antenas electromágnéticas

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Un estudio de la Consejería de Sanidad y Bienestar Social sobre las ondas de telefonía móvil revela que los efectos sobre la salud de estas ondas electromagnéticas, que desprenden las antenas de móviles, sólo se producen en el plano término, y se evitarían con la imposición de limitaciones en la emisión. El estudio sitúa a estas ondas dentro del rango de la radiación electromagnética no-ionizante, es decir, no portan suficiente energía como para poder romper los enlaces químicos. En este sentido, se señala que por sí solas, las ondas no pueden inducir a la formación de sustancias extrañas ni deteriorar materiales sensibles como el ADN o complejos enzimáticos. Por lo tanto, teniendo en cuenta que la base de los procesos cancerígenos se encuentra en el deterioro del ADN, el carácter no- ionizante de estas ondas parece indicar que no sean las causantes de estas patologías, aunque el informe señala que si son posibles efectos bioquímicos por cooperación, de manera que la radiación potencie sustancias o fenómenos que conjuntamente pudieran producir alteraciones, no producidas individualmente. Aparte de los efectos bioquímicos, las ondas electromagnéticas presentan claros aspectos biofísicos, así como el rango de frecuencias donde importa el efecto térmico, cuya influencia en la salud es innegable. Este efecto térmico se debe a las corrientes eléctricas que induce toda onda electromagnético variable, que disipan energía, en mayor o menor cuantía dependiendo de los coeficientes de conductividad e inducción.

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Un estudio de la Consejería de Sanidad y Bienestar Social sobre las ondas de telefonía móvil revela que los efectos sobre la salud de estas ondas electromagnéticas, que desprenden las antenas de móviles, sólo se producen en el plano término, y se evitarían con la imposición de limitaciones en la emisión.

El estudio sitúa a estas ondas dentro del rango de la radiación electromagnética no-ionizante, es decir, no portan suficiente energía como para poder romper los enlaces químicos. En este sentido, se señala que por sí solas, las ondas no pueden inducir a la formación de sustancias extrañas ni deteriorar materiales sensibles como el ADN o complejos enzimáticos.

Por lo tanto, teniendo en cuenta que la base de los procesos cancerígenos se encuentra en el deterioro del ADN, el carácter no-ionizante de estas ondas parece indicar que no sean las causantes de estas patologías, aunque el informe señala que si son posibles efectos bioquímicos por cooperación, de manera que la radiación potencie sustancias o fenómenos que conjuntamente pudieran producir alteraciones, no producidas individualmente.

Aparte de los efectos bioquímicos, las ondas electromagnéticas presentan claros aspectos biofísicos, así como el rango de frecuencias donde importa el efecto térmico, cuya influencia en la salud es innegable. Este efecto térmico se debe a las corrientes eléctricas que induce toda onda electromagnético variable, que disipan energía, en mayor o menor cuantía dependiendo de los coeficientes de conductividad e inducción.

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A lo largo del pasado mes de febrero de 2002, los Museos Científicos Coruñeses pusieron a disposición de la ciudadanía una línea telefónica a través de la cual se recogieron sus inquietudes acerca de las antenas de telefonía y, sobre todo, acerca de los efectos que sus radiaciones pueden producir en el ser humano.

Durante el tiempo que se mantuvo operativa la línea, se recibieron cientos de llamadas solicitando más información sobre este tema que ha acaparado el debate social en los últimos meses. Unas cuestiones a las que se pretende dar respuesta en esta monografía.

¿Qué diferencias hay entre las distintas ondas y radiaciones?

Hay ondas de muchos tipos, como las del sonido que provoca una guitarra y se transmiten por el aire, o las que se ven en la superficie del mar. Son ondas materiales. Las ondas o radiaciones electromagnéticas no son materiales y pueden existir en el vacío, por eso nos llega la luz del sol y de las estrellas. También existen otras radiaciones que no son ondas electromagnéticas, como algunas emisiones radiactivas que están formadas por partículas materiales.

¿Qué es la frecuencia de una radiación?

Podemos decir que la unidad de radiación electromagnética es el fotón. Y los fotones de distintos tipos de ondas se diferencian por su frecuencia; la de los fotones UVA es mayor que la de los fotones de infrarrojos, y menor que la de los rayos X. La que emiten las antenas y terminales de telefonía móvil es de 900 MHz (megahercios) o de 1.800 MHz. Mayor frecuencia implica mayor energía. Por eso un fotón de rayos X es cinco mil veces más energético que uno de luz visible y diez mil millones de veces más que los que emiten los teléfonos móviles.

