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La jerarquía social y el racismo en dos cuentos de Julio Ramón Ribeyro Floris Jan Heere

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La jerarquía social y el racismo en dos cuentos de Julio Ramón Ribeyro

Floris Jan Heere

Middelburg, marzo 2013

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Introducción

El escritor Julio Ramón Ribeyro (1929 - 1994) pertenece a la "generación del 50",

es decir a los escritores peruanos que ya en los años 40 comenzaron a publicar sobre

temas relacionados con el ambiente urbano de Lima, en la década de la Segunda Guerra

Mundial, época de una inmensa migración interna, la huida del campo a la ciudad,

que transformaba el rostro del país y, que, debido a la imposibilidad de integrar a tanta

gente, producía problemas sociales, económicos y políticos en la capital cuya estructura

establecida durante la colonización colapsaba por la invasión de las masas que llegaban.

Ribeyro, testigo de la transformación de ese mundo que era su mundo, escribe sobre los

cambios que percibía desde la perspectiva del limeño burgués que era aunque no podía

identificarse plenamente con la clase burguesa (Delgado, p. XV)1.

El ambiente urbano de esa época lo describe de manera realista; la mayor parte de su

obra la escribió más tarde, cuando ya se había exiliado voluntariamente en Europa.

En los dos cuentos que analizamos en este trabajo, "De Color Modesto" y "Alienación",

escritos en París en 1961 y 1975 respectivamente, incluidos en la colección

Cuentos Completos, se aborda principalmente el tema de la jerarquía social que trae

consecuencias dolorosas de índole discriminatoria, hasta racista, para los personajes.

Investigaremos en primer lugar al nivel de los relatos cuáles son los conocimientos que

podemos sacar de ellos en cuanto a la escala social y al racismo en el Perú.

En la segunda parte de este trabajo profundizaremos en los temas de la jerarquía social y

del racismo mayoritariamente en base a algunos estudios fuera de la crítica literaria,

buscando sustento para nuestra lectura.

1 Salta a la vista que el narrador-testigo en "Alienación" y Ribeyro se parecen. Proceden del mismo entorno y comparten esta perspectiva burguesa desde la que el narrador se muestra critico respecto a su propia clase social, lo cual parece coincidir con la falta de identificación con este grupo de parte de Ribeyro. Sin embargo, no hay que confundir a los dos, el escritor y el narrador, aunque esto ocurre frecuentemente (González 19, 20), es que "... hubiera sido un error identificar a Ribeyro con su narrador" (Kristal 168).

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"De Color Modesto"

Analizaremos "De Color Modesto" fijándonos sistemáticamente en lo que este cuento

nos aporta en cuanto al tema de la escala social y el racismo, sea abierto, sea encubierto.

Empezamos a exponer la trama del cuento:

Alfredo, blanco, de 25 años, está en una fiesta juvenil en Miraflores, una de las fiestas

sabatinas que se celebran semanalmente en diferentes residencias burguesas para

jóvenes en busca de enamorada y de las que salen casi todos los noviazgos y

matrimonios del balneario como dice el texto. No se siente cómodo y, por mucho que se

empeñe, no consigue encajar en la fiesta, está completamente aislado. Había dejado su

carrera y es artista, pintor, no tiene dinero ni coche, es diferente a los demás presentes.

Bebe más de la cuenta y entra en la cocina donde ve a una negra esbelta cantando y

meneándose. Con ella está a gusto y baila bien, así que readquiere la autoconfianza.

No quiere dejarla, pero el baile de Alfredo con la negra causa todo un escándalo, los

asistentes están indignados. Lo ocurrido anima a Alfredo que entonces decide continuar.

Expulsados de la fiesta van al Malecón donde les espera una sorpresa desagradable

cuando dos policías suponen que allí habían tenido relaciones sexuales. No creen que

los dos solo fueran a mirar el mar, ni que la negra pueda ser la novia de Alfredo,

así que los llevan a la comisaría donde el oficial de guardia, prejuiciado, ya a primera

vista supone que la negra es una prostituta. Cuando Alfredo afirma que ella es su novia,

se echa a reír porque solo podría tratarse de un caso de prostitución pasearse en

la oscuridad con una amiga que además es negra, y decide someterlo a prueba.

¿Por qué deberían pasear en la oscuridad y no irían a pasear juntos en un lugar público,

transitado y bien iluminado como el Parque Salazar? Alfredo acepta que el patrullero

los conduzca allí para que puedan seguir paseando, pagando así su libertad.

Finalmente huye del enfrentamiento con la burguesía miraflorina en el parque con la

excusa de que se le han acabado los cigarros, mientras que la negra no lo espera y se va.

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Nuestro análisis se centrará en el protagonista, Alfredo, en las interacciones que

tiene con su entorno que representa la alta burguesía limeña blanca, y, en la figura

de la negra que no tiene nombre en el relato. Vemos que el protagonista Alfredo,

liberal, progresista, no encaja en su grupo social, incluso se opone a las normas

clasistas y racistas de la burguesía limeña, rompiendo los esquemas al igualarse

a una sirvienta negra, lo cual provoca reacciones racistas tanto de personas dentro

como fuera de esta clase social cerrada y excluyente. El racismo que se expresa

en la discriminación racial lo albergan todos en todos los niveles de la sociedad,

hasta el propio Alfredo. La negra tampoco constituye una excepción, ha interiorizado

el discurso racista tal y como los demás. Su actitud es de índole autodiscriminatoria y

autoexcluyente; desde el principio es consciente de que Alfredo comete un error

igualándose a ella, una relación entre ellos no puede ser.

Conocemos que la posición social de cada uno depende de sus condiciones raciales y

económicas y que los signos socioeconómicos son sumamente importantes para poder

clasificar más exactamente a las personas dentro de una clase social.

La discriminación en el texto se puede dividir de acuerdo al aspecto sociocultural y al

aspecto racial, lo cual se muestra en la primera parte que se desarrolla en la fiesta antes

que el protagonista conozca a la negra y en la siguiente parte que trata de la relación del

protagonista con la negra respectivamente.

En la primera parte conocemos a Alfredo, el protagonista, y su entorno social.

La fiesta constituye el espacio inicial donde se manifiestan las relaciones entre los

personajes cuya descripción nos revela el discurso de esta clase social y su práctica

del choleo2. Alfredo no suele asistir a eventos como éste, aquel día solo viene

acompañando a su hermana. Al entrar va directamente al bar, bebe dos vasos de ron y

se pone a observar.

2 El concepto es de Twanama (1-5) que llama a la discriminación típica peruana choleo. Todos los peruanos lo practican, cholean al otro en base a signos socioeconómicos, a rasgos físicos, al dominio del castellano etc. Quien está en la posición superior cholea a quien está en la inferior, el cholo se crea en la interacción. La denominación cholo refiere a cualquiera que está en una posición social inferior, no importando su etnia.

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"Al poco tiempo comenzó a aburrirse y se preguntó para qué había venido allí.

