arcimboldo panera 35

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La Panera I 13 GIUSEPPE ARCIMBOLDO. «Verano», 67 x 51 cm, 1563, Kunsthistorisches Museum, Viena. Originalmente, el «Verano» se enfrentaba al «Fuego», puesto que en el sistema de correspondencias en el que se basó Arcimboldo, ambos se vinculaban y representaban a la juventud y al temperamento colérico que, dominado por la bilis amarilla, hacía a los hombres irascibles y violentos. POR SANDRA ACCATINO D ESDE LA ANTIGüEDAD, la representación y la per- sonificación de los meses y de las estaciones del año habían sido una forma de dar una imagen al tiempo. En los calendarios que ilustraban Libros de Horas y mi- sales, o que decoraban el piso, los muros, capiteles y ventanales de iglesias y palacios, el retorno cíclico de las estaciones aparecía como el garante de un orden sagrado en la naturaleza, en el que también los hombres y las mujeres, con sus tra- bajos y afanes, quedaban inscritos. Hacia mediados del siglo XVI, el pintor Giuseppe Arcimboldo (1526-1593) dio a esta tradición una nueva imagen a través de la representación de cada una de las estaciones del año como un perfil compuesto por la superposición de los distintos frutos y vegetales que germinaban en cada período. Las cuatro estaciones fueron pensadas para enfrentar cada una a uno de los cuatro elementos y re- crear, de esta forma, un sistema de correspondencias que asociaba a cada estación un elemento primor - dial, una edad del hombre, un hu- mor y un temperamento. Sabemos que fueron realizadas para la corte de los Habsburgo y que eran, en su conjunto, una alegoría del poder universal del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y de su potestad sobre el tiempo y las actividades de los hombres. SANDRA ACCATINO es académica del departamento de Arte de la Universidad Alberto Hurtado. Ha publicado diversos capítulos de libros, artículos y ensayos sobre pintura europea, arte de la memoria, coleccionismo y artistas chilenos contemporáneos. El Arte de Mirar El bistec a lo pobre es un plato popular en Chile. Se dice “biste”, “bisteque” o “bistoco” dependiendo de si uno está en un café, en La Vega Central o en el Parque O´Higgins. VERANO Giuseppe Arcimboldo (Kunsthistorisches Museum, Viena, 1563) Pintados con una nitidez impresionante, los higos, ciruelas, cerezas, moras, duraznos, ajos, arvejas, maíz, zapallitos, cebollas y alcachofas que componen la efigie de este cuadro lo convierten en una verdadera cornucopia que celebra la abundancia y la armonía entre el macro y el microcosmos. «AGOSTO» en el Panteón Real de la Colegiata de san Isidoro de León, hacia 1130. En los calendarios de la Edad Media y el Renacimiento, los meses estivales solían ser representados por actividades vincu- ladas a la siega y la trilla del trigo. En la pintura de Arcimboldo, la firma y la fecha del «Verano» han sido realizados como parte del tejido del trigo que conforma su traje. GIUSEPPE ARCIMBOLDO. «Fuego», 67 x 51 cm, 1566, Kunsthistorisches Museum, Viena. En esta personificación, detalles como el águila bicéfala y el collar del Toisón de Oro, hecho con eslabones para encender, aluden a distintos símbolos y emblemas de los Habsburgo. MARCEL DUCHAMP. «Escultura-muerta», 1959. Lejos de la interpretación irreverente que los surrealistas dieron a las pinturas de Arcimboldo, a las que consideraron un antecedente de sus propias trasgre- siones, ellas exaltaban el buen gobierno y la potestad sobre el tiempo del imperio Habsbúrgico, en cuya corte el pintor trabajó por treinta años. Enraizadas en el Manierismo ita- liano, estas artificiosas figuras for - maron parte de una estética que había transformado a la sorpresa, a la maravilla y al ingenio en una for - ma de comprender y representar un mundo que –en medio de cis- mas religiosos, descubrimientos y transformaciones– parecía mudar constantemente su forma. A través de ellas, Arcimboldo quiso reflejar la secreta armonía cósmica que daba sentido y coherencia al universo, jus- to antes que la ciencia y la cultura barroca crearan a partir de la obser - vación y la razón, una nueva imagen de la naturaleza y del hombre.

