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  • 8/16/2019 Antifonte EBieda Méthexis

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     Méthexis XXI (2008) p.**OJO   Articoli

    ANTIFONTE SOFISTA: UN UTILITARISMO

    NATURALISTA

    ESTEBAN E. BIEDA

    “... nuestra llamada culturallevaría gran parte de la culpa por lamiseria que sufrimos; podríamos sermucho más felices si laabandonásemos para retornar acondiciones de vida más primitivas”

    S. Freud,  El malestar en lacultura §III

    I. INTRODUCCIÓN

    En el presente trabajo nos proponemos abordar el análisis del conflicto entrenaturaleza ( phýsis) y ley-convencional (nómos) que lleva a cabo el sofistaAntifonte a finales del siglo V a.C., análisis que esboza una de las versiones deeste clásico conflicto entre el orden natural y el orden social. Veremos que,según Antifonte, si bien la convención contribuye de facto a la convivencia, al

    mismo tiempo violenta una de las realidades más primarias del hombre que vive,así, encadenado por las normas legales. Nuestro objetivo será mostrar queAntifonte presenta un tipo de utilitarismo combinado con ciertos aspectosnaturales; esto sirve, por otra parte, para dar cuenta del clima de época en el queescribió el sofista de finales del siglo V a.C., a saber: cierto ‘malestar en lacultura’.

     La polémica ‘  phýsis’ - ‘ nómos’.

    El tema de nuestro trabajo sobre Antifonte Sofista gira en torno a lo quetradicionalmente se ha llamado “antítesis  phýsis-nómos” como una de lasdiscusiones características de finales del siglo V y, particularmente, delmovimiento sofístico. Con respecto al término “ phýsis”, es inevitable la

    referencia al verbo  phýo, presente desde Homero, cuyos valores intransitivosoriginales oscilan entre “crecer”, “surgir” y “nacer”. Este “surgir” o “nacer”tiene un matiz específico que no debe descuidarse: se trata de un nacimiento osurgimiento natural : el resultado del  phýein  es la  phýsis. De allí que el modotradicional de traducir “ phýsis” sea “naturaleza” pero también “realidad ( sc. 

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     Esteban E. Bieda2 

    natural de las cosas)” y “modo de ser natural de las cosas”1. El término “nómos”remite a la raíz nom- / nem-. Dos verbos relacionados son némesthai –que, en su

    uso impersonal, es “repartirse, distribuirse o dispensarse”– y nomízetai  –querefiere a lo que “se considera correcto o se da por bueno”–; en ambos casosestamos ante un uso normativo que apela a la convención: se reparte algo o se loconsidera correcto de manera convencional , es decir, no natural; de este modo, elhombre queda necesariamente involucrado. Tradicionalmente, el término remitea asuntos divinos, como en Trabajos y días 276 ss., en Heráclito (21 DK B 114)y, ya entrado el siglo V, en la  Antígona de Sófocles (vv. 450-460 y 1113). Estematiz religioso se va erosionando con el paso de los años y el avance de lailustración ateniense. Así, el Sócrates de las  Nubes puede preguntar: “¿A cuálesdioses juras? Pues, para empezar, los dioses no son para nosotros monedacorriente (nómisma)” (247-248)2. Esta progresiva ‘secularización’ del términollevada adelante fundamentalmente por los sofistas se consolida en el sentido

    cuasi definitivo de “ley positiva escrita” que halla su fuerza ya no en los diosessino en la  pólis. No obstante, como señala Bravo, si bien es este el significadoque prepondera durante fines del siglo V y durante el siglo IV, hay un matiztradicional que sobrevive: el de “nómos” en tanto éthos, esto es, en tantocostumbre3.

    En la polémica en torno a la oposición entre phýsis y nómos4, Guthrie (1969)identifica al menos tres posturas5. Uno de los grupos es el de los “defensores dela phýsis”, quienes consideran a la naturaleza como fuente del sentido conformeal cual organizar la sociedad y establecer normas morales. El Calicles delGorgias platónico defiende el derecho del más fuerte apelando a la economía dela phýsis en la cual prevalece el querer del más fuerte; el nómos sería obra de los

    1 Lo primero es propuesto por Guthrie (1969), lo segundo por Brisson (2000). En los tratadoshipocráticos el término significa “condición natural de un ser vivo”. Cf. LSJ s.v. “ phýsis” II.

    2 Todas las traducciones de los textos griegos son nuestras.3 Cf. Bravo, F. (2001). Como testimonio de esto encontramos el famoso dictum de la Política de

    Aristóteles: “el nómos no tiene ninguna fuerza para ser obedecido que la costumbre ( éthos)”(1269a20-21).

    4 Para los dioses, cf. Jenófanes frags. 15, 11, 14, 16; para la constitución política, cf. Protágorasen el  Protágoras platónico 320d ss. y Aristóteles,  Pol. I; Demócrito sentencia que la única realidadson los átomos y el vacío y que la aísthesis es mero nómos (cf. v.g. frags. 9 y 125).

    5 (1) Los “defensores del nómos” entienden que el hombre, progresando desde un estado naturaldonde la convivencia es conflictiva, alcanza condiciones favorables gracias al orden legal; cf. v.g.  Prom. enc., Antígona (esp. vv. 332 ss.), Jenófanes DK B 18, Suplicantes de Eurípides (vv. 201-213 y429 ss.) y el mito de Protágoras en el  Protágoras platónico. (2) Los “realistas pragmáticos” no se pronuncian ni por el nómos ni por la phýsis afirmando que el hombre obra siempre persiguiendo su propio interés según la ley del más fuerte; cf. v.g.  Rep. 338c y la actitud de los atenienses en Mitileney en Melos (Tucídides III 38-48 y V 81-111). Disentimos con Brisson (2000) quien considera alTrasímaco de Rep. I un defensor de la  phýsis: su “derecho del más fuerte” no se basa en diferenciasnaturales –como en el caso de Calicles en el Gorgias – sino, justamente, en la fuerza.

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     Antifonte Sofista: un utilitarismo naturalista 3 

    débiles para defenderse de estos6. Es justamente entre estos “defensores de la phýsis” donde Guthrie ubica a Antifonte Sofista7.

