barthes el acto de escuchar

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  • 7/24/2019 Barthes El Acto de Escuchar

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    El acto de escuchar

    Or es un fenmeno fisiolgico; escuchar, una accin psicolgica. Podemos describir las condiciones fsicas de la audicin(sus mecanismos) con ayuda de la acstica y de la fisiologa delodo; pero el acto de escuchar no puede definirse ms que porsu obeto o! qui" m eor! por su alcance. #hora bien! el obetode la escucha! considerando como tal al tipo ms general! $ara o ha $ariado a lo largo de la escala de los seres $i$os (la

    scala viventium de los antiguos naturalistas) y a lo largo de lahistoria del hombre. #s que! para simplificar al m%imo! propondrem os tres tipos de escucha.

    &e acuerdo con el prim er tipo de escucha! el ser $i$o orientasu audicin (el eercicio de su facultad de or) hacia los ndices;a este ni$el! en nada se diferencia el anim al del hom bre' el loboescucha el (posible) ruido de su presa! la liebre el (posible) ruido de un agresor! el nio y el enamorado escuchan los pasosdel que se apro%ima! que qui" son los de la m adre o los delser amado. Este prim er tipo de escucha es! podemos decir! unaalerta. a segunda escucha es un descifram iento; lo que se intenta cap tar por los odos son signos; sin duda en este puntocomien"a el hombre' escuchamos como leemos! es decir! deacuerdo con ciertos cdigos. Por ltimo! la tercera escucha!cuyo estudio es muy moderno (lo cual no quiere decir que su

    plante a las otras)! no se encara con *o no espera* unos de+

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    term inados signos! clasificados' no se interesa en lo que se dice!o emite! sino en quien habla! en quien emite; se supone que

    tiene lugar en un espacio intersubeti$o! en el que 6yo escucho7tam bi8n quiere decir 6escchame7; lo que por ella es captadopara ser transform ado e indefinidamente relan"ado en el uegodel transfer es una 6significancia7 general! que no se puede concebir sin la determinacin del inconsciente.

    1

    9o hay ningn sentido que el hom bre no tenga en comncon los animales. 2in embargo! es bien e$idente que el desarrollo filogen8tico y! dentro de la historia del hom bre! el desarrollot8cnico! han modificado (y seguirn modificando) la erarquade los cinco sentidos. os antroplogos han obser$ado que loscom portam ientos nutriti$os del ser $i$o estn relacionados conel tacto! el gusto y el olfato! y los com portam ientos afecti$oscon el tacto! el olfato y la $isin; la audicin! por su parte! parece esencialmente ligada a la e$aluacin de la situacin espacio+temporal (a la que el hom bre aade la $ista! y el animal elolfato). a escucha! constituida a p a rtir de la audicin! es! parael antroplogo! el sentido propio del espacio y el tiempo! ya quecapta los grados de aleam iento y los retornos regulares de laestimulacin sonora. Para los mamferos! su territorio est a

    lonado de ruidos y olores; p ara el hom bre *fenmeno a menudo desestimado* tam bi8n es sonora la apropiacin del espacio' el espacio dom8stico! el de la casa! el del piso (el equi$alente apro%imado del territorio anim al) es el espacio de los ruidos familiares! reconocibles, y su conunto form a una especiede sinfona dom8stica' los diferentes golpeteos de las puertas!las $oces! los ruidos de cocina! de caeras! los rum ores e%teriores' en una pgina de su diario! :afa describe con e%actitud

    (

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    refugio materno. a escucha se yergue sobre este fondo auditi$o! en el eercicio de una funcin de inteligencia, es decir! de

    seleccin. ,uando el fondo auditi$o in$ade por completo el espacio sonoro (cuando el ruido ambiental es demasiado fuerte)!la seleccin! la inteligencia del espacio! ya no es posible! la escucha resulta perudicada; el fenmeno ecolgico que llamamoshoy da la polucin *y que lle$a camino de con$ertirse en unmito negati$o de nuestra ci$ili"acin mecnica* no es nada msque una alteracin insoportable del espacio humano! en la medida en que el hom bre e%ige reconocerse en l: la polucin lesiona los sentidos que sir$en al ser humano! del animal al hom

    bre! para reconocer su territorio! su hbitat' la $ista! el olfato!el odo. especto a lo que ahora nos interesa! e%iste una contaminacin sonora! sobre la que todo el mundo! del hippy al u

    bilado! est de acuerdo (merced a los mitos naturalistas) enafirmar que atenta contra la misma inteligencia del ser $i$o! inteligencia que! stricto sensu! no es sino su capacidad de comunicarse adecuadamente con su U m welt' la polucin impide escuchar.

