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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE JOHN TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE Autor: José Antonio Villar Piñón Trabajo dirigido por el profesor Dr. Agustí Nieto-Galán Director del Centre d’Història de la Ciència (CEHIC) Universitat Autònoma de Barcelona. Editor: Bubok Publishing S.L. Depósito Legal: ISBN: 978-84-9981-173-4
Màster Oficial Interuniversitari (UAB-UB)
Història de la Ciència: Ciència, Història i Societat. Curso 2009-2010.
Barcelona, 16 de Julio de 2010.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [3]
RESUMEN
El análisis de los ensayos de John Tyndall, Fragments of Science, permite identificar la
teoría atómica, el principio de conservación de la energía y el evolucionismo darwinista
como los elementos constitutivos del andamiaje teórico del naturalismo científico. Así,
en su ensayo “On the Study of Physics” se resumen sus brillantes facetas como
educador y divulgador científico, desarrolladas fundamentalmente en el seno de la
Royal Institution. En la lectura “On Force”, Tyndall da por finalizada la controversia
Joule- Mayer sobre la primacía del descubrimiento del principio de conservación de la
energía, a la vez que plantea algunas de las claves de la lucha por el liderazgo en el seno
de la comunidad científica. El discurso presidencial ante la British Association de 1874
en Belfast ejemplifica el coraje de Tyndall en su empeño por demarcar los territorios de
la ciencia y la religión, a la luz de los nuevos desafíos científicos. En el trasfondo
subyacen los procesos de secularización de la sociedad y de profesionalización de una
comunidad científica heterogénea. El compromiso cívico que Tyndall demuestra en
“The Belfast Address” es digno corolario de una vida y obra que permite situarlo como
paradigma de lo que, en la terminología de Turner, se ha dado en denominar científico
público.
ABSTRACT
Tyndall´s essays Fragments of Science allow us to identify the atomic theory, the
principle of energy conservation and Darwinian evolution as the basis of the theoretical
framework of scientific naturalism. Both aspects, as educator and science populariser at
The Royal Institution, are the subjects of our analysis of the essay “On the Study of
Physics”. The essay “On Force”, concerning on the Joule-Mayer controversy, is a useful
key for understanding the leadership fight inside the British scientific community in the
nineteenth century. The presidential Address before the British Association at Belfast in
1874, is a good example of Tyndall´s courage proposing the demarcation of science
from religion. Tyndall’s essays are analyzed in the realm of the processes of social
secularization and professionalization of an heterogenic scientific community. Tyndall´s
life and papers enlight the civic commitment of a paradigmatic man, whom in Turner´s
words, is called a public scientist.
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[4] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
ÍNDICE
1. Introducción.................................................................................................................. 5 2. Resumen de los textos comentados ............................................................................ 11 2.1. On the Study of Physics .......................................................................................... 11 2.2. On Force .................................................................................................................. 12 2.3. The Belfast Address ................................................................................................ 13 3. Educación y divulgación : “On the Study of Physics” ............................................... 15 3.1. Tyndall en la Royal Institution: The Lecture Courses.............................................15 3.1.1. Entretenimiento versus instrucción ...................................................................... 17 3.2. The Lecture: “On the Study of Physics as a Branch of Education for All Classes” 19 3.2.1. “Boundary-work”: ciencia versus religión ........................................................... 20 3.2.2. “Boundary-work”: ciencia versus tecnología....................................................... 21 4. El principio de conservación de la energía: “On Force” ........................................... 23 4.1. El trasfondo científico ............................................................................................. 26 5. Atomismo, evolucionismo, religión: “The Belfast Address” ..................................... 28 5.1. Atomismo ................................................................................................................ 28 5.2. Evolucionismo......................................................................................................... 30 5.3. Demarcación ciencia/religión .................................................................................. 33 6. Conclusiones............................................................................................................... 34 7. Agradecimientos......................................................................................................... 35 Fuentes y Bibliografía .................................................................................................... 37 Anexo 1 .......................................................................................................................... 41
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [5]
1. INTRODUCCIÓN
John Tyndall es sin duda una figura paradigmática, circunscrita al dilatado período
Victoriano del siglo XIX británico, de lo que -siguiendo a Turner- se ha dado en
denominar ciencia pública. Entendemos por tal, el conjunto de actitudes, estrategias y
controversias que los científicos despliegan, para justificar sus actividades ante los
poderes públicos y otras instituciones sociales cuyo patronazgo y cooperación
demandan. La ciencia pública procuraba extender su influencia a élites no científicas,
persuadir a ciudadanos y gobernantes de los beneficios sociales y económicos que se
pueden obtener de la ciencia, definir los asuntos que los científicos pueden enfrentar por
medio de sus conocimientos o experiencia y demarcar su estatus frente a otras élites
rivales, intelectuales o religiosas. En su doble calidad de científicos y ciudadanos, los
científicos públicos han evidenciado su compromiso cívico y una visión impulsora del
papel de la ciencia en la sociedad1.
Nos detendremos a comparar brevemente, la situación de la ciencia decimonónica en
Gran Bretaña con la de sus pares continentales. En Francia, la Revolución de 1789 había
propiciado un aluvión de cambios en sus instituciones científicas y educativas. El
Muséum d´Histoire Naturelle sustituyó al Jardín du Roi, en las finalidades de
exhibición, investigación y enseñanza, contando con profesores del relieve de Lamarc,
Cuvier o Saint-Hilaire, se constituirá en el referente europeo en el campo de la
investigación y formación en historia natural2. Para la investigación y formación técnica
se crearon la École Polytecnique y la École Normale Supériore. El período histórico del
Romanticismo confirmó las tendencias del período precedente: temporalización de las
ciencias de la vida y del entorno, mayor rigurosidad en la química con la aplicación de
las nuevas leyes ponderales, una nomenclatura unificada, y la matematización de las
ciencias físicas con la mecánica celeste como modelo. París se convirtió en el epicentro
del mundo científico.
A mediados del siglo XIX, Alemania comenzó a sustituir a Francia, en el liderazgo
europeo de la ciencia. En el siglo anterior las universidades alemanas se habían
propagado por los diversos estados germánicos y tempo después, acabarían por
constituirse en pioneras de un moderno concepto: aunar ciencia e investigación. En la
1 Turner, Frank M. (1980). “Public Science in Britain 1880-1919”. Isis 71(4): 589-608. 2 Bowler, Peter J.;Rhys Morus, Iwan. (2007). Panorama general de la ciencia moderna. Barcelona: Crítica, p.399-427.
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[6] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
década de 1820, se creó el grado de doctorado. El sistema educativo propició las
enseñanzas científico-técnicas, la investigación y las relaciones con la industria. El
modelo educativo de “seminarios” amplió sus objetivos al campo de la investigación,
creándose con financiación pública nuevos institutos en el seno de la Universidad. Al
compás de los logros obtenidos con la industrialización, las clases medias accedieron a
las enseñanzas superiores. Los industriales financiaron investigaciones aplicadas, y las
enseñanzas técnicas aumentaron su número y nivel con la creación de las escuelas
técnicas (Technische Hochshulen). La locomotora industrial alemana despegaba merced
a la investigación científica y sus aplicaciones tecnológicas3.
En Gran Bretaña, el impulso científico se encontraba, en la primera mitad del siglo XIX,
en franca desventaja con respecto a los avances logrados en el continente. Las
universidades de Edimburgo y Glasgow mantenían cierta actividad en el área científica,
por el contrario, en las inglesas de Oxbrigde, sólo Cambrigde ofertaba formación en el
área matemática, siendo de la segunda mitad del siglo las aportaciones británicas a la
física de campos, de la mano de W.Thomson, G. Stokes y Maxwell, deudores de esa
tradición matemática de Cambridge y con formación en filosofía natural4 .
Con la Royal Society en decadencia, la comunidad científica hubo de recurrir a la
creación de sociedades y revistas especializadas. A instancias del conde Rumford, y
otros acaudalados mecenas, se había fundado en 1799 la Royal Institution (RI),
siguiendo el modelo establecido cinco años antes en la Sorbona, pretendía difundir las
innovaciones y la enseñanza, a través de conferencias y la aplicación de las ciencias a
las artes y oficios5.
En la década de 1820 nacen los Mechanical Institutes dirigidos a obreros y artesanos
especializados. Su vida fue efímera. Sólo mediado el siglo se estableció en Londres la
Royal School of Mines. Se fueron constituyendo diversas sociedades especializadas
como la London Geological Society (1807), la Zoological Society (1826), la Royal
Astronomical Society (1831) y la Chemical Society (1841). A lo largo de la centuria
proliferaran las sociedades locales dedicadas a la historia natural, que aglutinan a los
aficionados a la ciencia esparcidos por toda la geografía del país. De carácter menos
elitista, se multiplican por doquier los Field Clubs, cuyos miembros estudian la
3 Bowler, P. J. et al. (2007), p. 413. 4 Solís, Carlos et al. (2005). Historia de la ciencia. Espasa. Madrid: p.767-800. 5 Solís, Carlos et al. (2005) , p. 776-777.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [7]
naturaleza mientras recogen muestras. Al amparo de estas sociedades, se desarrolló una
notable prensa científica, que incluía la publicación de memorias periódicas6.
La política no intervencionista del gobierno, acorde con la filosofía del liberalismo
económico mistificada por los logros de la Revolución Industrial, privó del derecho a la
educación a las clases sociales más desfavorecidas, el gobierno se inhibió también en la
creación de centros de enseñanza técnica, en tanto las clases altas, recibían una
educación superior de sesgo humanista.
