bourdieu lenguaje y poder simbólico

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Maquera: RAG Reservados todos los derechos, De acuerdo a 10 dispuesro en el arr. 270 del Codigo Penal, podran ser casrigados con penas de rnulta y privacion de libenad quienes reproduzcan 0 plagien, en to do a en parte, una obra literaria, artfstica a cientifica fijada en cualquier tipo de soporte sin la precepriva autorizacion. PIERRE BOURDIEU G QUE SIGNIFICA HABLAR? 1.' edicion: 1985 2.' edicion: 1999 3.' edicion- 2001 © Ediciones Akal, S.A., 1999:200 1 Sector Foresta, 1 28760 Tres Cantos Madrid - Espana Tel.: 91 8061996 Fax: 91 804 40 28 ISBN: 84-7600-050-2 Deposito legal: M-40.574-2001 Imprcso en Materprinr, S.L. Colmenar Viejo (Madrid) .j -.;::i "* \j }- ,,5> 165448

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Page 1: Bourdieu Lenguaje y Poder Simbólico

Maquera: RAG

Reservados todos los derechos, De acuerdo a 10 dispuesro enel arr. 270 del Codigo Penal, podran ser casrigados con penas

de rnulta y privacion de libenad quienes reproduzcan 0 plagien,en to do a en parte, una obra literaria, artfstica a cientifica fijada

en cualquier tipo de soporte sin la precepriva autorizacion.

PIERRE BOURDIEU

GQUE SIGNIFICAHABLAR?

1.' edicion: 19852.' edicion: 19993.' edicion- 2001

© Ediciones Akal, S.A., 1999: 2001Sector Foresta, 1

28760 Tres CantosMadrid - Espana

Tel.: 91 8061996Fax: 91 804 40 28

ISBN: 84-7600-050-2Deposito legal: M-40.574-2001

Imprcso en Materprinr, S.L.Colmenar Viejo (Madrid)

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minante, y en particular un rasgo tan caracteristico como la pronun­ciacion legitima, es en alguna medida renegar doblemente de su virili­dad, puesto que el hecho mismo de la adquisicion exige docilidad, dis­posicion impuesta a la mujer por la division sexual del trabajo (y porla division del trabajo sexual), y puesto que esa docilidad inclina adisposiciones percibidas tambien como afeminadas.

Llamando la atencion sobre los rasgos articulatorios que, comola apertura, la sonoridad y el ritmo expresan perfectamente en su 10­gica las disposiciones profundas del habitus y, mas concretamente,del hexis corporal, la sociolingiiistica espontanea muestra que una fo­nologia diferencial deberia tener siempre presente los rasgos articula­torios caracteristicos de la clase 0 de la fraccion de clase de que setrate, tanto en su seleccion como en su interpretacion, en relacion ala vez con los otros sistemas con referencia a los cuales otros rasgoscobran su valor distintivo, por tanto su valor social, y con la unidadoriginariamente sintetica de la hexis corporal de donde nacen y porla que representan la expresion etica 0 estetica de la necesidad inscritaen una condicion social.

El linguista ejercitado en una percepcion anormalmente aguda ­particularmente al nivel fonoI6gico-, puede percibir diferencias alii dondela gente corriente no las ve. Ademas, obligado a referirse, por las necesidadesde la medida estadistica, a criterios discretos, tiende a una percepcion analiti­ca rnuy diferente en su logica a aquella que, en la existencia corriente, fundalos juicios clasificatorios y la delimitacion de grupos homogeneos: a parte deque los rasgos linguisticos no aparecen nunca claramente autonomizados conrelacion al conjunto de las propiedades sociales del locutor (hexis corporal,fisonomia, cosmetica, vestido, etc.), los rasgos fonologicos (lexicos u otros)no son nunca independientes con relacion a los demas niveles del lenguajey el juicio que clasifica un lenguaje como «popular» 0 una persona como «vul­gar», como toda predicacion practica, se apoya en conjuntos de indices queno afloran en tanto que tales a la conciencia, incluso en el caso de aquellosesteorotipos que tienen un peso mas importante.

A traves sobre todo de la disciplinas y de las censuras corporalesy lingiiisticas que suelen implicar una regIa temporal, los grupos in­culcan esas virtudes que constituyen la forma transfigurada de su ne­cesidad e incorporan las elecciones constitutivas de una relacion conel mundo economico y social en forma de constantes montajes par­cialmente sustraidos al control de la conciencia y de la voluntad 28.

De ahi, la estrecha correspondencia entre las utilizaciones del cuerpo,de la lengua y seguramente tambien del tiempo.

Verano 1980

28 No se trata, pues, de una casualidad que un sistema escolar, como el de la Es­cuela republicana concebido durante la Revolucion y realizado durante la Tercera Re­publica, cuya intencion es modelar completamente los habitus de las clases populares,se organice alrededor de la inculcaci6n de una relaci6n con ellenguaje (con la aboli­cion de las lenguas regionales, etc.), de una relacion con el cuerpo (disciplinas de higie­ne, de consumo -sobriedad-, etc.) y una relacion con el tiempo (calculo ­economico->, ahorro, etc.),

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II

LBNGUAJE Y PODER SIMBOLleO

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Page 3: Bourdieu Lenguaje y Poder Simbólico

La ciencia social tiene que verselas con realidades que han sidoya nombradas, clasificadas, realidades que tienen nombres propiosy nombres comunes, titulos, signos, siglas. Asi, so pena de asumir ac­tos cuya logica y necesidad ignora, debe de tomar como objeto lasoperaciones sociales de nominacion y los ritos de institucion a travesde los cuales esas realidades se cumplen. Pero, mas profundamente,es preciso examinar la parte que corresponde a las palabras en la cons­truccion de las cosas sociales, y la contribucion que la lucha de lasclasificaciones, dimension de toda lucha de clases, aporta ala consti­tucion de clases, clases de edad, clases sexuales 0 clases sociales, perotambien, clanes, tribus, etnias 0 naciones.

Tratandose del mundo social, la teoria neo-kantiana que confiereeLlenguaje y en general a las representaciones, una eficacia propia­mente simbolica de construccion de La realidad, esta perfectamentejustificada: al estructurar la percepcion que los agentes sociales tie­nen del mundo social, la nominacion contribuye a construir la estruc­tura de ese mundo, tanto mas profundamente cuanto mas ampliamentesea reconocida, es decir, autorizada. en la medida de sus medios, nohay agente social que no desee tener ese poder de nombrar y de hacereL mundo nombrandolo: chismes, calumnias, maledicencias, insultos,elogios, acusaciones, criticas, polemicas, alabanzas son solo el pannuestro de cada dia de los actos solemnes y colectivos de nominacion,celebraciones 0 condenas, que incumben a las autoridades universal­mente reconocidas. Al reyes de 10 que ocurre con los nombres comu­nes, que tienen un sentido comun -el consensus, el homologein deun grupo, en suma, todo 10 que implica el acto oficial de nominacionmediante el cual un mandatario reconocido discierne un titulo oficial(como el titulo escolar) -los «nombres cualitativos» (eidiota», «ca­bron») al que recurre el insulto tienen una eficacia simbolica muy re­ducida, en tanto que idios logos, que solo compromete a su au/or I.

1 Sobre la discusi6n lingiiistica respecto al insulto, puede leerse N. Ruwet, Gram-

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..

Page 4: Bourdieu Lenguaje y Poder Simbólico

Coinciden con aquellos en que ambos tienen una intencion que po­dria llamarse performativa 0, mas simplemente, mdgica: el insulto,como la nominacion, pertenecen a la clase de actos de institucion yde destitucion mas 0 menos fundados socialmente por medio de loscuales un individuo, actuando en su propio nombre 0 en nombre deun grupo mas 0 menos importante numerica y socilamente, manifies­ta a alguien que tiene tal 0 cual propiedad haciendole saber, al tiem­po, que se comporta de acuerdo con la esencia social que Ie es asiasignada.

En suma, la ciencia social debe englobar en la teoria del mundosocial una teoria del efecto teorico que, contribuyendo a imponer unamanera mas 0 menos autorizada de ver el mundo social, contribuyea hacer la realidad de este mundo: la palabra 0, a formatiori, el re­fran, el proverbio y todas las formas de expresion estereotipadas 0

rituales son programas de percepcion y diferentes estrategias, mas 0

menos ritualizadas, de la lucha simbolica diaria, de la misma maneraque los grandes rituales colectivos de norninacion 0, mas claramenteaun, los enfrentamientos de visiones y previsiones de la lucha propia­mente politica, contienen una cierta pretension de la autoridad sim­bolica en tanto que poder socialmente reconocido a imponer una ciertavision del mundo social, es decir, a imponer divisiones del mundo so­cial. En la lucha por la imposicion de la vision legitima, en que la pro­pia ciencia esta inevitablemente empefiada, los agentes detentan unpoder proporcionado a su capital simbolico, es decir, al reconocimientoque reciben de un grupo: la autoridad que funda la eficacia perfor­mativa del discurso es un percipi, un ser conocido y reconocido, queper mite imponer un percipere, 0, mejor aun, que permite imponerseoficialmente como imponente, es decir, frente a todos y en nombrede todos, del consenso respecto al sentido del mundo social que fun­da el sentido comun.

Asi, el misterio de la magia performativa se resuelve en el misteriodel ministerio (segun ese juego de palabras tan caro a los canonistas),es decir, en la alquimia de la representacion (en los diferentes senti­dos del terrnino) a traves de la cual el representante constituye el gru­po que Ie constituye a el: el portavoz dotado del poder de hablar yactuar en nombre del grupo, yen primer lugar sobre el grupo que existeunica y exclusivamente por esta delegacion. Grupo hecho nombre, per­sonifica una persona ficticia, a la que arranca del estado del simpleagregado de individuos separados permitiendole actuar y hablar, a tra­yes de el, «como un solo hombre». A cambio, recibe el derecho dehablar y actuar en nombre del grupo, de «tornarse P0f» el grupo queencarna, de identificarse con una funcion a la cual sse entrega en cuer­po y alma», dando asi un cuerpo biologico a un cuerpo constituido­Status est magistratus, «el estado, soy yo».

0, 10 que equivale a 10 mismo, el mundo es mi representacion-

maire de insultes et autres etudes, Paris, Le Seuil, 1982; J. C. Milner, Arguments lin­guistiques, Paris, Marne, 1973.

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CAPITULO I

EL LENGUAJE AUTORIZADO:LAS CONDICIONES SOCIALES DE LA

EFICACIA DEL DISCURSO RITUAL

«Supongamos por ejemplo que, viendo un barco en construe­cion, me aproximo a el y rompo la botella suspendida en el cascoproclamando «bautizo este barco con el nombre de lose Stalin» yque, para estar completamente segura de 10 que he hecho, de unpuntapie hago saltar las trabas que 10sujetan. Lo latoso es que yono era la persona designada para proceder a ese bautismo».

1. L. Austin. Ouand dire c'est faire(How to do Things with Words).

La ingenua cuestion del poder de las palabras esta logicamente con­tenida en la supresion inicial de la cuestion de los usos de lenguaje,por tanto, de las condiciones sociales de utilizacion de las palabras.Desde el momenta en que se trate al lenguaje como un objeto auto­nomo, aceptando la radical separacion de Saussure entre la linguisti­ca interna y la lingiiistica externa, entre la ciencia de la lengua y laciencia de los usos sociales de la lengua, nos vemos abocados a bus­car el poder de las palabras en las propias palabras, es decir, alli don­de este poder no esta: en efecto, la capacidad de ilocucion de las ex­presiones (illocutionary force) no puede encontrarse nunca en las pa­labras mismas, ni en los «perforrnativos», en los cuales aparece indi­cada 0, mejor dicho, representada -representada en un doble senti­do. Solo excepcionalmente -es decir, en las situaciones abstractas yartificiales de la experimentacion-> los intercambios simbolicos se re­ducen a relaciones de pura comunicacion y el contenido informativodel mensaje agota el contenido de la comunicacion. EI poder de laspalabras solo es el poder delegado del portavoz, y sus palabras -esdecir, indisociablemente la materia de su discurso y su manera dehablar- solo pueden ser como maximo un testimonio, y un testimo­?io entro otros, de la garantiade delegacion del que ese portavoz estalllvestido.

Tal es el principio de ese error cuya mas cabal expresion nos lapr?porciona Austin (0 Habermas despues de el) cuando cree descu­b~l.r ~n el propio discurso, es decir, en la sustancia propiamente lin­gUlStIca, -si se nos per mite la expresion-> de la palabra, su principiod~ eficacia. Intentar comprender lingiiisticamente el poder de las ma­nlfestaciones lingiiisticas, buscar en ellenguaje el principio de la logi­fa Yde la eficacia dellenguaje de institucion, equivale a olvidar quet autoridad llega allenguaje desde fuera, como 10 recuerda concre-amente el skeptron que, en Homero, se tiende al orador que va a to-

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Page 5: Bourdieu Lenguaje y Poder Simbólico

LA NUEVA LITURGIA 0 LOSINFORTUNIOS DE LA VIRTUD

PERFORMATIVA*

«Le confieso que estsmos ebsolutsmente desconcerts­dos ante las instigaciones que nos hacen para que deserte­mos de las iglesias y celebremos la Eucsristie en pequenascomunidades [1], a domicilio 0 en capillas, donde uno mis­mo se sirve [2] una hosti« en bandejas por teicos [1] paracomulgar en el mismo lugar donde se este [2].» (p. 47)

«Siempre que quieran podran ir a rezsr a su iglesia.Pero una plegariaen una iglesiaen que el Santo Sacramentoestuviere susente no tendria ningun sentido [2]. Seri« tan­to como becerlo en la propia ces« de uno,» (p. 48)

«En nuestrs pequena iglesia ya no se celebra la misa,ebor« se celebre en una esse particular [2]~»

(p. 59).

«No se puede decir que en la di6cesis de B se nos mi­me mucho: por el eontreno, tenemos que aguantar extra­vagancias de un grupito de cures j6venes», que el ano pa­sado, antes de que las supriman, se les ocurri6 la idea derealizar la primere comuni6n solemne en el Palacio de De­pones (2], cuando aqui hay dos grandes y hermosas igle­sias en don de esbrie todo el mundo.» (p. 66)

«Mi madre se qued6 horrorizada por el capellande ACIque queria decirla misa en la mesa del comedor [2].» (p. 90)

• Todas estas citas remiten (por iniciaci6n de la pagina entre parentesis) a la obrade R. P. Lelong, Le dossier noir de la communion solen nelle, Paris, Marne, 1972. Lascifras entre corchetes expresas uno de los errores observados par los fieles en la litur­gia: [1] error de agente; [2] error de lugar; [3) error de momentos; [4) error de tiempo:f5] error de comportamiento; [6] error de lenguaje; [7] error de atuendo; [8) error demstrumento.

