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El Palacio Barolo El Palacio Barolo es un edificio de oficinas que forma parte de la postal de Avenida de Mayo. La historia y arquitectura está muy ligada a la Divina Comedia de Dante Alghieri En la avenida de Mayo, dos cuadras antes de llegar a la Plaza del Congreso viniendo desde Plaza de Mayo, a la izquierda una mole de muchas ventanas con balcones eclécticos y un faro a su altura llamará mucha la atención. Se trata del palacio Barolo, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires. El edificio queda en la avenida de Mayo 1370, en su planta baja hay un pasaje que conecta con la calle Hipólito Yrigoyen, el guía del edificio Miqueas Thärigen nos esperó para llevarnos hasta el faro y poder admirar la ciudad desde una importante altura en trescientos sesenta grados. Historia Luis Barolo, progresista y poderoso productor agropecuario, llego a la Argentina en 1890. Fue el primero que trajo máquinas para hilar el algodón y se dedicó a la importación de tejidos. Instaló las primeras hilanderías de lana peinada del país e inició los primeros cultivos de algodón en el Chaco.

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El Palacio Barolo

El Palacio Barolo es un edificio de oficinas que forma parte de la postal de Avenida de Mayo. La historia y arquitectura está muy

ligada a la Divina Comedia de Dante Alghieri

En la avenida de Mayo, dos cuadras antes de llegar a la Plaza del Congreso viniendo desde Plaza de Mayo, a la izquierda una

mole de muchas ventanas con balcones eclécticos y un faro a su altura llamará mucha la atención. Se trata del palacio Barolo,

uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires.

El edificio queda en la avenida de Mayo 1370, en su planta baja hay un pasaje que conecta con la calle Hipólito Yrigoyen, el

guía del edificio Miqueas Thärigen nos esperó para llevarnos hasta el faro y poder admirar la ciudad desde una importante

altura en trescientos sesenta grados.

Historia

Luis Barolo, progresista y poderoso productor agropecuario, llego a la Argentina en 1890. Fue el primero que trajo máquinas

para hilar el algodón y se dedicó a la importación de tejidos. Instaló las primeras hilanderías de lana peinada del país e inició los

primeros cultivos de algodón en el Chaco.

En el centenario de la revolución de Mayo, conoció al Arq. Mario Palanti (1885-1979), a quien contrató para realizar el

proyecto de un edificio que tenía en mente. Este se convertiría en una propiedad exclusivamente para rentas. Luis Barolo

pensaba, como todos los europeos instalados en Argentina, que Europa sufriría numerosas guerras que destruirían todo el

continente. Desesperado por conservar las cenizas del famoso Dante Alighieri, quiso construir un edificio inspirado en la obra

del poeta, “la divina Comedia”.

El terreno elegido para levantar el palacio tenía una superficie de 1365 m2 y un frente de 30,88 metros. Ubicado en la Avda. de

Mayo 1370 y Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen), la superficie cubierta resultó de 16.630 m2. En 1919 comenzó la edificación del

palacio que se convirtió en el más alto de latinoamérica, y en uno de los más altos del mundo en hormigón armado.

Con un total de 24 plantas (22 pisos y 2 subsuelos), 100 metros de altura se hicieron posibles gracias a una concesión especial

otorgada por el intendente Luis Cantilo en 1921, ya que superaba en casi cuatro veces la máxima permitida por la avenida. Hasta

el punto más alto de la cúpula mide 90 metros, llegando a los 100 con un gran faro giratorio de 300.000 bujías que lo hacia

visible desde Uruguay.

Una usina propia la autoabastecía en energía. En la década del ´20, esto lo convertiría en lo que hoy denominaríamos “edificio

inteligente”.

Desde entonces existen 2 montacargas y 9 ascensores, dos de los cuales están ocultos. Estos últimos respondían a las

actividades comerciales de Barolo. Al llegar la mercadería ingresaba desde los montacargas ubicados en el acceso de lo que hoy

es Hipólito Yrigoyen hacia los 2 subsuelos, de 1.500 m2 cada uno. Barolo utilizaba los ascensores ocultos para desplazarse de sus

oficinas en planta baja, 1° y 2° piso, hasta los subsuelos evitando el contacto con sus inquilinos, que ocupaban las dependencias

a partir del tercer piso.

