bourdieu cosas dichas

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Editorial Gedisa ofi·ece los siguieol£s titulos de la COLECCION ELMAtWFEROPARLANTE Esta colccci6n editorial, dirigida por Eliseo Veron, consta de las obras de Ios mas prcstigiosos autores de wdo el mundo, y de un amplio espectro de tcmas, dividida en Serie Mavor -dedicada a temas te6ricos, tecnicos y profesionales- y Serie Menor -para mi publico mas amplio-. Serie Mayor ELISEO VERON La semiosis sodal ALAIN BERRENllON1'ER Elementos de pragmdtica li11giifstica PAUL YOi\'i\'EI' Juegos, modas y musas PlERRE BOURDDlU Cosas dichas S€lieMenor MARCAUGE Elliojerosuhtemi11eo MARCAL'Glt Trawslaporlosjardi11es de Luxemhurgo ELISEO VERON Co11struir el aco11teci111ie1110 COSAS DICHAS por Pierre Bourdieu gedisa

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Entrevista a P. Bourdieu.

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  • Editorial Gedisa ofiece los siguieols titulos de la

    COLECCION ELMAtWFEROPARLANTE

    Esta colccci6n editorial, dirigida por Eliseo Veron, consta de las obras de Ios mas prcstigiosos autores de wdo el mundo, y de un amplio espectro de tcmas, dividida en Serie Mavor -dedicada a temas te6ricos, tecnicos y profesionales- y Serie Menor -para mi publico mas amplio-.

    Serie Mayor

    ELISEO VERON La semiosis sodal

    ALAIN BERRENllON1'ER Elementos de pragmdtica li11giifstica

    PAUL YOi\'i\'EI' Juegos, modas y musas

    PlERRE BOURDDlU Cosas dichas

    SlieMenor

    MARCAUGE Elliojerosuhtemi11eo MARCAL'Glt Trawslaporlosjardi11es

    de Luxemhurgo

    ELISEO VERON Co11struir el aco11teci111ie1110

    COSAS DICHAS

    por

    Pierre Bourdieu

    gedisa

  • Titulo de! original en frances: Choses dites . by Les Editions de Minui~ Paris. 1987

    Director de la colecci6n El Mamifero Par/ante: Eliseo Ver6n Traducci6n: Margarita Mizraji llustraci6n de cubierta: Alfredo Landman

    Primera edici6n: mayo de 1988, Buenos Aires, Argentina

    Derechos para todas las ediciones en castellano

    by Editorial Gedisa, S. A. Muntaner, 460, entlo, 11 Tel. 201 6000 08006 -Barcelona -Espana

    ISBN 950-911343-3 Hecho el dep6sito que establece la ley 11.723

    Impreso en Argentina Printed inArgentina

    Queda prohibidalareproducci6n total o parcial porcualquiermcdio de impresi6n, enfor-ma identica, extractada o modificada, en castellano o cualquier otro idioma.

    A la memoria de mi padre

  • INDICE

    PREF ACIO ... ... .......... ........ .......... .... .. . ... ............. .. ...... ... .. .. . 11

    I. lTINERAI\!O ................................................................... 15 "Fieldwork in philosophy".............................................. 17 Puntos de referencia ....................................................... 44

    II. CONFRONTAC!ONES ...................................................... 65 De la regla a las estrategias .......................................... 67 La codificaci6n ................................................................ 83 Soci6logos de la creencia y creencia

    de las soci6logos...................................................... 93 Objetivar el sujeto objetivante ....................................... 98 La disoluci6n de lo religioso ........................................... 102 El interes de! sociologo ................................................... 108 Lectura, lectores, letrados, literatura ........................... 115

    Ill. APERTURAS ...................................................................... 125 Espacio social y poder simbolico .................................... 127 El campo intelectual: un mundo apmte ........................ 143 Los usos de! "pueblo"...................................................... 152 La delegacion y el fetichismo politico ............................ 158 Programa para una sociologfa de! deporte .................... 173 El sondeo 1 una "tiencia" sin sabio ................................. 185

    lNDICE ANALIT!CO ....... , ............................................................ 193

  • . "Fieldwork in philosophy"

    P. -lCual era la situacion intelectual en el momento de sus estudios: marxismo, fenomenologia, etc.?

    R. -Cuando yo estudiaba, en los aiios 50, la fenomenologia, en su variante existencialista, estaba en su apogeo, y habia leido muy temprano Elser y la nada, ademas de Merleau-Ponty y Husserl; el marxismo no existia verdaderamente como -posici6n, en el cam:Po in-telectual, aun si autores como Tran-Due-Tao llegaban a hacerlo exis-tir presentando la cuestion de su relaci6n con la fenomenologia. Ademas, hice en ese moniento una lectura escolar de Marx; me inte-resaba sobre todo en el joven Marx y me habfan apasionado las Tes is sobre Feuerbach. Pero era la epoca de! stalinismo triunfante. Muehos de mis condiscipulos que se han vnelto ahora violentos anticomunis-tas estaban en el partido comunista. La presi6n staliniana era. tan exasperante que, hacia 1951, habiamos fun dado en la Escue la normal (estaban Bianco, Comte, Marin, Derrida, Pariente y otros) un Comi-te para la defensa de las libertades, que Le Roy Ladurie denunciaba a la celula de la Escuela ...

    La filosofia universitaria no era apasionante .. Aunque habia gente muy competente, como Henri Gouhier, con qillen hice una "me-moria" (una traduccion comentada de las Animadversiones de Leib-niz), Gaston Bachelard o Georges Canguilhem. Fuera de la Sorbona, y sobre todo en la Escuela de Altos Estudios y en el College de Fran-ce, estaban tambien Eric Weil, Alexandre Koyre, Martial Gueroult, cuyas enseiianzas segui una vez entrado en la Escuela normal. Todas estas personas estaban fuera de! curso ordinario, pero es un poco gra-cias a ellos, a lo que representaban, es decir a una tradicion de historia de las ciencias y de la filosofia rigurosa (y gracias tambien a la lectu-radeHusserl, todavia muypoco traducido en esa epoca), que trate, con aquellos que, como yo, estaban un poco fatigados de! existencialismo,

    1 Entrevista con A. Honneth, H. Kocyba y B. Schwibs, realizada en Paris en abril del9~5 y publicada en alem~n bajo el Utulo "Der Kampf um die symbolische OrdnUng", Asthetik und Kommunikation (Francfort), 16, nil 61-62, 1986.