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mar la palabra I. Como maximo, el lenguaje se limita a representaresta autoridad, la manifiesta, la simboliza: en todos los discursos deinstituci6n, es decir, de la palabra oficial de un portavoz autorizadoque se expresa en situaci6n solemne con una autoridad cuyos limitescoinciden con los de la delegaci6n de la instituci6n, hay siempre unaret6rica caracteristica. Las caracteristicas estilisticas dellenguaje delos sacerdotes y de los profesores y, en general, de todas las institu­ciones, caracteristicas tales como la rutinizaci6n, la estereotipizaci6ny la neutralizaci6n, proceden de la posici6n que ocupan en un campode competencia esos depositarios de una autoridad delegada. No bas­ta con decir -como en ocasiones se hace, para obviar las dificultadesinherentes a una aproximaci6n interna dellenguaje- que el uso queen determinadas situaciones hace de el un determinado locutor, consu estilo, ret6rica y toda su persona socialmente inscrita, incrusta enlas palabras «conotaciones» vinculadas a un contexto particular, in­troduciendo en el discurso ese excedente de significado que Ie confie­re su «fuerza ilocucionaria». De hecho, el uso dellenguaje, que im­plica tanto la manera como la materia del discurso, depende de la po­sicion social del locutor, posici6n que rige el acceso que este puedatener a la lengua de la instituci6n, ala palabra oficial, ortodoxa, legiti­rna. Pues es el acceso a los instrumentos legitimos de expresi6n, y,por tanto, a la participaci6n en la autoridad de la instituci6n, 10quemarca toda la diferencia -irreductible al propio discurso- entre lasimple impostura de los masqueraders que disfrazaban la afirmaci6nperformativa en afirmaci6n descriptiva 0 constatativa 2 y la impos­tura autorizada de quienes hacen 10mismo, pero con la autorizaci6ny autoridad de una instituci6n. El portavoz es un impostor provistode skeptron.

Si hay enumeraciones, como seiiala Austin, cuyo papel no es s610«descubrir un estado de cosas 0 afirrnar un hecho cualquiera» sinotambien «ejecutar una accion», eso quiere decir que e) poder de laspalabras reside en el hecho de que qui en las pronuncia no 10 hace atitulo personal, ya que es s610 su «portador»: el portavoz autorizados610 puede actuar por las palabras sobre otros agentes y, a traves desu trabajo, sobre las cosas mismas, en la medida en que su palabraconcentra el capital simb6lico acumulado por el grupo que Ie ha otor­gado ese mandato y de cuyo poder estd investido. Las leyes de la fisi­ca social s610 aparentemente escapan a las leyes de la fisica y el po­der que detentan algunas consignas de obtener trabajo sin gasto detrabajo -10 que constituye la ambici6n misma de la accionrnagica-> 3 tiene su fundamento en el capital que el grupo ha acumu-

I E. Benveniste, Le vocabulaire des instituions indo-europeens, Paris, Editions deMinuit, 1969, pp, 30-37.

2 1. L. Austin, op. cit., p. 40.3 La accion magica extiende a la naturaleza la acci6n por las palabras que lleva

a cabo, en ciertas condiciones, sobre los hombres. En el orden de la acci6n social, elequivalente es la empresa que consiste en intentar actuar a traves de las palabras fuerade los limites de la delegacion (hablar en el desierto, fuera de su parroquia).

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«;. Y que piensa tambien, Padre, de ese comunion he­cha por la manana [3] sin ninguna ceremonie [5], comoen la parroquia?»

«Vamos a pasar el dia en la mesa del comedor, comien­do y bebiendo, me dijo una mama desolada.» (P. 72)

«En a1gunas parroquias de por aqui, ya no se hace ns­da. En la nuestrs, profesion de fe por la tarde [3], que ape­nas dura una hora [4], sin mise ni comunion [5]. Los ni­nos van a mise el dia siguiente [3].»

«;. Y que pensar de la sctitud de algunos secertlotes(enciertas parroquias todos, seconoceque debe sercontagioso)que no manifiestan con ningun gesto [5], con ninguna ge­nuflexion 0 la mas pequena inclinacion, su respeto hacialos santos sacramentos cuando los cogen 0 los Ilevan altsbemeculo» (p. 82)

«Antes se decia: "no nos dejes de sucumbir ala tents­cion", ahora en csmbio se dice [6]: "no nos sometes" 0

"no nos induzcas a la tentacion". Es rea/mente monstruo­so, yo nunca he podido decirlo.» (p. 50

«Estos dias pasados, en una antigua iglesia golica creoheber oido el "os Saludo Maria" reducido en "Yo te sa­ludo Maria". Este tuteo [6] no corresponde al espiritu de .nuestra lengu« Irencese.» (p. 86)

«Comunion solemne: asise ha resumido aI cabo de dosdias de "Retire" [6], una profesiOn de fe a las 5 de la tar­de [3] de un sabado [3], con ropa normal [7], sin mise [5]y sin comunion. Para la comunion "privada", se utilizaya un simple trozo de pan [8] y sin confesion [5].» (p. 87)

«Pero desde ahora le sugiero que "de pie [5J" nl hagauna mencion especial respecto a ese actitud de hombreapresurado [4] para recibir la Eucaristia, resulta chocsn­te.» (p. 49)

«Sin ni siquier« eviser, el vicsrio hecha 'msno del pri­mero que se encuentra [3], se hace todo en bloque, se sacala bosti« del bolsillo [5] y ;ha/a, alIa ve! Yeso, todaviapase. Porque a veces Ilega tambien un teieo [1], cualquie­ra con el santo sacramento en una polvera [8] 0 en unacajita de plldoras [8] vagamente dorada.» (p. 120)

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lado por su trabajo y cuya practica eficaz se subordina a todo un con­junto de condiciones, la que definen los rituales de la magia social.La mayor parte de las condiciones necesarias para que un enunciadoperformativo tenga exito se reducen a la adecuacion del locutor -0,

mejor dicho, ala adecuacion de su funcion social- al discurso quepronuncia: cuando no se pronuncie por una persona que tenga el «po­den> de pronunciarlo 0, en general, cuando «las personas 0 circuns­tancias particulares» no sean «las convenientes para que pueda invo­carse el procedimiento en cuestion» 4, en suma, cuando los locutoresno tienen autoridad para emitir las palabras que enuncian, performa­tivo esta condenado siempre al fracaso. Pero 10 mas importante es,tal vez, que el exito de esas operaciones de magia social que son losactos de autoridad 0, 10 que viene a ser 10 mismo, los actos autoriza­dos, esta subordinada a la reunion de un conjunto sistematico de lascondiciones interdependientes que componen los rituales sociales.

Asi, todos los esfuerzos para hallar el principio de la eficacia sim­bolica de las diferentes formas de argumentacion, retorica y estilisti­ca en su logica propiamente Iinguistica, estan siempre condenadas alfracaso mientras no establezcan la relacion entre las propiedades deldiscurso, las propiedades de quien las pronuncia y las propiedades dela institucion que autoriza a pronunciarlos. Las limitaciones -y elinteres-t- de la tentativa de Austin para caracterizar los enunciadosperformativos se deben a que este autor no hace 10 que cree hacer,10 que Ie impide hacerlo totalmente: aunque cree contribuir a la filo­sofia dellenguaje, en realidad contribuye a la formacion de la teoriade un tipo de manifestaciones simbolicas entre las cuales el discursode autoridad es solo su forma paradigrnatica. La eficacia especificade estas manifestaciones se deriva de una apariencia: el principio deun poder que en realidad reside en las condiciones institucionales desu produccion y su recepcion, parece estar contenido en ellas mismas.Asi, la especifidad del discurso de autoridad (curso profesoral, ser­mon, etc.) reside en el hecho de que no basta que ese discurso sea com­prendido (e incluso en ciertos casos, si 10 fuera, perderia su poder)y que solo ejerce su propio efecto a condicion de ser reconocido co­mo tal. Obviamente, este reconocimiento -acompafiado 0 no de lacomprension- solo se concede bajo ciertas condiciones, las que defi­nen el uso legitimo: debe ser pronunciado en una situacion legitimay por la persona legitimada para pronunciarlo, el poseedor del skep­tron, conocido y reconocido como habilitado y habil para produciresta particular clase de discurso, sacerdote, profesor, poeta, etc. Y,en fin, debe ser enunciado en formas legitimas (sintacticas, foneticas,etc.), Las condiciones que podriamos Hamar liturgicas, es decir, el con­Junto de prescripciones que rigen lajorma de la manifestacion publi­ca de autoridad -Ia etiqueta de las ceremonias, el codigo de los ges­tos y la ordenacion oficial de los ritos- son solo, como se ve, un ele-

4 1. L. Austin, op. cit., p. 64.

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mento, el mas visible de un sistema de condiciones. Y, de estas condi­ciones, las mas importantes, las mas insustituibles son aquellas queproducen la disposicion al reconocimiento como desconocimiento ycreencia, es decir, a la delegacion de autoridad que confiere autori­dad al discurso autorizado. La exclusiva atenci6n a las condicionesformales de la eficacia del ritual hace olvidar que, en tanto no se reu­nan las condiciones que producen su reconocimiento, las condicionesrituales necesarias para que el ritual funcione y para que el sacramen­to sea a la vez vdlido y eficaz no son nunca suficientes: el lenguajede autoridad gobierna siempre con la colaboraci6n de aquellos a quie­nes gobierna, es decir, mediante la asistencia de los mecanismos so­ciales capaces de producir esta complicidad, fundada en el desconoci­miento, y que es el origen de toda autoridad. Para medir en toda suamplitud el error de Austin y de to do analisis estrictamente formalis­ta de los sistemas simbolicos bastara con indicar que el lenguaje deautoridad no es mas que ellimite extremo de la lengua legitima, len­gua legitima cuya autoridad no reside, como afirma el racismo de clase,en el conjunto de variaciones prosodicas y articulatorias que definenla pronunciacion distinguida ni en la complejidad de la sintexis 0 ri­queza del vocabulario, es decir, en las propiedades intrinsecas del pro­pia discurso, sino en las condiciones sociales de produccion y repro­duccion de la distribucion entre las clases del conocimiento y recono­cimiento de la lengua legitima.

La concomitancia de la crisis de la institucion religiosa y de la cri­sis del discurso ritual que sostenia y que la sostenia, constituye unaverificacion casi experimental de estos analisis, Comparado con el ana­lisis y la critica reales que la crisis de la Iglesia actua al disociar loscomponentes del ritual religioso, agentes, instrumentos, momentos,lugares, hasta ese momenta inseparablemente unidos en un sistematan coherente y uniforme como la institucion encargada de su pro­duccion y de su reproduccion, el analisis austiniano de las condicio­nes de validez y eficacia de los enunciados performativos resulta muygris y pobre, solo formalmente ingenioso. De la indignada enumera­cion de todas las infracciones a la liturgia tradicional se desprende,en negativo, el conjunto de las condiciones institucionales que debenreunirse para que sea reconocido el discurso ritual, es decir, recibidoy aceptado como tal. Para que el ritual funcione y actue, es precisoen primer lugar que se presente y sea percibido como legitimo, ya quela funcion de la simbolica estereotipada es precisamente manifestarque el agente no acnia en su nombre personal y por su propia autori­dad sino en tanto que depositario de un mandato. «Hace dos afiosuna anciana vecina moribunda me pidio que fuera a buscar al sacer­dote. El sacerdote Ilego, pero sin la comuni6n, y, despues de la extre­maucion la beso. «Si pido un sacerdote para mis ultimos momentos,no es para que me bese, sino para que me traiga la provision de viajepara la eternidad. Este beso, es paternalismo Y no el Ministerio sagra­do». El simbolismo ritual no acnia por si mismo, sino solo en tantoque representa -en el sentido teatral del termino-> la delegacion: la

«Este ano nuestros comulgantes no tenian libro ni ro­sario [8], solo una hoja en la que aparecian alguno; canti·cos que ni siquiera conocian, cantados por un Mrupo deaficionados [1].» (p. 79)

«Para la comuniOn, ha adoptado deliberadamente Issiguiente forma: los fieles se ponen en semicirculo detrasdel altar y el platillo con las hostias santas circu/a de ms­no en mano [5]. Despues, el propio sacerdote presenta elcaliz (todos los domingos creia que el santo Padre habiahecho aqui una excepci6n). Como no podia decidirme acomulgar en la mano (Used santos, los que tocais los va·sos del Senor"•.• ;,Entonces es el propio Senor? ••), tuveque parJamentary discuti colericamente para conseguir queme pusieran la hostia en la boca [5].» (p.p. 62·63)

«EI abuelo de la comulgante estaba pasmadu ante eltamano de las hostias [8], todo el mundo Use .podia pre~

parar con elIas un temenpie.':» (p. 82)

«Este inviemo, recien salido de una enfermetlad, pri':vedo de la santa comuni6n durante varias semanas, me fuia una capilla para participar en la misa. Y se me nego [5]la sagrada comuni6n porque no acepte coger la hostia conla mano [5] y comulgar del caliz [5].» (p. 91)

«Me encontre en una iglesia donde el sacerdote que ce­lebraba la misa habia hecho venir a musicos modemos [1J,no entien~ode musica, pienso que tocaban muy bien, pe­ro, en nu humildad de opinion, esta musica no invitsb«a rezer.» (p.p. 58·59)

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«Asi, pues, anado una suplica a favor de eso que hoyesta tan depreciado, los sacramentos [8], agua bendita ala entrada de la iglesia, palmas los domingos de Ramos,cuya bendici6n se ha empezado ya a escsmotesr.. •), de­vocion al Sagrado Corazon (mas 0 menos ya muerta), ala Virgen, los Hsepulcros" del jueves santo, dificiles, in­cluso imposibles de conciliar con el oficio de la noche; y,por supuesto, a favor del gregoriano con tantos admira­bles textos de los que hoy se nos priva; incluso las rogati­vas de antano, etc.» (p. 60)

«Hsce muy pOCO, sereunieron en un ccnvento, proce­dentes de toda Francia, gentesjovene~ llue tenian Hun pro­yecto sacerdotal"; y el sscerdote, para celebrsr la misa,no puso ni ornamentos, ni copes, ni copones [8]. Vestidode seg/ar [7], en una mesa corriente [2], con pan y vinocorrientes [8], con utensilios corrientes [8].» (p. 183)