En el primer tercio de siglo, voces tan autorizadas como las de Sir J. Herschel, Sir H.
Davy o C. Babbage7, clamaron en vano frente al absentismo del estado en su política
científica y educativa, haciéndole responsable del escaso reconocimiento social de los
científicos y del declinar de la ciencia inglesa8. En Gran Bretaña, al contrario de lo que
sucedía en otras naciones europeas, especialmente en Francia, donde la enseñanza de la
ciencia alcanzaba tanto a los Lycés de la educación secundaria como a las
universidades, ésta no tenía un definido carácter profesional. Los “caballeros
especialistas” fundan en 1831 la British Association for Advancement of Science
(B.A.A.S.)9 . Entre las finalidades de la nueva asociación estaba, establecer lazos
científicos entre sus miembros, extender sus logros por medio de reuniones rotatorias a
lo largo de todo el país, y presionar al gobierno para lograr financiación y otras formas
de ayuda. En el seno de la comunidad científica se crean también grupos informales con
el objetivo de influir en el desarrollo de la ciencia. El X Club, fundado entre otros por
Tyndall y Huxl.ey en el año 1864, fue el grupo impulsor de la revista Nature en 1869, y
sus objetivos pasaban por convertirse en un lobby a la hora de orientar la política
científica del gobierno y en la promoción académica a sus miembros.10
El período que va de comienzos de siglo a la Exposición Universal londinense de 1851,
marca un lapso de tiempo en el que algunos científicos, señalan la importancia de la
ciencia como conocimiento útil, de autorrealización, de desarrollo económico y de
soporte de la religión natural11 . Un segundo período de la ciencia pública Victoriana, se
sitúa entre mediados de la década de 1840 a finales de 1870. Es el período de los 6 Barton, Ruth. (1998a). “Just before Nature: The Purposes of Science and the Purposes of Popularization in some English Popular Science Journals of the 1860s” Annals of Science. 55(1): 1-33. 7 Babbage, Charles (1830). Reflections on the Decline of Science in England. London: B. Fellowes. 8 Foote, George A. (1951). “The Place of Science in the British Reform Movement 1830-50)”. Isis 42(3):192-208. 9 Bowler,P. J. et al. (2007), p. 420. 10 Barton, Ruth. (1998b). “Huxley, Lubbock and Half a Dozen Others”. Isis. 89 (3): 410-444. 11 Turner, Frank M. (1980). “ Public Science in Britain, 1880-1919”. Isis. 71(4): 589-608.
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[8] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
grandes polemistas y divulgadores científicos. Emplearán las teorías de la evolución, el
atomismo y la conservación de la energía como instrumento teórico para desafiar la
hegemonía cultural religiosa, al confrontar religión y metafísica a la luz del pensamiento
científico y forjar una conciencia profesional en la comunidad científica de acuerdo a
las premisas del naturalismo científico12. Establecían la igualdad del binomio progreso
de la ciencia y progreso de la civilización. La ciencia conllevaba, a su entender, mejoras
en el bienestar físico y material, libertad intelectual frente a la religión y cuando era
incorporada al sistema educativo, la promoción social13.
Desde la década de 1860, una élite intelectual representada en Francia por Paul Bert,
Marcelin Berthelot, y Paul Painlevé; en Inglaterra por John Tyndall, Herbert Spencer,
W.K. Clifford y T.H. Huxley; en Alemania por Rudolf Virchow y Ernst Haeckel, se
habían constituido en vanguardia del movimiento científico, descartando “el
naturalismo romántico” de los años treinta por una nueva ideología agnóstica el
“naturalismo científico” que si bien no era incompatible con la religión, aceptaba en
principio, la premisa de reducir el mundo físico a causas materiales14. El nuevo credo
científico confiaba en alcanzar mediante la observación ordenada de los fenómenos su
verificación universal. Proclama unidad y continuidad frente a discontinuidad y
aleatoriedad. Sustituirá la visión estática del universo por una cosmovisión dinámica:
los cambios eran consustanciales con la naturaleza. Además el conocimiento natural
dependía de una suerte dual de Cartesianismo, una separación del pensamiento y una
extensión de mente y materia, de sujeto y objeto, una separación de hechos verificables
e interpretables y de valores. Por último, los hechos naturales y sus regularidades podían
describirse en clave de una relación causal Newtoniana que se manifiesta por medio de
la observación directa, instrumental o experimental y generalmente descrita en términos
matemáticos. La retórica de este “credo” fue evolucionando hacia concepciones de un
universo finalmente material, mecánico y uniforme. Las dos grandes síntesis simbólicas,
la evolución de las especies y la conservación de la energía, debían interpretarse a través
de un credo secular de unificación, simplificación y universalidad15.
12 Turner, Frank M.(1980) , p.591. 13 Turner, Frank M.(1980) , p.591- 14 Macleod, Roy M. (1982). “ The Bankruptcy of Science Debate: The Creed of Science and its Critics, 1885-1900” Science, Technology, & Human Values. 7 (41): 2-15. 15 Macleod, Roy M. (1982) , p. 4.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [9]
Los primeros años de la década de 1870 fueron de expectativa en una comunidad
científica que había comenzado a transformarse en un grupo independiente,
autodefinido profesionalmente y reconocido como tal por otros grupos de intelectuales y
profesionales; a su vez, el estado había comenzado a contar con el asesoramiento de
expertos científicos o incluso a incorporar a algunos en la administración civil. La
Reforma del sistema educativo en esta época hacía presagiar mayor influencia y empleo
para la ciencia. Sin embargo las expectativas, se vieron frustradas. El estado rechazó el
patronazgo científico de forma estable, la industria los ignoró y sólo fueron
incorporados de forma marginal al sistema educativo. Esto provocó a partir de 1875,
una transformación en la ciencia pública que comenzó a retratarse como un medio para
crear mejores ciudadanos al servicio del estado, y a garantizar seguridad militar y
eficiencia económica a la nación16.
La pretensión de este trabajo ha sido rastrear en la bibliografía de Tyndall, elementos
que permitan justificar su papel de científico público desde la perspectiva intelectual del
naturalismo científico y descubrir el modo en que sus principios teóricos, conforman los
pilares de su personal cosmovisión. Hemos centrado nuestra atención en la obra editada
en dos volúmenes, Fragments of Science: A Series of Detached Essays, Adresses and
Revews (1892), ya que la primera edición de Fragments (1871) no incluía “The Belfast
Adress”, que junto a otros quince nuevos ensayos, aparece veinte años después, en la
sexta edición de la obra. El primer volumen, nos aclara el prefacio, trata casi
exclusivamente con las leyes y fenómenos de la materia, en tanto el segundo volumen,
se ocupa de “…questions in which the phenomena of matter interlace more or less with
those of mind”.
En particular hemos analizado, “On the Study of Physics”, lecture de 1854, disertada en
la Royal Institution. El ensayo nos ofrece su visión de la enseñanza científica, y nos
permite valorar el papel divulgativo de Tyndall en la Institución de Albemarle Street.
“On Force”, nos permitirá conocer el alcance que su autor concede al principio de
conservación de la energía, así como las implicaciones de la controversia pública entre
Tyndall, único físico del naturalismo científico metropolitano y sus oponentes del
“North British”. Finalmente, hemos centrado nuestra atención el segundo volumen de
Fragments: “The Belfast Address”. El ensayo publicado inmediatamente después de la
16 Turner, Frank M.(1980) , p. 592.
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[10] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
celebración del meeting de 1874 en Belfast, resulta capital para valorar su doctrina
científica y nos sitúa en el candente debate decimonónico entre ciencia y religión.
En cuanto al tratamiento del tema por otros autores, Frank M. Turner (Turner, 1980) ha
establecido el concepto de ciencia pública en la época Victoriana, subdividiéndola en
tres períodos diferenciados; Roy Macleod (Macleod, 1982) analiza las características
del naturalismo científico y su evolución en el último tercio del siglo XIX. George A.
