ayahuasca

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,Roniman! iRoniman! Hawen tonton,

11awen tonton, hauiet: kain sheani.

Hauien kain sheas», roniman, roniman ...

Se alejo balanceandose en su hilo irisado que. se per-

dio de vista.Tres dias despues, un delgado cuarto de luna aparecio por

primera vez en el cielo. Una muchachita cuyos senos eomen-zaban a formarse, fue Ia primera en verla y grit6: "Miren,[ahi esta la luna recien nuevecita que aparece!" Inmediata-mente, su sexo comenzo a sangrar; 10 mismo el de todas lasdemas mujeres que desde entonees principiaron a concebirhijos.

Al dia siguiente, por primera vez en el mundo, apareclOel areo iris. EI primero en verlo no pudo impedirse de ex-clamar: "Miren, el area iris" mientras 1 0 sefialaba con el de-

do. Y desde ese dia los Cashinahua empezaron a morir, 1 0que no habia sucedido hasta ese momento. En efecto, antesde ocurrir 1 0 que acabamos de relatar, nadie nacia, nuestrasmujeres no sangraban, nadie moria y no existia ni el areo irisni la luna.

A proposito, dsaben ustedes por que la luna presenta sobresu cara todas esas manchas azulinas? Bueno. [Es la huella delhuito que la herman a de Yobuenawaboshka le habia aplicadosobre el rostrol

la invencion de la ayahuasca

Yobuenawa Tarani, uno de nuestros antepasados, necesi-tando huito fresco para pintar el cuerpecito de su hijo re-cien nacido, se Interne en e1 bosque. .

Al borde de una eocha encontro un enorme troneo de hui-to eargado de frutos. Lo trepo y comenz6 a cortar y t irar los

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,frutos al suelo para recogerlos despues, Oeupado as}, se so-

bresalt6 de pronto. Deba]o de e l habia escuchado ruido. Unasachavaca, saliendo de la espesura, estaba alli, comiendo con

fruici6n los £rutos caidos.

Divertido, el hombre se estuvo quieto y se dedico a ob-

servar el fesdn del tapir. Sin embargo, un cambio en el asun-to 10 dejo intrigado primero y pasmado despues. La sacha-vaca se habia dado en descascarar algunos £rutos que lanzo

luego al centro de la cocha exclamando:

-··IToma, aqui te traigo e1 producto de mi chacral"

Instantes despues, una maravillosa mujer joven emergi6del centro del agua, portando en las manos un pate de chapo.

La sachavaca, por su parte, se habia escondido detrasde un arbol, La muehacha se aproximo, salto a la orilla, pososu pate en el suelo y comenzo a llamar al tapir:

-«Amigo, ddo~de estasr, dd6nde te escondes?"La sachavaca dejo su escondite y muy alegre respondio:

-"IAqui estoyl"

En seguida, e1 tapir bebio el pate de chapo que le ofreciola maravillosa mujer. Al momento, ella se entreg6 a el y se

hicieron el amor.

Desde 1 0 alto de su arbol, nuestro antepasado no daba ere-dito a sus ojos,

Cuando la joven hubo ganado la cocha y la sachavaca elfondo del bosque, Yobuenawa Tarani bajo pOl' fin de su ar-

bol. Casi entontecido, recogio algunos frutos de huito que ell-trego a su mujer sin decir una sola palabra. Distraido, rehus6los alimentos que Ie presentaban. Acostado en su hamaca,quedo ausente, con los ojos abiertos, perdidos. La escena que'

habia presenciado 1 0 tenia como hipnotizado, enajenado elanimo.

Su esposa se inquieto: pero ella tranquilize diciendoleque era apenas un ligero males tar. Ella Ie crey6 y se durmio,

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Al alba, el hombre tom6 sus armas como para ir de mi-

tayo y se alej6 por la trocha de la cocha.

A l pie del tronco de huito, recogi6 algunos frutos de la

vispera, ray6 Ia cascara y los arroj6 al centro del agua gri-tando:

-"jToma, aqui te traigo el producto de mi chacral" Y co-rri6 a esconderse detras de un arbol, IY resultol La soberbia

muchacha can su pate de chapo vino hacia la orilla. Depo-

sito par tierra su pate de chapo, Ech6 miradas de izquierdaa derecha y Ilamo con dulcisima voz:

-"Amigo, 2,donde estasi', 2,donde te escondes?"

-"jAqui estoy!" exclamo el mientras se precipitaba sabreella. Al asirla, ella se defendio, Cayeron rodando por tierra;el pate de chapo se volco y derramo. Subitamente, Ia mu-chacha se transformo en boa y se enrosc6 alrededor del cuer-

po de su atacante. El no solto presa. Ella qui so escaparseconvirtiendose en espina; pero el no la solto. Ella se convir-tio sucesivamente en tarantula, en shushupe, en candela; de,nada le valio: el no Ia soltaba.

