aspectos discursivos de la argumentaciÓn en un programa de

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1 ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE HABLEMOS DE PAZ Y DE DERECHOS HUMANOS EDWIN LEONARDO URIBE MUÑOZ UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA BOGOTÁ D.C. 2016

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ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN

PROGRAMA DE HABLEMOS DE PAZ Y DE DERECHOS HUMANOS

EDWIN LEONARDO URIBE MUÑOZ

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES

Y LENGUA CASTELLANA

BOGOTÁ D.C.

2016

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ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN

PROGRAMA DE HABLEMOS DE PAZ Y DE DERECHOS HUMANOS

EDWIN LEONARDO URIBE MUÑOZ

Trabajo de grado para obtener el título de Licenciado en Educación Básica con

Énfasis en Humanidades y Lengua Castellana

Director

JAIME HERNANDO SARMIENTO LOZANO

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES

Y LENGUA CASTELLANA

BOGOTÁ D.C.

2016

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RESUMEN

En este trabajo se describen los aspectos interactivos y discursivos que son propios del

discurso argumentativo, en un programa de Hablemos de Paz y de Derechos Humanos.

Para esto se parte de los conceptos de situación argumentativa, discusión, acto de habla

complejo e implicatura conversacional. A través de las herramientas analíticas brindadas

por el AC se describirá la configuración discursiva de la situación argumentativa y los

argumentos producidos en el marco de la interacción.

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Contenido

Introducción ........................................................................................................................................ 5

1. Argumentación y Comunicación ................................................................................................. 6

2. El Estudio de la Argumentación Desde un Enfoque Comunicativo ............................................. 9

2.1. La Situación Argumentativa y las Diferencias de Opinión ................................................. 12

2.2. Los Tipos de Discusión y el Concepto de Cuestión ............................................................ 14

2.3. Actos de Habla ................................................................................................................... 18

2.3.1. La argumentación como acto de habla. .................................................................... 20

2.4. Sentido y Función Comunicacional en los Actos de Habla ................................................ 24

2.4.1. El problema de los actos de habla indirectos. ........................................................... 24

2.4.2. Las implicaturas conversacionales. ........................................................................... 26

2.4.3. El principio de cooperación y el análisis de los actos de habla indirectos. ............... 29

2.5. El Estudio del Sentido en el Análisis de la Conversación ................................................... 31

2.5.1. La organización interlocutiva. ................................................................................... 33

3. Enfoque Metodológico, Material de Análisis y Procedimiento................................................. 35

3.1. El Estudio de Caso ............................................................................................................. 35

3.2. Material de Análisis ........................................................................................................... 35

3.3. Procedimiento ................................................................................................................... 37

3.3.1. Lista de símbolos. ...................................................................................................... 37

4. Análisis e Interpretación ........................................................................................................... 39

4.1. Corte Suprema de Justicia ................................................................................................. 39

4.1.1. Análisis conversacional. ............................................................................................. 39

4.1.2. Esquema de la discusión. .......................................................................................... 49

4.2. Organizaciones de Derechos Humanos ............................................................................. 50

4.2.1. Análisis conversacional. ............................................................................................. 50

4.2.2. Esquema de la discusión. .......................................................................................... 58

5. Discusión y conclusiones ........................................................................................................... 60

Bibliografía ........................................................................................................................................ 66

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Introducción

La argumentación es una actividad discursiva que no se puede comprender al margen de la

interacción. De modo que, la argumentación tiene que ver no sólo con los tipos de

razonamiento ni con las técnicas adecuadas para lograr la persuasión, sino también y sobre

todo con la producción de una situación de comunicación marcada por las diferencias de

opinión. En este sentido, la argumentación es tanto el conjunto de la situación de

comunicación que bien describe Plantin (1998), como las estrategias que utilizan los

argumentadores para ganar o resolver una disputa. A propósito de esto, los estudios de la

argumentación tienen que poder definir el modo como los argumentadores encaminan sus

disputas, esto es que al margen de la evaluación se debe poder describir la estructura de las

discusiones y todo aquello que en términos de discurso y de comunicación sucede cuando

hay una diferencia de opinión.

Desde un enfoque comunicativo, el estudio de la argumentación tiene así el propósito de

describir minuciosamente la configuración discursiva de una situación argumentativa, es

decir, describir cómo en conversaciones determinadas se comienzan, desarrollan y finalizan

las disputas, lo cual da lugar a una comprensión más adecuada de las estrategias

argumentativas, pues estas pueden ser descritas y entendidas en el marco de su ambiente

natural, el cuál la mayoría de veces es la conversación.

Así, en este trabajo se estudia en dos secuencias discursivas los aspectos discursivos e

interactivos de la argumentación. De esta forma, desde el análisis de la conversación se

muestra el modo como los interlocutores comunican y desarrollan sus diferencias de

opinión. Para ello se acude a los conceptos de acto de habla, implicatura conversacional,

discusión, situación argumentativa y cuestión.

Por otra parte, se describen también los puntos sobre los que discuten los participantes y

algunos argumentos utilizados. Por último, este trabajo pretende ser insumo para la

realización de un estudio acerca de las estrategias argumentativas basadas en el uso del

lenguaje. En la discusión se encuentran algunas sugerencias y algunas preocupaciones al

respecto.

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1. Argumentación y Comunicación

El estudio de la argumentación ha sido motivo de interés especialmente para la filosofía.

Esto es evidente de muchas maneras. En primer lugar, es en la filosofía en donde se origina

un estudio sistemático sobre la argumentación. Además de esto, y quizás mucho más

importante, está el hecho de que la argumentación hace parte constitutiva de la filosofía. No

sólo nace en ella, sino que, por sobre todo, es asumida, por algunos filósofos, como

herramienta al servicio de la actividad filosófica. Recuérdese, por ejemplo, el valor que

tiene la dialéctica en la filosofía de Aristóteles y Platón. O más claro todavía, el lugar

otorgado a la lógica por filósofos como Carnap.

Ahora bien, este interés de la filosofía por la argumentación ha marcado un derrotero en su

estudio. La argumentación ha sido, a partir de allí, estudiada como razonamiento. El

objetivo de una teoría de la argumentación, por lo menos en sus orígenes, es, así pues,

determinar las formas válidas del razonamiento. Alcanzar una comprensión de los casos en

los que un argumento es válido es vital para la filosofía. Sin embargo, el estudio de las

argumentaciones comunes exige mucho más que la evaluación de los argumentos desde una

perspectiva normativa y formal.

El desarrollo de la teoría de la argumentación en el siglo XX, independiente de la lógica y

la filosofía, se puede entender como una respuesta a tal limitación. Perelman busca, como

lo hiciera Frege para el campo de las matemáticas, una lógica de los juicios de valor y

encuentra, en un retorno a la Retórica de Aristóteles, que tal lógica no existe. No es posible,

según él, realizar deducciones formalmente válidas cuando nos ocupamos de cuestiones

prácticas, como aquellas emparentadas con la ética y la política (Perelman, 1997, pág. 12).

Toulmin, por su parte, pretende que la validez de un argumento es dependiente de campo,

es decir, que depende no de aspectos formales, sino más bien de la materia sobre la que se

argumenta. No obstante, sus propuestas, aun cuando pretenden ser una alternativa a la

lógica formal son insuficientes en un respecto: sus teorías no se ocupan de la

argumentación en tanto que fenómeno comunicativo (Eemeren & Grootendorst, 2002, págs.

23-24).

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Investigar las formas validas de la argumentación, es decir, asumirla en tanto razonamiento

o estudiar el conjunto de técnicas por medio de las cuales se consigue la adhesión a una

tesis, hace parte integral del estudio sobre la argumentación, sin embargo, es necesario

también tener en cuenta, como se hace en pragma-dialéctica, que la argumentación es un

fenómeno del uso del lenguaje. Debido a esto, este trabajo se inscribe en el horizonte de un

problema particular: la relación que tiene la argumentación con el discurso y la

comunicación. Tal problema se puede plantear a partir de dos preguntas ¿Qué es la

argumentación si la consideramos, fundamentalmente, como un fenómeno comunicativo y

discursivo? ¿Entendida en este sentido cómo ha de ser estudiada?

Situados en la problemática de la relación entre argumentación y comunicación,

aprovechando las reflexiones y los desarrollos teóricos que han asumido esta cuestión1 y

por medio de las herramientas y procedimientos analíticos del análisis de la conversación,

en este trabajo se realiza un estudio de caso sobre un programa de Hablemos de Paz y de

Derechos Humanos. En el análisis del corpus se pretende resolver esta cuestión ¿Cuáles son

los aspectos discursivos e interactivos propios de la argumentación que se evidencian en un

programa de Hablemos de Paz y de Derechos Humanos? De esta forma, este trabajo es un

intento por comprender el modo como se desarrolla el fenómeno argumentativo en tal

programa televisivo.

De acuerdo con lo anterior, el objetivo general del trabajo es describir el fenómeno

argumentativo presente en el programa desde un enfoque comunicativo y discursivo. En

otras palabras, el objetivo central es describir, en dicho programa, la presencia de los

aspectos discursivos e interactivos que son característicos de la argumentación. Así, en el

análisis del corpus se describirá el modo como se articulan discurso y contradiscurso, los

tipos de discusión que tal articulación produce y los argumentos que se producen al interior

de cada tipo de discusión. En consecuencia, describir la articulación de discurso y

contradiscurso, los argumentos y tipos de discusión suscitados son los objetivos

secundarios del estudio.

1 Aquí se hace referencia al trabajo de Plantin sobre la interacción argumentativa y a la propuesta teórica de

la pragama-dialéctica, cuyos desarrollos han sido expuestos en diferentes libros y artículos.

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Con este trabajo se pretende contribuir al mejoramiento de las prácticas de enseñanza en el

área de lenguaje, en particular, en lo que se refiere al desarrollo de habilidades

comunicativas y argumentativas. Según los lineamientos curriculares del área de lenguaje,

la lectura es un proceso complejo que no se reduce a técnicas mecánicas de decodificación

(Ministerio de Educación Nacional, 1998, pág. 27). La lectura implica la existencia de un

proceso comunicativo que tampoco puede ser entendido mecánicamente, es decir, que es

necesario abordar el proceso de comunicación y, por ende, la lectura desde una perspectiva

pragmática y semiótica. En este sentido, cobra valor el estudio de cuestiones como el uso

efectivo de los enunciados y las situaciones concretas de comunicación.

De igual manera, el trabajo sobre la argumentación, desde una perspectiva comunicativa,

replantea las concepciones que subyacen a la enseñanza de ésta. En otras palabras, un

trabajo de este tipo advierte que así como no se puede ignorar, en la enseñanza de la

lectura, los aspectos semióticos y pragmáticos, la enseñanza de la argumentación se debe

realizar, igualmente, desde un enfoque pragmático e interactivo de la comunicación. Por

último, se advierte que así como la pragmática no niega la utilidad de los estudios

gramaticales, sino que por el contrario los complementa, el estudio discursivo de la

argumentación tampoco niega la importancia de la perspectiva lógica, y por el contrario,

pretende complementarla ampliando la comprensión de los fenómenos argumentativos.

Por todo esto, se cree que es justificada la pretensión de poner a prueba un enfoque

comunicativo para el estudio del discurso argumentativo. Realizando esta tarea el docente

en formación adquiere una visión más rica e interdisciplinar de su labor en torno al área de

lenguaje.

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2. El Estudio de la Argumentación Desde un Enfoque

Comunicativo

Desde Aristóteles la argumentación se ha centrado en el estudio del razonamiento. Tanto en

la Retórica, como en los Tópicos y en los Analíticos, ha estado presente el asunto, aunque

con diferente énfasis, de cómo a partir de ciertos enunciados es posible concluir con validez

para persuadir, convencer o demostrar2. Así, la argumentación siempre ha estado

relacionada con cómo se puede hacer verosímil o plausible un punto de vista o con cómo se

puede demostrar una proposición. De esta manera, el análisis de la argumentación se ha

ocupado principalmente del ―encadenamiento de enunciados o del breve párrafo

argumentativo‖ (Plantin, 1998, pág. 46). Sin embargo, el estudio de las argumentaciones

comunes exige sobrepasar tales unidades, como así también, nuevos marcos teóricos

acompañados de nuevos objetivos de investigación. En este sentido, se debe definir qué es

y qué significa estudiar la argumentación desde un enfoque comunicativo.

Según la RAE (2014) argumentar es ―aducir, alegar, dar argumentos‖ o ―disputar, discutir,

impugnar una opinión ajena‖. En la primera definición se hace énfasis en aspectos

relacionados con el razonamiento. Argumentar es aducir o dar argumentos. En la segunda

definición el énfasis recae en el carácter interlocutivo de la argumentación. Argumentar es

enfrentar la opinión de un contrario. Como recuerda Plantin no se puede ignorar la

dependencia de la argumentación con respecto a lo lingüístico, pues en la lengua hay

representaciones de la práctica argumentativa que sirven de base para el establecimiento de

conceptualizaciones y teorías (Plantin, 1998, pág. 24) (Plantin, 2001, págs. 24-25). Tal es el

caso de las definiciones examinadas, en las que se pueden notar dos orientaciones distintas:

por un lado, una orientación hacia el razonamiento que puede estar relacionada con la

silogística o con el modelo de Toulmin y, por otro lado, una orientación hacia la interacción

que se puede relacionar con el enfoque de Plantin o con la pragma-dialéctica.

2 La persuasión no es menos dependiente del silogismo que la demostración. Si bien se trata de silogismos

distintos, en un caso el silogismo retórico y, en otro caso, el silogismo demostrativo, existe, como dice Marafioti, una unidad formal. Retórica, dialéctica y demostración no se diferencian tanto por la forma del razonamiento, como por la naturaleza de las premisas y el fin que se busca con el razonamiento. Y el fin se debe decir está ligado a lo que Marafioti denomina un lugar institucional (Marafioti, 2003, págs. 39-40).

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Plantin define la argumentación como ―la confrontación, de una manera polémica o

cooperativa, de un discurso y de un contra–discurso orientados por una misma cuestión, lo

que plantea en último término el problema de aquello que los argumentadores esperan

del discurso del otro.‖ (2001, pág. 119) De este modo, el concepto de argumentación no se

refiere a una tipología discursiva, sino a una propiedad que se puede dar en menor o mayor

grado en los discursos en interacción (1998, pág. 25). Según esto, dada una situación

comunicativa, ésta empieza a ser argumentativa cuando hay una oposición discursiva y es

plenamente argumentativa cuando la diferencia de opinión es tan fuerte que da lugar a una

cuestión (C) y son identificables los roles actanciales de proponente (P), oponente (O) y

duda, que es el rol de tercero (T). (Ibíd.)

En este sentido, Plantin entiende que los propósitos investigativos desde este enfoque

consisten en la descripción del grado y forma de la argumentación, a lo cual se puede

añadir las tareas usuales de identificación, clasificación y evaluación de argumentos (

(Plantin, 1998, pág. 48). Describir el grado y forma de la argumentación, supone para el

autor, la definición, en interacciones concretas, de cuestiones tales como cuáles son los

roles actanciales que cada actor desempeña, cuál es la cuestión o cuestiones que orientan la

discusión, cuál es la naturaleza del lugar en el que se da la interacción, cuál es la naturaleza

de la oposición discursiva, esto es, si se trata de una confrontación polémica o cooperativa,

etc. (1998, págs. 47-48)

Ahora bien, Van Eemeren, Grootendorst y otros (2000, págs. 305-306) entienden por

argumentación a la actividad discursiva por medio de la cual se justifica o refuta un punto

de vista. Según estos autores, un dispositivo teórico adecuado debe estar en la capacidad de

abordar la argumentación como proceso y producto por igual. Es decir, que un dispositivo

teórico adecuado debe ocuparse tanto de la identificación, descripción y evaluación de los

monólogos en los que se justifica un punto de vista, como de la descripción de las

interacciones en las que existe desacuerdo y por ende argumentación. En este punto es

evidente la relación que hay entre el enfoque comunicativo de Van Eemeren y Plantin. En

ambas perspectivas se le concede una gran importancia a los aspectos discursivos y

comunicativos de la argumentación, superando así los análisis clásicos cuyo objeto de

estudio es lo que se conoce como argumento o razonamiento.