«Hemos tenido, por television, misas tan desconcer­tantes... misas proximas al sacrilegio (en Lille, misas cele­bradas en mesitss, con la santa comunion distribuida pormujeres [1] con cestas [8], jazz [5], etc...) que, francamente,a partir de ahora he decidido no seguir esss increibles ce­remoniss.» (p. 158)

«Las mujeres [1] leen publicamente las episto/as en elpupitre, no hay apenas monaguillos [1] e, incluso, comoAlen Con, las mujeres te dan la comunion [1] (p. 44)

...«y eso no es todo, porque hay cesos incluso en queese sacramento sedistribuye como un caramelo de propa­ganda por laicos [I] de parroquias donde, mas que esca-sez, habria pletora de vicarios.» (p. 49) ".".",.,,,:

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. urosa observancia del codigo de la liturgia uniforme que rige losrig . I . I iftos y las palabras sacramentales constituye a tiernpo a maru esta-gesn Yla contrapartida del contrato de delegacion que hace del sacer­~~e el detentador del «monopolio de ~a ~~nipulaci6n de los ?ienesde salvaci6n». Por el contrano, la abdicacion de todos los atnb.utossimb6licos del magisterio, la sotana, ellat!n, los lugares y los objetosconsagrados, manifiesta la ruptura del ~ntlguo ~ont~ato d~ delegacionque unia el sacerdote a los fieles a t.r~ves de la Iglesl~: la mdl-?naclOnde los fieles recuerda que las condiciones que confieren al ritual sueficiencia s610 pueden reunirse a traves de una institu.ci6n q.~e se halIeinvestida, por serlo, del poder de controlar la man~pulaclOn. En l.acrisis de la liturgia, 10 que esta en juego es todo el sistema de condi­ciones que deben cumplirse para que funcione la in.stituc~6n que aut~­

riza y controla su utilizacion y que asegura su un~formldad .a travesdel tiempo y del espacio, garantizando la conformidad de quienes re­ciben un mandato para realizarIa: la crisis del lenguaje remite asi ala crisis de los mecanismos que asegurarian la produccion de los emi­sores y de los receptores Iegitimos. Los escandalizados fieles no se equi­vocan cuando vinculan la diversificaci6n anarquica del ritual a unacrisis de la institucion religiosa: «cada sacerdote se ha convertido enun pequefic Papa 0 un pequefio Obispo y los fieles estan desampara­dos. Algunos, ante todos esos cambios en cascada, no creen ya quela iglesia sea mea y que posea lao verdad» 5••La di~~rsificaci6n d: l.aliturgia, que constituye la mas evidente manifestacion de l.a re~efml­cion del contrato de delegacion que une el sacerdote a la Iglesia y, atraves suyo, a los fieles, es vivida en forma tan dramatic~ por todauna parte de los fieles y del cuerpo sacerdotal en la medida en querevela la transformacion de las relaciones de fuerza en el seno de laiglesia (especialmente entre eI alto y el bajo clerigo), correlativa a suvez de una transforrnacion de las condiciones sociales de reproduc­cion del cuerpo sacerdotal (crisis de «vocaciones») y del publico delos laicos (<<descristianizacion»).

La crisis de la liturgia remite a la crisis del sacerdocio (y de todoel campo de los clerigos) que a su vez remite a un crisis general dela creencia: por una especie de desmontaje casi experimental, revelalas «condiciones de felicidad» que permit en al conjunto de los agen­tes comprometidos en el rito realizarlo conjelicidad. AI mismo tiem­po, manifiesta retrospectivamente que esa felicidad objetiva y subje­tiva descansa en la ignorancia absoluta de tales condicio~es; ignor~n­cia que, en tanto que define la relacion doxica con los ntu~les SOCl~­

les, constituye a la vez la condicion mas imperativa de su eficaz reah­zacion. La magia performativa del ritual solo funciona ple?amenteen tanto en cuanto el apoderado religoso encargado de reahzarla ennombre del grupo actua como una especie de medium entre eI grupo

5 R. P. Lelong, op. cit., p. 183.

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«E~ el momenta de la comunion, una mujer sale [lJde la fila, toma el caliz y hace comulgar a los asistentesbajo la especie del vino [8J.» (p. 182)

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•y el misrno: es el grupo quien, a traves de el, ejerce sobre el mismoIa eficacia magica encerrada en el enunciado performativo.

La eficacia simb6lica de las palabras solo se ejerce en la medidaen que quienes la experimentan reconocen que quien la ejerce esta auto­rizado para ejercerla. 0, 10 que viene a ser 10 mismo, olvidandola eignonindola: simplemente sornetiendose a ella, como si, por el reco­nocimiento tacite que se Ieconcede, se hubiera contribuido a fundar­la. Reside asi totalmente en la conviccion de que esa delegacion cons­tituye los cimientos mismos del ministerio, esa ficcion social, convic­cion que es mucho mas profunda que las propias creencias y miste­rios que el ministerio profesa y garantiza 6: de ahi que la crisis del len­guaje religiose y de su eficacia performativa no se reduzcan, comoa menudo se cree, a la quiebra de un universo de representaciones,sino que represente tambien el hundimiento de todo un mundo de re­laciones sociales, del que la crisis misma forma parte.

6 El rito propiamente religiose es s610un caso particular de todos los ritos socia­les cuya rnagia reside no en los discursos y contenidos de conciencia que les acompa­nan (en este caso particular las creencias y las representaciones religiosas) sino en elsistema de relaciones sociales constitutivas del propio ritual, que se hacen posibles ysocialmente eficientes (entre otras cosas, en las representaciones y creenciasque implica).

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CAPITULO II

LQSIUTOS DE INSTITUCION

. Con la no~i6n de rito de paso, Arnold Van Gennep ha nombradoincluso descnto, un fen6meno social de gran importancia. Pero nocreo qut; haya pasado de aqui: Y 10 mismo puede decirse de quienes,C?~O ":Ictor Turne, han reactIvado su teoria y propuesto una descrip­cion mas explicita y sistematica de las fases del ritual. De hecho meparece que.' para ir mas lejos, hay que plantear a la teoria del rito depaso. ~uestlO.nes que e~a teoria no plantea, particularmente, las de lafuncion SOCl~~ de 10 r~tu~l y las de la significaci6n social de la lineade dema~c.aclOn, del limite que el ritual establece entre 10 licito y latransgresion, Puede uno preguntarse, en efecto, si, al hacer hincapieen el pas~ temporal -de la infancia a la edad adulta, por ejemplo­esta teona no o~ulta uno de los. efectos esenciales del rito, a saber:e! de separar quienes 10 han sufndo no de quienes no 10 han sufridosmo d.e aquellos que no 10 sufriran de ninguna manera e instituir asiuna diferencia constante entre aquellos a quienes concierne el rito yaquellos ~ ~uien~s n? concierne. De ahi que, mas que ritos de paso,yo prefenna d~clr ntos de consagraci6n, 0 ritos de legitimaci6nsirnplemente, ntos d~ institucion -dando esta palabra el sentido a~~tivo que tiene, por ejernplo, en la expresi6n «institucion de un here­d.e,ro». (,~or q~e can;biar asi ~n,a palabra por otra? Yo sacaria a cola­cron aqui a Pomcar~ que definia la generalizaci6n matematica como«el arte ~e. da~ el mlsmo. nombre a cosas diferentes», Y que insistiaen la ~eclSlva l~por~ancIa de la elecci6n de las palabras: cuando ellenguaje ha elegido bien, decia, las demostraciones realizadas para unobjeto conocido se aplican a todo tipo de nuevos objetos. Los anali­SIS que voy a adelantar aq~~ ~stan prod.ucidos por geQeralizaci6n de1,0. que se desprende del analisis del funcionamiento de las escuelas dee~l~e (ver prueba escolar y consagraci6n social, Actas de la investiga­cton en ctenctas sociales 39 septiembre 1981 pp 3-70) M di t. .. ' , ,.. elan e unejerc.lcw ~n poco peligroso, querria intentar desprender las propieda­?es .mV~,nantes de los rituales sociales entendidos como ritos dmsntucion. e

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Hablar de rito de instituci6n, es indicar que cualquier rito tiendea consagrar 0 a legitimar, es decir, a ~a.cer desestimar en ~a~to qu~arbitrario 0 reconocer en tanto que legitirno, natural, un limite arbi­trario; 0, 10 que viene a ser 10 mismo, a llevar a cabo solemnemente,es decir, de manera licita y extraordinaria, una transgresi6n de los li­mites constitutivos del orden social y del orden mental que se tratade salvaguardar a toda costa -como la divisi6n entre los sexos tra­tandose de rituales de matrimonio. Al mar car solemnemente el pasode una linea que instaura una divisi6n fundamental del orden social,el rito atrae la atenci6n del observador hacia el hecho del paso (deahi la expresi6n de rito de paso), cuando 10 importante en realidades la linea. (,Que separa, en efecto, esta linea? Un antes y un despues,por supuesto: el nino no circunciso y el nino circunciso. a incluso elconjunto de los nifios no circuncisos y el conjunto de los adultos cir­cuncisos Pero, en realidad, 10 mas importante, Y 10 que pasa desa­percibido, es la divisi6n que realiza entre quienes son aptos para lacircuncisi6n, los muchachos, los hombres, nines 0 adultos, y quienesno 10son, es decir, las nifias y las mujeres. Asi pues, hay un conjuntoescondido con relaci6n al cual se define el grupo instituido. El mayorefecto del rito es el de pasar completamente desapercibido: la tratardiferentemente a los hombres y a las mujeres, el rito consagra la dife­rencia, la instituye, instituyendo al mismo tiempo al hombre en tantoque hombre, es decir, en circunciso, y a la mujer en tanto que mujer,es decir, no apta para esta operaci6n ritual. El analisis del rito Kaby­10muestra esto claramente: la circuncisi6n separa el muchacho no tan­to de su infancia, 0 de los muchachos que estan todavia en la infan­cia, sino de las mujeres y del mundo femenino, es decir, de la madrey de todo 10que a la madre se asocia, la humedad, 10verde, 10crudo,la primavera, la leche, etc. Observemos de paso que, como la institu­cion consiste en asignar propiedades de naturaleza social en forma talque aparezcan como propiedades de naturaleza natural, el rito de ins­tituci6n tiende logicamente -como han observado Pierre Centlivresy Luc D. Heusch- a integrar las oposiciones propiamente socialescomo la de masculino-femenino, en series de oposiciones cosmologi­cas -con relaciones tales como la de el hombre es a la mujer 10 queel sol es ala luna-, 10 que constituye una manera muy eficaz de na­turalizarlas. Asi, ritos sexualmente diferenciados consagran la dife­rencia entre los sexos: constituyen en distinci6n legitima, en institu­cion, una simple diferencia de hecho. La separaci6n que opera e! ri­tual -en si mismo una separaci6n- ejerce un efecto de consagracion

(,Pero se sabe realmente que significa consagrar, Y consagrar unadiferencia? l,C6mo actua la consagraci6n, que yo llamaria magica,de una diferencia y cuales son sus efectos tecnicos? (,Es que el hechode instituir socialmente, por un acto de constituci6n, una diferenciapreexistente -como la que separa los sexos- s610tiene efectos sim­b6licos, en el sentido que se da a esta palabra cuando se habla de donsimbolico, es decir, nulos? El Latino decia: tu ensefians a nadar alpez. Lo mismo ocurre con el ritual de instituci6n. Este dice: este hom-

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I

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I··.··:.··.)..·.. (

de partida de mi reflexion: entre el ultimo aprobado y el primer sus­pendido, la oposicion crea diferencias de todo 0 na?a, y para todala vida. EI uno sera politecnico, con tod~s las vent.ajas que el cargoIleva consigo, mientras que el otro no sera nada. Ninguno de los en­terios que puedan adoptarse para justificar tecnicamente la ,d~stinci6n(como diferencia legitima) de la nobleza es totalmente valido .. Porejemplo, el peor esgrimidor noble sigue siendo noble (aunque su Im~­gen pueda resultar empCl;lidecida, en div.ersos grados segun la~ tr~dI­ciones nacionales y las epocas) y, ala inversa, el mejor esgrimidorplebeyo sigue siendo plebe~o (aunque, e!1 ~na practica tipicamente no­ble, pueda verse en su calidad de esgrimidor una forma de «~ob.le­za»). Y 10 mismo puede decirse de todos y ~ada uno de los cnten.osque define la nobleza en un momento del tiempo, po~te, elegancia,etc La lnstltucron de una identid ad , que puede ser un titulo de noble­za o un insulto (ctu no eres mas que un ... »), es la imposicion de unnombre, es decir, de una esencia social. Instituir, asignar una esen­cia, una competencia, es imponer un derecho de ser que e~ u~ ?eberser (0 un deber de ser). Es significar a alguien 10 que es y significarleque tiene que conducirse consecuentemente ~ como se la ha significa­do. EI indicativo es en este caso un imperanvo. La moral del .honorno es mas que una forma desarrollada de la f6r.m~la que consIste. e?decir de un hombre: «eso es un hombre». [nstituir, dar una defini­cion social, una identidad, es tambien imponer limites. Asi «noblezaobliga» podria traducir el ta heautou prattein de Platen, hacer 10quepor esencia debe hacerse, y no otra cosa -en una palabra, actuar co­mo un noble, no rebajarse, mantener el rango-. A los nobles ~?rres­ponde actuar noblemente y 10mismo puede c0!1siderarsela accron no­ble como el principio de la nobleza que co~sIdera~ la noblez~ ,c~m~el principio de las acciones nobles. Esta manana lela en el pen~~Ico.«al presidente de la Confederaci6n, Kurt Furgler, correspondlo ex­presar el martes por la noche el pesarne del Consejo Federal al puebloegipcio por la muerte del presidente ~no~ar Sadat». Es al portavozautorizado a quien corresponde, a quien mcumbe hablar en nombrede la colectividad; algo que es a la vez un privilegio y un. de~er" s~propia funcion, en una palabra, su competencia (en el sentId? juridi­co del terrnino). La esencia social es el conjunto de. es~s at.r~butos Yde esas atribuciones sociales que produce el acto de insntucion comoacto solemne de categorizaci6n que tiende a producir 10 que designa.

