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    El Otro, el migrante

    Alcira B. Bonilla (UBA CONICET)

    Resulta conocido en los mbitos acadmicos que la filosofa intercultural en sus

    breves aos de desarrollo pujante ha centrado sus investigaciones en una forma originalde tratamiento de la denominada cuestin del Otro y sus figuras, tema que en lafilosofa prctica contempornea se presenta con una complejidad especfica. En estetrabajo, que se inscribe en el marco de estas preocupaciones, no se har un recorridominucioso de estos logros de la filosofa intercultural sino un abordaje a discusiones yreferencias puntuales en el seno de la misma y con aportes de otras corrientes que hacenal ncleo del tema.

    Antes de plantear la hiptesis y esquema del artculo, una referencia a dosfuentes importantes para toda reflexin sobre el tema. Como primera, cronolgicamentey en orden de importancia terica, el planteamiento radicalizado de la cuestin por

    parte de E. Levinas; en segundo trmino, el desglose metodolgico mltiple de lamisma cuestin por parte de T. Todorov. Levinas revierte la relacin bsica para toda lafilosofa occidental al menos desde Platn entre el Mismo y el Otro. En cuanto aTodorov, ste elige como motivo de su investigacin la problemtica del otro msexterior y lejano en la forma cmo apareci a los ojos de los descubridores yconquistadores europeos a partir de 1492 (Todorov 1987: 13) y seala al menos tresejes desde los cuales puede enfocarse la cuestin y establecerse una tipologa de lasrelaciones con el otro: axiolgico, praxeolgico y epistmico (Todorov 1987: 195ss.).Este trabajo, que reconoce deudas con los colegas de la filosofa intercultural, lafilosofa de la liberacin y el pensamiento de Levinas, trae a discusin nuevamente lacuestin del otro, tambin desde el otro ms exterior y lejano de nuestros das; ya noen su encarnacin en los pacficos tanos que recibieron a Cristbal Coln o en lasescenas de sacrificios humanos, sino bajo la figura del migrante, por tantos motivos(fenotipo, idioma, costumbres, etc.) lejano, definitivamente otro para el imaginario delas sociedades blancas y etnocntricas.

    El esquema de la contribucin es sencillo. Despus de algunas observacionesprevias, que hacen al locus enuntiationis y sealan tomas de posicin que puedenencontrarse en contribuciones anteriores, se pasar al tratamiento de la condicin devulnerabilidad del migrante pobre contemporneo (con apoyo en desarrollos de Levinasy P. Ricoeur) y se har referencia a la complejidad fctica y terica de la temtica. El

    nfasis se pondr en la discusin de la cuestin de la ciudadana introduciendo ladiscusin de las posiciones multiculturalistas y la elaboracin de una propuesta msinclusiva de la nocin de ciudadana a partir de la reelaboracin del concepto deciudadana cultural de M. Chau. Esto implica ubicar el tema migratorio en lasdiscusiones sobre ciudadana inclusiva permitiendo adems elaborar la tensin entre losingular, lo particular y lo universal que resulta caracterstica de diversas teorasactuales sobre ciudadana (Cullen 2007a). Por ltimo se esbozar una respuestainclusiva a partir de la ampliacin del universalismo en la discusin de unauniversalidad de horizonte.

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    Las observaciones previas que siguen se realizan para ofrecer a las y losposibles lectores un mapa de lectura para un abordaje poco frecuente del temamigratorio, an desde la filosofa intercultural1:

    a) el locus enuntiationis del trabajo es la idea intercultural de un pollogo de

    razones (Esterman 2006: 46ss.) y su capacidad para arribar a un intercambiohermenutico mutuamente interpelador, oyente e interpretativo (Fornet-Betancourt2004: 256-257), que tienda a la instauracin de una universalidad de horizonte(Bonilla 2007a), superadora tanto de los universalismos apriorsticos o dialcticamenteteleolgicos, como de los relativismos;

    b) lo anterior posibilita tambin un intento interdisciplinario acerca delfenmeno migratorio que integre la filosofa y tome en cuenta algunos resultados de lainvestigacin contempornea de las ciencias sociales y la historiografa (Bonilla2007b);

    c) un tratamiento de la cuestin migratoria que haga lugar a la dignidad y losderechos de las y los migrantes no puede ser ajeno a la discusin sobre su goce pleno detodos los derechos humanos (no slo los civiles y polticos, sino tambin loseconmicos, sociales y culturales);

