botanica indigena de chile

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De Ernesto Wilhelm de MosbachEditorial Andres Bello

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    I N I G E N

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    BOT NIC IND IGEN D E CHILE

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    VICARIATO APOSTOLIC DE LA ARAUCANIACAULLA 276 V 6RONIMO E ALD6P6TS 9 9 PO O 5

    VIuAlPfcA ama

    A U T O R I Z A C I O N

    Autorizase a1 Museo de Arte Precolombino de Santiaeoa editar la obra BOTANICA INDIGENA DE CHILE obra escritapor el Revdo. Padre Ernest0 Wilhelm de MSsbach.Villarrica 4 de Septiembre de 1986.

    Autorizada su circulacibn, en cuanto a 10s mapas que contiene esta obra,por resoluci6n NQ 203, de fecha 25 de septiembre de 1991, de laDirecci6n Nacional de Fronteras y Limites del Estado.De conformidad a1 art. 2Q letra g del D.F.L. NQ83, de 1979, del Ministe-rio de Relaciones Exteriores, la edici6n de la presente obra en lo que serelacione con 10s limites y fronteras actuales del pais no compromete enmodo alguno a1 Estado.Ninguna parte de esta publicaci6n, incluido el disefio de la cubierta,puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna nipor ningfin medio, ya sea elkctrico, quimico, mechnico, bptico, degrabaci6n o de fotocopia, sin permiso previo del editor.

    EDITORIAL ANDRES BELLOAvda. Ricardo Lyon 946, Santiago de ChileInscripci6nNQ79.837

    Se termin6 de imprimir esta primera edici6nde 1.000 ejemplares en el mes de abril de 1992DISENO: Eduardo Bernain D.

    IMPRESORES: AlfabetaIMPRESOEN CHILE / PRINTED IN CHILE

    ISBN: 956-13-0970-9

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    ERNEST WILHELM DE MOSBACH

    BOT NICINDIGENDE CHILEPROLOG Y EDICION

    CARLOS ALDUNATECAROLINA VILLAGRAN

    M U SE CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO

    FUND ACION ANDES

    EDITORIAL ANDRES BELLO

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    La publicaci6n de esta obra ha sido posible gracias a1auspicio de la Fundaci6n Andes a traves de su Programa deApoyo a la Difusio n del Patrimonio Cultural.Este programa tiene un doble prop6sito: contribuir a1conocimiento valorizaci6n del patrimonio cultural del paisy a la vez mejorar las actuales condiciones de su conser-vacibn restauracibn documentacih y exhibici6n.

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    INDICENota de 10s editores Carlos Aldunate y Carolina VillagriinPAGINAS PRELIMINARES

    l padre Wilhelm de Mosbach: un apbstol y guerrero de nuestraecolectores de 10s bosques templados del con0 sur americano

    selva perdida Ziley Mora PernozCarlos Aldunate Carolina Villagran

    1523

    BOTANICA INDIGENA DE CHILEPrblogo GaraventaH 41Introducci6n 43Notas preliminares 47Esporbfitas 492 Espermbfitas 72 1 Gimnospermas 592 2 Angiospermas 602 2 1 Monocotileddneas 602 2 2 Dicotiledbneas 71

    GLOSARIOSlosario de nombres indigenas 121losario de nombres vulgares 127losario de nombres cientificos 131

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    NOT DE LOS EDITORESHace ya varios afios el profesor Ziley Mora que entonces trabajabaen el Liceo Paulo VI de Puc6n del Vicariato Apost6lico de laAraucania nos inform6 de un manuscrito initdito del padre Wil-helm de Mosbach sobre Botiinica Indigena. Conociendo la im-portancia y trascendencia de la obra de este eminente sacerdotegran estudioso de la cultura mapuche nos propusimos la tarea depublicar esta obra escrita mientras el padre Mosbach estaba enfer-mo e n Limache all5 por 10s afios cincuenta. Obtuvimos el generosopermiso del Vicariato heredero intelectual de la obra del sacerdote-autor y solicitamos a1 profesor Ziley Mora que escribiera su resefiabiogriifica. Por nuestra parte iniciamos la tarea de poner a1 dia laobra con la taxonomia cientifica vigente y preparamos un articulointroductorio que demuestra la importancia que la actividad derecolecci6n tuvo en la cultura mapuche con el fin de darle uncontext0 hist6rico y antropol6gico a1 manuscrito que forma la basede esta obra.Gracias a la comprensi6n y generosidad de la Fundaci6n Andesla cooperaci6n de la Editorial Andres Bello y el patrocinio delMuseo Chileno de Arte Precolombino damos hoy cumplimiento anuestro compromiso. Hemos tratado de reproducir la obra delpadre Mosbach con la misma redacci6n y espiritu con que fueproducida incluso dejando algunos conceptos te6ricos y metodol6-gicos que la Botiinica ya no utiliza pues estimamos que correspon-den a1 momento hist6rico del texto. S610 hemos revisado la taxono-mia cientifica de las especies mencionadas con la finalidad dehacer la obra accesible a botiinicos y naturalistas. En el titulo queencabeza cada enumeraci6n de familias botiinicas colocamos entreparitntesis el ntimero de generos y especies actualmente conocidos.Para facilitar la consulta del pilblico no especializado agregamos a1glosario de nombres indigenas que contenia el manuscrito originaluno de nombres cientificos y otro de nombres vulgares y corregi-mos pequefios errores de redacci6n y de organizaci6n de la obra.Conservamos tambiitn el Pr6logo escrito por don Agustin Gara-venta un gran naturalista y experto en la flora de la cuenca del rioAconcagua a1 cual el propio autor le confi6 esa misi6n.Las ilustraciones corresponden a laminas de textos hist6ricos dela Botiinica chilena: Compendio della storia geografica naturale e

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    civile del regno del Chile (Bologna, 1776), del Abate Juan IgnacioMolina; Flora peruviana et chilensis sive descriptiones et iconesplantarum peruvianarum et chilensium secundum systema Linne-anum digestae cum characteribus plurium reformatis (Madrid,1798-1802), de Hip6lito Ruiz y Jos6 Antonio Pav6n, y Historiaflsicaepolitica de Chile Bothnica (Paris, 1845-1854 , de Claudio Gay.Ellas se complementaron con otras, hechas especialmente para estaocasi6n por Eduardo Bernain, And Jullian y Eduardo Osorio.

    Entregamos esta obra, que constituye un trascendental aporte a1patrimonio cultural de Chile y de la humanidad, en la medida querefleja el conocimiento del medio natural de una cultura que desa-rroll6 una singular adaptacih a1 sistema de 10s bosques templadosdel con0 sur americano. esta peculiar forma que tiene el hombrede conocer su medio, adaptarse a 61 e integrarlo a su economia,lenguaje y sistemas de ideas y valores es siempre Gnica, irreprodu-cible e irrepetible. o podemos permitir que desaparezca.

    CARLOS ALDUNATE CAROLINA VILLAGRh

    Editores

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    P GIN S PRELIMIN RES

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    RevmendoP E Wilhelmde Mosbach consultando u herbario

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    EL PADRE WILHELM DE MOSBACH: UNAPOSTOL Y GUERRERO DE NUESTRA SELVA

    PERDIDAA llegar a Chile, en 1920, fui destinado para la cristianizacibn delpueblo araucano. Tuve la suerte de encontrarme con un venerableanciano de la raza que hablaba su idioma natal con extraordinariaperfecci6n. Bajo su guia conoci la lengua Asi es que durante milarga estada en el pais ambas lenguas, la de Cervantes y la aut6cto-na de Lautaro, alternaban tanto en el cumplimiento de las obliga-ciones ministeriales del misionero capuchin0 de la Araucania, comoen las actividades literarias ..I

    CRUCES DE HIERRO Y DE CANELOAlois Wilhelm, su nombre civil, naci6 el 9 de septiembre de 1882en Mosbach, la Selva Negra del sur de Alemania. Hijo de pequeiiosagricultores biivaros, cumpli6 satisfactoriamente sus humanidadesen el Gymnasium de Estrasburgo, luego de haber completado susprimeras letras en la pequefia aldea natal. Acogiendo el llamadosacerdotal, decide estudiar filosofia y teologia, estudios superioresque, junto a la formaci6n religiosa propiamente tal, cumplierasucesivamente en Cleve, Krofeld y Munster, de Westfalia. El iniciode esta etapa fue marcada por la toma de hiibitos en la OrdenCapuchina de Baviera, suceso verificado el 17 de septiembre de1904. Luego de seis afios de formaci6n eclesial, donde el seminarista-novicio Wilhelm no ofreci6 n i n g h perfil critic0 en su crecimientoespiritual entonces, el ingresar a1 noviciado con 22 afios seconsideraba vocaci6n madura, o vocaci6n tardia), se ordenasacerdote el 10 de agosto de 1910. A partir de ese momento, casicoincidente con la profesi6n de 10s votos perpetuos y conforrne ala costumbre de la Ordefi, afiadi6 a su apellido el nombre de lalocalidad de la cual era oriundo.

    Al comenzar la Primera Guerra Mundial, el joven sacerdote, quecumplia m5s bien oficios conventuales que pastorales, debe marchara1 frente como asistente espiritual de las tropas. Entre 9 4 y 1918

    Carta respuesta del Padre W de Mosbach enviada a la Academia Chilena de la Lengua,con motivo de su designacih como Miembro Correspondiente de esa corporaci6n, fechadael 12 de diciembre de 1960 en Panguipulli.

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    acompaiia a 10s ejercitos de su patria como Capellsn de la Divisi6n197del Regimiento de Infanteria de Baden. Sus meritos de campaiia,exhibidos particularmente en 10s frentes de Francia y Rusia, lohacen acreedor a dos importantes distinciones militares. El gobiernoalemiin le otorga la Cruz de Hierro de Segunda y Primera Clase y lacondecoraci6n del Emperador de Austria, Francisco Jose. La valentiay celo en su deber le vali6 la distinci6n Le6n de Zaehringer.

    Una vez abandonado el uniforme del Noveno Regimiento deBaden y reasumidas las funciones propias del religioso, Fray ErnstWilhelm de Mosbach retoma una sentida postulaci6n ante sus Su-periores: el envio a las misiones de las colonias en 10s Mares delSur Islas Bismarck). El proyecto aborta luego de que 10s capuchinosson expulsados a Kansu, China. A considerar este posible nuevoobjetivo misional y fracasar igualmente, a1 padre Ernest0 se lepropone la alternativa de las misiones en la Araucania chilena,cuarta tentativa que por fin prospera. Antes, la Primera Guerravendria a derrumbar sus anhelos de trabajar en las misiones de lasIslas Marianas y Carolinas en la Polinesia.) La posibilidad del sur deChile constituy6 siempre una creciente alternativa de fondo, pro-gresivamente alimentada y solicitada, por la informaci6n que sepreocupaba de reunir sobre el pais y particularmente por la emo-cionada lectura que hacia de La Araucana el famoso poema epic0de Ercilla.