Asi, el acto de institucion es un acto de comunicacion, pero deun tipo particular: significa a alguien su identidad, pero a la vez enel sentido de que la expresa y la impone expresandola frente a todos(kategoresthai, es decir, acusar publicamente) notificandole asi conautoridad 10 que el es y 10 que el ti7l1;~ que ser. ~1~0. que se ~~ clara­mente en la injuria, especie de maldicion (sacer significa tarnbien m~l-dito) que tiende a encerrar a la victima en u?a ~cusaclOn ~ue fU?CIO­na como un destino. Pero esto es todavia mas cierto en la.investidurao el nombramiento, juicio de atribuci6n propiament~~o~~al qu~ aSIg­na a su objeto todo 10 que esta inscrito en una defmlclon social. A

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bre es un hombre-suben~endiendo, 10 que no es obvio, un verdaderohombre. Del hombre mas pequefio, mas debil, en suma, mas afemi­nado, hace un hombre plenamente hombre, separado por una dife­rencIa,de naturaleza, de esencia, de la mujer mas masculina, mas al­t~, mas fuert~, ,etc. En este caso, instituir es consagrar, es decir, san­clOna~ y santificar un estado de cosas, un orden establecido, comoh~ce.justame?te u~a constitucion en el sentido jurldico-pohtico deltermmo. ~a ,Invest/dura (del caballero, del diputado, del presidentede la Republica, etc.) consiste en sancionar y santificar haciendo co­~ocer y reconoce~ una diferencia (preexistente 0 no), haciendola exis­~Ir en ~anto que diferencia social, conocida y reconocida por el agentem,vestldo y por los d,emas. En suma, para poder comprender los fe­nomen?s sociales ma~ f~ndamentales, tanto los que se producen enlas sociedades precapitalistas como en nuestro propio mundo (el di­p,loma pertenece a la magia tanto como los amuletos), la ciencia so­c~al deb~ de. ten:: en cuen~a el hecho de la eficacia simbolica de losntos de msntucion; es decir, poder de actuar sobre 10 real actuandosobre la r.epr~se~taci?t.t de 10real. Asi, por ejemplo, la investidura ejer­ce una eficacia simbolica completamente real en tanto en cuento trans­forma realmente la p.e,rsona cosagrada: en primer lugar porque trans­f~rma la representacion que los dernas agentes se hacen de ella y, qui­za~ so?~e todo, los compo;tamientos que adoptan respecto a ella (elmas visible .~e estos ca~blOs se produciria en funcion de los titulosde respet~~Ihdad confendos y del respeto realmente asociado a estaenumeracion): y, ademas: porque al mismo tiempo transforma la re­presentacion que la propia persona se hace de ella misma y los com­portamle~~os que se cree obligada a adoptar para ajustarse a esa re­pres<;ntaclOn. Dentro de esta logica puede incluirse el efecto de todoslos titulos so~iales de credito 0 de credibilidad -los ingleses les Ila­man .cr~dencla/es que, como el titulo de nobleza 0 el titulo escolar,multiplican ~onst~ntemente el valor de su portador multiplicando laextension e intensidad de la creencia en su valor.

~a insti~u~i6n es un acto de magia social que puede crear la dife­renc~a ex .mhIlo,. 10 que e~ el caso mas frecuente, explotar en algunamedida diferencias preexistentes, como las diferencias biologicas en­tre !os sexos 0, en el caso por ejemplo de la institucion del herederosegun el der~cho de primogenitura, las diferencias entre las edadesEn este, s~ntldo, como la religion segun Durkheim, la institucion e~«un de!lflo funda?o.», ~n acto ~e fuerza simbolica pero cum funda­mento In reo Las dIStI~Clones.soclal~~nte mas eficaces son las que apa­rent.~n fundarse en diferencias objetivas (pienso, Pe0r ejemplo, en lanocion de «frontera natural»). Lo que no impide, como puede verseclaramente <;n el caso de las ~Iases sociales, que tengamos casi siern­pre q~e habernos~as .c~n contl'!uum, con distribuciones continuas, yaque diferentes pnncipios de diferenciacion producen diferentes divi­stones que n? son n~nca ~ompletamente superponibles. No obstante,la ~agla SOCIal consIgu~ slempre producir discontinuo en 10continuo.EI ejemplo por excelencIade esto es el de la oposici6n academica, punta

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tra~es ?el :~ecto de asignacion estatutaria (<<nobleza obliga») el ritualde mstltucI~:m produce sus efectos mas «reales»: quien esta instituidose ve c~~mmado a estar de.acuerdo con su definicion, a la altura des~ fu~clOn. EI here~ero designado (segun un criterio mas 0 menos ar­bitrario) es reconocl~~ y tratado como tal por todo el grupo, en pri­mer lugar por su faml~la, y este tratamiento diferente y distintivo solopuede ale~tarle a real~7ar su esencia, a vivir de acuerdo con su natu­raleza. social. Los sociologos de la ciencia han dejado c1aramente es­tablecl.do que los m~yores e.xi.tos ci~ntificos se debian a investigado­res salidos de las .mas prestigiosas mstituciones escolares: 10 que en¥r~n parte se explica por la elevacion del nivel de las aspiraciones ob­jetivas que det~rml.nan el reconocimiento colectivo, es decir, objeti­vo, de.esas aspiraciones y por la asignacion de una determinada ex­pectativa a una determinada c1ase de hombres (los hombres, los alum­nos d~ las grandes escuelas, los escritores consagrados, etc.), La ex­pectat~va de que esas aspiracio?e.s n~ solamente sean concedidas y re­conocidas ~omo derechos 0 pr~vI1eglOs (en oposicion a las pretencio­sas pretensiones .de los pretendientes), sino asignadas, impuestas, co­mo de~eres mediante refuerzos, alientos y constantes lIamadas al or­den. Pienso en es: dibuj? .de Schulz donde se ve a Snoopy inclinadoen el techo de?u nicho, diciendo: «i,Como se puede ser modesto cuan­do .se es el ~e~or?». Habria que decir simplemente: cuando es de no­~oneda? pubhca -tal es el efecto de oficializaci6n- que se es el me­jor, aristos.

(~Conviertete .en el que eres». Tal es la formula contenida en lamagia perforrnativa d~ todos lo~ actos de institucion. La esencia asig­~ada por el nornbramiento 0 la mvestidura, en el mas verdadero sen­tido de la palabra. es ~n fatum (10 que puede decirse tambien y sobreto?O de las conmmaclon~s: a v:c~s tacitas, a veces explicitas que losmlembr.os del gr.upo f~~lh~r dirigen continuamente al muchacho yque va~Ian en su .mtenclOn e mtensidad segun las c1ases sociales y, den­tro .de estas, .s~gun el sex~ y el rango en la fratria). Todos los destinossociales, POS~tlvOS 0 negativos, consagracion 0 estigma, son igualmentefatales -qmero. d~clr mortales- puesto que encierran a quienes dis­tmguen en los Iimites que se les asigna y que se les hace reconocerEI heredero que .se respet a se comportara como heredero y sera here­dero por herencia, segun la f6rmula de Marx; es decir, investido enlas cos~s, apropiado por las cosas de las que el se ha apropiado. Sal­vo accldente,. P?r supuesto: hay herederos indignos, sacerdotes quecuelgan los habitos, nobles que se rebajan 0 burgueses que se encana­lIan. De ~uevo nos encontramos en ellimite, la frontera sagrada Ti­~?re d~cIa d~ la muralla de China que no solamente tenia como fun­CIO~ ellmped~r a los extr~njeros que entraran en el pais sino la de im­pedir a los C?I~OS que ~aheran: tal es tambien la funcion de todas lasfron~eras magicas -tratese ~e la frontera entre 10 masculino y 10 fe­~enm? 0 entre la de los elegidos y los excluidos del sistema escolarimpedir que los q~e estan dentro, dellado bueno de la linea, puedansalir, puedan rebajarse, desclasarse. Las elites, decia Pareto, cuando

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dejan de creer en elIas mismas, cuando pierden la moral y su moraly traspasan la linea de demarcacion en el mal sentido, estan condena­das ala «extinci6m>.Asi, evitar permenentemente la tentacion del pasode esta linea de demarcacion, la transgresi6n, la desercion, la dimi­sion- constituye tambien una de las funciones del acto de institucion.

Todas las aristocracias tienen que gastar una considerable energiaen hacer aceptar por los elegidos los sacrificios implicados en el privi­[egio 0 la adquisicion de las disposiciones permanentes que constitu­yen la condicion de la conservacion del privilegio. Cuando eI partidode los dominentes es eI de la cultura, es decir, casi siempre, el de laascesis, la tension, la contencion, eI trabajo de institucion debe de te­ner en cuenta la tentacion de la naturaleza 0 de la contracultura. (Que­rria indicar, entre parentesis, que al hablar del trabajo de instituciony al hacer de la inculpacion mas 0 menos dolorosa de disposicionespermanentes una componente esencial de la operacion social de insti­tucion, no he hecho mas que dar su sentido pleno a esta palabra.)

Despues de haber recordado, con Poincare, la importancia de laelecci6n de las palabras, no me parece inutil indicar que basta conreunir los diferentes sentidos de instituere y de institutio para obteerla idea de un acto inaugural de constitucion, de fundaci6n, inclusode invenci6n que a traves de la educacion desemboca en disposicionespermanentes, habitos, usos. La estrategia universalmente adoptadapara rechazar permanentemente la tentacion de derogar consiste ennaturalizar la diferencia, en hacer de ella una segunda naturaleza me­diante su inculcacion e incorporacion en forma de habitus. Asi se ex­plica el papel que se imparte a las practicas sociales, incluso al sufri­miento corporal en todos los ritos negativos, destinados, como diceDurkheim, a producir gentes fuera de 10comun, gentes distinguidas,.en una palabra, y el que corresponde tambien a todos los aprendiza­jes universalmente impuestos a los futuros miembros de la «elite»(aprendizaje de lenguas muertas, que se prolonga constantemente,etc.). Todos los grupos confian al cuerpo, tratado como una memo­ria, sus mas preciosos depositos. Y cuando se sabe, como numerosasexperiencias psicologicas han mostrado, que las gentes se adhieren tan­to mas firmemente a una instituci6n cuanto mas severos Y dolorosossean los ritos iniciaticos que esa institucion les impone, se comprendefacilmente la utilizacion que los ritos de iniciacion hacen, en todaslas sociedades, del sufrimiento que se inflinge al cuerpo. EI trabajode inculcacion mediante el cual se realiza la cosnstante imposici6n dellimite arbitrario puede tener como objeto naturalizar los cortes deci­sivos constitutivos de 10 arbitrario cultural) los que se expresan en lasparejas de oposicion fundamentales, masculino-femenino, etc.- enforma de sentido de los ltmites que induce a unos a mantener su ran­go y guardar las distancias y, a los otros, a conservar su puesto y con­tentarse con 10 que son, en ser 10 que tiene que ser, privandoles aside la propia privacion. Y puede, tambien, tender a la inculcacion dedisposiciones permanentes como los gustos de c1ase que, en principio«eleccion» de los signos exteriores en que se expresa la posicion so-

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cial, como el vestido, pero tambien la hexis corporal 0 el lenguajeacaban incitando a todos los agentes sociales a llevar signos diferen~ciadores entre los cuales los signos de distincion son solo una subcla,se, apropiados para reunir y separar tan firmemente como las barre­ras y los interdictos explicitos -pienso en la homogamia de clase-.Mas aun que los signos externos al cuerpo, como las decoracioneslos uniformes, los galones, las insignias, etc., los signos incorpora.dos, como todo eso que se llama forma 0 maneras de hablar -losacentos-, formas de caminar, de estar -el andar, los modales, elporte-, formas de comer, etc., y el gusto, como principio de pro­duccion de todas las practicas destinadas intencionadamente 0 no asignificar la posicion social mediante el juego de las diferencias dis­tintivas, estan destinadas a funcionar como otras tantas llamadas alorden mediante las cuales se recuerda a quienes las olvidan que, alolvidarlas, olvidan tambien ellugar que les ha asignado la institucion.

La fuerza del juicio categorico de atribucion que realiza la institu­cion es tan grande que resulta capaz de resistir todos los desmentidospractices. Es conocido el analisis de Kantorowicz respecto a los «doscuerpos del rey»: el rey investido sobrevive al rey biologico, mortal,expuesto ala enfermedad, la imbecilidad 0 la muerte. Asimismo, siun tecnico resulta nulo en Maternaticas, se pensara que 10hace a pro­posito 0 que ha invertido su inteligencia en cosas mas importantes.Pero el mejor ejemplo de la autonomia de la ascription en relacioncon el achievement -recordemos una vez mas a Talcon Parsons-,del ser social en relacion con el hacer, aparece en la posibilidad derecurrir a estrategias de condescendencia que permiten llevar muy le­jos al desmentido de la definicion social mientras el sujeto, sin em­bargo, sigue siendo percibido a traves de ella. Llamo estrategias decondescendencia esas transgresiones simbolicas del limite que permi­ten tener a la vez los beneficios de la conformidad con la definiciony los beneficios de la transgresion: es el caso del aristocrata que gol­pea amistosamente la grupa de su palafernero, y del cual se dira «esun hombre sencillo», 10 que para un aristocrata, equivale a decir quees un hombre de esencia superior, esencia que en principio no implicauna conducta tal. De hecho, no es tan simple y habria que introduciraqui una distincion: Schopenhauer habla en alguna parte del «comi­co pedante», es decir, de la risa que provoca un personaje cuando pro­duce una accion que no esta inscrita en los limites de su concepto,como un caballo de teatro que de pronto empezara a hacer estiercol,y piensa en los profesores, en los profesores alemanes del estilo delprofesor Unrat del Angel azul, cuyo concepto esta tan fuerte y estre­chamente definido, que puede verse claramente la transgresion de loslimites. A diferencia del profesor Unrat que, arrebatado por la pa­sion, pierde todo sentido del ridiculo 0, 10 que equivale a 10 mismo,de la dignidad, el consagrado condescendientes elige deliberadamen­te traspasar la linea de demarcacion; tiene el privilegio de los privile­giados, el que consiste en tomar libertades con su privilegio. De ahique, en materia de uso del lenguaje, los burgueses y sobre todo los

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intelectuales puedan permitirse formas .de hipoco~~eccion qU,e a los

quenos burgueses condenados a la nipocorreccon, les estan pro-pe ' 1" idhibidos. En suma, uno de los privilegios de a consagracion r.esl ~ enel hecho de que confiere a los consagrados l;lna esencia indiscutiblee indeleble, una esencia que autori~a tr~nsgreslOnes de otra f<;>rma pro­hibidas: qui en esta seguro de su ~dentldad cultural puede Jug~r conla regIa del juego cultural, l?uede jugar con el.fuego, puede decir, pO,rejemplo, que Ie gusta Tchaikovsky 0 Gershwin, Aznavour 0 las peli-culas de serie B. ., .

