aquello que debo ser y aquello en lo que me he convertido

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Mujeres, identidad y ciudadanía. Ensayos sobre género y sexualidad. Carlos Schickendantz (ed.). ISBN 987-1203- 71-3. pp. 135-148. 241 págs. EDUCC, Editorial de la Universidad Católica de Córdoba. 2006. Córdoba. Aquello que debo ser y aquello en lo que me he convertido Liliana Beatriz Fedullo, Psicología Cecilia Inés Luque, Letras Este trabajo explora la incidencia de las condiciones materiales y psíquicas del sujeto en el proceso de constitución de las identidades sexuadas, constricciones que parecen haber sido pasadas por alto por las teorizaciones post-estructuralistas. La reflexión parte del análisis de dos situaciones ficticias, en las cuales un sujeto individual (una mujer, un hombre) responde a la interpelación de la ideología heterosexista del género, la resiste, y asume así ciertas identificaciones y no otras. Concordamos con Judith Butler en que el sexo, la sexualidad y el género son producidos por un proceso de reiteración de normas cuyo ideal regulatorio materializa a los seres sexuados bajo la amenaza de exclusión social; 1 pero sostenemos, como Teresa de Lauretis, 2 que el proceso de en-generación 3 del sujeto no implica sólo sujeción a determinadas constricciones sociales sino también sujeción a las condiciones de posibilidad de orden psíquico (deseos, pulsiones, fantasías o fantasmas) y de orden material (capital social del sujeto, sus afiliaciones y compromisos políticos con los otros), las cuales presentan impedimentos y resistencias que establecen los límites del poder de los discursos para producir identidades y cuerpos sexuados. Consideramos que estos límites no han sido suficientemente sopesados por las teorizaciones post-estructuralistas luego del triunfo del giro lingüístico en los Estudios de Género. A nuestro juicio, dar cuenta de las capacidades críticas y de la agencia socialmente transformadora de los sujetos 4 desde sus condiciones materiales y psíquicas de posibilidad permite explicar por qué un sujeto producido por las normas quiere -y puede querer- oponerse a esas mismas normas. De este modo, las capacidades críticas de los sujetos podría ser incorporada a las teorizaciones sobre la subjetividad, y explicarse así cómo es posible que los sujetos sean a la vez culturalmente constituidos y capaces de agencia social transformadora. El primer caso de análisis proviene de la novela Doquier de Angélica Gorodischer (Argentina, 2002): Allí se cuentan las andanzas de un personaje femenino (Crocetta), quien se hace pasar exitosamente por su hermano (Raimundo) para poder recorrer el mundo de 1 BUTLER, Judith, Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del "sexo", Paidós, Buenos Aires, 2002. 2 LAURETIS, Teresa de, Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo, horas y HORAS, Madrid, 2000. 3 Usamos el neologismo en-generación como traducción aproximada (aunque no plenamente satisfactoria) de los términos in-generato (italiano) y en-gendered (inglés). 4 La agencia no es más que un conjunto de atributos que permiten definir a las personas como actores instrumentales del campo social. Dicha categoría se asigna o se niega a los sujetos de acuerdo a las reglas de juego de dicho campo, por cuanto, como dice Judith Butler, “la agencia es siempre y solamente una prerrogativa política. Como tal, parece crucial cuestionar las condiciones de su posibilidad," BUTLER, Judith, “Fundamentos contingentes: El feminismo y la cuestión del ‘Postmodernismo’”, La Ventana. Revista de Estudios de Género, Vol. 2, nº 13, 2001, Universidad de Guadalajara, 28.

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Mujeres, identidad y ciudadanía. Ensayos sobre género y sexualidad. Carlos Schickendantz (ed.). ISBN 987-1203- 71-3. pp. 135-148. 241 págs. EDUCC, Editorial de la Universidad Católica de Córdoba. 2006. Córdoba.

Aquello que debo ser y aquello en lo que me he convertidoLiliana Beatriz Fedullo, Psicología

Cecilia Inés Luque, Letras

Este trabajo explora la incidencia de las condiciones materiales y psíquicas del sujeto en el proceso de constitución de las identidades sexuadas, constricciones que parecen haber sido pasadas por alto por las teorizaciones post-estructuralistas. La reflexión parte del análisis de dos situaciones ficticias, en las cuales un sujeto individual (una mujer, un hombre) responde a la interpelación de la ideología heterosexista del género, la resiste, y asume así ciertas identificaciones y no otras.