    ,omo m eor captamos la funcin de la escucha es sin dudaa p a rtir de la nocin de territorio (o espacio apropiado! familiar! dom8stico! acomodado). Esto es as en la medida en queel territorio se puede definir de modo esencial como el espaciode la seguridad (y como tal! necesitado de defensa)' la escuchaes la atencin pre$ia que perm ite captar todo lo que puedeaparecer para tra sto rn a r el sistem a territorial; es un modo dedefensa contra la sorpresa; su obeto (aquello hacia lo que est

    atenta) es la amena"a o! por el contrario! la necesidad; el material de la escucha es el ndice, bien porque re$ela el peligro!

    bien porque prom ete la satisfaccin de una necesidad. ?oda$aquedan huellas de esta doble funcin! defensi$a y predadora! enla escucha ci$ili"ada' m uchs son las pelculas de terror! cuyoresorte est en la escucha de lo e%trao! en la enloquecida es

    pera del ruido irregular que llega y trastorna la comodidadsonora! la seguridad de la casa' en este estadio! la escucha tiene

    por compaero esencial a lo inslito! es decir! el peligro o loforneo; y! a la in$ersa! cuando la escucha est dirigida al apaciguamiento del fantasma! fcilmente sufre alucinaciones' creemos or realmente lo que nos producira placer or como promesa del placer.

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    &esde el punto de $ista morfolgico! es decir! lo ms cercaposible de la especie! la orea parece hecha para la captura delindicio que pasa' es inm$il! est cla$ada! tiesa! como un animal al acecho; recibe el m%imo de impresiones y las canali"a

    hacia un centro de $igilancia! seleccin y decisin; los pliegues!las re$ueltas de su pabelln parecen querer m ultiplicar el contacto entre el indi$iduo y el mundo y! sin embargo! tambi8nreducen esta m ultiplicidad someti8ndola a un recorrido ya elegido; pues es necesario *en eso reside el papel de esta prim eraescucha* que lo que era confuso e indiferente se $uel$a distinto y pertinente! y que toda a naturale"a tome la forma particular de un peligro o una presa' la escucha es la operacin en

    que esta m etamorfosis se reali"a.

    2

    0ucho antes de que se in$entara la escritura! incluso antes

    de que la figuracin m ural empe"ara a practicarse! se produoalgo que qui"s es lo que distingue de modo fundam ental alhom bre del animal' la reproduccin intencional de un ritmo'sobre determ inadas paredes de la 8poca m usteriense se encuentran incisiones rtmicas; y todo inclina a pensar que estas primeras representaciones rtm icas coinciden con la aparicin delas prim eras $i$iendas humanas. &esde luego! no sabemos nada!e%cepto a tra$8s de mitos! sobre el nacimiento de ritm o sonoro;

    pero lo lgico sera imaginar (no nos pri$emos del delirio sobrelos orgenes) que ritm ar (incisiones o golpes) y construir casasson acti$idades contem porneas' la caracterstica operatoria dela hum anidad es precisam ente la percusin rtm ica repetida porlargo rato! de la que son testim onios los choppers de piedra

    partida! y las bolas poli8dricas m artilleadas' la criatura pre+antropiana entra en la hum anidad de los #ustralotropos gracias al ritmo.

