arquitectura vernacula benavides solís

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60 PH Boletín 20 DEL LASTRE DE LAS PALABRAS ¿Arquitectura vernácula, etnohistórica, tradicional, indígena, vernácula, popular, sin arquitectos, rural, autóctona?. He aquí una sola pregunta de larga tradición y varias alternativas excluyentes como respuesta. O, si se pre- fiere, un flujo dialéctico continuo, a manera de res- puestas sucesivas, que mantienen en plena eferves- cencia la reflexión sobre el uso de los términos adecuados y que ni el consenso previo logrado en las reuniones internacionales ha llevado a su fin. Mucho menos si se toma en cuenta que en la reflexión no están incluidas las culturas de África ni de Asia (1). Es que las palabras, si bien nos ayudan a referirnos a la realidad inmediata, cargan su propia y hasta con- tradictoria historia, con frecuencia, paralela (no siempre coetánea) al proceso histórico-social. A ve- ces ellas se adelantan a él, nacen, mueren o evolu- cionan, se transforman y se integran en la cotidiani- dad: modismos, jergas, usos novedosos, etc. En otras ocasiones ellas van detrás de aquel proceso y no lle- gan siquiera a aparecer después de varios años de vigencia de una realidad social (para las nuevas rela- ciones de parejas e hijos, por ejemplo). Incluso las palabras, después de algún tiempo llegan a significar precisamente lo opuesto a su origen: “alquería al ini- cio fue una construcción en un sitio poblado luego, precisamente lo contrario” (2); enervar, según el diccionario, significa debilitar, quitar fuerzas, en cam- bio, en el uso común de amplios sectores: indignar, poner nervioso. Las palabras, pues, tienen vida; con frecuencia con- densan en su historia aquello que queremos desen- trañar para recuperar el matiz, la acepción más ade- cuada y útil a nuestros fines. En ello acostumbraba apoyarse Caro Baroja. Prescindir de este recurso, nos impulsa a identificar fácilmente lo que no es la arquitectura en cuestión. Sea en negativo, por ejemplo: NO ES la arquitectura que responde a las instancias de las categorías estéticas cultas –clásicas– del ámbito de las bellas artes; o, en posi- tivo: ES aquella arquitectura que, como objeto, res- ponde a las instancias anteriores a la revolución in- dustrial. En esta línea de pensamiento, sin darnos cuenta estaríamos haciendo referencia a los facto- res de caracterización. Detrás de lo dicho está implícita una dialéctica entre el IDENTIFICAR como acción inscrita en el ámbito de la formalidad (concreción) y el DEFINIR como acción dirigida hacia la esencialidad (abstracción). Según María Moliner, “VERNÁCULO se deriva del latín vernaculus, de verna, esclavo nacido en la casa del dueño; indígena. Como adjetivo, se aplica co- rrientemente sólo a la lengua, al idioma patrio”. Re- sultaría anacrónico asumir la primera referencia y, un poco extraño hablar de “Arquitectura Indígena”; sin embargo, en cuanto nos interesa podríamos asumir sus connotaciones: “nativo, terruño, de la tierrapero, aun así: ¿hasta qué punto resultaría satisfacto- ria su utilización?. a arquitectura vernácula, una memoria rota L Jorge Benavides Solís ICOMOS-España El presente texto fue presentado en el Seminario Arquitectura vernácula: un patrimonio en peligro, organizado por el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales e ICOMOS, y que tuvo lugar en Madrid entre el 31 de Enero y el 2 de Febrero de 1996 Arquitectura Popular La Casa de las Palomas: Cuenca. Ecuador

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Arquitectura Vernacula Benavides Solís

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  • 60PH Boletn20

    DEL LASTRE DE LAS PALABRAS

    Arquitectura verncula, etnohistrica, tradicional,indgena, verncula, popular, sin arquitectos, rural,autctona?.

    He aqu una sola pregunta de larga tradicin y variasalternativas excluyentes como respuesta. O, si se pre-fiere, un flujo dialctico continuo, a manera de res-puestas sucesivas, que mantienen en plena eferves-cencia la reflexin sobre el uso de los trminosadecuados y que ni el consenso previo logrado en lasreuniones internacionales ha llevado a su fin. Muchomenos si se toma en cuenta que en la reflexin noestn incluidas las culturas de frica ni de Asia (1).

