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BoletnALAShttp://www.edicionalas.org/Boletn Bimestral No. 2. IBSN 0001-09-08-05. Latinoamrica, Octubre 15 de 2008.

Editores: Eduardo Andrs Sandoval Forero y Alicia Itati Palermo

1. ALAS en el debate sociolgico mundial Jaime Preciado Coronado Presidente de ALAS 2. Fals Borda: Pensamiento crtico en Amrica Latina y Mtodo de Investigacin Accin Participativa Eduardo Andrs Sandoval Forero 3.El Pensamiento Crtico en un Mundo Incierto Renn Vega Cantor 4. Lineamientos para las coediciones ALAS 5. Actividades de Revistalas 2008 la Red de Revistas de la ALAS,

6. PRE-ALAS y Otros Eventos 7.Informe de Pre-ALAS 8. Declaraciones 9.reas Temticas de los Grupos De Trabajo ALAS 2009Boletn impreso el 2 de octubre de 2008. 2 de octubre no se olvida. Hace 40 aos las multitudes estudiantiles en Mxico luchaban contra la represin y reclamaban justicia y apertura democrtica a un rgimen poltico que respondi con la masacre de estudiantes en la plaza de las Tres Cultura en Tlaltelolco.

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1. ALAS en el debate sociolgico mundialJaime Preciado Coronado (Presidente de ALAS) El origen de ALAS est ntimamente vinculado con el de la Asociacin Internacional de Sociologa (ISA, por sus siglas en ingls). En 1950 Zrich fue el escenario en que se realiz el primer congreso mundial de sociologa a instancias de la Association Internationale de Sociologie, que ms tarde se unificara en la ISA. Se encargaron de llevar adelante la tarea fundacional de ALAS un grupo de abogados, que se dedicaban a la enseanza de la sociologa y a la produccin de manuales y materiales pedaggicos para ensear la relativamente nueva disciplina en la regin, junto con hombres de accin pues hay que reconocer el sesgo masculino de la poca- y socilogos que combinaban actividades intelectuales en universidades y en la vida poltica. En 1951 se realiza el primer congreso de nuestra Asociacin, que fue la primera del mundo en dar un perfil regional a la sociologa. Gracias a la fuerza de los fundadores, que estaban formados en Derecho, Historia, Filosofa y que recogan a la vez que algunos formulaban una produccin sociolgica original, la ALAS se convirti en una referencia obligada para pensar y actuar en Amrica Latina. En el primer comit directivo de esta asociacin estaban profesores universitarios, como Modesto Paredes, que desde 1924 haban publicado sendas reflexiones en dos tomos sobre la Sociologa general aplicada a las condiciones de Amrica y La conciencia social (1927)1, junto con fundadores de instituciones nacionales que agrupaban socilogos, como Bernal Jimnez, que en 1942 fund el Instituto Colombiano de Sociologa, y junto con polticos, como Rafael Caldera de Venezuela, que se preocupaban por impulsar la disciplina desde las universidades e instituciones gubernamentales. Alfredo Povia, primer Presidente de ALAS, era sin duda el que acreditaba la ms slida trayectoria acadmica y un reconocimiento internacional a su formacin. Doctor por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Crdoba en 1930 con la tesis Sociologa de la Revolucin y con una amplia trayectoria en docencia (su Curso de Sociologa, editado en 1945, alcanz varias ediciones), en investigacin, publicacin de artculos y libros, as como en la fundacin de revistas, Povia imprimir los rasgos

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Citado en Blanco, Alejandro (2005): La Asociacin Latinoamericana de Sociologa: una historia de sus primeros congresos, en Sociologias, Porto Alegre, ano 7, n 14, jul/dez, p. 22-49. Artculo que sirve de inspiracin para estas reflexiones.

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primarios que inspiraron a nuestra Asociacin hasta mediados de los aos sesenta. Desde sus orgenes ALAS es producto del debate sociolgico de la poca, el cual se daba entre una sociologa cientfica, que tena rasgos interdisciplinarios que la llevaban hasta el campo de la filosofa de y desde lo social, y una sociologa emprica, que exiga evidencias y mtodos sistemticos para su constitucin como ciencia. Una fuerte polmica que inici el Institut Internationale de Sociologie, durante los aos 40, en el que predominaba la filosofa social. Con la fundacin de la ISA, donde predominaban los socilogos empricos, principalmente de origen anglosajn, no terminaron las discusiones entre las dos tendencias sealadas, pues durante algunos aos coexisten ambas asociaciones y ello repercute en el perfil que tomar ALAS durante sus primeros aos. En los hechos, haba permeabilidad entre las dos asociaciones mundiales y hasta doble participacin de algunas personalidades de la sociologa, incluidos algunos de los fundadores de ALAS. La ISA fue fundada en septiembre de 1949, en Oslo, mientras que el Instituto Internacional de Sociologa toma su segundo aire justamente en 1950 en Zrich, desde donde surge la idea de configurar asociaciones regionales, como ALAS, con la finalidad de enraizar al Instituto nuevamente en los pases, pues las guerras mundiales impidieron la continuidad de esa vieja institucin nacida en 1893, bajo la direccin de Ren Worms. El contexto de las guerras dividi a tal grado las asociaciones de socilogos por sus posiciones frente al conflicto que la actividad gremial, de institucionalizacin y consolidacin de su campo fue detenida. Las dos tendencias sociolgicas antes definidas, no coinciden puramente con las dos asociaciones mundiales que coexistieron hasta 1971, ao en que el IIS decide afiliarse a la ISA. Tampoco ALAS se puede suscribir plenamente en alguna de las dos tendencias. Uno de los debates que sera conveniente recoger, para mostrar las ambigedades de la doble pertenencia, es el que se da entre Alfredo Povia y Gino Germani. Ambos personajes compartan su doble participacin en las asociaciones mundiales pero, expuesto en trminos simplificados, Povia criticaba la hechologa, por el uso privilegiado de instrumentos tcnicos puramente de carcter emprico, sin sustento doctrinario ni terico, mientras que Germani ya desde el primer congreso de ALAS hizo un balance crtico de la sociologa latinoamericana por su radical separacin entre ciencias del espritu y ciencias de la naturaleza, que afectaron negativamente el desarrollo de la investigacin concreta de la realidad social. Una rivalidad terica que separar las trayectorias de ambos socilogos.3

As, las diferencias entre la sociologa cientfica y la emprica, entre una ciencia social de las ctedras y otra de los hechos, se han venido reproduciendo al seno de la ISA, mientras que ALAS se fue decantando por una sociologa crtica, que abrevaba de ambas posiciones, pero buscando una sntesis entre teora y prctica, entre formacin e investigacin y sobre todo al calor de aportaciones originales que estuvieron vinculadas con la teora de la dependencia, su crtica y deslinde a lo largo de los ltimos aos, y al calor de un pensamiento crtico de la colonialidad del pensamiento que recoge las fuentes originales realizadas por pensadores que se sitan en y desde Latinoamrica, con una marcada influencia del marxismo. Desde 1971, ao en que se unifican la ISA y el Instituto Internacional de Sociologa, ALAS batalla por posicionar la originalidad y fuerza de su planteamiento en el debate sociolgico mundial, pero el reconocimiento que ha logrado en el mbito de la ISA no es proporcional a la originalidad de sus planteamientos. Si hasta 1957 se tuvo solamente la representacin de un socilogo brasileo en el Comit Ejecutivo de la ISA, no ser sino hasta 2006, en su congreso de Durban que se plantear seriamente una mayor representatividad de Amrica Latina, tanto en su participacin dentro de los rganos directivos como en la influencia de sus temas. Tomando en cuenta esta doble necesidad de mayor representatividad de ALAS en la organizacin y en la orientacin del debate sociolgico mundial, El Frum de la ISA en Barcelona, en septiembre pasado, propici una mayor difusin del pensamiento crtico latinoamericano. ALAS y CLACSO presentaron varias actividades que van situando nuestras temticas y van difundiendo la originalidad de nuestra propuesta. ISA sigue reproduciendo, como es natural por la heterogeneidad de sus afiliados, las posiciones divergentes que le dieron origen. Compartimos esos debates con ISA, desde nuestro origen comn. En Barcelona constatamos que las diferencias antes simplificadas, entre cientficos y empricos, todava son atravesadas en la construccin del campo sociolgico, por sus divergencias epistemolgicas ante el pensamiento crtico y por sus diferencias respecto a la pertinencia de una sociologa de la accin adecuada a las realidades concretas de nuestros pases, adecuada y realizada por, para y desde los actores sociales. La actual coyuntura de transformaciones sociales y polticas que caracterizan a Latinoamrica, es un campo de reflexin esperanzador y prometedor, aunque tenga varios rasgos de confrontacin, polarizacin social, exclusin e incertidumbres propias y del contexto internacional. Nuestra propuesta central para el XXVII Congreso de ALAS: Amrica Latina interrogada, fue presentada en el Frum de Barcelona de la ISA, a travs de dos mesas redondas:4

Violence and social control: dilemmas for the Latin American democracies, organizada por Jos Vicente Tavares, ex Presidente de ALAS, y la mesa Amrica Latina entre la fragmentacin, la exclusin y la polarizacin social: qu proyectos alternativos?, organizada por Jaime Preciado, actual Presidente de ALAS, as como por una sesin sobre Las problemticas de las revistas de Ciencias Sociales en Iberoamrica, organizada por Alicia Itat Palermo, del Comit Editorial de ALAS. Frente a una sociologa que ha evacuado el horizonte histrico de la utopa, o que se ha ensimismado en la imposicin de la metfora como llave interpretativa de la realidad social, o frente a una sociologa que est presa de un posmodernismo hecho a la medida de realidades anglo-euro-cntricas, la sociologa latinoamericana ofrece nuevas claves de interpretacin. Sin renunciar a las propuestas creativas ni a la reflexividad ms rigurosa, muchas de cuyas manifestaciones tericas y metodolgicas fueron presentadas en Barcelona, la sociologa latinoamericana tiene un campo en construccin propio que podr impactar en los debates mundiales. La sociologa y las ciencias sociales de nuestra regin, nuestra Amrica, lo necesitan y se lo merecen.

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2. Fals Borda: Pensamiento crtico en Amrica Latina y Mtodo de Investigacin Accin ParticipativaEduardo Andrs Sandoval Forero Universidad Autnoma del Estado de Mxico

Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen el decoro de muchos hombres. Estos son los que se rebelan como fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos la libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Jos Mart.

Foto tomada de: http://www.polodemocratico.net/ 12 de agosto de 2008.

