antonin artaud, maria izquierdo y el lenguaje primitivo
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7/23/2019 antonin artaud, maria izquierdo y el lenguaje primitivo
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ARTES PLSTIC S
ANTONIN ARTAUD MARA IZQUIERDO
Y EL PENS MIENTO P RIMIT IVO
Laurine Rousselet. Traduccin: Ftima Rodrguez
L a
exposicin que
La Casa Encendida
de Madrid ha
dedicado la primavera pasada a la trayectoria de Antonin
Artaud es la prim era en su gnero en Espaa. Se inaugur
el 3 de abril y se clausurar el 7 de junio . El acon tecimiento
nos retrotrae a 1936, ao de violencias en la pennsula que
acabar desembo cando en la dictadura franquista. Ao
tambin del viaje de Artaud a Mxico, lugar de exilio de
buen nmero de intelectuales republicanos. Desde 1938 hay
una Casa de Espaa en el pas azteca. La clebre revista
Taller
se ve impulsada por la energa de fabulosos
encuentros espaoles y mexicanos. Sern en primer trmino
poetas autctonos, Pellicer, Nand ino... quienes sumarn sus
fuerzas a las de pintores como Orozco o Mara Izquierdo.
Esta ltima fue para Artaud un ente intransferible, dotado de
pensamiento m gico, primitivo.
Su
Viaje al pas de los Tarahum aras,
en pos de unos ritos
iniciticos, quin sabe si lleg a practicarlos, aunque eso es
lo de men os, parece brindarle una identidad primigenia, y
su obra llevar la impronta indeleble de esta experiencia.
En tierras de Mxico buscar el artista una suerte de
matriz original ajena a cualquier realidad orgnica. Es
en esa misma cita geogrfica, crucial para su creacin
1
,
cuando entabla contacto con la pintora Mara Izquierdo
(San Juan de los Lagos, 1902-M xico, 1955), en cuya obra
hallar correspondencias inesperadas, resoluciones
plsticas tan cercanas a su propia inquietud.
Semejante revelacin ocupar su pluma por ms de diez
aos,
ya que en realidad no dejara de reescribir su viaje a
Mxico hasta su muerte:
Le rite dupeyotl,
en 1943;
Supplment au voy age des tarahumaras,
en 1944;
Ci-Git,
precede de La Culture indienne,
en 1946; y
Tutuguri, le rite
du soleil noir,
en 1947. Si bien no ser hasta 1962, por obra
del poeta y polgrafo guatemalteco Luis Cardoza y Aragn,
cuando se recopile bajo el ttulo de
Mxico
el conjunto de
sus textos, dispersos en peridicos y revistas de la poca,
escritos que haban sido confiados antes de su partida, en
octubre de 1936, al poeta Jos Gorostiza.
Y sin em bargo, esta condicin del viaje, entre el 7 de febrero
y el 12 de noviembre de 1936
2
(fecha de su retorno al pu erto
de Saint-Nazaire), no vino a coronar un viaje a un Mx ico
mitificado, cariz que lo hubiera situado en las antpodas de
aquellos intentos suyos de autodisolucin para sacar a la luz
el eco de las fuerzas en ebullicin de esta tierra . Trata r de
recorrer los movimientos concntricos que acercaron a estos
dos personajes, Antonin Artaud y Mara Izquierdo, es
anunciar un mism o edificio de pensam iento primitivo ,
inscrito en un espacio de la vida com o teatro : Y es el arte
indgena de Mxico el que me interesa por encima de todo .
3
Trazar un breve contorno cronolgico de la obra artaudiana
permite librar ya una primera verdad sobre su viaje a
M xico. Aunque em pieza a pergear el periplo enjill i de
1935, la preparacin de tal evento le cuesta en realidad
varios aos. A este respecto, se hacen fundamentales dos
textos
4
: el guin titulado
La conqute du Mexique,
iniciado
en 1932 y concluido un ao despus; y
Le Rveil de
l'Oiseau-Tonnerre,
publica do en noviem bre de 1935 en la
revista
La Bte noire.