    Es que las palabras, si bien nos ayudan a referirnos ala realidad inmediata, cargan su propia y hasta con-tradictor ia histor ia, con frecuencia, paralela (nosiempre coetnea) al proceso histrico-social. A ve-ces ellas se adelantan a l, nacen, mueren o evolu-cionan, se transforman y se integran en la cotidiani-dad: modismos, jergas, usos novedosos, etc. En otras

    ocasiones ellas van detrs de aquel proceso y no lle-gan siquiera a aparecer despus de varios aos devigencia de una realidad social (para las nuevas rela-ciones de parejas e hijos, por ejemplo). Incluso laspalabras, despus de algn tiempo llegan a significarprecisamente lo opuesto a su origen: alquera al ini-cio fue una construccin en un sitio poblado luego,precisamente lo contrario (2); ener var, segn eldiccionario, significa debilitar, quitar fuerzas, en cam-bio, en el uso comn de amplios sectores: indignar,poner nervioso.

    Las palabras, pues, tienen vida; con frecuencia con-densan en su historia aquello que queremos desen-traar para recuperar el matiz, la acepcin ms ade-cuada y til a nuestros fines. En ello acostumbrabaapoyarse Caro Baroja. Prescindir de este recurso,nos impulsa a identificar fcilmente lo que no es laarquitectura en cuest in. Sea en negat ivo, porejemplo: NO ES la arquitectura que responde a lasinstanc ias de las categor as estt icas cu l tasclsicas del mbito de las bellas ar tes; o, en posi-tivo: ES aquella arquitectura que, como objeto, res-ponde a las instancias anteriores a la revolucin in-dustrial. En esta lnea de pensamiento, sin darnoscuenta estaramos haciendo referencia a los facto-res de caracterizacin.

    Detrs de lo dicho est implcita una dialctica entreel IDENTIFICAR como accin inscrita en el mbitode la formalidad (concrecin) y el DEFINIR comoaccin dirigida hacia la esencialidad (abstraccin).

    Segn Mara Moliner, VERNCULO se deriva dellatn vernaculus, de verna, esclavo nacido en la casadel dueo; indgena. Como adjetivo, se aplica co-rrientemente slo a la lengua, al idioma patrio. Re-sultara anacrnico asumir la primera referencia y, unpoco extrao hablar de Arquitectura Indgena; sinembargo, en cuanto nos interesa podramos asumirsus connotaciones: nativo, terruo, de la tierrapero, aun as: hasta qu punto resultara satisfacto-ria su utilizacin ?.

    a arquitectura verncula, una memoria rota

    LJorge Benavides Sols

    ICOMOS-Espaa

    El presente texto fue

    presentado en el Seminario

    Arquitectura verncula: un

    patrimonio en peligro, organizado

    por el Instituto de

    Conservacin y Restauracin de

    Bienes Culturales e ICOMOS, y

    que tuvo lugar en Madrid entre

    el 31 de Enero y el 2 de

    Febrero de 1996

    Arquitectura PopularLa Casa de las Palomas:

    Cuenca. Ecuador

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    INDGENA (3) tambin hace referencia a los habi-tantes de un pas pertenecientes a la raza propia del; con ello, estaramos muy cerca de la palabra T-NICA pero, como su matiz racial resulta peligroso sino es dentro de un estricto fin acadmico, podra-mos prescindir de l.

    ARQUITECTURA SIN ARQUITECTOS ha sido unaforma retrica con la que los Arquitectos (4), en de-terminado momento quisieron valorar los aspectosdescuidados por la Academia. La carga subjetiva deesta denominacin ensombrece el rigor cientfico.

    Las dos palabras restantes: TRADICIONAL Y POPU-LAR tienen una entidad significativa muy amplia y pro-funda. La segunda hace referencia a un estrato socialconcreto, a sus costumbres y por ello es extendidoentre la gente dice el diccionario. Antes de volver so-bre ella, continuemos con la primera bajo la gua deMoliner : TRADICIN: del latn traditio, onis deri-vado de tradere y ste de dare. 1.- (derecho). Entregade una cosa: tradicin de una cosa vendida. 2.- Pasode unas generaciones a otras a travs de la vida de unpueblo, una familia, etc., de noticias, costumbres y crea-ciones artsticas colectivas (v. heredar). 3.- Conjunto deesas costumbres, etc. as transmitidas. 4.- Circunstanciade tener una cosa su origen o races en tiempos pasa-dos y haber sido transmitida en unas generaciones aotras: esta costumbre tiene tradicin muy remota entodos los pueblos de Europa.

    La relacin directa entre el significado en uso y el las-tre histrico de estas dos palabras (tradicional y popu-lar) resulta tan obvia que, para nuestros fines, las dospodran ser usadas con significado equivalente.