Foote (Foote, 1951) ha estudiado el papel de la ciencia británica en el contexto del
movimiento reformista de la ciencia inglesa; Carlos Solís y Manuel Sellés (Solís, 2005)
así como Bowler (Bowler, 2007), analizan el panorama general de la ciencia europea en
el siglo XIX; Jill Howard,(Howard, 2004) ha estudiado la interacción de Tyndall y sus
audiencias en relación a la dicotomía instrucción versus entretenimiento, y a los usos
del espacio, público/privado de la ciencia; Complementariamente Frank A.J.L. James y
Anthony Peers, (James & Peers, 2007) estudian el papel de las infraestructuras en el
diseño del trabajo científico Frank A. J. L. James (James, 2004), estudia el papel de las
Lectures en el ámbito la RI, y su repercusión mediática. Ruth Barton, (Barton, 1998a)
ha estudiado la contribución de la prensa a la popularización científica. El papel de los
círculos informales, en la consecución de un estatus profesional científico, en particular
el X Club, es objeto de estudio por parte de (Barton, 1998b) y de Roy Macleod
(Macleod,.1970a). El propio Macleod (Macleod, 1970b) así como William T. James
(James, 1887) realizan sendas aportaciones biográficas, que en el caso de D. Thomson
(Thomson, 1947) se centra en su vertiente educativa, complementa por el estudio de la
introducción de la ciencia en la enseñanza, que detalla Sir Brian Pippard, (Pippard,
2002); Gieryn, Thomas F. (Gieryn,1999) incorpora el concepto de Boundary-work para
explicar la tarea de demarcación ciencia/religión y ciencia/tecnología que realiza
Tyndall; J.T. Lloyd (Lloyd, 1970) estudia la controversia Joule-Mayer, de la que
también se ocupa Crosbie Smith (Smith, 1998) en el contexto del enfrentamiento North
British versus Metrópolis. T.H. Kunh analiza en perspectiva histórica el descubrimiento
del principio de conservación de la energía (Kuhn, 1977). Alvar Ellegard, (Ellegard,
1957) analiza filosóficamente la teoría Darwinista y su repercusión en la prensa
periódica. Lightman analiza el modelo de relación armónico/conflictivo en el diálogo
cienca/religión (Lightman, 2001), así como las repercusiones del Belfast Address en los
medios periodísticos (Lightman, 2004); Turner estudia la polémica de Tyndall sobre la
eficacia del rezo en 1872, (Turner, 1974) y sobre el trasfondo profesional del conflicto
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [11]
ciencia y religión (Turner, 1978); Barton hace una relectura panteísta de la filosofía vital
de Tyndall, a partir del Belfast Address, (Barton, 1987)
2. RESUMEN DE LOS TEXTOS COMENTADOS
2.1. ON THE STUDY OF PHYSICS
Se trata de una lecture impartida por Tyndall en la Royal Institution, en 1854. Su
intención es subrayar el papel de la Física, a la hora de ensanchar las capacidades
intelectivas del ser humano. Apela al reconocimiento de esta disciplina no sólo como
medio para aumentar nuestro conocimiento de las leyes de la Naturaleza, o por sus
contribuciones de índole práctico al bienestar social, sino también como un eficaz
agente en la tarea de elevar las capacidades culturales y morales de todos aquellos que
intervienen en el proceso de adquisición del conocimiento científico o en la labor
investigadora. Valiéndose de la una analogía con las canciones, sugiere que al igual que
éstas constituyen un instrumento para educar la voz, también el estudio de la Física,
debe considerarse un medio de potenciar las capacidades intelectuales. Presenta las
primeras experiencias de nuestra infancia como un proceso de experimentación física,
por lo que el estudio de la Física, responde a un impulso consustancial a la condición
humana. Crítica al sistema educativo británico por primar el estudio de la cultura e
idiomas clásicos, que no desdeña, frente a la ausencia de enseñanzas de carácter
científico, lo que ocasiona por ejemplo, que las élites políticas deban legislar sobre
realidades que ignoran.
De su experiencia como docente en una escuela agrícola de Hampshire, nos recuerda su
método pedagógico. Partiendo del estudio teórico de la geometría, pasa a resolver
problemas físicos que toma del entorno inmediato, eliminando la rutina del libro de
texto y propiciando la construcción de aprendizajes de forma paulatina y autónoma de
los alumnos (desde contar el número de veces que aletea una abeja por segundo a partir
de su zumbido hasta investigar por medio del péndulo las dimensiones de la Tierra).
Sitúa al profesor como guía del proceso de construcción del conocimiento y se
entusiasma al comprobar la autoestima que supone en el alumnado alcanzar metas de
autorrealización, por ello enfatiza la importancia del papel social del profesor y de la
instrucción educativa.
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[12] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
Pasa luego a explicarnos los métodos inductivo y deductivo como complementarios en
el estudio de la Física, constituyendo un medio de cultura intelectual, pues, ejercita y
moldea la observación, pone en juego la lógica más exhaustiva: compara, abstrae,
generaliza y proporciona un escenario mental apropiado a estos procesos. Termina
retomando su clamor inicial en favor de la Ciencia.
2.2. ON FORCE
El objetivo del artículo es presentar los distintos procesos de transformación energética
que existen en la naturaleza y postular el principio de conservación de la energía, al
dictado de la pionera formulación de Mayer, como la explicación teórica más general y
satisfactoria de dichos procesos.
Estudia los efectos mecánicos que surgen al someter una masa de dimensiones
apreciables a la acción gravitatoria. Seguidamente, estudia el movimiento atómico
asociándolo al concepto de afinidad química e indaga sobre las equivalencias
mecánicas de calor y trabajo, así como sobre el calor disipado. Partiendo de la hipótesis
meteórica de Waterston en la formación del Sol, establece la consistencia de la misma
en cuanto se refiere a la formación y mantenimiento del astro, con los principios
termodinámicos. Pasa después a ilustrarnos sobre el origen solar de las diferentes
formas de energía: eólica, hidráulica y la asociada a los procesos metabólicos de los
seres vivos, la de origen químico. Finalmente, reivindica la figura injustamente
postergada de Mayer, en su papel de primer formulador teórico del principio de
conservación de la energía. Nos recuerda que cuando Mr. Joule publica en 1843 su
primer trabajo Mecanichal Value of Heat, un año antes el doctor Mayer, ya había
calculado el equivalente mecánico del calor a partir de datos que sólo una mente
privilegiada puede advertir. Menciona también el trabajo Organic Motion de 1945,
donde Mayer aplica la teoría mecánica del calor de forma precisa a los procesos vitales
y alude a como la aguda observación de que el brillo de la sangre en los trópicos era
mayor que en latitudes más frías, le llevó a sus ingeniosas conclusiones. Al revisar para
su publicación la Lecture, Tyndall recaba información a Clausius y Helmholtz. El
primero, que reconoce no saber de sus trabajos quedó maravillado, en cuanto al último,
recuerda las innumerables veces que es mencionado en sus obras, algo que sabe de
primera mano por ser traductor de Helmholtz. Rebate de forma documentada y elegante
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [13]
las duras y extemporáneas acusaciones de Tait en demérito de Mayer. En una nota in
memoriam, tras su deceso en 1878, recuerda como finalmente se hizo justicia, con la
elección de Mayer por aclamación, como miembro de la Academia Francesa de las
Ciencias, siendo además distinguido con la “Copley Medal” de la Royal Society.
2.3. THE BELFAST ADDRESS
El tema central del discurso es una discusión sobre la validez del materialismo como
filosofía científica. Para ello realiza una excursión teórica, de carácter histórico, en el
que son revisadas las complejas relaciones entre ciencia y filosofía. Para Tyndall,
naturaleza y seres vivos forman parte de un entramado cuyas causas y efectos son
gobernados por leyes mecánicas, como la ley de conservación de la energía y cuya
biodiversidad se explica en el concepto darwiniano de la selección natural. Señala las
limitaciones del materialismo como explicación ontológica, más allá del campo
estrictamente científico, por su incapacidad para satisfacer la dimensión espiritual y
emocional humana, en plano de igualdad e indisociable, de la esfera intelectual del ser.
El Address se estructura en nueve secciones, siendo las siete primeras un argumento
discursivo sobre el que asienta la síntesis final sobre el materialismo científico, que
presenta en la sección octava. En la novena y última sección, discute la validez
globalizadora del materialismo como filosofía vital. Tres son los temas que subyacen en
el Address: un análisis de la estructura de la materia, una reivindicación del derecho a la
libertad del científico en su pensamiento y acción, y una admisión de las limitaciones
de la ciencia para explicar los misterios que trascienden sus fronteras.
Comienza analizando los orígenes de la ciencia en la antigua Grecia, a partir de los
escritos de Demócrito, Epicuro y Lucrecio. Desde su óptica personal, desempeñaron un
papel valiente y racional, al expurgar del análisis, con sus postulados atomistas y su
ejercicio de librepensamiento, cuantos ídolos, dioses o diablos, inhibían el avance del
conocimiento científico. En el siguiente apartado retrata la Edad Media como un
período nefasto para el avance científico, debido a la negativa influencia del
pensamiento aristotélico, y su incapacidad para crear imágenes coherentes de los
conceptos científicos. A continuación señala al dogma cristiano como retardatario del
progreso científico en el período denominado estacionario. Se servirá para ello de tres
figuras que revolucionaron el ámbito científico, Copérnico, Bruno y Galileo. De
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[14] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
seguido, destaca las contribuciones a la teoría atómica de Descartes, Pierre Gassensi y
Bacon. Sirviéndose de una figura retórica nos sitúa en un debate imaginario entre el
obispo Butler, quien subraya la incapacidad del materialismo como filosofía vital y un
discípulo de Lucrecio, quien desafía al obispo a que fundamente racionalmente el
mundo material. Ambos representan, de alguna forma, el alter ego de Tyndall. En la
sección sexta celebra los logros de la teoría evolucionista de Darwin, quien consigue
explicar racionalmente la variedad y adaptación al de las especies, mediante causas
naturales, sin necesidad de recurrir al artificio de un diseño creacionista sobrenatural. En
la sección séptima alude a la doctrina de Conservación de la Energía como principio
generalizador de la ciencia moderna, que sustituye la teoría del vitalismo por un nuevo
marco conceptual más simple que ensambla los fenómenos físicos con los de carácter
orgánico En las dos últimas secciones expone las implicaciones filosóficas de la ciencia
moderna, en particular los corolarios materialistas que se derivan de la teoría atómica.
