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    6 Composición actual de la Junta Directiva de la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid

    7 Presentación / Manuel López Cachero

    9 El milagro de la ópera / Isabel Imaz

    19 Compartiendo ilusiones. Tres generaciones de socios de Amigos de la Ópera de Madrid / Manuela Herrera

    27 50 años de actividades: el motor de la ópera en Madrid / Alfredo Flórez

    41 Reconocimientos

    INTERMEZZO es una publicación de la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid.

    Editor: Alfredo Flórez ([email protected])Coordinación editorial: Julio Cano ([email protected])

    Diseño, maquetación e imágenes: Equipo Kapta

    La Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid, no necesariamente comparte el contenido de los artículos publicados en

    esta revista, ya que son responsabilidad exclusiva de sus autores.

    Depósito Legal: M-26359-2005

    © de los artículos: los autores

    Sumariooctubre 2013 – nº 27 – extraordinario

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    Su Majestad la Reina Doña Sofía, Presidenta de Honor de la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid

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    Composición actual de la junta directiva de la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid

    Presidente: D. Manuel López Cachero

    Vicepresidenta: Dª Mª Teresa Cajal Ballesteros

    Tesorero: D. Bernardo Prieto Martinez

    Secretario: D. Antonio Sánchez Montero

    Vocales:

    D. Julio Cano López

    D. Martín de Eyries Valmaseda

    Dª Mª Isabel Falabella García

    D. Alfredo Flórez de la Mata

    Dª Manuela Herrera Gómez

    D. Francisco García-Rosado García

    Dª Isabel Imaz Vargas

    Dª Mª Teresa Iza Echave

    D. Joaquín Molpeceres Sánchez

    Dª Irene Rodriguez Picón

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    Presentación

    GRACIAS

    El número especial de Intermezzo que tienen Vds. ante sí posee una finalidad muy específica, la de conmemorar los primeros cincuenta años de existencia de la ASOCIACIÓN DE AMI-GOS DE LA ÓPERA DE MADRID. En él se recogen, uniéndose a los artículos, entrevistas, etc., que en sus páginas aparecen, los diversos testimonios que un significado y significativo número de personas han tenido a bien genero-samente ofrecer con ocasión de este aniversa-rio, testimonios que requieren la expresión de nuestro agradecimiento.

    Gracias ante todo a S. M. La Reina, que conti-núa honrándonos con su Presidencia de Honor;

    gracias a la Excma. Sra. Duquesa de Alba, desde temprano tiempo Vice-presidenta de Honor; gracias a todas las personas que nos distinguen con su afecto y que, además, en estas pá-ginas lo evidencian; gracias a quienes,

    miembros de la Asociación, siguen confiando en ésta para que poda-

    mos llevar a cabo, dentro de nuestras limitaciones

    de todo orden, las actividades que desarro-llamos, siempre orientadas a la difusión de la Cultura y el Arte, elementos esenciales para la vida en convivencia de los seres humanos; gra-cias a quienes tomaron para sí la entonces di-fícil tarea de promover que en Madrid volviese a representarse ópera (permítaseme dedicar un emocionado recuerdo al pequeño grupo que, impulsado por el ardor, el entusiasmo y la dedi-cación de Ángel Vegas Pérez, logró que a partir de 1963 ello fuera posible en nuestro querido Teatro de la Zarzuela); gracias a quienes, des-de nuestra Asociación, tanto interés, esfuerzo, inteligencia y tiempo han dedicado no ya al sostenimiento sino al progreso de la ópera en Madrid (en las personas de nuestros anteriores Presidentes, Ángel Vegas, José Luis Martín de Bustamante, Juan Cambreleng Roca y Francis-co Fernández Marín sintetizo simbólicamente a todos)….

    Estas líneas sólo pretenden, acordes con el título que las encabeza, dar gracias. Denlas también por recibidas aquéllos que, mereciéndolas, pudieren no sentirse aludidos en los anteriores renglones. No es la deliberada exclusión quien evita su men-ción, sino el deseo de propiciar que, sin mayor demora, puedan los lectores pasar a examinar el contenido de este Intermezzo.

    Manuel López CacheroPresidente de la AAOM

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    Tosca - 10 de mayo de 1964... la primera ópera

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    El milagro de la óperaIsabel Imaz

    “Parece un milagro…” Y empieza la representación.

    La Asociación de Amigos de la Ópera de Ma-drid celebra sus 50 años y sí, parece un milagro. Ilusiones, emociones, tensión, alegrías, penas, aplausos y mucha música han rodeado el mun-do de la lírica en Madrid desde 1963. En 50 años la ópera en Madrid se ha trasladado del Teatro de la Zarzuela al Teatro Real, los aficionados han pasado de hacer largas y pacientes colas de muchas horas en la calle para conseguir una en-trada, a comprarlas directamente desde su casa con un ordenador; hemos dejado a un lado los míticos discos de vinilo y hemos pasado a es-cuchar las óperas en cd o MP3 llevándonos la música allá donde vamos..!

    El mundo de la ópera ha cambiado a tenor de la sociedad, han evolucionado los gustos, las pro-ducciones, la sensibilidad, la educación y hemos asistido poco a poco a la expansión de la ópera en

    Foto: Teatro de la Zarzuela

    Madrid. Eso sí, lo que no ha cambiado nunca du-rante estos 50 años es la afición y la pasión de los amantes de la lírica madrileños…. y todo empezó aquí, con un grupo de gente que apostó por ello, que se arriesgó por una ilusión, que trabajó por amor al arte y por la emoción de escuchar ópera en su ciudad.

    Nadie se esperaba que tras La Bohème de 1925 el Teatro Real cerrara sus puertas debido a la apa-rición de grietas que obligaron a apuntalar parte del edificio. ¿Qué pasaría con la ópera? Era un misterio. El público madrileño se quedaba sin su templo operístico y esto propició el que un gru-po de personas empezaran a aunar ideas y trabajo para que la ópera volviera a Madrid. La historia de la lírica en la capital no podía morir de esta forma y se unieron fuerzas para tratar de mante-ner la cultura operística.

    A principio de los años 60, los aficionados ma-drileños si querían ver ópera tenían que viajar.

    A pesar de los intentos por parte de Lola Rodríguez de Aragón, y más tarde, César Mendoza Lasalle, por iniciar una temporada de ópera es-table en Madrid, el resul-tado fue un desastre tanto artístico como económico. Como narra Ignacio Sáenz de Ibarra en los libros con-memorativos de la AAOM anteriores, en Madrid se in-tuían que existían especta-dores potenciales, que aún no conociendo el mundo de la ópera estaban dispuestos a asistir a ella siempre que se les garantizase mínima-mente las representaciones, la continuidad y la calidad. Por ello, un grupo reducido de personas decidió tomar

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    la iniciativa y abrir la ópera en Madrid. Un anun-cio en prensa de la Asociación Bilbaína de Ami-gos de la Ópera (ABAO) publicando la siguiente temporada en Bilbao y señalando fechas, artis-tas, precios y condiciones de pago a plazos de abonos, fue el detonante que determinó la crea-ción de la Asociación.

    Como explica Juan-Miguel Villar Mir en la presentación del libro conmemorativo del 40 aniversario: “En tantas otras épocas de nues-tra historia pasada, la música hubo de recu-rrir al asociacionismo tratando de buscar los medios para llevar a cabo un proyecto musical que las circunstancias de la nación lo impe-dían. Desde que en 1839 y durante las regen-cias de Mª Cristina y Espartero, las nuevas le-yes políticas permitieron el asociacionismo, la vida musical giró en buena medida en torno a él. La mayor parte de los grandes movimientos musicales producidos en España se debieron a esta realidad: las reformas del teatro lírico, el sinfonismo, la música de cámara, el coralismo o la música religiosa, fueron llevadas a cabo

    por asociaciones que luchaban por la música, y toda la burguesía y los hombres de cultura de los siglos XIX y XX se vieron comprometidos con estas asociaciones”.

    Ahora empezaba el trabajo de verdad, todo se había puesto en marcha pero faltaba mucho camino que recorrer. Las arias de las óperas de Verdi, las melodías puccinianas, las colo-raturas barrocas, el belcanto rossiniano o la intensidad de la música wagneriana eran la mayor motivación de aquel grupo de personas para levantar el telón operístico en Madrid. La creación de una Asociación se difundió por el llamado “Pregón de la Ópera” en el Diario In-formaciones y en la Hoja del Lunes, así como en todos los periódicos madrileños, gracias a la publicidad que financió el dueño de Gale-rías Preciados. Los apoyos de D. Joaquín Cal-vo Sotelo y de la Duquesa de Alba fueron defi-nitivos para establecer la sede de la Asociación en el Círculo de Bellas Artes, donde se celebró la primera reunión en 1962, en la cual se cons-tituyó una Comisión Gestora y se redactaron

    Foto: Salón Goya del Teatro Real

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    los Estatutos que fueron posteriormente pre-sentados al Ministerio de Educación y Ciencia para su aprobación.

    Sáenz de Ibarra narra en las crónicas de la his-toria de la Asociación como el público empezó a responder, aunque no tan rápidamente como se deseaba, y se iban nutriendo las listas de socios-abonados. A los muchos trabajos que comporta siempre la creación de una nueva organización, se unían unos riesgos económicos muy superio-res a los esperados, ya que la afición era muy recelosa y desconfiada. Un último paso tras la constitución y difusión, fue la búsqueda de un empresario que organizara el primer Festival de la Ópera en Madrid. Federico Moreno Torroba, presidente de la SGAE y propietario del Teatro de la Zarzuela renunció a serlo al igual que Juan Antonio Pamias, empresario del Liceu de Barcelona.

    Finalmente, gracias a la existencia de unos fon-dos conmemorativos de los “Veinticinco años de paz” puestos a disposición del Ministerio de Información y Turismo y a los Festivales de España, se consiguió que el propio Ministerio aplicase los fondos a la temporada lírica y a la organización de la misma con Lola Rodríguez Aragón al frente. En un espacio brevísimo de tiempo Lola desarrolló una actividad febril de contactos con músicos, cantantes, directores, agentes, etc. y finalmente, a pesar de las gran-dísimas y dificultades, se estableció y se publicó el programa definitivo, determinando precios y fechas de aquellas representaciones. El progra-ma constaba de diez títulos; la mayor parte de ellos con una sola representación, siendo varias óperas italianas (Tosca, IlTrovatore, La Bohème, Don Giovanni, Le nozze di Figaro, La Ceneren-tola), francesas (Les pêcheurs de perles, Faust),

    Alfredo Kraus en La Favorita

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    una alemana (Die Zauberflöte)y una española, Pepita Jiménez, de Isaac Albéniz, reorquestada y arreglada por Pablo Sorozábal.