    En resumen, si rescatamos las dos acepciones ms im-portantes de la palabra VERNCULO, veramos c-mo una de ellas (referencia a la esclavitud) cabra sloen el mbito de la erudicin y la otra podra ubicarsecmodamente, dentro del significado de la palabra in-dgena pero a la vez, sta se vera comprometida, poruna parte con las alusiones a la raza y, por otra, con lapalabra TRADICIN cuyos significados podramosadoptar ntegramente. Sin embargo, al hacerlo queda-ramos inmersos, de hecho, en el ms amplio significa-do de la palabra POPULAR; pues, su significado harareferencia a la globalidad, tanto de la superestructura:ideas, instituciones, costumbres; como de la infraes-tructura: produccin, instrumentos, tecnologa, inter-cambio, relaciones sociales, etc.

    Como ARQUITECTURA POPULAR (y no tradicio-nal) es la forma ms extendida de hacer referencia aaquella parte del patrimonio arquitectnico que nosocupa, bien podramos seguir manteniendo la cos-tumbre predominante y, en lugar de definirla, debe-ramos delimitarla en funcin de los factores de dife-renciac in que la caracter izan. Adems,manteniendo esta denominacin estaramos valori-zando la presencia de un significado opuesto a loburgus, ms cerca del trabajo que del disfrute, deltiempo ocupado antes que de aquel vaco; ms cer-ca de la vivencia cotidiana que del abstracto ideal.

    DEFINIR O CARACTERIZAR?

    La modernidad bajo la ptica iluminista (fe ciega en larazn) a fines del siglo pasado asimil las consecuen-cias de la primera revolucin industrial (del vapor),entre otras formas, a travs del positivismo debido alcual, hasta ahora, se halla condicionado y compar ti-mentado el acceso al conocimiento y, adems, con di-ficultad de asimilar la dimensin surgida de la tercerarevolucin industrial (de la informtica) y puesta enevidencia por el posmodernismo que: prescinde de lacentralidad, privilegia la diferencia, toma en cuenta elprincipio de incer tidumbre (Heinsenberg), la teoradel caos o de las microdimensiones, etc. No para ali-nearnos a lo uno o a lo otro sino con el simple fin desuperar los condicionamientos de viejas discusiones.

    Tambin la preocupacin de clasificar la arquitecturapopular bajo consideraciones predeterministas (fac-tores geogrficos: topografa, clima, etc.), positivistas(etnocentrismo, folklore, etc.), funcionalistas (tipolo-gas) o difusionistas (coincidencias formales) deberaceder ante la necesidad de caracterizarla dentro delms amplio mbito de la CULTURA entendida co-mo un producto colectivo en permanente procesode decantacin y con ello, ubicarla dentro del PA-TRIMONIO CULTURAL asumido como el registrodiacrnico del comportamiento de toda la sociedadque se expresa de manera autnoma en mltiplestestimonios materiales e intangibles.

    Aceptando lo dicho, bien podramos liberar al conoci-miento y la comprensin de la arquitectura popular,tambin de las ataduras que conlleva la denominacinde PATRIMONIO HISTRICO Y/O ARTSTICO bajocuyo condicionamiento se pretende protegerla.

    Como ya indicaba en otra ponencia (5), dicha deno-minacin es insuficiente, parcial y equvoca. Insuficienteporque solamente servira para denominar as al patri-monio de las sociedades histricas, es decir, de aquellasque valoran no solamente a los hechos sino a su ubi-cacin cronolgica y a la identidad de sus protagonis-tas. Sociedades dentro de las cuales no cabran porejemplo ni las orientales, ni las africanas, ni las prehis-

    Arquitectura Popular Telc.Rep. Checa

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  • pnicas de Amrica. Ser parcial porque incluso den-tro de la concepcin histrica, privilegia solamente alas expresiones y a los valores de una parte de la so-ciedad, haciendo proclive as las condiciones para lavaloracin estratificada de un patrimonio histrico/ar-tstico clasista, segregacionista, parcial, que acepta co-mo normal la residencia de lo artstico en un mbitoajeno al PUEBLO, a lo popular o, dicho de otra mane-

    ra, que otorga a lo popular la imposibilidad de estardentro de la Historia del Arte y por lo tanto, dentrodel Patrimonio Histrico o Artstico. Precisamente de-bido a su omisin de fechas y protagonistas y sola-mente su testimonio de hechos, se la ha refugiado enla Etnografa, es decir, bajo la concepcin occidental,en el mbito del estudio del otro, de la discriminadoraalteridad o del folklore.

