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Aportes para la enseñanza. NIVEL MEDIO Biología Darwin y la evolución

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BiologíaDarwin y la evolución

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BiologíaDarwin y la evolución

Ministerio de Educación

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ISBN: 978-987-549-403-9© Gobierno de la Ciudad de Buenos AiresMinisterio de EducaciónDirección de Currícula y Enseñanza. 2009

Dirección General de Planeamiento EducativoDirección de Currícula y EnseñanzaEsmeralda 55, 8º piso C1035ABA - Buenos AiresTel./Fax: 4343-4412Correo electrónico: [email protected]

Permitida la transcripción parcial de los textos incluidos en este documento, hasta 1.000 palabras, según Ley 11.723, art. 10o, colocando el apartado consultado entre comillas y citando la fuente; si este excediera la extensión mencionada, deberá solicitarse autorización a la Dirección de Currícula y Enseñanza. Distribución gratuita. Prohibida su venta.

Biología : Darwin y la evolución - 1a ed. - Buenos Aires : Ministerio de Educación - Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2009. 32 p. ; 30x21 cm. - (Aportes para la enseñanza. Nivel medio)

ISBN 978-987-549-403-9

1. Material Auxiliar para la Enseñanza. CDD 371.33

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Jefe de GobiernoMauricio Macri

Ministro de EducaciónMariano Narodowski

Subsecretaria de Inclusión Escolar y Coordinación PedagógicaAna María Ravaglia

Directora General de Educación de Gestión Estatal María Leticia Piacenza

Director de Educación Media José Azerrat

Director de Educación Técnica Carlos Capasso

Directora de Educación Artística Mónica Casini

Directora de Formación Docente Graciela Leclerq

Director General de Educación de Gestión Privada Enrique Palmeyro

Directora General de Planeamiento Educativo Laura Manolakis

Directora de Currícula y Enseñanza Graciela Cappelletti

Ministerio de Educación

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edicióN a cargo de la direccióN de currícula y eNseñaNza

coordiNacióN editorial: Paula GaldeanoedicióN: Gabriela Berajá, María Laura Cianciolo, Virginia Piera y Sebastián VargascoordiNacióN de arte: Alejandra Mosconidiseño gráfico: Patricia Leguizamón y Patricia Peralta

apoyo adMiNistrativo: Andrea Loffi, Olga Loste, Jorge Louit y Miguel Ángel Ruiz

Aportes para la enseñanza. Nivel MedioBiología. Darwin y la evolución

direccióN de currícula y eNseñaNza

Graciela Cappelletti

elaboracióN del Material

Adriana Schnek

Gran parte de las ideas aquí expuestas fueron extraídas de materiales trabajados en el cursoa distancia Evolución - Historia de la vida, de Alicia Massarini y Adriana Schnek; CePA -Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.Los autores también han recurrido a las siguientes fuentes: - Curtis, H.; Barnes N. S.; Schnek, A.; Massarini, A.: Biología, 7ª edición en español.Buenos Aires, Editorial Médica Panamericana, 2007. - Massarini A. y Schnek, A.: “La emergencia del eje evolutivo en la enseñanza de la biologíaen la escuela media: un tema para el debate”. VI Jornadas Nacionales y I CongresoInternacional de Enseñanza de la Biología, organizado por ADBIA (Asociación de Docentesde Ciencias Biológicas de la Argentina), Universidad Nacional de San Martín e InstitutoSuperior del Profesorado “Dr. Joaquín V. González”, 2004.

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Presentación

Este documento, que forma parte de la serie Aportes para la enseñanza. Nivel Medio, tiene su origen en el compromiso del Ministerio de Educación de la Ciudad en parti-cipar en las acciones que se realizan en función del 200 aniversario del nacimiento de Charles Darwin y el 150 aniversario de la publicación de El origen de las especies.

La centralidad de la contribución de Darwin a la ciencia no es algo que pueda negar-se. Sin embargo, aún hoy, la Teoría de la Evolución despierta controversias. Más allá del enorme aporte de esta teoría, el Ministerio de Educación considera valioso que los estudiantes conozcan la magnitud de los aportes desarrollados por Darwin para la construcción de la biología y de la ciencia en general.

Por otra parte, el enfoque evolucionista es un contenido presente en el currículum de las escuelas de la Ciudad. En este marco, deseamos hacer llegar este material a los docentes del Nivel Medio, a fin de generar condiciones adecuadas para el trabajo vinculado con esta conmemoración.

Charles Darwin.

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Índice

dos viajes que caMbiaroN el ruMbo del peNsaMieNto biológico .................9

los Nuevos ojos de darwiN ........................................................................................11

las ideas de darwiN eN la biología coNteMporáNea ..................................15

breve historia de la eNseñaNza de la evolucióN eN la argeNtiNa ............17

los Nuevos prograMas de biología ......................................................................19

alguNas sugereNcias y orieNtacioNes para trabajar eN el aula ..........21

La pubLicación de Las ideas de darwin ....................................................................21

anáLisis de un escrito de darwin ..............................................................................24

La cuestión de La imperfección en Las ideas de darwin ....................................28

a Modo de cierre ...............................................................................................................29

bibliografía ..........................................................................................................................31

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dos viajes que cambiaron el rumbo del Pensamiento biológico

Suele afirmarse que la teoría de la evolución es la teoría unificadora más importante en biología. La diversidad de los organismos, las semejanzas y diferencias entre las diferentes clases de organismos, las

pautas de distribución y comportamiento, las adaptaciones y las interacciones, todas ellas constituían un enorme caos de hechos y observaciones desligados, hasta que la teoría de la evolución dio un sentido a todo

ello. No existe área en la biología en que esta teoría no haya servido como principio de estructuración.Ernst Mayr, biólogo evolutivo (1904-2005).