Actos de magia social tan diferentes como el matnmo.mo 0 la cir-euneision, la atribucion de grados 0 titulos, la ceremoma d~ arm~rcaballero, el nombramiento de puestos, cargos, honores, ,la !mpO,Sl-

'0' n de un timbre la aposicion de una firma 0 de una rubnca soloCl' . . d tpueden tener efeetos si la institucion, en el sentido activo e ac 0 quetiende a instituir a alguien 0 a algo en,tanto q.ue dotado de tal 0 cualestatuto 0 de tal 0 eual propiedad, esta garantizada por tod? el grupoo por una institucion reconocida: aunque este ac~o se reahce por u~agente singular, debidame~te delegado para, reahzarlo y l?ara reah­zarlo en las formas reconocldas, es decir, segun las conven<:lOnes con­sideradas como convenientes respeeto a lugar, momento, mstrl;lmen­tos, etc., y cuyo eonjunto constituye el ritual legitime, es .declr, so­cialmente valido, y, por tanto, eficaz, se funda en la creencl~ de tod?un grupo (que puede estar fisicamente presente). Lo que quiere decirque se funda en las disposiciones socialmente modela~as pa~a. cono­cer y reconocer las condiciones institucion~les de u~ r~tual .vahd~ (10que implica que la eficacia simbolica del ntual v~nara :-slm~ltan~ao sucesivamente- segun el grado en que los destmatanos esten maso menos preparadosv mas 0 menos dis~uestos a aco~erlo). Esto es 10que olvidan los linguistas, .que, ~n la ~mea de Austin, buscan en laspropias palabras la «fuerza llocuclOnana» que detentan a veces en tan­to que performativos. Contrariamente al impostor que no es 10 quese cree que es, que, dicho con otras palabras, usurpa el nombre,. ,eltitulo, los derechos 0 los honores de otro, y contranamente t~mblenal «sustituto», suplente 0 auxiliar que desempefia el p~pel ~e. directoro profesor sin tener los titulos para ello, el. mandatano legitime, porejemplo, el portavoz autorizado, es un objeto de creen~la ~arantlza­do, certificado en toda regIa; tiene la realidad de su apanencia, es real­mente 10 que todos creen que es porque su realidad -:-de sacerd~t,e,de profesor 0 de ministro- no se funda en su creen<:la 0 pretensl.~nsingular (simepre expuesta a ser impugnada y debatida; wor q~lense toma? l.quien se cree que es?, etc) ~mo en la cre,encla c~lectlva,garantizada por la lnstitucion y materiallzada por el titulo .0 sl1D:bolostales como galones, uniforme u otros atnbutos: Los testlm?mos derespeto, que consisten por ejemplo en dar a alguien el tratamiento de­bido a sus titulos (Senor presidente, E~cel~ncl~: etc.), .son otras tan­tas repeticiones del acto inaugural de institucion reahzado por unaautoridad universalmente reconocida y, por tanto, fundada en el.con­sensus omnium; tienen valor de juramento de fidelidad, de resnmo-

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CAPITULO III

LA FUERZA DE LA REPRESENTACION

La confusion de los debates sobre la nocion de region y, mas ge­neralmente, de «etnia» 0 de «etnicidad» (eufemismos cultos que sus­tituyen a la nocion de «raza», aunque esta nocion este siempre pre­sente en la practica) se debe al afan de someter a la critica logica lascategorias del sentido cormin, emblemas 0 estigmas, y sustituir los prin­cipios practices del juicio cotidiano por los criterios 16gicamente con­trolados y empiricamente fundados de la ciencia, 10 que induce a 01­vidar, por una parte, que las clasificaciones practicas estan siempresubordinadas a funciones practicas y orientad as hacia la produccionde efectos socialesy, por otra parte, que las representaciones practi­cas mas expuestas ala critica cientifica (por ejemplo, las palabras delos militantes regionalistas respecto ala unidad de la lengua occitana)pueden contribuir aproducir 10que aparentemente describen 0 desig­nan, es decir la realidadobjetiva a que la critica objetivista remite pa­ra hacer aparecer asi sus ilusiones e incoherencias.

Pero, mas profundamente, la busqueda de criterios «objetivos»de identidad «regional» 0 «etnica» no debe hacer olvidar que, en lapractica social, esos criterios (por ejemplo la lengua, el dialecto 0 elacento) son objeto de representaciones mentales, es decir, de actos depercepcion y de apreciacion, de conocimiento y de reconocimiento,en que los agentes invierten sus intereses y presupuestos, de represen­tacionesobjetales en forma de cosas (emblemas, banderas, insignias,etc.) 0 actos, estrategias interesadas de manipulaci6n simbolica cuyoobjeto es determinar la idea que los demas pueden hacerse de esas pro­piedades y de sus portadores. Dicho con otras palabras: los rasgosy criterios que recogen los etnologos 0 sociologos objetivistas, en elmomento en que son percibidos y apreciados como en la practica 10son, funcionan como signos, emblemas 0 estigmas, Y tambien comopoderes. Por ser esto asi, y porque no hay sujeto social que en la prac­tica pueda ignorarlo, la propiedad (objetivamente) simbolica, aunqu: ~etrate de las mas negativas, pueden utilizarse estrategicamente en funcion

nio de reconocimiento respecto a la persona particular a que se di .ge~ pero, sobre todo, respecto ala institucion que la ha instituido ~~l~ahi que el respeto por las formas y las formas de respeto que d fiI b d

., e mena uena e ucacion sean tan profundamente politicas) La cre .

d d. I " . encla

.e to os, preexisten.te a ritual, const.ltuye la condicion de eficacia delritual, Solo se predica a los convertIdos. Y el milagro de la efi .. boli d • lcaClasim 0 ~ca esaparecerra en el momento en que se comprendiera que

I~ magia de las palabras no hace mas que desencadenar resortes -lasdisposiciones-s- previamente montados.

Para acabar, quer~ia plantear una ultima pregunta que temo ­rezca un poco metaffsica: i,acaso los ritos de institucion cualesqui~aqU,e se~n, podrian ejercer el poder que les pertence (pie~so en el ca~~mas evidente, en el de esOS «sonajeros», como los llamaba Nap I 'q I decoraciones v otras di 0 eon,ue son as con ecoracIOnes y otras distinciones) si no fueran capacde presentar al menos la apariencia de un sentido, de una razon J~ser, a ~so~ seres sin raz~n de ser que son los seres humanos, de darlesel sentll~llento de .q~e nenen un~ funcion, 0, simplemente, una im­po~ta~c.Ia, el. sentirniento de la importancia, y arrancarles asi de suI?Slg~,lflcan.cla? EI verdadero milagro que pruducen los actos de ins­tItucI~n ~e~lde seguramente en el hecho de que consiguen hacer creera los .mdlv~du?s consagrados que su existencia esta justificada, ques~ existencia sirve para al~o. Pero, por ,u.na especie de maldicion, de­bido a I~ na~u!aleza esencIalmente diacritica, diferencial, distintiva delpod~r simbolico, el acceso de la clase distinguida al Ser tiene comoinevitable contrapartida Ia caida de la clase complementaria en la Na­da 0 en el menor Ser.

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de los intereses materiales pero tambien simbolicos de su portador '.Para comprender esta forma particular de lucha de clases que es

la luc.ha por la definicion de la identidad «regional» 0 «etnica» es ne­cesano superar ,la oposicion que la ciencia lleva a cabo en principio,para romper aSI las prenociones de la sociologia espontanea entre larepresentaci.on y la realidad, e incluir en 10 real la representacion de10 real, 0 mas exactamente la lucha de las representaciones en el senti­do ~e imagenes mentales, pero tambien de manifestaciones socialesdestmadas a ~anipular esas imageries mentales (e incluso en el senti­d? de delegacl~Il:es encargadas de organizar las manifestaciones pro­pias para modificar las representaciones mentales).

La~ luchas sobre la identidad etnica 0 regional, es decir, respectoa propiedades (estigmas 0 emblemas) vinculadas en su origen allugarde ongen y sus senales correlativas, como el acento, constituyen uncaso particular de las luchas de clases, luchas por el monopolio res­pecto a~ poder de hacer ver y hacer creer, hacer conocer y hacer reco­nocer, imponer la definicion legitima de las divisiones del mundo so­cial y, ~ traves de esto, hacer y deshacer los grupos: en efecto, 10quese ventila e.n esas luchas es la posibilidad de imponer una vision delmundo sO~lal a traves de principios de division que, cuando se impo­nen al con~unto de un grupo, constituyen el sentido y el consenso so­bre e~ sentido y, en particular, sobre la identidad y unidad que haceefectiva la reahdad de la unidad e identidad de ese grupo. La etimolo­gia de la palabra region (regie) tal como la describe Emile Benvenistecon.duceal'pri~c~pio d~ la division, acto magino, es decir, propiamentesoc~al de dlaCn~IS que mtroduce por decreto una discontinuidad deci­s?~la en la continuidad natural (en las regiones del espacio pero tam­bien en las eda?es, los sexo~, etc.), Regere fines, el acto que consisteen «~razar las Iineas fronten~as», en separar «el interior y el exterior,el remo.de ~o sagrado y el remo de 10 profano, el territorio nacionaly e~ t~rnto~1O extranjero», es un acto religioso realizado por el perso­naje mv~~tldo de la mayor autoridad, el rex, encargado de regere sa­cra, de fijar las reglas que pro~ucen la existencia de 10que esas reglasdecretan, de hablar con autoridad, de predecir en el sentido de con­vocar aI ser ~of un deci.r ejecutivo, de hacer llegar el porvenir de 10que se enuncia . La regto y sus fronteras (fines) no son otra cosa que

I La dificuI~ad que entrana pensar adecuadamente la econornia del simbolismo pue­de verse, por ejernplo, en el caso de este aut or (0. Patterson, Context and Choice inEthnic Allegiance: .A Theoretical Framework and Caribbean Case Study, en Etnicity,Theory and Experience, ed. por N. Glazer y D. P. Moynihan. Harvard UniversityPress, Cambndge, mass., 1975, pp. 305-349, que despues de Iibrarse del idealismo cul­turahst.a nor~,al de est~s ~aterias 10que es excepcional, deja un hueco en su obra parala ~a.m'pulaclOn estrategica de los rasgos «etnicos», reduce el interes en que funda elprmcipio de esas estrategl~s. all?teres estnctamente economico, ignorando asi todo 10que, en las.IUc~~s de ciasificaciones, obedece a la busqueda de la maximizaci6n delbeneficio simbolico,

2 E..~~nveniste: le vocabu/~ir~ des institutions indo-europeeans, II, «poder, dere­cho, religion», Pans, e~. de Minuit, 1969, pp. 14-15 (y tambien, respecto al krainein,como poder de predecir, p. 41).

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la huella muerta del acto de autoridad consistente en circunscribir elpais, el territorio (que se dice tambien fines), en imponer la defini­cion (otro sentido definis) legitima, conocida y reconocida, de las fron­teras y del territorio, en suma, el principio de division legitima delmundo social. Este acto de derecho consistente en afirmar con auto­ridad una verdad que tiene fuerza de ley es un acto de conocimientoque, fundado, como todo poder simbolico, en el reconocimiento, pro­duce la existencia de aquello que enuncia (como recuerda Benveniste,la auctoritas, es la capacidad de producir que impartida al auctor) 3.

Incluso cuando se limita a decir con autoridad 10que es, incluso cuandose contenta con enunciar el ser, el auctor produce un cambio en elser: por el hecho de decir las cosas con autoridad, es decir, frente atodos y en nombre de todos, publica y oficialmente, las arranca de10 arbitrario, las sanciona, las santifica, las consagra haciendolas existircomo dignas de existir, como conformes a la naturaleza de las cosas«naturales».

Nadie pretenderia hoy que existan criterios capaces de fundar cla­sificaciones «naturales» en regiones «naturales» separadas por fron­teras «naturales». La frontera es solo el producto de una division dela que posteriormente se dira que esta mas 0 menos fundada en la «rea­lidad» segun las equivalencias mas 0 menos numerosas y mas 0 me­nos fuertes de los elementos que esa frontera congrega (dando, porsupuesto, que siempre se podra discutir sobre los limites de las varia­ciones entre los elementos no identicos que la taxonomia trata comosemejantes). Todo el mundo esta de acuerdo en observar que las «re­giones» recortadas en funcion de los diferentes criterios concebidos(lengua, habitat, estilos culturales, etc.) nunca coinden totalmente. Pe­ro no es esto todo: en este caso, la «realidad» es absolutamente socialy las clasificaciones mas «naturales» se apoyan siempre en rasgos queno tienen nada de natural y que en parte son producto de una imposi­cion arbitraria, es decir, de un estado anterior a la relacion de fuerzasen el campo de las luchas para la delimitacion legitima. La frontera,ese producto de un acto juridico de delimitacion, produce la diferen­cia cultural en la misma medida que ella es producto de esa diferen­cia: basta con pensar en la accion del sistema escolar en materia delengua para ver que la voluntad politica puede deshacer 10que la his­toria habia hecho 4. Asi, la ciencia que pretenda proponer criterios

3 E. Beneveniste, op. cit., pp. 150-151.r 4. L,adiferencia cultural es sinduda producto de una dialectica hist6rica de la dife­enciacion cumulativa. Como ha mostrado Paul Bois respecto a los campesinos del Oeste

cuvas elec~iones politicas desafiaban la geograffa electoral, 10 que hace la region no~s el espacio sino el tiempo, la historia (P. Bois, Paysans de I'Ouest Des Structures:c~nomiques et socials aux options politiques depuis l'epoque revolutionnaire, ParisI a Haya, Mouton, 1960). La misma demostraci6n se podrta hacer a proposito deras «reglOnes» berber6fanas que, al cabo de una historia diferente, eran bastante «di­d~~entes» de las «regiones» arab6fonas como para suscitar por parte del colonizadorl/rentes tratarnientos (par ejemplo, en materia de escolarizaci6n), propios pues para

re orza- las diferencias que les habian servido de pretexto y producir otras nuevas (las

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fundados en la realidad, los de mayor fundamento en 10 real, debede tener siempre bien presente que en realidad 5610 registra un estadode la lucha de las clasificaciones. Es decir, un estado de la relacionde fuerzas materiales 0 simbolicas entre quienes tienen que haberse.las con uno u otro modo de clasificacion, grupos que suelen invocarla autoridad cientifica para fundar en realidad y en razon el repartoarbitrario que desean imponer.

