buenas noticias

20
Marzo-Abril de 2007 REVISTA DE COMPRENSIÓN BÍBLIC A El bautismo: Comienzo de una nueva vida Jesús no fue crucificado un viernes ni resucitó un domingo Cómo renovar su matrimonio

Upload: marinex84

Post on 18-Jan-2016

227 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Como renovar su matrimonio

TRANSCRIPT

Page 1: Buenas Noticias

Marzo-Abril de 2007

R E V I S T A D E C O M P R E N S I Ó N B Í B L I C A

El bautismo: Comienzo de una nueva vidaJesús no fue crucificado un viernes ni resucitó un domingo

Cómo renovar su matrimonio

Page 2: Buenas Noticias

Ilustraciones, de arriba abajo: Photos.com, Photos.com; portada, Photos.com

¿Qué significa para los cristianos la Fiesta de los Panes sin Levadura? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

Para poder comprender el significado de la Fiesta de los Panes sin Levadura, es fundamental que entendamos que Jesucristo resucitado vive su vida en cada uno de sus fieles seguidores.

Jesús no fue crucificado un viernes ni resucitó un domingo . . . . . . . . 3¿Cómo podemos acomodar tres días y tres noches entre la tarde del Viernes Santo y el amanecer del Domingo de Resurrección? De hecho, es imposible. ¿Cuál es, entonces, la verdad sobre la crucifixión y la resurrección de Jesús?

¿Cuál es el verdadero origen de la Pascua Florida? . . . . . . . . . . . . . . . . 6Millones de personas creen que la Pascua Florida, una de las celebraciones religiosas más populares del mundo, se encuentra en la Biblia. Pero ¿es así? ¿Ha indagado usted acerca de los orígenes y costumbres de este festival y los ha comparado con la Biblia?

Cómo renovar su matrimonio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8Después de decir “Sí”, muchas parejas creen que su matrimonio va a permanecer en ese estado idílico para siempre. Pero cuando termina la luna de miel, muchos empiezan a ver que no es así. ¿Por qué ocurre esto y qué podemos hacer para que el amor perdure y se fortalezca?

El bautismo: Comienzo de una nueva vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12En números anteriores hemos tratado temas relacionados con recursos espirituales tales como la oración, el estudio de la Biblia, el ayuno y el arrepentimiento. Pero para recibir los mayores dones de Dios, hay otro paso que usted debe dar: el compromiso del bautismo.

Liberté! Egalité! Fraternité! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14Hace más de 200 años estas tres palabras retumbaron por las calles de París durante la revolución francesa. ¡Si cada sociedad pudiera tan sólo practicar la definición bíblica de la libertad, la igualdad y la hermandad! Sin embargo, se acerca una era en que sí lo harán.

C o n t e n i d o

Página 6

Marzo-Abril de 2007 • Volumen 12, Número 2Las Buenas Noticias es una publicación bimestral de la Iglesia de Dios Unida, una Asociación Internacional, P.O. Box 541027, Cincinnati, Ohio 45254-1027, EE.UU.

Edición en inglés: Director: Scott Ashley

Director de arte: Shaun VenishEdición en español:

Director general: Leon Walker Director: Donald Walls

Colaboradores especiales: Pablo Dimakis Santín, María Mercedes de Hernández, Ralph D. Levy,

Catalina Roig de Seiglie, Dionisio R. VelascoCuerpo editorial:

Jerold Aust, John Bald, Roger Foster, Bruce Gore, Paul Kieffer, Graemme Marshall, Melvin Rhodes, Tom Robinson,

John R. Schroeder, Richard Thompson, David Treybig, Lyle WeltyConsejo de Ancianos de la Iglesia de Dios Unida: Aaron Dean, Robert Dick, Bill Eddington, Jim Franks,

Clyde Kilough, Victor Kubik, Les McCullough, Joel Meeker, Richard Pinelli, Larry Salyer, Richard Thompson, Leon Walker

Salvo indicación contraria, las citas bíblicas son de la versión Reina-Valera, revisión de 1960.

