breve historia de la metrología
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Recopilación de la historia del sistema de medidas del sistema métrico e internacionalTRANSCRIPT
BREVE HISTORIA DE LA METROLOGÍA
Desde sus primeras manifestaciones, normalmente incluida dentro de la antropología general,
pasando por la arquitectura y la agrimensura, hasta las transacciones comerciales, la propiedad de
la tierra y el derecho a percibir rentas, donde rápidamente se encuentra el rastro de alguna
operación de medida, la metrología, al igual que hoy, ha formado parte de la vida diaria de los
pueblos
Antes del Sistema Métrico Decimal, los humanos no tenían más remedio que echar mano de lo
que llevaban encima, su propio cuerpo, para contabilizar e intercambiar productos. Así aparece el
pie, casi siempre apoyado sobre la tierra, como unidad de medida útil para medir pequeñas
parcelas, del orden de la cantidad de suelo que uno necesita, por ejemplo, para hacerse una
choza. Aparece el codo, útil para medir piezas de tela u otros objetos que se pueden colocar a la
altura del brazo, en un mostrador o similar. Aparece el paso, útil para medir terrenos más grandes,
caminando por las lindes. Para medidas más pequeñas, de objetos delicados, aparece la palma y,
para menores longitudes, el dedo
Pero hay un dedo más grueso que los demás, el pulgar, el cual puede incluirse en el anterior
sistema haciendo que valga 4/3 de dedo normal (véase Fig. 1). Con ello, el pie puede dividirse por
3 o por 4 según convenga. Y dividiendo la pulgada en 12 partes, se tiene la línea para medidas muy
pequeñas.
Al necesitarse una correspondencia entre unas unidades y otras, aparecen las primeras
equivalencias: una palma tiene cuatro dedos; un pie tiene cuatro palmas; un codo ordinario tiene
un pie y medio, esto es, 6 palmas; y si a ese codo se le añade un pie más, tenemos el grado o
medio paso que es igual, por tanto, a un codo más un pie, o dos pies y medio, o diez palmas; y por
fin el paso que es la distancia entre dos apoyos del mismo pie al caminar. Así que una vez decidido
cuanto mide un pie, o un codo, todas las demás medidas se obtienen a partir de él, con lo cual
puede hacerse un primer esbozo de un sistema antropométrico coherente, como el que muestra
la Tabla 1
Cada una de estas medidas, además, se corresponde con un gesto humano característico. Así, la
braza es la altura del cuerpo humano, pero se forma al poner los brazos en cruz con las puntas de
los dedos estiradas; y la vara, al doblar los brazos, es lo que mide el hombre de codo a codo (véase
Fig. 2)
Una regla general observada a lo largo de la historia es que cuanto más barato es un género, más
deprisa se hace su medición y con menor precisión. Hoy día diríamos que tanto la técnica de
medición como el instrumento deben adaptarse a la tolerancia de medida que deseamos
comprobar y que, en efecto, mayores tolerancias permiten una medición más rápida y menos
cuidada.
Un hecho que parece claro es el de la aceptación del nacimiento de la ciencia, entendida en el
mismo sentido que hoy día, en la ciudad griega de Mileto, en el siglo VI a.C. y, posteriormente, en
la Alejandría de los Ptolomeos, hacia el año 250 a.C., nacida de una necesidad puramente práctica.
La medición de largas distancias, basándose en la semejanza de triángulos, según Tales, ha
permitido el levantamiento de planos por triangulación hasta nuestros días.