Para Tyndall, el materialismo como filosofía científica ha demostrado ser insustituible y
exitosa circunscrita al campo de la investigación científica, pero resulta incompleta
concebida como filosofía de vida. Rechaza la perspectiva simplista de Demócrito quien
al reducir el todo a lo material, ignora la existencia de una conciencia humana y excede
los límites de nuestro conocimiento. Añade que la naturaleza de la materia, la evolución
de la vida y las especies, y la mente forman parte de un misterio inescrutable. Ello, sin
embargo, no le impide ver en la materia la promesa y potencialidad de toda la vida
terrestre. El último apartado, lo dedica a demarcar los campos de ciencia y religión. A
ésta última reserva los valores que confieren dignidad a la condición humana,
residenciándolos en la región de las emociones, el espíritu y la poesía, pero esa misma
religión se vuelve dañina cuando invade la región del conocimiento objetivo. Sobre el
dominio de la ciencia sólo los científicos deben ejercer su control, por ello deben
arrebatar a la teología el entero dominio de la teoría cosmológica.
De forma conciliatoria, Tyndall concluye augurando el beneficioso papel que la
religión, una vez asumido su verdadero contexto, podrá seguir desempeñando en la
función de orientar a la humanidad en la búsqueda del “Misterio” que envuelve la
propia existencia.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [15]
3. EDUCACIÓN Y DIVULGACIÓN : “O N THE STUDY OF PHYSICS”
3.1. TYNDALL EN LA ROYAL INSTITUTION : THE LECTURE COURSES
La idea actual de la ciencia como algo desvinculado de la cultura popular, carece de
fundamento desde una perspectiva histórica. En el siglo XIX, se consideraba sinónimo
de estatus cultural, demostrar conocimiento de las novedades científicas y una cierta
complicidad en ellas. En la actualidad los historiadores de la ciencia han comenzado a
substituir la interpretación más habitual de la ciencia popular, denominada difusiva o
“top-down”17 por otra visión interactiva, en la que el público interpreta y redefine el
conocimiento que recibe. Surge así, la necesidad de atender no sólo a sus contenidos
sino también al proceso de elaboración, es decir, se deben estudiar los lugares donde la
ciencia se hace en público, los medios por los que se difunde y el modo en que las
distintas audiencias lo reciben18.
A partir de la revolución científica de los siglos XVI y XVII, la filosofía natural se
extendió de las universidades a un contexto más cívico. Con ese espíritu surgen en
Europa nuevas sociedades científicas como la francesa Académie de Sciences, la
italiana Academia dei Lincei, o la inglesa Royal Society. Los filósofos naturales
extienden sus conferencias, a principios del siglo XVIII, a los variopintos y concurridos
cafés. A comienzos del próximo siglo, en ciudades como Londres, existía un circuito
estable que ofrecía conferencias populares al público mediante pago19. En Londres, la
Royal Institution, fundada en 1799, de la mano de Davy, Faraday y Tyndall, se
convertirá, en sede de importantes descubrimientos y foco difusor de educación y
popularización científica.
En Febrero del año 1853, Tyndall es invitado a pronunciar un Friday Discourse en la
Royal Institution, su extraordinaria calidad expositiva es reconocida por el propio
Michael Faraday, a consecuencia de lo cual, le será ofrecido el puesto de Professor of
Natural Philosophy20. A lo largo de los 33 años que estuvo vinculado a la Institución,
ésta fue testigo de una fructífera carrera como investigador, educador, popularizador, y
figura pública. A lo largo de la misma, desenvolverá más de 50 Friday Discourses, 300
Afternoon Lectures, y 12 Christmas Courses para un auditorio juvenil. Además 17 Howard, Jill (2004). “Physics and fashion: John Tyndall and his audiences in mid-Victorian Britain”. Studies in History and Philosophy of Science. 35 (1): 729-758. 18 Brower, Peter J. et al. (2007) , p. 464. 19 Brower, Peter J. et al. (2007) , p. 466. 20 Thomson, D. (1957) , p .46.
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[16] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
simultaneará facetas de examinador en el Royal Millitary College (1855-57), docente el
Royal School of Mines (1859-1868) y conferenciante en Eaton (1856) y en la London
Institution (1856-59). Se convertirá en una respetada figura de la Royal Society y de la
British Association for the Advancement of Sience, de la que en 1874 se convierte en
presidente21.
A mediados de la centuria muchos cambios favorecieron el desarrollo de la ciencia
popular. Primero, aumentó la variedad de lugares para ejercer actividades científicas
populares. En 1832 se había inaugurado en la londinense Adelaide Street, la Galería
Nacional de Ciencia Práctica que exponía muestras históricas naturales, artilugios
mecánicos y otras curiosidades, secundada enseguida por la Polytechnic Institution. La
moda de acudir masivamente a los museos científicos se consolidó y propagó, a raíz del
éxito de la Exposición Universal de 185122 . Segundo, la proliferación de libros y
revistas que llevaban la filosofía natural a un público más amplio, así como la expansión
de la prensa periódica, debido entre otros factores a las mejoras técnicas en los procesos
de impresión23 . En tercer lugar, se produjeron algunos cambios en la estructura
educativa, a partir de la Education Act de 1870 se produce un desplazamiento del
fenómeno religioso hacia una élite cultural científica de carácter secular24. La educación
científica ampliaría su base social propiciando la extensión de un mercado proclive a las
lecciones populares.
Desde su fundación, la RI había sobrevivido gracias a los ingresos que le
proporcionaban las lectures, convertidas en una concurrida actividad social25. Las
lectures de Tyndall en la RI, fueron un ejemplo de actividades de popularización
científica que competían por las audiencias y tanto en la RI como en otras instituciones,
fueron generalmente bien acogidas por el público. Sus contenidos se centraron
básicamente en aspectos relativos al calor, sonido, luz y electricidad, que serían
posteriormente recogidas en manuales, rápidamente traducidos a otros idiomas. Los
diarios de Tyndall evidencian su interés por hacer un seguimiento de la afluencia
pública de sus lectures26. Debido al horario en que se impartían, escaseaba la clase
trabajadora, y abundaba el público femenino. Sus audiencias aumentaron a partir de
21 MacLeod, Roy M. (1970b) , p.522. 22 Brower, Peter J. et al. (2007) , p. 475. 23 Barton, Ruth. (1998a) , p.1, p. 3. 24 Lightman, Bernard. (2004) , p. 202. 25 James, Frank A. J. L. (2004), Howard,J. (2004): p738p67. 26 Howard, J. (2004) , p.741.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [17]
1860, excediendo habitualmente la cifra de 300. Las Christmas lectures, para audiencia
juvenil, rondaban las 800 personas, siendo los Discursos los más concurridos, con más
de 1000 personas entrado el año 1871.
3.1.1. ENTRETENIMIENTO VERSUS INSTRUCCIÓN
Para las audiencias de Tyndall, la ciencia popular podría tener un significado variable,
desde un entretenimiento vespertino, fuente de conocimiento o primer incentivo de un
interés científico más prolongado27. Para atraer las audiencias, era muy importante el
tipo de interrelación que mantienen con el disertador, por lo que Tyndall cuidará su
imagen pública, mediante un minucioso trabajo de escenificación en el lecture theatre28.
Clase, género y nacionalidad contribuirán a dotar dicha imagen de un halo de
autoridad29. Howard destaca el efecto autoexigente que la propia audiencia provocaba
en Tyndall, que llegó a tomar clases para mejorar su dicción30 . La cuidada puesta en
escena acompañada de espectaculares efectos visuales en sus demostraciones
experimentales fue una de las claves del éxito. Cabe destacar el difícil equilibrio que
Tyndall consiguió entre los aspectos educativos y de entretenimiento, en aras de atrapar
a la audiencia y mantener su credibilidad científica. Empleaba ejemplos cotidianos y
familiares para subrayar los principios físicos e incentivar en la audiencia una
participación más activa. Fue uno de los primeros conferenciantes en producir y
distribuir notas impresas para sus lectures31 . Dedicaba una gran cantidad de tiempo a
experimentar previamente con sus aparatos con la finalidad de hacer demostraciones lo
más claras y vistosas. Pero no se limitaba a realizar sus propios experimentos, sino que
los cronometraba e insertaba en el texto de sus lectures, al modo de un guión teatral32.
Al trasladar los experimentos del laboratorio al teatro, se está transplantando la esfera
privada al dominio público33 y esa peculiar relación con sus audiencias, permite atisbar
“ las movedizas líneas fronterizas entre lo público y lo privado, el laboratorio y el
teatro, la física y la moda.”34
27 Howard, J. (2004) , p.755. 28 Howard, J .(2004) , p.734. 29 Lightman, B. (2004) , p. 221. 30 Howard, J.(2004) , p. 741. 31 Howard, J. (2004) , p.738. 32 Howard, J.(2004) , p. 735-736. 33 Howard, J. (2004) , p.736. 34 Howard, J. (2004) , p. 56.
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[18] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
La respuesta de la comunidad científica fue dispar. Tyndall recibió ácidas críticas por
parte del grupo del North British, de Maxwell, Thomson y de forma más iracunda de
Tait, por relegar la faceta instructiva a un segundo plano, en favor de la teatralidad de
sus demostraciones experimentales, aún cuando en su caso, ambas caras no fuesen
excluyentes35 . Von Helmholtz defiende la labor de Tyndall “un hombre de ciencia
dotado de la elocuencia y el talento de una lúcida exposición” 36. En el trasfondo
gravita sin embargo, el desafío que los hombres del X Club y su naturalismo científico,
representaban para el North British37 .
La expansión de la prensa escrita mediada la centuria, facilitó la cobertura de las
actividades de la RI y otras sociedades científicas, lo que fue mutuamente beneficioso, y
una demostración de su importancia como parte de la cultura general38. Algunos
reportajes de las lectures, llegaron a ser muy minuciosos, como los del Chemical
News39, lo que evidencia un creciente papel educativo en la prensa dedicada a la ciencia
popular.