Suscripciones: Esta revista se envía gratuitamente a toda persona que la solicite. El precio de las suscripciones ha sido pagado por los miembros de la Iglesia de Dios Unida y otros colaboradores que voluntariamente contribuyen al respaldo de esta labor. Si desea obtener una suscripción gratuita, sólo tiene que solicitarla a la di-rección más cercana a su domicilio.

Puede enviar sus comentarios, preguntas o solicitudes a cualquiera de estas direcciones:

Argentina: Casilla 751 • 8000 Bahía Blanca, B.A.Bolivia: Casilla 8193 • Correo Central • La PazColombia: Apartado Aéreo 91727 • Bogotá, D.C.Chile: Casilla 10384 • Santiago Sitio en Internet: www.unidachile.orgEl Salvador: Apartado Postal 2977 • 01101 San SalvadorEstados Unidos: P.O. Box 541027 • Cincinnati, OH 45254-1027 Sitio en Internet: www.IglesiadeDiosUnida.orgGuatemala: Apartado Postal 1064 • 01901 GuatemalaHonduras: Apartado Postal 283 • Siguatepeque, ComayaguaMéxico: Apartado Postal 4822 • Suc. Tec. • 64841 Monterrey, N.L. Correo electrónico: [email protected] Sitio en Internet: www.unidamex.org.mxPerú: Apartado 18-0766 • Lima

Página 8

Page 3: Buenas Noticias

Marzo-Abril de 2007 1

¿Qué significa para los cristianos la Fiesta de los Panes sin Levadura?Para poder comprender el significado de la Fiesta de los Panes sin Levadura, es fundamental que entendamos que Jesucristo resucitado vive su vida en cada uno de sus fieles seguidores.Por Vince Szymkowiak

n creciente número de cristianos en todo el mundo está descu-briendo y celebrando las fiestas bíblicas de Levítico 23. Al exa-

minar el simbolismo relacionado con estos festivales, estas personas han empezado a verlos a la luz de la vida y la misión de Jesucristo.

Al fin y al cabo, Jesús, al ser sacrifica-do como nuestro cordero pascual, inició el cumplimiento del plan de salvación. Notemos lo que dijo el apóstol Pablo al respecto: “Porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Corintios 5:7; comparar con Isaías 53:7-9; 1 Pedro 1:18-19). Más aún, Jesús fundó su iglesia en otra de estas fiestas: la de Pentecostés (Hechos 2). Es obvio que para él estas fiestas santas eran muy im-portantes.

Durante la primavera (marzo-abril) en el hemisferio norte, inmediatamente des-pués de la Pascua y varias semanas antes de la Fiesta de Pentecostés, hay otra fiesta bíblica: la de los Panes sin Levadura, que dura siete días (Levítico 23:6-8; Éxodo 12:17-18). Examinemos brevemente el suceso más grandioso jamás ocurrido du-rante esta fiesta y su significado para los cristianos de hoy.

El más grande entre varios sucesos importantes

Algunos podrían suponer que la libe-ración de Israel de la esclavitud en Egipto, también ocurrida justo después de la Pas-cua y durante la Fiesta de los Panes sin Le-vadura (Números 33:3), fue el suceso más grandioso acontecido en esta fiesta bíblica.

Otros podrían considerar que el cruce del mar Rojo, tradicionalmente asociado con el último día de los Panes sin Levadu-ra, es otro de los acontecimientos destaca-dos de este festival. Esto significó que por fin Israel estaba libre del dominio egipcio; su libertad era ya una realidad. Más tarde, después de que Israel entrara en la Tierra

Prometida, la milagrosa conquista de Je-ricó se llevó a cabo durante los siete días de esta fiesta.

Otros importantes sucesos ocurridos en la Fiesta de los Panes sin Levadura fueron la rededicación del pueblo de Dios a su Creador. Hay dos ejemplos de esto en el Segundo Libro de Crónicas. Desde el ca-pítulo 29 hasta el 31 se describe la refor-ma religiosa dirigida por el rey Ezequías, y los capítulos 34 y 35 nos hablan de otra reforma encabezada por el rey Josías. Estos pasajes revelan la enorme emoción y ale-gría que sintieron los israelitas cuando se comprometieron nuevamente con Dios (ver 30:21-23 y 35:17-18).

