buen samaritano en clave de p.e.a. modificado 2009 segunda parte
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“El amor de Dios por nosotros es una cuestión fundamental para la vida y plantea preguntas decisivas sobre ¿quién es Nuestro Dios y quiénes somos nosotros?” Benedicto XVI.
Dos Preguntas Decisivas a partir de la Parábola
Resulta imposible la aproximación a la problemática sobre el misterio de Dios si previamente, de manera explícita o implícita, no se ha considerado la problemática inherente a la condición humana. Es incontestable que cuando decimos algo sobre Dios, estamos afirmando algo sobre nosotros mismos. La remisión a lo lejano y desconocido siempre sucede a partir de lo cercano y familiar.
Todas los seres humanos pero más un profesor@ maestr@ siempre se
encuentran, como lo recuerda el gran teólogo Karl Barth, ante el dilema de
no poder hablar de Dios y de tener que hablar de Él.
Dios no es un dato metafísico conocido a priori, sino que es presencia y
ausencia es “Deus - absconditus” el Dios escondido y “Deus revelatus” El Dios revelado en la persona de Jesús
de Nazareth. Esta tensión es constitutiva del cristianismo.
Dios no es una idea sino alguien que me descubre y a quien yo descubro en
mi cotidianidad.
Dios se sitúa más bien en el nivel de los interrogantes y no de
las certezas. El deseo y la búsqueda de Dios son ya de
alguna manera tal vez la única respuesta posible en clave
provisional y transitoria a ese Dios que es siempre, lo sepan o no
nuestro contemporáneo.
El conflicto de las imágenes de Dios, no es sino otra manera
de expresar el conflicto de interpretaciones con el que el
ser humano ha de enfrentarse siempre, sin poder alcanzar
nunca. “Una solución definitiva”
Toda imagen de Dios, para que no se convierta
en idolátrica, ha de someterse sin cesar a la
crítica – discernimiento de discernimiento de los espírituslos espíritus – que nace del convencimiento de que es totalmente imposible el empalabramiento
definitivo y exhaustivo de la inefabilidad de lo
divino. No conocemos a Dios, solo encarnaciones
de Dios.
El problema de fondo está en que no nos cabe en la cabeza que a partir de la encarnación de Dios, el cristianismo modificó radicalmente nuestra
manera de entender la trascendencia de Dios.
Resulta comprensible que a las instituciones religiosas les
viene mejor el Omnipotente de la Filosofía que el el
MisericordiosoMisericordioso del Evangelio.
El Omnipotente diviniza el poder y nos empuja a desear ser poderosos,
para ser imagen suya. Es el Dios que cuadra divinamente y
paradójicamente con la tentación satánica: “seréis como dioses” – Gen
3,5 -.
El MisericordiosoEl Misericordioso no empuja a nadie a desear poderes, por muy
divinos que sean. Porque es el Dios que no “legitima” nada más que la
identificación y hasta la fusión con el destino de todos los que se ven
machacados por el dolor y la injusticia del “orden” presente.
Todo esto significa que el cristianismo, no sólo cambió el concepto de concepto de
Dios,Dios, sino igualmente el modo de encontrar a Dios.modo de encontrar a Dios. El modo de
encontrar a Dios no va por el camino ascendentecamino ascendente de la perfección y la divinización, sino por el camino descendente de la humanización y la Misericordia. Es decir, encontramos a Dios en la medida, y sólo en la medida, en que - como lo hizo Dios mismo - nos fundimos con lo humano, precisamente para liberar a los seres humanos, y a la sociedad en que vivimos los seres humanos, de la deshumanización que a todos nos amenaza y a todos nos domina, causando tanta inhumanidad y tanto sufrimiento.
LA PARÁBOLA NOS ACERCA A UNA IMAGEN MAS CREIBLE DE NUESTRO DIOS
Con la llegada de Jesús, la relación de la persona humana con Dios sufre un cambio radical: El Dios de Jesús rescata la profunda imperfección del hombre e intensifica su relación con ella.
La inconsistencia se vuelve la nueva versión de Dios, del
mismo modo que la la MisericordiaMisericordia viene a ser su
contenido. El Dios de Jesús es definido a partir de su sensibilidad
por todo cuanto el ser humano tiene de frágil, finito, limitado,
humano. Pensar algo respecto de Dios significa pensar en su
Misericordia.
Tito 3,4
Jesús hace varias revelaciones a partir de su experiencia de Dios:
• Un Dios desprovisto de dogmatismos
• Un Dios desprovisto de control y poder.
En resumen un Dios al que le basta la Misericordia para correr al encuentro del hombre, abrazarlo y cubrirlo de besos.
