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publicacin quincenal www.lajiribilla.cu www.lajiribilla.cubaweb.cu Continúa en la página 10 a cultura cubana fue un proceso emergente, es decir, no lo creó nadie en particular, sino un proceso que fue naciendo desde la co- lonización española hasta muy temprano en el siglo XIX, en el teatro, en la música, en las manifestaciones culturales derivadas de la parranda o del carnaval, y necesariamente también en el pensamiento intelectual. Pero aun antes de que la cultura cubana tu- viese una dirección, ya había una política cultu- ral. Y quien estableció esa política cultural fue el Obispo Espada, el primero en darse cuenta de la importancia de la educación y la cultura para el sostenimiento político y económico de la bienama- da Isla de Cuba para España. La comunidad intelectual fue una conse- cuencia del nacimiento de los primeros brotes de esa cultura cubana y también de la inteli- gente aplicación del Obispo Espada en rela- ción con la creación de núcleos intelectuales en el país. Los Seminarios de San Carlos y San Ambrosio en La Habana y Santiago de Cuba, respectiva- mente; la Real y Pontificia Universidad de La Habana; los colegios que se abrieron después de 1603 y las casas de teatro a partir de 1790, empezaron a fundar un espíritu que prime- ramente fue de divulgación cultural y años después sería de oposición cultural. En realidad, la inteligencia del Obispo Espada estuvo en crear las condiciones para que el teatro tuviese locales, desde la Casa de la Comedia del Conde Jústiz, que está en el callejón del mismo nombre en La Habana Vieja, hasta la fundación del Teatro Tacón en 1838, la activación de la vida cultural en los llama- dos salones de recreo y, naturalmente, la fundación de la primera Academia de Pintu- ra San Alejandro, que fue fundada por el Obispo Espada con su protegido Juan Bautista Vermay, en 1819. Desde ese momento la cultura empezó a difundirse junto con la llamada «libertad de imprenta» que se instaura en Cuba en 1814. Desde el momento mismo en que Cuba no se suma al movimiento independentista del resto del continente, España refuerza sus posiciones militares, económicas y culturales en la Isla. Pero es importante señalar que el primer grupo de artistas y escritores que empieza a crear la cultura cubana se reúne alrededor de Domingo del Monte, aproximadamente a fines del segundo decenio del XIX; y es curio- so que este grupo nos diera a nuestro primer Poeta Nacional, que es José María Heredia, «el cantor del Niágara», el primer poeta indepen- dentista cubano y el fundador del Romanticis- mo en lengua española en el mundo americano. Heredia fue una revolución en la poesía y estuvo instruido por su mentor, Domingo del Monte. Francisco Lpez Sacha Cuba Ilustración: Idania Bush y Ratzinger Aurelio Alonso Cuba 2005 un libro inslito Alfonso Sastre Reynaldo GonzÆlez harto Botero, de violencia en La Habana Rick Wakeman

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� publicación quincenal � www.lajiribilla.cuwww.lajiribilla.cubaweb.cu

Continúa en la página 10

a cultura cubana fue un procesoemergente, es decir, no lo creó nadie

en particular, sino un procesoque fue naciendo desde la co-lonización española hasta muy

temprano en el siglo XIX, en el teatro, en lamúsica, en las manifestaciones culturalesderivadas de la parranda o del carnaval, ynecesariamente también en el pensamientointelectual.

Pero aun antes de que la cultura cubana tu-viese una dirección, ya había una política cultu-ral. Y quien estableció esa política cultural fue elObispo Espada, el primero en darse cuenta de laimportancia de la educación y la cultura para elsostenimiento político y económico de la bienama-da Isla de Cuba para España.

La comunidad intelectual fue una conse-cuencia del nacimiento de los primeros brotesde esa cultura cubana y también de la inteli-gente aplicación del Obispo Espada en rela-ción con la creación de núcleos intelectualesen el país.

Los Seminarios de San Carlos y San Ambrosioen La Habana y Santiago de Cuba, respectiva-mente; la Real y Pontificia Universidad de LaHabana; los colegios que se abrieron despuésde 1603 y las casas de teatro a partir de 1790,empezaron a fundar un espíritu que prime-ramente fue de divulgación cultural y añosdespués sería de oposición cultural.

En realidad, la inteligencia del Obispo Espadaestuvo en crear las condiciones para que el teatro

tuviese locales, desde la Casa de la Comediadel Conde Jústiz, que está en el callejón delmismo nombre en La Habana Vieja, hasta lafundación del Teatro Tacón en 1838, laactivación de la vida cultural en los llama-dos salones de recreo y, naturalmente, lafundación de la primera Academia de Pintu-ra San Alejandro, que fue fundada por elObispo Espada con su protegido Juan BautistaVermay, en 1819.

Desde ese momento la cultura empezó adifundirse junto con la llamada «libertad deimprenta» que se instaura en Cuba en 1814.

Desde el momento mismo en que Cubano se suma al movimiento independentistadel resto del continente, España refuerza susposiciones militares, económicas y culturalesen la Isla.

Pero es importante señalar que el primergrupo de artistas y escritores que empieza acrear la cultura cubana se reúne alrededor deDomingo del Monte, aproximadamente afines del segundo decenio del XIX; y es curio-so que este grupo nos diera a nuestro primerPoeta Nacional, que es José María Heredia, «elcantor del Niágara», el primer poeta indepen-dentista cubano y el fundador del Romanticis-mo en lengua española en el mundoamericano. Heredia fue una revolución enla poesía y estuvo instruido por su mentor,Domingo del Monte.

FranciscoLópezSachaCuba

Ilust

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ón:

Idan

ia

Bush yRatzingerAurelioAlonso

Cuba 2005un libro insólito

AlfonsoSastre Reynaldo González

hartoBotero,de violencia

en La Habana

RickWakeman

l pasado 23 de marzo nos visitaba en Valencia,Santiago Alba Rico, filósofo, escritor y traduc-tor de árabe. Colaborador habitual de Gara,The Progressive y de la revista electrónicaRebelion.org, este filósofo afincado en Túnez

dedicó dos horas a hablar sobre la situación de Iraq en el CentroSocial La Discordia, en el barrio de El Carmen, bajo el título«Iraq: la guerra civilizadora y la resistencia frente al invasor».Buen conocedor del mundo árabe, permaneció en Bagdad hastael principio de la invasión. Ahora, dos años después, analiza lasituación con una opinión antagónica respecto a lo que desdelos medios de comunicación se nos dice.

¿Qué balance haces de Iraq después de dos años de ocu-pación?

El balance es, por una parte, dramático, sabemos que enestos dos años de ocupación el número de víctimas civiles, segúnlas cifras que daba la revista The Lancet, es de cien mil, la mayorparte de las cuales son producto de bombardeos o disparos delejército de ocupación. En otro sentido, el balance es en buenamedida, y aunque resulte casi obsceno decirlo desde aquí, unbalance esperanzador. Después de dos años de ocupación es muyevidente que todo el proyecto hegemonista estadounidense en lazona se ha visto frenado por la resistencia iraquí. No solo el precioen vidas humanas para los EE.UU., también el precio económicoque está teniendo y que no está siendo compensado por laextracción de petróleo en estos momentos —los sabotajes a losoleoductos y las actividades de la resistencia hacen que la produc-ción petrolífera sea inferior a la de antes de la invasión bajo elbloqueo económico— ha frenado un proyecto de reconfigura-ción, no solo de Oriente Medio, sino del orden internacional, quela administración Bush quería y quiere aún aplicar a toda unaserie de países del llamado «eje del mal». Por lo tanto, resumien-do, se puede decir de estos dos años de ocupación que los EE.UU.están completamente empantanados en Iraq, y que además hancreado, con el propósito de minar la resistencia, una situaciónmuy difícilmente gestionable para el ejército ocupante.

Después de las elecciones se presentó a Iraq como si setratara de un país democrático. ¿Qué opinas sobre esto?

El pretexto que inicialmente alegaron los EE.UU. para invadirIraq era la posesión de armas de destrucción masiva por parte deSaddam Hussein; sabemos que también se utilizó la presuntacomplicidad entre Al-Qaeda y Saddam Hussein. Todas estas justi-ficaciones se revelaron, casi al mismo tiempo que se enunciaban,infundamentadas, inconsistentes, y por tanto, una vez sobre elterreno, con el propósito de legitimar la ocupación, los EE.UU. seampararon en el concepto de democracia, en la necesidad deliberar al pueblo de Iraq de un dictador y de establecer un régi-men democrático. Es curioso, sin duda, que se utilice este pretex-to en un país bajo ocupación militar, que previamente había sidodividido étnica y religiosamente, y en unas elecciones en las queapenas ha participado el 40% de la población y cuyos resultadosdeben interpretarse también como una forma de repulsa de lapropia ocupación. En cualquier caso, creo que los EE.UU. seguiránutilizando este pretexto, lo estamos viendo ahora en la recientecrisis inducida por los EE.UU. con Siria en el Líbano, porque es elúltimo pretexto bajo el cual puede vehicular su proyecto hegemo-nista imperialista. Vemos en otras zonas del mundo las campañasy amenazas vertidas contra Venezuela, que es posiblemente elúnico modelo de democracia realmente existente en el planeta olas nuevas campañas feroces con ocasión de la reunión enGinebra de la Comisión de Derechos Humanos contra Cuba.Creo que es muy importante señalar el daño terrible que los EE.UU.están haciendo al concepto de democracia en todo el mundo yconcretamente en el mundo islámico, donde ya existía una grandesconfianza hacia este concepto manipulado habitualmente porgobiernos aliados de EE.UU. que reprimen a su propia población.Como he señalado muchas veces, más allá del daño físico, mate-rial, moral, psicológico que los EE.UU. están infligiendo a millo-nes de personas en Iraq, tenemos que considerar también el dañopolítico y jurídico que, a través de esta invasión y de la moviliza-ción de todo tipo de mentiras, los EE.UU. están infligiendo a loselementos básicos de todo contrato social, entre ellos el conceptode verdad y el concepto de democracia.

Después de retirar las tropas de Iraq, el gobierno del PSOEanunció que entrenaría policías y militares iraquíes. ¿Estamosfrente a un nuevo tipo de colaboración, quizás más sutil com-parado con el que se practicaba durante el aznarismo?

Eso sin duda, en todo caso, no es una novedad. Sabemos queal igual que Bush ha utilizado el concepto de democracia parainvadir un país soberano o para legitimar la ocupación, el concep-to de intervención humanitaria tiene una larga tradición. La pro-paganda oficial, no solamente la estadounidense, sino la italianao la española durante la guerra de los Balcanes o en Afganistán,ha sido la de pretender que el ejército ya no era un vehículo deagresión, sino un vehículo de reparto de ayuda, de distribución

de alimentos. Si bien creo que el gobierno de Zapateroha retrocedido hacia una forma de intervencionismohumanitario menos comprometida que la de Aznary que tendrá un efecto muy parecido en términos

reales a la que tenía la presencia de tropas españolas, en términosde reacción social, sin embargo, provocará muchas menos protes-tas. De todas maneras, es un modelo que al capitalismo globaliza-dor de finales de los 90, sobre todo a raíz de la guerra de losBalcanes, le hubiese gustado mantener. Es muy peligroso el con-cepto de humanitarismo ya que es como la otra cara del terroris-mo. En el momento en que una persona ha sido vaciada dehumanidad, esta se convierte inmediatamente, bien en terroristasi se rebela, bien en objeto de compasión, de humanitarismo, sise somete. Por lo tanto, pienso que sí es más sutil este modelo, elcual persigue, y ha obtenido ya, en el caso de Zapatero, una grandesmovilización de la gente. No es lo mismo tener soldados en elterreno que entrenar policías y militares. Hay que recordar queZapatero, después de la espectacular retirada de tropas de Iraq,envió tropas a Afganistán y a Haití, que es un tema del cual se hahablado muy poco y sobre el que conviene llamar la atenciónporque en Haití hubo un golpe de Estado en el cual los EE.UU. yFrancia apoyaron a facciones residuales de la terrible dictadura delos Duvalier y secuestraron al Presidente electo del país paraexpulsarlo y dar el poder a una dictadura.

Durante estos dos años de ocupación, desde los medios decomunicación y desde los Estados occidentales se ha presenta-do a la resistencia de Iraq como terrorista. ¿Qué opinas sobreesta cuestión?

De las 30 acciones que hay todos los días en Iraq contra laocupación de los EE.UU., los medios de comunicación solo reco-gen aquellas que se atribuyen a la organización de Bin Laden yque afectan a víctimas civiles. Por una parte no suelen citar todaslas víctimas que día tras día causa el ejército de ocupación entre

los civiles iraquíes y, por otra parte, ignora sistemáticamente lasacciones de legítima resistencia que tienen como objetivo lastropas de EE.UU. o las fuerzas colaboracionistas de Iraq. Natural-mente, todo esto forma parte de una estrategia de legitimaciónde la ocupación de la cual se hacen vergonzosamente partícipeslos medios de comunicación. Frente a esta política de la confu-sión, en la cual seguramente participan también algunos grupúscu-los de la resistencia, en la que se hace difícil separar la violencialegítima del terrorismo, hace falta que no se olvide que los EE.UU.están ocupando ilegalmente un país soberano y, por otra parte,no hemos de olvidar tampoco que la resistencia armada contra unocupante está reconocida como un derecho legítimo por parte delas Naciones Unidas, que son las que han violado su carta funda-cional al aprobar las dos resoluciones después de la guerra paradar una especie de cobertura legal a la ocupación de los EE.UU.

Después de la masiva movilización global de respuesta a laguerra, ¿podemos hablar de antiamericanismo o de antimpe-rialismo?

Creo que el movimiento contra la guerra de enero y febrerode 2003 fue como una revuelta moral de gente de muy diversaextracción social, de inspiraciones ideológicas muy distintas, quesentía repugnancia moral frente a una invasión sin precedentesbasada en unos pretextos totalmente infundados. Sin embargo,también creo que en ese momento al mismo tiempo mucha gentehizo una transición muy rápida de la moral a la política. Cuandovolví de Iraq, la misma noche que comenzaban los bombardeos,estuve dando conferencias en diferentes lugares del Estado espa-ñol, sobre todo en algunos institutos de enseñanza media, y mesorprendió mucho ver cómo gente muy joven en aquellos díasdescubría de repente la política, descubría que por el solo hechode comprar determinado producto en una tienda o en un deter-minado sitio, estaba conectado al resto de lugares del mundo,comprometido, quisiera o no, en un contexto político donde cadauno de sus gestos tenía una dimensión política. Mucha gente enaquellos días hizo un viaje muy rápido, sin preparación previa, dela moral a la política. Al mismo tiempo, obviamente el fracaso deestas movilizaciones, así como los propios prejuicios del pacifis-mo de la izquierda antimperialista, hizo que todos estos movi-mientos, dos años después, parecieran haberse disuelto en lanada. Creo, sin embargo, que eso no es así. Creo que tenemosque medir los movimientos de resistencia antimperialista a largoplazo y creo también que después de este retroceso ha quedadoun sedimento pasivo de mucha gente que, probablemente, cuandose produzca un nuevo movimiento, una nueva crisis, estará mejorpreparada que hace dos años, habrá hecho ya este viaje de lamoral a la política, y que probablemente se sumará con nuevasfuerzas a un movimiento antimperialista que en todo caso deberáplantear sus objetivos a largo plazo y no medir sus resultados enlo que es el tiempo cinematográfico al que estamos acostumbra-dos los occidentales, es decir, al desenlace de los conflictos histó-ricos en dos horas o dos horas y cuarto, que es lo que dura unapelícula. Eso quizá también justifica el hecho de que la izquierdaoccidental esté mal acostumbrada por los mismos privilegios delos cuales ha disfrutado, en términos sociales y materiales, y semuestre muy entusiasta, pero al mismo tiempo muy impaciente.Deberíamos aprender de otros movimientos de resistencia an-timperialista o antiglobalización de Latinoamérica o del mismomundo árabe, que enseñan que el combate es a muy largo plazoy exige mucha paciencia.