Entre los siglos XVIII y XIX, dos grandes viajeros marcaron los cambios que sentaron las bases de la biología moderna. A partir de los viajes del naturalista alemán Alexander von Humboldt (1769-1859) surgió un nuevo modelo de ciencia natural, más centrado en las características del terreno de donde provenían los especímenes recolectados que en una mera descripción de esas especies, como la que realizaban sus predece-sores. Humboldt analizaba a las plantas desde el punto de vista de sus asociaciones locales bajo diferentes climas y así, el paisaje se convirtió en objeto de estudio. Hum-boldt sumó, a la clasificación propuesta por Linneo y practicada por sus discípulos, el ejercicio de realizar relevamientos geológicos y tomar registros de temperatura, pre-sión atmosférica, humedad, latitud y altitud. De esta manera, el terreno se convirtió en el laboratorio donde el naturalista observaba la naturaleza, reconstruía sus formas de organización y su historia.

Humboldt ejerció una influencia profun-da en el joven Charles Darwin (1809-1882), quien, luego de leer con enor-me interés los relatos de aquel viajero a Tenerife (islas Canarias), decidió que él también recorrería esas islas. Pero la propuesta que recibió, para embarcarse a bordo de la fragata Beagle como na-turalista no oficial, cambió sus planes, y probablemente también el rumbo de la historia.

Reproducción a escala de la fragata Beagle.

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los nuevos ojos de darwin

El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en ver con nuevos ojos.

Marcel Proust, novelista francés (1871-1922).

Charles Darwin nació en Inglaterra, en 1809. Desde muy joven, realizaba largos pa-seos en los que coleccionaba rocas, insectos y flores. Sin embargo, probablemente debido a la presión de tradiciones familiares, dio varios rodeos en su vida adulta hasta que decidió desarrollar su temprana vocación. Hijo y nieto de médicos, comenzó a estudiar la carrera de medicina, pero pronto la abandonó. También inició la carrera eclesiástica, pero finalmente se graduó en Letras en la Universidad de Cambridge. Pero su emoción se reavivó en 1831, cuando el capitán Fitz Roy le ofreció formar parte, como naturalista no oficial, en la expedición que realizaría el barco explorador Beagle, de la armada inglesa, alrededor del mundo. Esta afortunada oportunidad le abría las puertas para desarrollar sus antiguos intereses. El viaje duró cinco años, y el recorrido fue extenso y estimulante.

El viaje a bordo del Beagle fue el hecho más importante en la vida Darwin, tal como él mismo escribió en su autobiografía:

“Mirando atrás, puedo darme cuenta ahora de la forma en que mi devoción por la ciencia se fue imponiendo gradualmen-te al resto de mis aficiones. Durante los dos primeros años, mi vieja pasión por la caza sobrevivió prácticamente con toda su fuerza, y cazaba yo mismo todos los pájaros y animales para mi colección. Pero como la caza interfería en mi trabajo y especial-mente en el estudio de la estructura geológica de cada región, fui abandonando la escopeta progresivamente, hasta dejarla por completo y dársela a mi criado. Descubrí, aunque inconsciente e insensiblemente, que el placer de observar y razonar era mucho mayor que el que reside en la destreza y el deporte. El hecho de que mi mente se desarrollara por medio de las actividades que llevé a cabo durante la travesía adquiere verosimilitud por un comentario de mi padre, que era el observador más agudo que jamás haya visto, escéptico por naturaleza y que estaba lejos de creer en la frenología; nada más verme después del viaje, se vol-vió hacia mis hermanas y exclamó: ‘Si le ha cambiado hasta la forma de la cabeza’.”

Durante su largo viaje, Darwin recorrió gran parte de la Argentina, visitó las islas Galápagos, Australia y muchos archipiélagos del Océano Pacífico. Desembarcó con

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frecuencia, haciendo incursiones por el territorio interior y tomando muestras de anima-les y plantas de cada zona. Estos recorridos le permitieron apreciar una infinita variedad de paisajes, plantas, animales y fósiles, cuyas características y distribución le asombraron, alimentando el desarrollo de nuevas ideas que ya se estaban gestando en su mente. Otra de las principales fuentes de inspiración de las ideas de Darwin fue el pensamien-to del geólogo Charles Lyell. En su viaje, Darwin llevó el primer volumen de Principios de geología, que Lyell acababa de publicar. Los volúmenes segundo y tercero le fueron enviados durante el transcurso de la travesía. Lyell se oponía a la Teoría de las Catástro-fes, propuesta por sus predecesores, según la cual los lineamientos geológicos actuales se habían originado en terremotos, erupciones volcánicas y otras catástrofes puntua-les. De acuerdo con su manera de concebir el problema de la geología, el efecto lento, constante y acumulativo de las fuerzas naturales había producido un cambio continuo en el curso de la historia de la Tierra. Dado que este proceso es notablemente lento, y sus resultados apenas visibles en el curso de una vida, las transformaciones debían haber ocurrido durante un tiempo muy prolongado, de millones de años. El elemento que la teoría de Darwin necesitaba para adquirir coherencia era ese: inmensas cantida-des de tiempo; y fue tiempo lo que las ideas de Lyell le proporcionaron.

En su autobiografía, Darwin expresó:

“Cuando se examina por primera vez una región, nada es más desesperante que un caos de rocas; pero cuando se registra la es-tratificación, la naturaleza de las rocas y los fósiles en numerosos puntos, sin jamás cesar de razonar ni prever lo que se encontrará más lejos, la luz se hace poco a poco y la estructura del conjunto se hace más o menos inteligible.”

Cuando Darwin volvió a Inglaterra, dedicó largos años al estudio de las colecciones que había recogido durante el viaje. En 1839 se casó con su prima Emma y, a partir del año 1842, se estableció con ella en una casa en las afueras de Londres, en la locali-dad de Down, donde vivió el resto de su vida con los numerosos hijos que tuvo en su matrimonio, estudiando, experimentando, leyendo y escribiendo.