Hacer lo mismo que hizo el samaritano, implicaba corregir totalmente una concepción de Nuestro Dios centrada en el culto, en el olvido de la
persona humana, de la subordinación a la ley. Para Jesús es claro que hay que dejar a un lado las reglas y ayudar al que sufre. En la parábola Jesús
revela el “genuino rostro de Nuestro Dios” – Padre – Madre “Clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor” Jonás 4,2. Ex
34,6.
La parábola del Buen Samaritano, leída en el contexto de la crítica al compromiso de Jesús con los cobradores de impuestos y los pecadores,
es la revelación de una imagen de Diosrevelación de una imagen de Dios que invita a la persona creyente a una entrega incondicional a favor del que sufre. Refleja las tensiones que rodean el Misterio de Jesús y cómo los fariseos entienden muy bien que Jesús rechaza la caricatura que encierra a Dios en el marco de unos preceptos vacíos del amor y de la Misericordia de Dios.
La conducta del Buen Samaritano es el mejor retrato de Jesús: EL SAMARITANO es el único que encuentra a Dios en el dolor del herido, el único que se compromete con él y hace verdad la unidad del amor a Dios y el prójimo como a uno mismo. Es el camino a transitar para conseguir la plenitud de la vida.
La parábola del Buen Samaritano nos recuerda que “Ahora le toca al ser
humano darle lo suyo a Dios que ha renunciado a
su poder para que la creación se hubiera podido
dar”.
En este caso el samaritano comprende que no es Dios
quien puede ayudarnos, sino él es quien debe
ayudar a Dios. SI el no socorre al herido, Dios “no
puede “hacer nada”
En la parábola del Buen Samaritano se nos muestra que no es Dios el llamado a evitar el
sufrimiento del hombre, sin que el hombre es el llamado a evitar el dolor de Dios en la
historia
Dios respeta las leyes de la naturaleza y de la libertad humana. Entonces la oración no debe ir tanto dirigida al Señor para que arregle las cosas
“sino para que nos cambie a nosotros, nos asista y nos ayude a arreglarlos; para que asumamos nuestras responsabilidades”.
No se trata de pedirle a Dios que resuelva el hambre de los pobres sino de pedirle que nos haga más sensibles a la miseria y responsables
para ayudar con nuestros bienes y talentos a calmar su hambre. Lo que no hagamos nosotros no suele hacerlo Dios. Lo que no hubiera
hecho el samaritano se hubiera quedado para siempre sin ser hecho. Lo que dejemos de hacer nosotros, por egoísmo, lo deja de
hacer Dios! Así de serio.
Lo decía la judía Etty Hillesum asesinada en Auschwitz en 1943 “solo una cosa me parece cada vez más clara: no eres tu quien puede ayudarnos, sino
nosotros somos los que podemos ayudarte, y haciéndolo, nos ayudamos a nosotros mismos”
En la parábola del Buen Samaritano se revela la calidad humana de Jesús y la grandeza del
Dios en quien creía. En Jesús Dios se revela como aquel que está a merced del
hombre en la historia supuesto que ni siquiera “intervino” en la muerte de su Hijo
De Jesús impactaba la Misericordia y la gran importancia que le otorgaba: nada hay más acá ni más allá de ella, y desde ella defina la verdad de Dios y del Ser Humano.
La Misericordia constituye la respuesta a la indigencia humana no el juicio y la condenación. La Misericordia es la respuesta de Dios al delirio de la persona humana de querer ser perfecta. Jesús da a entender
que el elemento central de su proyecto no es la contabilidad sino la COMPASÍÓN – MISERICORDIA
Esta parábola nos hace presente el fascinante misterio de Nuestro Dios. Un Dios “semper maior et semper novus”. Nos ayuda a comenzar a experimentar la innegable incomprensibilidad de Dios la
sorprendente libertad que le caracteriza de un modo cada vez más intenso y más puro.
Nos comunica algo acerca de Nuestro Dios y de su gracia, de Jesucristo crucificado y
resucitado.
NOS LLEVA A EXPERIMENTAR A NUESTRO DIOS: COMPASIVO Y MISERICORDIOSO,
SILENCIOSO Y CERCANISIMO, INEFABLE Y SORPRENDENTE.
Nos conduce a encontrar realmente a Nuestro Dios, al Dios Vivo y Verdadero, al Dios que merece ese nombre superior a cualquier
nombre. En el Samaritano está Nuestro Dios a quien tenemos que “contemplar” y
“practicar” en nosotros, en nuestros colegios.
La perenne actualidad de Dios, nos exige la perenne actualidad de sus imágenes … Más que de respuestas, lo importante, el meollo de la cuestión es la pregunta acerca de Dios: viviente por antonomasia, fuente, a la
vez de inquietudes y de alegría, de zozobra y de esperanza, de interrogantes angustiosos y de confianza que vence todo desaliento.