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  • de superar un poco la lectura de Jos autores clrisicos y de dar un sen-tido a la filosoffa. Hacia matematicas, historia de las ciencias. Hom-bres como Georges Canguilhem, y tambien Jules Vuillemin, fueron para mi, y para algunos otros, verdaderos "prof etas ejemplares" en el sentido de Weber. En el periodo fenomenol6gico-eicistencialista, en queno eran muyconocidos, parecian indicar la posibilidad de una nue-va via, de una nueva manera de cumplir el rol de fil6sofo, lejos de los vagos topos, sobre los grarides problemas. Estaba tambien la revista Critique, en su mejor epoca, donde se encontraba Alexandre Koyre, Eric Weil, etc., y unainformaci6n a la vez ampliay rigurosa sabre los trabajosfranceses y sabre todo extranjeros. Yo era menos sensible que otros, sin duda por razones sociol6gicas, al aspecto Bataille-Blanchot de Critique. Laintenci6n de ruptura, mas bien que de "transgresi6n", se orientaba en ffiihacia los poderes instituidos, y especialmente con-tra la instituci6n universitaria y todo lo que en'cubria de violencia, de impostura, de tonteria canonizada, y, a traves de ella, contra el orden social. Eso quiza porque no tenia cuenta que saldarcon lafamilia bur-guesa, como otros, y me encontraba por Jo tan to menos inclinado a las rupturas simb6licasevocadasenLes heritiers. Pero creo que la volun-tad de nicht mitmachen, como decia Adorno, la negativa a compromi-sos con la instituci6n, empezando por las instituciones intelectuales, no me abandon6 nunca.

    Muchas de las disposiciones intelectuales que tengo en comiin con la generaci6n "estructuralista" (Althusser y Foucault especial-mente) -P. -lNunca se interes6 por el eicistencialismo?

    R. -Lef a Heidegger, mucho y con una cierta fascinaci6n, es-pecialmente los analisis de Sein und Zeit sabre el tiempo publico, la historia, etc., que, junto con los analisis de Husserl en Ideen II, me ayudaron mucho-asi coma Schiitz mas tarde- en mis esfuerzos por analizar la experiencia ordinaria de lo social. Pero nun ca participe de! mood existencialista. Merleau-Ponty ocupaba un-lugar aparte, por lo menos en mi opinion. Se interesaba por las ciencias de! hombre, par labiologfa,y dabalaidea de lo quepuede seruna refleici6n sabre el pre-sente inmediato -por ejemplo, con sus textos sabre la historia, sabre el partido comunista, sobrelos procesos de Mosen- capaz de escapar a las simplificaciones sectarias de la discusi6n politica. Parecia repre-

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    sen tar una de las salidas posibles fuera de la filosofia charlatana de la instituci6n escolar. (. .. ) p ~ _::lPero, un soci6logo' dorninaba la filosofia en ese rnoil1ento?.

    R; -No, era un simple efecto de autoridad de la instituci6n. Y nues-tro desprecio por la sociologfa era redoblado por el hecho de q?-e un

    . soci6Jogo podfa presidir eljurado en los concursos de filosofia e impo-nernos sus Jecciones, que juzgabamos nulas, sob re Plat6n o Rousseau. Este desprecio por las ciencias sociales se perpetu6 entre los norma-

    ... Jistas fi16sofos -que representaban la "elite", por lo tanto elmodelo dominante...:. hasta los ai\os 60. En esa epoca, no existia masque una sociologfa empfrica mediocre, sin inspiraci6n te6rica ni empfrica. Yla

    '. seguridad de losfil6sofos normalistas sevefa reforzadapor elhech_ode que Jos soci6logos surgidos entre las dos guerras, Jean s_toetzel 0 aun Georges Friedmann, que habfa escrito un libro bastante endeble sol;'~e Leibniz y Spinoza, se Jes aparecian como el producto de una vocac10n negativa. Era aun mas claro para los primeros soci6logos ~e las _anos 45 que, con algunas excepciones, no habian pasado par la ~a regia,_Ja Escuela normal y concursos, y que, para algunos, habfan s1do desvm- dos hacia la sociologfa pot su fracaso en filosofia.

    P. -lPero .c6mo .se oper6 el cambio de los ai\os 60?

    R. -El estructuralisrno fue muy importante. Por prirnera vez, un:i ciencia social se impuso como una disciplina respetable, hasta dom1-nante. Levi-Strauss que bautiz6 su ciencia como antropologfa, en Jugar de etnologfa, r~uniendo el sen~ido a~glosaj6~ y el viejo sentido filos6fico aleman ~Foucault traduc1a, cas1 en el m1smo momenta, la Antropologfa de Kant-, ennobleci6 la ciencia del hombre, asi co~sti

    . tuida, gracias a la referencia ~ Sauss~re ya la lingiiisti~a como cien-cia prestigiosa, a la cual Jos filosofos nusmos estaban obhgados a refe-rirse. Es el momento en que se ejerce con toda su fuerza lo queyo llamo el efecto -logia, porreferencia a ~dos los_titul?s que utiliz_an. esta_d~sinencia arqueologfa, gramatologia, sem1ologia, etc., expres16n VIs1ble del esfuerzo de Jos fil6sofos por borrar la frontera entre la ciericia y la filosofia. Nunca tuve mucha simpatia por estas reconversion es a me-dias que permiten acumular al menor ?~sto las v~ntajas _de la cienti-ficidad y las ventajas que otorga la pos1c16n de filosofo. P1enso que en ese momento era necesario poner enjuego la posici6n de fil6sofo y todo SU pfestigiopara operaruna verdaderareconversi6n cientifica. Y, por mi parte, al mismo tiempo que trabaja?a para poner_en p~actic~ el,mo-do de pensamiento estructural o relacrnnal en la socrnlogia, res1sti con

    2 Se trilta de Georges Davy; '11timo sobreviviente de la escu~la durkheimiana.

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  • todas misfuerzas a las formas mundanas del estructuralismo. Yes-taba tan to menos inclinado a la indulgencia hacia las transposiciones mecanicas de Saussure o Jakobson en antropologia o en semiologia que se practicaron en los afios 1960, cuanto que mi trabajo filosofico me habia conducido muy temprano a leer muy bien a Saussprre: en 1958-59 hice un curso sobre Durkheim y Saussure en el cual trate de descubrir los limites de las tentativas para producir "teorias puras".

    P. -lPero usted se convirti6 en etn6logo en principio?

    R. -Habia emprendido investigaciones sobre la "fenomenologia de la vida afectiva", o mas exactamente sobre las estructuras temporales de la experienciaafectiva. Para conciliar la inquietud por el rigor y la Ms-queda filos6fica, queria hacer biologia, etcetera. Me pensaba co mo fil6-sofo y me llev6 mucho tiempo confesarme que me habia vuelto etn6lo-go. El prestigio n:uevo que Levi-Strauss habia dado a esta ciencia me ayudo mucho, sin duda. ( ... ) Hice a la vez investigaciones que se podrian decir etnol6gicas, sobre el parentesco, el ritual, la econonia P.recapitalista, e investigaciories que se dirian sociol6gicas, espe-cmlmente encuestas estadisticas realizadas con mis amigos de! l.N.S:E.E., Darbel, Rivety Seibel, que me aportaron mucho. Queria, por ejemplo, establecer el principio, nunca claramente determinado en la tradicion te6rica, de la diferencia entre proletariado y subprole-tariado; y, al analizar las condiciones econ6micas y social es, de la apa-rici6n del calculo econ6mico, en materia de economia pero tambien de fecundidad, etc., trate de mostrar que el principio de esta diferencia se situa al nivel de las condiciones econ6micas de posibilidad de conductas de preui.~wn racional, de las cuales las aspiraciones revolu-cionarias constimyen una dimension.