Desde un inicio el Palacio provocó cierta perplejidad., se habló de estilo “remordimiento italiano”, gótico romántico, castillo de

arena, o cuasi gótico veneciano.

La construcción finalizó en 1923 siendo bendecida el 7 de junio por el nuncio apostólico Monseñor Giovanni Beda Cardinali.

En planta baja funcionó hasta su desaparición, la agencia de noticias “Saporitti”.

En la actualidad es un edificio exclusivamente de oficinas.

El Palacio Barolo y la Divina Comedia

El Arquitecto Mario Palanti también era un estudioso de la Divina Comedia, y llenó el palacio con referencias a ella.

La planta del edificio está construida en base a la

sección áurea y al número de oro. La división general del palacio y de la Divina Comedia es en tres partes: infierno, purgatorio

y cielo. Las nueve bóvedas de acceso representan los nueve pasos de iniciación y las nueve jerarquías infernales; el faro

representaba los nueve coros angelicales. Sobre el faro está la constelación de la Cruz del Sur que se ve alineada con el eje de

Barolo en los primeros días de junio a las 19:45 horas. La altura del edificio es de 100 metros y 100 son los cantos de la obra

de Dante; tiene 22 pisos tantos como estrofas los versos de la Divina Comedia.

Los detalles cuidados caracterizan este proyecto: desde las citas personales en latín sobre la obra del Dante en el edificio,

hasta la apertura del mismo, llevada a cabo en la fecha del aniversario del poeta.

El arquitecto Carlos Hilger detalla las similitudes del edificio con al obra del Dante, “La divina Comedia” “La distribución del

edificio está basada en la métrica de la Divina Comedia del Dante. En arquitectura esto se conoce como un Danteun.

Edificio se divide en dos bloques, con 11 oficinas por bloque en cada uno de los niveles. El número restante, el 22, responde a

la métrica utilizada por Dante en los 100 cantos.

Entre las tres divisiones de la Divina Comedia, Infierno, Purgatorio y Paraíso, que cita Borges en su obra “Nueve ensayos

dantescos”, se cumple la relación pitagórica que determina el número Pi(3,14); dicha relación se da en la división original del

acceso mediante los ascensores.

En el pasaje central, el palacio cuenta con 9 bóvedas de acceso que representan al infierno: para Dante, este no era un fin

teológico, sino el punto de partida en las etapas de iniciación emprendidas para la llegada del paraíso.

Las 9 bóvedas se dividen, desde el centro, de la siguiente manera: tres hacia la Avda. de Mayo, tres hacia Hipólito Yrigoyen, la

bóveda central se extiende hacia la cúpula, y las que contienen las escaleras hacia los laterales.

Cada una de las seis bóvedas transversales, así como las dos laterales, contienen inscripciones en latín, y se pueden distinguir

catorce citas que pertenecen en total a nueve obras distintas, manteniendo así, el número que se repite a lo largo de la Divina

Comedia. Algunas de ellas pertenecen a Virgilio, otras a escrituras bíblicas. “La letra mata, el espíritu vivifica”, y “está fundada

sobre piedra firme”, dan testimonio del sentido espiritual con el que fuera construido el edificio, determinando su carácter y

función: un templo laico que promueve las artes liberales.

Entre las bóvedas transversales sobre las columnas, se ubican cuatro lámparas sostenidas por cuatro cóndores y dos dragones,

un macho y una hembra, que representan los principios alquímicos, el mercurio y el azufre, y sus atributos.

La bóveda central se encuentra sobre un punto de bronce en la que se ubicaba, originalmente, una estatua de un cóndor con

el cuerpo del Dante elevándolo al paraíso. El actual propietario de la pieza es un coleccionista marplatense que se niega a

venderla a los propietarios del edificio.

Los pisos superiores y la cúpula simbolizan los siete niveles del purgatorio.

La cúpula está inspirada en un templo Hindú dedicado al amor, y es el emblema de la realización de la unión del Dante con su

amada Beatrice.

El palacio construido por Palanti

Representa el

dinámico y drástico cambio entre la tradición y el modernismo arquitectónico. El mismo año de su graduación, 1909, se

traslada a la Argentina para realizar, junto a Francisco Gianotti, la construcción del pabellón italiano de la exposición del

centenario de la revolución de Mayo.