Este breve guin se presenta com o el
primer espectculo que contaba incorporar al
Thtre de la
Cruaut.
5
Su denuncia del colonialismo levanta ampollas,
pues el trabajo se asimila a las corrientes de pensamiento
antieurop eo. Sobre la historia de M octezu ma , aquel rey
astrlogo pagano e irredento, edifica Artaud un mundo
azteca que, aunque simplificado, se opone a las figuras de
los misioneros humanistas y cristianos representados por la
Espaa de los conquistadores. Con todo, hay que sealar
que la metafsica de Artaud no se sustenta sobre meras
retricas despticas de buena o mala conciencia, ni vehicula
idea alguna de adeu do del coloniza dor. En el segund o de
los escritos,
Le Rve il de I 'Oiseau-Tonnerre,
delimitar
claramente su campo de intenciones: Escudriarem os por
todo el pas los vestigios an vivos de la antigua
civilizacin maya . Por todos aquellos lugares dond e no ha
hecho mella el progreso moderno, ser la misma sangre
indgena la que cuestionaremos .
Su ansia de partir, debi de proclamarla Artaud a no pocos
odos diversamente atentos, con objeto de encontrar un respaldo
econmico
6
. Y si las autoridades m exicanas, representadas por
1
En la sierra tarahumara vera reminiscencias de pintores primitivos de la baja Edad
Media, por su cromatismo, a tal punto que sinti el encuentro con este territorio como un
deja la
(Cf. Monique Bori, Peinture et savoir des origines ,
AntoninArtaud.Le
thtre
et le retour aux sources,NR F, Paris, Gallimard, 1989, pp. 82-84.)
- Zarp del puerto de Aiivers en Francia el 10 de enero de 1936 e hizo escala en La
Habana el 30. All permaneci varios das. Embarc del puerto de Veracruz el 31 de
octubre y arrib a Saint Nazaire en n oviembre.
5
Lettre ouverte aux gouverneurs du M exique,
in
O.C.,
VIH, p.228.
4
Textos preparatorios que se establecieron en torno a otro:Hliogabale ou1'Anarchiste
couronn.
s
F.l primerM anifest du Thtre de la Cruautse public en octubre de 1932 en la
N.R.F. n229.
ft
Se sabe que Artaud encontr a R obert Ricard (alumno del clebre profesor P. Rivet, que
ejerca en el Museo de Etnografa), a Jean Marx (amigo de Jean Paulhan) del Quai d'Orsay.
y que escribi varias cartas, destinadas Au Ministre des Affaires Etrangres (por entonces,
Pierre Laval, tambin en aquel ao Presidente del Consejo), Au Ministre de l'Education
Nationale (Philippe Marcombes) y Au Secrlaire general de PAlliance Francaise .
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I
su
:
HBUBi
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1
MaraIzquierdo,
Cementerio
(1936). Gouache
Cementerio
forma parte de los cuatro gouaches
publicados en el artculo de Artaud
Le Mexique
et
I esprit
primitiv: Mara Izquierdo ,
en la revista
L 'Amour de
I
art,
n 8, 1937. Esas pginas,
redactadas unos meses antes, coincidiendo con la
exposicin de M. Izquierdo organizada por el
propio A rtaud en la galera Van den Berg, en el
boulevard Montpamasse de Pars.
el general Crdenas en prim era instancia, dieron su visto bueno
desde este otro lado del Atlntico para apo yar a Artaud en la
realizacin de su proyectoLa Conqute du Mexique, film
monumental
7
, la batalla fue otra en suelo francs, aunque
acab encontrando solucin merced a una Ordre de Mission
Honora ire , una especie de oscura comisin de servicios
otorgada por el ministerio francs de E ducacin.
La condicin de su viaje a Mxico en febrero de 1936, a
esa ancestral tierra roja ... el nico lugar de la tierra que
nos brinda una vida oculta, y la brinda a la superficie de la
vida , dond e se dan cita la historia del gnesis y del
caos
8
, es un deseo de indagar las fuerzas ocultas, lo que el
propio artista denominara una cultura de sntesis , basada
en una idea nica y totalizadora del H ombre , de la
Naturaleza, de la Muerte y de la Vida, que Occidente haba
ido orillando h asta obliterarla por comp leto.