Al sustituir a Faraday, como superintendente de la RI, Tyndall disminuyó el número de
lectures e intensificó la investigación, por lo que se implicó en los cambios estructurales
que acompañaron la nueva orientación de la Institución del campo educativo al
investigador. El laboratorio de la RI era uno de los mejores equipados de Gran Bretaña,
pero nuevas instalaciones comenzaron a rivalizar a partir de los años 1860 y 1870,
también en el continente, por lo que se acometieron importantes mejoras y ampliaciones
en los laboratorios40. Los espacios públicos de la Institución habían sido testigos mudos
del enorme talento de Tyndall para moverse con éxito del electromagnetismo a la
termodinámica y de ésta a la bacteriología en su fructífero afán investigador41. Su labor
educativa y divulgadora de la ciencia va más allá de su trabajo en la RI. Como
destacado miembro del X Club promovió hábitos de pensamiento científico y sus
conferencias se extendieron a Estados Unidos durante los años (1872-1873)42.
35 Howard, J. (2004) , p.750. 36 Howard, J. (2004) , p.748. 37 Lightman, B. (2004) , p.202. 38 James, Frank A. J.L. (2004) , p. 76. 39 Howard, J. (2004) , p. 738. 40 James & Peers (2007) , p. 162-163. 41 Macleod,R. (1970b) , p. 522. 42 MacLeod, Roy M. (1970b) , p. 522.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [19]
3.2. THE LECTURE: “O N THE STUDY OF PHYSICS AS A BRANCH OF EDUCATION FOR
ALL CLASSES”
En la primavera de 1854, se celebraron en los salones de la Royal Institution, una serie
de siete lecciones públicas, impartidas por destacadas personalidades que versaban
sobre la enseñanza de las ciencias. La disertación de Tyndall, se publicará en Fragments
of Science. Con gran modestia, Tyndall desvela a su público los recelos que
inicialmente le asaltaron, sobre la idoneidad de su persona para impartir la lección
magistral, considerando lo limitado de su experiencia (p298):
“I had many misgivings as to the propriety of my taking a part in them, thinking
that my place might be better filled by an older and more experienced man”.
Tyndall se había incorporado como profesor a la RI tan sólo un año antes, después de
vencer muchas dificultades para encontrar un trabajo remunerado como científico.
Nacido en Irlanda en 1820 y de origen humilde, trabajó inicialmente como topógrafo, en
una de las compañías encargadas de los frenéticos trabajos de construcción del
ferrocarril en los años 1844-45. Después ejerció la docencia en el Queenwood College
de Hampshire, explicando dibujo y matemáticas. En compañía de su colega, el químico
Edward Frankland, a los que se uniría más tarde el matemático Archer Hirst, se traslada
a expensas de sus ahorros, a Alemania, con la intención de ampliar estudios en la
Universidad de Marburg. Doctorado en matemáticas de la mano de Friederich
Stegmann, se incorpora al laboratorio de Knoblauch, que se ocupaba por entonces de
ampliar los trabajos de Plücker y Faraday sobre diamagnetismo. En junio de 1950
regresa a Inglaterra y en octubre de ese mismo año retorna brevemente a Alemania, para
trabajar en el laboratorio del profesor Magnus en Berlín, profundizando sus estudios de
diamagnetismo y cristalografía A su vuelta le aguardaban dos años de desempleo tras
ver rechazadas sus peticiones en Irlanda y en las Universidades de Sidney y Toronto
Dos décadas antes, Charles Babbage, ya había denunciado la situación:
“The pursiut of science does not, in England, constitue a distinct proffesion and
it is therefore on that ground alone deprived of many of the advantages which
attach to professions.”43
43 Babbage, Charles (1830). Reflections on the Decline of Science in England. London: B. Fellowes.
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[20] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
3.2.1. “B OUNDARY-WORK ”: CIENCIA VERSUS RELIGIÓN
El discurso retórico de Tyndall responde a un patrón dual: remover los impedimentos a
la hora de mejorar las condiciones de trabajo de los científicos y extender el campo de
acción de la ciencia, lo que exigía un doble trabajo de demarcación o “boundary-work” .
Se debía luchar contra la supremacía de la autoridad religiosa y al tiempo encarar los
fabulosos éxitos cosechados por el sistema industrial británico. Ambos elementos
estarán presentes en la valoración semántica de la ciencia que Tyndall efectúa
públicamente ante sus auditorios44.
En su afán de delimitar ciencia y religión, el discurso se articula en torno a tres
características definitorias: utilidad práctica, empirismo y escepticismo. Tyndall, emplea
en nuestra lecture una de sus eficaces analogías, para indicarnos los beneficios sociales
de la ciencia, a la que compara plásticamente con los rayos solares (p294):
“The sunbeams excite our interest and invite our investigation; but they also
extend their beneficient influences to our fruits and corn, and thus accomplish,
not only intellectual ends, but minister, at the sime time, to our material
neccesities. And so it is with scientific research“
Dibuja así, una demarcación funcional entre ciencia y religión. La primera se sitúa, con
su utilidad práctica, como fuente indispensable del progreso material y en la segunda,
hayan cumplida satisfacción los problemas emocionales del ser humano. El empirismo,
forma un nuevo contorno límite. Cuando critica el método científico de los pensadores
clásicos, por haberse abonado a la conjetura en lugar de su sometimiento a la verdad
empírica, está también descartando interpretaciones fenomenológicas basadas en la
especulación religiosa. La última frontera la sitúa Tyndall en el campo del escepticismo.
Mientras la ciencia atiende a hechos observables, la religión se manifiesta dogmática
radicando su autoridad en ideas externas preconcebidas. La ciencia es escéptica frente a
sus propias verdades, mientra la religión se asienta sobre la infalibilidad de las
creencias. Se puede atisbar en esta imagen dinámica de la ciencia, un cierto guiño de
Tyndall, hacia el proceso de transformación iniciado en el seno de un sector social y
cultural Victoriano. La falta de apoyo público a la ciencia en Gran Bretaña, no impidió
la existencia de científicos de primera fila como Lyell, Maxwell, Faraday, Thomson,
Wallace, Darwin, Spencer..., pero si influyó negativamente en la ausencia de científicos 44 Gieryn, Thomas F. (1999). ). “John¨s Tyndall Double Boudary Work”. Cultural Boundaries of Science. London: The University of Chicago Press, p. 37-64.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [21]
de segunda o tercera categoría, los que practicarían una ciencia menos novedosa45. Tal
vez pretenda atraer hacia sus propósitos a esa masa social, cuando proclama (p298):
“Who can say what intellectual Samsons are at the present moment toiling with
closed eyes in the mills and forges of Manchester and Birmingham?“.
3.2.2. “B OUNDARY-WORK ”: CIENCIA VERSUS TECNOLOGÍA
El otro “boundary-work”, se sitúa en el campo del utilitarismo inherente a la técnica.
Existía la percepción social de la ciencia como elemento especulativo, disociado por
completo de los logros técnicos de la Revolución Industrial, las palabras de Samuel
Smiles, son elocuentes:
”One of the most remarkable thigs about engeneering in England is that its
principie achivements, have benn accomplished, not by natural philosopher nor
by mathematician, but by men of humble station, for the most part
selfeducated...”46
Tyndall necesita extender los límites de la ciencia demostrando la relación de
dependencia que de ella tiene la tecnología, y a la vez explicitar su utilidad cultural al
margen de las ventajas de orden práctico. El nuevo contexto interpretativo que sugiere,
conduce a ciertas inconsistencias en el discurso interno, si se compara con las cinco
características que atribuía a la ciencia: fuente de tecnología, experimental, teórica,
desinteresada y vehículo cultural.
Al establecer la ciencia como fuente de tecnología pretende justificarla como
conocimiento básico indispensable en el desarrollo de los nuevos avances tecnológicos
(p296):
“At this point the steam-engine appears. These are still new things; it is not
long since we struck into the scientific methods which have produced these
results...”.
Alerta sin embargo, de los peligros de un utilitarismo pragmático (p295):
“The scientific man must approach Nature in his own way; for if you invade his
freedom by your so-called practical considerantions, it may be at the expense of
those considerations on which his success as a discoverer depends.”.
45 Solís, Carlos et al. (2005). 46 Citado en Gieryn (1999).
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[22] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
Frente al método de la prueba/error propios de la ingeniería antepone la observación
sistemática del método científico. Pero además de experimental, la ciencia es teórica.
Con esta aparente contradicción trata de distinguir el pensamiento científico, aquel que
infiere de lo observado las causas finales, del mecánico que no trasciende de lo
observado. La inconsistencia es evidente con el anteriormente proclamado carácter
empírico de la ciencia frente al metafísico de la religión. La razón de ello se encuentra
en la disputa simultánea que Tyndall protagoniza por ensanchar los bordes de las
fronteras ciencia/tecnología y ciencia/ religión. Otro argumento, lo centra en el carácter
altruista de la ciencia frente al propósito crematístico de la técnica. La ciencia y su
enseñanza, se configuran como un excelso medio de cultura frente a la finalidad
prosaica de la técnica y con ello se justifica la necesidad de su soporte público. Extender
los propósitos de la ciencia al territorio de la educación y la cultura, se ha visto como
una forma de urgir la introducción de la ciencia en los planes académicos universitarios,
ausentes en Oxford y Cambrigde, hasta avanzada la década de 1850. En Oxford el
Clanderon Laboratory data del año 1864, y en Cambridge, el Cavendish Laboratory, no
iniciará su construcción hasta 187247. A este respecto, añade Tyndall (p303):
“.. if the tendency should be to lower the estimate of science... let it be the high
mission of our universities to furnish the proper counterpoise by pointing out its
nobler uses...”.
