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EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE JOHN TYNDALL: FRAGMENTS OF SCIENCE Autor: José Antonio Villar Piñón Trabajo dirigido por el profesor Dr. Agustí Nieto-Galán Director del Centre d’Història de la Ciència (CEHIC) Universitat Autònoma de Barcelona. Editor: Bubok Publishing S.L. Depósito Legal: ISBN: 978-84-9981-173-4 Màster Oficial Interuniversitari (UAB-UB) Història de la Ciència: Ciència, Història i Societat. Curso 2009-2010. Barcelona, 16 de Julio de 2010.

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  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE JOHN TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE Autor: José Antonio Villar Piñón Trabajo dirigido por el profesor Dr. Agustí Nieto-Galán Director del Centre d’Història de la Ciència (CEHIC) Universitat Autònoma de Barcelona. Editor: Bubok Publishing S.L. Depósito Legal: ISBN: 978-84-9981-173-4

    Màster Oficial Interuniversitari (UAB-UB)

    Història de la Ciència: Ciència, Història i Societat. Curso 2009-2010.

    Barcelona, 16 de Julio de 2010.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [3]

    RESUMEN

    El análisis de los ensayos de John Tyndall, Fragments of Science, permite identificar la

    teoría atómica, el principio de conservación de la energía y el evolucionismo darwinista

    como los elementos constitutivos del andamiaje teórico del naturalismo científico. Así,

    en su ensayo “On the Study of Physics” se resumen sus brillantes facetas como

    educador y divulgador científico, desarrolladas fundamentalmente en el seno de la

    Royal Institution. En la lectura “On Force”, Tyndall da por finalizada la controversia

    Joule- Mayer sobre la primacía del descubrimiento del principio de conservación de la

    energía, a la vez que plantea algunas de las claves de la lucha por el liderazgo en el seno

    de la comunidad científica. El discurso presidencial ante la British Association de 1874

    en Belfast ejemplifica el coraje de Tyndall en su empeño por demarcar los territorios de

    la ciencia y la religión, a la luz de los nuevos desafíos científicos. En el trasfondo

    subyacen los procesos de secularización de la sociedad y de profesionalización de una

    comunidad científica heterogénea. El compromiso cívico que Tyndall demuestra en

    “The Belfast Address” es digno corolario de una vida y obra que permite situarlo como

    paradigma de lo que, en la terminología de Turner, se ha dado en denominar científico

    público.

    ABSTRACT

    Tyndall´s essays Fragments of Science allow us to identify the atomic theory, the

    principle of energy conservation and Darwinian evolution as the basis of the theoretical

    framework of scientific naturalism. Both aspects, as educator and science populariser at

    The Royal Institution, are the subjects of our analysis of the essay “On the Study of

    Physics”. The essay “On Force”, concerning on the Joule-Mayer controversy, is a useful

    key for understanding the leadership fight inside the British scientific community in the

    nineteenth century. The presidential Address before the British Association at Belfast in

    1874, is a good example of Tyndall´s courage proposing the demarcation of science

    from religion. Tyndall’s essays are analyzed in the realm of the processes of social

    secularization and professionalization of an heterogenic scientific community. Tyndall´s

    life and papers enlight the civic commitment of a paradigmatic man, whom in Turner´s

    words, is called a public scientist.

  • [4] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    ÍNDICE

    1. Introducción.................................................................................................................. 5 2. Resumen de los textos comentados ............................................................................ 11 2.1. On the Study of Physics .......................................................................................... 11 2.2. On Force .................................................................................................................. 12 2.3. The Belfast Address ................................................................................................ 13 3. Educación y divulgación : “On the Study of Physics” ............................................... 15 3.1. Tyndall en la Royal Institution: The Lecture Courses.............................................15 3.1.1. Entretenimiento versus instrucción ...................................................................... 17 3.2. The Lecture: “On the Study of Physics as a Branch of Education for All Classes” 19 3.2.1. “Boundary-work”: ciencia versus religión ........................................................... 20 3.2.2. “Boundary-work”: ciencia versus tecnología....................................................... 21 4. El principio de conservación de la energía: “On Force” ........................................... 23 4.1. El trasfondo científico ............................................................................................. 26 5. Atomismo, evolucionismo, religión: “The Belfast Address” ..................................... 28 5.1. Atomismo ................................................................................................................ 28 5.2. Evolucionismo......................................................................................................... 30 5.3. Demarcación ciencia/religión .................................................................................. 33 6. Conclusiones............................................................................................................... 34 7. Agradecimientos......................................................................................................... 35 Fuentes y Bibliografía .................................................................................................... 37 Anexo 1 .......................................................................................................................... 41

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [5]

    1. INTRODUCCIÓN

    John Tyndall es sin duda una figura paradigmática, circunscrita al dilatado período

    Victoriano del siglo XIX británico, de lo que -siguiendo a Turner- se ha dado en

    denominar ciencia pública. Entendemos por tal, el conjunto de actitudes, estrategias y

    controversias que los científicos despliegan, para justificar sus actividades ante los

    poderes públicos y otras instituciones sociales cuyo patronazgo y cooperación

    demandan. La ciencia pública procuraba extender su influencia a élites no científicas,

    persuadir a ciudadanos y gobernantes de los beneficios sociales y económicos que se

    pueden obtener de la ciencia, definir los asuntos que los científicos pueden enfrentar por

    medio de sus conocimientos o experiencia y demarcar su estatus frente a otras élites

    rivales, intelectuales o religiosas. En su doble calidad de científicos y ciudadanos, los

    científicos públicos han evidenciado su compromiso cívico y una visión impulsora del

    papel de la ciencia en la sociedad1.

    Nos detendremos a comparar brevemente, la situación de la ciencia decimonónica en

    Gran Bretaña con la de sus pares continentales. En Francia, la Revolución de 1789 había

    propiciado un aluvión de cambios en sus instituciones científicas y educativas. El

    Muséum d´Histoire Naturelle sustituyó al Jardín du Roi, en las finalidades de

    exhibición, investigación y enseñanza, contando con profesores del relieve de Lamarc,

    Cuvier o Saint-Hilaire, se constituirá en el referente europeo en el campo de la

    investigación y formación en historia natural2. Para la investigación y formación técnica

    se crearon la École Polytecnique y la École Normale Supériore. El período histórico del

    Romanticismo confirmó las tendencias del período precedente: temporalización de las

    ciencias de la vida y del entorno, mayor rigurosidad en la química con la aplicación de

    las nuevas leyes ponderales, una nomenclatura unificada, y la matematización de las

    ciencias físicas con la mecánica celeste como modelo. París se convirtió en el epicentro

    del mundo científico.

    A mediados del siglo XIX, Alemania comenzó a sustituir a Francia, en el liderazgo

    europeo de la ciencia. En el siglo anterior las universidades alemanas se habían

    propagado por los diversos estados germánicos y tempo después, acabarían por

    constituirse en pioneras de un moderno concepto: aunar ciencia e investigación. En la

    1 Turner, Frank M. (1980). “Public Science in Britain 1880-1919”. Isis 71(4): 589-608. 2 Bowler, Peter J.;Rhys Morus, Iwan. (2007). Panorama general de la ciencia moderna. Barcelona: Crítica, p.399-427.

  • [6] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    década de 1820, se creó el grado de doctorado. El sistema educativo propició las

    enseñanzas científico-técnicas, la investigación y las relaciones con la industria. El

    modelo educativo de “seminarios” amplió sus objetivos al campo de la investigación,

    creándose con financiación pública nuevos institutos en el seno de la Universidad. Al

    compás de los logros obtenidos con la industrialización, las clases medias accedieron a

    las enseñanzas superiores. Los industriales financiaron investigaciones aplicadas, y las

    enseñanzas técnicas aumentaron su número y nivel con la creación de las escuelas

    técnicas (Technische Hochshulen). La locomotora industrial alemana despegaba merced

    a la investigación científica y sus aplicaciones tecnológicas3.

    En Gran Bretaña, el impulso científico se encontraba, en la primera mitad del siglo XIX,

    en franca desventaja con respecto a los avances logrados en el continente. Las

    universidades de Edimburgo y Glasgow mantenían cierta actividad en el área científica,

    por el contrario, en las inglesas de Oxbrigde, sólo Cambrigde ofertaba formación en el

    área matemática, siendo de la segunda mitad del siglo las aportaciones británicas a la

    física de campos, de la mano de W.Thomson, G. Stokes y Maxwell, deudores de esa

    tradición matemática de Cambridge y con formación en filosofía natural4 .

    Con la Royal Society en decadencia, la comunidad científica hubo de recurrir a la

    creación de sociedades y revistas especializadas. A instancias del conde Rumford, y

    otros acaudalados mecenas, se había fundado en 1799 la Royal Institution (RI),

    siguiendo el modelo establecido cinco años antes en la Sorbona, pretendía difundir las

    innovaciones y la enseñanza, a través de conferencias y la aplicación de las ciencias a

    las artes y oficios5.

    En la década de 1820 nacen los Mechanical Institutes dirigidos a obreros y artesanos

    especializados. Su vida fue efímera. Sólo mediado el siglo se estableció en Londres la

    Royal School of Mines. Se fueron constituyendo diversas sociedades especializadas

    como la London Geological Society (1807), la Zoological Society (1826), la Royal

    Astronomical Society (1831) y la Chemical Society (1841). A lo largo de la centuria

    proliferaran las sociedades locales dedicadas a la historia natural, que aglutinan a los

    aficionados a la ciencia esparcidos por toda la geografía del país. De carácter menos

    elitista, se multiplican por doquier los Field Clubs, cuyos miembros estudian la

    3 Bowler, P. J. et al. (2007), p. 413. 4 Solís, Carlos et al. (2005). Historia de la ciencia. Espasa. Madrid: p.767-800. 5 Solís, Carlos et al. (2005) , p. 776-777.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [7]

    naturaleza mientras recogen muestras. Al amparo de estas sociedades, se desarrolló una

    notable prensa científica, que incluía la publicación de memorias periódicas6.