El programa de la presentacin del libro de Fals Borda, La Subversin en Colombia. Cambio Social en la Historia, inici con el famoso poema de Roque Dalton El descanso del guerrero, ese 23 de julio del 2008 en la Universidad Central, ciudad de Bogot, noche en que el gran maestro de la sociologa en Colombia y vicepresidente de la Asociacin Latinoamericana de Sociologa (1964), se despidi de la vida pblica. Al culminar el evento, pareca que ya saba que se estaba despidiendo no solo de la poltica y de la sociologa, sino del mundo terrenal. Su paso lento no lo detuvo para intercambiar un abrazo, una mirada, una palabra; se tomo su tiempo y a algunos de los que tuvimos la oportunidad de acompaarle en esa ocasin, al darnos la mano, entendimos que estaba confiando su legado. El antroplogo Mauricio Adarve de la Universidad Nacional de Colombia, recuerda los juegos rituales que Fals realiz al finalizar el evento: con su bastn que torno en objeto ritual y ondea en ademanes chamnicos, este presbiteriano, bendice sonriente a los asistentes, ritualizando con ello la confianza que minutos antes, el auditorio totalmente colmado y receptivo, le escuchaba afirmar con optimismo poltico "al verlos siento que ya puedo morir tranquilo". El libro La subversin en Colombia es una de las varias obras en las que Fals Borda estudi las resistencias y la insurreccin del pueblo colombiano contra las oligarquas dominantes, represoras y explotadoras en un contnuum que no cesa en el presente, y en donde el maestro ensea que la historia de las conquistas sociales son producto de la dignidad de los pueblos y de la subversin del orden impuesto por el Estado. En esa lnea de investigacin fue6

coautor de una obra cumbre sobre la Violencia en Colombia junto con dos cientistas sociales de gran trascendencia por su compromiso con las causas sociales: Monseor Germn Guzmn, catedrtico de ciencias sociales en la Universidad de Chapingo, muri exiliado en Ciudad de Mxico, y El Dr. Eduardo Umaa Luna falleci en Bogot en mayo de 2008. Los dos tomos de la obra La Violencia en Colombia publicados en 1962, fueron producto de la investigacin colectiva que realizaron los coautores en el Departamento de Sociologa de la Universidad Nacional de Colombia. Esta obra pionera de la sociologa de la violencia, constituye el origen de los estudios sociales sobre las violencias estructural, cultural, poltica, social, econmica, y del Estado en Colombia. A partir de esta investigacin se desarrollan en el pas suramericano estudios con amplitud y profundidad en el tema de las violencias por parte de intelectuales e instituciones reconocidos en el mundo como los violentologos, en el entender de las aportaciones tericas, metodolgicas y analticas realizadas sobre el fenmeno en cuestin. En la investigacin aludida, Fals Borda y sus colegas rompen con la tradicin escolstica de la ciencia social e irrumpen en el estudio del conocimiento directo de los actores sociales, les otorgan voz, reflexin, y participacin en la elaboracin del conocimiento de sus realidades. Se trat, ni ms ni menos, en lo que insisti Borda: de desafiar y abandonar el colonialismo intelectual para generar pensamiento crtico propio que expliqu la realidad y ayude a transformarla con base en la justicia social. La persecucin y represin en Colombia ha sido uno de los mtodos privilegiados del Estado, y la intolerancia a las ms mnima disidencia poltica o social fue una de las denuncias que Fals registr en sus libros, y de la cual fue vctima junto con su compaera Mara Cristina Salazar al ser detenidos y torturados por el ejrcito despus de la famosa accin donde el M-19 saque ms de cinco mil armas al Cantn Norte en Bogot sin disparar un solo tiro y con un mensaje signado en las paredes del tnel que replic la frase del Chapuln colorado: no contaban con mi astucia, M-19. En la casera de brujas la Brigada de Institutos Militares sindic al Doctor Fals Borda y a la Doctora Mara Cristina de ser miembros del Movimiento armado M-19 de Abril, y despus de las torturas, dos aos de la vida de Mara Cristina transcurrieron en la crcel, la misma que obtuvo a los 25 aos el PhD en Sociologa con Magna Cum Laude, quizs la primera sociloga del pas con doctorado, y la primera mujer decana de la Facultad de Sociologa de la Universidad Javeriana. Mara Cristina7

Salazar se le adelant en la muerte a su esposo y muri el 10 de Julio de 20062. Entre muchas de las aportaciones de Fals al mundo de la academia se encuentra la fundacin de la primera Facultad de Sociologa de Amrica Latina en la Universidad Nacional de Colombia, en el ao de 1959, junto con Camilo Torres Restrepo y Eduardo Umaa Mendoza, de la cual Fals Borda fue el primer decano. Aos ms tarde el sacerdote y socilogo Camilo Torres Restrepo, pionero y partidario de una de las vertientes de la teologa de la liberacin, se incorpora al Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN) y cae en combate un 15 de febrero de 1966 en las montaas del departamento de Santander, en el norte de Colombia. Las contribuciones sociolgicas de Fals trascendieron el estudio, el anlisis y la reflexin de los grandes problemas nacionales en Colombia al mtodo de investigacin social. Fue una de los fundadores ms significativos del mtodo de investigacin cualitativo denominado Investigacin Accin Participativa (IAP), que en la dcada de los 70 y 80 se aplic y desarroll por parte de socilogos en varios pases de Amrica Latina en relacin permanente con los movimientos sociales de resistencias antisistmicas. Est mtodo de investigacin, no slo busca conocer las realidades y necesidades sociales de una comunidad o pas, sino transformar esa realidad, donde el papel del investigador es crucial en el conocimiento del fenmeno de estudio, en la participacin e intervencin social, y en el trabajo conjunto con los actores sociales. Es un mtodo que en dimensin mayscula permite parafrasear la clsica frase de Marx que seala que no se trata solo de conocer el mundo sino de transformarlo, y es esta una de las razones por lo que en muchas escuelas de sociologa no se conoce est mtodo, o solo se nombra dentro de la retrica del conocimiento verbalista de los mtodos de investigacin. Sin duda una de las virtudes del socilogo Fals Borda fue su prctica consecuente con su discurso, y por ello a muchos militantes polticos de la izquierda en Colombia nos imparti el Taller terico-prctico sobre el Mtodo de Investigacin Accin Participativa, acompaado de un dossiers escrito que tena en la parte superior, y con color rojo la frase: material de circulacin interna. Pero el taller no solo fue para los que estbamos en las ciudades, lo recibieron tambin los campesinos organizados en la Asociacin Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), y algunos2

Notas biogrficas de Mara Cristina fueron publicadas en Pensamiento Crtico Virtual (PCV), No. 10, Julio 9 a 14. Cali. Publicacin semanal de ECOPAISAtisbos Analticos.http://ecopais- atisbos.blogspot.com/2006/07/pensamiento-crtico-virtual-pcv-no.html. Consultado en julio 22 de 2006.

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militantes de la izquierda armada de la dcada del 70 que simpatizaban con el mtodo pregonado por el maestro Fals, que en la mayora de las ocasiones no se percat de esas militancias. En su texto del taller de Investigacin Accin Participativa seala que los investigadores estudian y trabajan en regiones y comunidades con nimo de determinar puntos reales de partida para reivindicaciones que puedan llevar sucesivos esfuerzos en la lucha por la justicia ... luchas cvicas, salariales, por la tierra, obras pblicas, escuelas, puestos de salud, etc. (Borda, 1972: 7). Esto implica que el investigador se involucre como agente participativo y transformador del proceso que examina, ... tomando posicin a favor de determinadas alternativas, aprendiendo as no slo de la observacin que hace, sino del trabajo mismo que ejecuta con las personas con quienes se identifica (Borda, 1972: 29). En el taller de IAP, la crtica a los mtodos y tcnicas de investigacin neutrales siempre fue contundente, a partir de la descripcin de realidades que no admiten insensibilidad por parte de los investigadores sociales. El mtodo de IAP fusiona al investigador con la sociedad para contribuir al conocimiento de sus problemas y a las soluciones de los mismos, teniendo a la poblacin en condicin de sujetos (no objetos) activos dentro de la investigacin y de la accin transformadora de problemas y necesidades en sus comunidades y contextos. En este sentido la accin de este tipo de investigacin tiene dos dimensiones que Fals enfatizaba como claves del proceso: una accin que se lleva a cabo durante la investigacin con la participacin directa de la poblacin, que genera y produce conocimiento, y otra accin que modifica y transforma una realidad determinada como parte del mismo proceso de investigacin. De esta manera, se logra un principio de la IAP: la concientizacin de grupos sociales para la accin transformadora de realidades. Se conjugan en este mtodo objetivos tericos y prcticos que educan y constituyen un proceso de conocimiento tanto para los investigadores como para la poblacin involucrada en el pensar y en el hacer, a partir de concebir crticamente la realidad. Por lo anterior, el pensamiento crtico latinoamericano forma parte de esa lista de gratitudes que le debemos al maestro Borda, pionero de ese pensamiento que reclama libertad de pensar entre los seres humanos cansados de la opresin y sometimiento, asumiendo el papel de cuestionar las mentiras que a diario nos repiten los medios de comunicacin y que slo buscan embellecer al capitalismo y nublar el razonamiento de la gente. de La crtica que Fals Borda expuso sobre las teoras y mtodos investigacin social dominantes fue la de considerarlas9

colonizadoras intelectuales de Estados Unidos y Europa. Revertir esa condicin de dominacin intelectual requiere, en pensar de Fals, gente creadora, crtica, pensante, distinta de la copietas. Y es que una Amrica Latina libre, incluye la libertad de pensamiento crtico social que hoy sigue subordinado por el pensar del mundo desarrollado que no empata con nuestras culturas y realidades sociales y polticas. Ese pensamiento crtico y propositivo, que otros denominan alternativo, que se ha venido gestando y desarrollando en varios pases, tiene su concrecin en teoras, anlisis, mtodos de investigacin y prcticas conducentes a descolonizar las ciencias sociales y ponerlas en francos procesos de transformacin social que reviertan las condiciones de violencia estructural, fsica y cultural con miras a construir un mundo donde quepan muchos mundos y la paz con justicia, democracia y libertad sea el referente de las sociedades latinoamericanas. As, con su incansable lucha Fals Borda nos dejo ver que no podemos permitir que los otros piensen por nosotros, puesto que eso slo conduce a que se ame a los opresores y se odie a los oprimidos; a travs de ese pensamiento crtico en el que Borda contribuy, se debe encaminar a la gente a pensar por cuenta propia, a no creer todo lo que se difunde a diario, sino a construir propuestas tericas y metodolgicas que permitan acercarnos a la comprensin de este mundo incierto que con ayuda de la investigacin accin participativa admita no solo conocer esas carencias sociales sino incentivar a quienes las viven a recuperar su dignidad como personas. Fals vivi sin vacilaciones ni pausas un compromiso vertical en defensa de la democracia, la justicia y la libertad y, por consiguiente, en contra de los autoritarismos, las injusticias e iniquidades y la explotacin de unos pocos contra muchos, contra todos los pueblos. Le apostaba a la democracia, luchaba a favor de ella, la defenda como la nica forma de resolver el conflicto armado y de combatir la exclusin y el despotismo impuesto por unas minoras arrogantes, ambiciosas y ciegas. Le apostaba a la democracia como la nica manera de orientar y dirigir un movimiento popular hacia el poder y muri representndola dentro del Polo Democrtico Alternativo, en calidad de Presidente Honorario, elegido por unanimidad desde el ao 2005. En noviembre de de 2004 le entregue un ejemplar del Libro Amrica Latina: conflicto, violencia y paz en el siglo XXI, el cual se lo dedicamos a Fals Borda a otros intelectuales del pensamiento crtico, a los movimientos Piquetero de Argentina, Sin Tierra de Brasil y Sin Techo de Paraguay. Despus de revisarlo varias fueron10