La lista de libros escritos por Darwin es extensa, y más extensa aún es la lista de los libros que leyó y las cartas que escribió y recibió.

Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la existencia, más conocido como El origen de las espe-cies, fue publicado en Londres en noviembre de 1859 y es sin duda uno de los libros científicos más importantes que se hayan escrito. Tiene un estilo personal cautivante, y su lectura es muy amena.

El principal aporte de Darwin fue postular un mecanismo para el cambio evolutivo. Darwin expresó su argumento de la siguiente manera:

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“Como de cada especie nacen muchos más individuos de los que pueden sobrevivir, y como, en consecuencia, hay una lucha por la vida, que se repite frecuentemente, se sigue que todo ser, si varía, por débilmente que sea, de algún modo provechoso para él bajo las complejas y a veces variables condiciones de vida, ten-drá mayor probabilidad de sobrevivir y de ser así naturalmente seleccionado. Según el poderoso principio de la herencia, toda variedad seleccionada tenderá a propagar su nueva y modificada forma. (...) Esta conservación de las diferencias y variaciones fa-vorables de los individuos y la destrucción de las que son perju-diciales es lo que yo he llamado selección natural.”

La explicación de Darwin es extremadamente simple y al mismo tiempo muy pode-rosa. Aunque desconocía los mecanismos de la herencia, sus observaciones le permi-tían afirmar que ciertos rasgos innatos se trasmiten de padres a hijos. Por medio del proceso de selección natural, una parte de los individuos de la población muere sin dejar descendencia, mientras que aquellos organismos que presentan las característi-cas más favorecidas por el ambiente tendrán una mayor probabilidad de reproducirse. De este modo, las especies se van modificando a través del tiempo porque los indivi-duos portadores de las características más favorecidas por el ambiente tendrán mayor descendencia y, por lo tanto, estarán más representados en la siguiente generación. A través de las generaciones, la población como un todo se irá transformando, ya que habrá un aumento de las variantes hereditarias más favorables e irán desapareciendo las desventajosas.

El diario de su viaje en el Beagle, su autobiografía, y su “larga argumentación”, como Darwin llamó a El origen de las especies, son tres obras que merecen una atención es-pecial, por la riqueza y claridad con que Darwin expone y narra sus ideas en ellas.

Ediciones de algunos de los principales libros de Charles Darwin.

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las ideas de darwin en la biologÍa contemPoránea

Las ideas de Darwin fueron recibidas con entusiasmo por la mayor parte de los cientí-ficos y naturalistas de su época, hace un siglo y medio. Sin embargo, su incorporación como paradigma hegemónico y orientador de la investigación en la biología contem-poránea se cristalizó recién en la década de 1940. A partir de la articulación entre las ideas del darwinismo y la genética de poblaciones, se plasmó la Teoría Sintética de la Evolución, en torno de la cual diversas ramas de la biología se estructuraron y encon-traron un hilo conductor. Su presencia como enfoque estructurador en la enseñanza de la biología es aún más reciente.

Así, el enfoque evolutivo se constituyó en el marco teórico de referencia en la produc-ción de conocimientos elaborados en las más diversas especialidades de la biología, que abordan el estudio del mundo biológico en sus diferentes niveles de complejidad. Más allá de las discusiones y cuestionamientos al neodarwinismo planteados desde fines de la década de 1960, y que aún sustentan un rico debate teórico, la gran ma-yoría de los biólogos contemporáneos coinciden con T. G. Dobzhansky (1900-1975), famoso genetista y biólogo evolutivo ucraniano, en que:

“Nada tiene sentido en biología si no es a la luz de la evolución”.

Al mismo tiempo, diversos autores destacan la relevancia de asumir el enfoque evolu-tivo como eje estructurador en la enseñanza del conocimiento biológico actual. Además de asumir la imagen de un mundo en constante cambio, al romper con la idea de que en la naturaleza debía haber un “propósito” y un fin determinado, la Teo-ría de la Evolución permitió unificar la comprensión del mundo biológico y superar los enfoques fragmentarios y descriptivos de la biología tradicional. El abordaje evolutivo favorece el reconocimiento de los procesos y patrones biológicos que se presentan en diferentes escalas espaciales y temporales; posibilita concebir la biodiversidad y sus relaciones como el resultado de su historia y contribuye a enriquecer la imagen que el hombre tiene de sí mismo, dimensionando desde una nueva mirada su lugar en la naturaleza.

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breve historia de la enseñanza de la evolución en la argentina

A fines del siglo XIX, la intelectualidad local incorporó en forma relativamente rápida las ideas de Darwin; en particular, el concepto de “la supervivencia del más apto”. Sin embargo, cuando se analizan los planes y programas de estudio aprobados por el Mi-nisterio de Educación para la enseñanza de la biología en la escuela media durante la segunda mitad del siglo XX, se observa que los contenidos referidos a la evolución de los seres vivos están completamente ausentes hasta 1972 y, a partir de ese momento, escasamente representados en la unidad final del programa de cuarto año. Durante el intervalo temporal se observa que, mientras que en la Argentina los planes de formación docente para la educación media vigentes entre los años 1957 y 1974 no incluyen la formación en evolución, en el plano internacional nuevos enfoques se estaban gestando. En la década de 1960, la Conferencia Interamericana sobre la Enseñanza de la Biología (San José de Costa Rica, 1963) acordó diez principios unifica-dores, el primero de los cuales se refiere a la evolución de los seres vivos.

