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La atención domiciliaria y ambulatoria de la persona con demencia.
La familia y el entorno. El lugar del familiar a cargo.
El impacto en la vida cotidiana de la persona.
La intervención familiar.
El rol del acompañante terapéutico.
El cuidador. El stress del cuidador. Cuidar al cuidador.
Consejos prácticos para cuidadores y familiares.
BIENVENIDOS A NUESTRA CLASE 10
Hemos llegado al final de esta experiencia de aprendizaje conjunto, culminamos
con esta clase el último módulo de este Seminario.
Abordaremos y profundizaremos las siguientes temáticas correspondientes al
Módulo 5:
El impacto socio económico de la enfermedad de Alzheimer crece como crece la
prevalencia de la enfermedad. Recordemos lo expresado por la Organización
Mundial de la Salud: “La demencia afecta a nivel mundial a unos 47,5 millones de
personas, de las cuales un poco más de la mitad (58%) viven en países de
ingresos bajos y medios. Cada año se registran 7,7 millones de nuevos casos.
Se calcula que entre un 5% y un 8% de la población general de 60 años o más
sufre demencia en un determinado momento.
Se prevé que el número total de personas con demencia prácticamente pase de
75,6 millones en 2030 a 135,5 millones en 2050. Buena parte de ese incremento
puede achacarse al hecho de que en los países de ingresos bajos y medios el
número de personas con demencia tenderá a aumentar cada vez más”.1
La preocupación por los cuadros demenciales crece, la Organización Mundial de
la Salud y las naciones están tomando medidas al respecto. La OMS ha
organizado la “Primera Conferencia Ministerial sobre la Acción Mundial contra la
Demencia en marzo de 2015, con el apoyo de la Organización de Cooperación y
Desarrollo Económicos (OCDE) y el Departamento de Salud del Reino Unido”.
En el año 2011 ambas cámaras del Congreso de los Estados Unidos aprobaron el
Proyecto Nacional Alzheimer. Otros países como Australia, Inglaterra y Corea
hicieron lo propio. Un plan nacional está a la espera de ser aprobado en Argentina,
impulsado por reconocidos neurocientíficos de nuestro país.
El interés por estos planes a nivel nacional y mundial está basado en la
complejidad de la enfermedad, la implicancia social de la misma y sus
consecuencias para las personas afectadas, su entorno inmediato y la sociedad
en su conjunto. El aumento de la prevalencia de la enfermedad y la urgencia de su
detección temprana es tema de interés de la salud pública y políticas socio
económicas de las naciones. Se estima que el mayor aumento de la enfermedad
será en América Latina, China e India.
A nivel global se reconoce la urgencia de la detección y atención temprana.
Recordemos que cierta sintomatología y los cambios a nivel cerebral se han
producido en la persona mucho antes del diagnóstico de la enfermedad.
Reitero: la demencia afecta a más de una persona: el paciente y al menos alguien
de su entorno. Desde ese aspecto la demencia requiere una mirada integral y de
contexto, ya que las intervenciones serán hacia y para el paciente, su familiar a
cargo y su cuidador/a, cuando se haya requerido su desempeño.
Es una preocupación constante de quienes nos ocupamos de esta clínica, la
mejora de la calidad de vida no solo de los pacientes sino también de su entorno.
1 OMS. Demencia. Nota n° 362. Marzo de 2015. http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs362/es/
La psicoeducación en relación a la enfermedad es pertinente o lo que algunos
profesionales llaman: orientación del familiar y cuidador, orientación y manejo de
la enfermedad.
La demencia, como la aparición de otras patologías neurológicas en el adulto,
conlleva un cambio radical en la vida de quienes las padecen y las de su entorno.
Cambios característicos que la demencia conlleva en el ámbito familiar:
- La demencia afecta la cognición y, al ser
una enfermedad involutiva, el entorno se debe ir
adecuando a estos cambios que implican nuevas
manifestaciones conductuales, la merma de las
funciones cognitivas y motoras.