sus reflexiones, pero recuerdo el nfasis que puso en la importancia que tiene para investigacin la participacin directa de los actores sociales tanto en la misma investigacin como en la accin transformadora de la violencia. Fueron muchos los reconocimientos que socilogos en vida le otorgamos por el legado de investigador social, pensador y estudioso de la realidad, admirado por colombianos y latinoamericanos por su compromiso con las ideas progresistas y porque siempre estuvo convencido de que Colombia era un pas lleno de injusticias y que era necesario transformar la realidad social a travs de la lucha democrtica, ese otro mbito de la sociologa poltica que en el que Fals tambin incursion. A sabiendas que haba mucho porque luchar, a sus 83 aos de vida el socilogo que naci en Barranquilla muri en Bogot el 12 de agosto de 2008, pensando que tal vez era tiempo de confiar en otros su legado. Se march, dejndonos un gran compromiso a los que tuvimos la fortuna de conocerle, compromiso que hemos de cumplir y transmitir a las nuevas generaciones para juntos construir una sociedad ms justa, ms igualitaria, ms democrtica, ms incluyente y cimentada en la paz con justicia social, razones por las que l decidi dedicar la mayor parte de su vida. Se lo debemos, te lo debemos Maestro por haber sido un gran hombre con sensibilidad social y portador de una gran humildad digna de reconocimiento. Varios de sus alumnos no pudimos asistir al ritual y ceremonial de la velacin y el entierro de nuestro maestro Fals Borda por la larga distancia geogrfica, sin embargo, desde Mxico recordamos su legado sociolgico, su formalidad y tambin su irreverencia para con el poder y la burocracia. Por lo pronto en la Universidad de la Ciudad de Mxico en prximos meses realizaremos unas jornadas alusivas al pensamiento y al mtodo de investigacin-accin participativa que Fals aport a las ciencias sociales. De la ceremonia de despedida, en un correo de amistad el antroplogo Mauricio Adarve me comenta que el entierro del maestro Fals Borda fue un encuentro simblico que reuni en la Universidad Nacional a todas las generaciones de cientficos sociales residentes en Bogot, incluidos sus allegados de Mompox y Barranquilla. La misa fue un ritual ecumnico celebrado entre jesuitas del Cinep -la vieja generacin de Teologa de la Liberacin- con pastores bautistas y presbiterianos en la capilla de la Universidad, incluido el atesmo con todas sus gamas tanto pasionales como ldicas.11

En el trasfondo las remembranzas acadmicas y litrgicas. El sermn lo dio el padre Javier Giraldo amigo personal de Fals y quien estuvo con l hasta el ltimo momento. Todos los oficiantes estuvieron a un lado del altar no en el centro, salvo el momento de la eucarista, y la disposicin ritual indicaba que quin estaba celebrando la misa era Camilo Torres. Sin duda fue un ritual interesante para las ciencias sociales, colmado de pluralidades en el que estuvieron presentes los familiares, amigos, parte de la comunidad cientfica, religiosos de diversas denominaciones, y polticos con distintas adscripciones. Seguramente muchos de los socilogos de la vieja guardia se aprestan a recordar y retomar las enseanzas del maestro, y el mtodo de investigacin accin participativa tendr nuevas perspectivas que puedan conducir a una de las insistencias de Fals que sealaba dentro de su pensamiento crtico: el conocimiento verbalista acadmico tiene poco sentido si no asume compromiso social transformador. Quiero entender que el pensamiento crtico propositivo, el que desde diversas perspectivas y metodologas se viene desarrollando en Latinoamrica de manera alternativa, tiene como condicionante el compromiso de transformacin social desde abajo, con los de abajo, y por los de abajo, algo muy parecido a las lecciones de cambio social que proponen los zapatistas en el sureste mexicano. Al respecto vale la pena decir que el pensamiento crtico propositivo es otra forma de pensar y hacer ciencia, enmarcada dentro de esa mxima del otro mundo posible, es decir otra ciencia y pensamiento propio posibles, diferentes al pensamiento nico.Fals Borda (1972), Taller terico-prctico sobre el Mtodo de Investigacin Accin Participativa, material de circulacin interna, Bogot, documento mimeografiado.

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3. El Pensamiento Crtico en un Mundo InciertoRenn Vega CantorTexto ledo por el Dr. Renn Vega Cantor con motivo de la entrega formal del Premio Libertador al Pensamiento Crtico 2007, el da 7 de agosto de 2008 en el Teatro Teresa Carreo de la ciudad de Caracas.

Aunque el tema central de esta conferencia es la vigencia del pensamiento crtico, no es posible efectuar un anlisis abstracto del mundo de las ideas al margen de la realidad social... Si nuestra Amrica no ha de ser sino una prolongacin de Europa; si lo nico que hacemos es ofrecer suelo nuevo a la explotacin del hombre por el hombre (y por desgracia esa es hasta ahora nuestra nica realidad), si no nos decidimos a que sta sea la tierra de promisin para la humanidad cansada de buscarla en todos los climas, no tenemos justificacin: sera preferible dejar desiertas nuestras altiplanicies y nuestras pampas si slo hubieran de servir para que en ellas se multiplicaran los dolores humanos, no los dolores que nada alcanzar a evitar nunca, los que son hijos del amor y la muerte, sino los que la codicia y la soberbia infligen al dbil y al hambriento. Nuestra Amrica se justificar ante la humanidad del futuro cuando, constituida en magna patria, fuerte y prspera por los dones de la naturaleza y por el trabajo de sus hijos, d el ejemplo de la sociedad donde se cumple la emancipacin del brazo y la inteligencia. (Pedro Henrquez Urea, Patria de la justicia (1925), en La utopa de Amrica, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1989 p. 11.) Aunque el tema central que nos convoca en esta ocasin est directamente relacionado con la vigencia del pensamiento crtico, no es posible efectuar un anlisis abstracto del mundo de las ideas al margen de la realidad social en la que vivimos, sin caer en un idealismo vaco e insustancial. Si concebimos al pensamiento crtico como una filosofa de la praxis, debemos referirnos a la historia, a los problemas concretos, a las luchas prcticas y a las expectativas reales de sujetos de carne y hueso en una situacin especfica. En concordancia con esta proposicin, en esta oportunidad quiero referirme a tres tpicos que versan principalmente sobre Colombia, el pas de donde vengo y donde vivo. En su orden: primero, la desgracia de ser un pas rico en recursos; segundo, el intocable terrorismo de Estado; y, tercero, qu podra hacer el pensamiento crtico en un contexto tan desolador.13

1. Colombia: la desgracia de ser un pas rico Colombia, el pas en el que vivo, est atravesada por las ms tremendas contradicciones del mundo contemporneo. Es un territorio con una extraordinaria diversidad y riqueza natural y cultural, en cuyo seno se encuentran todos los pisos trmicos y una gran variedad de paisajes y de climas, dos costas, escarpadas montaas, extensas altiplanicies y llanuras, bosques, selvas y ros caudalosos. All se alberga una gran riqueza natural, que es tambin una de las razones de nuestra desgracia, como les sucede a los pases que cuentan con recursos. Como parte de esa riqueza natural contamos con minerales, maderas, agua y biodiversidad a granel. En biodiversidad, Colombia es uno de los cuatro territorios ms ricos del mundo, por sus numerosas y variadas especies de plantas y animales, un tesoro invaluable hoy como ayer apetecido por los poderes imperialistas. En esos suelos frtiles desde hace miles de aos se han desarrollado complejas sociedades y culturas, un resultado de la mezcla tnica, voluntaria y forzada, como producto de las sucesivas fases de sometimiento de los comunidades aborgenes desde comienzos del siglo XVI. Algunos de los pueblos originarios descendientes de nuestros primeros padres, sobreviven arrinconados en tierras de ladera o en lo profundo de la selva, pese a todas las campaas de exterminio libradas contra ellos en los ltimos cinco siglos, por los conquistadores europeos y sus descendientes criollos. En total, en el actual territorio colombiano existen unas 80 etnias, que agrupan a algo ms de un milln de seres humanos, con sus propias formas de organizacin social, costumbres y tradiciones y muchas de ellas conservan sus lenguas vernculas. Como parte de esa diversidad cultural, sobresale el aporte de los pueblos africanos que fueron trados brutalmente como esclavos y que, en medio de la opresin, la discriminacin y la explotacin, dieron origen a comunidades de libertos y campesinos que se asentaron en diversos sitios del pas, en especial en sus zonas costeras, en valles y esteros. La mezcla de europeos, pobres y ricos, con los indgenas y los negros esclavizados dio origen a los campesinos colombianos, mestizos por excelencia que hasta hace no mucho tiempo eran la mayora indiscutible de la poblacin y que en la actualidad representan el 25 por ciento de todos los habitantes del pas. Colombia es, entonces, un crisol de pueblos y culturas, en donde se hablan ms de medio centenar de lenguas, con una notable diversidad regional y variadas costumbres y tradiciones. Esa diversidad cultural est seriamente amenazada por voraces empresas transnacionales que, en alianza con capitalistas locales, se estn apropiando a mansalva de las tierras, recursos y saberes14