Reaparecio Ia cabeza de Ia mujer:

-"2,Quien eres?, 2,que quieres?" hablo.

Pero el hombre no respondia. Apretando los dientes seconcentraba en matenerla pre sa.

Entoncesella se volvio mujer hasta el busto, pero no ob-

tuvo tampoco respuesta. Se decidi6 a retomar su forma hu-mana completa.

-"Bueno" jadeo ella, "dime ahara que quieres, dpor queno me sueltas para que podamos conversar?"

EI' le explico entonces como, la vispera, Ia habia vista ha-ciendo el amor con el tapir; queria que en adelante fuese suya.

-"dPor que me asiste a la fuerza en vez de decirmelo en-seguida?" le reproch6. "Mira, ahora me has hecho vaciar ca-si todo mi chapo",

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Levanto el recipiente que habia rodado por tierra. En clfonda aun quedaba un poquito de liquido, 1 0 hizo beber anuestro, antepasado. Enseguida se Ie entrego amorosamente.

Despues, deseansaron un poco. Sin dejar de acariciarlo,ella le pregunt6:

-«GQuien eres? dTienes ya mujer e hijos?"-"No" mintio el, «No tengo nada de eso",

-"Entonces, dpor que no te quedas eonmigo? Seria tu es-posa y te daria hijos. Se mi marido. Te Ilevare donde vivo".

Empez6 a recoger toda clase de hierbas. Hizo un jugaque verti6 en los ojos, oidos y en todas las articulaeiones deleuerpo del hombre. Despues Ie dijo:

-"ITenme fuertemente por los cabellosl"

Remolcandolo as1, entro al lago. Abajo, habia un gran cla-ro, una chaera con matas de platano y una gran casa donde

Ia joven vivia con sus paisanos, las boas y los lagartos gigan-tes de la cocha.

Cuando llegaron a Ia chacra, la muchacha Ie dijo:

-"Esperame escondido aqui. Voy a prevenir a mis paisa-nos sobre tu llegada y a explicarles que eres mi marido. N a-da ternas. Regresare 10 mas pronto posible",

Yobuenawa Tarani quedo solo.

De repente, las aguas del lago resonaron can violentos rui-dos: eran las boas y los lagartos gigantes que se agitaban al-rededor de su hijita.

A poco reaparecio ella. Torno a su marids de la mano y1 0 introdujo en la casa. Todos, cada uno a su modo, Ie brin-daron el mejor recibimiento. Entonces, el y ella vivieron co-mo marido y mujer.

Algun tiempo despues, la gigantesca gente acuatica deci-dio tamar ayahuasca. El hombre pregunto a su mujer si tam-bien ella iba a beber can ellos

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=''Naturalmente" contest6 ella.

_"Y yo, dpuedo tomar?"

-"No" dijo ella, "es mejor que no tomes. Sentirfas panico.Estaras como loco. No te rnezcles en esto, Ison nuestras cos-tumbres y no las tuyasl"

Yobuenawa Tarani insistio tanto y tanto que las boas acep-taron hacerle Ingar entre ellas para tomar ayahuasca.

Apenas fue presa de las alucinaciones, empezo a gritar ate-rrorizado:

-"I Socorro! [Las anacondas me traganl [Me ahogo!"

Inmediatamente, su esposa se transform6 en boa, se enros-

co alrededor de el, acerco la cabeza a su oreja derecha yse puso a cantar dulcemente. Su suegra-anaconda se enros-co por encima y empezo a cantarle suavemente por la orejaizquierda. Su suegro-boa envolvio todo eso con sus anillos, y

balanceando su eabeza delante de la cara del hombre, acom-pafio con su voz la cancion, Entonees una gran calma invadioa nuestro antepasado y fue algo maravilloso.

Un dia estaban descansando en sus hamacas, euando ...iplick!, ipliek!. ... frutos semirroidos de huito llovieron sobre ellago.

iLa sachavaca habia regresadol

Al ver que la joven no respondia a sus llamadas, el tapir

terrnino entrando al agua de un zambullon, Permanecio mu-cho rato sumergido, -como 10 haee hasta ahora, cualquierapuede observarlo.

,

Tambien Ilego al limite de la chacra, La suegra Ie salioal eneuentro; 10 despidio explicandole que su hija ya no esta-

ba libre y que en 10 sueesivo ya no la importunase mas. Lasaehavaea no insistio,

La vida transcurrio feliz en el pueblo bajo las aguas. Losesposos tuvieron cuatro hijos, altemando un varon, una mujer.