Él detestaba las fiestas, en parte porque bailaba muy mal y en parte porque no

sabía qué hablar con las muchachas" (194).

El protagonista necesita el efecto del alcohol para atreverse a establecer contactos con

otras personas. Necesita tres vasos de ron para atreverse a aproximarse a un grupo de

muchachas escogiendo discos. Les sugiere que pongan un bolero. Solo una, la más

osada le responde que prefieren el mambo y que el bolero está bien para los viejos.

El hecho de que sea mayor que los jóvenes presentes parcialmente puede servir de

explicación a la incomunicación que se produce, y, es cierto que no dispone de

cualidades para relacionarse con facilidad, pero aquí ocurre algo más.

Las muchachas lo miraron con sorpresa. Sin duda se trataba de un rostro poco familiar. Las fiestas de Miraflores a pesar de realizarse semanalmente en casas diferentes, congregaban a la misma pandilla de jovenzuelos en busca de enamorada. De esos bailes sabatinos en residencias burguesas salían casi todos los noviazgos y matrimonios del balneario (194).

Obviamente se trata de una clase social excluyente y cerrada que conserva su posición

en la escala social a través de la exclusión de otros que no pertenecen o no parecen

pertenecer al propio círculo. El narrador censura a esta clase burguesa hablando de

"los pacatos y hipócritas habitantes de Lima" (195).

Otras clases no tienen acceso a estas fiestas: "En la calzada se veían ávidos ojos,

cabezas estiradas, manos aferradas a la verja. Era gente del pueblo, al margen de la

alegría" (195).

Solo la más atrevida de las muchachas le responde a Alfredo, pero es más

probable que las otras se callasen no porque no se atreviesen a hablar,

sino porque no tenían el más mínino interés por él. El mensaje está en la mirada

silenciosa, Alfredo con "un rostro poco familiar" no parece pertenecer al círculo suyo.

En la fiesta casi todos ignoran a Alfredo excepto el único amigo con quien se tropieza,

"un hombrecillo de corbata plateada". Él se sorprende que esté allí y le pregunta "Pero,

¿qué haces aquí, hombre? Un artista como tú..." (195). Lo presenta a unas amigas, pero

ellas siguen conversando como si Alfredo no estuviera. Por mucho que se empeñe no

logra conversar con ellas, lo ignoran.

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No encaja y sigue siendo ignorado también por Elsa, la hermana del amigo de la corbata

plateada, que ni por cortesía le hace caso.

El hermano le dice "Elsa, aquí Alfredo quiere saludarte" y ella responde "¡Ahora que

termine la pieza!", pero sigue bailando y desaparece en otra sala después, dándole

plantón a Alfredo que cada vez queda más aislado. "<<Tengo que bailar>>, se dijo.

Era ya una cuestión de orden moral" dice el narrador (196).

La inseguridad de Alfredo va de mal en peor, pero después del quinto trago, se

tranquiliza ante la idea que por su edad no tenía la más mínima posibilidad en la fiesta,

"Qué podía hacer él, hombre de veinticinco años, en una fiesta de adolescentes?",

luego "trató de ubicar alguna chica mayor a quien no intimidaran sus modales ni su

inteligencia" (196). Puede que la autoestima de Alfredo sea bastante positiva, que crea

que solo una chica mayor estará a la altura de él, pero es más probable que, fracasado

dentro de su medio social, trate de alentarse a sí mismo.

A continuación encuentra a un grupo de chicas mayores, de unos treinta años,

aún solteras con la esperanza de contraer matrimonio, que al inicio tienen cierto interés

por él. Entre ellas una antigua vecina que lo presenta al resto del grupo cuyo miembros

no paran de evaluar el estatus socioeconómico de Alfredo. Cuando se enteran que dejó

su carrera y no trabaja, una de ellas supone que debe tener "muy buena renta", el interés

todavía se mantiene, pero desde que dice que se dedica a pintar y responde a la pregunta

si se puede vivir de ello diciendo "No sé a qué le llamará usted vivir... Yo sobrevivo, al

menos" (197), se instala un silencio y el interés se va desvaneciendo.

La situación se vuelve aún más delicada justo cuando, en el momento en el que Alfredo

hace ademán de bailar con "la morena", aparece un hombre calvo organizando una

excursión e invita a Alfredo interesadamente para que lleve dos chicas en su coche.

Alfredo tiene que confesar que no tiene coche, lo cual le saca los colores y deja perplejo

al calvo. "Un hombre de veinticinco años que no tuviera carro en Lima podría pasar por

un perfecto imbécil" añade el narrador. Es la gota que colma el vaso: "La morena se

mordió los labios y observó con más atención el terno, la camisa de Alfredo.

Luego le volvió lentamente la espalda. El vacío comenzó" (197).

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Aunque pertenece a la clase burguesa, Alfredo es objeto de la discriminación por

carecer de los signos esperados en alguien de su clase.

Rodero tacha de compleja la composición étnica del Perú citando a Ferrari

Lo que hay en el Perú es una inextricable maraña de representaciones de las comunidades culturales y socioeconómicas que cohabitan en un espacio geográfico caracterizado por fuertes contrastes, y en la que se mezclan confusamente prejuicios raciales, regionales, de nivel de cultura y de clase social,

y, confirma lo que está claro al leer este cuento que la obsesión de la sociedad

peruana con su estratificación social es evidente y, como ya veremos, se da a todos

los niveles (255).

Alfredo es ajeno a su grupo social. El narrador deja muy en claro la importancia de los

signos socioeconómicos como son la carrera, los ingresos, la profesión, tener coche,

hasta la ropa que la morena estudió tan detenidamente, e, informa al lector sobre el

estado de ánimo de Alfredo, "Las cinco copas de ron lo frivolizaban lo suficiente como

para responder a la andanada de preguntas estúpidas" (196). Alfredo encuentra aburrido

y estúpido su entorno en el cual no encaja. Es solo por el aburrimiento y por la

incomodidad que le causa el ambiente que Alfredo ha intentado relacionarse con los

demás. Debe provenir de la burguesía miraflorina, ya que tanto su hermana como él

tienen acceso a la fiesta, que encuentra a una antigua vecina y se tropieza con un amigo

allí, y, que su casa paterna se ubica en Miraflores, cerca de la casa donde se celebra la

fiesta. No obstante, Alfredo es diferente, no cumple con los requisitos convencionales

de esta clase acomodada: es artista, pintor, tiene otra preferencia musical, no tiene

novia, dejó su carrera, no trabaja, no tiene dinero ni coche, por lo tanto es

menospreciado y ocupa una posición inferior dentro de su propia clase social.

Este menosprecio es recíproco.

No solo hay un orden de jerarquía de clases como el de las clases representadas

en el relato, dentro y fuera de la fiesta, con y sin poder económico, sino también hay

un orden jerárquico semejante dentro de una misma clase, relacionado con los signos

socioeconómicos, como son la carrera, el trabajo, la ropa, el dinero y el coche.