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De esta manera, a partir del significado de la palabra argumentatie, en lengua holandesa,

Van Eemeren construye una definición y desde esta un programa metodológico por medio

del cual conducir la investigación. En primer lugar, argumentar no se identifica con

disputar y alegar, sino más bien con resolver una diferencia de opinión por medio del

diálogo. En segundo lugar, este significado de argumentación contiene la diferencia que

hay entre las razones que se dan y el punto de vista que tales razones defienden. Por último,

la palabra holandesa recoge, a la vez, el sentido de proceso y producto, mostrando así la

posibilidad de analizar tanto los argumentos, como la propia discusión (Eemeren F. H.,

2012, pág. 24).

De acuerdo con esta caracterización, se establecen cuatro principios metodológicos de

carácter metateórico: la funcionalización, la socialización, la externalización y la

dialectificación (Eemeren & Grootendorst, 2002, pág. 29). Estos cuatro principios tienen

por propósito el diseño de un marco teórico que posibilite el análisis de la argumentación

en tanto que acto de comunicación e interacción, en el que los hablantes asumen

compromisos con lo que dicen, tanto si lo dicen explícita o implícitamente, y estándares

críticos de racionalidad (Eemeren F. H., 2012, pág. 25). De este modo, la argumentación se

define como ―un acto (de habla) comunicativo e interaccional complejo, dirigido a resolver

una diferencia de opinión para un juez razonable, proponiendo una constelación de razones

de las que el argumentador puede considerarse responsable, para justificar la aceptabilidad

del (o de los) punto(s) de vista en cuestión.‖ (Eemeren F. H., 2012, págs. 26-27)

Con base en esta definición, se puede notar que la pragma-dialéctica se propone, por un

lado, describir de un modo correcto el acto de habla complejo de la argumentación y, por

otro lado, evaluar, de acuerdo con estándares críticos de razonabilidad, las prácticas

argumentativas con el propósito de mejorarlas. Como se ve, los objetivos de investigación

del enfoque de Plantin son hasta cierto punto compatibles con el enfoque de Van Eemeren

y Grootendorst. La diferencia fundamental está en que un enfoque es fundamentalmente

descriptivo, mientras que el otro centra su interés, sobre todo, en cómo se puede resolver

críticamente una discusión, es decir en evaluar y mejorar los movimientos destinados a la

resolución del conflicto.

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2.1. La Situación Argumentativa y las Diferencias de Opinión

En la perspectiva teórica de Plantin no existe una tipología discursiva que se denomine

discurso argumentativo. La argumentación no es un género discursivo, sino una propiedad

que se da en los discursos en interacción (Plantin, 1998, pág. 25). De este modo, su objeto

de estudio no es ni el texto argumentativo ni las características formales de un determinado

género discursivo, sino las situaciones concretas de comunicación en las que se presenta la

argumentatividad3. En otras palabras, el objeto de estudio de la argumentación es lo que

Plantin denomina situación argumentativa, a saber, una situación de comunicación en la

que un discurso se enfrenta a un contradiscurso a la luz de un problema o cuestión (Plantin,

1998, pág. 25).

La situación argumentativa es examinada en términos de actividades, actores y actantes.

Proponer, oponerse y dudar son las actividades constitutivas de la situación argumentativa

y, en ese sentido, el proponente, el oponente y el tercero son los actantes de la

argumentación. Por lo demás, los actores son las personas que encarnan los diferentes roles

actanciales y, realizan así, las actividades de proponer oponerse y dudar. Ahora bien, para

Plantin el discurso de propuesta es aquel que se plantea como alternativa a la doxa o

discurso dominante. El discurso de oposición es el que se adhiere a la doxa, realizando su

defensa. Y cuando tal enfrentamiento es sólido y consistente se origina la duda bajo la

forma de una pregunta-cuestión.

Como se ve este modelo es trilógico a diferencia de un modelo dialéctico o retórico. En el

modelo dialéctico se trata del enfrentamiento del proponente y del oponente, en este caso

no hay lugar para la duda. En el modelo retórico se trata del orador y su auditorio, es decir,

del proponente frente al silencio de quienes lo escuchan. Por el contrario, según Plantin,

este no es el caso de las argumentaciones prototípicas. En el debate político o en el juicio en

el tribunal, la situación argumentativa está configurada por un proponente, un oponente y

un tercero. La figura del tercero es vital para la configuración de la situación argumentativa,

pues éste ejerce el rol de duda, en el sentido del escéptico, es decir, que bajo su presencia la

3 La argumentatividad es, para Plantin, una propiedad que se puede dar en diversos grados en los discursos

en interacción.

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discusión se mantiene viva (Plantin, 1998, págs. 26-31). En resumen, una situación

argumentativa es plena, según este enfoque, cuando discurso y contradiscurso se oponen en

respuesta a una cuestión. Por último, se debe advertir que la cuestión no es algo que

preceda tal enfrentamiento, sino la consecuencia de la existencia de una diferencia de

opinión suficientemente sólida. Cuando el enfrentamiento es persistente aparece la duda,

aquello que mantiene activo el debate.

De un modo similar al modelo de Plantin, el enfoque pragma-dialéctico no toma por objeto

de estudio, exclusivamente, al texto argumentativo. Por el contario, se interesa por describir

la argumentación en toda su complejidad comunicativa. De esta manera, el texto

argumentativo es estudiado como acto de habla complejo en el marco de una interacción

verbal caracterizada por una diferencia de opinión. En otras palabras, en esta perspectiva se

socializa, funcionaliza y externaliza, para por fin dialectificar el objeto de estudio de la

argumentación.

Socializar significa asumir una perspectiva dialógica en el estudio de la argumentación.

Según esto, hay argumentación cuando se presenta una diferencia de opinión y se presenta

una diferencia de opinión cuando, por lo menos, la aceptabilidad de un punto de vista ha

sido cuestionada. De ahí en adelante es posible definir las formas posibles de una discusión.

Funcionalizar es comprender el sentido de los enunciados no de acuerdo a sus

características formales y de contenido proposicional, sino más bien atendiendo a la

función que desempeñan en tanto actos de habla. Así, una misma oración, en contextos

diferentes, puede ser la expresión de un punto de vista o la expresión de una razón.

Externalizar es superar la dificultad que representa el hecho de que los estados mentales de

los interlocutores son inaccesibles. Ante esto lo que se puede hacer es reconocer los

compromisos que asumen tomando como base lo que dicen, tanto de un modo explícito

como implícito. Por último, dialectificar es evaluar el discurso argumentativo de acuerdo

con un ideal de razonabilidad, expresado bajo la forma de unas reglas que se deben seguir

para realizar una discusión crítica (Eemeren & Grootendorst, 2002, págs. 29-30).

En resumen, el objeto de estudio de una teoría pragmadialéctica de la argumentación es un

acto de habla complejo que se inscribe en un evento comunicativo caracterizado por la

existencia de una diferencia de opinión. De esta forma, el marco teórico debe estar en la

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capacidad de describir la existencia y el tipo de discusión, como así también explicar y

mostrar el funcionamiento de los argumentos por medio de los cuales se pretende resolver

la discusión. Esto supone identificar y explicar la función que cumplen los distintos actos

de habla con el propósito de evidenciar los compromisos que asumen los hablantes y el

papel que desempeña cada acto de habla en la resolución de la discusión.

2.2. Los Tipos de Discusión y el Concepto de Cuestión

La existencia de una diferencia de opinión o discusión se esquematiza de la siguiente

forma: un hablante, en su rol de protagonista, expresa un punto de vista positivo o negativo

con respecto a una determinada proposición. Ante la expresión de este punto de vista, otro

hablante, en rol de antagonista, cuestiona la aceptabilidad de lo expresado por el

protagonista. Ante tal situación el protagonista se ve obligado a justificar/argumentar su

posición. Esta es la forma básica de una discusión (Eemeren & Grootendorst, 2002, págs.

33-36).

Hasta aquí es evidente la importancia que tiene la existencia de la duda tanto en el marco

teórico de Plantin como en el pragma-dialéctico. Por esto mismo, antes de continuar con la

exposición de los tipos de discusión posibles, es necesario mostrar la diferencia que hay

entre lo que uno y otro enfoque entiende por duda y por cuestión.

El concepto de cuestión es analizado por Plantin en términos de una tradición retórica.

Según Aristóteles ―deliberamos sobre lo que parece que puede resolverse de dos modos‖.

(Aristóteles, 1357a, 6-10) Es decir, sobre aquello que no recibe una respuesta única, sino

más bien respuestas opuestas, es decir sobre una cuestión. Aquí se puede ver que el

cuestionamiento tiene un papel estructurador en la argumentación. En donde hay acuerdo,

en donde hay una única respuesta no es posible entablar una discusión. De este modo, se

puede notar la relación que hay entre la cuestión y la oposición discursiva, pues la primera

surge a partir de la segunda. Así como no hay argumentación en donde no hay

cuestionamiento, no hay cuestionamiento en donde no hay desacuerdo: ―Pero tan pronto

como empezaba a no haber acuerdo, aparecía la cuestión en litigio.‖ (Quintiliano, VII, 1, 6).

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―Si el acusador dice, «tú has matado a un hombre», y el acusado dice «yo no lo he matado»,

entonces surge la cuestión de si él lo ha matado.‖ (Nietzsche, 2013, pág. 858) En este

sentido, como dice Plantin, una cuestión es la duda que surge a partir de la antifonía, es la

expresión genuina de una incertidumbre.

Ahora bien, en el esquema pragma-dialéctico cuestionar un punto de vista es atacar su

aceptabilidad (Eemeren & Grootendorst, 2002, pág. 36). Imaginemos la siguiente

conversación:

1. A. comer mucho es malo.

2. B. ¿por qué crees eso?

3. A. porque siempre que lo hago me siento cansado

4. B. pero a mí no me pasa lo mismo

En 1, A expresa un punto de vista positivo frente a la proposición ―comer mucho es malo‖.

En 2, B ataca la aceptabilidad de este punto de vista y para ello no tiene necesidad de

expresar un punto de vista contrario, basta con que lo ponga en duda. Como se ve esto es

suficiente para que haya una discusión y por tanto un texto argumentativo, pues A se ha

visto obligado a defender su punto de vista.

Mientras tanto, para Plantin, cuestionar es asumir el rol de tercero y no, como en el ejemplo

anterior, el rol de antagonista. Antagonista es para él, no sólo el que pone en duda la

aceptabilidad de lo dicho, sino precisamente el que lo hace justo porque cree lo contrario.

De esta forma, es evidente que no se usa el término cuestión en el mismo sentido.

En un caso, la oposición discursiva es condición necesaria de la cuestión. Si hay cuestión,

entonces hay una oposición discursiva, porque sólo si hay oposición discursiva hay una

cuestión. Es decir, no hay cuestión si no se da primero una oposición discursiva. En otro

caso, la cuestión es condición necesaria de la oposición. Si hay oposición discursiva,

entonces hay duda sobre el punto de vista expresado. No hay discurso antagonista si no se

ha dudado primero sobre la aceptabilidad del punto de vista expresado. De este modo, en

Plantin el sentido del concepto es de carácter escéptico. La cuestión hace referencia a la

suspensión del juicio, dado que entre los discursos que se oponen hay un equilibrio de

fuerzas. Mientras tanto, para Van Eemeren la cuestión no es la suspensión del juicio, no es

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el producto de un equilibrio de fuerzas, sino la duda acerca de un único punto de vista, de

modo que, siempre y necesariamente precede al discurso opositor. De esto no se sigue que

la existencia de una duda, en el sentido de Van Eemeren, implica necesariamente la

existencia de un punto de vista contrario, aunque este es, en principio, posible.

La duda o cuestión

Plantin Si hay una cuestión Hay una oposición

discursiva

Van Eemeren y

Grootendorst

Si hay una oposición

discursiva

Hay duda sobre el punto de

vista

En resumen, en un caso cuestionar es entender que hay un equilibrio entre un discurso y un

contra-discurso y, en otro caso, cuestionar es no aceptar un punto de vista expresado. En un

enfoque la existencia de una discusión se esquematiza así: un discurso propone una idea

frente a la doxa, asumiendo así la carga de la prueba. Este discurso es rechazado y en esa

medida se le opone un contra-discurso. La oposición sistemática hace surgir la duda o

cuestión, pues ya no se sabe si la verdad está en A o en no A. En el otro enfoque se hace de

este modo: un hablante expresa un punto de vista, otro hablante cuestiona este punto de

vista y obliga a su interlocutor a argumentar. Por otra parte, la duda que recae sobre la

aceptabilidad del punto de vista puede implicar la expresión de un punto de vista contrario.

El esquema de discusión pragma-dialéctico, que se ha examinado, es la forma más básica

de una discusión. Ésta se puede complejizar del siguiente modo. Según este enfoque existen

cuatro tipos estándar de discusión: a) disputas únicas no mixtas, b) disputas únicas mixtas,

c) disputas múltiples no mixtas y d) disputas múltiples mixtas (Eemeren & Grootendorst,

2002, pág. 38).

Las disputas únicas son aquellas en las que el punto de vista expresado se refiere a una

única proposición. En las disputas múltiples por el contrario el punto de vista defendido se

refiere a más de una proposición. Las disputas no mixtas se caracterizan porque sólo se

rechaza el punto de vista expresado sin que ello implique aceptar el punto de vista

contrario. En este sentido, una disputa es mixta cuando no sólo se rechaza el punto de vista

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expresado, sino que además se sostiene un punto de vista contrario. En este sentido la

forma básica de una discusión es aquella en la que sólo hay un punto de vista, positivo o

negativo, y sobre una única proposición, es decir una disputa única no mixta.

Un punto de vista Dos puntos de vista

Una proposición Disputa única no mixta Disputa única mixta

Dos proposiciones Disputa múltiple no mixta Disputa múltiple mixta

Ahora bien, el asunto es si es posible unir estos dos esquemas, el de Van Eemeren y

Plantin, con el propósito de describir los aspectos interactivos de la argumentación. Para

efectuar tal unión, lo primero será convenir que el término cuestión sólo se usará en el

sentido de Plantin, es decir como suspensión del juicio y por tanto como producto de una

oposición discursiva consistente. También se deberá convenir en hablar de duda y no de

cuestión, cuando nos referimos a la condición de posibilidad de un discurso antagonista.

Una vez hechas estas precisiones en el uso del lenguaje es posible unir ambos esquemas.

Así, podemos decir que la existencia de una discusión supone unas condiciones mínimas

que son las siguientes:

a. La existencia de una proposición

b. La expresión de un punto de vista sobre dicha proposición(positivo o negativo)

c. El desacuerdo frente al punto de vista que puede consistir en una duda o en la

expresión de un punto de vista contrario

d. La existencia de una cuestión estructuradora del debate

Si aplicamos estas condiciones al ejemplo anterior, podemos observar que se trata, en

efecto, de una discusión y, además, a partir de los tipos estándar de discusión de la pragma-

dialéctica podemos observar de qué tipo de discusión se trata. Así, vemos que hay una

proposición ―comer demasiado es malo‖ la podemos simbolizar con la letra C. Hay un

punto de vista positivo +/P ―comer demasiado es malo‖ que podemos simbolizar como +/C.

Hay una duda frente al punto de vista que hace las veces de un desacuerdo: ―¿por qué crees

eso?‖ podemos simbolizarla así: C? Por último, este desacuerdo hace surgir una cuestión

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¿es malo comer demasiado? Cuyo significado es ―no sé si es o no es cierto que comer

demasiado es malo‖ que se puede simbolizar así Ø/C.

Según esto, esta es la forma que tomaría la discusión:

UL1: +/C

UL2: C?

T: Ø/C

Un usuario del lenguaje 1(UL1) expresa su punto de vista positivo. Un UL 2 lo pone en

duda, lo cual hace surgir una cuestión en torno a la proposición. Y de ahí en adelante

pueden surgir los argumentos y contraargumentos. Además, se puede ver que en este

ejemplo se trata de una disputa única no mixta, es decir que se discute sobre una sola

proposición y sobre un solo punto de vista.

2.3. Actos de Habla

La teoría de los actos de habla tiene su origen en la teoría de las emisiones realizativas de

Austin. En ―cómo hacer cosas con palabras‖ J. L. Austin sostiene, en contra de cierta

tradición filosófica, que no sólo las aserciones son expresiones con sentido. Se trata de una

crítica que se ha conocido con el nombre de falacia descriptivista (Escandell, 1996). Según

su postura, no sólo los enunciados constatativos son de interés filosófico, por lo cual en su

obra se dedica al estudio de una clase especial de enunciados. Así como hay enunciados

cuya función principal es describir un estado de cosas, hay otros enunciados que en cuanto

enunciados son una forma de acción. Se trata de unos enunciados ―altamente ritualizados‖

que Austin bautizó con el nombre de ―realizativos‖. De este modo, el lenguaje no sólo sirve

para describir o informar estados de cosas, sino también para realizar acciones tales como

prometer, aconsejar, aclarar, ordenar, etc.