Son innumerables los ejemplos de la aportación griega a la historia del pensamiento científico y de
la metrología en particular, no solo debidos a ellos mismos sino al rescate de conocimientos
anteriores derivados de los egipcios, haciendo inteligible lo que hasta entonces era confuso. Puede
decirse que los Griegos realizaron el estudio sistemático de lo conocido hasta entonces,
estableciendo un nuevo espíritu que se mantendría posteriormente con Pericles, Alejandro
Magno, Roma, etc. hasta nuestros días, pasando por nuevos impulsos, más recientes, obtenidos
sucesivamente en dos épocas claves, el Renacimiento y la Revolución Francesa, las cuales destacan
curiosamente por haberse producido en ellas un nuevo acercamiento al “espíritu” griego. Puede
sacarse la conclusión, no errónea, de que las épocas de avance de la ciencia coinciden con una
vuelta al espíritu griego o helenístico; es decir, a esa forma única de entender el pensamiento y el
método para progresar en los estudios.
Libertad, igualdad, fraternidad y sistema métrico decimal. Tal puede ser considerado el legado de
la Revolución Francesa. La adopción de un sistema de mediciones unificado, decimal y universal,
basado en una nueva medida, el metro, acaba de cumplir 200 años y fue considerado en aquella
época un símbolo de la igualdad entre los seres humanos. Por ello mismo, su adopción en otros
países tuvo que luchar no sólo contra los sistemas tradicionales de medida, fuertemente
arraigados en la población, sino también contra los prejuicios políticos que su génesis
revolucionaria suscitaba.
Hoy estamos habituados a pensar en metros, kilómetros, kilogramos o litros sin mayor problema,
pero quien haya tenido que vivir en un país anglosajón, donde persisten medidas tradicionales,
como la pulgada, el pie, la milla o el galón, habrá reflexionado sobre las ventajas de un sistema
común entre la mayor parte de los países y en el cual resulta sencillo convertir medidas a
diferentes magnitudes (de milímetros a metros o de éstos a kilómetros).Estos países se mantienen
aferrados a su sistema en parte por orgullo británico y en parte por las ventajas comerciales que
durante el siglo XIX y gran parte del XX les proporcionó el que sus medidas se usaran en amplias
zonas de Asia. Pero en su pecado llevan la penitencia, como ha comprobado la NASA
recientemente al perder la nave Mars Climate Orbiter por la falta de unificación de los sistemas de
medida
La confusión debida a la coexistencia de diferentes medidas ha sido una constante en la historia de
la humanidad. Cada país, cada región, e incluso cada aldea, utilizaba hasta no hace mucho sus
propias medidas (leguas, varas, pies, arrobas...) y su definición era con frecuencia tan ambigua que
era imposible determinarlas con precisión. Además, cada cosa tenía su propio sistema de medida,
incluso para una misma magnitud. Así, la vara servía para medir la longitud de las telas, pero no un
mueble o la distancia a otro pueblo, donde se utilizaba el pie, la línea o la legua. En otras
ocasiones, como en el caso de la fanega, una misma unidad servía para medir una superficie
agraria y un volumen de grano. La explicación es que una fanega de superficie era el terreno
necesario para producir una fanega de trigo.
¿Cabía mayor confusión? Pues sí. En muchos lugares existían auténticamente dos varas de medir;
no era lo mismo una misma medida al por mayor que al por menor. La ganancia de los
comerciantes, poco dados a calcular porcentajes, no se hallaba en la diferencia de precio entre el
género comprado y el vendido, sino en la diferencia de medida; no era lo mismo una vara
comprada al fabricante que vendida al consumidor. El precio se consideraba algo más estable que
la medida.
La situación era especialmente penosa para las clases populares, tanto por su menor nivel de
instrucción como por sus relaciones de dependencia. La falta de una definición clara permitía que
las medidas se convirtieran en un instrumento de dominación. "El más poderoso podía imponer
sus propias unidades, y así se explica que en el siglo XVIII se llegaran a censar hasta 391 valores
diferentes para la libra [de peso]", dice José Antonio de Lorenzo Pardo, autor de la obra La
revolución del metro (Celeste, 1998).