    Siguiendo con el esquema propuesto, como parte del marco ms general deltrabajo parece atinado tratar en primer trmino la categora de "vulnerabilidad". Si bienno se obvia la existencia de fortalezas y capacidades individuales y grupales deresistencia, dada la situacin particular de vulnerabilidad de las y los migrantes en lassociedades contemporneas, el enfoque levinasiano de la cuestin del otro resulta apto

    para encarar este aspecto decisivo de la vulnerabilidad especfica de las y los migrantes(Levinas, 1977), as como es imprescindible recurrir a la distincin entre autonoma(o poder) y vulnerabilidad (o fragilidad), esbozada por P. Ricoeur (2001: 85-105).

    Para ubicarse en la lnea del gesto levinasiano, ante todo hay que abandonar lasfilosofas y el pensamiento de la totalidad (el mismo), que ha dominado la intensa

    parte de la filosofa occidental. En su reemplazo y como contraposicin efectivaLevinas recurre a la excedencia de la exterioridad, tal como sta se manifiesta, porejemplo, en la localizacin platnica de la Idea del Bien en un allende (epkeina) elmundo de las Formas incorruptibles y eternas (Rep. 509b). Este ejemplo privilegiado

    que brinda la propia historia de la filosofa occidental no es casual. Levinas lo retoma ensu lectura peculiar para indicar cmo ya desde el interior de esta tradicin totalizante seda una apertura hacia una sustitucin jerrquica radical de la ontologa (la primaca delSer) por la tica (la primaca del Bien) y, en consecuencia, el otorgamiento a sta delrango de filosofa primera (Levinas, 1977).

    En este abandono radical de la filosofa de la Totalidad, en la sustitucin delMismo por el Otro (Autrui), se juega en definitiva la inversin efectiva de laintencionalidad (el lugar privilegiado del Mismo) (Levinas 1978: 179 ss. y 278 ss.).

    1En otros trabajos he incoado una clasificacin de las diversas posiciones filosficas que de modo ms

    directo han abordado y abordan el tema migratorio y los relacionados con ste como refugio y exilio(Bonilla 2005 y 2007a) as como el lugar de la filosofa en el tratamiento interdisciplinario de este campode investigaciones (Bonilla 2007b).

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    Segn este nuevo modo de consideracin, la conciencia de, que fuera signo y origende lo humano (vale decir del conocimiento racional, la accin libre y los afectos mselevados), se revela como dominadora y absolutista, fagocitante de la riqueza y lavariedad de lo real. En definitiva esta conciencia es y ha sido antropfaga en el ejerciciode su libertad dando origen as a mltiples genocidios y matanzas.

    Como segunda consecuencia de este nuevo posicionamiento (an-rquico),Levinas propone otro modo que ser (Levinas, 1978) con el que deja inaugurada una

    posibilidad de existir convivialmente que ha de desplegarse en la teora y realizarseresponsable y responsivamente (Waldenfels, 1994) en las prcticas (las personales y las

    polticas). La excedencia del rostro del otro en cuanto vulnerable conmina nuestraresponsabilidad en tanto nos convierte en guardianes de la vida desnuda y expuesta enel desierto de la historia (Zambrano, 1990). No matars se erige en el imperativoabsoluto que la excedencia impone. La respuesta de Can a Dios, Acaso soy yo elguardin de mi hermano? (Gn. 4, 9) que aterra por su trgico cinismo contiene engermen todos los cinismos del conocimiento y de la libertad dominadoras que fueron

    festejados como despliegue de la conciencia autofundante. Ms all de los universalesde la razn y de la poltica un nico universal impone su derecho inapelable: el otrovulnerable, expuesto. Levinas encuentra la manifestacin de este nuevo universal en lascuatro figuras bblicas que lo contienen y despliegan : el hurfano, el pobre, la viuda, elextranjero (el migrante, para nuestra poca). Este universal, principio y origen ms allde todo principio y origen, conminante de la responsabilidad, se instituye comogenerador de la tica y de la poltica (de los derechos y de la justicia).