Concordamos con Judith Butler en que el sexo, la sexualidad y el género son producidos por un proceso de reiteración de normas cuyo ideal regulatorio materializa a los seres sexuados bajo la amenaza de exclusión social;1 pero sostenemos, como Teresa de Lauretis,2 que el proceso de en-generación3 del sujeto no implica sólo sujeción a determinadas constricciones sociales sino también sujeción a las condiciones de posibilidad de orden psíquico (deseos, pulsiones, fantasías o fantasmas) y de orden material (capital social del sujeto, sus afiliaciones y compromisos políticos con los otros), las cuales presentan impedimentos y resistencias que establecen los límites del poder de los discursos para producir identidades y cuerpos sexuados. Consideramos que estos límites no han sido suficientemente sopesados por las teorizaciones post-estructuralistas luego del triunfo del giro lingüístico en los Estudios de Género. A nuestro juicio, dar cuenta de las capacidades críticas y de la agencia socialmente transformadora de los sujetos4 desde sus condiciones materiales y psíquicas de posibilidad permite explicar por qué un sujeto producido por las normas quiere -y puede querer- oponerse a esas mismas normas. De este modo, las capacidades críticas de los sujetos podría ser incorporada a las teorizaciones sobre la subjetividad, y explicarse así cómo es posible que los sujetos sean a la vez culturalmente constituidos y capaces de agencia social transformadora.

El primer caso de análisis proviene de la novela Doquier de Angélica Gorodischer (Argentina, 2002): Allí se cuentan las andanzas de un personaje femenino (Crocetta), quien se hace pasar exitosamente por su hermano (Raimundo) para poder recorrer el mundo de

1 BUTLER, Judith, Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del "sexo", Paidós, Buenos Aires, 2002.2 LAURETIS, Teresa de, Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo, horas y HORAS, Madrid, 2000.3 Usamos el neologismo en-generación como traducción aproximada (aunque no plenamente satisfactoria) de los términos in-generato (italiano) y en-gendered (inglés).4 La agencia no es más que un conjunto de atributos que permiten definir a las personas como actores instrumentales del campo social. Dicha categoría se asigna o se niega a los sujetos de acuerdo a las reglas de juego de dicho campo, por cuanto, como dice Judith Butler, “la agencia es siempre y solamente una prerrogativa política. Como tal, parece crucial cuestionar las condiciones de su posibilidad," BUTLER, Judith, “Fundamentos contingentes: El feminismo y la cuestión del‘Postmodernismo’”, La Ventana. Revista de Estudios de Género, Vol. 2, nº 13, 2001, Universidad de Guadalajara, 28.

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fines del siglo XVIII con la libertad física y moral reservada a los varones y denegada a las mujeres.

"Raimundo" es una identificación marcada principalmente por el género, a la cual se le reconoce socialmente una cierta agencia. Crocetta usa esta identificación cada vez que quiere actuar de una manera que la identificación genérica "Crocetta" no le permite: "Raimundo se batió con coraje y honor en guerras y batallas porque era su obligación, pero era yo la que hubiera querido estar ahí, . . . Sólo que a una mujer no le está permitido. Pero para permitírmelo una que otra vez hice esto también, vestirme de varón y acometer alguna empresa ( . . . ) en [la] que tendría que haber tomado parte mi hermano".5

El constructivismo lingüístico del "todo es sentido" podría interpretar éste como un caso en el cual la voluntad irrestricta del sujeto rechaza las significaciones hegemónicas del género y lo transforma en un vestido que puede usarse -o no- según la ocasión.

Es cierto que Crocetta tiene interés en aprovechar las prerrogativas que el posicionamiento masculino de su hermano promete pues sólo desde allí puede cumplir su deseo de una última aventura antes de "sentar cabeza" como una dama de su estatus social: ahora la muchacha adopta la identidad "Raimundo", pero luego, una vez cerrada esa etapa de su vida, retomará la identidad "Crocetta", y con ella el posicionamiento femenino dominante de la época: "Algún día dejaré esta vida y ( . . . ) me casaré, tendré hijos, manejaré mi casa y trataré de hacer feliz a mi marido. Y de mí dirán las gentes que soy una señora como se debe, . . . Y me gustará. No ahora, pero cuando llegue ese tiempo me gustará."6