    P. ~Pero este proyecto te6rico era inseparable de una metodologia: .. R. -Si. Relei, por cierto, todos los textos de Marx-y muchos otros so-?re la cuesti6n (es sin duda la epoca en que mas lei a Marx, y aun el mforme de Lenin sobre Rusia). Trabajaba tambien en la noci6n mar-xista de autonomia relativa eri relaci6n con las investigaciones que es-taba comenzando sobre el campo artistico (un breve libro, Marx, Proudhon, Picasso, escrito en frances entre las dos guerras por un emi-grado aleman, de nombre Marx, me fue muy util). Todo esto antes del retorno fuerte del marxismo estructuralista. Pero queria sobre todo

    s~lir de la especulacion; en esa epoca, los libros de Franz Fanon, espe-cialmente Les damnes de la terre , estaban de moda y me parecian a la vez falsos y peligrosos.

    P. -U sted hacia al mismo ti em po investigaciones de antropologia.

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    R. -SLY las dos estiiban estrechamente ligndas. Porque queria com-Prender, a traV~s de .n:'i~. an81isis ~e )~ conc}e~c1a" tt::n:iPo~al, 11las condiciones de la adqms1C16n del "hab1tus econom1co cap1tahsta en-personas formadas en un cosmos precapi~lista. Alli, de nuevo por la observaci6n y la medidayno poruna reflex16n de segunda mano sobre material de segunda mano. Queria tam bi en resolver problemas pro-piamente antropol6gicos, especialmente a~uellos q".~ me planteaba el erifoque estructuralista, He contado en la mtroducc10n aLe S~n~ pra-tiqlfe c6mo descubri con estupefacci6n, recurriendo ~la estad1st1ca, lo que raramente se hacia en etnologia, que el casamie?to cons1d~rado como tipico de las sociedades arabe-bereberes, es decir el casam1ento coirla prima paralela, representaba mas o menos el 3. o 4% de_los ca-sos, y el 5 a 6% en las familias !"arabuticas, ma~ ;stnctas; mas orto-doxas. Eso me obligaba a refleXIones sobre la noc10n de parentesco, de

    . regla, de reglas de parentesco, que me conducian a las anti?odas de la tradici6n estructuralista. Y la misma aventura me sucedia con el ri-tual: coherente, 16gico, ha~ta un cierto punto, el si.stema de l~s opoi-ciones constitutivas de la 16gica ritual se revelaba mcapaz de mtev,r& todos los datos recogidos. Pero necesite mucho tiempo para romper verdaderamente con algunos de los presupuestosfundament~les ~el estructuralismo(que hacia funcionar simultaneamente en soc1ologm, pensando el mundo social coiilll espacio de relaciones o?jetivas .tras-cendente con relaci6n a !Os agentes e irreductible a las mteracc1ones . entre Jos individuos). Fue necesario que descubriera, por el retorno a terrenos de observaci6n familiares, por una parte la. socieda~ be~~nesa, de donde soyoriginario,ypor otra pa~'7 el !"undo umvers1t~~10, los presupuestos objetivistas -como el pnvilegio de la observa01?n.co~ relaci6n al indigena, consagrado a la inconsciencia-q~eestan '11 scn-tos en el enfoque estructuralista. Y luego fue necesar10, creo, que sa-liera de la etnologia como mun do social; volviendome soci6logo, para que ciertosplanteos impensables sevolvi~ran.~osibles. C~n es~, rio re-lato mi vida: trato de aportar una contnbuc10n a la soc10logm de la ciencia. Lapertenencia a un grupo profesional ejerce un-efecto de ce11-sura que va inucbo masalla de los apremios institucionales 0 per_so-nales: hay cuestiones que nose presentari, que nose pueden presen, tar, porque tocan a las creencias fundamentale~ qu_e estfo enla,b":se de la ciencia y de] funcionamiento del campo c1enti~co. Es !o que m-dica Wittgenstein cuando recuerda que la duda radical esta tan pro-fundamente identificada con la postura filos6fica que un filosofo bien formado no piensa en poner en duda esta duda.

    P. -Cita a menudo a Wittgenstein. lPor que?

    R. -Wittgenstein es sin duda el fil6sofo que me ha sido mas util en los inomentos dificiles. Es una especie de salvador para los tiempos de

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  • gran apuro intelectual: cuando se trata de cuestionar cosas tan evi-dentes como "obeceder a una regla". 0 cuando se trata de decir cosas tan simples (y, al mismo tiempo, casi inefables) como practicar una practica.

    P. -lCual era el principio de su duda en lo referente al estructu-ralismo?

    R. -Queria reintroducir de alguna manera a los agentes, que Levi-Strauss y los estructuralistas, especialmente Althusser, tendian a

    (abolir, haciendo de ellos simples epifen6menos de Ia estructura. Digo i bien agentes y no sujetos. La acci6n no es la simple ejecuci6n de una \ regla, la obediencia a una regla. Los agentes sociales, en las socieda-des.arcaicas como en las nuestras, no son mas aut6matas regulados .como reiojes, seglin !eyes mecanicas que Jes escapan. En los juegos mas complejos, Jos intercambios matrimoniales por ejempio, o las

    : practicas rituales, comprometen los principios incorporados de un ha-: bitus generador: este sistema de disposiciones puede ser pensado por 'analogiacon lagramaticagenerativa de Chomsky, con ladiferenciade i que se trata de disposicionesadquiridas por la experiencia, por lo tan-\ to variables seglin los lugares y los mementos. Este"sens dujeu", (sen-tido deljuego), como decimos en frances, es lo que pernrite engendrar una infinidad de "golpes" adaptados a la infinidad de situaciones po-sibles que ninguna regla, por compleja que sea, puede prever. Por lo tan to, he sustituido lasreglas de parentesco por las estrategias matri-moniales. Alli donde todo el mundo hablaba de "reglas", de "modelo", de "estructura", un poco indiferenciadamente, coiocandose en un pun-

    / to de vista objetivo, el de Dios Padre que nrira a los actores social es co-l mo marionetas cuyas estructuras serian los hilos, todo el mundo ha-!, bla hoy de estrategias matrimoniales Oo que implica ubicarse en el \punto de vista de Ios agentes, sin hacer de ellos por eso calculadores / racionales). Es necesario evidentemente quitar a esta palabra sus ' connotaciones ingenuamente teleol6gicas: las conductas pueden ser ; orientadas con relaci6n a fines sin estarconscientemente dirigidasha-cia esos fines, dirigidas por esosfines. La noci6n de habitus fue inven-tada, si puedo decirlo, para dar cuenta de esta paradoja. Asimismo, el becho de que las practicas rituales sean el producto de un "sentido prf.ctico", y no de una especie de calculo inconsciente ode Ia obedien-cia de una regla, explica que los ritos sean coherentes, pero con esa co-herencia parcial, nunca total, que es la de las construcciones practi-cas.