    Como se aclar desde un comienzo, este trabajo se centra en esta ltima figurade la vulnerabilidad: el migrante. Debe complementarse el rtulo con una adjetivacinnecesaria: el migrante pobre2. A los fines que se persiguen con esta colaboracin bajoesta denominacin tambin quedan incluidos los refugiados y exiliados, en tanto seencuentran en condiciones similares de vulnerabilidad a las de los migrantes pobres. Esdecir, se focaliza la investigacin sobre la condicin de aquellas personas que, inclusoms all de su voluntad y decisiones, han debido abandonar su lugar de origen y cobijonativo (su thos), porque la existencia en l se les torn inviable. A esta caracterizacinhay que aadir otro dato se idntico valor. En efecto, si bien la migracin parecieraconstitutiva de la condicin humana segn todos los testimonios conocidos (Vior,2007), la masividad y constancia de las migraciones actuales hacen del fenmenomigratorio el hecho poltico mayor de nuestro tiempo (Balibar, 2005)3.

    2Si bien no deja de ser problemtica y digna de investigacin la condicin de todo migrante (profesional,empresario, becario o investigador visitante, turista), se concede aqu un espacio privilegiado a los msdesamparados de la categora. Dadas sus condiciones particulares de vulnerabilidad, se hace lugarigualmente en esta categora a los exiliados y refugiados. En este trabajo se habla preferentemente demigraciones externas; si bien existen desplazamientos de masas de desamparados en el interior dediversos pases, estos ltimos pertenecen a poblaciones con idnticos derechos al resto de los habitantes,en teora, al menos. Para distinciones tcnicas o ms sutiles, adems de innumerables estudios desociologa de poblaciones y migratorios y documentos internacionales, vanse los textos especficoscitados en la bibliografa.3Dado que la amplitud, pasividad y constancia de estos flujos migratorios resulta una consecuencia de las

    polticas econmicas globalizantes, que los Estados nacionales consienten, no parece atrevida unacorreccin de la frase de Balibar, en tanto realmente la migracin puede ser considerada un hechobiopoltico por excelencia.

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    Para considerar la vulnerabilidad caracterstica de estos migrantes pareceplausible partir de las etapas en las que habitualmente se ordena el proceso migratorio:emigracin, trnsito, inmigracin y reconstruccin de los lazos con el lugar de origen4.La investigacin de la vulnerabilidad en cada una de las etapas sealadas puede serrealizada desde un punto de vista subjetivo que atienda a los rasgos, procesos y

    transformaciones de la subjetividad migrante, o bien desde uno objetivo. Desde laprimera perspectiva, estudiada por la fenomenologa de la subjetividad migrante, lavulnerabilidad puede calificarse como malestar o sufrimiento siendo posibleinvestigar sus manifestaciones tpicas y los grados de las mismas, tratamiento queexcede los lmites de esta presentacin.

    Un punto de vista objetivo tipifica esta vulnerabilidad como exclusin. En estecaso, adems de aplicar las categoras ricoeurianas aludidas de autonoma yvulnerabilidad5, deben integrarse a las investigaciones contribuciones de diversasdisciplinas sociales y humanas. La exclusin sufrida por las y los migrantes comprendeun abanico de formas de trato discriminatorio por parte de las tcnicamente

    denominadas sociedades de acogida que van desde el rechazo en la frontera misma delos migrantes (y su retencin en condiciones infrahumanas hasta la devolucin al lugarde origen) hasta las diversas formas de conculcacin de derechos fundamentales en elejercicio de las capacidades y funciones de la existencia humana por parte de las y losmigrantes, por ejemplo la participacin ciudadana plena. En ambos sentidos expuestos,y siguiendo los lineamientos de la tica levinasiana y de la filosofa intercultural, lafigura del migrante se constituye en una apelacin particular a la responsabilidad tericay poltica de los investigadores, los polticos y los ciudadanos (Bonilla, 2007a).

