babel y pentecostés josé rodríguez peláez
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BABEL y PENTECOSTÉSJosé Rodríguez
Peláez
No son sólo dos palabras. Son dos movimientos. Y dos resultados.
Babel expresa el abajo arriba. Pentecostés indica el arriba abajo.
La primera es sinónimo de confusión. La otra sugiere comprensión y entendimiento.
Recordemos sus historias.
Babel. Reunión de la familia de Noé
tras escapar de la catástrofe gracias al cuidado divino.
Todo el antiguo mundo ha desaparecido bajo las aguas diluvianas,
excepto ellos. El pánico les dura todavía.Pentecostés.
Un puñadito de galileosagrupados bajo techo, en "la habitación de arriba".
El líder se ha marchado. Tienen miedo.
Unos y otros han recibido mensajes pacificadores.Ya no habrá más diluvios, se les ha dicho a los
primeros.Y los otros han recibido una increíble promesa:
“quienes crean en mis palabras vivirán eternamente”.
Los supervivientes al diluvio dan la espalda a su arco iris.
Los compañeros del desparecido maestro Jesús, callan y rumian esas palabras de difícil aceptación.
Frente a sus mensajes, los dos grupos se sitúan en posiciones divergentes.
Para unos el mensaje queda atrás. Para los otros el mensaje está siempre enfrente.Para los de Babel, la salvación ha sido un hecho
reciente.Para los de Pentecostés,
la inmortalidad representa una promesa. Sus reacciones son distintas.
Los hijos de Noe deciden construir su seguridad. No cuentan con Dios.
Nada extraen de su experiencia salvadora. Los seguidores de Jesús
se quedan quietos para que Dios muestre que es Dios.
En unos, Dios no cuenta. En los otros, Dios ocupa todo su pensar.Contar con las posibilidades humanas.
Depender en todo de Dios.¿Y que se sigue?
Babel. De comienzo una sola lengua,
una única familia, un propósito. El resultado: no se entienden,
división de la familia, dispersión, la torre que llegaría al cielo, totalmente arruinada.
Pentecostés. Al principio, muchas lenguas,
naciones diversas y muchas y diferentes intenciones.
Lo conseguido: a pesar de la diversidad de idiomas, todos entienden, y las nacionalidades no impiden
el integrarse en una nueva familia, la de los que aceptan el poder del Bien.
Y una sola voluntad: la divina, la del gobierno del Amor.
De Babel, el sentimiento de lejanía de Dios,
provoca un estéril empuje hacia arriba que sólo trae división entre los hombres,
separación, dispersión, deambular, temerosos por la existencia.
De Pentecostés, la confiada espera a que se abran los cielos,
no para llover calamidades, posibilita la escucha de la gran palabra:
“Tú eres mi hijo muy querido, mi alegría”.
Babel, es una leyenda etiológica, que intenta explicar el por qué
los hombres están incomunicados por la misma palabra que les debía unir.
El relato añade una explicación más acerca de este mundo de pesadilla, donde con frecuencia creemos vivir.
Pentecostés recobra para la humanidad la actitud que restablece la unión de Todo.
Esa no es otra, que el aprender a comunicarnos, mediante la escucha de la palabra del Padre.
Así, escuchando a la Mente,aprendemos la nueva lengua
sobre la que estuve reflexionando la semana pasada.
NOTAS: (1)
El hecho de llamar Babel a aquel mítico lugardonde las lenguas se confundieron
nos aporta dos datos: que la redacción de esta leyenda
es posterior al destierro de Babilonia (Babel), y el juicio que a un pueblo monoteísta, como el
judío, le merece la próspera civilización politeísta
de los babilonios.
(2) La famosa torre
que los hombres intentan construir para llegar al Cielo
se inspira en el zigurat o torre-templode siete pisos, que mandó construir Nemrod,
rey de Babilonia.
(P) Rodríguez Peláez, José CS www.rodriguezpelaezcs.org