    MISIONARAUCANAEl padre Mosbach lleg6 .a las misiones araucanas de la OrdenCapuchina bsvara en 1920 fecha que encontraba a1 pueblo mapucheen acelerado proceso de transculturaci6n. Hacia cerca de cuarentaaiios que habian dado la filtima guerra por la autonomia de susterritorios. Junto con la perdida de sus bellisimos espacios, lasciudades y el comercio blancos hacian estragos con 10s usostradicionales de la raza. La cultura ancestral mapuche, en granmedida tambien por la eficacia misional que educaba a 10s j6venesy niiios indigenas de acuerdo a1 esquema occidental, sufria unaprofunda e irreversible asimilaci6n. Segfin fuente oficial de la propiaOrden del neomisionero, hasta esa fecha y en un period0 deveinticinco aiios, 10s capuchinos habian bautizado 46 941 niiiosmapuches y 64.093 niiios chilenos en la Araucania: En 1920 teniamos38 escuelas misionales con 1.891 niiios, y 19 internados el alumnadoera indigena casi en su totalidad), con 1 214 alumnos: en total 3.005educandosn2.En sintesis, junto a la callada humillaci6n de 10s viejoscaciques y machis que veian 10s deslindes de alambradas winkasen sus propias tierras, pisoteada y hachada la uberrima floresta, sesumaba aquel extravio del espiritu de la raza, la enajenaci6n delalma, la perdida de la identidad.

    rbnicas del P Bucardo Englert d e Rottingen Prefect0 Apost6licoy Superior Regular. 5ados de actividad misionera en la Araucania de Chile 1896-1921), compuesta para el ArchivoProvincial de Altotting, Alemania.

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    Tal es el panorama general a la llegada de Fray Ernesto delimbito aborigen de esas provincias de la Frontera. Tras una breveestancia en Cunco septiembre de 1920) y San Josi. de Mariquinafebrero de 19221,donde recibe las primeras clases de mapudungundel ya insigne araucanista Fray Felix de Augusta, llega a BajoImperial, el sector costeiio del territorio. Alli, en las inmediacionesdel lago Budi y en el sector hoy denominado Puerto Saavedra,hasta 1934, transcurrib la epoca decisiva donde se gestara el monu-mental aporte etnolinguistico y cientifico de nuestro araucanista.Segfin un bi6grafo de la Orden, una noche del invierno de 1924lleg6 hasta la Misi6n de Budi un anciano mapuche a solicitarletrabajo. Inmediatamente, el sacerdote advierte el talent0 comunica-tivo, la cuidadosa elecci6n de las palabras nativas y su vastisimasapiencia ancestral. Se trataba de Pascual Coiia, cacique jefe de unareduccion local. Un indigena legitim0 de la antigua raza araucana,per0 bastante instruido y dotado de una vida psiquica muy rica.Con i 1 me dediqui., sobre todo durante 10s meses de invierno de10s aiios 1924 hasta 1927, a1 estudio de la lengua y trataba con 61sobre toda especie de asuntos, ocupaciones, costumbres y usanzas.Apunti. literalmente todas las explicaciones que me dict6. 3 Esteencuentro origin6 en verdad, y en el decir de 10s especialistas delfuste de Lenz, el documento miis completo que jamiis he visto enuna lengua sudamericana. Incalculable para la lingiiistica arauca-na, la etnologia chilena y la psicologia i.tnica en general.*Porque sihubiera que senalar el hito mis importante de la vida de esteinvestigador y ap6stol de Arauco, sin duda que habria que indicarla obra Vida y costumbres de 10s indfgenas araucanos en la segun-daparte del siglom ictada por Pascual Coiia. El texto, verdaderagloria para Chile, representa el tronco fundamental de donde seoriginaron brotes magnificos, como la Botanica Indgena, que ger-minaron posteriormente.Las otras obligaciones ministeriales no literarias biisicamentecomprendieron la cura de almas y la administraci6n parroquial.En febrero de 1934, es enviado a misionar a Rahue Osorno) y enmarzo del aiio siguiente 1935) a Gorbea. Aqui asume la responsa-bilidad de pirroco, construye templos con maderas y palabras; elde Gorbea y Quitrahue, entre 10s primeros; su Voz de Arauco entre10s segundos. En febrero de 1944, llega el padre Ernesto a SanFrancisco de Limache provincia de Valparaiso), donde se desem-peiiara como Director espiritual y capellin del colegio de 10s Her-manos Maristas de esa ciudad. Alli habia ido a recuperarse, autori-zado por sus superiores, afectado por un fuerte reumatismo quecontrajera en la fria y lluviosa regi6n austral. Pero a pesar de sudolencia, nunca deja de investigar, escribir o estudiar. En esteperiod0 se ubica el grueso de su trabajo botinico, la pacienterecolecci6n y observaci6n de todos 10s vegetales aut6ctonos yendemicos del pais. pesar de la ya dicha afecci6n reumitica, su

    Viday costumbres de Cos indgenas araucanos en la segunda parte del siglo XIX ErnestoWilhelm de Mosbach, Prefacio, Imprenta Cervantes, Santiago, 1930.Ibid. En el Pr6Iogo escrito por Rodolfo Lenz.

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    edad avanzada y una muy considerable perdida de la visibn, lograuna colecci6n de plantas considerada el herbario taxon6mico mascompleto de su epoca.En septiembre de 1957 regresa a la Araucania. Es enviado a Pan-guipulli, lugar que asume exactamente a1 modo de la estancia enLimache: investigar el entorno vegetal, toponimico, cultural y hu-mano. Residiendo fundamentalmente en el hospital de las Hermd-nas de la Santa Cruz comparte su oficio de capellan entre 10senfermos con el de etn6logo y naturalista. Llega a escribir unopdsculo cientifico hasta hoy inedito, llamado Estudio botanic0 dela flora aut6ctona aledaiia a1 hospital de Panguipulli. En medio deesta fecunda actividad espiritual, el 2 de noviembre de 1960, el Dr.Rodolfo Oroz, presidente de la Academia Chilena de la Lengua, lecomunica la decisi6n de esta de distinguirlo como Miembro Corres-pondiente de esa corporaci6n. l poco tiempo, el gobierno leotorga la Orden a1 Merit0 Bernard0 OHiggins. Su obra p6stuma esel trabajo titulado Idioma mapuche, texto que 61 califica de re-fundici6n de la Gramdtica raucana del P. Felix Kathan de Au-gusta. Justo un dia antes de su muerte, el P. Mosbach tiene lasatisfacci6n de ver impreso este dltimo libro suyo. El gran fil61og0,etn6grafo y naturalista araucano habria de morir el 5 de mayo de963 a la edad de 81 aiios.

    SIN RAICES N O HAY IDENTIDADDificultan grandemente la elevaci6n de nuestra raza aborigen.. 10svicios, en su mayoria adquiridos posteriormente de aventurerosextranjeros; la desconfianza, motivada por las injusticias y vejacio-nes de que 10s hicieron victimas miembros de las mismas nacionesque les explican el Evangelio del amor; la propia indiferencia,nutrida por la observaci6n de la dejaci6n religiosa y el relajamientomoral entre sus vecinos cristianos; finalmente, la lengua poco cono-cida y tan extraiia a1 habla melodiosa de sus madres adoradas Globalmente considerado el legado Gltimo de Ernest0 Wilhelmde Mosbach y su inquebrantable voluntad inquisitiva, equivale auna interpelaci6n etica, implicita en ese asumir a fondo la cultura yel espacio ecol6gico del mapuche. Su figura termina por significaren la Araucania chilena la responsabilidad humana que librementese puede hacer cargo de la historia, por miis opaca que estaparezca, tornandola asi viable para el Reino de Dios o estado dearmonia global de 10s ecosistemas. Los verdaderos profetas asicomo 10s verdaderos cientificos -ambas dimensiones reunidas enMosbach y Augusta- nunca podrian admitir una evoluci6n me -nica de la libertad, una concepci6n puramente pasiva de la esperade aquel Reino o del abandon0 a la entropia inconsciente y ca6ticade la energia. Para todos aquellos que piensan en que la soluci6npara el problema mapuche e indigena americano es la asimilaci6nineluctable a la cultura occidental, o que basta rezar por ellos parasu conversi6n hasta el dia final en que un Redentor 10s librara desus culpas y de sus Egrimas, Mosbach representa la m8s inquietantee inc6moda de las posiciones. Simbolizan el y su cohermano Augusta

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    en nuestro Arauco, el mentis miis absoluto a1 inmovilismo de lainercia, de la comodidad culpable del cristiano o del investigadorque imploran uno a la Providencia y el otro a cierta tendenciainvolutiva de 10s cuerpos, para no hacer lo unico que est5 llamadoa hacer. En este caso, restafiar la dignidad del ancestro, reunir yrecomponer las claves perdidas de nuestra raiz, proteger la matrizviolentada porque aun puede contener semillas. Es su sacrificio de40 afios una bofetada a1 pasivismo. Una bofetada a1 pastoralistacristiano que s610 pretendiese un barniz superficial de devociones yliturgias verniiculas fiiciles sin un compromiso de fondo y de cora-z6n por el destino de la raza. Una bofetada a1 dormido habitantede Chile que ya no reconoce la antigua joya que estrope6, queingenua y simplisticamente Cree que el alerce, el pehuen o el kopiwe mapuche creceriin a pesar de 10s apetitos comerciales queerosionan el alma y despues el suelo.De la Selva Negra a la Selva Valdiviana: fue el exodo fisico einterno de Mosbach. Vino a mostrar la grandeza de la sabidurianatural de 10s indigenas para que estos la reconquisten y se auto-rrediman. Su obra opera como un despertador. Para el mapuche,retomar el camino del guerrero consciente, ensayar la nueva estra-tegia que preserve la levadura ancestral. Y para nosotros, 10s chile-nos, expiar el gran pecado de la ceguera.

    EL APORTE DOCUMENTAL DE MOSBACH1 a Religi6n C atd ica fii fiidolke Trokin Chile Meleyechi ma puch efii denum meu adtekul.Impreso en Imprenta San Francisco, Padre Las Casas, junio 1933.Tiene 2 piiginas y numerosas ilustraciones. Tema: Exposici6nsucinta de la doctrina cristiana en idioma mapuche, con un sencilloenfoque catequetico-pastoral. En la tapa y portadilla trae un tituloresumido: midolke mupifi denu.2 . Vida y costumbres de 1 s indgenas araucanos en la segundamitad del siglo X I X

    Existen cuatro versiones-ediciones de la obra. La primera, publi-cada por el sistema de entregas a la Revista Chilena de Historia yGeografia, desde julio-septiembre de 1929 hasta enero-abril de 1936.Comprendida entre 10s tomos LXII (NQ 66 y LXXIX NQ 87). Todosestos capitulos o articulos fueron juntados y compilados bajo lavigilancia del eminente fildogo Dr. Rodolfo Lenz, originando unvolumen de 464 piiginas, bajo el titulo indicado Imprenta Cervan-tes, 1930. Edici6n a cargo de la Universidad de Chile). La terceraedici6n la realiz6 ICIRA, Instituto de Capacitaci6n e Investigaci6nen Reforma Agraria, 464 piigs. en 1973. La ultima (4 edicibn), diri-gi6 Pehuen, Santiago, 1984, 464 piigina~.~bra cumbre del autor. A

    Las ediciones de I C I U y Pehukn Editores se publicaron bajo el titulo Pascual Coria:Memorias de u cacique mapuche.