Sin embargo, para nosotras, el travestismo de Crocetta va más allá de la economía instrumental y de la voluntad. La muchacha puede cambiar tan fácilmente de identificación genérica precisamente porque, para ella, aquello que la diferenció de su hermano al alcanzar la pubertad fue algo "tan nimio, tan insignificante que los extraños nunca llegaron a saber si éramos dos o uno, si éramos dos muchachos o dos niñas o una niña y un muchacho o sólo un muchacho o sólo una niña".7 Es decir, para ella la diferencia sexual - las oposiciones binarias polarizadas y heterosexistas de masculino y femenino con que se interpretan socialmente los rasgos anatómicos y fisiológicos de los cuerpos- es prescindible, o por lo menos insuficiente, como eje de la unicidad y coherencia interna de las identidades subjetivas.8 A nuestro juicio, esta creencia de Crocetta indica una falla en el poder performativo del discurso: el llamado de la ideología de género9 (la amonestación de la Ley del Padre10) se ha topado con cierta resistencia psíquica por parte del sujeto, y por lo tanto Crocetta no ha sido apropiadamente sojuzgada.

La interpelación es un proceso mediante el cual una ideología (en este caso, la del género basado en la diferencia heterosexual) pone en juego diversas tecnologías para apelar al individuo y exhortarlo a adherir a ciertas interpretaciones del mundo (las representaciones heterosexistas de femineidad y masculinidad).11 La interpelación se

5 GORODISCHER, Angélica, Doquier, Buenos Aires, Emecé, 2002, 180-181.6 GORODISCHER, ibid., 181.7 GORODISCHER, ibid., 179-180.8 Esto no quiere decir que Crocetta descarte la diferencia sexual sin más ni más: por el contrario, ella es muy consciente de que sus características corporales le trazan límites a sus deseos de aventura y la condicionan a adoptar el disfraz de varón: "Y es que soy yo quien necesita el cambio de vestidos si quiere aunque sea por un tiempo, vivir a su guisa," GORODISCHER, ibid., 183.9 En términos de Lauretis.10 En términos de Butler.

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completa cuando el individuo acepta y asimila como propia la representación de género que la ideología asigna a sus rasgos anatómicos y fisiológicos.

Pero en el caso de Crocetta, la exhortación de la ideología no ha logrado motivar a la muchacha a adherir de una vez y para siempre a la femineidad como destino biológico. Esta interpelación fallida ha posibilitado que Crocetta entendiera el sexo (casi dos siglos avant la lettre) no como naturaleza (lo que la ideología hubiese querido que ella internalizase) sino como constructo discursivo; asimismo, asume la identidad subjetiva no como una entidad estable y homogénea articulada alrededor del punto apriorístico y necesario del sexo biológico sino como una entidad fijada parcial y contingentemente en varios puntos nodales (entre los cuales se encuentra el sexo/género). De esta manera, Crocetta puede convertir el género en variable de ajuste de su agencia social: ahora, para cumplir ciertas funciones sociales, se inviste de un posicionamiento masculino -lo cual, en su contexto socio-histórico, implica adoptar una identidad masculina-; luego, para cumplir otro conjunto de funciones, retomará un posicionamiento y una identidad femeninas.

Ahora bien, si asumir una identidad sexuada es acceder a lo que prescribe la ley del género y alinearse con la posición sexual señalada por lo cultural, y si se accede a la ley porque no hacerlo acarrea la amenaza del castigo y la abyección, ¿qué le permitió a Crocetta abandonar temporariamente su identificación femenina y adoptar una que no le corresponde?

Pensamos que esta infracción de la ley del género ha sido posible porque se han dado tanto las condiciones simbólicas de posibilidad cuanto las condiciones materiales. Como bien sostiene Butler, las condiciones simbólicas están dadas por la propia naturaleza iterativa de la ley del Padre (la ideología heterosexista de género): Dado que la identificación consiste en un proceso de repetición regularizada y obligada de normas que se cumplen bajo la amenaza de la abyección y el ostracismo, el requisito de la iteratividad proporciona "la ocasión discursiva para que se den la resistencia, la resignificación y la autosubversión potencial de esa ley,"12 pues, en su demanda de que la identificación sea reiterada y renovada constantemente "persiste la posibilidad, la amenaza, de que pueda no repetirse."13