    La política no intervencionista del gobierno, acorde con la filosofía del liberalismo

    económico mistificada por los logros de la Revolución Industrial, privó del derecho a la

    educación a las clases sociales más desfavorecidas, el gobierno se inhibió también en la

    creación de centros de enseñanza técnica, en tanto las clases altas, recibían una

    educación superior de sesgo humanista.

    En el primer tercio de siglo, voces tan autorizadas como las de Sir J. Herschel, Sir H.

    Davy o C. Babbage7, clamaron en vano frente al absentismo del estado en su política

    científica y educativa, haciéndole responsable del escaso reconocimiento social de los

    científicos y del declinar de la ciencia inglesa8. En Gran Bretaña, al contrario de lo que

    sucedía en otras naciones europeas, especialmente en Francia, donde la enseñanza de la

    ciencia alcanzaba tanto a los Lycés de la educación secundaria como a las

    universidades, ésta no tenía un definido carácter profesional. Los “caballeros

    especialistas” fundan en 1831 la British Association for Advancement of Science

    (B.A.A.S.)9 . Entre las finalidades de la nueva asociación estaba, establecer lazos

    científicos entre sus miembros, extender sus logros por medio de reuniones rotatorias a

    lo largo de todo el país, y presionar al gobierno para lograr financiación y otras formas

    de ayuda. En el seno de la comunidad científica se crean también grupos informales con

    el objetivo de influir en el desarrollo de la ciencia. El X Club, fundado entre otros por

    Tyndall y Huxl.ey en el año 1864, fue el grupo impulsor de la revista Nature en 1869, y

    sus objetivos pasaban por convertirse en un lobby a la hora de orientar la política

    científica del gobierno y en la promoción académica a sus miembros.10

    El período que va de comienzos de siglo a la Exposición Universal londinense de 1851,

    marca un lapso de tiempo en el que algunos científicos, señalan la importancia de la

    ciencia como conocimiento útil, de autorrealización, de desarrollo económico y de

    soporte de la religión natural11 . Un segundo período de la ciencia pública Victoriana, se

    sitúa entre mediados de la década de 1840 a finales de 1870. Es el período de los 6 Barton, Ruth. (1998a). “Just before Nature: The Purposes of Science and the Purposes of Popularization in some English Popular Science Journals of the 1860s” Annals of Science. 55(1): 1-33. 7 Babbage, Charles (1830). Reflections on the Decline of Science in England. London: B. Fellowes. 8 Foote, George A. (1951). “The Place of Science in the British Reform Movement 1830-50)”. Isis 42(3):192-208. 9 Bowler,P. J. et al. (2007), p. 420. 10 Barton, Ruth. (1998b). “Huxley, Lubbock and Half a Dozen Others”. Isis. 89 (3): 410-444. 11 Turner, Frank M. (1980). “ Public Science in Britain, 1880-1919”. Isis. 71(4): 589-608.

  • [8] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    grandes polemistas y divulgadores científicos. Emplearán las teorías de la evolución, el

    atomismo y la conservación de la energía como instrumento teórico para desafiar la

    hegemonía cultural religiosa, al confrontar religión y metafísica a la luz del pensamiento

    científico y forjar una conciencia profesional en la comunidad científica de acuerdo a

    las premisas del naturalismo científico12. Establecían la igualdad del binomio progreso

    de la ciencia y progreso de la civilización. La ciencia conllevaba, a su entender, mejoras

    en el bienestar físico y material, libertad intelectual frente a la religión y cuando era

    incorporada al sistema educativo, la promoción social13.

    Desde la década de 1860, una élite intelectual representada en Francia por Paul Bert,

    Marcelin Berthelot, y Paul Painlevé; en Inglaterra por John Tyndall, Herbert Spencer,

    W.K. Clifford y T.H. Huxley; en Alemania por Rudolf Virchow y Ernst Haeckel, se

    habían constituido en vanguardia del movimiento científico, descartando “el

    naturalismo romántico” de los años treinta por una nueva ideología agnóstica el

    “naturalismo científico” que si bien no era incompatible con la religión, aceptaba en

    principio, la premisa de reducir el mundo físico a causas materiales14. El nuevo credo

    científico confiaba en alcanzar mediante la observación ordenada de los fenómenos su

    verificación universal. Proclama unidad y continuidad frente a discontinuidad y

    aleatoriedad. Sustituirá la visión estática del universo por una cosmovisión dinámica:

    los cambios eran consustanciales con la naturaleza. Además el conocimiento natural

    dependía de una suerte dual de Cartesianismo, una separación del pensamiento y una

    extensión de mente y materia, de sujeto y objeto, una separación de hechos verificables

    e interpretables y de valores. Por último, los hechos naturales y sus regularidades podían

    describirse en clave de una relación causal Newtoniana que se manifiesta por medio de

    la observación directa, instrumental o experimental y generalmente descrita en términos

    matemáticos. La retórica de este “credo” fue evolucionando hacia concepciones de un

    universo finalmente material, mecánico y uniforme. Las dos grandes síntesis simbólicas,

    la evolución de las especies y la conservación de la energía, debían interpretarse a través

    de un credo secular de unificación, simplificación y universalidad15.

    12 Turner, Frank M.(1980) , p.591. 13 Turner, Frank M.(1980) , p.591- 14 Macleod, Roy M. (1982). “ The Bankruptcy of Science Debate: The Creed of Science and its Critics, 1885-1900” Science, Technology, & Human Values. 7 (41): 2-15. 15 Macleod, Roy M. (1982) , p. 4.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [9]

    Los primeros años de la década de 1870 fueron de expectativa en una comunidad

    científica que había comenzado a transformarse en un grupo independiente,

    autodefinido profesionalmente y reconocido como tal por otros grupos de intelectuales y

    profesionales; a su vez, el estado había comenzado a contar con el asesoramiento de

    expertos científicos o incluso a incorporar a algunos en la administración civil. La

    Reforma del sistema educativo en esta época hacía presagiar mayor influencia y empleo

    para la ciencia. Sin embargo las expectativas, se vieron frustradas. El estado rechazó el

    patronazgo científico de forma estable, la industria los ignoró y sólo fueron

    incorporados de forma marginal al sistema educativo. Esto provocó a partir de 1875,

    una transformación en la ciencia pública que comenzó a retratarse como un medio para

    crear mejores ciudadanos al servicio del estado, y a garantizar seguridad militar y

    eficiencia económica a la nación16.

    La pretensión de este trabajo ha sido rastrear en la bibliografía de Tyndall, elementos

    que permitan justificar su papel de científico público desde la perspectiva intelectual del

    naturalismo científico y descubrir el modo en que sus principios teóricos, conforman los

    pilares de su personal cosmovisión. Hemos centrado nuestra atención en la obra editada

    en dos volúmenes, Fragments of Science: A Series of Detached Essays, Adresses and

    Revews (1892), ya que la primera edición de Fragments (1871) no incluía “The Belfast

    Adress”, que junto a otros quince nuevos ensayos, aparece veinte años después, en la

    sexta edición de la obra. El primer volumen, nos aclara el prefacio, trata casi

    exclusivamente con las leyes y fenómenos de la materia, en tanto el segundo volumen,

    se ocupa de “…questions in which the phenomena of matter interlace more or less with

    those of mind”.

    En particular hemos analizado, “On the Study of Physics”, lecture de 1854, disertada en

    la Royal Institution. El ensayo nos ofrece su visión de la enseñanza científica, y nos

    permite valorar el papel divulgativo de Tyndall en la Institución de Albemarle Street.

    “On Force”, nos permitirá conocer el alcance que su autor concede al principio de

    conservación de la energía, así como las implicaciones de la controversia pública entre

    Tyndall, único físico del naturalismo científico metropolitano y sus oponentes del

    “North British”. Finalmente, hemos centrado nuestra atención el segundo volumen de

    Fragments: “The Belfast Address”. El ensayo publicado inmediatamente después de la

    16 Turner, Frank M.(1980) , p. 592.

  • [10] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    celebración del meeting de 1874 en Belfast, resulta capital para valorar su doctrina

    científica y nos sitúa en el candente debate decimonónico entre ciencia y religión.

    En cuanto al tratamiento del tema por otros autores, Frank M. Turner (Turner, 1980) ha

    establecido el concepto de ciencia pública en la época Victoriana, subdividiéndola en

    tres períodos diferenciados; Roy Macleod (Macleod, 1982) analiza las características

    del naturalismo científico y su evolución en el último tercio del siglo XIX. George A.