Pero hay un hecho acontecido durante los Días de Panes sin Levadura cuyo im-pacto es muchísimo mayor que el de cual-quiera de aquellos ya mencionados: ¡la re-surrección de Jesucristo!

¿Cuándo resucitó Jesucristo?

Sabemos que Jesús fue crucificado en la víspera de un día santo, como nos dice Juan 19:31. Aunque la mayoría de las personas suponen que el día de reposo mencionado aquí era el sábado (que se guardaba desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado), Juan nos dice claramen-te que este día de reposo en particular era “de gran solemnidad”, término usado para designar cada uno de los días santos que formaban parte de los festivales de Dios.

Una lectura acuciosa de los evangelios nos revela que este día “de gran solem-nidad” era el primero de la Fiesta de los Panes sin Levadura, que era un día santo (Levítico 23:2, 6-7) y que podía caer en cualquier día de la semana.

Jesús permaneció en el sepulcro tres días y tres noches, tal como lo había pro-metido (Mateo 12:40). Es imposible hacer concordar la afirmación de Jesús en Ma-teo 12 con la idea de una crucifixión en la tarde del viernes y de una resurrección el domingo por la mañana. (No deje de leer

“Jesús no fue crucificado un viernes ni re-sucitó un domingo”, en la página 3.)

Tres días y tres noches, empezando a contar desde el momento de su sepultura, justo antes del comienzo del primer día de Panes sin Levadura, nos lleva a la puesta del sol al concluir el sábado, también du-rante la semana de los Panes sin Levadura, y nos indica que ese fue el momento en que Jesús resucitó.

En realidad, la resurrección no se efec-tuó el domingo por la mañana. Pero ese domingo se esparció rápidamente la noti-cia de que el sepulcro estaba vacío y de que Jesús se había aparecido primero a María Magdalena (Juan 20:11-18) y después a otros de sus seguidores.

El acontecimiento más extraordinario

de la historia humana

Reflexionemos. Si hubiésemos sido se-guidores de Jesús en Jerusalén al momento de su resurrección y se nos hubiese dicho que él había resucitado, ¿cuál habría sido el tema de nuestras conversaciones durante el resto de aquella fiesta? ¿En qué hubiése-mos estado pensando? Indudablemente, en el acontecimiento más grandioso que había ocurrido en la historia de la humanidad, la declaración misma del ángel: “Ha resucita-do” (Mateo 28:6-7).

Esa Fiesta de los Panes sin Levadura marcó un hito en la forma de celebrar esta fiesta bíblica. Sí, los cristianos todavía re-cordarían la liberación de Egipto como un precursor de la redención del pecado y la liberación de la esclavitud de Satanás. To-davía se haría énfasis en comer pan sin le-vadura como un recordatorio físico de que debemos quitar la levadura espiritual de nuestra vida y eliminar el pecado.

Pero en el centro de todo ello —en el núcleo mismo de la celebración de la Fies-ta de los Panes sin Levadura— ¡estaba la estremecedora verdad de que Dios había resucitado a su Hijo durante esta fiesta!

Marzo-Abril de 2007 1

U

Page 4: Buenas Noticias

2 Las Buenas Noticias2 Las Buenas Noticias

Jesús destacó reiteradamente la impor-tancia de su propia resurrección de entre los muertos. Durante la última cena les dijo a sus discípulos que pronto sería traiciona-do, pero también les aseguró que al poco tiempo volvería a vivir, y agregó: “Porque yo vivo, vosotros también viviréis” (Juan 14:19). Él acababa de prometerles que no quedarían huérfanos (v. 18), es decir, no estarían desprotegidos espiritualmente y completamente vulnerables frente a los poderes de Satanás.