     Antifonte. Persona y personaje.Mucho se ha dicho a propósito de la identidad de Antifonte, de la que se sabe

     poco y de manera siempre problemática8. Esto ocurre, en principio, debido a locomún que era el nombre en la Atenas de los siglos V y IV. Las distintasapariciones del nombre y de la obra en distintos contextos hizo suponer que pudieron haber existido al menos tres ‘Antifontes’: el Sofista, el Retórico y elPoeta9. Guthrie y Brisson llaman la atención sobre el hecho de que, hacia finalesdel siglo V, el apelativo “ sophistés” cabía tanto para un sofista como para unretórico, con lo cual puede ocurrir que el Sofista y el Retórico sean la misma persona. Más sugerente es la hipótesis de Cassin, que sigue Gallego, según lacual los tres son en realidad la misma persona: se trata del sofista que se va

    desplegando en sus distintas caras10

    . Yendo a los datos biográficos concretos, elAntifonte de Ramnunte o “Retórico” aparece mencionado en la Vida de los sofistas de Filóstrato, en el libro VII de la  Historia de Tucídides (VIII 68), en la Ética eudemia de Aristóteles (1232b7) y en el Menéxeno de Platón (236a). Conrespecto al Antifonte que nos interesa, el Sofista, es mencionado por Jenofonteen los  Memorabilia como adversario de Sócrates (I.6.1) y por Aristóteles en la Física  (185a14). Si bien no tenemos datos biográficos concretos, Guthrieconsidera, basándose en la mención de Jenofonte, que habría sidocontemporáneo de Sócrates. Pero el problema de la identidad de Antifonte no esnuevo: ya en el siglo III de nuestra era, Hermógenes se hacía preguntas similaresa las actuales11. Sea como fuere, no es nuestro objetivo aquí resolver este problema de identidad; más bien trabajaremos con un fragmento atribuido a untal “Antifonte” (87 DK B 44) –parte de un supuesto tratado titulado “Sobre laverdad”– en el que se analiza el conflicto entre phýsis y nómos.

    6 Para la  phýsis como justificación del derecho del más fuerte cf. Gorgias 483d; para el nómos como obra de los débiles cf. Gorgias 483b y Rep. 358e ss.

    7 Utilizamos la clasificación de Guthrie para orientar la ubicación de Antifonte Sofista en losdebates de finales del siglo V. No obstante, hacia el final de nuestro trabajo cuestionaremos queAntifonte sea un “defensor de la phýsis” sin más.

    8 Como resumen general del problema, cf. Guthrie (1969: pp. 284-286), Ostwald (1990), Cassin(1995: pp.154 ss.) y, muy especialmente, Woodruff (2004).

    9 La Suda  s.v. “ Antiphôn” dice “ateniense, adivino, poeta épico, sofista e intérprete de sueños”.10 Cf. Guthrie (1969: pp. 284 ss.); Brisson (2000: p.112) y Gallego, J. (2004). 11 “Al hablar de Antifonte es necesario anticipar que, tal como dicen otros –no pocos– así como

    también Dídimo el gramático, y como resulta manifiesto a partir de la historia, ha habido múltiplesAntifontes... ”, Hermógenes, De las formas oratorias II.11.

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     Esteban E. Bieda4 

    II. ANTIFONTE DK B 44: LA JUSTICIA ENTRE PHÝSIS  Y NÓMOS 12 

     Primera definición de “justicia”El fragmento A del Pap. Oxy. #1364 comienza así:

    Col. I.- ... así pues, justicia es no transgredir ( parabaínein) lasdisposiciones legales (nómima) de la ciudad en la que alguien vivacomo ciudadano ( politeúetai)13.

    Esta primera definición de justicia (dikaiosýne) es, podría decirse,estrictamente legalista: justo es obedecer lo que manda la ley14. La precisión deque estas disposiciones legales son propias de cada ciudad da la pauta de que elnómos es particular.

    Por lo tanto, un hombre se serviría en mayor medida de la justicia para sí de manera conveniente si siguiera las grandes leyes (nómous) en presencia de testigos (martýron); pero solo, sin testigos, delos dictados de la naturaleza15.

     Nótese que las leyes sólo son convenientes ( xymphérontes) si hay testigos16.Aquí Antifonte menciona por vez primera a quienes serán determinantes en la justicia de los nómoi: los mártyres. Este primer sentido dado a los testigos no estécnico: no se trata de testigos en un juicio sino de quien presencia una acción.Si hay testigos, el hombre sigue los mandatos del nómos; pero si no los hay,

    12 El fragmento 44 consta de dos papiros de Oxyrrinco: el #1364 –compuesto por dos fragmentos

    de los cuales nos detendremos sólo en el A– y el #1797. Para el fragmento B de Poxy. 1364, laedición de Diels debe ser rectificada y completada con el reciente Poxy LII, 3647; cf. Decleva Caizzi(1986).

    13 El término “nómima” –género neutro y número plural del adjetivo nómimos – tiene la raíz nem- / nom- que comentamos supra.

    14 Esta manera de entender la justicia es sostenida por el Sócrates jenofóntico utilizando casi losmismos términos que Antifonte: “Afirmo que lo legal es justo (tò nómimon díkaion)” ( Mem. IV.4.12); luego de lo cual define las “leyes de la  pólis  (nómoi póleos)” como “las cosas que losciudadanos pusieron por escrito reuniendo lo que es necesario hacer y lo que hay que evitar. Así pues, sería legal (nómimos) quien viviera como ciudadano (ho politeuómenos) conforme estas cosas ysería ilegal (ánomos) quien las transgrediera (ho taûta parabaínon)” ( Mem. IV.4.13).

    15 La expresión griega que traducimos “dictados de la naturaleza” es tà tês phýseos, literalmente,“las cosas de la naturaleza” (tomando el valor pronominal de “ tá”). Debido al contexto, estas ‘cosas’de la naturaleza deben entenderse como cierto tipo de ‘dictado’ o ‘mandato’ no signado por unaconvención. Con respecto al uso que hace Antifonte del término “ phýsis”, otros fragmentos dan la pauta de que alude a la realidad más esencial de las cosas –en este caso, del hombre–: cf. frags. 15 y44-B.

    16 Una línea similar puede rastrearse en Trasímaco ( Rep. I, cf. 348d-e) y en Glaucón ( Rep. II , cf.359b-c) así como también, quizás, en el Encomio de Helena de Gorgias (#16, ad fin.). Ya Demócritoadvertía: “no por temor sino por lo debido hay que apartarse de las faltas” (DK B 41).

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     Antifonte Sofista: un utilitarismo naturalista 5 

    sigue a la  phýsis. Seguir al nómos  es, en principio, no-natural, artificial, dadoque, de disponer pura y exclusivamente de sí mismo, el hombre tendería a

    transgredirlo en pos de sus inclinaciones naturales. Resta saber por qué ocurreesto.

    En efecto, los mandatos legales son impuestos, mientras que losdictados de la naturaleza son necesarios; además, los mandatos legalesson producto de un acuerdo, no gestados naturalmente, mientras quelos dictados de la naturaleza son gestados naturalmente y no productode un acuerdo.

