Josefina Serial de la Torre

Blanco y negro

Muchos de nosotros nos inquietamos al pensar qué es lo que consideramos

arte contemporáneo. Esta pregunta es común a la hora de caracterizar una obra

de arte. Se puede decir que esta denominación es conceptual ya que lo que las

hace obras de arte es el discurso y la idea que reflejan. Las principales

características que pueden señalarse con respecto al arte producido en este

siglo son aquellas que hacen a una innovación en las normas a seguir, como

así también el uso de patrones antiguos que están utilizados con una

significación distinta a la original.

El nombre de Matías Duville comenzó a aparecer tímidamente en el circuito

argentino a comienzos de esta década. Poco a poco, este artista fue ganando su

lugar en el mundo del arte.

Todo comenzó de joven, cuando empezó a hacer un trabajo para ganar plata.

El trabajo consistía en arreglar filtros de piletas de natación. Comenzó a tener

una importante atracción por los filtros que sirven de tamiz de toda la basura

que la pileta filtra durante años. Empezó a interesarse en el hecho de que todo

lo que quedaba ahí era parte de la historia de la gente. Entonces empezó a

dibujar sobre ese material. Primero, escenas de agua haciendo trayectos por

distintos lugares, o cómo el agua copiaba el fondo. Después empezó a dibujar

paisajes y cosas que tenían que ver con la mente de aquéllos que se habían

bañado en esos lugares (imagen 1 y 2).

Lo que llama la atención al mirar su obra en perspectiva, es su tendencia a

generar paisajes, escenas que ocurren bajo el embrujo del aire libre. Pero si

bien están levemente ancladas en un registro realista, sus imágenes están

plagadas de detalles extraños. Es recién en la segunda mirada donde esos

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detalles estallan, enrareciendo por completo la historia, despegándola de su

aparente correspondencia con lo real. Esos paisajes, poblados de casas, árboles

y autos, no hablan del mundo que conocemos. El recurso del dibujo, la forma

del paisaje, el desvío por fuera de lo real y en cuarto lugar la cercanía de una

acción. A veces sus escenas parecen el resultado de algo que acaba de

acontecer y a veces parecen esperar, estáticas y mudas, lo que está por venir.

Sus obras caracterizadas por la abundante presencia de paisajes y naturaleza

nos remontan siglos atrás al movimiento artístico conocido por nosotros como

Romanticismo. Este se originó en Europa a finales del siglo XVIII como una

reacción al racionalismo de la Ilustración y el Neoclasicismo, dándole

importancia al sentimiento. Está hermanada con los movimientos sociales y

políticos, que ganaron cuerpo con la Revolución francesa.

John Constable (East Bergholt, Suffolk, 11 de junio de 1776 — 31 de marzo

de 1837) fue un pintor inglés de este período quien se dedicó casi

exclusivamente a los paisajes. El tema de sus cuadros eran sus paisajes más

familiares: Suffolk, Essex y Brighton. Se le considera el gran renovador del

paisajismo inglés. La visión de la naturaleza de su niñez había quedado

grabada en su memoria y fue su principal fuente de inspiración artística a lo

largo de toda su vida. Sus paisajes son paisajes vividos y por tanto no

podemos decir que sean neutros: es lo que le distingue de la pintura realista.

En su obra Mill en Gillingham, Dorset (imagen 3), podemos ver como

Constable genera efectos de luz natural y brillante, mediante el uso de color.

Podemos observar cómo no busca el realismo exacto en la representación de

las cosas, sino la capacidad que tienen las cosas para evocar ideas o

emociones.

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También podemos nombrar a Joseph Mallord William Turner (Covent

Garden, Londres, 23 de abril de 1775 - Chelsea, Londres, 19 de diciembre de

1851), pintor inglés especializado en paisajes. Turner es un pintor romántico

interesado en el magnífico poder de la naturaleza sobre el ser humano. Fuegos,

catástrofes, hundimientos, fenómenos naturales son descritos por el pintor. A

través del juego de luces intenta mostrar el temperamento de la naturaleza. Sus

obras están cargadas de movimiento y fuerza. En su obra, Tormenta de nieve

(imagen 4), podemos ver una imagen poco clara donde se hace difícil entender

qué es lo que el artista intenta contar. El agua en movimiento y los fogonazos

de luz nos muestran una imagen imponente e inquietante. Podemos encontrar

relaciones con las obras de Matías Duville ya que ambos buscan interpretar el

agua, su movimiento y su fuerza.

Al igual que Matías Duville, estos dos artistas románticos sintieron una

importante atracción por la naturaleza. A pesar de sus marcadas diferencias y

sus diferentes contextos, estos tres artistas encontraron una misma fuente de

inspiración y se sintieron movidos e influenciados por la misma. La naturaleza

sirvió como un motor para la creación de sus obras. De alguna manera, se

puede decir que estos dos artistas lograron establecer una conexión y un

vínculo a través de los años. Por un lado, Matías Duville como artista

contemporáneo del siglo XX y, por el otro lado, John Constable y Joseph

Turner como artistas del romanticismo.