El concepto de acto de habla en Searle, por lo tanto, es una ampliación del concepto de

enunciado realizativo. La hipótesis de Searle es que hablar una lengua es asumir una forma

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específica de conducta y, por ende, que el significado de las expresiones que utilizamos

depende de un género específico de reglas. Así, un acto de habla es una forma de conducta

lingüística gobernada por una clase de reglas (Searle J. , 1990, pág. 31) y conformada por

tres clases de sub-actos:

1. Un acto locutivo (el producir ciertos sonidos, palabras u oraciones); 2. Un acto

proposicional (referirse a algo o a alguien y predicar algunas propiedades de

ese algo o alguien); y 3. Un acto ilocutivo (investir al enunciado con una fuerza

comunicativa de promesa, declaración de hecho, y así sucesivamente).

(Eemeren & Grootendorst, 2013, pág. 70) (Searle J. , 1990, págs. 32-33)

A diferencia de Austin, Searle le atribuye el carácter de acción no sólo a los enunciados

realizativos. El propósito de Searle es definir las condiciones necesarias y suficientes que se

deben satisfacer para la realización adecuada de un acto de habla. Al establecer tales

condiciones, se pondrían en evidencia las reglas por las cuales se constituye un acto de

habla. Por último, se debe señalar que este autor emprende una clasificación de los actos de

habla, con la cual se tratan de identificar las funciones principales de los enunciados que se

realizan.

Son tres los criterios sobre los que Searle se basa para realizar tal clasificación. Aunque

Searle reconoce por lo menos doce clases de diferencias en la realización de diferentes

actos ilocutivos, él mismo reconoce que con sólo tres, que son las más importantes, se

puede realizar la clasificación. Estas diferencias, vueltas criterio de clasificación, son: el

objeto o propósito del acto ilocucionario, la dirección de ajuste y la clase de estado mental.

Con estos criterios en mano, distingue cinco clases de actos de habla: representativos,

directivos, compromisorios, expresivos y declarativos (Searle J. R., 2005, págs. 449-452).

Los actos de habla representativos se caracterizan porque su propósito es representar el

mundo y en ese sentido el estado mental que les corresponde es la creencia en lo afirmado y

por lo tanto su dirección de ajuste es de las palabras al mundo.

Los actos de habla directivos se caracterizan porque, con ellos, el hablante pretende que el

oyente haga algo, por lo cual el estado mental que les corresponde es el deseo de que el

oyente haga algo y, en ese sentido la dirección de ajuste es del mundo a las palabras.

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En los actos de habla compromisorios el hablante busca comprometerse, luego su estado

mental es la intención de hacer aquello a lo que se compromete y, de este modo, la

dirección de ajuste, igual que en el caso anterior, es del mundo a las palabras.

En los actos de habla expresivos el propósito del hablante es expresar un estado mental o

sentimiento, por lo cual, el estado mental es variable, y además, no existe dirección de

ajuste, pues, según Searle, la verdad de la proposición no es algo que se afirme, y tampoco

se induce por medio de las palabras a que se realice un estado de cosas, ya que la verdad del

enunciado es algo que simplemente se supone.

Por último, están los actos de habla declarativos, cuya característica principal es que

cuando se realizan eficazmente aseguran una correspondencia entre el contenido

proposicional y la realidad (Searle J. R., 2005, págs. 458-463).

2.3.1. La argumentación como acto de habla.

Uno de los propósitos de la pragma-dialéctica, en su tarea de estudiar el discurso

argumentativo, es realizar un análisis funcional del lenguaje. Debido a esto, en este punto,

toma como base la teoría de los actos de habla en la versión de Searle. Sin embargo,

reelabora algunos aspectos de la teoría debido a las siguientes razones: primero, la teoría de

los actos de habla se ocupa principalmente de los actos de habla ilocutivos, dejando en un

plano marginal los actos de habla perlocutivos. Y segundo, sus unidades de análisis no son

de tipo textual y supra-textual, es decir, que en el análisis no se va más allá de los

enunciados. De este modo, su objetivo es analizar la argumentación como acto de habla, y

para ello realiza algunos ajustes.

En este sentido, en primer lugar, es necesario realizar una distinción entre efectos

comunicacionales y efectos interactivos de los actos de habla. Según la teoría de los actos

de habla, un acto de habla está conformado por una locución, una proposición y una

ilocución. De acuerdo con esto, para que un enunciado sea un acto de habla no basta con

que se exprese un contenido proposicional por medio de una oración, sino que ese

contenido proposicional debe estar acompañado de una fuerza ilocutiva que es la que le da

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su función comunicacional (Eemeren & Grootendorst, 2002, pág. 47). El efecto

comunicacional hace referencia a la comprensión por parte del oyente, tanto del contenido

proposicional, como de la función comunicacional. Mientras tanto, el efecto interactivo es

la aspiración, no ya de comprensión, sino de aceptabilidad en el oyente.

Esta distinción es importante, puesto que en la argumentación, entendida como acto de

habla, no sólo se busca que el oyente comprenda que el propósito del enunciado es

argumentar, sino sobre todo, que el oyente acepte tal argumentación como una justificación

válida del punto de vista que es defendido por el hablante. Así, es posible caracterizar la

argumentación como un acto de habla, siguiendo las condiciones que Searle postula para

los actos de habla en general.

Antes de enunciar las condiciones que se deben satisfacer para que un acto de habla cuente

y sea reconocido como una argumentación, se debe, primero, explicar que la argumentación

es un acto de habla complejo. Cuando al inicio se habló de las razones por las cuales, la

pragma-dialéctica reelabora la teoría de los actos de habla, ya se estaba poniendo de relieve

el hecho de que la argumentación, como acto de habla, no mantiene una relación uno a uno

entre un enunciado y un acto de habla. Una pregunta, una promesa o una afirmación son

actos de habla que se realizan por medio de un único enunciado, no basta más que un

enunciado para hacer una promesa, una pregunta o una afirmación. Por el contrario, cuando

se realiza una argumentación, no es posible hacerlo con un sólo enunciado. Se requiere una

constelación de enunciados que en su conjunto conforman el acto de habla de la

argumentación. Además de esto, sin que se trate de un acto de habla indirecto, la

argumentación tiene más de una función comunicacional, porque si bien, considerados en

su conjunto, los enunciados no tienen otra función que argumentar, tomados

separadamente, pueden tener la función de afirmar, informar o actos de habla por el estilo

(Eemeren & Grootendorst, 2002, págs. 49-50).

Ahora bien, para los actos de habla, Searle reconoce cuatro tipos de condiciones:

condiciones de contenido proposicional, condiciones preparatorias, condiciones de

sinceridad y condiciones esenciales (Escandell, 1996, pág. 68). Del mismo modo, Van

Eemeren y Grootendorst proponen que el acto de habla complejo de la argumentación ha de

satisfacer estas condiciones. La diferencia introducida por ellos, además de que las

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condiciones se aplican a una constelación de enunciados y no a un enunciado, es que

prefieren hablar de condiciones de responsabilidad y no de condiciones de sinceridad. Su

argumento es que, aun cuando el hablante promete algo que no piensa cumplir o afirma

algo que sabe no es cierto, éste en el momento en que realiza el acto de habla en cuestión,

asume, independientemente de sus estados mentales, un compromiso con el oyente, de

modo que es responsable por lo que dice (Eemeren & Grootendorst, 2002, pág. 51).

Entonces, las condiciones que deben ser satisfechas se dividen en dos grupos. Por un lado,

las condiciones de identificación, a saber, condiciones proposicionales y esenciales; y por

otra parte, las condiciones de corrección, es decir, las condiciones preparatorias y de

responsabilidad. En efecto, para que un acto de habla sea reconocido como una

argumentación es necesario que:

―La constelación de sentencias H1, H2 (..., Hn) consista de asertivos en los cuales se

expresan proposiciones‖. Y además, que ―Avanzar la constelación de sentencias H1, H2

(..., Hn) equivalga a un intento de H por justificar (o refutar) X para la satisfacción de O,

es decir, para convencer a O acerca de la aceptabilidad (o inaceptabilidad) de X‖ El

subrayado es mío (Eemeren & Grootendorst, 2013, pág. 115).

En otras palabras, para identificar una constelación de enunciados como una argumentación

se tiene que dar que en dicha constelación, cada uno de los enunciados sea un asertivo que

exprese una proposición (condición proposicional) y también que dicha constelación sea

enunciada con la intención de justificar o refutar un punto de vista, para lograr así,

convencer al interlocutor de que X o ¬X (condición esencial).

Ahora bien, las condiciones de felicidad o adecuación de un acto de habla no se agotan en

el reconocimiento, por parte del oyente, del acto de habla en cuestión. Es necesario

también, que efectivamente el acto de habla lo sea. Un acto de habla es argumentativo, ya

no decimos ―se reconoce como argumentativo‖, sino que decimos ―efectivamente lo es‖,

cuando:

―a) El hablante cree que el oyente no acepta (o, al menos, no acepta automáticamente o

completamente) su punto de vista con respecto a p.

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b) El hablante cree que el oyente está preparado para aceptar las proposiciones expresadas

en los actos de habla elementales 1,2,..., n.

c) El hablante cree que el oyente está preparado para aceptar la constelación de actos de

habla elementales 1, 2,..., n como una justificación aceptable de p‖.

Y además si ―d) El hablante cree que su punto de vista con respecto a p es aceptable.

e) El hablante cree que las proposiciones expresadas en los actos de habla elementales

1,2,..., n son aceptables.

f) El hablante cree que la constelación de actos de habla elementales 1, 2,..., n es una

justificación aceptable de p‖ el subrayado es mío (Eemeren & Grootendorst, 2002, pág. 52).

Esto es si existen unas condiciones preparatorias y de responsabilidad. Su sentido es el

siguiente: no es posible que haya argumentación si primero no se ha puesto en duda el

punto de vista del hablante, sólo la duda sobre la aceptabilidad de su punto de vista le

obliga a realizar un acto de habla argumentativo, es decir, una argumentación. Además de

esto, es necesario que el hablante crea que el oyente es, en principio, susceptible de ser

convencido de la aceptabilidad de P, esto es lo que expresan las condiciones ―b‖ y ―c‖.

Como se observa ―a, b y c‖ conforman las condiciones preparatorias.

Por otra parte, las condiciones de responsabilidad ―d, e y f‖ representan un punto más

problemático. En una conversación ideal, los interlocutores actuarán expresando lo que

creen y no otra cosa. Sin embargo, en el terreno de la argumentación, en la práctica, muchas

veces lo que cuenta es ganar la disputa, aun sabiendo que se está equivocado. En este caso,

quien así actúe, estará incumpliendo una de las condiciones de corrección, la condición de

responsabilidad. Este problema podría ser zanjado si se entiende, como se mencionó arriba,

que el sentido de la condición de responsabilidad dice no que el hablante no pueda mentir,

sino que, de así comprobarse en el transcurso de la interacción, el oyente lo podrá hacer

responsable. Es decir, el hablante no puede usar unas premisas (actos de habla elementales)

que luego a su conveniencia negará. Tampoco puede afirmar su punto de vista y luego

negarlo para concluir, una vez ha sido refutado por los argumentos, que eso era lo que él

desde el principio estaba defendiendo. En estos casos el interlocutor está en el derecho de

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24

mostrar la incongruencia y sólo, en ese sentido, nos pueden interesar las condiciones de

responsabilidad (sinceridad).

2.4. Sentido y Función Comunicacional en los Actos de Habla

Una de las ventajas de estudiar la argumentación como acto de habla reside en el hecho de

que el analista se puede ocupar de los sentidos no literales y no convencionales de las

unidades de análisis. Esto es de especial importancia, sobre todo, cuando el objeto de

análisis está conformado por fragmentos de una conversación. En el uso cotidiano del

lenguaje es frecuente que el sentido de lo dicho dependa más de lo que no se dice que de lo

que se dice. Así, en el análisis de discusiones o situaciones argumentativas no se puede

obviar aquello que no se ha dicho y, sin embargo, se ha comunicado.

El análisis de los contenidos implícitos se puede realizar por lo menos desde dos

perspectivas. Dentro de su teoría de los actos de habla, Searle se vio obligado a considerar

cómo era posible que un acto de habla cumpliera con una función comunicacional distinta

de la que literalmente, se podría esperar que cumpliera. De esta manera, desarrolló una

explicación sobre el funcionamiento de los actos de habla indirectos. Por otra parte, H. P.

Grice explicó, a partir de un conjunto de máximas, cómo era posible que se transmitieran

contenidos implícitos de un modo no convencional.

2.4.1. El problema de los actos de habla indirectos.

La teoría de los actos de habla de Searle supone que hay una relación estable entre los

aspectos formales y gramaticales de una oración y la fuerza ilocutiva con que se emite

dicha oración.

No hay, por lo tanto, dos estudios semánticos distintos e irreductibles: por un lado

un estudio de los significados de oraciones y por otro un estudio de las

realizaciones de los actos de habla. Pues de la misma manera que forma parte de

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nuestra noción del significado de una oración el que una emisión literal de esa

oración con ese significado en un cierto contexto constituya la realización de un

acto de habla particular, así también forma parte de nuestra noción de acto de

habla el que exista una oración (u oraciones) posibles, la emisión de las cuales, en

cierto contexto, constituiría en virtud de su (o sus) significado(s) una realización

de ese acto de habla. (Searle J. , 1990, pág. 27)

Según esto, el significado de un acto de habla es una realización del significado de una

oración y, a su vez, el significado de una oración determina las posibilidades de realización

de un acto de habla en particular. Así, una oración interrogativa se puede realizar como un

acto de habla directivo, en este caso una pregunta, y la pregunta, como acto de habla, es la

realización del significado que le corresponde a una oración interrogativa. Lo mismo vale

para un imperativo o una oración aseverativa.

No obstante esta importante tesis en la teoría de Searle, él mismo observa que se debe

diferenciar entre dos casos de producción de significado. El caso más simple es el

representado por su tesis de correspondencia entre significado oracional y fuerza

ilocucionaria. El otro caso, el menos simple, se da cuando no existe tal correspondencia

entre significado oracional y fuerza ilocucionaria. De esta forma, se puede decir que

aquello que caracteriza a los actos de habla indirectos es esa no correspondencia. Ahora

bien, la no correspondencia es el resultado de que un acto de habla se realiza con dos

fuerzas ilocucionarias distintas. Más aún, un acto de habla indirecto es aquel en el que ―un

acto ilocucionario se realiza indirectamente al realizar otro‖. (Searle J. R., 1977, pág. 24)

Es el caso de las peticiones que se realizan por medio de preguntas. Este es el ejemplo dado

por Searle: si alguien en el contexto indicado dice ―¿me podrías pasar la sal?‖ está

realizando un acto de habla indirecto porque, su enunciado no puede ser interpretado

literalmente. Es decir, que el oyente no puede interpretar esta emisión, si quiere interpretar

correctamente el enunciado, como una pregunta. El hablante más que pedirle al oyente que

responda esta pregunta, le pide que le pase la sal. En este sentido, un acto de habla

directivo, una petición, se realiza por medio de otro acto de habla, en este caso también

directivo, una pregunta. En resumen, el ejemplo muestra que la pregunta es una realización

indirecta de una petición, con lo cual se observa que 1) no hay una correspondencia entre

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significado oracional y fuerza ilocutiva primaria, 2) existen dos fuerzas ilocutivas distintas

y 3) una de ellas se realiza por medio de la otra, la primaria por medio de la secundaria.

2.4.2. Las implicaturas conversacionales.

A partir del supuesto de que, tanto en la conversación, como en otras actividades humanas,

quienes de ellas participan siguen una conducta racional y, por tanto, un conjunto de reglas

o máximas, H. P. Grice postula una explicación que daría razón del modo como en una

conversación es posible inferir aquello que no se ha dicho pero se ha comunicado. De este

modo, la primera diferencia que hay que mencionar es aquella que sitúa, de un lado, el

contenido proposicional de un enunciado y, de otro lado, toda la información que se

transmite, pero no corresponde a dicho contenido. En el primer caso, estamos frente a lo

que se dice y, en el segundo, frente a lo que se comunica (Escandell, 1996, págs. 94-95).