En la Escuela Preparatoria pronunciar tres conferencias, los
das 26, 27 y 29 de febrero de 1936. stas llevan por ttulo:
Surralisme et Rvolution, L 'Hom me contre le destn, Le
Thtre et les Dieux. Aparecen a la sazn buen nmero de
artculos en la prensa mexicana
9
(todos ellos en el diario
E l
Nacional, salvo Le Thtre d'aprs-guerre Paris
10
), los
cuales vinieron a constituir la nica fuente de ingresos de
Artaud en aquellos nueve meses. Todos sus textos irn a
7
La expresin es del embajador de Mxico en Francia.
*
Ibid. n. 4.
Ser LuisCardozay Aragn quien rena los textos (salvo la Lettre ouverte aux
Gouverneurs des Etats du Mexique . bajo el ttulo de ' 'Mxico en 1962.
l
Texto de una conferencia pronun ciada el 18 de marzo de 1936 en los salones de la
Alliance Francaise y publicada con el mismo titulo en junio de 1936 en laRevista de la
Universidad Nacional Autnoma de Mxico.
parar a Jos Goro stiza, antes de regresar a Francia. El ttulo
Messages rvolutionnaires lo haba propuesto el propio
Artaud en una carta a Jean Paulhan con fecha2 de mayo de
1936. Slo cuatro de los textos de Mxico no figuran en
Messages rvolutionnaires: La Montagne des Signes , Le
Pays des Rois-Mages , Une Race-Principe , y Le Rite des
Rois de l'Atlantid e . Son sus traductores am igos
variopintos con los que fue topando a su llegada,
compaeros de cafs y lugares nocturnos, a veces en procura
de sus droga s, opio, para ser exactos. Todo s ellos forman
parte del grupo de Los Contemporneos : Samuel Ramos,
Jos Gorostiza, Luis Cardoza y A ragn, Enrique O.
Henriqu ez, Jos Ferrel. Y si bien es cierto que vivi en
habitaciones de hotel de la plaza Garibaldi o en un burdel de
la colonia Roma, fue en casa de Mara Izquierdo donde
realmente encontr albergue.
Irse.
M archar hacia un All . Artaud va recorriendo
pliegues sin cuento para proyectar lo ineluctable de una
cultura europea hecha trizas. Dios ha mue rto. Pervive
nicamente como efigie. Mientras que en el Antiguo Mxico
los dioses estn en la vida como en un teatro, ocup ando las
cuatro esquinas de la conciencia del Hombre, donde anidan
el sonido, el gesto, la palabra y el aliento que escupe la
vida Y la idea de Naturalez a, donde se aglutina la
esperanza del hombre blanco, ha terminado por doblegarse
al devenir de su propia imagen, imagen, por cierto, bien
men guada. As va desgran ando su razn de ser y
amo ldndose a ella. El humanism o no deja de ser el
fenmeno de un espritu engan grenad o, apen as una
claudicacin del hombre , por su carne en descomposicin.
Va remontando Artaud por los veneros de su videncia hasta
condenar a la Grecia del siglo IV anterior a nuestra era, que
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dio al traste con el drama de Esquilo, el drama de los mitos
divinos, para enarbolar el espritu raciona l . Increpa al
Renacimiento por su desplome cultural y a la vez lo fascina
su desenca nto. En su tiempo , ser la mecan izacin quien
afirme la tala del imaginario. Lleva a sus ltimas
consecuencias el paroxismo de la mirada que ha visto, y que
ha ejercido su derecho sobre el movimiento proyectado de la
vida. En este punto, llegar a escribir: Slo ab usivame nte
y de modo verbal podemos atrevernos en Europa a seguir
hablando de civilizacin ... Alcanzar incluso a escribir:
Una civilizacin donde slo participe en la cultura la gente
que se suele llamarcultivada (...) es una civilizacin que ha
roto con sus fuentes prim itivas de inspiracin . La cultura
occidental disuelta en la masa, vedada a la unidad donde las
energas dispersas van intercambindose a efecto de no
poder habitar un destino. Y ste, dice Artaud, vendr a ser
el prisma de los verdad eros civilizados .