Ahora bien, la ocasión consciente ha sido proporcionada, en el caso concreto de Crocetta, por su deseo de autonomía como sujeto social -un deseo sustentado en su comprensión del género como efecto del discurso y no como destino biológico-. Crocetta vive constantemente tironeada por la amenaza social del deber ser y la presión psíquica del querer hacer: ser mujer implica no hacer lo que ella quiere hacer, so pena de perder la condición de sujeto social; pero no hacer lo que quiere hacer implica reprimir su deseo. Bajo ciertas condiciones que proveen la ocasión material (tener un hermano mellizo, la crianza liberal recibida de sus padres, la complicidad de familiares y sirvientes, las circunstancias propicias para la acción) ese deseo ha funcionado como mecanismo psíquico de defensa del yo: Esto es, ha ejercido una resistencia psíquica a la presión performativa de la ley y su amenaza de castigo, y le ha permitido a Crocetta aprovechar la ocasión discursiva de no repetir la ley (o mejor dicho, de repetir bajo falsas apariencias aquello que no le corresponde). De este modo, la muchacha puede escapar temporariamente de la sumisión a las normas (ser lo que debe ser aceptando no hacer lo que quiere hacer) 11 En esta definición estamos combinando, como lo hace de Lauretis, el concepto de ideología de Althusser con el de tecnología de Foucault.12 BUTLER, ibid., 166.13 BUTLER, ibid., 155.

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mediante el acatamiento sutilmente paródico de las mismas (parecer lo que no se es para poder hacer lo que quiere hacer).

Considerar los deseos (conscientes e inconscientes) del sujeto como condición de posibilidad de la performatividad permite dar cuenta de la paradoja de la sujeción:14 esto es, permite analizar las resistencias que la ideología de género encuentra para producir subjetividades sexuadas normalizadas y legitimadas, como así también permite explicar por qué un sujeto producido por las normas quiere -y puede querer- oponerse a esas mismas normas

Nuestro segundo caso de análisis proviene de la novela Barrayar de Lois McMaster Bujold (Estados Unidos, 1991). Barrayar es un planeta colonizado por humanos, cuyo sistema socio-político es feudal, patriarcal y militarista: hay un emperador planetario al cual los condes que gobiernan los diferentes distritos le rinden obediencia; los cargos ejecutivos de gobierno se transmiten de padres a hijos; el modelo ideal de varón es el héroe militar.

Cordelia, la protagonista de la novela, está casada con Aral Vorkosigan, Regente del planeta Barrayar durante la minoría de edad del Emperador.

Durante una conversación casual con Cordelia en una fiesta protocolar, Vordarian -enemigo político de Aral- comenta al pasar, pero con toda la mala intención de estar haciendo una revelación destructiva: "Por cierto, él es bisexual." "Era bisexual -corrije ella abstraídamente, mirando [en dirección a su marido] con cariño-. Ahora es monógamo." 15

Esa observación malintencionada invoca la heterosexualidad normativa como sistema de referencia que otorga sentido al género ("femineidad" y "masculinidad") y a la sexualidad (hetero-, homo- o bi-) de las personas. En este marco se redefine la identidad de Aral en términos de la perversión del parámetro (la bisexualidad), lo cual le asigna un conjunto de contenidos negativos y repudiables que definen lo que no se debe ser en tanto ser humano. Como la heterosexualidad normativa es la base del contrato social de Barrayar, y éste es la base del sistema político, la asignación de una identidad sexual perversa equivale a invalidar a tal "pervertido" como actor legítimo de la sociedad. Por ende, el comentario malintencionado constituye una estrategia de la tecnología del sexo16 que Vordarian utiliza con fines claramente políticos para desplazar a su enemigo de una posición dominante y reubicarlo en una posición de abyección social.

Cordelia, en cambio, apela a una normativa diferente, la de su planeta natal (Beta Colony). En este planeta, cuyos científicos han creado una raza de seres humanos hermafroditas, y operan regularmente transformaciones genéticas de cambio de sexo, en donde todos los habitantes gozan de los mismos derechos políticos y civiles independientemente de su sexo u orientación sexual, el contrato social heterosexista ha sido descartado hace siglos, y reemplazado por una ideología de género diferente.