El discurso regionalista es un discurso performativo, que preten­de imponer como legitima una nueva definicion de las fronteras y ha­cer conocer y reconocer la region asi delimitada frente a la definiciondominante y desconocida como tal -por tanto, reconocida ylegitima-, que la ignora. El acto de categorizacion, cuando consiguehacerse reconocer 0 es ejercido por una autoridad reconocida, ejercepor si mismo un poder: como las categorias de parentesco, las cate­gorias «etnicas» 0 «regionales» instituyen una realidad utilizando elpoder de revelacion y de construccion ejercido por la objetivacion enel, discurso. El acto de lIamar «occitana» 5 la lengua que hablan aque­lIos a quienes se lIaman «occitanos» porque hablan esa lengua -queen rigor nadie habla puesto que no es mas que la suma de un grannumero de hablas diferentes- y de denominar «Occitania» ­pretendiendo asi hacerla existir como «region» 0 «nacion» con todaslas implicaciones historicamente constituidas que estas nociones en­cierran en un momenta determinado- a la region (en -el sentido deespacio fisico) en que esta lengua se habla, no puede decirse que seauna ficcion sin efectos 6. El acto de magia social consistente en inten­tar producir la existencia de la cosa nombrada puede tener exito siquien la lIeva a cabo es capaz de conseguir que se reconozca a su pa­labra el poder que ella se arroga por una usurpacion provisional 0

definitiva, la de imponer una nueva vision y una nueva division delmundo social: regere fines, regere sacra, consagrar un nuevo limite.La eficacia del discurso performativo que pretende el advenimientode 10que enuncia en el acto mismo de enunciar es proporcional a laautoridad de quien 10enuncia: la formula «yo Ie autorizo a partir»

vinculadas a la emigraci6n hacia Francia, por ejemplo) y asi sucesivamente. Ni inclusolos «paisajes» 0 los «suelos», tan queridos por los geografos, son herencias, es decir,productos hist6ricos de determinantes sociales (ver C. Reboul, «determinantes socialesde la fertilidad de los suelos», Actos de la recherche en sciences sociales, 17-18, nov.1977, pp. 85-112. Dentro de la misma logica y contra el uso ingenuamente «naturalis­ta» de la nocion de «paisaje», habria que analizar la contribuci6n de los factores socia­les en los procesos de «desertificacion»).

5 EI adjetivo «occitano» y, a fortiori, el sustantivo «Occitanja» son palabras cul­tas y recientes (forjadas por la latinizacion de la lengua de Oc en lengua occitana), des­tinadas a designar realidades cultas que, al menos por el momento, s610existen sobreel papel.

6 De hecho, esta lengua es en si misma un artefacto social, inventado a costa deuna indiferencia decisoria por las diferencias, que reproduce el nivel de la «region»la imposici6n arbitraria de una norma unica contra la que se alza el regionaJismo yque s610 podria convertirse en el principio real de las practicas lingiiisticas a costa deuna inculcaci6n sistematica analoga a la que impone el uso generaJizado del frances.

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eo ipso es solo una autorizacion cuando quien l.a pronuncia esta auto­rizado a autorizar, tiene autoridad para autonzar. Pero el efecto deconocimiento que ejerce el hecho de la objetivacion en el discurso nodepende solo del reconocimiento concebido a qu~en 10 tiene; d~pend.e

tam bien de en que medida el discurso que anuncia al g~~po su Iden~l­dad se funda en la objetividad del grupo al que se dirige, es decir,en el reconocimiento y la credibilidad que Ie conceden los miembrosde ese grupo tanto como en las propiedades econornicas 0 culturalesque tengan en corrnin, puesto que solo en funci~~ de un determina?oprincipio de pertinencia puede aparecer la relacion entre esas propie­dades. El poder sobre el grupo que se trata de hacer existir en tantoque grupo es inseparablemente un poder de hacer el grupo imponien­dole principios de vision y de division comunes, por tanto, una VISIOnunica de su identidad y una vision identica de su unidad 7. El hechode que en las luchas por la identidad, ese ser percibido que.exist~ fun­damentalmente por el reconocimiento de los otros, se ventile la impo­sicion de percepciones y de categorias de percepcion explica ell~gar

determinante que, como la estrategia del manifiesto en los movimien­tos artisticos, tiene la dialectica de la manifestacion en todos los mo­vimientos regionalistas 0 nacionalistas 8: el poder casi magico de laspalabras procede de que la objetivacion y oficializacio.n que de hecholIeva a cabo la nominacion publica frente a todos, tiene por efectoarrancar la particularidad originaria del particularismo .de 10 impen­sado incluso de 10impensable (tal es el caso cuando e1 dialecto regio­nal innombrable se afirma como lengua susceptible de ser hablada pu­blicamente). Y la oficializacion se cumple en la manifestacion, a~to

tipicamente magico (10 que no quiere decir desprovisto de eficacia)por el cual el grupo practice, virtual, ignorado, negado, r~ch~zadose hace visible, manifiesto, para los demas grupos y para el mls':n0,

y atestigua su existencia en tanto que grupo conoci?o y recon?~ldo,pretendiente a la institucionalizacion. El mundo social.~s tambien.r~­presentacion y voluntad y existir socialmente, es tambien ser percibi-do, y percibido como diferente. .

De hecho no cabe elegir entre el arbitrario objetivista, que mld.elas represent~ciones (en todos los sentidos del terrnino) de la «reali­dad» olvidando que esas representaciones pueden provoca~ el adve­nimiento en la realidad, por la eficacia propia de la evocacion, de 10que elIas representan, y la actitud subjetivista que, privilegiando la

7 Los fundadores de la Escuela republicana se fijaban explicitamente como .fin in­culcar, entre otras cosas, mediante la imposicion de la lengua «naclOnal», ~l .s!stem~comun de categorias de percepcion y de apreciaci6n capaz de fundar muna VIsionurn-taria del mundo social. . . . '

8 La relacion, atestiguada por todas partes, entre los movimientos reglOn~h.st~s Ylos movimientos feministas (y tam bien ecol6gicos) se origina porque ambos, dirigidoscontra formas de nominaci6n simb6lica, implican disposiciones et~cas.y compet.encI~s

culturales (visibles en las estrategias empleadas) que ap~recen mas ~))e? en la ~nte~~­gentsia y en la pequefia nueva burguesia (ver P. Bourdieu, La distincion, Pans, .de Minuit, 1979, spct. pp. 405-431).

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,.".

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representacion, ratifica en el terreno de la ciencia 10 falso en la escri­tura sociologica y mediante la cual los militantes pasan de la repre­sentacion de la realidad a la realidad de la representacion, Alternati­va a la que se puede escapar tornandola en si misma como objeto 0,

mas precisamente, tomando en cuenta, en Ia ciencia del objeto, losfundamentos objetivos de la alternativa del objetivismo y del subjeti­vismo; alternativa que divide la ciencia, impidiendola aprehender lalogica especifica del mundo social, esa «realidad» donde se desarro­lla una lucha permanente para definir la «realidad». Captar a la vez/0 que estd instituido sin olvidar que se trata solamente de la resultan­te, en un momenta dado del tiempo, de la lucha para hacer existiro «inexistir» 10 que existe, y las representaciones, enunciados perfor­mativos que pretenden el acaecimiento de 10 que enuncian; restituirala vez las estructuras objetivas y la relacion con esas estructuras em­pezando por la pretension de transformarlas, es proveerse del mediode comprender mas cabalmente la «realidad», y comprender y pre­ver, pues, mas exactamente las posibilidades que encierra 0, mas con­cretamente, las posibilidades que ofrece objetivamente a las diferen­tes pretensiones subjetivas.

Cuando es reintegrado en las luchas de clasificaciones que se es­fuerza en objetivar -yes dificil impedir este usa, como no sea prohi­biendo divulgacion->, el discurso cientifico se pone de nuevo a fun­cionar en la realidad de esas luchas de clasificacion: esta condenadoa aparecer como crftico 0 como complice segun la relacion compliceo critica que ellector mantenga con la realidad escrita. Asi, el simplehecho de mostrar puede funcionar como una manera de mostrar conel dedo, de poner en el indice, de acusar (Kategoresthai) 0, ala inver­sa, como una manera de hacer ver y de hacer valer. Lo que vale tantopara la clasificacion en clases sociales como para la clasificacion en«regiones» 0 «etnias». De ahi la necesidad de explicitar completamentela relacion entre las luchas por el principio de division legitima quese desarrollan en el campo cientifico y las que se sinian en el camposocial (y que, par su logica especifica, conceden un lugar preponde­rante a los intelectuales). Toda toma de posicion que pretenda ser «ob­jetiva» sobre la existencia actual y potencial, real 0 previsible de unaregion, de una etnia 0 de una clase social y, al mismo tiempo, sobrela pretension a /a institucion que se afirma en las representaciones «rni­litantes», constituye una patente de rea/ismo 0 un veredicto de uto­pismo que contribuye a determinar las posibilidades objetivas que talentidad social tiene de acceder a su existencia 9. El efecto simbolico

9 Solo asi puede comprenderse tantas afirmaciones compulsivas sobre la preten­sion a la auctoritas magica del censor dumeziliano inscrita en la ambicion del sociolo­go, las obligadas recitaciones de los textos canonicos sobre las c1ases sociales (ritual­mente enfrentadas al census estadistico) 0, en un grade de ambicion superior y en unestilo menos clasico, las profecias anunciadoras de las «nuevas c1ases»y de las «nuevasIU,chas» (0 del inevitable declive de las «antiguas c1ases»y de las «viejas luchas»), dosgeneros que ocupan un gran lugar en la produccion Hamada sociologica,

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que el discurso cientifico ejerce sancionando con el un estado de divi­siones Yde la vision de esas divisiones, es tanto mas inevitable cuantoque, en las luchas simbolicas por el conocimiento y el reconocimien­to los criterios llamados «objetivos», los criterios mismos que asu­m~n los estamentos cultos, son utilizados como armas: designan losrasgos en que se puede fundar I~ accion siI?bolica de movili~acio.n paraproducir la unidad 0 la creencl~ en la umd~d (tanto en el.mtenor delpropio grupo. como e~ los d~~~s) que: al fmal.,,y en ~artt~ular a t~~­yes de las acetones de imposicion y de inculcacion de identidad legiti­ma (como las que se ejercen en la escuela 0 en el ejercito), tiende aengendrar la unidad real. En suma, los veredictos mas «neutros» dela ciencia contribuyen a modificar el objeto de la ciencia: a partir delmomento en que la cuestion regional 0 nacional se plantea objetiva­mente en la realidad social, aunque solo sea por una minoria actuan­te (minoria que puede sacar partido de su debilidad incluso mediantela estrategia propiamente simbolica de la provocacion y del testimo­nio para arrancar respuestas, simbolicas 0 no, que impliquen un re­conocimiento), todo enunciado sobre la region funciona como un ar­gumento que contribuye a favorecer 0 desfavorecer el acceso de la re­gion al reconocimiento y, a traves de ese reconocimiento, a laexistencia.

Nada es menos inocente que la cuestion, cuestion que divide almundo culto, de saber si deberian introducirse en el sistema de loscriterios pertinentes no solo las propiedades llamadas «objetivas» (co­mo la ascendencia, el territorio, la lengua, la religion, la actividad eco­nomica, etc.), sino tambien las propiedades llamadas «subjetivas» (co­mo el sentimiento de pertenencia, etc.), es decir, las representacionesque los agentes sociales se hacen de las divisiones de la realidad y quecontribuyen a la realidad de las divisiones 10. A partir del momentoen que los investigadores quieren instaurarse en jueces de todos losjuicios y en criticos de todos los criterios, algo a 10 que se sienten in­clinados por su forrnacion y sus intereses especificos, quedan imposi­bilitados para captar la logica propia de una lucha donde la fuerzasocial de las representaciones no es necesariamente proporcional a suvalor de verdad (medida por el grado en que se expresan el estado derelacion de las fuerzas materiales en el momento considerado): en efec-

10 Las razones de la repugnancia espontanea de los «cultos» hacia los criterios «sub­jetivos» merecerian un largo analisis: hay el realismo ingenue que 1,Ieva a ignorar todo10que no puede mostrarse 0 tocarse con los dedos; hay el econormsmo que Hev~ a n?reconocer otros determinantes de la accion social que los que estan visiblemente mscn­tos en las condiciones materiales de existencia; hay los intereses vinculados a las ap~­riencias de la «neutralidad axiologica» que, en mas de un case, instituyen la diferenciaentre el «culto» y el militante y prohiben la introduccion en el discurso «culto» ,de ~u,es­tiones y nociones contrarias al decoro; y, en fin, hay sobre todo eIpundoner cientificoque lleva a los observadores -e indudablemente con tanta fuerza cuanto menos segu­ros estan de su ciencia y de su rango- a muItiplicar los signos de la ruptura c~m lasrepresentaciones del sentido cormin que les condena a un objetivismo reductcr, nguro­samente incapaz de integrar la realidad de las representaclones comunes en la represen­tacion cientifica de la realidad.

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to, en tanto que pre-visiones, esas mitologias «cientificas» pueden pro­ducir su propia verificacion siempre y cuando consigan imponerse ala creencia colectiva y crear, por su virtud movilizadora, las condicio­nes de su pro pia realizacion. Pero no otra cosa hacen esos investiga­dores cuando, abdicando de la distancia del observador, reintegranlas representaciones de los agentes en un discurso que, como no pue­de proveerse de los medios de decribir el juego en el que esta repre­sentacion y la creencia que la funda se producen, no es mas que unacontribucion entre otras a la produccion de la creencia cuyos funda­mentos y efectos sociales se trataria de describir.

Cabe admitir que, mientras no sometan su practica a la crftica so­ciologica, las orientaciones de los sociologos se determinan hacia unou otro polo, objetivista 0 subjetivista, del universo de las posibles re­laciones con el objeto, por factores sociales tales como la posicion enla jerarquia social de su disciplina (es decir, su nivel de competenciaestatutaria, nivel que, en un espacio geografico socialmente jerarqui­zado, suele coincidir con su posicion central 0 local, factor particu­larme?te importante cuando se trata de region 0 de regionalismo) yen la jerarquia tecnica: asi, estrategias «epistemologicas» tan opues­tas como el dogmatismo de los guardianes de la ortodoxia teo rica yel espontaneismo de los apostoles de la participacion en el movimien­to podrian tener en comun el hecho de que ambas constituyen unamanera de escapar a las exigencias del trabajo cientfficosin renunciara la pretension de la auctoritas. Algo que resulta funcional cuandono se puede 0 no se quiere satisfacer esas exigencias, siquiera las masaparentes de elIas, es decir, las mas academicas (como la frecuenta­cion de los textos canonicos). Pero dado que aceptan la problematiaobjetiva, es decir, la propia estructura del campo de lucha en que es­tan en juego la regi6n y el regionalismo, esos sociologos pueden tam­bien oscilar, segun la relaci6n directamente experimentada con el ob­jeto, e?~re el objetivismo y el subjetivismo, la censura y el elogio, lacomplicidad mistificada y mistificadora y la desmitificaci6n reducto­ra: Y. ello P?rque en!ran en el debate respecto a los criterios que per­mlt~na? decir el sentido del movimiento regionalista 0 predecir su por­verur sin preguntarse sobre la logica de una lucha que recae precisa­mente en la determinaci6n del sentido del movimiento (sea regionalo nacional, progresivo 0 regresivo, de derecha 0 de izquierda, etc.)y sobre los criterios capaces de determinar ese sentido.