En el mismo laga que elias VIVla I shkin, el pequeiio pezcarachama. Un dia se habia ido a pescar en un riaehuelitotributario del lago y se habia emboscado en el hueco de unpalo podrido, Fue entonces euando se aproximo la mujer te-rrestre del que ahora era marido de la muchacha-anaconda.Se creia viuda y no cesaba de lamentar Ia desaparicion de

su esposo: apenas podia mantener a su numerosa prole. Comono tenia quien cazase y trabajase para ella, aunque se mataba

trabajando, tenia que vivir de la caridad publica.

Aquel dia se habia ida al riachuelito, intentaba atrapar al-gun pececillo para sus hijos. Vio el hueco que servia de as-pillera a Ishkin; metio los dedos y 10 asio por la eresta de su

cabeza.

-"lAy!" gri to Ishkin. Debatiendose, logr6 zafarse y disi-

mularse en el fondo de su escondite, todo dolorido pues sueresta quedo entre los dedos de la mujer. Ella, al fin, termi-no abandonandolo,

Molestisimo, Ishkin regreso a la cocha. Busco entonces alhombre para descargar sobre el su malhumor.

-"dQue hace ttl. aqui?" le grito apenas 10 vio. "Te guar-daste muy bien de hablarnos de tu familia terrestre que basdejado muerta de hambre alla arriba. Lo se todo: encontre atu esposa; ella fue quien me arrane6 mi corona de plumas.Y mientras ellos estan en la miseria, ittl. estas aqui, haciendovivir con tu traba]o a gentes que ni siquiera son de Ia mismanaturaleza tuya!"

Yobuenawa Tarani bajo la cabeza y comprendio todo el\mal que habia causado.

-"Pero, dc6mo hare para salir de aqui?" suspire. "No sa-bria ya vivir al aire libre".

-"Te voy a ayudar" dijo Ishkin, "pero, [prometeme que no10 contaras a nadiel".

-"Lo [uro" dijo eI hombre.

Entonees Ishkin arranco hierbas y destilo el jugo en losojos, oidos y art iculaciones de nuestro antepasado. Luego, 10

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deposito en un lugar seen de la orilla. Despues, por precau-cion, Ishkin se fue, a vivir bien lejos, a otro rio,

Cuando nuestro antepasado reaparecio en su pueblo cause.asombro y alegria, sabre todo a su esposa.

-"Te creta muerto haeia tiempo" Iloro ella.

-"No" mintio el, "Las anacondas me raptaron y me retu-vieron prisionero hasta hoy, en que por fin, he podido esca-

par. Eseondeme, pues temo hagan cualquier cosa por re-

capturarrne".

Colg6 su hamaca arriba, en e1 techo de la casa, justa cer-ca de la cumbrera. Pronto las aguas del lago eomenzaron a

agitarse y a desbordarse en olas continuas, inundando el pue-blo de los hombres. Las boas aparecieron en la superficie delIago para Ilamarlo. Pero el no se mostro y Ia gente acuatica

termin6 volviendose. Entonees las aguas de la cocha se nor-malizaron. Esta vez, a su familia anaconda Ie toc6 sufrir ypasar necesidad a causa de su huida ...

Al cabo de cierto tiempo sali6 de su escondite par reque-rimiento de su familia: necesitaban, absolutamente, comercarne fresea. Tomando su area y sus flechas se dispuso a par-t ir. Su esposa entonces Ie rogo, intentanto disuadirlo:

-"No vayas. Las anacondas te van a volver a capturar.Quedate conmigo" lloro ella.

-"No temas nada" replic6 61. "No me chaparan", Y par-t i6 a mitayar.

, La primera presa que via fue una pava pucaeunga. Le ti-

ro una flecha, pero el ave vol6 justa a tiempo para salvarse.

La flecha, al errar el blanco, atraves6 la espesura y, lmalasuerte!, cayo a la cocha, a menos de dos metros de la orilla.

Despechado, el hombre se fue a recuperar su fleeha. Nobien habia puesto el pie en eI lago cuando se encontr6 frente asu hija menor. Ella salud6:

-"Aqul estas, hija" le dijo:

Pero ella, en vez de contestar a su saludo, 10 apostrofo du-ramente:

_ "'dPor que nos has abandonado a mi madre, a mis abue-

los, a mis hermanos, a mis hermanas y a mi?

Y como el hombre bajase la cabeza s i n saber que decir,

ella le espet6:-"Puesto que es asi, [te vamos a tragar!"

Y enseguida se lanz6 contra e1 pie de su padre; pero comoera muy pequefiita, solamente logr6 tragar el dedo grande.

Mientras Yobuenawa Tarani permanecia am, anonadado,

inm6vil, 1a anacondita llamo a su socorro a sus hermanos. Ra-biando, elIas tambien intentaron tragar a su padre; pero nopudieron ni siquiera hacer entrar la mitad de su pie en sus

pequefias bocas. Tuvieron que soltar presa. Aparecio enton-ces Ia esposa, con el reproche y 'Ia ofens a en los. labios. Ellalogr6 engullirlo hasta media pantorrilla. Nopudiendo hacerlo

mejor, dejo el sitio a su madre, enorme anaconda aduIta. Es-.ta, de un solo golpe, trago a su yerno hasta la cintura, perosu presa qued6 atascada a esa altura.