    En este pasaje, preceptos legales y dictados naturales son descriptos en virtudde ciertas características distintivas. En primer lugar, el nómos  es “impuesto”(epíthetos), esto es, ‘puesto-sobre’ una realidad que  per se  no lo posee17. Este

    rasgo da cuenta, una vez más, del carácter convencional de lo que el nómos manda: lo que es impuesto en una  pólis puede no ser impuesto en otra, con locual, al ser “impuesto”, el nómos también se revela particular. Lo que manda la phýsis  es, por el contrario, necesario (anankaîon). Esta necesidad no significaque el hombre sigue indefectiblemente a la phýsis –ya que, como veremos, existecierto margen para forzar sus dictados– sino que apunta, más bien, al ‘contenido’del dictado natural. Lo que la naturaleza manda es siempre lo mismo: sumandato es, a diferencia del precepto legal, universal; de allí su carácternecesario18. En consonancia con esto, un segundo punto de conflicto viene dado por el hecho de que los mandatos legales son “acordados” (homologethénta), productos de una homología  que los legitima19; el dictado natural, por elcontrario, no es acordado sino gestado naturalmente ( phýn). Hasta aquí, lascaracterísticas que Antifonte atribuye a nómos  y  phýsis  son: el nómos  es (I)impuesto, (II) acordado y (III) no gestado naturalmente y la  phýsis  es (i)necesaria, (ii) no acordada y (iii) gestada naturalmente. Nótese la solidaridadexistente, por un lado, entre (I), (II) y (III) –el nómos se impone porque existe unacuerdo para ello, por lo cual no estamos ante una realidad natural  –, y, por elotro, entre (i), (ii) y (iii) –al ser necesario, el dictado natural no es acordado 

    17 Otras traducciones para el término epítheta –derivado del verbo compuesto epi-títhemi – son:“accessorie” (Timpanaro Cardini, 1923), “occasionali” (Untersteiner, 1949), “adventitious”(Ostwald, 1990), “ supplémentaires” (Cassin, 1995), “accidentales” (Melero Bellido, 1996),“accesorias” (Ramírez Vidal, 2001), “ supplemental ” (Gagarin, 2001).

    18 Si bien no hemos llegado aún a este punto, el ‘contenido’ del dictado natural será buscar elmayor beneficio posible y evitar el daño. El hecho de ser “necesario” no significa que el hombre losigue indefectiblemente sino que, cuando le es posible, busca mayor beneficio y evita el daño.

    19 Esto diferencia a Antifonte de Protágoras quien, según el testimonio platónico (cf.  Prot. 320css.), habría afirmado que las leyes no son producto de un acuerdo entre los hombres sino enviadas porZeus para posibilitar la convivencia. También diferente parece la posición de Sócrates para quien laobediencia a la ley es producto de un acuerdo entre la pólis y el ciudadano (cf. Critón 50a ss.).

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     puesto que fue  gestado naturalmente –. Esta lista, como veremos, se irácompletando progresivamente.

    Col II.- Así pues, cuando se transgreden las disposiciones legales, quedaría libre de vergüenza y pena siempre que paseinadvertido a quienes las acordaron; si no pasa desapercibido, no. Perosi fuerza (biázetai), al límite de lo posible, alguna de lascosas congénitas por naturaleza, si acaso pasa inadvertido a todos loshombres, el mal no sería de ningún modo menor y, si acaso todos loven, no sería de ningún modo mayor. Pues no se padece un dañodebido a la opinión (dià dóxan) sino debido a la verdad (di’ alétheian).

    En este pasaje se delimitan el ámbito público y el privado. El criterioutilizado para dicha delimitación nos aproxima al núcleo del pensamiento de

    Antifonte: se trata de un principio de tipo utilitarista  signado, aquí, por la presencia de testigos. Lo que realmente mueve a la acción no es el mandato legalsino la búsqueda de beneficios o la posibilidad de evitar un daño (materializadoen el castigo o la vergüenza). Transgredir el nómos no es dañino per se sino sóloen la medida en que haya testigos para denunciar el delito y así provocar elcastigo o la vergüenza correspondiente. El hombre obedece la ley para evitar eleventual castigo y no porque lo que la ley manda es lo que debe hacerse. Por otra parte, si la única efectividad del nómos descansa en el castigo que implicaría nocumplirlo y si dicho castigo sólo es posible si el delito se comete ante la presencia de testigos que puedan denunciarlo, entonces la efectividad del nómos descansa en los testigos20: la relación entre nómos  y castigo es meramenteaccesoria ya que la conexión entre ambos viene dada por la presencia fortuita detestigos. El nómos  sólo rige en presencia de terceros; de otro modo, manda la phýsis.

    Luego de esto Antifonte menciona algo que a primera vista podría resultarextraño: forzar al límite de lo posible ( parà tò dynatón) los dictados naturales21.

    20 Para el tema de los testigos en esta línea cf. Cassin (1995: p.165 ss.).21 Algunas traducciones para la expresión “ parà tò dynatón” son: “oltre il possibile” (Timpanaro

    Cardini, 1923), “más allá de cuanto es posible” (Piqué Angordans, 1985), “impossible” (Ostwald,1990), “contra lo posible” (Ramírez Vidal, 2001), “which is impossible” (Gagarin, 2001). Si bientodas estas traducciones respetan, con distintos matices, la compleja esencia de “ parà tò dynatón”, nocreemos que Antifonte esté queriendo mentar que se fuerza a la naturaleza “más allá” de lo posible,es decir, transgrediendo las posibilidades humanas –transgresión que podría mentarse v.g.  con laexpresión “hypèr phýsin”, cf. v.g. Demócrito DK B 3–. Más inadecuada aún es la opción de MeleroBellido (Gredos, 1996): “en contra de toda probabilidad”. “Probable” no es lo mismo que “posible”:todo lo probable es posible pero no todo lo posible es probable. De hecho, el fragmento muestra que,en determinadas ocasiones –  sc. en presencia de testigos–, es altamente probable que se fuerce a lanaturaleza en pos de cumplir con el nómos. Lo que Antifonte está tratando de remarcar no es, pues, laim- probabilidad  que existe de que la  phýsis sea forzada –cosa que hubiese hecho, quizás, con una

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     Antifonte Sofista: un utilitarismo naturalista 7 

    La compleja expresión “ parà tò dynatón” da la pauta de que, como adelantamos supra, el carácter de “necesarios” de los dictados naturales no alude a que es

    necesario seguirlos sino al contenido concreto de lo que mandan. El problemasurge cuando dichos parámetros se fuerzan “al límite de lo posible”, esto es,cuando por algún motivo se rozan los límites aceptables para forzar a lanaturaleza, cuando se llega a una cercanía ‘paralela’ con dichos límites22. Anuestro entender, estos límites ‘aceptables’ son impuestos por las circunstancias particulares de una acción particular de un individuo particular tomando comocriterio ‘general’ el beneficio o el daño que cada decisión alternativa podríagenerar en el seno de la  pólis en la que el individuo vive como ciudadano. Así,sería ‘aceptable’ forzar a la phýsis hasta el límite en aquellos casos en los que lasnormas convencionales pesan de facto más que los dictados naturales: v.g.  yoobtengo más placer caminando desnudo por la calle; si nadie me ve, voy ahacerlo, pero si hay testigos, forzaré ese dictado natural en pos del cumplimiento

    de la convención según la cual no está bien visto caminar desnudo en público. No se debe olvidar que cuando Antifonte habla del castigo resultante detransgredir los nómoi no se trata sólo de una pena legal-formal sino también dela “vergüenza” (aischýne) resultante: los nómoi no dejan de ser convenciones, locual implica que transgredirlos puede traer sanciones vinculadas con la fama(dóxa) que ese individuo tiene en su comunidad23. Nuestro ejemplo de caminardesnudo pretende describir un caso en el que, ante la presencia de testigos, unindividuo particular en una circunstancia particular decide reprimir su ‘impulsonatural’ de caminar desnudo para evitar la vergüenza que implicaría frente a lamirada de terceros. En ese caso, pues, no se fuerza a la naturaleza “al límite de lo posible”, pues no se han violentado los límites aceptables. De hecho, cumplircon el nómos implica el beneficio de evitar la vergüenza.