    Una anécdota graciosa que le sucedió al Maes-tro Sorozábal en el propio Círculo de Bellas Artes fue la ocurrida en una de las colas que formaban los socios para la compra de abo-nos, en la que manifestó su deseo de adquirir localidades sueltas para alguna función. Un miembro de la Junta Directiva que atendía en ese momento a los asociados no conoció a Sorozábal y le indicó que allí no se vendían localidades sueltas, sino abonos completos a los Amigos de la Ópera. Ante la insistencia del Maestro para retirar las localidades, el di-rectivo le preguntó: “¿Es usted Amigo de la

    Ópera?” Y Sorozábal con su sorna característica le contestó: “Amigo de la ópera es poco, todas las noches me acuesto con ella”.

    El I Festival de Ópera de Madrid fue posible gracias a los esfuerzos que la recién constituida Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid des-plegó para aglutinar a los aficionados madrileños con la disposición de los poderes públicos a pro-mover la actividad lírica de la capital después de décadas de abandono.

    Gracias al apoyo de Federico Moreno Torroba, el Teatro de la Zarzuela abrió sus puertas para inaugurar la temporada con Tosca. Ambiente primaveral aquel día 10 de mayo, con el Tea-tro lleno donde se respiraba más que emoción.

    Alfredo Kraus y June Anderson en La fille du régiment - 1985

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    Vittoria, Vittoria… debieron tararear, a la vez que el personaje Mario Cavaradossi (en el Acto II), aquellos que hicieron posible este sueño. Una ilu-sión hecha realidad que este año cumple 50 años. Miremos atrás con agradecimiento, pero no deje-mos de observar al futuro porque la historia de la ópera en Madrid continúa y la Asociación, como siempre, estará entregada.

    …¡Gracias por el milagro!

    1 Testimonio de Ignacio Sáenz de Ibarra (†) en el libro de los 25 años de AAOM

    Alfredo Kraus en Rigoletto - 1988

    Al frente de la orquesta el maestro Cristóbal Halfter dirige como preludio el himno nacio-nal. “Se apagan las luces, el maestro Guarnieri sube al podio y yo musito a mi vecino de loca-lidad: ‘Parece un milagro’. Y empieza la repre-sentación…”1

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    Das Rheingold - 2002

    Victoria de los Ángeles - Foto: Javier del RealL’Enfant et les sortilèges - 2002

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    Para escribir este artículo, me puse en contac-to con tres destacados socios de la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid, por diversos motivos, con quienes tuve amenas e interesan-tes conversaciones, y hasta sorprendentes des-cubrimientos, compartiendo sus peculiaridades ahora con ustedes.

    Julio de la Peña y del Rosal, uno de los pio-neros y por tanto más antiguo de los socios, Coronel de Artillería de profesión, jovencísi-mo octogenario, me recibió en su casa para contarme con la ilusión propia de un joven-zuelo, sus experiencias desde aquellos años en que un pequeño grupo de amigos y apasiona-dos de la ópera, decidieron luchar e impulsar una temporada digna y estable en la ciudad de Madrid. Entonces no disponían de local, esto vino después, y tenían que depositar una cantidad de dinero con antelación, sin saber cuántas ni cuáles óperas iban a poder disfru-tar. Menos aún a qué cantantes podrían escu-char, pues todo dependía en aquél momento del dinero recaudado para poder programar. Mucho hablé con Julio sobre ópera y recorrido de la asociación, siendo testigo de sus conoci-mientos y tesoros en cuanto a publicaciones y grabaciones. Pero sobre la trayectoria de la Asociación en estos cincuenta años, tienen ustedes otro artículo que pueden leer en esta publicación extraordinaria.

    Lo que no se imaginan es que la ilusión trans-mitida por Julio era la del mismísimo ‘ilusio-nista Yuli Pen’, quien transformado e irreco-nocible, ha llevado su espectáculo de magia e ilusión ‘Fantasía Oriental’ por innumerables teatros y programas de televisión, siendo ade-más premiado por ello en varias ocasiones.

    No contento con su uniforme de Coronel y de ilusionista oriental, Julio se convirtió muchas

    Compartiendo ilusionesTres generaciones de socios de Amigos de la Ópera de MadridManuela Herrera

    veces en protagonista de óperas y zarzue-las, creando su propia compañía que, junto con familia y amigos, ponían en escena a modo de play-back, pero con los roles

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    aprendidos de memoria, ofreciendo la máxima veracidad a sus interpretaciones, los títulos de repertorio. Yo he tenido la suerte de ver alguna de estas curiosas grabaciones en las que una de sus hijas, convertida en prima donna, y su hijo como D. Alfredo, o el propio Julio, cantaban ‘en silencio’ con una ilusión y pasión admirables.

    Inmaculada Díez Gil, miembro de la Asocia-ción desde el año 1982, quien ha realizado in-numerables viajes por los teatros del de ópera

    del mundo con su marido, hijos y amigos de di-ferentes generaciones, habiéndose convertido en seguidora y amiga de Plácido Domingo, con quien ahora comparte una entrañable amistad. Un verdadero placer me resultó charlar con ella y comprobar que su pasión por la ópera le ha llevado a tener muchos más conocimientos y sólidos criterios acerca de los títulos y las pro-ducciones, que ciertos personajes que alardean de ello sin más.

    Inmaculada Díez Gil, con Plácido Domingo y nuestra vicepresidenta Mª Teresa Cajal

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    Hoy a Inmaculada le consulta y le pide opinión hasta el mismísimo Plácido y es curioso que su relación comenzó, según me cuenta ella, al preguntar en Madrid al tenor, después de una representación e ir a saludarle a su camerino, qué tenía que hacer para conseguir entradas cuando cantaba en teatros fuera de España. In-mediatamente, con la sencillez y cercanía que caracterizan a Plácido, se puso a disposición de Inmaculada para dejarle entradas disponibles a su nombre, si ella le hacía saber con antelación a qué representación quería asistir. Después, cuando la veía se dirigía a Inmaculada, fami-lia y amigos, como ‘mis madrileños’ teniendo numerosas atenciones con ellos e invitándoles incluso a cenar o a asistir a alguno de los cócte-les después de la función.

    Me cuenta Inmaculada que fue su hermano, de profesión físico, quien le inculcó la afición por

    la ópera. Después, ella aficionó a su marido y posteriormente a sus hijos, quienes gateaban y jugaban en su casa al son de las óperas. Después de 31 años en la asociación, disfrutando de la ópera y compartiendo ilusiones, tiene además como amigo a uno de los mejores cantantes del mundo.

    La peculiaridad de Guillermo Flórez, es que fue inscrito por su padre como socio de Amigos de la Ópera de Madrid el mismo día de su naci-miento, 7 de julio de 1998. En los tiempos que corren estamos acostumbrados a ver a muchos padres y madres que hacen socios a sus hijos al nacer de equipos de fútbol o asociaciones de otra índole... pero Guillermo Flórez recibió de su padre, a pesar de lo poco frecuente o cho-cante, la pertenencia a nuestra asociación, que aún mantiene hoy, siendo ya un ‘quinceañero’.

    Durante toda su infancia, e igual que sucedió con sus hermanos mayores Cecilia y Diego, Guillermo se acostaba cada noche acompañado

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    de la música de Mozart, Bach, Beethoven, Ella Fitzgerald, Bill Evans o Chet Baker y fue, poco a poco, conociendo la ópera. En paralelo a sus plácidas lecturas musicales nocturnas, acudía a conciertos de toda índole... desde las tradicio-nales Novenas de Rafael Frühbeck de Burgos en Navidad, hasta conciertos de gospel, corales, las Cantatas de Bach, o el Requiem de Mozart... y también, por supuesto, Don Pasquale, La Flauta Mágica, Barbero, Rigoletto, Bodas de Fígaro...

    Resultan inolvidables para su padre sus expre-siones o reacciones a su primer Don Pasquale o su primera Flauta Mágica, y es que la música, y la ópera en particular, llega a emocionar y a tocar de una manera muy especial el alma sen-sible de muchas personas.

    Podríamos decir que hoy Guillermo es un ci-néfilo imaginativo que tiene ya grabada la sensibilidad y amor por la música en su disco duro; que disfruta de muchos diferentes grupos y estilos musicales, y alterna el Alone del Bill Evans, con el Master of Puppets de Metallica o La Flauta Mágica de Klemperer... la ópera siempre está ahí y acompaña muchos de sus buenos momentos. Pocos, o ningún socio de nuestra querida Asociación, pueden presumir de su pertenencia a la misma desde su mismísi-ma llegada a este mundo.

    Agradeciendo a Julio, Inmaculada y Guillermo su amable y simpática atención, cabe resaltar que siendo los tres, socios de la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid, de diferentes generaciones, les une su pasión por la ópera, su crecimiento como seres humanos alimenta-dos de sensibilidad a través de la misma, y su más larga o corta experiencia... ¡qué más da!.... COMPARTIENDO ILUSIONES.

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    Foto: Mariano Sánchez Yebra

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    Josep Carreras

    Montserrat Caballé

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    Jaume Aragall

    Nibelungos

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    Primera actuación de Luciano Pavarotti en Madrid - 1970

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    50 AÑOS DE ACTIVIDADES: EL MOTOR DE LA ÓPERA EN MADRIDAlfredo Flórez

    Han transcurrido 50 años desde aquel 10 de oc-tubre de 1963, en que el Círculo de Bellas Artes de Madrid fue testigo de la constitución de nues-tra querida Asociación. Su primer presidente, el profesor D. Ángel Vegas, aglutinó un importante número de aficionados, gracias a los cuales pren-dió esa primera semilla que sirvió para recuperar la tradición operística en Madrid.

    Históricamente Madrid es una de las grandes ciu-dades operísticas europeas, sin embargo, tras el cierre en 1925 del Teatro Real, el público quedó huérfano de ópera y los posteriores acontecimien-tos de nuestra historia no creaban un clima ade-cuado para cultivarla.

    Desde aquella primera Tosca de Magda Olivero han pasado muchos festivales de ópera, luego temporadas… y la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid ha mantenido vivo a lo largo de este medio siglo el fuego sagrado de la ópera, per-mitiendo que el arte más completo de todos, el espectáculo total, sea hoy una realidad al alcance de todos los aficionados.

    Hoy, 50 años después, podemos decir con orgullo que la Asociación ha sido el núcleo de referencia de la afición a la ópera en Madrid, propiciando de una manera definitiva el establecimiento de temporadas de ópera en la capital de España.