Por eso, entre las demandas sociales suscitadas durante los confusos tiempos de la Revolución
Francesa se encontraba la de la unificación de las medidas y el establecimiento de controles
objetivos que garantizasen la exactitud de las mismas. En 1790, la Asamblea Nacional aprobó la
reforma del sistema de medidas, y el 1 de agosto de 1793, la Convención fijó un metro provisional.
Pero fueron decisiones sin contenido práctico hasta que Napoleón, recién nombrado primer
cónsul, tomó la decisión de firmar el decreto que determinaba la longitud exacta del metro el 10
de diciembre de 1799.
El metro fue la base del nuevo sistema de medida y la misma elección del nombre declaraba su
propósito de servir de sistema de referencia universal, ya que metro procede del latín metrum,
que significa precisamente medida. En pleno siglo del racionalismo y el fervor científico, la
determinación de la medida exacta quiso también tener una base científica. La referencia del
metro se buscó en la medida de la propia Tierra: exactamente, la diezmillonésima parte de un
cuadrante de meridiano terrestre, esto es, de la distancia entre el Polo y el Ecuador.
Para determinar esta distancia se aprovecharon las mediciones llevadas a cabo por dos
expediciones científicas realizadas en Perú y Laponia 60 años atrás. Los trabajos de triangulación
prosiguieron después, permitiendo afinar cada vez dicha longitud. La determinación de adoptar la
longitud del meridiano como base para definir el metro había sido tomada ya en marzo de 1791, y
en 1798 se reunió una comisión de sabios internacional (a la que, según De Lorenzo Pardo, sólo
acudieron los países aliados de Francia, entre ellos España, representada por Gabriel Ciscar y
Agustín Pedrayes), que presentó al legislativo francés los prototipos del metro y del kilogramo y
que fueron los impuestos por el decreto napoleónico.
EL SISTEMA INTERNACIONAL (SI)
UNIDADES SI DE BASE
Unidad de longitud (metro)
En su inicio en 1793, sirvió como base la diezmillonésima parte del cuadrante del
meridiano terrestre, en 1889 se materializó en una regla de platino iridio, en 1960 se
reprodujo con la longitud de onda del kriptón 86 y finalmente en 1983 se igualó el recorrido
de la luz en una fracción de tiempo. Actualmente la unidad de longitud se realiza y se
disemina por medio de láseres estabilizados, lámparas espectrales y patrones materializados
de acuerdo a su definición.
Es la longitud de la trayectoria recorrida por la luz en el vacío en un lapso de 1/299 792 458
de segundo,
Unidad de masa (kilogramo)
Partiendo de la “grave” de Lavoisier en 1793, la unidad de masa era el “peso” de un
decímetro cúbico de agua a la temperatura de fusión del hielo y, después se consideró a la
temperatura de su máxima densidad. Actualmente la unidad de masa está representada por
un cilindro de platino iridio de diámetro y altura iguales (39 mm). De aquí resulta que la
masa del prototipo internacional del kilogramo es siempre igual a 1 kilogramo exactamente,
m (K) = 1 kg. Sin embargo, debido a la inevitable acumulación de partículas sobre sus
superficies, el prototipo internacional está sujeto a una contaminación superficial reversible
del orden de 1 μg de masa por año.
El mundo científico hace esfuerzos para redefinir la unidad de masa en términos de
constantes universales ya que el kilogramo es la única unidad de todas las unidades de base
del SI que se realiza por medio de un patrón materializado, esto, desde los tiempos de la
fundación del Sistema Métrico
Unidad de tiempo (segundo)
El segundo, unidad de tiempo, se definió originalmente como la fracción 1/86 400 del día
solar medio. La definición exacta del “día solar medio” se dejó a los astrónomos. Sin
embargo, las observaciones demostraron que esta definición no era satisfactoria por culpa
de las irregularidades de la rotación de la Tierra. Actualmente esta unidad se define en la
escala de tiempo de los físicos a partir de la frecuencia de una cierta transición hiperfina del
átomo de cesio 133.
