borrador de contextualización entre moreau, ingres y bacon y remix de contexto vanguardista

3
La época de las vanguardias en Europa y España. La presencia de lo clásico. El movimiento vanguardista que invadió Europa desde finales del siglo XIX y comienzos del XX, especialmente en España, provocó innumerables discusiones sobre si el arte debía aceptar el legado del pasado y si este debía de reflejarse en la obra contemporánea. En principio, las vanguardias se caracterizaban por romper con la tradición, tomando como principios inamovibles el intento de crear a partir de la nada y el presupuesto de que todo lo anterior no será necesario, vital ni decisivo para el futuro. Sin embargo, tales consideraciones se pueden aplicar sensu stricto al Futurismo italiano 1 . En realidad, parece que el deseo más urgente es el de acabar con el arte inmediatamente anterior, dejando a salvo las tradiciones anteriores. En cualquier caso, los diferentes autores muestran una división de opiniones: por un lado, las voces que atacan el clasicismo, numerosas y de cierto peso; por otro, las que hablan de una vuelta al clasicismo a partir de un momento determinado, concretamente tras el florecimiento del Cubismo 2 junto a aquellos bienintencionados que creían que la única salida exitosa era una benévola y bienintencionada alternancia de lo clásico y lo moderno. En torno a esos dos postulados – la vuelta al orden que se alcanza en los años veinte y el ataque al clasicismo – se organiza un debate que tiene por campo de discusión la prensa periódica especializada como la revista Grecia, Tobogán o Literatura. Por otra parte, había quienes se cuestionaban incluso el concepto mismo de clásico e incluso de la propia esencia de la vanguardia, pues ambas cuestiones son, cuanto menos, arduas de responder, no digamos ya llegar a un consenso que satisfaga a la mayoría. En principio, nosotros nos contentaremos con la posición de Eugenio Montes y José María de Cossíopues para el primero, el arte del siglo XX recurre a la renovación vanguardista para 1 Esta es la opinión recogida por Ortega Garrido, 2014, p. 209. 2 Cf. Ortega Garrido, 2014, p. 190

Upload: aurora-kinomoto

Post on 30-Sep-2015

213 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Moreau e Ingres Edipo

TRANSCRIPT

La poca de las vanguardias en Europa y Espaa. La presencia de lo clsico.El movimiento vanguardista que invadi Europa desde finales del siglo XIX y comienzos del XX, especialmente en Espaa, provoc innumerables discusiones sobre si el arte deba aceptar el legado del pasado y si este deba de reflejarse en la obra contempornea. En principio, las vanguardias se caracterizaban por romper con la tradicin, tomando como principios inamovibles el intento de crear a partir de la nada y el presupuesto de que todo lo anterior no ser necesario, vital ni decisivo para el futuro. Sin embargo, tales consideraciones se pueden aplicar sensu stricto al Futurismo italiano[footnoteRef:1]. En realidad, parece que el deseo ms urgente es el de acabar con el arte inmediatamente anterior, dejando a salvo las tradiciones anteriores. [1: Esta es la opinin recogida por Ortega Garrido, 2014, p. 209. ]

En cualquier caso, los diferentes autores muestran una divisin de opiniones: por un lado, las voces que atacan el clasicismo, numerosas y de cierto peso; por otro, las que hablan de una vuelta al clasicismo a partir de un momento determinado, concretamente tras el florecimiento del Cubismo[footnoteRef:2] junto a aquellos bienintencionados que crean que la nica salida exitosa era una benvola y bienintencionada alternancia de lo clsico y lo moderno. [2: Cf. Ortega Garrido, 2014, p. 190]