Giovanni Battista Piranesi (Mogliano Veneto, cerca de Treviso, 4 de octubre

de 1720 – Roma, 9 de noviembre de 1778) fue un arquitecto, investigador y

grabador italiano. Este artista realizó grabados de edificios reales e

imaginarios, estatuas y relieves de la época romana. Los ambientes y los cielos

del Renacimiento no conocían todavía el juego de luces y sombras. Piranesi

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construye sus vistas por medio de ellas. (Las metamorfosis de Roma:

espacios, figuras y sombras, Esteban Tollinchi). En su obra Ruinas de Adriana

(imagen 5) podemos ver su composición de colores blancos y negros donde

las sombras juegan un papel eminente. Podemos ver cómo el juego de

claroscuros permite mostrar la infinitud de las perspectivas y distancias,

generar profundidad y remarca las estructuras arquitectónicas de las ruinas al

igual que la naturaleza.

Encontramos una profunda relación entre este artista y Matías Duville donde

ambos intentan contar algo a través del juego de luces y sombras. Piranesi nos

trasmite una visión de la arquitectura donde las tinieblas, la luz desconcertante

y el espacio, se conjugan para producir un sentimiento de terror, y es este

mismo sentimiento el que Duville intenta mostrar en sus obras. Se deja al

descubierto aquello que se quiere mostrar en el espacio a través del color

blanco y se nos niega la visión de partes de él a través de la oscuridad del

negro. La manera que ambos utilizan el claroscuro juega un papel emotivo, y

no descriptivo, llenado de sensaciones los espacios y contándonos distintas

historias.

Dentro de este mismo plano, podemos encontrar a Matías Ercole, artista

contemporáneo argentino que, al igual que Matías Duville, trabaja con

paisajes en colores blancos y negros. En su obra, Donde solo habita el viento

(imagen 6) lo primero que vemos es el magnífico efecto en gran escala de un

claroscuro de alto contraste. Ambos se muestran afín al paisaje romántico-

simbolista, a los paisajistas holandeses y barrocos, a una cierta crispación

expresionista y a la naturaleza trascendentalista del paisajismo orienta.

Una manta de resplandeciente lava negra y blanca compuesta por millones de

líneas que chispean adquiere o inventa la forma de todo lo que cubre, dueña

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absoluta de la configuración física, espacial y atmosférica de la historia visual,

como si todos los contrapuntos y las confluencias fueran no sólo consecuencia

de las virtudes de estos artistas sino también las manifestaciones de un

fenómeno sin nombre.

Las magníficas creaciones de Matías Duville surgen a partir de la influencia

que recibe de manera indirecta de millones de artistas. Al realizar un estudio,

podemos nombrar varios artistas que comparten características similares.

Nombramos a John Constable y Joseph Turner como figuras del romanticismo

que incorporan paisajes a sus obras igual que Duville. Por otro lado,

encontramos una profunda relación entre Giovanni Battista Piranesi y Matías

Duville donde ambos intentan contar algo a través del juego de luces y

sombras. También nombramos a Matías Ercole, artista contemporáneo, que

también trabaja con paisajes blanco y negro.

De esta manera, vemos como no existe tiempo ni espacio a la hora de hablar

de arte. Notamos cómo el trabajo de un artista contribuye y sirve como

inspiración para la creación de obras de muchos artistas más. Los artistas

reciben influencias y al mismo tiempo retribuyen con lo que ellos tienen para

ofrecer.

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Biblografía

-Calatrava Escobar, Juan (1998) “De la magnificencia y arquitectura de los

romanos, y otros escritos” Ediciones AKAL, Madrid.

-Anónimo (2012) “Sin título 6”, Bienal Buenos Aires. Recuperado de:

http://bienal.buenosaires.gob.ar/visuales/sin-titulo-6

-Anónimo (2010) “Biografía de Joseph Mallord William Turner”, Biografías y

vidas. Recuperado de: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/turner.htm

- Grinstein, Eva (2010) “Matías Duville. Historias de intemperie. Dibujos y

pinturas”. Arte al día, 21 de mayo. Recuperado de:

http://es.artealdia.com/International/Contenidos/Artistas/Mati_as_Duville

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Anexo

Imagen 1: Matías Duville (2006). Untitled

Imagen 2: Matias Duville (2006). Untitled.

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Imagen 3: John Constable (1825-1826). Mill en Gillingham, Dorset

Imagen 4: Joseph Mallord William Turner (1839). Tormenta de Nieve.

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Imagen 5: Giovanni Battista Piranesi (1774). Ruinas de Adriana.

Imagen 6: Matías Ercole (2011). Donde solo habita el viento.