    Fiel a sus objetivos la Asociación ha promovido, apoyado y organizado, miles de actividades de to-das clases para difundir y promocionar la zarzue-la y la ópera en Madrid, creando y desarrollando también un amplio y variado programa de útiles servicios dirigidos a nuestros asociados.

    Gracias al eficiente trabajo de nuestro staff admi-nistrativo, y a la labor desinteresada de muchos de nuestros socios y voluntarios, se han podido

    llevar a cabo esos miles de acciones y proyectos para que la ópera estuviera en Madrid. Queremos hacer aquí un breve repaso de algunos de los más significativos programas y actividades desarrolla-dos en nuestros primeros 50 años:

    Apoyo a la producción

    En su primer cuarto de siglo de vida, la actividad esencial de la Asociación fue el apoyo a las tem-poradas líricas de la Zarzuela. En 1988, coinci-diendo con sus primeros 25 años, la Asociación subvencionó una producción de El rapto del se-rrallo dirigida por Emilio Sagi.

    En 1991 la Asociación promovió y financió la im-plantación del servicio de subtitulación para las 5 representaciones de la ópera Peter Grimes en el Teatro de la Zarzuela. Era la primera vez que se podía ver una ópera subtitulada en Madrid y, a partir del éxito logrado, el Teatro de la Zarzuela lo implantó de forma regular para muchas de sus producciones.

    Tras una necesaria modificación estatutaria, en 1989 se comienzan a promover y organizar

    Escuela Superior de Canto

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    regularmente recitales, conciertos y representa-ciones de ópera, en los que participaron, tanto cantantes jóvenes que hoy son importantes figu-ras de nuestra lírica como estrellas consagradas de la época. Han sido centenares de cantantes de primer nivel internacional los que han participa-do en todas esas producciones para el recuerdo.

    La Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid ha colaborado también con decenas de produc-ciones y festivales dónde la ópera tenía un im-portante papel. Entre otros la Semana Verdi or-ganizada en el Círculo de Bellas Artes en 2001 conmemorando el centenario del autor o el Festi-val Vía Magna donde han actuado muchas dece-nas de jóvenes cantantes españoles de ópera.

    Resaltamos asimismo los homenajes promovidos por nuestra Asociación a personajes inmortales de la Lírica como Pilar Lorengar, Alfredo Kraus, Mario del Mónaco, Miguel Fleta...

    Conferencias y coloquios de Ópera y Zarzuela

    Un complemento muy importante de las ópe-ras de la temporada lo ha constituido siempre el Ciclo de Conferencias de Ópera y Zarzuela or-ganizado por nuestra Asociación desde finales de los años 60 hasta nuestros días. Más de 300

    conferencias impartidas por los más prestigiosos críticos y musicólogos de nuestro país. Estas con-ferencias se han celebrado con el paso de los años en diferentes espacios de nuestra ciudad: Banco Exterior de España, Fundación Caja Madrid, Tea-tro Lara, Hotel Villa Real, Hotel Meliá, Teatro de la Zarzuela, Teatro Real, Colegio de Médicos, Colegio de Ingenieros de Caminos, o nuestra propia sede.

    En 1990 comenzaron en el Hotel Meliá Ma-drid los coloquios y cenas con los artistas intervinientes en las funciones de las tem-poradas de ópera, por los que desfilaron las

    Conferencia

    Producción de AAOM con motivo de los 25 Años: Die Entführung aus dem Serail - 1988

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    principales figuras del panorama operístico in-ternacional; coloquios trasladados después al Ho-tel Villa Real y, desde 1997, al propio Teatro Real, todos ellos celebrados con gran éxito de público.

    Más de 150 coloquios que nos permitieron escuchar y departir con más 700 personas del mundo de la ópera: cantantes de primer or-den, directores de escena, músicos, críticos… una experiencia inolvidable.

    Conferencias y coloquios

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    Especial importancia cobró, dentro de la actividad de reflexión sobre la situación de la ópera en la so-ciedad actual, la organización en 1992 del Ciclo Ópera 2000, que constó de diversas conferencias y coloquios en los que participaron Bob Wilson, Luis de Pablo, Alberto Zedda, Lluis Andreu, Piero Faggioni, Gérard Mortier, Alfredo Kraus, Antoni Ros Marbá, Emilio Sagi, Alvin Hänseroth, Juan Cambreleng, Fernando Savater, Eduardo Arroyo, Ángeles Caso y Juan Ángel Vela del Campo.

    En la Temporada 1998-99 la Asociación organi-zó el ciclo especial de conferencias sobre Arte del Canto impartido a lo largo del curso por Arturo Reverter, que fue seguido por un público fiel y atento, deseoso de aumentar sus conocimientos sobre el tema.

    Ópera y Cine

    En 1997 la Asociación comenzó a organizar en la Filmoteca Nacional el Ciclo de Ópera y Cine, con la proyección de 104 títulos diferentes duran-te 10 años, en doble sesión, y apoyados en colo-quios y mesas redondas.

    En 2011 nuestra Asociación estableció un acuerdo de colaboración con Cinesa (www.cinesa.es), la mayor empresa de exhibición cinematográfica de España. Esta compañía ha sido la precursora en España en la retransmisión de ópera vía satélite en cines. En 2008 se pudo ver en directo Elektra desde el Teatro del Liceo, simultáneamente en 17 salas españolas, y desde entonces se programa anualmente una muy interesante temporada de

    representaciones operísticas, en directo vía satéli-te, desde algunos de los mejores teatros del mun-do: San Francisco Opera, Royal Opera House, Opera de París, Salzburger Festpiele, Wiener Sta-atsoper… Cada uno de estos títulos es visto por más de 3.000 personas y la aceptación por parte del público es plena... y es que los directos vía satélite tienen esa magia de vivir un espectáculo casi con las mismas sensaciones que las personas que están en el propio teatro, y con una calidad de imagen y sonido verdaderamente espectacular.

    Asimismo, desde este mismo mes de octubre de 2013, nuestra Asociación también ha comenzado a colaborar con el otro gran operador español de cine, Yelmo Cines (www.yelmocines.es), con el que vamos a poder asistir en directo, desde Ma-drid, a toda la temporada operística del Metropo-litan de Nueva York.

    Este nuevo camino para poder asistir a una repre-sentación de ópera en directo, vía satélite, desde los mejores teatros del mundo, a un precio ase-quible, en pantallas de gran formato y alta defini-ción, y con un sonido verdaderamente espectacu-lar, es una experiencia lírica inolvidable, cargada de emociones, y a través de la cual mucha gente está conociendo y aprendiendo a amar la ópera.

    En la universidad y en los colegios

    Resulta especialmente importante que la ópe-ra llegue a los niños y jóvenes, por ello siempre ha resultado prioritario para nuestra Asociación

    Sala de Cinesa

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    poner en marcha y apoyar proyectos para esos públicos.

    Nuestro grupo de asociados jóvenes ha desarro-llado una intensa labor de difusión de la ópera en colegios, institutos y universidades, de forma que muchos miles de jóvenes, de 16 a 25 años, han podido acudir a los ensayos generales de las óperas de la Temporada.

    En la Temporada 2004-2005 la Asociación patro-cinó la puesta en escena de la obra de Britten, “El pequeño deshollinador” dentro del Ciclo del Teatro Real dedicado a la “Ópera en familia”. En 2007, promovido por nuestra Asociación e Iberca-ja, se celebró en el teatro Real durante una sema-na un ciclo de recitales para jóvenes, con la asis-tencia de 1.600 jóvenes de enseñanza secundaria de institutos de la Comunidad de Madrid.

    Desde 2006 el programa “LOVA” (la ópera vehí-culo de aprendizaje), apoyado por nuestra Aso-ciación, acerca la ópera a los niños. Este progra-ma tiene un enorme valor pedagógico y consiste en formar una compañía de ópera con todos los alumnos de una clase. Se lleva a cabo durante todo el curso dentro de la actividad escolar ordi-naria del mismo y lo más representativo de esta iniciativa educativa, radica en que los niños se convierten en los responsables y verdaderos artí-fices de su propia formación. Son ellos los que toman las riendas del proyecto desde el principio hasta el final, con el apoyo de sus maestros. La ópera es el referente integrador de todas las artes, disciplinas y oficios, por lo que se convierte en un gran reto para estos niños, quienes cuentan con la ayuda de su maestro/a y de profesionales de las artes escénicas y oficios. En el programa LOVA

    Programa LOVA - Foto: Javier del Real

    Programa LOVA - Foto: Javier del Real

    Día Redondo - Foto: Javier del Real

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    han participado desde sus inicios, 50 centros es-colares, 150 profesores y más de 3.000 niños, que han trabajado y puesto en escena 110 óperas ori-ginales, vistas por más de 16.000 personas.

    El programa “Los Días Redondos”, iniciado en 2008, fruto de la colaboración entre el Teatro Real y Amigos de la Ópera, tenía como objetivo acercar la ópera a los menores de 30 años. Había un Día Redondo por cada ópera de la temporada. Cada Día Redondo empieza media hora antes del inicio de la representación, con una charla infor-mal con los asistentes en la que se hablaba del ar-gumento de la ópera, las voces que se escucharán, el compositor, las circunstancias en que se creó la ópera, el libreto, anécdotas de la producción… en suma, en la que se intentaba entusiasmar a los asistentes para que disfrutasen más de la ópera que iban a escuchar. Incluso, en alguna ocasión, han participado también en las charlas algunos de los cantantes protagonistas. Además de esta charla, los Días Redondos se podían adquirir en-tradas con un descuento muy especial por parte de los menores de 30 años sin necesidad de espe-rar al último minuto.

    Ciclo de jóvenes cantantes de Amigos de la Ópera

    Otro de los objetivos más importantes de nuestra Asociación es el apoyo y la ayuda a nuestros jó-venes cantantes; por tal motivo se creó en 1994, hace 20 años, el Ciclo de Jóvenes Cantantes de Amigos de la Ópera. Este ciclo facilita a muchos jóvenes cantantes en el final de sus estudios, o en los primeros y difíciles años de su carrera, tener un contacto directo con el público en un marco excelente como es el teatro de la Escuela Supe-rior de Canto de Madrid, que ha acogido genero-samente esta actividad desde su comienzo.