Desde su misma llegada a Mx ico, Artaud escribe: slo la
pintura de Mara Izquierdo da muestra de una inspiracin
realmente india . Qu viene a encontrar en esa pintura
sincera, primitiva, inquietante ? Artaud se esfuerza po r
hacer visible lo que el cuadro ha fijado. Se entrega a la
tarea de dar al objeto su infinita amplitud en un mundo
desdibujado por la vida; regin donde el ojo se brinda a las
sonoridades de los colores, a la claridad de lo posible entre
visin y respiracin. Conocemos la importancia que
Mara Izquierdo,
M i la,
m i
miguito
y yo (1942). Foto: Giorgio Viera
revisten para Artaud los rganos pulmonares, como
supuesto lugar de resistencia.
As va escudriando en cada uno de los cuadros de la
pintora un drama m ental , los imponde rables y los riesgos
de una conmo cin del ser. Cam biar la vida , dira
Rimbaud. El trabajo pictrico de Mara tambin es una
labor sobre vaco, el vaco que tom a de la vista la
superficie de una vida por llenar. Aun si Artaud conte mp la
a unos personajes indgenas temblando desnudos ante
unos espectros: los espectros de la vida que se ha perdido ,
tambin ve en la obra de la pintora la erupcin m isma
inconsciente de signos procede ntes de su tradicin cultural
indgen a. En la danza se realizara el doble de la vida,
injerto sobre las paredes org nicas del cuerp o, dando luz a
la posibilidad de atravesar la transparencia. Y es que el
vaco est justo en el centro del todo universal . Cabe
hablar de duelo propio cuando uno se ofrenda con los
brazos en cruz a las ruinas del tiempo.
De hecho, lo que plasma el cuadro no sera sino una
historia de la obra frente al caos. Si la obra no dispon e de
fuerza vital para extirparle a lo visible su referente, no
podr contender, como un campo de fuerzas, con las
potencias de las tinieblas. La naturaleza, el cosm os,
invocan al espacio de la interioridad com o puede hac erlo el
exaltante pico de un ave pintado con ciencia por Paolo
Uccelo: Conocemos el procedimiento jeroglfico de los
indios, consistente en colocar ante la boca de un orador, o
de un rapsoda, el signo imaginario de la voz. Es como un
caracol invertido, o una madeja circular de signos. Ahora
bien, en la pintura de Mara Izquierdo canta una india
desnuda ante una ventana abierta, y la humareda de una
factora cercana que se eleva en espiral por el aire, parece
salir de la boca de la India. Esas volutas en el lienzo, son
la respiracin mism a, el hlito animado de la cantora.
Aunque el lienzo entraa una doble idea: Mara Izquierdo
usa ese humo de Europa como si quisiera anularlo.
Semejante compromiso resulta inconcebible, irrepresentable,
sin la idea de conm ocin. Artaud va ms all, remeciendo
el misterio mismo de lo que afluye y agitando con l el
propio aire. Aun as, deplora en Mara Izquierdo las
influencias parisinas. Aunque en ella las deformaciones no
son acadmicas, y conforman el cuerpo de una realidad por
la necesida d de la deforma cin . En eso, aade Artaud,
Mara dirige su mirada hacia la contienda misma de un arte
que nace del deseo de suplantar lo real.
Mara Izquierdo, de pura raza tarasca , dice l, parece
practicar la celebracin de su cultura lidiando con la
dimensin penetrante y desastrosa de la escuela europea.
Con Derain, Masson, Salvador Dali, Chiricco, Matisse, la
pintura mode rna va desfilando por M xico . En sus
gouaches se ven arquitecturas perdidas, estatuas en unas
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tierras yermas, piedras que, como
bajo una luz de stano, adoptan
como un aire de rganos humanos .