    Ahora bien, cuando se fuerza a la phýsis al límite de lo posible, la presencia ono de testigos es absolutamente indiferente24: si hay testigos el mal no serámayor y si no los hay el mal no será menor. Esto ocurre porque violentar a la

    expresión del tipo “ parà tò eikós” (cf. su uso v.g. en Tucídides II.62.2)– sino hasta dónde es  posiblehacerlo y con qué consecuencias.

    22 Este “rozar en paralelo” está mentado, al igual que nuestra traducción “al límite de”, por la preposición pará asociada con caso acusativo; la idea es la de algo ‘rallano en lo posible’ (cf. LSJ s.v. “ pará” C.I.1, 2 y 5). Nótese, asimismo, que la terminología de la transgresión cambia según se tratedel nómos ( parabaínein, Col I, 11) o de la  phýsis (biázesthai): encontramos, pues, un nuevo punto deconflicto: (IV) el nómos se puede transgredir, (iv) la  phýsis no se puede transgredir –aunque síforzar–.

    23  Cabe recordar el valor que tenía entre los griegos de fines del siglo V la “fama” ( phéme;eúkleia) y la “opinión” o “reputación” (dóxa) de cada uno; cf. v.g. Eurípides Medea 236 ss., 539-540: Hipólito 330 ss., 419 ss., 685 ss., 700, et passim. El sócrates platónico objeta en numerosas ocacionesel valor del ‘qué dirán’: cf. v.g. Críton 44c ss.

    24  En la “Conclusión” del trabajo volveremos sobre el carácter ambiguo de la obediencia alnómos: por un lado, implica forzar a la phýsis y por lo tanto padecer un daño, pero al mismo tiempo, por el otro, evita el daño materializado en el castigo o la vergüenza que hubiese significadotransgredir dicho nómos.

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     Esteban E. Bieda8 

     phýsis es violentar un dictado connatural, congénito ( xýmphytos), algo ‘previo’ ala convención. En este caso sí estamos ante un mal  per se  dado que, se haga

    donde y como se haga, se estará obteniendo un daño y no un beneficio. Estecarácter ‘pre-convencional’ del dictado natural que torna indiferente la presenciade testigos se ve confirmado en las últimas palabras del pasaje que comentamos:forzar a la  phýsis es ir en contra de la verdad (alétheia). El daño que produceforzar a la naturaleza es, siendo conscientemente anacrónicos, ‘objetivo’, esto es,viola aquello que fue gestado naturalmente, que no resiste dóxa alguna debido aque no descansa en un acuerdo; es, en definitiva, la “verdad” en sentido fuerte, la“realidad” misma, identificada, aquí, con la naturaleza25. Si el daño producido por forzar a la  phýsis  fuera convencional, estaría vinculado con la dóxa  dequienes se encargarían de juzgar de qué tipo y cuán profunda fue la violación;los testigos, por lo tanto, serían relevantes para dicho juicio. Mas el dictadonatural, ‘pre-convencional’, se vincula con la verdad, con la realidad; por ello los

    testigos y la dóxa en general son irrelevantes ya que el mal en cuestión no tieneque ver con las convenciones de la pólis. El daño de quien fuerza la phýsis no es, podría decirse, general-político (nómos, dóxa, mártyres, etc.) sino particular-natural.

    Lo dicho hasta aquí nos permite ver que Antifonte releva tres posibles tiposde acción no-buena con sus consecuentes castigos: (i) transgresión de mandatoslegales en presencia de testigos: se recibe un mal vinculado con la convención yla dóxa (castigo o vergüenza); (ii) transgresión de mandatos legales sin testigos:no se recibe un mal; (iii) forzar los dictados naturales (haya o no testigos, puesen este plano es indiferente): se recibe un mal vinculado con la naturaleza y laverdad (daño por oposición a beneficio)26.

     Nuestra investigación ( sképsis) es, por cierto, por esto: porque lamayoría de las cosas justas según la ley se hallan en conflicto( polemíos) con la naturaleza.

    Ya hemos comentado lo que usualmente se ha llamado “antítesis entre phýsisy nómos” como uno de los temas de la sofística. El término castellano “antítesis”denota, haciendo su rastreo etimológico, una cierta oposición o contradicción,literalmente una “contra-posición” o “posición-contraria”. En el fragmento que

    25 Un elemento más en el conflicto nómos - phýsis: (V) el nómos es objeto de dóxa; (v) la phýsis es equivalente a la verdad, a la realidad misma. Para “alétheia” como “realidad” cf. LSJ  s.v. “alétheia” I.2 

    26 Este punto contradice la máxima socrática según la cual si se cometió injusticia es mejor serdescubierto y castigado que evitar el castigo (cf. v.g. Gorgias 472e; cf. 525b y  Rep. 380a-c). SegúnSócrates, a diferencia de Antifonte, si uno es descubierto transgrediendo los nómoi, no recibe un maldado que el castigo es un bien; a la inversa, si uno no es descubierto, recibe el mal que implica no sercastigado. Quizás por esto Calicles tilda las virtudes defendidas por Sócrates de “contra naturales”( parà phýsin); cf. Gorgias 492c. 

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     Antifonte Sofista: un utilitarismo naturalista 9 

    nos ocupa, el término que más se acerca a esta noción es el adjetivo  polémios,del que Antifonte se sirve para dar cuenta del choque que suele haber entre

    nómos y  phýsis. Según hemos visto hasta aquí, y como se irá desprendiendo delo que sigue, Antifonte no habla de oposición o antítesis  stricto sensu, sino decierto conflicto –mentado por el adjetivo que tiene relación con el sustantivo pólemos, “guerra”– que no necesariamente los opone sino que los enfrenta comodos alternativas. El motivo por el cual consideramos demasiado fuerte hablar de“antítesis” entre nómos  y  phýsis  en Antifonte es que, en su caso, ambasinstancias se rigen según criterios distintos, esto es, no hay una referencia comúnque permita hablar de una contradicción fuerte. El nómos se construye y regulaen virtud de la dóxa mientras que la phýsis coincide con una verdad en la que ladóxa no tiene ninguna injerencia. Esta diferencia hace que frecuentemente hayaconflicto ( pólemos), pero de allí a hablar de oposición o antítesis hay un pasoque, a nuestro entender, no puede darse partiendo de los fragmentos de Antifonte

    que nos han llegado. Si existe algo así como una oposición es meramenteaccidental ya que, como hemos visto y como veremos de inmediato, nómos  y phýsis son independientes entre sí27:

    Por cierto, las cosas de las que las leyes disuaden a los hombres noson, en absoluto, ni más afines ni más familiares a la naturaleza queaquellas a las que los exhortan.