autctonos. Estas prcticas de biopiratera buscan expropiar conocimientos ancestrales, muy tiles a grandes conglomerados transnacionales en su pretensin de mercantilizar la naturaleza. El Tribunal Permanente de los Pueblos que termin sus sesiones en Bogot hace pocos das verific el peligro inminente de extincin fsica y cultural de 28 pueblos indgenas, que en la mayora de los casos estn formados por menos de un centenar de personas por pueblo, debatindose entre la vida y la muerte. Y concluy que su desaparicin de la faz de la tierra constituira, en pleno siglo XXI, adems de una vergenza para el Estado colombiano y para la humanidad entera, un genocidio y un crimen de lesa humanidad por su accin u omisin institucional de atender a estos pueblos que de manera irreversible estn a punto de extinguirse. Colombia es, al mismo tiempo, uno de los pases ms injustos de nuestra Amrica y del mundo, puesto que a la par con esa inestimable riqueza natural, humana y cultural, existen los ms aberrantes niveles de desigualdad, una caracterstica estructural de nuestra sociedad, que explica en gran medida la violencia que nos ha asolado durante los ltimos 60 aos. En Colombia desde los tiempos de la colonia se formaron poderosos terratenientes, cuyos herederos actuales son amos y seores de cuerpos y almas, apoyados por las altas jerarquas de la iglesia catlica y el ejrcito, en consonancia con la santa alianza entre la cruz y la espada. Eso ha dado origen a una terrible polaridad social, en la cual terratenientes de toda especie (ganaderos, propietarios ausentistas, exportadores de productos primarios, narcotraficantes y paramilitares), que representan solamente el 0.4 por ciento del total de propietarios, son dueos del 61 por ciento de las tierras del pas, de las ms productivas y de las mejor situadas, y el 54 por ciento de pequeos propietarios (campesinos minifundistas, colonos, indgenas, comunidades afrodescendientes) slo poseen el 1,7 por ciento de la tierra, como resultado de lo cual existen 8 millones de pobres rurales. En Colombia, a diferencia de otros pases de Amrica Latina (Mxico, Cuba o Per) nunca se llevo a cabo una reforma agraria que intentara democratizar la propiedad y uso de la tierra, y los tmidos intentos de corte redistributivo a la larga terminaron por fortalecer el poder de los terratenientes, ligados a otras fracciones del capital, tanto nacional como extranjero. No es de extraar, en este sentido, que empresas multinacionales como La United Fruit Company (hoy Chiquita Brands) haya constituido un enclave territorial en la costa atlntica colombiana durante las primeras dcadas del siglo XX y que esas mismas empresas estn impulsando ahora mismo una nueva apropiacin de tierras y riquezas a lo largo y ancho del pas. Eso ha cobrado fuerza en los ltimos aos con la apertura incondicional a los monopolios transnacionales y nunca antes en la historia15

nacional se haban registrado tales niveles de inversin extranjera como los actuales se paso de 3.768 millones de dlares en el 2000 a 10.085 en el 2005- y, por supuesto de utilidades remitidas al exterior que saltaron de 673 millones de dlares en el 2000 a 6.535 en el 2007, con un crecimiento de casi el 1.000 por ciento. Esta caracterstica estructural de monopolio terrateniente del suelo, se ha acentuado en los ltimos aos, con el despojo de cinco millones de hectreas de tierra por parte de fuerzas paraestatales. Estas tierras, como expresin de una tpica revancha terrateniente, han sido arrebatadas a los campesinos y apropiados por viejos y nuevos hacendados, para ampliar sus fincas ganaderas, sembrar palma africana y otros cultivos de exportacin, ahora usados para producir necrocombustibles. Este hecho explica el despojo y el destierro de cuatro millones de colombianos en su propio pas, lo cual nos ubica entre los dos pases del mundo con ms desplazados internos, disputndonos palmo a palmo con Sudn un deshonroso primer lugar en tan indigna accin. Como las clases dominantes de Colombia nunca han querido repartir ni un centmetro de tierra, han expulsado violentamente a los campesinos hacia los lmites de la frontera agrcola, con lo cual se ha poblado el pas, a costa de indgenas y comunidades afrodescendientes, mientras las mejores tierras siguen en manos de los grandes propietarios. Esa expulsin campesina lleg a las ciudades, desde finales de la dcada de 1940, originando una urbanizacin acelerada y profundamente antidemocrtica, porque en las ciudades se ha ido reproduciendo, a su modo, la injusticia del mundo rural, pues un puado de potentados, ligado al capital financiero, se ha enriquecido a costa del hambre de tierras urbanas de los ms pobres, que cclicamente llegan huyendo de la violencia y de la miseria que impera en los campos colombianos. Eso explica que hoy por hoy la mayor parte de la poblacin del pas malviva en las ciudades (algo ms del 70 por ciento), y millones de personas no cuenten con los ms elementales servicios pblicos, estn desempleados, vivan del rebusque diario y se encuentren arrinconados en barrios tuguriales. Al mismo tiempo, en esos espacios urbanos, como parte de la lgica injusta del capitalismo, existen guettos de riqueza de las clases dominantes y de reductos de las clases medias, como se aprecia en Bogot, Medelln, Cali, Barranquilla y otras ciudades del pas, en donde se vive con todas las comodidades y el confort de las elites de los Estados Unidos o de Europa. No es difcil documentar la magnitud de la horrorosa desigualdad de la sociedad colombiana: hay veinte millones de pobres y 7 millones de personas viven en la absoluta miseria, lo16

cual quiere decir que uno de cada dos colombianos es pobre y uno de cada seis es indigente; el desempleo afecta, segn cifras oficiales, a dos millones doscientas mil personas y si a ellas le sumamos las que sufren el subempleo y otras formas disfrazadas de desempleo, tenemos que el desempleo real cobija a unas 9 millones de personas, el 41 por ciento de una poblacin econmicamente activa de 20 millones. Y la gran mayora de los que tienen empleo soporta condiciones laborales indignas e inhumanas, como producto de la flexibilizacin y precarizacin laboral, de la prdida de derechos, de la imposibilidad de organizarse sindicalmente, de la contratacin temporal y de la ampliacin de la jornada laboral, porque en una especie de revolucin conceptual en la astronoma, que erizara la piel de Kepler y Coprnico, el actual gobierno determin extender por decreto el da de las seis de la maana a las diez de la noche, para que los empresarios no paguen horas extras ni recargos nocturnos. Para completar, las reformas tributarias de los ltimos aos han aumentado la desigualdad, puesto que han disminuido o suprimido impuestos a los ricos con el pretexto de aumentar la inversin de capital privado, tanto nacional como internacional, mientras que se ha generalizado el impuesto al valor agregado y las tributos directos que pagan los asalariados y los pobres. De esta forma, en tanto que un trabajador paga impuestos sobre sus ingresos, las empresas cotizan, cuando lo hacen, sobre sus ganancias y no sobre su patrimonio. La concentracin de la riqueza es de tal ndole que hace de Colombia un pas terriblemente injusto, como se comprueba con unos pocos datos del Informe de Desarrollo Humano, versin 2005: 58 personas pobres (del 10% de menores ingresos) reciben el mismo ingreso que 1 persona rica (del 10% con mayores ingresos), Colombia es el undcimo pas ms desigual del mundo con un Coeficiente de Gini de 57,6.; El 20% ms rico de los colombianos consume el 62% de los bienes y servicios y el 20% ms pobre consume el 3%.. Un dato sinttico nos indica que el ingreso acumulado del 80 por ciento de los colombianos es inferior a los ingresos totales del 10 por ciento ms rico, los verdaderos dueos del pas. Esta profunda desigualdad de la sociedad colombiana ha sido preservada histricamente mediante varios mecanismos. Al respecto, vale mencionar los elementos ideolgicos de que se han valido las clases dominantes en Colombia para mantener su hegemona, entre los cuales sobresalen los mitos desmovilizadores y, ms recientemente, el uso del poder meditico. Esas clases dominantes se han encargado de construir dos mitos de larga duracin, tanto para uso interno como fuera del pas. El primer17

mito sostiene que la Colombia actual desde temprana poca, a finales del siglo XVIII, se convirti en una sociedad mestiza, en la que, por ende, nunca ha existido discriminacin tnica ni desigualdad racial. Esta falacia, repetida hasta la saciedad, fue construida para invisibilizar a indgenas y afrodescendientes, justificar la apropiacin de sus tierras y de sus riquezas, legitimar su persecucin y exterminio y entregar sus suelos a empresarios locales o extranjeros, como viene sucediendo con las empresas petroleras desde comienzos del siglo XX. Con este embuste de un pretendido mestizaje democrtico, las clases dominantes de Colombia han buscado marginar, cuando no exterminar, a indgenas y negros, considerados como inferiores, para no reconocerlos ni como seres humanos ni como comunidades o individuos con derechos, sino solamente como peones o como carne de can y de urna. El segundo mito desmovilizador, ms acentuado que el primero y de difusin internacional, asegura que Colombia es la democracia ms antigua y ms slida de Amrica Latina. Esto no deja de ser una falacia o un mal chiste, sobre todo para los que vivimos en ese pas. Es una falacia, como puede probarse mencionando, de paso, algunos aspectos polticos, econmicos y sociales. En trminos polticos, durante ms de un siglo y medio las clases dominantes han usufructuado el poder valindose de dos partidos, el liberal y el conservador, que se han turnado o han compartido el control del gobierno y del Estado, cerrando cualquier posibilidad de participacin poltica a fuerzas diferentes, mediante el asesinato y la persecucin, siendo este otro de los factores estructurales que explica la constante violencia en Colombia, Incluso, cuando en el seno mismo de esos partidos tradicionales han existido personajes que se han atrevido a cuestionar la injusticia y la desigualdad, han sido vistos como sujetos peligros y las clases dominantes no han dudado en eliminarlos, como sucedi con el caudillo liberal Jorge Elicer Gaitn en 1948. En trminos econmicos, cuatro grupos monoplicos, estrechamente ligados al capital imperialista, son dueos de las ms diversas actividades econmicas y productivas, siendo los que finalmente deciden quien hegemoniza el poder poltico. Esos grupos econmicos dominan los medios de comunicacin, ahora en alianza con capital espaol, y por eso en Colombia, dos canales de televisin privados, dos cadenas de radio y un peridico de circulacin nacional dictaminan qu se dice y se piensa en nuestra sociedad. Es una dictadura meditica de los grandes grupos econmicos, a travs de sus empresas periodsticas, que configuran un cartel del terrorismo ideolgico y cultural y son los puntales de la guerra informativa contra la poblacin y contra18

todos los que consideran sus enemigos (como lo han podido comprobar recientemente los gobiernos de Ecuador, Venezuela y Nicaragua). All se encuentran pocas familias, como los Santos, Ardila Lule, Santodomingo y los grupos Prisa y Planeta de Espaa. Qu democracia puede haber en un pas de 45 millones de habitantes, en el cual slo unos cuantos empresarios de los medios controlan todo lo que se mueve y produce, incluyendo la informacin? En trminos sociales, la desigualdad y la injusticia estructural del pas se han agravado con la aplicacin del recetario neoliberal, la apertura comercial y la arremetida imperialista durante los ltimos 20 aos. As, En Colombia se han privatizado las ms importantes empresas pblicas y la salud, la educacin y la cultura se han convertido en negocios rentables para llenar el bolsillo de los capitalistas nacionales o internacionales. Igualmente, Colombia es un pas militarizado al extremo, hasta el punto que hoy tiene un ejrcito de 400 mil efectivos y cuenta con ms policas y soldados que profesores, mdicos o enfermeros, lo que hace que, en trminos de inversin militar con relacin al PIB, sea el tercer pas ms militarizado del orbe, slo superado por Israel y Burundi. Este crecimiento desmesurado del gasto militar ha sido posible por la ayuda de los Estados Unidos que le suministra al gobierno colombiano ms de dos millones de dlares diarios para la guerra interna. Por tal razn, tenemos el dudoso privilegio de ser el tercer pas en recibir donaciones monetarias para la muerte por parte de los Estados Unidos, por debajo de Israel y Egipto. (No por casualidad, como lo ha sealado Noam Chomsky, existe una correlacin directa entre ayuda militar estadounidense y violacin sistemtica de los derechos humanos, como se confirma en el caso de nuestro pas). Como lo subray el Tribunal Permanente de los pueblos: Colombia parece presentarse () como un verdadero laboratorio poltico institucional donde los intereses de los actores econmicos nacionales e internacionales son plenamente defendidos a travs del abandono por el Estado de sus funciones y de su deber constitucional de defensa de la dignidad y de la vida de una gran parte de la poblacin, a la cual se aplica, como si de un enemigo se tratara, la doctrina de la seguridad nacional, en su versin colombiana. Con todas estas caractersticas, si se pudiera usar el trmino de democracia para hablar de Colombia, lo cual es un verdadero contrasentido, habra que hablar de una democracia genocida.