Salvo que la pintora , su drama, lo
lleva con ella, el drama de
desconocer sus propias fuentes . Y
la anima a no decaer ante la labor por
realizar, pues la revelacin de ese
otro espacio interior es el
acontecimiento aglutinado de los
tiempos que sin saberlo est
transmitiendo.
La sntesis de un vaco colectivo
guiado por el caos, exige que nos
internemos en la noche fundacional.
Artaud denunciar el materialismo
que acota y traiciona esta actividad
tildndola de espiritual. Y esta
confrontacin emponzoa el
inconsciente de la poca. Ahora
bien, el arte es fracaso cuando hay
resonancia del orden, razn
Mara Izquierdo,
Paisaje con cebra y barco
(1935). Oleo sobre tela.
automtica, y cuando las palabras son
tteres de la inteligenc ia. Y habr de
poner sello a las inquietudes, a las fatigas individuales y
por lo mismo prodigiosas para hacerlas extraas a s
mism as, delatarlas, trastocarlas, y extraer de ellas un nctar
capaz de dom inar el tiempo ...
Para Artaud, los artistas de su poca, los intelectuales, una
parte del pueblo, aniquilan por ignorancia la amplitud de
un pensamiento que topa con la Historia.
An tao , escribir en sus reflexiones, el artista era un
sabio , un hombre duplicado con dotes de taumaturgo,
mag o, terapeuta y hasta gimnasiarca; lo que se llama en
lenguaje de feria un hombre orquesta ; era un hom bre
Proteo , que transportaba su experiencia en un mundo en
transformacin. La nocin de colectivo estaba vinculada a
esa territorializacin no exenta de magia.
Artaud explcita por el trazo el poder instrumental q ue su
rostro, ajeno a s mismo, ver plasmado en numerosos
autor retrato s. Raros son los que lo entienden en el Mxico
de aquel tiempo. Federico Cant y otros dieron testimonio
de su imperativo de escritura, de sus alaridos en plena calle
con gestos y posturas grandilocuentes, tratando lo humano
con escarn io. Es el centro del terror, es la teatralizacin
del sentido al que l da luz. Junta sus huesos para ponerle
coto al dolor de no ser bien nacido .
11
Les Forces oceultes,
in
O.C.,
VIII, p.282.
'-lbid.,p.282.
13
Premier contad avec la rvohition mexicaine, in O.C.,VIII, p.240.
Y si el tiempo se cumple en l en un autodinamitado, es
merced al movimiento circular de la prdida que sucede a
la bsqu eda. Artaud se sita en la linde, y se presen ta de
modo anacr nico. Lo asombran los fuertes vnculos entre
Mxico y Europa, cuando en realidad ese intercambio ha
dado pie a una eclosin de saberes desde hace siglos.
Adems, no proyecta solamente su despecho hacia la
incom prens in de los intelectuales franceses de la poltica
indianista del Mx ico contemp orneo , que anhela un
retoar del espritu indio . Des de aqu, la burla se
planteara sobre una idea nociva de la ideologa vigente: su
revolucin del hombre se opondra a la del progreso, a la
de civilizacin cientfica
12
. Escudria la superchera de
esa libertad dirigida hacia un retorno a lo nativo, copia
ilustrativa de un sueo que la juventud francesa, movida
por un deseo de universalidad, hace vibrar en su seno. Y
sin embargo, con cunta elocuencia presagia la
problemtica principal, nica, cuando afirma: Mx ico
protege a los Indios como hom bres, y no los defiende
como
Indios
1
\ E
Laurine Rousselet (Francia, 1974). Escritora francesa. Sus publicaciones
de poesa son:
Tambour
(2003),
L'Ange Dfunt,
prefacio e ilustraciones de
Hubert Hadad (2003),
Mmoire de sel
(bilinge, francs/rabe), prefacio de
Marcel Moreau (2004),
Squees,
postfacio de Jude Stefan (2005);
hujardin-
de la chair cernee,
ilustraciones de Thierry Le Saec, libro de artista (2007) y
La Respire
(bilinge francs/cataln), prefacio de Bernard Noel (en prensa).
Y de narrativa:
L 't de la trente etunime
relato prologado por Marcel Mo
reau (2007).
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