    Foote (Foote, 1951) ha estudiado el papel de la ciencia británica en el contexto del

    movimiento reformista de la ciencia inglesa; Carlos Solís y Manuel Sellés (Solís, 2005)

    así como Bowler (Bowler, 2007), analizan el panorama general de la ciencia europea en

    el siglo XIX; Jill Howard,(Howard, 2004) ha estudiado la interacción de Tyndall y sus

    audiencias en relación a la dicotomía instrucción versus entretenimiento, y a los usos

    del espacio, público/privado de la ciencia; Complementariamente Frank A.J.L. James y

    Anthony Peers, (James & Peers, 2007) estudian el papel de las infraestructuras en el

    diseño del trabajo científico Frank A. J. L. James (James, 2004), estudia el papel de las

    Lectures en el ámbito la RI, y su repercusión mediática. Ruth Barton, (Barton, 1998a)

    ha estudiado la contribución de la prensa a la popularización científica. El papel de los

    círculos informales, en la consecución de un estatus profesional científico, en particular

    el X Club, es objeto de estudio por parte de (Barton, 1998b) y de Roy Macleod

    (Macleod,.1970a). El propio Macleod (Macleod, 1970b) así como William T. James

    (James, 1887) realizan sendas aportaciones biográficas, que en el caso de D. Thomson

    (Thomson, 1947) se centra en su vertiente educativa, complementa por el estudio de la

    introducción de la ciencia en la enseñanza, que detalla Sir Brian Pippard, (Pippard,

    2002); Gieryn, Thomas F. (Gieryn,1999) incorpora el concepto de Boundary-work para

    explicar la tarea de demarcación ciencia/religión y ciencia/tecnología que realiza

    Tyndall; J.T. Lloyd (Lloyd, 1970) estudia la controversia Joule-Mayer, de la que

    también se ocupa Crosbie Smith (Smith, 1998) en el contexto del enfrentamiento North

    British versus Metrópolis. T.H. Kunh analiza en perspectiva histórica el descubrimiento

    del principio de conservación de la energía (Kuhn, 1977). Alvar Ellegard, (Ellegard,

    1957) analiza filosóficamente la teoría Darwinista y su repercusión en la prensa

    periódica. Lightman analiza el modelo de relación armónico/conflictivo en el diálogo

    cienca/religión (Lightman, 2001), así como las repercusiones del Belfast Address en los

    medios periodísticos (Lightman, 2004); Turner estudia la polémica de Tyndall sobre la

    eficacia del rezo en 1872, (Turner, 1974) y sobre el trasfondo profesional del conflicto

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [11]

    ciencia y religión (Turner, 1978); Barton hace una relectura panteísta de la filosofía vital

    de Tyndall, a partir del Belfast Address, (Barton, 1987)

    2. RESUMEN DE LOS TEXTOS COMENTADOS

    2.1. ON THE STUDY OF PHYSICS

    Se trata de una lecture impartida por Tyndall en la Royal Institution, en 1854. Su

    intención es subrayar el papel de la Física, a la hora de ensanchar las capacidades

    intelectivas del ser humano. Apela al reconocimiento de esta disciplina no sólo como

    medio para aumentar nuestro conocimiento de las leyes de la Naturaleza, o por sus

    contribuciones de índole práctico al bienestar social, sino también como un eficaz

    agente en la tarea de elevar las capacidades culturales y morales de todos aquellos que

    intervienen en el proceso de adquisición del conocimiento científico o en la labor

    investigadora. Valiéndose de la una analogía con las canciones, sugiere que al igual que

    éstas constituyen un instrumento para educar la voz, también el estudio de la Física,

    debe considerarse un medio de potenciar las capacidades intelectuales. Presenta las

    primeras experiencias de nuestra infancia como un proceso de experimentación física,

    por lo que el estudio de la Física, responde a un impulso consustancial a la condición

    humana. Crítica al sistema educativo británico por primar el estudio de la cultura e

    idiomas clásicos, que no desdeña, frente a la ausencia de enseñanzas de carácter

    científico, lo que ocasiona por ejemplo, que las élites políticas deban legislar sobre

    realidades que ignoran.

    De su experiencia como docente en una escuela agrícola de Hampshire, nos recuerda su

    método pedagógico. Partiendo del estudio teórico de la geometría, pasa a resolver

    problemas físicos que toma del entorno inmediato, eliminando la rutina del libro de

    texto y propiciando la construcción de aprendizajes de forma paulatina y autónoma de

    los alumnos (desde contar el número de veces que aletea una abeja por segundo a partir

    de su zumbido hasta investigar por medio del péndulo las dimensiones de la Tierra).

    Sitúa al profesor como guía del proceso de construcción del conocimiento y se

    entusiasma al comprobar la autoestima que supone en el alumnado alcanzar metas de

    autorrealización, por ello enfatiza la importancia del papel social del profesor y de la

    instrucción educativa.

  • [12] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    Pasa luego a explicarnos los métodos inductivo y deductivo como complementarios en

    el estudio de la Física, constituyendo un medio de cultura intelectual, pues, ejercita y

    moldea la observación, pone en juego la lógica más exhaustiva: compara, abstrae,

    generaliza y proporciona un escenario mental apropiado a estos procesos. Termina

    retomando su clamor inicial en favor de la Ciencia.

    2.2. ON FORCE

    El objetivo del artículo es presentar los distintos procesos de transformación energética

    que existen en la naturaleza y postular el principio de conservación de la energía, al

    dictado de la pionera formulación de Mayer, como la explicación teórica más general y

    satisfactoria de dichos procesos.

    Estudia los efectos mecánicos que surgen al someter una masa de dimensiones

    apreciables a la acción gravitatoria. Seguidamente, estudia el movimiento atómico

    asociándolo al concepto de afinidad química e indaga sobre las equivalencias

    mecánicas de calor y trabajo, así como sobre el calor disipado. Partiendo de la hipótesis

    meteórica de Waterston en la formación del Sol, establece la consistencia de la misma

    en cuanto se refiere a la formación y mantenimiento del astro, con los principios

    termodinámicos. Pasa después a ilustrarnos sobre el origen solar de las diferentes

    formas de energía: eólica, hidráulica y la asociada a los procesos metabólicos de los

    seres vivos, la de origen químico. Finalmente, reivindica la figura injustamente

    postergada de Mayer, en su papel de primer formulador teórico del principio de

    conservación de la energía. Nos recuerda que cuando Mr. Joule publica en 1843 su

    primer trabajo Mecanichal Value of Heat, un año antes el doctor Mayer, ya había

    calculado el equivalente mecánico del calor a partir de datos que sólo una mente

    privilegiada puede advertir. Menciona también el trabajo Organic Motion de 1945,

    donde Mayer aplica la teoría mecánica del calor de forma precisa a los procesos vitales

    y alude a como la aguda observación de que el brillo de la sangre en los trópicos era

    mayor que en latitudes más frías, le llevó a sus ingeniosas conclusiones. Al revisar para

    su publicación la Lecture, Tyndall recaba información a Clausius y Helmholtz. El

    primero, que reconoce no saber de sus trabajos quedó maravillado, en cuanto al último,

    recuerda las innumerables veces que es mencionado en sus obras, algo que sabe de

    primera mano por ser traductor de Helmholtz. Rebate de forma documentada y elegante

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [13]

    las duras y extemporáneas acusaciones de Tait en demérito de Mayer. En una nota in

    memoriam, tras su deceso en 1878, recuerda como finalmente se hizo justicia, con la

    elección de Mayer por aclamación, como miembro de la Academia Francesa de las

    Ciencias, siendo además distinguido con la “Copley Medal” de la Royal Society.

    2.3. THE BELFAST ADDRESS

    El tema central del discurso es una discusión sobre la validez del materialismo como

    filosofía científica. Para ello realiza una excursión teórica, de carácter histórico, en el

    que son revisadas las complejas relaciones entre ciencia y filosofía. Para Tyndall,

    naturaleza y seres vivos forman parte de un entramado cuyas causas y efectos son

    gobernados por leyes mecánicas, como la ley de conservación de la energía y cuya

    biodiversidad se explica en el concepto darwiniano de la selección natural. Señala las

    limitaciones del materialismo como explicación ontológica, más allá del campo

    estrictamente científico, por su incapacidad para satisfacer la dimensión espiritual y

    emocional humana, en plano de igualdad e indisociable, de la esfera intelectual del ser.

    El Address se estructura en nueve secciones, siendo las siete primeras un argumento

    discursivo sobre el que asienta la síntesis final sobre el materialismo científico, que

    presenta en la sección octava. En la novena y última sección, discute la validez

    globalizadora del materialismo como filosofía vital. Tres son los temas que subyacen en

    el Address: un análisis de la estructura de la materia, una reivindicación del derecho a la

    libertad del científico en su pensamiento y acción, y una admisión de las limitaciones

    de la ciencia para explicar los misterios que trascienden sus fronteras.

    Comienza analizando los orígenes de la ciencia en la antigua Grecia, a partir de los

    escritos de Demócrito, Epicuro y Lucrecio. Desde su óptica personal, desempeñaron un

    papel valiente y racional, al expurgar del análisis, con sus postulados atomistas y su

    ejercicio de librepensamiento, cuantos ídolos, dioses o diablos, inhibían el avance del

    conocimiento científico. En el siguiente apartado retrata la Edad Media como un

    período nefasto para el avance científico, debido a la negativa influencia del

    pensamiento aristotélico, y su incapacidad para crear imágenes coherentes de los

    conceptos científicos. A continuación señala al dogma cristiano como retardatario del

    progreso científico en el período denominado estacionario. Se servirá para ello de tres

    figuras que revolucionaron el ámbito científico, Copérnico, Bruno y Galileo. De

  • [14] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    seguido, destaca las contribuciones a la teoría atómica de Descartes, Pierre Gassensi y

    Bacon. Sirviéndose de una figura retórica nos sitúa en un debate imaginario entre el

    obispo Butler, quien subraya la incapacidad del materialismo como filosofía vital y un

    discípulo de Lucrecio, quien desafía al obispo a que fundamente racionalmente el

    mundo material. Ambos representan, de alguna forma, el alter ego de Tyndall. En la

    sección sexta celebra los logros de la teoría evolucionista de Darwin, quien consigue

    explicar racionalmente la variedad y adaptación al de las especies, mediante causas

    naturales, sin necesidad de recurrir al artificio de un diseño creacionista sobrenatural. En

    la sección séptima alude a la doctrina de Conservación de la Energía como principio

    generalizador de la ciencia moderna, que sustituye la teoría del vitalismo por un nuevo

    marco conceptual más simple que ensambla los fenómenos físicos con los de carácter

    orgánico En las dos últimas secciones expone las implicaciones filosóficas de la ciencia

    moderna, en particular los corolarios materialistas que se derivan de la teoría atómica.