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Estos signos son importantes para clasificar a las personas, para compararlos unos con

otros, para determinar exactamente la posición de cada uno en la escala social dentro de

la clase a la que pertenecen. ¿El otro es superior o inferior a mi? Este proceso tiene

cierta dinámica en el sentido que la posición social dentro de una clase no es fija,

siempre es relativa y depende de la comparación de los niveles socioeconómicos entre

dos personas, cada vez tiene que ser redefinida a través de un proceso que ya

mencionamos, el que Twanama llama "cholear".

Hasta aquí la historia muestra, a diferencia de lo que continuará, la discriminación

relacionada con la situación socioeconómica de las personas sin hacer referencia

a sus rasgos raciales. En la segunda parte donde se desarrolla la relación con la negra

la discriminación de acuerdo al aspecto racial desempeña el papel más importante.

Regresemos al texto. Mientras tanto Alfredo ha dejado de intentar esconder su soledad,

está deambulando por la casa, bebiendo y fumando, luego golpea la puerta de la cocina

y le pide a una sirvienta un vaso de agua. A través de la puerta entreabierta ve una

especie de fiesta íntima de la servidumbre con una negra esbelta, sirvienta de la casa de

al lado, que canta y se menea. Alfredo entra sin dudar y le dice a la negra "Vamos a

bailar" (198). Su comportamiento en el espacio de la servidumbre es llamativo,

de pronto se ha convertido en el cacique que manda, casi obliga a la negra a bailar,

de inseguridad y de dudas no queda nada por su parte. Es significativo que Alfredo y

la negra se distingan no solo por la clase social sino también racialmente.

La negra lo rechaza y lo incita a la vez, se siente halagada pero está convencida que

solo puede bailar con Alfredo sin que nadie los vea, es decir nadie de los asistentes

a la fiesta, ya que eso puede traer problemas. Como dice Dunia Gras (178) la joven

ha interiorizado la ideología del poder y muestra un prejuicio mayor ante la relación

que se está estableciendo. Ella ha interiorizado el discurso racista que se caracteriza

por dos elementos, el poder y la permanente infranqueable diferencia entre "nosotros"

y "ellos" (Fredrickson 9).

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Con la puerta cerrada bailan a solas y con la negra Alfredo baila bien, está tan a gusto

que no puede parar. Pese a las protestas de la negra va con ella a la galería donde serán

descubiertos. Ella no deja de pensar en las posibles consecuencias, "¡Qué pensarán los

patrones!" (199) dice al bailar en la penumbra íntimamente con Alfredo que,

readquiriendo la autoconfianza, quiere seguir.

Cuando de repente se enciende la luz irrumpe una fila de personas alegres, ruidosas,

en camino a donde se parte la torta. "Al llegar delante de Alfredo y de la negra, la

gritería cesó. Hubo un corto silencio de estupor y el tren se desbandó.... Incluso las

parejas...se levantaron y los hombres partieron, arrastrando a sus mujeres de la mano"

(199).

El silencio de estupor que se produce y el hecho de que las parejas salgan de la sala

indican y revelan el racismo existente, el espectáculo de un hombre blanco bailando con

una negra aturde a los asistentes. La negra es muy consciente de ello desde el principio,

lo conoce por experiencia propia, quiere irse, pero Alfredo se lo impide. Aparece el

dueño de la casa diciendo "Qué escándalo es este?" (200) y, otro dice "No tiene usted

respeto por las mujeres que hay acá?" (200). La discriminación social y aún más la

discriminación racial es obvia. El bailar con una sirvienta es inaceptable, pero lo más

chocante para los asistentes es que ella es negra. Por lo tanto, el dueño culpa más a

la negra que a Alfredo, blanco y perteneciente a su propia clase, le ordena irse de su

casa y, que al día siguiente hablará con sus patrones. Solo cuando Alfredo se interpone,

el dueño le responde que él también tiene que irse. Alfredo se echa a reír mostrando

que a él no le importan nada las ideas clasistas y, seguirá desfiando y resistiéndose

a las normas sociales racistas. No solo es que no cumpla con los requisitos

socioeconómicos esperados, sino también se opone a su entorno social en cuanto a

cuestiones más bien ideológicas.

Es liberal, progresista, distinto a los demás y, está tan contento por haber tomado

claramente distancia de este mundillo que, de camino a su casa paterna, piensa

"Caballísimo de mi" (200). Desde el jardín ve a su padre, la máxima autoridad de su

infancia, para él el símbolo del orden establecido. "Un rato permaneció allí" (200),

probablemente reflexionando sobre su ruptura con el pasado, sobre su oposición al

discurso dominante racista, una especie de despedida de su medio social del que está tan

harto.

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Luego pasará de nuevo por la casa paterna, con la negra, su brazo sobre el hombro de

ella, marcando así esta ruptura con el orden establecido a través del enfrentamiento con

el padre que "Al distinguir a Alfredo y a la negra, quedó un instante perplejo. Luego se

levantó, dejó caer el periódico y tiró con fuerza los postigos de la ventana" (201).

Para el padre, racista como los demás, ver a su hijo con una negra es impensable e

inaceptable.

Alfredo continúa su lucha antiburguesa y se desplaza al malecón, a una parte oscura

adonde suelen ir las parejas. Le propone a la negra saltar el parapero para ver el mar.

"¡Qué dirá la gente!" (201) protesta ella tal y como protestó justo antes de que fueran a

la galería a bailar, manifestación de la ideología racista interiorizada. Alfredo la acusa,

no sin sentido del humor, de ser más burguesa que él, pero esto queda por verse.

Como marginado dentro de su clase, Alfredo es sensible a la injusticia de la

discriminación, se identifica fácilmente con las personas que sufren por ello,

más específicamente la discriminación racial en el caso de la negra.

Está bromeando cuando dice "¿Y si nos suicidamos?, pero muy serio dando la

explicación "Será la mejor manera de vengarnos de toda esta inmundicia" (201).

Saltando la baranda, al regreso, son detenidos por dos policías que les preguntan, ya

convencidos de que ellos habían estado tramando algo abajo, "Han estado planeando en

el barranco, ¿no?" (201). Los policías, cegados por el prejuicio, no pueden creer que

fueran a mirar el mar, "Con una persona de color modesto no se viene a estas horas a

mirar el mar" responde uno de ellos (202). Esta frase presta el título al cuento,

"De color modesto", un eufemismo para decir negra. El policía lo usa para encubrir el

elemento racial en su juicio, y para encubrir su ideología y su práctica racistas.

No solo la clase burguesa es racista, también los policías lo son.

Es que el racismo existe en todos los niveles de la sociedad (González 190).

El uso del adjetivo modesto refiere a la posición social humilde que

la gente negra suele ocupar, mostrando que existe una correlación entre raza y clase.

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Sin embargo, la discriminación por los policías es racial, solamente por su color de la

piel la negra debe de ser una prostituta. ¿La señorita no puede ser la novia de Alfredo?