En la década de 1970, en varios países latinoamericanos se publicó una adaptación de materiales del Biological Sciences Curriculum Study (BSCS). En la versión argentina de este libro, que constituyó un hito innovador, los autores destacan los aspectos ecológicos y evolutivos de la biología (Del Ponte y Fonte, 1970). Acompañando en parte estas tendencias, hacia finales de la década, la Dirección Nacional de Educación Media y Superior (DINEMS, 1978 y 1980) promovió un enfoque predominantemente ecológico para la enseñanza de la biología que, si bien fue importante por su abordaje sistémico, tuvo un defecto sustancial: al poner el énfasis en las relaciones entre estruc-tura y función de los seres vivos en sus entornos, sin referencia a los procesos evoluti-vos que conducen a la adaptación, reforzó un enfoque lamarckiano tanto en los libros de texto como en las actividades de aula (es decir, la concepción, ahora considerada desacertada, sostenida por el naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck, que vivió entre 1744 y 1829, quien sostenía que los individuos tratan de adecuarse físicamente a los cambios del ambiente). Ejemplo de ello son los contenidos relacionados con las adap-taciones al ambiente aeroterrestre y acuático (que permitían interpretar que los seres vivos pueden adaptarse “por voluntad” y “para resolver problemas que le plantea el medio natural”) que predominaron en la enseñanza de los contenidos de Biología de esos años.

El eje evolutivo recién se incorporó en los Contenidos Básicos Comunes (CBC) para la Educación General Básica en el año 1995 y en los CBC y CB Orientados de la Educa-ción Polimodal dos años más tarde. En la ciudad de Buenos Aires, los programas de 1° y 2° años de Biología de la Escuela Media recogieron este enfoque en 2002. En 2006,

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estos contenidos se incorporaron en los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios para EGB 3 y Escuela Media.

En este afortunado cambio de rumbo, es necesario reconocer la importancia de la apertura democrática, que permitió formalizar experiencias innovadoras que desde años anteriores venían desarrollando algunos profesores en profesorados y escuelas medias. A ello se sumó la creación de nuevos espacios académicos en ámbitos univer-sitarios, y la recuperación de investigadores valiosos que regresaron del exilio. Cabe mencionar la formación, en 1984, de la primera Cátedra de Evolución en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, a cargo del Dr. Osvaldo Reig. Al mismo tiempo, la traducción al español de libros de divulgación científica y la producción lo-cal de textos escolares que incorporaron el enfoque evolutivo contribuyeron a abonar este consenso.

Los contenidos de la formación docente recogieron estos cambios en 1998. Cabe mencionar algunas experiencias innovadoras que apuntaron a tender redes de actua-lización permanente. Tal es el caso de Prociencia, programa dependiente del Minis-terio de Educación y del CONICET, que produjo el libro Historia de la vida en la Tierra (Massarini y Schnek, 1998) como soporte de un curso de capacitación a distancia. En 2006, este curso de actualización docente fue reformulado en la ciudad de Buenos Aires. Desde ese entonces, varios docentes de Biología han participado de este curso, intercambiando conocimientos y experiencias.

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los nuevos Programas de biologÍa

Sobre la base de los intercambios con docentes en los cursos de capacitación, de sus propuestas innovadoras y del consenso de la comunidad educativa, tanto de docentes consultados como de especialistas en la disciplina, los nuevos programas de la materia Biología incluyen al eje evolutivo como uno de los ejes estructurantes de la disciplina. Estos programas, entonces, plasman la experiencia de varios años de trabajo con los docentes, y de estos en el aula.

¿Cuál es la importancia de su enseñanza en la escuela? Además de su importancia teó-rica, el acceso a este tipo de enfoque en la escuela media es un desafío de importancia política y ética, en la medida en que representa un marco de interpretación indispen-sable para la toma de posición de los ciudadanos frente a problemas que involucran el mundo natural, la calidad de vida y la salud humana.

La dimensión del eje evolutivo significa mucho más que la enseñanza de la Teoría de la Evolución en un bloque aislado; implica articular los diferentes núcleos conceptuales de la biología entre sí, a través de un hilo unificador.

En 1° año se presenta la idea de que en la gran diversidad biológica es posible iden-tificar características comunes a todos los seres vivos en cuanto a su composición, organización y metabolismo, y que esto se relaciona con un origen común. La escala temporal, íntimamente relacionada con el eje evolutivo, permite iniciar a los alumnos en la idea de que todo proceso o estructura es el resultado de una historia que se de-sarrolló durante muchísimos años.

En 2º año se profundizan los contenidos trabajados en 1º. Esta profundización supone abordar algunas de las teorías acerca del origen de la vida y de la diversidad biológica. Se presenta una historia de las ideas evolutivas que desemboca en la Teoría de la Se-lección Natural propuesta por Darwin.

En 3° año, con el propósito de ubicar al organismo humano dentro de la diversidad biológica, se plantea comenzar el estudio de los sistemas digestivo, respiratorio y cir-culatorio, ofreciendo una perspectiva general de la diversidad de cada sistema de órganos entre los animales. Este abordaje pretende desplazar la idea de tendencia al progreso y complejización en el proceso evolutivo, hacia una visión centrada en la coexistencia de diversas formas de vida.

En 4º año se abordan conceptos sobre evolución humana, con la intención de di-mensionar el lugar que ocupa nuestra especie dentro de la diversidad general de los seres vivos. Se espera que los alumnos reconozcan que las características que presenta nuestra especie, y los seres vivos en general, son la expresión de una larga historia,

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plagada de procesos azarosos en determinadas condiciones, y que por ello no son características “óptimas” sino “tan buenas como pueden ser”.

Página de un libro de biología de la época de Darwin.

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algunas sugerencias y orientaciones Para trabajar en el aula

la publicacióN de las ideas de darwiN

Durante el transcurso de su vida, Darwin escribió y recibió muchas cartas. Tal es así que su correspondencia ocupa varios volúmenes, que hoy pueden consultarse en su lengua original en Internet.