A partir de esta distinción es posible hablar de los diferentes mecanismos por los cuales se

pueden inferir contenidos implícitos. A estas inferencias Grice les otorga el nombre de

implicaturas.4 Él reconoce la existencia de dos grandes tipos: por un lado, están las

implicaturas convencionales y, por otro lado, están las implicaturas no convencionales. Las

segundas se dividen entre no conversacionales y conversacionales, y éstas, a su vez, se

dividen en generalizadas y particularizadas. Sólo las implicaturas conversacionales, en sus

dos ramificaciones, son de interés para la pragmática. Una vez se declara que el interés

reside solamente en el estudio de implicaturas cuyo sentido no se obtiene por la fuerza de la

convención, es evidente que para Grice la pragmática se ha de ocupar del estudio de los

mecanismos conversacionales de los que depende el sentido de lo dicho. En otras palabras,

el significado de un enunciado no se ha de buscar necesariamente al interior de un código

lingüístico, sino precisamente en el uso que los hablantes hacen de éste. (Grice, 2005, pág.

523)

4 Antes de continuar, se debe aclarar que el sentido del término implicatura, si bien tiene una conexión con

lo que se dice implícitamente, denota más precisamente el contenido que se puede implicar a partir de un enunciado, de ahí, que para referirse a esta se utilice la fórmula, si H dice que p implica que q, aunque se debe aclarar también, que no se trata, necesariamente, de una implicación de carácter lógico y mucho menos en el caso de las implicaturas conversacionales.

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Ahora bien, según Grice, los usuarios del lenguaje cuando participan de una conversación

se comportan racionalmente, por lo cual, es posible formular un principio de cooperación.

Éste principio dice lo siguiente: ―Haga usted su contribución a la conversación tal y como

lo exige, en el estadio en el que tenga lugar, el propósito o la dirección del intercambio que

usted sostenga‖. (Grice, 2005, pág. 524)

Siguiendo a Kant, Grice divide el principio de cooperación en cuatro categorías, a saber,

cantidad, cualidad, relación y modo.

Máximas de cantidad:

1) ―Haga usted que su contribución sea tan informativa como sea necesario (teniendo

en cuenta los objetivos de la conversación)‖, y pueda que también

2) ―No haga usted que su contribución resulte más informativa de lo necesario‖.

Máxima de cualidad:

―Trate usted de que su contribución se verdadera‖.

1) ―No diga usted lo que crea que es falso‖.

2) ―No diga usted aquello de lo que carezca de pruebas‖.

Máxima de relación:

―sea relevante‖.

Máxima de modo:

―sea usted perspicuo‖

1) ―Evite usted ser oscuro al expresarse‖,

2) ―Evite usted ser ambiguo al expresarse‖,

3) ―Sea usted escueto (y evite ser innecesariamente prolijo)‖,

4) ―Proceda usted con orden‖. (Grice, 2005, págs. 524-526)

Quizás ninguna máxima como la máxima de relación necesite una aclaración. Con esta

máxima lo que Grice pretende explicar es que en una conversación, cada una de las

contribuciones de los hablantes, para ser adecuada, debe corresponder a los temas tratados

o a su desarrollo en el intercambio. Es decir, que no es posible, sin incurrir en una violación

de la máxima de relación, ignorar una pregunta una vez se nos ha formulado. La máxima de

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relación exige que nuestro aporte responda, en algún sentido, a dicha exigencia, esto es,

responder a la pregunta o, cuando menos, enunciar que no se conoce la respuesta. De esta

forma, como explica van Eemeren para que un acto de habla sea relevante, éste, debe estar

conectado con el acto de habla que le precede (Eemeren & Grootendorst, 2002, pág. 73).

Ahora bien, Grice reconoce cuatro tipos de violaciones posibles de las máximas. En un

primer caso, alguna de las máximas es violada ocultamente, lo cual puede inducir al oyente

a error, en este caso se podría tratar de un engaño. Es el caso de las mentiras, un hablante

deliberadamente puede decir algo que sabe es falso y violar así la máxima de cualidad, sin

embargo, lo puede hacer tan soterradamente que, en ese caso, estará engañando a su

interlocutor, lo cual sólo es posible si él no percibe la violación a dicha máxima. En un

segundo caso, el hablante simple y llanamente se rehúsa a cooperar, es decir, que le pone

fin a un intercambio expresando de algún modo que no puede seguir la máxima en cuestión.

En un tercer caso, una situación conflictiva hace que se siga una máxima en detrimento de

otra. El ejemplo dado por Grice es el conflicto entre la máxima de cualidad con la máxima

de cantidad. Cuando no se está seguro de la información que se requiere, a lo mejor, la

contribución del hablante no es lo suficientemente informativa, de este modo, se viola la

máxima de cantidad con el objeto de no violar la máxima de cualidad. Por último, están los

casos en los que se realiza una violación ostensible (Grice, 2005, pág. 528).

Los casos de violación abierta son de especial interés para Grice, pues ¿cómo es posible

que un hablante viole una máxima cuando nada le impide seguirla, no quiere engañar a

nadie y, además, parece que sigue el principio de cooperación? Este es el punto clave de su

aparato teórico, por lo menos en lo que respecta a la explicación de cómo se derivan las

implicaturas conversacionales.

Como se ve, una implicatura conversacional se puede efectuar, si el oyente se puede

plantear, ante la contribución de su interlocutor, una pregunta como la señalada arriba. Esto

es descrito por Grice del siguiente modo: un oyente infiere que q cuando un hablante ha

dicho que p, supuesto que 1) un hablante emite un enunciado y no hay razones para pensar

que no sigue el principio de cooperación, 2) que el hablante cuando dice p, piensa que q, y

además 3) que el hablante piensa que el oyente piensa que cuando él dice que p en realidad

piensa que q (Grice, 2005, pág. 529). Entonces, una implicatura conversacional es un

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29

proceso de inferencia, que un oyente realiza una vez un hablante emite un enunciado,

violando abiertamente una de las máximas y, además, cuando, al mismo tiempo, el oyente

no tiene razones para pensar que el hablante no sigue el principio de cooperación. En

resumen, una implicatura se realiza cuando el oyente le atribuye a la emisión producida por

el hablante el significado q cuando dice que p y, de esta manera, restablece, con dicha

operación, la máxima que éste violó cuando dijo que p.

2.4.3. El principio de cooperación y el análisis de los actos de habla indirectos.

Van Eemeren y Grootendorts proponen un análisis funcional del lenguaje a partir de la

teoría de los actos de habla y a partir de las reglas de comunicación que se derivan del

principio de cooperación postulado por Grice. Esta herramienta ofrece la posibilidad de

identificar el sentido de las emisiones, incluso si éstas toman la forma de actos de habla

indirectos. Es decir, que, de esta manera, es posible responsabilizar al hablante por lo que

dice, aun si lo dice implícitamente. Ello quiere decir, que si bajo la forma de una pregunta

el hablante realiza una aseveración, por medio del análisis nos es lícito responsabilizarlo de

su acto de habla, lo cual significa que podemos suponer que el hablante alberga el estado

mental propio de quien realiza una aseveración.

El principio de comunicación que postulan estos autores es una interpretación del principio

de cooperación. Las máximas del principio de Grice las resumen en: claridad, honestidad,

eficacia y relevancia. A su vez relacionan cada una de las máximas con cada una de las

condiciones postulada por Searle para los actos de habla. De esta relación entre máximas y

condiciones derivan cuatro reglas. Observemos, primero, la relación entre máximas y

condiciones y, luego, las reglas que a partir de allí se formulan.

La primera máxima es sé claro, ésta hace alusión a la máxima de modo de Grice y se

relaciona con las condiciones de identificación, a saber, condición proposicional y

condición esencial. La segunda máxima dice sé honesto, la cual recuerda la máxima de

cualidad de Grice y se relaciona con una condición de corrección, la condición de

responsabilidad (o sinceridad). La tercera máxima es sé eficaz que no se vincula tan

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claramente con alguna de las máximas de Grice. Ésta se relaciona con otra de las

condiciones de corrección, es decir, con las condiciones preparatorias. Por último, está la

máxima sé relevante que se vincula con la máxima de relación y no se relaciona con

ninguna de las condiciones de los actos de habla, puesto que la máxima hace referencia a la

adecuada relación que debe existir entre distintos actos de habla.

Ahora bien, el cumplimiento de cada una de las máximas implica que se cumple cada una

de las condiciones relacionadas con ellas. Como se ha mostrado existen dos clases de

condiciones, condiciones de identificación y condiciones de corrección. De las condiciones

de identificación depende la comprensión del acto de habla en dos sentidos, por un lado, el

reconocimiento del contenido proposicional expresado y, por otro lado, el reconocimiento

de la función comunicacional del acto de habla. En este sentido, para que un oyente

reconozca un acto de habla en particular, el hablante que lo realiza debe seguir la máxima

sé claro, cuya formulación en términos de una regla de comunicación es: no realices

ningún acto de habla incomprensible.

La claridad, como se nota, es importante en el proceso de comunicación, pero, si bien es

necesaria, por sí sola no es suficiente, luego, las condiciones de identificación son

necesarias, pero no suficientes. Las condiciones de corrección se cumplen siguiendo dos

máximas: sé honesto y sé eficaz. Las reglas que expresan estas máximas son

respectivamente: No realices ningún acto de habla insincero y No realices ningún acto de

habla superfluo ni inútil. En el caso de un acto de habla directivo, por ejemplo una

pregunta, las reglas mencionadas se cumplen si el hablante realmente quiere escuchar la

respuesta a su pregunta y si desconoce la respuesta a la pregunta.

A partir de estos presupuestos el analista puede identificar la realización de un acto de

habla indirecto. Esto se hace, siguiendo un proceso de inferencia que Searle supone hacen

los oyentes sin advertirlo ni ser plenamente conscientes. Cuando se realiza un acto de habla

indirecto aparentemente se viola alguna o varias de las reglas de comunicación. El proceso

de inferencia parte del supuesto de que el hablante sigue el principio de comunicación

(cooperación). Si eso es así, debe existir una interpretación bajo la cual el acto de habla

respeta el conjunto de las reglas. Esta interpretación es la interpretación no literal, es decir,

el acto de habla que se realizó indirectamente. En otras palabras, cuando se percibe una

Page 31: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

31

violación ostensible de una regla de comunicación, es posible restaurar la regla si se realiza

una interpretación no literal, interpretación que va en favor de un acto de habla indirecto.

De esta manera, es posible, por fin, analizar e identificar aquello que se comunica aun

cuando no se haga de un modo explícito o literal.

2.5. El Estudio del Sentido en el Análisis de la Conversación

Como recuerda Tusón conversar es algo que todos hacemos y algo que hacemos con

frecuencia. De ahí, que muchas veces se considere que no hay mucho que estudiar acerca

de la conversación. Sin embargo, gracias al AC se ha podido observar que la conversación

no es una actividad nimia y que su comprensión exige el desarrollo de modelos teóricos de

alta capacidad explicativa y descriptiva. De acuerdo con esto, se debe formular, en primer

lugar, una definición que le haga justicia a la complejidad de este fenómeno.

Para Tusón la conversación es una actividad en la que las personas interactúan verbal y en

algunos casos, además, no verbalmente (1997, pág. 38). Este es un buen punto de partida,

pues se ofrece una definición clara y amplia. A partir de aquí es posible empezar a precisar

y refinar el concepto de conversación. Una definición más precisa indica que la

conversación es una actividad interactiva del lenguaje verbal oral en la que participan dos o

más personas de forma coordinada (ibíd.). Esto quiere decir que la conversación es un tipo

de acción social organizada, lo cual indica que en la conversación los individuos producen

y comprenden el comportamiento (sentido) con arreglo a métodos o principios compartidos

por ellos (Pomerantz, 2000, pág. 108).

De este modo, algunas de las cuestiones que se estudian en el AC tienen que ver con

aquellas cosas que acuerdan quienes conversan y también con el modo como se llega a tales

acuerdos. Entre las cuestiones que se acuerdan podemos contar: en primer lugar, aspectos

tales como iniciar y finalizar una conversación. Nadie inicia una conversación sin más, sin

la colaboración y el acuerdo de otro, pues éste debe reconocer los indicios de quien le habla

y, además, aceptar la actividad propuesta: iniciar o finalizar una conversación. Otras

cuestiones acordadas o negociadas son: el tono – grado de formalidad o informalidad –, la

Page 32: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

32

imagen social – el rol que asumen los participantes –, el tema, la finalidad, las

presuposiciones y en general el sentido producido y comprendido por los participantes

(Tusón, 1997, pág. 42).

En este sentido, Pomerantz dice que ―El objetivo del AC es explicar los métodos

compartidos que utilizan los interactuantes para producir y reconocer su propia conducta y

la de los demás.‖ (Pomerantz, 2000, pág. 108) Esto es explicar los mecanismos, por medio

de los cuales los individuos interactúan significativamente. Haciendo énfasis en los

aspectos lingüísticos, se puede decir que el AC se ocupa de explicar los mecanismos que

hacen posible la producción e interpretación del sentido en una interacción.

Los métodos o mecanismos de los que habla Pomerantz, apoyados en Tusón, podemos

pensar que son, en gran parte, los indicios contextualizadores apuntados por Gumperz

(Tusón, 1997, pág. 40) (Tusón, 2002, pág. 138). Es decir, elementos fónicos, léxicos,

kinésicos o proxémicos cuya presencia indica el inicio de una conversación, el cambio de

un tema o su finalización. Entre estos se cuentan también mecanismos de orden pragmático

como las máximas conversacionales de Grice.

De este modo, podemos decir que uno de los temas fundamentales del AC es la explicación

del modo como se produce e interpreta el sentido en una interacción. Recuérdese que desde

esta perspectiva el estudio del sentido hace parte del estudio de la acción, pues como señala

Searle el lenguaje es una forma de acción. Así pues, estudiar el lenguaje es estudiar una

forma de acción, cuya característica principal es que es significativa.

Ahora bien, el problema del sentido es abordado y explicado en AC desde un enfoque

pragmático e interactivo. No es posible entender el modo como los hablantes producen e

interpretan el sentido, sino considerando que éste depende del contexto en el que es

producido. El sentido no habita en las palabras ni en las oraciones, son los usuarios del

lenguaje, por medio de actos de habla, quienes lo producen en el marco de interacciones

concretas.

Según Pomerantz el contexto se entiende por lo menos de dos modos. Por una parte, hace

referencia a ―(…) la organización temporal de las acciones y la interacción. (…) El aporte

de cada interactuante está determinado por lo que acaba de decirse o de hacerse, y es

Page 33: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

33

entendido en relación con lo anterior.‖ (Pomerantz, 2000, pág. 108). Así, el sentido de una

emisión lingüística depende del lugar que ocupa en una interacción concreta, por lo cual no

puede ser comprendido al margen de esta.

Por otra parte, hace referencia a aspectos como la identidad de los participantes, el lugar y

el momento en el que transcurre la interacción. El contexto entendido en esta forma no es

algo que preceda a las interacciones, por el contrario es un tipo de realidad social que los

participantes van creando y produciendo. Las personas no llegan a contextos formales e

institucionales, sino que por el contrario, son sus acciones las que producen un contexto de

habla formal o informal. La identidad de género o la afiliación política pueden ser o no ser

relevantes en una determinada conversación, su relevancia no viene dada antes del

encuentro, sino que se configura o no lo hace en éste (Pomerantz, 2000, pág. 108).

En resumen, no es posible hacer un estudio del sentido, sino en el marco de las

interacciones en las que este se produce. Estudiar el sentido de un acto de lenguaje significa

describir su función comunicacional. Para esto es necesario tomar en cuenta, aspectos

diversos que van desde el conocimiento que tiene el propio analista como usuario del

lenguaje hasta la consideración de los factores contextuales y las interpretaciones que

realizan los participantes de la conversación, de ahí, en suma, que el estudio de la

producción y comprensión del sentido esté unido a la descripción de la situación de

comunicación y de la organización interlocutiva.