    ?ambi8n gracias al ritmo! la escucha dea de ser pura $igilancia y se con$ierte en creacin. 2in el ritm o! no hay lenguae

    posible' el signo se basa en un $ai$8n! el de lo marcado y lono-marcado, que llamamos paradigma. a fbula que m eor da

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    cuenta del nacimiento del lenguae es la historia del nio freu+diano! que remeda la ausencia y presencia de su m adre con un

    uego que consiste en a rro ar y recoger un carrete atado a uncordel' est creando as el prim er uego simblico! pero tam

    bi8n est creando el ritm o. 3magin8monos a este nio $igilando!escuchando los ruidos que podran anunciarle la $uelta deseadade su madre' 8sta es la prim era escucha! la de los ndices; perocuando dea de $igilar directam ente la aparicin del ndice yse pone por su cuenta a rem edar sus retornos regulares! con$ierte el ndice esperado en un signo' pasa as a la segunda escucha! la del sentido; entonces lo escuchado no es lo posible (la

    presa! la amena"a o el obeto del deseo que pasa sin a$isar)! es

    lo secreto' lo que! sumergido en la realidad! no puede ad$enira la conciencia hum ana sino a tra$8s de un cdigo! cdigo quees! a la $e"! cifrador y descifrador de esa realidad.

    # p a rtir de ese momento! la escucha queda sueta (bao milformas di$ersas! indirectas) a una herm en8utica' escuchar esponerse en disposicin de decodificar lo que es oscuro! confusoo mudo! con el fin de que apare"ca ante la conciencia el 6re$8s7 del sentido (lo escondido se $i$e! postula! se hace intencio

    nal). a comunicacin que esta segunda escucha implica es decarcter religioso' es la que relaciona al sueto de la escuchacon el oculto mundo de las di$inidades! que! como es sabido!hablan en una lengua de la que slo ciertos enigmticos destellos alcan"an a los hombres! m ientras que! Ccruel situacinD!

    para 8stos es $ital entenderla. scuchar es el $erbo e$ang8licopor e%celencia' la fe se obtiene en la escucha de la palabra di$ina! puesto que en esta escucha el hom bre se relaciona con

    &ios' la eforma (luterana) se ha lle$ado a cabo! en gran parte!en nom bre de la escucha; el templo protestante es e%clusi$am ente un lugar para escuchar! y la misma ,ontrarreform a! parano ser menos! situ el plpito del orador en el centro de laiglesia (en los edificios esutas) y con$irti a los fieles en 6escuchado res7 (de un discurso que! por su parte! resucita a la antigua retrica en cuanto arte de 6for"ar7 la escucha).

    Esta segunda m anera de escuchar es! a la $e"! religiosa y descifradora' se hace intencional al unsono lo sagrado y lo secreto (escuchar para descifrar cientficamente' la historia! la sociedad! el cuerpo! a!n hoy! es! aunque bao coartadas laicas!una actitud religiosa). Entonces!

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    cifrar la escucha= 2egn parece! esencialmente dos cosas' elfuturo (en cuanto pertenece a los dioses) o la culpa (en cuantanace de la m irada de &ios).

    a naturale"a tiem bla de sentido gracias a sus ruidos' al

    menos! as es! segn @egel! como la escuchaban los griegos dela #ntigFedad. El rum or del follae de las encinas de &odonatransm ita profecas! y tam bi8n en otras ci$ili"aciones (ms directam ente conectadas con la etnografa)! los ruidos han sidolos m ateriales directos de una mntica! la cledonomancia' escuchar! de m anera institucional! consiste en intentar a$eriguar loque $a a ocurrir (parece intil tra ta r de rastre a r todas lashuellas de esta finalidad arcaica en nuestra $ida a lo largo de

    los siglos).Pero la escucha tam bi8n sir$e para sondear. &esde el mo

    mento en que la religin se interiori"a! la escucha sondea la intimidad! el secreto del cora"n' la ,ulpa. -na historia y unafenomenologa de la interioridad (posiblemente carecemos deellas) $endra as a coincidir con una historia y una fenomenologa de la escucha. Pues en el mismo interior de la ci$ili"acinde la ,ulpa (la nuestra! la udeo+cristiana! tan diferente de las

    ci$ili"aciones de la GergFen"a)! la interioridad no ha cesado dedesarrollarse. os prim eros cristianos escuchan toda$a $ocese%teriores! las $oces de los demonios o de los ngeles; el ob