    Para superar esta situacin, deberamos pues, estudiar,caracterizar y proteger a la arquitectura popular co-mo parte del patrimonio cultural del ser humano(patrimonio mundial): uno y planetario pero a la vezdiverso (importancia de los factores de diferenciacincultural) y no dentro de la convencionalidad jerarqui-zada e institucionalizada de la cultura.

    FACTORES DE DIFERENCIACIN CULTURAL DELA ARQUITECTURA POPULAR

    Insisto: carente tanto de cronologa como de pro-tagonistas individualizables y poseedora solamentedel hecho en s, la arquitectura popular resulta ser eltestimonio material conformado como parte insepa-

    rable de un ciclo en el cual el imperativo del trabajo,del uso del tiempo productivo, se impone al uso deltiempo vaco (6). Ser, por lo tanto, el testimoniode la experiencia de vida en el cual es posible reco-nocer muchos de los componentes de la entraablecotidianeidad trascendente compartida.

    La arquitectura popular, adems siempre y, en todoslos casos, tiene un mayoritario componente del sa-ber preindustrial aplicado con un alto sentido de op-timizacin utilitaria.

    Es dentro del mbito de estas caractersticas genera-les en donde hay que ubicar la relacin llena de senti-do comn (adaptacin al medio) de la arquitecturapopular con el territorio, con el paisaje, con el clima.Slo entonces podremos acercarnos a ella para de-sentraar su diversidad, sus diferentes formas, mo-dos, procedimientos y cmo en cada lugar, sin impor-tar el tiempo, dicha arquitectura se resuelve; pero sinadoptar la palabra popular en relacin necesariamen-te exclusiva al ejemplo aislado sobresaliente, sino msbien, con frecuencia, a la agrupacin de unidades sinexcelencias, muchas de las cuales requieren mas bienser reconocidas dentro al agrupacin, del conjunto,de la aldea o del pueblo, como parte inseparable del y hasta de la sociedad (frica).

    ESTUDIAR, RECONOCER, PROTEGER

    Desde principios de siglo el estudio de la arqui-tectura popular ha merecido mayor atencin en lospases industrializados (7) que en los dems ycuando se ha realizado en stos (8), ha obedecido aintereses ajenos a sus urgentes demandas. Sinembargo, debido a los efectos de la tercerarevolucin industrial (uso y consumo intensivos de latecnologa, globalizacin de la economa), sin lugar adudas, tanto el patrimonio cultural como el patri-monio natural han entrado en estado de emergencia;por ello ahora en todo el mundo se han hechofamiliares las palabras (verde, proteccin), losconceptos (ecologa, medio ambiente, bien cultural)y las instituciones (Greenpeace, ICOMOS) queluchan por superar los nuevos problemas decontaminacin, deterioro, desaparicin de los bienesnaturales y culturales.

    Y si los problemas han emergido de la globalizacin,es lgico suponer que tambin las soluciones debe-rn hacer lo. Por ello, el estudio deber hacersetambin con un criterio que ignore las historias na-cionales, rescate aquellas regionales o locales e in-corpore una visin planetaria y nica (ser humano),en la que la diferencia sea par te constitutiva de launidad. Qu mejor tema y qu mejor ejemplo paraello que la arquitectura popular, factor de reconoci-miento colectivo.

    Entonces s la proteccin dejar de ser una formalidadlegal con matices impositivos. En otras palabras, la pro-

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    Arquitectura PopularEthnoarquitectura

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    teccin del patrimonio cultural a las puertas del sigloXXI deber desinstitucionalizarse o mejor dicho seruna responsabilidad que el Estado (lo pblico, la prohi-bicin, la prescripcin) deber compartir con el sectorcivil (lo privado, la participacin, la responsabilidad).

    LA PROTECCIN LEGAL EN ESPAA

    La proteccin de la arquitectura culta se hace atravs de los ttulos II y IV de la ley del PatrimonioHistr ico Espaol que se refieren a inmuebles ymuebles histrico-ar tsticos. El ttulo VI, que tomaen cuenta al patr imonio etnogrfico, remite a losdos ttulos indicados anteriormente.

    La Ley del Suelo y con ella, los instrumentos de pla-neamiento no toman en cuenta la proteccin de laarquitectura popular y, en casos excepcionales, lohacen slo a travs del catlogo urbanstico.