    P. -Esta ruptura con el paradigma estructuralista lno arriesgaria hacerlo recaer en el paradigma "individualista" de! calculo racional?

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    R. ,-Se puede comprender retrospcctivamente -de hecho, las cosas no pasan asi en la realida

  • /sici6n durable a Jas condiCiones semejantes o aquellas en ]as cuaJes \ estan coloca
  • "lado activo" del conocimiento prcictico que la tradici6n materialista especialmente con Ja teoria del "reflejo", le habfa abandonado. COns~ 1truir la noci6n de habitus como sistema de esquemas adquiridos que /funcionan en estado practico como categorias de percepci6n yde apre-i ciaci6n o como principios de clasificaci6n al mismo tiempo que como 'principios organizadores de la acci6n, era constituir al agente social en su verdad de operador practico de constru~ci6n de objetos.

    ~-Toda SU obra, y especialmente las criticas que usted dirige a ]a ideologia del don, o, en el terreno te6rico, a la intenci6n profundamen-te antigenetica de! estructuralismo, se inspira en la preocupaci6n de reintroducir la genesis de las disposiciones, la historia individual.

    ~-En este sentido, si me gustase eljuego de los rotulos que se prac-bca mucho en el campo intelectual desde que ciertosfil6sofos introdu-Jeron en el las modas y los modelos de! campo artistico, diria que trato :de elaborarun estructuraUsmogenetico: el amilisis de las estructuras :objetivas -las de los diferentes campos- es inseparable de] analisis :de la genesis en el seno de los individuos biol6gicos de las estructuras imentales que son poruna parte el producto de la incorporaci6n de las :estructuras sociales y de! analisis de la genesis de estas estrucmras jsociales mismas: el espacio social, y los grupos queen else distribu-!yen, son el producto de luchas hist6ricas (en las cuales los agentes se ;comprometen en funci6n de su posici6n en el espacio social y de las es-tructuras mentales a traves de las cuales aprehenden ese espacio).

    P. -Todo esto parece muy lejos del determinismo rigido y de! sociolo-gismo dogmatico que se le atribuye a veces.

    R. -No puedo reconocerme en esa imagen y no puedo evitar ver la explicaci6n en una resistenciaal analisis. Encuentro en todo caso bas-tante ridiculo que soci6logos e historiadores, que no son siempre los que estan mejor armados para entrar en estas discusiones filos6ficas

  • fesorde~losofia preparatoria sobre sus alum nos: estaba la fotografia, la profes16n
  • :divisi6n, hace acceder a 1a existencia visible. Lo que es seguro es que, dentro de ciertos limites, las estructuras simb6licas tienen un poder absolutamente.extraordinario de constituci6n (en el sentido de la fi-losofiay de la teoria politica) que se ha subestimado mucho. Pero estas estructuras, aun si les deben sin duda mucho a las capacidades espe-

    cffi~.s de! espfritu humano, como el poder mismo de simbolizar, de anbc1par el porvenir, etc., me parecen definidas en su especificidad por las condiciones hist6ricas de su genesis.

    ~ -'-La intenci6n de. ruptura con el estructuralismo, pues, ha sido s1empre muy fuerte en usted, al mismo tiempo que la intenci6n de traer al terreno de la socio logia las adquisiciones de! estructuralismo intenci6n que desarrolla en su articulo de 1968 "Structuralism and Theory of Sociological Knowledge", aparecido en Social Research.

    R. -El !ln~lisis retrospectivo de la genesis de mis conceptos que us-ted. me mVIta a hacer es un ejercicio necesariamente artificial, que amesga hacerme caer en "la ilusi6n retrospectiva". Las diferentes el~cciones te6ricas fueron sin duda mas negativas que positivas, en su ongen, ).'.es probable que tuvforan tambien por principio la busqueda de solu?ones a problemas que se podria decir person ales, como la pre-ocupac16n de aprehender rigurosamente problemas politicamente candentes que ~in duda orient6mis elecciones, trabajos sobreArgel en Homo academzcus pasando por Les Heritiers, o esa suerte de pulsio-nes pro.fundas y muy parcialmente conscientes que llevan a sentirse en afimdad o en aversi6n con ta! o cual manera de vivir la vida inte-lectual, por lo tan to a sostener o a combatir ta! o cual toma de posici6n filos6fica o cientifica. Creo tambien que siempre fui fuertemente mo-tivado .en m!s. elecciones por la resistencia a los fen6menos de moda y a las d1spos1c10nes, que percibia como frivolas es decir deshonestas de aquellos que se hacian sus c6mplices: por efemplo muchas de 'ini~

    ( estrategias de investigaci6n se inspiran en la pre;cupacio;; de re-chazar la ambici6n totalizante, que se identifica de ordinario con la filosofia. Asimismo, siempre mantuve una relaci6n bastante ambiva-lente con la E~cuela.de Frankfurt: las afinidades son evidentes, y sin embargo sentia un cierto enervamiento ante el aristocratismo de esta c~itica globalizante que conservaba todos lo rasgos de la gran teoria sm dnda por lainquietud de no ensuciarse las manos en las cocinas d~ la investigaci6n empirica. Lo mismo con respecto a los althusserianos Y sus intervenciones a la vez simplistas y perentorias que autoriza l~ altura filos6fica.

    Lo que condujo a "disolver" las grandes cuestiones presentan-dolas a prop6sito de objetos socialmente menores, es decir insignifi-cantes, y, en todo caso, bien circunscritos y por lo tanto susceptibles de ser aprehendidos empfricamente, como las practicas fotograficas, es

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    la inquietud por reaccionar contra las pretensiones de la gran crftica. Pero no reaccionaba-rnenos contra el empirismo microfrenico de La-zarsfeld y de sus epigonos europeos, cuyafalsa impecabilidad tecno-16gica escondia una ausencia de verdadera problematica te6pca, i::e-

    . neradora de errores empiricos, a veces muy elementales. (Parentes1s: seria acordarle demasiado a la corriente Hamada hard de la socio logia est8.dounidense, en efecto, r.econocerle el rigor empirico que se atribu-ye oponiendose a las tradiciones mas "te6ricas", a rnenudo identifica-d;~.en Europa. Es necesario todo el efecto de dominaci6n ejercido por

    la ciencia estadouniderise, y tambien la adhesion mas o menos vergon-zOsa' o.inconscieflte a una filosofia positivista de la ciencia, para que p1!5en inadvertidas las insuficiencias y los errores tecnicos que entra-

    iia, en todos los pianos de la investigaci6n, desde el muestreo hasta el !inalisis estadistico de los datos, la concepci6n positivista dela ciencia: nose cuentan los casos en que los pianos de experiencia que remedan el rigor experimental disimulan la ausencia total de un verdadero ob-jeto sociol6gicamenente construido.) P. -Y, en el caso de! estructuralismo, 6C6mo evolucion6 su relaci6n practica con esa corriente?.