    eto de la escucha se ha ido interiori"ando! hasta con$ertirseen la pura conciencia! de m anera muy paulatina. & urante siglosno se requera por parte del culpable! cuya penitencia deba

    pasar por una confesin de sus pecados! m s que una confesinpblica' la escucha pri$ada por parte de un solo sacerdote es

    taba considerada como un abuso y era condenada con energapor los obispos. a confesin auricular! de boca a orea! al amparo del secreto del confesionario! no e%ista en la 8poca patrstica; naci (hacia el siglo $il) de los e%cesos de la confesin

    pblica y de los progresos de la conciencia indi$idualista' 6aculpa pblica! confesin pblica! a culpa pri$ada! confesin

    pri$ada7; la escucha lim itada! oculta y casi clandestina (6deuno solo a uno solo7) constituy! as pues! un 6progreso7 (en

    el sentido m oderno de la palabra)! ya que aseguraba la proteccin del indi$iduo (de su derecho a ser indi$iduo) contra elpoder del grupo; la escucha pri$ada de las culpas se ha desarrollado (al menos en sus orgenes) en los lmites de la ins ti tu-

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    cin eclesistica' entre los m ones! sucesores de los m rtirespor encima de la 3glesia! por as decirlo! o entre herees comolos ctaros! y tam bi8n en religiones poco institucionali"adas!como el budismo! en las que la escucha pri$ada! 6de herm ano a

    hermano7! se practica con regularidad.,onstituida por la propia historia de la religin cristiana! la

    escucha pone en relacin a dos indi$iduos; incluso cuando setra ta de que toda una m uchedum bre (por eemplo! una asam blea

    poltica) se ponga en disposicin de escuchar (6CEscuchadD7)! espara que reciba el m ensae de uno solo! que quiere hacer or lasingularidad (el 8nfasis) de su m ensae. a orden de escuchaes la interpelacin total de un indi$iduo hacia otro' se sita

    por encima del contacto casi fsico de ambos indi$iduos (contacto por la $o" y la orea)' crea el transfer' 6esc!chame7quiere decir' t"came, entrate de #ue e$isto ; en la terminologade Iaobson! 6esc!chame7 es una e%presin ftica! un operadorde la comunicacin indi$idual; el instrum ento arquetpico dela escucha moderna! el tel8fono! rene a los dos interlocutoresen una intersubeti$idad ideal (a $eces intolerable! de tan puraque es)! ya que es un instrum ento que anula todos los sentidos!

    e%cepto el odo' la orden de ponerse a la escucha que inauguratoda comunicacin telefnica in$ita al otro a introducir todosu cuerpo en la $o" y anuncia que uno se ha m etido ya porcompleto en su orea. &el mismo modo que la prim era form ade escuchar transform a el ruido en ndice! esta segunda m aneram etam orfosea al hom bre en sueto dual' la interpelacin conduce a una interlocucin en la que el silencio del que escuchaes tan acti$o como las palabras del que habla' podram os de

    cir que el escuchar habla: en este estadio (tanto histrico comoestructural) es en el que inter$iene la escucha psicoanaltica.

    J

    El inconsciente! estructurado como lenguae! es el obeto deun acto de escuchar que es a la $e" particular y eem plar' eldel psicoanalista.

    6El inconsciente del psicoanalista *dice Kreud* se ha de

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    com portar en relacin con el inconsciente que emerge del enfermo como el receptor telefnico respecto al disco de llamada.&e la mism a m anera que el receptor retransform a en ondas sonoras las $ibraciones telefnicas que emanan de las ondas sonoras! as el inconsciente del m8dico consigue! con ayuda de lascorrientes deri$adas del inconsciente del enfermo que se abren

    paso hasta 8l! reconstruir ese inconsciente del que emanan lasasociaciones que proporciona.7M Efecti$amente! el modo de escuchar psicoanaltico se eerce de inconsciente a inconsciente! delinconsciente que habla al que se supone que est oyendo. oque se dice en estas circunstancias emana de un saber inconsciente que se transfiere a otro sueto! cuyo saber se presupone.