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    la ya mencionada opini6n del Dr. Lenz (supra) agregamos su entu-siasta y autorizada sintesis: No he visto nunca una descripci6n tandetallada de costumbres sudamericanas, dada desde el punto devista del indigena mismo La obra presentada por el P. Ernesto esde un valor enorme, incalculable para la linguistica araucana, laetnologia chilena y la psicologia etnica en general. El texto originalmapuche, dictado por un indigena legitim0 en su dialect0 patrio, esel documento miis completo que jamiis he visto en una lenguasudamericana. Cofia da descripciones no s610 de toda su larga vida,con su educacibn, sus viajes a Santiago y Buenos Aires, su partici-paci6n en fiestas, ceremonias y malones, sino que describe tambikntodas las costumbres y usanzas de su pueblo, su modo de vivirdesde el nacimiento hasta el entierro (Lenz, Prblogo, IV .3. Voz de Arauco. Ejcplicacibn de 1 s nombres indzgenas de Chile.

    Impreso en la Imprenta Padre Las Casas, 1944. Reimpreso tresveces: edicibn, 1944, 250 piiginas, edicibn, 1953, 264 piiginas,3 edicibn, 1960, 264 piiginas. Constituye la obra miis conocida yleida -a nivel masivo- del Padre Mosbach. Existe una edici6n noautorizada por la Orden ni por el Vicario Apost6lico de la Arauca-nia, bajo el titulo Diccionario Mapuche (Editorial Siringa, Neu-qukn, Argentina). Tema: Explicaci6n toponimica y desarrollo con-ceptual de terminos a prop6sito de etimologias mapuches claves,con abundancia de comentarios.4. Los Huilliches a traves de sus apellidos. Estudio etimolbgico de 1 spatronimicos abor@genes ureGos.Trabajo compartido y coeditado con Walterio Meyer Rusca, Im-prenta San Francisco, Padre Las Casas, 1953, 227 piiginas.5. Diccionario geografico-etimolbgico indgena de las provinciasValdiuia, Osorno y Llanquihue.

    Texto en colaboraci6n con Walterio Meyer Rusca, Imprenta SanFrancisco, 1955, 299 piiginas. Este autor recibi6 tambikn valiosacolaboraci6n del P. Ernesto Wilheim de Mosbach en su trabajoVoces indgenas del lenguaje popular sureGo. 550 chilenismos, Im-prenta San Fco., 1 2 piiginas, 1952.)6. Idioma Mapuche.

    Dilucidado y descrito con aprovechamiento de la GramiiticaAraucana del Padre Felix Jose de Augusta. Imprenta San Francisco,Padre Las Casas, 1963, 265 piiginas. Aunque el autor modestamenteafirma que su libro es s610 una refundici6n de la Gramatica del P.Felix, en algunos aspectos, simplifica y reordena ciertos capitulos yaporta algunas notas de inter Cabe hacer notar que la 6ptica deMosbach sigue siendo el enfoque latino-escoliistico aplicado a laestructura del rnapudunMn enfoque que alcanzarii en su maestro10s limites miiximos de desarrollo. En verdad, obras cientificas comouna Gramiitica indigena casi nunca pueden ser totalmente origina-les, pues deben tomar en cuenta 10s trabajos anteriores.

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    7 Botanica Indzgena de ChileEdici6n a cargo del Museo de Arte Precolombino, Santiago, 1986130 pp. Coronaci6n de un largo y paciente trabajo etnobotiinico,constante recolecci6n, clasificacih y estudio de m5s de seiscientosvegetales aut6ctonos de Chile, el P. Mosbach pasa a la galeria de10s insignes naturalistas de este pais. Esta estirpe de botiinicos

    extranjeros y eclesiiisticos algunos de ellos, tiene en America aCelestino Mutis como una de sus miis importantes personalidades1760, Colombia). En Chile, herbolarios predecesores de Mosbachhan sido Diego de Rosales, Alonso de Ovalle, el Abate Molina,Darwin, Gay, R. A. Philippi, Zin, y otros. Su investigaci6n tiene elmerit0 de haber reunido mucho del disperso material aportado por10s anteriores cronistas, cientificos y naturalistas, firme sustentaci6nde 10s datos medicinales y morfol6gicos del vegetal con observa-ciones y consultas serias, y muy interesantes notas etnogriificas enconexi6n con el prestigio tradicional asignado a la planta.La obra fuc escrita en Limache. All1 mismo el P. Ernesto dacuerpo a1 herbario indigena m5s completo de Chile. Esta colecci6n,a la muerte de su duefio, es cedida a la Universidad Cat6lica deChile, en carta que enviara el Superior Regular de 10s CapuchinosP. Inocencio Daumoser a1 entonces Arzobispo-Rector, monsefiorAlfred0 Silva Santiago. El Reverend0 Padre Daumoser no hacia otracosa que poner a1 servicio de todos el patrimonio de esas raiceslargamente investigadas, per0 hasta la fecha desgajadas de un con-texto serio, confiable y academicamente viilido.El Padre Mosbach habia terminado su trabajo el afio 1955 fechaen que ya estaba apt0 para la publicaci6n. Desconocemos 10smotivos por 10s cuales no envia el manuscrito a una imprentainmediatamente. Lo cierto es que despues de tres afios 1958)entrega dicho manuscrito a la Universidad Austral de Chile. Estacasa de estudios se entusiasma y el Rector de entonces consultapara s610 saber si el Rvdo. Padre tendrii inconvenientes en hacerdonaci6n de 10s derechos de autor, tanto en la edici6n en lenguaespafiola corn0 extranjera. N o consta documento con la respuestadel Padre Ernesto. La universidad realiz6 una copia original meca-nografiada, de la cual se habrian hecho dos o tres copias miis. Unade ellas en algcn momento fue enviada a1 Vicariato Apost6lico consede en Villarrica. Las otras quedaron en biblioteca.) Y es en estelugar donde un dia, hurgando viejas fotos de las misiones apost6li-cas en el Archivo Documental del Clero, encontre casualmente eltexto escrito a miiquina. Con todo, y a pesar de estos ingratos 31afios de olvido, creemos que pudo ser tiempo impuesto por laNaturaleza para que bajo el polvo indiferente se haya producido lam5s fecunda de las germinaciones.

    ZILEY MORA PERNOZUniversidad Cat6lica de Temuco

    Carta fechada en Valdivia, el 28 de junio de 1958

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    oble ulino

    Distribucih original de la flora nativa en el centro sur de Chile segbn Rodolfo Gajardo,Sistema bh sico de clasificaci6n de l vegetacibn nativa chilena 1983

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    RECOLECTORES D E LOS BOSQ UESTEMPLADOS DEL C O N SUR AMERICANCuando yo era chico todavia, ayudaba a mi padre. El trabajaba en10s cultivos del campo, sembraba un poco de trigo, otro poco decebada, de arvejas, linaza, maiz, habas, porotos papas; s610 unpoco de cada especie; 10s antiguos tenian poca prhctica en estostrabajos. Llegada la itpoca de la cosecha se recogian todos estosproductos, per0 luego se acababan y seguia otra vez gran escasezde alimentos. N o habiendo ya de quit vivir, la gente buscaba en 10scampos lo necesario para mantener a 10s miembros de sus familias.Fueron a buscar diferentes yerbas, como yuyo, llamado tambiitnnabo, la yerba mora, la yerba buena, que tiene tambiitn el nombrede coleu o menta, 10s cardos, las nalcas y 10s rizomas del helechoampe. En tiempo de invierno nacian las callampas, como piqueschandis loyos lloncones 10s cuales crecen en 10s troncos podridosde 10s ,boles. Ademis habia 10s pitros y otros que salen del sue-1 (Pascual Cofia en Mosbach 1930, 9 y 30

    ANTECEDENTES HISTORICOS

    Los Mapuches o Araucanos son una de las etnias aborigenes ameri-canas m s numerosas que sobreviven en la actualidad. Con unapoblaci6n cercana a1 medio mill6n de individuos, abn conservan sulengua y gran parte de su sistema cultural, dentro del cual cabedestacar 10s vinculos religiosos y familiares que 10s unen e identifi-can como una verdadera naci6n (cfr. Faron 1969 . Habitan princi-palmente en Chile, donde ocupan el reacomprendida entre el rioBiobio y la Isla Grande de Chilok 37 y 4 de latitud sur). En lacordillera del Neuquen, Argentina, tambiitn hay pequeiias agrupa-ciones que se identifican como mapuches.

    La encarnizada resistencia con qu e este pueblo enfrent6 la con-quista espaiiola oblig6 a la administraci6n colonial a reconocerlecierta autonomia e independencia. El establecimiento de fortifica-ciones en 10s territorios fronterizos, a cargo de un ejitrcito profesio-nal, fue un cas0 inusitado dentro de la administracibn colonialamericana. Esta situacijn subsisti6 hasta bien avanzada la Repbbli-

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    ca, cuando el gobierno de Chile completa el proceso de pacifica-ci6n de la Araucania, que recikn concluye en 1891. l largo perio-do fronterizo, caracterizado por relaciones bklicas, de intercambio,misiones, mestizaje y contactos de diversa indole, ha sido objeto denumerosos estudios y variadas interpretaciones que van desde laexaltaci6n del mapuche como un valiente e ind6mito guerrero aotras opiniones que tienden a destacar 10s aspectos pacificos deeste periodo, denominado La Frontera cfr. Stuchlick 1964 Jara1981 y Villalobos t al 1981)Estudios arqueol6gicos han sugerido que hacia mediados delprimer milenio de nuestra era, grupos con economias recolectoras,probablemente vinculados con las poblaciones del arcaico, per0 yaposeedores de una tecnologia ceriimica, se establecieron en el vallelongitudinal y principalmente en la precordillera del centro-sur deChile. Con posterioridad, aparecen en el valle y costa del sector