La respuesta del policía es obvia, "No puede ser...Porque es negra",

un hombre blanco y una mujer negra no pueden ser novios (202). Los llevan a la

comisaría. Aquí hay un caso de prostitución piensa después el oficial de guardia

prejuiciado sin haberse informado todavía, "¿No serás tú una polilla?" (202).

Diga lo que diga Alfredo, el oficial responde "Están prohibidos los planes en el

malecón", refiriéndose a tener relaciones sexuales. Según él pasearse con una amiga

no es un delito en sí, pero lo es en la oscuridad y más con una negra, han cometido

un delito contra las buenas costumbres, han violado el Código Penal.

A medida que se agudiza el conflicto entre Alfredo y el policía, el racismo de éste viene

expresándose más abiertamente. Alfredo se obstina en que la negra es su novia y le pide

al oficial que los deje en libertad.

Además del discurso racista se puede observar el discurso clasista, Alfredo pertenece

a otra clase que la del policía y en este sentido es, pese a su detención, superior a él.

El oficial se siente claramente inferior, lo que se refleja en "-No crea que soy un imbécil

-dijo aproximándose a Alfredo-. Yo también, aunque uniformado, tengo mi culturita"

(203).

El oficial de guardia propone dejarlos en libertad a condición de que paseen por el

Parque Salazar, lo cual hace que Alfredo vacile un momento en señal del próximo

derrumbamiento de su determinación. Ya en el patrullero, de camino hacia el parque,

tiene dudas de mostrarse con la negra en ese lugar transitado y bien iluminado.

La negra tiene vergüenza por él, vergüenza ajena, "como si ella también estuviera

expuesta a una incomprensible humillación" (203), mientras que él tiene vergüenza

por sí mismo. El racismo abierto de los policías ha despertado el sentido de realidad

en él y con ello su racismo encubierto, negado por él durante esa noche. Suspende

la prueba propuesta por el oficial al abandonar a la negra a su suerte huyendo con la

excusa de comprar cigarros.

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Alfredo quiere que sean iguales, pero al final comprende que no lo son. El narrador hace

que él siempre la tutee, mientras que ella lo trata de usted, expresando así

la desigualdad entre ellos, la desigualdad racial y de clase. Ella es negra y sirvienta.

Alfredo es más burgués de lo que él mismo creía, no puede liberarse de su educación, de

sus raíces, de los elementos del discurso dominante racista que ha interiorizado de

manera inconsciente. El abandono de la negra es un acto racista propio de su clase. "Los

negros son servidumbre y los blancos son patrones y, así seguirá siendo" (Gras 179).

Ella no había esperado otra cosa, se va de inmediato sin esperar a Alfredo.

Tiene una posición inferior por ser negra y por su estado socioeconómico de

servidumbre, de los cuales siempre es muy consciente. La actitud de la negra, que ha

interiorizado el discurso racista como los demás, es de índole autodiscriminatoria y

autoexcluyente; está convencida que Alfredo comete un error igualándose a ella.

La segunda parte del cuento trata de la negritud, vista no desde la vertiente del personaje

negro, la negra, sino desde la óptica de Alfredo, o sea desde la perspectiva blanca. No se

explora la mente de la negra que ni siquiera tiene nombre (Luchting 5),

un reflejo de la hegemonía de la clase acomodada blanca en la sociedad peruana,

cuya obsesión con la estratificación social y racial es evidente en todos los niveles

(Rodero 255). Ni la sociedad, ni al final Alfredo y la negra mismos, pueden soportar

que se rompa el orden del sistema rígido.

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"Alienación"

Analizaremos “Alienación” fijándonos en lo que este cuento nos aporta en cuanto a la

jerarquía social y al racismo. La trama del cuento es la siguiente:

Roberto enamorado de Queca como todos los chicos, inclusive el narrador, intenta

quitarse de en medio todos los rasgos propios que le impiden la subida en la escala

social, tal como José María Cabanillas a quien conocerá más tarde en un curso de

inglés. Queca jugando con una pelota en la plaza Bolognesi le dice a Roberto en un

momento dado: “Yo no juego con zambos” (453). Es aquí que el narrador expresa un

comentario importante: “Estos cinco palabras decidieron su vida ” (453). Con el tiempo

Queca se fija cada vez menos en chicos trigueños, hasta que también rechaza a un chico

peruano rico cuando conoce a Billy Mulligan, hijo de un funcionario del consulado de

los Estados Unidos. Se casan y él la llevará a su país. Roberto y José María,

compartiendo la misma admiración por la cultura estadounidense, hacen todo lo que

puedan para convertirse en gringos.

Aprenden inglés, hablan inglés entre ellos, se visten con blue-jeans desteñidos,

van a vivir juntos en un cuarto que decoran como si estuviera ubicado en un

barrio californiano, fuman Luckys y, escuchan discos de Frank Sinatra y Dean Martin

mirando el puente sobre el río Hudson en un poster colgado en la pared.

Intentan irse a los EEUU de “pursers”, pero todos los años desaprueban el concurso

solamente por su color de piel. Lo único que pueden hacer es irse de turistas.

Llegados a Nueva York notan a muchos como ellos todos queriendo vivir como

yanquis. La vida allí les resulta muy cara, así que gastan sus ahorros dentro de unos

meses. Les queda una sola opción para no ser expulsados: inscribirse en el ejército

estadounidense para la guerra de Corea. Allí muere Roberto y José María pierde su

brazo derecho. Él regresará a Lima y será “zambo como nunca” (461).

En el colofón está cómo le ha ido a Queca en los EEUU. Ella acaba sufriendo malos

tratos de su marido Billy. La maltrata llamándola “chola de mierda” (461).

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Nos centramos en los dos protagonistas de la historia que son Roberto López, zambo3, y

Queca, mestiza blanca de descendencia humilde, en las interacciones que tienen con su

entorno, y, en la figura del narrador. Veremos que las relaciones sociales se caracterizan

por la influencia de la discriminación racial y socioeconómica que influyen en la

identidad de las personas. Además de la condición racial hasta las más mínimas

diferencias socioeconómicas determinan la posición de cada uno en la escala social de

un sistema rígido de carácter colonial que no permite ascender a nadie.

Narrador

El narrador del cuento desempeña un papel inportante, es un narrador-testigo,

homodiegético, intradiegético, que frecuentemente narra sus observaciones en

primera persona plural;

...un grupo de blanquiñosos jugábamos....,

...nosotros los que vivíamos en los chalets vecinos,...,nos reuníamos allí...., Todos estábamos enamorados de Queca.... (452), Todo eso lo notamos nosotros.... (453), Entre nosotros, el primero en ficharlo fue.... (456), ...nos reímos de él en sus narizes...., Las pocas veces que fuimos allí lo vimos.... (457), Para nosotros incluso era difícil viajar a Estados Unidos (459).