¿Qué es la intensidad de una radiación?

La intensidad de una radiación, o la cantidad de fotones que lleva asociada, también es muy importante. Aunque la frecuencia de las microondas de un horno y las de un teléfono móvil es parecida, la intensidad de la radiación que emite el horno es unas cinco mil veces mayor que la del teléfono.

¿Qué diferencias hay entre radiaciones ionizantes y no ionizantes?

Nuestro mundo está lleno de ondas electromagnéticas. Unas pocas son visibles y se manifiestan en los colores de las cosas. Otras las podemos sentir en forma de calor (las infrarrojas), o detectar con aparatos (las de radio, telefonía, radar o TV). Las ondas capaces de romper moléculas (rayos X, gamma) se llaman ionizantes, mientras que

las no logran hacerlo se denominan no ionizantes (ondas de radio, microondas, infrarrojo, visible y ultravioleta). Algunas radiaciones no ionizantes pueden aumentar los movimientos de las moléculas, lo que se traduce en calentamiento. Los hornos de microondas se basan en esa propiedad.

¿Es peligrosa la radiación electromagnética?

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El peligro siempre depende del tipo de radiación y de la dosis. Son peligrosas las radiaciones que pueden romper las moléculas del cuerpo. Si eso, por ejemplo, sucediera con nuestro ADN podría ocasionarse un cáncer.

Es importante saber que aunque un solo fotón de rayos X pueda romper una molécula de ADN, miles y miles de fotones de luz visible no pueden conseguirlo. Para comprenderlo podemos pensar en la cantidad de energía necesaria para lanzar una piedra al otro lado del Atlántico. Aunque miles de personas se coordinasen para lanzar sus piedras, ninguna de ellas alcanzaría la otra orilla del océano.

El segundo factor a tener en cuenta es el de la dosis, que depende de la intensidad de la radiación y del tiempo de exposición a ella. A diario estamos expuestos a fuentes naturales de radiación (incluidas algunas radiaciones ionizantes) en dosis que no son peligrosas para la salud. Las grandes intensidades, desde luego, implican mayor riesgo. Todos lo hemos visto en nuestra exposición al sol.

¿Cuáles son los efectos de las microondas sobre los seres vivos?Hay miles de estudios sobre los efectos biológicos de las radiaciones. Aunque algunos demuestran que la exposición a elevadas dosis de radiación de radio y microondas puede ser peligrosa, existe un umbral de exposición por debajo del cual no se detectan efectos perjudiciales. Este fenómeno de la exposición umbral es bien conocido, y explica que podamos exponernos a dosis pequeñas de rayos X (unas pocas radiografías al año) sin que los riesgos para la salud sean mayores que los posibles beneficios.

Algunos experimentos aislados han detectado efectos biológicos a exposiciones por debajo de los niveles considerados seguros, especialmente sobre el funcionamiento del sistema nervioso. Sin embargo, los comités de científicos que analizan el conjunto de todos los experimentos realizados siguen concluyendo que estos efectos no suponen un riesgo para la salud.

¿Pueden las antenas alterar el sueño o provocar dolores de cabeza?

Existen algunos estudios que relacionan el uso intensivo de teléfonos móviles con la aparición de dolores de cabeza, pero estos resultados no se han podido contrastar y se desconoce el mecanismo que podría provocarlos. Por lo que respecta a las antenas no existe ninguna evidencia de que puedan alterar el sueño o provocar dolores de cabeza, lo que era previsible dado que las dosis de radiación que recibimos de ellas son mucho menores. Algunos especialistas han señalado que la auténtica causa de algún trastorno de ese tipo podría ser el estrés ante una sensación de riesgo que, en cualquier caso, no se corresponde con la evidencia científica disponible.

¿Interfieren los teléfonos móviles con otros aparatos de uso cotidiano?

Las emisiones de un teléfono móvil son más intensas en el momento que lo encendemos o cuando establecemos una llamada. Si en ese momento estamos cerca de una radio es fácil que se produzcan interferencias que desaparecen cuando el teléfono se ha "identificado" en la red y pasa a operar a la mínima potencia posible. De forma similar, un teléfono puede interferir con los sistemas de información de un avión o con un marcapasos que se encuentre en las proximidades.

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¿Qué riesgo tiene utilizar un teléfono móvil?