.En suma, aqui como en otros casos, se trata de escapar a la alter­nativa entre «desmitificacion» y mitificacion: la «desmitificacion» delos criterios objetivos y la ratificaci6n mitificada y mitificadora de lasrepresentaciones y de las voluntades. Para ello hay que considerar enconjunto 10 que en la realidad se produce inseparablemente: las clasi­ficaciones objetivas, es decir, incorporadas u objetivadas, a veces enf?rma de institucion (como las fronteras juridicas), y la relacion prac­nca, actuada 0 representadda, con esas clasificaciones, particularmentelas estrategias individuales 0 colectivas (como las reivindicaciones re­gionalistas) mediante las cuales los agentes pretenden ponerlas al ser-

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",'I '

vicio de sus intereses, materiales 0 simb6licos, 0 transformarlas y con­servarlas; 0 incluso las relaciones de fuerza objetivas, materiales y sim­b6licas, y los esquemas practices (es decir, implicitos, confusos y maso menos contradictorios) mediante los cuales los agentes clasifican alos otros agentes y aprecian tanto su posicion en esas relaciones obje­tivas como las estrategias simbolicas de presentaci6n y representacionde si mismos que se oponen a las clasificaciones y representaciones(de ellos mismos) que los otros les imponen II,

En definitiva, solo a condicion de exorcizar el sueno de la «cien­cia real» investida del derecho regaliano de regere fines y de regeresacra, del poder nomotetico de decretar la union y la separacion, puedela ciencia objetivar el juego mismo en que se disputa el poder de regirlas fronteras sagradas, es decir, el poder casi divino sobre la visiondel mundo y donde no hay otra elecci6n, para quien pretenda ejercer­10 (y no sufrido), que la de mitificar 0 desmitificar.

11 Las investigaciones marxistas sobre la cuestion nacional 0 regional se han vistobloqueadas, y sin duda desde el principio, por el efecto conjugado del utopismo inter­nacionalista (apoyado por un ingenue evolucionismo) y del economismo, sin hablarde los efectos de las preocupaciones estrategicas del momento que ha menudo hanpredeterminado los veredictos de una «ciencia» inclinada hacia la practica (y despro­vista de una ciencia verdadera y de la ciencia y de las relaciones entre la practica y laciencia). Indudablemente la eficacia del conjunto de esos factores aparece particular­mente clara en la tesis tipicamente performativa, sin embargo tan frecuentemente des­mentida por los hechos, del primado de las solidaridades de clase sobre las solidarida­des «etnicas» 0 nacionales. Pero la incapacidad de historizar este problema (que, porla misma razon que el problema de la primacia de las relaciones espaciales 0 de lasrelaciones sociales y genealogicas, se ha palnteado y zanjado en la historia) y la preten­sion teoricista, constantemente afirmada, de designar las «naciones viables» 0 de pro­ducir los criterios cientificamente validos de identidad nacional (ver G. Haupt, M. Lowy,C. Weill, Les marxistes et la question nationale, Paris, Maspero, 1974)parecen depen­der directamente de en que medida la intenci6n regalista de regir y dirigir orienta laciencia real de las fronteras y de los limites: no es una casualidad que Stalin sea el autorde la «definicion» mas dogmatica y mas esencialista de la naci6n.

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CAPITULO IV

DESCRIBIR Y PRESCRIBIR: LAS CONDICIONESDE POSIBILIDAD Y LOS LfMITES DE LA

EFICACIA pOLfTICA

La accion propiamente politica es posible porque los agentes, queforman parte del mundo social, tienen un conocimiento (mas 0 me­nos adecuado) de ese mundo y saben que se puede actuar sobre el ac­tuando sobre el conocimiento que de el se tiene. Esta accion pretendeproducir e imponer representaciones (mentales, verbales, graficas 0

teatrales) del mundo social capaces de actuar sobre el aotuando sobrela representacion que de el se hacen los agentes. 0, mas concretamen­te, pretende hacer 0 deshacer los grupos -y, al mismo tiempo, lasacciones colectivas que esos grupos puedan emprender para transfor­mar el x,nundo social de acuerdo con sus intereses-, produciendo, re­produciendo 0 destruyendo las representaciones que corporeizan esosgrupos y les hacen visibles para los demas.

Objeto de conocimiento para los agentes que 10 habitan, el mun­do economico y social ejerce una accion que reviste la forma no deuna determinacion mecanica, sino de un efecto de conocimiento. Esclaro que, al menos en el caso de los dominados, este efecto no tiendea f~vorecer la accion politica, Ya es sabido, en efecto, que el ordensocial debe en parte su permanencia a la imposicion de esquemas declasificacion que, ajustados a las clasificaciones objetivas, producenuna forma de reconocimiento de este orden, forma que implica el des­con~cimiento de la arbitrariedad de sus fundamentos: la correspon­dencia entre las divisiones objetivas y los esquemas clasificatorios, entrelas estructuras objetivas y las estructuras mentales constituye el fun­damento de una especie de adhesion originaria al orden establecido.Hablando propiamente, la politica comienza con la'denuncia de estecontrato tacite de adhesion al orden establecido que define la doxaoriginaria; dicho de otra forma, la subversion politica presupone unasubversion cognitiva, una reconversion de la vision del mundo.. . Pero la ruptura heretica con el orden establecido y con las dispo­

siciones y representaciones que ese orden engendra entre los agentesmodelados segun sus estructuras supone en si misma una coinciden-

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cia entre el discurso critico y una crisis objetiva, capaz de romper laconcordancia inmediata entre las estructuras incorporadas y las es­tructuras objetivas de las que esas disposiciones y representaciones sonproductos e instituir una especie de epoche practice, de suspensiontemporal de la adhesion original al orden establecido.

La subversion heretica explota la posibilidad de cambiar el mun­do social cambiando la representacion de ese mundo que contribuyea su realidad 0, mas concretamente, oponiendo una pre-vision para­dojica, utopia, proyecto 0 programa a la vision ordinaria, que apre­hende el mundo social como un mundo natural: enunciado perfor­mativo, la pre-vision politica es, en si misma, una pre-diccion que pre­tende el acaecimiento de 10 que enuncia. Asi, contribuye practicamentea la realidad de 10 que enuncia por el hecho de anunciarla, de pre­verla y de hacerla pre-ver, de hacerla concebible y, sobre todo, crei­ble y crear de esta forma la representacion y la voluntad colectivasque pueden contribuir a producirla. Toda teoria, la palabra 10 dice,es un programa de percepcion; nunca es tan cierto como en el casode las teorias del mundo social. Pocos casos como este, sin duda, enque el poder estructurante de las palabras, su capacidad de prescribirbajo la apariencia de describir 0 de denunciar bajo la apariencia deenunciar, sean tan indiscutibles. Hay numerosos «debates de ideas»que resultan menos idealistas de 10 que podria parecer cuando se sabeen que medida pueden modificar la realidad social modificando la re­presentacion que se hacen de esa realidad sus agentes. La realidad so­cial, por ejemplo, de una practica como el alcoholismo (y 10 mismopodria decirse del aborto, del consumo de la droga 0 de la eutanasia)es muy distinta segun sea percibida y pensada como una tara heredi­taria, una decadencia moral, una tradicion cultural 0 una conductade compensacion. Una palabra como la de paterna/ismo causa verda­deros estragos introduciendo en todo 10 que seduce la sospecha de re­lacion, de dominacion por una impugnacion permanente del calculo.Como ocurre con las relaciones jerarquicas organizadas bajo ese mo­delo de relaciones de fascinacion cuyo espacio por excelencia es el gru­po dornestico, todas las formas de capital sirnbolico, prestigio, caris­rna, encanto, y todas las relaciones de cambio mediante las cuales seacumula ese capital, intercambio de servicios, dones, atenciones, cui­dados, son particularmente vulnerables ala accion destructura de laspalabras que desvelan y desencantan. Mas el poder constituyente dellenguaje (religioso 0 politico) y de los esquemas de percepcion y depensamiento que procura nunca estan tan claros como en las situa­ciones de crisis: esas situaciones paradojicas extra-ordinarias, recu­rren a un discurso extra-ordinario, capaz de elevar al nivel de princi­pios explicitos, generadores de respuestas (casi sistematicas, los prin­cipios practices del ethos y de expresar todo 10 que pueda tener deinaudito, de inefable la situacion creada por la crisis.

El discurso heretico no solo debe contribuir a romper la adhesional mundo del sentido comun profesando publicamente la ruptura conel orden ordinario, sino que debe tambien producir un nuevo sentido

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I,

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comun e integrar en el, investidos con la legitimidad que confierenla manifestacion publica y el reconocimiento colectivo, las practicasy experiencias hast a ese momento tacitas 0 rechazadas por todo ungrupo. En efecto, dado que todo lenguaje que se hace es~uchar porun grupo es un lenguaje autorizado, investido de la autondad de esegrupo, autoriza 10 que designa al mismo tiempo que 10 expresa, fun­dando su legitimidad en el grupo sobre el cual ejerce su autondad yal que contribuye a producir como tal ofreciendole una expresion uni­taria de sus experiencias. La eficacia del discurso heretico reside noen la magia de una fuerza inmanente allenguaje, tal como la illocu­tionary force de Austin, 0 en la persona de su autor, como el carismade Weber -dos conceptos pantallas que impiden preguntarse sobrelas razones de unos efectos que no hacen mas que designar sino enla dialectica entre el lenguaje autorizante y autorizado y las disposi­ciones de grupo que le autoriza y se autoriza autorizandole. En cad auno de los agentes concernidos, yen primer lugar, en el productordel discurso heretico, ese proceso dialectico se realiza en el trabajode enunciacion necesario para exteriorizar la interioridad, para nom­brar 10 innombrable, para dar a disposiciones pre-verbales y pre­reflexivas y a experiencias inefables 0 inobservables un principio deobjetivacion en palabras que, por su naturaleza, les hacen a la vezcomunes y comunicables, por consiguiente, sensatas y socialmente san­cionadas. Lo que puede tambien suceder en la dramatizacion, parti­cularmente visible en la profecia ejemplar, unico procedimiento ca­paz de desacreditar las evidencias de la doxa, y en la transgresion in­dispensable para nombrar 10 innombrable, para forzar las censuras,institucionalizadas 0 interiorizadas, que prohiben la vuelta de 10 re­chazado, en primer lugar, en el propio heresiaco.

Pero es en la constitucion de los grupos donde mejor puede versela eficacia de las representaciones y, en particular, de las palabras,de las consignas, de las teorias que contribuyen a constituir el ordensocial imponiendo en el los principios de di-vision y, mas ampliamen­te, el poder simbolico de todo el teatro politico que realiza y oficiali­za las visiones del mundo y las divisiones politicas. El trabajo politicode representacion (en palabras 0 en teorias, pero tambien en manifes­taciones, ceremonias 0 cualquier otra forma de sirnbolizacion de lasdivisiones 0 de las oposiciones) eleva a la objetividad de discurso pu­blico 0 de practica ejemplar una manera de ver y de vivir el mundosocial hasta ese momenta relegada al estado de disposicion practicaode experiencia tacita y a menudo confusa (malestar, revuelta, etc.);y permite asi que los agentes descubran sus propiedades comunes masalla de la diversidad de las situaciones particulares que aislan, divideny desmovilizan, y construyan su identidad social en base a rasgos 0experiencias que parecerian incomparables sin el principio de perti­nencia propio para constituirlos como indices de pertenencia a unamisma clase,

El paso del estado de grupo practice al estado de grupo instituido(clase, nacion, etc.) supone la construccion del principia de clasifica-

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ci6n capaz de producir el conjunto de propiedades distintivas carac­teristicas del conjunto de los miembros de ese grupo y de anular almismo tiempo el conjunto de las propiedades no pertinentes que unaparte 0 la totalidad de sus miembros posee pOT otras razones (por ejem­plo, las propiedades de nacionalidad, de edad 0 de sexo) y que po­drian servir de base a otras condiciones. Asi pues, la lucha se fundaen la construccion de la clase (social, etnica, sexual, etc.): no hay gru­po que no sea campo de una lucha para la imposici6n del principiolegitimo de constituci6n de los grupos y no hay distribuci6n de PIo­piedades, tratese del sexo 0 de la edad, de la instrucci6n 0 de la rique­za, que no pueda servir de base a divisiones y a lucha propiamentepoliticas. La construcci6n de grupos dominados sobre la base de talo cual diferencia es inseparable de la de construcci6n de grupos esta­blecidos en base a propiedades 0 cualidades generic as (los hombres,los viejos, los franceses, los parisinos, los ciudadanos, los patriotas,etc.) que, en otro estado de las relaciones de fuerza simbolicas, defi­nian la identidad social, a veces incluso la identidad legal, de los agentesconcernidos. En efecto, toda tentativa para instituir una nueva divi­si6n tiene que contar con la resistencia de quienes, ocupando la posi­ci6n dominante en el espacio asi dividido, tienen interes en la perpe­tuaci6n de una relaci6n d6xica con el mundo social que lleva a acep­tar como naturales las divisiones establecidas 0 a negarlas simbolica­mente por la afirmacion de una unidad (nacional, familiar, etc.) demayor rango I. Dicho con otras palabras, los dominantes se unen en­tre si con el consenso, acuerdo fundamental sobre el sentido del mun­do social convertido asi en mundo natural, doxico fundado en el acuer­do sobre los principios de division,

Al trabajo motor de la critica heretica responde el trabajo resis­tente de la ortodoxia. Los dominados forman parte del discurso y laconciencia, incluso de la ciencia, puesto que s610 pueden constituirseen grupo separado, movilizarse y movilizar la fuerza que detentan enestado potencial a condici6n de poner en tela de juicio las categoriasde percepcion del orden social que, siendo producto de ese orden, lesimponen una actitud de reconocimiento hacia el, es decir, la sumision.