Es observador cercano, ha vivido mucho en persona, es uno de los jóvenes que viven

alrededor de la plaza Bolognesi, es testigo ocular y cuando no lo es al menos tiene

fuentes fidedignas, "En el barrio dispusimos de informaciones directas: cartas de Bobby

a su mamá, noticias de viajeros y al final relato de un testigo [José María Cabanillas]"

(459).

Con su tono sugestivo y por sus valoraciones, el narrador deja en claro cómo tenemos

que entender sus observaciones, expone su opinión presentándose como portador de la

verdad, su verdad. Él lo sabe todo, lo entiende todo, incluso prepara al lector para un

desenlace fatal:

3 Hijo de negro e india, o al revés.

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Con el botín se compuso una nueva persona, un ser hecho de retazos, que no era ni zambo ni gringo, el resultado de un cruce contranatura, algo que su vehemencia hizo derivar, para su desgracia, de sueño rosado a pesadilla infernal (452).En su ascensión vertiginosa hacia la nada fue perdiendo en cada etapa una sílaba de su nombre (452).

Andreu cita en su artículo (171) a Riggan, "[F]irst-person narration…carries within an

inherent quality of realism and conviction based on a claim to firsthand experience or to

a source of such firsthand experience and knowledge" (17).

No obstante, el narrador omnisciente es más que un testigo y hace más que solo explicar

los acontecimientos al lector. Su voz refleja cómo piensa la clase burguesa limeña,

cómo clasifica y encasilla esta clase a las personas, y, cuáles son los prejuicios de esta

clase acomodada a la que pertenece y representa el narrador al hablar de "nosotros" y

formar parte de ese "grupo de blanquiñosos".

Roberto

Empezemos a analizar la figura de Roberto López. ¿Qué sabemos de él por la

caracterización del narrador? Roberto que luego se llamará Bobby y que terminará

como Bob es zambo,

...iba también a la plaza [Bolognesi], a pesar de estudiar en un colegio fiscal y de no vivir en chalet sino en el último callejón que quedaba en el barrio. Iba a ver jugar a las muchachas y a ser saludado por algún blanquito que lo había visto crecer en esas calles y sabía que era hijo de la lavandera. Pero en realidad...iba para ver a Queca, ..., quería parecerse cada vez menos a un zaguero de Alianza Lima y cada vez más a un rubio de Filadelfia, ... que si quería triunfar en una ciudad colonial valía ... ser antes que un blanquito de acá [Perú] un gringo de allá [EEUU]. Toda su tarea ... consistió en deslopizarse y deszambarse ... y en americanizarse.... Tuvo que empezar por matar al peruano que había en él y por coger algo de cada gringo que conoció (452). Antes que nada había que deszambarse. ... se lo [el pelo] tiñó con agua oxigenada y se lo hizo planchar. Para el color de la piel ensayó almidón, polvo de arroz y talco de botica... (455).

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Roberto vive en el mismo barrio que el narrador, pero tiene una posición social inferior.

Estudia en un colegio fiscal y no vive en un chalet, sin embargo va a la plaza para ver a

las muchachas y para ser saludado por algún blanquito.

Se entiende que como zambo no le corresponde la iniciativa de saludar a los chicos

blancos, sino que tiene que esperar a que alguno de ellos que lo conoce como el hijo de

la lavandera, lo salude (Churampi nota 3, Osorio 63, 64). Vale más ser un gringo de allá

que un blanquito de acá, es decir mejor aspirar a lo máximo factible, a una posición

social superior en los EEUU, que quedarse en un entorno todavía colonial donde las

personas se definen racialmente y por su estado socioeconómico.

El narrador da mucha información sobre los personajes para diferenciarlos en base a

sus características, las condiciones socioeconómicas y raciales, como son por ejemplo el

color de la piel, el oficio del padre o de la madre, el tipo de colegio, dónde viven, en un

chalet o en un callejón, en un chalet de uno o de más pisos, con geranios o con rosas,

la propiedad de un coche o solo disponer de uno, la nacionalidad peruana o

estadounidense, tener objetos como son raquetas de tenis, anteojos ahumados, cámaras

de fotos. Estas características que sirven de signos socioeconómicos capacitan al

narrador para precisar la posición de cada uno en la jerarquía social. El narrador las usa

extensamente para clasificar y encasillar a los personajes tal y como los miembros de su

clase suelen hacerlo. La identidad se define sobre esta base.

Rodero tacha de compleja la composición étnica del Perú citando a Ferrari

Lo que hay en el Perú es una inextricable maraña de representaciones de las comunidades culturales y socioeconómicas que cohabitan en un espacio geográfico caracterizado por fuertes contrastes, y en la que se mezclan confusamente prejuicios raciales, regionales, de nivel de cultura y de clase social,

y, confirma lo que está claro tanto en "Alienación" como en "De Color Modesto", que la

obsesión de la sociedad peruana con su estratificación social y racial es evidente a todos

los niveles (255).

16

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Ya vimos que hasta las más mínimas diferencias socioeconómicas determinan

la posición social de cada uno. Osorio analiza el tejido social que se construye

detalladamente en "Alienación" según las circunstancias socioculturales de los

personajes y, concluye que la jerarquía social está determinada por tres elementos

que van de mayor a menor importancia. Son la etnia y el color de la piel,

la cantidad de dinero que uno tiene y el tipo de educación de la persona.

Los estadounidenses están por encima de los peruanos. Así que los negros y

los zambos están muy abajo y los mestizos blancos y los blancos están en el medio.

Las distintas combinaciones de estos elementos, de índole étnica y económica

principalmente, determinan la posición que le corresponde a la persona en la jerarquía

social dentro de la cual no es posible moverse de una escala a otra (63-66).

Roberto queda traumatizado de por vida desde que escucha las palabras racistas de

Queca con las cuales ella lo rechaza en la plaza Bolognesi, "Roberto no olvidó nunca la

frase que pronunció Queca al alejarse a la carrera: <<Yo no juego con zambos.>> Estas

cinco palabras decidieron su vida" (453).

No obstante, seguirá observando a Queca. Observa cómo ella se fija cada vez menos en

los chicos trigueños y más en chicos más blancos, hasta encontrar a Chalo Sander,

blanco y con coche de su padre, que finalmente cambiará por Billy Mulligan, blanco,

con su propio coche, más rico y sobre todo estadounidense.

Sólo Mulligan [blanco y estadounidense] sería quien la [a Queca] llevaría al altar.... Fue sólo Roberto el que sacó de todo esto una enseñanza veraz y tajante: o Mulligan o nada. ¿De qué le valía ser un blanquito más si había tantos blanquitos fanfarrones, desesperados, indolentes y vencidos? Había un estado superior [EEUU], ... (455).

Roberto se da cuenta que no hay otra opción que ser un Mulligan, o sea blanco y

estadounidense, y, empieza el blanqueamiento y el "americanizarse", más tarde junto

con su amigo José María Cabanillas al que conoce en la clase de inglés en el Instituto

Peruano-Norteamericano. Va a vestirse de “blue-jeans y camisa vistosa”, de modo

vaquero, y todo su disfraz “de gringo” le vale tanto que está dispuesto a perder

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Page 18: BA-eindwerkstuk  marzo 2013

el trabajo por ello (456, 457). Se esfuerza en lo posible por aprender inglés,

por comportarse como un norteamericano y adoptar la cultura norteamericana.