    De acuerdo a la Ley andaluza, la arquitectura popu-lar, si no se la considera monumento, es posibleprotegerla solamente a travs de la inscripcin espe-cfica como lugar de inters etnolgico. Ello supo-ne la obligacin de delimitar un entorno y redactarlas instrucciones particulares cuyo contenido an es-pera ser precisado (9) y que, tratndose del patri-monio etnolgico, merecera sumo cuidado.

    En estas condiciones incluso muchos de los pueblosblancos de Andaluca (Benalaura: 526, Benadalid: 255habitantes (10), por ejemplo) al carecer de creacio-nes monumentales no han obtenido la declaracinde Conjunto Histrico, Bien de Inters Cultural y si loconsiguieran, tendran la obligacin de hacer un PlanEspecial de Proteccin cuyo contenido resultara con-traproducente porque el planeamiento no est pensa-do para proteger un modo de vida sino para hacerms eficiente la administracin mercantil del suelo.

    Segn la Ley andaluza (1991) solamente la tipologaLugar de Inters Etnolgico dara pues, la posibilidadde proteger un conjunto de edificaciones de arqui-tectura popular o una de ellas. Siendo as, en caso dehacerse una inscripcin especfica, tambin obligatoria-mente habra que delimitar un entorno y redactar lasinstrucciones particulares cuyo contenido legal anpermanece indeterminado.

    Desde luego, actualmente los bienes de inters etno-lgico precisamente son los menos numerosos en larelacin total de bienes de inters cultural del patri-monio histrico espaol. En Andaluca hasta la fechaexisten pocos bienes protegidos legalmente que vandesde una villa hasta un corral marino de pesca. Sinembargo, desde 1991, de hecho, se puede diferenciarel estado del trabajo.

    La Direccin de Bienes Culturales de Andaluca tienecontratada la realizacin de un inventario de arqui-tectura popular de ms de quinientas fichas. Ojal en

    poco tiempo, al menos un grupo representativo deesos bienes estn bajo proteccin legal.

    Lo sorprendente es que Obras Pblicas, basndose endisposiciones sobre rehabilitacin (1983), contina de-sarrollando un esfuerzo considerable en este aspecto,sin ninguna vinculacin legal ni coordinacin operativacon las Instituciones de Cultura (11).

    CONCLUSIONES

    El reconocimiento o identificacin de las caractersticascomunes a la arquitectura popular no debera llevarnosa aceptar aquel predeterminismo fatalista en funcin dela prdida de un concreto modo de vida histrico parapretender un utpico e irrecuperable equilibrio entre laformalidad material y el modo de vida como ideal alter-nativa de conservar la arquitectura popular pues, inclu-so en el caso de desaparecer un determinado modo devida, no desaparecera automticamente el testimoniomaterial de aquella poca extinguida. En el mayor n-mero de casos, el denominado modo de vida se trans-forma y, claro, esto conlleva tambin la modificacin delas huellas del patrimonio cultural.

    Bajo esta perspectiva, en lugar de preocuparse por man-tener o recuperar un equilibrio esttico entre el modode vida y el testimonio material, ms bien se deberandedicar los esfuerzos para estimular la recuperacin dela continuidad coherente de dicho proceso y con elloevitar la ruptura de la memoria colectiva. En otras pala-bras, recuperar o revitalizar el proceso (saber) antesque el objeto de manera aislada (arquitectura).

    Pero antes, sera conveniente dar continuidad, cohe-rencia y coordinacin a todo tipo de esfuerzos quese han hecho y se hacen en favor de la arquitecturapopular. Adems:

    Redactar un marco terico de la arquitectura po-pular tomando en cuenta las particularidades exis-

    Arquitectura PopularCabra

  • tentes en todo el mundo destinado a servir comoreferencia general a todos quienes trabajan sobreel tema.

    El iminar las connotaciones de discr iminacinpaternalista, esteticista y etnocntrica.

    Hacer un breve inventario sobre el estado de lacuestin de la arquitectura popular en todos lospases que estn representados en el Comit In-ternacional del ICOMOS.

    Realizar una encuesta internacional con el fin deidentificar la existencia o no de organismos y la vi-

    gencia de medios para la proteccin de la arqui-tectura popular.

    Compartir iniciativas con otras Organizaciones noEstatales como, por ejemplo, Arquitectos sinFronteras.

    Recomendar que las declaraciones de protec-cin vayan acompaadas de medidas prcticas demantenimiento o recuperacin de la continuidadde las tradiciones.

