apuntes sobre la justicia militar
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APUNTES SOBRE
LA JUSTICIA MILITAR EN VENEZUELA
DA. MIHI. FACTUM. DABO. TIBI.JU.
FRANKLIN YANES
Abogado. Magister
Enviado a los alumnos de la cohorte XXIII
Al final del Siglo, son evidentes, los cambios sociales y su interacción
internacional. Pareciera que de la noche a la mañana, lo que fue bueno como
integración y gobierno político, ha quedado obsoleto. La sociedad tiende a unirse
en la economía y en el conocimiento; y con el explosivo desarrollo de la
cibernética y de las comunicaciones, tiende a cambiar el rol y el fin de las
fronteras, y con ellas, la relación jurídica de los espacios que se le relacionan, lo
cual arrastra a los conceptos de seguridad, de defensa y de soberanía; tres
elementos fundamentales en la concepción militar. Esto evidencia la necesidad de
cambiar los esquemas jurídicos del ente militar y de la relación social con él.
Ante este fenómeno, el impulso nacional surgido en Venezuela hacia la reforma
judicial nacional, abarcó también la necesidad de dar celeridad al inicio de la
reforma de la Justicia Militar, concretada hoy en las normas básicas establecidas
en el proyecto de Constitución, que necesariamente involucran la reforma
estructural de toda la normativa cambiada por ella. Era necesaria la justificación
del delito militar, del fuero, de la jurisdicción y de la especialidad del Derecho
Penal Militar, pero ésto no se hizo cabalmente, aun cuando la agudeza analítica
nos alertaba del peligro para el fundamento institucional, la forma como se han
venido manejando y definiendo ambiguamente los elementos: entes, organismos y
procedimientos de la Justicia Militar. Era necesario entender, que no puede
justificarse una Justicia Militar al margen del sistema de justicia Nacional por
cuanto no es admisible, que trate de justificarse a la justicia militar como sistema
especial porque existe, sin penetrar en su configuración y en su fundamento, para
demostrar con pruebas irrefutables, la necesidad de su existencia porque se
justifica.
Pensamos que, cuando se maneja el concepto de Justicia Militar, hay que tener
cuidado en reconocer que estamos refiriéndonos a una institución cuyo fin
principal es regular la conducta de ciudadanos nacionales que conforman otra
institución del Estado: la institución militar. Por lo tanto, no se puede tratar a esta
institución, sin considerar los factores que influyen en ella, ya que como
organización social y ente originado de la imaginación del hombre, sufre como él,
las transformaciones a que obligan los usos y el desarrollo de su propia
naturaleza. Por ello, al igual que el hombre que las crea, nacen y se desarrollan
hasta alcanzar la estatura necesaria para el cumplimiento del fin institucional.
Conforme a la teoría organizativa, no puede olvidarse que muchas instituciones
como proyectos de su imagen perduran en el tiempo, sin alterarse mas allá del
cumplimiento de su misión, que es la reguladora de su mantenimiento y existencia
durante el período de vida del creador, pero en la medida que el hombre cambia,
cambian también los elementos de su entorno o medio ambiente, como necesidad
de adecuarse a estos cambios, pues, no hay nada más real y necesario, que la
actualización y la modernización del presente para adaptarlo a la realidad del
"futuro". En esta dialéctica transformadora, surgen y perecen instituciones con la
misma dinámica evolutiva, según se mantenga o no el fin institucional, al igual que
ocurre con el propio hombre. Pero en el caso de las instituciones jurídicas, la
mente humana se ve obligada a pensar siempre en el futuro desde el mismo
momento de crear las normas, aunque nunca podrá con su imaginación hacer sus
creaciones con la certeza de su exacta adecuación a la evolución de todo el
contenido constitucional.
Entendida esta evolución, podemos interpretar la Justicia Militar, su vigencia y
necesidades de reforma, en la medida que cambian el rol institucional de los
militares, el contenido filológico de la ciencia y de la disciplina militar, toda vez que,
es la conducta del ciudadano relacionada corporativa o funcionalmente con la
institución armada de una sociedad, la que determina el significado ideológico de
la norma especial del derecho militar.
LA JUSTICIA Y EL DERECHO MILITAR
Desde hace tiempo se discute, sobre el origen del derecho militar. En este sentido,
unos plantean que el mismo nació de la voluntad de los legisladores, otros de los
estadistas; y otros, que surge de la voluntad de los jefes militares. Al respecto,
muchos historiadores refieren que, "el derecho militar no es más que el producto
histórico de un determinado momento de civilización y cultura social", por cuanto
los legisladores y gobernantes, no hacen más que reflejar la situación jurídica y
social ya existente. Hay un triple paralelismo entre la evolución de la táctica militar,
de la disciplina y de la sociedad.
Esta trilogía, hace que los miembros de una organización militar tengan deberes y
derechos que no encajan exactamente dentro del ordenamiento jurídico común del
Estado, y antes por el contrario, aparecen muchas veces como violatorios de
normas constitucionales. Situación que produce una conducta diferente, al
comparar la del ciudadano común con la del soldado, que se rige por el código
militar, siendo por ello que el código penal militar rige en forma general al soldado
y en forma más restringida al ciudadano común.
Si buscamos el fundamento de esta diferencia de conducta, la encontramos en la
necesidad de mantener la disciplina, que es el pilar fundamental de la Institución
Armada. Sin disciplina serían imposibles la obediencia y la subordinación, cuya
trilogía es necesaria en la táctica, factor relevante de la acción operacional de las
Fuerzas Armadas.