2.5.1. La organización interlocutiva.

Como se ha observado hasta aquí, el estudio del sentido en la conversación, exige que se

considere el modo como se estructura esta actividad. Según Briz (2000) la conversación se

estructura en dos formas básicas: por una parte, en unidades ―monologales‖ y ―dialogales‖

y, por otra parte, en unidades que dan orden y progresión a la conversación. Entre las

primeras se encuentran: el acto de habla, la intervención (unidades ―monologales‖), el

intercambio y el diálogo o interacción (unidades ―dialogales‖). Las segundas hacen

Page 34: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

34

referencia a los turnos de habla, intervenciones por medio de las cuales una conversación

progresa bajo la forma de cierto orden.

El acto de habla es la unidad mínima de análisis de la estructura conversacional. Es la

unidad mínima de comunicación, como señaló Searle. Por lo tanto, en una conversación son

actos de habla cada uno de los enunciados emitidos con cierta fuerza ilocutiva, preguntas,

promesas, peticiones, etc.

La intervención se reconoce como la máxima unidad monologal. Esta es el aporte que hace

cada uno de los participantes en un determinado turno de habla. Así pues, la intervención

puede estar constituida por uno o más actos de habla.

El intercambio hace referencia a la unidad de análisis compuesta por dos intervenciones

distintas, intervenciones relacionadas como en el caso de los pares adyacentes. En este

sentido, el intercambio es la unidad mínima desde el punto de vista dialogal.

El diálogo o interacción es el resultado de dos o más intercambios. Tusón propone agrupar

los intercambios de forma temática, dando origen así a la secuencia como unidad de

análisis. Según esto, es más apropiado decir que los intercambios forman secuencias y que

las secuencias forman o constituyen una interacción completa.

En resumen, las unidades estructuradoras de la conversación, en orden, son: acto de habla,

intervención, intercambio, secuencia e interacción (Tusón, 1997, pág. 62).

Con respecto al concepto de turno de habla, Briz (2000) señala que cierta concepción

intuitiva lo identifica con la intervención, lo cual es problemático porque si bien todo turno

de habla se halla constituido por una intervención, no toda intervención es un turno de

habla. Esto quiere decir que un turno se da si y sólo si una intervención es valorada y

reconocida, es decir, cuando aporta al desarrollo y progreso de la conversación.

Page 35: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

35

3. Enfoque Metodológico, Material de Análisis y Procedimiento

3.1. El Estudio de Caso

Para la realización de este trabajo se asumió un enfoque de corte cualitativo,

específicamente el estudio de caso. El estudio de caso sobresale en el campo de la

investigación cualitativa más como un enfoque de investigación que como un tipo

particular de diseño metodológico. Una de las características significativas del estudio de

caso es que privilegia el conocimiento pormenorizado de un fenómeno antes que la

generalización, de modo que según Stake:

El estudio de caso no es la elección de un método sino más bien la elección de un objeto a

ser estudiado. Nosotros elegimos estudiar un caso. En tanto enfoque de investigación, un

estudio de caso es definido por el interés en casos individuales antes que por los métodos de

investigación utilizados. (Neiman & Quaranta, 2006, pág. 219)

Por otra parte, los estudios de caso pueden ser un fin en sí mismos o pueden ser

instrumentales, es decir, que el estudio de un caso puede tener por propósito nada más que

la comprensión de éste, pero también puede realizarse con el fin de desarrollar mucho más

una teoría que se aplica al estudio de determinados fenómenos. (Neiman & Quaranta, 2006,

pág. 219)

En el presente trabajo, no se pretende examinar los alcances ni las limitaciones de las

teorías que buscan explicar el funcionamiento de la argumentación y, en este sentido,

tampoco es su propósito principal realizar generalizaciones acerca del discurso

argumentativo, por el contrario, se propone describir desde un punto de vista discursivo y

comunicativo un caso concreto de argumentación.

3.2. Material de Análisis

El material de análisis del presente trabajo es un corpus conformado por dos secuencias

discursivas que hacen parte de un programa de Hablemos de Paz y de Derechos Humanos.

Page 36: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

36

Éstas han sido seleccionadas según los criterios de adecuación y de suficiencia. Según

Bonilla y Rodríguez la muestra en los trabajos de corte cualitativo no se selecciona sino que

se configura. La muestra no es representativa estadísticamente, sino que se trata de una

representatividad cultural, a partir de la cual, se busca definir los patrones de

comportamiento y el sentido que se le puede atribuir al aspecto de la realidad social

estudiado (Catro & Bonilla Sehk, 2005, pág. 134). De esta forma, se puede decir que la

adecuación y la suficiencia son los criterios que mejor responden a las características del

trabajo cualitativo.

―Una muestra adecuada es aquella conformada por las personas o grupos más

representativos de la comunidad, quienes están en capacidad de proveer la mayor cantidad

de información posible sobre el problema de estudio.‖ (Catro & Bonilla Sehk, 2005, pág.

135) Como nuestro objeto de estudio es el lenguaje, específicamente un caso de discurso en

interacción, lo que Plantin denomina situación argumentativa, el criterio de adecuación se

aplica no sobre personas o grupos de personas, sino sobre las unidades constitutivas de la

conversación. De este modo, se han seleccionado dos secuencias discursivas en las que es

evidente, mucho más que en otras que también hacen parte de la interacción, la existencia

de fenómenos como la oposición discursiva, la formulación de argumentos e incluso el uso

indirecto del lenguaje.

―El criterio de suficiencia se refiere a un muestreo exhaustivo de todas las posibles fuentes

de información (personas, lugares, eventos, tipos de datos, tiempos, etc.) para responder a

la pregunta de investigación y obtener una descripción comprehensiva del fenómeno

estudiado.‖ (Catro & Bonilla Sehk, 2005, pág. 135) Con respecto a este criterio, se ha

decidido seleccionar un número de dos secuencias pertenecientes a una misma

conversación, puesto que aquí no se trata de estudiar la argumentación en el contexto

político colombiano, ni la argumentación en las interacciones verbales en general, sino tan

solo en un programa de Hablemos de Paz y de Derechos Humanos. Por lo demás, el

número de secuencias seleccionadas se justifica en la medida en que el estudio de

secuencias adicionales no revela nueva información en relación con los propósitos de este

trabajo. En otras palabras, el número de secuencias seleccionadas y sometidas a análisis

proporcionan información suficiente, es decir, exhaustiva y detallada, acerca de la relación

Page 37: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

37

entre argumentación y comunicación en el programa de Hablemos de Paz y de Derechos

Humanos.

3.3. Procedimiento

El análisis del problema planteado se realizó especialmente a partir de unas transcripciones

hechas sobre el material audiovisual, sin embargo, se tuvo en cuenta también el registro

audiovisual del cual surge la transcripción. La transcripción se realizó siguiendo la lista de

símbolos propuesta por Tusón, teniendo en cuenta casi que exclusivamente los fenómenos

verbales. De este modo, las unidades a analizar son las ya señaladas en 2.5.1., y el análisis

se hará desde los conceptos de situación argumentativa, discusión, acto de habla complejo e

implicatura conversacional.

De este modo, a través del análisis conversacional se identificó y describió el inicio y

progreso de la discusión. En el curso de esta descripción, se buscó sacar a flote el sentido

de las intervenciones a partir de los conceptos de acto de habla indirecto e implicatura

conversacional. Por último, se presentó de forma esquemática la estructura de la discusión,

saber: la identificación clara y precisa de las proposiciones discutidas, de los puntos de

vista a propósito de tales proposiciones, las cuestiones estructuradoras de la discusión y la

relación entre actantes y actores de la argumentación.

3.3.1. Lista de símbolos.

3.3.1.1. Símbolos prosódicos:

¿? Interrogación

¡! Entonación exclamativa

/ Tono ascendente

\ Tono descendente

...- Corte abrupto en medio de una palabra

Page 38: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

38

| Pausa breve

|| Pausa mediana

<...> Pausa larga, también <pausa> o <9>, indicando segundos.

ac Ritmo acelerado

le Ritmo lento

subr Énfasis

MAYÚS Mayor énfasis

:: Alargamiento de un sonido

p Piano (dicho en voz baja)

pp Pianissimo (dicho en voz muy baja)

f Forte (dicho en voz más alta)

ff Fortissimo (dicho en voz muy alta)

3.3.1.2. Símbolos relativos a los turnos de palabra:

1., 2., 3.,… Cada una de las intervenciones de los hablantes

== Al principio de un turno para indicar que no habido pausa después del turno

anterior.

=.....=

=.....= Solapamiento en dos turnos:

H— Vale <pausa> =Pero es que me molestarían las piedras =

M— [mirando a L] =Bueno | oye | y el pan ¿qué? ¿Tengo que = ir yo?

Para señalar que B interviene aprovechando un pequeño silencio en la intervención de A:

A— ¡Ojalá venga pronto! ¡Tengo unas ganas de verla!

B— ¡Ay, sí!

Page 39: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

39

4. Análisis e Interpretación

4.1. Corte Suprema de Justicia

4.1.1. Análisis conversacional.

Esta es la primera secuencia discursiva no sólo a analizar, sino también la primera de la

interacción. Su tema es el enfrentamiento que se dio entre la Presidencia de la República,

bajo el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, y la Corte Suprema de Justicia. Los participantes

que interactúan en esta secuencia son Álvaro Uribe Vélez (A) y Baltasar Garzón (B). Para

la descripción del modo como se desarrolla la articulación que hay entre discurso y

contradiscurso, la secuencia, por su complejidad y extensión, será analizada en dos partes:

en la primera describiremos la formulación inicial de la discusión y en la segunda nos

ocuparemos del modo como ésta progresa y se consolida.

(1)

1) B- lo primero que se me ocurre preguntarle es ¿Cuál cree usted que es su valor

añadido en lo que es la paz y la lucha por los derechos humanos en Colombia?

2) A- primero mi saludo juez doctor Baltasar | doctor Pedro | muchas gracias por la

invitación a este programa || en el periodo dos mil dos – dos mil diez (…) se

recuperaron dos monopolios que el Estado nunca debió perder | el de la justicia | y el

de las fuerzas armadas para combatir a todos los criminales (…) se recuperó la

presencia institucional de la justicia (…) sectores radicales de oposición | tuvieron

las mismas garantías efectivas y la misma protección | que sectores afines al

gobierno (…) Colombia:: tenía al principio de nuestro gobierno | más de tres cientos

alcaldes que no podían estar en sus localidades | los rodeamos a todos de garantías

| efectivas | independientemente del origen político de su elección | los problemas

del país no quedaron resueltos | pero yo creo que íbamos por buen camino.

3) B- sin embargo:: || esas garantías a las que hace referencia | también:: ||

determinaron || ese aporte de la justicia | también:: supuso | ciertos enfrentamientos

Page 40: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

40

entre | la Presidencia de la República y la Corte Suprema | si no recuerdo mal | es

decir ¿cómo definir esa mayor dotación de garantías | de empoderamiento de la

justica con una confrontación con el máximo organismo de: | de la justicia

colombiana?

4) A – Hubo desacuerdos con algunas decisiones de un sector de la corte suprema

de justicia y un gran apoyo a la justicia || si usted mira | primero el apoyo de

seguridad | que le permitió restablecerse en todo el país || de los sitios de los cuales

había sido | desplazada | segundo reivindicaciones económicas || que venían

aplazadas | por ejemplo nivelaciones salariales de magistrados | fiscales | jueces |

personal administrativo | por primera vez la corte suprema de justicia tuvo un cuerpo

propio de investigación || antes tenía que valerse de un cuerpo de la fiscalía || ahora

tuve algunas diferencias con un sector de la corte | por ejemplo cuando:: dijeron que

|| los guerrilleros || podían ser titulares de la tipificación de delitos políticos | y los

paramilitares no | cuál fue mi respuesta | primero ese era un tema no sólo de justicia |

sino también de orden público | que es una competencia del gobierno y además de:

política internacional | que es una competencia del gobierno qué dije yo | dije mire

en una democracia como la nuestra | donde no hay delitos de opinión | no debería

existir el delito político que es un atenuante del delito de opinión || pero ya que | lo

hay | ya que hay el delito político | hay que aplicárselo por igual a todos los que han

subvertido el orden constitucional | yo creo que discrepancias de esas se podían

manejar | yo no hice más que expresar mis mis puntos de vistas argumen...-

argumentales | porque si bien hay que respetar la independencia entre las ramas

del poder | no hay que suprimir la deliberación | y la deliberación es argumental.

5) B- no eso está claro | la:: confrontación de pareceres evidentemente enriquece la

democracia pero | usted sabe bien | que en esa situación | se llegó a un punto |

difícilmente asimilable | magistrados de la corte suprema a:: seguidos investigados

con observaciones telefónicas ilegales | con medidas cautelares de de: de la OEA e::

no sé | es decir yo creo que | el la confrontación y el debate fue algo mucho más

grave que lo que presenta quizás por el transcurso del tiempo que las cosas | se se

van diluyendo pero

Page 41: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

41

= recuerdo que aquellos días =

6) A - = Me preocupa me preocupa = mucho | que usted que es juez |

exprese en su tarea de periodista eso

7) B – No yo no soy periodista | estamos hablando

en = una conversación = = sobre temas concretos | no pero presidente =

8) A - = Peor = = peor aprecia...- apreciado magistrado=

9) B - presidente presidente no no no no es cuestión de que le preocupe | lo que

usted me dice | yo lo que trato es de recordar | que hubo un plus | más allá | entonces

solamente quería oír | su opinión

10) A – no no me refiero a eso

11) B – = porque parece que efectivamente = la confrontación fue algo más allá

12) A – = me refiero a eso con mucho gusto = no no no | perdón | perdón | yo le

rogaría separara los eventos || una cosa es | una discrepancia con un sector de la

Corte Suprema | y otra cosa es una acción criminal | que pudo darse en

narcotraficantes vinculados a la corte suprema | en narcoterroristas | en plan de

venganza con el gobierno nuestro | tema de seguimientos y eso venía de atrás | y el

gobierno nuestro lo que hizo fue darle garantías a todo el mundo | nosotros

extraditamos cerca de mil dos cientas personas | desmantelamos unos poderes

criminales que parecían inderrotables en Colombia | como el cirminalis...- como el

paramilitarismo | debilitamos las guerrillas | y uno de los temas de venganza de la

criminalidad contra nuestro gobierno fue acusar a nuestro gobierno que le estaba

haciendo seguimiento ilegales a a jueces a magistrados etcétera | y entonces ¿a mi

quién me los hizo? | ¿y quién interceptó mi teléfono? | yo yo pienso que e hay que

dar | el debate de esas discrepancias y ya que me toca este tema pues me referí a él |

pero yo creo que no se pueden juntar magistrado.

Page 42: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

42

4.1.1.1. Inicio de la discusión.

El primer intercambio está constituido por las intervenciones1) y 2). La primera

intervención es de (B), quien emite un acto de habla directivo, una pregunta, que es

respondida por (A) en la intervención 2). De este modo, estamos frente a una intervención

de inicio en 1) y una intervención de reacción en 2) (Briz, 2000, pág. 228), específicamente

estamos ante un par adyacente constituido por una pregunta y su consecuente respuesta.

Por su parte, la respuesta es una intervención constituida por varios actos de habla. Ella

inicia con dos actos de habla declarativos por medio de los cuales (A) saluda y agradece la

invitación al programa. Después de esto comienza a dar respuesta a la pregunta por medio

de un conjunto de actos de habla representativos, todos ellos orientados a resolver la

pregunta formulada por (B).

En resumen, en este primer intercambio (B) le pregunta a (A) cuál fue su aporte en lo

referente a la paz y a los derechos humanos en Colombia durante su gobierno, pregunta a la

cual (A) responde afirmando que durante su gobierno se recuperó la institucionalidad de la

justicia y se le dio garantías efectivas incluso a los sectores de oposición. En otras palabras,

hasta aquí, la conversación no ha hecho más que situarse temáticamente y no ha avanzado

todavía de tal forma que se configure como fenómeno argumentativo.

En la intervención 3), (B) realiza un acto discursivo de oposición, mediante el cual

manifiesta su desacuerdo con la respuesta dada por (A) en 2). La intervención 3) está

constituida por dos actos de habla: una afirmación y una pregunta y, a partir de ambos, (B)

expresa su desacuerdo. Esto significa que tanto la afirmación como la pregunta ponen en

duda la respuesta de (A). De esta forma, llama la atención el modo como (B) ha

manifestado su desacuerdo en 3).