El papel del profesor y de la enseñanza es de capital importancia para el progreso social,
así Tyndall, señala (p301):
“If there be one profession in England of paramount importante, I belive it to be
that of the schoolmaster.”
Nos refiere el método pedagógico empírico que empleaba en Queenwood, una de las
primeras escuelas en disponer de un laboratorio para la enseñanza de las ciencias48.
Huyendo de la rutina de los libros de texto, analiza los problemas físicos del entorno
cotidiano, propiciando aprendizajes autónomos y significativos, reservándose un papel
de orientador en el proceso de construcción del conocimiento. Su propuesta resulta
sorprendentemente moderna y próxima a los presupuestos didácticos del
47 Solís, Carlos et al. (2005) , p.792. 48 Macleod, R. (1970b) , p. 521.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [23]
constructivismo. En palabras de quien conocía bien sus métodos de enseñanza, su
amigo Herbert Spencer49:
“He (Tyndall) did not, like most teachers, make his pupils mere passive
recipients, but made them active explorers”.
4. EL PRINCIPIO DE CONSERVACIÓN DE LA ENERGÍA : “O N FORCE”
El 6 de junio de 1862, en los elegantes salones de la Royal Institution se dicta ese día
una lección magistral, titulada “On Force”. El conferenciante confiesa a su auditorio que
la lección preparada tiempo atrás, ha incorporado, recientemente, algunos cambios. Tras
una pléyade de ejemplos ilustrativos del principio de transformación y conservación de
la energía, sentencia: “Todo cuanto he expuesto ante ustedes procede de los trabajos de
un médico alemán, llamado Mayer…” En una escueta y única referencia a los trabajos
de James Prescott Joule añade (p380):
“Mr. Joule published in 1843 his first paper on the “Mechanical Value of
Heat”; but in 1942 Mayer had actually calculated the mechanical equivalent of
heat from data which only a man of the rarest penetration could turn to
account.”
Prosigue su discurso, y una vez más se refiere elogiosamente a Mayer como (p381):
“a man of genius arriving at the most important results some time in advance of
those whose lives were enterily devoted to Natural Philosophy”.
El disertador sólo podía ser, naturalmente, el profesor John Tyndall y sus palabras
suscitaron de inmediato, durante largo tiempo, una estruendosa polémica50. Aunque
anglo-irlandés de procedencia, la formación intelectual y científica de Tyndall es
ciertamente y de forma singular, de filiación continental y germánica. Tras sus primeras
investigaciones experimentales en magnetismo de la mano del profesor Knoblauch, ya
doctorardo en la universidad de Marburg, se traslada a comienzos de 1851 a Berlín para
trabajar un tiempo en el laboratorio del profesor Magnus, entrando en contacto con lo
más selecto de la ciencia alemana: Poggendorff, Du Bois-Reymond, Clausius… De
manos de Du Bois-Reymond recibe una copia del Erhaltung der Kraft, de Helmholtz,
que poco después traduce al inglés como “On the Conservation of Force” (título que
49Thomson, D. (1957). , p. 43. 50 Lloyd, J. T. (1970): “Background to the Joule-Mayer Controversy”. Notes & Records of The Royal Society. 25 (1): 211-225.
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[24] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
Tyndall parafrasea en la lecture) y publica en 1853 en Scientific Memoirs51 . De la
impresión causada por Tyndall, tenemos el testimonio que nos ofrece el biógrafo del
científico alemán52:
“At a dinner given by Magnus,..., he met Tyndall, the English translator of his
works :' he is a very talented young man, and interested me more than any of the
other strangers; unfortunately he will not be in England when I am there.’
Las memoirs incluyen traducciones de otros autores alemanes, como la teoría mecánica
del calor de Clausius53. Con el tiempo von Helmholtz también se convertirá en traductor
alemán de las obras de Tyndall, Sound y Fragments of Science.
El primero en formular el principio de conservación de la energía y publicar un cálculo
correcto que determinaba el equivalente mecánico del calor, había sido en efecto, el
médico alemán Julius Robert von Mayer. En 1840 en un viaje en barco a las indias
orientales, había observado que el calor del trópico, influía en el color, y por lo tanto en
la oxigenación de la sangre humana; ello le llevó a concluir que calor y trabajo son
diferentes manifestaciones de la misma fuerza y han de ser capaces de transformarse el
uno en el otro. En 1842 publicó sus aportaciones científicas en la obra Remarks on the
Forces of Inanimate Nature, pero su trabajo fue infravalorado en el momento. Ahora
Tyndall, excelente conocedor de la ciencia alemana, en su afán divulgador, rescataba
del olvido la memoria de Mayer, y lo hacía de la mano de otro preeminente doctor,
Hermann von Helmholtz. Éste se había dedicado a estudiar la producción de calor
durante la contracción muscular, llegando a explicar el calor animal en función de
transformaciones químicas en los músculos. A partir de estos hechos fisiológicos
cuantificó un equivalente mecánico del calor que relató en su memoria de 1847, Über
die Erhaltung der Kraft, en el que presentó por primera vez de forma general, el
principio de conservación de la energía.
Por su parte, mediada la década de 1840 J. P. Joule realizó el clásico experimento de
demostrar que el trabajo se convierte en calor, agitando el agua de un contenedor
mediante una rueda con paletas y midiendo el aumento de la temperatura. En 1847 dio
dos conferencias en Manchester donde habló del principio de conservación de la
energía, y en 1849 leyó un importante informe sobre el tema en la Royal Society.
51 Smith, Crosbie. (1998) , p. 178. 52 Koenigsberger, L. (1906) , p. 109. 53 Smith, Crosbie. (1998) , p.178.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [25]
Thomson, catedrático de filosofía natural en Glasgow, estaba trabajando de forma más o
menos independiente, en una línea similar a la de Clausius, quien a su vez estaba
puliendo y desarrollando las teorías de Carnot. Con la publicación en 1851, de su obra
On the Dynamical Theory of Heat, Thomson sienta las bases de la Termodinámica. En
los años siguientes colabora con Rankine y junto a Tait publicará un monumental
Treatise on Natural Philosophy, donde acuña con precisión, el término energía.
La primera reacción pública a las palabras de Tyndall tuvo a Joule por protagonista,
quien en carta al editor del Philosophical Magazine and Journal, reclama su primacía
en el descubrimiento54:
“…The Dynamical theory of heat certainly was not established by Séguin and
Mayer. To do this required experiment, and therefore fearlessly assert my right
to the position which has ben generally accorded to me by fellow physicists as
having been the first to give a decive prof of the correctness of this theory...”
En respuesta a Joule, publicada a través del mismo medio en Septiembre de 1862,
Tyndall replica reconociéndole a Joule su papel de verificador experimental, de forma
independiente, del equivalente mecánico del calor, previamente formulado por Mayer:
“ It was he [Mayer] who first used the term ‘ equivalent’ in the precise sense in
which yon have applied it; he calculated the mechanical equivalent of heat from
data which, as I have said,” a man of rare ingenuity alone could turn to
account;´and his calculation is in striking accordance with your own
experimental determinations. You worked indepently of Mayer, and in a totally
different way. You brought the mechanical theory to the test of experiment, and
in this way proved its truth.”
Añade Tyndall, que Mayer calculó correctamente su equivalente mecánico de calor y en
coincidencia con Clausius, prosigue:
“Clausius makes the same assumption with no better authority than Mayer; and
I belive that the assumption has been completely verified by the experiments of
the very philosophers who once questioned it “
Conciliadoramente añade que el debido reconocimiento a Mayer no desmerece la valía
de sus trabajos: “There is room for both of you in this grand platform.”
54 Tyndall, John. (1863) , p.450-468.
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[26] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
En un artículo titulado “Energy”, publicado en Octubre siguiente, en el periódico Good
Words, Thomson y Tait, después de hacer una revisión histórica del tema de la energía,
atacan duramente a Tyndall, por situar a Mayer en una posición que nunca ha
reclamado, y que hace tiempo ha sido ocupada por otros55. Seguirán más réplicas y
contrarréplicas públicas. La aparición de una carta de Joule en el Magazine de Agosto
de 1863, parece zanjar provisionalmente la polémica con el North British. En la misiva,
Joule explica su ausencia de contacto con Mayer (un aspecto suscitado por Tyndall), y a
continuación agradece a Thomson y Tait el respaldo recibido y a Tyndall le agradece
aquellas referencias favorables de la lecture “which called forth those expressions on
my behalf.”56
4.1. EL TRASFONDO CIENTÍFICO
Una primea reflexión nos lleva a analizar la naturaleza del problema del descubrimiento
del principio de conservación de la energía. Thomas Kuhn57, sostiene el carácter
simultáneo del descubrimiento. Entre mediados de la década de 1820 y mediados de
1850, diferentes científicos de forma independiente habían propuesto la idea de
conservación de la energía. Tres fueron los factores determinantes: el interés por los
motores, la disponibilidad de los procesos de conversión y la filosofía de la naturaleza.