Para esta ideología, la identidad sexual es el resultado parcial y contingente de un proceso continuo de auto-construcción, en cuyo transcurso ciertas identificaciones pueden ser desechadas y reemplazadas por otras. Asimismo, la sexualidad no es considerada como propiedad inherente del cuerpo en su irreductible opacidad, sino como opción que une indistinguiblemente el puro deseo erótico del sujeto con su compromiso emocional y ético

14 BUTLER, ibid., 38.15 BUJOLD, Lois Mc Master, Barrayar, New York, N.Y., Baen, 1991, 85 y 86 respectivamente. Todas las traducciones de esta novela son de Cecilia Luque.16 "Tecnología del sexo": Concepto foucaultiano que designa el conjunto de técnicas y estrategias discursivas desarrolladas por un grupo o clase social con el propósito de asegurarse la supervivencia como grupo y el mantenimiento de su hegemonía.

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a otra persona. En cuanto al deseo, sus modalidades no admiten ninguna generalización ni totalización en términos de los diferentes roles que el sujeto desempeña en el acto sexual y en la reproducción, por cuanto estos roles no llegan a dar cuenta acabada de las particularidades de su goce ni de las condiciones eróticas que demanda al objeto sexual, y por ende no agotan al ser humano en tanto sujeto deseante.

En este marco, la respuesta de Cordelia al comentario malintencionado de Vordarian ("era bisexual, ahora es monógamo") equivale a una brevísima síntesis del proceso de auto-construcción de la identidad sexual de Aral, en el cual el hecho de que su objeto de deseo pueda ser de uno u otro sexo no resulta particularmente relevante.

En su juventud, Aral se había casado con una muchachita de su misma -elitista- clase social (los Vor), porque no había encontrado razones de peso para rechazar ese matrimonio tan tradicional y correcto, arreglado por sus respectivos padres. Sin embargo, la convivencia probó que el arreglo no era satisfactorio emocionalmente para ninguno de los dos, y el matrimonio terminó en tragedia: la esposa tomó dos amantes para sentirse socialmente valiosa, Aral los mató en un duelo clandestino porque sentía que era su deber defender su mancillado honor de Vor, la muchacha se suicidó llevada por el dramatismo de la situación. Desilusionado con la lógica inherente a todo el asunto, vaciado por la inutilidad de las acciones que ambos fueron forzados a tomar, Aral se refugió en las tareas y la sociabilidad de la vida militar. Con el tiempo, tomó como amante a uno de sus camaradas en armas.

En el contexto de esta historia personal, la "bisexualidad" de Aral es el nombre que adquiere el paso de una relación heterosexual asfixiante a una relación homosexual satisfactoria pero estigmatizada, es el nombre que toma la tensión creada entre el rechazo de las demandas de la conyugalidad heterosexista (el tipo de contratos social basado en desigualdades jerarquizantes que fundamenta la sociedad barrayanense) y la aceptación de la salvaguardia que él encuentra en una clase de convivencia homosexual como la militar (otro tipo de contrato social, basado en la confianza mutua, la solidaridad, la igualdad, pero manchado por la amenaza de la abyección). Es esta tensión conflictiva, el ir y venir entre una y otra opción sexual, lo que se descarta cuando Cordelia desidentifica a Aral con la bisexualidad.

Igualmente, la "monogamia" de Aral no ha de entenderse en conexión con el contrato social heterosexista barrayanense, sino como una identificación en los términos del contrato social diferente de Beta Colony, en el cual las prohibiciones que instituyen las maneras radicalmente inconcebibles de desear sexualmente y delimitan la zona de abyección tienen que ver con preservar la integridad de las relaciones intersubjetivas (el compromiso amoroso) y no con la prescripción de roles en el proceso de reproducción de la especie.

Ahora bien, ¿cuáles son las ocasiones discursiva, material y psíquica que permiten a Aral extraerse de una forma de contrato social para reubicarse en otra? Pues no estamos hablando ya de una (relativamente simple) resistencia a la normativa heterosexista sino del reemplazo de una cadena de citas performativas por otra completamente diferente.