    En las 16 ediciones celebradas hasta el momen-to han participado 105 jóvenes cantantes, siendo este concierto para muchos de ellos su primer re-cital público. Estos cantantes fueron selecciona-dos entre las casi 300 voces que se presentaron a todas las audiciones convocadas anualmente. Los recitales han sido seguidos siempre con entusias-mo por un numeroso público y se han convertido en una plataforma para poder ver y escuchar en

    Madrid las mejores voces líricas del futuro. Por citar sólo a unos pocos, recordaremos aquí los nombres de Ana María Sánchez, Mª José Moreno, Jorge Elías, Guillermo Orozco, Ainhoa Garmen-dia, Sabina Puértolas, José Julián Frontal, María Rodriguez, Marina Pardo, Simón Orfila, Milagros Poblador, Ángel Rodríguez, Alfredo García, Ruth Rosique, María Joly-Rey, Susana Cordón, David Zamanillo, Celso Albelo, Borja Quiza...

    “Becas Ángel Vegas” para jóvenes cantantes

    Este proyecto de apoyo, destinado a jóvenes cantantes, fue creado por nuestra Asociación en 1996, y se lleva a cabo en colaboración con Ju-ventudes Musicales de Madrid. El objeto de estas becas es permitir a los cantantes premiados cur-sar estudios de postgrado en las escuelas de canto elegidas por ellos mismos. Nuestra Asociación ha concedido hasta el momento más de 80 becas a jóvenes cantantes, entre los que podríamos citar por ejemplo a Silvia Schwartz, Paloma Friedhoff,

    Recital Pedagógico - Foto: Javier del Real

    Entrega de “Becas Ángel Vegas”

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    Victoria Manso, Clara Mouriz, Virginia Blanco, Carlos García Ruiz, Isabel Segarra, Estefanía García Nieto, Susana Cordón, Pedro Moncloa o Borja Quiza.

    Nuestra revista INTERMEZZO

    En 1996 comenzó a editarse nuestra querida revista Intermezzo, como una forma de expresión y comu-nicación con nuestros socios. Anualmente se editan

    varios ejemplares de esta publicación, que nos re-cuerda algunas de las cosas que han pasado en el panorama operístico madrileño, o hemos llevado a cabo por nuestra Asociación, junto a interesantes artículos y entrevistas relacionadas con la ópera.

    Quizás el número más esperado es el especial anual que editamos en junio, con el detalle de la siguiente temporada. Esta publicación se convier-te en una guía o manual de consulta constante durante la temporada y en ella encontramos, no sólo el calendario de representaciones o el elenco, sino la sinopsis argumental e interesantes artícu-los de prestigiosos críticos y musicólogos.

    La gestión de los abonos

    Este importante servicio se ha estado prestando durante décadas por parte del eficiente equipo de gerencia desde nuestras oficinas y ha resultado

    Entrega de “Becas Ángel Vegas”

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    de vital importancia para todos los socios, pues nos ha permitido asistir a las Temporadas progra-madas. Como dato que confirma la enorme im-portancia del trabajo desarrollado por el equipo de nuestra oficina, podemos confirmar que nues-tra Asociación ha gestionado a lo largo de sus 50 años más de 102.000 abonos para las temporadas de ópera celebradas, primero en el Teatro de la Zarzuela y posteriormente en el Real... más de 1.600.000 entradas.

    Biblioteca y fonoteca

    Otro servicio que podría pasar inadvertido pero que resulta muy valorado por nuestros asociados, y que constituye otra vía efectiva para la difusión de la ópera, es el servicio de préstamo de biblio-teca y fonoteca. Nuestra Asociación posee un im-portante fondo compuesto por 1.250 CDs, 1.200 videos y DVDs, y 1.200 libros y libretos, que pone gratuitamente a disposición de sus asociados para

    préstamo, y que ha generado desde sus inicios más de 16.000 préstamos a nuestros socios.

    Bolsín para intercambio de entradas

    Este imprescindible servicio de anuncios, exclusi-vo para nuestros asociados, permite la compra, el intercambio y la venta de entradas o abonos entre

    Fonoteca

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    nuestros socios y es altamente valorado. Un dato para darnos cuenta de su relevancia es que, desde 2002, se han intercambiado a través de este útil servicio más de 4.000 entradas.

    Condiciones especiales para nuestros socios

    A lo largo de este medio siglo, nuestra Asociación ha cerrado multitud de acuerdos de colaboración con decenas de entidades públicas y privadas, en aras a conseguir descuentos y condiciones es-peciales para nuestros socios. Desde diferentes empresas de turismo musical que permitieron organizar múltiples viajes en grupo, o individua-les, a los principales teatros y festivales de Italia, París, Londres, Nueva York o Salzburgo.... hasta la consecución de condiciones especiales para los cursos de la Escuela Coral de Madrid, la adqui-sición de entradas para ver ópera en las salas de

    Cinesa, de abonos para los conciertos del Círculo Bach de Madrid o del Ciclo Universo Barroco en el Auditorio Nacional de Música. Un servicio vivo y constantemente en movimiento.

    Programa de visitas guiadas al Teatro Real

    El grupo de guías del Teatro Real de Madrid exis-te desde 1997, fecha de la reapertura del Teatro, y está formado por 70 voluntarios de nuestra Aso-ciación. Este importante servicio fue puesto en marcha y es organizado y atendido por nuestra Asociación en estrecha colaboración con la direc-ción del propio Teatro Real.

    Las visitas guiadas al Teatro Real se llevan a cabo de lunes a domingo, en horario de 10’30 h. a

    Nombramiento de Plácido Domingo como Español Universal - 1997

    Rosa y Alfredo Kraus Ley en el descubrimiento del busto de su padre en el Teatro de la Zarzuela - 2006

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    13’30 h. Aparte de las visitas ordinarias, entre los 70 guías voluntarios se ha realizado una selección de guías especializados quienes se ocupan de vi-sitas especiales: técnicas para grupos reducidos, para discapacitados físicos y psíquicos, pedagógi-cas destinadas a colegios o grupos culturales de distintas edades y niveles, etc. Además, el gru-po general realiza también visitas para la tercera edad, público en general (visitantes diarios), o visitas multitudinarias de Puertas Abiertas para el pueblo de Madrid organizadas por distintas Instituciones.

    Ciertamente este programa de visitas guiadas es la actividad que hasta el presente ha vinculado más estrechamente a la Asociación con el Teatro Real y constituye uno de los servicios más apreciados de nuestra asociación, que puede presumir con orgullo de haber guiado y enseñado la historia, los espacios y curiosidades del coliseo madrileño, a más de 368.000 personas, habiéndose recaudado por ello para el Teatro Real más de 1.180.000E.

    Publicaciones

    La Asociación ha subvencionado económica-mente y con el trabajo de muchos de sus asocia-dos, muchas publicaciones. Podemos citar como ejemplo el Diccionario de Óperas de Miguel González Escobar, actualmente inédito.

    En 1988 se editó el libro “XXV Años (1964-1988)” para celebrar los primeros 25 años de la Asocia-ción. En 2003, conmemorando el 40º aniversario,

    Homenaje a Pilar Lorengar

    Libro conmemorativo de los 25 Años de AAOM

    Libro conmemorativo de los 40 Años de AAOM

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    la Asociación, con la ayuda de la empresa OHL, editó el libro “40 años de ópera en Madrid: de la Zarzuela al Real”, que recogía todas las tempora-das oficiales de ópera en Madrid desde el inicio de la primera, en 1964, hasta la 2002-2003.

    Como gesto de admiración y cariño, en 2010 Amigos de la Ópera publicó “Plácido Domingo en Madrid: 1970-2010”. El libro es editado por nues-tra Asociación coincidiendo con el 70 cumplea-ños de nuestro querido tenor, y sobre todo con los 40 años desde su presentación en Madrid (La Gioconda – Teatro de La Zarzuela 1970). Resulto especialmente emotivo el momento en el que le hicimos entrega del libro, y su dedicatoria: “¡A los Amigos de la Ópera de Madrid con mi cariño de siempre y mi agradecimiento por haberme traído la primera vez a mi Madrid en 1970! ¡Y que sean muchos más!”. Palabras que nos explicó evocan-do un recuerdo, para él absolutamente vigente, cuando en 1968, cantando en Verona, coincidió con unos aficionados madrileños miembros de la Asociación, que le oyeron cantar e hicieron todo posible para que su presentación en Madrid fuese una realidad.

    Internet y redes sociales

    Los tiempos cambian y nosotros con ellos, por eso adoptamos un programa de modernización en los últimos años, renovando nuestra presencia en in-ternet y poniendo en marcha una nueva página web que informa puntualmente de lo que pasa en Madrid: representaciones, recitales y conciertos, conferencias y, por supuesto, de todos los servi-cios que mantenemos activos para nuestros aso-ciados, programas y proyectos que organizamos para acercar la ópera a los niños y a los jóvenes, o las becas y ciclos de canto que promovemos para ayudar en sus inicios a nuestros jóvenes cantan-tes... La página web www.amigosoperamadrid.es aspira a convertirse, con humildad, perseverancia y trabajo, en un espacio de encuentro para todos los amantes y aficionados a la ópera que viven, o simplemente pasan, por Madrid.

    También, en aras a cumplir nuestros objetivos y ha-cernos visibles en el mundo 3.0, nuestra asociación puso en marcha una página en Facebook, la red

    Plácido Domingo en Madrid 1970 - 2010

    social que reúne a 500 millones de personas en todo el mundo, para estar en contacto directo y perma-nente con la gente y poder llegar a nuevos públicos.

    Asimismo, nuestra Asociación acometió hace un año un proceso de modernización en sus proce-dimientos de comunicación. Por tal motivo se suprimieron las circulares y comunicaciones im-presas y se sustituyeron por el correo electrónico como vehículo principal de comunicación con nuestros asociados. Tenemos mucho interés en ampliar la base de datos de e-mails de nuestros socios, por lo que les invitamos nuevamente a que nos envíen un sencillo correo electrónico a [email protected] indicándonos su nombre y dirección de correo electrónico. También les invitamos a que nos comenten sus inquietudes, opiniones o sugerencias por mail: [email protected]

    La combinación de disciplinas artísticas que con-forman la ópera es lo que le confiere su enorme valor y fuerza a lo largo de los tiempos, y lo que

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    le hace superar toda clase de adversidades, ideas y modas. La ópera es pura emoción, y es precisa-mente ese lenguaje de las emociones el que nos hace amarla y vivir momentos inolvidables, por encima de cualquier otra consideración.

    Tras 50 años, nuestra Asociación está más viva y activa que nunca, y más que nunca va a seguir lu-chando con ahínco por difundir el arte de la ópe-ra, su belleza, su música y las intensas emociones que provoca... la ópera es de todos aquellos que la sienten.

    Queremos dar las GRACIAS y expresar nuestra gratitud a todos los que, a través de nuestra Aso-ciación o desde fuera de ella, ayudan a la difu-sión, la promoción y el desarrollo de la ópera en Madrid.