- Es común escuchar en familiares: “ya no es el
de antes”. Hay cambios que implican la pérdida
de un rol social-familiar, el cambio de las
estructuras familiares y el cambio en la dinámica de una familia.
- Los familiares muchas veces sienten incertidumbre en relación a los
pronósticos de la enfermedad. El diagnóstico de la Demencia es un diagnóstico
basado en estudios específicos (imágenes, laboratorio, evaluación neurocognitiva,
examen clínico). No todos las personas presentan los mismos síntomas y el
familiar muchas veces manifiesta incertidumbre y ansia de saber qué es lo que
vendrá. Los médicos y profesionales intervinientes previenen en relación a
algunas situaciones y se trata la sintomatología específica, tanto desde lo médico
farmacológico como desde lo social (manejo ambiental de la enfermedad).
- Los familiares y sobre todo aquellos que se encuentran a cargo del
paciente, atraviesan etapas de duelo. Ocasionalmente deben hacerse cargo de
situaciones que antes no formaban parte de sus actividades cotidianas. Tal es el
caso de Patricia, una mujer de 55 años, que luego de que su esposo Luis (62
años) cursara un deterioro cognitivo con posterior inicio de un cuadro demencial,
tuviera que hacerse cargo de: la manutención del hogar, administración de los
bienes que poseen, acompañar a su esposo en el tratamiento de la enfermedad.
Para ello Patricia debió abandonar algunas actividades anteriores que realizaba.
En la actualidad las instituciones en su mayoría abordan estas condiciones de
salud socialmente. Éstas brindan a los familiares de los pacientes intervenciones
terapéuticas y orientación específica destinadas a:
- cuidadores.
- esposos/as.
- hijos y nietos.
- otros miembros del entorno.
Es de una importancia radical el trabajo con la familia y sobre todo con el familiar a
cargo. Este suele estar expuesto a grandes cuotas de stress, lo que puede traer
como consecuencia padecimientos psicológicos u orgánicos y a su vez
complicaciones en la sintomatología neuropsiquiátrica del paciente mismo. Esto
ocurre cuando el familiar al estar expuesto a grandes cuotas de estrés, se
complejiza ante el manejo de las manifestaciones sintomáticas de la enfermedad.
Las instituciones tratantes y los profesionales hoy dan cuenta de la necesidad de
un apoyo adecuado al entorno. Esto redunda también en beneficio del tratamiento
del paciente en sí. Es importante recordar también que, más allá de que la
institucionalización de una persona es una decisión meramente familiar, en un alto
porcentaje ésta es a causa del agotamiento del familiar a cargo.
Insisto, un apoyo adecuado beneficia la calidad de vida del paciente y la de su
entorno. En la actualidad la enfermedad de Alzheimer es considerada una
epidemia, impactando en la vida cotidiana de las personas que la padecen, su
entorno, cuidadores y a su vez posee impacto socio ecómico.
El familiar a cargo:
El familiar a cargo es quien, valga la
redundancia, se hace cargo de la
persona con deterioro cognitivo o
demencia. Este puede ser esposo/a,
hijo/a, otros. En su mayoría y según las
estadísticas son mujeres quienes están
a cargo, tanto en la familia/entorno
como en el lugar de cuidadora. Actualmente es preocupante como personas
mayores (cónyuges u otros familiares) están a cargo del paciente. Dado todo lo
expuesto en este seminario, el hecho de que una persona mayor esté a cargo de
una persona con los cuadros clínicos mencionados no es beneficioso ni para el
paciente ni para el familiar o persona mayor del entorno.
El familiar a cargo de un paciente con enfermedad de Alzheimer u otro trastorno
neurocognitivo, puede atravesar un cuadro de estrés, el cual según los criterios de
Lazarus descriptos este puede estar encuadrado dentro de las siguientes
categorías de estresores:
- Sucesos vitales estresantes: los estudios realizados establecen una relación
entre el estrés y la enfermedad. Los sucesos vitales estresantes son aquellos de
gran magnitud como muerte de seres cercanos, pérdida del trabajo, etc.