Es la duración de 9 192 631 770 períodos de la radiación correspondiente a la transición
entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del átomo de cesio 133
Unidad de corriente eléctrica
La realización práctica de esta definición se logra con el uso de balanzas de corriente o
electrodinamómetros, sin embargo como la medición de la fuerza ejercida mutuamente por
una corriente que circula en ellos es difícil, la incertidumbre asociada a este método es alta.
En la práctica la unidad de corriente eléctrica se realiza a partir de patrones materializados
de tensión y resistencia.
ampere: Es la intensidad de una corriente constante que mantenida en dos conductores
paralelos, rectilíneos de longitud infinita, de sección circular despreciable, colocados a un
metro de distancia entre sí, en el vacío, producirá entre ellos una fuerza igual a 2x10-7
newton por metro de longitud
Unidad de temperatura termodinámica
modificó la base termodinámica de la escala de temperatura, en vez de hacerla sobre dos
puntos fijos, el punto de congelación y el punto de ebullición del agua, se hizo sobre un
solo punto fijo fundamental, el punto triple del agua al cual se le atribuye el valor de
1/273,16 K.
Es de uso común expresar una temperatura termodinámica (T) en función de su diferencia
por relación a la temperatura de referencia To = 273,15 K, punto de congelación del agua.
Esta diferencia de temperatura es llamada temperatura Celsius (t) y se define por la
ecuación t = T-To. La unidad de temperatura Celsius es el grado Celsius (°C) igual a la
unidad kelvin por definición.
Kelvin: Es la fracción de 1/273,16 de la temperatura termodinámica del punto triple del
agua
Unidad de intensidad luminosa
La unidad de intensidad luminosa primeramente fue establecida utilizando patrones de
flama o de filamento incandescente. Fueron reemplazadas por “la bujía nueva” fundada
sobre la luminancia del radiador de Planck (cuerpo negro) a la temperatura de congelación
del platino
Candela: Es la intensidad luminosa en una dirección dada de una fuente que emite una
radiación monocromática de frecuencia 540x1012 hertz y cuya intensidad energética en esa
dirección es 1/683 watt por esterradián
Unidad de cantidad de sustancia
Incorporada en 1971 como la séptima unidad de base del SI para formar la estructura
metrológica del campo de la físico-química, la mol no se refiere a una masa sino a un
número de partículas. Mencionar un número determinado de moles sin indicar cuales son
las partículas es tan incierto como mencionar un número de metros sin señalar a que
dimensión del objeto se refiere
Mol: Es la cantidad de sustancia que contiene tantas entidades elementales como existen
átomos en 0,012 kg de carbono 12
PREFIJOS DEL SI En la actualidad existen 20 prefijos, debido al gran número de ellos se
dificulta su utilización; en un tiempo estuvieron sujetos a desaparecer para substituirlos por
potencias positivas y negativas de base 10.
REGLAS DE ESCRITURA DE LOS SÍMBOLOS DE LAS UNIDADES Y LOS
PREFIJOS
La conformación de un lenguaje contiene reglas para su escritura que evitan confusiones y
facilitan la comunicación. Lo mismo sucede en el lenguaje de las medidas. El Sistema
Internacional de Unidades (SI) tiene sus propias reglas de escritura que permiten una
comunicación unívoca.
Por ejemplo, abreviar indiscriminadamente o escribir con mayúscula el nombre de las
unidades es muy común en el medio y son faltas que podrían causar ambigüedad. En este
apartado se presentan las reglas que apoyan el uso del Sistema Internacional (SI), en
documentos escritos. El cuidado que se ponga en aplicar estas reglas ayuda a incrementar la
http://www.cem.es/sites/default/files/historia.pdf
http://www.cem.es/sites/default/files/siu8edes.pdf
http://www.inecc.gob.mx/descargas/publicaciones/SI%20M%E9xico.pdf