En torno a esos dos postulados la vuelta al orden que se alcanza en los aos veinte y el ataque al clasicismo se organiza un debate que tiene por campo de discusin la prensa peridica especializada como la revista Grecia, Tobogn o Literatura. Por otra parte, haba quienes se cuestionaban incluso el concepto mismo de clsico e incluso de la propia esencia de la vanguardia, pues ambas cuestiones son, cuanto menos, arduas de responder, no digamos ya llegar a un consenso que satisfaga a la mayora.En principio, nosotros nos contentaremos con la posicin de Eugenio Montes y Jos Mara de Cossopues para el primero, el arte del siglo XX recurre a la renovacin vanguardista para retornar a posiciones que, en ltima instancia siguen el modelo del gran arte de la Grecia clsica y en algunos casos de la Roma monumental, pues vuelven a aparecer conceptos profundamente arraigados en los presupuestos artsticos grecorromanos, como ocurre en el caso de la publicidad, manifestacin profundamente moderna pero basada ella misma en las leyes matemticas griegas. Cosso, por su parte, piensa que la vanguardia no ser sino la extrema avanzada de la tradicin. Todos los que no tengan esta conciencia de continuidad sern guerrilleros francos, generalmente desorientados y efmeros.[footnoteRef:3] [3: Recogida a travs de Ortega Garrido, 2014.p. 193 -194.]

Otra sugerencia para equilibrar ambas tendencias es la de Eugenio DOrs, quien preconiza al artista que mezcla ambos estilos, situndose a caballo entre tradicin y vanguardia, tan pronto decantndose por uno como por otra, segn sus intereses y circunstancias. En Espaa destaca como modelo de este poeta Gerardo Diego, cuya trayectoria alterna entre poemarios tradicionalistas y vanguardistas. Hay que dejar claro, no obstante que lo clsico no se considera una sustancia muerta y obsoleta, sino que mantiene un sentido de continuidad, tal como sealaba Cosso, con los movimientos artsticos anteriores, especialmente una vez pasado el momento de mayor euforia vanguardista.

Tres pintores importantes con la esfinge1780 1867 Ingres1826 1898 Moureau 1902 1992 Bacon El antiguo motivo de la esfinge contra Edipo en un combate de sabidura e inteligencia, ms que de fuerza. Simboliz el triunfo del intelecto y en la iconografa moderna, los autores que trataron el tema recogieron algunos detalles de la obra original de Sfocles que luego pasaran a la posteridad, pasando a formar parte de la tradicin que luego tomaran nuestros poetas del 27. Comenzando brevemente por Jean Auguste Domenique Ingres, que muri a finales del siglo XIX, su pintura Edipo y la esfinge se considera el punto de partida para una serie de modernas representaciones de ese mismo episodio. Ingres pinta tres veces esta escena pero, a pesar de los mnimos detalles que hubiera entre cada una de ellas, destaca en las tres la calmada actitud de Edipo, que no parece asustado por la Esfinge. Tampoco parece estar haciendo un especial esfuerzo por entender y resolver el enigma, sino que parece estar confiado y seguro de s. Otro detalle es la mirada de la esfinge, que aparta sus ojos de Edipo, pues la resolucin del acertijo marca su final, pues ya no tiene razn de existir. En segundo lugar, encontramos a Gustave Moreau, considerado uno de los pioneros del movimiento simbolista. A simple vista parecera que Moreau ha sido dominado por el tono ertico de la escena, ya no prima el combate entre inteligencias, sino que la Esfinge trata de suceder a Edipo con sus garras de len[footnoteRef:4]. Este abrazo y seduccin no es otro que el de la Muerte, que aparece a lo largo de toda la cultura griega y que nuestros poetas espaoles reflejarn en sus poemas. Para Moreau, la esfinge no es el enigma, ni siquiera la mujer en s misma sino que es la esencia de la vida misma que es al mismo tiempo atractiva pero vil, denigrante y destructiva. El combate en la pintura de Moreau (segn el propio autor)[footnoteRef:5] el combate se entabla entre el espritu y la materia, saliendo vencedor el espritu. [4: Rosanna Lauriola en Revivals of an Ancient Myth in Modern Art: Oedipus and the episode of the Sphinx. From Jean Auguste Domenique Ingres to Michael Merk en Trends in Classics, 2011, p. 172 nota a pie n 47. Esta autora recoge la opinion de Dorra de que Moreau trataba de reflejar en esta pintura el sentido etimolgico del mito, pues poco antes, el fillogo Michel Bral haba publicado un artculo donde apareca la etimologa de Esfinge relacionada con el verbo sphingo pero con un significado mucho ms suave y deseable. ] [5: Cf. Rosanna Lauriola, 2011, p. 173]