    Para Tyndall, el materialismo como filosofía científica ha demostrado ser insustituible y

    exitosa circunscrita al campo de la investigación científica, pero resulta incompleta

    concebida como filosofía de vida. Rechaza la perspectiva simplista de Demócrito quien

    al reducir el todo a lo material, ignora la existencia de una conciencia humana y excede

    los límites de nuestro conocimiento. Añade que la naturaleza de la materia, la evolución

    de la vida y las especies, y la mente forman parte de un misterio inescrutable. Ello, sin

    embargo, no le impide ver en la materia la promesa y potencialidad de toda la vida

    terrestre. El último apartado, lo dedica a demarcar los campos de ciencia y religión. A

    ésta última reserva los valores que confieren dignidad a la condición humana,

    residenciándolos en la región de las emociones, el espíritu y la poesía, pero esa misma

    religión se vuelve dañina cuando invade la región del conocimiento objetivo. Sobre el

    dominio de la ciencia sólo los científicos deben ejercer su control, por ello deben

    arrebatar a la teología el entero dominio de la teoría cosmológica.

    De forma conciliatoria, Tyndall concluye augurando el beneficioso papel que la

    religión, una vez asumido su verdadero contexto, podrá seguir desempeñando en la

    función de orientar a la humanidad en la búsqueda del “Misterio” que envuelve la

    propia existencia.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [15]

    3. EDUCACIÓN Y DIVULGACIÓN : “O N THE STUDY OF PHYSICS”

    3.1. TYNDALL EN LA ROYAL INSTITUTION : THE LECTURE COURSES

    La idea actual de la ciencia como algo desvinculado de la cultura popular, carece de

    fundamento desde una perspectiva histórica. En el siglo XIX, se consideraba sinónimo

    de estatus cultural, demostrar conocimiento de las novedades científicas y una cierta

    complicidad en ellas. En la actualidad los historiadores de la ciencia han comenzado a

    substituir la interpretación más habitual de la ciencia popular, denominada difusiva o

    “top-down”17 por otra visión interactiva, en la que el público interpreta y redefine el

    conocimiento que recibe. Surge así, la necesidad de atender no sólo a sus contenidos

    sino también al proceso de elaboración, es decir, se deben estudiar los lugares donde la

    ciencia se hace en público, los medios por los que se difunde y el modo en que las

    distintas audiencias lo reciben18.

    A partir de la revolución científica de los siglos XVI y XVII, la filosofía natural se

    extendió de las universidades a un contexto más cívico. Con ese espíritu surgen en

    Europa nuevas sociedades científicas como la francesa Académie de Sciences, la

    italiana Academia dei Lincei, o la inglesa Royal Society. Los filósofos naturales

    extienden sus conferencias, a principios del siglo XVIII, a los variopintos y concurridos

    cafés. A comienzos del próximo siglo, en ciudades como Londres, existía un circuito

    estable que ofrecía conferencias populares al público mediante pago19. En Londres, la

    Royal Institution, fundada en 1799, de la mano de Davy, Faraday y Tyndall, se

    convertirá, en sede de importantes descubrimientos y foco difusor de educación y

    popularización científica.

    En Febrero del año 1853, Tyndall es invitado a pronunciar un Friday Discourse en la

    Royal Institution, su extraordinaria calidad expositiva es reconocida por el propio

    Michael Faraday, a consecuencia de lo cual, le será ofrecido el puesto de Professor of

    Natural Philosophy20. A lo largo de los 33 años que estuvo vinculado a la Institución,

    ésta fue testigo de una fructífera carrera como investigador, educador, popularizador, y

    figura pública. A lo largo de la misma, desenvolverá más de 50 Friday Discourses, 300

    Afternoon Lectures, y 12 Christmas Courses para un auditorio juvenil. Además 17 Howard, Jill (2004). “Physics and fashion: John Tyndall and his audiences in mid-Victorian Britain”. Studies in History and Philosophy of Science. 35 (1): 729-758. 18 Brower, Peter J. et al. (2007) , p. 464. 19 Brower, Peter J. et al. (2007) , p. 466. 20 Thomson, D. (1957) , p .46.

  • [16] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    simultaneará facetas de examinador en el Royal Millitary College (1855-57), docente el

    Royal School of Mines (1859-1868) y conferenciante en Eaton (1856) y en la London

    Institution (1856-59). Se convertirá en una respetada figura de la Royal Society y de la

    British Association for the Advancement of Sience, de la que en 1874 se convierte en

    presidente21.

    A mediados de la centuria muchos cambios favorecieron el desarrollo de la ciencia

    popular. Primero, aumentó la variedad de lugares para ejercer actividades científicas

    populares. En 1832 se había inaugurado en la londinense Adelaide Street, la Galería

    Nacional de Ciencia Práctica que exponía muestras históricas naturales, artilugios

    mecánicos y otras curiosidades, secundada enseguida por la Polytechnic Institution. La

    moda de acudir masivamente a los museos científicos se consolidó y propagó, a raíz del

    éxito de la Exposición Universal de 185122 . Segundo, la proliferación de libros y

    revistas que llevaban la filosofía natural a un público más amplio, así como la expansión

    de la prensa periódica, debido entre otros factores a las mejoras técnicas en los procesos

    de impresión23 . En tercer lugar, se produjeron algunos cambios en la estructura

    educativa, a partir de la Education Act de 1870 se produce un desplazamiento del

    fenómeno religioso hacia una élite cultural científica de carácter secular24. La educación

    científica ampliaría su base social propiciando la extensión de un mercado proclive a las

    lecciones populares.

    Desde su fundación, la RI había sobrevivido gracias a los ingresos que le

    proporcionaban las lectures, convertidas en una concurrida actividad social25. Las

    lectures de Tyndall en la RI, fueron un ejemplo de actividades de popularización

    científica que competían por las audiencias y tanto en la RI como en otras instituciones,

    fueron generalmente bien acogidas por el público. Sus contenidos se centraron

    básicamente en aspectos relativos al calor, sonido, luz y electricidad, que serían

    posteriormente recogidas en manuales, rápidamente traducidos a otros idiomas. Los

    diarios de Tyndall evidencian su interés por hacer un seguimiento de la afluencia

    pública de sus lectures26. Debido al horario en que se impartían, escaseaba la clase

    trabajadora, y abundaba el público femenino. Sus audiencias aumentaron a partir de

    21 MacLeod, Roy M. (1970b) , p.522. 22 Brower, Peter J. et al. (2007) , p. 475. 23 Barton, Ruth. (1998a) , p.1, p. 3. 24 Lightman, Bernard. (2004) , p. 202. 25 James, Frank A. J. L. (2004), Howard,J. (2004): p738p67. 26 Howard, J. (2004) , p.741.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [17]

    1860, excediendo habitualmente la cifra de 300. Las Christmas lectures, para audiencia

    juvenil, rondaban las 800 personas, siendo los Discursos los más concurridos, con más

    de 1000 personas entrado el año 1871.

    3.1.1. ENTRETENIMIENTO VERSUS INSTRUCCIÓN

    Para las audiencias de Tyndall, la ciencia popular podría tener un significado variable,

    desde un entretenimiento vespertino, fuente de conocimiento o primer incentivo de un

    interés científico más prolongado27. Para atraer las audiencias, era muy importante el

    tipo de interrelación que mantienen con el disertador, por lo que Tyndall cuidará su

    imagen pública, mediante un minucioso trabajo de escenificación en el lecture theatre28.

    Clase, género y nacionalidad contribuirán a dotar dicha imagen de un halo de

    autoridad29. Howard destaca el efecto autoexigente que la propia audiencia provocaba

    en Tyndall, que llegó a tomar clases para mejorar su dicción30 . La cuidada puesta en

    escena acompañada de espectaculares efectos visuales en sus demostraciones

    experimentales fue una de las claves del éxito. Cabe destacar el difícil equilibrio que

    Tyndall consiguió entre los aspectos educativos y de entretenimiento, en aras de atrapar

    a la audiencia y mantener su credibilidad científica. Empleaba ejemplos cotidianos y

    familiares para subrayar los principios físicos e incentivar en la audiencia una

    participación más activa. Fue uno de los primeros conferenciantes en producir y

    distribuir notas impresas para sus lectures31 . Dedicaba una gran cantidad de tiempo a

    experimentar previamente con sus aparatos con la finalidad de hacer demostraciones lo

    más claras y vistosas. Pero no se limitaba a realizar sus propios experimentos, sino que

    los cronometraba e insertaba en el texto de sus lectures, al modo de un guión teatral32.

    Al trasladar los experimentos del laboratorio al teatro, se está transplantando la esfera

    privada al dominio público33 y esa peculiar relación con sus audiencias, permite atisbar

    “ las movedizas líneas fronterizas entre lo público y lo privado, el laboratorio y el

    teatro, la física y la moda.”34

    27 Howard, J. (2004) , p.755. 28 Howard, J .(2004) , p.734. 29 Lightman, B. (2004) , p. 221. 30 Howard, J.(2004) , p. 741. 31 Howard, J. (2004) , p.738. 32 Howard, J.(2004) , p. 735-736. 33 Howard, J. (2004) , p.736. 34 Howard, J. (2004) , p. 56.

  • [18] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    La respuesta de la comunidad científica fue dispar. Tyndall recibió ácidas críticas por

    parte del grupo del North British, de Maxwell, Thomson y de forma más iracunda de

    Tait, por relegar la faceta instructiva a un segundo plano, en favor de la teatralidad de

    sus demostraciones experimentales, aún cuando en su caso, ambas caras no fuesen

    excluyentes35 . Von Helmholtz defiende la labor de Tyndall “un hombre de ciencia

    dotado de la elocuencia y el talento de una lúcida exposición” 36. En el trasfondo

    gravita sin embargo, el desafío que los hombres del X Club y su naturalismo científico,

    representaban para el North British37 .

    La expansión de la prensa escrita mediada la centuria, facilitó la cobertura de las

    actividades de la RI y otras sociedades científicas, lo que fue mutuamente beneficioso, y

    una demostración de su importancia como parte de la cultura general38. Algunos

    reportajes de las lectures, llegaron a ser muy minuciosos, como los del Chemical

    News39, lo que evidencia un creciente papel educativo en la prensa dedicada a la ciencia

    popular.