    R. -Tambien en este punto, para ser completiimente honesto, creo que fui guiado por una suerte de sentido te6rico, pero asimismo qui-zas ante todo, por el rechazo, bastante visceral, de la postura etica que implicaba la antropologia estructuyalista, de.la relacion. altiva.y leja-~ na que se instauraba entre el erud1to y su obJeto, es dec1r los simples profanos, a favor de la teoria de la practica, explicita en los althusse-. rianQs, que hacian de! agente un simple "soporte" (triiguer) de la es-1 tructura (la noci6n de inconsciente llenaba la misma funci6n en Levi-Strauss). Es asf que, en ruptura con el discurso levi-straussiano sobre las "racionalizaciones" indfgenas, que no pueden aclarar nada al antrop6logo sobre las verdaderas causas o las verdaderas razones de

    . las practicas, me obstinaba en plantear a los informantes la cuesti6n de! porque. Loque me obligaba a descubrir, a prop6sito de los casa-mientos, por ejemplo, que las razones de efectuar la misma categoria de casamiento-en este caso, el casamiento con la prima paralela pa-terna- podian variar considerablemente seglin los agentes y seglin las circunstancias. Estaba en el camino de la noci6n de estrategia ... Y paralelamente, empece a sospechar que el privilegio acordado al anal-sis erudito, objetivista (por ejemplo, el analisis geneal6gico), con respecto a la visi6n indigena era quizas una ideologia profesional. E11, suma, querfa abandonar el punto de vista caballeresco de! antrop6loi go que hace pianos, mapas, diagramas, genealogias. Todo esto esta\ bien, yes inevitable, como un momenta, el de! objetivismo, del proce-i dimiento antropol6gico. Pero no hay que olvidar la otra relaci6n posil

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  • ble con el mundo social, la de Jos agentes realmente comprometidos, 'en el mercado por ejemplo, de la cual dispongo el piano. Es necesario por lo tanto hac-er una teoria de es ta re1aci6n no te6rica, parcial., un poco a ras de tierra, en el mundo social, que es el de la experiencia ordi-naria. Yuna teoria de la relaciOn te6rica, de todo loque supone, comen-zando por la ruptura de la adhesion practica, de la carga inmecliata, en la relaci6n distante, separada, que define la postura erudita.

    Esta visi6n de las cosas que pre sen to en suforma "teOrica" encon-(traba sin duda su principio en una intuici6n de la irreductibilidad de (la existencia social a los modelos que se pueden dar, o, dicho ingenua-\ mente, de la "pululaci6n de la vida", de la diferencia entre las practicas i o las experiencias reales y las abstracciones de! mundo mental. Pero, ! lejos de hacer de ello el fundainento y la justificaci6n de un irra-\cionalismo o de una condenaci6n de la" ambici6n cientffica, trate de \convertir esta "intuici6n fundamental" en principio te6rico, q. ue

  • tercambio (el contrad6n no es solamente diferente, sino diferido) enmascara o niega la estructura objetiva de! intercambio. Pienso que estos analisis encerraban en estado virtual lo esencial de lo que desa-rrolle despues. Es el motivo por el que pude pasarinsensible y muyna-turalmente de! analisis de la cultura berebere al analisis de Jacultura escolar(hice por otra parte coeristirpracticamente las dos actividades entre 1965y1975, puesto que trabajaba a la vez en Jo que debfa con-ducir por una parte a La distinction y por la otra a Le Sens prat1que, dos libros complementarios que hacen el balance de to do ese periodo): la mayor parte de los conceptos alrededor de los cuales se organizaron los trabajos de sociologfa de la educaci6n y de la cultura que empren-dio dirigf en el marco de! Centro de socio logia europea nacieron de una generalizaci6n de las adquisiciones de Jos trabajos etnol6gicos y socio-]6gicos que habia realizado en Argel (eso se ve particularmente bien en el prefacio que escribf para el libro colectivo sobre la fotografia, Un art moyen ). Pienso en particular en la relaci6n entre las esperanzas y las posibilidades objetivas, que habia observado en las conductas econ6micas, demograficas y politicas de los trabajadores '.lrgelinos, y que redescubria en Jos estudiantes franceses o sus fam1has. Pero la transferencia es mas evidente todavia en el interes llevado a las es-tructuras, a las taxonomias ya la actividad clasificatoria de los agen-tes sociales. P. -Y el desarrollo de suinteres empfrico en direcci6n a la educaci6n (Les heritiers) lesta Jigado a su posici6n en el campo intelectual? R.-Es evidente que mi visi6n de la culturay de! sistema_de e~se~anza debe mucho .a la posici6n que ocupo en el campo umvers1tano y sobre todo a la trayectoria que me ha conducido a el (lo que no quie-re decir que se encuentrerelativizada poreso) ya la relaci6n con la in~tituci6n escolar -lo mencione varias veces- que esta trayector1a favorecfa. Pero es evidente tambien que; como acabo de mostrarlo, el analisis de lainstituci6n escolar-es lo que no comprenden los comen-taristas superficiales que tratan mi trabajo mas o menos como si se tratase de una toma de posici6n de] SNES o, a lo sumo, de un ensayo de un catedratico de gramatica de Jiceo en rebeli6n contra las fecho-rias del- "jgualitarismo"- se situaba en una problem3.tica te~ric8: o, mas sirnplemente, en una tradici6n especifica, propia de 18:s c1enc1as de] hombre, e irreductible, al menos parcialmente, a las mterroga-ciones de la "actualidad universitaria" o de la cr6nica politica. Al principio, tenia el proyecto de hacernna critica social de la cultura. Es-cribi un articulo titulado "Sistema de ensefianza y sistema de pensa-:miento'1, donde qneria mostrar que las estructuras mentales, en las sociedades con escritura, son inculcadas por el sistema esco1ar; que las divisiones de la organizaci6n escolar son el principio de las formas de c1asificaci6n.

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    l r t

    I J

    P. -Usted retomaba el proyecto dnrkheimiano de hacer una sociolo-gfa de las estructuras de! espiritu que Kant analiza. Pero introducfa el interes por la dominaci6n social.