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2. 60 aos de terrorismo de Estado y de impunidad Ufanarse por parte de las clases dominantes que Colombia es la democracia ms antigua y slida del continente, ha servido para ocultar ante la faz del mundo el terrorismo de Estado ms prolongado de nuestra Amrica y uno de los ms constantes en todo el planeta. En efecto, en mi pas ha existido en los ltimos 60 aos (desde poco antes del asesinato de Gaitn el 9 de abril de 1948) una interminable impunidad estatal junto desde luego, a la impunidad de las clases dominantes-, que ha sobrevivido a todos los cambios experimentados en nuestro continente y en el mundo. Mientras que en el cono sur y en Centroamrica se terminaron las dictaduras militares de seguridad nacional, con su estela de sangre, terror y desaparecidos, en Colombia no hubo necesidad de recurrir a la dictadura abierta, porque con el rgimen existente, aparentemente civil y democrtico, se han podido cometer, hasta ahora, tantos o ms crmenes que los realizados por las dictaduras de Videla, Pinochet o los generales brasileos, todos juntos. Segn la ONU, Colombia es uno de los pocos pases de nuestra Amrica donde todava hoy se sigue practicando la horrorosa prctica de la desaparicin forzosa. Aunque la guerra fra termin hace dos dcadas, en Colombia se mantiene, con la misma lgica anticomunista y contrainsurgente de siempre, puesto que el solo hecho de pensar, no digamos diferente, sino simplemente de pensar es un delito, del que se derivan todas las consecuencias posibles: acoso, persecucin, sealamiento, crcel, exilio, desaparicin o muerte. Es bueno enfatizar que en Colombia no se prohbe la disidencia o la protesta, sino que simplemente se mata al que disienta o proteste, como alguna vez lo dijera el periodista Antonio Caballero. Mientras en otros lugares (El Salvador, Guatemala) se dieron procesos de paz que implicaron para las clases dominantes de esos pases impulsar algunas tmidas reformas sociales, econmicas y polticas y reconocer la existencia de los adversarios como interlocutores vlidos, en Colombia la oligarqua criolla no quiere repartir nada, ni un centmetro de tierra, ni redistribuir ingresos, ni mejorar las condiciones de vida de la poblacin, y por ello ha optado por la va de la tierra arrasada, mediante el Plan Colombia y la instalacin de bases militares de los Estados Unidos en nuestro suelo. Ese terrorismo de Estado, tan prolongado e impune como el de Israel (cronolgicamente coinciden con terrible exactitud) y solamente superado por el campen mundial del terrorismo de Estado (por supuesto el de Estados Unidos), ha perdurado mucho ms tiempo que las dictaduras de Stroessner en Paraguay, de los Somoza en Nicaragua, de los Duvalier en Hait, o de Trujillo en20

Repblica Dominicana. Se ha mantenido incluso ms all de la dictadura perfecta, la del PRI mexicano. Ese terrorismo de Estado, apoyado en grupos paramilitares, utiliza smbolos y nombres similares en dos perodos histricos distanciados por medio siglo, en la poca de la primera Violencia y en la actualidad. Los sicarios conservadores de la dcada de 1950 se autodenominaban pjaros y el ms famoso de ellos era conocido como El Cndor, amigo ntimo de polticos conservadores y de militares que llegaron a la presidencia de la Repblica. Hoy los grupos emergentes de paramilitares se proclaman como las guilas negras, y su cercana con el poder poltico y empresarial es evidente, como para comprobar que no es mucho lo que ha evolucionado la fauna parasicarial en Colombia, ya que en medio siglo slo se ha dado una mutacin semntica que nos ha llevado de los pjaros a las guilas negras. La persistencia del terrorismo de Estado en Colombia ha dejado una impresionante secuela de victimas, una contribucin a la historia universal de la infamia, de la cual solamente quiero recordar algunos hechos. En los ltimos 20 aos han sido asesinados 3.000 dirigentes sindicales, constituyndose en el pas del orbe ms peligroso para ejercer cualquier actividad gremial, hasta el punto que de cada 10 sindicalistas asesinados en el mundo, 9 lo son en Colombia. En esa lgica de terror contra los trabajadores, con la participacin de empresas multinacionales (Coca-Cola, Chiquita Brands, Nestl, La Drumond...), han sido aniquilados sindicatos completos, como sucedi con el de los bananeros en Urab o con el de la palma africana en el departamento de Cesar y otros han sido sistemticamente perseguidos, como la Unin Sindical Obrera que agrupa a los trabajadores petroleros, cien de cuyos dirigentes y miembros han sido asesinados despus de 1988. Como parte de esa lgica del terror, en Colombia se planific y ejecut el genocidio poltico de una organizacin de izquierda, la Unin Patritica, que fue aniquilada en las dcadas de 1980 y 1990, con el asesinato de 5.000 de sus militantes, incluyendo senadores, concejales y alcaldes. El asesinato de dirigentes campesinos, de defensores de derechos humanos, de periodistas, de profesores, de estudiantes, de luchadores sociales ha sido y es la pauta tpica del terrorismo de Estado hasta el da de hoy, sin que sus responsables, asociados en gran medida al capital privado, a las fuerzas armadas y a los terratenientes, sean condenados y antes por el contrario hoy sean vistos como prsperos empresarios o salvadores del pas, que se21

pavonean orondos de sus crmenes, tanto en Colombia como en el exterior. En este pas se ha generalizado el terror de mltiples formas por parte de sectores de la extrema derecha, mediante matanzas indiscriminadas desde 1981, cuando apareci en escena el primer grupo paramilitar en el Magdalena Medio. Desde entonces hemos vivido horrores indescriptibles, masacres de una inconcebible sevicia, crmenes que son el teln de fondo de lo que en forma benigna se ha llamado la parapoltica, por lo cual estn detenidos ms de 30 senadores de la coalicin de gobierno. La parapoltica simplemente es un eufemismo para camuflar la magnitud de los delitos de lesa humanidad que ha producido la alianza macabra de grupos de matones con polticos, terratenientes, militares, empresarios y multinacionales, con la finalidad de eliminar a todos los seres humanos considerados como enemigos y obstculos de la acumulacin de capital mafioso imperante en Colombia. Porque, de paso, en ese pas si que se aplica la notable distincin de Leonardo Sasccia, cuando dijo que la mafia es un capitalismo ilegal, mientras que el capitalismo es una mafia legal. De la misma manera, en Colombia hay miles de desaparecidos por razones polticas o reivindicativas desde 1977, cuando fue raptada y luego desaparecida en la ciudad de Barranquilla por organismos de seguridad del estado Omaira Montoya Henao, una bacteriloga de 34 aos y militante de izquierda. Esta prctica criminal no ha cesado y se mantiene hasta el da de hoy. Si se hiciera un minuto de silencio por cada uno de los muertos, torturados y desaparecidos que se han presentado en Colombia en los ltimos sesenta aos, tendramos que permanecer callados, por lo menos, durante dos aos continuos. Tal es la magnitud de la impunidad del terrorismo de Estado imperante en Colombia, del cual es cmplice y copartcipe el imperialismo estadounidense y ese conjunto de delincuentes que se autodenomina comunidad internacional. Por todos aquellos que he nombrado (sindicalistas, indgenas, dirigentes campesinos y populares, defensores de derechos humanos, estudiantes, profesores, mujeres e intelectuales) y que han sido asesinados, torturados o desaparecidos nunca se ha convocado a una marcha por parte de la poderosos medios de comunicacin, ni se han organizado conciertos para escuchar a cantantes destemplados, como si, sencillamente, esos muertos y desaparecidos nunca hubieran existido o no fueran importantes. A esos colombianos humildes y pensantes que han sido asesinados y masacrados por el capitalismo colombiano quiero recordarlos en esta ocasin y rendirles un tributo de reconocimiento, porque su lucha forma parte de la memoria y de la dignidad de quienes no se han22

resignado a creer que la violencia en Colombia es un castigo divino, sino que es producto de un sistema profundamente injusto y desigual y que han soado con un pas decente, muy distinto al actual, gansteril y mafioso. Bombardear un pas vecino, violar el derecho internacional humanitario y las leyes de guerra usando los smbolos de la Cruz Roja, TeleSur y de una ONG humanitaria de Barcelona- calumniar e inculpar a presidentes de otros estados, oponerse al derecho de asilo, son prcticas terroristas que han evidenciado ante la faz del mundo en el ltimo ao, pero slo son un plido reflejo del terrorismo de estado que los colombianos comunes y corrientes han soportado durante ms de medio siglo. Lo que est aconteciendo ahora confirma que en Colombia, el Estado y las clases dominantes se han convertido en fichas incondicionales de los Estados Unidos en nuestra Amrica, para fungir como el portaaviones terrestre de la guerra preventiva y como punta de lanza de los intereses del imperialismo en su sed insaciable de apropiarse de riquezas y recursos. Para hacerlo posible, Estados Unidos directamente o por intermedio de Colombia necesita sabotear los procesos autnomos y soberanos que se impulsan, entre logros y tropiezos, en distintos pases sudamericanos. Desde luego, ese comportamiento internacional del Estado colombiano tampoco es nuevo, puesto que durante los ltimos sesenta aos, para vergenza de nuestra Amrica, sucesivos gobiernos han respaldado o participado en hechos tan lamentables como la Guerra de Corea, a comienzos de la dcada de 1950, o la criminal invasin a Irak en los ltimos cinco aos. El gobierno colombiano actual ha sido el nico de la regin en aplaudir las maniobras de la IV flota imperial de los Estados Unidos en el Mar Caribe y en respaldar a la Unin Europea en su directiva xenfoba y racista contra los inmigrantes. Como parte de esa historia de traicin de los gobiernos colombianos a otros pases sudamericanos, recordemos que en 1982, el presidente de entonces fue el nico de Sudamrica en respaldar al Reino Unido y a Estados Unidos en el conflicto de las Malvinas. Todos estos acontecimientos demuestran que el sndrome de Can tambin es una caracterstica estructural de las clases dominantes de ese sufrido pas! Cabe preguntarse, por qu ha persistido durante tanto tiempo ese terrorismo de Estado con todas sus secuelas de sangre y horror? Puede responderse diciendo que una razn fundamental se encuentra en la permanente resistencia de importantes sectores de la poblacin al modelo capitalista gansteril existente en nuestro pas. Porque, a pesar de la violencia estatal y paraestatal, en Colombia en las ltimas dcadas se ha dado un extraordinario23