El Derecho penal Militar, contempla una diversidad de normas sui-generis, que
nacen desde el momento mismo de la constitución de cada Estado y la formación
de su cuerpo armado regular. El es un derecho propio, particular, independiente
del penal ordinario, aunque la tipología sea semejante. En Venezuela se ha
creado una matriz de opinión dirigida a un cuestionamiento específico de la justicia
en genérico. Es decir, no se separan sus componentes, tales como la legislación,
la ejecución del cuadro normativo legal y el Poder Judicial en sí, como
administrador de la justicia, sino que se plantea una reforma, también en genérico,
que evidentemente ha traído confusión, por cuanto la comunidad ignorante en
leyes, cree en los políticos que han asumido el rol del cuestionamiento, muchos de
ellos, también ignorantes en lo que en si envuelve el Sistema Judicial de un
Estado.
En este orden de ideas, en lo que a la justicia militar se refiere, aparece el mismo
cuestionamiento, y como contrapartida, la idea de utilizar la Justicia Civil u
Ordinaria, que de hecho y de derecho es supletoria del derecho militar, en su
reemplazo. Pero lamentablemente, esta justicia también cuestionada, de igual
forma se encuentra en un proceso de reforma, que ha comenzado con un
cuestionamiento injusto e irracional, al hacer aparecer el Sistema Judicial
ineficiente como un todo y a todos los magistrados que integran el Sistema, como
corruptos, siendo manipulados injustamente por la "opinión pública".
Justificación de la Justicia Militar
Como premisa básica, se debe justificar la Justicia Militar, como elemento
necesario para el mantenimiento de la disciplina en las Fuerzas Armadas,
institución que tiene su fundamento constitucional en la Seguridad del Estado,
para lo cual el propio Estado ha creado su infraestructura jurídica y organizativa en
la Constitución, con el fin de preservar y dar vigencia a los criterios de
Independencia, Soberanía y Fronteras, y con ellos, el de las Fuerzas Armadas
como institución garante de la Seguridad y la Defensa Nacionales, así como de la
estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto a la Constitución y a las
leyes.
No es por férrea y arbitraria sino por sincera y justa, que debemos justificar la
existencia de la Justicia militar. Esta premisa es la orientación que reclama la
constitucionalidad del Código de Justicia Militar, que rige como especial la materia
penal militar en Venezuela, con cuya urgente reforma, podremos eliminar las
aristas controversiales que hoy mantiene con la Constitución y para lograr su
actualización y modernización en su terminología, en sus órganos y en las
relaciones sustantivas y formales de su normativa.
En este sentido y relacionado con la función constitucional del Estado, para su
Seguridad, debemos imbricar en ella los instrumentos legales, que con la
Constitución, norman a la justicia militar y conforman junto con la libertad
ciudadana, el marco jurídico del deber obligatorio del servicio militar, cuya
violación se transforma en infracción militar.
Al respecto, en nuestro sistema legal, encontramos un cúmulo de normas que
fundamentan los deberes y los derechos de los miembros de las Fuerzas Armadas
y de todos los venezolanos, que conforman el cuadro jurídico Militar.
Origen de la Justicia Militar venezolana
A raíz de los movimiento revolucionarios de independencia y mas recientemente
con los cambios ideológicos de fines del Siglo XIX y mediados del presente, el
Derecho Penal Militar atravesó por una etapa fenomenológica, que le hicieron
incrementar sus tipos delictivos, al ser utilizado por los Estados para modelar
como delictivas, las conductas insurgentes en las constantes convulsiones en que
han vivido, originadas por la influencia de doctrinas políticas y económicas
revolucionarias, que han tratado de justificarse para solventar en forma extremista
y violenta los problemas que han agobiado a la humanidad hasta el presente.
Pareciera entonces que, la Justicia Militar estuviera en una metamorfosis
involutiva, que tiende a apartarla de su espíritu primigenio que la creó y dio origen
para un fin estrictamente militar, por lo que fue colocada dentro de un contexto
específico en las normas del Derecho Militar. Por ello es evidente, que la evolución
del elemento donde surte su efecto, es decir las fuerzas armadas, la obligan al
paralelismo para que siga cumpliendo el fin que le dio origen y la justifica dentro
de ese contexto.
La Cédulas Reales de España y el Reglamento del Libertador
La justicia militar, según el criterio del Dr. Chiossone, expuesto en articulo de
Revista de la Escuela superior de la Guardia Nacional, tiene su origen en el
momento en que se organizan los primeros cuerpos armados bajo la disciplina de
las ordenanzas y de las Cédulas Reales en los siglos XVII y XVIII. Entre nosotros,
puede hablarse de Justicia Militar, cuando en el Cuartel General de San Felix, el 7
de Junio de 1817, el Libertador dictó el "Reglamento sobre el modo de conocer y
determinar en las causas militares", en cuya exposición inicial expresa:
"Con el objeto de establecer un orden general de juicios que se observe en todos
los ejércitos y guarniciones de la República, y que bajo un método sencillo y breve
conozca de todos los delitos que puedan cometer los militares, he tenido a bien
decretar el establecimiento y formación de un Consejo de Guerra permanente en
todo ejército, división y brigada que operen separados a cuyo juicio estaban
sujetos todos los individuos militares de cualquier clase y arma que sean, bajo las
reglas que se establecen sucesivamente" (Decretos del Libertador 1813-1815).
En el mismo decreto, al establecer la forma de instrucción, declara la procedencia
y aplicación de la Ordenanza española sobre esta materia, y las leyes penales
impuestas por los bandos del ejército, las leyes militares o reglamentos publicados
por la Autoridad Suprema de la República y como supletorias de este derecho
sustantivo, las normas penales de la Ordenanza española.
La normativa militar a partir de la Gran Colombia
Dentro de la Gran Colombia, nuestro país fue un Distrito Militar, y al separarse de
ella en 1830, en su primera Constitución aparece dentro de las leyes que la
desarrollan, la ley militar, conjuntamente con otras leyes de la propia Gran
Colombia y españolas, especialmente en materia penal ordinaria y penal militar.