Hace algún tiempo nos visitaba en Valencia la socióloga yarabista Gema Martín Muñoz y afirmó que Iraq está sufriendo unauténtico memoricidio. ¿Cuál es tu opinión sobre esta afir-mación?

Es una observación muy interesante porque, aparte de la des-trucción del patrimonio cultural iraquí —desde los restos arqueo-lógicos de la antigua Babilonia hasta la Biblioteca y el Museo deBagdad han sufrido daños irreparables— hay una cosa másinteresante en esta operación de memoricidio, y es el nuevocurriculum escolar educativo en las escuelas de Iraq. Recuerdo

Lucas MarcoEspaña

Ilustraciones: David

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que antes de la invasión, la primera vez que estuve en Iraq, conse-guí un manual escolar de enseñanza media en la materia de His-toria, y al mismo tiempo adquirí uno de los textos en inglés conlos que aprenden los alumnos de enseñanza media estadouni-denses la misma asignatura. Es verdaderamente impresionantecomparar un texto muy seco —pero que en cualquier caso reflejamuy bien la historia de la zona, explicando bien en términos eco-nómicos e históricos por qué Iraq es una amenaza para EE.UU.,habla del petróleo, de la lucha anticolonial del mundo árabe—con el texto estadounidense que habla de la misma época y losmismos acontecimientos —me estoy refiriendo a la primera guerradel Golfo. Cuando lees este texto que explica a los alumnos de losEE.UU. de 14 ó 15 años la primera intervención en Iraq en el 91,uno se queda verdaderamente aterrorizado de ver cómo se pre-sentan los hechos mediante parámetros cinematográficos muyelementales, expresados, por ejemplo, en el uso rutinario de adje-tivos retóricos para nombrar a Saddam Hussein —siempre conepítetos literarios, «el desalmado, el canalla»— por contraste conlos que se utilizan para describir la política de los EE.UU., personi-ficada en el Presidente, el Rambo bueno que en beneficio de laseguridad de todo el planeta bombardea un país soberano. Loque está pasando hoy es que los textos nacionalistas, panarabis-tas, que se estudiaban en las escuelas del Iraq previo a la invasión,ya han sido sustituidos por manuales que narran la Historia comola cuentan los estadounidenses a sus hijos en las escuelas de losEE.UU. Por tanto, si realmente la ocupación tiene éxito, la futurageneración de niños iraquíes no conocerá absolutamente nadade su historia, borrada ahora del curriculum de las escuelas. Todolo que tiene que ver con la lucha anticolonial de después de laPrimera Guerra Mundial contra los ingleses, el bloqueo, el em-bargo económico, el millón y medio de víctimas que ocasionó,todo esto ha quedado borrado de los manuales de escuela queestán estudiando ahora los niños en Iraq: toda la historia, endefinitiva, del Iraq del siglo XX. Eso, sin duda, merece el califica-tivo de memoricidio.

¿Cuáles crees que serán las próximas acciones a nivel geoes-tratégico por parte de los EE.UU. en el mundo árabe?

Creo que en estos momentos los EE.UU. no puedenactuar con la libertad que quisieran. Hemos visto hastaahora movimientos en dos direcciones, al sur y al norte deIraq: hacia Irán, donde se está utilizando además el mismotipo de estrategia propagandística, acusando a su gobiernode querer fabricar armas nucleares, y hacia el norte, haciaSiria, incluso con una resolución, la 1559, en la que poriniciativa estadounidense las Naciones Unidas —que hanlegalizado la ocupación de Iraq— piden, sin embargo, la in-mediata retirada de las tropas sirias del Líbano, retirada quehabía empezado antes de la 1559 en virtud de los acuerdosde Taif que pusieron fin a la guerra civil libanesa. Los EE.UU.están tanteando, yo no creo que ahora mismo se puedanpermitir la intervención armada en Irán, país militarmentemuy fuerte, apoyado indirectamente por Rusia y China, ytampoco creo que se puedan permitir una intervención ar-mada en Siria, pero son, en todo caso, formas de presionar.

a sequía se extiende —como unamano gris y agresiva— por casi todo

nuestro, generalmente tan frescoy verdecito, país. Hace pocoanduve por la zona oriental y

los ojos se apartaban cansados de la carreterade ver tanto pasto seco. Reza el refrán popu-lar: «la lluvia de abril, cabe en un barril; lalluvia de mayo no la cargan ni diez caballos».Nunca como ahora nos haría falta que secumpla esa máxima y que el mes que se nosaproxima, el mayo de las flores, se desparrameen aguaceros. Hace algunos días llovió un pocoen Holguín y la gente salió a las calles a mojar-se el rostro y mirar para el cielo, con un entu-siasmo que tiene algo de la primitiva necesidadde las gotas de agua para aliviar la sed, refres-car el cuerpo y permitir que cosechemos losalimentos con nuestras manos.

Como parte de las muchas cosas que sehacen para que el golpe seco no sea tan duro,en algunos lugares están regresando los pozosa la antigua. La imagen de dos hombres ahondando

Delgado, escueto, misterioso casi. Caminabadespacio —siempre seguido por varios intere-sados o curiosos— y se detenía en el lugar en elque su bejuco (una fibra común doblada confervor) se estremecía porque el manantial rugíadebajo. Era como un mago serio, aunque miabuelo y otros descreídos lo tomaran a broma.Además, en la mayoría de los casos, se respeta-ba su indicación para comenzar la sudorosamisión. Recuerdo varias noches de barrena,golpe sordo y expectativa para ver cuándo elagua salía limpia de las entrañas de la madretierra. Me viene a la memoria hasta una can-cioncita de moda que alguien entonaba bajolas estrellas. Era algo así como «¿quién será mirelevo?». Claro que lo más probable es que eljoven que hacía la pregunta a la noche de vera-no no se refería a su sustituto en una historiade amor, sino a quién cogería la mandarria largay circular para seguir golpeando sobre la rocaen nombre de la sed de todos.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n206_04/lacronica.html

en la tierra en busca de un escurridizo manan-tial, me recordó un personaje pintoresco de miinfancia. Por allá por mi zona se abrían con fre-cuencia esos huecos en la tierra para abastecer-se del «preciado líquido». Por cierto, seguimosllamándolo así por rutina o comodidad, pero nosiempre lo ahorramos como es debido. Pues bien,se construían, fabricaban, ejecutaban estas obras,con mucho sudor y no pocas anécdotas. Creoque los pozos más bien se descubren, hay algode metafórico en la acción de ahondar en buscadel agua. Para los de mi generación resulta másfrecuente el de bomba manual, casi cercano alchorro en la tubería de la ciudad. Claro, queda-ban muchos de los clásicos, los de superficieancha y abierta, a los que alguna vez caía alguieny desde cuyo fondo oscuro crecían innumera-bles leyendas.

El asunto más delicado en todo esto essaber dónde estará el agua. Seguramenteahora la ciencia da una mano, pero en elTamarindo de la arrancada de los 60, habíaque adivinarla. Y ahí apareció El Viejo del Bejuco.

Se debe tener en cuenta que el nuevo gobierno iraquí na-cido de la farsa de las últimas elecciones es un gobiernoproiraní y que, por tanto, los EE.UU. tienen que procurarpresionar a Irán a fin de que el gobierno de Iraq se muestredócil a los intereses de los EE.UU. Por otro lado, para enten-der las maniobras en Siria hay que recordar la presencia deIsrael en la zona como un factor de desestabilización, con elapoyo obviamente de los EE.UU. Esta resolución 1559 tiene,por un lado, el objetivo de presionar a Siria para que colabo-re en el cierre de las fronteras sirio-iraquíes, fronteras per-meables a través de las cuales los movimientos de laresistencia de Iraq se mueven con cierta facilidad. Tiene elpropósito de presionar al régimen de Siria en este sentido,pero tiene también el propósito de forzar a Siria para quedesarme a Hezbolá en favor de Israel. Tenemos que recordarque Hezbolá es la única fuerza de resistencia antisraelí queha obtenido una victoria (con la retirada israelí del sur delLíbano en el año 2000). Para Israel es un elemento particu-larmente amenazador, sobre todo porque la mayoría deHezbolá es chiíta —igual que la mayoría de la población delLíbano— y porque este país de alguna manera viene siendodesde hace muchos años el lugar donde se escenifican y seresuelven todos los conflictos del Oriente Medio. Por tanto,creo que los EE.UU. combinarán las presiones económicas ylas amenazas militares con negociaciones con regímenesárabes amigos, en los que una democratización de facha-da —hablo de Jordania, de Egipto, de Túnez— abrirá el cami-no a relaciones diplomáticas con Israel, y lo más importante—tal y como pasa ya en Jordania con esas zonas económicasespeciales donde Israel produce a muy bajo precio productospara el mercado internacional— a la hegemonía económica deIsrael, punta de lanza de la globalización capitalista en OrienteMedio, en el conjunto del mundo árabe.

¿Después de visitar Iraq antes de la ocupación, piensasen la posibilidad de volver de nuevo?

Realmente me gustaría muchísimo volver y no pierdo laesperanza de hacerlo. Al mismo tiempo y desde un puntode vista personal tengo que confesar que guardo una ima-gen tan hermosa y tan digna del Iraq previo a la invasión, dealgunas calles de Bagdad que hoy sé que han sido destripa-das por las bombas, que casi egoístamente siento una ciertaresistencia de plantearme, al menos de manera inmediata,un viaje al Iraq ocupado. En todo caso, si fuera posible, situviese esa posibilidad, la aceptaría. Creo que también esmuy importante volver y testimoniar los cambios que se hanproducido en estos dos años, volver a Iraq es un imperativomoral para explicar modestamente a través de los medios enlos que uno publica, qué consecuencias ha tenido la inva-sión para la población civil. Además, me gustaría muchotratar de localizar y verificar que están vivos algunos amigosiraquíes a los cuales recuerdo con mucha nostalgia.

Tomado de L´Avanç y traducido para Rebelión.El autor es redactor de la publicación L'Avanç.http://www.lajiribilla.cu/2005/n206_04/206_27.html

Amado del PinoCuba

e sabía que Juan Pablo Torres estaba muy enfer-mo, pero de todos modos sacudió a los músicos ya los amantes de la música cubana, la noticia desu muerte el pasado domingo 17 de abril en unhospital de Miami. Se producía el final de la pre-

sencia física de uno de los más trascendentes trombonistas,entre los surgidos en la segunda mitad del siglo pasado ennuestra Isla.

Él, como Emiliano Salvador —ese poderoso pianista deljazz latino—, nació en Puerto Padre (actual provincia de LasTunas), en agosto de 1946. Recibió de sus padres sus primerasnociones de músico y demostró su talento. Con apenas 15años ya tocaba el bombardino en la Banda Municipal de suciudad, aunque poco más tarde sintió una atracción por eltrombón, que no lo abandonó jamás.

A mediados de la década del 70 Juan Pablo viene a LaHabana, a estudiar en la Escuela Nacional de Arte (ENA), cir-cunstancia que lo coloca en el preciso lugar que pronto loconfirmaría no solo como un brillante trombonista, sinotambién con elocuentes dotes en la dirección orquestal y unasabrosa disposición para la composición. Su tránsito por laENA le permite ponerse en contacto con valiosas vertientes delas sonoridades foráneas, sobre todo el jazz norteamericano,lo cual le sirvió sobre todo para perfilar su obra autoral, comoinstrumentista y también como director, con los pies bien hun-didos en los tradicionales géneros de Cuba.

Dentro de la ENA integró de manera informal varios pique-tes de inquietos alumnos, que por aquellos años de transfor-maciones radicales en las más diversas aristas de la vida delpaís, estaban deseosos de experimentar a partir de los conoci-mientos recién aprendidos. Cuando todavía no había termina-do sus estudios, según me ha contado el destacado

percusionista Amadito Valdés, Juan Pablo fue llamado aintegrar una sólida Big Band, que llamaron Orquesta

Juvenil de Música Moderna y meses después, en1967, se contaba entre quienes fundaron la que se

llamó definitivamente Orquesta de Música Moderna, por su-puesto, en calidad de trombonista. Y como sus intereses crea-tivos no se terminaban en su notable desempeño con eltrombón, en 1976 funda el grupo Algo Nuevo, que como anun-cia su nombre, fue concebido con espíritu de investigación yrenovación de nuevas posibilidades expresivas, sin soltar elancla de los géneros criollos. A estas alturas Juan Pablo com-pone sin cesar, temas que tienen, como lo demuestran sustítulos, un rotundo aliento del patio: «Rumba de cajón», «Quémelcocha», «Raspadura dulce», «Mulatas en almíbar»... porsolo citar algunos ejemplos.

Por esos años entra a trabajar como productor musical enla Empresa de Grabaciones y Ediciones Cubanas (EGREM).Esto le permite grabar en los históricos estudios de la capita-lina calle San Miguel muchas de sus composiciones —casicuarenta— con Algo Nuevo y la propia orquesta de la empre-sa. Con su agrupación también hizo versiones novedosas decompositores clásicos de la Isla, como Lecuona, Félix Reina yJuan Arrondo.

En noviembre de 1979, bajo la dirección musical de JuanPablo Torres, se produce uno de los acontecimientos más im-portantes, en materia de grabaciones en un estudio cubano,después de 1959. Se sostuvieron varias descargas, que graba-das, dieron por resultado cinco discos de vinillo, que hoy sonparte del tesoro patrimonial de nuestra música. Bajo la batutade Juan Pablo estuvieron figuras como Miguelito Cuní, CarlosEmbale, Teresa García Caturla, Pío Leyva, Félix Chapotín, ElGuajiro Mirabal, Arturo Sandoval, Jorge Varona, Pedro Depestre,Enrique Jorrín, Rafael Lay, Félix Reina, Aguaje, Paquito D´ Rivera,Richard Egües, Rubén González, Niño Rivera, Fabián García,Tata Güines, Gustavo Tamayo y Amadito Valdés, entre otros, yclaro, Juan Pablo también ponía su trombón. Las Estrellas deAreíto. Varias generaciones de músicos comandados justo poruno de los más jóvenes, dejaron grabado un testimonio mo-numental, que es superior en volumen estético que lo logradoen 1996 por Ry Cooder, con Buena Vista Social Club, con la

Bladimir Zamora Céspedes

Cuba

participación de muchos de los que habían formado parte delas Estrellas de Areíto.

En su trabajo de productor musical, Juan Pablo dirigió la gra-bación de discos a varios cantantes cubanos. Uno de sus trabajosmás logrados en esta vertiente es aquel álbum de OmaraPortuondo, donde aparece precisamente el bolero «Eso no lohe dicho yo», con letra de la poetisa Olga Navarro y letra de él.

En 1992 decide radicarse en los EE.UU. y allí tiene la opor-tunidad de emprender otros valiosos trabajos discográficos,entre los que se destaca Maestros Cubanos. Los originales(2001), en compañía de Bebo Valdés, Paquito D’ Rivera y ArturoSandoval.

Juan Pablo decidió irse a vivir a los EE.UU. y por suerte no fuede los que tiran la puerta y no miran para atrás. Volvió, luego deesa decisión que es respetada, y no solo a compartir unos días confamiliares y amigos, sino a grabar en La Habana, la ciudad suyapara siempre, adonde llegó de su Puerto Padre, para desarrollaruna trayectoria artística, que lo hacen un nombre indispensableen la historia de nuestra música. Ejemplo de ello es el álbum JuanPablo Torres. Son qué chévere, grabado, mezclado y masterizadoen los habaneros estudios Abdala, entre el 6 y el 11 de marzo del2000. En él participan muchos de aquellos colegas, con los cualeshizo música desde los últimos años 70: Changuito, Tata Güines,Xavier Zalva, Jorge Reyes... y como si fuera poco, las notas del CDse deben a uno de los más certeros y conflictivos musicólogosnuestros: Leonardo Acosta.