    Hasta pronto.

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    Algunas cifras de nuestros primeros 50 años...

    • Subvención y apoyo a varias decenas de producciones y festivales

    • Más de 300 conferencias de ópera y zarzuela con los más prestigiosos críticos y musicólogos

    • Más de 150 coloquios con 700 cantantes, directores musicales y de escena

    • 104 películas de ópera proyectadas en la Filmoteca Nacional y apoyadas en sendos coloquios posteriores

    • Gestión de la asistencia a los ensayos generales de varios miles de jóvenes

    • Apoyo económico al programa pedagógico LOVA (La Ópera Vehículo de Aprendizaje) en el que han participado desde sus inicios, 50 centros escolares, 150 profesores y más de 3.000 niños, que han trabajado y puesto en escena 110 óperas originales, vistas por más de 16.000 personas

    • 105 recitales de jóvenes cantantes en la Escuela Superior de canto

    • Entrega de 80 becas a jóvenes cantantes para ampliación de sus estudios

    • Más de 102.000 abonos de temporada, o lo que es lo mismo, 1.600.000 entradas, gestionados por nuestra Asociación

    • Una biblioteca compuesta por 1.250 CDs, 1.200 videos y DVDs, y 1.200 libros y libretos, que ha generado más de 16.000 préstamos a nuestros socios

    • Un bolsín para el intercambio de entradas que desde 2002 ha servido para el intercambio de más de 4.000 entradas entre nuestros socios.

    • La coordinación y atención del programa de visitas al Teatro Real desde su reapertura en 1977, atendido por un equipo de 70 socios voluntarios de nuestra Asociación y que ha mostrado dicho Teatro a más de 368.000 personas, habiéndose recaudado por ello para el Teatro Real más de 1.180.000E

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    Queremos agradecer su afecto a todas aquellas personas a las que, por imposibilidad material de tiempo, no les ha sido posible expresarnos aquí su cariño... pero que sabemos que están con nosotros.

    Reconocimientos

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    Simon Boccanegra

    Daniel Baremboin y la orquesta de la Stadtsoper de BerlínFausto - 2003

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    Duquesa de AlbaVicepresidenta de Honor de la AAOM

    Mi buen amigo Manuel López Ca-chero, Presidente de la Asociación de Amigos de la Ópe-ra de Madrid me pide unas palabras con motivo del Cin-cuenta Aniversario de nuestra Asocia-ción y, desde luego, no resulta una tarea fácil tratar de con-

    densar en unas breves líneas lo que ha signifi-cado en el Panorama Cultural de nuestra ciudad esta efemérides.

    Desde luego, parece que fue ayer cuando un grupo de entusiastas aficionados, unidos por su amor a la Ópera, decidieron dar un impulso a lo que entonces era una panorama desolador de la música culta en Madrid y poco a poco fueron convenciéndonos a personas de distintos ámbi-tos profesionales y culturales para participar en esta empresa, que ha servido para convertir a Madrid con pleno derecho en una de las grandes citas de la Ópera internacional, con representa-ciones antológicas que todavía conservamos en la memoria

    Tampoco quisiera olvidar el apoyo que siempre han dispensado la Casa Real y las distintas ad-ministraciones a las iniciativas culturales enca-minadas a potenciar la Ópera como una de las grandes manifestaciones de la Cultura musical.

    Para finalizar quisiera deciros que gracias al es-fuerzo entusiasta de todos los Amigos de la Ópe-ra, no cabe duda de que a la Asociación todavía le quedan muchos años de actividad y de pro-moción de la Música en nuestra ciudad.

    S.A.R. la Infanta Dª Pilar de Borbón

    Como en todas las organizaciones la Ópera de Madrid ha tenido sus altos y bajos, aunque mu-chos más altos, y una maravillosa mejora en su orquesta; la mayoría de las óperas muy bien re-presentadas y muy dignamente cantadas.

    Creo que nos hubiéramos podido ahorrar algu-nas óperas excesivamente vanguardistas porque en el fondo, lo que le gusta a todo el mundo es el bel canto, pero como comprenderán, esto es una opinión de una mera aficionada.

    Confío en que la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid cumpla al menos otros 50 años y, con todo mi afecto, les envío mis mejores deseos.

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    José Ignacio Wert OrtegaMinistro de Educación, Cultura y Deporte

    La Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid ha ejercido con denuedo la meritísima labor de mante-ner encendida la llama de la música y el arte lírico, en especial de la ópera. Representa el vivo ejemplo de cómo el compromiso y la ilusión de la ciudada-nía espolea la calidad y el prestigio de nuestra ópera, ya fuera en el Teatro de la Plaza de Oriente, en el Coliseo de la calle Jovellanos, en El Escorial, en los Teatros del Canal...

    1963 fue el año de partida de una carrera de fon-do que ha contribuido de manera decisiva a la revolución musical vivida en nuestro país y ha propiciado el restablecimiento de ópera de alta calidad e impacto global en la capital de España. Medio siglo de servicio al arte y a la cultura desde la sociedad civil. Gracias a estos esfuerzos se ha alcanzado el más difícil de los objetivos: que la música sinfónica, la de cámara y la ópera pasen a formar parte de la vida cotidiana de los ciudada-nos, atrayendo a su vez a públicos más jóvenes.

    De ahí todo mi reconocimiento a la labor de los fundadores de la Asociación, de las diferentes Juntas Directivas, de cada uno de sus socios y, por supuesto, de la Presidenta de Honor, S.M. la Reina de España, por la contribución a la pro-fesionalización del sector, a la divulgación de nuestra cultura y a la proyección internacional de nuestros escenarios, de nuestras produccio-nes, de nuestros autores, de nuestros cantantes y de nuestros directores como elementos diferen-ciadores de la Marca España.

    La Asociación ha dado forma a un público no solo cultivado sino exigente que hace del Tea-tro Real de Madrid uno de los escenarios más prestigiosos del mundo, donde estrenarse es una prueba de fuego y consagrarse una impronta de calidad duradera.

    Felicidades por este medio siglo de dedicación a una expresión cultural única.

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    Ignacio González GonzálezPresidente de la Comunidad de Madrid

    Desde estas páginas de la revista Intermezzo quiero felicitar a la Asociación de Amigos de la Ópera en su medio siglo de existencia, en la que han conseguido acercar esta manifestación artís-tica a un gran número de madrileños. Cincuenta años han transcurrido desde que Asociación de Amigos de la Ópera vio la luz.

    En la década en que nació la Asociación de Amigos de la Ópera, el Teatro Real no era utilizado como recinto operístico. La ópera se programaba en el Teatro de la Zarzuela, magnífico espacio, pero en el que no era posible representar ciertas produc-ciones. Por aquella época, la oferta operística en ese recinto y el aliento de ciertas instituciones, en especial, la de Amigos de la Ópera contribuía a satisfacer la demanda de un público cada vez más interesado y preparado musicalmente.

    Son años en los que Madrid disponía de una no-table oferta cultural con la Orquesta Nacional de España y la Orquesta Arbós. En esa época nació la Orquesta de Radio Televisión Española y Radio 2 de RNE, que se especializó en músi-ca clásica. Teníamos compositores como Joaquín Rodrigo, Rodolfo, Ernesto y Cristóbal Halffter, Tomás Marco, Luis de Pablo, Antón García Abril, y Carmelo Bernaola, entre otros muchos. Nues-tros intérpretes líricos ya habían adquirido un reconocimiento mundial, caso de Alfredo Kraus, Victoria de los Ángeles, Montserrat Caballé, Te-resa Berganza, Pilar Lorengar o Plácido Domingo, quienes triunfaban en los escenarios de los más prestigiosos teatros de ópera del mundo.

    Sin embargo carecíamos aún de las grandes infra-estructuras donde realizar las representaciones. El Auditorio Nacional de Música se inauguró en 1988 y el Teatro Real, tras no pocas vicisitudes, abrió sus puertas en 1997. Siguieron, más recien-temente, centros perfectamente equipados para

    acoger producciones operísticas de todo formato, como el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial (2006) y los Teatros del Canal (2009), gracias a los cuales, junto al talento de nuestros artistas, podemos situarnos entre las grandes ca-pitales europeas de la cultura.

    Hoy una de las más potentes señas de identidad de la Comunidad de Madrid es su Cultura, lo cual exige una oferta de calidad para un público con mayor conocimiento y espíritu crítico, al que debemos corresponder.

    El público, interesado en la cultura, y de forma particular en los espectáculos de ópera, ha ido creciendo año tras año, gracias, en buena medida, a la decisiva y entusiasta labor de difusión de la Asociación de Amigos de la Ópera y de la revista Intermezzo. Sus páginas nos han proporcionado la actualidad y comentarios sobre el mundo ope-rístico, que tanto ha contribuido a la enseñanza para los nuevos públicos, con sus informaciones oportunas, siempre de una alta calidad.

    Quiero expresar mi reconocimiento por la labor de la Asociación y desearles un feliz aniversario y muchos más años de éxito.

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    Juan Cambreleng Roca Presidente AAOM (1990-1997)Director del Teatro Real (1997-2002)

    No se entienden los últimos cincuenta años de la lírica y de la cultura en nuestra Capital sin analizar y valorar debidamente el papel que ha jugado nuestra Asociación de Amigos de la Ope-ra de Madrid.

    Los actuales y más recientes aficionados des-conocen en gran medida lo que supuso el que una casi inexistente e irregular oferta de ópera se remediara con la constitución de nuestra Aso-ciación y la puesta en marcha de las temporadas del nunca suficientemente reconocido Teatro de la Zarzuela. En los años 60 Madrid era la única capital europea de importancia que no gozaba de un teatro dedicado exclusivamente a la líri-ca y fue necesario vencer escollos y dificultades, convencer a los poderes públicos para que se organizara la vida operística y al mismo tiempo crear una afición que partiendo de un pequeño

    núcleo adquiriera relevancia, y desembocara no solo en el cuidado del enorme repertorio ofreci-do en la Zarzuela, con presencia de los mejores artistas españoles e internacionales, sino en la justificación de la exigencia perentoria de recu-perar el Teatro Real como antiguo recinto de la lírica de la capital del Reino.

    La importancia y alcance de nuestros trabajos se percibe con un repaso de lo hecho en el Teatro de la Zarzuela y después con las aportaciones de presencia y tareas en el Teatro Real, y por eso cualquier reclamación de reconocimiento de la Asociación es perfectamente defendible ya que es historia el que hemos puesto los cimientos de esta segunda etapa de nuestra ópera en una ta-rea que aún no ha acabado y que presenta gran-des posibilidades de futuro.