El Congreso Constituyente promulga la Ley del 9 de octubre de 1830, sobre
"Tribunales militares, competencia y procedimiento"; adaptando esta normativa a
la organización de la Milicia Nacional establecida en la ley del 2 de octubre
anterior y a la del 24 de septiembre que había fijado y organizado la Fuerza
Armada Nacional. (Tulio Chiossone: "Formación Jurídica de Venezuela en la
Colonia y la Republica")
En 1849, el Congreso legisla sobre los tribunales militares, manteniéndose la
materia procesal penal militar con la aplicación de la Ordenanza española de
1768.
Por Decreto del 31 de Enero de 1863, el General Páez ejerciendo poder
dictatorial, aprueba una sentencia declarativa de la Corte Suprema, que autoriza al
Comandante en Jefe para que disponga le ejecución de sentencias y remita el
expediente a la Corte Marcial, ordenándose tener la decisión de la Corte Suprema
como ley de la República.
El Primer Código Militar venezolano
Puede considerarse el Código de 1873, como el Primer Código Militar venezolano,
código éste mandado a redactar por el general Antonio Guzmán Blanco a la
Comisión General para los Códigos Nacionales: Civil, Mercantil y de
Procedimientos, dentro de cuya Comisión estuvo encargado de su redacción, el
general Felipe Estés. Es de notar que, los preceptos de éste Código se repiten en
los códigos subsiguientes y muchos de ellos aún perduran en el vigente.
Este Primer Código Militar, compuesto de cinco libros y 1488 artículos, reunió en
un solo cuerpo las normas orgánicas del Ejército, hoy contenidas en la Ley
Orgánica de las Fuerzas Armadas; en la Ley del Servicio Militar; y en el propio
Código de Justicia Militar en sus partes sustantiva y adjetiva o procesal.
Primer Código de Justicia Militar
Esta composición, estructura jurídica y contenido normativo, se repiten en los
Códigos de 1882, 1904, 1923 y 1930, siendo en 1933, cuando aparece el Primer
Código de Justicia Militar y Naval, dedicado exclusivamente a la materia penal
militar, de donde surge la base conceptual del vigente Código.
Podemos concluir en que, con el contenido normativo de estos códigos se fue
perfilando el concepto de la Justicia Militar, al irlos adaptando progresivamente a
las normas procesales del Código de Enjuiciamiento Criminal, a las normas
sustantivas del Código Penal, así como a la naturaleza institucional de lo militar, lo
cual culmina en el Código de Justicia Militar de 1938, aún vigente.
El Código de 1938
El proyecto inicial del Código vigente fue elaborado por el Dr. Gustavo Manrique
Pacanins en 1937, y revisado entre abril de 1937 y abril de 1938, por el Dr. Tulio
Chiossone, quien fue su ponente ante el Congreso Nacional. Proyecto que se
fundamentó en las normas originarias del Código Militar de 1904, cuya orientación
y formalidades fueron tomadas de los Códigos de 1873, que fue el primer Código
Militar venezolano, y el Código de 1882. Códigos éstos donde se introdujeron una
serie de normas que posiblemente respondían a la práctica guerrera de la
Revolución Restauradora y su influencia europea, cuyas normas fueron
transmitidas con pocas variantes a los códigos militares de 1923 y 1930, hasta
1933, cuando aparece el Primer Código de Justicia Militar y Naval, dedicado
exclusivamente a la materia penal militar, de donde surge la base conceptual del
vigente Código.
Es interesante saber, que sobre el vigente Código, el mencionado Dr. Tulio
Chiossone, su ponente, ha emitido conceptos de racionalidad, los cuales nos
sirven de base conceptual para nuestro estudio. En tal sentido, ha expresado:
"Las disposiciones nuevas que contiene, con ser numerosas, son sin embargo, en
su mayoría, simplemente reglamentarias para el desarrollo de un principio
establecido.
El pensamiento general tanto en las nuevas disposiciones como en las que han
sufrido reforma, inspíranse para cada una de ella, en una necesidad efectiva
evidenciada y justificada por la experiencia."
No podemos olvidar la historia, y la necesaria y natural evolución de la vida
ciudadana y con ella, la del Estado-Nación. La Venezuela de entonces, luego de
las guerras, se desenvuelve en un clima dictatorial, el cual sirvió de marco
conceptual al actual Código de Justicia Militar, por lo que su proyectista lo
considera y valora de esta manera:
"La circunstancia de que a partir de 1904 hasta 1933, se hubieren promulgado
cuatro códigos militares, durante períodos de dictadura, en nada afecta el valor
jurídico de ellos, pues por una paradoja venezolana, la Codificación en general se
realiza en las dictaduras, desde la del General Páez, hasta la del General Juan
Vicente Gómez."
La tipología delictiva militar
Es nuestro interés destacar la circunstancia, de que los delitos como violación de
la norma, son calificados de acuerdo a la materia jurídica que los tipifica, siendo en
mayor proporción los delitos comunes, que son la generalidad de ellos.
En cuanto al delito militar, se le considera como especial por su naturaleza, pues
siendo como lo es el Derecho Militar, un conjunto de normas con caracteres
especiales, será también especial la violación de estas normas con carácter
delictivo.
La especialidad del delito militar como consecuencia de la infracción del
ordenamiento respectivo, fue analizado por Manzini, quien señaló que: "la norma
jurídica que tiende directamente a asegurar el mantenimiento de los fines
esenciales de la institución militar, constituye un orden jurídico particular dentro del
orden jurídico general del Estado". Concepto que se actualiza cada vez que la
institución se especializa, se hace más técnica y necesaria en el conjunto
internacional para el afianzamiento de la paz mundial.
Tal necesidad, le da importancia a un ordenamiento específico militar que
organice, modere, de seguridad y permita insertar esta Institución en la estructura
nacional, y más allá de la nación, dentro de la comunidad internacional.