De esta manera, a través de sus cartas, pueden seguirse sus estados emocionales, du-das, convicciones, intercambios con colegas, entre otros aspectos. Por lo tanto, son un material muy útil tanto para los historiadores como para todo aquel lector que se interese por este tipo de literatura. También es muy útil para el trabajo en el aula, ya que estas cartas revelan un aspecto muy importante sobre la naturaleza del trabajo científico.

A continuación, proponemos el trabajo sobre un par de cartas que reflejan, entre otros aspectos:

la preocupación de Darwin por conseguir la mayor cantidad de evidencias que susten-•taran su teoría;la preocupación por dar a conocer sus ideas;•el tiempo que dedicaba al trabajo;•su vida familiar;•sus problemas de salud.•

Ilustración de un libro de biología de la época de Darwin.

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Carta dirigida a W. D. Fox, 25 de enero de 1841

12 Upper Gower St., lunes.

Mi querido Fox:1

Hace mucho tiempo que no estamos en contacto. Supongo que te alegrará saber cómo me va, y yo deseo saber de la señora Fox y de ti. Mis fuerzas van aumentando de forma gradual, con sus buenas oscilaciones; de modo que he podido trabajar una hora o dos, varios días a la semana: para mi júbilo, al final, he enviado al impresor la última página de mi manuscrito sobre la parte de los pájaros. Estoy obligado, sin embargo, a vivir con mucha tranquilidad y apenas puedo ver a nadie, ni siquiera puedo hablar durante mucho tiempo con mis familiares más próximos. Por un momento me desesperé y me pareció que iba a pasar toda mi vida como un inútil y abatido inválido, pero ahora tengo mejores esperanzas sobre mí mismo. Como ves, te trato como a un viejo y muy buen amigo mío, como lo que siempre te he considerado, y te escribo dándote muchos detalles sobre mi propio pobre cuerpo.

En cuanto a noticias de cualquier otro tipo, no estoy en posición de dar ninguna a nadie. Ahora tenemos el placer de la visita de Susan, que está en un estado de salud muy espléndido, lo cual para un Darwin es algo maravi-lloso. Pero no quiero decir nada más sobre salud; por consiguiente, no debo decir nada más sobre nadie de mi familia, sólo añadiré que Emma espera dar a luz en marzo —período que desearía de todo corazón que hubiera pa-sado—; nuestro pequeñín es una noble y pequeña masa de grasa, y mi padre lo ha bautizado como Sir Tunbelly Clumsy.2

Te ruego que me hagas saber pronto cómo estáis todos. Espero que este invierno tan severo no haya afectado mucho a la señora Fox, y que tus pul-mones lo hayan aguantado muy bien. Mi viejo querido amigo, tienes mucho que aguantar.

Un abrazo cariñoso, Charles Darwin

P.D.: Si te ocupas algo de la historia natural, te envío esta posdata como un re-cuerdo de que sigo coleccionando toda clase de hechos sobre “Variedades y espe-cies”, para mi trabajo que algún día se titulará así —la menor contribución será aceptada con toda gratitud—: descripciones de la descendencia de todos los cru-ces entre todas las aves y animales, perros, gatos domésticos, etcétera, etcétera, muy valioso. No olvides que, si muriese tu gato africano híbrido, te agradecería mucho que me enviaras su cuerpo en una pequeña canasta para ver el esqueleto. Él o cualquier paloma, ave de corral, pato, etcétera, etcétera, cruzado, será para mí más aceptable que el más excelente jamón de venado o la mejor tortuga. Qui-zá todo esto sólo te moleste, de manera que no añadiré más, excepto que hagas el favor, si tienes oportunidad cuando estés en Derbyshire, de preguntar por mí a alguna persona de la que me hablaste si la descendencia del pato almizclado macho y el pato común hembra se parece a la descendencia del pato almizclado hembra y el macho común. Y cuántos huevos híbridos se producen…

1 Naturalista inglés, primo de Charles Darwin.2 Personaje del dramaturgo inglés Richard Brinsley Sheridan, caracterizado por su comportamiento obsecuente e

interesado hacia los nobles.

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Carta dirigida a Emma Darwin, 5 de julio de 1844

Down, 5 de julio de 1844.Mi querida Emma:

Acabo de terminar el esbozo de mi teoría de las especies. Si, como creo, mi teoría es cierta, y si es aceptada incluso por un juez competente, constituirá un paso considerable para la ciencia.

Por consiguiente, te escribo esto, por si me ocurriera una muerte súbita, como mi más solemne y última voluntad, que estoy seguro considerarás lo mismo que si estuviese legalmente incluido en mi testamento: que dediques 400 libras a su publicación y, además, o bien tú misma o bien a través de Hensleigh,3 te tomes la molestia de promocionarlo. Deseo que mi esbozo se dé a alguna persona com-petente, junto con esta cantidad de dinero, para que se moleste en mejorarlo y aumentarlo. Le doy todos mis libros sobre historia natural, que están marcados o tienen comentarios al final de las páginas, rogándole que los examine con sumo cuidado y considere aquellos pasajes como realmente relacionados, o que pueden estarlo, con este tema. Deseo que hagas una lista de todos esos libros, como tentación para un eventual editor. También te pido que le entregues todos esos papeles distribuidos aproximadamente en ocho o diez carpetas de papel marrón: los papeles en los que hay citas copiadas de diversos trabajos son los que pueden ayudar a mi editor. También te pido que tú (o algún amanuense) ayudes a desci-frar cualquiera de esos fragmentos que el editor considere útiles. Dejo a juicio del editor si interpolar esos datos en el texto, o como notas, o a modo de apéndices. Dado que la revisión de los papeles y referencias será un trabajo laborioso, y dado que la corrección y aumento y alteración de mi esbozo también requerirá un tiempo considerable, dejo esta cantidad de 400 libras a modo de cierta remune-ración y como único beneficio del trabajo. Considero que es seguro que por esta cantidad el editor lo publique, o bien en una editorial, o bien por su propio riesgo. Muchos de los papeles que hay en las carpetas contienen meras conjeturas poco desarrolladas y opiniones anteriores ahora inútiles, y probablemente resultará que muchos de los hechos no tengan relación con mi teoría.