    R. -Un historiador de la sociologfa estadounidense, de nombre Vogt, escribi6 que hacer a prop6sito de. la propia sociedad, como trato de hacer, lo que Durkheim habfa hecho a prop6sito de las sociedades pri-mitivas, suponia un cambio considerable de pun to de vista, ligado a la desaparici6n de! efecto de neutralizaci6n que implica la distancia de! exotismo. Desde que se las plan tea a proposito de nuestra sociedad, de nuestro sistema de ensefianza por ejemplo, Jos problemas gnoseologi:, cos que J:)urkheim planteaba a prop6sito de las religiones primitivas se vuelven problemas politicos; no se puede no ver que las farinas de clasificaci6n son formas de dominaci6n, que la sociologia de! conoci' miento es inseparablemente una sociologfa de! reconocimiento y de! desconocimiento, es decir de la dominaci6n simb6lica. (En realidad, esto es cierto aun en las sociedades poco diferenciadas como la socie-dad kabil: las estructuras clasificatorias que organizan toda la vision de! mundo remiten en ultimo termino a la division sexual de! traba-jo). El hecho de enunciar a prop6sito de nuestras sociedades cuestio\ nes tradicionales de la etnologfa, y de destruir la frontera tradicionaV entre la etnologia y la sociologfa, era ya un acto politico. (Concreta-mente, eso se traduce en las reacciones que suscitan las dos formas de trabajo: mientras que mis analisis de las estructuras mentales que son objetivadas en el espacio de la casa kabil no suscitan masque apro-baci6n, es decir admiraci6n, los analisis que pude hacer de las "cate-gorias de! entendimiento profesoral", apoyandome enjnicios emitidos por profesores de preparatoria a prop6sito de sus alumnos o sobre las necrologias delAnuario de los antiguos alumnos de la Escuela normal superior, aparecen como transgresiones groseras y faltas a las conve-niencias. Los esquemas clasificatorios, Jos sistemas de clasificaci6n, l'I oposiciones fundamentales del pensamiento, masculino/femenino,\ derecha/izquierda, este/oeste, pero tambien teoria/practica, son cate} gorias politicas: la teoria critica de la cultura conduce muy natural1 mente a una teoria de la politica. Y la referencia a Kant, en lugar di\ ser nn medio de trascender la tradici6n hegeliana salvando lo uni-/ versa1, como en ciertos pensadores alemanes, es un medio de radicali-\ zar la crftica al plantear en todos los casos la cuesti6n de las condicio-i nes social es de posibilidad;comprendida lacuesti6n de las condicionesi sociales de la critica. Esta Selbstreflexion sociol6gicamente armada) conduce a una crftica s0ciol6gi_cade la crftica te6rica, por 1o tan to a unqi radica1izaci6n y a una racionalizaci6n de la crftica. Por ejemp1o, Ya ciencia critica de las clasificaciones (y de la noci6n de clase) ofrece una de las unicas posibilidades de superar realmente los Ii mites inscritos en una tradici6n hist6rica (conceptual, por ejemplo); estos Ii mites qne

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  • el pensador absoluto realiza alignorarlos. Al descubrir su historicidad la raz6n se da los medios de escapar a la historia.

    P. -Loque es interesante, es ver en el desarrollo de su teoria una bUsqueda te6rica de sus reacciones a su entorno.

    R.-Tome el partido de contarmi itinerario desde este pun to de vista, es decir tratando de proporcionar los elementos de un analisis sociol6-gico de! desarrollo de mi trabajo. Si lo hice, es tambien porque esta especie de autoanalisis forma parte, creo, de las condiciones de desa-rrollo de mi pensamiento. Si puedo decir lo que di go, hoy, es sin duda porque no he cesado de utilizar la sociologia contra mis deteminacio-nes y mis limites sociales; y especialn1ente para transformar los humores, las simpatias y las antipatias intelectuales que son, creo, tan irnportantes en las_elecciones intelectuales, en proposiciones cons-cientes y explicitas.

    Pero la posturaque suinterrogaci6n me hace adoptar, la de laau-tobiografia intelectual, me lleva a seleccionar ciertos aspectos de mi historia, que no son necesariamente los mB.simportantes, o los mas in-teresantes, aun intelectualmente (pienso, por ejemplo, en lo que dije de! tiempo de mis estudios y de la Escuela normal). Pero, sobre todo, eso me lleva a racionalizar de alguna manera a la vez el desarrollo de los acontecimientos y la significaci6n quetuvieron para mi. Aunque no fuese sino por una suerte de pundonor profesional. No necesito decir que much as de las cosas que desempefiaron un papel determinante en mi "itinerario intelectual" me cayeron encima por casua1idad. Mi con-tribuci6n propia, Hgada sin du

  • xis ta, y esta mal. O bien "Bourdieu ~s ~arxista", y est8. mal: Se trata casi siempre de reducir, ode destrmr: Como ci:ando hoy se mterro~a acerca de inis relaciones con Gramsc1 -en qmen se encuent1an, s~n duda porque se mehaleido, muchas cos":s que no pude en contra~ mas que porque no Jo habia leido ... (Lo mas mteresante en Gramsc1, que efectivamente lei recientemente, son los elementos que provee par:i una sociologia de! hombre de aparato de partido y del, ca_mpo ~e los d1-rigentes comunistas de su tiempo- todo lo cual e~ta b1en .Ieios de la ideologia de! "intelectual organico')or la cual es _mas conoc1do). De ~odos modos, la respuesta a la cuestion de sa~er_ s1 un a~tor es m_~rXJsta, durkheimiano o weberiano no aporta cas1 nm gun a mformac10n so-bre este autor.

    Pienso inclusive que uno de los obstaculos para el progreso .de la investigaci6n es este funcionamiento clasificatorio. de! p~i:sa.m1ento academico, y politico, que, a menudo, proscnb; la '!'venc10n mtelec-tual impidiendo la superaci6n de las falsas antmomias y de las falsas divisiones. La 16gica de Jaetiquetaclasificatoria es ~xactam;nte la de! racismo, que estigmatiza al encerrar en l!I}a. esenc1a negat1va. En to-do ca so, constituye, a mi mo do de ver, el principal obstaculo para lo que me parece ser Jajusta relaci6n con los textosy co~ los pensadores d~I pasado. Por mi parte, tango con los au~~es relac101.ies muy pra~~fticas: recurro aellos como a "comp~fieros , en el senbdo ~e la trad1c10!' 'artesanal, a quienes se puede ped1r una ayuda momentanea en las si-l;aciones dificiles.

    P. -Eso me recuerda la palabra "bricolage" que Levi-St~auss emple-aba: usted tiene un problema y utiliza todas las herramientas que le parecen utiles 0 utilizables.

    R. -Si se quiere. Pero la Realpolitik de! concepto que J!ractico no v~ sin una Jinea te6rica que permite escapar al puro :>'. simple eclecb-cismo. Pienso que no se puede acceder a un p;nsam1ento realmente

    ( productivo sino a condici6n de darse los med10s de ten er un pen~a\_miento realmente reproductivo. Me parece que ~sun po co lo que Witt-genstein queria sugerir cuando, en las Verm1schte Bem_erkungen , decia que el nuncahabia inventado naday que todo le habm vemdo de algtln otro, Boltzmann, He~,,Frege, ~ussell_, Kraus, L~os, etc. Yopo-dria producir una enumerac10n semeJant~, sm du~a mas larga. Los fi-16sofos estan rnucho rnaS presentes en mis trabaJOS de Jo que YO pue-da decir, a menudo, por miedo a parecer sacrificar al ritua} filo~6fico de la declaraci6n defidelidad geneal6gica. Y ademas no es tan alh pre-sentes bajo las especies ordinarias ... La busquedasociol6gica.tal como la concibo es tambien un bu en terreno para hacer lo que Austm llama~ ba el fieldwork in philosophy. ." . .