A partir de entonces, colabora con el estudio de Prins y Razenhofer, (proyecto facultad de derecho, actual facultad de

ingeniería). Luego, instala su oficina en Avda. de Mayo 695 y construye, independientemente edificios privados.

Con un viaje temporario para participar como voluntario en la primera guerra mundial, un regreso a la Argentina, y una partida

final a su tierra natal, podemos dividir su obra en tres etapas:

- Primera: el periodo inicial de estadía en el país (1909-1916) .

- Segunda: (1919-1929), de mayor madurez en sus proyectos.

- Tercera: llevada a cabo en Italia con su remoto definitivo.

En la segunda etapa, (década de ´20), desarrolla una poética monumental con estos dos ejemplos bien precisos: edificios

concebidos como “Columnas de Hércules” del Río de la Plata, monumentos de Montevideo y Buenos Aires, que compiten por

lograr la mayor altura y que dialogan como “faros” a escala territorial del estuario.

En el Palacio Barolo encontramos varias condiciones excepcionales, comenzando por el sentido autocelebratorio del

inmigrante en la Argentina de fin de siglo y la gran operación inmobiliaria de pisos de oficinas sobre la avenida mas importante

de la ciudad...variación de dimensiones de lotes, eliminación del parcelamiento tradicional de pequeñas unidades rectangulares,

anulación de restricciones de altura, hace posible una nueva estética urbana, que se combina con elementos propiamente

modernos: estructura de hormigón, bowwindows y el empleo de una planta de tipo de oficina, acorde a las necesidades de la

circulación vertical.

Similar sentido celebratorio se reitera en el palacio Salvo de Montevideo. Dicha creación es resultante de un concurso del año

1922, declarado en primer término desierto y luego adjudicado a Palanti. De mayor altura, repite las constantes del Palacio

Barolo: un cuerpo de base sobre la plaza y una atalaya que se eleva – en este caso en esquina – con una decoración similar de

haces superpuestos coronados con una cúpula-faro que trata de dar al edificio una escala geográfica.

Palanti pretendía enmarcar lumínicamente el acceso a la desembocadura del Río de la Plata, como bienvenida a los visitantes

extranjeros que llegaban en barco desde el Atlántico. Por eso construyó un edificio gemelo, ubicado en la arteria principal de

Montevideo, la Avda. 18 de Julio: el Palacio Salvo. En ambos Edificios se erguían cúpulas robustas para soportar faros de 300.000

bujías, que tendrían la posibilidad de dar mensajes a la sociedad mediante luces de colores.

En 1923 anunció a la ciudad el resultado de la histórica pelea de boxeo entre Luis Angel Firpo y Jack Dempsey por el título

mundial de peso pesado que se realizaba en Madison Square Garden, Nueva York.

El color blanco indicaría el triunfo del norteamericano y el verde, anunciaría como ganador al representante local.

Firpo saco de ring a Dempsey y el faro se encendió de color verde. El norteamericano estuvo 19 segundos fuera del ring pero

volvió a subir y noqueó a Firpo: el faro, luego de unos minutos, volvió a encender de color blanco.

El lenguaje arquitectónico del edificio es difícil de inscribir en un estilo o escuela precisa. A partir de una actitud impresionista,

su arquitectura representa un importante intento de conjugar distintas trazas de la tradición arquitectónica europea (por que

ante el temor ante la inminente segunda guerra mundial, quería preservar los estilos arquitectónicos europeos) presentes en el

neogótico y el neorrománico, con modernas técnicas constructivas a la manera estadounidense y rasgos de carácter rioplatense

y sin olvidar que la cúpula esta inspirada en el templo Rajarani Bhubaneshvar (india, del siglo XII), para representar el amor

tántrico entre Dante y Beatriche.

Calificado por el autor como un “rascacielo latino”, el Barolo es representativo de una actitud arquitectónica impregnada de

prefiguraciones oníricas, de gestos únicos y ideales heroicos, dentro del espíritu del “resurgimiento”.

El Barolo es también un buen ejemplo de las aspiraciones para abrir el camino a una arquitectura nueva, superada de las

tensiones a las que había llegado el eclecticismo historicista. Desde el punto de vista urbanístico, es una pieza unica que

demuestra la posibilidad de aunar creatividad y respeto por el entorno. Y ya a una escala regional, con su casi gemelo, el Palacio

Salvo de Montevideo, un monumento mistificador de la civilización rioplatense en su apogeo.