Además, está el problema de definir como descubrimiento, algo que no es un lugar ni
una entidad sino una generalización teórica. Al describir sus hallazgos de formas
diferentes, subsiste el problema de saber si todos los descubridores tenían conciencia de
haber averiguado lo mismo al mismo tiempo. Entre 1842 y 1847 al menos cuatro
científicos, los alemanes J .R. Mayer y H. von Helmholtz, el británico J. P. Joule, y el
danés August Colding hicieron pública la hipótesis de que existe una magnitud física, la
energía, que se conserva en un sistema aislado58. Los investigadores discrepaban en
cuanto a lo que demostraban sus experimentos y a sus repercusiones. El uso de
55 Lloyd, J. T. (1970) , p. 216. 56 Lloyd, J. T. (1970) , p. 220. 57 Kuhn, Thomas.(1977). “Energy Conservation as an Example of Simultaneous Discovery”. The essential tension: Selected Studies in Scientific Tradition and Change. Chicago: University of Chicago Press. 58 Gribbin, Mary at al. (2003). “Átomos y moléculas”.Historia de la ciencia 1543-2001. Barcelona: Crítica, S.L.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [27]
diferentes términos no sólo fuerza o energía sino conservación, conversión o
correlación, indicaban un desacuerdo en cuanto a la naturaleza de los fenómenos59.
Un segundo aspecto es el carácter de autosuficiencia de la ciencia británica y un cierto
chauvinismo respecto al continente. En Gran Bretaña los historiadores de la nueva
disciplina señalaban como capitales los experimentos de Joule, en Alemania postulaban
a Robert Mayer, en coincidencia con el irlandés Tyndall, y el americano Williard Gibbs
señalaba a Clausius. La cuestión de quien era el descubridor de la teoría clave de la
física decimonónica, era también una cuestión de orgullo nacional60. Pocos estaban
dispuestos a secundar las afirmaciones de Jevons61 :
“We may observe, in the first place, that almost all the arts we practised in
England, until within the last century, were of continental origin. England, until
lately, was young and inferior in the arts.”
En tercer lugar están las diferentes concepciones en cuanto al papel de la energía en el
marco general de la filosofía natural y en consecuencia, un choque de legitimidades o
autoridad, entre los representantes del North British y los hombres del naturalismo
científico metropolitano, en particular los miembros del X Club. Tanto Huxley como los
restantes miembros del club fundado en 1864, habían usado la teoría del evolucionismo,
como punta de lanza, para promover su nuevo evangelio. Tyndall, pretende situar el
principio de conservación de la energía a la par del evolucionismo, como clave doctrinal
del nuevo credo científico, ampliando de facto el campo de batalla intelectual con el
North British62. La rivalidad se extendía desde las páginas del Philosophical Magazine,
a los meetings de la BAAS o al ámbito universitario. En ese contexto competitivo se
enmarca la “Red Lecture” que Tait pronuncia, sobre el tema de la energía ante en el
auditorio académico de Cambrigde, en 1873. Como si hubiera sido vana su existencia,
ignora por completo los nombres de Leibniz, Helmholtz, Mayer y Clausius. Los
académicos presentes, tan conservadores como Stokes, podían aceptar con menor
reticencia la versión de Tait sobre la nueva ciencia, más acorde con la armonía entre
ésta y teología, en la tradición de la vieja Institución, que los postulados del naturalismo
científico. La controversia Tait-Tyndall es pues un tour de force por el reconocimiento
de la autoridad científica. En la tarea de apropiación y difusión del principio de
59 Bowler, P. J. et al. (2007) , p.125. 60 Bowler, P. J. et al. (2007) , p.126. 61 Jevons, W. S. (1866). The Coal Question. 2ª ed. London: Macmillan and Co. 62 Smith, Crosbie. (1998) , p.172.
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[28] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
conservación de la energía, el North British goza de la ventaja que supone el
reconocimiento público del trabajo experimental de Joule por parte de la BAAS.
Tyndall debe arrebatarles el timón. Su profundo conocimiento y contacto con la ciencia
alemana, le brinda la oportunidad de erigir a Julius Robert Mayer como héroe
alternativo. La oposición al discurso público del naturalismo científico, procedía de un
North British deseoso de contraponer su retórica a la del irlandés y sus aliados. La
figura de Mayer no fue sino un pretexto, que sacó a la luz las diferencias entre un
naturalismo científico, cuando menos agnóstico, y una filosofía natural en armonía, con
el pensamiento cristiano.63
5. ATOMISMO , EVOLUCIONISMO , RELIGIÓN : “T HE BELFAST ADDRESS”
En Belfast, seno de la católica Irlanda, un miércoles 17 de Agosto de 1874, ante el
público presente en el meeting de la British Association, alguien clama (p197):
“La religión se vuelve dañina cuando se entromete en la región del
conocimiento objetivo…sobre el dominio de la ciencia debe cesar todo su
control….habremos de arrebatar a la teología, el completo dominio de la teoría
cosmológica….”
Se trata, nuevamente de John Tyndall, y el discurso habrá de pasar a los anales como
“The Belfast Address”. Esta vez se trata, sin embargo, de la locución presidencial. Hace
poco tiempo que ha sido elegido, para dicho cargo. Sus palabras originan un incendio
verbal que recorre los púlpitos de Belfast, sin distinción de credo y una no menos feroz
y sostenida réplica, en los medios escritos64. ¿Cual había sido el motivo de tanto
revuelo?
5.1. ATOMISMO
En el Belfast Address, Tyndall esquematiza una historia del atomismo desde los puntos
de vista de Demócrito y Epicúro, apoyándose en la lectura de Lucrecio De Rerum
Natura, quienes sostenían que el universo se explicaba como consecuencia de los
átomos en movimiento en el vacío y sus interacciones sin necesidad de recurrir a
ninguna deidad. Tyndall había proclamado en Belfast (p191):
63 Smith, Crosbie. (1998) , p.172. 64 Lightman, B. (2004) , p. 201.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [29]
“By an intellectual necessity I cross the boundary of the experimental evidence,
and discern in that Matter...the promise and potency of all terrestrial Life.”
En aquellos momentos, en Gran Bretaña, tenía lugar un revival de atención a la obra de
Lucrecio. Si bien la traducción al inglés de De Rerum Natura se remonta a 1640 por
parte de Lucy Hutchinson, poco después (1656) vio la luz una traducción
contextualizada por John Evelyn que incluía un comentario sobre las consideraciones
atomistas de Giordano Bruno y otros contemporáneos. Entre ellos destacaba Robert
Boyle, con quien Evelyn mantuvo correspondencia. Tennyson publica su poema
“Lucretius” en 1862, obra que fue comentada por Tyndall65. En 1868 se publica una
magnífica cuarta edición, bilingüe y comentada por H.A. J. Munro, con gran éxito
editorial. En 1884, J. Masson publica The Atomic Theory of Lucretius contrasted with
Moderns Doctrines of Atoms and Evolution. En el prólogo de la misma y respecto a la
polémica que nos ocupa declara:
”...(we) have attempted to supply a short but careful account of the atomic
theory as set forth by Lucretius, and to show how far each of his propositions is
in agreement with the conclusions of modern science, as represented by Clerck-
Maxwell, Tyndall, and others.”
Demócrito dota a los átomos de estructura. Aristóteles, rechazaba las concepciones
atomistas, exige la existencia de un medio ubicuo llenando el universo, el Pneuma de
Anaximandro, que convenientemente dotado de propiedades ad hoc dará lugar a la más
elaborada teoría del éter, vigente hasta entrado el siglo XX. Pero el monopolio doctrinal
del aristotelismo adoptado por la iglesia católica romana supuso el “olvido” de las ideas
atomistas. En el siglo XVII, triunfó la concepción corpuscular de Newton, frente a la
ondulatoria de Huygens, contradictoria en su momento con las propiedades asignadas al
éter. En la misma época, a consecuencia de sus estudios sobre compresibilidad
atmosférica, Robert Boyle, postula una atmósfera formada por pequeñas partículas
elásticas .Por su parte, Newton nos brinda en sus Principia, una incipiente proposición
para el desarrollo de una teoría cinética de los gases que supone la asunción de una
teoría corpuscular de la materia. Bernoulli es el primero en deducir las leyes de los
gases asumiendo que estos están formados por corpúsculos rígidos e impenetrables en
movimiento, que colisionan de forma perfectamente elástica. Por aquel entonces, el
principio de conservación de la energía no estaba firmemente asentado, y la idea de 65Libera, S.(1974). John Tyndall and Tennyson´s Lucretius. Victorian Newsletter 45, pp 19-22.
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[30] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
Bernoulli de que el calor no era sino una manifestación del movimiento de las partículas
de los gases chocaba con la concepción del calórico como substancia responsable de los
intercambios térmicos. La vigente teoría del calórico fue paulatinamente arrumbada tras
los experimentos de Benjamin Thompson y Humphry Davy a favor del desarrollo de
una teoría cinético-molecular. Previamente, John Dalton había “retomado” las ideas
epicúreas estableciendo las bases de la moderna teoría atómica.
Cuando en la sección tercera del Belfast se refiere a Newton y Boyle, los muestra como
ejemplos de mentes con tendencia analítica que indagan sobre teorías que satisfagan su
entendimiento, y por contra, presenta a Goethe y Carlyle, con un lenguaje que revela
complicidad, como hombres con mente abierta a impresiones elevadas producidas por la
consideración de la naturaleza como un todo “...whose satisfaction, therefore is rather
ethical than logical”, adoptando usualmente “some form of pantheism”66. En una breve
referencia al discurso de Maxwell del año anterior, Tyndall apoyándose en dicha
exposición para defender sus postulados atomistas, invoca la autoridad de Kant contra
los argumentos de Maxwell sobre la necesidad de un Creador. Tyndall, eludiendo
cualquier referencia a las controversias contemporáneas sobre el atomismo, concluye su
historia de la teoría atómica, presentándola como una doctrina consolidada67.