    Esperemos que así sea reconocido por la socie-dad y por sus dirigentes en cada momento.

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    Miguel Ángel Recio CrespoDirector General del INAEM

    La Asociación de Amigos de la Ópera de Ma-drid ha sido en sus 50 años de historia uno de los más enérgicos protagonistas de la actividad lírica -tanto del hecho operístico como la vida que éste genera en su entorno- de la capital. Su papel en la historia cultural y musical de Madrid durante estas cinco décadas ha sido fundamen-tal. Un tiempo en el que la Asociación ha logra-do mantener, con tenacidad y esfuerzo, el ‘fuego sagrado’ de una gran tradición. Desde su inicio en la vida pública, con la representación de Tos-ca en mayo de 1964 en el Teatro de la Zarzuela, no ha cesado en su tarea de devolver el vibrante pulso lírico que la ciudad mantuvo desde me-diados del siglo XVIII hasta el cierre del Teatro Real en 1925.

    Medio siglo en el que la AAOM ha sido testigo del revivir de este género en la capital que tuvo su colofón en la reapertura del coliseo madrileño en 1997. Su empeño como asociación ha ido parale-lo al de otras tantas surgidas en Oviedo, Bilbao, La Coruña, Las Palmas, Tenerife o Palma de Ma-llorca, cuya vitalidad viene a confirmar el proceso de descentralización vivido en las últimas déca-das, que ha multiplicado los focos de producción operística y configurado un mapa lírico donde conviven proyectos de diferente alcance que ha-cen posible que hoy se pueda ver en muchos y diferentes puntos de nuestro país un espectáculo operístico en excelentes condiciones.

    Y lo ha hecho desde una cada vez más profesio-nalizada estructura y desde el trabajo, a menudo silencioso y siempre altruista, y con la única con-vicción de apoyar y difundir esta forma de arte único, el ‘espectáculo total’ para muchos, que apela como ningún otro a la experiencia intelec-tual pero también a la emoción.

    Su dedicación y desinterés sin límites merecen hoy todo nuestro reconocimiento. A las diferen-tes Juntas Directivas, a su Presidenta de Honor, S.M la Reina de España y, por supuesto, a sus más de 4.000 socios que promueven, apoyan y desa-rrollan, cada año acciones -entre conferencias, becas, recitales o visitas guiadas al coliseo madri-leño- que complementan y enriquecen desde la sociedad civil nuestra vida cultural. Desde este Instituto nuestro agradecimiento a todos por estos años de dedicación y trabajo en pro de la ópera.

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    Alzados del Teatro Real

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    Sección del Teatro Real de Madrid

    Teatro Real de Madrid

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    Santiago SalaverriSocio de Honor

    Medio siglo de Amigos de la Ópera: un recuer-do personal

    En octubre de 1956 quien firma estas líneas vi-sitó Madrid por primera vez. Joven preuniversi-tario con un nutrido –para la época– currículo de aficionado operístico en su Bilbao natal, pues desde la fundación de ABAO tres años atrás ha-bía presenciado la totalidad de las 32 funciones hasta entonces programadas por la benemérita entidad vasca, sentía una enorme curiosidad por conocer, de entre cuantas maravillas uno imaginaba llena a la capital de España, el míti-co Teatro Real, clausurado tres décadas atrás y sobre cuyo estado de conservación y proyectos futuros nadie se sentía en condiciones de in-formar y menos de anticipar pronósticos. Con espíritu aventurero y arrastrando, para garan-tizar la seriedad del intento, a mi padre, gran aficionado que en sus años mozos había goza-do del privilegio de ser un habitual del Colón bonaerense, nos presentamos ante la valla que clausuraba el acceso al edificio en perpetuas obras y, al encontrarla abierta y sin persona que impidiera el paso, nos plantamos en un abrir y cerrar de ojos en el totalmente despejado patio de butacas.

    En aquel atardecer otoñal la luz se filtraba por la torre del escenario y, en ausencia de telón alguno, iluminaba tenuemente la polvorienta sala, de cuyos maltrechos palcos parecían col-gar jirones de lienzo o papel. El espectáculo no podía ser más desolador y mis sensaciones más melancólicas; el ruinoso edificio simboli-zaba a la perfección el estado de la ópera en nuestro país (donde apenas el Liceo y recientes iniciativas locales en el Norte sostenían una ac-tividad regular, por modesta que fuera), y uno no podía evitar el comparar la actitud de nues-tras clases dirigentes y de los prebostes cultu-rales de aquel régimen, y de todos los que se habían ido sucediendo desde 1925, con la que

    públicos y gobernantes de los países derrotados en la última guerra habían mostrado al consi-derar prioritario, en la reconstrucción de sus ciudades, el recuperar sus grandes espacios líri-cos destruidos por las bombas enemigas. Baste recordar que el ministro del ramo opinaba –nos lo ha narrado Ignacio Sáez de Ibarra– que la ópera estaba muerta… en el momento en que el nuevo Bayreuth de Wieland Wagner revolu-cionaba el concepto de la puesta en escena, la Callas recuperaba el repertorio belcantista con virtuosismo sin par, ímpetu trágico y rigor es-tilístico, y autores como Britten, Poulenc, Me-notti o Henze contribuían a la renovación del

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    repertorio desde las más dispares trincheras musicales.

    Buen momento resulta este otoño de 2013, en que la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid celebra su 50º aniversario mientras los últimos acontecimientos de la actualidad ope-rística madrileña merecen honores de portada y copan páginas enteras en los medios de co-municación, para medir la abismal distancia en que nos hallamos de aquellas tristes épocas.

    Si a nivel mundial, y pese a los problemas eco-nómicos que su sostenimiento plantea a los poderes públicos y a los gestores teatrales, la ópera goza de excelente salud –por la recupe-ración, hasta hace poco impensable, de un in-menso repertorio de todas las épocas y países; por la accesibilidad al gran público, incluso en directo, de las temporadas de los principales teatros internacionales a través del cine, la ra-dio, las cadenas especializadas de televisión y los más variados soportes audiovisuales; y, so-bre todo, por el redescubrimiento de la ópera como lo que fuera en sus momentos aurorales y en el legado de sus más grandes creadores: un formidable vehículo de expresión de emocio-nes y un género teatral único para la reflexión sobre los grandes problemas de la convivencia humana, sin merma de su tradicional conside-ración como inagotable fuente de placeres para los sentidos y la sensibilidad–, en España, y en nuestra ciudad, las cosas han cambiado de modo inimaginable hace medio siglo. No nos detendremos en su detalle; otros lo harán en estas mismas páginas y cada aficionado vete-rano sabrá muy bien pormenorizarlo; bástenos evocar la espléndida entidad de un recuperado Teatro Real que acaba de dar comienzo a su decimoséptima temporada y que ya goza de un merecido reconocimiento internacional.

    Pero las cosas no existen porque sí, y desde lue-go no por la acción de unos responsables polí-ticos normalmente atentos sólo a las iniciativas rentables a corto plazo. Ninguna de las actuales realidades habría sido posible si desde la socie-dad civil no hubiera surgido a principios de los

    años sesenta un movimiento multiclasista deci-dido a agrupar a los aficionados ilusionados por conseguir para Madrid lo que en cualquier otra capital europea era considerada una dotación cultural imprescindible, y de la que aquí se nos había amputado desde hacía décadas. Y fueron los centenares de abonados congregados por la A.A.O.M. quienes garantizaron el comienzo de la brillantísima primera temporada de ópera en 1964 (leer las once extensas y deliciosas cró-nicas y reflexiones de Antonio Fernández Cid es, a la altura de nuestros días, un gran placer y una lección de historia lírica), a partir de la cual ya fue imposible dar marcha atrás. El resto es historia y la hemos contado en más de una ocasión, pero desconocer o minusvalorar lo que aquel impulso supuso entonces y a lo largo del medio siglo posterior sería, una vez más, des-preciar el valor de la ilusión, sustancia de la que están tejidas las grandes iniciativas sociales.

    Felicidades, Amigos.

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    Antonio MoralDirector artístico del Teatro Real de Madrid (2005-2010) y actual Director del Centro Nacional de Difusión Musical

    Cincuenta años son muchos… pero en España son el doble

    Mucho ha llovido desde aquella primera Tosca con la gran Magda Olivero en la escena del Teatro de la Zarzuela, que inauguraba el Festival de Ópera de Madrid, una iniciativa promovida por la recién nacida Asociación de “Amigos de la Ópera de Ma-drid”, creada formalmente poco más de un año antes, en febrero de 1963, y liderada, entre otros personajes ilustres de la época, por la Duquesa de Alba, el Marqués de Berges, José Cubiles o Ángel Vegas, alma mater de un proyecto cultural que iba a ser clave para normalizar el genero lírico en Madrid, la única capital en la Europa de entonces que no disponía de un teatro de ópera estable y por tanto no podía disfrutar de una temporada lírica al uso.

    Quizás las jóvenes generaciones de hoy, que asisten con toda normalidad al Teatro Real para presenciar una función de ópera, no sean cons-cientes de las dificultades de todo tipo que tuvo aquel empeño de un puñado de buenos aficio-nados que veían como empresa imposible aquel anhelado sueño de poner a nuestra capital en el mapa lírico europeo. Afortunadamente la inicia-tiva cuajó, gracias a un público que la apoyó de forma entusiasta y, como no podía ser de otra manera, el festival despegó y se consolidó hasta conseguir las anheladas dos funciones a partir del quinto festival en 1968. Representaciones que aumentarían a tres a partir del decimocuarto año de andadura, ya en el año 1977. La demanda de público era tal en aquellos últimos años de la

    década de los setenta que el “Festival de Ópera de Madrid” se convirtió al fin, a partir de enero de 1981, en Temporada oficial con unos conjun-tos estables y un teatro propio, gracias entre otros al incansable empeño de José Antonio Campos, nombre clave en la consolidación y el desarrollo del arte lírico de nuestra ciudad, y al tenaz empe-ño de la ya consolidada y por aquel entonces más que poderosa Asociación de “Amigos de la Ópera

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    de Madrid”, presidida por Ángel Vegas, que sería su principal motor hasta que en 1990 tomó el re-levo Juan Cambeleng, que después se convertiría en el primer gerente del Nuevo Teatro Real.

    Al fin, un coliseo estable con la tecnología, el equipo humano y la capacidad artística necesarias para que ¡Setenta y dos años después! del cierre de su real coliseo, Madrid contara con un teatro en condiciones óptimas para poder militar en la primera división europea de la ópera. El ascenso, a la división de honor, como hemos comprobado años después, no implicaba que necesariamente alcanzáramos de inmediato –y valga el símil fut-bolístico– la Liga de Campeones, pues la constan-te intervención y manipulación política y la falta de una inversión real y generosa en el proyecto por parte de las instituciones públicas y el mece-nazgo privado para hacer del Real un verdadero Teatro Nacional de la Ópera, como el que tiene Londres, París, Berlín o Viena, lo han cercenado, al menos temporalmente.