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    meridional de esta regi6n restos arqueol6gicos que evidencian laexistencia de pueblos con actividades agricolas muy elementales,cuyo patr6n funerario y tecnologia ceriimica sugiere posibles rela-ciones con las sociedades que ocupan Chile central. Estos puebloscoexisten con diversos grupos de cazadores que habitan la Cordi-llera de 10s Andes y las llanuras orientales trasandinas de la actualArgentina. Al momento de la conquista espafiola, las fuertes presio-nes imponen una mayor cohesi6n a estos grupos heterogeneos, 10sque enfrentan unidos todo el period0 de La Frontera, producihdo-se una fusi6n cultural que tambien integra fuertes elementos hispa-nos, como el caballo, dando origen a lo que hoy denominamoscultura mapuche vid. Aldunate 1989).En esta breve introduccibn, que pretende dar un marco antropol6-gico general a la obra Botanica ind@ena de Chile, del P Mosbach, in-tentaremos destacar el papel que desempefiaron las actividades derecolecci6n dentro de la subsistencia mapuche, hasta entrado elpresente siglo. La caza tambikn debe haber desempefiado un im-portante papel, per0 de ella ha quedado una evidencia muy pobreen registros arqueol6gicos, etnohist6ricos y etnogriificos.Las primeras descripciones etnogriificas de esta sociedad enfati-

    zaron el cariicter sedentario y agricola del mapuche, que cultivabamaiz, papas, quinoa, aji y otros productos, a 10s que designaba connombres verniiculos Cooper 1946, 700). Es probable que las des-cripciones de cronistas hispanos, que se interesaban fundamental-mente en las actividades agricolas de 10s pueblos conquistados,hayan sobreevaluado intencionalmente esta actividad que asegura-ba el establecimiento de 10s asentamientos coloniales, diindole miisimportancia que la que tenia Marifio de Lobera s. XVI) 1960, 136,Vivar 1558) 1979, 297-8, Valdivia 1545-1552) 1861, 55). En gene-ral, 10s europeos de la itpoca de contact0 no comprendieron laimportancia de la recolecci6n o la caza como actividades econ6mi-cas por parte de estos pueblos. Asi, cuando se referian a gruposrecolectores, 10s calificaban de holgazaneso perezosos,epitetoscon que frecuentemente aluden a 10s indigenas del centro-sur deChile vid. Vivar 1558) 1979, 165 y Ascasubi en Gay 1789) 1844,333 y 380). Estudios posteriores han establecido que la base desustentaci6n tradicional mapuche fue una economia horticola yrecolectora Guevara 1908, Dillehay 1976). Para ello, utilizaron elrecurso de quemar y talar sectores del bosque, estableciendo susasentamientos con huertos familiares; agotado el suelo, cambiabande lugar, siguiendo un circuit0 dentro de un cierto territorio Quiro-ga 1656) 1979, 22).

    Conflictos familiares o diferencias politicas determinaban el frac-cionamiento de 10s grupos familiares, que ellos resolvian separando10s asentamientos. Esta movilidad se mantuvo hasta fines del sigloXIX, probablemente acrecentada por 10s conflictos belicos provoca-dos por la resistencia a la conquista espafiola y posteriormente a10s gobiernos colonial y republicano. A comienzos del presentesiglo, el Estado de Chile toma posesi6n de 10s territorios mapuchesy pone brusco fin a este patr6n m6vi1, otorgando titulos gratuitosde domini0 a las familias mapuches en las porciones de tierra que5

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    ocupaban, y colonizando el resto del territorio. La obligada seden-tariedad impuesta, junto con determinar un empobrecimiento deesta etnia, ha producido una disminuci6n de la importante activi-dad ganadera de otrora y ha determinado un mayor knfasis en laslabores agricolas, siempre limitadas por la potencialidad de 10ssuelos y la extrema pequeiiez de las posesiones familiares. En elpresente siglo, el aumento demogr ficoy la sobreexplotaci6n de10s minifundios han producido procesos de emigracibn, transcultu-rizacih, pauperizaci6n y marginalizacih de esta poblaci6n abori-gen.

    ETNOBIOGEOGRAFIAEl territorio tradicionalmente ocupado por esta etnia coincide en sulimite septentrional con el comienzo del rea de la distribuci6n de10s ecosistemas de bosques templados de Chile. En la transici6nentre las zonas climaticas mediterrgnea, con lluvias en invierno ysequia en verano, y h ~ m e d a odo el afio (a1 sur de 10s 38S , sedesarrollan bosques deciduos con predominancia de distintas espe-cies del genera othofagus (e.g. roble o coyam, hualo, raufi,coigiie . A1 sur de 10s 38S las especies deciduas son reemplazadaspaulatinamente por especies siempreverdes del bosque lluviosovaldiviano (e.g. ulmo gevuin o avellano, array no coli ma-mell, lama , hasta transformarse en una selva impenetrable. Aun-que esta descripcih corresponde a la del paisaje original, hoyfuertemente transformado por actividades antrbpicas, las principalescaracteristicas de las formaciones vegetales descritas adn se mantie-nen y son observables en 10s sectores menos perturbados.En un corte transversal desde el Oeste hacia el Este del reaocupada por 10s mapuches, se distinguen distintas zonas biogeo-griificas que ellos identifican y caracterizan nitidamente, y que

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    reciben designaciones especificas en lengua mapuche. El lafkenmapu o tierra del mar comprende las planicies costeras ubicadasentre la Cordillera de la Costa y el Ocean0 Pacifico; el Valle Centrales denominado lelfun mapu y el sector cordillerano recibe elnombre de inapire mapu o tierra cercana a las nieves. Estas deno-minaciones corresponden a una comprensi6n vern5cula de la geo-grafia y geomorfologia de estos sectores y sus diversas potenciali-dades econ6micas y poseen una determinada ubicaci6n en la cos-mologia mapuche. Es asi como lafken mapu se encuentra relacio-nado con el Poniente y la tierra de 10s muertos; la gente que habitaeste sector recibe la denominaci6n de lafkenche o gente del mar.Inapire mapu por el contrario, se vincula con el ste -Puel-de importantes connotaciones ideokgicas, pues alli moran las dei-dades, cerca de 10s volcanes y nevados andinos. Este sector secaracteriza botanicamente por la presencia de 10s soberbios bos-ques de araucaria Araucaria araucana),una conifera chilena quecrece a 10s novecientos metros sobre el nivel del mar y recibe elnombre vern5culo de pewen; sus semillas, que contienen abun-dante almidbn, fueron y abn son la base de la alimentaci6n de 10sindigenas que ocupan este sector, que se denominan pewencheso gente de 10s pinares. El lelfun mapu goza de un agradable climacontinental y es el de mayores potencialidades agricolas; sus habi-tantes reciben el nombre de lelfunches o gente de 10s llanos.

    Lafkenmapu: El us0 del recurso marinoLa extraordinaria riqueza de peces, moluscos y algas del litoral dela Araucania y sus recursos forestales costeros, han caracterizado elpoblamiento humano de este sector desde el Arcaico hasta hoy.Son numerosos 10s dep6sitos arqueol6gicos costeros, o conchales,que desafortunadamente han recibido muy poca atenci6n de partede 10s prehistoriadores y en 10s cuales probablemente se encuentrala clave de 10s poblamientos mas antiguos de la regi6n. Los testi-monios de 10s primeros espaiioles que conocieron la regi6n resal-tan la arraigada adaptaci6n maritima de sus habitantes, conocedoresde la recolecci6n y pesca de orilla y en botes, con anzuelos, redesy arpones, todos ellos fabricados con productos del bosque nativo.Est5 documentada la pesca nocturna usando antorchas Hilger 1957,192) e incluso la pesca submarina por sumergimiento:Es la ciudad Valdivia) muy regalada de pescado y no menosde mucho marisco que sacan 10s indios entrando no menos dedoce brazadas debajo del agua. Es tambih grande recreaci6n elver muchos brazos de rios que vienen corriendo de diversas partesy llegan a la ciudad, que aunque son pequeiios todavia andan aplacer las canoas por ellos lo cual es causa de que este la ciudadmuy bien servida y proveida, porque en las canoas traen 10s indiostodo lo necesario como es hierba, leiia y muchos mantenimientos;y no menos deleite es ver entrar tantas canoas por aquellos rioshasta llegar a las casas Mariiio de Lobera s. XVI 1960, 321).Cabe destacar la arraigada tradici6n de estas poblaciones costerasen la recolecci6n de algas marinas, que usaban fundamentalmente

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    para alimentacion. Son muy abundantes en esta regi6n la Duruilleaantarctica, que recibe el nombre de kollof una enorme alga pardaque se adhiere a las rocas mediante un vigoroso disco basal yposee un tallo duro y flexible, denominado huilte que se consumecrudo y cocido en variados guisos. La Poqhyra columbina oluche es un alga roja que crece adherida a las rocas en la linea delas mareas. Esta especie tambikn es aliment0 preferido de 10slafkenches hasta hoy. El consumo de algas y su importancia dentrode la cultura mapuche ha sido recientemente estudiado por Masuda1986 y 1988), quien ha documentado un intenso triifico de estasalgas, principalmente kollof ejercido por 10s lafkenches.Ellos lle-gan en carretas con este product0 hasta inapiremapu intercam-biiindolo por granos y otros productos, en un viaje que dura miisde un mes. El triifico de algas es consecuencia de la predilecci6nde 10s mencionados productos marinos por parte de 10s mapuches,que debe tener antecedentes en la prehistoria de acuerdo a lascr6nicas tempranas vid. Ovalle 1646) 1969, 60 y Niifiez Pineda yBascufiiin 1676) 1863, 329).

    Mientras que la pesca es actividad realizada fundamentalmentepor 10s hombres, la recolecci6n de mariscos y algas es actividad enque tambikn intervienen la mujer y nifios, aprovechando las bajasmareas. Los nifios hacen pelotas de kollof para jugar a modo defiitbol y este elemento es tambiitn muy apreciado en la costa parael juego tradicional de la chueca o palin una especie de hockey, enel que intervienen dos equipos de hombres y es celebrado por todala comunidad.Lelfunmapu Us0 del recurso forestal

    Actualmente, el Valle Central de esta regi6n de Chile es considera-do como un territorio de importante potencialidad agricola. Deacuerdo a las descripciones de cronistas del siglo XVI, era itsta unazona de gran densidad demogriifica,y 10s asentamientos mapuches,compuestos de familias extensas, con un patr6n disperso, se insta-laban en las riberas de 10s numerosos rios que cruzan estos territo-rios. Los bosques deciduos de Nothofagus, asi como 10s bosquessiempreverdes meridionales, presentan un ambiente poco comiinen cuanto a potencialidad de productos de recolecci6n vegetal, porla producci6n de frutos carnosos y comestibles de las innumerablesplantas que 10s componen, dentro de las cuales hay iirboles yarbustos, como el peumo Cryptocaya alba), el boldo Peumusboldus), keule Gomortega queule), avellanoo gevuin Gevuinaavellana), diversas especies de michay Berberis damuinii, B. serata, B. dentata), litre Lithraea caustica), pitra Myrceugeniaplanzpes) y muchos otros, como la murta Ugni molinae), mululRibes glandulosum), luma Amomyrtus luma).N o solamente 10s iirboles proveian de frutos y bebidas a 10smapuches, sin0 que tambiitn el rico y variado sotobosque erafuente de alimentos. Asi por ejemplo, las lianas y las epifitas erantambiitn buscadas por sus agradables frutos. Entre ellos se puedemencionar nuestra flor nacional, el copihue Lapageria rosea), el