Todos los expertos coinciden en que el principal riesgo para la salud derivado del empleo de teléfonos móviles reside en los accidentes de tráfico. Se ha calculado que la distracción que supone hablar por teléfono mientras se conduce multiplica por 4 el riesgo de tener un accidente. Por lo que respecta a la radiación, no se ha podido demostrar que la exposición por debajo de los niveles considerados seguros suponga un riesgo para la salud. En particular, no se ha podido demostrar su relación con cualquier tipo de cáncer o las interrupciones del embarazo.

Sin embargo, y mientras continúa la investigación, es posible tomar medidas que limiten dicha exposición. Por ejemplo, se puede optar por teléfonos con una potencia de emisión más baja, acortar la duración de las llamadas (no usarlos para charlar) y limitar su uso a zonas con buena cobertura, o acercarnos a la ventana si hablamos desde un lugar cerrado. Los expertos también aconsejan no acercar el teléfono al oído.

¿Qué radiaciones electromagnéticas puede haber en las viviendas? ¿Existen pantallas para evitarlas?

El hecho de que podamos escuchar la radio, ver la televisión o hablar por un móvil dentro de una casa nos indica que estas radiaciones de baja frecuencia atraviesan las paredes. Para impedir el paso de todas estas radiaciones sería necesario construir un grueso blindaje que, aún así, no evitaría la existencia de otros campos magnéticos, como los producidos por los hilos de la corriente eléctrica.

En conjunto, la corriente eléctrica y los electrodomésticos de casa generan un campo electromagnético de 50 Hz cuya intensidad se mantiene muy por debajo de los límites considerados seguros. También generan campos adicionales las pantallas de televisión y monitores de ordenador, teléfonos inalámbricos y móviles.

Procedentes del exterior nos llegan todas las emisiones de radio, televisión y telefonía móvil. También de las antenas de urgencias médicas, bomberos, policía y protección civil; los sistemas de radar y los de comunicación vía satélite. En general, las paredes de una casa atenúan entre 3 y 20 veces la intensidad de los campos procedentes del exterior.

¿Son seguros los hornos de microondas?

Los hornos de microondas generan un intenso campo electromagnético de radiación de unos 2.450 MHz de frecuencia que penetra en los alimentos y tiene la energía adecuada para hacer vibrar las moléculas de agua, aumentando así la temperatura. Para aumentar su eficacia, las paredes del horno hacen rebotar las microondas que así pasan varias veces por los alimentos. La junta de la puerta es el punto más frágil del sellado de un horno de este tipo, aunque normalmente sólo se encuentran fugas si ha caído al suelo. En el caso de fugas, la radiación saliente supone un riesgo para las personas que se encuentren cerca, que notarían una sensación de calor especialmente peligrosa para los ojos, una parte del cuerpo en la que la falta de riego dificulta la disipación del calor.

Si sustituyésemos el generador de microondas del horno por el que hay en un teléfono móvil, trabajando Ininterrumpidamente a la máxima potencia tardaríamos más de diez días en hacer hervir un vaso de agua.

¿Es más seguro alejar las antenas de los núcleos de población?

Si se alejasen las estaciones base de telefonía de los núcleos urbanos, las antenas y teléfonos tendrían que emitir con mayor potencia para hacer posible la comunicación. Ello supondría un aumento de la intensidad de la radiación recibida tanto por los usuarios de los teléfonos como por el resto de los ciudadanos.

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Los sistemas de telefonía móvil dividen el espacio a cubrir en un esquema de "células", cada una de las cuales está bajo la cobertura de una estación base. Cuanto menor sea el tamaño de la célula, menor será la potencia a la que tienen que emitir tanto el teléfono como la propia antena.

¿Qué radiación reciben los inquilinos de una casa con antenas en la azotea?

Todas las antenas se colocan sobre un poste o soporte que no emite radiación alguna. Las antenas de telefonía están diseñadas de tal forma que la radiación electromagnética se proyecta de forma horizontal y con una leve inclinación hacia el suelo. Por ello, el espacio situado inmediatamente debajo de una antena puede recibir más radiación procedente de otra, aunque esté situada a cientos de metros de distancia.

¿Emiten las antenas de telefonía siempre la misma cantidad de energía?

La intensidad del campo electromagnético de una antena de telefonía depende del número de personas que en cada momento usan el teléfono dentro de su zona de cobertura. Así se explica, por ejemplo, que en general sus emisiones sean más débiles en horario nocturno. Por eso existen normas sobre cómo y cuándo hacer las mediciones.