    Al sustituir a Faraday, como superintendente de la RI, Tyndall disminuyó el número de

    lectures e intensificó la investigación, por lo que se implicó en los cambios estructurales

    que acompañaron la nueva orientación de la Institución del campo educativo al

    investigador. El laboratorio de la RI era uno de los mejores equipados de Gran Bretaña,

    pero nuevas instalaciones comenzaron a rivalizar a partir de los años 1860 y 1870,

    también en el continente, por lo que se acometieron importantes mejoras y ampliaciones

    en los laboratorios40. Los espacios públicos de la Institución habían sido testigos mudos

    del enorme talento de Tyndall para moverse con éxito del electromagnetismo a la

    termodinámica y de ésta a la bacteriología en su fructífero afán investigador41. Su labor

    educativa y divulgadora de la ciencia va más allá de su trabajo en la RI. Como

    destacado miembro del X Club promovió hábitos de pensamiento científico y sus

    conferencias se extendieron a Estados Unidos durante los años (1872-1873)42.

    35 Howard, J. (2004) , p.750. 36 Howard, J. (2004) , p.748. 37 Lightman, B. (2004) , p.202. 38 James, Frank A. J.L. (2004) , p. 76. 39 Howard, J. (2004) , p. 738. 40 James & Peers (2007) , p. 162-163. 41 Macleod,R. (1970b) , p. 522. 42 MacLeod, Roy M. (1970b) , p. 522.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [19]

    3.2. THE LECTURE: “O N THE STUDY OF PHYSICS AS A BRANCH OF EDUCATION FOR

    ALL CLASSES”

    En la primavera de 1854, se celebraron en los salones de la Royal Institution, una serie

    de siete lecciones públicas, impartidas por destacadas personalidades que versaban

    sobre la enseñanza de las ciencias. La disertación de Tyndall, se publicará en Fragments

    of Science. Con gran modestia, Tyndall desvela a su público los recelos que

    inicialmente le asaltaron, sobre la idoneidad de su persona para impartir la lección

    magistral, considerando lo limitado de su experiencia (p298):

    “I had many misgivings as to the propriety of my taking a part in them, thinking

    that my place might be better filled by an older and more experienced man”.

    Tyndall se había incorporado como profesor a la RI tan sólo un año antes, después de

    vencer muchas dificultades para encontrar un trabajo remunerado como científico.

    Nacido en Irlanda en 1820 y de origen humilde, trabajó inicialmente como topógrafo, en

    una de las compañías encargadas de los frenéticos trabajos de construcción del

    ferrocarril en los años 1844-45. Después ejerció la docencia en el Queenwood College

    de Hampshire, explicando dibujo y matemáticas. En compañía de su colega, el químico

    Edward Frankland, a los que se uniría más tarde el matemático Archer Hirst, se traslada

    a expensas de sus ahorros, a Alemania, con la intención de ampliar estudios en la

    Universidad de Marburg. Doctorado en matemáticas de la mano de Friederich

    Stegmann, se incorpora al laboratorio de Knoblauch, que se ocupaba por entonces de

    ampliar los trabajos de Plücker y Faraday sobre diamagnetismo. En junio de 1950

    regresa a Inglaterra y en octubre de ese mismo año retorna brevemente a Alemania, para

    trabajar en el laboratorio del profesor Magnus en Berlín, profundizando sus estudios de

    diamagnetismo y cristalografía A su vuelta le aguardaban dos años de desempleo tras

    ver rechazadas sus peticiones en Irlanda y en las Universidades de Sidney y Toronto

    Dos décadas antes, Charles Babbage, ya había denunciado la situación:

    “The pursiut of science does not, in England, constitue a distinct proffesion and

    it is therefore on that ground alone deprived of many of the advantages which

    attach to professions.”43

    43 Babbage, Charles (1830). Reflections on the Decline of Science in England. London: B. Fellowes.

  • [20] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    3.2.1. “B OUNDARY-WORK ”: CIENCIA VERSUS RELIGIÓN

    El discurso retórico de Tyndall responde a un patrón dual: remover los impedimentos a

    la hora de mejorar las condiciones de trabajo de los científicos y extender el campo de

    acción de la ciencia, lo que exigía un doble trabajo de demarcación o “boundary-work” .

    Se debía luchar contra la supremacía de la autoridad religiosa y al tiempo encarar los

    fabulosos éxitos cosechados por el sistema industrial británico. Ambos elementos

    estarán presentes en la valoración semántica de la ciencia que Tyndall efectúa

    públicamente ante sus auditorios44.

    En su afán de delimitar ciencia y religión, el discurso se articula en torno a tres

    características definitorias: utilidad práctica, empirismo y escepticismo. Tyndall, emplea

    en nuestra lecture una de sus eficaces analogías, para indicarnos los beneficios sociales

    de la ciencia, a la que compara plásticamente con los rayos solares (p294):

    “The sunbeams excite our interest and invite our investigation; but they also

    extend their beneficient influences to our fruits and corn, and thus accomplish,

    not only intellectual ends, but minister, at the sime time, to our material

    neccesities. And so it is with scientific research“

    Dibuja así, una demarcación funcional entre ciencia y religión. La primera se sitúa, con

    su utilidad práctica, como fuente indispensable del progreso material y en la segunda,

    hayan cumplida satisfacción los problemas emocionales del ser humano. El empirismo,

    forma un nuevo contorno límite. Cuando critica el método científico de los pensadores

    clásicos, por haberse abonado a la conjetura en lugar de su sometimiento a la verdad

    empírica, está también descartando interpretaciones fenomenológicas basadas en la

    especulación religiosa. La última frontera la sitúa Tyndall en el campo del escepticismo.

    Mientras la ciencia atiende a hechos observables, la religión se manifiesta dogmática

    radicando su autoridad en ideas externas preconcebidas. La ciencia es escéptica frente a

    sus propias verdades, mientra la religión se asienta sobre la infalibilidad de las

    creencias. Se puede atisbar en esta imagen dinámica de la ciencia, un cierto guiño de

    Tyndall, hacia el proceso de transformación iniciado en el seno de un sector social y

    cultural Victoriano. La falta de apoyo público a la ciencia en Gran Bretaña, no impidió

    la existencia de científicos de primera fila como Lyell, Maxwell, Faraday, Thomson,

    Wallace, Darwin, Spencer..., pero si influyó negativamente en la ausencia de científicos 44 Gieryn, Thomas F. (1999). ). “John¨s Tyndall Double Boudary Work”. Cultural Boundaries of Science. London: The University of Chicago Press, p. 37-64.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [21]

    de segunda o tercera categoría, los que practicarían una ciencia menos novedosa45. Tal

    vez pretenda atraer hacia sus propósitos a esa masa social, cuando proclama (p298):

    “Who can say what intellectual Samsons are at the present moment toiling with

    closed eyes in the mills and forges of Manchester and Birmingham?“.

    3.2.2. “B OUNDARY-WORK ”: CIENCIA VERSUS TECNOLOGÍA

    El otro “boundary-work”, se sitúa en el campo del utilitarismo inherente a la técnica.

    Existía la percepción social de la ciencia como elemento especulativo, disociado por

    completo de los logros técnicos de la Revolución Industrial, las palabras de Samuel

    Smiles, son elocuentes:

    ”One of the most remarkable thigs about engeneering in England is that its

    principie achivements, have benn accomplished, not by natural philosopher nor

    by mathematician, but by men of humble station, for the most part

    selfeducated...”46

    Tyndall necesita extender los límites de la ciencia demostrando la relación de

    dependencia que de ella tiene la tecnología, y a la vez explicitar su utilidad cultural al

    margen de las ventajas de orden práctico. El nuevo contexto interpretativo que sugiere,

    conduce a ciertas inconsistencias en el discurso interno, si se compara con las cinco

    características que atribuía a la ciencia: fuente de tecnología, experimental, teórica,

    desinteresada y vehículo cultural.

    Al establecer la ciencia como fuente de tecnología pretende justificarla como

    conocimiento básico indispensable en el desarrollo de los nuevos avances tecnológicos

    (p296):

    “At this point the steam-engine appears. These are still new things; it is not

    long since we struck into the scientific methods which have produced these

    results...”.

    Alerta sin embargo, de los peligros de un utilitarismo pragmático (p295):

    “The scientific man must approach Nature in his own way; for if you invade his

    freedom by your so-called practical considerantions, it may be at the expense of

    those considerations on which his success as a discoverer depends.”.

    45 Solís, Carlos et al. (2005). 46 Citado en Gieryn (1999).

  • [22] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    Frente al método de la prueba/error propios de la ingeniería antepone la observación

    sistemática del método científico. Pero además de experimental, la ciencia es teórica.

    Con esta aparente contradicción trata de distinguir el pensamiento científico, aquel que

    infiere de lo observado las causas finales, del mecánico que no trasciende de lo

    observado. La inconsistencia es evidente con el anteriormente proclamado carácter

    empírico de la ciencia frente al metafísico de la religión. La razón de ello se encuentra

    en la disputa simultánea que Tyndall protagoniza por ensanchar los bordes de las

    fronteras ciencia/tecnología y ciencia/ religión. Otro argumento, lo centra en el carácter

    altruista de la ciencia frente al propósito crematístico de la técnica. La ciencia y su

    enseñanza, se configuran como un excelso medio de cultura frente a la finalidad

    prosaica de la técnica y con ello se justifica la necesidad de su soporte público. Extender

    los propósitos de la ciencia al territorio de la educación y la cultura, se ha visto como

    una forma de urgir la introducción de la ciencia en los planes académicos universitarios,

    ausentes en Oxford y Cambrigde, hasta avanzada la década de 1850. En Oxford el

    Clanderon Laboratory data del año 1864, y en Cambridge, el Cavendish Laboratory, no

    iniciará su construcción hasta 187247. A este respecto, añade Tyndall (p303):

    “.. if the tendency should be to lower the estimate of science... let it be the high

    mission of our universities to furnish the proper counterpoise by pointing out its

    nobler uses...”.