Jesús declaró que tanto el Padre como él mismo vivirían en los corazones y mentes

de los cristianos, mediante la presencia del Espíritu Santo (vv. 20-26). Como ahora el Cristo resucitado mora en nosotros, nos da la fortaleza para vencer nuestros pecados. Esta nueva vida, que ahora se hace posi-ble gracias al Cristo viviente, nos faculta para conquistar “el pecado que nos asedia” (Hebreos 12:1).

El simbolismo del pan sin levadura

Parte de la instrucción de Dios para los Días de Panes sin Levadura tiene que ver con retirar de nuestras casas los productos leudados (Éxodo 12:15-16). En 1 Corintios 5:8 el apóstol Pablo exhorta a la iglesia de Corinto, en su gran mayoría gentil, a “ce-lebrar la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad [actitudes pecaminosas persistentes], sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad”. Esta es una clara referencia a la Fiesta de los Panes sin Levadura.

Pablo reconocía que el pan sin levadura de esta fiesta simboliza la sinceridad y la verdad, que deben ser el sello de la vida de todo cristiano. También entendió que la le-

vadura durante esta temporada representa el pecado, y que esta fiesta encarna nuestro deseo de esforzarnos para eliminarlo com-pletamente de nuestra vida.

¡La auténtica y extraordinaria historia que resaltan los Días de Panes sin Levadu-ra es la de Jesucristo resucitado, que vive su vida en quienes nos hemos arrepentido verdaderamente de vivir en pecado y que hemos recibido el Espíritu Santo! Éste nos da el poder para superar el pecado en una forma que antes no era posible.

Sí, la Fiesta de los Panes sin Levadura es un festival que nos ayuda a poner el de-

bido énfasis en reemplazar el pecado con buenas obras.

Pero la única

manera de quitar el pecado de nuestra vida radica en ¡poner a Jesús dentro de ella! Se nos ha prometido que tendremos éxito en esta empresa de sacar el pecado, porque Je-sucristo vive dentro de nosotros (comparar Gálatas 2:20; Romanos 7:23; 8:4).

¿Qué se necesita para vencer el pecado?

Pablo nos dice en Romanos 13:12 que debemos desechar las obras de las tinie-blas, y vestir las armas de la luz. A con-tinuación hace una lista de las “obras de las tinieblas”, tales como la glotonería, borracheras, lujurias, lascivias, contiendas y envidia. Después, en el versículo 14 nos muestra la manera de superar esos pecados: “Vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”.

En nuestra lucha contra el pecado, que ocurre todos los días de nuestra vida, no sólo durante la Fiesta de los Panes sin Le-vadura, tenemos la opción de luchar con nuestras propias fuerzas o de someter nues-tra voluntad a Dios y confiar en el poder de Jesucristo resucitado, quien vive su vida en nosotros mediante el poder del Espíritu

Santo. Con este poder que actúa en contra de nuestros pecados, “el poder de su resu-rrección”, podemos decir junto con Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 3:10; 4:13).

Podemos bregar por nuestra cuenta, o podemos apoyarnos en el poder del único que nunca pecó. Él nos dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Cris-to nos anima a descargar nuestros yugos y preocupaciones en sus poderosos hombros para encontrar descanso espiritual, y luego dice: “porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (vv. 29-30).

Él ha prometido que sus leales seguido-res nunca perecerán, ni nadie podrá arre-batarlos de su mano, porque él les da vida eterna (Juan 10:27-28). Nosotros segui-mos sus instrucciones acudiendo a él para poder tener vida (Juan 5:40).

Jesucristo vive nuevamente en nosotros

Sí, Pablo les recordó a los cristianos que debían ocuparse en su salvación “con temor y temblor” (Filipenses 2:12). Sin embargo, no se refería a una salvación basada sólo en obras, porque en el versículo 13 explicó: “Dios es el que en vosotros produce así el querer [es decir, nos infunde el deseo de vencer] como el hacer [poner ese deseo en acción], por su buena voluntad”.

Los Días de Panes sin Levadura llevan implícita en su significado la creencia de que para vencer el pecado es fundamental entender que Jesucristo resucitado vive su vida en cada uno de nosotros.