¿Por qué a veces hacen ruido las antenas?

Aparte de antenas, las estaciones base de telefonía cuentan con sistemas de alimentación y refrigeración dotados de transformadores. Todos los transformadores emiten un zumbido que se puede transmitir al suelo en forma de vibraciones audibles si el aislamiento no está bien instalado. El ruido que algunas personas asocian a las antenas nunca procede de la radiación.

¿Hay muchos tipos de antenas?

En la azotea de un edificio podemos encontrar, aparte de pararrayos y antenas de radio y televisión, antenas de telefonía fija, radioenlaces y antenas de telefonía móvil para los sistemas analógico y digital. Todas ellas emiten ondas de frecuencia entre 1.000 KHz y 3.000 MHz. La ley establece que en cualquier lugar, la intensidad del campo generado por el conjunto de estas emisiones no puede superar los límites establecidos como seguros.

Muchas antenas de telefonía móvil tienen forma de panel vertical y cubren un ángulo horizontal de 120 grados, por lo que es habitual verlas en grupos de tres orientadas para cubrir todo el horizonte. En ocasiones hay tres de estos paneles orientados en cada dirección, pero en esta disposición sólo el central actúa como emisor.

¿Son peligrosos los campos electromagnéticos producidos por los cables de alta tensión?

Las primeras voces de alarma sobre los peligros de los campos electromagnéticos para la salud surgieron en EEUU hace treinta años, hablando de los posibles efectos de los campos producidos por los tendidos eléctricos. Desde entonces y a pesar de que se han estudiado de forma exhaustiva, no se han podido encontrar pruebas que demuestren esta relación, ni siquiera entre los profesionales que pasan mucho tiempo cerca de estas instalaciones.

Los tendidos eléctricos generan campos de 50 Hz, pero la intensidad puede ser grande en las líneas de alta tensión. Al igual que ocurre con todos los campos electromagnéticos, su intensidad decrece con el cuadrado de la distancia. A diez metros del cable la intensidad es diez mil veces menor que a diez centímetros.

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¿Seguirán aumentando las emisiones por ondas electromagnéticas?

Se prevé que el auge de las comunicaciones inalámbricas se mantendrá con la telefonía móvil de tercera generación (UMTS), que convertirá los teléfonos en algo parecido a un ordenador portátil con acceso a servicios de datos, vídeo e internet a través de redes fijas, móviles y de satélite. Sin embargo, la disponibilidad de espacio en el espectro de radiofrecuencias es limitada, y cada vez quedan menos "huecos" para alojar los nuevos servicios ofertados por las empresas de telecomunicaciones.

Todas las actividades que implican el envío de información en forma de ondas de radio y microondas tienen reguladas las frecuencias a las que deben ceñirse. Algunos ejemplos son los mandos a distancia, los transmisores para vigilar a enfermos y bebés; juguetes de control remoto, collares de control de fauna salvaje, comunicaciones con vehículos espaciales, radares para el control de tráfico aéreo o el sistema GPS de posicionamiento por satélite.

¿Son más sensibles los niños a las emisiones de microondas?

Algunos organismos han recogido la recomendación de limitar el uso de los móviles entre los jóvenes y de evitar la instalación de antenas de telefonía en las cercanías de colegios, hospitales, parques y centros de ocio. Tales medidas no se deben a que se hayan identificado riesgos concretos en estas situaciones, sino que se plantean como una forma de disminuir la percepción de riesgo por parte del público.

¿Por qué algunos países han rebajado los límites de exposición?

Las autoridades de Suiza y algunas regiones italianas han rebajado notablemente los límites de exposición recomendados por los principales organismos internacionales. Pretenden "mantener las emisiones tan bajas como resulte técnicamente posible y económicamente sostenible". En la práctica, estas restricciones no se aplican a teléfonos móviles, electrodomésticos o equipos médicos. Las asociaciones de expertos y organismos internacionales competentes en la materia han criticado unas medidas en las que priman los intereses políticos sobre los científicos.

Los campos electromagnéticos y la salud pública

Estaciones de base y tecnologías inalámbricas

Hoy día la telefonía móvil es algo corriente en todo el mundo. Esa tecnología inalámbrica se basa en una amplia red de antenas fijas o estaciones de base que transmiten información mediante señales de

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radiofrecuencia (RF). Hay más de 1,4 millones de estaciones de base en todo el mundo, y la cifra está aumentando de forma considerable con la aparición de las tecnologías de tercera generación.