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    coguil Lardizabala biternata), el poe Fascicularia bicolor) y laquilineja Luzuriaga radicans). Estos frutos, junto a 10s de la fruti-lla silvestre o khelgen Fragaria chiloensis) y muchas otras bayas ydrupas se comian frescas o secas y servian para hacer bebidasfermentadas o mudai. Muy apreciados elan el apio del campo opanul Apium panul), el panke o nalka Gunnera tinctoria) y elchup6n Greigea sphacelata)

    Eran tambien consumidas un sinnGmero de plantas que produ-cian tuberculos o raices carnosas comestibles, tales como el lahueo l am Sisyrinchium spp.), en distintas especies, y m sde treintavariedades de papas silvestres; el famoso ligtu Alstroemeria ligtu),llamado tambien nil del que se fabricaba una harina blanca ysustanciosa muy parecida a1 chufiu que se daba a 10s enfermos, elhuanqui Discorea arenaria), el nao o papita del campo Conan-thera btjlora) y Heliantus tuberosus. Por su importancia en la gene-tics de la papa cultivada o pofiu Solanum tuberosum spp.), debe-mos anotar que precisamente en esta regi6n se han encontrado endep6sitos arqueol6gicos del Pleistoceno Tardio (Ugent et al. 19871,restos de malle Solanum maglia), especie que aGn se consume enestado silvestre. Tambikn se deben mencionar varias especies dehelechos con rizomas comestibles, algunos de ellos de gran tama-fio, cuyo coraz6n y tallo se secaban y molidos proporcionaban unaespecie de harina, con la cual se preparaba una espesa sopa (Hil-ger 1957, 204). El m s conocido de estos helechos usados en laalimentaci6n mapuche es el gran afipe Lophosoria quadripinnata).Tambien era recolectada una enorme cantidad de hongos, dentrode 10s cuales cabe destacar m sde diez especies del genero Cyttaria,asociadas a1 bosque de Nothofagus)especialmente a1 robleo pellinN. obliqua) y a1 coigiie N. dombeyi), llamados changes y digiiefies.

    Menci6n especial merecen las gramineas silvestres, que han reci-bid0 mayor atenci6n de bot5nicos que de antrop6logos y arque6lo-gos vid. Mufioz 1944 y Matthei 1986). Las m s conocidas son elmagu o mango Bromus mango), que probablemente fue mane-jado como un cultigeno, el lanco Bromus catharticus) y la teca otuca Bromus berterianus). Los granos de esta Gltima se cosecha-ban en noviembre, cuando aGn estaban verdes y se secaban a1 solpara concluir su madurez. Con ellos se hacia harina para cocer pankofke y tostada se bebia con agua (Gay 1865, 90).

    El madi Madia sativa) proporcionaba semillas oleaginosas, quese cocian o simplemente se exprimian, originando un aceite demuy buena calidad.Las referencias a estas gramineas y su us0 econ6mico por partede 10s mapuches son abundantes (Vivar 1558) 1979, 189; Molina1788, 133 y 1795, 13; Herrera (s. XVII) 1956, 235; Mosbach 1930,95; Hilger 1957, 179, Augusta 1966, entre otros). AGn no hay certe-za acerca de si heron alguna vez cultivadas; R. Philippi (1864, 701)menciona que Gay encontr6 cultivo de magu en Chiloi., per0 queel no ha hallado nunca esta planta, i estoi inclinado a creer queest para perderse de la creaci6n Inez Hilger 1966, 28) rescata elrelato de un anciano mapuche que se refiere a estas especies:

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    He went on to say that another staple food in his boyhood dayswas wild grain, that it grew in abundance in his country, but hasnow been replaced by domesticated grain, mostly wheat. I wouldlike to bring you samples of those wild grains, but do not knowwhere to find any; arround here cattle have erradicated them withtheir grazing; maybe you will see some in Cofiaripe.

    Since I have never heard these wild grains called by any Chileannames, do not think that the Chileans used them as food. s a boy, Ihelped my grandmother pluck the ears off the stalks and thresh themwith our feet We spread the ears of wild grain on hard ground in thesun, and at night we dance on them to a song that everybody sings.Children s high his gesture indicated they were probably nine or tenyears old) are allowed to dance; often did so as a child. Everyonedances in turn until he is tired. We sing Beat, my feet. You and thejilguero, break these ribs. The jilguero is a bird.

    l botanic0 chileno Oscar Matthei ha tratado de identificar lasespecies del gknero Bromus y de ubicar dentro de las especiessilGestres aquellas que guardan mayor afinidad con las descripcio-nes de cronistas y viajeros 1986).

    Finalmente, cabe destacar la extraordinaria importancia que tuvoel bosque para 10s mapuches como fuente de plantas medicinales,muchas de las cuales, por su extrema relevancia, fueron elevadas acategorias religiosas. En efecto, gran parte del sotobosque era re-querida para curar diferentes dolencias y la taxonomia vernaculamapuche alude muchas veces a1 efecto terapitutico especifico decada planta, a1 que siempre va unido el vocablo colectivo lawen olahuen que significa medicina. Estas plantas eran generalmentepreparadas e ingeridas como infusiones o aplicadas directamenteen el lugar de la dolencia.

    Encontramos algunos ejemplos de esta utilizaci6n de la floranativa del sotobosque en distintas especies de helechos, como elllushu lawen Hymenophyllum dentatum), para curar el ombligode 10s recikn nacidos; llanca lawen Lycopodiumpaniculatum),parasanar tilceras y tumores y en lafquen lawen Euphorbiaportulacoi-des) o remedio del agua. Una de las miis afamadas plantas medici-nales de Chile es el cachan lawen o cachanlagua Eythraea chi-lensis), cuya infusi6n sirve para mtiltiples usos terapkuticos. l us0magic0 de las plantas era frecuente: asi, el huentru lawen Ophio-glossum uulgatum) era usado por las mujeres para engendrar hijosvarones, huilel lawen Hypolepis rugosula) ayuda a 10s machi ochamanes a pronosticar males causados por huekufu o demonios.Se preparaban filtros de amor o para provocar la separaci6n de 10samantes con plantas como el huedahue Gleichenia litoralis>.Una delas plantas mas temidas es el latue Latuapubzjlora), que puedellegar a causar la muerte por envenenamiento, y usado en peque-fias dosis tiene propiedades alucin6genas.

    Inapiremapu: Manejo del bosque de la araucariacontinuaci6q expondremos aspectos de uno de 10s subgruposmapuches que mantuvieron por miis tiempo su sistema tradicional

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    de recoleccibn, el que adn permanece vigente en 10s lugares miisalejados de 10s asentamientos urbanos. Son 10s descendientes degrupos cazadores cordilleranos que fueron absorbidos por 10s ma-puches a partir del siglo XVII junto con 10s indigenas pampas,ranqueles y otros que habitaban las pampas transcordilleranas de laactual Argentina. Habitan las faldas occidentales de la cordillera de10s Andes entre 10s grados 37 y 40 de latitud sur y a 10s novecien-tos metros sobre el nivel del mar. En esta zona existe una forma-ci6n boscosa, en que predomina la especie conocida en taxonomiabotiinica con el nombre de Araucaria araucana Mol. Koch).

    Esta especie es una de las coniferas miis antiguas del continenteamericano. Araucarias f6siles han sido descritas para fines del Cre-tiicico e inicios del Terciario, tanto en el iirea que actualmentehabita, como tambien miis a1 sur y a1 norte. Sus restringidas yaisladas iireas de distribuci6n actual en las Cordilleras de la CostaNahuelbuta) y de 10s Andes, dentro del territorio mapuche, repre-sentan 10s iiltimos remanentes relictos de un bosque que tuvo unaamplia distribuci6n en el pasado del con0 sur de America.

    El iirbol alcanza hasta 10s treinta metros de altura y su fase deenvejecimiento llega hasta miis de 10s 1.500 afios de edad. Suaspect0 joven es cdnico como gran parte de las coniferas, y deadulto, semeja un plumero o paraguas. Son plantas anembfilas,polinizadas por el viento; las pinas o conos femeninos y masculinosse encuentran en iirboles separados. Cada iirbol femenino produceun promedio de veinte a treinta grandes conos que a1 madurarexpulsan alrededor de trescientas semillas o pifiones, denominadosniliu cada una de ellas de tamafio mayor a una almendra Montal-do 1974 .La importancia de esta especie, conocida en lengua mapuchecomo pewen en la sustentacidn aborigen desde epocas prehispii-nicas, ha inducido a 10s indigenas que habitan en esta zona acalificarse como pewenches o gente de la araucaria; 10s territo-rios en que crece este iirbol son denominados pewenmapu opewenento: ierra o zona del pewen Bragg 1984 .Cr6nicas muy tempranas dan testimonio de la importancia deeste recurso en la subsistencia de 10s antiguos cazadores que habi-taban esta regidn cordillerana, la que se ha mantenido hasta hoy, apesar de 10s profundos cambios culturales sufridos por el pueblopewenche.El mantenimiento de esta gente casi de ordinario es pifionessacados de unas pinas de diferente hechura y calidad asi ellascomo sus iirboles y es tan grande el ndmero que hai de estosiirboles en todos aquellos sotos y bosques que bastan a dar Sufi-ciente provisi6n a toda aquella gente, que es innumerable, tantoque de ellos hacen el pan, el vino y 10s guisados. Y por ser laprincipal cosecha a cierto tiempo del afio, tienen grandes siloshechos debajo de tierra, donde guardan 10s pifiones haciendo enci-ma de la tierra en que estan escondidos mui muchas acequias deagua porque a no haber agua encima luego brotaran haciendonueva sementera y quedando ellos corrompios.. tambien se destila

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    dellos abundancia de resina blanca mui medicinal para diversasenfermedades Mariiio de Lobera s. XVI 1760, 268).Estudios etnogrBficos actuales han sacado a la luz una notablesobrevivencia de esta economia recolectora y a la vez han permiti-do comprender la estrecha relaci6n que existe entre esta actividadeconbmica, aspectos ideol6gicos y de organizaci6n social de 10s

    pewenches.A fines del verano y despuits de la cosecha en las huertas, yahan madurado 10s piiiones. En esta epoca, toda la familia extensase traslada de 10s asentamientos bajos, donde habitan permanente-mente, a las pinalerias; alli construyen sus viviendas transitorias uocupan instalaciones preexistentes. De acuerdo a cr6nicas del sigloXVII Rosales 1673) 1877), habia a l g ~ n oncept0 de territorialidadfamiliar en la explotaci6n de las araucarias, situaci6n que a1 parecerse mantiene vigente en la gran recolecta de otoiio GonzBlez yValenzuela 1979). Residen durante tres meses en este sector -ye-wenent- donde toda la familia cosecha 10s piiiones -diu-pastorea el ganado que ha llevado consigo, recolecta hongos, hier-bas medicinales y leiia para el invierno Bragg 1984). Los fuertesvientos propios de la estaci6n han hecho caer 10s piiiones. Antigua-mente, se esperaba que wawilma un pequeiio lor0 de 10s Andesmeridionales Enicognathus leptorhynchus), que en esta itpoca lle-ga en bandadas a ese sector, derribara 10s frutos, 10s que eranrecogidos desde el suelo. Hoy, se provoca la caida de 10s piiionescon lazos o piedras y en la recolecta intervienen todos 10s miem-bros de la familia. En primavera se vuelve a pewenento a colectar10s frutos caidos durante el invierno. A1 parecer, en esta temporada,la actividad es menos .intensa y se realiza de modo m5s informalGonzBlez y Valenzuela 1777).