La aparición de un cuadro demencial dentro del ámbito familiar puede ocasionar
estrés en el familiar a cargo o cualquier otro miembro de la familia. La aparición de
un cuadro demencial en un familiar puede ser considerado un estresor, un suceso
vital estresante.
- Contrariedades de la vida diaria: los pequeños problemas de la vida diaria
afectan o contribuyen al estrés experimentado. Aquí se ubican las disputas
familiares por ejemplo. La demencia de un familiar puede ocasionar conflictos
dentro del seno de la familia. A su vez recordemos que la dinámica de una familia
se ve radicalmente modificada: consultas recurrentes a médicos y terapeutas,
modificación de la economía familiar, presencia de cuidadores y/o profesionales
en la casa, etc
Así como es pertinente y necesario el tratamiento del paciente, también lo es el
tratamiento psicoterapéutico del familiar.
El duelo también es atravesado por los familiares. Es importante también tener en
cuenta el vínculo que une al familiar y al paciente y la calidad de ese vínculo.
En el curso del tratamiento los familiares suelen relatar episodios de tiempos
anteriores que pueden remitir a conflictos de pareja en el caso de los cónyuges o a
situaciones irresueltas entre padres e hijos.
Algunos relatos de pacientes:
Esposo: “a veces pienso que es por mi culpa todo esto, yo no me he portado bien
con ella, no hice cosas buenas en mi vida, quizás se enfermó para olvidarse”.
Esposo: “pasamos una vida muy buena y es hasta que la muerte nos separe, yo
estoy para ella”.
Esposa: “yo también estoy teniendo problemas de memoria”.
Esposa: “nunca se ocupó de mí, ahora surge esto y yo estoy muy mal parada
económicamente”.
Hijo: “yo soy el único que se ocupa de mi padre, mis hermanos no, estoy
realmente cansado”
Hija: “cuando era chica mamá me pegaba, la veo ahora y no es mi mamá, nadie
me lo cree ni me lo entiende cuando cuento cómo era conmigo, no puedo hacer
nada ahora y no me pedirá perdón”.
Esposo: “me preguntaron para qué voy a verla si ella no se acuerda de mí, pero yo
sí me acuerdo de ella”.
Se describen las generalidades de los cuadros demenciales pero cada sujeto
posee su particularidad. Inicialmente enunciamos que la enfermedad no es una
entidad en sí misma, existe un sujeto, un sujeto que padece una enfermedad. De
la misma manera no todas las familias son iguales ni afrontan las crisis de la
misma manera. La manera de afrontarla será en relación a los recursos propios, la
historia de cada integrante de la familia y la historia, la calidad del vínculo con el
paciente y cómo ha sido el paciente con ellos durante la vida. También pueden
reeditarse conflictos irresueltos.
Por ejemplo: no será lo mismo cuidar a un padre afectuoso, presente para con sus
hijos, que estar al cuidado de un padre históricamente desafectivizado y ausente.
También dependerá de los recursos de afrontamiento de ese familiar a cargo a
pesar de la relación con sus padres, haya sido esta de buena o mala calidad.
Cuando hay varios hijos ocasionalmente las responsabilidades se reparten y otras
veces esto no ocurre y suelen surgir conflictos entre ellos en relación a la
responsabilidad sobre el cuidado, las decisiones en relación a tratamientos e
intervenciones o veces de índole económico: en relación al pago de tratamientos,
gastos del paciente, etc o en relación a futuras herencias.
Lo sugerible si la composición familiar es de más de dos personas es que la
responsabilidad sea equitativa, esto será en beneficio de toda la familia y del
paciente en cuestión. El familiar a cargo está expuesto a mucho estrés y a
situaciones que de llevarlas adelante sola/o puede ser muy angustiante e
impactante, por ello es sugerible la realización de intervenciones familiares.
La intervención familiar:
La intervención familiar debe realizarse durante el curso de todo el tratamiento. Es
necesario trabajar con el familiar a cargo y a su vez con todo el resto de la familia.