Analicemos en primer lugar la afirmación. La afirmación de (B) dice así: ―sin embargo:: ||

esas garantías a las que hace referencia | también:: || determinaron || ese aporte de la justicia

| también:: supuso | ciertos enfrentamientos entre | la Presidencia de la República y la

Corte Suprema | si no recuerdo mal‖. Literalmente en ella se dice que las garantías

aludidas por (A) supusieron enfrentamientos entre la Presidencia y la Corte. Ahora bien,

Page 43: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

43

podemos ir más allá de la interpretación literal, más allá del contenido proposicional e

indagar por la fuerza ilocutiva que (B) le ha imprimido a este acto de habla. Para ello,

podemos analizar el acto de habla en relación con la organización secuencial de la

interacción, es decir, tomando en cuenta su relación con la intervención anterior. Por otra

parte, también es posible realizar un análisis de implicatura conversacional y, determinar

así, si se trata de un acto de habla indirecto.

Empecemos por analizar el acto a la luz de la organización secuencial. En la intervención

2), (A) ha respondido a una pregunta hecha por (B) y, en síntesis, ha dicho que durante su

gobierno se recuperó la institucionalidad de la justicia y se le dio garantías por igual a

sectores afines al gobierno y a sectores de oposición. Frente a esta respuesta, como ya

dijimos, (B) afirma literalmente que tales garantías supusieron enfrentamiento entre dos

ramas del poder. Si a esto le sumamos que el marcador discursivo que expresa la relación

entre lo dicho en 2) y lo que se dice en 3) es un adversativo, es posible comprender que por

medio de esta afirmación, (B) se opone a lo dicho por (A). En suma, si con esta afirmación,

(B) expresa su desacuerdo frente a lo dicho por (A) el sentido de la afirmación sería este:

no hubo garantías para sectores afines al gobierno y para sectores de oposición por igual,

porque hubo enfrentamientos entre la Presidencia y la Corte Suprema de Justicia.

A partir de este análisis, constatamos que el primer acto de habla en 3) es un acto de habla

indirecto, a saber, una afirmación por medio de la cual se expresa un argumento. En

realidad, la afirmación es la premisa del argumento expresado indirectamente, de manera

que el punto de vista sustentado por esta premisa debe ser inferido. En este sentido, dicho

acto de habla viola ostensiblemente las máximas de modo y cantidad. La información

suministrada no es suficiente y al no ser suficiente el enunciado no es claro. Además de

esto, la presencia de atenuantes como ―supuso‖ y ―si mal no recuerdo‖ disminuyen la

fuerza de la afirmación, aspecto que va en detrimento de la claridad del enunciado. En

suma, si suponemos que (B) siguió el principio de cooperación aun cuando violó estas dos

máximas, debemos, en consecuencia interpretar su acto de habla como un argumento, pues

visto como un argumento se restablece el cumplimiento de las máximas de modo y

cantidad.

Page 44: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

44

Ahora bien, si analizamos la pregunta con el objeto de determinar si cumple las condiciones

de un acto de habla directivo, podremos saber, a su vez, si ha sido violada una o más reglas

de comunicación, puesto que, como se expuso en el capítulo dos, hay una relación entre

dichas reglas y dichas condiciones. Así pues, si dicho acto de habla es en verdad una

pregunta se debe dar que: 1) quien la emite desconoce la respuesta (condición

preparatoria), 2) aquel a quien va dirigida está en capacidad de dar la respuesta (condición

preparatoria), 3) quien la emite busca con su acto que aquel a quien va dirigida responda la

pregunta (condición esencial) y 4) quien la emite desea saber la respuesta (condición de

sinceridad). Sin embargo, podemos afirmar que (B): 1) no desconoce la respuesta, 2) con su

acto no busca la respuesta a esa pregunta y, por lo tanto, 3) no desea obtener la respuesta a

dicha pregunta. De esta forma, si consideramos que este acto de habla es realmente una

pregunta, dicha emisión no cumpliría con ninguna de las reglas de comunicación, es decir

que visto como una pregunta sería incomprensible, insincero y superfluo. Incomprensible

porque quien lo emite no busca con este acto que su interlocutor responda a la pregunta,

insincero porque quien lo emite no desea saber la respuesta a la pregunta y superfluo

porque quien lo emite no desconoce la respuesta. A partir de este análisis, se puede concluir

que dicha pregunta es un acto de habla indirecto, en otras palabras, por medio de la

pregunta, (B) realiza un acto de habla distinto, a saber un argumento.

Por otra parte, podemos considerar lo que sucede con la pregunta desde el punto de vista de

las máximas conversacionales de Grice. Desde este punto de vista, la pregunta viola

ostensiblemente la máxima de relevancia. (B) ha preguntado por algo que ha acabado de

afirmar, lo cual, nos muestra que (B) hace una pregunta cuya respuesta ya conoce, es decir,

una pregunta inútil, superflua e irrelevante. Sin embargo, si suponemos que (B) sigue el

principio de cooperación, no es posible que el acto de habla sea superfluo, inútil e

irrelevante, por lo cual es razonable pensar que (B) realiza un acto de habla indirecto, de

modo que (B) comunica más o algo distinto de lo que literalmente dice. En suma, la

máxima de relevancia quedaría restablecida si interpretamos la pregunta como un acto de

habla complejo, específicamente como un argumento. Considerado como un argumento, el

acto de habla no es irrelevante, ya que, por un lado, tenemos una primera realización del

argumento, a saber su realización indirecta y atenuada: ―ese aporte de la justicia l también::

supuso I ciertos enfrentamientos entre l la Presidencia de la República y la Corte Suprema

Page 45: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

45

si no recuerdo mal” y, por otro lado, tenemos una segunda realización, también indirecta y

atenuada: ―¿cómo definir esa mayor dotación de garantías | de empoderamiento de la justica

con una confrontación con el máximo organismo de | de la justicia colombiana?‖

En resumen, en esta intervención (B) ha argumentado en favor de su punto de vista y lo ha

hecho por medio de dos actos de habla indirectos: una afirmación atenuada y una pregunta.

De este modo, lo que por medio de estos dos actos de habla se ha comunicado es que no es

posible que haya habido una mayor dotación de garantías durante el gobierno de (A),

porque durante ese gobierno hubo enfrentamientos entre la Presidencia de la República y la

Corte Suprema de Justicia. En este sentido, (B) ha puesto en duda una afirmación de (A),

ha sostenido un punto de vista contrario al de (A) y ha argumentado a favor de su punto de

vista.

En la intervención 4) (A) responde a las objeciones de (B) y lo hace a partir de tres

afirmaciones: 1) hubo desacuerdos, 2) hubo un gran apoyo a la justicia y 3) aunque se deba

respetar la independencia de las ramas del poder no se puede suprimir la deliberación. Las

dos primeras afirmaciones son soportadas mediante explicaciones más detalladas, en las

que (A) informa a (B) acerca de las motivaciones de los desacuerdos con la Corte y acerca

de los casos concretos de apoyo a la justicia. En este sentido, se puede notar que (A) ha

puesto en duda tanto el punto de vista como la premisa del argumento producido por (B) en

la intervención anterior. Mediante estas tres afirmaciones (A) rechaza la idea de que hubo

enfrentamientos (rechazo de la premisa), la idea de que no hubo garantías para todos

(rechazo del punto de vista) y deja sobre el aire una presuposición. Cuando (A) termina

afirmando que no se ha de suprimir la deliberación no sólo justifica su proceder y valida su

punto de vista, sino que hace pensar que (B), por sus objeciones, no le da tal valor a la

deliberación.

En resumen, hasta este punto los intercambios de (A) y (B), han configurado una discusión

alrededor de dos proposiciones y dos puntos de vista contrarios, por lo tanto se ha

formulado una discusión múltiple mixta.

Page 46: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

46

4.1.1.2. Progreso de la discusión.

Desde la intervención 5) que se da como respuesta a la intervención 4) inician una serie de

intercambios que son sumamente interesantes a nivel argumentativo. Primero observemos

la relación que hay entre número de intervenciones, turnos de habla e intercambios.

Recuérdese que no toda intervención es un turno de habla aunque todo turno de habla esté

constituido por una intervención (Briz, 2000). El fragmento que vamos a analizar está

constituido, aparentemente por un total de ocho intervenciones, sin embargo, esas ocho

intervenciones no conforman ocho turnos de habla, puesto que varias de ellas no fueron

reconocidas y tomadas en cuenta por el otro participante.

De las ocho intervenciones sólo seis fueron consideradas por el otro participante, es decir

que sólo seis fueron turnos de habla. Además de esto hubo interrupciones y solapamientos,

lo cual incidió en la conformación de los intercambios. En este sentido, son intercambios 5

y 6, 6 y 7, 7 y 8, 6 y 9, 9 y 10, 6 y 11 y 11 y 12. Como se ve, la intervención desarrollada en

el turno 6) fue respondida en tres turnos distintos: en 7, 9 y 11 todos ellos ocupados por las

intervenciones de (B). Debido a esto, surge la pregunta de si 7, 9 y 11 son tres

intervenciones distintas o una sola intervención interrumpida en dos ocasiones por (A)

quien, sin frutos, intentó ganar el turno en 8 y 10. Si observamos el desarrollo de la

conversación podemos concluir que efectivamente 7, 9 y 11 son una misma intervención,

segmentada por los intentos de (A) de ganar el turno, de modo que no hay ocho sino seis

intervenciones.

En 5) (B) se ocupa de la contraargumentación desarrollada por (A) en 4), tratando de

devolverle el valor a la premisa: ―hubo enfrentamiento entre la Presidencia y la Corte‖.

Pero primero realiza un acto de habla representativo, por medio del cual busca aclarar un

malentendido que surgiría como consecuencia de una presuposición presente en el cierre de

la intervención 4). En ésta, (A) finalizó indicando que no se podía suprimir la deliberación

ya que ella es importante para la democracia, esta afirmación, en el contexto de estos

intercambios, sugiere que (B) no considera la importancia de la deliberación en el marco de

una democracia. Esta maniobra es identificada por (B) y de acuerdo con esto, su

intervención consiste en una aclaración de este punto.

Page 47: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

47

Así, (B) inicia su intervención en 5) mostrando su acuerdo con la idea de que la

deliberación enriquece la democracia y a renglón seguido, aclara que lo sucedido con la

Corte Suprema no fue un simple caso de deliberación. La afirmación de que hubo hechos

como seguimientos ilegales, observaciones telefónicas y medidas cautelares de la OEA

constituyen los argumentos a favor de su punto de vista. Hasta aquí, podemos ver que la

conversación se configurado como una discusión sobre dos cuestiones: ¿Hubo o no hubo un

enfrentamiento más allá de lo argumental entre la Presidencia de la República y la Corte

suprema de Justicia? Y debido a esto ¿hubo o no hubo garantías democráticas?

En 6) se produce un solapamiento, (A) interrumpe a (B) consiguiendo así el turno de habla.

Lo interesante es que en su intervención (A) abandona el terreno de la argumentación,

entendida según estándares de razonabilidad, y lanza un ataque sobre la persona de (B).

Además de esto es de interés la forma como pone en peligro la imagen de (B), pues no hay

un ataque frontal, con esto se quiere decir que (A) ha atacado a (B) por medio de un acto de

habla indirecto. Literalmente (A) le dice a (B) que le preocupa lo que él en calidad de

periodista expresa sobre su persona. Sin embargo, lo que se hace es distinto, pues este no es

un acto de habla informativo, sino un ataque a la persona de (B): (A) ante la diferencia de

opinión expresada por (B) acude a la descalificación de su adversario.

Aplicando el concepto de implicatura conversacional se puede develar la función

comunicacional de este acto de habla. (B) viene hablando de unos seguimientos ilegales e

insinúa que en esto consistió el enfrentamiento de la Presidencia con la Corte. (A)

interrumpe a (B), como ya dijimos, y literalmente le dice que le preocupa que él como

periodista exprese eso. Si observamos las máximas conversacionales de Grice, el aporte de

(A) en 6) viola de forma ostensible algunas de ellas: por ejemplo la máxima de cantidad, el

aporte no es lo suficientemente informativo. Así las cosas, para ser comprendido lo que

quiso decir (A) es necesario rellenar el espacio vacío que dejó su corta intervención. En

términos coloquiales, en 6) su intervención insinuó más de lo que dijo.

Por otra parte, esa misma intervención viola la máxima de relevancia. Lo que se esperaría

en ese turno de habla es una respuesta a la duda sembrada por (B) acerca de los

seguimientos ilegales y no que (A) informe a (B) de sus estados mentales o emocionales:

―me preocupa…‖. Esa respuesta si fuera literal tendría que ser algo como ―nuestro gobierno

Page 48: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

48

no es responsable por esos seguimientos‖ ―su afirmación es equivocada‖ interpretaciones

bajo las cuales quedan restablecidas tanto la máxima de cantidad como la máxima de

relevancia, por lo cual se constata que la intervención de (A) es un acto de habla indirecto.

Ahora bien, la contribución de (B) en 7) es una aclaración de que él no es periodista y a la

vez en esta misma intervención trata de reencausar la discusión, pero nuevamente es

interrumpido por (A) quien intenta tomar el turno en 8), esta vez de forma infructuosa,

puesto que (B) lo interrumpe también, consiguiendo así su turno en 9). En este turno de

habla, la intervención de (B) muestra la irrelevancia de lo dicho por (A) en 6): ―no es

cuestión de que le preocupe lo que me dice‖ y le solicita que continúe con el tema, esto es

―el plus más allá‖ que hubo en el ―enfrentamiento‖ con la Corte. Por lo demás, nuevamente

se ha realizado un acto de habla indirecto, el pedido o solicitud de que se continúe con el

tema, ha sido comunicado por medio de un acto de habla expresivo: ―solamente quería oír |

su opinión‖.

En la intervención 10) (A) aprovecha un pequeño silencio de (B) y responde

afirmativamente su pedido, sin embargo, su respuesta no es tomada en cuenta por (B) quien

continúa su intervención en 11). Aquí (B) insiste en su idea de que fue más que una

confrontación argumental. En 12) (A) inicia interrumpiendo a (B) hasta que consigue el

turno de habla, después de haberlo intentado en las intervenciones 8) y 10). Esta es la

última intervención de la secuencia y en ella (A) desarrolla el rechazo de la idea suscrita

por (B) de que el enfrentamiento con la Corte fue más allá de la mera discusión.

De este modo, en esta intervención se realiza un acto de habla complejo argumentativo. El

punto de vista que defiende este argumento está implícito, sin embargo es fácil de

identificar, puesto que él ha sido objeto de discusión durante casi toda esta secuencia. Así,

el punto de vista defendido por (A) es que ―no hubo un enfrentamiento más allá de lo

argumental y lo democrático con la Corte‖ las premisas que constituyen el argumento en el

orden presentado por (A) serían: 1) se debe diferenciar entre una discrepancia y una acción

criminal, 2) la fuente de la acción criminal puede ser el narcotráfico, 3) las motivaciones de

la acción criminal pueden ser unos vínculos de los narcotraficantes con la Corte Suprema o

un asunto de venganza contra el gobierno de (A), 4) el gobierno de (A) le dio garantías a

―todo el mundo‖, 5) el gobierno de (A) derrotó a los poderes criminales y por eso éstos lo

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49

acusan de realizar los seguimientos ilegales, 6) el gobierno de (A) también fue víctima de

seguimientos ilegales y, por último, 7) no se pueden confundir discrepancias con

seguimientos ilegales.

4.1.2. Esquema de la discusión.

Después de haber descrito el modo como fue desarrollándose la situación argumentativa

podemos esquematizar la forma que tomó esta discusión. Para ello, definiremos el tipo de

discusión que se suscitó en la secuencia analizada, a través de la tipología propuesta por

Van Eemeren y Grootendorts (Eemeren & Grootendorst, 2002). Los puntos de vista se

simbolizan del siguiente modo: -/P1 punto de vista negativo número uno, +/P1 punto de

vista positivo número uno, -/P2 punto de vista negativo número dos, etc. Cuando el símbolo

para un punto de vista determinado aparece entre paréntesis (+/P4) significa que es un

punto de vista atribuido por uno de los participantes a su contraparte. Esto quiere decir que

en el caso de (+/P4) tal punto de vista no ha sido realmente afirmado, sino que la

contraparte así lo supone y lo pone en duda o afirma lo contrario, en este caso afirmaría

-/P4. Es importante considerar el punto de vista que un participante le atribuye al otro, así

este último no lo haya afirmado, porque de no hacerlo así el sentido y el valor

argumentativo de la intervención, por ejemplo la número 7) no se entendería.