    En la epoca de las primeras nevazones, las familias bajan a1asentamiento permanente, donde se dedican a1 almacenamiento yconservaci6n de 10s piiiones recolectados. Para estas actividades seemplean diferentes procedimientos, algunos de 10s cuales son iden-ticos a 10s descritos en las primeras cr6nicas. Bgsicamente consistenen deshidratar las semillas por medio del calor; hidratarlas inundan-do 10s dep6sitos subterraneos con agua corriente, o fabricar hiladasde piiiones pelados dispuestas a modo de pelotas, las que se secany ahuman a1 fog6n y luego se cuelgan para asegurarles una buenaventilaci6n. El mittodo de hidrataci6n es particularmente efectivo,pues permite conservar tiernos mBs de cuatrocientos kilos de piiio-nes hasta por cuatro aiios.

    Los piiiones se consumen crudos, tostados o hervidos y sirvenpara una serie de actividades culinarias, incluyendo la preparaci6nde diversos tipos de harinas, variedades de pan y bebidas Vid.GonzBlez y Valenzuela, ob. cit.).En el Ambit0 cognitivo, 10s pewenches comprenden las forma-ciones boscosas de araucarias del mismo modo como su propiasociedad. Se distinguen claramente las especies femeninas, que danfrutos, de las masculinas, y se les asignan las correspondientesdenominaciones de domopewen -araucaria mujer- y wentru-pewen o araucaria macho. Aquellos ejemplares con conos masculi-

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    nos y femeninos son tenidos por bisexuados. La fecundaci6n ane-m6fila -a traves del viento- es tambien entendida como unproceso sexual, en que pinos de ambos sexos se ponen en contac-to subterr5neo a traves de sus rakes, o aereo por medio de 10sloros cordilleranos. De esta forma, cada bosque de araucarias esuna agrupaci6n familiar extensa llamada lobpewen equivalente a1lobche o familia mapuche ob. cit.).Respecto de las creencias, estos bosques est5n protegidos porseres sobrenaturales masculinos y femeninos: el anciano del pewenque cuida de 10s 5rboles masculinos, y la anciana del pewen queprotege a 10s femeninos. A ellos se hacen rogativas familiares antesde la cosecha, o comunitarias terminada esta, en 10s mismos bos-ques, con el fin de asegurar la conservaci6n de 10s grboles, suprotecci6n y fertilidad Gonz5lez y Valenzuela 1979). Est5 prohibi-do cortar las araucarias; aquellos que lo hacen reciben fuertessanciones sociales y de parte de 10s seres sobrenaturales Hilger1966, 59 . La abundancia o escasez de pinalerias es circunstanciapara calificar bien o mal a diferentes localidades: por ejemplo, elvolc5n Villarrica, a pesar de sus continuas y perjudiciales erupcio-nes, tiene una connotaci6n sumamente positiva, puesto que esgeneroso con este recurso. El volc5n Shoshuenco, en cambio...has a bad spirit. Shoshuenco has only one araucaria tree whichis on its sunset side, and therefore has wonderfully long and meatynuts. But if anyone should climb the sides of Shoshuenco to getthose nuts, he would turn into a snake. The winds that blow acrossShoshuenco bring bad insects with them. Shoshuenco has a badspirit, I can assure you Hilger, ob. cit., 58 .

    LAS TRANSFORMACIONESSobre la base de estudios etnogr5ficos, la mayoria de 10s cuales sehan efectuado dentro del presente siglo, hemos tratado de describirciertos rasgos de 10s pueblos que actualmente habitan el centro-surde Chile y que se identifican a si mismos como mapuches. Losdatos etnohist6ricos nos han permitido remontarnos en el tiempo a1momento del contacto, que en el cas0 de estos pueblos abarc6 unlargo periodo, que recien termina en la dltima decada del siglopasado. Las cr6nicas m5s tempranas, a su vez, dan lugar paraespecular que 10s rasgos descritos tienen una raigambre aun m5shonda en el tiempo que permiten referirnos a las culturas arqueol6-gicas de esa regibn, cuyos magros estudios tambien suponen lapreeminencia de actividades recolectoras sobre las propiamentehorticolas uid.Aldunate 1989). Debemos, sin embargo, precaver a1lector respecto de la simpleza de estos argumentos. Por una parteexisti6 una comprobada diversidad cultural entre 10s pueblos quehabitaban estas regiones, las que fueron mitigadas en alguna medi-da despues de la conquista espaiiola, per0 que adn subsiste enmuchos aspectos de la vida de estas sociedades.

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    Por otra parte, a1 comenzar este trabajo, advertiamos las profun-das transformaciones que afectaron a 10s habitantes del centro-surde Chile a partir del siglo XVI. El regimen de La Frontera, caracteri-zado por continuas rebeliones y guerrillas, establecimiento de fuertesfronterizos, misiones, mestizaje, triifico e intercambio de productos,no fue propicio para que estos pueblos adoptaran una economiaagricola, como sucedi6 en el centro del pais. Aunque el mapucheadopta con facilidad el cultivo del trigo y algunas legumbres intro-ducidas, lo hace en menguadas proporciones, manteniendo elsistema horticola. Esta actividad se compadece con 10s tradicionalesasentamientos semipermanentes, que a la vez son extremadamentefuncionales para las eventualidades y riesgos propios de esta epo-ca. Es sin embargo, la ganaderia la que pasa a ocupar el lugar miisimportante en la economia mapuche posterior a1 siglo XVI. Laadopci6n del caballo, el ganado ovino y vacuno y principalmenteel triifico e intercambio de animales procedentes de las pampasargentinas, hace que esta actividad sea la miis prestigiosa, rentabley funcional para este momento de la cultura mapuche vid.Alduna-te 1982).A partir de fines del siglo pasado, el Gobierno de Chile tomaposesi6n efectiva de las tierras mapuches, procede a repartirlas,otorgando titulos de domini0 a las familias indigenas sobre 10sterritorios que habitaban y a colonizar con agricultores nacionales yextranjeros aquellos terrenos que se consideraban de propiedad delEstado. Desde este momento, se impone a las agrupaciones mapu-ches un forzado asentamiento permanente que trae consecuenciasimportantes en sus actividades econ6micas. Se intensifica la horti-cultura y se adoptan tecnologias y procedimientos agrarios; la limi-taci6n de las cabidas no favorece el crecimiento de las actividadesganaderas y la recolecci6nse limita a 10s terminos de cada propie-dad indigena. En la actualidad, el aumento demogriifico ha determi-nado una excesiva divisi6n dentro de las comunidades, produciendoun minifundismo a veces extremo, con su secuela de vicios, talescomo la sobreexplotaci6n de 10s suelos, la ocupaci6n y consiguien-te desaparecimiento de 10s bosques que quedaban dentro de lascomunidades y la mayor limitaci6n de las actividades ganaderas.Es sugerente el testimonio que Jose Kollio, de la localidad deCholchol, da a Tomiis Guevara a comienzos de este siglo:nuestros mayores disponian de tierras sobrantes para criar wekesun camelido domestico), vacas y ovejas. Despues nos remataronlas tierras y nos dejaron apretados, en tan pocas hectiireas, tantasfamilias. Tuvimos que hacernos sembradores Guevara 1913, 142).

    SOBREVIVENCIAS

    A pesar de las profundas transformaciones sufridas, en algunaspartes del territorio mapuche abn subsisten priicticas de recolecci6nque tienen enorme importancia en la actividad econ6mica traditio-nal, especialmente en el rubro de la alimentaci6n. En lafkenmapu la4

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    recolecci6n marina de peces, moluscos y algas est5 presente hastahoy, no s610 para el autoconsumo, sin0 tambien -en el cas0 delas algas- como un interesante rubro de triifico e intercambioMasuda ob. cit.). En el archipielago de Chiloe, 10s huilliches, unarama mapuche, practican en la actualidad la recolecci6n de espe-cies marinas y forestales para usos alimentarios, medicinales, artesa-nales y otros. Estudios etnobotiinicos hechos en estas islas revelanque en la actualidad cei-ca del 80 por ciento de la flora nativa esreconocida todavia con nombres vernaculares y utilizada en la vidadiaria para resolver diferentes necesidades de sus pobladores Villa-griin et a2 1983).Un aniilisis b5sico de las taxonomias botiinicas vernaculares queestiin presentes en el m pudungiin o lengua mapuche, revela elacabado conocimiento que hasta hoy subsiste respecto de la rica yvariada flora local. De un total cercano a las setecientas cincuentaespecies que el Padre Mosbach registra en su obra Botanica Indz ge-na de Chile, que constituye la base de esta publicacibn, m5s deseiscientos veinte tienen asignados nombres propios en la lenguaverniicula. De estas, alrededor de setenta son colectadas para suconsumo como alimentos; un ndmero considerable 146) se cono-cen por sus efectos medicinales y otras son utilizadas para usoshorticolas, industriales o rituales. Los nombres verniiculos revelanun acabado conocimiento de la variada flora local, fruto indudablede su cuidadosa y larga observaci6n y experimentacibn. Est reve-la, por una parte, la antiguedad de la adaptaci6n humana a estemedio boscoso. Por otra, que la recoleccibn, lejos de ser unaactividad econ6mica de inferior categoria, como suele pensarse enrelaci6n a la agricultura, es product0 del mismo complejo engranajedel conocimiento humano. En este caso, un conocimiento acabadoy muy feliz de la flora nativa, sugerido por la 6ptima manera comose lo utiliza y por la taxonomia verniicula que alude a la forma devida de las plantas, su hiibitat, morfologia, su utilidad y a las