    Dos hechos contemporneos de diferente alcance mundial vienen en auxilio dela visibilizacin del desafo planteado por el fenmeno migratorio a la cuestin de laciudadana. En primer trmino la amplitud casi global de la pluralidad cultural omulticulturalismo fctico que caracteriza las sociedades contemporneas, que, sobretodo en las metrpolis, se ve acrecentado por las migraciones internas y externas,constantes e ingentes. En segundo lugar, en el mbito reducido de un pas, la Argentina,la sancin de la Ley de Migraciones N 25.871 (2004). En su artculo 4 esta Leyconsagra el derecho humano a migrar. Ms all de defectos de formulacin, falta dereglamentacin y deficiencias en las polticas derivadas, la presencia del artculoindicado - fruto de intercambios entre legisladores y diversas agrupaciones civiles yreligiosas coloca esta Ley en la avanzada de todo el derecho positivo en la materia enel mundo6.

    En vista de estos problemas y de estos hechos insoslayables se defiende acontinuacin la posicin de que las teoras de cuo liberal ms sensibles al problema de

    4Para estas distinciones, adopto y amplo la distincin en tres etapas establecida por J. Castillo Guerra(2004: 154-155), aadiendo la del trnsito, etapa peligrosa y traumtica en algunos casoscontemporneos.5Para orientacin general, se recuerda que P. Ricoeur en el trabajo citado equipara autonoma de sereshumanos y grupos con poder, potentia y capacidad (homo capax) y establece una distincin entrepoder de decir, poder de actuar sobre y poder de narrar de modo coherente la propia historia,sumando tambin distinciones paralelas por el lado de la vulnerabilidad (Ricoeur 2001: 88ss.).6Algunas de las discusiones previas y posteriores, as como el texto de la Ley, pueden consultarse en R.

    Giustiniani (2004). El documento de la Iglesia Erga migrantes caritas Christi (2004) constituyeigualmente un aporte terico para la elaboracin de un concepto intercultural inclusivo de ciudadana quetome en cuenta el fenmeno migratorio.

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    socios morales y reivindica modos de insercin poltica de los mismos sujetosmediante iteraciones democrticas (Benhabib 2005: 130-132). En este caso, sinembargo, como en el de Colom cuya argumentacin es bastante anloga (Colom, 2001:11-33), se desliza una exigencia de patrones larvadamente etnocntricos para elestablecimiento del dilogo, puesto que los principios de reciprocidad igualitaria,

    autoadscripcin voluntaria y libertad de salida y asociacin (Benhabib, 2006: 51-55), si bien dan lugar a dilogos culturales complejos, lo hacen desde una matrizcomprendida bajo patrones de cuo ilustrado, es decir, desde un universalismo a priorique no es sino el intento de generalizacin de una comprensin estrechamenteeurocntrica de la razn, el lenguaje y los vnculos humanos (Waldenfels 2006: 109ss.).

    Para salir de esta encerrona terica parece importante recurrir a la defensa de underecho a la cultura y la postulacin de una ciudadana cultural que provee la filsofa

    brasilera M. Chau. Partiendo de una matriz marxista, aunque deslastrada de lecturasdeterministas de la historia, plantea nociones de democracia y de cultura dinmicas. Lademocracia visualizada como el nico rgimen poltico autoinstituyente se apoya en la

    creacin constante de derechos cuyo ejercicio a su vez da paso a una inclusin cada vezmayor en la ciudadana (Chau 2006: 138-139). En consonancia con esta perspectiva lacultura es definida como el campo materialmente determinado de las formassimblicas y de los modos de vida de una sociedad (Chau, 2006: 13). Ladeterminacin que menciona la definicin no impone patrones fijos; ms bien se hacecargo del dinamismo histrico principalmente generado y jalonado por conflictos dediversa ndole, sobre todo los del campo cultural que se dan entre la cultura impuesta

    por los grupos hegemnicos, la del mercado y la resultante de los esfuerzos productivosde las obras y la memoria social del pueblo. En sntesis el ejercicio de la ciudadanacultural se vuelve imprescindible para la inclusin plena en el cuerpo social y poltico y

    para el goce del conjunto de los derechos humanos.