Lo de no volver a ver a los familiares, los amigos o las perso-nas importantes para nuestro fuero, andando por las calles ocoincidiendo en algún sitio, no es trago fácil... pero cuando setrata de MÚSICOS, como Juan Pablo Torres —especialmentedespués de la aparición de los registros sonoros— otro gallocanta. Puede uno estar seguro de que no le faltará la compañíade ese trombón soplando las mejores energías de los cubanoshacia los cuatro vientos.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n207_04/aprende.html

Ilustración: David / Sarmiento

Para los quesiempre estamosquejándonos delpoco provecho denuestra cartelera tea-tral, y me incluyo enellos, de, en la ma-yoría de las veces, lasescasas propuestas

de gran atractivo que en una sola temporadanos ofrece nuestro panorama escénico, en estosdías, felizmente, debemos hacer justicia y comen-tar sobre la intensa y larga jornada de estrenos yreposiciones de interés. Igualmente de que, alfin, desde el jueves hasta el domingo podemosasistir al teatro.

No es mi propósito contabilizar los estrenos,estoy segura de que equivocaría mi cálculo y en-tonces sería injusta, pero sí me importa ponersobre relieve la magnitud de la escena en lacapital desde inicio del año con las JornadasVillanueva.

No significa esto que todo lo que hemos vistomerece los elogios de la crítica per se. Sin embargo,sí me resulta significativo que la crítica ponga sumirada en este suceso y lo haga con ojos que tras-ciendan los resultados artísticos.

Haciendo un recorrido a vuelo de pájaro porla cartelera de estos últimos tres meses, observa-mos que la mayor parte de las obras llevadas aescena son de autores cubanos. Soy de las quedefiende el teatro en su totalidad, y me pareciómás que un error un tremendo disparate el Fes-tival de Teatro de Camagüey, hace algunos años,donde se excluyeron de la competencia aquellas

piezas de autores extranjeros argumentando queno era teatro cubano. En fin, un disparate supe-rado. Pero no deja de inquietarme para bien elhecho de que gran parte de los textos en la pro-gramación actual procedan de autores cubanos—Virgilio Piñera, José Ramón Brene, Abilio Estévez,Abelardo Estorino, Amado del Pino, EugenioHernández Espinosa, José Milián, Freddy Artiles,Nelda Castillo, Nicolás Dorr, Cristina Rebull, NorgeEspinosa, Abel González Melo, Julio Cid, etcéte-ra. Sin duda, algo están indicando. No habloaquí de lo obvio, sino de lo que hay detrás odelante de esa aparente obviedad.

Ya sabemos que tan cubano es Escándalo en laTrapa, de Brene, bajo la dirección de Tony Díaz porel Rita Montaner, en El Sótano, como la puesta enescena de Carlos Celdrán y Argos Teatro a propósi-to de la pieza Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini,del francés Michel Azama, en estos días en el Nove-no Piso del Teatro Nacional.

Igualmente surgen nuevos directores, rostrosinéditos en la escena se confrontan con el especta-dor, y otros espacios se recuperan y conforman elmapa teatral de la ciudad —el City Hall con unaostensible mejoría técnica, y la remodelación de lasede de El Ciervo Encantado en el Instituto Supe-rior de Arte, por ejemplo.

Otras visiones a textos ya estrenados revisitancon nuevas lecturas los escenarios. En este senti-do, la interpretación de Santa Cecilia, de Estévez,por Osvaldo Doimeadiós, con Teatro El Público yla dirección de Carlos Díaz, pone otro acento en lahistoria y la carne del personaje.

La vuelta de Morir del cuento, de la mano deAlberto Sarraín y la compañía Hubert de Blanck,

acusa, igualmente, una reconfiguración de lasrelaciones entre la escena cubana de la Isla y laproducción teatral fuera de ella.

En este análisis incluyo también la ediciónde Teatro cubano actual, por Ediciones Alarcos,en una visible introducción y apropiación ennuestro país de la dramaturgia escrita por cuba-nos en EE.UU.

Tampoco la escena se encuentra ajena a lacelebración de los cuatrocientos años de la pri-mera parte de El Quijote. Con la pieza de Artilesestrenada por Armando Morales y el Teatro Na-cional de Guiñol, no solo confirmamos queMorales es uno de los directores más activos ycreativos del panorama titiritero nacional, sino quetambién nos permite recolocar y revalorar a unpúblico, en este caso mayoritariamente infantil,como un receptor intelectualmente participativo.

Cuando Milián está celebrando los 35 añosdel estreno de La toma de La Habana por losingleses, verificamos que sigue siendo uno delos autores más prolíferos y fecundos del reper-torio cubano. El estreno de Lo que le pasó a lacantante de baladas, todavía en cartelera en lasala Adolfo Llauradó, da fe de ello.

Asimismo, para el recientemente homena-jeado Premio Nacional de Teatro 2005, EugenioHernández Espinosa. A su estreno ¿Quién enga-ña a quién?, durante estos días en el City Hall, leesperan, al menos, dos títulos más a escena du-rante este año.

En este mismo sentido, sin duda, uno de losrepertorios más montados en fecha reciente hasido el de Amado del Pino. Privilegiado con an-terioridad por directores de diferentes estéticas

—Ramírez Ojito, Doimeadiós, Alejandro Palomino—,en esta ocasión Mario Morales y Teatreros deOrilé, para seguir sumando visiones a esta diver-sidad, llevó a escena Tren hacia la dicha, uno delos primeros textos del también crítico y poeta.

Como dije antes, enumerar los estrenos ytemporadas de los grupos sería un esfuerzoinexacto. Pero no quiero saltar sobre los espec-táculos Antes del desayuno y Cuento del Zooló-gico, en un montaje de Amaury González, porTeatro El Público; o sobre el recorrido de TeatroD’ Dos por su repertorio en la Llauradó a la luz desus quince años, en el cual se incluyó también elestreno de Frijoles colorados, de Cristina Rebull;o Estas parcas o los Campos Elíseos, versión deOmar Bilbao, de Punto Azul, de jueves a domin-go en el Bertolt Brecht. Igualmente sigue en car-telera el reabordaje de Nelda Castillo y El CiervoEncantado en los entresijos de la cubanidad, através de la pieza Visiones de la Cubanosofía;también el Café convocado por Teatro del Puertoen La Madriguera; y la reposición de Cabaiguán-Habana-Madrid, por la Compañía Hubert deBlanck, bajo la dirección de María Elena Soteras.

Este recorrido apuntalado por la memoria yalgunas notas, no es más que una invitación alteatro y no un inventario teatral como parecieraser. En contraste con lo que la cartelera propone,recuerdo la descripción de Rine Leal del temploteatral que era la sala Prometeo o de aquellajocosa anécdota en la que un espectador, únicoen la sala, le respondía con amabilidad e inge-nuidad «Llámeme Ernesto», a la actriz que sedirigía al público.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n207_04/proscenio.html

Zoila SablónCuba

Ilustración: Nelson Ponce

a Habana, viernes 22 de abril de 2005. Lugar: Sala Cubana de laBiblioteca Nacional José Martí. Hora: 2:00 p.m. En una mesa repleta

de papeles y fichas bibliográficas, y una vieja máquina de escri-bir Robotrón en perfecto estado de conservación, trabajaWalterio Carbonell. Sí, está vivo. Perfectamente vivo y con

una disposición excelente. Y con una buena noticia: su ensayo «Cómo surgela cultura nacional», que vio la luz en 1961, será reeditado en las próximassemanas para dejar inaugurada la nueva colección de publicaciones de laBiblioteca que llevará el nombre de Bachiller.

Hace unos días, exactamente el 10 de abril, el diario madrileño El Paísdaba a conocer su presunta muerte, en un artículo del escritor Juan Goytisolo,en el que, más que un obituario, se configuraba un ajuste de cuentas contra laRevolución Cubana, muy a tono con los tintes de la campaña mediática queel Grupo Prisa, la Fundación Hispanocubana y los más furibundos aznaristas—se confabulan derechistas y renegados izquierdistas— han entronizado enlos últimos años.

Por supuesto, el eco de la falsa noticia resonó en la Florida. La versióndigital de la revista Encuentro —financiada por el gobierno norteamerica-no—, no faltara más, tituló: «El intelectual negro cubano Walterio Carbonell,condenado al ostracismo y al olvido, ha muerto en la Isla». La nota, tampocofaltara más, la firmaba Emilio Ichikawa, ese filósofo que con verdadera contu-macia ha pretendido sustentar la idea de que Miami es un emporio cultural.

Pues bien, Carbonell ni ha muerto ni ha sido olvidado ni nada por elestilo. Ni se ha refugiado en la locura ni ha renegado de sus ideales ni se haceel chivo con tonteras. Ni anda con camisas raídas ni en actitud mendicante.

La revista digital de la Biblioteca Nacional José Martí LIBRINSULA acaba depublicar una entrevista con Carbonell y una muy esclarecedora nota deEliades Acosta, director de la institución sobre las crónicas de una muerteinventada.

Quien esto escribe, no solo puede dar fe de vida de lo que hace, cuenta ydice Walterio Carbonell, sino que en las líneas siguientes reproducirá eldiálogo sostenido en medio de una taza de café compartida.

Walterio, Goytisolo te mató y te celebraron en Miami...Goytisolo oyó rumores, pero ya ves, estoy, como se decía antes, vivito y

coleando. Alguien le informó mal. Yo lo considero un buen escritor, un buenamigo, aunque diga cada cosas.

¿No te sientes utilizado de algún modo cuando se vincula tu supuestamuerte con la también supuesta incapacidad de la Revolución para desarro-

llar una práctica cultural consecuente con sus principios?Podemos debatir muchos aspectos sobre si algo se hizobien o mal o si se pensó bien o mal, pero aquí hay una obra

que no puede ser desmentida. Los que quieran utilizar-me, tendrán que saber que todavía siento y actúo

bajo una doble militancia: soy un viejo comu-nista cubano y un viejo comunista francés.Acuérdate de que allá milité durante misestudios.

¿Te sientes condenado al ostracismo?No soy una estrella de cine. Trabajo e in-

vestigo todos los días. Me siento vivo inte-lectualmente en mi país. No tengo por qué

sentirme olvidado. De hecho los jó-venes me consultan, me citan, me

quieren. Y aquí en la Bibliotecahe encontrado un respetohacia mi talento y un enormecariño hacia mi persona.

Pero no has publicadonada en los últimos tiempos...

Es mi problema. Poco apoco, pero muy pronto, saldráncosas nuevas. No hay queapurarse.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n207_04/207_17.html

Pedro

dela

Hoz

Cuba

Ilustración: Sarmiento

oy a poner solo unas pocas palabras al frente deeste libro que empiezo por considerar insólito en

el sentido que voy a tratar de definir en un mo-mento. La Revolución Cubana es un tema de muy

difícil «asalto» teórico porque, dadas sus caracterís-ticas y las pasiones que desata, a favor y en contra, no es fácilguardar la debida «compostura» intelectual al menos en los tér-minos exigidos por la atención y el respeto a la objetividad queparece ser una condición (sin la cual no) de un acceso acertado alos proceso sociales, históricos, a que nos aproximemos; aquí,aquella —esta— revolución. Una pequeña muestra de mis in-quietudes al respecto traté de esbozarla durante las jornadas quese celebraron en Cádiz (España) en octubre del año pasado sobre«cultura y libertad en Cuba». (Si alguien tuviera interés en consul-tar aquel trabajo, titulado «Los intelectuales, el entusiasmo y laRevolución Cubana» —en el que su temática le habría permitidofigurar como uno de los capítulos de este mismo libro cuya «inso-litez» ahora comento— puede acudir a la edición en La Jiribilla depapel, número 37, diciembre 2004, o a www.lajiribilla.cu).

Allí quedó planteada la cuestión de cómo interviene el «en-tusiasmo» en los procesos cognoscitivos, y cómo ello es buenoy malo o tiene un aspecto bueno y otro malo. Allí citábamos aKant y decíamos que para él la noción de entusiasmo compor-ta una cierta patología en los procesos cognoscentes. ¿El entu-siasmo es una enfermedad de la razón? ¿Y no habremos sufridoalgunos admiradores de la Revolución Cubana esta enferme-dad del entusiasmo?

Lo insólito de este libro que ahora nos ocupa es, justamente,que sus autores evitan toda ceguera o desvío de la mirada (mirarpara otro lado) que un entusiasmo «mal entendido» (robo estaexpresión a Lukacs que la empleó para recuperar cierta noción de«realismo» que entonces estaba en uso a un territorio teóricoaceptable, sin, por cierto, conseguirlo) ha proyectado muchasveces sobre este proceso, sin duda admirable, pero muy rico enerrores, y que hoy por hoy no ha conseguido —¿y cómo iba aconseguir en tales circunstancias? — ofrecer la imagen cierta de unavida cotidiana exenta de penalidades. Los autores de este libro nosacercan, como pocas veces se hace, a la verdad sobre Cuba, y por

ello he afirmado con mucha convicción que es un libro insólito.En realidad, es más que nada una cuestión de estilo (y es que elpensamiento, aunque ello parezca paradójico, es una cuestión deestilo, de manera que una verdad mal escrita no es una verdad, yque una tragedia, cuando se escribe en estilo cómico, deja de seruna tragedia, y puede incluso llegar a ser una gran comedia,como es el caso de «Anfitrión» que haga olvidar su origen trági-co. ¡Es la importancia del estilo! Es que la «forma» es lo queproduce el «fondo»; es que el estilo está en el origen de lasprofundidades o superficialidades de los discursos, etcétera. Grantema para conversar sobre él).

Desde luego, habrá que leer este libro para que ustedes veansi yo estoy o no «encumbrando» a sus autores, pero creo que esjusto decir que ellos cumplen —en estos escritos suyos de hoy yen otros muchos anteriores— la gran hazaña de mirar la realidadde frente y de no quemarse los ojos en esa mirada peligrosa (espeligroso mirar a Dios), sino arder ellos mismos en el descubri-miento de la verdad. Sobre la diferencia, yo diría que radical, entrerealidad y verdad, que tantas veces se confunden (son confundi-das), algo he dicho yo antes, otras veces y en otros lugares.

Gusta, en fin, leer un libro en el que su autor (en este casoCarlos Fernández Liria) nos dice, mirando las cosas que pasan sintemor alguno, que «es verdad que en Cuba todo el mundo es defacto un delincuente común», y que ello nos lo diga en una de-fensa de la Revolución Cubana. ¿Cómo es esto? ¿Por qué? Esta-mos pensando más allá de la vulgaridad. ¡Aleluia!

Gusta leer un libro en el que su autor (en este caso SantiagoAlba Rico) nos dice que «en Cuba faltan cosas, pero no muchas,quizás solo una o una y media». Esto, además de pensamiento, esmuy buena literatura. ¡Aleluia! ¡Aleluia!

Gusta y regusta leer que el autor de un libro (y en este caso esCarlo Frabetti) diga que «en Cuba no hay democracia, dicen», yque añada valerosamente: «Pues claro que no».

Gusta sobremanera hallar en un libro (y ahora se trata deJohn Brown) la idea de que en Cuba —con todo lo que lepasa y lo que le hacen desde el exterior— son posibles lademocracia y el Estado de Derecho, dos cosas sencillamenteimpensables en un régimen capitalista».

Gusta también de verdad hallar en un libro de ensayos —encontra de toda convención o costumbre— nada menos que undrama —¿pensamiento?, ¿arte?— en el que se producen ideas(¿es que el teatro puede «dar» ideas?) como la de que la «toleran-cia» es una noción muy discutible. «Tolerar —dice un personajede este pequeño drama— solo puede hacerse de arriba abajo (...).La tolerancia no puede ser recíproca y, por tanto, es lo contrario dela democracia». (Bravo).