1) B: aquí se realiza un acto de habla directivo, específicamente una pregunta

2) A: +/P1 ―Hubo garantías para sectores de oposición política‖

3) B: -/P1 ―No hubo garantías‖ premisa: ―hubo enfrentamientos con la Corte‖

4) A: -/P2 ―No hubo enfrentamientos con la corte‖ +/P3 ―Hubo desacuerdos‖

5) B: +/P2 ―Sí hubo enfrentamientos con la Corte‖

6) A: -/P2 ―No hubo enfrentamientos‖ (+P/4) ―Usted en su tarea de periodista‖

7) B: -/P4 ―Yo no soy periodista‖

Page 50: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

50

8) A: Irrelevante en el desarrollo de la discusión

9) B: +/P2

10) A: Irrelevante en el desarrollo de la discusión

11) B: +/P2

12) A: -/P2

Como podemos ver en estas ocho intervenciones se puso en juego por lo menos la

aceptabilidad de cuatro puntos de vista distintos, sin embargo la discusión se centró de

modo particular en uno de ellos. Además de esto, cada punto de vista fue puesto en duda

por medio de un punto de vista contrario, de modo que se puede concluir que se trata de

una discusión múltiple mixta. El punto de vista que es principalmente discutido en esta

secuencia discursiva aparece por primera vez en el turno de habla 3) y no precisamente

como punto de vista sino como premisa al servicio del -/P1. Es convertido en punto de

vista, gracias a que (A) en el turno de habla 4) niega la aceptabilidad de esta premisa

obligando así a (B) a defenderlo. En adelante la discusión se centra en discutir si es cierto el

+/P2 o el -/P2. De acuerdo con esto, tenemos una situación argumentativa en la que (A) y

(B) son los actores que desempeñan los roles actanciales de proponente y oponente. En

este contexto vamos a decir que (B) es el proponente y que (A) es el oponente, (B) afirma

+/P2 y (A) afirma -/P2. Dicha oposición es tan sólida que hace surgir la cuestión ¿Hubo o

no hubo un enfrentamiento más allá de lo argumental entre la Presidencia y la corte?, para

terminar, cabe recordar que el enfrentamiento es polémico pues con respecto a una misma

cuestión ni (B) abandona su rol de proponente ni (A) abandona su rol de oponente.

4.2. Organizaciones de Derechos Humanos

4.2.1. Análisis conversacional.

En esta secuencia intervienen tres participantes Álvaro Uribe (A), Baltasar Garzón (B) y, en

menor medida, Pedro Medellín (P). El tema es las Organizaciones de Derechos Humanos

Page 51: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

51

en Colombia. Observemos a través del análisis conversacional, como en la secuencia

anterior, el planteamiento y progreso de la discusión.

(2)

1) B - ¿Cómo conjuga usted que | en el tiempo de su mandato y después | hasta el día

de hoy haya muchas organizaciones de derechos humanos que le tildan a usted

precisamente | no de defensor de los derechos humanos | sino que bajo su gobierno o

| con cierta complacencia | a: se desconocían los derechos de esas organizaciones y

de esos defensores de derechos humanos a usted le habrá llagado | esa información

y: | esas investigaciones periódicas que había | y esas quejas en organismos de

derechos humanos | eso cómo lo encaja | un presidente un dirigente cuando | se ve

acusado y no es que usted sea parco en la defensa porque sabe hacerlo | y hacerlo

muy bien = ¿qué de verdad hay en eso? =

2) A – no yo no = yo no yo no sé = hacer la defensa | yo lo que sé es

proceder honorablemente

3) B – = eso quiere decir que esas organizaciones no =

4) A – = usted usted ha sido usted = ha

sido acusado: | y sabe | cómo media la infamia en la acusación

5) B – así es

6) A – le voy a decir lo siguiente | usted conoció en este país lo que pasó con la

unión patriótica || ese partido lo asesinaron | a ese asesinato acudieron dos elementos

|| primero que muchos integrantes de la unión patriótica | combinaron la actividad

política con la actividad guerrillera | y segundo que faltó acción efectiva del Estado |

la primera reivindicación que yo hago de mi gobierno es esta | la acción efectiva del

Estado | para proteger toda la oposición política | segundo | en Colombia teníamos

más de tres cientos alcaldes | que no podían ejercer en sus municipios | reivindico

que gracias a mi gobierno | todos fueron rodeados de garantías efectivas ||

independientemente del origen político de su elección | SINDICALISTAS | antes de

mi gobierno hubo años cuando asesinaron en Colombia más de tres cientos

Page 52: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

52

sindicalistas | en el último año de nuestro gobierno | veinte | habríamos querido cero

|| hablemos de impunidad

7) B – le preguntaba por los

= defensores de defensores de derechos humanos =

8) A– = no no no eso eso son no no déjeme déjeme =

déjeme apreciado = apreciado juez porque porque todo esto es derechos humanos =

9) B - = no no es que no es que me no es que me haga ( ) = sí pero no es

que me haga el = discurso y que me repita la protección de los alcaldes =

10) A - = no no no déjeme apreciado yo no le no no porque yo no=

11) B - la política de seguridad que usted desarrolló

la conocemos todos = yo le ( ) =

12) A - = no no no parece que no =

13) B - = sí bastante =

14) A – = parece que no = y ante este público de capa...- canal capital me veo

obligado a recordar eso

15) B – = sí pero yo le preguntaba yo le preguntaba =

16) A - = a recordar eso no no es que derechos humanos es evitar impunidad =

17) B – = no:: le =

preguntaba por las imputaciones hechas de la falta de protección a

= Los defensores de los derechos humanos =

18) A - = ya eso no se lo voy a evadir =

19) B - era eso

Page 53: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

53

20) A - no no se lo voy a evadir perdóneme perdóneme nosotros no podemos

disociar derechos

humanos de un país que asesinaban tres cientos cincuenta sindicalistas al año

21) B - no: nadie lo está = disociando =

22) A – = quince = quince periodistas | ¿sabe cuántas

personas había en la cárcel cuando yo llegué por asesinato a sindicalistas? había

una ¿cuántos quedaron al final de mi gobierno? más de dos cientos

¿sabe qué dijo la en la cárcel?

23) B – eso dice eso dice mucho del poder judicial

24) A – y el poder judici...- ¿y por qué no había sido efectivo antes?

25) B – = quiero decir que es quien = toma la decisión ¿no?

26) A – = ¿por qué no había sido =

¿por qué no había sido efectivo antes?

27) B - bueno

28) A – porque no había una seguridad democrática | que garantizara las

posibilidades de la justicia | a mí me parece que no se puede desvincular la

seguridad del poder judicial | los periodistas | asesinaban quince | todos estaban

amordazados en las regiones | nuestro gobierno les devolvió la libertad | yo habría

querido cero asesinatos | en los últimos años asesinaron tres | uno | uno | uno |

Organizaciones de Derechos Humanos a ver || todos tuvieron garantías efectivas

para actuar en Colombia || alguno por ejemplo fue deportado creo que de los Montes

de María | porque | fingía estar en Organizaciones de Derechos Humanos y estaba

era | haciendo apología del crimen | fueron rodeados con garantías del ejercito de la

policía | para que pudieran desplazarse por todo el país | entonces | yo por ejemplo

veo las acusaciones que me hacen en España | organizaciones que nunca he

conocido | que no oí mencionar | que que yo ordené | que les hicieran seguimientos

Page 54: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

54

en España interceptaciones ilegales | creo que anda un juez belga en lo mismo |

además yo he sido un luchador político honorable transparente | yo discutí muchas

veces con ellos | en la presidencia de la república | como podríamos discutir usted y

yo esta noche aquí | pero yo soy un contradictor leal | no sé utilizar armas sucias.

La hipótesis interpretativa que seguimos en el análisis de esta secuencia es que, en ella, se

formuló una situación argumentativa dominada por esta cuestión: ¿son ciertas o no son

ciertas las acusaciones de Organizaciones de Derechos Humanos, según las cuales hubo

violaciones de derechos humanos auspiciadas por el gobierno de (A)? observemos cómo se

presenta esta cuestión a lo largo de los intercambios que constituyen la secuencia.

La cuestión es introducida por (B) en la primera intervención. En ella, (B), por un lado, le

pregunta a (A) qué piensa o qué responde a los señalamientos hechos por estas

organizaciones y, por otro lado, afirma que (A) sabe defenderse muy bien cuando es

acusado. En esta intervención, (B) trae a la conversación una cuestión sobre la que ya se ha

discutido en el ámbito nacional, es decir una cuestión que ya se ha consolidado en otros

espacios de discusión. La cuestión no surge, no se origina en esta interacción, sino que hace

parte de un guión argumentativo presente en la sociedad colombiana.

Ahora bien, más allá de citar una cuestión muy discutida en la sociedad colombiana, (B) ha

expresado de forma indirecta su posición con respecto a este tema. De nuevo, con la

afirmación de que (A) sabe defenderse muy bien, el propósito de (B) no podría ser

simplemente informar que (A) se sabe defender. Interpretado así el acto de habla parce

oscuro e irrelevante, por el contrario, si reconocemos que más allá de informar esto, (B)

busca desarmar por anticipado las posibles objeciones de (A), dicho acto de habla tendría

pleno sentido y dejaría de ser oscuro e irrelevante.

Esto es percibido por (A) quien no interpreta la afirmación como un elogio y se opone a

ella por completo en la intervención 2). Es de tal naturaleza el desacuerdo de (A) con esa

afirmación que para rechazar lo dicho por (B), no espera a que éste termine su turno, sino

que aprovechando un pequeño silencio, toma la palabra e interrumpiendo a (B) consigue el

turno para negar lo que se ha dicho.

Page 55: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

55

En la intervención 4), (A) continúa con su defensa. Aquí afirma que (B) ha sido acusado y

que sabe cómo media la infamia en la acusación. Es decir, afirma que (B) ha sufrido el

descrédito de acusaciones mal intencionadas. (B) asiente en 5) a esta afirmación, con lo

cual (A) plantea implícitamente que él igual que (B) ha sido difamado. Podemos ver que en

esta intervención, la argumentación de (A) apela a la simpatía de (B), tratando de establecer

la idea de que comparten la experiencia de una falsa acusación, sin embargo es justamente

eso lo que hay que demostrar. En otras palabras, en esta intervención hay implícito este

razonamiento: usted sabe qué significa ser acusado falsamente y por ello sabe qué

experimento yo ante esa acusación, por lo tanto las acusaciones que me hacen son falsas.

Así pues en el argumento de (A) habría dos premisas, una de las cuales supone la verdad o

aceptabilidad de lo que, precisamente hay que justificar. En resumen, visto así, el

argumento es una petición de principio.

En la intervención 6), (A) desarrolla un aporte constituido por varios actos de habla

representativos. Por medio de ellos, plantea el punto de vista de que en su gobierno se

recuperó el poder del Estado. En otras palabras, lo que (A) dice es que durante su mandato

hubo un progreso en materia de seguridad: para la oposición política, para los alcaldes que

antes no podían ejercer sus funciones en sus municipios y para los sindicalistas. Esta

intervención es una continuación de la intervención 4) en la que, como vimos, (A) da

respuesta a la cuestión formulada por (B). Como continuación de esa respuesta parece

irrelevante y así lo deja ver la intervención de (B) en 7). Es irrelevante porque a (A) se le ha

planteado la cuestión de si son ciertas las acusaciones que se le hacen y (A) en vez de

referirse a esas acusaciones expone virtudes y logros de su gobierno. Bajo la forma de un

razonamiento es como si dijera: yo no cometí tales violaciones porque protegí a la

oposición política, a los alcaldes y a los sindicalistas.

Recuérdese que todo acto de habla debe cumplir con unas condiciones de responsabilidad.

En el caso del acto de habla complejo de la argumentación, quien argumenta a favor de un

punto de vista asume la responsabilidad de que 1) cree que los actos de habla elementales

que ofrece como sustento de su punto de vista son verdaderos y 2) cree que el conjunto de

estos actos de habla elementales justifica su punto de vista. De este modo, (A) está

comprometido en dos sentidos con las afirmaciones ―protegí a la oposición política, a los

Page 56: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

56

alcaldes y a los sindicalistas‖. Por un lado, si las enuncia como sustento de su punto de

vista, estamos en el derecho de suponer que él cree que son verdaderas y, por otro lado,

podemos también suponer que él cree que siendo verdaderas, en su conjunto justifican su

punto de vista. Esto quiere decir, que (A) está obligado a responder con actos de habla

relevantes, con actos de habla que respalden su punto de vista y esto es lo que le reprocha

(B).

Efectivamente en 7), (B) rechaza la respuesta de (A) y le pide que se refiera al tema de los

derechos humanos. Esto lo hace por medio de un acto de habla representativo. ―Le

preguntaba por los defensores de derechos humanos‖. Claramente no le está informando

que él le estaba preguntando por algo en concreto, sino que le pide, le solicita que responda

esa cuestión. Así pues, el aporte de (B) debe ser entendido como una objeción y como una

solicitud, (B) rechaza la respuesta de (A), la denuncia como irrelevante y le pide que no se

desvíe, que responda al tema.

La objeción de (B) es a su vez rechazada por (A), quien en 8) reclama su derecho de

continuar con ese discurso, argumentando que todo lo dicho por él se refiere a los derechos

humanos. En 9) y 11) (B) insiste en que no es así. Para (B) claramente (A) está evadiendo

la pregunta: ―sí pero no es que me haga el discurso y que me repita la protección de los

alcaldes‖ ―la política de seguridad que usted desarrolló la conocemos todos‖. Mediante

estos dos actos de habla, (B) le comunica a (A) que su discurso sobre la política de

seguridad no responde a la cuestión. En este sentido, son actos de habla indirectos, pero lo

que se realiza indirectamente no es la función comunicacional o la fuerza ilocutiva, sino el

contenido proposicional del acto de habla. (B) no le comunica a (A) que ya conoce su

política de seguridad (interpretación literal), sino que su discurso de política de seguridad

no responde, como el pretende, a la pregunta formulada.

En 12), (A) opta por una interpretación literal de lo dicho en 11) y cuestiona a (B), de

manera que discuten sobre si (B) conoce o no conoce la política de seguridad de (A) hasta

la intervención 14). En 11) (B) afirma que la conoce, en 12) (A) pone en duda esa

afirmación, en 13) (B) reitera que sí la conoce y en 14) (A) insiste en que no. Esta pequeña

discusión se da como un paréntesis, como una diferencia de opinión que surge al interior de

una diferencia de opinión más grande y más desarrollada.

Page 57: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

57

A partir de 15) se empieza a plantear de nuevo la discusión sobre la irrelevancia de la

respuesta dada por (B) en 6). En medio de solapamientos (B) consigue un turno de habla en

17) y le solicita nuevamente a (A) que se refiera al tema de las acusaciones. Por fin, esta

solicitud es aceptada por (A) quien se compromete en 8) a responder la pregunta. Sin

embargo, en 20) en vez de dar la respuesta a la cual se comprometió, afirma que no se

puede disociar el tema de los derechos humanos de los problemas de seguridad que se

supone solucionó su gobierno. Podemos interpretar esta afirmación como una imputación

hecha por (A) a (B), puesto que (B) en 21) toma la palabra para aclarar que nadie lo está

disociando. Esta intervención no es tenida en cuenta por (A) quien persiste en exponer los

logros de su política de seguridad. Así, en 22) toma el turno de habla para indicar que en su

gobierno fueron encarceladas más de dos cientas personas por asesinato de sindicalistas.

A partir de 23) y hasta 27), se genera una nueva discusión en la que se cuestiona si la

disminución de la impunidad se debe al gobierno de (A) o a el poder judicial. En 23) (B)

cuestiona que esos logros se deban al gobierno de (A), pues para él ―eso dice mucho del

poder judicial‖. (A) responde con una pregunta ―y el poder judici...- ¿y por qué no había

sido efectivo antes?‖. Esta pregunta debe ser interpretada como un argumento: Dado que el

poder judicial no había sido efectivo en mandatos anteriores, no se puede negar la

contribución del gobierno de (A) en la reducción de la impunidad. Frente a esta objeción

(B) arguye que es el poder judicial quien toma la decisión. (A) insiste en su punto de vista a

partir de la misma premisa ―el poder judicial no había sido efectivo antes‖ y la expresa del

mismo modo, por medio de una pregunta.