    # este ltim o es al que se dirige Kreud! intentando establecerlo que 8l considera 6el pendant de la regla psicoanaltica fundam ental que se impone al psicoanali"ado7' 6...9o tenemos quedar una im portancia particular a nada de lo que oigamos y escon$eniente que prestem os a todo la misma atencin NflotanteO!segn mi propia e%presin. &e este modo se economi"a esfuer"o de atencin... y tam bi8n se escapa al peligro inseparable detoda atencin $oluntaria! el de querer elegir entre los m ateria

    les proporcionados. Efecti$amente! esto es lo que ocurre cuandouno atiende $oluntariamente; el analista graba en su m em oriaun determ inado punto que le llama la atencin! elimina otro!y su eleccin ha sido dictada por sus e%pectati$as y sus tendencias. Precisam ente eso es lo que se tra ta de e$itar; al conform arla eleccin a las e%pectati$as! corremos el riesgo de no encontra r ms que lo que ya sabamos de antem ano. #l obedecer asus propias inclinaciones! el m8dico falsifica todo lo que se le

    ofrece. 9o ol$idemos am s que la significacin de las cosasque se oyen a menudo no se re$ela hasta ms tarde7.6a obligacin de no distinguir nada en particular durante

    el curso de las sesiones tiene su paralelo! como $emos! en laregla im puesta al analista que consiste en no om itir nada delo que piensa! renunciando a toda crtica y a toda eleccin. #lcom portarse de otro modo! el m8dico reduce a la nada la m ayor

    parte de las $entaas que la obediencia del paciente a la Nregla

    psicoanaltica fundam entalO procura. a regla im puesta al m8

    M. ,onseos para los m8dicos! en %a techni#ue psychanalyti#ue, Pars!P-K! MHBL! pg. AA.

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    dico debe enunciarse as' e$itar cualquier influencia que sepueda eercer sobre su capacidad de obser$acin y confiarsepor entero a la propia Nmem oria inconscienteO! o! dicho en lenguae t8cnico sencillo! escuchar sin preocuparse de saber si se

    $a a retener algo o no.742e tra ta de una regla ideal a la que es difcil! si no imposi

    ble! atenerse. El propio Kreud se ap arta de ella. # $eces! porm or de la e%perimentacin de una parcela de teora cuyo descubrim iento pretende apuntalar! como en el caso de &ora (Kreud!que quiere probar la im portancia de la relacin incestuosa entre padre e hia! descuida el papel que representan las relaciones homose%uales de &ora con 0me. :....). -na preocupacin

    terica ha influido tam bi8n en el desarrollo de la terapia del@om bre de los lobos! caso en que la espera de Kreud era tanimperiosa (necesitaba obtener pruebas suplem entarias en undebate contra Iung) que todo el m aterial relati$o a la escena

    prim iti$a fue obtenido bao presin de una fecha lmite que 8lmismo se haba fiado. # $eces son sus propias representacionesinconscientes las que interfieren con la conducta de la terapia(en la de @om bre de los lobos! Kreud asocia el color de las

    alas de una m ariposa con el de un $estido de m uer... lle$adopor una o$en de la que 8l mismo estu$o enamorado a los diecisiete aos).

    a originalidad del modo de escuchar psicoanaltico se cifraen ese mo$imiento de $ai$8n entre la neutralidad y el com promiso! el suspenso de ia orientacin y la teora' 6El rigor deldeseo inconsciente! la lgica del deseo no se re$ean sino alque respeta de modo simultneo las dos e%igencias! en aparien

    cia contradictorias! que son el orden y la singularidad7 (2. e+claire). &e este despla"amiento (que no dea de recordar elmo$imiento del que procede el sonido) surge! para el psicoanalista! algo como una resonancia que le perm ite 6agu"ar el odo7hacia lo que es esencial' y lo esencial es no fracasar (ni perm itir que fracase el paciente) en 6el acceso a la insistencia singular y sobrem anera sensible de un elemento im portante desu inconsciente7. o que se considera un elemento im portante

    que se ofrece a la escucha del psicoanalista es un t8rm ino! una

    4. Kreud! op. cit., pg. A4.

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    palabra! un conunto de letras que rem ite a un mo$imiento delcuerpo' un significante.