    Proclamar que una buena forma de proteger esmantener el uso de los bienes y de las tecnologas.

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    1. Mi reflexin, como es obvio, solamente se refiere a nues-tro idioma pero resultara muy interesante que de manerasimilar se hiciera para otros idiomas ojal fueran no occi-dentales. Intuyo que para Asia, el trmino ms adecuado ala realidad sera el de tradicional. En cambio para fricaquiz sea ethnoarquitectura.

    2. AA.VV: Arquitectura popular en Espaa Ed. CSIC. Madrid1.990: 581.

    3. Indgena, segn Mara Moliner, tiene prcticamente el mismosignificado que AUTOCTONO(A) proviende del francs au-tochtone tomado del latn y este del griego, compuesto estecon auto, verbo y la raz de khthon, tierra. Indgena, nativo. Na-cido el el pas de que trate

    4. Julio Caro Baroja dice que fueron arquitectos quienes hicieronlos primeros estudios sobre arquitectura popular gracias a locual surgi el inters desde otros mbitos y a la vez seenriqueci el suyo para justificar la aparicin, por ejemplo, delos chalets tipo vasco. Esta iniciativa provino de un arquitectoingls que, a fines del siglo pasado trabajaba en Biarritz. Sus se-guidores dentro de sendos estilos regionales tambin impri-mieron caracter a su arquitectura. Algunos de los arquitectosestudiosos del tema son: Lamprez, Torres Balbs, Garca Mer-cadal, Carlos Flores, etc. Los antroplogos por su parte empe-zaron a estudiar el tema pero directamente relacionado con elfolklore y con ello pusieron en duda a otro tipo de investiga-dores para implicarse en el tema.

    5. J.B.S: Siete Enunciados de la Teora General del PatrimonioCultural. Boletn del Instituto Andaluz del Patrimonio Histri-co, n 12 Sevilla, Setiembre de 1995

    6. Segn Gadamer el tiempo vaco se da en circunstancias de te-ner que hacer muchas cosas o por el contrario, ninguna.

    7. El libro Arquitectura popular en Espaa editado por el CSICen 1990, por ejemplo, da buena cuenta del esfuerzo hecho enEspaa. Recoge los resultados del Congreso en el que partici-paron ms de cien especialistas.

    8. Victor Manuel Patio en 1990 dentro de su Historia de la Cul-tura Material en la Amrica Equinoccial ha publicado el segun-do tomo dedicado a vivienda y menaje; pero no me atrevera adecir que ha tomado en cuenta las connotaciones de la arqui-tectura popular. Quiz porque en pases en los que ms del90% es pueblo, el trmino resulta muy amplio porque dentrode el es posible hacer algunas agrupaciones: vivienda india,campesina, de nueva colonizacin. A propsito, la arquitecturade las favelas brasileas podra ser considerada como popular?.Un problema similar debe existir en Africa en donde quiz re-sulte til el trmino ethnoarquitectura. En Asia quiz hablar deArquitectura Tradicional sea por obvias razones ms adecuado.La concepcin de pueblo como lo opuesto a burgus es tpica-mente occidental.

    9. Ver J.B.S. La arquitectura y el entorno una reflexin abierta.En Boletin IAPH n 7. Sevilla. 1994. El entorno, una discusinabierta. II. En Boletn IAPH n 8. Sevilla 1994. En cuanto a lasinstrucciones par ticulares, consultar JBS: Entorno, Planea-miento y Catlgos. En I Semana de los Bienes Culturales. Dele-gacin de Cultura. Sevilla 1995.

    10. El inters de los habitantes y sus autoridades, manifestadodesde hace varios aos para obtener la proteccin legal deBenalaura, no ha sido suficiente para lograrlo, pese a que semantiene sin ninguna alteracin considerable. Dista menos detres kilmetros de Benadalid. Los dos, son un importante tes-timonio de la Historia anterior al siglo XV.

    11. Baste mencionar dos ejemplos: MOPU: Gua de ArquitecturaPopular en Espaa. Madrid 1986. Servicio de Arquitectura.Consejera de Obras Pblicas: Inventario de cor tijos, ha-ciendas y lagares de Andaluca (arquitectura de las grandesexplotaciones agrarias) que en este momento se est reali-zando. Es conveniente subrayar que, dado el elevado n-mero suceptible de estudiarse que suman una cifra superiora las 40.000 (cuarenta mil), el inventario se centra en aque-llos de mayor entidad y complejidad, vinculados en el pre-sente o en un pasado reciente a grandes explotacionesagrarias.

    Notas