Cuando Roberto y José María, por no conocer a nadie y por ser “mulatos talqueados”,

suspenden el concurso de “purser”, se les viene el mundo abajo, están destrozados

(459). Es obvio que ser zambo obstaculiza el ascenso en la escala social. Además como

hijos de una lavandera y un sastre son personas insignificantes, así que “nadie los

conocía, no tenían recomendación ....” en el concurso (459).

Ven que siendo zambos y además de familia humilde, no tienen la más mínima

posibilidad de mejorar su situación dentro de su entorno social, de ascender en la escala

social peruana. No cabe duda que se sienten muy inferiores y que no les queda otro

remedio que “deszambarse y americanisarze” e irse al país soñado, los EEUU (452).

La transformación, que es el eje de la historia, tiene dos aspectos, un aspecto físico

(el blanqueamiento de la piel, el planchar y el teñir del pelo) y un aspecto digamos

étnico (copiar "lo gringo", pensar, hablar, caminar, vestirse como los gringos)4,

de ahí que se entienda que la identidad se construye con rasgos raciales y culturales.

A Roberto esa transformación solo le trae problemas, "En el callejón, decía su madre

cuando venía a casa le habían quitado el saludo, al pretencioso. Cuando más le hacían

bromas o lo silbaban como a un marica" (456).

Cahuide Morales, el patrón de Roberto, podía aceptar que Roberto llevara teñido

el pelo, le costaba aceptar que se había blanqueado, pero no podía aceptarlo

“disfrazado de gringo” (456). El rechazo de la cultura peruana obviamente es

lo peor de todo (Rodero 261). No sólo Cahuide Morales, sino toda la sociedad

no acepta a Roberto y a José María de gringos:

Pero también es cierto que la ciudad no los tragaba, desarreglaban todas las cosas, ni parientes ni conocidos los podían pasar" (458), ... la ciudad que los albergaba terminó por convertirse en un trapo sucio a fuerza de cubrirla de insultos y reproches (459). Puesto que nadie quería ver aquí con ellos, había que irse como fuese (459).

4 Aquí usamos étnico en el sentido estrictamente cultural sin hacer referencia a lo racial

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Roberto rompe todos los esquemas, desarregla el orden jerárquico, es una amenaza

para todos, no solo para la clase burguesa, sino incluso para Cahuide Morales:

"Nada lo reventaba más [a Cahuide Morales] que no ser lo que uno era" (456).

Son rasgos coloniales de un orden rígido, como dice el narrador al inicio

"La vida se encargó de enseñarle que si quería triunfar en una ciudad colonial..."(452).

Los fracasos de Roberto demuestran que la movilidad social es muy difícil, si no

imposible.

Es importante atender a las observaciones del narrador que se estremece ante los

cambios de Roberto,

Con el botín se compuso una nueva persona, un ser hecho de retazos, que no era ni zambo ni gringo, el resultado de un cruce contranatura, algo que su vehemencia hizo derivar, para su desgracia, de sueño rosado a pesadilla infernal (452).

La desaprobación radica en la palabra contranatura, lo que va a pasar es inevitablemente

dramático, "Todo lo que viene después es previsible y no hace falta mucha imaginación

para completar esta parábola" (459). El relato que se clasifica como “Cuento edificante

seguido de breve colofón” (452) no solo es edificante, sino también es una parábola,

o sea se trata de un cuento del que se puede sacar una verdad importante o una

enseñanza moral.

El entorno rechaza a Roberto en su proceso de blanqueamiento y de americanizarse

convertiéndose en Boby, pero el que más lo rechaza es el narrador, "un blanquiñoso",

asumiendo la representación de opinión de la clase media alta blanca limeña, que,

poniéndose moralista, critica hasta culpar a Roberto por sus actos.

La psique de Roberto no se explora sino muy brevemente (Luchting 5), lo cual

consideramos que es un reflejo más de la hegemonía de la clase acomodada blanca

cuya perspectiva es la del narrador-testigo.

Roberto o Boby, trata de borrar su marca racial y su marca cultural para poder subir en

la escala social, lo cual lo lleva a la muerte. Sobre su muerte el narrador se pone cínico

por su manera de repetir las palabras de José María, mientras también ridiculiza la

metamorfosis del infeliz, "Boby no sufrió, dijo José María, la primera ráfaga le voló el

casco y su cabeza fue a caer en una acequia, con todo el pelo pintado revuelto hacia

abajo" (461).

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Page 20: BA-eindwerkstuk  marzo 2013

José María Cabanillas pierde el brazo derecho en la guerra de Corea y regresa a Lima

donde vive “...desempolvado ya y zambo como nunca...” (461). El zambo vuelve a ser

zambo y retoma el lugar social que le corresponde.

Para Roberto y José María no hay salida, es la muerte o seguir viviendo en la

marginación. Existe una estructura social fija en la que cada uno ocupa su lugar,

la movilidad social es imposible. Quien se resiste será castigado. El infeliz final de

Roberto y de José María es su castigo.

Según Callirgos hay muchas personas que por baja autoestima tiñen su cabello, tratan de

blanquearse la piel o incluso cambian el color de sus ojos en un intento de ascender en

la escala social. Si consideramos los rasgos raciales como símbolos de poder, de estatus,

es comprensible lo que hace Roberto. Como ya vimos, el narrador rechaza la

metamorfosis de Roberto. Probablemente experimente una amenaza al grupo social

al cual pertenece, la clase media alta, cuando uno de abajo intenta igualarse

apoderándose de sus propios símbolos de poder (8-17), rompiendo así la estructura

rígida del sistema establecido.

Queca

Queca, de quien todos están enamorados, es de familia humilde. Su padre es un

empleadito sin coche, con casa de un solo piso no con rosas sino con geranios.

Ella estudia con las monjas españolas. No obstante, verdaderamente importante son

su tez capulí, sus ojos verdes, su melena castaña y sus piernas. Queca se fija cada vez

menos en los chicos trigueños y cada vez más en los chicos más blancos, hasta

encontrar a Chalo Sander, blanco y con coche de su padre, a quien finalmente cambiará

por Billy Mulligan, más blanco que Chalo Sander, con su propio coche, más rico y,

sobre todo, estadounidense.

“Del grupo al tipo y del tipo al individuo ...” así describe el narrador la subida

intencional de Queca en la escala social (455).

El objeto buscado debe ser deseable desde el punto de vista de su valor social. Al mismo tiempo uno debe resultar deseable. Una de las características a las que se otorga valor en la sociedad peruana es "la raza", junto con otras como la posición socioeconómica (Callirgos 32).

