsco, La dottrha degli stats6 Pars absoluta (kat'antlLa distincin procede de Heren La Inyencin retrica, I I l,s7 La consituio iuridicalique el acr rsado puede hacer, plos liechos. Sobre el estado deCrnorr MoNrnnusco, La dot58 Esta historia sobre el porece en otras fuentes, por locontroversia de origen griego pse Consilnio adsumptua;CnruoLr MoNrenusco, La dot60 Concessio (syngnm);tu. f I I , I 5, presenta una dehni6t f'urgatio (ktharsis). Cf.status, p^gs. 129 ss., y n. a Crc.

    haba asesinado a su amo, antes de abrir el testamento en queste era manumitido6a. Necesid(td como en el caso del sol- .La causa se basa entlo, sin negar que hemo

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    dado que no se reincorpor en la fecha fijada en su permisoporque una inundacin le haba impedido el paso.La splicaqs se da cuando se admite que se ha cometidouna falta y que se ha actuado intencionadamente y sin em-bargo se suplica clemencia. Este recurso casi nunca puedeser utilizado en los tribunales salvo cuando defendemos auna persona cuyas buenas acciones son numerosas y noto-rias66, lo insertaramos como si se tratara de un lugar comnamplificndolo de la siguiente manera:

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    mos que slo haba dos opciones y que elegimos la mejor.Una causa de este tipo es la siguiente: Cayo Popilio, que seencontraba sitiado por los galos y no poda escapar por me-dio alguno, acept parlamentar con los jefes enemigos; fueautorizado para retirarse con sus tropas abandonando all losbagajes. Consider preferible perder los bagajes antes quesus tropas. Salv al ejrcito pero abandon los bagajes. Esacusado de alta traicin7r.

    Creo haber mostrado cules son los estados de causa ysus clases. Ahora debo exponer cmo y con qu medios con-viene tratarlos. Pero antes he de sealar el objetivo que am-

    e P. Sulpicio Rufo, tribuno de la plebe de orientacin popular, opues-to a la faccin oligrquica, fue incluidojunto con Mario en la lista de pros-cripciones tras el golpe de estado de Sila del ao 88. Refugiado en su villade Laurentum, fue asesinado por un esclavo y su cabeza exhibida en losrostra en Roma. El esclavo, liberado por orden de Sila, fue posterion.nentearrojado desde la roca Tarpeya, por lo que si este ejemplo no ha sido in-ventado siguiendo una controversia griega, la acusacin del asesino slopudo tener lugar despus del regreso de los partidarios de Mario el ario 87.70 Comparatio (antstasis);cf. n. a Crc., De inu. II 24,72 (B.C.G.,nnt. 245), y Cernorr MoNrenusco, La dottrina degli status, pgs. I I6-I r9.7l En Ia guerra contra los cirnbrios (107), el legado C. popilio Lenafirm con los tigurinos un desfavorable tratado de paz, logrando as salvara su ejrcito. Acusado de traicin el ao 106 por el tribuno de la plebe C.Celio, Popilio tuvo que exiliarse (cf. Crc., De inu. ll 14,72, que no men-ciona el nombre del general). Un fragmento de su defensa es citado en IV24,34.

    rlc su accin perder torresenta una defensa silr causa. , dice, >, Hermes 57 (1922), 1-6Tradition in Ancient Rl.retori169-190, esp.48 ss.; y J. Wrss

    ,claridad de lo que pens que deseabas; a continuacin tuveque hablar a la vez de Ia demostracin y la refutacin y por .de estos trminos.Mediante la probabi

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    eso expuse Ias cleses de estados y sus subdivisiones. Al mis-mo tiempo expliqu cmo, una vez establecida la causa, sedeba buscar su estado y su sttbdivisin.Despus mostr cmo convena buscar el punto a juzgary, una vez encontrado, procurar que todo el sistema del dis-curso entero se remitiera a ste. Seal tambin que habamuchas causas a las cuales se podan adaptar varios estadosde causa o subdivisiones de estados.z Falta por mostrar de qu manera se puede adaptar la in-vencin a cada estado de causa o subdivisin. Igualmentequ clase de argumentaciones que los griegos llaman epi-chermata), conviene emplear o evitar; ambas cosas intere-san a la demostracin y a la refutacin. Luego, para termi-nar, mostrar qu tipo de conclusi debe utilizarse en losdiscursos, que es la ltima de las seis parles del discurso.Por tanto, analizar primero cmo conviene tratar cadatipo de causa, comenzando evidentemente por la ms impor-tante y dificil, la conjetural.: En ufia causa conjetural ia narracin del acusador debeincluir, diseminadas por todo el discurso, observaciones queinciten a la sospecha, de manera que ninguna accin, pala-bra, llegada o parlida, en definitiva,nadaparezca haber si