Pablo dijo también: “Si Cristo no re-sucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (1 Corintios 15:17). Y añadió: “Con Cristo estoy juntamen-te crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la car-ne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).

La resurrección de Cristo y el hecho de que él vive nuevamente en sus verdaderos seguidores para darles la fuerza necesaria para quitar la levadura del pecado de sus vidas, es lo que les da a las tres primeras fiestas —la Pascua, la Fiesta de los Panes sin Levadura y Pentecostés— un sentido tan profundo y duradero. ¿No cree que ya es tiempo de indagar más a fondo sobre el significado de estos festivales bíblicos y lo que nos enseñan acerca de la vida y la misión de Jesús? BN

En 1 Corintios 5:8 el apóstol Pablo exhortó a la iglesia de Corinto, en su mayoría gentil, a “celebrar la fiesta, no con la vieja levadura . . . sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad”.

Scot

t A

shle

y

Page 5: Buenas Noticias

Marzo-Abril de 2007 �

asi dos mil millones de personas que profesan el cristianismo creen que Jesucristo fue crucificado y sepulta-do en la tarde del Viernes Santo y que volvió a la vida en la alborada

del Domingo de Resurrección, es decir, un día y medio más tarde.

Pero cuando comparamos esto con lo que Jesús mismo afirmó con respecto al lapso que iba a estar en el sepulcro, nos encontra-mos con una enorme contradicción. Él dijo: “Como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:40).

El contexto en el que Jesús pronunció es-tas palabras es muy importante. Los escri-bas y fariseos estaban exigiendo una señal milagrosa como prueba de que él era real-

mente el tan esperado Mesías. “Él respon-dió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás” (v. 39).

Esta fue la única señal que Jesús les da-ría para corroborar que era el Mesías pro-fetizado: “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches”.

La cronología tradicional no tiene sentido

Los evangelios son muy explícitos al afirmar que Jesús murió y que su cuerpo fue colocado apresuradamente en el sepul-cro hacia el final de la tarde, justo antes de la puesta del sol, cuando estaba por comen-zar un día santo (Juan 19:30-42).

De acuerdo con la cronología tradicional, de la puesta del sol del viernes hasta la pues-ta del sol del sábado hay una noche y un día. Del sábado por la noche hasta el amanecer del domingo hay otra noche, lo que da un total de dos noches y un día. Entonces, ¿de dónde sacamos otra noche y dos días más para completar los tres días y las tres noches que Jesús dijo que estaría en el sepulcro?

Sin duda alguna, esto es un problema se-rio. La mayoría de los teólogos y eruditos religiosos tratan de justificarse argumen-tando que cualquier porción de un día o de una noche cuenta como un día o una noche completos. Así, dicen ellos, los minutos fi-nales del viernes equivalen al primer día, todo el día sábado equivale al segundo, y los primeros minutos del domingo equiva-len al tercer día.

Jesús no fue crucificado un viernes ni resucitó un domingo¿Cómo podemos acomodar tres días y tres noches entre la tarde del Viernes Santo y el amanecer del Domingo de Resurrección? De hecho, es imposible. ¿Cuál es, entonces, la verdad sobre la crucifixión y la resurrección de Jesús?Por Scott Ashley

C

¿Sabía usted que existen más pruebas históricas que respaldan el concepto de una crucifixión en día miércoles? Aunque en los prime-

ros siglos del cristianismo esta perspectiva era minoritaria y se oponía a las enseñanzas predominantes de la iglesia romana, algunos documentos históricos indican que hubo una Pascua el martes por la noche, una cru-cifixión el miércoles en la tarde y una resurrección el sábado a la puesta del sol.

Alrededor del año 200 d.C., un documento llamado Didascalia Apos-tolorum, que supuestamente contenía enseñanzas de los apóstoles, men-ciona que la última Pascua que Jesucristo celebró con sus discípulos se llevó a cabo un martes por la noche. Cabe aclarar que el tiempo a que se alude en este documento corresponde al método bíblico de contar los días; es decir, el primer día de la semana era domingo y los días comen-zaban a la puesta del sol.