Hay otras redes inalámbricas que permiten obtener servicios y acceso a Internet de alta velocidad, como las redes de área local inalámbricas (WLAN), cuya presencia también es cada vez más frecuente en los hogares, las oficinas y muchos lugares públicos (aeropuertos, escuelas y zonas residenciales y urbanas). A medida que crece el número de estaciones de base y de redes locales inalámbricas, aumenta también la exposición de la población a radiofrecuencias. Según estudios recientes, la exposición a RF de estaciones de base oscila entre el 0,002% y el 2% de los niveles establecidos en las directrices internacionales sobre los límites de exposición, en función de una serie de factores, como la proximidad de las antenas y su entorno. Esos valores son inferiores o comparables a la exposición a las RF de los transmisores de radio o de televisión.

Las posibles consecuencias para la salud de la exposición a campos de RF producidos por las tecnologías inalámbricas han causado preocupación. En la presente nota descriptiva se examinan las pruebas científicas disponibles sobre los efectos en la salud humana de una exposición continua de bajo nivel a estaciones de base y otras redes locales inalámbricas. Para obtener información detallada sobre un taller de la OMS dedicado a este tema.

PREOCUPACIONES SANITARIAS

Un motivo de inquietud común en relación con las antenas de las estaciones de base y de las redes locales inalámbricas es el relativo a los efectos a largo plazo que podría tener en la salud la exposición de todo el cuerpo a señales de RF. Hasta la fecha, el único efecto de los campos de RF en la salud que se ha señalado en los estudios científicos se refería al aumento de la temperatura corporal (> 1º C) por la exposición a una intensidad de campo muy elevada que sólo se produce en determinadas instalaciones industriales, como los calentadores de RF. Los niveles de exposición a RF de las estaciones de base y las redes inalámbricas son tan bajos que los aumentos de temperatura son insignificantes y no afectan a la salud de las personas.

La potencia de los campos de RF alcanza su grado máximo en el origen y disminuye rápidamente con la distancia. El acceso a lugares cercanos a las antenas de las estaciones de base se restringe cuando las señales de RF pueden sobrepasar los límites de exposición internacionales. Una serie de estudios recientes ha puesto de manifiesto que la exposición a RF de las estaciones de base y tecnologías inalámbricas en lugares de acceso público (incluidos hospitales y escuelas) suele ser miles de veces inferior a los límites establecidos por las normas internacionales.

De hecho, debido a su menor frecuencia, a niveles similares de exposición a RF, el cuerpo absorbe hasta cinco veces más señal a partir de la radio de FM y la televisión que de las estaciones de base. Ello se debe a que las frecuencias utilizadas en las emisiones de radio de FM (unos 100 MHz) y de televisión (entre 300 y 400 MHz) son inferiores a las empleadas en la telefonía móvil (900 y 1800 MHz), y a que la estatura de las personas convierte el cuerpo en una eficaz antena receptora. Además, las estaciones de emisión de radio y televisión funcionan desde hace por lo menos 50 años sin que se haya observado ningún efecto perjudicial para la salud.

Aunque la mayoría de las tecnologías de radio utilizaban señales analógicas, las telecomunicaciones inalámbricas modernas usan señales digitales. Los detallados estudios realizados hasta el momento no han revelado ningún peligro específico derivado de las diferentes modulaciones de RF.

Cáncer: las noticias publicadas por los medios informativos sobre conglomerados de casos de cáncer en torno a estaciones de base de telefonía móvil han puesto en alerta a la opinión pública. Cabe señalar que, desde el punto de vista geográfico, el cáncer se distribuye de forma irregular en cualquier población. Dada la presencia generalizada de estaciones de base en el entorno, pueden producirse conglomerados de casos de cáncer cerca de estaciones de base simplemente por casualidad. Además, los casos de cáncer notificados en esos conglomerados suelen ser de distinto tipo, sin características comunes, por lo que no es probable que se deban a una misma causa.

Se pueden obtener pruebas científicas sobre la distribución de los casos de cáncer entre la población mediante estudios epidemiológicos bien planificados y ejecutados. En los últimos 15 años, se han publicado estudios en los que se examinaba la posible relación entre los transmisores de RF y el cáncer. En esos estudios no se han encontrado pruebas de que la exposición a RF de los transmisores

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aumente el riesgo de cáncer. Del mismo modo, los estudios a largo plazo en animales tampoco han detectado un aumento del riesgo de cáncer por exposición a campos de RF, incluso en niveles muy superiores a los que producen las estaciones de base y las redes inalámbricas.