    Como decíamos, nómos  y  phýsis  son independientes: lo que manda el primero no repercute en ningún sentido en la segunda. Mas no hay que olvidarque independencia no implica indiferencia o carencia absoluta de contacto.“Independiente” debe entenderse, en este contexto, en tanto  phýsis y nómos nocomparten los mismos criterios, lo cual no significa que, aun rigiéndose porcriterios distintos, cierto conflicto no sea casi inevitable:

    Col. IV.- Y en cuanto a las cosas convenientes, las establecidas porlas leyes encadenan a la naturaleza28; las establecidas por la naturaleza,

    27 Entre las traducciones del adverbio “ polemíos” en este pasaje, concordamos con Furley (1981):“in a manner hostile”, con Ostwald (1990) y Gagarin (2001): “inimical ”, y con Cassin (1995): “en guerre”. Por lo dicho, no nos parece adecuada la opción de Melero Bellido (1996): “en oposición”.Gagarin tampoco considera que haya una oposición fuerte entre nómos  y  phýsis  dado que segúnAntifonte sólo “la mayoría” de las cosas justas según la ley se hallan en conflicto con la naturaleza,“lo cual implica, quizás, que algunas cosas son consistentes con ambas ” (p.182, nuestra trad.).

    28 ta\ de\ cumfe/ronta ta\ me\n u(po\ tw=n no/mwn kei/mena desma\ th=j fu/sewj e)sti/. Latraducción literal sería: “Y en cuanto a las cosas convenientes, las establecidas por las leyes sonataduras de la naturaleza”. Hemos optado por traducir la fórmula desmá esti (lit. “son ataduras”) por“encadenar” (teniendo en cuenta la existencia de dos verbos relacionados con el sustantivo desmós:desmeúo y desméo, con el significado de “encadenar”, “atar”) para evitar la posible ambigüedad de latraducción literal. En efecto, no se trata de “ataduras de la naturaleza” en el sentido de ‘ataduras

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    en cambio, son libres. Así, lógicamente, las cosas que producen dolor(tà algoûnta) no benefician (onínesin) más a la constitución natural

    ( phýsis) que las que regocijan (tà euphraínonta)29; por consiguiente, lascosas que producen aflicción (tà lypoûnta) tampoco serían másconvenientes que las que producen placer (tà hedónta). En efecto, esnecesario que las cosas verdaderamente convenientes (tà tôi aletheî xymphéronta) no produzcan daño sino provecho (opheleîn)30.

    Se plantea aquí, una vez más, el conflicto entre  phýsis  y nómos: loconveniente conforme el nómos suele ser una “atadura” (desmós) para loconveniente conforme la  phýsis dado que seguir lo primero implica, si bienventajoso ello mismo en la medida en que evita la vergüenza o el castigo,resignar ciertos aspectos naturales; si no hubiera testigos, recordémoslo, no sehubiese hecho lo que se hizo31. Esto confirma, asimismo, que si bien

    independientes en cuanto a los criterios según los cuales se rigen –el nómos descansa en la presencia de testigos que determina el castigo o la vergüenza; la phýsis, como poco a poco se ve, se maneja según un criterio utilitarista signado por el par daño/beneficio–, los dictados de la  phýsis  y los del nómos  puedenrivalizar. Retomando el ejemplo que dimos más arriba, caminar vestido mereporta el beneficio de no ser arrestado o avergonzado, mas, al mismo tiempo,implica ‘atar’ ciertos impulsos naturales que, de no haber testigos, signarían elcurso de mi acción. Que los dictados naturales sean plenamente libres nosignifica soy libre de seguirlos o no según me plazca –recordemos que suelen noseguirse en pos de la convención– sino que no violentan, ni atan, ni fuerzan

    naturales’ o de ‘ataduras propias de la naturaleza’ (en cuyo caso el complemento en genitivo sería de

    tipo subjetivo) sino de ‘ataduras para la naturaleza’, de ‘ataduras que atan a la naturaleza’ (caso en elque estamos ante un genitivo objetivo).

    29 Traducimos aquí  phýsis  por “constitución natural” ya que, en este caso puntual, Antifonte parece estar retomando el sentido que el término tenía en los tratados hipocráticos en tanto“condición natural de un ser vivo”; en efecto, no puede estar diciendo que las cosas que producendolor benefician o no a la naturaleza en general sino al hombre qua  ser natural. Con respecto al participio del verbo euphraíno, es el tercer término que introduce Antifonte para dar cuenta delcampo semántico de la utilidad / provecho / goce, fundamental en el fragmento. En efecto, al participio sustantivado tò xymphéron (literalmente “lo con-veniente”) y al verbo onínemi(beneficiar”), se agrega esta noción de “regocijar” que tiñe el utilitarismo de Antifonte de ciertohedonismo. Más adelante este campo semántico es completado con otras nociones que comentaremosoportunamente.

    30 La aclaración “verdaderamente” debe remitirnos a la línea 23 de la Columna II donde se diceque violentar a la naturaleza no es ir contra una dóxa sino contra la alétheia. Así, cuando aquí se dice“las cosas verdaderamente convenientes” se está haciendo alusión a lo naturalmente conveniente,diferente de lo convencionalmente conveniente. El verbo opheléo, al final del pasaje,

      también integra

    el campo semántico del beneficio / utilidad.31 Un nuevo punto de conflicto: (6) El nómos establece conveniencias que atan a la  phýsis –su

    utilidad es accesoria, eventual o impuesta (epítheton)–; (f) la  phýsis  establece convenienciasverdaderas –su utilidad es necesaria (anankaîon)–.