También es especial el delito militar por su consideración fundamentada en la
territorialidad de las normas. Las Leyes militares son elaboradas para
cumplimiento por los nacionales, abarcando también a los extranjeros radicados
permanentemente o en forma temporal en el territorio nacional. Sin embargo,
muchas normas tipifican delitos que solo pueden ser cometidos por extranjeros, es
el caso del espionaje y la violación de derechos humanos o humanitarios en
conflictos bélicos.
Otra especialidad se la da la personalidad del autor. Como vimos; la subjetividad
es privativa en estos delitos. Las leyes militares rigen de manera general a los
militares y de manera excepcional a particulares. El procesalista venezolano
Arminio Borjas, al referirse a las excepciones del principio "ratione personae",
expone la necesidad de la extensión de la competencia penal militar, en casos de
delitos militares cometidos por civiles, fundamentándola en el carácter particular o
la especial naturaleza de ciertos hechos delictuosos que reclaman la preferencia
de este fuero.
En cuanto a la personalidad del sujeto activo en la comisión de un hecho punible
por la legislación militar, es conveniente saber que en todo tiempo están
sometidos a la jurisdicción militar; los oficiales, sub-oficiales profesionales de
carrera, especialistas, individuos de tropa (guardia nacionales, marineros soldados
etc.), sea cual fuere su jerarquía y la situación en que se encuentren, los alumnos
de las escuelas militares y navales de la República; los asimilados, los reos
militares que cumplen condena en establecimientos sujetos a la autoridad militar;
los empleados y operarios sin asimilación militar que presten sus servicios en
establecimientos o dependencias militares por cualquier delito o falta cometida
dentro de ellos (Art. 124º CJM).
Existen además, algunas consideraciones de personas que pasan a jurisdicción
militar en tiempo de guerra o suspensión de garantías (emergencia), tales como
los prisioneros de guerra; las personas que por cualquier motivo acompañen a las
fuerzas militares, por delitos o faltas cometidos en el territorio comprendido dentro
de los servicios de seguridad; las personas extrañas a las fuerzas militares que, en
la zona de operaciones cometan cualquiera de los delitos contemplados en el
Código y cualquier acto que los Comandantes en Jefe prohíban y castiguen en
órdenes dictadas con anterioridad a la comisión de tales hechos (Art.125 CJM).
Igualmente, en el territorio del enemigo ocupado, toda persona que fuere acusada
por cualquier delito.
El delito militar es también especial por su origen, por cuanto es especial también
la norma que le da el tipo. Una acción u omisión cometida por un militar, solo o en
connivencia con otros militares o civiles; y también en casos excepcionales,
cometida por uno o varios civiles; cuando se subsume en un tipo normativo penal
militar, será un delito militar. (Código de Justicia Militar Art.123º).
Cuando la acción u omisión estuviere también tipificada en otro ordenamiento
legal distinto del militar, pero las circunstancias, o los elementos subjetivos,
causales o de seguridad la ubiquen dentro del campo castrense, será considerada
como delito militar y privará en este caso la aplicación de la ley especial, la Ley de
la materia.
Conformación autónoma del delito militar
El delito militar como figura autónoma se conforma al considerar en él la existencia
de los elementos descriptivos del delito general, que como indicáramos antes, fué
definido por Ernesto Beling, como: "La acción típica, antijurídica, culpable,
sometida a una adecuada sanción penal y que llena las condiciones objetivas de
penalidad", y sistematizada por Jiménez de Asúa, como "el acto típicamente
antijurídico y culpable imputable a una persona y sometido a una sanción penal".
Pero cuando agrega: "es necesario al definir la infracción punible, establecer todos
los requisitos, los que son constantes y los que aparecen variables", es cuando
aparece su vinculación con el delito militar, toda vez que muchas veces concurren
las circunstancias constantes que van a decir de la comisión de un hecho
aparentemente punible, pero por la inexistencia o modificación de uno de los
requisitos variables, ese hecho deja de ser punible para convertirse tan solo en
una conducta irregular sin consecuencia jurídica penal.
En este sentido, en el estudio del delito militar, las circunstancias variables tienen
gran influencia para su valoración y para la consideración de su existencia o
inexistencia. Muchas veces, las circunstancias ambientales de paz dan una
valoración jurídica al delito, diferente a la que se daría en circunstancias de guerra,
por cuanto el delito militar es un acomodo jurídico penalizador, fundamentado en
la violación específica de la ley militar que lo contempla y tipifica como tal.
Patrones específicos del Delito Militar
Los delitos militares tienen patrones específicos: traición, insubordinación,
violación a la disciplina y deberes militares, infidelidades, desobediencia; que
cometen militares en tiempo de paz o situación de normalidad, en tiempo de
guerra o de emergencia constitucional con aplicación del derecho penal militar.
Tales delitos se restringen a factores de temporalidad y espacialidad, que como se
ha dicho, se refieren a los delitos cometidos por militares o por civiles, cuando así
lo contempla la Ley, en forma separada o conjuntamente.
Características del delito militar
El delito militar se ha visto colmado de un cúmulo de características con especial
fisonomía, que podemos particularizar así:
Penalidad severa tanto para los delitos dolosos como para los culposos.
Ejemplarización de las sanciones
Quebrantamiento de deberes típicos
Las penas dentro de los ordenamientos militares han sido inflexibles, de trato
rígido y de total e inexorable cumplimiento.
Las sanciones han servido para ejemplarizar y asegurar la disciplina mediante la
intimidación.
Se les fundamenta en los deberes quebrantados, los cuales no hieren
sentimientos de la sociedad sino normas de disciplina, obediencia militar y la
mayor diligencia lícita exigible a quienes están ligados por compromisos tan
fuertes con la Patria, que juraron defender hasta perder la vida si fuere necesario.
Territorialidad Del Delito Militar
Dentro de la validez espacial del Derecho Penal, es tal vez en el militar donde
mejor se cumple el principio de la territorialidad.