En la Parábola Jesús descubre al hombre concreto por excelencia: el que al VER un Herido en el camino, le funciona el corazón, se le mueven las entrañas, atiende y cura sus heridas y lo acompaña hasta la sanación total. No se trata de “obras de misericordia” sino de la estructura fundamental que nos hace humanos: re-accionar ante las víctimas de este mundo.
LA PARÁBOLA NOS MUESTRA UNA IMAGEN AUTÉNTICA DE LA PERSONA HUMANA
La Parábola nos manifiesta, pues, quién es el auténtico ser humano:
El que vio al herido en el camino, escuchó sus gritos de auxilio, reaccionó y lo ayudó a curarse.
El que interioriza las necesidades ajenas, las hace parte de sí mismo y las vuelve motor de su existencia.
Tener corazón es lo que define la humanidad. La falta de corazón nos deshumaniza, nos endurece. Nuestro Dios no comparte este punto de vista “Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo he visto la opresión con que los egipcios los oprimen, y he escuchado su clamor... Ya conozco sus sufrimientos. He bajado para liberarle... El clamor de los Israelitas ha llegado hasta mi”. Ex 3, 7 –9. “Yo los oiré porque soy compasivo” Ex 22, 20-26. “Todo lo contrario que le sucede al Faraón cuyo corazón “se endureció”. Ex. 7,13.22;8,15
LO CENTRAL DEL PROYECTO DE NUESTRO DIOS “No endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano a tu hermano”.
““Nuestro Dios no nos trata según nuestros pecados, Nuestro Dios no nos trata según nuestros pecados, ni nos da lo que merecemos por nuestras culpas”ni nos da lo que merecemos por nuestras culpas”
Salmo 103,10
“Mi corazón se conmueve y a la vez se estremecen mis entrañas. No puedo dejarme llevar por mi
indignación …Porque soy Dios y no hombre y no me gusta
destruir” Oseas 11,8-9.
“Les daré un corazón nuevo, infundiré en ustedes un Espíritu nuevo, quitaré de su
carne el corazón de piedra y les daré UN CORAZÓN DE CARNE” Ez 36, 26 –27.
Jeremías pone en boca de Nuestro Dios las siguientes Palabras conmovedoras que lo muestran como es: Movido por Misericordia: “Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí…” Jeremías 4,19. “No es Efraím para mí un hijo predilecto, o un niño mimado, para que después de cada amenaza deba siempre pensar en él, y por él se conmuevan mis entrañas y se desborde mi ternura?” Jeremías 31,20
LO CENTRAL DEL PROGRAMA DE JESÚS: El Reino de Dios “Sed Misericordiosos, como
vuestro Padre es Misericordioso”
“Dios es Misericordioso conDios es Misericordioso con todos” Rom 11,32
““La Misericordia no tiene porque temer La Misericordia no tiene porque temer el juicio”el juicio” Sant 2,13.
el Tener capacidad de asombrarse, de enternecerse y estremecerse con el dolor ajeno. Salir de nosotros mismos es decir no pasar de largo ante el dolor
humano.“Sentimos el dolor del otro, luego existimos”
Es el camino de la humanización que pasa necesariamente por la espiritualidad de la Compasión – Misericordia.
“El programa del Cristiano – el programa del Buen Samaritano, el programa de Jesús – es un Corazón que ve donde se necesita amor y actúa en consecuencia”
“Cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios” Benedicto XVI – Carta Dios es Amor
– No. 31 y No. 16 -.
Lo captó profundamente Paulo VI en la Evangelii Nuntiandi “Lo único absoluto es el Reino, todo lo demás es relativo” yo me atrevería a traducirlo así: “Lo absoluto es la misericordia, todo lo demás es relativo”, “La
primacía la tiene el sufrimiento, no la ley. La experiencia de la misericordia – corazón con entrañas de misericordia que no pasa de largo – como experiencia
de conocimiento de Dios, Mt 9, 13; 12, 7 Luc 1. 51-54. El seguimiento, o acontece aquí, o no acontece en absoluto. Lo que está en juego no es la soteriología
sino la Teodicea.
No podemos olvidar que lo que Jesús cuestionó fue el modo de relacionarnos con su Dios. Para la religión, la relación con Dios se realiza
mediante la aceptación de verdades absolutas, de normas intocables y de observancias y prácticas rituales. Para Jesús lo fundamental y
determinante no fueron ni las verdades, ni las normas, ni las observancias sino las PERSONAS: su vida, su dignidad y sobre todo la liberación del
sufrimiento de los más desgraciados, los pobres, los enfermos, los excluidos de la sociedad – Sant 1,27.
Hablar de la vida humana es hablar de la dignidad de las personas, de sus derechos, del respeto que merecen, de la libertad a la que tienen derecho, de
la seguridad y la felicidad a la que aspira cualquier persona normal.