Para su construcción fue necesario pedir un permiso especial ya que superaba casi cuatro veces la altura máxima permitida a

los edificios de la zona. Fue el primer edificio argentino construido con hormigón armado, las escaleras tienen 1410 peldaños

revestidos con mármol de Carrara y están decoradas con herrajes, vitraux, lámparas y molduras, mientras que las paredes y

columnas fueron cubiertas por granito.

La compleja volumetría externa del edificio se articula en basamento, fuste y coronamiento.

El motivo central del basamento es el gran pasaje con imponentes portales sobre ambas calles, Avenida de Mayo e Hipólito

Irigoyen. El fuste o cuerpo central se resuelve con una colmena de bow-windows terminada por una suerte de mansarda de tres

pisos. El coronamiento corresponde a la torre que, insinuada desde planta baja, se desprende de la masa general del edificio

para elevarse aislada, y ser rematada por una cúpula donde se vuelcan gran cantidad de recursos formales y simbólicos,

conmemorativos de la cima alcanzada y resumen de la imagen del edificio.

Gracias a una importante participación de los dueños del edificio, se llevarán a cabo obras de restauración y conservación a fin

de que el palacio mantenga el estilo de principio de siglo.

Se emplearon 4.300 m2 de cemento armado; 8.300 m2 de mampostería; 1.400 m2 de material para pavimentos; 1.450 m2

para estucos y revestimientos, 70.000 bolsas de cemento; 650 toneladas de hierro y más de 1.500.000 ladrillos, así como similar

cantidad de ladrillos huecos. El recorrido total de las escaleras es de 236 metros con 1.410 escalones.

Los ascensores (9) y montacargas (2) fueron diseñados especialmente.

Gracias a una importante participación de los dueños del edificio, se llevarán a cabo obras de restauración y conservación a fin

de que el palacio mantenga el estilo de principio de siglo.

Fuente: Página web del Palacio Barolo www.pbarolo.com.ar

Dirección: Av. De Mayo 1370

El Palacio Barolo (también llamado Pasaje Barolo o Galería Barolo) es un edificio de oficinas ubicado sobre la Avenida de Mayo,

en el barrio de Monserrat, en Buenos Aires, Argentina. Cuando fue construido era el edificio más alto de la ciudad y de América

del Sur. Este edificio tiene su hermano gemelo en estilo ecléctico, pero de mayor altura, construido por el mismo arquitecto en

Montevideo, el Palacio Salvo.

El arquitecto italiano Mario Palanti construyó este palacio a pedido del empresario textil Luis Barolo, diseñando incluso los

elementos de detalle como picaportes, lámparas y jaulas de los ascensores, en un caso de auténtico concepto integral. Entre el 7

de julio de 1923, fecha de la inauguración, y 1935 fue el edificio más alto de la ciudad, habiendo sido desplazado del primer

puesto cuando se construyó el Kavanagh. Su altura en metros es equiparable a la de un vigésimocuarto piso actual.

Su propietario tuvo en mente construirlo para utilizar tres pisos y luego alquilar los demás. Hoy, funciona como un edificio de

oficinas (tiene 520 locales), con un partido de plantas libres novedoso para la época y vigente en la actualidad. En la cúspide

posee un faro de 300.000 bujías "sistema Salmoiraghi" que se encendía en ocasiones especiales. La obra costó m$n 4.500.000, y

para ella se utilizaron 650.000 kg. de acero, 3.500.000 ladrillos y 70.000 barricas de cemento Portland; por cierto, todos los

materiales decorativos fueron importados, como por ejemplo el mármol de Carrara utilizado para los revestimientos.

El edificio está lleno de analogías y referencias a la Divina Comedia, motivadas por la admiración que su creador profesaba por

Alighieri. La división general del Palacio sigue la estructura de la Divina Comedia, es así que el Palacio tiene tres partes, al igual

que la obra de Dante: Infierno, Purgatorio y Cielo (el faro representa al Empíreo). Además, la división estructural sigue en todo

una correspondencia exacta y el Faro representa a los "Nueve Coros Angelicales". Uno de los planes de Barolo y Palanti era

trasladar los restos de Dante al edificio, que funcionaría como mausoleo del gran poeta.