Finalmente, esta secuencia termina con una intervención de (A) en la que, por un lado,

concluye la discusión sobre la reducción de la impunidad y, por otro lado, por fin responde

a la cuestión planteada desde 1). Con respecto a esta cuestión afirma que ―todos tuvieron

garantías efectivas para actuar en Colombia‖, que algunos fueron deportados por hacerle

apología al crimen, que fue acusado por organizaciones que ni siquiera conoce y, por

último, que él ha sido ―un luchador político honorable trasparente‖.

Page 58: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

58

4.2.2. Esquema de la discusión.

A partir del análisis realizado se pudo evidenciar, en primer lugar, que la interacción

desarrollada en esta secuencia se configuró argumentativamente. Por otra parte, la cuestión

a partir de la cual se estructuró la discusión apareció desde la intervención 1) y sobrevivió

hasta la intervención 28), es decir, hasta el final de la secuencia. Si bien, la cuestión de las

Organizaciones de Derechos Humanos es evidentemente la más importante, porque a partir

de ella se organiza la discusión, en el curso de la interacción fueron surgiendo cuestiones

derivadas. Es importante señalar que el surgimiento de estas cuestiones impidió el

tratamiento adecuado de la cuestión principal. En resumen, en la secuencia se presentaron

diferencias de opinión constantemente, de modo que, como en la primera secuencia, se

generó una discusión múltiple mixta, lo cual quiere decir que (A) y (B) sostuvieron puntos

de vista encontrados a propósito de diferentes proposiciones.

Así, en esta secuencia fueron discutidas las siguientes proposiciones5:

a) El gobierno de (A) violó los de derechos de Organizaciones de Derechos Humanos.

1)

b) (A) sabe hacer la defensa cuando es acusado. 1)

c) La respuesta de (B) en 6) es irrelevante. 7)

d) La política de seguridad democrática la conocemos todos. 11)

e) No podemos disociar derechos humanos de un país que asesinaban. 20)

f) Los logros en disminución de la impunidad se deben al poder judicial. 23)

En suma, con respecto a cada proposición, tanto (A) como (B) expresaron puntos de

vista contrarios. Sin embargo, las oposiciones discursivas suscitadas no fueron de

igual naturaleza. Por ejemplo, con respecto a la proposición a) se formuló la

oposición discursiva más constante e importante. A diferencia de esto en la

proposición b) no se pasó de la formulación del desacuerdo. (B) afirmó la

proposición y (A) la negó, pero más allá de eso no se avanzó en la discusión, no

hubo réplica de (B) a la oposición de (A) y, por lo tanto, no se generó una cuestión.

Por el contrario, las proposiciones d) y f) fueron discutidas con más amplitud y de

5 Al frente de cada proposición se señala el número de intervención en el que aparece.

Page 59: ASPECTOS DISCURSIVOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN UN PROGRAMA DE

59

forma polémica a tal punto que durante su discusión hubo solapamientos,

interrupciones e intervenciones que no lograron constituirse como turnos de habla.

Con respecto a los roles de proponente y oponente, en cuanto a la proposición a),

(B) asumiría el rol de proponente y (A) el de oponente. Según esto, (B) sostendría

un punto de vista afirmativo con respecto a a) y (A) el punto de vista contrario. A

pesar de que (B) en ningún momento expresa claramente tal punto de vista, durante

cada intervención y frente a cada estrategia usada por (A) exige que éste hable sobre

el tema, controla sus desviaciones, se anticipa a sus respuestas, etc. Esto quiere decir

que frente a los intentos de (A) por evadir la pregunta, (B) se opuso constantemente.

Frente a las restantes proposiciones, a excepción de e) la relación entre roles y

actores es la misma que enunciamos en el párrafo anterior. Durante esta secuencia,

casi siempre el discurso de propuesta estuvo a cargo de (B). El único caso en que se

invierten los roles es en e), pues aquí (A) toma la delantera y le realiza una

imputación a (B).

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5. Discusión y conclusiones

Este trabajo tuvo por propósito la descripción de los aspectos discursivos e interactivos

característicos de la argumentación en un programa de Hablemos de Paz y de Derechos

Humanos. En otras palabras, el objetivo principal fue comprender y describir, en el

programa, la argumentación como fenómeno discursivo y conversacional. Como es

evidente se partió del supuesto de que existen algunos aspectos propios de la comunicación

que son relevantes para la comprensión del fenómeno argumentativo. El estudio de la

argumentación en su orientación lógica e incluso retórica obvia el hecho de que la

argumentación es, como dicen Van Eemeren y Grootendorts, un fenómeno del uso del

lenguaje. El planteamiento del problema, los objetivos y la descripción realizada, por lo

tanto, se anclan en esa importante afirmación. La argumentación es un fenómeno discursivo

e interactivo y como tal ha de ser estudiada.

Así, en el análisis y la interpretación se realizó, en primer lugar, un comentario lingüístico.

A partir de este, se fue describiendo el modo como en cada secuencia se iban presentando

puntos de vista, oposiciones discursivas y argumentos. En la descripción de estos aspectos

fueron relevantes los conceptos de acto de habla, implicatura conversacional y, además,

nuestro conocimiento acerca del uso del lenguaje. Por otra parte, y para finalizar, desde la

comprensión obtenida gracias al comentario, se presentó un esquema de la discusión. En la

primera secuencia, se esquematizó intervención por intervención la aparición de los puntos

de vista y, en la segunda secuencia, se explicitaron las proposiciones discutidas en su orden

de aparición.

En general, se pudo observar que en las secuencias analizadas existía una situación

argumentativa, como la denomina Plantin, o una diferencia de opinión/discusión, según la

terminología de Van Eemeren y Grootendorts. Esto quiere decir que en ambas secuencias

hubo una diferencia de opinión, un enfrentamiento discursivo que de una u otra forma hizo

posible la aparición de ciertos argumentos o en su defecto estrategias discursivas, a partir

de las cuales se buscó zanjar o evadir la discusión.

Según la teoría de Plantin, la argumentación no es un tipo discursivo, sino más bien cierto

tipo de interacción. Así, una interacción es argumentativa cuando la oposición de discurso y

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de contradiscurso da lugar a una cuestión (1998). Además de esto, cada uno de los actores

implicados en la interacción, encarna un rol actancial determinado: proponente, oponente o

tercero. En la primera secuencia, se pudo ver cómo (A) realizó una afirmación que luego

fue puesta en duda por (B). Sin embargo, esta primera oposición discursiva no fue la que le

dio cuerpo a la situación argumentativa, ya que rápidamente se abandonó y no surgió, por

lo tanto una cuestión.

No obstante esto, la cuestión que estructuró la discusión en la secuencia, tuvo su origen en

la problematización de una de las afirmaciones hechas en este primer enfrentamiento. En

concreto, en este primer intercambio (A) afirmó que su gobierno dio garantías a todo el

mundo y (B) puso en duda tal afirmación argumentando que hubo enfrentamientos con la

Corte. En la intervención de respuesta (A) no le objeta a (B) el punto de vista, sino que

pone en duda su premisa. A partir de allí, (A) discute la afirmación de que hubo

enfrentamientos y (B) la defiende. Así, la cuestión discutida allí fue esta: ¿Hubo o no hubo

enfrentamientos más allá de lo argumental entre la Presidencia de la República y la Corte

Suprema de Justicia?

En el enfrentamiento organizado por esta cuestión (A) asumió el rol de proponente y (B) el

de oponente. Según Plantin el discurso de propuesta es aquel que pone en duda la doxa y el

de oposición, naturalmente es aquel que se resiste a la propuesta. Aplicar este criterio en el

análisis de este caso no fue tan sencillo, puesto que no siempre es claro cuál es el discurso

dominante. Por ejemplo, cuando (B) afirma que hubo enfrentamientos entre la Presidencia

y la Corte parece que se opone a la doxa. Esta interpretación tendría sentido desde un punto

de vista judicial, ya que según el discurso de (B), (A) cometió un delito y (A), sin embargo,

no era judicialmente responsable. En resumen, desde un punto de vista judicial el discurso

dominante es este: no hubo enfrentamientos entre la Presidencia y la Corte. De esta forma,

el discurso de (B) sería el discurso de propuesta y (B) tendría la carga de la prueba.

A esto se podría objetar que la discusión suscitada se produjo en el marco de un programa

televisivo y no en un espacio judicial, por lo cual se debe usar otro criterio para determinar

cuál es el discurso dominante. Si se ubica esta cuestión no ya en el espacio de lo judicial,

sino en el espacio de la opinión pública el resultado parece más confuso. En primer lugar,

tendríamos que remontarnos hasta la fecha en que se emitió el programa y buscar alguna

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forma, por medio de la cual se pueda saber objetivamente qué pensaban la mayoría de los

colombianos en ese momento. Frente a estas dificultades, en este trabajo se tomó como

punto de referencia el significado que en pragma-dialéctica se da a los roles de protagonista

y antagonista. Así, el protagonista (proponente) es aquel que propone la aseveración y el

antagonista (oponente) es aquel que la pone en duda o la contradice (Eemeren F. H., 2000,

pág. 306).

Dicho esto, en esa primera secuencia se configuró una situación argumentativa, en la que

(B) expresó una afirmación como sostén de un punto de vista, afirmación ante la cual (A)

expresó su oposición, dando lugar así a la oposición sistemática frente a una cuestión. De

este modo, con respecto a la cuestión de si hubo o no hubo enfrentamientos con la Corte,

(A) afirmó, es decir, propuso que los hubo y (B) negó que hubieran ocurrido. En este

sentido, (B) ejerció el rol de proponente y (A) el de oponente.

Por otra parte, tanto (A) como (B) permanecieron en sus roles actanciales. Ni (A) ni (B) se

retractaron de sus puntos de vista, lo que indica en términos de Plantin que sostuvieron un

enfrentamiento polémico. En favor de esta interpretación se pueden citar las características

conversacionales de las secuencias estudiadas. En ambas secuencias hubo momentos en los

que se produjeron interrupciones, solapamientos e intentos fallidos en la obtención de los

turnos de habla. Este tipo de fenómenos relacionados con la distribución, la obtención y el

mantenimiento de los turnos de habla, se presentaron como consecuencia del desacuerdo de

los participantes. Esto no quiere decir que siempre que hay desacuerdo hay solapamientos y

demás, porque no fue así en todos los casos en que hubo oposición discursiva. De este

modo, es posible que estos fenómenos se asocien con la configuración polémica de la

discusión.

En la misma dirección, se puede reflexionar acerca de las actividades de imagen. El estudio

de la imagen social originado en la microsociología de Goffman revela que quienes

participan de una conversación actúan de tal forma que evitan agredir su imagen o la de los

otros (Escandell, 1996, pág. 148). Sin embargo, en las conversaciones cotidianas y mucho

más en los debates, observamos, como sostiene (Jiménez, 2012), que hay una oscilación en

las actividades de imagen. Así, en una misma interacción los interlocutores se halagan,

agradecen, ofenden, interrumpen, ignoran, etc. Todas ellas acciones que disminuyen o

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aumentan el riesgo de agresión a la imagen del otro. En este sentido, a propósito de la

relación entre la polémica y las fallas asociadas a la distribución, obtención y

mantenimiento de los turnos, por lo tanto, resulta sugestivo el estudio de la imagen social

en la interacción argumentativa, puesto que, cuando hubo solapamientos y demás

fenómenos relacionados, eran evidentes los riesgos que tales conductas entrañaban para la

imagen de los participantes.

En síntesis, lo que se quiere decir es que la polémica en estas secuencias estuvo asociada a

factores conversacionales muy precisos como las interrupciones, los solapamientos y los

actos amenazadores de imagen6. A partir de esta relación surgen incógnitas y estímulos

para posteriores trabajos. En este sentido, se podrían estudiar las características

conversacionales del discurso polémico, la relación existente entre estrategias

argumentativas y mecanismos conversacionales o se podría explorar la hipótesis de que

existen estrategias argumentativas basadas en mecanismos discursivos y conversacionales,

estudios de este tipo aportarían mucho a la comprensión de la relación que hay entre la

argumentación y la comunicación.

Por otra parte, se pudo observar la complejidad de la situación argumentativa en ambas

secuencias. Esta complejidad se expresó o se evidenció de dos formas. Por un lado, en los

modos como se desarrollaron las discusiones y, por otro lado, en los modos de realización

de los actos de habla.

Con respecto a lo primero, se debe recordar que en el análisis ambas secuencias fueron

definidas como discusiones múltiples mixtas. Según la teoría pragma-dialéctica este es el

tipo más complejo de discusión. En la forma más básica de una discusión hay un solo punto

de vista y una sola proposición, esta se conoce como discusión única no mixta. En las

secuencias analizadas en este trabajo, por el contrario, (A) y (B) expresaron puntos de vista

opuestos sobre diversas proposiciones. Así, por ejemplo en la secuencia (2) se identificaron

seis proposiciones distintas y sobre las seis (A) y (B) sostuvieron puntos de vista

encontrados.

6 Este es el nombre técnico que Brown y Levinson le dan a las acciones que entrañan riesgo para la imagen

social. Ejemplos de esto serían los insultos, las imprudencias, la falta de tacto, etc. (Escandell, 1996, pág. 149)

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A partir de esto, se puede ver que la interacción argumentativa se desarrolló de tal modo

que los participantes tuvieron la libertad de discutir y problematizar puntos de vista. Esta

interacción no siguió las características fundamentales del debate, en el cual se determina

con anterioridad los que serán los puntos de la discusión, además de contar con la

designación también previa de los roles que asumirán los participantes, es decir los roles de

moderador y panelistas (Tusón, 1997, pág. 70). Por el contrario, en las secuencias

estudiadas fueron apareciendo las diferencias de opinión y sobre la marcha los participantes

controlaron y negociaron el desarrollo de la discusión. De este modo, en las secuencias

estudiadas se configuraron discusiones muy complejas y no discusiones perfectamente

ordenadas y fáciles de analizar.

En el mismo sentido, los modos de realización de los actos de habla fueron cercanos al uso

que se hace del lenguaje en la conversación coloquial. Tanto (A) como (B) expresaron

indirectamente sus puntos de vista, sus objeciones y sus argumentos. Si bien se trata de un

fenómeno que dificulta el análisis de la situación argumentativa, es a la vez un aspecto

interesante, puesto que así como el uso indirecto del lenguaje ha sido relacionado con las

actividades de cortesía lingüística (Escandell, 1996, págs. 139-141), se podría también

relacionar con el estudio de estrategias argumentativas basadas en el uso del lenguaje. En

otras palabras, surge la hipótesis de que los participantes deliberada e intencionadamente

expresaron de forma indirecta sus actos de habla con fines estratégicos y persuasivos.

En conclusión, Se pudo observar que en las secuencias la interacción tomó un carácter

argumentativo fácilmente. Al inicio de la tercera intervención de la secuencia (1) se

manifestó la primera oposición discursiva y de ahí en adelante se fue fraguando de una

manera más visible y hasta el final la situación argumentativa.

Cuando la situación argumentativa se tornó polémica hubo factores conversacionales que

fungieron como índices, entre ellos las interrupciones, los solapamientos y la no

coincidencia entre turnos de habla e intervenciones. De esta forma surge la inquietud de si

existe una relación sistemática entre argumentación polémica y actividades amenazadoras

de imagen.

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Se constató una presencia significativa de actos de habla indirectos en las secuencias. Su

ocurrencia se vincula con intervenciones en las que tanto (A) como (B) contradecían lo

dicho por su oponente. A pesar de esto, la situación argumentativa tomó tintes polémicos

como ya se ha señalado, lo cual lleva a pensar que su propósito estaba más allá de mantener

intacta la imagen social del otro y tal vez fueron usados como estrategias argumentativas.

Por último, todos estos fenómenos: los solapamientos, las interrupciones, la inestabilidad

en la distribución de los turnos de habla, los actos amenazadores de imagen, el uso

indirecto del lenguaje y la conformación de discusiones complejas no fueron aspectos

ajenos al fenómeno argumentativo presente en el corpus. Así, la argumentación tal y como

se presentó en ambas secuencias fue una actividad discursiva sostenida por dos

participantes, en la cual se enfrentaron sus puntos de vista, a través de distintos actos de

habla, algunos de ellos indirectos. En el marco de estos enfrentamientos surgieron

argumentos que fueron presentados por medio de actos de habla indirectos. Una pregunta,

una aseveración o un acto de habla expresivo hicieron las veces de premisa y por medio de

un proceso de inferencia como el que describe Grice pudimos ofrecer una reconstrucción

posible del argumento.

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