Con respecto al editor, el señor Lyell sería el mejor, si quisiera aceptarlo: creo que encontraría el trabajo agradable y aprendería algunos hechos que son nuevos para él. Como el editor debe ser un geólogo, así como naturalista, el siguiente mejor editor sería el profesor Forbes de Londres. El siguiente mejor (y en muchos aspectos, el mejor de todos), ¿sería el profesor Henslow? El doctor Hooker quizá corregiría la parte de Botánica —probablemente lo haría como editor—. El doctor Hooker sería muy bueno. El siguiente, el señor Strickland.4 Si ninguno de ellos quisiera hacerlo, te pedirla que lo consultes con el señor Lyell, o algún otro hom-bre capaz, para que encuentre algún editor, un geólogo y naturalista.

Mi querida esposa: un fuerte abrazo. Charles DarwinP.D.: Si hubiera alguna dificultad para conseguir un editor que quisiera

investigar exhaustivamente en el tema y pensar en la relación de los pasajes marcados en los libros y copiados en los fragmentos de papel, publica mi bo-ceto tal como está, indicando que se hizo hace varios años y de memoria, sin consultar trabajos y sin intención de que se publicara en su forma presente.

3 Primo y cuñado de Darwin.4 Las personas mencionadas por Darwin son naturalistas ingleses: Edgard Forbes (1815-1854); Joseph Dalton

Hooker (1817-1911), John S. Henslow (1796-1861) y Hug Edwin Strickland (1811-1853).

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De esta manera, este material constituye una fuente de información muy valiosa para trabajar sobre la metodología del trabajo científico, el intercambio entre pares y para analizar la vida de los científicos y su contexto, entre muchos otros aspectos.

aNálisis de uN escrito de darwiN

Como mencionamos, El origen de las especies es un libro muy ameno, y su lectura es altamente recomendable. Sin embargo, dada su extensión, en clase podría trabajarse en profundidad el prólogo correspondiente a la 6ª edición.

Para ello se podrá hacer una lectura dirigida y analizar los párrafos relacionados con:

el motivo de publicación de su obra;•las ideas principales de la argumentación de Darwin;•la naturaleza de la ciencia;•la historia de la ciencia.•

Prólogo de El origen de las especies

Cuando estaba como naturalista a bordo del Beagle, buque de la marina real, me impresionaron mucho ciertos hechos que se presentan en la distribución geográfica de los seres orgánicos que viven en Améri-ca del Sur y en las relaciones geológicas entre los habitantes actuales y los pasados de aquel continente. Estos hechos, como se verá en los úl-timos capítulos de este libro, parecían dar alguna luz sobre el origen de las especies, este misterio de los misterios, como lo ha llamado uno de nuestros mayores filósofos. A mi regreso al hogar ocurrióseme en 1837 que acaso se podría llegar a descifrar algo de esta cuestión acumulando pacientemente y reflexionando sobre toda clase de hechos que pudiesen tener quizá alguna relación con ella. Después de cinco años de trabajo, me permití discurrir especulativamente sobre esta materia y redacté unas breves notas; amplié estas en 1844, formando un bosquejo de las conclusiones que entonces me parecían probables. Desde este período hasta el día de hoy me he dedicado invariablemente al mismo asunto; espero que se me pueda excusar que entre en estos detalles personales; los doy para mostrar que no me he precipitado al decidirme.

Mi obra está ahora (1859) casi terminada; pero como el completar-la me llevará aún muchos años y mi salud dista de ser robusta, he sido instado para que publicase este resumen. Me ha movido especialmente a hacerlo el que el señor Wallace, que está actualmente estudiando la historia natural del archipiélago malayo, ha llegado casi exactamente

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a las mismas conclusiones generales a que he llegado yo sobre el ori-gen de las especies. En 1858 me envió una memoria sobre este asunto, con ruego de que la transmitiese a sir Charles Lyell, quien la envió a la Sociedad Linneana, y está publicada en el tercer tomo del Diario de esa sociedad. Sir C. Lyell y el doctor Hooker, que tenían conocimiento de mi trabajo, pues este último había leído mi bosquejo de 1844, me honraron juzgando prudente publicar, junto con la excelente memoria del señor Wallace, algunos breves extractos de mis manuscritos.

Este resumen que publico ahora tiene necesariamente que ser im-perfecto. No puedo dar aquí referencias y textos en favor de mis diver-sas afirmaciones, y tengo que contar con que el lector pondrá algu-na confianza en mi exactitud. Sin duda se habrán deslizado errores, aunque espero que siempre he sido prudente en dar crédito tan sólo a buenas autoridades. No puedo dar aquí más que las conclusiones generales a que he llegado con algunos hechos como ejemplos, que espero, sin embargo, serán suficientes en la mayor parte de los ca-sos. Nadie puede sentir más que yo la necesidad de publicar después detalladamente, y con referencias, todos los hechos sobre que se han fundado mis conclusiones, y que espero hacer esto en una obra futura; pues sé perfectamente que apenas se discute en este libro un solo punto acerca del cual no puedan aducirse hechos que con frecuencia llevan, al parecer, a conclusiones directamente opuestas a aquellas a que yo he llegado. Un resultado justo puede obtenerse sólo exponiendo y pesando perfectamente los hechos y argumentos de ambas partes de la cuestión, y esto aquí no es posible.

Siento mucho que la falta de espacio me impida tener la satisfacción de dar las gracias por el generoso auxilio que he recibido de muchísi-mos naturalistas, a algunos de los cuales no conozco personalmente. No puedo, sin embargo, dejar pasar esta oportunidad sin expresar mi profundo agradecimiento al doctor Hooker, quien durante los últimos quince años me ha ayudado de todos los modos posibles, con su gran cúmulo de conocimientos y su excelente criterio.