5.2. EVOLUCIONISMO
En su pretensión de explicar el mundo mediante procesos regulados por leyes, el
naturalismo científico, excluía cualquier explicación sobrenatural de los mismos68. La
formulación naturalista de la evolución encajaba en esa filosofía, por lo que fue
adoptada por sus seguidores, aún cuando algunos como Huxley y Herbert Spencer,
albergasen dudas sobre el mecanismo concreto de la selección natural69. La famosa
disputa en la reunión de la British Association de 1860, entre Huxley y el obispo
Wilberforce, había simbolizado la confrontación entre evolucionismo y religión. El
evolucionismo será uno de los asuntos centrales del Belfast Address, al que Tyndall
dedica toda una sección y en el que se realizan incontables referencias positivas a
Darwin y su teoría. Tyndall cuestiona la interpretación literal de la Biblia en cuanto a la
66 Barton, R. (1987) , p.119. 67 Barton, R. (1987) , p. 119. 68 Turner, Frank M. (1974). “Plagues and the Prince of Wales: A Chapter in the Conflict of Religion and Science”. The Journal of British Studies. 13(2): 46-65. 69 Bowler, P. J. (2007) , p. 188.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [31]
cronología del planeta. Esa visión cosmológica del Génesis, incluida la existencia el
diluvio universal, debe confrontarse con las nuevas revelaciones de la geología y la
paleontología que indican un mayor recorrido en la formación del planeta.
De forma somera, menciona a los precursores del evolucionismo, entre los que sitúa a
Erasmus Darwin70, quien creía en un desarrollo gradual de la vida gracias a su progreso
hacia estados superiores y a J. B. Lamark. La evolución lamarkiana aceptaba la
generación espontánea, para las formas más simples, mientras los animales superiores
habían evolucionado gracias a una tendencia progresiva, que volvía cada generación
más compleja, en una escala lineal de organización con los humanos como producto
final y superior. No creía en la posibilidad de extinción de las especies y proponía un
sistema de adaptación al medio basado en la herencia de las características adquiridas71.
Tyndall será clave en la refutación experimental de la generación espontánea72. Wallace
es situado, a la par de Darwin, al recordarnos como en 1858 ambos naturalistas llegaron
de forma simultánea e independiente a la misma conclusión. Darwin completará su
teoría, largamente madurada, al año siguiente, cuando publique On the Origin of
Species.
Al observar las diferencias entre diversas tortugas y pinzones de las islas Galápagos, a
raíz de su viaje en el barco científico Beagle, Darwin comprendió que mediante la
evolución se podían crear nuevas especies, tal vez influenciado por el uniformaritarismo
de Charles Leyll. Se propuso, entonces, encontrar un mecanismo más satisfactorio que
el propuesto por Lamark y otros precursores. Tyndall nos desvela como el naturalista
comenzó la búsqueda de nuevos datos a partir de la producción de variedades
artificiales por criadores humanos, comprendiendo que la respuesta estaba en la
selección. La lectura del Ensayo sobre el principio de la población de Malthus, le llevó a
postular el mecanismo de la selección natural, en el que la lucha por la existencia
permite sobrevivir a los mejor adaptados, sin ninguna línea principal de evolución73.
En cambio Spencer, aceptaba el darwinismo como soporte del progreso general basado
en el individualismo, pero apoyaba la teoría de Lamark por adaptarse mejor a su
ideología de la autosuperación. Para Huxley no existía un único mecanismo de la
70 Bowler, P. J. (2007) , p. 170. 71 Bowler, P. J. (2007) , p. 17. 72 Mcleod, R. (1970) , p. 522. 73 Bowler, P. J. (2007) , p. 183.
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[32] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
evolución, sometido al azar como en la teoría darwiniana, sino que la variación debía
ser causal y en múltiples direcciones.
Ellegard74, ha señalado a partir de las opiniones reflejadas en la prensa periódica de la
época, tres críticas principales al Darwinismo. Se cimentaba la primera, sobre el
pretendido carácter no inductivo de la misma. La segunda, en que dicha hipótesis fue
prematura y derivada de unos pocos hechos, previamente seleccionados de forma
dirigida. En tercer lugar, se le critica por no aportar pruebas concluyentes del desarrollo
del mundo orgánico, habida cuenta la no explicación del origen primigenio de la vida,
mencionando vagamente ciertas posibilidades de evolución. La selección natural sólo
podría ocurrir si se daban las condiciones favorables, que no podrían ser por tanto, fruto
del azar, sino únicamente explicables en base a cusas finales. Tyndall defiende el
carácter científico del trabajo de Darwin, basado en hechos observables (p174).
“And that is the impression of the vast amount of labour, both of observation
and of thought, implied in its production...”
Algo muy diferente a lo manifestado por Sir William Thomson, en el presidencial
Address de la BAAS de 1871:
“I have always felt that the hipótesis of ´the origion of species trough natural
selection´ does not contain the true true theory of evolution, if evolution has
been in biology...” 75
Tyndall, como Darwin, buscan en la ciencia la explicación de lo natural y rechazan la
idea de un “supernatural Artificer.” Su visión no era por supuesto, la comparación
mecanicista del reloj y relojero, sustentada en la teología natural de William Paley, ni
siquiera adaptaciones más avanzadas como la de Buckland, Louis Agassiz o Richard
Owen, que buscaban patrones para reunir la totalidad de la creación en un conjunto
integral76. Tampoco admitía Darwin el evolucionismo teísta de Miravat que pretendía
explicar la evolución como un diseño natural incorporado a las mismas leyes conforme
a las cuales opera. Darwin y con él Tyndall, no puede aceptar una explicación que hace
innecesaria la evolución.
74 Ellegard, Alvar (1957) , p. 384. 75 Ellegard, Alvar (1957) , p. 387. 76 Bowler, P. J. (2007) , p.173-176.
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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [33]
5.3. DEMARCACIÓN CIENCIA /RELIGIÓN
Las palabras de Tyndall sitúan en el centro debate cuestiones como el modelo de
relación entre ciencia y religión, la naturaleza de la propia ciencia, quien ostenta la
autoridad para hablar en su nombre y quien podría considerarse la élite cultural en una
sociedad industrializada moderna como la británica, que no era ajena a un proceso más
general de secularización77.
Una lectura atenta de “The Belfast Address” y del posterior “Apology for the Belfast
Address”, demuestran que el punto de mira de Tyndall se dirige a la teología de la
Iglesia Católica Irlandesa. Cabe recordar que dicha jerarquía había rechazado tan sólo
unos meses antes, una propuesta de los sectores laicos para incluir la enseñanza de las
ciencias físicas en el curriculum de la Universidad Católica78. Por otra parte, en el
discurso presidencial de la British Association del año anterior, Maxwell, había
asegurado que las propiedades de las moléculas, no eran explicables por medio de los
procesos que denominamos naturales79.
El modelo de relación entre ciencia y religión que Tyndall propone, es coincidente con
lo que Lightman80 ha denominado “las dos esferas “. En efecto, divididas en dos
esferas separadas, ciencia y religión, no tienen motivo de conflicto, a menos que el
sector clerical se pronuncie sobre aspectos naturales o que los científicos traten de
aplicar sus teorías más allá del mundo natural. Tyndall sitúa en su discurso de Belfast,
por un lado las facultades intelectivas, en la esfera del conocimiento objetivo; por otro,
poesía, emociones, fe y moral, que contribuyen a indagar sobre el último “Misterio” 81.
Las dos realidades de la naturaleza humana son independientes, y en consecuencia, los
sentimientos no deben dominar el intelecto, ni la teología hacer lo propio con la ciencia.
En el controvertido contexto que siguió a la publicación en 1871 de la obra de Darwin,
The Descent of Man, su discurso se interpretó como un ataque a los defensores de la
Cristiandad. Para ellos, Tyndall había recurrido a una convencional argumentación
materialista, había atacado la ortodoxia teológica, y criticado a los heroicos
representantes de la teología natural como Boyle y Newton82 . Los naturalistas
77 Lightman, B. (2001) , p.364. 78 Frank M. Turner (1978) , p.374. 79 Lightman, B. (2001) , p. 353. 80 Lightman, B. (2001) , p. 345-346. 81 Barton, R. (1987) , p. 121. 82 Barton, R. (1987) , p. 122.
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[34] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN
científicos, en su pretensión de organizar una comunidad científica orientada
profesionalmente chocaban con un establishment religioso, celoso de mantener el
control sobre la educación y sus prerrogativas en cuestión de fe y valores sociales. El
segundo grupo en conflicto, eran los sectores de mentalidad religiosa pertenecientes a la
propia comunidad científica preprofesional83. Pero, a mediados de la década de 1870, se
produce un desplazamiento social de la élite clerical preponderante a otra de cultura
científica84. A ello habían contribuido factores como la extensión del sufragio electoral
o la Education Act de 1870, al fin, los naturalistas científicos habían alcanzado una
notable influencia en el entramado institucional de la ciencia británica85. A pesar de sus
críticas a la prensa periódica por diseminar el moderno materialismo científico, los
oponentes de Tyndall, no dudarán tras el Belfast Address, en utilizarla de forma masiva
en su campaña denigratoria contra el otrora respetado profesor de la Royal Institution86.
6. CONCLUSIONES
Hemos