Los dominados son tanto menos aptos para llevar a cabo la revolucionsimbolica que constituyela condicionde la reapropiacion de la identidad so­cialde que se lesdesposee -desposesion incluso subjetivaa travesde la acep­tacion de las taxinomiasdominantes- cuanto mas reducidasea la fuerza desubversion y la competencia critica acumulada durante las luchas anterioresYmas debil, por tanto, la conciencia de las propiedadespositivas 0, mas pro­bablemente, negativas, que les definen: desposeidos de las condiciones eco­nomicasy culturalesde la toma de conciencia de su propia desposesion y en­cerrados en los limites del conocimiento permitido por sus instrumentos de

1 Asi se explican todas esas condenas de la «politica», identificada con la lucha departidos y de facciones, que los conservadores han lanzado constantemente, a todo 10largo de la historia, desde Napoleon III a Petain (ver M. Marcel, «Inventario de .losapoliticismos en Francia», en: Asociacion frances a de ciencia politica, ;.La depolisa­tion, mythe ou realite? Paris, Armande Colin, 1962, pp, 49-51).

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conocimiento, los sub-proletarios y los campesinos proletarizados introdu­cen frecuentemente en los discursos y las acciones destinadas a subvertir elorden de que son victimas los principios de division logica que fundan eseorden mismo (ver las guerras de religion).

Por el contrario, los dominantes, al no poder rest aurar el si/enciode fa doxa, se esfuerzan en producir a traves de un discurso puramen­te reacional la suplencia de todo 10 que esta amenazado por la exis­tencia misma del discurso heretico. Al no encontrar nada que volvera decir sobre el mundo social tal como ese mundo es, se esfuerzanpor imponer universalmente, por medio de un discurso impregnadode la simplicidad y de la transparencia del sentido cormin, el senti­miento de evidencia y de necesidad que ese mundo les impone; intere­sados en el dejad-hacer, hacen todo 10 posible por anular la politicaen un discurso politico despolitizado, producto de un trabajo de neu­tralizacion 0, mas exactamente, de impugnacion que pretende restau­rar el estado de inocencia originario de la doxa y que, orientado haciala naturalizacion del orden social, se apodera siempre dellenguaje dela naturaleza.

Este lenguaje politico no marcado politicamente se caracteriza por unaretorica de la imparcialidad, a su vez marcada por los efectos de simetria,equilibrio, terrnino medio y apoyada en un ethos de la conveniencia y de ladecencia atestiguado por la prevencion de las formas mas violentas de la po­lernica, por la discrecion, el respeto exhibido por el adversario, en suma, to­do 10 que manifiesta el rechazo de la lucha politica en tanto que lucha. Estaestrategia de la neutralidad (etica) halla su realizacion natural en la retoricade la cientificidad.

Esta nostalgia de la protodoxa se expresa con la maxima ingenui­dad en el culto de todos los conservadurismos por el «buen pueblo»(generalmente encarnado por el campesino) cuya propiedad esencial,la sumision al orden establecido, se manifiesta a traves de los eufe­mismos del dicurso ortodoxo (clas gentes simples», «las gentes mo­destas»), De hecho, la lucha entre la ortodoxia y la heterodoxia quese desarrolla en el campo politico disimula la oposicion entre el con­junto de las tesis politicas (ortodoxas y heterodoxas), es decir, el uni­verso de 10 que puede enunciarse politicamente en el campo politico,y todo 10 que esta fuera de discusion. Es decir, todo 10 que esta fuerade la aceptacion del discurso, to do aquello que, relegado al estadode doxa, se ad mite sin discusion ni examen por aquellos mismos quese enfrentan al nivel de las opciones politicas declaradas.

La lucha que se ventila en el conocimiento del mundo social notendria objeto si cada agente encontrara en si mismo el principio deun conocimiento infalible de la verdad de su condicion y de su posi­cion en el espacio social y si los mismos agentes no pudieran recono­cerse en discursos y clasificaciones diferentes (segun la clase, la etnia,la religion, el sexo, etc.) 0 en valoraciones opuestas de los productosde los mismos principios de clasificacion; perc los efectos de esta lu­cha resultarian totalmente imprevisibles si no hubiera ningun limitea la alodoxia, al error de percepcion y sobre todo de expresion, y sila propension a reconocerse en los diferentes discursos y en las dife-

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rentes clasificaciones propuestas fuera igual para todos los agentes,cualesquiera que sea su posicion en el espacio social -por tanto, susdisposiciones- y la estructura de ese espacio, la forma de las distri­buciones y la naturaleza de las divisiones segun las cuales se organizareal mente tal espacio.

El efecto de pre-vision 0 de teo ria (entendido como el efecto de[mposicion de principios de division que realiza toda explicitacion) ac­tua en el margen de incertidumbre resultante de la discontinuidad en­tre las evidencias silenciosas del ethos y las manifestaciones publicasdel logos: gracias a la alodoxia, que hace posible un distanciamientoentre el orden de la practica y el orden del discurso, iguales disposi­ciones pueden reconocerse en tomas de posicion muy diferentes, a ve­ces opuestas. Lo que quiere decir que la ciencia esta destinada a ejer­cer un efecto de teoria, perc en una forma muy particular: manifes­tando en un discurso coherente y empiricamente valido 10 que hastaese momenta se ignoraba, es decir, segun los casos, implicito 0 inhi­bido, la ciencia transforma la representacion del mundo social y almismo tiempo el propio mundo social, en la medida en que al menoshace posibles practicas de acuerdo con esta representacion transfor­mada. Asi, si es cierto que las primeras manifestaciones historicas dela lucha de clases e incluso las primeras expresiones mas 0 menos ela­boradas de una «teoria» de esta lucha puede hacerse remontar practi­camente tan lejos como se quiera (en la logica de los «precursores»),no 10es menos que solo despues de Marx e incluso despues de la cons­titucion de partidos capaces de imponer (a gran escala) una vision delmundo social organizada segun la teo ria de la lucha de clases puedehablarse en rigor de clases y de lucha de esas clases. Lo que no imp ideque quienes, en nombre del marxismo, buscan las clases y la luchade clases en sociedades precapitalistas y premarxistas comenten unerror histo rico tipico de esa combinacion de realismo cientificista yde economismo que siempre ha inducido a la tradicion marxista a bus­car las clases en la realidad misma del mundo social, frecuentementereducido a su dimension economica 2: paradojicamente, la teoriamarxista, que ha ejercido un efecto teo rico sin paralelo en la historia,no concede ningun lugar al efecto de teoria en su teo ria de la historia,y de la clase. Realidad y voluntad, la clase (0 la lucha de clases) esrealidad en la medida en que e~ voluntad y voluntad en la medida enque es realidad: las practicas y representaciones politicas (y particu­larmente las representaciones de la division en clases) tal como pue­den observarse y medirse en un momenta dado del tiempo y en unasociedad permanentemente expuesta a la teoria de la lucha de clasesson parcialmente producto del efecto de teoria. Queda subentendido

2 Laconstante tension enlos escritos delosteoricos marxistas entre elcientifismosociologista y el voluntarismo espontaneista sedebe sinduda a que -segun su posi­cion enla division del trabajo deproduccion cultural, y segun elestado enquesepre­sentan lasclases sociales- los teoricos hacen hincapie sobre todoenla clase como con­dicion 0 en la clase como voluntad.

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que este efecto debe parte de su eficacia simbolica a q.ue la teori~ d.ela lucha de clases, objetivamente, se fundaba en propledades objeti­vas e incorporadas, y contaba asi con la complicidad de las dISPOSI­ciones del sentido politico. Las categorias con arreglo a las 7uales ungrupo se piensa y segun las cuales se represent~ suo ~ropla reahdad co.n­tribuyen a la realidad de ese grupo. Lo 9ue significa que toda la his­toria del movimiento obrero y de las teonas a traves de las cual~s 70ns­truye la realidad social esta presente en la reali~ad de ese movlmlen,toconsiderado en un momenta determinado del tiempo ..Las categonasde percepcion del mundo social y de los grupos construidos segun esascategorias 3 se construyen a su vez en las luchas que constituyen lahistoria del mundo social. . .,

La descripcion cientifica mas estricta~ente mostrativa ~sta. siem­pre expuesta a funcionar como prescripcion capaz de contribuir a supropia verificacion ejerciendo un 7fecto de teor.la apto p~ra favore~er

el acaecimiento de 10 que pronostica. Por la rmsma razon que la for­mula «la ciencia esta abierta», la tesis, «hay dos clases» puede en­tenderse tambien como un enunciado constatativo 0 como un enun­ciado performativo. Lo que hace intri~sica~:nte irresolub~:s todasaquellas tesis politicas que, como .Ia afirmacion 0 la negacion de laexistencia de clases, regiones 0 naciones, toman una determmad~po­sicion sobre la realidad de diferentes representaciones de la realidad,o sobre su poder de construir la realidad. Logicamente, la cien~Ia quepueda verse tentada a zanjar en estos ~e?ates dando un3:me~lda ob­jetiva del grado de realismo de las posiciones en p~esencla, solo pue­de describir el espacio de las luchas donde se ventila, entre otra~ ~~­

sas, la representacion de las fuerzas cornprometidas y de sus posibili­dades de exito. Y todo ella sin ignorar que cualquier valoracion «.ob­jetiva» de esos aspectos de la realidad que en la reali~ad se ventilanes apto para ejercer efectos completamente ~eales. l.CO~O no ~~r, enefecto, que la prevision no solo puede funclOnar. com? mt~nclon desu autor, sino tambien en la realidad de su devemr SOCIal, bien co~o

self-fulfilling prophecy, representacion performativa, capaz de eJ.er­cer un efecto propiamente politico de sancion del orden establ~cldo

(tanto mas potente cuanto mas reconocido es), bien ~omo exorclsr,nocapaz de suscitar las acciones idoneas para desmentirla? Como bienha demostrado Gunnar Myrdal, las palabras claves del lexi~? d.e laeconomia, no solamente terminos como «principio», «equilibrio»,«productividad», «ajuste», «funcion», sino tambien conceptos mascentrales e inevitables como «utilidad», «valor», «costos reales» 0«subjetivos», sin hablar de nociones tales como «e;onomico», ~<na­

tural», «equitativo» (a 10que habri~ que afiadir «racional»), son siem­pre a la vez descriptivas y preceptivas 4).

3 Lo que conviene la historia (yen particular la histo.r.ia de las categ.orias de ?~n­samiento) en una de las condiciones de la torna de posesion del pensamiento politicopor el misrno. .

4 G. Myrdal, The Political Element in the Development ofEconomic Theory, Nue­va York, Simon and Shuster, 1964, spct. pp. 10-21.

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Por neutra que sea, la ciencia ejerce efectos que no 10 son en ab­soluto: asi, por el solo hecho de establecer y de publicar el valor quetoma la funcion de probabilidad de un acontecimiento -es decir, co­mo indica Popper, la fuerza de propension que este acontecimientova a producir, propiedad objetiva inherente a la naturaleza de lascosas- puede contribuirse a reforzar la «pretension de existir», co­mo decia Leibniz, de tal acontecimiento, determinando entonces a losagentes a que se preparen y se sometan a el 0, por el contrario, puedetambien incitarles a movilizarse para contrarestarle utilizando el co­nocimiento de 10 probable para hacer mas dificil, si no imposible, suaparicion. De la misma manera, no basta con sustituir la oposicionacademica entre dos maneras de concebir la diferenciacion social, co­mo conjunto de estratos jerarquizados 0 como conjunto de clases an­tagonicas, por la cuestion, capital para toda estrategia revoluciona­ria, de saber si, en el momento dado, las clases dominadas constitu­yen 0 no un poder antagonista capaz de definir su propios objetivos,en suma, una clase movilizada 0, por el contrario, un estrato situadoen el punta mas bajo de un espacio jerarquico y definido por su dis­tancia con los valores dominantes; 0, dicho con otras palabras, si lalucha entre las clases es una lucha revolucionaria, que pretende de­rrocar el orden establecido, 0 una lucha competitiva, una especie decarrera en la cual los dominados se esfuerzan por apropiarse de laspropiedades de los dominantes. Nada estaria mas expuesto al mentisde 10 real, y nada, por tanto, seria menos cientifico, que una respues­ta a esta cuestion fundada exclusivamente en las practicas y disposi­ciones de los agentes en el momenta dado que no tuviera en cuentala existencia 0 no existencia de agentes u organizaciones capaces deelaborar con vistas a confirmar 0 desmentir una u otra vision en basea previsiones mas 0 menos realistas de las propiedades objetivas deuna u otra posibilidad. Previsiones y posibilidades susceptibles tam­bien de verse afectadas por el conocimiento cientifico de la realidad.

Todo per mite suponer que el efecto de teoria, que puede ejercerseen la propia realidad por agentes y organizaciones capaces de impo­ner un principio de di-vision 0, si se quiere, de producir 0 de reforzarsimbolicamente la propension sistematica a privilegiar determinadosaspectos de 10 real ignorando otros, es tanto mas poderoso y sobretodo mas duradero cuanto mas fundadas aparezcan la explicitaciony objetivacion en la realidad y cuanto mas exactamente las divisionespensadas correspondan a divisiones reales. Dicho con otras palabras:cuanto mayor sea el grado en que las propiedades c/asijicatorias a tra­yes de las cuales se caracteriza explicitamente un grupo y en las cualesse reconoce encubran las propiedades con que los agentes constituti­vos del grupo estan dotados (y que definen su posicion en la distribu­cion de los instrumentos de apropiacion del producto social acumula­do), mayor es la fuerza potencial movilizada por la constitucionsimbolica,

La ciencia de los mecanismos sociales, que, como los mecanismosde herencia cultural vinculados al funcionamiento del sistema acade-

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mico 0 los mecanismos de dominacion simbolica correlativos ala uni­ficaci6n del mercado de bienes economicos y culturales, tienden a ase­gurar la reproduccion del orden establecido, puede ponerse al servi­cio de un dejad-hacer oportunista, aplicado a racionalizar (en el do­ble sentido de la palabra) el funcionamiento de esos mecanismos. Pe­ro puede tambien fundar una politica orientada hacia fines totalmen­te opuestos, una politica que, rompiendo tanto con el voluntarismode la ignorancia 0 de la desesperanza como con el dejad-hacer, se equi­pe con el conocimiento de esos mecanismos para intentar neutralizar­los y busque en el conocimiento de 10 probable no una incitacion ala dimision fatalista 0 al utopismo irresponsable, sino e1 fundamentode una negativa de 10 probable fundado en el dominio cientifico delas leyes de produccion de la eventualidad rechazada.

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III

ANALISIS DE DISCURSOS