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Su intento forzado de ascender refleja la posición y el sentimiento de inferioridad de

los que quiere escapar. Tiene una posición inferior a la del narrador y de sus amigos,

a la de "nosotros", debido a su padre, un empleadito, por su colegio, por su casa etc.,

lo cual lo sabemos por el narrador mismo que también dice "...pero eso nos tenía sin

cuidado...." (452).

La estrategia oportunista de Queca es diferente a la de Roberto. Ella ignora a los que

no tienen importancia y busca relaciones solo con los que están en niveles superiores,

primero con Chalo Sander y después con Billy Mulligan, con quien se casa, y que la

lleva a los EEUU. La expresión “Queca ni nos miró” sintetiza su actitud (454).

El colofón habla de su vida fracasada pese a todos los esfuerzos por mejorar su

posición. En los EEUU la felicidad no dura mucho tiempo, Billy se entrega a las

máquinas tragamonedas, a las carreras de autos, le sale un lunar maligno, es alcohólico,

la engaña y la maltrata llamándola "chola de mierda" a quien a su vez dijo "<<Yo no

juego con zambos.>>" (453).

Tal como Roberto y José María, Queca es castigada por su intento de superar su

condición social y ascender en la jerarquía social. La renuncia a su propia cultura era

su única opción, pero no hay excepciones a la regla: quien se opone al sistema

establecido recibe una sanción.

La moraleja del cuento es obvia: la movilidad social es imposible, cada uno es

lo que es, no hay salida para nadie.

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Algunos estudios fuera de la crítica literaria

En esta parte del trabajo profundizaremos en los temas de la jerarquía social y del

racismo mayoritariamente en base a algunos estudios de fuera de la crítica literaria,

buscando sustento para nuestra lectura.

En "De Color Modesto" y "Alienación" los protagonistas intentan salir de su posición

social, pero es inútil, en el sistema establecido cada uno es lo que es, la movilidad social

es imposible, no hay salida. Dentro de este sistema que está arraigado en un sistema

colonial de donde procede la discriminación por el color de la piel, hasta las más

mínimas diferencias socioeconómicas son percibidas y son importantes para clasificar a

las personas. La discriminación por el color de la piel y la discriminación por la

posición social de base económica frecuentemente coinciden de manera que la

condición racial puede entenderse como otro signo socioeconómico.

Dunia Gras (175) confirma esta observación repitiendo lo que ya había señalado

Mariátegui5, que el problema del indio, como el del negro, radica en el conflicto entre

clases. Así que el racismo en el Perú se parece pero es distinto al racismo de Sudáfrica,

"apartheid", o al racismo de los EEUU. Podemos entender con más facilidad el actuar

de los asistentes a la fiesta y la actitud de Roberto y de Queca por el concepto del choleo

que introduce Twanama, la discriminación típica peruana, el mecanismo por excelencia

para establecer jerarquías, preservar el orden social e, impedir la movilidad social.

Todos los peruanos lo hacen, tienen una gran sensibilidad de clasificar al otro

en base a sus rasgos físicos, los signos socioeconómicos, el dominio del castellano etc.

Quien está en la posición superior cholea a quien está en la inferior, el cholo se crea en

la interacción.

Por lo tanto, el que cholea a alguien puede ser choleado después por otra persona.

La denominación cholo en principio no remite a los rasgos físicos de la persona,

5 José Carlos Mariátegui (1894 - 1930) : escritor, periodista, pensador marxista, autodidacta, fundó Amauta, la revista histórica del Perú, el Partido Socialista Peruano que luego fue transformado en el Partido Comunista Peruano y la Confederación General de Trabajadores del Perú. Escribió Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, en los que analiza entre otras la realidad social del Perú, la evolución económica, la cuestión agraria, el problema del indio como un problema sustancialmente económico, la religión y la literatura peruana.

22

Page 23: BA-eindwerkstuk  marzo 2013

sino refiere a cualquiera que esté en una posición social inferior, sin importar su etnia.

El hilo conductor es la oposición, el peruano se define en términos de oposiciones

(Twanama 1-5).

Es algo muy distinto lo que hace Billy Mulligan que humilla a Queca de manera más

tosca, azotándola y usando la palabra chola de modo peyorativo, deliberadamente

insultante. Literalmente dice "chola de mierda", lo cual no tiene nada que ver con el

concepto del choleo de Twanama, sino constituye un caso de violencia de género.

En la linea de Twanama, Luchting señala el uso particular de las denominaciones zambo

y negro que sucede cuando el emisor quiere referirse desde su posición superior al otro,

independientemente de la etnia, y, no usa el término despreciativamente sino de manera

jocosa (2). Encontramos un ejemplo de esto en "Alienación", "...le decíamos a veces

hola zambo, tómate un trago...." (454). Aunque según Luchting la denominación zambo

no tenga nada que ver con la etnia de Roberto, de jocosa no tiene nada, sino que suena

más bien desdeñosa y no cabe duda que tiene un trasfondo claramente racista.

En su estudio Benavides c.s.6 demuestran que la mayor parte de los afroperuanos sigue

trabajando en los servicios personales, la mecánica, la textilería y la agricultura.

La inserción laboral de este grupo se produce mayoritariamente de manera vertical y

por el uso de redes familiares, lo cual se explica por su carencia de organizaciones

sociales viniendo los antepasados de distintos lugares de Africa y por sus relaciones

históricas con la élite blanca o criolla peruana.

El estudio sugiere que el color de la piel, la ascendencia y los antepasados determinan

la identidad afroperuana, que la autoidentificación de los afroperuanos está basada en

la raza, o sea principalmente en el color de la piel. La mayor parte de los

afrodescendientes considera la denominación "negro" más apropiada que "afroperuano",

lo cual coincide con la autoidentificación en base al color de la piel, pero ellos son

ambivalentes a la vez; existe lo que llama Benavides "un orgullo negro" que es un

ejemplo del mecanismo de defensa conocido en la psicología como encubrimiento por

lo contrario, además de un rechazo abierto a la "negritud" que se detectó por

6 Estudio en base a la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) el 2003 sobre la situación y las condiciones de vida de la población afrodescendiente en el Perú

23

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el deseo del "blanqueamiento" como es por ejemplo el deseo de casarse con alguien de

color más claro, visto en el texto en el interés de la negra por Alfredo o la metamorfosis

de Roberto.

Aunque la población afrodescendiente constituye una minoría social, ha sido importante

en la vida económica, social y cultural del Perú (la música, el baile, el deporte, por

ejemplo Alianza Lima mencionada en "Alienación", la gastronomía, la religiosidad

popular).

Se asentaron principalmente en Lima y en algunas zonas de la costa porque fueron

empleados en el servicio doméstico en las casas de la élite limeña y en las plantaciones

de caña de azúcar en el litoral (Greene 464).

Desde la primera llegada como esclavos que se efectuó en la época de los

conquistadores, tuvieron posiciones más bajas y de menor estatus.