La utopía del Reino no consiste en que nos divinicemos, sino en que nos humanicemos tanto y de tal manera, que nos resulte insoportable el
sufrimiento, la humillación, la falta de seguridad y de libertad o cualquier forma de agresión que sufra cualquier ser humano.
Me suena que “el entre vosotros no debe ser así”, va en esa dirección
son las “entrañas de misericordia” de la parábola del Buen
Samaritano. Acaso no es la misericordia de Nuestro Dios la que nos transforma en testigos de su
misericordia, la que nos convierte en mediación para
encarar la dureza del mundo. Una dureza que empieza en la
debilidad, pasa a la mezquindad y la ceguera y muchas, muchísimas
veces termina en la maldad.
El proyecto central de la fe cristiana se tiene que centrar en la lucha contra la inhumanidad que todos llevamos dentro ya que no puede haber vida divina donde la vida humana se ve amenazada,
limitada, humillada o deteriorada de la manera que sea.
““La necesidad de dejar que el sufrimiento hable con elocuencia, es La necesidad de dejar que el sufrimiento hable con elocuencia, es condición de toda verdad”condición de toda verdad” Adorno. La teología actual, encabezada por
Karl Rahner se opone a todo intento por reconciliarse con Dios a espaldas de la historia del sufrimiento humano. San Juan de Ávila decía
que lo que nos pasa es que “desnatamos la misericordia”“desnatamos la misericordia” y nos quedamos con la justicia a secas que corre el peligro de volverse
venganza.
Para nosotros los cristianos la pregunta clave debe ser QUIÉN SUFRE? Mt 25, 31-46. Es la “memoria passionis” como rememoración cristiana de
Nuestro Dios. Si no nos queda en el alma sitio privilegiado y claro para los que sufren para los que cada noche se acuestan sin comer,
para los que se pudren en los hospitales, en las cárceles, en los barrios de la periferia es porque estamos satisfechos, porque tenemos cubiertas
todas nuestras aspiraciones y no podemos olvidar que ni el Evangelio, ni la espiritualidad son para gentes satisfechas, mucho menospara
gentes arrogantes.
Cuidemos para no caer en “el auto-atrofiamiento del corazón”.
San Agustín
Vivimos una época de bienestar y contrastes, de miedos y de amenazas, de indefinición en la que las seguridades se diluyen. La información es intensiva y las distancias difusas. Hay la sensación de que los vemos todo y lo sabemos todo: injusticias, corrupción, sufrimientos, soledad, violencia … Y cada vez nos sorprendemos menos con lo que vemos y oímos.
Como hemos sido capaces de, viendo tanto, hacer tan poco?
Por qué ese letargo? Las causas pueden ser muchas:
La privatización de la vida: Los objetivos vitales que tenemos son personales poco sociales.
La sensación de impotencia ante las tragedias: que puede impermeabilizar el corazón, crear un cierto mecanismo de defensa.
La distancia física y mediática que hace que esa realidad se convierta en pura información, pero no en algo que le afecte y muchos menos que la apasione.
La falta de comunicación, de motivación personal: El otro me es demasiado ajeno como para sentirlo mío. Tan rápido como llega el sentimiento se va. Sabemos más de los problemas de los personajes del corazón que de la vida real de la gente con la que vivimos.
La dificultad para comprender la diferencia: El contacto con los otros muchas veces es aséptico, impersonal, anónimo o profesional. Hay poco interés, poco tiempo o falta de seguridad para asomarse a la vida del diferente. Terminamos tratando únicamente con quienes son como nosotros.
Unos se refieren a la COM – PASIÓN – Misericordia como una pasión, otro como una moción, otros como un sentimiento… pero todos coinciden en que tiene que ver con nuestra común humanidad.
La compasión nos sitúa en una especie de humanidad entre seres radicalmente iguales en su humanidad.
La COM-PASIÓN – Misericordia tiene que ver con vibrar con lo que vive el otro, sufrir con lo que sufre el otro,
pasar por lo que pasa el otro.
COM-PASIÓN – Misericordia significa indignarse ante la desgracia ajena,
compartirla, sentirla y dolerse de ella. La compasión exige un proceso de
identificación con el otro, con el que sufre, imaginarme su dolor, viajar imaginariamente
a su situación, experimentar su alteridad.
La COM-PASIÓN – Misericordia supone
asumir la carga existencial del otro,
cargar con su propio sufrimiento y descubrir
intuitivamente que no soy imposible e
indiferente sino frágil y vulnerable también,
porque los otros sufren.
La COM-PASIÓN – Misericordia es la superación del egoísmo que nos lleva a ponernos en lugar del otro y actuar por y para él. En ella prevalece la igualdad y dignidad básica y común del ser humano.