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un breve ensayo sobre El verano aparecido en La Panera

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  • La Panera I 13

    Giuseppe Arcimboldo. Verano, 67 x 51 cm, 1563, Kunsthistorisches museum, Viena. originalmente, el Verano se enfrentaba al Fuego, puesto que en el sistema de correspondencias en el que se bas Arcimboldo, ambos se vinculaban y representaban a la juventud y al temperamento colrico que, dominado por la bilis amarilla, haca a los hombres irascibles y violentos.

    POR SANDRA ACCATINO

    DesDe la antigeDaD, la representacin y la per-sonificacin de los meses y de las estaciones del ao haban sido una forma de dar una imagen al tiempo. En los calendarios que ilustraban Libros de Horas y mi-sales, o que decoraban el piso, los muros, capiteles y ventanales de iglesias y palacios, el retorno cclico de las estaciones apareca como el garante de un orden sagrado en la naturaleza, en el que tambin los hombres y las mujeres, con sus tra-bajos y afanes, quedaban inscritos.

    Hacia mediados del siglo XVI, el pintor Giuseppe Arcimboldo (1526-1593) dio a esta tradicin una nueva imagen a travs de la representacin de cada una de las estaciones del ao como un perfil compuesto por la superposicin de los distintos frutos y vegetales que germinaban en cada perodo.

    Las cuatro estaciones fueron pensadas para enfrentar cada una a uno de los cuatro elementos y re-crear, de esta forma, un sistema de correspondencias que asociaba a cada estacin un elemento primor-dial, una edad del hombre, un hu-mor y un temperamento. Sabemos que fueron realizadas para la corte de los Habsburgo y que eran, en su conjunto, una alegora del poder universal del emperador del Sacro Imperio Romano Germnico y de su potestad sobre el tiempo y las actividades de los hombres.

    sAndrA AccAtino es acadmica del departamento de Arte de la universidad Alberto Hurtado. Ha publicado diversos captulos de libros, artculos y ensayos sobre pintura europea, arte de la memoria, coleccionismo y artistas chilenos contemporneos.

    El Arte de Mirar

    El bistec a lo pobre es un plato popular en Chile. Se dice biste, bisteque o bistoco dependiendo de si uno est en un caf, en La Vega Central o en el Parque OHiggins.

    VERANOGiuseppe Arcimboldo

    (Kunsthistorisches Museum, Viena, 1563)

    Pintados con una nitidez impresionante, los higos, ciruelas, cerezas, moras, duraznos, ajos,

    arvejas, maz, zapallitos, cebollas y alcachofas que componen la efigie de este cuadro lo convierten en

    una verdadera cornucopia que celebra la abundancia y la armona entre el macro y el microcosmos.

    AGosto en el panten real de la colegiata de san isidoro de len, hacia 1130. en los calendarios de la edad media y el renacimiento, los meses estivales solan ser representados por actividades vincu-ladas a la siega y la trilla del trigo. en la pintura de Arcimboldo, la firma y la fecha del Verano han sido realizados como parte del tejido del trigo que conforma su traje.

    Giuseppe Arcimboldo. Fuego, 67 x 51 cm, 1566, Kunsthistorisches museum, Viena.en esta personificacin, detalles como el guila bicfala y el collar del toisn de oro, hecho con eslabones para encender, aluden a distintos smbolos y emblemas de los Habsburgo.

    mArcel ducHAmp. escultura-muerta, 1959.lejos de la interpretacin irreverente que los surrealistas dieron a las pinturas de Arcimboldo, a las que consideraron un antecedente de sus propias trasgre-siones, ellas exaltaban el buen gobierno y la potestad sobre el tiempo del imperio Habsbrgico, en cuya corte el pintor trabaj por treinta aos.

    Enraizadas en el Manierismo ita-liano, estas artificiosas figuras for-maron parte de una esttica que haba transformado a la sorpresa, a la maravilla y al ingenio en una for-ma de comprender y representar un mundo que en medio de cis-mas religiosos, descubrimientos y transformaciones pareca mudar constantemente su forma. A travs de ellas, Arcimboldo quiso reflejar la secreta armona csmica que daba sentido y coherencia al universo, jus-to antes que la ciencia y la cultura barroca crearan a partir de la obser-vacin y la razn, una nueva imagen de la naturaleza y del hombre.