    El papel del profesor y de la enseñanza es de capital importancia para el progreso social,

    así Tyndall, señala (p301):

    “If there be one profession in England of paramount importante, I belive it to be

    that of the schoolmaster.”

    Nos refiere el método pedagógico empírico que empleaba en Queenwood, una de las

    primeras escuelas en disponer de un laboratorio para la enseñanza de las ciencias48.

    Huyendo de la rutina de los libros de texto, analiza los problemas físicos del entorno

    cotidiano, propiciando aprendizajes autónomos y significativos, reservándose un papel

    de orientador en el proceso de construcción del conocimiento. Su propuesta resulta

    sorprendentemente moderna y próxima a los presupuestos didácticos del

    47 Solís, Carlos et al. (2005) , p.792. 48 Macleod, R. (1970b) , p. 521.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [23]

    constructivismo. En palabras de quien conocía bien sus métodos de enseñanza, su

    amigo Herbert Spencer49:

    “He (Tyndall) did not, like most teachers, make his pupils mere passive

    recipients, but made them active explorers”.

    4. EL PRINCIPIO DE CONSERVACIÓN DE LA ENERGÍA : “O N FORCE”

    El 6 de junio de 1862, en los elegantes salones de la Royal Institution se dicta ese día

    una lección magistral, titulada “On Force”. El conferenciante confiesa a su auditorio que

    la lección preparada tiempo atrás, ha incorporado, recientemente, algunos cambios. Tras

    una pléyade de ejemplos ilustrativos del principio de transformación y conservación de

    la energía, sentencia: “Todo cuanto he expuesto ante ustedes procede de los trabajos de

    un médico alemán, llamado Mayer…” En una escueta y única referencia a los trabajos

    de James Prescott Joule añade (p380):

    “Mr. Joule published in 1843 his first paper on the “Mechanical Value of

    Heat”; but in 1942 Mayer had actually calculated the mechanical equivalent of

    heat from data which only a man of the rarest penetration could turn to

    account.”

    Prosigue su discurso, y una vez más se refiere elogiosamente a Mayer como (p381):

    “a man of genius arriving at the most important results some time in advance of

    those whose lives were enterily devoted to Natural Philosophy”.

    El disertador sólo podía ser, naturalmente, el profesor John Tyndall y sus palabras

    suscitaron de inmediato, durante largo tiempo, una estruendosa polémica50. Aunque

    anglo-irlandés de procedencia, la formación intelectual y científica de Tyndall es

    ciertamente y de forma singular, de filiación continental y germánica. Tras sus primeras

    investigaciones experimentales en magnetismo de la mano del profesor Knoblauch, ya

    doctorardo en la universidad de Marburg, se traslada a comienzos de 1851 a Berlín para

    trabajar un tiempo en el laboratorio del profesor Magnus, entrando en contacto con lo

    más selecto de la ciencia alemana: Poggendorff, Du Bois-Reymond, Clausius… De

    manos de Du Bois-Reymond recibe una copia del Erhaltung der Kraft, de Helmholtz,

    que poco después traduce al inglés como “On the Conservation of Force” (título que

    49Thomson, D. (1957). , p. 43. 50 Lloyd, J. T. (1970): “Background to the Joule-Mayer Controversy”. Notes & Records of The Royal Society. 25 (1): 211-225.

  • [24] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    Tyndall parafrasea en la lecture) y publica en 1853 en Scientific Memoirs51 . De la

    impresión causada por Tyndall, tenemos el testimonio que nos ofrece el biógrafo del

    científico alemán52:

    “At a dinner given by Magnus,..., he met Tyndall, the English translator of his

    works :' he is a very talented young man, and interested me more than any of the

    other strangers; unfortunately he will not be in England when I am there.’

    Las memoirs incluyen traducciones de otros autores alemanes, como la teoría mecánica

    del calor de Clausius53. Con el tiempo von Helmholtz también se convertirá en traductor

    alemán de las obras de Tyndall, Sound y Fragments of Science.

    El primero en formular el principio de conservación de la energía y publicar un cálculo

    correcto que determinaba el equivalente mecánico del calor, había sido en efecto, el

    médico alemán Julius Robert von Mayer. En 1840 en un viaje en barco a las indias

    orientales, había observado que el calor del trópico, influía en el color, y por lo tanto en

    la oxigenación de la sangre humana; ello le llevó a concluir que calor y trabajo son

    diferentes manifestaciones de la misma fuerza y han de ser capaces de transformarse el

    uno en el otro. En 1842 publicó sus aportaciones científicas en la obra Remarks on the

    Forces of Inanimate Nature, pero su trabajo fue infravalorado en el momento. Ahora

    Tyndall, excelente conocedor de la ciencia alemana, en su afán divulgador, rescataba

    del olvido la memoria de Mayer, y lo hacía de la mano de otro preeminente doctor,

    Hermann von Helmholtz. Éste se había dedicado a estudiar la producción de calor

    durante la contracción muscular, llegando a explicar el calor animal en función de

    transformaciones químicas en los músculos. A partir de estos hechos fisiológicos

    cuantificó un equivalente mecánico del calor que relató en su memoria de 1847, Über

    die Erhaltung der Kraft, en el que presentó por primera vez de forma general, el

    principio de conservación de la energía.

    Por su parte, mediada la década de 1840 J. P. Joule realizó el clásico experimento de

    demostrar que el trabajo se convierte en calor, agitando el agua de un contenedor

    mediante una rueda con paletas y midiendo el aumento de la temperatura. En 1847 dio

    dos conferencias en Manchester donde habló del principio de conservación de la

    energía, y en 1849 leyó un importante informe sobre el tema en la Royal Society.

    51 Smith, Crosbie. (1998) , p. 178. 52 Koenigsberger, L. (1906) , p. 109. 53 Smith, Crosbie. (1998) , p.178.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [25]

    Thomson, catedrático de filosofía natural en Glasgow, estaba trabajando de forma más o

    menos independiente, en una línea similar a la de Clausius, quien a su vez estaba

    puliendo y desarrollando las teorías de Carnot. Con la publicación en 1851, de su obra

    On the Dynamical Theory of Heat, Thomson sienta las bases de la Termodinámica. En

    los años siguientes colabora con Rankine y junto a Tait publicará un monumental

    Treatise on Natural Philosophy, donde acuña con precisión, el término energía.

    La primera reacción pública a las palabras de Tyndall tuvo a Joule por protagonista,

    quien en carta al editor del Philosophical Magazine and Journal, reclama su primacía

    en el descubrimiento54:

    “…The Dynamical theory of heat certainly was not established by Séguin and

    Mayer. To do this required experiment, and therefore fearlessly assert my right

    to the position which has ben generally accorded to me by fellow physicists as

    having been the first to give a decive prof of the correctness of this theory...”

    En respuesta a Joule, publicada a través del mismo medio en Septiembre de 1862,

    Tyndall replica reconociéndole a Joule su papel de verificador experimental, de forma

    independiente, del equivalente mecánico del calor, previamente formulado por Mayer:

    “ It was he [Mayer] who first used the term ‘ equivalent’ in the precise sense in

    which yon have applied it; he calculated the mechanical equivalent of heat from

    data which, as I have said,” a man of rare ingenuity alone could turn to

    account;´and his calculation is in striking accordance with your own

    experimental determinations. You worked indepently of Mayer, and in a totally

    different way. You brought the mechanical theory to the test of experiment, and

    in this way proved its truth.”

    Añade Tyndall, que Mayer calculó correctamente su equivalente mecánico de calor y en

    coincidencia con Clausius, prosigue:

    “Clausius makes the same assumption with no better authority than Mayer; and

    I belive that the assumption has been completely verified by the experiments of

    the very philosophers who once questioned it “

    Conciliadoramente añade que el debido reconocimiento a Mayer no desmerece la valía

    de sus trabajos: “There is room for both of you in this grand platform.”

    54 Tyndall, John. (1863) , p.450-468.

  • [26] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    En un artículo titulado “Energy”, publicado en Octubre siguiente, en el periódico Good

    Words, Thomson y Tait, después de hacer una revisión histórica del tema de la energía,

    atacan duramente a Tyndall, por situar a Mayer en una posición que nunca ha

    reclamado, y que hace tiempo ha sido ocupada por otros55. Seguirán más réplicas y

    contrarréplicas públicas. La aparición de una carta de Joule en el Magazine de Agosto

    de 1863, parece zanjar provisionalmente la polémica con el North British. En la misiva,

    Joule explica su ausencia de contacto con Mayer (un aspecto suscitado por Tyndall), y a

    continuación agradece a Thomson y Tait el respaldo recibido y a Tyndall le agradece

    aquellas referencias favorables de la lecture “which called forth those expressions on

    my behalf.”56

    4.1. EL TRASFONDO CIENTÍFICO

    Una primea reflexión nos lleva a analizar la naturaleza del problema del descubrimiento

    del principio de conservación de la energía. Thomas Kuhn57, sostiene el carácter

    simultáneo del descubrimiento. Entre mediados de la década de 1820 y mediados de

    1850, diferentes científicos de forma independiente habían propuesto la idea de

    conservación de la energía. Tres fueron los factores determinantes: el interés por los

    motores, la disponibilidad de los procesos de conversión y la filosofía de la naturaleza.