Estamos, creo yo, y no creo exagerar, en una pequeña muestrade un nuevo estilo de pensamiento en el que la proposición mayor—establecida sobre una realidad que no se ignora por desdicha-da que sea— parece abocar a una proposición consecuente con lamayor, y no es así: lo contrario de lo que se espera de tal plantea-miento es precisamente lo que se propone como verdad. En rea-lidad se trata de una ruptura dialéctica del discurso convencional,ruptura que produce las grandes expresiones del pensamiento,del humor y de la poesía lírica: ese grande, enorme tesoro de lahumanidad. Estaríamos más allá de la paradoja (de Oscar Wilde),que no es poco estar.

Lo que nos mueve, en términos generales, es reclamar queel imperialismo americano retire sus sucias manos de la RevoluciónCubana, y hacerlo de la mejor manera posible. El pensamientoes uno de los modos de la liberación. También la lucha demasas. También el uso de las armas. Pero, ¿qué es pensar?Pensar es «distinguir» unas cosas de otras y, a la par, «unificar»lo previamente «distinguido», diferenciado. Una «unificación»de ideas varias solo es deseable como resultado de una de-construción crítica de «unidades» retóricas «convencionales»;resultado que comporte una reconstrucción de las cosas —delos entes— en un plano superior, en el que residiría la «verdad»de la «realidad», si no es mucho decir, y ya sé que, efectivamente, esmucho decir.

http://www.lajiribilla.cu/noticias/n0011.html

Alfonso SastrePaís Vasco

Ilustración: Darien

Informe: Cuba 2005, de la editorial Hiru, conprólogo de Alfonso Sastre y textos de SantiagoAlba, John Brown, Carlos Fernández Liria, CarloFrabetti y Belén Gopegui fue presentado en la salaSimón Bolívar de la Casa de América, de Madrid.

er vaticanista debe haberse con-vertido en un oficio poco confor-table. La lógica de los cálculosparece de pronto que no funcio-na. El trono de Pedro el santo

debía volver a Italia, pero los cardenales italia-nos son cada vez menos en proporción. Pare-cería entonces que aquella suerte de divisióndel trabajo eclesiástico que llevó a 45 italia-nos consecutivos al pontificado ya no funcio-na. Porque son dos europeos no italianosseguidos: primero un polaco y después unalemán. ¿Qué funciona ahora?

Cualquier cardenal puede, según las normas,resultar electo. Josef Ratzinger fue, junto aAngelo Sodano, el principal colaborador deJuan Pablo II en la curia, pero tengo motivospara dudar que fuera el Papa que él hubiesequerido que le sucediera. Fue incluso muytarde que las listas anunciadas de los papa-bles comenzaron a incluir su nombre aunquela misa que ofició como Cardenal Decano alinicio del cónclave logró que se le viera comoPapa. Que Ratzinger hacía campaña para llegaral papado fue evidente para mí hace unosmeses, cuando se hablaba del Cardenal Arinzecomo candidato con muchas posibilidades y,en una entrevista muy difundida, el alemáncomentó que él aprobaría la elevación deun Papa africano. Pido perdón por mi suspi-cacia ante estas aparentes muestras de aper-tura, pero desde el primer momento lo entendícomo un alerta al colegio cardenalicio de quecorría el riesgo de poner a la Iglesia en manosde un tercermundista. Y no solamente del ni-geriano, sino sobre todo de un hijo de Améri-ca Latina, continente que reúne hoy a cerca dela mitad de los católicos del mundo, y un buennúmero de cardenales con méritos reconoci-dos para asumir el pontificado. Lo interpretécomo una especie de llamado a la cordura.

No era un Papa del Tercer Mundo el queestaría dispuesto a entronizar el cónclave,sino otro europeo. Presumiblemente unitaliano. ¿Cómo explicarse la elección deRatzinger en una de las primeras votacio-nes, con los dos tercios favorables? A pesarde sus 78 años una votación tan holgada yrápida excluye que se le vea como a un Papade transición.

Lo primero que se nos revela es la cons-tatación de un cónclave marcadamente con-servador. Los patrones de selección deWojtyla en la designación de obispos y decardenales configuraron una jerarquía muyconservadora, no solo en la doctrina, sinotambién, y hasta principalmente, en el planosocioeconómico y en la administración delpoder eclesial; una jerarquía mucho máscomprometida que él con el orden neolibe-ral, por carecer casi todos de un discursoglobal esclarecido. Es difícil que algunas delas posturas de los últimos años del Papapolaco —sus giros críticos al capitalismo sal-vaje, la deuda de los países periféricos, ladesigualdad y la pobreza, las ocupacionesmilitares de países subdesarrollados— seratifiquen en el nuevo pontificado.

Lo segundo que me inclino a ponderares el peso específico de la curia en la elec-ción. Las limitaciones físicas de Juan Pablo IIen los últimos años han venido potencian-do la intervención de la curia en las decisio-nes pontificias, según han observado variosvaticanistas. La curia se ha vuelto posible-mente más fuerte que nunca como aparato.Este reforzamiento dentro de las esferas cen-trales de poder de la Iglesia debe habersehecho a la vez significativo en la opción por

un cardenal salido de la misma curia(claro está, una de las figuras más influ-yentes en el Vaticano) y no por alguienprocedente del mundo pastoral .Tampoco hay que olvidar que la ten-dencia a restar relevancia a las con-ferencias de obispos, e incluso a lossínodos, en las dos últimas décadas,ha disminuido el impacto de la actua-ción de las diócesis en la vida de la Iglesiaa nivel mundial. Debilitamiento que tambiénha sido bastante analizado.

De hecho, uno de los argumentosmanejados por los expertos cuando sevaloraba la posibilidad de un candidatolatinoamericano al papado era que, despuésde la IV Asamblea del CELAM (Santo Domingo,1992), se hizo cada vez más difícil articular lolatinoamericano en el mundo eclesiástico, yque hoy un Papa salido de la región hubierasido brasileño, argentino, mexicano, etcéte-ra, pero difícilmente latinoamericano. LaIglesia del continente tendría que ser re-latinoamericanizada, en el plano institu-cional.

Quiero aventurar una tercera observa-ción: muchas veces me pregunté cuál seríael peso del Opus Dei en la elección del nuevoPapa. Porque he estado convencido todo eltiempo de que en las dos décadas quecorren desde su elevación a la condiciónde «prelatura personal» del Pontífice (lo cualsignifica que los miembros de la organiza-ción no están sujetos a sus diócesis), su as-censo como factor de poder efectivo en lacorrelación de fuerzas dentro de la SedeApostólica ha sido notable. Supongo, enconsecuencia, que su influencia en esta elec-ción ha sido mucha. La cercanía de Ratzinger,Sodano y Tettamanzi al Opus Dei ha sidoseñalada con frecuencia por los analistas,

junto a los dos miembros numerarios que«la Obra» cuenta en la curia, el cardenalHerranz y el laico Navarro Valls. No quierolimitar mi pregunta a una organización, puesalude a ese conjunto que forma la vanguardiade la restauración emprendida por Wojtyla,donde también figuran el Movimiento Neo-catecumenal, los Legionarios de Cristo, Co-munión y Liberación, y otras organizacionescatólicas. Esta esfera habrá movido todos loshilos a su alcance por asegurarse un candi-dato receptivo. Es una influencia que no sepuede medir desde afuera, pero que no mequeda duda de que en este cónclave ha sidouna presencia sin antecedente en los que leprecedieron.

En cuarto lugar, no puedo negar que mellamó particularmente la atención la com-posición de la delegación del gobierno deEE.UU. a los funerales de Juan Pablo II: ElPresidente actual y su antecesor demócrata,y en adición su padre, otro ex Presidente. Norecuerdo haberlos visto compartir tan cris-tianamente esa representatividad. Y no quierocaer en la ingenuidad de creer que fueron

solamente a honrar al Papa difunto ni a purificarsu imagen pública a los ojos del mundo ca-tólico. ¿A qué otra cosa habrán ido?

Perdonen de nuevo los lectores si me sientenprofano, pero como los conozco, creo quefueron a advertir a los cardenales que iban aelegir al Papa, que ellos estaban allí de ma-nera destacada. Y que a ellos les conciernetambién esa elección. «Ellos» quiere decir losque gobiernan al mundo. Y como decíaHumpty Dumpty a Alicia, «lo que importa esquien manda»: ese es su mensaje.

Bush comienza su segundo mandato enun mundo que su primer mandato caotizó.Y ahora puede que le interese mucho quiénva a estar en Roma mientras él permanezcaen Washington. Alguien de quien puedaesperar que no repita los reparos de JuanPablo II a su proyecto de poder.

Para pasar a un tema más mundano,según he podido leer en algún sitio, el déficitpresupuestario del Vaticano ha crecido enlos últimos tres años. En julio pasado se in-formaron ingresos por 203,6 millones deeuros y gastos por 213 millones de euros.No es la bancarrota provocada en 1982 porel escándalo del Banco Ambrosiano, peroindica el retorno a una situación desfavora-ble en las finanzas. Atribuida ahora al au-mento de las nóminas del aparato central,que ha ascendido a más de 2 670 emplea-dos, al aumento de la actividad diplomáticacon más de 170 embajadas en el mundo, alos viajes pastorales, y finalmente a la debi-lidad del dólar. La asistencia de las diócesisestadounidenses al Vaticano se redujo de85.4 Mn. de euros en 2002 a 79.6 Mn. en2003 a causa de la devaluación. Estas cifrasme parecen irrisorias, y más irrisorias aunme imagino que han de parecer a quienesgastan tanto en presupuestos de guerra. ¿Dedónde va a salir el dinero que necesita laSanta Sede?

En la misa que oficiara Ratzinger comoDecano del Sacro Colegio, para dejar inau-gurado el cónclave, enumeró las «modas delpensamiento» que amenazan al catolicismo,comenzando por el marxismo e incluyendotambién al colectivismo y al ateísmo, elagnosticismo y el sincretismo, el liberalis-mo y el libertinaje. Pero no leí que citara el«capitalismo salvaje» ni reprobara la desigual-dad y la pobreza ni censurara las guerras, lasagresiones, la usurpación del territorio na-cional de otros países, la violencia de lospoderosos.

Ratzinger ha adoptado para su papadoel nombre de Benedicto XVI. ¿Qué conexio-nes le habrán inspirado a remontarse tanatrás en busca de nombre? Giacomo DellaChiesa ocupó el trono pontificio comoBenedicto XV de 1914 a 1922, entre Pío Xy Pío XI. Vivió desde el pontificado la I GuerraMundial y la Revolución Rusa de 1917. Cuentaun historiador que cuando fue electo Papalo asumió sin signo alguno de perturbación,como si toda la vida se hubiese estado pre-parando para esta culminación de su carreraeclesiástica. Pero no es uno de los Papas re-cordados del siglo, no como León XIII, PíoXII o Juan XXIII.

Sin embargo, y a pesar de lo dicho y delo sabido sin decir, que es mucho más, nome agrada aventurarme en vaticinios acercade cómo se comportará Benedicto XVI. Elhecho es que está ahí por la decisión mayo-ritaria de los electores y va a conducir almundo católico. Y que se ha hecho tan co-nocido que difícilmente haga algo que nossorprenda. Pero también ha dado muestrasde inteligencia que, utilizada incluso conintolerancia, se revela suficiente para volvera mirar, con la responsabilidad de dirigir laIglesia, hacia los problemas del mundo quehasta ahora miraba y dirimía bajo la res-ponsabilidad de otro. El ejercicio del pontifi-cado es también un desafío.

Sociólogo y ensayista. Investigador Titular del Departamentode Estudios Socio-Religiosos del Centro de InvestigacionesPsicológicas y Sociológicas de Cuba.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n207_04/207_01.html

AurelioAlonsoTejadaCuba

Ilustración: Sarmiento

a noticiaEn estos días Fernando Botero ha vuelto a ser noticia,

en una actualidad sobradamente marcada por elénfasis político, donde algunas mentiras largamen-te reiteradas hallan su revés y él se aparece con una

muestra de decidida y comprometida participación. Sucede que elmás famoso pintor vivo de Colombia y uno de los mejores cotiza-dos en el mercado internacional de las artes plásticas, accidentasin interrumpir su línea de placidez colorista y en cierto sentidofrívola, para dar entrada en su obra a la barbarie de Abu Ghraib.En una nueva serie de sus pinturas aparecen prisioneros iraquíesgolpeados y vejados por guardias estadounidenses, con la vistavendada, obligados a vestir prendas íntimas femeninas y pade-ciendo humillaciones que tanto los denigraron a ellos como a sustorturadores. Donde se esperaban nuevas naturalezas muertas yescenas donde la gordura define por igual a los seres humanoscomo a los útiles domésticos, las frutas, los insectos o los vehícu-los, a que nos tiene acostumbrados, ahora muestra el desgarra-miento humano que sorprendió al mundo en la guerra de Iraq yque, aseguran los observadores, continúa ocurriendo en las cár-celes del territorio iraquí ocupado y con prisioneros de la basenaval de Guantánamo.

Desde su estudio parisino el pintor declaró a varias agenciasque esos cuadros expresan su reacción frente «al horror de losabusos cometidos por guardias estadounidense en contra de susprisioneros». «Yo, como cualquier otro, me quedé en shock por labarbaridad, especialmente porque se supone que EE.UU. debeser un modelo de compasión». Y agregó: «Los hechos que acon-tecieron en las celdas iraquíes fueron graves, muy graves. Y másaún porque ignoran por completo lo señalado para prisionerosde guerra por la Convención de Ginebra». Entrevistado por larevista Diner, enfatizó que «no tiene intención de vender las obras,pues las entregará a museos para guardar la memoria de la histo-ria universal de esa infamia». Las piezas con ese tema son 50, deun total de 170 que integran la exposición. Las tituló sencillamen-te «Abu Ghraib», seguidas por los números del 1 al 50. El itinera-rio incluye el célebre Palacio Venecia, de Roma, donde viviera unode los grandes timadores políticos del siglo XX, Benito Mussolini.También tiene planes de llevarla a Alemania y a EE.UU. en el 2006,en los museos que decidan aceptarlas en su conjunto.

Una de las obras muestra a tres iraquíes desnudos,maniatados, encapuchados y amontonados en una pirá-mide humana detrás de los barrotes de una celda. El únicocolor es el rojo de la sangre que brota de uno de los prisio-neros. En otra pintura, un soldado estadounidense golpeacon un bastón ensangrentado la cabeza de un iraquí inde-fenso y medio desnudo. Muchos de los personajes tienenla gordura habitual en los trabajos de Botero, pero tambiénhay algunos con el físico de levantadores de pesas sobrea-limentados. Botero aseguró que sus pinturas están másinspiradas en descripciones escritas de los abusos que enlas fotografías, y que su intención es dejar una huella en laconciencia del mundo.

Como se sabe, la prisión de Abu Ghraib fue centro deun escándalo que estalló en el 2004, por torturas contraprisioneros, cuando se hicieron públicas fotos que mos-traban a soldados estadounidenses amontonando dete-nidos desnudos y sometiéndolos a humillaciones sexuales.El caso Abu Ghraib echó por tierra la imagen benefactorade los soldados americanos publicitada en el mundo ypropició investigaciones sobre los abusos a los detenidos.El caso se estableció como uno de los baldones más defini-torios de la gobernación Bush y su política exterior.

A quienes se sorprendieron por esta temática en la trayectoriade Fernando Botero, el propio pintor respondió: «Nadie recorda-ría los horrores de Guernica si no fuera por la pintura», en refe-rencia al famoso cuadro en que Pablo Picasso tradujo en arte elbombardeo de ciudades durante la Guerra Civil Española. No esla primera vez que Botero ilustra la violencia. Hace algunos añospintó escenas de masacres en Colombia. Una de ellas, que estácolgada en un museo de su natal Medellín, muestra al capo de ladroga Pablo Escobar siendo asesinado por la policía en un tiroteoen un tejado. En Bogotá hizo una exposición con el tema de laviolencia, para denunciar el conflicto armado que desde hacecuarenta años desangra su país. La colección, conformada porunas 50 obras, fue donada al Museo Nacional de la capital colom-biana. Dentro de su obra ha presentado pinturas como «Carro-bomba», «Guerrilleros» y «Manuel Marulanda», que representaal máximo jefe de la guerrilla de las FARC, más conocido comoTirofijo. Esos cuadros fueron donados al emisor Banco de la Re-pública en el 2000.