    Pero con la actual crisis económica que padecemos desde hace un lustro, es muy posible que el reto vuelva a convertirse en una nueva quimera ope-rística, como ocurrió allá por los años cincuenta del siglo pasado en nuestra capital. Pero éstas son ya otras historias que se encuentran en el terreno de la pura especulación y que además no encon-trarían acomodo fácil en unas páginas a las que nos hemos acercado para celebrar con inmensa satisfacción un hecho que en si mismo es histó-rico: las bodas de oro de una asociación lírica, la de Madrid, que ha sido una pieza esencial para la normalización de la ópera en nuestra ciudad, mal que les pese a algunos. Y hay que recordarlo –y subrayarlo– ahora que han pasado cinco décadas, aunque en España nos hayan parecido el doble. Pero lo más importante es que, tantos y tantos buenos aficionados, al final hayamos podido vivir aquella vieja ilusión de ver felizmente cumplida y consolidada esa quimera de antaño: que Madrid contara con un teatro y una temporada entera-mente dedicada al género lírico por antonomasia: la ÓPERA. La travesía sin duda ha merecido la pena y ahora nos queda lo más difícil: conservarla para que no acaben con nuestro sueño.

    Antoni Ros MarbàDirector de orquestaPremio Nacional de Música

    Al cumplirse el L Aniversario de la Asociación Amigos de la Ópera de Madrid no puedo dejar de recordar que tan entrañable Asociación, en unos tiempos muy difíciles para la lírica fue el Alma mater que posibilitó y dio el impulso necesario para que Madrid, -sumergida en el túnel del tiem-po en lo que ha presencia de la ópera se encontra-ba- hizo posible que la ópera fuese una realidad de una manera estable y continuada, siendo el pilar fundamental para este hecho comenzado en 1994 y continuado en el entrañable Teatro de la Zarzuela hasta 1997, fecha de la reinauguración del Teatro Real.

    Mi más cordial enhorabuena en este aniversario de nuestra Asociación deseando que siga siendo constante animadora de la vida operística madri-leña, y con la que he compartido desde el foso de la Zarzuela y posteriormente en el del Real noches inolvidables de amistad y complicidad artística.

    ¡Feliz Aniversario!

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    Francisco García-RosadoDirector de Opera World.es

    Trabajamos por la ópera

    En los 50 años que cumple nuestra Asociación, quien firma esto, empezó sus contactos con el entonces llamado Festival de Ópera, 14 años más tarde de su inicio en 1964, coincidiendo con mi venida profesional a Madrid.

    Entonces ya eran 2 las representaciones que se hacían por título y conseguir entradas sin ser socio era muy complicado. Largas colas para ad-quirir las entradas sueltas de manera que incluso había que hacer noche la víspera pàra poder con-seguirlas. Se hacía una lista que se repasaba cada dos horas, creo, eliminando al que no estuviera presente. Lógicamente las localidades a la venta eran las peores, incluso con muy escasa visibili-dad, pero allí estaba con algunos amigos desarro-llando una devoción que venía de familia desde muy antiguo. Pero llegó un momento en que por cuestiones de trabajo ya no me era posible hacer colas, y fue la ocasión para adquirir abonos, cosa también difícil, y posteriormente ingresar en la Asociación.

    Fueron años de un entusiasmo desbordante. Un público muy fiel disfrutaba de lo lindo con las programaciones que incluían los nombres más importantes como Ruggero Raimondi en un Don Giovanni mozartiano, una Butterfly con Caballé y Bernabé Martí que inmediatamente después sería su marido, y tantas figuras importantes in-ternacionales y nacionales. Por supuesto no se llegaba a los repartos de ABAO porque no se dis-ponía de los medios económicos pero releyendo y recordando las voces que escuchamos, podemos sentirnos muy orgullosos de la labor que se hizo y se siguió haciendo hasta que el Festival pasó a Temporada y pasó a manos del Ministerio de Cultura de entonces.

    Quizá de las cosas más gratificantes que viene a mi memoria es la contratación de compañías de ópera de países del Este. El Teatro Nacional de Sofía inauguró estos compromisos con Boris Godunov, teniendo como protagonista a Dimiter Petkov o un Eugenio Oneguin con Alexandrina Miltcheva y así durante bastantes temporadas.

    Ahora que tanto se habla, y con tanta ignoran-cia, de que el público operístico de Madrid debe conocer otros títulos menos trillados y más con-temporáneos, quiero señalar que ya desde los pri-meros años se pudo disfrutar de Pepita Jiménez, El Cónsul, Una voz en off, Amaya, Goyescas, I quatro Rusteghi, Maruxa, La mona de imitación, Dalibor, Rusalka, El pirata cautivo, Halka, Los diablos de Loudun, Lud Gidia, El poeta, Bodas en el monaterio, Lulú y tantos otros títulos in-frecuentes en las temporadas de grandes teatros. Allí se vieron desde ópera barroca, clásica, bel canto, verismo, moderna y contemporánea y de todos los países. Recuperación de títulos naciona-les y estrenos de muchas óperas de compositores españoles.

    Realmente fue para muchos aficionados, o que aún no lo eran del todo, una auténtica escuela lí-rica. Esto es algo que no podemos olvidar en los tiempos que corren y se oyen tantas tonterías so-bre nuestra Asociación.

    Existía entonces el Teatro Olímpia en el barrio de Lavapiés, que tuvo poco a poco un público fiel y cada vez más numeroso donde se estrena-ban diferentes títulos, por ejemplo las primeras óperas de Luis de Pablo; y si gustaban, pasaban

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    posteriormente a incorporarse al Festival de Ópera del Teatro de La Zarzuela.

    El ambiente entre los aficionados estaba muy vivo como lo demostraron las discusiones y debates posteriores a las representaciones, o las apoteosis de ciertos cantantes y broncas para otros. No pue-do olvidad una Lucia di Lammermoor en la que frente al éxito total de Alfredo Kraus, la bronca a su partener, Ana Higueras fue de antología. O el enfrentamiento de Pedro Lavirgen con el público después de una Aída.

    Mediado el primer mandato como presidente de la Asociación de Juan Cambreleng, y en el con-texto de unas extraordinarias conferencias que se organizaron con los mejores directores de escena de entonces, fue cuando Cambreleng me sugirió que me integrara en la Junta Directiva.

    Desde entonces ahí estoy ilusionado con compa-ñeros excelentes que dedican mucho de su tiem-po libre a la Asociación.

    Se creó un apartado de jóvenes que hizo su pre-sentación internacional en el primer Congreso de jóvenes amigos de la ópera que se celebró en Milán, Juvenilia, y al que asistí con ellos en una experiencia maravillosa. Se puso a nuestra dispo-sición todos los medios necesarios para que resul-tara un éxito, como así fue. Siempre recordare en encuentro con Muti durante un ensayo de Rigo-letto en el Teatro alla Scala.

    Entre tanto las temporadas del Festival habían aumentado títulos y funciones. La demanda era cada vez mayor teniendo que ampliarse también los turnos de abono.

    La ópera estaba lanzada y estabilizada en Madrid después de tantos años de sequía lírica.

    Entre tanto se empezaba a hablar del Teatro Real para recuperarlo para la ópera, o construir uno de nueva planta. Muchos apoyamos la primera op-ción, y pasados los años creo que nos equivoca-mos dados los muchos defectos que un teatro del s. XIX tiene para lo que se requiere en épocas mo-dernas. Y se pasó de una sala de conciertos única a un teatro que está bien pero con los problemas

    señalados desde visibilidad, capacidad, etc., pero finalmente se inauguró con Juan Cambreleng como Director General, después de luchas entre Psoe y Ucd que llevaron a cambiar todo el perso-nal directivo contratado por el primero. Luis An-tonio García Navarro asumió la dirección musical y artística.

    Fueron unos primeros años gloriosos con algunos lunares. Nuestra Asociación continuó en la nue-va ópera sus coloquios que ya llevaban celebrán-dose varios años antes en el Hotel Meliá Princesa, moderados por Vela del Campo.

    La junta directiva de la Asociación tuvo a bien encargarme de la moderación en el Real de di-chos coloquios, y recuerdo aquella experiencia como única y muy gratificante. Cuatro ejemplos solamente inolvidables: el coloquio sobre Divinas palabras de Antón García Abril que de hecho in-auguraba el Teatro Real, aunque el primer título emblemático fue La vida breve de Falla. La con-ferencia tuve el honor de darla yo mismo y pos-teriormente el coloquio consistió en un mano a mano con el compositor.

    Otro fue para el estreno de Porgi and Bess. Todo el numeroso elenco asistió al coloquio que resultó extraordinario. Y el tercero fue un mano a mano con la Mezzo Dolora Zayik. Se me preparó so-bre la hermética personalidad de esta cantante pero conseguir que se abriera a la comunicación, y allí nos habló de ópera, poesía, filosofía, pintura –ramas todas cultivadas por ella-, y terminó co-mentando cosas de su propia familia. Increíble. El último ejemplo es el referido al coloquio sobre Elektra de R. Strauss. Eva Marton era la protago-nista, mujer de armas tomar. En un momento, se levantó para marcharse indignada ante una pre-gunta del público sobre las condiciones climáticas del Real, pero conseguimos detenerla en la puerta de la sala y que retornara a la mesa. Después todo continuó de la mejor manera.

    Paralelamente a estos coloquios continuamos con el ciclo de conferencias relativas a cada título. El público pudo disfrutar de las palabras de expertos que ayudaron a entender mejor los títulos.

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    Con la llegada a la presidencia de Manuel López Cachero, vuelvo a ocuparme de las audiciones y organización de los ciclos de recitales en colabo-ración con la Escuela Superior de Canto mas los trabajos de equipo. La experiencia en estas audi-ciones y recitales no puede ser mejor. La AAOM lleva a cabo un proceso de descubrimiento y pro-moción de los que serán las figuras del canto en muy poco tiempo

    Como Director de la revista on line internacional Opera World.es, el trabajo realizado por nues-tra asociación no puede ser más digno de elogio y adhesión. La nueva página web está al día en acontecimiento, noticias, proyectos, etc. Además la publicación de nuestra revista Intermezzo y el libro que se presenta ante cada nueva temporada del Teatro Real no puede ser mejor, y nuestros socios y cuantos de acercan a nuestras oficinas es-tán pendientes de cada nuevo número.