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    relaciones que existen entre estos organismos con 10s distintoselementos del ambiente que 10s rodea.Otro aspect0 de la cosmologia mapuche que sugiere la trascen-dencia que la recolecci6n tuvo en epocas preteritas es la divisi6ndel tiempo anual. Tradicionalmente no se conocian las estacionesde verano, otofio, invierno y primavera, que hoy est5n en uso,siguiendo la nomenclatura de la sociedad dominante. El aiio sedividia en epocas, generalmente relacionadas con calendarios luna-res, las que se conocian con diferentes nombres, la mayoria de 10scuales dice relaci6n con 10s ciclos anuales de la flora silvestreaut6ctona. Mosbach 1930, 8 y 83 e Hilger 1957, 87). Son frecuen-tes las denominaciones de luna o epoca de 10s frutos grandes, de laabundancia o de la producci6n, para referirse a 10s meses de eneroa abril, existiendo solamente dos vocablos que se refieren a cose-cha de maiz y papas en esta epoca. Mayo y junio son conocidoscomo periodos en que caen las hojas, se anuncia el frio, se recogeel rumu Oxalis Zobata), epoca de la luna gris, de 10s brotes griseso de la espuma. Los meses de invierno se denominan luna de laslluvias, de 10s temblores, de la luna fria o de las heladas. Septiem-bre y noviembre se califican como un period0 malo, de hambre yescasez, a la vez que de esperanza, de nuevos brotes y crecimiento.Pascual Cofia, un mapuche entrevistado por Mosbach 1930, 83)hace una afirmaci6n elocuente en este sentido:En tiempo m5s remoto, se distinguia solamente la epoca de 10sfrutos silvestres, llam5ndose verano a esta estaci6n; en cuanto yano se podian coger frutos por haberse acabado todos, era invier-

    no.Sin embargo, uno de 10s m5s singulares casos de sobrevivenciade h5bitos de recolecci6n lo encontramos entre 10s pewenches quehabitan en inapiremapu.Ellos contintian hasta el dia de hoy prac-ticando en otoiio y primavera las colectas de semillas del pewen oaraucaria, aliment0 que les proporciona un complemento indispen-sable de su dieta, especialmente en epocas de escasez. Las familiaspewenches viajan a las pinalerias en abril de cada aiio y antes decomenzar a recoger 10s pifiones ruegan a las dos grandes y anti-

    guas personas, el anciano y la anciana del pewen con el fin de queellos protejan 10s bosques y provean de abundante fruto a susiirboles.CARLOS ALDUNATE DEL S.CAROLINA VILLAGRANSantiago de Chile, febrero de 99

    Museo Chileno de Arte Precolombino, Casilla 3687, Santiago, Chile.**Departamento de Biologia, Facultad de Ciencias, Universidad de Chile, Casilla 653Santiago, Chile.

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    BOT NIC INDIGEN D E CHILE

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    PROLOG0Hace seis o siete aiios un dia cualquiera conoci en Limache a unsacerdote cat6lico alemiin se acerc6 a mi casa sabiendo de misinclinaciones por 10s estudios de la flora de Chile. Era 6ste el padreWilhelm de Mosbach que ya me era conocido por sus trabajos defilologia araucana y ahora se encontraba radicado en este valle deLimache. Ya que no le era posible proseguir con sus estudios sobre10s araucanos deseaba ocuparse de 10s conocimientos de estacultura sobre botiinica. e dijo que pensaba preparar una especiede Botinica Mapuche y cuando menos lo pens6 me trajo eloriginal de este trabajo con el objeto de que me impusiera de 61 yle diera mi opinibn en el sentido de si valia la pena publicarlo.Despu6s de imponerme de su contenido no he podido menos quealentarlo para que lo publique cuanto antes.

    Ha sido para mi una grata sorpresa y una verdadera revelaci6n elpoder comprobar 10s profundos conocimientos de la botiinica chi-lena que tiene el p.adre Wilhelm y por sobre todo su ampliosentido de orientaci6n e intuicidn botiinica. Se dice comtinmenteque un naturalista nunca llegarii a ser algo de valia si no posee esacualidad innata de la intuici6n cientifica o del ojo clinico comopodria tambi6n llamarse. Este es el cas0 del padre Wilhelm; existenen 61 la pasta del investigador la honradez y la seriedad de undisciplinado cientifico a1 mismo tiempo que el conocimiento de lalengua aborigen y el de la flora chilena. Por lo tanto estoy conven-cido de que su Botiinica Indigena Chilena no sera simplementeun estudio miis sino un trabajo Gtil para 10s investigadores que seocupen de nuestras plantas nativas y para aquellos que encaminensus estudios en el campo de la filologia y lingiiistica araucanas.

    Tal vez el admirador de la mis pura prosa castellana no podridejar de advertir en las lineas de esta obra la influencia germanade quien las escribi6 per0 ello no sera un inconveniente ya que loque nos interesa es el fondo del trabajo y no una forma adornada yplacentera que en muchos casos nada dice y nada nos trae denuevo. En el presente trabajo sucede todo lo contrario puededecirse sin la menor exageraci6n que en cada linea de i 1 se apre-cian las observaciones personales del autor muchas llenas de nove-dad y de colorido de expresibn lo cual constituye sin duda algunauno de sus mayores m6ritos. Asi hago votos para que esta publica-

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    ci6n tenga la buena acogida que se merece a la vez hago llegar asu autor mis felicitaciones m5s sinceras por su verdadero espiritude investigador. Su edad algo avanzada y su vista casi perdida nohan sido razones de peso para no dar t6rmino a este trabajo ojaliique este ejemplo pudiera ser emulado con m6s frecuencia enprovecho de nuestra cultura cientifica.

    A GARAVENTA H.Limache diciembre de 1955

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    INTRODU IONLos indigenas de Chile siempre han vivido en el miis estrechocontact0 con la naturaleza. Frase trillada si se quiere y sin embar-go explicaci6n adecuada a veces Gnica de muchos aspectos de suvida de sus costumbres y su idiosincrasia.

    Vale lo dicho tambikn de 10s sorprendentes conocimientos refe-rentes a1 reino vegetal de su suelo nativo.Disponia la gente aut6ctona de pocos proveedores de carne:alglCln guanaco huemul u otro venado y tal vez la avestruz; unoque otro pato y peces que conseguian coger en sus trampas yredes primitivas; con las especies mencionadas se acababa esteabastecimiento. El mismo instinto de conservaci6n 10s impulsabapues hacia las sustancias nutritivas que les ofrecian 10s vegetales desus alrededores; en ellos encontraban ademiis 10s remedios parasus dolencias 10s materiales para sus viviendas y para fabricar granparte de sus enseres utensilios y herramientas de us0 diario.Pusieron nombres a esas plantas Gtiles de acuerdo con su aspec-to alguna particularidad o la forma de su crecimiento; muchasveces atendiendo a1 provecho que de ellas sacaban. Preciosos nom-bres por cierto acertados y expresivos como el lector podrii apre-ciarlo.Durante casi veinte afios de convivencia entre 10s mapucheshemos anotado cuanto nombre botiinico les oimos pronunciar.Tambi6n hurgamos en 10s diccionarios de su lengua antiguos y

    modernos y en la literatura del ramo 10s vocables fitogriificos. Enel campo mismo guiados y aleccionados por prestigiosos indigenasancianos de profunda intuici6n natural y de experimentadas m chisy hierbateras hemos confrontado esas denominaciones con 10svegetales que pretendian designar indagando sobre la correspon-dencia entre aquellas plantas y sus nombres indigenas vulgar ycientifico. El fruto de tales apuntes y averiguaciones es la presenteBotiinica Indigena de Chile que contiene unas setecientas cin-cuenta plantas del pais designadas por unos novecientos nombresindigenas.

    Puesto que crecen en el territorio nacional alrededor de cincomil especies de faner6gamas espontiineas podria parecer reducidoel mencionado ndmero de denominaciones aut6ctonas; sin embar-go hay que convenir en lo siguiente:4

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    l Los nombres anotados provienen, en su gran mayoria, de laregi6n entre Concepci6n y Chiloe; m5s a1 sur 10s aborigenes jamashabian denominado las plantas, m5s a1 norte se han perdido juntocon 10s idiomas que les dieron forma, quedando reemplazados porcontadas voces quechuas. AdemBs, aun en el espacio circunscrito,no pocas designaciones botanicas habian pasado inadvertidas; otras,si bien conocidas, no las hemos podido aprovechar por no saberseya a que vegetal se refieren.2 La diferenciacibn de 10s vastos generos, sencilla para el mapu-che y fundada en caracteres vegetales de f5cil distincibn, se apartamucho de la minuciosa especificaci6n cientifica, a veces bastantesubjetiva y motivo de continuos cambios y sin6nimos en cadanueva revisi6n. Notaremos pues, a pesar de la abundante taxono-mia indigena, que el ndmero de especies es adn mayor.3 l inter& del indigena por las plantas es preferentemente

    utilitario, bromatol6gico las m5s de las veces. Aquellos vegetalesque no le favorecen 0 no lo molestan), no le merecen nombrespropios, y 10s tiene catalogados a todos bajo ~ b r i c a s enericas dere-cachu o re-mamell pastos, yerbas o arbustos indtiles. Tambiensuele dar un mismo nombre a plantas muy diferentes, per0 quetienen identica aplicaci6n.Tomando en cuenta estas observaciones, las plantas distinguidascon nombres mapuches realmente no son pocas y dificilmente seencontrar5 otro pais de poblaci6n parcialmente indigena que tengauna fitonimia de igual amplitud. En efecto, de las ciento treinta ydos familias chilenas de fanerbgamas, m5s de las cuatro quintaspartes cuentan con nombres mapuches, las restantes crecen en elNorte Grande o s610 tienen importancia sistematica.Bastante se ha escrito sobre la materia: aparecen nombres in&-genas de plantas diseminados en libros botBnicos (Molina, Gay) ymedicinales (Murillo, P. Zin); en investigaciones sociol6gicas (Gue-vara, Latcham); en voluminosos diccionarios etimol6gicos y filo-16gicos (Lenz, Valenzuela, RomBn), en fin, en colecciones de chile-nismos (Medina, V M. Baeza). Todas estas publicaciones se refie-ren a voces fitogrgficas incorporadas en el lenguaje del pais y 10sautores que de ellas tratan explicitamente las traen dispuestas enlistas alfabeticas.l trabajo que presentamos a continuaci6n quiere reunir todaslas denominaciones indigenas de 10s vegetales chilenos, Sean o novoces vulgares, y enfocarlas desde el punto de vista del indigenamismo; intenta poner de manifiesto el modo de pensar mapuchecon respecto a 10s vegetales y dar respuesta a1 porquk el dieranombre a una planta de un grupo y dejara sin menci6n la otra.Para realizar tal prop6sito habia que dejar las plantas en sumedio natural, estudiar e interpretarlas en su propio conjunto botB-nico. Hemos elegido y seguido el sistema evolutivo de AdolfoEngler, hoy dia aceptado casi universalmente, compendiado en elyllabus der Pflanzenfamilien me refiero a1 CatBlogo de las FamiliasBotBnicas. l inconveniente de este metodo, la dificultad de darcon el nombre de un vegetal buscado, creemos haberlo salvado

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    con poner a1 fin del texto un registro alfabktico con indicaci6n dela piigina correspondiente a cada planta tratada.La disposicibn del trabajo es la siguiente: encabeza el nombre dela planta junto con su explicaci6n o traduccibn si fuera palabracompuesta o aplicada en sentido metafbrico; luego se afiade ladeterminaci6n cientifica el nombre vulgar una que otra caracteris-tica morfolbgica notas sobre dispersi6n geogriifica sobre aplicacio-nes caseras propiedades medicinales y posibles alcances folcl6ri-cos. Se insiste en numerosos casos en la inclusi6n del nombremapuche como termino tecnico generic0 o especifico en la no-menclatura cientifica de la Botiinica Universal. Descripciones deta-lladas de la planta casi no se efectban aunque miis hemos procura-do no caer en meras enumeraciones de nombres nudos. Respecto ala forma de presentacibn de estos datos el nombre botiinico ver-niiculo indigena asi como todos 10s demiis vocablos en idiomasextranjeros estiin en negritas. El nombre cientifico se presenta encursivas y todas las denominaciones vulgares de plantas que noSean indigenas estiin entre comillas.S61 nos resta expresar tambikn desde estas lineas nuestra sin-cera gratitud al sefior Agustin Garaventa H. eximio conocedor decuanto crece dentro de las fronteras chilenas por su amabilidad deimponerse del contenido de nuestro trabajo prologarlo y facilitarsu publicaci6n.