    En este sentido, quiero aprovechar para corregir la impres16n

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    que pude dar. de tomarmelas con la obra de Austin en mis trabajos sobre el lenguaje. En efecto, si se leyera verdaderamente a Austin, que es sm duda uno de los fil6sofos que mas admiro, se percibiria que Jo esenci";l de lo quehe tratado de reintroducir en el debate sobre el per-fonnativo se encontraba ya alli dicho, o sugerido. Apuntaba en reali-dad a las lecturas formalistas que redujeron las indicaciones socio!O-gicas de Austin (el fue, segtln creo, tan Jejos como podia ir) a analisis de pura 16gica; que, como con frecuencia sucede en la tradici6n lin-giiistica, no cesaronhasta quenovaciaron el debate lingiiistico de todo lo externo, como lo habia hecho Saussure, pero el, con absoluta con-ciencia.

    P. -lC6mo se hacen esos hallazgos? lPor que va usted a buscar en ta! au tor?

    R.-"Se toma la riqueza alli donde se la encuentra" como dice el sen-tido com Un, pero, evidentemente, no sepide cualquiercosa a cualquie-ra ... La funci6n de la cultura es designar a los autores en quienes se tienen posibilidades de encontrar ayuda. Existe un sentido filos6fico que es un po.co como un sentido politico ... La cultura es esta especie d; saber gratmto, para todos los fines, que se adquiere en general a un edad en que nose tienen todavia problemas a plantear. Puede pasar-se la vida en acrecentarla, en cultivarla por sf misma. 0 bien es pol sible servirse de ella como de una caja de herramientas mas o'menod inagotables. Los intelectuales estan preparados por toda la 16gica dJ su formaci6n para tratar las obrasheredadas de! pasado como unacul- , tura, es decir un .tesoro que s~ contempla, que Se venera, que se cele- \ bra, que se valonza por eso m1smo, en resumen, como un capital des- 1

    tina~o a ~er exhibi~o .Y a producir dividendos simb6licos, o simples 1 grat1ficac1ones narc1s1stas, y no como un capital productivo que se( invi~rt; en la investigaci6n, para producir efectos. Esta visi6n "prag.;'. matica puede parecer chocante, hasta ta! pun to la cultura esta aso-; ciada a la idea de gratuidad, de finalidad sin fin. Y era necesario sin duda teneruna relaci6n un poco barbara con la cultura-a la vez mas i "seria", mas "interesada" y menos fascinada, menos religiosa-para i tratarla asi, especialmente a la cultura por excelencia, la filosofia. Es.I ta relaci6n sin fetichismo con los autores y con Jos textos el analisis s?ciol6gico de la cultura que ell a habia hecho posible, no hlzo sin duda smo reforzarla ... En realidad, es desde todo punto de vista insepara-ble de una representaci6n de! frabajo intelectual poco comun en los intelectuales, que consiste en considerar el oficio intelectual como un oficio como los otros, haciendo desaparecer todo Jo que la mayor par-te de_ Jos !ntelectuales de aspiraci6n se sienten obligados a hacer para sentirse mtelectuales. Hay, en toda actividad, dos dimensiones rela-tivamente independientes, la dimension propiamente tecnic~ y la

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  • dimensi6n simb61ica, especie de n1etadiscurso prUctico por el cual el que actua-es la blusa blanca de! peluq':':ro- hace :':r Y hace valer ciertas propiedades destacables de su acc10n. Es tambien el caso en l~s profesiones intelectuales. Reducir la parte de! tiempo y de la energia consagrados al show, es acrecentar consider'.'~J:mente el rend11i:;1ei:ito tecnico pero en un universo donde la defimc10n social de la pr':1ct1ca imp lie~ una Parte deshow, deepideixis, como decian las presocr~tic.os, queen eso se conocian, es tambien exponer~e a perd~r l~s. ventaJas simb6licas de reconocimiento que estan asocrndas al eJerc1c10 normal de la actividad intelectual. Con el hecho, por contrapartida, de qu_e hasta las concesiones mas limitadas y mas controladas al show busi-ness, que forma parte cada Vez mas del oficio intelectual, no ocurren sin riesgos de to dos los 6rdenes. . . , . . ,

    Ahora quisiera volver a la pregunta imcrnl sobre la re!ac10n con Jos autores canonicos y tratar de responder a ella reformulandola b'.1-jounaforma en que meparezcaabsolutamente aceptaJ:ile, es dec1r baJO la forma de la cuesti6n fundamental, de! espac10 te6nco en el cu al un autor se sitU.aconsciente oinconscientemente. Lafunci6n principal de tin a cultura te6rica (que no se mide por el numero de footnot;~ que se han agregado a losescritos) es permitirtomar en cue':'~a exphc1ta;nen-te este espacio te6rico, es decir el universe de las pos1c1ones.c1en.t1fica-mente pertinentes en un estado dado de! desarr?llo de la ~1enc1a: ~ste espacio de tomas de posici6n cientffic'.'s ('( ep1~~emol~gicas) dmge -siempre las prB.cticas, yen todo caso su s1gnif1cac1on social, se lo sepa

    ~no, y tanto mas brutalmente sin du.da cuanto menos se lo _s~pa. Y la toma de conciencia de este espacio, es decir, de la problemat1ca cien-.tffica como espacio de los posibles, es una de las condiciones principa-les de una practica cientffica consciente de si misma, por lo tan to con-trolada Los autores -Marx Durkheim, Weber, etc.- representan 1pun tos de referencia que est;,,cturan nuestro espacio _te6rico Y. ni:;e~tra percepci6n de este espacio. La dificultad de la escntuya soci_olog1-ca esta en el hecho de que es necesario luchar contra los impedim~ntos inscritos en el espacio te6rico en un momento dado -y espe~1almente en mi caso contra las falsas incompatibilidades que ellos tien-. den a ;roducir-; ~sto al mismo ti em po que se sabe bien que el prod~cto de este trabajo de ruptura sera percibido a traves de las categonas de percepci6n que, al estar ajustadas al espacio transformado: tende-ran a reducir la construcci6n propuesta a uno u otro de los termmos de las oposiciones que ella sobrepasa.

    P. -Porque son apuestas ...

    R. -Efectivamente. Todo trabajo de sobrepasar las oposiciones can6-nicas (entre Durkheim y Marx, por ejemplo, o entre Marx y Weber) se

    , expone ala regresi6n pedag6gica opolitica (siendo evidentemente una

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    de las apuestas mayores el uso politico de autores o de conceptos em\ blematicos). El ejemplo mas ti pico es la oposici6n, cientificamente por) completo absurda, entre individuo y sociedad, que la noci6n de habi-i tus en tan toque social incorporado, por lo tan to individualizado, tien-1 de a sobrepasar. Se esforzaran en vano en hacerlo, la 16gica political volverft a lanzar eternamente la cuesti6n: basta, en efecto, introducit la politica en el campo intelectual para hacer existir una oposici6n( que no tiene realidad sino politica, entre partidarios de] individuo ("inf dividualismo metodol6gico") y partidarios de la "sociedad" (catalogal dos como "totalitarios"). Esta presi6n regresiva es tan fuerte que) cuanto mas avancela sociologia, mas dificil sera estar a la altura dd la herencia cientifica, acumular realmente las adquisiciones colectiJ vas de.la ciencia social.