En el curso de estas intervenciones podrán surgir diversas situaciones,
cuestionamientos y atravesamientos en relación a la enfermedad, al particular
vínculo con el paciente y al vínculo de toda la familia con el paciente.
El objetivo de estas intervenciones familiares no es una terapia familiar, aunque de
verse necesario puede derivarse al profesional pertinente o a algún miembro de la
familia a una instancia terapéutica.
Objetivos de la intervención familiar:
- Este es un espacio de orientación donde se le brindará a los familiares
información sobre la condición de salud de la persona y sobre el manejo
social/ambiental de la enfermedad. A este respecto se les brinda información
sobre el manejo de los síntomas neuropsiquiátricos que el paciente pueda cursar.
- Brindar un espacio en el que cada familiar pueda volcar sus sentimientos en
relación al paciente y a la enfermedad en sí misma. A este respecto se puede
evaluar la posibilidad de una derivación a una instancia terapéutica individual o
familiar.
- Reducir los niveles de estrés de los familiares.
- Llevar a la reflexión a fines de que todos los integrantes de la familia se
hagan cargo de la situación de manera que las responsabilidades sean repartidas.
El rol del acompañante tarapéutico.
Las Obras Sociales y Prepagas en la Argentina están obligadas (por Ley 24.901) a
cubrir acompañante terapéutico (AT). La figura del AT toma relevancia en los
tratamientos de personas con demencia. Éste forma parte del equipo de
tratamiento, favorece aspectos relacionados con la socialización y actividades de
la vida cotidiana de la persona, favorecen la traspolación de lo abordado en las
instancias terapéuticas a la vida cotidiana de la persona. Las intervenciones del
AT son domiciliarias (tanto sea en el domicilio de la persona o la institución donde
se encuentre).
La mirada multidimensional de estos cuadros pone el acento también en favorecer
el cuidado en todos sus aspectos, tanto sea desde el rol del acompañante
terapéutico como desde el cuidador, que abordaremos posteriormente.
A mediados de la década del 50 se comienza a gestar este abordaje que algunos
ven como dispositivo y otros como función. El rol del AT hace al apoyo terapéutico,
a la práctica en salud mental y a lo sanitario en general, interviene también como
mediador entre los profesionales tratantes y la vida cotidiana del paciente
favoreciendo las instancias terapéuticas.
El AT posee comunicación directa con el paciente, familia y el equipo de
profesionales tratantes.
El AT es por lo tanto un trabajador dentro del ámbito de la salud, capacitado para
cuidar, acompañar en los siguientes aspectos:
- Vida cotidiana de la persona
- Social
- Salud física mental
Funciones de un Acompañante Terapéutico:
- Contener, acompañar y sostener cotidianamente a la persona en diversas
situaciones devenidas de su cuadro, enfermedad o condición.
- Favorecer la independencia en la vida cotidiana.
- Mejorar la calidad de vida.
- Descomprimir la situación de la familia y/o familiar a cargo favoreciendo el
entorno y al paciente mismo.
- Favorecer los aspectos emocionales, sociales, motores, y funciones
cognitivas fortaleciendo las potencialidades de la persona.
- Favorecer la socialización y/o reinserción social y/o laboral.
- Reforzar los tratamientos formando parte del equipo interdisciplinario,
colaborar e interactuar con los profesionales tratantes quienes supervisarán
y brindarán las pautas y encuadre de trabajo.
- Brindar un entorno de sostén y empatía con la persona.
- Proveer sostén cuando la persona no posee lazos familiares o entorno a
cargo de su situación, previniendo y evitando el aislamiento y favoreciendo
su socialización.
- Prevenir manifestaciones o mayor sintomatología a fin de evitar el mayor
tiempo, una posible institucionalización.
- Favorecer la adaptación a la institucionalización o acortar los tiempos de
internación dependiendo del cuadro.
- Favorecer la adaptación durante la externación facilitando la reinserción en
el entorno familiar, social y laboral.