Como dijéramos anteriormente, la ocasión discursiva siempre está dada por la propia naturaleza iterativa de la ley. Pero, en este caso, la ocasión material para que Aral se sintiera interpelado por una ideología de género diferente de aquella que la constituyera como sujeto sexuado y pudiera responder a su llamado es extraordinariamente propicia. Para cuando Aral conoce a Cordelia, la sociedad barrayanense estaba comenzando un

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importante proceso de transculturación:17 La apertura del planeta a la incorporación de tecnologías y costumbres extraplanetarias había abierto las puertas también a la ulterior incorporación de principios políticos y éticos radicalmente diferentes de los propios, los cuales estaban causando una crisis en el sistema local: "Las viejas costumbres están muertas, y seguimos probándonos costumbres nuevas, como ropa que no nos calza bien. Ya no sabemos qué es lo correcto."18

Finalmente, la ocasión erótica no es menos significativa: La relación amorosa de Aral con Cordelia representa una tercera alternativa, una salida superadora de las dicotomías y tensiones sexo/genéricas en las que él ha estado inserto. En primer lugar, Cordelia es para Aral su "querida capitán", la extraordinaria realidad de una mujer soldado que es "tan profesional como cualquier oficial con el que haya servido, sin tratar ni una vez de ser un, un hombre de imitación."19 Ella puede entonces constituirse para él en un objeto de deseo heterosexual que no impone a la relación las desigualdades jerárquicas del contrato heterosexista, sino que da pie a las relaciones de igualdad que Aral encontrara sólo en el contrato homosexual. En segundo lugar, el que Cordelia ame y respete a Aral tal cual es significa para él mirarse en un nuevo espejo, uno compuesto de leyes "tan libres, y tranquilas. Tan inocentes como la luz del sol. Sin penas, sin dolor, sin errores irrevocables;"20 las cuales vuelven concebible y aceptable su manera de desear sexualmente. Por lo tanto, la relación amorosa con Cordelia en el marco de una ética sexual diferente da a Aral la oportunidad de resignificar positivamente su identidad sexual en el proceso del reconocimiento intersubjetivo.

A partir del análisis de dos casos concretos, hemos visto la incidencia de las condiciones materiales y psíquicas en la constitución de las subjetividades, como así también las relaciones entre individuos situados (la intersubjetividad),21 intervienen en la producción de las capacidades críticas de los sujetos. En otras palabras, la experiencia de cada sujeto establece las condiciones de posibilidad de su agencia social.

Esto permite explicar lo que la teoría deconstructivista post-estructuralista de la subjetividad no explica: cómo y por qué los sujetos constituidos por el poder performativo de los discursos no resultan autómatas preprogramados para repetir las normas, sino agentes habilitados para producir modificaciones en tales normas; cómo y por qué los sujetos concretos y situados (una mujer, un hombre) resisten la interpelación de la ideología del género y asumen así ciertas identificaciones y no otras.

Esta teorización de la subjetividad tiene mayores posibilidades de sustentar acciones políticas, pues permite plantear la resistencia a la ideología de género no ya en los términos epistemológicamente neutros de la "resignificación" sino en los términos epistemológicamente cargados de la "crítica", la cual apela a una normativa de justificación y garantía que permita valorar ética y políticamente las identificaciones asumidas o

17 La transculturación es el resultado del proceso de contacto de dos culturas, durante el cual ocurren pérdidas, préstamos, imposiciones, sustituciones y reelaboraciones de elementos culturales en ambas culturas, aunque siempre de manera desigual.18 BUJOLD, Lois. Shards of Honor (Fragmentos de Honor), New York, N.Y., Baen, 1986, 59.19 BUJOLD, Barrayar, ibid., 58.20 BUJOLD, ibid., 60.21 Cuando decimos "individuos situados" nos referimos a aquellos que, inmersos en determinado habitus, ocupan sucesiva o simultáneamente diferentes posiciones subjetivas. Ver al respecto FRASER, Nancy, "Una falsa antítesis. Una respuesta a Seyla Benhabib y Judith Butler", Iustitia Interrupta. Reflexiones críticas desde la posición "postsocialista", Siglo del Hombre Editores, Universidad de los Andes. Facultad de Derecho, Santafé de Bogotá, 1997.

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rechazadas por los sujetos situados. De esta manera, podremos tender así hacia la utópica supresión de las asimetrías existentes en las actuales prácticas de subjetivación, y sustentar proyectos políticos de justicia social.

Fedullo, Liliana Beatriz y Cecilia Inés Luque. "Aquello que debo ser y aquello en lo que me he convertido". Mujeres, identidad y ciudadanía. Ensayos sobre género y sexualidad. Carlos Schickendantz (ed.). ISBN 987-1203- 71-3. pp. 135-148. 241 págs. EDUCC, Editorial de la Universidad Católica de Córdoba. 2006. Córdoba.

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