    San Francisco de Limache noviembre de 1955P. ERNEST WILHELM DE MOSBACH

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    NOTAS PRELIMINARES1Breves observaciones foneticas

    La e mapuche, vocal sorda, casi muda, indica en muchos casosla ausencia de vocal entre dos consonantes, p. ej., reme rme): elconquillo.La u, vocal de pronunciacih muy gutural, suena semejante a lau francesa, p. ej., ufiu: la murtilla.

    La n particular del idioma araucano, escrita como ng en estetrabajo, se pronuncia igual como en banco; p. ej., ngefii: el ave-llano, rengi ringi): el colihue.La combinaci6n de tr th, ch), cuyo precis0 valor fonetico notiene equivalente en el alfabeto castellano, se aproxima a1 sonidode la ch chilena seguida de una suave r; p. ej., trihue: el laurel,notru:el ciruelillo ch r)ihue, noch r)u).2 Voces dobles

    La duplicaci6n de una palabra mapuche denota un grado eleva-do tamafio m5s que regular, multitud, calidad, intensidad) delsignificado en la forma sencilla; p. ej., quelen kelen): cola, rabo,cuya repetici6n quelen-quelen designa una poligala, subarbustoramificado y con varias inflorescencias alargadas a semejanza decolas.

    DISTRIBUCION DEL MATERIALLas plantas con nombres indigenas se enumeran, de acuerdo con elsistema de A. Engler y conforme las subdivisiones de C. Reiche,bajo las cinco agrupaciones siguientes:

    1 Espordfitas,2. Espermbfitas: dentro de ellas2.1. Gimnospermas,2.2. Angiospermas:2.2.1. Monocotiled6neas,

    2 2 2 Dicotiledheas:2.2.2.1. Archiclamideas,2.2.2.2. Metaclamideas.

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    1ESPOROFIT S

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    Dihuefi ihuefk Cyttaria pp.

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    1. ESPOROFIT SPlantas que se reproducenpor unos corp~sculoslamados esporas. Comprenden lasTaldfitas: algasy hongos y las Arquegoniadas: musgosy helechos incluso equisetosy licopodios); las Cnptdgamas de la denominacibn anterior.Nombres basados en efectos vegetales, aunque no comprendidos como tales por

    10s mapuches.

    Pichi-piru: pequedo gusanoSpirillum dentium), nom-

    bre que &an 10s araucanos,guiados por Una intuici6nbastante a certada , a lasbacterias causantes de lacaries dental.

    Poticol: agua turbia Sacha-romycis cereviciae y otras),hongos monocelulares, 10sfermentos o levaduras parala Fabricacion del pan.

    Pelol, Huiilol: Trichoph-yton,Achorion) hongos parisitosque originan la tina, cara-chas y costras del cuero cabelludo y en la pie1 delhombre, de forma capricho-sa , llamada tambih Chadi-sal (pleonasm0 = sal sal).

    Queme: Endom-ycisalbicans)hongo que causa en la bocay las vias respiratorias de10s nifios lactantes la enfer-medad quime o muguet;tambi6n las aftas se tradu-cen por esta voz mapuche.

    Coduu: Ustilago, Tilletia, Puc-cinia, etc.) hongos diminu-tos cuyas esporas convier-ten en una masa de polvonegro o colorado 10s granosde 10s cereales u otras plan-vas atacadas; comprende estapalabra indigena tambien eltiz6n de la papa.

    Perciin: Mucor y otros hon-gos) el moho, fina capa ve-getal sobre substancias or-ginicas, como frutas, pan,etc.

    Calmin mezcla de pequenascript6gamas) la pelusa, for-

    mada por algas, hongos, li-quenes y musgos pigmeosque cubren troncos y pie-dras hlimedas, o se criar

    a

    como lo expresa el P. Augusta; sobre el excrement0de 10s animales, deposita-do en partes sin sol.

    Algas MayoresCollofe: tintura parda Durvi-llea antarctica Bory , alga

    feoficea de color pardo quecrece adherida por un an-cho disco a las rocas su-mergidas del mar. Es m5sconocida bajo el nombrequechua, Cochayuyo:nabodel mar, y Cochahuasca:soga del mar. Cuando esnuevo es comestible ( ma-risco vegetal), siendo su

    parte preferida y mis sabrosa el tronco o huiltelenfii) que intermedia en-tre el mencionado disco yla ramificacion del vegetal;ya viejo, llamado mengoentonces, tonia un colorcaf6 oscuro y se pone duroe inservible para la alimen-taci6n. De sus tallos saca-ban 10s mapuches un colo-rante pardo, casi negro, paratefiir 10s artefactos de sutextura; a 10s alimentos decollofe o cochayuyo seatribuyen efectos tonicos,digestivos y antiescrufulo-

    Huildu, Huiru: Macrocptisintegrifolia Agarth) inmen-sa alga marina, tal vez elvegetal mas largo del glo-bo con ramificacionesaplanadas que se mantie-nen a flor del agua me-diante unas vesiculas lle-nas de aire; no es comesti-ble. Los montones de laplanta arrancados de lasrocas por las olas y echa-dos a la playa, se usancomo abono en la agricul-turd; el yodo almacenadoen la planta sirve de reme-dio contra la esct6fula.Localmente se reserva eltCrmino Huiru, para otraespecie Macrocystis angus-tifolia Bory , de h5bito pa-recido a1 alga anterior, perode tamano mucho menor.Luche: Porphyra columbina)alga cloroficea de estenombre mapuche y vulgar,

    sos.

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    con frondas de color verdey consistencia gelatinosa;vive pegada sobre las rocasen plena rompiente de lasolas: se la consume ya cru-da e n ensaladas o cocida.Como remedio popular selo recomienda contra las in-flamaciones internas, la gotay las escr6fulas.

    Lfia, Lfia-Lfia o Luga-Luga:ulva lactuca Engler) algosemejante a su conginereanterior y del mismo uso.

    Quenehuiii: en compafiia deotras plantas acuaticas) lacara Chara clavataRemy), alga verde de grandiferenciaci6n vegetal que leda mucha analogia conhierbas dicotiledbneas. Escomdn en 10s lagos del sur.Compare el mismo nombreentre las Potamogetonk-ceas).

    Hongosespecialmente 1 s comestiblesMapu-cufiill: mariscos terres-

    tres; extraiia designaci6n de10s hongos en granel, reve-la que en concept0 mapu-che existe relaci6n entre es-tas tabfitas y 10s Lafquen-cufiill 10s mariscos vege-tales) marinos. Conocentambiin la voz quechua Ca-llampa en el sentido dehongos comestibles quevende el callampero. Porsupuesto que bajo estosnombres s610 conciben elaparato esporifero del ve-getal o sombrero; de laplanta propiamente tal: lashifas y el micelio, no tienennoci6n.Los nombres de 10s hongosconocidos por 10s indigenaspasaron, casi todos, a1 len-guaje chileno. Son 10s si-guientes:

    De las CitariaceasDihueii, Dihueiie), Pena,Pinatra, Curacucha: lla-

    mados todos frutos del

    roble o iiirre;el Llau-Llauo Lleu-Lleu es el fruto delcoihue. El aparato espori-fer0 de este grupo de hon-gos afecta la forma de unpanel de avispas; son deaspect0 y sabor agradablesy muy buscados por la ju-ventud, servian antafio parala fabricaci6n de una chi-cha fermentada.

    De las AgaricaceasCarai, Peque, Lloncono,Chede, Lluyu Loyo),Quetrahue:todos estos co-

    mestibles; no asi el Pitro niel Reiriialhue: la vara deldiablo. Producen sus espo-ras sobre unos ganchitos,

    Sin nombre indigena. Musgo de grandes pro-porciones Dendroligotrichum dendroides)Hedw.) Broth).

    llamados basidios, 10s quenacen del horde de laminasmuy delicadas de nombrehimenio, dispuestas debajodel ala del sombrero.

    De las LicoporaciceasPetrem-quilquiklit tabaco del

    chuncho, titulado ademascajeta del diablo y polvi-110 del diablo. Su cabezamadura tiene la forma deun sac0 que a1 tocar o pi-sarlo, despide cual hum0 detabaco una densa nube demicrosc6picas esporas ne-gras.

    De las PoliporaceasPilfinmamelh orejade palo,Lupe-coiicoii: platillo debtiho, Calgal Cargal):

    brotes; s610 el tiltimo suelecomerse, ora hervido, oraasado. Son excrecencias en10s troncos, de formas se-miesfiricas.

    De las ClavariaceasChangdi Change): dedo, un

    hongo codiciado de exqui-sito sabor; su cuerpo defructificaci6n toma la formade un haz de puntas dere-chas, semejante a una manocon 10s dedos juntos y diri-gidos hacia arriba.

    LiquenesSimbiosis de algas y bongos)Poiipoii-mamell: frisos 0

    musgos) de arbol, Poiipoii-um frisos de la piedra,

    llamados tambiin barbasdel monte y barbas de lapiedra, respectivamente;Calcha-cum pelusa de lapiedra. Las costras, poitica-mente denominadas flor dela piedra, representan, jun-to con otras cript6gamasdiminutas, 10s primeros za-padores de la naturalezaque preparan el terrenopara plantas sucesivamentemiis perfectas.

    Hepaticas y Muscineasmusgos)

    Paillahue: quedarse tendidoMarchantia polymorpha),bri6fita hepatica que podriaconsiderarse como plantaintermedia entre 10s hongosy 10s musgos verdaderos.Tiene forma de una costrapegada a1 suelo por peloschupadores, llamados rizoi-des; en la cara superior lle-va, en forma de sombrillas,10s 6rganos de propagaci6n:anteridios y arquegonios.Es usado como remedio su-persticioso para ablandar la

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    voluntad de la persona de-seada. Tanto el porte delvegetal como su nombremapuche sugieren la natu-raleza del fin que se pro-pone con este filtro.

    Poii-poii: frisos, esponja; pa-labra que se aplica a 10smusgos verdaderos en ge-neral. Son plantas muchomas evolucionadas que lastabfitas de 10s grupos pre-cedentes, con hojas vertici-ladas y tallos que llevan ensu apice 10s 6rganos de re-producci6n: anteridios conanterozoides y arquegoniocon cClula generativa uoosfera. Una vez fecunda-da genera, por primera vez,una especie de huevo oembri6n; si