    P. -Ustedno de Ingar alguno, en su trabajo, a las normas universa-les, a diferencia de Habermas, por ejemplo. R. -Tengo tendencia a plantear el problema de la raz6n ode las nm:\. mas de manera resueltamente historicista. En Ingar de interrogarn{~ sobre la existencia de "intereses universales", preguntare: lquie~ tiene interes en lo universal? 0 mejor: t.cuales son las condiciones sociales que deben ser satisfechas para que ciertos agentes tengan interes en lo universal? l,COmo se crean campos tales que los agentes, al satisfacer sus intereses particulares, contribuyen por eso mismo a

    , producir lo universal (pi en so en el cam po cientifico)? 0 campos don de los agentes se sienten obligados a hacerse los defensores de lo univer-sal (como el campo intelectual en ciertas tradiciones nacionales-por ejemplo en Francia hoy-). En una palabra, en ciertos campos, en un cierto mom en toy P.Or un cie_rto tiempo (es decir, de man era no irrever-sible), hay agentes que tienen intereses en lo universal. Creo que ha~ que llevar has ta su lfmite al historicismo, por una suerte de duda radi cal, para ver lo que puede reahnente ser salvado. Se puede, segura mente, darse la raz6n universal al comienzo. Creo quevalemas poner. ~ la en juego tambien, aceptar resueltamente que la raz6n sea un pro-ducto hist6rico cu ya existencia y persistencia son el producto de un tipo determinado de condiciones hist6ricas, y determinar hist6rica mente lo que son esas condiciones. Hay una historia de la raz6n; eso\ no qui ere decir que la raz6n se reduzCa a su historia sino que hay con-diciones hist6ricas de aparici6n de las formas sociales de comuni- , caci6n que hacen posible la producci6n de verdad. La verdad es un !! compromiso de lnchas en todo campo. El cam po cientifico llegado a un alto grado de autonomia tiene la particularidadde queno se tiene cier-, ta posibilidad de triunfar en el sino a condici6n de confonnarse a las/ }eyes inmanentes a este cam po, es decir. de reconocer prftcticamente; la verdad como valor y de respetar los principios y los canones metor

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  • (dologicos que definen la racionalidaden el momento considerado, al imismo tiempo que de comprometer en las ]uchas de competencia to-jdos los instrumentos especificos acumulados en el curso de las luchas , anteriores. El campocientffico es unjuego en el que hay que annarse : de raz6n para ganar. Sin producir o llamar a superhombres, inspi- rados en motivaciones radicalmente diferentes a las de !os hombres ; ordinarios, produce y alien ta, por su logica propia, y fuera de toda im-; posici6n normativa, formas de comunicaci6n particulares, co mo la dis- cusion competitiva, el diruogo critico, etc., que tienden a favorecer en 'realidad la acumulacion y el control del saber. De cirque hay condicio-, nes sociales de la produccion de la verdad es decir que hay una poli-', ticade la verdad, unaaccion de todos los instantes para defenderyme-jorar el funcionamiento de los universos sociales donde se ejercen los 'principios racionales y donde se engendra la verdad.

    P. -En la tradicion alemana, se tiene esta voluntad dejnstificar, de fundar, esta inquietud por justificar la critica, como en Habermas: lhay un pun to estable, un fundamento, que justifique todos mis pen-samientos, que todo el mundo debe reconocer?

    R. -Se puede plan tear esta cuesti6n de una vez por todas, al comien-zo. Luego, tenerla por resuelta. Por mi parte, creo que es necesario plantearla de manera empirica, hist6rica. Sin duda, es un poco decep-cionante, porrnenos "radical" ... Identificarse con la raz6n es una posi ci6n muy tentadora para todo pensador. En realidad, es necesario arriesgar su posici6n aun de pensador universal para tener una posi-bilidad de pensarde man era un pocomenos particular. Cuando, en mi ultimo libro, pretendo objetivar a la Universidad, universo de! quefor-mo partey don de se afirman todas las pretension es a la universalidad, me expongo, masque nunca, a la cuesti6n de] fun dam en to, de la legi-timidad de esta tentativa de objetivaci6n. Esta cuestion que nose me plentea cuandohablo de los kabiles, de los beameses ode los patron es de la industria, se me plantea en cuanto pretendo objetivar a los pro-fesionales de la objetivaci6n. Trato de plantear la cuesti6n del funda-mento en terntinos casi positivistas: lcuales son las dificultades par-ticulares que se encuentran cuando se quiere objetivar un espacio en el que sees ta incluido y cuales son las condiciones particulares que es necesario llenar para tener posibilidades de superarlas? Y descubro que el interes que se puede tener en objetivar un universo de! que se forma parte es uninteres de absoluto, la pretension a las ventajas aso-ciadas a la ocupaci6n de un punto de vista absoluto, no relativizable. Eso mismo que se daba el pensador al pretender el pensamiento au-tofundador. Descubroqueuno sevuelve sociologo, teorico, portenerel

    'pun to de vista absolute, la teorfa; y que, por tan to tiempo como ella 'quede ignorada, esta ambicion de regalia, divina, es un formidable

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    prinCipio de error. De suer.te que, para escapar aunQue sea un poco a\ lo relativo, es absolutamente necesario abdicar la pretension al saber) absoluto, deponer la corona de! fil6sofo rey. Y descubro tambien que 1 en un campo, en un determinado mom en to, la logica deljuego esta he~1 cha de ta! manera que ciertos agentes tienen interes en lo universal. Y, debo decirlo, pienso que es mi caso. Pero el hecho de saberlo, d saber que invierto en nti investigacion pulsiones personales, ligadas'., a toda mi historia, me da una pequefia posibilidad de saber los lfmi.,i tes de mi vision. En una palabra, no se puede plantear en terminos, absolutos el problema de! fundamento: es una cuesti6n de grado y se I pueden construir instrumentos para arrarrcarse, al menos parcial- i mente, a lo relativo. El mas importante de estos instrumenos es el au-/ toanalisis entendido como conocimiento no solamente desde el pun to/ de vista de! erudito, sino tambien de sus instrumentos de conocimienl tos en lo que tienen de hist6ricamente determinado. El analisis de la Universidad en su estructnray su historia es asila mas fecunda de las exploraciones de! inconsciente. Estimo que habre cumplido bien .mi contrato de "funcionario de la humanidad", como decfa Husserl, si Ile-go a reforzar las armas de la .critica reflexiva qne todo pensador debe llevar contra si ntismo para tener alguna posibilidad de ser racional. Pero, como usted ve, tengo siempre tendencia a transformar los pro\ blemas filos6ficos en problemas practicos de politica cientffica: y con- \ firmo asi la oposici6n que hacia Marx, en el Manifiesto, entre los penJ sadoresfranceses que piensan siempre polfticamente y los pensado-r!'s alemanes que plantean cuestiones universales y abstractas "sobr la realizaci6n de la naturaleza humana" ...

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