Los delitos militares son nacionalistas por excelencia y restringidos por las
fronteras estatales, sin dejar por ello de considerarles posibilidades
extraterritoriales, cuando mediante tratados, se hace una tipología delictiva militar
internacional como las llamadas Leyes Escritas de la Guerra, donde las naciones
hacen formulación y específica aplicación de los principios generales del Derecho
de Guerra. No obstante, siempre privará el derecho nacional en casos de dualidad
de normas referentes a un delito.
El delito militar por regla general está restringido a penalidad del territorio cuya
nacionalidad ostente el presunto delincuente. En tal sentido, la mayoría de los
delitos militares cometidos en un Estado dejan de tener vigencia en otros Estados
con esa calificación especial, pudiendo ser punibles como delitos comunes, si
están así contemplados en el ordenamiento penal ordinario de ese otro Estado.
Puede darse el caso de que la misma norma se encuentre en ambas legislaciones
militares, pero la aplicación especial solo se hace por su violación dentro del
territorio. Se atiende a la territorialidad de la norma, y su aplicación como delito
militar no llega hasta el otro Estado, salvo el caso de contemplación en tratados o
cuando se trate de la aplicación de la normativa militar con motivo de un conflicto
bélico.
Extraterritorialidad del Delito Militar
Aquellos delitos militares no apreciables como delitos ordinarios dentro de la
legislación de otro Estado, permiten la protección del sujeto, mediante el
reconocimiento del derecho de asilo y refugio, consagrado en el artículo 14º de la
Declaración Universal de los derecho Humanos. De igual manera, la consideración
del delito como político, que en la mayoría de los casos es excluyente de los
tratados de extradición.
Existen algunos casos, donde la comisión de un delito militar podría dar lugar a la
consideración de su extraterritorialidad; es el caso de delitos cometidos en naves,
aeronaves y sedes de legaciones en el extranjero. Para todo ello, al igual que a las
aguas jurisdicciones y el espacio aéreo, se aplica el concepto jurídico de
sometimiento a jurisdicción, en reemplazo del concepto material que da al Estado,
soberanía sobre todos estos espacios.
Modernamente es ilógico pensar en la existencia de soberanía de un Estado en
territorio de otro Estado. No obstante, en el mar territorial relacionado con la
plataforma continental, y en el espacio aéreo del territorio subyacente del Estado
que tiene la jurisdicción, éste ejerce su soberanía, limitada por convenios o
tratados internacionales en cuanto a su extensión y altura respectivamente.
En los casos expuestos, no existe manifestación alguna de extraterritorialidad del
delito militar, sino una consideración de su espacialidad, dentro de una extensión
del territorio nacional sometida a su jurisdicción.
Jurisdicción y Fuero Militar
En la concepción de la justicia militar, son determinantes los conceptos de
jurisdicción y fuero militar. En cuanto al término jurisdicción, este aparece en el
lenguaje jurídico con diferentes significados. Según el jurista Couture, en el
derecho de los países latinoamericanos se le entiende como ámbito territorial;
como sinónimo de competencia; como conjunto de poderes o autoridad de ciertos
órganos del poder público; y en su sentido mas preciso y técnico como función
pública. Para este catedrático, la primera de las acepciones es la que dice la
relación con el ámbito territorial determinado, de allí la interpretación como
circunscripción o departamento, la cual se prolonga al ámbito geográfico, como lo
pueden ser el fluvial o el marítimo.
En cuanto al Fuero Militar, aún cuando se duda y discute sobre la necesidad de su
existencia, se mantiene vigente, constituyendo una institución tradicional, muy
común en el antiguo derecho español, que se ha proyectado en el derecho
moderno, especialmente en los derechos nacionales con raigambre hispana. Su
campo encierra la actividad jurisdiccional como medio de aplicación del derecho, y
al mismo tiempo al ordenamiento jurídico especial que lo regula.
El término jurisdicción deriva del latín iurisdictio, entendido como el poder o
autoridad que tiene la persona para gobernar y poner en ejecución las leyes y para
aplicarlas en juicio. Igualmente, conforme a lo que hemos dicho, también se le
conoce como el territorio en que un juez ejerce sus facultades de tal autoridad,
poder o dominio. En fin, podemos generalizar entendiéndola como la actividad
pública realizada por órganos especializados, nombrados por el Estado con las
formalidades requeridas por la ley, en virtud de la cual, mediante actos y
procedimientos legales, se aplica el ordenamiento jurídico establecido, para dirimir
conflictos y controversias, mediante decisiones susceptibles de adquirir autoridad
de cosa juzgada y eventualmente factibles de ejecución.
Hasta el siglo XIX se le mantuvo a la jurisdicción como sinónimo de competencia.
Hoy muchos textos legales usan el término para referirse a la prerrogativa,
autoridad o poder de determinados órganos públicos. Es decir, se refiere más a la
investidura que a la función. De allí la necesidad de entender, que existe diferencia
entre la función judicial y la función jurisdiccional, por cuanto no toda función
judicial es función jurisdiccional, como tampoco toda función jurisdiccional
corresponde al Poder Judicial. En forma conclusiva, podemos afirmar que –de
acuerdo a Couture- "la función jurisdiccional asegura la vigencia del derecho... La
obra de los jueces es, en el despliegue jerárquico de preceptos jurídicos, en el
ordenamiento normativo, un grado avanzado de la obra de la ley ...el cometido
inmediato de la jurisdicción es decidir conflictos y controversias de relevancia
jurídica". Sin embargo, "no toda la función jurisdiccional supone la existencia de un
conflicto ...La jurisdicción penal no siempre es jurisdicción de pretensiones
resistidas o insatisfechas. Es jurisdicción tuitiva, necesaria, determinada por la
Ley...El fin de la jurisdicción es asegurar la efectividad del derecho".