Madre e hijoAunque sus recientes trabajos sobre la prisión en Iraq son los

primeros que tratan la violencia fuera de Colombia, Botero dejódicho que dada la desmoralización y la barbarie cotidianizada enlas actuales guerras, podrían venir más obras sobre la violencia y lainjusticia en otras partes del mundo. En ese sentido, así como susconocidos gordos, estos temas entran en su lema inicial: «La be-lleza del arte no tiene nada que ver con la belleza de la realidad».

El Botero «plácido»Nacido en Medellín, en 1932, la iconografía de Fernando

Botero suele recrear una particular visión del mundo, desde laobesidad como tema persistente. Sus «protagonistas» son unafamilia obesa, con relaciones que algunos califican de freudianas—vista desde una mirada infantil—, con toques de explícita nos-talgia. Entre la caricatura y la obstinación formal, sus soldados enextremo galardonados pueden constituir una crítica de baja in-tensidad al oropel militarista latinoamericano, así como sus muje-res desnudas, sus atildados maridos y los jinetes menos deportivosdel mundo, embutidos en trajes que les quedan como forros de

salchichones, reflejan un tiempo pasado, preferentemente losaños 30 y 40, pero fijan una peculiar «belleza antigua». La ironíay el elemento paródico alimentan ese mundo ya asumido comoincuestionablemente suyo, lo que suelen llamar «estética Botero»,una «poética de la demasía», situada entre la ingenuidad y elsubrayado de elementos ridículos.

Confieso que en una galería abruma ver una muestra nume-rosa de esos boteros. Luego de las primeras impresiones, cuandola inicial sonrisa y la compasión se quiebran, uno busca otrossignificados. Entonces el Botero «plácido» descubre aspectosmenos complacientes. Se observa una radical crítica a un entornomunicipal, pretérito o paralizado, y el visitante se pregunta si loque está viendo es una recreación benévola o el señalamiento deuna imperfección magnificada, si estamos en el reino de la permi-sividad más aquiescente o en tantas imágenes de gordos satisfe-chos habita un demonio burlón. Los latinoamericanos recordamosalgunas figuras de la televisión, mujeres que en su tiempo fueronbellas y que por acumular flaccidez y desatender algo más que lacara que asomaba al cuadrado estupidizante, terminaron comocajas de talco con etiqueta antigua. Los visitantes de EE.UU., con-vertido hoy en el país de la obesidad por un desmande atribuidoa la «comida basura» —que básicamente es su comida—, muypromocionada en la invasión televisiva, harán otras lecturas deese amontonamiento de carne simpática. Pero con semejantematerial iconográfico Fernando Botero alcanzó uno de los sitiosprivilegiados en el mercado de arte y colocó sus gordos en grandesavenidas (los Campos Elíseos, de París; Park Avenue, de NuevaYork; el Mall, de Washington, y la Castellana, de Madrid), llevadosa tamaños grandiosos y desproporcionados, en bronce, mármol yresina fundida. Sus coleccionistas no se cuentan por millones,pero sí sus precios, de manera que a los gordos, que suelenaparecer entre los ricos muy ricos, no les desagrada verse repre-sentados, sino que pagan, y mucho, por ello. Botero conquistapor una peculiar gracia, una mirada de apariencia ingenua y siempreinfantil, por sus estampas de costumbres, de las que no escapa laternura. Aunque no es la primera vez que los gordos llegan allienzo —¿qué haríamos con Rembrandt?—, su excesiva acumula-ción provoca preguntas que se extienden a otros ámbitos y hallanvariadas respuestas, pero el suyo es un éxito innegable.

Masacre en ColombiaPara quienes insisten en una visión de la obra artística

encasillada en escuelas y tendencias o en una compren-sión maniquea y facilona del compromiso político llevadoa machaconería insustancial de lo que exaltan, resultarásorpresiva la noticia de que este pintor, que intentan consi-derar banal o consentido por el triunfo, cuyas obras cuelganen las más destacadas pinacotecas del mundo y tiene estu-dios en Nueva York, en París y en Pietrasanta (Italia), incluyeen su curriculum la temática de la violencia y del omnipo-tente crimen militar. A ninguno se le escapa que precisa-mente por su fama y lo extendido de su promoción, haentrado en una confrontación directa con la potenciahegemónica en la actual correlación de fuerzas, y más,con quien ocupa su silla presidencial aureolado por laelección a un segundo período. La noticia aclara que eltema es una parte de la actual muestra —50 de 170piezas—, por lo que el comprometido Botero también ejem-plariza sobre la libertad del creador. No tiene que subra-yarlo: lo deja dicho.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n205_04/205_45.html

Reynaldo GonzálezCuba

Fernando Botero

Viene de la página primera

Pero también nos va a dar a José JacintoMilanés, extraordinario dramaturgo, cuya obraEl conde Alarcos es el primer éxito de públicodel teatro cubano, estrenada al inaugurarse elTeatro Tacón en el año 1838; pero nos va a dartambién a Félix Tanco, un notable investiga-dor e historiador; nos va a dar al primer nove-lista, Anselmo Suárez y Romero; y al segundoy gran novelista, Cirilo Villaverde. Y, por últi-mo, en medio de toda esa pléyade de impor-tantes figuras, adonde más lejos llegó elcírculo delmontino fue a darle la libertad aun esclavo negro, Juan Francisco Manzano,y convertirlo en portavoz de los ideales abo-licionistas de ese grupo.

Allí había una comunidad intelectual, de-sarrollada entre La Habana y Matanzas funda-mentalmente, y, desde luego, amparada porla sacarocracia criolla, ya que el propio Domingodel Monte se había casado con Rosa Aldama, yse convirtió en uno de los hombres más ricosde Cuba y parte del financiamiento de laspublicaciones que él dirigió, como la revistaLa Moda y El Puntero Literario, corrían de subolsillo.

¿Qué estaba pasando en esos tres mo-mentos?

En primer lugar, una cultura cubana emer-gente que ya no se declaraba española. Erauna cultura a la que no se le daba nombre,pero que estaba ya expresando sentimientosnacionales, sentimientos independentistas ysentimientos abolicionistas. Desde luego, nocreo que esta tertulia se planteara el problematerrible de la abolición de la esclavitud para cons-tituir un tipo de cultura popular; no fue esa lapreocupación de Domingo del Monte, sino se-parar la base de la cultura peninsular de la cultu-ra criolla que nacía en Cuba. En cierto modo,Domingo del Monte fue un gestor de esa políti-ca cultural elaborada por el Obispo Espada.

Pero esa comunidad intelectual tenía diarios,tenía acceso a los teatros, tenía una gran movili-dad en las dos ciudades y se extendió muy rápi-damente a otros sitios de Cuba, con el apoyo dela imprenta.

Lo más importante, sin embargo, es que estacultura todavía no era totalmente cubana; porquelos elementos que iban a constituir la nacionali-dad estaban en un proceso de gestación y toda-vía el negro, factor esencial en el que soloincorporaron a Manzano, lo hicieron exclusiva-mente como un escritor que redactaba como losintelectuales blancos; salvo en su autobiografía,que publicó un año antes de su muerte, en 1853—el mismo año en que nace Martí—, dondeManzano relata los horrores de la esclavitud. Ahíes donde él es el poeta de su pueblo, pero antesera simplemente un poeta inteligente que elloshabían sacado de la esclavitud para mostrarcierta filantropía con el problema del negro.

Sin embargo, estaba creada una comunidadintelectual. Había pequeños grupos teatrales,había compañías profesionales, había unaAcademia de Pintura, había imprenta, habíaperiódicos, había revistas, y la cultura empe-zó a entrar, a significar un valor en las necesida-des del entonces naciente pueblo cubano.

Lo que hizo la política de Miguel Tacón fuefrenar justamente ese movimiento

en la llamada Conspiración de laEscalera en 1844. Recuerden queuno de los grandes mártires fue

Plácido, nuestro primer gran repentista, peine-tero y mulato, que representó justamente un cruce,un contacto entre la cultura —que ya se veníatransculturando— de origen africano, la culturaeuropea y la criolla. Plácido fue fusilado; es elprimer mártir de Cuba en el terreno de la poesía.

La Conspiración de la Escalera no solo des-barató el poder de la sacarocracia en la cultura,sino que Tacón fue tan inteligente como paracolocar un freno a una cultura social diferente aEspaña, que empezaba a darles un gran espal-darazo a los sectores populares, fundamental-mente en la música y en el teatro.

En la música, porque en la música cubananunca se practicó la discriminación racial, comoconsta en los documentos de José Antonio Saco;el negro y el blanco tocaban juntos en las or-questas de charanga y en las contradanzas cubanas.Saumell, que era amigo de Domingo del Monte,tomó poemas de Félix Tanco y de Milanés parallevarlos a la contradanza. Entonces la música yase estaba distanciando notoriamente de la tradi-ción colonial española.

Y en el teatro, Francisco Covarrubias crea elnegrito, el montuno en el teatro vernáculo, conlo cual el teatro se distancia totalmente delsainete español.

¿Qué es lo que hace la cultura cubanadespués de la Conspiración de la Escalera? For-talecerse como cultura cubana, ahora sí, ya ellosno se llamaban hijos de España, eran hijos deCuba. Y esa cultura fue marchando hacia el abo-licionismo y el independentismo hasta 1868, enotros dos grandes núcleos extraordinarios: elnúcleo que hizo en La Habana el músico y poetaRafael María de Mendive, al que solamente co-nocemos hoy por haber sido el maestro de JoséMartí, pero Mendive fue el creador de la zarzue-la cubana, el creador de la ópera cubana y elcreador del panteísmo en la poesía cubana.Mendive fue un mentor intelectual, no solamen-te de Martí, sino de toda su generación; y dirigióla mejor revista literaria del país: la Revista de LaHabana, en 1850.

De manera que el viejo esquema republica-no que nos dejó un Mendive maestro, no esverdadero: Mendive era un intelectual comple-to: músico, poeta y posiblemente loco. Lo ciertoes que alrededor de Mendive, que ya era un in-dependentista probado, se funda una segundageneración de esa comunidad intelectual, unageneración más decididamente independentis-ta, en la cual están Joaquín Lorenzo Luaces y JoséFornaris, que son los primeros autores de bestsellers en la literatura cubana. El Canto alSiboney, de Fornaris —según cuenta AmbrosioFornet en El libro en Cuba—, fue un best sellers; yfue donde la tradición del repentismo de origencanario, que venían trabajando invisiblemente,pero muy fuertemente en los campos de Cuba,entró a la alta poesía. Y el libro se reprodujo endecenas de ediciones y fue, en cierto modo, elgran documento que mostraba la independen-cia de la poesía cubana, por supuesto, de la viejatradición romántica española.

Pero estaban también los creadores del otrogran movimiento cultural que fue el teatro ver-náculo, los bufos habaneros, cuya compañía sefunda en 1866, con un chancletazo que le diouno de los actores a su director Pancho Fernándezla noche del estreno de Los negros catedráticos,en el Teatro Villanueva. Ahí nació el teatro popu-lar cubano, y nació el primer movimiento de afi-cionados que la colonia dejó desarrollar, porqueeran blancos del barrio de Carraguao y JesúsMaría, que se pintaban de negro, hacían el papelde negritos, pero eran blancos; eran músicos,eran improvisadores y no fueron a ningún con-servatorio ni a ninguna escuela de dicción.

Cuando el Teatro Villanueva se abrió aquellanoche del 16 de octubre de 1866 con este diálo-go: dos negritos conversando, uno le decía alotro: «No hay simiricutancia posible», estabanaciendo el teatro popular cubano. Y estabanaciendo como una consecuencia de la comu-nidad intelectual en la que los bufos se habíanincorporado, y del movimiento patriótico queya existía en la cultura cubana, gracias a lalabor de todos esos poetas, a la labor de muchí-simos músicos, incluyendo a Ignacio Cervantes,que ya era una gran figura en este momento,

y de un grupo importantísimo también de pe-riodistas y editores.

Aquí España ya no tenía política cultural queofrecer. Esto me parece importante: no podía, yala cultura no era un derivado de la cultura espa-ñola; era una cultura nacional que todavía notenía nación, pero ya tenía cuerpo, tenía teatro,tenía artes plásticas —aunque fuesen académi-cas—, tenía música, tenía literatura, tenía elmovimiento del repentismo en los campos cu-banos, y tenía un engarce muy sutil, pero muyimportante, entre las grandes instituciones cul-turales que ya existían en La Habana, y los pe-queños liceos de los barrios, los pequeñosteatros de los barrios, las carpas que se levanta-ban en el Circo de Marte durante las tempora-das de Carnestolendas, y todos los procesos deintercambio con Europa y con los EE.UU.

De manera que cuando José Martí nace en1853, ya hay una cultura cubana evidente, queno se guía en ningún caso por las pautas delcolonialismo español. Separo a José Martí porquees el primer gran hijo de esa tradición; no soloporque haya sido discípulo de Rafael María deMendive, uno de los fundadores de esa comuni-dad intelectual, sino porque muy pronto Martíejerció el periodismo, muy pronto escribióAbdala —con solamente 17 años—, una obrade teatro revolucionaria desde todo punto devista, y muy pronto comprendió a los pintoresde la Academia, y comprendió la poesía cubana,rescató a Heredia y a Milanés, defendió los prin-cipios que nucleó el primer círculo delmontino, y sedio cuenta, efectivamente, de que existía una cul-tura cubana, que lo que necesitábamos era unanación cubana que respaldara esa nacientecultura.

De manera que con Martí nace otra época.Ambrosio Fornet la ha definido como «la épocade las conferencias, la época de la reflexión».Martí da el tono en Guanabacoa —fíjense queesto era el trabajo comunitario de entonces—,Martí va al Liceo de Guanabacoa a dar su confe-rencia sobre Torroella; Martí era el secretario deActas de ese liceo, y allí conoce a Enrique JoséVarona, que es uno de los patricios cubanos queda el tono de la época, en momentos en que lacultura cubana empieza a autorreflexionarse, apensarse a sí misma. Varona, el joven Martí, eljoven Sanguily, el joven Enrique Piñeiro, el jovenAurelio Mitjans; todo ese núcleo habanero, ma-tancero y, desde luego, también los jóvenes pin-tores: Menocal —que comenzaba a pintar—;Guillermo Collazo, que era en ese momento unjoven pintor independentista, y un grupo degrandes músicos encabezados por IgnacioCervantes, José White y por una serie de figu-ras que ya tenían una importancia regular enEuropa Occidental y en América; junto conun movimiento teatral que los españoles desca-bezaron durante la Guerra de Independencia yque volvió a nacer de las cenizas del movimientode aficionados cuando la segunda Compañíade los Bufos regresó a La Habana, firmado elPacto del Zanjón.

¿Qué les quiero decir con esto? Que, evi-dentemente, la cultura cubana que se estabaya pensando a sí misma, había empezado aencontrar los vasos comunicantes imprescin-dibles entre los sectores populares y la altacultura —que se llamaba así entonces— queprovenía del contrapunto transculturador entreAmérica, Europa y África.

Esto fue un proceso largo, que naturalmen-te nos dio un fin de siglo XIX extraordinario, enel que prácticamente los grandes escritores cu-banos fueron independentistas; que nos dio elprimer movimiento de trascendencia americana,que fue el Modernismo, fundado por José Martíen Nueva York en 1882, con la publicación delIsmaelillo, y cerrado en su primera parte en LaHabana, con la publicación de Nieve, de Juliándel Casal, en 1893, redactor de La HabanaElegante, una de las grandes publicacionesdel fin de siglo.