En 1790 conformaban la mitad de los habitantes de Lima, luego por transformaciones

demográficas y el mestizaje racial sus números relativos fueron disminuyendo hasta que

en el año 2000 los afrodescendientes constituían entre 1 y 5% de la población del país.

No se integraron con los grupos de origen indígena, sino que tuvieron mayor cercanía

con los grupos blancos o criollos, trabajando como cocineras, lavanderas, sirvientes y

mayordomos en casas de la clase media y alta.

La situación actual de los afrodescendientes se explica desde una perspectiva histórica,

teniendo en cuenta el contexto colonial de la esclavitud y la marginación social que

perduró durante la república hasta el presente. Ya notamos que Ribeyro se refiere a

Lima como una ciudad colonial, "La vida se encargó de enseñarle que si quería triunfar

en una ciudad colonial..." (Ribeyro 452).

La marginación o la exclusión social son mecanismos estructurales que impiden a

personas o grupos la plena participación en la sociedad. En estos casos siempre se trata

de sociedades jerárquicas en las que históricamente estas personas o estos grupos no han

tenido acceso a "determinados beneficios económicos, políticos y culturales", lo cual los

conduce a la pobreza (15). La discriminación es un mecanismo por el que se excluye a

determinados grupos sociales, influye en la identidad y puede manifestarse de varias

maneras. En el Perú la exclusión social y la discriminación coinciden y afectan a

la población afrodescendiente, o sea la discriminación social a base de la pobreza

coincide con la discriminación racial.

24

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La doctrina de la pureza de la sangre de los Españoles parece fundamental como origen

del racismo en América Latina. En la península, después de la reconquista, esta doctrina

legitimó la persecución de musulmanes y de judíos, incluso de conversos al catolicismo,

sin embargo, con el tiempo se trataba cada vez más de ascendencia que de religión

personal. Los españoles acostumbrados a pensar en categorías, más bien racistas,

dividieron la naciente sociedad en dos repúblicas, la de indios y la de españoles,

estableciendo así un orden que podían dominar e introdujeron un sistema

de castas basado en la desigualdad étnica de las personas (Callirgos 1-8).

Al inicio usaban la palabra casta para designar clanes o linajes, luego para designar a

quienes no eran españoles o indios puros (Pitt-Rivers 23).

Había muchas castas entre otras la de zambo, la mezcla de indio y negro, a la cual

pertenecían Roberto López y José María Cabanillas en "Alienación".

Parece paradójico el refuerzo del carácter colonial de la dominación social y política

después de la independencia, a comienzos del s. XIX, causado por un estancamiento

de la economía y por la desaparición de la legislación de la Corona española que había

protegido formalmente a los colonizados. Nació el estado independiente constituyendo

una sociedad colonial en la que la falta de democratización explica la continuación de la

clasificación por raza (Quijano 2000: 549, 564-568).

Raza es "a phenomenon and an outcome of modern colonial domination".

"This coloniality of power has proved to be more profound and more lasting than

the colonialism..." (Quijano 2007: 45, 46).

El colonizador buscaba legitimar su poder sobre los subordinados en la colonia y lo

hacía estereotipándolos. Los prejuicios étnicos y raciales servían para justificar la

dominación y conformaban la estratificación étnica y racial que terminó en la estructura

clasista como la encontramos en los cuentos de Ribeyro. Esto explicaría la fuente de la

extendida discriminación social y de raza en el Perú. Según nuestra lectura ambas se

relacionan entre sí de modo que el color de la piel funciona como un signo

socioeconómico más.

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En esto coincide Benavides "La raza juega un rol secundario frente a otras

características sociales más importantes que se confunden e interactúan con la raza",

o sea la discriminación racial no es un factor central sino va aparejada con la

discriminación por factores socioeconómicos (17). Como ya notamos, en el "choleo"

de Twanama la etnia no importa. También Ortiz a quien cita Benavides menciona

la relativa insignificancia de la etnia, "los términos usados para designar "racialmente"

a grupos humanos en América Latina tienen una significación más cultural que

biológica" (17). La clasificación racial tampoco es sencilla, ni la clasificación del otro,

ni la de uno mismo, lo cual se debe al mestizaje que se ha producido a gran escala

(Callirgos 8-17)7. Con el tiempo el racismo ha evolucionado hacia un racismo más bien

cultural en cuyo marco se considera la raza codificada como cultura (Fredrickson 8),

con lo cual la condición racial es uno, entre otros criterios, para encasillar

a las personas dentro de una sociedad de estructura clasista debido a su herencia

colonial.

7 En los cuentos el discurso racista aún está muy vivo, mientras que hoy en día ocurre un "choque de discursos". En el ámbito privado el individuo está expuesto a un discurso racista a través de la educación y los medios masivos de comunicación como la televisión, mientras que el discurso oficial destaca la igualdad, lo cual hace que la clasificación racial sea aún más problemática y además políticamente incorrecta. El racismo ya no existe oficialmente, pero sí que existe interiorizado, así provocando un conflicto dentro del individuo. Clasificándose mestizo es la salida para la mayoría de los peruanos, así intentando evitar cualquier estigmatización (Callirgos 8-17).

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Conclusiones

La sociedad peruana que nos describe Ribeyro es de carácter fragmentario con rasgos

coloniales, una sociedad en la que la jerarquía social y el racismo son elementos

predominantes.

En los dos cuentos todos los personajes tienen un discurso clasista y racista

interiorizado, así que dentro de este sistema establecido, rígido, la movilidad social es

inexistente, no se puede romper el orden jerárquico porque nadie lo permite.

Cada uno es lo que es, sin que haya salida para nadie. Todas las relaciones entre los

personajes son de poder, no existe igualdad, ni siquiera dentro de la misma clase social.

No obstante, la posición social no es algo fijo, sino relativo, cada vez debe ser

redefinida en la interacción. Por esto todos tienen una gran sensibilidad para clasificar

al otro y no paran de hacerlo usando los signos socioeconómicos que se analizan

extensamente en este trabajo. El hilo conductor para definirse siempre es la oposición,

el otro siempre es superior, o inferior, socialmente.

Resalta que, aunque desempeña un papel importante, el color de la piel puede

entenderse como uno de estos signos socioeconómicos, ni más ni menos.

En "Alienación" el escritor, blanco y de la burguesía peruana, queda reflejado en un

narrador de características similares que describe la estructura social de tal manera que

equivale a denunciar los privilegios de su propia clase social a la vez que da voz a los

que no la tienen. La idea de la superioridad de la cultura estadounidense expresada en

este cuento coincide con el carácter colonial de la sociedad ribeyriana.

"De Color Modesto" reflejando la realidad social a través del protagonista Alfredo es

una crítica social. Los prejuicios sociales y racistas que existen en todos los niveles de la

sociedad son insuperables.

Por medio de ambos cuentos el lector se construye una idea clara de la estructura social

jerárquica del Perú. Sin embargo, hay que tener en cuenta que Ribeyro solo refleja la de

su tiempo.

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Page 28: BA-eindwerkstuk  marzo 2013

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