    Retomando la propuesta de Chau en el marco ms amplio de la filosofaintercultural y de la problemtic0a especfica de las migraciones pobres contemporneashay que sealar la importancia de la investigacin terica de una nocin de "ciudadanaintercultural". Esta nocin de ciudadana no slo pone el acento en el valor ciudadanode las creaciones populares, sino en un sentido general que va ms all de lasdistinciones clasistas y folclorizantes entre arte culto y artesana popular, quedestaca el valor intrnseco de las diferencias y saca a la luz los conflictos de dominacinexistentes. Profundizando en esta lnea a partir de caminos dialgicos que la filosofaintercultural traza se puede completar la crtica de las posiciones mono- y

    multiculturalistas que se basan en patrones rgidos, casi esencialistas, de identidad, ascomo evaluar las soluciones tericas y polticas contemporneas ms conocidas:cosmopolitismo, ciudadana transnacional y ciudadanas mltiples. A partir de este tipode investigaciones la problemtica del Otro Migrante Pobre lleva a la propuesta deuna nocin de ciudadana ampliada que toma en cuenta y en serio el derecho humano amigrar como sntesis de todos los derechos humanos, al menos de los enunciados hastaahora.

    Por esta va de investigacin se vislumbra tambin el imperativo de orientartambin la crtica hacia las diversas formas en las que principalmente Occidente hacomprendido el universalismo, casi todas ellas operando una reduccin apriorstica del

    Otro. Retomando lo afirmado en las primeras pginas de este trabajo bajo la inspiracinde Levinas (la universalidad decisiva del Otro) esta radicalidad terica y prctica

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    puede profundizarse a travs de una exploracin de los trabajos que sobre esta cuestinhan realizado dos filsofos contemporneos: . Balibar y J. Estermann. Suscontribuciones interesan aqu sobre todo porque a partir de ellas se puede desarrollaruna concepcin de universalidad de horizonte que ample la fusin de horizontesgadameriana ya aludida por Taylor en la ltima parte de la obra aqu citada (Taylor:

    1994: 70-73).

    Sealando el carcter ambiguo de las ideas de universalidad vigentes y llevadopor un pthos tico-poltico Balibar comienza su aportica de lo universal con ladistincin entre universal como realidad, ficcin e idealidad. El primer universal (comorealidad) designa la interdependencia efectiva entre los elementos o unidades a partirde las cuales podemos configurar aquello que llamamos mundo (Balibar, 2005: 156),comprende instituciones, grupos e individuos y los procesos correspondientes. Losaspectos extensivos e intensivos de esta explosiva universalidad se manifiestan en lastensiones entre minoras en aumento y mayoras sin peso poltico. La universalidadficticia alude a realidades que fueron objeto de una construccin o una elaboracin

    (Balibar, 2005: 164) generalmente implicadas en la constitucin de hegemonas. Plantealas formas de la universalidad ideal como fundamentalmente emancipatorias, pues semanifiestan como requerimientos absolutos o infinitos susceptibles de ser invocadossimblicamente contra toda limitacin institucional (Balibar, 2005: 173-174). Balibarno propone la definicin que desvela a universalistas y relativistas, sino lo universalcomo horizonte de sentido que se refuerza una y otra vez por los deslizamientos,conflictos, equvocos y desgarros que desde s mismo genera. Es este carcterhorizntico de lo universal y de un dinamismo tal que hace lugar a la diversidad y a losconflictos en vez de rehuirlos el que se propone rescatar en este trabajo.

    Por su parte, con su crtica de las diversas formas a priori de concebir launiversalidad, entre ellas la universalidad cultural y la discursiva (ambas herederas de laIlustracin), Estermann no recae en formas relativistas o postmodernas, sino que recurrea la idea de un humanum como presupuesto tico y prctico de cada intercambio yencuentro intercultural (Estermann 2006: 46), entendido sobre todo como unasimpata (traducida como sufrir juntos, Estermann 2006: 319), que permite unpollogo de razones y una conmensurabilidad de conceptos mediante los cuales es

    posible establecer un dilogo intercultural que haga patentes los conflictos dedominacin y se convierta en abogado de la autodeterminacin cultural de los pueblos(Estermann, 2006: 318).

    Como cierre del texto se propone entonces la nocin de una ciudadana ampliadaentendida como el goce posible de todos y de cada uno de los derechos por parte detodos y cada uno de los seres humanos en cualquier lugar del mundo que tiene comocondicin de posibilidad terica el postulado de una universalidad de horizonte queconserva el potencial crtico y emancipatorio de los autores cuyos aportes fueronrecogidos en este trabajo y que ser motivo de ulterior profundizacin.

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