blabla

3
La mano se deslizaba en las sabanas mientras el frasco caía sobre aterciopelado suelo que rodeaba su lecho. Sus ojos se cerraban y la última visión que reflejaba su mente era ese par de afiladas esferas que al igual que aquella sustancia dentro de sus labios brillaban de manera siniestra en la estancia. Las últimas gotas de aquel suero goteaban manchando con su viscosa consistencia cada fibra que componía la maqueta de colores y diseños de la ancestral cultura. Su último suspiro tan callado y tranquilo notable en comparación a los felinos pasos de aquella silueta que se perdía en medio de los colores de la noche, el susurro del viento provocaba una bella danza en los velos de aquel lugar que embellecía la calma y la frescura de la escena como si aquel fatídico acto fuese la obra exquisita del mas diestro cegador de almas. La vela que escasamente podría sostener su esencia en medio del lugar, fue lo último que brillo antes del profundo descanso de aquellos farolillos de misterioso y bello escarlata, no quedo más que el rastro del humo que trazaba ondas y caminos en el aire que conducían con cada partícula el dulce aroma de las aromáticas esencias de un perfume nupcial. El poeta de la noche, el silencio, andaba por la mágica escena de aquel reino mientras estresaba su actuación con la llegada de una tímida mucama de perezosos suspiros. Su ardua tarea del día parecía poco molesta en comparación con la humilde tarea que su maestro le encomendaba en medio de aquel lugar, asistir a la joven que ante su desgracia hallaba su estancia inmóvil en el lujoso lecho, envidia y desprecio no se hacían esperar. Sin embargo la sorpresa y el miedo le hicieron sudar el mas gélido sentimiento, repasando su espina dorsal como una serpiente que reptaba mientras su tacto paralizaba su respiración, afectaba su mente y le hacía olvidar el prejuicio, no hubo grito, suerte para el silencio que aburrido de la presencia de la dore solo deseaba continuar su ceremonial esencia. En el piso mas bajo el frasquillo relucía vació y tintado en medio de los sirvientes que cuestionándose el acto solo podían solicitar la presencia de su maestre. Murmullos recorrieron cada esquina y habitación, unos alegres otro no, pero

Upload: goodfella

Post on 15-Nov-2015

212 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

No se ni que mierdas era esto

TRANSCRIPT

La mano se deslizaba en las sabanas mientras el frasco caa sobre aterciopelado suelo que rodeaba su lecho. Sus ojos se cerraban y la ltima visin que reflejaba su mente era ese par de afiladas esferas que al igual que aquella sustancia dentro de sus labios brillaban de manera siniestra en la estancia. Las ltimas gotas de aquel suero goteaban manchando con su viscosa consistencia cada fibra que compona la maqueta de colores y diseos de la ancestral cultura. Su ltimo suspiro tan callado y tranquilo notable en comparacin a los felinos pasos de aquella silueta que se perda en medio de los colores de la noche, el susurro del viento provocaba una bella danza en los velos de aquel lugar que embelleca la calma y la frescura de la escena como si aquel fatdico acto fuese la obra exquisita del mas diestro cegador de almas. La vela que escasamente podra sostener su esencia en medio del lugar, fue lo ltimo que brillo antes del profundo descanso de aquellos farolillos de misterioso y bello escarlata, no quedo ms que el rastro del humo que trazaba ondas y caminos en el aire que conducan con cada partcula el dulce aroma de las aromticas esencias de un perfume nupcial.

El poeta de la noche, el silencio, andaba por la mgica escena de aquel reino mientras estresaba su actuacin con la llegada de una tmida mucama de perezosos suspiros. Su ardua tarea del da pareca poco molesta en comparacin con la humilde tarea que su maestro le encomendaba en medio de aquel lugar, asistir a la joven que ante su desgracia hallaba su estancia inmvil en el lujoso lecho, envidia y desprecio no se hacan esperar. Sin embargo la sorpresa y el miedo le hicieron sudar el mas glido sentimiento, repasando su espina dorsal como una serpiente que reptaba mientras su tacto paralizaba su respiracin, afectaba su mente y le haca olvidar el prejuicio, no hubo grito, suerte para el silencio que aburrido de la presencia de la dore solo deseaba continuar su ceremonial esencia. En el piso mas bajo el frasquillo reluca vaci y tintado en medio de los sirvientes que cuestionndose el acto solo podan solicitar la presencia de su maestre. Murmullos recorrieron cada esquina y habitacin, unos alegres otro no, pero la noticia no se hizo esperar para aquellos odos que mas la ansiaban escuchar. Deleito su mente mientras su gesto esbozaba la ms grcil sonrisa, su garra se cerraba como si tomase entre sus manos el alma de aquella que no respiraba en el fino lecho de la habitacin ms alta del lugar. Cuantas nimas del bosque se retorceran en su sitio al verle pasar, aquel era su amo y su tormento y lo peor era que todo iba de acuerdo a su plan.

Todas las miradas se arremolinaban desde la entrada del lugar, buscaban satisfacer su morbosidad mientras hermano y hermano discutan en silencio, los guardias evitaban la entrada e interrupcin de la plebe que solo quera estar al tanto. El seor del lugar levanto su mano silenciando el ambiente con una seriedad cortante, harto de las habladuras fulmino framente a sus sirvientes, alejndolos como palomillas espantadas en medio de la plaza mientras los velos se cerraban y el silencio reinaba. Un suspiro relajo su postura y converso de nuevo, la confidencia entre Tyraena era la regla prima, la muerte de la chica seria la noticia que rondara el lugar mientras la danzarina mano de la sayaad aislaba la escena, preparndola para el meticuloso ritual que el laborioso escriba trazaba, los rubes no tardaron en aparecer, observando por ltima vez aquel lecho, aquel magnifico lugar que en su mente era el palacio ms fino que jams haba podido vislumbrar. Oscuridad fue lo que ahora vio, en medio del cuarto frio, un preludio a horrores y testigo a la vez de pecaminosas actuaciones de aquel que en su retorcida mente planeaba como devolver su andar a la tierna vida, adems de ser de ah en adelante una muerta en vida.

Todos observaban la mar mientras la dedicatoria del maestre continuaba, sus palabras inspiraban a la vez que las bocas acallaban por miedo a ofender la bella oratoria de aquel que actuaba con la ms profunda inspiracin, los actores de teatro le envidiaran si algn da supiesen encontrar los guiones de tan maravillosa escena, mientras entre bambalinas los dems actores ocultaban sus huellas y la sinfona del misterio envolva para siempre la muerte de la mercenaria. Promesas culminaron la oratoria, cada alma se marchaba silenciosa sin pesar ni resentimiento, algunos tocados tan profundo mientras otros asimilaban el sentimiento como parte de su protocolo; y ah en medio de la eterna primavera encontraba su descanso eterno la afligida semielfa que al no poder caminar decidi terminar su vida, antes que una larga estancia en medio de una cama destrozase y apagase su espritu tan vibrante y aguerrido, la muerte de Kyra Blackheart, aquella obra se llamaba mientras en el stano de las Tierras fantasma otra obra de oscuridad y arte pincelaba con los tonos de magia, el escultor de la vida escriba con detalle su nueva pera, una que solo disfrutara para s, alimentando su ya extendida arrogancia, pues el sabor de la victoria era lo nico que saboreaba.