    Además, está el problema de definir como descubrimiento, algo que no es un lugar ni

    una entidad sino una generalización teórica. Al describir sus hallazgos de formas

    diferentes, subsiste el problema de saber si todos los descubridores tenían conciencia de

    haber averiguado lo mismo al mismo tiempo. Entre 1842 y 1847 al menos cuatro

    científicos, los alemanes J .R. Mayer y H. von Helmholtz, el británico J. P. Joule, y el

    danés August Colding hicieron pública la hipótesis de que existe una magnitud física, la

    energía, que se conserva en un sistema aislado58. Los investigadores discrepaban en

    cuanto a lo que demostraban sus experimentos y a sus repercusiones. El uso de

    55 Lloyd, J. T. (1970) , p. 216. 56 Lloyd, J. T. (1970) , p. 220. 57 Kuhn, Thomas.(1977). “Energy Conservation as an Example of Simultaneous Discovery”. The essential tension: Selected Studies in Scientific Tradition and Change. Chicago: University of Chicago Press. 58 Gribbin, Mary at al. (2003). “Átomos y moléculas”.Historia de la ciencia 1543-2001. Barcelona: Crítica, S.L.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [27]

    diferentes términos no sólo fuerza o energía sino conservación, conversión o

    correlación, indicaban un desacuerdo en cuanto a la naturaleza de los fenómenos59.

    Un segundo aspecto es el carácter de autosuficiencia de la ciencia británica y un cierto

    chauvinismo respecto al continente. En Gran Bretaña los historiadores de la nueva

    disciplina señalaban como capitales los experimentos de Joule, en Alemania postulaban

    a Robert Mayer, en coincidencia con el irlandés Tyndall, y el americano Williard Gibbs

    señalaba a Clausius. La cuestión de quien era el descubridor de la teoría clave de la

    física decimonónica, era también una cuestión de orgullo nacional60. Pocos estaban

    dispuestos a secundar las afirmaciones de Jevons61 :

    “We may observe, in the first place, that almost all the arts we practised in

    England, until within the last century, were of continental origin. England, until

    lately, was young and inferior in the arts.”

    En tercer lugar están las diferentes concepciones en cuanto al papel de la energía en el

    marco general de la filosofía natural y en consecuencia, un choque de legitimidades o

    autoridad, entre los representantes del North British y los hombres del naturalismo

    científico metropolitano, en particular los miembros del X Club. Tanto Huxley como los

    restantes miembros del club fundado en 1864, habían usado la teoría del evolucionismo,

    como punta de lanza, para promover su nuevo evangelio. Tyndall, pretende situar el

    principio de conservación de la energía a la par del evolucionismo, como clave doctrinal

    del nuevo credo científico, ampliando de facto el campo de batalla intelectual con el

    North British62. La rivalidad se extendía desde las páginas del Philosophical Magazine,

    a los meetings de la BAAS o al ámbito universitario. En ese contexto competitivo se

    enmarca la “Red Lecture” que Tait pronuncia, sobre el tema de la energía ante en el

    auditorio académico de Cambrigde, en 1873. Como si hubiera sido vana su existencia,

    ignora por completo los nombres de Leibniz, Helmholtz, Mayer y Clausius. Los

    académicos presentes, tan conservadores como Stokes, podían aceptar con menor

    reticencia la versión de Tait sobre la nueva ciencia, más acorde con la armonía entre

    ésta y teología, en la tradición de la vieja Institución, que los postulados del naturalismo

    científico. La controversia Tait-Tyndall es pues un tour de force por el reconocimiento

    de la autoridad científica. En la tarea de apropiación y difusión del principio de

    59 Bowler, P. J. et al. (2007) , p.125. 60 Bowler, P. J. et al. (2007) , p.126. 61 Jevons, W. S. (1866). The Coal Question. 2ª ed. London: Macmillan and Co. 62 Smith, Crosbie. (1998) , p.172.

  • [28] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    conservación de la energía, el North British goza de la ventaja que supone el

    reconocimiento público del trabajo experimental de Joule por parte de la BAAS.

    Tyndall debe arrebatarles el timón. Su profundo conocimiento y contacto con la ciencia

    alemana, le brinda la oportunidad de erigir a Julius Robert Mayer como héroe

    alternativo. La oposición al discurso público del naturalismo científico, procedía de un

    North British deseoso de contraponer su retórica a la del irlandés y sus aliados. La

    figura de Mayer no fue sino un pretexto, que sacó a la luz las diferencias entre un

    naturalismo científico, cuando menos agnóstico, y una filosofía natural en armonía, con

    el pensamiento cristiano.63

    5. ATOMISMO , EVOLUCIONISMO , RELIGIÓN : “T HE BELFAST ADDRESS”

    En Belfast, seno de la católica Irlanda, un miércoles 17 de Agosto de 1874, ante el

    público presente en el meeting de la British Association, alguien clama (p197):

    “La religión se vuelve dañina cuando se entromete en la región del

    conocimiento objetivo…sobre el dominio de la ciencia debe cesar todo su

    control….habremos de arrebatar a la teología, el completo dominio de la teoría

    cosmológica….”

    Se trata, nuevamente de John Tyndall, y el discurso habrá de pasar a los anales como

    “The Belfast Address”. Esta vez se trata, sin embargo, de la locución presidencial. Hace

    poco tiempo que ha sido elegido, para dicho cargo. Sus palabras originan un incendio

    verbal que recorre los púlpitos de Belfast, sin distinción de credo y una no menos feroz

    y sostenida réplica, en los medios escritos64. ¿Cual había sido el motivo de tanto

    revuelo?

    5.1. ATOMISMO

    En el Belfast Address, Tyndall esquematiza una historia del atomismo desde los puntos

    de vista de Demócrito y Epicúro, apoyándose en la lectura de Lucrecio De Rerum

    Natura, quienes sostenían que el universo se explicaba como consecuencia de los

    átomos en movimiento en el vacío y sus interacciones sin necesidad de recurrir a

    ninguna deidad. Tyndall había proclamado en Belfast (p191):

    63 Smith, Crosbie. (1998) , p.172. 64 Lightman, B. (2004) , p. 201.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [29]

    “By an intellectual necessity I cross the boundary of the experimental evidence,

    and discern in that Matter...the promise and potency of all terrestrial Life.”

    En aquellos momentos, en Gran Bretaña, tenía lugar un revival de atención a la obra de

    Lucrecio. Si bien la traducción al inglés de De Rerum Natura se remonta a 1640 por

    parte de Lucy Hutchinson, poco después (1656) vio la luz una traducción

    contextualizada por John Evelyn que incluía un comentario sobre las consideraciones

    atomistas de Giordano Bruno y otros contemporáneos. Entre ellos destacaba Robert

    Boyle, con quien Evelyn mantuvo correspondencia. Tennyson publica su poema

    “Lucretius” en 1862, obra que fue comentada por Tyndall65. En 1868 se publica una

    magnífica cuarta edición, bilingüe y comentada por H.A. J. Munro, con gran éxito

    editorial. En 1884, J. Masson publica The Atomic Theory of Lucretius contrasted with

    Moderns Doctrines of Atoms and Evolution. En el prólogo de la misma y respecto a la

    polémica que nos ocupa declara:

    ”...(we) have attempted to supply a short but careful account of the atomic

    theory as set forth by Lucretius, and to show how far each of his propositions is

    in agreement with the conclusions of modern science, as represented by Clerck-

    Maxwell, Tyndall, and others.”

    Demócrito dota a los átomos de estructura. Aristóteles, rechazaba las concepciones

    atomistas, exige la existencia de un medio ubicuo llenando el universo, el Pneuma de

    Anaximandro, que convenientemente dotado de propiedades ad hoc dará lugar a la más

    elaborada teoría del éter, vigente hasta entrado el siglo XX. Pero el monopolio doctrinal

    del aristotelismo adoptado por la iglesia católica romana supuso el “olvido” de las ideas

    atomistas. En el siglo XVII, triunfó la concepción corpuscular de Newton, frente a la

    ondulatoria de Huygens, contradictoria en su momento con las propiedades asignadas al

    éter. En la misma época, a consecuencia de sus estudios sobre compresibilidad

    atmosférica, Robert Boyle, postula una atmósfera formada por pequeñas partículas

    elásticas .Por su parte, Newton nos brinda en sus Principia, una incipiente proposición

    para el desarrollo de una teoría cinética de los gases que supone la asunción de una

    teoría corpuscular de la materia. Bernoulli es el primero en deducir las leyes de los

    gases asumiendo que estos están formados por corpúsculos rígidos e impenetrables en

    movimiento, que colisionan de forma perfectamente elástica. Por aquel entonces, el

    principio de conservación de la energía no estaba firmemente asentado, y la idea de 65Libera, S.(1974). John Tyndall and Tennyson´s Lucretius. Victorian Newsletter 45, pp 19-22.

  • [30] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    Bernoulli de que el calor no era sino una manifestación del movimiento de las partículas

    de los gases chocaba con la concepción del calórico como substancia responsable de los

    intercambios térmicos. La vigente teoría del calórico fue paulatinamente arrumbada tras

    los experimentos de Benjamin Thompson y Humphry Davy a favor del desarrollo de

    una teoría cinético-molecular. Previamente, John Dalton había “retomado” las ideas

    epicúreas estableciendo las bases de la moderna teoría atómica.

    Cuando en la sección tercera del Belfast se refiere a Newton y Boyle, los muestra como

    ejemplos de mentes con tendencia analítica que indagan sobre teorías que satisfagan su

    entendimiento, y por contra, presenta a Goethe y Carlyle, con un lenguaje que revela

    complicidad, como hombres con mente abierta a impresiones elevadas producidas por la

    consideración de la naturaleza como un todo “...whose satisfaction, therefore is rather

    ethical than logical”, adoptando usualmente “some form of pantheism”66. En una breve

    referencia al discurso de Maxwell del año anterior, Tyndall apoyándose en dicha

    exposición para defender sus postulados atomistas, invoca la autoridad de Kant contra

    los argumentos de Maxwell sobre la necesidad de un Creador. Tyndall, eludiendo

    cualquier referencia a las controversias contemporáneas sobre el atomismo, concluye su

    historia de la teoría atómica, presentándola como una doctrina consolidada67.