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    ningún otro impulso que podamos tener; el camino de la naturaleza es el‘verdaderamente verdadero’, el ‘realmente real’, libre de ataduras, puro

     beneficio. Esto se ve reflejado en las líneas que siguen donde Antifonte comentauna serie de ejemplos: tratar bien a los padres que lo maltratan a uno odefenderse sin ofender cuando uno fue ofendido. Sobre este tipo de casos, afirmaAntifonte:

    Ciertamente, entre los casos mencionados alguien podría encontrarmuchas cosas que se hallan en conflicto con la naturaleza ( polémia têi phýsei): hay, en ellos, un dolor mayor cuando es posible uno menor, yun placer menor siendo posible uno mayor, y un padecer siendo posibleno padecer. Así pues, si alguna ayuda (epikoúresis) surgiese de parte delas leyes para quienes aceptan tales cosas, pero para quienes no lasaceptan sino que se oponen surgiese un menoscabo

    (eláttosis), [Col. VI] entonces la obediencia a las leyes no sería algodesventajoso (anóneton)32. Ahora33, sin embargo, es manifiesto que lo justo por ley (tò ek nómou díkaion) no es suficiente para ayudar aquienes aceptan tales cosas.

    En este pasaje aflora con claridad el criterio que rige los dictados de lanaturaleza: no seguir a la phýsis significa entrar en conflicto con ella, y entrar enconflicto con ella significa sufrir más dolor cuando es posible sufrir menos osentir menos placer cuando es posible sentir más. Consideramos que este criterioes utilitarista dado que son los posibles daños y/o beneficios de la acción lo quedetermina su relación con la naturaleza: lo conforme a ella se identifica con el beneficio, el provecho y el placer 34, y lo que entra en conflicto con ella seidentifica con el daño, lo desventajoso y el dolor. Es este mismo criterio el quesirve a Antifonte para confirmar que los mandatos legales suelen ser ataduras para la phýsis dado que seguirlos no reporta beneficios y no seguirlos no reportadaños. Tras diferenciar  phýsis  y nómos  tanto respecto de lo que mandan comorespecto de los criterios según los cuales se dan estos mandatos, Antifontecoloca como principio y criterio último el daño y el beneficio. Esto permiteintuir una cierta valoración de los dictados naturales por sobre los legales ya que

    32 El adjetivo anónetos está vinculado con el verbo onínemi que comentamos supra; la alpha es privativa, con lo cual estaríamos ante algo que no produce lo que menta el verbo. Como tradujimosonínemi como “beneficiar”, algo anóneton sería algo “desventajoso” pero en el sentido de “dañino”,i.e. contrario al beneficio.

    33  Esta referencia temporal podría abonar la teoría de quienes afirman que Antifonte no estáexponiendo una propuesta propia sino relevando las posiciones vigentes respecto del problema de la justicia. Volveremos sobre este punto en la “Conclusión”.

    34  Según Ostwald (1990: pp. 300-301), no puede decirse que Antifonte se refiera a un“hedonismo” del tipo del de Eudoxo o Epicuro ya que, en su caso, el placer es un rasgo que se agregaa una vida conforme a la  phýsis, vida que se rige esencialmente por la búsqueda de beneficios a largo plazo y no por la obtención de placer momentáneo.

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    los segundos suelen entrar en conflicto con los primeros, los cuales, en últimainstancia, parecen principales. Este carácter ‘principal’ viene dado por el hecho

    de que seguir a la  phýsis  es  siempre beneficioso mientras que seguir al nómos  puede no proveer ayuda (epikoúresis) así como no seguirlo suele no acarrearmenoscabo (eláttosis). Poco a poco Antifonte matiza su análisis con una críticaal sistema judicial ateniense de la época. Seguir la ley no implica, en el “ahora”(n ŷn) de Antifonte, beneficios para quien la sigue dado que, a diferencia de la phýsis –donde el ‘tribunal’ es natural y, por ello, ‘objetivo’–, en asuntos legalesel tribunal es humano: la retórica y la persuasión entran en juego para desvirtuarlo que la ley manda.

    Lo que permite es, en primer lugar, padecer aquien padece e injuriar a quien injuria35; y tampoco impedía, antes36, quequien padece padeciera ni que quien injuria injuriara. Y en lo que atañe

    al castigo (timorían), no repone nada más especial para el que ha padecido que para el que ha injuriado37. En efecto, esnecesario que quien ha padecido convenza ( peîsai) de que padeció aquienes habrán de aplicar el castigo, y que demande para sí el poderobtener justicia. Pero, no obstante, en relación con estas cosas, a quieninjuria le resta la posibilidad de negarlo. [Col. VII] Y esto es algo muyterrible38: que la fuerza persuasiva ( peithó) de la acusación seaigualmente grande en favor de quien acusa, de quien ha padecido y dequien ha injuriado. Surge, en efecto, una victoria con palabras (níkerhémasi)...

    Se ve, como decíamos, la importancia de la retórica y de la persuasión en lostribunales atenienses de fines del siglo V en los que, como observa Antifonte, la palabra podía subvertir un juicio justo. Esto se plasma en el hecho de que elnómos no ayuda a la víctima ni castiga al victimario39. La justicia legal, aquellaque fue definida al comienzo del fragmento como “no transgredir lasdisposiciones legales de la ciudad en la que alguien viva como ciudadano”, no previene el daño ni lo repara una vez ocurrido. Y esto ocurre por varias razones:en principio, como ya se dijo, porque no tiene fuerza disuasiva  per se  –de no

    35 Literalmente, “el que actúa” (ho drôn), por oposición al que padece (ho páschon); “el queactúa” debe ser interpretado, en este contexto, como “quien daña”, “quien injuria”.

    36 Es decir, antes de que ocurra la injuria.37  Desde aquí y hasta el final de la Columna el texto es difícil debido al estado del papiro.

    Algunos, por este motivo, optan por no traducirlo (v.g. Melero Bellido, 1996). Nosotros lo haremossiguiendo la reconstrucción de Diels.

    38  Las conjeturas para el inicio de esta séptima columna son varias; para aquello que estaríacualificando mâllon todas reponen, no obstante, un término con cierta carga negativa; Bignone, aquien seguimos, conjetura: e)stin ma/l

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    testigos en un juicio. Para comprender esto se debe tener en cuenta que lostestigos en un juicio no eran sólo los damnificados de manera directa por el

    acusado: a diferencia del presente, donde los testigos son supuestamente‘objetivos’, se trataba o bien de ‘partidarios’ o bien de acusadores profesionales(“sicofantas”). Esto explica por qué se puede dar el caso de que alguien atestigueen contra de quien no le ha hecho nada. Por otro lado, las “verdades” a las que sealude aquí no son, por cierto, equivalentes a verdad que se equiparaba con la phýsis en tanto ‘realidad’41; en la medida en que se trata de supuestas verdadesdeclaradas por testigos en un juicio estamos más bien ante verdadesconvencionales, pertenecientes al terreno de la dóxa  y por ello, como ya seadelantó, maleables mediante la persuasión y la retórica.

    En nuestra opinión, el pasaje citado muestra, sin nombrarlo explícitamente, elconflicto entre nómos y  phýsis: lo que en el plano del nómos suele considerarse justo – i.e. atestiguar verdades en un tribunal– no lo es en el plano de la  phýsis.