El cuidador. El stress del cuidador. Cuidar al cuidador.
El rol del cuidador se desprende de una
realidad social actual. Según las
estadísticas de la OMS en países de
bajos ingresos las personas mayores
permanecen en sus hogares con escasa
atención sanitaria y en un alto porcentaje
sin diagnóstico de deterioro cognitivo y/o
demencia cuando ésta se presenta. De allí la urgencia de capacitar a los diversos
agentes de salud y la creación de planes de detección y atención temprana desde
los diversos centros de salud tanto comunitaria como privados.
Anteriormente eran las mujeres las que quedaban al cuidado de los ancianos en el
hogar, ocasionalmente con la ayuda también de algún joven de la familia. En la
actualidad las mujeres mayormente trabajan y/o ejercen sus profesiones. La
actividad laboral cada vez es a más temprana edad, por lo que la atención de la
persona mayor desde un miembro de la familia es dificultosa. Por otro lado es
inadecuado y poco eficaz que el cuidado de la persona mayor esté a cargo de un
familiar o alguien del entorno, conformando ésta una de las causas de
institucionalización de las personas con demencias.
La población es cada vez más longeva y una de las consecuencias de ello es el
aumento de las enfermedades crónicas, entre ellas las demencias. El rol del
cuidador, por lo tanto, se desprende de una demanda social que irá en aumento
según los valores predictivos estudiados.
En ocasiones la familia requiere la presencia de un cuidador para que se
desempeñe con el paciente.
Perfil del cuidador.
El cuidador es externo a la familia, no es un familiar.
Hay instituciones que brindan formación para cuidar personas con trastornos
neurocognitivos cuando requieren cuidados especiales o cuando ya no pueden
realizar las actividades básicas de la vida diaria.
Los cuidadores frecuentemente no tienen formación especializada alguna, no
tener experiencia o, sin tener formación, poseer experiencia en el cuidado de
ancianos o personas con patologías del envejecimiento. En ocasiones son
personas que ya trabajaban en la casa y comienzan a ejercer ese rol o son
recomendados por alguien del entorno del paciente. Otras veces se han
desempeñado en geriátricos como asistentes, son enfermeras o auxiliares de
enfermería.
Otras veces llegan a este trabajo por necesidad laboral o porque cuidaron a algún
familiar y luego vieron la salida laboral. Otros lo hacen por vocación. La formación
y orientación es fundamental y necesaria.
Ocasionalmente es más de un cuidador que se desempeña en el hogar del
paciente, dividiéndose los turnos de día, noche y fines de semana. Es importante a
tener en cuenta que de existir más de un cuidador, los criterios de cuidado y
asistencia del paciente sean los mismos. El cambio de turno de cuidadores, el
cambio de rutinas por razones de diversidad de criterios pueden desorientar al
paciente o provocar estados de irritabilidad o ansiedad, entre otros.
Es importante conservar las rutinas en pacientes con transtornos neurocognitivos.
Esta intervención favorece la orientación del paciente y la no aparición o
recrudecimiento de trastornos neuropsiquiátricos como ansiedad o estados
confusionales.
Hay instituciones que brindan cursos especializados. Las instituciones tratantes
también brindan estos cursos y talleres de orientación e información para
cuidadores.
El rol del cuidador y su desempeño es muy importante para el tratamiento del
paciente. El médico tratante requiere y necesita información sobre la
cotidianeidad del paciente, ya que son ellos quienes pasan la mayor cantidad del
tiempo con él y de quienes mayormente dependen. Por ello el cuidador también
debe formar parte del equipo interdisciplinario tratante, ya que conforma un rol
muy importante.
Las familias pueden requerir la presencia de un cuidador para beneficio de su
familiar, para otorgarle un mayor cuidado o porque la situación los sobrepasa. Los
cuidadores no eximen la responsabilidad de los familiares a cargo. El cuidador se
hace cargo del cuidado y atención de la persona, puede aliviar al familiar a cargo,
aliviar el estrés de la familia, beneficiar la dinámica familiar, mejorar la calidad de
vida del paciente y familia pero no desliga a la familia de su responsabilidad de
sostén afectivo, económico y social de su familiar enfermo.