Al considerar el origen de las especies se concibe perfectamente que un naturalista, reflexionando sobre las afinidades mutuas de los seres orgánicos, sobre sus relaciones embriológicas, su distribución geográfi-ca, sucesión geológica y otros hechos semejantes, puede llegar a la con-clusión de que las especies no han sido independientemente creadas, sino que han descendido, como las variedades, de otras especies. Sin embargo, esta conclusión, aunque estuviese bien fundada, no sería sa-tisfactoria hasta tanto que pudiese demostrarse cómo las innumerables especies que habitan el mundo se han modificado hasta adquirir esta perfección de estructuras y esta adaptación mutua que causa, con jus-ticia, nuestra admiración. Los naturalistas continuamente aluden a condiciones externas, tales como clima, alimento, etcétera, como la

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sola causa posible de variación. En un sentido limitado, como vere-mos después, puede esto ser verdad; pero es absurdo atribuir a causas puramente externas la estructura, por ejemplo, del pájaro carpintero, con sus patas, cola, pico y lengua tan admirablemente adaptados para capturar insectos bajo la corteza de los árboles. En el caso del muér-dago, que saca su alimento de ciertos árboles, que tiene semillas que necesitan ser transportadas por ciertas aves y que tiene flores con sexos separados que requieren absolutamente la mediación de ciertos insec-tos para llevar polen de una flor a otra, es igualmente absurdo explicar la estructura de este parásito y sus relaciones con varios seres orgánicos distintos por efecto de las condiciones externas, de la costumbre o de la voluntad de la planta misma.

Es, por consiguiente, de la mayor importancia llegar a un juicio claro acerca de los medios de modificación y de adaptación mutua. Al principio de mis observaciones me pareció probable que un estudio cuidadoso de los animales domésticos y de las plantas cultivadas ofrecería las mayores probabilidades de resolver este oscuro problema. No he sido defraudado: en este y en todos los otros casos dudosos he hallado invariablemente que nuestro conocimiento, aun imperfecto como es, de la variación en estado doméstico proporciona la guía mejor y más segura. Puedo aventurarme a manifestar mi convicción sobre el gran valor de estos estudios, aunque han sido muy comúnmente descuidados por los naturalistas.

Por estas consideraciones, dedicaré el primer capítulo de este resu-men a la variación en estado doméstico. Veremos que es, por lo menos, posible una gran modificación hereditaria, y, lo que es tanto o más importante, veremos cuán grande es el poder del hombre al acumular por su selección ligeras variaciones sucesivas. Pasaré luego a la varia-ción de las especies en estado natural pero, desgraciadamente, me veré obligado a tratar este asunto con demasiada brevedad, pues sólo pue-de ser tratado adecuadamente dando largos catálogos de hechos. Nos será dado, sin embargo, discutir qué circunstancias son más favorables para la variación. En el capítulo siguiente se examinará la lucha por la existencia entre todos los seres orgánicos en todo el mundo, lo cual se sigue inevitablemente de la elevada razón geométrica de su aumento. Es esta la doctrina de Malthus aplicada al conjunto de los reinos ani-mal y vegetal. Como de cada especie nacen muchos más individuos de los que pueden sobrevivir, y como, en consecuencia, hay una lucha por la vida, que se repite frecuentemente, se sigue que todo ser, si varía, por débilmente que sea, de algún modo provechoso para él bajo las com-plejas y a veces variables condiciones de la vida, tendrá mayor proba-bilidad de sobrevivir y de ser así naturalmente seleccionado. Según el poderoso principio de la herencia, toda variedad seleccionada tenderá a propagar su nueva y modificada forma.

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Esta cuestión fundamental de la selección natural será tratada con alguna extensión en el capítulo IV, y entonces veremos cómo la selec-ción natural produce casi inevitablemente gran extinción de formas de vida menos perfeccionadas y conduce a lo que he llamado divergencia de caracteres. En el capítulo siguiente discutiré las complejas y poco conocidas leyes de la variación. En los cinco capítulos siguientes se presentarán las dificultades más aparentes y graves para aceptar la teoría; a saber: primero, las dificultades de las transiciones, o cómo un ser sencillo o un órgano sencillo puede transformarse y perfeccio-narse, hasta convertirse en un ser sumamente desarrollado o en un órgano complicadamente construido; segundo, el tema del instinto o de las facultades mentales de los animales; tercero, la hibridación o la esterilidad de las especies y fecundidad de las variedades cuando se cruzan; y cuarto, la imperfección de la crónica geológica. En el capítulo siguiente consideraré la sucesión geológica de las series en el tiempo; en los capítulos XII y XIII, su clasificación y afinidades mutuas, tanto de adultos como en estado embrionario. En el último capítulo daré un breve resumen de toda la obra, con algunas observaciones finales.

Nadie debe sentirse sorprendido por lo mucho que queda todavía inex-plicado respecto al origen de las especies y variedades, si se hace el cargo debido de nuestra profunda ignorancia respecto a las relaciones mutuas de los muchos seres que viven a nuestro alrededor. ¿Quién puede explicar por qué una especie se extiende mucho y es numerosísima y por qué otra especie afín tiene una dispersión reducida y es rara? Sin embargo, estas relaciones son de suma importancia, pues determinan la prosperidad pre-sente y, a mi parecer, la futura fortuna y variación de cada uno de los habitantes del mundo. Todavía sabemos menos de las relaciones mutuas de los innumerables habitantes de la Tierra durante las diversas épocas geológicas pasadas de su historia. Aunque mucho permanece y permane-cerá largo tiempo oscuro, no puedo, después del más reflexionado estudio y desapasionado juicio de que soy capaz, abrigar duda alguna de que la opinión que la mayor parte de los naturalistas mantuvieron hasta hace poco, y que yo mantuve anteriormente —o sea, que cada especie ha sido creada independientemente— es errónea. Estoy completamente convenci-do de que las especies no son inmutables y de que las que pertenecen a lo que se llama el mismo género son descendientes directos de alguna otra especie, generalmente extinguida, de la misma manera que las variedades reconocidas de una especie son los descendientes de esta. Además, estoy convencido de que la selección natural ha sido el medio más importante, pero no el único, de modificación.