    En este hospedae del significante en que el sueto puedeser odo! el mo$imiento del cuerpo es ante todo aqu8l por el

    que se origina la $o". En relacin con el silencio! la $o" es comola escritura (en el sentido grfico) sobre el papel en blanco.El acto de escuchar la $o" inaugura la relacin con el otro' la$o"! que nos perm ite reconocer a los dems (como la escrituraen un sobre)! nos indica su m anera de ser! su alegra o su sufrim iento! su estado; sir$e de $ehculo a una imagen de su cuer

    po y! ms all del cuerpo! a toda una psicologa (se habla de$oces clida! de $oces blancas! etc8tera). # $eces la $o" de un

    interlocutor nos impresiona ms que el contenido de su discurso y nos sorprendem os escuchando las modulaciones y los a rmnicos de esa $o" sin or lo que nos est diciendo. Esta disociacin es! sin duda alguna! responsable en parte del sentimiento de e%trae"a (de antipata incluso) que todos e%perim entamos al escuchar nuestra propia $o"' al llegarnos despu8s deatra$esar las ca$idades y las masas de nuestra anatom a! nos

    proporciona una imagen deform ada! como si nos m irram os de

    perfil con ayuda de un uego de espeos.6...El acto de or no es el mismo cuando se enfrenta con

    la coherencia de la cadena $erbal! especialmente con su sobre+determ inacin de cada instante a destiempo de su secuencia!as como tam bi8n la suspensin a cada instante de su $alor enel ad$enimiento de un sentido siempre dispuesto a ser rem itido! y cuando se acomoda en el habla a la modulacin sonora!con el fin de anali"arlo acsticam ente' tonal o fon8ticam ente!

    es decir! en cuanto a capacidad musical.7J a $o" que canta! eseprecissimo espacio en que una lengua se encuentra con una $o"y dea or! a quien sepa escuchar! lo que podram os llam ar su6te%tura7' la $o" no es el aliento! sino ms bien esa m aterialidad fnica que surge de la garganta! el lugar en que el metalfnico se endurece y se recorta.

    a $o"! corporeidad del habla! se sita en la articulacinentre el cuerpo y el discurso! y en este espacio interm edio es

    donde se $a a efectuar el mo$imiento de $ai$8n del acto deescuchar. 6Escuchar a alguien! or su $o"! e%ige! por parte del

    J. I. acan! &crits, Pars! 2euil! MHAA! pg. >J4.

    4>J

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    que escucha! una atencin abierta al inter$alo del cuerpo y deldiscurso! que no se crispe sobre la impresin de la $o" ni sobrela e%presin del discurso. Entonces! lo que se da a entender alque as escucha es e%actam ente lo que el sueto hablante no

    dice' tram a acti$a que! en la palabra del sueto! reactuali"ala totalidad de su historia7 (&enis Gasse). E sta es la pretensindel psicoanlisis' reconstruir la historia del sueto a tra$8s desu palabra. &esde este punto de $ista! la escucha del psicoanalista es una postura atenta a los orgenes! en la m edida en queestos orgenes no se consideran histricos. El psicoanlisis! alesfor"arse en captar los significantes! aprende a 6hablar7 en lalengua que constituye el inconsciente de su paciente! as como

    el nio! inmerso en el bao de la lengua! capta los sonidos! lasslabas! las consonancias! las palabras! y as aprende a hablar.Escuchar es ese uego a a tra p ar significantes gracias al cual elinfante se con$ierte en ser parlante.