De modo que aquí, aunque no hubiese «undirector de una política cultural», la Revoluciónde La Demajagua había dictado la política cultu-ral de la cultura cubana, que era hacer cubana lacultura sin desdeñar los aportes esenciales deese contrapunto Europa-América-África o, lla-mémosle así, del contrapunto universal, donde

también los elementos asiáticos entraron a formarparte de nuestra cultura en la segunda mitad delsiglo XIX.

De manera que los textos de José Martí, losensayos de Rafael María Merchán, de EnriquePiñeiro, de Manuel Sanguily; los artículos de JuanGualberto Gómez, los trabajos teóricos y filosó-ficos de Enrique José Varona, el pensamientodel círculo de la Calzada de Puentes Grandes,dirigido por Borrero Echevarría donde estabaJuana Borrero, los hermanos Pío Uhrbach, esta-ban dictando las pautas de esa política cultural,que era convertir la literatura, el arte, en un sen-timiento nacional, y, al mismo tiempo, darles unacategoría muy humanizadora y muy cubana alos efectos sociales de ese arte y de esa cultura.

De manera que todavía no teníamos una re-pública, pero ya teníamos un pueblo, ya tenía-mos una cultura, ya teníamos un pensamientocultural y ya teníamos varias comunidades inte-lectuales en el crecimiento de estas ideas.

Todo el mundo coincide en afirmar que elinicio de la República fue una caída de estefenómeno. Sí, si se mira en términos de pro-ducción artística, porque efectivamente el Mo-dernismo feneció, como fenecieron otrasformas estéticas en el teatro; el teatro Alhambrase adueñó del panorama teatral habanero ynacional, y era un teatro de muy baja calidadcomparado con los grandes bufos del vernácu-lo. Sin embargo, esa cultura —permítanme usaresta imagen— estaba haciendo su digestiónen el interior del pueblo cubano.

Acaba de aparecer un libro que fue pre-miado en la UNEAC hace dos años, de MarialIglesias, Las metáforas del cambio, sobre cómola cultura patriótica cubana fue decisiva en elenfrentamiento a la intervención norteameri-cana entre 1898 y 1902; no solamente las pre-siones políticas de los patricios cubanos, laexigencia de Juan Gualberto Gómez y de unManuel Sanguily para que se respetara laJoint Resolution en el sentido de la inde-pendencia política de Cuba, sino la exigenciapopular que hacía actos patrióticos, que sereunía con Gustavo Robreño en el teatro cu-bano para hacer teatro mambí o que hacíamúsica cubana desde Jorge Anckermann alAlhambra, hasta otras tendencias popularesque pusieron freno y le hicieron comprenderal gobierno interventor que no podían doble-gar una cultura viva, que ya no tenía nada quever con el mundo colonial y que tenía una per-sonalidad propia como comunidad de pensa-miento y de acción.

Esto es muy importante. El primer gran favor,el primer gran servicio que esa cultura nos hizofue evitar que el gobierno de los EE.UU. se que-dara con Cuba, y que Cuba fuese o hubiese sidoun protectorado yanqui. En realidad, todavía noestaba gestada la verdadera cultura cubana,como todavía las comunidades intelectuales sedebatían entre diferentes tendencias, sobre todocuando la vanguardia y la modernidad hicieronsu aparición en nuestro panorama.

El Grupo Minorista, donde estaba AlejoCarpentier, donde estaban Jorge Mañach,Rubén Martínez Villena, Nicolás Guillén —quese sumó después—, los vanguardistas Boti,Navarro Luna, desde el interior del país, perotambién Ernesto Lecuona y Gonzalo Roig, y RodrigoPrats, desde el teatro, la zarzuela y la música cu-banos, y el movimiento vanguardista en la pin-tura con Víctor Manuel, Abela, Amelia Peláez yCarlos Enríquez; y, desde luego, el pensamientode Fernando Ortiz, extraordinario descubridorde la naturaleza étnica del pueblo cubano, em-pezaron a gestar la modernidad en nuestra cul-tura. Y empezaron a trabajar desde diversosángulos para que lo africano profundo, que elcolonialismo no había permitido que emergieraa la superficie —sino como choteo o burla ochanza—, empezara a penetrar realmente en loscimientos de esa cultura cubana.

Amadeo Roldán, Alejandro García Caturla,Carpentier, Novás Calvo, Lidia Cabrera, RómuloLachatañeré y una serie de grandes figuras,fundaron liceos, instituciones, comisiones, in-vestigaciones, para que ese fenómeno fueraconocido y divulgado; y para que entrara aformar parte del movimiento artístico e inte-lectual cubano.

Pero junto al proceso en que lo africano pro-fundo empezó a emerger y a mezclarse en otroorden, dentro de la sonoridad, la palabra, la plás-tica y todos los fenómenos de la cultura cubana,estaba un acendrado sentimiento antimperialis-ta, que todos compartían, más a la izquierda omás a la derecha.

Cuando Mañach escribe su polémico ensa-yo La crisis de la alta cultura en Cuba, en 1925,no puede soslayar que esa alta cultura se estádefiniendo también en oposición a una especiede metrópoli invisible, que eran los EE.UU.

Raúl Roa llega a decir en un momento de-terminado: «después de la intervención norte-americana comenzó la época en que un bidetvalía mucho más que la Oda al Niágara, de JoséMaría Heredia». Qué quería decir Raúl Roa, quela presencia de los estamentos tecnológicos ydel confort norteamericano podían también serelementos de freno, a un sentimiento de pa-triotismo y de reconocimiento nacional. No esque Raúl Roa estuviese en contra del bidet, setrataba de que la sola presencia del bidet nopodía suplir la poesía cubana, no podía suplirla música, no podía suplir el teatro, las artesplásticas ni el pensamiento filosófico ni la in-vestigación histórica y social.

Fue muy importante que en esta épocaFernando Ortiz escribiera sus grandes ensa-yos, como lo escribieron también Ramiro Guerray Herminio Portell Vilá, donde los cubanos nosreconocimos en una extraordinaria herencia cul-tural y en una importante posición en las Américasy en el mundo.

Sin embargo, ya en esta época ese procesoespontáneo, natural, del desarrollo de la culturapopular cubana, empezaba a nutrirse de losgrandes hallazgos de los vanguardistas y mo-dernistas, y podemos decir que prácticamente,entre 1925 —la creación del Grupo Minorista—y 1944 —la creación del Grupo Orígenes— pasala Vanguardia y se gesta la Modernidad en Cuba.

Quiero hacer esta advertencia: la Moder-nidad cubana fue extraordinaria. La Moderni-dad cubana colocó a Cuba en el cenit delpensamiento americano, tanto en el ensayo,en la investigación histórica, en la poesía, conLezama, Guillén y Ballagas solamente, pormencionar a tres.

En la novela con Alejo Carpentier, que fue elpadre de la nueva novela en idioma español; enel teatro con Virgilio Piñera, que fue el padre delmoderno teatro en América Latina; es decir, loscaminos que abrió la Modernidad cubana fueronextraordinarios; por solo citar algunas de sus figu-ras más ilustres, algunas de sus figuras que tu-vieron una influencia casi inmediata en elpensamiento latinoamericanista, americanista y,naturalmente, en la relación entre Europa yAmérica, en la llamada relación metrópoli-coloniaque había desaparecido, pero que se manteníatodavía en un hervidero de polémica y contro-versia, ahora como centro y periferia.

Esa Modernidad fue hija también de esa cul-tura. Fidel acaba de decir: «La Revolución Cubanaes hija de las ideas»; sí, es hija de las ideas y de esacultura cubana moderna; al reconocerla estabareconociendo algunos principios de primerísimovalor para nosotros, estaba reconociendo que erauna cultura no paternalista, que era una culturaque se estaba realizando en el sudor, en el esfuer-zo, en el gran talento de los creadores cubanos, yque sus productos eran productos del más eleva-do nivel en el teatro, en la plástica, en la danza, enel ballet, en todas las manifestaciones donde lacultura cubana alcanzó la modernidad, que fueprácticamente en todas.

En segundo lugar, que era una cultura quese refería a la entraña de lo cubano, a lo que lacubanidad había aportado al universo, y lo querecibía del universo para volver a convertirlo encubano.

Y en tercer lugar, que era una cultura nacio-nal, no nacionalista, basada esencialmente enprincipios humanistas desarrollados contra elcolonialismo y contra el imperialismo; era unacultura que había nacido en pugna, en discu-sión con los modelos del colonialismo y con losmodelos del imperialismo. De manera que ahíse explica el vínculo extraordinario de esa moder-nidad con la vanguardia política de la Revolución

del 33 y con la vanguardia política dirigida porFidel en la Revolución del 52 al 58.

Por eso es que la Revolución potencia esamodernidad, porque también es hija de ella.

Se dijo que la Revolución Cubana había crea-do la cultura cubana, la moderna, la actual; no,no, no es eso; ya esa cultura existía, esa culturaera poderosa, esa cultura fue también simientedel proceso revolucionario cubano. De lo con-trario no era explicable cómo en el pensamientode la Generación del Centenario, desde Martíhasta Nicolás Guillén, estaba la poesía cubanapresente, y estaba la música cubana, y estaba elpensamiento cubano. Lo que ocurre es que laRevolución, siendo hija de ese proceso, lo po-tencia, lo proyecta, lo disemina y crea el primerelemento de su política cultural, que es unarte, una cultura del mayor nivel, pero ahorasí, para un público total, para todo el público,para todo el lector artístico, para todo el siste-ma educativo cubano.

Esto es lo más importante, esto es un retoque algunas revoluciones sí se habían plantea-do, pero muy diferentes al caso cubano.

La Revolución de Octubre se planteó ese reto,pero la propia Revolución de Octubre enterróese reto, después de 1927, cuando la vanguar-dia revolucionaria dirigida por Maiakovsky fuedescabezada por el extremismo. Entonces nopudo continuar su simiente creadora, que hubierasido extraordinaria. Cuando los rusos inventaronel diseño —según el teórico cubano GerardoMosquera, y le doy la razón cuando inventaronel lenguaje de cine, y cuando inventaron unmontón de cosas más en la plástica con Kandinsky,con Malevich y con una serie de grandes crea-dores.

Por fortuna la Revolución Cubana, hija deesas ideas, creó una política cultural dentro deuna cultura que tenía en su nacimiento y desa-rrollo el mismo proceso histórico que la propiaRevolución. Fue extraordinario el cambio en los60; no quiero hacer una imagen anecdótica delo que significó que un hombre como AlejoCarpentier se encargara de la Imprenta Nacio-nal de Cuba o que un hombre como VirgilioPiñera dirigiera las Ediciones Revolucionarias oque Ambrosio Fornet y Edmundo Desnoes publi-caran la Biblioteca del Pueblo o que un hombrecomo Ramiro Guerra fundara los grandes con-juntos de danza cubana, de danza contemporá-nea, de danza afrocubana; o María Teresa Freyrede Andrade creara la Biblioteca Nacional con unnuevo desarrollo, una nueva perspectiva. Erademasiado crear nuevamente los vínculos entreesa política cultural trazada por la Revolución,asumida por la Revolución, la cultura cubana mo-derna y, naturalmente, un enorme sector denuestro pueblo que comenzó a alfabetizarse yse convirtió en el nuevo público, además, de esacultura; en el nuevo público actor, en el nuevopúblico participante.

El término «público» puede ser engañoso, yyo voy a decir una herejía: el público no existe.Existen públicos, y el público no es más que unacategoría para el arte; el público lo forma el artey no al revés. De manera que lo que hace la Revo-lución con el movimiento de aficionados esformar un público para un tipo de arte, con el movi-miento que se desarrolla con la creación de losconjuntos dramáticos en todo el país para untipo de arte; con la creación de la enseñanzaartística a escala nacional, con la Escuela Nacio-nal de Arte, creando ese público para ese tipo dearte; con la publicación en tiradas millonarias delas grandes ediciones desde El Quijote hasta losgrandes libros contemporáneos, creando unpúblico lector. Se trataba de eso, se trataba jus-tamente de que hubiera diversidad de públicospara que esas comunidades intelectuales tuvie-sen diálogos permanentes con los centros rec-tores de la cultura, con los principios de esapolítica cultural que enarboló desde el primerdía de la Revolución la idea sensacional de queel gran arte tiene que ser patrimonio de todos, yque el gran arte no puede renunciar a su condi-ción de gran arte; tiene que entrar en la sangrede la sociedad, cambiarla, modificarla y fortale-cer los valores de ella.

En realidad, los años 70 no fueron preci-samente el mejor ejemplo de esta consecu-ción feliz de los primeros diez años de Revolución.

Y creo yo que se debió a un exceso de burocrati-zación de la cultura, al olvido infeliz de que lacultura cubana popular había bebido siemprede una fuente espontánea que se nutría en lascomunidades, en los barrios, en las ciudades, detodo el acervo cultural cubano. Al desprendereso, al cortar ese hilo, al centralizar excesivamen-te ese pensamiento, ahí hubo un grave error enla dirección de la política cultural, porque se olvi-dó justamente cómo había nacido el vernáculocubano, cómo había nacido la plástica cubanadel Estudio Libre de Abela, cómo habían nacidolos grandes fenómenos literarios en la culturacubana, y cómo había nacido incluso el propiodesarrollo de la enseñanza artística.

Ese colapso de seis, siete, ocho o nueve añosafectó duramente al primer movimiento de afi-cionados que creó la Revolución después del año1959. En primer lugar porque lo descabezó, losubcategorizó, no le dio la categoría que mere-cía y que había conquistado, porque de las Bri-gadas Covarrubias salieron los grandes actorescubanos actuales; y de las Escuelas de Arte salie-ron los grandes pintores, grandes actores ygrandes dramaturgos; del Seminario de Dra-maturgia de Osvaldo Dragún salieron Estorino,Quintero, Brene, Dorr y tantos otros, que prove-nían, simplemente, del movimiento de aficiona-dos, de la necesidad de hacer teatro en el barrioo en la comunidad; ese descabezamiento le costómuy caro a la cultura cubana, para no hablar deotros descabezamientos que ocurrieron en ladécada del 70.

La principal comprensión vino de la creacióndel Ministerio de Cultura cuando Armando Hartse dio cuenta de que era imprescindible que lascomunidades cubanas tuviesen al menos diezinstituciones culturales básicas; al menos diez; élno decía «las diez»; al menos diez. Sin descono-cer a aquellas instituciones que las comunida-des habían fortalecido y mantenían comoportadoras de una cultura.

El Ministerio de Cultura no creó la TumbaFrancesa en Santiago de Cuba, eso era una he-rencia de la cultura oriental; el Ministerio deCultura no creó la Casa de la Trova en Santiagode Cuba, esa era una herencia indiscutible de latradición sonera oriental. Hubo una serie degrandes instituciones cubanas de reconocidoprestigio que no fueron creadas, fue necesariorescatarlas, alimentarlas, hacerlas funcionar denuevo, darle un sentido a ese maravilloso traba-jo de interrelación que la comunidad intelectualestaba haciendo en ese momento en el país.

Yo fui testigo del nacimiento del CabildoTeatral Santiago, aquí está Rogelio Meneses, unode sus fundadores, y pude ver entonces con quéinterés un grupo profesional de teatro descu-brió el teatro de relaciones del carnaval santia-guero y lo convirtió en arte moderno. No lo dejóen aquel oscuro pasado del siglo XIX, sino quelo transformó en arte contemporáneo, con elesfuerzo precisamente de las instituciones cul-turales de la ciudad, con el esfuerzo de muchostrabajadores de la cultura que partían de lainstitución o partían incluso de iniciativas per-sonales.