Otros efectos: se han realizado pocos estudios sobre los efectos generales en la salud humana de la exposición a campos de RF de las estaciones de base. Ello se debe a la dificultad para distinguir los posibles efectos en la salud de las señales muy bajas que emiten las estaciones de base de otras señales de RF de mayor potencia existentes en el entorno. La mayoría de los estudios se han centrado en la exposición a RF de los usuarios de teléfonos móviles. Los estudios con seres humanos y animales en los que se han examinado las ondas cerebrales, las funciones intelectuales y el comportamiento tras la exposición a campos de RF, como los generados por los teléfonos móviles, no han detectado efectos adversos. El nivel de exposición a RF utilizado en esos estudios era unas 1000 veces superior al de exposición del público en general a RF de estaciones de base o de redes inalámbricas. No hay pruebas de que se produzcan alteraciones del sueño o de la función cardiovascular.

Algunas personas han señalado síntomas inespecíficos tras la exposición a campos de RF de estaciones de base y otros dispositivos de campos electromagnéticos. Como se indica en una nota descriptiva recientemente publicada por la OMS sobre la «hipersensibilidad electromagnética», no se ha demostrado que los campos electromagnéticos provoquen esos síntomas. Sin embargo, es importante tener en cuenta la difícil situación de las personas que sufren esos síntomas.

De todos los datos acumulados hasta el momento, ninguno ha demostrado que las señales de RF producidas por las estaciones de base tengan efectos adversos a corto o largo plazo en la salud. Dado que las redes inalámbricas suelen producir señales de RF más bajas que las estaciones de base, no cabe temer que la exposición a dichas redes sea perjudicial para la salud.

NORMAS DE PROTECCIÓN

La Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP, 1998) y el Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos (IEEE, 2005) han elaborado directrices internacionales sobre los límites de exposición para ofrecer protección contra los efectos reconocidos de los campos de RF.

Las autoridades nacionales deberían adoptar normas internacionales para proteger a los ciudadanos de los niveles perjudiciales de RF. Además, deberían restringir el acceso a las zonas en que puedan rebasarse los límites de exposición.

PERCEPCIÓN PÚBLICA DEL RIESGO

Algunas personas consideran probable que la exposición a RF entrañe riesgos y que éstos puedan ser incluso graves. Ese temor se debe, entre otras cosas, a las noticias que publican los medios de comunicación sobre estudios científicos recientes y no confirmados, que provocan un sentimiento de inseguridad y la sensación de que puede haber riesgos desconocidos o no descubiertos. Otros factores son las molestias estéticas y la sensación de falta de control y participación en las decisiones de ubicación de las nuevas estaciones de base. La experiencia demuestra que los programas educativos, así como una comunicación eficaz y la participación del público y otras partes interesadas en las fases oportunas del proceso de decisión previo a la instalación de fuentes de RF, pueden aumentar la confianza y la aceptación del público. La OMS ha destacado la necesidad de ese diálogo en una publicación disponible en nueve idiomas (véase enlaces relacionados al final de la página).

CONCLUSIONES

Teniendo en cuenta los muy bajos niveles de exposición y los resultados de investigaciones reunidos hasta el momento, no hay ninguna prueba científica convincente de que las débiles señales de RF procedentes de las estaciones de base y de las redes inalámbricas tengan efectos adversos en la salud.

INICIATIVAS DE LA OMS

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A través del Proyecto Internacional CEM, la OMS ha establecido un programa para supervisar las publicaciones científicas sobre los campos electromagnéticos, evaluar los efectos en la salud de la exposición a frecuencias de 0 a 300 GHz, ofrecer asesoramiento sobre los posibles peligros de los campos electromagnéticos y determinar las medidas de mitigación más idóneas. Basándose en amplios estudios internacionales, el Proyecto ha promovido investigaciones para subsanar la falta de conocimientos. En respuesta a ello, en los 10 últimos años, diversos gobiernos e institutos de investigación nacionales han destinado más de US$ 250 millones al estudio de los campos electromagnéticos.

Aunque nada hace pensar que la exposición a campos de RF de estaciones de base y redes inalámbricas tenga efectos en la salud, la OMS sigue fomentando las investigaciones para determinar si la exposición a la mayor RF de los teléfonos móviles puede repercutir en la salud. Para consultar las investigaciones más recientes dedicadas fundamentalmente a la telefonía móvil (véase enlaces relacionados al final de la página).