    En efecto, si recordamos que lo que manda la  phýsis  se traduce, en términos prácticos, en cierto utilitarismo con ribetes hedonistas, atestiguar contra quien nome ha dañado – i.e. dañar a quien no me ha dañado–, no puede ser justo. Lo justoserá, paradójicamente, exactamente lo contrario: no atestiguar contra quien nome haya dañado –inclusive si se tratara de “cosas verdaderas”–. He aquí, pues,una segunda definición de dikaiosýne: “en verdad justo es el no cometerinjusticia contra nadie que no haya sido injusto con uno”.

    Pero llegados a este punto, alguien podría preguntarse, lícitamente, por quéatestiguar contra quien no nos ha hecho daño iría contra el dictado ‘utilitarista’de la phýsis; esto es, en qué sentido atestiguar “cosas verdaderas” en un tribunal puede ser tan perjudicial para quien atestigua a tal punto que resulte más beneficioso no hacerlo.

    Es necesidad que quien atestigua, incluso si atestiguara cosasverdaderas, no obstante cometa injusticia contra otro de algún modo yque, a la vez, él mismo padezca injusticia en el futuro por causa de lascosas que dijo42; en lo que, a causa de las cosas atestiguadas por él,aquel contra quien atestigua es apresado y aniquilan sus pertenencias oa él mismo a causa de éste contra quien no cometió injusticia. Por lotanto, en esto comete injusticia contra aquel contra el cual atestigua: porque comete injusticia contra quien no comete injusticia contra élmismo y porque él mismo padece injusticia por parte de aquel contraquien ha atestiguado dado que es odiado por éste [Col. II] por haberatestiguado cosas verdaderas.

    41 Cf. Pap. Oxy. 1364, Col. II, 23.42 En las líneas 20-21 no seguimos la edición de Diels (a)\kei=sqai) sino la de H. en

    aparato crítico: a)kei=sqai. 

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    El criterio para definir lo justo y lo injusto ya no es convencional. Antifonte presenta un nuevo criterio que es el de los beneficios o daños que la acción

    reporta para el agente. Esto tiene como consecuencia –extrema, evidentemente–que incluso declarar cosas verdaderas en un tribunal sea injusto dado que, algenerar un daño a quien no nos ha dañado, no hacemos más que darle un motivo para que nos dañe en el futuro:

    Y no sólo por su odio, sino también porque es necesario que élmismo se guarde durante todo el tiempo de su vida de aquel contraquien atestiguó, ya que tal es para él un enemigo tal que, si pudiera, le dirá o hará algún mal.

    Declarar en un tribunal es injusto porque implica un daño para el declarantequien se vuelve ipso facto  víctima potencial del acusado. Hay una situación

    mejor que esta: no declarar y evitar, de ese modo, el odio del acusado. Si existeuna alternativa mejor, la otra opción se vuelve más perjudicial y, por ello,injusta. Esto tiene como conclusión preliminar que padecer injusticia es, ellomismo, injusto. Pero lo verdaderamente novedoso es el argumento que permite aAntifonte afirmar que administrar justicia también es injusto dado que implica,como vimos, cometer injusticia contra alguien.

     No es posible que no cometer ninguna injusticia y padecerla sean lamisma cosa y sean cosas justas, sino que es necesidad queuna de ellas sea justa o bien que ambas sean injustas. Y parece, porcierto, que tanto el impartir justicia (tò dikázein), como el juzgar (tòkrínein) y el arbitrar (tò diaitân) son cosas no justas, sea como fuereque se llevaren a cabo. Pues el beneficiar (tò opheloûn) a unos daña(bláptei) a otros, y en esto, los beneficiados no padecen injusticia, perolos dañados sí...

    El criterio que delimita lo justo y lo injusto acaba siendo el beneficio que laacción en cuestión reporta: “la última sentencia sugiere la conclusión de que el beneficio ( profit ) es el standard definitivo de lo que está bien y lo que estámal”43. Partiendo del hecho de que no cometer injusticia – i.e.  ser justo– y padecer injusticia no pueden ser, ambas cosas, justas, restan dos alternativas: o bien que una sea justa y la otra no, o bien que ambas sean injustas. Antifonte seinclina por esta última opción. Para entender este y los últimos pasajes citados,es fundamental tener en cuenta la resignificación  que opera Antifonte de losadjetivos “justo” (díakios) e “injusto” (ádikos) y de los verbos “impartir justicia”

    43 Ostwald (1990: p.302; nuestra trad.). En la misma línea interpreta Gagarin: “El único valorasumido como inequívocamente positivo en el fragmento es la ventaja (advantage)” (2001: p.182;nuestra trad.).

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    (dikázein) y “cometer injusticia” (adikeîn): ya no deben entenderse en términoslegales –“justo” ya no es lo conforme al nómos –, sino en términos utilitaristas.

    Esto permite a Antifonte afirmar que lo que convencionalmente se entiende por“ser justo” –  sc. “sentenciar”, “juzgar”, “arbitrar”, sea como fuere que se llevarena cabo– no son, desde el punto de vista de su utilidad, acciones justas. Delfragmento de Antifonte se desprende que ‘ser justo es injusto’. Mas, en estasentencia, el adjetivo “justo” tiene el sentido convencional e “injusto” elutilitario, con lo cual no hay contradicción.

    Podría hablarse, así, de una tercera definición de justicia: justo es ni cometerni padecer injusticia. Según algunos, el papiro #1797 presenta dos nuevasdefiniciones de justicia tan distintas que incluso se oponen: la primera permitiríala venganza legal – i.e. si alguien me dañó, entonces sí puedo dañarlo a mi vez–mientras que la segunda no. Guthrie, por el contrario, entiende que estas dossupuestas definiciones son casi idénticas. Lo ideal, según Guthrie, sería la

    segunda, i.e.  ni cometer ni padecer injusticia44

    . Pero ocurre que lo primero – cometer injusticia– está en mis manos, mas no lo segundo: puede haber garantíade que no cometeré injusticia pero no de que no la habré de padecer. Estoimplicaría que la mejor expresión práctica de la justicia apunte a evitar el daño aterceros –lo cual significa, en el marco del utilitarismo naturalista, no cometerinjusticia contra alguien– ya que, de cumplirse universalmente, se seguiría quenadie padecería injusticia. Nuevamente: si nadie comete injusticia –cosa quedepende de cada uno de nosotros– entonces nadie la padecerá.