    Parece que viene nuevos tiempos para nuestro teatro nacional. Seguiremos dispuestos y abiertos a trabajar con él en todo lo que se nos requiera y esté en nuestros fines y medios.

    Me siento muy contento con el trabajo que reali-zamos en nuestra Asociación. Los tiempos no son buenos para la lírica pero seguimos adelante con ilusión y empeño

    Teresa Berganza Cantante

    Estimadísimos amigos míos y de la ópera de Madrid:

    Os felicito de todo corazón por vuestros 50 años al frente de la Asociación.

    Cuando yo tuve que emigrar de éste país, como tristemente tantos cantantes españoles estarán sin duda haciendo debido a la crisis que padece-mos, España era una desolación en el terreno cul-tural y particularmente en el de la música culta.

    La fuerza que os inspiró hace ya 50 años para constituir un marco que devolviera nuestros sue-ños a una realidad deseada, a un nuevo teatro, el de la Zarzuela, donde volver a subir a escena la ópera, no debería desvanecerse.

    En tiempos como estos, instituciones como la vuestra vuelven a tener más sentido que nunca. Continuemos con nuestras esperanzas, con nues-tras ilusiones y con esa fuerza interior que nos lle-va a ser más felices a través del mundo que gira alrededor de la ópera.

    Yo al menos no voy a rendirme.

    La confi anzase gana con la calidadUna empresa sólo es verdaderamente competitiva cuando ha conseguido

    la confi anza de sus clientes. Las certifi caciones de son las más reconocidas,porque apoyan el esfuerzo de las organizaciones que trabajan para

    ser cada vez mejores, abordando con calidad su compromiso en ámbitos comoel medio ambiente, la seguridad o la oferta de productos y servicios fi ables.

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    Teresa Berganza

    Primera actuación de Plácido Domingo en Madrid - 1970

    Le nozze di Figaro - 1990

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    Don Quijote - 2000Alfredo Kraus en Les contes d’Hofman - 1988

    Tancredi - 1997

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    Paolo Pinamonti Director Teatro de La Zarzuela

    Al parecer en sus últimos años Marcel Proust afir-mó que una de las cosas que le daba mas placer era la lectura de los catálogos y recientemente, Umberto Eco, en su libro El vértigo de las listas (Lumen, Barcelona, 2009), vuelve sobre este fas-cinante tema de la necesidad del hombre por construir listas, catalogaciones, índices. Estas consideraciones surgieron al navegar por el volu-men que “Los amigos de la Opera” de Madrid editaron en 2003 con motivo de la celebración de los primeros 40 años de vida de la institución, que fue y es parte esencial de la vida operística madri-leña, como subraya el título, 40 años de ópera en Madrid. De la Zarzuela al Real.

    Hojear los catalogo de las temporadas de ópera des-de 1964 hasta el 2003 o el índice de los nombres, provoca vértigo por lo que se encuentra en ellos: entre el 10 de mayo y el 11 de junio de 1964, en la primera temporada lírica promovida por los Amigos de la Opera en el teatro de la Zarzuela, se presenta-ron diez títulos en un mes (Tosca, El trovador, Les pecheurs de perles, La Bohéme, Faust, Die Zauber-flóte, Don Giovanni,, Pepita Jiménez, Le nozze di Figaro, La Cenerentola), este modelo productivo se mantiene hasta la temporada de 1981. Entre el 6 y el 10 de junio 1964 Pablo de Sorozabal dirige Pepita Jiménez con Alfredo Kraus que ya había empezado su gran carrera internacional.

    El catalogo reserva sorpresas continuas, Halka de S. Moniusko o Los diablos de Loudon de K.Penederecki en 1976; un festival de óperas rusas entre 1978 y 1979, y así podríamos conti-nuar infinitamente. Sin embargo, a lado de esta apertura a los repertorios menos frecuentados, y todavía muy interesantes, hay también gran-des títulos para grandes intérpretes. En 1974 se representó Ballo in maschera con Luciano Pava-rotti, insuperable “Riccardo”, Vicente Sardinero y Ángeles Gulin dirigidos por Nino Sanzogno; o

    el año siguiente Carmen con Elena Obraztsova y Placido Domingo dirigida por Rafael Frühbeck de Burgos.

    Magda Olivero, Fiorenza Cossotto, Victoria de Los Angeles, Teresa Berganza Montserrat Caba-lle, Eva Marton, Alfredo Kraus, Piero Cappuccilli, Antonio Campó, Sesto Bruscantini, Juan Pons y muchos otros, actuaron en el Teatro de la Zar-zuela en estas interesantísimas temporadas pro-gramadas por los Amigos de la Opera en el único teatro lírico madrileño, el de La Zarzuela, hasta la reapertura del Real en 1997.

    Esta aventura fascinante continúa, “Los Amigos de la Ópera” celebran en este año 2013 sus 50 años de vida, en un Madrid que ha cambiado musicalmente en los últimos tiempos, con dos grandes teatros líri-cos, el Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela, acom-pañando con cariño, competencia y pasión la vida musical de la capital española, organizando confe-rencias, conciertos y apoyo a los jóvenes músicos.

    Muchas gracias a los Amigos de la Opera, a su Junta Directiva, a su presidente D. Manuel Ló-pez Cachero, a su vicepresidenta, Dª Mª Teresa Cajal Ballesteros, por la dedicación en un trabajo fundamental para la vida musical de España. Mu-chas gracias, también, por volver a La Zarzuela para brindar por su primer medio siglo de vida.

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    Pablo Cavero Martínez de CamposConsejero de la Comunidad de Madrid

    Mis primeros recuerdos sobre la música clásica, y la Ópera en concreto, datan de hace ya cuatro décadas, en mi infancia. Mi padre, un melóma-no empedernido y “Amigo de la Ópera”, siempre encontraba una oportunidad para compartir su afición con alguno de sus ocho hijos. Gracias a su constancia y paciencia, llevo ya muchas tem-poradas empapándome del mundo de la Lírica, y aún así me considero un simple aficionado con mucho que aprender.

    Madrid es uno de los grandes destinos de turis-mo cultural y esto se debe, entre otros, a que en nuestra Región tenemos grandes Museos, como el

    Prado, el Reina Sofía o el Thyssen, y extraordina-rios Reales Sitios, como los Palacios Reales de Ma-drid y Aranjuez y el Monasterio de El Escorial. Y también, no hay que descuidarlo, la oferta cultural de teatros, conciertos, y lírica. Y dentro de esta úl-tima, destaca, cómo no, la Ópera de Madrid.

    Domingo, Kraus, Berganza, Caballé, Carreras, Bayo… y tantos otros que llenarían muchas líneas, son y han sido grandes embajadores de nuestra cul-tura, y contribuyen a posicionar España y Madrid, como una de las primeras potencias mundiales en el mundo de la Cultura. Y gracias también a Ami-gos de la Ópera, Madrid es una referencia cultural en Europa, y forma parte del circuito Europeo de la Lírica para millones de aficionados.

    Esta amplia y atractiva oferta cultural atrae mi-llones de turistas de alto nivel económico y gran-des beneficios para muchos sectores. Además, existe una alta correlación entre la afición por la música y la pintura, y por tanto la oferta musical complementa el atractivo de la propuesta de va-lor para el visitante.

    Los retos en este momento del ciclo económico son muchos, y entre ellos destacaría el de expan-dir la afición a la Ópera, y renovarla generacio-nalmente. Su divulgación debe permitir que sea accesible, en todos los sentidos, al gran público.

    Para ello necesitamos, primero, que la programa-ción cubra a todos los segmentos de la población, de neófitos a eruditos, y segundo, que avancemos en la involucración de la sociedad civil y el sector empresarial. Porque profundizando en esa cola-boración público-privada con su contribución a las necesidades de financiación de este género lí-rico, estaremos garantizando la viabilidad futura equiparándonos a las grandes capitales mundia-les. No quería finalizar sin agradecer su apoyo a todos los“Amigos de la Ópera” y a sus líderes por su gran labor y contribución a la cultura operísti-ca en este último medio siglo.

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    Fernando TurinaDirector de la Escuela Superior de Canto

    En primer lugar quiero felicitar a la Asociación Amigos de la Ópera de Madrid con motivo del cincuentenario de su creación.

    Durante estos años la AAOM ha desarrollado una importantísima y decisiva labor en la creación y consolidación de una temporada estable de ópera en Madrid auspiciada durante muchos años por su presidente Ángel Vegas.

    Hace su debut en el teatro de la Zarzuela en el primer Festival de la Ópera en Madrid en 1964 en colaboración con Lola Rodríguez Aragón, Minis-terio de Información y Turismo, Ayuntamiento de Madrid y SGAE, entre otros. Colaborará con este Coliseo hasta la temporada 1996-1997. Su apoyo incondicional a la ópera se traslada desde 1997 al Teatro Real donde hoy en día sigue ofreciendo su colaboración con la organización de conferencias, encuentros, mesas redondas y publicaciones.

    Pero si la actividad de la AAOM como colabora-dora en la organización de temporadas y festiva-les de ópera en Madrid es importante y decisiva,

    a mi, como director de la Escuela Superior de Canto de Madrid, me gustaría resaltar la labor que esta cincuentenaria asociación realiza para la difusión de la ópera entre los niños mediante el desarrollo del programa LÓVA (La Ópera un Ve-hículo de Aprendizaje) y el apoyo que ofrece a los jóvenes cantantes líricos mediante el patrocinio desde el año 1997 de las becas “Ángel Vegas” en colaboración con Juventudes Musicales de Ma-drid, el ciclo de conciertos de Jóvenes Cantantes que, en colaboración con la Escuela Superior de Canto, ha celebrado este año su decimocuarta edición y desde 2010 dando soporte económico a la Asociación de Amigos de la Escuela Superior de Canto de Madrid para la realización de su Es-cuela de Verano.

    En nombre mío y de toda la comunidad edu-cativa de la Escuela Superior de Canto y de la AAESCM quiero manifestar a los miles de socios de la Asociación y a su Junta Directiva nuestra mas profunda felicitación y agradecimiento por el esfuerzo que realizan para que los madrileños podamos disfrutar con el arte lírico y el apoyo que prestan a la educación de nuestros jóvenes cantantes que, sin duda, son los embriones de las futuras temporadas de ópera.

    Con los mejores deseos para el futuro

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    Gonzalo AlonsoCrítico musical

    Ante unas Bodas de Oro

    Agradezco muy sinceramente la invitación que me ha realizado la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid para acompañarles en sus Bo-das de Oro, ya que me ha permitido echar la vista atrás, recorrer largos años d