Está previsto que en 2006-2007 el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), un organismo especializado de la OMS, lleve a cabo un estudio sobre el riesgo de cáncer provocado por los campos de radiofrecuencia, y que en 2007-2008 el Proyecto Internacional CEM realice una evaluación general de los riesgos para la salud de los campos de RF.

Parlamento Europeo pide distancia mínima entre antenas de telefonía y las colegios

11:12 AM Bruselas.- El Parlamento Europeo (PE) llamó hoy la atención sobre el peligro para la salud que pueden tener las antenas de telefonía móvil y reclamó el establecimiento de una distancia mínima para su instalación cerca de escuelas, residencias de ancianos y centros de salud.

La Eurocámara aprobó con 559 votos a favor, 22 en contra y 8 abstenciones un informe en el que analiza las consecuencias para la salud de los campos electromagnéticos que generan las antenas, las redes eléctricas de alta tensión o las torres de telecomunicaciones y pide medidas, informó Efe.

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Entre ellas, "garantizar al menos que las escuelas, guarderías, residencias de ancianos y centros de salud se sitúen a una distancia específica, fijada de acuerdo con criterios científicos, de este tipo de equipos".

Los eurodiputados instan además a buscar "soluciones dialogadas" entre la industria, las autoridades públicas y los residentes para la instalación de antenas y líneas de alta tensión.

Al mismo tiempo, pide a las autoridades públicas que apoyen que las compañías compartan infraestructuras de este tipo para "reducir su número y la exposición de la población".

Otra de las principales propuestas del documento elaborado por la liberal belga Frédérique Ries es la publicación de mapas que recojan la exposición a estos campos electromagnéticos que se da en cada zona.

La información, dice el PE, debería ser pública y poder consultarse en Internet, dado que cada vez más ciudadanos se sienten "preocupados" por las radiaciones y una gran mayoría creen que no están suficientemente informados.

Además, la Eurocámara pide a la Comisión Europea que utilice fondos comunitarios para estudiar los efectos de los campos electromagnéticos y que garantice que se acelera la aplicación de la directiva que protege específicamente a los trabajadores frente a las radiaciones.

Nadie las ve, las oye, ni las siente. Están, sin embargo, alrededor de nosotros durante todo el día. Ya sea en las escuelas, en los edificios públicos, en el trabajo y hasta al aire libre las ondas electromagnéticas son parte de nuestras vidas. Con la polémica, aún sin zanjar, de si las radiaciones producidas por las antenas y los móviles son perjudiciales para la salud, el Wifi (Wireless fidelity) entra en escena, acompañado de una popularidad creciente.

La comodidad de vivir sin cables ha hecho que este sistema de transmisión de datos de forma inalámbrica tenga una estupenda acogida. Para muchos volver al cableado es ya impensable. No obstante, algunas asociaciones piden el retorno del alambre de fibra óptica o el coaxial para evitar riesgos para la salud, argumentando que una exposición "residencial y continua" puede

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ocasionar estrés, dolores de cabeza, insomnio, falta de concentración y pérdida de memoria, nauseas y taquicardia. Algunos médicos también creen que puede ocasionar, en algunos casos, cáncer.

"Es necesario que se tomen algunas precauciones para evitar riesgos a largo plazo", asegura Pedro Belmonte, de Ecologistas en Acción. En la publicación de la asociación, El Ecologista, se ha propuesto una moratoria a la instalación de estos dispositivos en "centros de enseñanza, bibliotecas públicas, universidades y edificios públicos", hasta determinar el riesgo de una tecnología de la que poco se ha publicado y que se encuentra en desarrollo.

Riesgos para la salud

Las radiaciones que emiten las antenas de los dispositivos wifi son "menores a las que produce un móvil, pero más constantes", asegura Belmonte. Este tipo de ondas electromagnéticas son "no ionizantes", lo que significa, según la doctora Mercedes Martínez Búrdalo, del Instituto de Física Aplicada, que "no producen efectos inmediatos ni dañinos", al contrario de las radiaciones "ionizantes" (rayos X y gama).

El médico José Luis Bardasano, director de Especialidades Médicas en la Universidad de Alcalá de Henares, no coincide con la científica del CSIC. "Lo mismo pasó con el tabaco. No podemos esperar 50 años para determinar finalmente que sí son nocivas", asegura el también presidente de la Fundación Europea de Electromagnetismo y Ciencias de la Salud.