    /r el lenguae que constituye el inconsciente del otro! ayudarlo a reconstruir su historia! poner al descubierto su deseoinconsciente' la escucha del psicoanalista tiene como finalidadun reconocimiento' el del deseo del otro. El acto de escuchar

    com porta por tanto un riesgo' no puede reali"arse al abrigo deun aparato terico! el anali"ado no es un obeto cientfico frente al cual el analista! desde las alturas de su silln! pueda protegerse con la obeti$idad. a relacin psicoanaltica se esta

    blece entre dos suetos. El reconocimiento del deseo del otro!por tanto! nunca podr establecerse en la neutralidad! la bene$olencia o el liberalismo' reconocer este deseo implica m eterseen 8l! perder el equilibrio en 8l! acabar por instalarse en 8l. a

    escucha no e%istir sino a condicin de aceptar el riesgo y sieste riesgo se tiene que a p a rtar para que haya anlisis! nuncaser con ayuda de un escudo terico. El psicoanalista no puede!como -lises atado a su m stil! 6disfrutar del espectculo de lassirenas sin correr riesgos ni aceptar las consecuencias... En esecanto real! canto comn! secreto! en ese canto simple y cotidiano haba algo mara$illoso que necesitaban de repente reconocer... en ese canto abismal que! una $e" odo! abra un abismo

    en cada palabra e in$itaba con fuer"a a desaparecer en 8l7.5 Elm ito de -lises y las 2irenas no e%plica lo que podra ser una

    5. 0. lanchot! %e tivre ' venir.

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    escucha satisfactoria; 8sta se podra dibuar! como en negati$o!entre los escollos que el na$egante+psicoanalista debe e$itar atoda costa' taparse los odos como los tripulantes! em plear unaartim aa y m ostrarse as cobarde como -lises! o atender a lain$itacin de las sirenas y desaparecer. a que as se re$ela! noes una escucha inmediata! sino apla"ada! trasladada al espaciode o tra na$egacin 6feli"! infeli"! que es la del relato! el cantoya no inmediato! sino relatado7. ,onstruir un relato! construccin m ediata! apla"ada' eso es y no otra cosa lo que hace Kreudal escribir sobre sus 6casos7. El presidente 2chreber y &ora! el

    pequeo @ans y el @om bre de los lobos son otros tantos relatos(se ha llegado a hablar del 6Kreud no$elista7); al escribirlos

    de esta m anera (las obser$aciones propiam ente m8dicas no seredactan en form a de relato)! Kreud no ha obrado al a"ar! sinoque ha seguido la teora mism a de la nue$a m anera de escuchar' 8sta ha sum inistrado imgenes.

    9unca en los sueos se echa mano del odo. El sueo es unfenmeno estrictam ente $isual y lo que se dirige al odo se

    percibe precisam ente por la $ista' se trata! por decirlo as!de imgenes acsticas. #s! en el sueo del @om bre de los lo

    bos! las 6oreas (de los lobos) se endere"aban como las de losperros cuando estn atentos a algo7. Este 6algo7 hacia el quese dirigen los pabellones de los lobos es e$identemente un sonido! un ruido! un grito. Pero! ms all de la 6traduccin7 queel sueo opera! entre el acto de escuchar y la m irada! se trabanrelaciones de com plem entariedad. 9o es tan slo p or miedo aser m ordido por lo que el pequeo @ans tem e a los caballos'6?ena miedo! dice! porque alborotaba con las patas7. El 6albo

    roto7 ((rawa.il! en alemn) no es tan slo el desorden de losmo$imientos que hace el caballo derribado al patalear! sinotambi8n todo el ruido que estos mo$imientos ocasionan. (Elt8rm ino alemn (rcew'll se traduce por 6tumulto! alboroto! aleo7! palabras todas ellas que asocian imgenes $isuales y acsticas.)

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    @a sido necesario hacer este corto trayecto en compaa delpsicoanlisis! sin el que no hubi8ram os entendido qu8 hay en lam anera m oderna de escuchar que no llega a parecerse de

    masiado a lo que hemos denominado la escucha de los ndices yla escucha de los signos (incluso cuando am bas subsisten dem anera coincidente). Pues el psicoanlisis! al menos en su desarrollo ms reciente! que lo sita tan leos de una simple hermen8utica como de la locali"acin del traum a original! fcil sustituto del Pecado! modifica la idea que sobre el acto de escuchar pudi8ram os tener.