    5.2. EVOLUCIONISMO

    En su pretensión de explicar el mundo mediante procesos regulados por leyes, el

    naturalismo científico, excluía cualquier explicación sobrenatural de los mismos68. La

    formulación naturalista de la evolución encajaba en esa filosofía, por lo que fue

    adoptada por sus seguidores, aún cuando algunos como Huxley y Herbert Spencer,

    albergasen dudas sobre el mecanismo concreto de la selección natural69. La famosa

    disputa en la reunión de la British Association de 1860, entre Huxley y el obispo

    Wilberforce, había simbolizado la confrontación entre evolucionismo y religión. El

    evolucionismo será uno de los asuntos centrales del Belfast Address, al que Tyndall

    dedica toda una sección y en el que se realizan incontables referencias positivas a

    Darwin y su teoría. Tyndall cuestiona la interpretación literal de la Biblia en cuanto a la

    66 Barton, R. (1987) , p.119. 67 Barton, R. (1987) , p. 119. 68 Turner, Frank M. (1974). “Plagues and the Prince of Wales: A Chapter in the Conflict of Religion and Science”. The Journal of British Studies. 13(2): 46-65. 69 Bowler, P. J. (2007) , p. 188.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [31]

    cronología del planeta. Esa visión cosmológica del Génesis, incluida la existencia el

    diluvio universal, debe confrontarse con las nuevas revelaciones de la geología y la

    paleontología que indican un mayor recorrido en la formación del planeta.

    De forma somera, menciona a los precursores del evolucionismo, entre los que sitúa a

    Erasmus Darwin70, quien creía en un desarrollo gradual de la vida gracias a su progreso

    hacia estados superiores y a J. B. Lamark. La evolución lamarkiana aceptaba la

    generación espontánea, para las formas más simples, mientras los animales superiores

    habían evolucionado gracias a una tendencia progresiva, que volvía cada generación

    más compleja, en una escala lineal de organización con los humanos como producto

    final y superior. No creía en la posibilidad de extinción de las especies y proponía un

    sistema de adaptación al medio basado en la herencia de las características adquiridas71.

    Tyndall será clave en la refutación experimental de la generación espontánea72. Wallace

    es situado, a la par de Darwin, al recordarnos como en 1858 ambos naturalistas llegaron

    de forma simultánea e independiente a la misma conclusión. Darwin completará su

    teoría, largamente madurada, al año siguiente, cuando publique On the Origin of

    Species.

    Al observar las diferencias entre diversas tortugas y pinzones de las islas Galápagos, a

    raíz de su viaje en el barco científico Beagle, Darwin comprendió que mediante la

    evolución se podían crear nuevas especies, tal vez influenciado por el uniformaritarismo

    de Charles Leyll. Se propuso, entonces, encontrar un mecanismo más satisfactorio que

    el propuesto por Lamark y otros precursores. Tyndall nos desvela como el naturalista

    comenzó la búsqueda de nuevos datos a partir de la producción de variedades

    artificiales por criadores humanos, comprendiendo que la respuesta estaba en la

    selección. La lectura del Ensayo sobre el principio de la población de Malthus, le llevó a

    postular el mecanismo de la selección natural, en el que la lucha por la existencia

    permite sobrevivir a los mejor adaptados, sin ninguna línea principal de evolución73.

    En cambio Spencer, aceptaba el darwinismo como soporte del progreso general basado

    en el individualismo, pero apoyaba la teoría de Lamark por adaptarse mejor a su

    ideología de la autosuperación. Para Huxley no existía un único mecanismo de la

    70 Bowler, P. J. (2007) , p. 170. 71 Bowler, P. J. (2007) , p. 17. 72 Mcleod, R. (1970) , p. 522. 73 Bowler, P. J. (2007) , p. 183.

  • [32] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    evolución, sometido al azar como en la teoría darwiniana, sino que la variación debía

    ser causal y en múltiples direcciones.

    Ellegard74, ha señalado a partir de las opiniones reflejadas en la prensa periódica de la

    época, tres críticas principales al Darwinismo. Se cimentaba la primera, sobre el

    pretendido carácter no inductivo de la misma. La segunda, en que dicha hipótesis fue

    prematura y derivada de unos pocos hechos, previamente seleccionados de forma

    dirigida. En tercer lugar, se le critica por no aportar pruebas concluyentes del desarrollo

    del mundo orgánico, habida cuenta la no explicación del origen primigenio de la vida,

    mencionando vagamente ciertas posibilidades de evolución. La selección natural sólo

    podría ocurrir si se daban las condiciones favorables, que no podrían ser por tanto, fruto

    del azar, sino únicamente explicables en base a cusas finales. Tyndall defiende el

    carácter científico del trabajo de Darwin, basado en hechos observables (p174).

    “And that is the impression of the vast amount of labour, both of observation

    and of thought, implied in its production...”

    Algo muy diferente a lo manifestado por Sir William Thomson, en el presidencial

    Address de la BAAS de 1871:

    “I have always felt that the hipótesis of ´the origion of species trough natural

    selection´ does not contain the true true theory of evolution, if evolution has

    been in biology...” 75

    Tyndall, como Darwin, buscan en la ciencia la explicación de lo natural y rechazan la

    idea de un “supernatural Artificer.” Su visión no era por supuesto, la comparación

    mecanicista del reloj y relojero, sustentada en la teología natural de William Paley, ni

    siquiera adaptaciones más avanzadas como la de Buckland, Louis Agassiz o Richard

    Owen, que buscaban patrones para reunir la totalidad de la creación en un conjunto

    integral76. Tampoco admitía Darwin el evolucionismo teísta de Miravat que pretendía

    explicar la evolución como un diseño natural incorporado a las mismas leyes conforme

    a las cuales opera. Darwin y con él Tyndall, no puede aceptar una explicación que hace

    innecesaria la evolución.

    74 Ellegard, Alvar (1957) , p. 384. 75 Ellegard, Alvar (1957) , p. 387. 76 Bowler, P. J. (2007) , p.173-176.

  • EL NATURALISMO CIENTÍFICO EN LA OBRA DE J. TYNDALL : FRAGMENTS OF SCIENCE [33]

    5.3. DEMARCACIÓN CIENCIA /RELIGIÓN

    Las palabras de Tyndall sitúan en el centro debate cuestiones como el modelo de

    relación entre ciencia y religión, la naturaleza de la propia ciencia, quien ostenta la

    autoridad para hablar en su nombre y quien podría considerarse la élite cultural en una

    sociedad industrializada moderna como la británica, que no era ajena a un proceso más

    general de secularización77.

    Una lectura atenta de “The Belfast Address” y del posterior “Apology for the Belfast

    Address”, demuestran que el punto de mira de Tyndall se dirige a la teología de la

    Iglesia Católica Irlandesa. Cabe recordar que dicha jerarquía había rechazado tan sólo

    unos meses antes, una propuesta de los sectores laicos para incluir la enseñanza de las

    ciencias físicas en el curriculum de la Universidad Católica78. Por otra parte, en el

    discurso presidencial de la British Association del año anterior, Maxwell, había

    asegurado que las propiedades de las moléculas, no eran explicables por medio de los

    procesos que denominamos naturales79.

    El modelo de relación entre ciencia y religión que Tyndall propone, es coincidente con

    lo que Lightman80 ha denominado “las dos esferas “. En efecto, divididas en dos

    esferas separadas, ciencia y religión, no tienen motivo de conflicto, a menos que el

    sector clerical se pronuncie sobre aspectos naturales o que los científicos traten de

    aplicar sus teorías más allá del mundo natural. Tyndall sitúa en su discurso de Belfast,

    por un lado las facultades intelectivas, en la esfera del conocimiento objetivo; por otro,

    poesía, emociones, fe y moral, que contribuyen a indagar sobre el último “Misterio” 81.

    Las dos realidades de la naturaleza humana son independientes, y en consecuencia, los

    sentimientos no deben dominar el intelecto, ni la teología hacer lo propio con la ciencia.

    En el controvertido contexto que siguió a la publicación en 1871 de la obra de Darwin,

    The Descent of Man, su discurso se interpretó como un ataque a los defensores de la

    Cristiandad. Para ellos, Tyndall había recurrido a una convencional argumentación

    materialista, había atacado la ortodoxia teológica, y criticado a los heroicos

    representantes de la teología natural como Boyle y Newton82 . Los naturalistas

    77 Lightman, B. (2001) , p.364. 78 Frank M. Turner (1978) , p.374. 79 Lightman, B. (2001) , p. 353. 80 Lightman, B. (2001) , p. 345-346. 81 Barton, R. (1987) , p. 121. 82 Barton, R. (1987) , p. 122.

  • [34] JOSE ANTONIO VILLAR PIÑÓN

    científicos, en su pretensión de organizar una comunidad científica orientada

    profesionalmente chocaban con un establishment religioso, celoso de mantener el

    control sobre la educación y sus prerrogativas en cuestión de fe y valores sociales. El

    segundo grupo en conflicto, eran los sectores de mentalidad religiosa pertenecientes a la

    propia comunidad científica preprofesional83. Pero, a mediados de la década de 1870, se

    produce un desplazamiento social de la élite clerical preponderante a otra de cultura

    científica84. A ello habían contribuido factores como la extensión del sufragio electoral

    o la Education Act de 1870, al fin, los naturalistas científicos habían alcanzado una

    notable influencia en el entramado institucional de la ciencia británica85. A pesar de sus

    críticas a la prensa periódica por diseminar el moderno materialismo científico, los

    oponentes de Tyndall, no dudarán tras el Belfast Address, en utilizarla de forma masiva

    en su campaña denigratoria contra el otrora respetado profesor de la Royal Institution86.

    6. CONCLUSIONES

    Hemos