proceso de resistencia con variadas formas de lucha, en donde han participado indgenas, campesinos, comunidades afrodescendientes, trabajadores sindicalizados, estudiantes de escuelas y universidades pblicas, trabajadores de la cultura y algunos intelectuales y entre la que hay que situar tambin el surgimiento de la insurgencia armada. El terrorismo de estado existe porque, a pesar de todos los esfuerzos y propaganda, las clases dominantes no han podido erradicar de importantes sectores de la poblacin colombiana, la semilla de la rebelin, de la inconformidad y de la resistencia. 3. Qu puede hacer el pensamiento crtico? En el contexto antes sealado, vale preguntarse qu funcin tiene el pensamiento crtico en una sociedad como la colombiana, en la cual se ha impuesto, tal vez como en pocos lugares del continente, el pensamiento nico de clara estirpe neoliberal, impulsado por los medios de comunicacin, las clases dominantes y las multinacionales, todo lo cual, junto con la violencia, ha llevado al arrinconamiento y a la asfixia de la intelectualidad de izquierda, la mayor parte de la cual fue cooptada por el propio capitalismo en las ltimas dcadas. Esto ha hecho que ciertos escritores, investigadores y profesores universitarios, provenientes de la izquierda, se convirtieran en los intelectuales orgnicos de las viejas y nuevas formas de dominacin capitalista e imperialista, llegndose al extremo de que hoy algunos plumferos justifican y aplauden como legtimas las acciones ilegales del rgimen colombiano. Estos mercenarios del pensamiento, que han alquilado y vendido su conciencia a muy bajo precio, cumplen la funcin de justificar el terrorismo de estado contra la poblacin colombiana a nombre de la pretendida guerra contra el terrorismo, de las supuestas ventajas del libre mercado y de las migajas que les caen al asumir una postura de genuflexin incondicional ante Estados Unidos. Todo eso, adems, slo busca hacer presentables las polticas ms antipopulares y vendepatrias que se registren en los anales de la historia nacional. A todos esos burcratas del pensamiento, pueden aplicrseles de manera textual las palabras de Bertolt Brecht: Quien no sabe la verdad slo es un estpido, pero quien la sabe y la llama mentira, es un criminal. En contrava con ese pensamiento sumiso y servil, en estos tiempos de mentira e infamia, como dira Antonio Machado, los intelectuales crticos deben preservar en la labor de desentraar todas las formas de explotacin, opresin y sometimiento, asumiendo el papel de cuestionar las mentiras que a diario nos repiten los medios de intoxicacin masiva y los intelectuales domesticados, que slo buscan embellecer al capitalismo y nublar el entendimiento de la gente. En el mundo incierto en el que nos24

ha tocado vivir, a esos intelectuales crticos les corresponde ayudar a disear instrumentos analticos, adecuados a las urgencias de nuestra poca, que ayuden a entender lo que est pasando, recuperando al mismo tiempo las innumerables luchas y rebeliones que los humillados y ofendidos han librado a travs de la historia y contribuyendo a construir alternativas que recuperen la esperanza. Como no podemos permitir que los medios piensen por nosotros, puesto que eso slo conduce a que se ame a los opresores y se odie a los oprimidos, es imprescindible seguir pensando y actuando en contra de los lugares comunes que pretenden eternizar al capitalismo. Por eso, hemos querido dilucidar el sentido de las patraas terminolgicas de moda (expresadas en trminos vacos y sin sentido como sociedad del conocimiento o imperio, y muchas ms), pero no para quedarnos en la pura crtica, sino para invitar a profesores, estudiantes, lderes sociales, activistas, dirigentes populares y sindicales a que con esfuerzo intelectual superen los mltiples obstculos y ayuden a disear alternativas al capitalismo realmente existente. La propuesta que ha sido desarrollada en esta obra, busca recalcar que el conocimiento tiene una funcin social, mxime si presume de ser crtico, porque en la actualidad es urgente recrear la educacin poltica de las nuevas generaciones, evitando los manuales que tanto dao nos hicieron, para incentivar a la gente a pensar por cuenta propia, a no tragar entero lo que dicen los medios de desinformacin, ni a creer en toda la propaganda que nos anuncia a diario que estamos ante el fin de la historia y que enfrentar al capitalismo es intil porque ante el mismo no existen alternativas. En este sentido, reivindicamos un tipo de reflexin proscrita en el mundo acadmico, que recupera el lenguaje clsico de diversas vertientes emancipatorias, entre las cuales sobresalen variadas interpretaciones marxistas, ambientalistas, feministas, anarquistas, indianistas y crticas de la razn instrumental. Esa reflexin no ha buscado quedarse en la mera contemplacin, sino que busca construir con comunidades educativas, docentes y sindicales, entre otras, propuestas tericas y metodolgicas que permitan acercarnos a la comprensin de este mundo incierto, as como en el diseo de instrumentos de conocimiento que integren a grupos humanos, a partir de sus necesidades y expectativas concretas. En esta investigacin se plasma un esfuerzo de sntesis que intenta romper con las especializaciones restringidas en el mbito de las ciencias sociales que tanto nos constrien, y analizar grandes problemas de la humanidad, tales como el ecocidio planetario, las formas de explotacin del trabajo, la mercantilizacin de todo lo existente, el impacto contradictorio de25

la tecnociencia, las transformaciones educativas y su relacin con las polticas imperialistas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. El objetivo ha consistido en presentarles a los profesores, activistas y dirigentes sociales un panorama amplio de los principales cambios mundiales e indagar cmo inciden en diversos aspectos de nuestra realidad cotidiana, y cmo podra aprovecharse esa informacin en el trabajo intelectual y poltico prctico en el aula de clase, en el barrio, en el sindicato y en otros espacios. Esto se ha hecho porque consideramos que el conocimiento no debe quedar en manos de expertos que lo monopolizan, sino que el saber tiene una funcin social que debe ayudar a la gente a enfrentar, con razones y argumentos, los problemas que la afectan. A este respecto, son iluminadoras las palabras del poeta cubano Roberto Fernndez Retamar cuando afirma: La tarea de los intelectuales latinoamericanos y caribeos no puede ser repetir mimticamente lo que una y otra vez Occidente nos propone como verdades (desde el mentido Descubrimiento hasta la supuesta evaporacin del imperialismo), sino arribar al pensamiento propio de lo que Bolvar llam un pequeo gnero humano: el cual, por otra parte, slo de sta manera lograr desembocar de veras en esa patria que es la humanidad, como sentenci Jos Mart. En esta perspectiva, quisiera bosquejar algunas de las tareas del pensamiento crtico en estos momentos, a saber su irreducible carcter anticapitalista y antiimperialista, recuperar la idea de totalidad concreta para el anlisis y comprensin de la imposicin mundial del capitalismo, y, por ltimo, vincularlo a las luchas histricas de los oprimidos. De una parte, consideramos que el pensamiento crtico, en Colombia y en nuestra Amrica, tiene que ser anticapitalista y antiimperialista, porque si ha de ser crtico tiene que ir a la raz de los problemas y quien quiera entender y transformar la injusticia y la desigualdad hoy en nuestro continente en el sentido profundo del trmino se encontrara en el camino, tarde o temprano, con el capitalismo y el imperialismo, algo evidente en el caso colombiano. Sin esas categoras analticas no es posible entender la acumulacin mafiosa de capital y la constitucin de una burguesa gansteril, que se ha hecho hegemnica no slo en Colombia sino en otros pases de nuestra Amrica y el mundo. En la obra que hemos escrito se encuentran innumerables ejemplos de las diversas formas de explotacin y de dominacin ejercidas por el capitalismo y el imperialismo en los ms diversos campos, que van desde la economa, hasta el medio ambiente, pasando por la cultura, la ciencia y la tcnica. La ptica anticapitalista permite, en nuestro entender, ir al fondo del asunto26

de lo que hoy acontece en el mundo y en nuestro continente, porque nos recuerda que es menester ir ms all de las apariencias relucientes de las mercancas y de los supermercados, hasta los hombres y mujeres de carne y hueso que soportan en la vida diaria la explotacin, en las maquilas, en las zonas francas, en las fbricas de sudor y de muerte, pero tambin en las oficinas, en las escuelas, en los consultorios y en todos los lugares de procesamiento informtico. Porque los trabajadores siguen existiendo, a pesar de las transformaciones experimentadas por el mundo laboral en las ltimas dcadas, y continan siendo el soporte fundamental del capitalismo, quien recurre como siempre a la extorsin de fuerza de trabajo como fuente de acumulacin y de ganancia, sin importar la forma ni el tipo de trabajo que se realice. Ese pensamiento, decimos, precisa ser antiimperialista, porque si algo se ha querido escamotear en las ltimas dcadas es la existencia de la dominacin internacional y de la opresin nacional. El trmino imperialismo incluso avergenza a sectores de izquierda que en lugar de usar esa denominacin han optado por emplear nociones insustanciales y banales, como las de globalizacin o era de la informacin, con los cuales nos quieren dar a entender que las relaciones internacionales se trasformaron hasta el punto que ya no hay ni dependencia ni dominacin entre pases, sino interdependencia y ayuda mutua, como expresin del triunfo del mercado. Esa retrica insustancial ha sido desmentida por la dura realidad en los ltimos tiempos, como se demuestra con las guerras tpicamente imperialistas libradas por Estados Unidos desde diciembre de 1989, cuando fue invadida Panam. Desde entonces, las continuas agresiones a los pases pobres han evidenciado que el imperialismo sigue siendo tan cruel como siempre. En consecuencia, en vsperas de conmemorarse el bicentenario de la primera independencia, hay que proclamar con Jos Mart la imperiosa urgencia de una segunda emancipacin de nuestra patria grande, de todos los imperialismos, incluyendo el europeo, que hipcritamente se presenta como defensor por excelencia de los derechos humanos, mientras, aliado con los Estados Unidos, preserva sus pretensiones de superioridad sobre los pueblos de otras latitudes y respalda el terrorismo y los crmenes de Estado en Palestina, en Afganistn, en Irak, en Turqua, en Colombia No por azar el reino de Espaa, una caricatura del imperio que fue desarticulado en Amrica mediante la lucha organizada de los pueblos de las colonias en el siglo XIX, pretende dos siglos despus reescribir junto a las clases dominantes de nuestra Amrica la historia heroica de los mantuanos y sus descendientes,27