    Para empe"ar! m ientras durante siglos el acto de escuchar

    ha podido definirse como un acto de audicin intencional (escuchar es #uerer or! con toda conciencia)! hoy en da! se le reconoce la capacidad (y casi la funcin) de b a rre r los espaciosdesconocidos' la escucha incluye en su territorio no slo lo inconsciente en el sentido tpico del t8rm ino! sino tambi8n! pordecirlo as! sus formas laicas' lo implcito! lo indirecto! lo suplem entario! lo apla"ado; la escucha se abre a todas las form asde la polisemia! de sobredeterm inacin! superposicin! la ey

    que prescribe una escucha correcta! nica! se ha roto en peda"os; por definicin! la escucha era aplicada; hoy en da lo que sele pide con ms inter8s es que de)e surgir; de esta m anera $ol$emos! en otra $uelta de la espiral histrica! a la concepcinde un modo de escuchar p'nico, como el que concibieron losgriegos! al menos los partidarios de &ionisos.

    En segundo lugar! los papeles que el acto de escuchar implica no tienen la misma fie"a que antes; ya no estn a un lado

    el que habla! se entrega! confiesa! y al otro lado el que escucha! calla! u"ga y sanciona; esto no quiere decir que el analista!por eemplo! hable tanto como su paciente; sino que su escucha! como hemos $isto! es acti$a! se hace cargo del lugar quetiene que ocupar en el uego del deseo! cuyo lenguae es el teatro; repetim os que la escucha habla. # p a rtir de lo cual se es

    bo"a un mo$imiento' los dominios de la palabra cada $e" estnmenos protegidos por la institucin. as sociedades tradicionales conocan dos lugares de escucha! ambos alienados' la escucha arrogante del superior! la escucha ser$il del inferior (o sus

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    sustitutos); este paradigm a hoy en da se est cuestionando!cierto que de m anera qui"s an muy basta e inadecuada' secree que para liberar la escucha basta con tom ar la palabra!m ientras que una escucha libre es esencialmente una escucha

    que circula! perm uta! que destro"a! por su mo$ilidad! el esquema fio de los papeles del habla' no es posible im aginar unasociedad libre aceptando la preser$acin de los antiguos dominios de la escucha' los del creyente! el discpulo y el paciente.

    En tercer lugar! lo que se escucha por doquier (principalm ente en el terreno del arte! cuya funcin a menudo es utopista)! no es la llegada de un significado! obeto de reconocimientoo desciframiento! sino la mism a dispersin! el espeeo de los

    significantes! sin cesar impulsados a seguir tras una escuchaque sin cesar produce significantes nue$os! sin retener am sel sentido' este fenmeno de espeeo se llama la significancia(que es distinta de la significacin)' 6escuchando7 un fragm ento de msica clsica! el oyente se siente em puado a 6descifrar7el fragmento! es decir! a reconocer en 8l (gracias a su cultura!su dedicacin! su sensibilidad) la construccin! tan completamente codificada (predeterm inada) como la de un palacio de

    la mism a 8poca; pero al 6escuchar7 una composicin (habraque tom ar esta palabra en sentido etimolgico) de ,age! estoyescuchando un sonido tras otro! no en su e%tensin sintagm tica!sino en una significancia en b ruto y como $ertical' al perder suconstruccin! la escucha se e%teriori"a! obliga al sueto a renunciar a su 6intimidad7. Esto! m utatis mutandis, $ale para muchas otras form as del arte contem porneo! de la 6pintura7 al6te%to7; y ello! por supuesto! no ocurre sin sufrimiento; pues

    no hay ley que pueda obligar al indi$iduo a encontrar el placerall donde no est dispuesto a ir (sean cuales fueren las ra"onesde su resistencia)! no hay ley que est8 en condiciones de presionar sobre nuestra m anera de escuchar' la libertad de escucha es tan necesaria como la libertad de palabra. Por ello! estanocin! en apariencia m odesta (la escucha no figura en las enciclopedias anteriores! no pertenece a ninguna disciplina reconocida)! es como una especie de teatrillo en el que compiten las dos

    deidades m odernas! una buena y otra mala' el poder y el deseo.ncyclopdie inaudi, redactado encolaboracin con oland @a$as enMHBA.