Charles Darwin

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Nadie mejor que Darwin podría haber resumido el estado de la cuestión. Su lectu-ra permite introducirse en los motivos por los cuales él demoraba su publicación, la búsqueda de evidencias que corroboraran sus afirmaciones, las causas que aceleraron la decisión de publicar, los naturalistas de la época que apoyaron a Darwin y la base misma de su teoría.

la cuestióN de la iMperfeccióN eN las ideas de darwiN

En su prólogo y a lo largo de todo el libro, Darwin se preocupa por encontrar explica-ciones a las estructuras y mecanismos considerados perfectos, y reconoce que muchos de ellos son absolutamente imperfectos. Así se expresa:

“(...) No debemos maravillarnos de que todas las disposiciones de la naturaleza no sean —hasta donde podemos juzgar— absolutamen-te perfectas, como en el caso del mismo ojo humano, ni de que algu-nas de ellas sean ajenas a nuestra idea de lo adecuado. No debemos asombrarnos de que el aguijón de la abeja, al ser utilizado contra un enemigo, ocasione la muerte de la propia abeja; de que se produzcan tan gran número de zánganos para un solo acto, y de que sean luego matados por sus hermanas estériles; ni del asombroso derroche de po-len de nuestros abetos; ni del odio instintivo de la reina de las abejas hacia sus propias hijas fecundas; ni de que los icneumónidos se ali-menten en el interior del cuerpo de las orugas vivas. Lo raro, dentro de la teoría de la selección natural, es que no se hayan descubierto más casos de falta absoluta de perfección.”

Es interesante retomar una y otra vez este párrafo, cuando analizamos los contenidos de la materia Biología, al abordar tanto la diversidad de la vida, el cuerpo humano o los mecanismos celulares. Muchas veces sucede que los materiales de divulgación, por el hecho de entusiasmar al lector, apelen a las maravillas de la naturaleza. Sin embargo, como expresó Darwin, no debemos olvidar que no todas las disposiciones de la natu-raleza son perfectas, ni mucho menos. La tendencia a pensar en la perfección se aleja de un concepto primordial en evolución: evolución no significa progreso, sino cambio.

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a modo de cierre Como toda teoría o modelo de la ciencia, la Teoría de la Evolución es seguramente perfectible. El hecho de constituir el mejor marco de referencia teórica disponible en la actualidad no implica una ausencia de discusión y controversias. Por el contrario, numerosos aspectos del proceso evolutivo admiten explicaciones alternativas, a veces complementarias y en ocasiones excluyentes.

Es significativo el gran número de interrogantes que permanecen abiertos y son objeto de profundos debates entre los especialistas. Algunos biólogos, por ejemplo, dudan acerca de si la teoría es suficiente para interpretar todos los cambios que ocurren den-tro de las especies; otros se cuestionan si es capaz de explicar el surgimiento de nuevas especies, y otros refieren sus dudas acerca de las transiciones mayores, tales como el paso de reptiles primitivos a mamíferos.

También se discute qué es una especie, si la evolución ocurre gradualmente o si los principales cambios evolutivos son abruptos, si el tiempo de especiación es breve o casi instantáneo y, por cierto, se han propuesto numerosas interpretaciones alternativas de las relaciones de parentesco entre distintos grupos; es decir: el árbol de la vida cambia su forma constantemente.

Sin embargo, pese a todos estos avata-res, la teoría evolutiva de Darwin sigue siendo un fértil marco de interpretación de la diversidad y la complejidad bioló-gica. A pesar de los embates del tiempo y de la gran cantidad de nueva infor-mación producida en estos 150 años, este paradigma sigue siendo el referen-te de la investigación en biología, y un marco dinámico y acogedor de ideas y polémicas innovadoras.

Charles Darwin.

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bibliografÍa

Escritos de Darwin:

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Otros materiales de interés:

Ayala, F. J. • La Teoría de la Evolución. Madrid, Temas de Hoy, 1994.Browne, Janet.• La historia de El origen de las especies de Charles Darwin. Buenos Aires, Debate, 2007.Gould, Stephen J. • Desde Darwin. reflexiones sobre historia natural. Barcelona, Blume, 1987.Huxley, J. y Kettlewel, H. D. B. • Darwin. Barcelona, Salvat, 1994.Leith, Brian.• El legado de Darwin. Barcelona, Salvat, 1994.Mayr, Ernst. • Así es la Biología. Madrid, Debate, 1998.Miller, J. y Van Loon, B. • Darwin para principiantes. Buenos Aires, Era Naciente, 1995.Rose, Steven. • Trayectorias de vida. Barcelona, Granica, 2001.

Sitios en Internet:

http://www.darwin-online.org.uk/ Contiene todas las obras de Darwin en su idioma original.

http://www.darwinproject.ac.uk/Contiene gran cantidad de material sobre las cartas de Darwin.

http://www.cervantesvirtual.com Allí puede hallarse una traducción de El origen de las especies.

Otros sitios de interés educativo:

http://www.pbs.org/wgbh/evolution/http://evolution.berkeley.edu/http://www.natcenscied.org/ http://www.curtisbiologia.com (de ingreso libre para docentes, previo registro)http://www.buenosaires.edu.ar

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Este libro se terminó de imprimir en agosto de 2009 en VCR impresores S.A.

Chile 1435, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina

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