En cuanto al fuero militar, en un sentido estricto, comprende un cúmulo de normas
jurídicas que dan derechos y deberes a los miembros de las fuerzas armadas para
ser juzgados por tribunales especiales, apartándose de la vía ordinaria "ratione
person‘ ".
El procesalista español Caravantes, al defender y justificar el fuero militar expresa:
"El fuero militar es de necesidad local, porque los militares no tienen mas domicilio
fijo que las banderas; es de necesidad orgánica, porque la disciplina se robustece
reuniendo los jefes atribuciones judiciales; es de necesidad moral, porque los jefes
deben saber las vicisitudes de la vida privada de sus súbditos; y es de necesidad
política, porque la fuerza física se aumenta cuando se agregan los resortes
morales que sirven para precaver y reprimir. Este fuero está pues, muy distante de
ser simplemente un privilegio de apocado, como algunos creen, ni de perjudicar el
interés público".
La Jurisdicción Especial Militar
En doctrina, es entendido que en el ámbito de las jurisdicciones se pueden
distinguir varias clases de ellas y según la materia objeto de la jurisdicción, se
distinguen la jurisdicción Ordinaria y la Especial. A esta clasificación, quedan
supeditados los actos jurisdiccionales que son cumplidos por los órganos
competentes del Poder Público. Con este entendimiento es que, con la
ambivalencia que damos a la jurisdicción como materia y competencia o facultad
para administrar justicia, comprendemos dentro de la especial a la jurisdicción
militar o castrense, que definimos como el conjunto de normas legales referidas a
los militares, cuya incorporación comprende los ámbitos del fuero militar, que da
competencia constitucional e inviste de potestad a jueces y tribunales especiales
militares, para conocer de los casos que se suscitan dentro de los parámetros que
establece la misma norma legal, atendiendo como se dijo antes, a razones de
personas, materia y lugar, por ella calificados.
El Fuero Militar y otros fueros
Aparentemente, la existencia de estos fueros chocan con la igualdad ante el
derecho; sin embargo, el fuero militar, al igual que otros fueros como el
eclesiástico, el parlamentario, etc., ubicados dentro de los fueros reales, se plenan
totalmente de constitucionalidad e igualdad ante la ley. El profesor Estrada, José
Manuel en su obra "Curso de Derecho Constitucional", dice: "La abolición de los
fueros personales no implica necesariamente la abolición de los fueros reales... el
fuero militar para juzgar los delitos cometidos contra la disciplina y ordenanzas del
ejército, cabe perfectamente dentro del principio de la igualdad.
Si a los militares se les concede algún privilegio en el orden jurídico, es el ser
juzgado con marcado rigor y las honrosas exigencias de cumplir cabalmente las
leyes y órdenes que se les imparta para la patriótica defensa de su país. Las leyes
militares han sido siempre inflexibles en su cumplimiento, y sus penas se han
caracterizado por su marcado rigor, muchas veces excedido. En el pasado
llegaron a ser inhumanas".
El fuero de hoy no debe despertar la idea de exención o privilegio, sino la de deber
y derecho; no la soberbia pretensión de aislamiento sino la demarcación del lugar
en que una parte ha de entrar y componer un todo; "la fórmula mecánica del
trabajo que se encomienda a la rueda de una máquina compuesta de otras varias;
el fuero es en fin, el radio en que ejerce su acción la denominada justicia militar".
El Fuero y la Disciplina Militar
En el contexto jurídico formal del Estado para el sustento de las instituciones que
le son fundamentales, surge de necesidad la Justicia Militar como elemento
indispensable en el resguardo de la disciplina, base elemental para el
funcionamiento de la estructura militar. Surgió entonces también la necesidad
tuitiva, que impidiera el choque entre el privilegio y la igualdad jurídica, naciendo
así en el pasado el fuero militar, el cual abarcó en forma amplia la conducta del
militar sin distinción de clase y rango, con todo su desempeño tanto operacional
como en su vida privada.
Luego, a medida que fue aceptándose en la sociedad la existencia de la
jurisdicción militar y se estableció el servicio militar obligatorio para todos los
ciudadanos, el fuero fue perdiendo el contenido de privilegio diferenciador, para
constituir lo que es hoy, una forma de protección de la comunidad contra los
desafueros, impregnándose de un rigor férreo, que a la vez de servir de coraza de
protección al militar, es un amparo contra la injusticia.
En Venezuela, la organización de las milicias se considera como un
acontecimiento fundamental en la gesta de la nacionalidad. En esta época, tuvo
gran relevancia el fuero militar, el cual sirvió de halago para los conscriptos
voluntarios, quienes con él, adquirían y asumían conciencia de patria y del deber
militar.
La mayor crítica que se hace al fuero militar por parte de juristas, es que militares
sin preparación jurídica ejerzan la magistratura del derecho para impartir justicia,
cuando a nivel universal, la ciencia del derecho se ha desarrollado en profundidad,
y para que éste se aplique con lógica científica, se requiere la capacitación de
especialistas en la materia para el ejercicio de la magistratura. Esto lo
consideramos razonable, y es por ello que en Venezuela, casi en su totalidad, el
ejercicio jurisdiccional militar está en manos de oficiales abogados, en su mayoría
capacitados en la rama penal, con incursiones en renombrados institutos del
derecho. Falta si, hacer los cambios y correctivos en la legislación que permite
esta práctica.
Peculiaridades del delito que fundamentan el Fuero Militar
El delito militar, como hemos visto, es un delito de características o peculiaridades
propias, catalogado de especial al igual que los delitos políticos, laborales,
ecológicos, fiscales, etc., los cuales se encuentran tipificados en normativas
también especiales. Muchas de esta normativas, conforman una jurisdicción
también especial, pero a diferencia de ellas, la militar se segrega a una jurisdicción
propia y diferente, inclusive de los órganos jurisdiccionales, que abarca en muchos
casos los elementos constituyentes del delito, referidos a la persona o sujeto
activo, al lugar o sitio de comisión del acto antijurídico y a la circunstancia o
elementos fácticos incidentales que originan la conducta desviada del delincuente.