    III. CONCLUSIÓN

    Los estudiosos de Antifonte suelen discutir si el fragmento 44 describe lasopiniones de su autor o las opiniones corrientes de la época. Algunos se inclinan por lo primero45: Antifonte propondría, sobre la base de la igualdad natural,seguir a la  phýsis  como patrón, lo cual implicaría un cierto ‘anarquismo’filosófico y político. Por nuestra parte, nos inclinamos más por la segundaalternativa: Antifonte está describiendo ‘sociológicamente’ opiniones vigentesde su época46. Una posible prueba de esto es la aparición del término “ sképsis”en la Col. 1 del frag. A del papiro #1364: “Nuestra investigación ( sképsis) es, por cierto, por esto: porque la mayoría de las cosas justas según la ley se hallanen conflicto con la naturaleza”. Antifonte está llevando a cabo una  sképsis, unainvestigación, una indagación que apunta a descubrir lo que se dice acerca de la justicia. Y quizás sea este el principal aporte de Antifonte a nuestro

    44 Cf. Guthrie (1969: p. 118).45  Por ejemplo Bignone (1938), Guthrie (1969) y Pendrick, G.J.,  Antiphon the sophist. The

     fragments, Cambridge, Cambridge Classical Texts and Commentaries, 2002 (citado y comentado porWoodruff, 2004).

    46 Así opinan también Ostwald (1990) y Ramírez Vidal (2001).

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    conocimiento de la Atenas de fines del siglo V: haber develado que estos‘dichos’ acerca de la justicia también se inscribieron en aquella extendida

     polémica característica de una sociedad que transitaba el pasaje a una nuevalógica de pensamiento, de una sociedad que paulatinamente había comenzado arecortar al hombre de su entorno cósmico y que, poco a poco, lo recortaba de suentorno natural.

    Se podrá preguntar, pues, si del texto de Antifonte emana cierto tipo deiusnaturalismo o derecho natural. En ningún pasaje aparece algo así como una‘ley natural’ o algo similar 47. Y esto no ocurre porque “nómos” y “ phýsis” son, si bien no contradictorios, recíprocamente conflictivos. No se trata, entendemos, decierto tipo de legalidad universal basada en la naturaleza. Aquellos “dictados dela naturaleza” (tà tês phýseos) de los que habla Antifonte son, como comentamos supra, ‘las cosas de la naturaleza’, lo propio de la naturaleza. Y lo característicode la naturaleza está directamente relacionado con lo beneficioso (tò ophélimon)

    en el sentido de que el hombre tiende ‘naturalmente’ a buscar el mayor beneficioy a evitar el mayor daño. De allí que lo justo sea precisamente eso: obtener beneficios y evitar daños. La alternativa al orden legal-convencional no es, pues,iusnaturalista. Se trata más bien de un utilitarismo férreamente naturalista. Loconveniente (tò xymphéron) para el hombre es lo que la  phýsis define como talen cuanto al beneficio concomitante; cuando es el nómos el que intenta definirdicha conveniencia, el mandato se revela antinatural, una “atadura” para lanaturaleza que queda atrapada en las redes de la convención. Una de lasalternativas descriptas por Antifonte escinde las esferas de lo justo, lo legal y loverdadero, y lo hace en pos de la naturaleza o, lo que en este caso es lo mismo,en pos del beneficio48. Sin embargo, si bien el hecho de que esté llevando a cabouna “investigación” no impide, como señala Ostwald (1990), que Antifontemanifieste cierta ‘preferencia’ por la  phýsis, es preciso tener en cuenta, conGagarin (2001), que existen ocasiones en las que es más provechoso seguir alnómos: v.g.  cuando hay testigos. Esto da cuenta de que, como decíamos másarriba, el criterio que Antifonte presenta de manera definitiva es el del beneficio por encima del daño o, en palabras de Cassin, el “mal menor”: “ocurre, entonces,que la lógica del uso proporciona, gracias al cálculo de la utilidad, una regla deconducta en caso de conflicto: siempre actuar para obtener el mal menor. Siestoy en presencia de testigos, de facto actúo como ciudadano [...] Mas puedeque actúe sin testigos: en privado, tomo una decisión enteramente nueva”49. Este“beneficio” o “mal menor” es, podría decirse, ambiguo dado que, si bien sueleasociarse mayormente con los dictados de la naturaleza, hay ocasiones en las quenos insta a obedecer al nómos. Así, cuando se obedece a la ley no se lo hace yendo contra la naturaleza sino a favor de un beneficio mayor.  Cuando el

    47 Cf. Woodruff (2004: p.333).48 La re-unión de estas ‘esferas’ será, como es sabido, característica de las filosofías socrática y

     platónica.49 Cassin (1995: p.166; nuestra trad.).

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    infractor potencial decide obedecer la ley debido a la presencia de testigos es porque ha ponderado que el beneficio que le reportará obedecer al nómos  es

    mayor que el beneficio que le reportaría transgredirlo en pos de satisfacer eldictado natural. Obedeciendo al nómos está, en última instancia, obedeciendo encierto modo a la phýsis ya que está eligiendo el mal menor. No olvidemos que lautilidad del nómos, en la medida en que es “impuesto”, es eventual y accesoria,mientras que la utilidad de la phýsis es necesaria. Esto podría significar que, a finde cuentas, siempre se obra conforme la naturaleza en la medida en que elhombre hace todo lo que hace para procurarse un bien50; en algunos casos,evidentemente, el bien se identifica con el mal menor: se trata, por ejemplo, deaquellos casos en los que la ley manda algo distinto de lo que se haría enausencia de testigos. Pero aún en estos casos en los que se elige un mal menor,se está persiguiendo el mayor beneficio posible dadas las circunstancias. Por estemotivo Cassin entiende que, en última instancia, no se puede “escapar” de la

    naturaleza: “la naturaleza es, al contrario de la ley, un asunto relacionado con laverdad, di’ alétheian, justamente en el sentido etimológico: no se puede escaparde ella. Podemos entender, finalmente, el título «Sobre la verdad»: sobre aquellode lo cual no se puede escapar; por lo tanto, sobre la naturaleza”51. Por estosmotivos creemos que no habría que hacer de Antifonte un mero “defensor de la phýsis”52.

    Sea como fuere, si se sigue con cuidado la letra del fragmento 44, se verá quemás allá de describir el conflicto existente entre nómoi  y  phýsis  y de pronunciarse a veces de manera evidente por los dictados de la  phýsis, no hayuna clara propuesta positiva del autor. Quizás esto se deba al poco material quenos ha llegado de un tal “Antifonte Sofista”; pero quizás se deba, por qué no, aque el tenor, la variedad y la profundidad de las discusiones en torno al problemahacían más importante tratar de entenderlo antes que formular una propuestaoriginal al respecto.

    50  Esto recuerda, mutatis mutandis  claro está, a la ‘teleológica’ sentencia que inicia la  Éticanicomaquea de Aristóteles (1094a1), sentencia similar a lo dicho por Platón en el  Banquete (204e-205a). La diferencia con Antifonte es, por supuesto, que Platón y Aristóteles no hacen del “bien” y dela “felicidad” algo equivalente a lo útil sin más.

    51 Cassin (1995: p.169; nuestra trad.).52 Como ya hemos dicho que hace Guthrie (1969).

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    Esteban E. BiedaUniversidad de Buenos Aires

    Universidad Nacional de General San MartínCONICET

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     Antifonte Sofista: un utilitarismo naturalista 21