que tanto temor le han tenido siempre a los indgenas, negros, zambos, mestizos, pobres y humildes, la sabia vital que con sus variados colores tie las sociedades de este lado del mundo. En concordancia con sus intereses empresariales, esa Espaa monrquica participa activamente en la celebracin oficial de la independencia que preparan las clases dominantes de estos pases, para presentarse juntos como los adalides de la libertad y de la democracia, mientras auspician la penetracin de las empresas y bancos espaoles en todo el continente, los cuales no se distinguen precisamente por respetar ni a la gente ni a los ecosistemas. Otra caracterstica del pensamiento crtico que nosotros reivindicamos en esta obra estriba en pensar los cambios experimentados por el capitalismo a partir de la idea de totalidad, construyendo explicaciones que permitan entender la lgica central del capitalismo en esta fase de despliegue planetario. Casualmente, los sucesos del 11 de septiembre de 2001, demostraron la ineficacia de las teoras dbiles y fragmentarias para poder explicar lo que estaba sucediendo es decir, la imposicin mundial del totalitarismo capitalista- y a partir de ese momento diversos autores rescataron la importancia de la crtica de la economa poltica, como eje analtico medular para entender la lgica del capital y todas sus contradicciones. Escudriar los mecanismos actuales del sistema capitalista requiere de un esfuerzo por integrar diversos saberes que nos permitan aproximarnos al conocimiento de la forma como el capital se despliega y subordina todo lo que encuentra a su paso, incluyendo la naturaleza. Y ese esfuerzo analtico tambin precisa de una gran apertura mental, que no se opone a la firmeza poltica, para interrelacionar lo que pasa en el mundo y lo que sucede en nuestros pases, a partir no de un universalismo abstracto sino de un anlisis concreto que integre lo mejor del pensamiento emancipatorio universal con el legado de nuestros grandes pensadores, los que han vivido y luchado al sur del Ro Bravo, y que desde el siglo XIX se han atrevido a eso, a pensar, y no simplemente a copiar y a imitar, porque como indicaba Jos Mart: Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen el decoro de muchos hombres. Estos son los que se rebelan como fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos la libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Por ltimo, una caracterstica distintiva del pensamiento crtico radica en plantear y volver a insistir en que no se conoce por conocer sino con una finalidad poltica expresa de carcter28

emancipatorio, yendo contra las tendencias pasivas, contemplativas y conformistas. Por ello, el pensamiento crtico debe seguir acompaando las luchas de los oprimidos, aprendiendo de la historia y de la realidad de esas luchas y bosquejando salidas a la crisis civilizatoria de nuestro tiempo. Estamos convencidos de la urgencia para el pensamiento crtico de rescatar las luchas de los oprimidos y de los vencidos, porque, como deca Walter Benjamn, solamente andando con aqullos sin esperanza no es permitida la esperanza. O como lo planteaba ms cerca de nosotros Jos Mart: Con los oprimidos haba que hacer causa comn, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hbitos de mando de los opresores. Es imprescindible recuperar la historia de las luchas de los pobres, oprimidos y explotados del continente, porque ellas son un espejo para el presente y el futuro. Las experiencias de indgenas, afrodescendientes, campesinos, colonos, obreros, mujeres pobres, recorre la historia de Colombia y Amrica Latina, como un ejemplo vivo y palpitante. Con sus sueos y expectativas han proyectado otro tipo de vida y de sociedad, con valores de igualdad, ayuda mutua, cooperacin, sacrificio y entrega. Todos estos valores cobran actualidad, ante la avalancha individualista propia del capitalismo, que pregona todos los das, como caractersticas supuestamente innatas al ser humano, el egosmo, la sed de ganancias, el aplastamiento del adversario, el fetichismo de la mercanca y del dinero. El pensamiento crtico no parte de cero, sino que recupera una memoria de esperanza y dignidad, una evocacin de las luchas anticapitalistas y antiimperialistas que se han dado a lo largo de la historia de nuestra Amrica y que han cobrado actualidad en los ltimos aos en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Mxico, Cuba, Argentina, Colombia, Brasil y en muchos otros lugares, porque como dice el poeta Juan Gelman, con esto termino: Lleg la muerte con su recordacin/ nosotros vamos a empezar otra vez/ la lucha/ otra vez vamos a empezar/ otra vez vamos a empezar nosotros/ contra la gran derrota del mundo/ compaeritos que no terminan/ o arden en la memoria como fuegos/ otra vez/ otra vez/ otra vez/.

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4. Lineamientos para las coediciones ALASDe acuerdo con Revistalas y el Programa Editorial de la Revista de Sociologa y Ciencias Sociales: "Controversias y Concurrencias Latinoamericanas", de la Asociacin Latinoamericana de Sociologa (ALAS), enunciados en el Boletn Nmero uno de junio de 2008, exponemos las caractersticas para la realizacin de coediciones con revistas de Ciencias Sociales y Humanidades. Las coediciones con ALAS pueden ser de dos tipos: a) Coedicin de Controversias y Concurrencias Latinoamericanas (CCL) con una o varias revistas de ciencias sociales y humanidades. b) Entre una o varias revistas de la Red de Revistas de ALAS (RevistALAS). 1. Todas las coediciones por parte de ALAS sern digitales, y por parte de las otras revistas sern impresas y/o digitales. 2. Toda coedicin (digital o impresa) debe de incluir en su portada el logo de ALAS y los directorios de los Comits Directivo y Editorial de ALAS. 3. Adems del logo de ALAS se incluir el crdito institucional de la Revista Controversias y Concurrencias Latinoamericanas (CCL) y de la Red de Revistas de ALAS (RevistALAS). 4. En la portada se registrar la coedicin, y en la primera pgina interior, la informacin bsica de las instituciones. 5. ALAS no tendr participacin econmica en los costos de las coediciones impresas, los cuales sern sufragados por las revistas que coediten con ALAS, que son los que normalmente invierten para la edicin de sus revistas. 6. Las revistas que coediten con CCL de ALAS, mantendrn su formato, extensin de pginas, criterios editoriales, paginacin de revistas, y todos aquellos aspectos particulares de cada revista en su forma y contenidos. 7. Los responsables de cada coedicin determinarn la cantidad de artculos a publicar. 8. Los artculos sern dictaminados en los formatos que utiliza cada revista. 9. Los artculos que aporta ALAS en las coediciones sern evaluados por el Comit de Evaluacin de ALAS.30

10. Los artculos que aportan las revistas que coediten con ALAS, sern evaluados por sus respectivos dictaminadores. 11. En las coediciones recomendamos incluir reseas informativas o crticas de libros de reciente publicacin. 12. En las coediciones impresas los responsables del Comit Editorial recibirn tres ejemplares para el archivo de ALAS. 13. Los articulistas recibirn el nmero de ejemplares que determin cada revista. 14. Las revistas coeditadas sern expuestas en el portal web del Programa Editorial de ALAS y con disponibilidad a todas las ligas nacionales e internacionales disponibles. 15. Todas las coediciones se editarn en versin electrnica (CD), formato PDF. 16. Las revistas que coediten con ALAS sern responsables de la correccin de estilo, redaccin, sintaxis, gramtica y ortografa. 17. En las coediciones se incluir el BoletnALAS como anexo o separata de la revista. 18. En las coediciones, las revistas que incluyen en su impresin la presentacin del nmero, realizarn junto con ALAS la introduccin de la coedicin. 19. Las revistas de la Red de Revistas de ALAS (RevistALAS) podrn publicar, en coedicin con Controversias y Concurrencias Latinoamericanas (CCL), nmeros con artculos de los Grupos de Trabajo o informacin sobre los Congresos ALAS. 20. Toda coedicin tendr la autorizacin por escrito del Programa Editorial de la Revista Controversias y Concurrencias Latinoamericanas de Sociologa y Ciencias Sociales de ALAS y RevistALAS. Eduardo Andrs Sandoval Forero y Alicia Itat Palermo Responsables del Programa Editorial de la Revista Controversias y Concurrencias Latinoamericanas de Sociologa y Ciencias Sociales de la Asociacin Latinoamericana de Sociologa (ALAS) y RevistALAS.

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ConvocatoriaSe convoca a todos los investigadores y estudiosos de los fenmenos sociales de Latinoamrica, El Caribe y el contexto internacional a postular artculos y ensayos cientficos para la revista electrnica de Sociologa y Ciencias Sociales Controversias y Concurrencias Latinoamericanas de la Asociacin Latinoamericana de Sociologa. La fecha de recepcin de artculos se amplia al 30 de noviembre de 2008. Enviar comunicaciones a [email protected]

5. Actividades de la Red de Revistas de la ALAS Revistalas 2008* Primer Frum de Sociologa de La Asociacin Internacional de Sociologa: Investigacin Sociolgica y Debate Pblico. 5- 8 de Septiembre de 2008 Barcelona, Espaa Sesin ad Hoc: Las problemticas Iberoamrica

de

las

revistas

de

Ciencias

Sociales

en

Coordinadores: Alicia Itat Palermo, Asociacin Latinoamericana de Sociologa, Argentina. Rafael Martnez Nestares, Instituto de Estudios Iberoamericanos, Venezuela. Panelistas: Cristbal Torres (Red Espaola de Revistas de Sociologa; Revista Espaola de Sociologa, Federacin Espaola de Sociologa, Espaa). Gildo Marcal Brandao. (Editor Revista Brasileira de Cincias Sociais Universidad de Sao Pablo, Brasil).32

Jorge Rojas. Editor Revista de Sociologa Sociedad Hoy (Universidad de Concepcin, Santiago, Chile). Jaime Preciado Coronado (Presidente de la Asociacin Latinoamericana de Sociologa, Editor Revista Espiral sobre Estado y Sociedad, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad de Guadalajara, Mxico).

Encuentro Pre-Alas 2008 Sociologa y Ciencias Sociales: Conflictos y Desafos Transdisciplinarios en Amrica Latina y El Caribe. El Contexto y la Regin Interrogados Preparatoria del XXVII congreso ALAS Buenos Aires 2009 UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE Corrientes, 24, 25 y 26 de Septiembre de 2008. Presentacin de Revistalas y Programa editorial del Alas Coordinadora: Alicia Itat Palermo (Co coordinadora de Revistalas) Reunio Especial com Editores de Revistas e Peridicos Acadmicos da Amrica Latina Coordenadores: Maria Eduarda Rocha (UFPE-Brasil); Alicia Palermo (UBA-AR) e Maira Baumgarten (UFRGS-BR)

V Jornadas de Sociologa de la UNLPI Encuentro Latinoamericano de Metodologa de las Ciencias Sociales: Cambios y Continuidades Sociales y Polticas En Argentina y la Regin en las ltimas Dcadas. Desafos Para el Conocimiento Social La Plata, 10, 11 Y 12 de Diciembre de 2008. Panel: Las revistas acadmicas de Ciencias Sociales en Argentina: dinmicas y tensiones frente a la globalizacin del conocimiento Coordinadores: Alicia Palermo (Co coordinadora de Revistalas Red de Revistas de la Asociacin Latinoamericana de Sociologa. Editora Revista Argentina de Sociologa. CPS).

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Antonio Camou (Editor Revista Cuestiones de Sociologa. Revista de Estudios Sociales.- Departamento de Sociologa. Universidad Nacional de La Plata.