En síntesis, la función militar.
Entre sus peculiaridades, antes mencionamos la penalidad severa y
ejemplarizante, los deberes típicos que conforman la conducta delictiva, la
inflexibilidad e inexorabilidad de las penas y el trato rígido de la norma procesal.
Todo derivado del reclamo de la Institución encargada de la seguridad y la
defensa de la Nación, que impone a sus integrantes una severa disciplina,
fundamentada en la obediencia militar y en el reclamo de la mayor diligencia en el
cumplimiento del deber, a quienes juraron defender la Patria hasta perder la vida,
si fuere necesario.
El fuero militar y los delitos comunes cometidos por militares
A tenor de lo establecido en el vigente Código de Justicia Militar, el cual sigue la
doctrina mas aceptada a nivel universal, los delitos comunes son considerados
delitos militares, cuando son cometidos por militares en cuarteles, guarniciones,
escuelas, almacenes de las Fuerzas Armadas, oficinas y cualquier otro
establecimiento militar, en funciones militares, en actos del servicio, en comisiones
o con ocasión de ellas. En este sentido, la materia jurisdiccional militar ha sido
discutida desde hace mucho tiempo, cambiando con ella, su consideración como
especial en la normativa general universal.
Con base en estos estudios, la jurisdicción militar mereció especial atención al
prepararse el Proyecto del vigente Código de Justicia Militar, considerándola como
"materia de suyo delicada y harto discutida en la doctrina", de donde surgieron las
siguientes consideraciones:
"En la formación del Derecho Penal Militar, la doctrina y la crítica se esmeran por
establecer los límites científicos de la jurisdicción militar, a base de la
determinación técnica del delito militar conforme a los principios y sus elementos
diferenciales específicos, y a la vez, en las necesidades del mantenimiento de la
disciplina militar, para concluir que es propio de dicha jurisdicción cuanto requiera
el mantenimiento de ésta".
"No obstante la diversidad de los sistemas y de las críticas que a todos ellos se les
hace todavía, ya se ha fijado definitivamente en la doctrina que el delito militar no
lo constituye solamente la violación de un deber peculiar o exclusivo de los
militares, y que por lo tanto, los hechos castigados por la Ley penal ordinaria,
pueden constituir un delito militar cuando por su especial y predominante
contenido, constituyen la violación de un deber militar".
Juzgamiento de civiles por delitos militares
No obstante todo lo tratado, uno de los mayores debates sobre el tema del "fuero
real de la jurisdicción militar", es en cuanto a la competencia para juzgar no solo a
los militares efectivos y asimilados y a aquellos civiles que cumplen funciones en
las Fuerzas Armadas, sino también a los civiles ajenos a la vida militar, cuando
directamente o por concurrencia infrinjan una ley o reglamento militar, aún cuando
estos casos son muy esporádicos.
Al civil se le juzga por la comisión de un delito militar, de la misma manera que a
un militar se le juzga ordinariamente por la comisión de delito común, o a cualquier
ciudadano se le juzga por violar la ley de Abogados o la Ley del Ejercicio de la
Medicina, sin que se requiera para ello que el infractor sea abogado o médico. Se
entiende que se ha producido la violación de una ley general nacional, que amerita
el castigo para el infractor
Claro está, que no se juzgaría una violación ordinaria, asimilándola al derecho
penal militar, si ésta no tuviera relación con aquella, toda vez que de hacerse así
se estaría cometiendo un exabrupto legal. Ello sería solamente lógico cuando la
violación sea considerada un delito típico militar el cual sería imposible que
pudiere ser cometido por un ciudadano no militar.
Nuestro criterio es, que para lograr la seguridad jurídica, es necesaria la aplicación
de la ley militar cuando haya silencio en la ordinaria y sea un civil quien cometa el
hecho. El acto penado por la ley militar ha sido considerado como delito cuando
éste no se refiere específicamente al sujeto en su condición de militar, o a la
violación disciplinaria y de subordinación, el acto será siempre un delito, sea cual
fuere el sujeto comitente; es decir, se ha producido un hecho con toda su relación
de causa y efecto, actual y ubicado dentro del territorio donde tiene vigencia la ley
militar, lo que quiere decir que se ha cometido un delito.
La no aplicación de la Ley traería como consecuencia la inseguridad jurídica, si
solamente se hace la valoración del delito mediante la abstracción del sujeto. En
todo caso, será necesario considerar la calificación del sujeto comitente del delito,
que de tratarse de un ciudadano no militar, podría estar exento de imputabilidad,
por la comisión de delitos intrínsecamente militares, al igual que el soldado que no
haya cumplido con los elementos formales que lo acrediten para el desempeño de
la función militar.
La extensión de la jurisdicción militar hasta el campo civil, fue práctica
internacionalmente utilizada en el pasado. Ella fue originada por la constante
insurgencia bélica en que vivían los pueblos cuando la guerra era lo normal y la
paz lo excepcional; más se conocía la práctica de los tribunales de guerra que la
de los civiles y solo cambiaban según fueran leyes marciales impuestas por
gobiernos internos dentro de una guerra intestina o leyes de la guerra aplicadas
por gobiernos militares en una invasión. En esas épocas pasadas, los códigos
eran conjuntos y dentro de uno o de varios ordenamientos se ubicaban delitos
militares y comunes.
NUEVA VISIÓN DE LA JUSTICIA MILITAR
Desde hace mucho tiempo se viene aludiendo a modernas teorías que tienden al
tratamiento del Derecho Penal Militar, tanto en lo sustantivo como en lo adjetivo, lo
que ha dado origen a discusiones y análisis tendentes a fortalecer la
modernización del concepto jurídico, al igual que ha cambiado el concepto y la
ciencia militar y de lo militar.