La estructura tiene 100 metros hasta la punta del faro, mismo número de cantos que tiene la Divina Comedia y 22 son los pisos,

al igual que las estrofas de los versos de esta obra. La construcción para su época fue una gran innovación por el uso artístico del

hormigón armado dentro de un peculiar estilo ecléctico (llamado por muchos "romántico") con reminiscencias del gótico y

especialmente del arte islámico de la India. Erróneamente, se ha intentado encasillar al Barolo dentro de corrientes de la época

como el art nouveau, o el art decó, pero se trata en realidad de una pieza única en su tipo, realizada en un estilo propio

cultivado por Palanti.

En 1997 este edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional. Actualmente en el edificio funcionan varias agencias de

turismo, una escuela de español para extranjeros, una tienda que vende ropa para tango, oficinas de contadores, abogados y

una sala de teatro en el sótano.

El faro ubicado en la cima de la torre del Palacio Barolo volvió a funcionar el 25 de septiembre de 2009. Se proyectó un haz de

luz sobre la ciudad de Buenos Aires como parte de los festejos del Bicentenario y cada día 25 de cada mes se iluminó durante

media hora el cielo nocturno porteño desde la torre hasta el 25 de mayo de 2010

Este edificio tiene su hermano gemelo en estilo ecléctico, pero de menor altura, construido por el mismo arquitecto en

Montevideo

El Palacio Salvo Ubicado en la ciudad de Montevideo, fue edificado al impulso de los hermanos empresarios Ángel, José y Lorenzo Salvo;

diseñado por el arquitecto italiano Mario Palanti e inaugurado el 12 de octubre de 1928. Con sus 105 metros y 27 pisos, fue la

torre más alta de Sudamérica de 1928 hasta 1935 cuando fue desplazado del primer puesto sudamericano por el Kavanagh de

Buenos Aires. Actualmente continúa siendo uno de los edificios más altos de la ciudad.

Este edificio tiene su hermano gemelo en estilo ecléctico, pero de menor altura, construido por el mismo arquitecto en Buenos

Aires, el Palacio Barolo

Se ubica en la esquina de la Avenida 18 de Julio y Plaza Independencia. Está emplazado en donde una vez se levantó la Confitería

La Giralda, lugar donde Gerardo Matos Rodríguez presentó el tango uruguayo más famoso y difundido del mundo, La

Cumparsita.

Fue construido para funcionar como hotel, cosa que tan solo ocurrió durante algunos años y tan solo en algunos pisos.

Posteriormente se transformó en edificio residencial. Ahora alberga mayormente pequeñas viviendas (pues sus habitaciones

fueron pensadas para un hotel) y oficinas.

De estilo Art Deco ecléctico y silueta característica, se ha convertido en un edificio emblemático de la ciudad y recordatorio de

los años de prosperidad de las primeras décadas del siglo XX. Es uno de los principales polos de atracción turística de

Montevideo.

En la ciudad de Buenos Aires el mismo arquitecto construyó algunos años antes un edificio muy similar con 5 metros menos de

altura, el Palacio Barolo que es emblemático de la Avenida de Mayo, del mismo estilo arquitectónico difícil de encasillar en una

corriente en particular. Ambos edificios se inspiran en la Divina Comedia de Dante. La idea original es del inmigrante italiano

Barolo quien quiso unir el Río de la Plata con un "puente de luz", ya que ambos palacios iluminaban la noche y su haz llegaba

hacia la otra costa.

Uno de los objetivos del arquitecto Palanti era enmarcar lumínicamente el acceso a la desembocadura del Río de la Plata, como

bienvenida a los visitantes extranjeros que llegaban en barco desde el Atlántico. Por eso, en ambos edificios se erguían robustas

cúpulas que soportaban los faros de 300.000 bujías, gracias a los cuales se podrían emitir mensajes mediante luces de colores”.

En ese sentido, es bastante conocida la anécdota sobre que en 1923, en el contexto de la pelea de boxeo entre Luis Ángel Firpo

y Jack Dempsey en el Madison Square Garden de Nueva York, el faro del Barolo encendió una luz verde para anunciar el triunfo

del argentino que acababa de sacar del ring a su adversario.

Pero a los pocos segundos, Dempsey retornó y noqueó a Firpo, obligando a cambiar la luz verde del faro por una blanca, signo

de derrota.