Cuando al parecer la ópera había muerto, enSantiago de Cuba existía una casa donde unosviejitos ponían un programa de ópera diariamen-te. Yo estuve una noche allí; ese día se tocaba yse cantaba «El barbero de Sevilla», de Rossini.Entonces los viejitos daban un papelito meca-nografiado con el programa, lo sentaban a unoallí, le daban café o le daban té, y ponían en unenorme tocadiscos los discos de «El barbero deSevilla», y después el viejito empezaba a comen-tar de qué se trataba esa magnífica obra, que noera más que la versión de Rossini de la pieza deBeaumarchais. Pero bueno, ellos no estabanpensando mucho en Beaumarchais, estabanpensando en el espectador joven que iba allí, paraque aprendiera a escuchar la música. Recuerdo esaasociación con mucha emoción; eso no lo mante-nía nadie, ellos mismos de su propio bolsillo.

Naturalmente los 80, los 90, demostraroncada día con más fuerza que hay una comuni-dad intelectual y que el movimiento que ahorallamamos «trabajo cultural comunitario» es unaconsecuencia de esa comunidad intelectual.

La Unión de Escritores y Artistas de Cubaes —no voy a jerarquizarla— una comunidad

intelectual que agrupa a 7 000 miembros. Ya loes, en todos los terrenos, incluyendo el terrenodel pensamiento cultural, porque agrupa a lospensadores, a los historiadores, a los críticos, alos investigadores, que tienen que entrar a jugarun papel importante en la diseminación y la dis-cusión y el debate de estas ideas. Ya es una co-munidad intelectual.

El movimiento que ustedes han desarrolla-do durante diez años con tanto esfuerzo, quetiene ahora 129 programas, ya es una comuni-dad intelectual, en la misma medida en queentra a funcionar con ese público que ustedesestán creando, con las instituciones culturalesque les sirven de apoyo y con ese magnífico de-recho a la espontaneidad del creador, que es loque permite que fluya la cultura y que fluyan losvalores sin que haya un «programa», entre co-millas, burocrático.

Esto me parece extraordinario para cualquiermanifestación artística. Si he hecho un largo proe-mio para llegar aquí, es para decir nuevamenteque el reto actual de la Revolución Cubana esuna cultura cubana diversificada y aun de mayorcalidad; puesto que ahora tenemos que conven-cer al resto del mundo —y no por razones devanidad— que este es un país culto, porque esesí es un escudo para nosotros. Yo sé que aún nolo es, pero vamos a luchar para que lo sea. Ese seráun escudo también para la defensa del pueblocubano. Cualquier gesto, cualquier inteligencia,cualquier proyección de esta cultura será recibi-do por el mundo como un resultado del mismoproceso social cubano y de la cultura cubana.

Esto me parece importante recalcarlo, porquecreo que tanto la UNEAC como cualquiera denosotros que trabajamos de una forma u otrarelacionados con el arte, estamos pendientes deese sentimiento de soberanía, independencia ylibertad que el arte transmite, y también del sen-timiento de que nuestro arte, con su calidad,debe y puede conquistar nuevos públicos en elmundo.

Espero no haber sido tan extenso, he lanza-do solamente algunas ideas para postular uncriterio que manifesté de manera mucho mássintética en una reunión de la Presidencia de laUNEAC, y por la cual se me invitó a estar un ratocon ustedes.

Intervención de Francisco López Sacha, presidente de laAsociación de Escritores de la UNEAC.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n204_04/204_19.html

Ilustración: Idania

ick Wakeman, uno de los más notorios tecla-distas del mundo se encuentra en La Habanapara brindarle al público de la capital lo máspreciado de su música, acompañado de su actualagrupación, New Eng l i sh Rock Ensemb le

(N.E.R.E.) y la banda suiza Cross Fire.Wakeman, nacido en Londres, Inglaterra, el 18 de

mayo de 1949, alcanzó fama mundial por su trabajo conla banda británica de rock sinfónico Yes, a la que se unióen agosto de 1971 luego de abandonar su anterior pro-

yecto Strawbs. Su sello único y habilidad de im-provisación le inyectaron a su nuevo grupo unmarcado aire de influencia clásica, debido a laformación musical de Rick en el Royal College

of Music, donde estudió piano, música moderna, clari-nete y orquestación.

Ya desde comienzos de los años 70, Rick Wakeman yKeith Emerson, colega de la agrupación «rival» Emerson,Lake and Palmer, despuntaban como los más prestigiosostecladistas del mundo.

En 1972, con la salida al mercado del disco Close to theEdge, Yes se estableció como una de las bandas líderes de lamúsica rock contemporánea y desde entonces ha dejado suimpronta sin edulcoraciones facilistas en la historia musicaldel género.

Sus primeras y más valiosas contribuciones a Yes vieronla luz con la edición de una serie de discos conceptuales derock clásico que hicieron sobresalir su nombre en la escena

artística. En 1973, la agrupación sacó al mercado el LP tituladoThe Six Wives of Henry VIII, que no tardó en convertirse en unresonado éxito comercial, seguido un año después por Journeyto the Center of the Earth, disco en el que participó la OrquestaSinfónica de Londres, y que ocupó posiciones privilegiadas en loslistados de éxitos de casi todos los países del mundo.

En mayo de 1974, Rick Wakeman abandonó Yes luego deconsiderar que ya no aportaba nada novedoso al grupo ycomenzó una gira mundial con los coterráneos Journey, for-mato al que agregó una orquesta y una agrupación coral.

A pesar de afrontar problemas de salud en una etapatemprana de su vida artística, marcados por afecciones alcorazón, los comienzos de su carrera en solitario probaronun éxito rotundo con la salida al mercado en 1975 de Mythand Legends of King Arthur and the Knights of the RoundTable, que más tarde llevaría a escena durante tres nochescon el empleo de una orquesta completa y un coro de 50voces ¡sobre una pista de hielo!

Wakeman también ha probado suerte en el mundo cine-matográfico. En 1975 colaboró con Ken Russell en el filmeLisztomania. Al año siguiente, grabó su nuevo álbum, NoEarthly Connection con el English Rock Ensemble en Francia,también lo hizo para el filme White Rock y comenzó una girapor Europa, EE.UU. y Brasil, donde barrió todas las marcasde cantidad de público en un concierto bajo techo, méritoque aún no ha superado ningún colega. En 1981 grabó lamúsica para el filme de horror The Burning, cooperó en laversión cinematográfica de la novela 1984, de George Orwell,junto a Tim Rice, quien escribió la letra de las canciones.Otros trabajos posteriores incluyen la banda sonora defilmes como G’Ole, Crimes of Passion y Creepshow 2.

En diciembre de 1979, como resultado de una lamenta-ble confrontación de los miembros de Yes mientras se pre-paraban para realizar un nuevo disco en París, Rick Wakemany Jon Anderson decidieron abandonar la agrupación, a loque siguió una exitosa cadena de producciones musicales,giras y colaboraciones con otros artistas.

Se estima que Rick Wakeman ha participado en más dedos mil grabaciones de artistas tan diversos como BlackSabbath, Cat Stevens, Mary Hopkins, Cilla Black, Clive Dunn,Elton John, Edison Lighthouse, David Bowie, Lou Reed, Dana,Des O’Connor, Magna Carta, Al Stewart, Ralph McTell,Butterscotch, Biddu y Harry Nilsson.

En 1989 Yes se volvió a unir y desde entonces Rick hasabido combinar su trabajo entre la veterana agrupación yN.E.R.E., cuyos miembros están conformados por Ashley Holtcomo cantante; Lee Pomeroy en el bajo; Dave Colquhoun enla guitarra eléctrica; Ashley Soan en la batería, y, por su-puesto, Rick Wakeman en los teclados.

Wakeman viajó a La Habana con un nuevo proyecto enmente: la grabación de un DVD durante los tres conciertos,dos en el teatro Karl Marx y uno en la Tribuna Antimperialis-ta José Martí. El DVD se titulará Made in Cuba.

Rick confesó en varias oportunidades haber tratado in-sistentemente de venir a tocar en Cuba durante los últimosquince años, luego de que algunos amigos cubanos enTenerife lo estimularon a que se decidiera a conocer la Isla ysu música.

A una pregunta de este reportero sobre la posibilidadde colaboración con músicos cubanos, Wakeman respon-dió: «Este no va a ser mi único viaje a Cuba. Quiero regresar,y cuando lo haga eso es exactamente lo que quisiera hacer».Luego de la interrogante de si tenía algún nombre en mente,el músico británico dijo: «No, mi idea es llevarme a casa lamayor cantidad de música cubana de todos los géneros comosea posible y luego escucharla toda para tener una mayorclaridad de lo que quiero. Es muy importante para mí com-prender la manera en que trabajan los músicos cubanos».

Más adelante, ante la interpelación sobre si conocía dealgún otro músico importante en el campo del rock, esta-dounidense o británico, que estuviese interesado en venir atocar a Cuba y considere, como en el caso del propioWakeman, que parezca un sueño imposible de realizar, surespuesta fue tan sencilla como esta:

«No me queda la menor duda de que cuando regrese aInglaterra muchos de mis colegas me van a hacer infinidadde preguntas, pero la primera va a ser cómo diablos lo logré.A partir de ahí estoy seguro de que muchos de ellos van aquerer venir también».

Rick Wakeman agradeció el apoyo del Ministerio de Cultu-ra, del Instituto Cubano de la Música, de la Sociedad CulturalJosé Martí y del grupo de solidaridad Cuba-Suiza, quienes hicie-ron posible este viaje que incluyó además la visita a la esculturade John Lennon en su parque del Vedado, al Memorial JoséMartí de la Plaza de la Revolución y al Memorial Che Guevara enla provincia de Santa Clara.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n207_04/207_06.html

Ernesto JuanCastellanos

Cuba

Ilustración: Darien

n dedo figuró entre las noti-cias más comentadas del mo-mento, junto con la confesióndel acusado del bombazo du-rante los Juegos Olímpicos en

Atlanta, y finalmente la novedad de que EE.UU.lanzó un ataque biológico contra 16 países,incluido México, y también contra sí mismo.Estas son solo algunas de las razones queexplican por qué los estadounidenses andantan distraídos y por qué nadie aquí ha podidofijarse en cosas como la guerra en Iraq, lasmentiras de los políticos, la crisis democráticaen el país vecino, entre otras cosas.

Todo empezó el 22 de marzo cuando AnnaAyala estaba comiendo en un restaurante enSan José, California, de la gigantesca cadenanacional de comida rápida Wendy’s (la com-petencia de McDonalds) y encontró un dedoen su plato de «chili con carne», e inició unademanda contra la empresa. La noticia provo-có un escándalo y afectó dramáticamente a laempresa. Pero después de unos días la inves-tigación empezó a enfocarse sobre la clienta,quien ahora anunció la suspensión de su de-manda legal. Al parecer, ella es ahora la sospe-chosa. Wendy’s ha ofrecido una recompensade 50 mil dólares a cualquier persona quepueda identificar el origen del dedo y con unallamada que llegó a la empresa se reveló quepodría pertenecer a una mujer cuyo dedo fuearrancado cuando fue atacada por un leopar-do en un refugio para animales exóticos.

Ahora se sospecha que Ayala llevó el dedoal restaurante para lucrar con una demandalegal. La policía sigue investigando y se estáncomparando las huellas digitales y el ADN paracomprobar el origen del dedo. Resulta queAyala tiene un historial de demandas a em-presas. Por su parte, Wendy’s mantiene que eldedo nunca fue cocinado y no entró en losingredientes, e informó que todos sus emplea-dos en ese restaurante cuentan con todos susdedos, y que ninguno de sus surtidores hareportado problemas con dedos entre su per-sonal.

En tanto, un cómico estadounidense bromeóque lo bueno era que no se habían encontra-do una mano completa en el «chili», ya que elgobierno de George W. Bush hubiera ordena-do mantenerla viva con asistencia médica comoen el caso de Terri Schiavo.

Por otra parte, en lo que podría conside-rarse un ataque biológico masivo que poten-cialmente podría resultar en una pandemiaglobal, una empresa estadounidense envió unvirus de influenza a miles de laboratorios en18 países, incluido México, y miles más dentrode este país. El virus se envió como parte deun paquete de examen que se emplea paracontrol de calidad en los laboratorios de ma-nera rutinaria, donde cada laboratorio tieneque intentar identificar correctamente el virus.Pero al parecer, esta vez el virus enviado esparticularmente peligroso.

El virus de 1957 conocido como la «in-fluenza asiática» mató entre 1 y 4 millones depersonas, y después de ser controlado no haformado parte de las vacunas desde 1968 ycualquiera nacido después de ese año tienepoca o nula inmunidad.

Por lo tanto, la Organización Mundial deSalud y el Centro de Control de Enfermedadesde EE.UU. han ordenado la destrucción inme-diata de los paquetes de examen en todo elmundo, algo que el vocero de la Casa Blanca,Scott McClellan, aseguró hoy que es «de altaprioridad» para el gobierno. Señaló que aunqueel riesgo es supuestamente bajo, Washingtonestá «pidiendo que si cualquiera nota una en-fermedad sospechosa, se reporte de inme-diato».

La empresa estadounidense MeridianBioscience, de Ohio, asegura que ha operadobajo las normas establecidas para este tipo detrabajo. Nadie sabe cuántos de los paqueteshan sido destruidos ni en EE.UU. o países comoMéxico, Israel, Arabia Saudita, Chile, Brasil,Francia y otros más adonde fue enviado el pa-quete a laboratorios. Al parecer, el control deposibles «armas biológicas» está aún enmanos privadas, y ahora EE.UU. podría ser la

peor amenaza al distribuir este material po-tencialmente mortal al mundo.

Hablando de amenazas, el estadouniden-se Eric Rudolph aceptó la responsabilidad porlos atentados «terroristas» contra clínicas deaborto, un club gay y también la del bombazodurante los Juegos Olímpicos en Atlanta (dondemurió una persona y 100 resultaron heridas).Hubo varios lesionados y por lo menos unmuerto en sus atentados contra las clínicas, yal confesar evitará la pena de muerte.

Rudolph, quien vivió en los bosques deCarolina del Norte cinco años antes de ser atra-pado y detenido, y quien se identifica a sí mismocomo un blanco supremacista cristiano, fueprocesado. Su cuñada, en entrevista con CNN,describió cómo Rudolph odia al gobierno«porque controla todo», y también odiaba alos negros, los judíos y todos los que no sonblancos. La cuñada dijo que Rudolph cree quela Biblia «es la historia de la raza blanca», ytodos los demás son «de lodo».

La cuñada describió que veía la televisiónel día entero, solo para esperar ver los créditosde cada programa y señalar cómo «todos estosjudíos están en los medios y en las noticias... ycontrolan la información que nosotros, el pú-blico, estamos recibiendo». También piensaque realizó el atentado durante las Olimpía-das porque se oponía a la unión de todos lospueblos y las razas en ese lugar.

Según informaron los medios, a cambiode la confesión y de informar dónde habíaguardado más explosivos, Rudolph pasará elresto de su vida en la cárcel.

Todas estas noticias, desde que parecehaber explosivos en posesión de «terroristas»estadounidenses como este, de que la saluddel mundo podría estar en jaque por una em-presa privada de Ohio y de que los ingredien-tes de la comida rápida son un gran misterio,hasta hablar de otras de primera importanciacomo el hecho de que Brittney Spears estáembarazada y de que el juicio contra Mi-chael Jackson continúa ofreciendo no-vedades pornográficas, sí nos sitúanante esta interrogante: ¿quién tie-ne tiempo de fijarse en cosas me-nores?

Pero si esto no fuera sufi-ciente, siempre hay otras no-vedades, aunque tal vez seana veces reducidas a notas se-cundarias: la guerra en Iraq;el líder del Congreso, TomDeLay, bajo investigación porcorrupción y nepotismo; queun hombre que expresó sudeseo de destruir la Organi-zación de Naciones Unidas(ONU), John Bolton, está porser confirmado como embaja-dor estadounidense ante eseorganismo; y que uno queparticipó en la guerra ilegalcontra los sandinistas, JohnNegroponte, ahora está porencargarse del aparato de In-teligencia nacional de EE.UU.