Teoría de los códigos separados
El siglo pasado y nuestro siglo se caracterizan por el nacimiento de códigos
separados. El código militar se moderniza a partir de las dos conflagraciones
mundiales; sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial fue frecuente
considerar que la justicia militar rebasaba su jurisdicción, cuando intentaba juzgar
a los civiles en tiempo de paz y aún en tiempo de guerra.
En los Estados Unidos, ésta limitación ha tendido a ser más grande aún. En leyes
del Servicio Selectivo, se llegó a considerar que un soldado después de ser
separado de las Fuerzas Armadas no puede ser enjuiciado por los delitos que
hubiere cometido en Servicio. Así mismo, el soldado que recién ingresa, el recluta,
tampoco sería enjuiciable hasta que esté realmente incorporado al ejército. Al que
no se incorpore o se niegue a hacerlo, escapa de la jurisdicción militar para ser
enjuiciado civilmente.
En otras legislaciones el procedimiento ha cambiado y antes por el contrario, en
lugar de restringirse la jurisdicción militar, ésta se ha ampliado con una serie de
delitos que han pasado a su competencia y otrora fueron de la jurisdicción
ordinaria. Las causas han sido:
La convulsión mundial referida anteriormente, que ha hecho aparecer delitos
comunes aparejados en tiempo de paz a los delitos militares, sin que exista un
estado o momento de guerra.
La incapacidad penal ordinaria para juzgar delitos que escapan por sus
características a los tipos normativos clásicos.
A pesar de toda esta incongruencia jurisdiccional, no existe una total
independencia de delitos. Puede decirse que muchos son comunes por su
tipología, por el molde que los hace delitos; pero que un ligero cambio en la
temporalidad, en la territorialidad o en la personalidad del sujeto activo, los
relacionan y conectan hasta transformarlos y ubicarlos en una o en ambas
jurisdicciones. Es por ello que muchas veces encontramos delitos estrechamente
relacionados en la legislación penal ordinaria y en la militar.
Los conflictos de competencia por la jurisdicción
Lo normal es que la jurisdicción civil atraiga a la militar. Así lo recoge la
jurisprudencia mundial y es la situación de nuestro Código de Justicia Militar,
cuando en su artículo 21º somete al personal de las Fuerzas Armadas a la
jurisdicción ordinaria por los delitos comunes que cometa, dejando a salvo las
excepciones establecidas en el ordinal 3º del artículo 123º, donde se considera
como delitos militares, los delitos comunes cometidos por militares en cuarteles,
guarniciones, escuelas y establecimientos militares, almacenes de las Fuerzas
Armadas, oficinas militares y cualquiera otro establecimiento militar, en funciones
militares, en actos del servicio, en comisiones o con ocasión de ellas. En todo
caso, de acuerdo con el mismo artículo 21º, se aplicarán las disposiciones del
Código Penal sobre los delitos comunes de que trata. Igual tratamiento
corresponde con las materias regidas por legislación especial, que remiten el
enjuiciamiento a la Justicia Militar, tal es el caso de la Ley Orgánica sobre
Substancias Estupefaciente y Psicotrópicas.
Quedaría así evidenciado el tratamiento del delito con relación a la personalidad
del autor, es decir, a su condición militar, a la causalidad del hecho, la relación con
el servicio y al lugar donde se ha cometido el delito. Es de observar que, esta
especialidad del delito asumido en la normativa del Código Orgánico Penal Militar,
esta siendo derogada por las normas procesales en materia penal incluidas en la
Constitución que actualmente se redacta.
En jurisprudencia venezolana aparecen conflictos de competencia, donde la
jurisdicción ordinaria atrae a la militar, específicamente en casos donde se han
cometido delitos pertenecientes a ambas jurisdicciones. Mas recientemente, se ha
declinado la competencia en los tribunales de Salvaguarda del Patrimonio Público
cada vez que se cometen delitos que afectan al patrimonio de las Fuerzas
Armadas, el cual es considerado dentro de la "unidad del Patrimonio Público
nacional"; así mismo, en materia de Substancias Estupefacientes y Psicotrópicas,
a pesar de la orden expresa de la Ley, que determina el conocimiento expreso por
la Justicia Militar. Sin embargo, hay fallos de la Corte Suprema de Justicia
venezolana, donde ésta ha considerado el conocimiento de casos por la
jurisdicción militar, por delitos cometidos por civiles, siempre y cuando no esté
tipificado el hecho como delito en la jurisdicción ordinaria.
Al respecto existe indefinición e inseguridad jurídica, por lo que permanentemente
se presentan conflictos de competencia que retardan los procesos iniciados en
una u otra jurisdicción, hasta decisión de la Corte Suprema de Justicia, la que no
ha sido coherente y pareciera que sus decisiones han sido caprichosas, por
motivaciones personales o políticas.
Contenido normativo del Código Penal Militar
El Código de Justicia Militar contiene normas tanto de derecho sustantivo como de
derecho adjetivo y establece estructuras, lapsos y procedimientos, que difieren en
muchos casos con el Derecho Ordinario, estableciendo además la calificación de
los delitos comunes que deben pasar a su jurisdicción, cuando se cumplan los
extremos de temporalidad, espacialidad y personalidad del sujeto activo en la
comisión del delito.
Como es lógico pensar, existen circunstancias, donde a prima facie es difícil definir
el órgano competente para conocer de un delito que reúna algunas de las
características contenidas en el Código de Justicia Militar, y en tal caso, sin que se
paralice el proceso en sus fases procedimentales comunes, con la incorporación
de los elementos básicos necesarios para el proceso especial, surge el conflicto
de competencia que debe ser dirimido por la Corte Suprema de Justicia, quien
decidirá cual es el juez natural competente, si no lo acordaren previamente las
autoridades jurisdiccionales que conocen del caso.