Coediciones y Ediciones Especiales ALAS * Ra Ximhai No. 19, Revista de Ciencias Sociales y Desarrollo Sustentable de la Universidad Autnoma Indgena de Mxico ser coeditada con Controversias y Concurrencias Latinoamericanas de ALAS. Coordinacin de la coedicin: Eduardo Andrs Sandoval Forero

* Edicin especial dedicada a la ALAS Revista ESTUDOS DE SOCIOLOGA Programa de Ps-Graduao em Sociologia Universidade Federal de Pernambuco Brasil Editoras Jonatas Ferreira e Maria Eduarda da Mota Rocha Coordinacin del nmero especial: Jonatas Ferreira e Maria Eduarda da Mota Rocha y Alicia Itat Palermo

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6. EVENTOSCATEDRA ALAIN TOURAINE ITESO, 2008. Seminario Internacional Dilemas latinoamericanos actuales de cara al desarrollo y la democracia

Integrantes del Consejo Acadmico de la Ctedra Touraine: Dr. Jaime Preciado Coronado: DEAF ITESO Dra. Rossana Reguillo Cruz: DESO - ITESO Dr. David Velasco Yaez sj: DESOJ ITESO Dr. Rigoberto Gallardo Gmez: CIFS ITESO (Coord. Acadmico de la CT) I. Marco problemtico Desarrollo y democracia son trminos cuyo significado se ha pervertido intencionalmente en los ltimos 30 aos. Es necesario entenderlos de manera integral para poder ir al fondo de la realidad que expresan e intentar transformarla. Los contenidos reales de las nociones de desarrollo y democracia se pueden observar ntidamente a travs de lo que en cada pas predominantemente se piensa y se hace en siete ejes dilemticos diferentes que, en la realidad, slo existen recursivamente articulados: (1) El papel del Estado en la sociedad globalizada y la posicin predominante respecto de la soberana nacional, (2) la poltica y el ejercicio del poder poltico, (3) la economa y la poltica econmica, (4) el bienestar social de la poblacin y la poltica social, (5) las acciones colectivas y los movimientos sociales, (6) la diversidad cultural y (7) el medio ambiente. Informes recientes de organismos internacionales muchos de los cuales no consideran el desarrollo y la democracia en trminos integrales- aseguran que en Amrica Latina las cosas no marchan del todo bien. Sea que se refieran a la economa, a la poltica, al medio ambiente, al estado actual de la cuestin respecto de los derechos ciudadanos (sociales, culturales, econmicos, civiles, polticos), etc., su conclusin es que se profundiza la exclusin y que sigue creciendo la brecha entre los llamados pases desarrollados y la gran mayora de los pases latinoamericanos. En el caso de Mxico, es claro que las clases dirigentes han llevado al pas por los cauces que marc el consenso de Washington y sus35

acuerdos consecuentes o complementarios. Pero simultneamente, en el caso de otros pases latinoamericanos, se observa que sus respectivas constelaciones de grupos dirigentes han conducido a su pas conforme otros paradigmas, decisiones y prioridades. Ello ha dado lugar a que en Amrica Latina tengamos hoy da una divisin o bipolaridad y hasta un enfrentamiento en trminos conceptuales y polticos respecto de lo que es ms conveniente hacer para alcanzar el necesario desarrollo y la democracia. Se puede afirmar que de cara al desarrollo y la democracia, los pases de AL se enfrentan hoy da a una serie de dilemas relevantes, cuya solucin determinar la calidad de vida de las generaciones actuales y futuras de la poblacin latinoamericana. Dado este marco, nos parece que a todas luces resulta pertinente que en la Ctedra Alain Touraine procedamos a discutir y aclarar los Dilemas latinoamericanos actuales de cara al desarrollo y la democracia y sus probables claves de solucin. Sin embargo, para hacerlo de una manera que en verdad genere discusiones sustanciosas, conocimientos nuevos y alternativos, es preciso cubrir varias condiciones: de participantes, de preparacin de insumos para la discusin, de mtodo de discusin que permita una produccin comn de tendencias analticas generales as como la visualizacin de dilemas, prospectivas, retos y salidas. II. Objetivos del Seminario Objetivos inmediatos (2008) 1. Recoger de manera ordenada y comparable lo sustancial de la historia reciente de un conjunto representativo de pases latinoamericanos (12) para tener claridad respecto de cules han sido los conceptos y las prcticas predominantes respecto de los siguientes ejes dilemticos: (1) El papel del Estado en la sociedad globalizada y la posicin predominante respecto de la soberana nacional, (2) la poltica y el ejercicio del poder poltico, (3) la economa y la poltica econmica, (4) el bienestar de la poblacin y la poltica social, (5) las acciones colectivas y los movimientos sociales, (6) la diversidad cultural y (7) el medio ambiente; as como los resultados que en cada uno de ellos se han obtenido en cada pas. 2. Discutir y profundizar con un grupo de especialistas el carcter positivo, negativo o incierto de los resultados alcanzados en cada eje dilemtico en cada uno de los pases, de cara al avance en desarrollo y democracia. 3. Trazar las diferentes tendencias generales de orden conceptual y poltico que han brindado y brindan soporte a los procesos histricos36

vigentes en AL, as como a sus respectivos dilemas, prospectivas y retos de cara al desarrollo y la democracia. 4. Ofrecer un espacio de formacin para estudiantes y profesores interesados del ITESO y del pblico en general de la regin occidente del pas. 5. Posibilitar que algunas academias de profesores interesados en algn tema, aprovechen la presencia en el ITESO de estos especialistas mexicanos, centro y sudamericanos invitados y trabajen con ellos los asuntos de su inters mutuo en una sesin particular. Objetivos mediatos (2009) 1. Publicar un libro con (a) una problematizacin general del tema, (b) con las 12 ponencias referidas a la situacin de cada uno de los pases invitados -que sern redactadas con base en un mismo esquema- y (c) con los siete ensayos que se producirn a finales de 2008, referidos a las tendencias generales observadas y a las prospectivas y retos existentes en AL, en cada uno de los siete ejes dilemticos que ordenarn la discusin entre especialistas a lo largo del Seminario. III. Productos del Seminario 1. Las sesiones del Seminario mismo, realizadas en el campus del ITESO. Abiertas a la comunidad universitaria y a todo pblico. Se buscar hacer un acuerdo de participacin con Departamentos acadmicos, programas educativos de grado y postgrado as como con los profesores que puedan tener inters en estas temticas. 2. El texto de la Conferencia Magistral Inaugural. 3. Los textos de las 12 ponencias magistrales referidas a 12 diferentes pases (las cuales se habrn escrito de acuerdo con una misma estructura). 4. Las relatoras de los 6 paneles de discusin con especialistas. 5. Los ensayos que se elaborarn a partir de la sesin final, de trazo de tendencias observadas, prospectivas y retos en cada uno de los siete ejes dilemticos. 6. Acorde con el diseo de este esfuerzo acadmico, ese conjunto de materiales permite pensar en la produccin y publicacin de un libro, que debera estar impreso durante el segundo semestre de 2009. IV. Invitados Conferencias magistrales Inaugurales:37

Dr. Manuel Antonio Garretn, FLACSO, Chile Dra. Rossana Reguillo. ITESO, Mxico

Ponentes: Escribirn y dictarn la conferencia magistral correspondiente a su pas/regin: Mxico: Dr. Sergio Zermeo Colombia: Dr. Jaime Zuloaga Costa Rica: Dr. Ronny Viales Hurtado Per: Dr. Oscar Ugarteche* Brasil: Dr. Jose Vicente Tavares Argentina: Dra. Estela Grassi Chile: Dr. Daro Salinas Panam: Dr. Marco Gandzegui Centroamrica: Dr. Ignacio Medina Nez Cuba: Dra. Mayra Espino Bolivia: Dra. Raquel Gutirrez* Venezuela: Dr. Juan Eduardo Romero * Por confirmar Especialistas en eje dilemtico: Leern y discutirn las doce conferencias magistrales, presentarn tendencias y retos generales al final del Seminario y, luego, escribirn el ensayo de su respectivo eje dilemtico: (1) El papel del Estado en la sociedad globalizada y la posicin predominante respecto de la soberana nacional: Dr. Jaime Preciado Coronado (ALAS, UdeG ITESO), (2) Poltica y el ejercicio del poder poltico: Dr. Jorge Alonso (Ciesas Occidente) (3) Economa y la poltica econmica: Mtro. Guillermo Daz (ITESO), (4) Bienestar de la poblacin y la poltica social: Dr. David Martnez (UIA-Len), (5) Acciones colectivas y los movimientos sociales: Dra. Silvia Bolos (UIA-Cd de Mxico) y Dr. Rigoberto Gallardo (ITESO) (6) Diversidad cultural: Dr. Rogelio Marcial (El Colegio de Jalisco) (7) Medio ambiente: Dr. Gabriel Torres (ITESO) VI. Agenda tentativa general del Seminario 27 de octubre, am: Primer medio da. Inscripcin, Bienvenida, Inauguracin del Seminario, Conferencias Magistrales Inaugurales.38

27 octubre pm 29 octubre am: Cuatro medios das intermedios (12 ponencias y 6 paneles de discusin): + En cada panel, se dictarn dos conferencias relativas a dos distintos pases y habr un panel de discusin con especialistas sobre las ponencias de esos 2 pases. (Ojo: cada conferencia ser dictada por espacio de media hora por un acadmico especialista en la situacin de su respectivo pas; en la siguiente hora, habr un panel de discusin y profundizacin acerca del contenido de las 2 conferencias magistrales dictadas, y en l participar un grupo fijo de siete especialistas: en relaciones internacionales, en economa, en poltica social, en poltica, en movimientos sociales, en cultura y en sustentabilidad y medio ambiente. De cada uno de estos paneles de discusin se har una relatora profesional, apoyada en una grabacin de audio). 29 octubre, pm: ltimo medio da en la tarde (tendencias, prospectivas y retos; clausura): Sesin final del Seminario: los especialistas participantes en los 6 paneles de discusin, tras hacer el bosquejo de un anlisis comparado entre los 12 pases, construirn, expondrn y discutirn entre s y con el pblico las tendencias generales que observan, los dilemas, las prospectivas y los retos de cada eje dilemtico de anlisis. Clausura del Seminario Items que se ha solicitado aborden las ponencias de cada pas y visin general de Amrica Latina en las conferencias Magistrales (1) El papel del Estado en la sociedad globalizada y la posicin predominante respecto de la soberana nacional + Postura ante las diversas fases o etapas del llamado Consenso de Washington, as como su grado de asuncin de ste. + Postura predominante ante la discusin sobre el ser, tamao y rol econmico - social del Estado; + Postura ante el binomio insercin total en la dinmica de la globalizacin / insercin econmica cauta que preserva la soberana y los intereses nacionales;39

+ Postura predominante ante los actores financieros y/o productivos de EEUU, Europa o Asia con intereses en los recursos y la mano de obra del pas; + Postura ante el gobierno de EEUU y sus polticas geoestratgicas sobre energticos, seguridad y migracin. (2) La poltica y el ejercicio del poder poltico + Cmo lleg el grupo dominante de su pas al poder y c