Cuando se present6 el suegro, a su vez, hizo amargos re-

proches a su yerno, quien, sin poder responder nada, bajabala cabeza. La engull6 hasta 1a espalda, aim quedaban visi-

bIes .Ios brazos y Ia cabeza. En este instante, aparecieron loshombres. Se habian inquietado con e1 retraso de su paisanoy salieron presurosos en su busqueda, .

-"dComo .hacemos para librarlo?" pensaban apenas Jo des-cubrieron en tan molest a postura. "Si lanzamos flechas a la

anaconda, mataremos tambien a nuestro pariente que estaadentro",

-"IAhl, Iya 561" dijo uno de el los, "Aproximemonos y cor-temos la cola de la serpiente; dejara a su presa y huira".

Dicho y hecho. La anaconda huyo y pudieron recoger nsu paisano todo maltrecho. Desde ese rna, toda la parte de

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su cuerpo que habia side engullida por su suegro .,...Iaanacon-da del lago- quedo paralizada.

Sintiendose cada vez mas debil , Yobuenawa Tarani reunioa sus paisanos:

-"Cuando estaba bajo las aguas" Ies dijo, "las anacondas

me ensefiaron a tomar una bebida maravillosa, la ayahuasca.No quiero morir sin transmitirles mi secreto. Vayan pues aJbosque y traiganme tallos de todas las lianasque encuentren".

Todos partieron al bosque y regresaron cargados de lianasde toda clase. El paralitico, incansablemente, las examinaba

una a una y decia:

-"No; no es esta".

nuestro, de modo que podemos ver en ella todas las casasdel presente, del pas ado y del futuro. Cosas que no podemos

ver con nuestros ojos de came.

La ayahuasca es fuente de toda ciencia que ve mas alla

de nosotros,

el origen de la vergiienza, de la violencia y de

todos los 'males

Uri dia po r fin exclamo: "[Aqui esta!' De casualidad Iehabian llevado un ramo de la verdadera Iiana ayahuasca.

Dijo todavia: "Esto no basta. Trafganme hojas de todos losarbustos que puedan encontrar en el bosque". Despues, reco-

menzo a examinar todas las hojas detenidamente, con una pa-ciencia infinita y suspiraba:

-"No, no es esto".

Hasta ,que un buen dia, exclamo feliz: <jAquf estal" y mos-

tro la hoja de ese arbusto que nosotros llamamos kawa.

Nuestro antepasado chance los tallos de la liana, los pusoa her vir en una olla con agua agregando las ho.jas de kawa:hizo hervir todo. Cuando la mezcla estuvo cocida, la filtro yla dejo enfriar. Despues, todos se reunieron, absorbieron elbrebaje y tuvieron visiones, comu1gando todos en la ayahuas-ca. Cuando salieron de su alucinacion, nuestro antepasado, tu-

llido por la boa del lago, les dijo:

-:-"Re tenido 1a vision de mi muerte: esta cercana",

Y tres dias mas tarde, murio,

Desde entoncestomamos ayahuasca todos en grupo. Gra-cias a la presencia de los otros dominamos el terror de la vi-

sion. Gracias al canto, 1a mantenemos a distancia alrededor

Hubo un tiempo en que nuestros antecesores desconocian

e1 pudor. Nadie soiiaba en esconderse para hacer el amor.Tambien en aquella epoca, los huayos abundaban por todaspartes y todo, excepto el fruto de la shapaja que nadie co-

mia, les servia de alimento.

Fue a causa de una serpiente; pero no sabemos como. Pensa-mas que mas bien, fue simplemente por culpa de una mujer.En efecto, un dia ella se habia ido al bosque con un compa-fiero. Vieron regados por tierra infinidad de frutos de shapa-[a, algunos semicomidos pOl' los animales, otros enteros y ma-

duros, lucian provocativos, apetitosos.

-"dPor que no los comemos?" invito la mujer sacando el

maiz tostado que habia traido con ella.

Entonces gustaron las semillas de shapaja con el maiz tos-

tado y comprobaron 10 deliciosas que eran.

Cuando terminaron de comer, el hombre Ie propuso hacer-

se el amor, alli mismo en el bosque, escondiendose como losanimales; porque, aseguro, nunca mas se atreveria a hacerlo

al descubierto, como antes.

Al entrar a1 pueblo ese dia, el hombre y la mujer venian '

cabizbajos, huidiza la mirada.

- «eQue les ha sucedido?" 1es preguntaron admirados sus

paisanos.

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