De acuerdo con el doctor Bardasano, este tipo de ondas son perniciosas "porque afectan los ritmos biológicos", ocasionando que el cerebro reduzca la producción de melatonina, una sustancia antienvejecimiento que, entre otras funciones, es anticancerígena. "La consecuencia", dice el catedrático, "es la aparición de insomnio, la fatiga crónica, y hasta cáncer en personas con predisposición".

La doctora Martínez opina que esto "no está demostrado", y recuerda que España ha adoptado las recomendaciones europeas de los límites de radiación permitida. "Estos dispositivos cumplen con estas medidas, por lo que no hay riesgo de ningún tipo", señala. La doctora en física cita el último informe realizado por el Comité Científico sobre Tecnologias Emergentes y Nuevas (SCENIHR) para la Comisión Europea, el cual señala que "no hay evidencia probada de que los campos de radiofrecuencia puedan producir cáncer".

El Bioninitiative Report, un informe sobre campos electromagnéticos y radiaciones realizado por 14 científicos internacionales, pide que se revisen los límites permitidos de radiación, impuestos por la Comisión Internacional para la Protección de las Radiaciones No-ionizantes (ICNIRP, por sus siglas en inglés). El grupo de expertos señala que los límites vigentes establecidos ya no satisfacen las necesidades de seguridad, por lo que la salud pública está en riesgo.

Sobre el Wifi y el WLAN, el documento señala que "no es posible afirmar" que la exposición a estas ondas sea perjudicial para la salud, aunque se necesitan hacer más investigaciones, puntualiza. El extenso texto, de más de 600 páginas, pide asumir "el principio de precaución", hasta poder descartar del todo una amenaza a la salud pública.

Los expertos coinciden en este punto cuando se trata de la exposición de los niños a estas tecnologías. "Con ellos siempre se deja una excepcionalidad", dice Martínez. "No se conocen todas las fases del desarrollo cerebral de los menores", dice la científica. Los tres piden "precaución" y reducir la exposición de los niños a la mínima posible.

Algunos países ya han comenzado aplicar moratorias en la instalación de antenas de conexión inalámbricas. En noviembre del año pasado, la Dirección de Asuntos Culturales de París frenó la instalación de Wifi en bibliotecas y museos hasta haber constatado sus supuestos efectos en la salud. En Alemania, el Ministerio de Medio Ambiente recomendaba a las escuelas y centros de enseñanza evitar los sistemas inalámbricos y decantarse por los cables como medida de precaución. En Italia, Suiza, Austria y Rusia, se han producido determinaciones similares.

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Científicos alertan contra los efectos nocivos de la tecnología sin hilo Martes, 24 de Marzo de 2009 14:25

 

Los campos electromagnéticos podrían ser causantes "de un grave problema de salud pública"

según un grupo de científicos que participó en un coloquio sobre "los retos sanitarios de las

tecnologías sin hilo" organizado en el Senado.

 

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Reconocen que algunos estudios no apoyan estas teorías.

Así lo afirmaron el coordinador del proyecto de investigación europeo Reflex, el científico alemán

Franz Adlkofer; el cancerólogo francés Dominique Belpomme; su colega sueco Lennart Hardell y el

investigador del departamento de neurociencias del Karolinska Institute de Suecia, Olle Johansson.

Un número creciente de enfermos se han vuelto intolerantes a los campos electromagnéticos

En una declaración conjunta los cuatro profesores aseguraron que "la observación clínica de

numerosas investigaciones toxicológicas y biológicas y ciertos estudios epidemiológicos demuestra

los efectos de los campos electromagnéticos sobre nuestra salud".

Agregaron que "un número creciente de enfermos se han vuelto intolerantes a los campos

electromagnéticos", además de no excluir posibles evoluciones hacia enfermedades degenerativas

del sistema nervioso y también hacia ciertos tipos de cáncer. Por ello consideran que la tecnología

sin hilo podría convertirse en "un problema de salud pública de primer orden".

Citaron, a los efectos, ciertos estudios que prueban los efectos nocivos de la tecnología sin hilos en

el cerebro o incluso en el ADN, aunque, reconocieron, otros no lo demuestran. En cualquier caso,

resaltó Belpomme, las normas de protección son "ampliamente insuficientes para evitar los efectos

tóxicos".

Según la Academia Nacional de Medicina las antenas de telefonía móvil no plantean riesgo alguno

y la reciente retirada de algunas de ellas en Francia en aras del "principio de precaución" se funda

en "un error científico".