Tal como enunciamos, cuando un familiar se encuentra completamente abocado
al cuidado del paciente (por decisión propia o no) pueden generarse situaciones
muy estresantes para él/ella e inclusive para el paciente mismo. El familiar en este
caso está expuesto a grandes cuotas de estrés y ese agotamiento no beneficia el
tratamiento del paciente y es una de las razones por las cuales los pacientes
pueden ser institucionalizados. Es pertinente contratar un cuidador especializado.
A su vez es pertinente que los profesionales tratantes sugieran delegar la tarea de
cuidar al paciente, al cuidador.
A veces la persona es institucionalizada en un geriátrico o institución especializada
y el cuidador sigue prestando sus servicios particularmente a este paciente o
luego de la internación la familia requiere el trabajo de un cuidador externo a la
institución para especializar aún más el cuidado y tratamiento de su familiar.
Se sugiere que el cuidador sea una persona con experiencia en el cuidado de
personas mayores o con padecimientos. Es importante es que el cuidador sea
paciente, capaz de trabajar en un equipo interdisciplinario, afectuoso y tranquilo,
capaz de escuchar sugerencias e indicaciones del profesional médico y
terapéutico.
Posibles tareas del cuidador:
- Brindar atención al paciente en todo lo referido a las actividades de su vida
diaria: actividades referidas al desempeño del paciente en su hogar, actividades
que realice dentro y fuera de su hogar, asistirlo en su higiene si lo requiere,
administrar la medicación.
- Favorecer la mayor funcionalidad de la persona. No suplir sus funciones
sino favorecer el sostén de las funciones conservadas respetando la
independencia conservada.
- Interactuar con los médicos y profesionales tratantes.
- Elaborar rutinas que ayuden al paciente a organizarse, aumentar la
funcionalidad y orientarse.
Las rutinas están enmarcadas dentro de los horarios de levantarse, baño e
higiene, desayuno, almuerzo, siesta, merienda, cena, hora de dormir, también los
horarios de medicación. Se tratará de respetar tanto como sea posible los mismos
horarios todos los días. Los cambios en las rutinas deben depender del paciente
(por ejemplo insomnio del paciente o resistencia a bañarse en los horarios
previstos), no según necesidad o parecer del cuidador.
- Colaborar con tareas recreativas y terapéuticas (según indicación
profesional)
- Informar a los familiares y profesionales tratantes sobre diversos signos y
síntomas que pudieran surgir.
El cuidador también está expuesto al estrés que demanda la tarea de cuidar a un
paciente que padece una patología neurológica. Suele sentirse exigido, no solo
por la situación misma en relación a la enfermedad de su paciente, sino por la
familia y los profesionales tratantes.
Desde los familiares es importante observar el desempeño del cuidador y a la vez
no olvidar que el cuidador también está expuesto a sensaciones, sentimientos y
estrés.
No es indicado contratar a un solo cuidador que se desempeñe las 24hs con el
paciente. Lo más seguro que a corto plazo el desgaste de la tarea haga que
renuncie.
Desde los profesionales tratantes hacia el cuidador es importante:
- Observar el desempeño del cuidador.
- Brindar información sobre la patología.
- Brindar información sobre las características sintomatológicas del paciente
en cuestión.
- Brindar información preventiva sobre posibles situaciones que pudieran
surgir en su paciente en particular y la forma de manejo.
- Solicitar el intercambio de información.
- Solicitar información fehaciente de lo que ocurra en el hogar con el
paciente. Solicitar un registro diario del estado del paciente, actividades que
realiza y conformación de ruticas.
- Solicitar información sobre la posible presencia de síntomas
neuropsiquiátricos (trastornos del sueño, apatía, ansiedad, otros)
- Referirle al cuidador la importancia de su rol en relación al tratamiento del
paciente y su calidad de vida.