Está como para chuparseel dedo. Pero cualquiera quetenga dos dedos de frentesabe que las cosas no puedencontinuar así.

http: / /www.la j i r ib i l la .cu/2005/n206_04/elgranzoo.html

David BrooksEE.UU.

Ilustración: Lauzán

Mientras 100 obras de EgonSchiele se muestran desde el 24de marzo en el Museo VanGogh, de Amsterdam, Berlínanuncia para el 4 de junio laapertura de una exposiciónconmemorativa por los 100años que ya pasaron desde quese fundó en Dresde el grupoBrück (El Puente). Mientras el

expresionismo y la pintura toman nuevos alientos dentro delarte contemporáneo y estimulan la reaparición del legado deun movimiento determinante en los principios del siglo XX, LaHabana, en medio de su andar cotidiano, está sorprendida, yen los círculos del arte se murmura acerca de dos artistas queactualmente exponen en la galería Servando.

Elvis Cellez (Pinar del Río, 1972) y Harold López (Ciudad deLa Habana, 1977) irrumpen de pronto en el contexto capitali-no de Galerías Génesis con sus respectivas colecciones Antesdel amanecer y Pisando el borde, unidos por una curaduríaque ha titulado esta conjunción Otra vez el hombre.

No son totales y absolutos desconocidos porque Elvis, elpinareño de Minas de Matahambre, se coló en el 2004 en el10mo. Salón Nacional de Premiados con la pieza «Hombre nuevo»y el capitalino Harold se las ha ido ingeniando para hacersenotar dentro de ciertos círculos críticos. Pero lo oportunamen-te expuesto en las salas de la Servando pudiera darles, a ambos,el espaldarazo que ya se merecen sus obras.

Que Harold López se mueva por los caminos de un expre-sionismo renovado en las circunstancias existenciales de sugeneración es una actitud lógica, sin dejar de ser visionaria,para un artista que genera su pensamiento dentro del contex-to y el ritmo creativo de la escuela y su dinámica mejor informa-da acerca del acontecer internacional del arte. Varios son losestudiantes de nuestras academias que hoy se mueven sobreesa cuerda, todavía floja, de retomar herencias transvanguar-distas o neoexpresionistas atendiendo a necesidades expresi-vas de estos tiempos, llenos de terror social y horror de guerra,acompañados de frivolidad y vulgaridad estetizadas de con-junto. A ello, puede sumarse la resonancia de esa década pro-

digiosa del arte cubano de los 80 que en circunstanciascontextuales diferentes partió de una similar raíz re-ferencial para oxigenar nuestro arte y hasta nuestrarealidad, hoy sumida en paralelos dilemas.

No creo que aún pueda confirmarse una tendencia cubana apintar expresionistamente, pero hay que hablar de ella porque loestá exigiendo la necesidad humana y artística de decir. Si lo textualse ha sumado a lo conceptual para romper la incomunicaciónagobiante y restablecer los caminos naturales del mensaje, expre-sar casi a gritos la angustia del hombre ante tanto peligro e insa-tisfacción acumulados también provoca retomar los signosexpresionistas y cargar la imagen de esa emocionalidad abruman-te que no aguanta un día más contenida.

El drama entre poder y no poder cuando no en-cuentra respiros, revienta y eso lo anuncia la obra deHarold. Aparentemente plácida, estéticamente refi-nada en la superficie, esta pintura supura mientrasrelata escenas (in)diferentes y el hedor se siente traslas posturas pop, la vacuidad del ambiente o la obli-gada transculturación como forma de acceder al es-pacio que no te pertenece.

Por su parte, Elvis es expresionista a su maneraporque es auténticamente fiel a su hombre propio.No navega en Internet ni recibe e-mail en su aparta-do pueblo de mineros sin minas. ¿Cuánta agonía ysoledad en Matahambre? Y para colmo que no en-tiendan por qué pintó y pinta así. Renegado una yotra vez, si no brama su angustia en su pintura semuere. Lo hace desde hace años, desde que comen-zó el siglo nuevo y el arte, al menos en Cuba, separa-ba a los que pintaban, excluía casi siempre a quienesse aferraban al old medio, incluso a aquellos querefrescaban lo pintado con su lenguaje antropológi-co u ontogénico actualizado.

Pero ahora que se equiparan los formatos, los so-portes y los credos, y dogmáticos y sectaristas bajan laguardia, se abrió la brecha, y Elvis aprovechó para tirar-nos su buena descarga en la cara y sorprender a mediaHabana con unos lienzos madurados por su insistenciaen los traumas humanos. Ser uno de esos obsesos queno renuncian a lo que les pide el cuerpo y la mente, queesperan y esperan a que llegue su hora y les toque eltiempo del placer le va a permitir ganarle a cualquierbeligerancia por dura que sea. La agresiva elegía de supintura en Antes del amanecer es orgánica en su em-plazamiento y composición de imagen y lenguaje con-temporáneos, local hasta el dramatismo medular de símismo y tan universal como el dolor y el pánico extendidos

Andrés D.AbreuCuba

por el culto mediático a partir del 11 de septiembre, un miedo realque en algunos lugares nunca ha dejado de existir como unacatástrofe lenta, torturante, que hace a los inconformes, al menos,gritar su alma. Y si en ese alarido del más hondo adentro está ladeclaración que los nuevos días solicitan del artista, Elvis Cellez notiene por qué preocuparse: mientras otros dormían o se mar-chaban, él pintaba en la noche, y ahora solo le resta aprove-char el alba.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n204_04/mirada.html

Elvis Cellez, La espera.

na selección de obras del artis-ta gráfico José Gómez Frémezfue la confirmación visual deltexto de los intelectuales cu-banos «A los amigos del

mundo», donde se expresa el agradecimien-to a la posición solidaria de los firmantes dela declaración Detengamos una nueva ma-niobra contra Cuba.

Gráfica violenta, incisiva, comprometidacon una realidad que se manifiesta en susextremos: la miseria y el consumismo quealienta dominan las sociedades de consu-mo, son los rasgos expresivos de los colla-ges que se exhiben en la sala Rubén MartínezVillena de la Unión de Escritores y Artistasde Cuba.

Esta exposición se presenta como fide-digna proclamación en «panfletos ilustra-dos»—como el escritor Lisandro Oterodefiniera la impronta de Frémez—; vertien-do en imágenes su denuncia, y como exten-sión visual del manifiesto de los intelectualescubanos y extranjeros en apoyo a la inde-pendencia y la autodeterminación de lanación cubana y en contra de las manio-bras en Ginebra.

Hay obras desde el 68 del siglo pasado—la mayor parte es del siglo XX—, del siglonuevo una o dos cosas. Trabajos que hice enuna época que son con la técnica del collage,imposibles de reproducir a color, por eso sonen blanco y negro. Pero lo importante eraevidenciar que lo que está reflejado en miobra no es nuevo, por eso las obras de esaépoca pueden aplicarse en la actualidad, sivemos que cada Presidente de los EE.UU. dejachiquito al otro, en materia de estupidez yde prepotencia.

Lo único que trato es mostrar las doscaras de la moneda a la vez. Esto produceuna fórmula muy sencilla, no hay gran elabo-ración teórica... lo puedes ver en cualquierlugar del mundo que va al abismo. Yo soyconservador con esas imágenes, no estoydenunciando nada, estoy simplemente cons-tatando un hecho. Y pienso que a veces mequedo corto.»

No solo por la actualidad de su discursopolítico se hace imprescindible una revisióndel conjunto de trabajos que ha sido recom-puesto formalmente con las tecnologías di-gitales, no como vía de crear otros campossemánticos, sino de penetrar más su pro-nunciamiento ideológico.

Yo he trabajado con casi todas las técni-cas, incluso del siglo XIX. La necesidad decrear te va imponiendo la búsqueda de losmecanismos de cómo hacerlo. El problemaes no quedarse sin hacerlo. Yo siempre digoque si la computadora no existiera yo hubie-se tenido que inventarla.

Pero pasa una cosa, para espanto yhorror de los adictos a las computadoras,yo digo que son muy brutas porque solopueden hacer lo que tú les mandes, comoun criado obediente, disciplinado. El pro-blema está en no dejarse colonizar por latécnica. Como diría Cantinflas, me pareceque ahí está el detalle. Porque lo que tieneuno en el lado izquierdo del pecho y en lacabeza nunca va a ser sustituido.

Antes que experimental, sabemos queFrémez es ese prolífico artista que experi-menta.

Estoy buscando siempre una vía de co-municación mejor o alternativa. La idea eshacerlo; el cómo me lo tienen que dar lascircunstancias. Un poco poseo una actitudguerrillera en ese sentido. Tengo que crearmis recursos para decir lo que quiero, si noestán hay que inventar.

Aunque usar tecnologías modernas no sig-nifica necesariamente estar «a la vanguardia».

La tecnología es de vanguardia, pero elartista puede ser de la retaguardia más pro-funda. Dominar la técnica, no que la técnicate domine a ti. Posibilidad de insertarte enel mundo moderno sin perecer, si no somosmutiladores de ideas.

Yo pienso que hay que hacer una sínte-sis entre la galaxia Gutemberg y el mundoBill Gates. No hay más remedio.

Para el arte gráfico es importante tenerla,renunciar sería suicida. La lucha es porqueesa tecnología tenga un rostro humano.Sentir que detrás de la máquina hay un serhumano con algo que decir.

Usted es uno de los artistas donde con-fluye orgánicamente, y felizmente, una crea-tiva asimilación de la tecnología, una válidaexpresión estética, pero también una con-ciencia política. («Las cuchipandas gráficasde Frémez porque no tiene culipandeos conel enemigo», decía Samuel Feijóo).

Eso es lo primero, la conciencia política,eso es lo que manda. Y te hago mi historia,yo empecé muy joven como aprendiz —esees un nombre muy bueno para un mensajero—de una empresa de publicidad norteamericana

que tenía una oficina en La Habana, la HarryW. Graft, cuya sede principal estaba en NuevaYork. Tenía que ir de casa en casa pregun-tando la opinión de la gente sobre la publi-cidad. Yo aprendí cómo era esa martingala ycómo se le vendía a la gente el producto; ycuando llegó la Revolución en el 59 empecéa tratar de entender cómo aquel mecanismode mercado podría adecuarse a la nueva si-tuación que vivía el país, cómo el mundoreal, y no el de los anuncios, entonces,podría ser lo bello.

Hay una frase suya que en síntesis pu-diera ser la función del cartel: «el cartel en laRevolución supone un compromiso con lacreatividad y la vanguardia revolucionaria».

El cartel cubano es un fenómeno atípico.Cuando triunfa la Revolución hubo un mo-mento que tuvimos el poder, pero no losmedios. Ahí el cartel jugó un papel, sobretodo en un país acabado de alfabetizar, eramás importante transmitir con imágenesque con texto.

Avanzada la década del 60, el cartel sevuelve imprescindible; la gente, incluso, poníalos carteles en su casa. La interrelación artis-ta-pueblo en ese sentido es muy fructíferaporque el cartel brinda la posibilidad de vertu obra en todas partes.

Además, el cartel es un hecho social, lofue siempre. No está desligado a los avata-res del hombre. Es un fenómeno ante todosocial.

La gráfica de ahora, ¿educa al ojo alerta? Te voy a citar a Lezama quien me dijo:

«joven, usted está planteando una situaciónlímite», o sea, quiere decir que hay una crisis,que tiene que haber un rompimiento paracambios.

Pienso que estamos en una crisis de cre-cimiento donde el final del trabajo tenga queser un mensaje convincente, pero ademásvisualmente bien recibido. Tiene que ser ungrito.

El problema está en fomentar la imagi-nación, en crear nuevos códigos de comuni-cación que exige la época de la digitalización,y sobre todo requiere talento.

Pienso que tenemos el material huma-no, y hay gente con talento que tiene queinsertarse en la tradición del cartel cubano.Esa gente está, y han recogido la bandera.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n206_04/206_24.html

Ilustraciones: Frémez

Sandradel ValleCasalsCuba

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Impreso en los talleres del Combinado Poligráfico Granma

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El salón de Las Américas estaba dispuesto como para cualquierConsejo Permanente. Los representantes de cada una de las misio-nes que integran la OEA se hallaban distribuidos con sus micrófo-nos y su rótulo, en orden alfabético, frente al expositor, esta vez noun estadista, no un economista, no un político, ni siquiera un espe-cialista, sino un poeta. No era muy nutrida la asistencia —creían—,me imagino que no habría grandes consecuencias de esta interven-ción promovida por la Cátedra de las Américas. El poeta lo sabía,visitado por lo efímero del instante: a veces la luz, a veces el sentido,

a veces la imagen y siempre, casi inaccesible, el poema. «No soy un pensador lógico nisiquiera un buen pensador: soy un poeta local».

Derek Walkott midió exactamente su oportunidad ante esta audiencia. Leyó y comentóEl viajero afortunado. Ese hombre, un hombre común que no regresará al sitio donde el viaje lolleva y, sin embargo, sus ojos no pueden prescindir de la piel que lo hace sensible. Más allá delpaisaje, de la anécdota, está el drama humano. El siglo XX nos asombró con su audaz carrera demuerte, de hambre, de enfermedad que se prolonga, aunque pretendamos obviarlo en el sigloXXI como si se tratara de una espantosa perpetuidad.

Stefania Mosca

EE.UU.

No pueden la burocracia, la supuesta exactitud de los procedimientos ni la codiciosa miradade los que se entretienen en los pasillos del poder, no pueden —aunque a veces lo olvidan otratan de olvidarlo— negar la realidad. Los cuerpos, el desastre, la condición humana, quedesgarran cotidianamente el milagro de la vida, ante la indolencia calculada de los comunicado-res, de los hacedores del poder como espectáculo.

No recuerdo muy bien de cuál origen, pero he visto correr el rumor de que la RevoluciónBolivariana es un espectáculo. Siento disentir. Es obvio, como lo dejó entrever Walkott, que elpoder no tiene otro espacio que el espectáculo, el aparentar ser un entretenimiento, casi banal,aunque como consecuencia de las resoluciones, documentos, notas verbales, etcétera… depalabras y palabras tergiversadas, manipuladas, desequilibradas, el resultado sea la muerte, lainjusticia y el horror, casi indiferenciado, en la dosis implacable de la violencia cotidiana. LaRevolución Bolivariana (y no puedo negar que la palabra revolución me pesa por su carga desangre) es, justamente, una forma que ha nacido y sobrevivido a la omnipresencia de la espec-tacularidad, del espacio dominante de los medios de comunicación que tejen, sin ningúnescrúpulo, los argumentos de las realidades convenientes.

Contra los medios, contra su omnipotente poder, se ha levantado y continuado el procesobolivariano. Algo inexplicable es cómo pudimos salvarnos del mensaje eternamente presentede una versión de lo real que no toca los cuerpos, sino más bien los niega.

Walkott llama a que despierten los notables oyentes y se asomen a lo real con vida propia,que no nieguen en las parafernalias de la política el sufrimiento de millones de niños, ladesdicha de hombres y mujeres a la deriva, sin sentido. Es el momento oportuno para cambiarel norte de esos barcos desvencijados como son hoy estos foros políticos, que no se ocupan delos contenidos, sino de los efectos, como si urdieran programaciones televisivas, convertidas enaparatos para encubrir el ejercicio indiscriminado de la dominación y la injusticia, de la exclu-sión y la indolencia. Utilizan las buenas causas, los buenos fines para estigmatizar a su conve-niencia a los países fuera de su dominio.

El secretario de la OEA, Luigi Enaudi, volvió a demostrar su inteligencia: entendió el mensaje deWalkott y agradeció (acaso irónicamente) su llamado a abandonar los espacios fantasmales de losargumentos para visitar, con ojos sensibles, el espectro humano y reencontrarse con la compasión,compartir el dolor del otro que hoy, extendido por el planeta, es mayor de lo que podemos imaginar.

http://www.lajiribilla.cu/2005/n207_04/207_22.html