- Brindar un espacio de contención y sostén.
- Brindar la posibilidad de que el cuidador se comunique ante la presencia de
situaciones que no pueda manejar.
Consejos prácticos para cuidadores y familiares.
En este apartado recordaremos generalidades de los síntomas neuropsiquiátricos
asociados a la Enfermedad de Alzheimer. Éstos están asociados y dependen de la
fase de evolución de la enfermedad. Es importante tener en cuenta estos síntomas
ya que afectan la funcionalidad de la persona, repercuten en su vida cotidiana,
familia y el desempeño del cuidador. El buen manejo de estos síntomas
disminuyen las posibilidades de institucionalización del paciente. Estos síntomas
se tratan a través de farmacología y están incluidos dentro del “manejo social o
ambiental de la enfermedad”. El buen manejo de estos síntomas en ocasiones
previenen la aparición de otros síntomas o el agravamiento de los mismos.
“Aunque durante muchos años hablar de demencia era equivalente a hablar de
deterioro cognitivo, actualmente se está prestando mucho interés a las
alteraciones neuropsiquiátricas en la demencia. Este interés viene determinado,
en parte, por la elevada prevalencia de dichos síntomas, ya que el 80% de los
pacientes con demencia presentan algún síntoma conductual a lo largo de su
evolución [5]. Así, la apatía es la alteración neuropsiquiátrica más frecuente en la
demencia y, por el contrario, la euforia y las alucinaciones son poco habituales. La
frecuencia de otros síntomas no cognitivos varía en función de las características
de las muestras estudiadas [5-7].
El estudio de los síntomas psiquiátricos y su correlación con el deterioro cognitivo
ha sido motivo de investigación. Parece que existe acuerdo en que el deterioro
cognitivo determina la aparición de determinadas alteraciones neuropsiquiátricas
[8,9], y éstas son indicadoras del estadio evolutivo de la enfermedad.
La importancia de los síntomas no cognitivos deriva no sólo de su elevada
prevalencia, sino también de la constatación de su influencia en la génesis de la
sobrecarga de los cuidadores informales [10-12]; por tanto, influye en la decisión
de institucionalizar al paciente. La posibilidad de tratar de forma específica estos
síntomas [13], mejorando así la calidad de vida tanto del paciente como del
cuidador, pone de manifiesto la necesidad de aumentar nuestro conocimiento de
los mismos para su detección y abordaje...” 2
“Alteraciones conductuales más frecuentes en EA
Algunas recomendaciones:
- No medicar al paciente sin la prescripción médica adecuada.
- Ante la aparición de un síntoma y la dificultad en manejar el mismo,
comunicarse en forma inmediata con el médico o profesional tratante.
2 REV NEUROL 2004; 38 (6): 506-510 www.neurologia.com
- No tomar como personal las actitudes o manifestaciones del paciente, tener
en cuenta que se encuentra enfermo y sus manifestaciones parten de un cuadro
neuropatológico.
- No entre en discusiones con el paciente intentando que deponga su actitud.
- Sea firme, breve y simple en las indicaciones que le brinde al paciente.
- Provea al paciente de un ambiente tranquilo manteniéndolo lejos de
ambientes ruidosos. No lo exponga a discusiones ya que los mecanismos
defensivos que el paciente posee no son los mismos que una persona con otras
condiciones de salud.
- No hable del paciente en su presencia. Si debe relatar algún síntoma al
médico solicite un turno en el que el cuidador o el familiar acudan solos a la
consulta.
- Ante la aparición de algún síntoma intente llevar su atención a alguna
actividad creativa que al paciente le genere placer.
- Diríjase al paciente de una manera tranquila.
- Ante dificultades sensoriales o a fin de prevenir la presencia de
alucinaciones o cuadros confusionales, mantenga los ambientes iluminados y al
dormir mantenga luces tenues.
Ha sido un placer transitar este encuentro con ustedes.
Los saludamos muy cordialmente.
Eliana Roldán Gerschcovich
Valeria Casal Passion.
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