Este documento afirma: “Porque después de comer la Pascua en el tercer día de la semana [el martes] al atardecer, nos dirigimos al monte de los Olivos; y durante esa noche arrestaron a nuestro Señor Jesús. Y al día siguiente, que era el cuarto día de la semana [miércoles], él permaneció bajo custodia en la casa del sumo sacerdote Caifás”.

Paradójicamente, el texto prosigue relatando que Jesús fue crucificado un viernes, lo que pone en evidencia la confusión que existía en cuanto a las fechas, porque el texto bíblico claramente demuestra que fue cru-cificado el día siguiente a la cena pascual. No obstante, el documento comprueba que en ese tiempo, para algunos era un hecho que la Pascua había ocurrido un martes al atardecer, lo que lógicamente sitúa la cruci-fixión al día siguiente, es decir, el miércoles.

Epifanio (367-403 d.C.), obispo de Salamis, escribió que “el miércoles y el jueves son días de ayuno hasta la hora novena, porque al comienzo del miércoles el Señor fue arrestado y el viernes fue crucificado”. Como podemos ver, aun cuando la opinión predominante sostenía que el día de la crucifixión era el viernes, se sabía que el día del arresto de Jesús era un miércoles. (Recordemos que en una semana basada en días calculados de tarde a tarde, el miércoles —es decir, el cuarto día de la semana— había comenzado a la puesta del sol del martes.)

Ya en el siglo quinto la celebración del Domingo de Pascua se había difundido ampliamente. Sin embargo, un historiador eclesiástico de ese tiempo, llamado Sócrates, en una sección de su historia titulada “Dife-rencias de uso en cuanto a la Pascua”, mencionó que algunos cristianos celebraban la resurrección en sábado en lugar del domingo. Lo explicó así: “De hecho, en el oriente otros celebraban aquella fiesta en el sábado”.

El obispo Gregorio de Tours (538-594), aun cuando creía en una resu-rrección dominical, reconocía que muchos creían que Jesús había resuci-tado el séptimo día de la semana. Lo dijo así: “Según nuestras creencias, la resurrección del Señor ocurrió en el primer día y no en el séptimo día como muchos opinan”.

Así, en lugar de una aceptación unánime a favor de la cronología de Viernes Santo-Domingo de Resurrección, ya en los primeros siglos existía confusión en cuanto a la fecha de la crucifixión de Jesús. Por otra parte, estos registros históricos muestran que durante ese período una minoría de cristianos sí comprendía la cronología bíblica de una Pascua el martes, una crucifixión el miércoles y una resurrección el sábado por la tarde.

—Mario Seiglie

Antiguos documentos corroboran el día de la crucifixión

Page 6: Buenas Noticias

� Las Buenas Noticias

Suena razonable, ¿no le parece? Pero el problema es que simplemente no cuadra. Si tal explicación fuese válida, tendríamos tres días y dos noches, no tres días y tres noches.

Además, en Juan 20:1 se nos dice que “el primer día de la semana, María Mag-dalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del se-pulcro”.

¿Capta usted el problema en este punto? Juan nos dice que aún estaba oscuro cuan-do María fue a la tumba el domingo y la en-contró vacía. Antes del amanecer Jesús ya había resucitado. Eso quiere decir que no estuvo en el sepulcro en ningún momento de la parte diurna del domingo, así que éste

no puede contarse como parte de los tres días y las tres noches.

Eso nos deja, cuando mucho, con parte del día viernes, toda la noche del viernes, la parte diurna completa del sábado, y la mayor parte de la noche del sábado. Todo ello suma un día entero y parte de otro, más una noche completa y la mayor parte de otra noche. A todo esto aún le falta por lo menos un día y una noche completos si creemos lo que Jesús dijo acerca del tiempo que iba a permanecer en el sepulcro.

Es evidente que algo no encaja bien. O Jesús se equivocó al decir el lapso de tiempo que estaría en el sepulcro, o la cro-nología tradicional del Viernes Santo y el Domingo de Resurrección está errada por cuanto no concuerda con la Biblia.

Obviamente, ambas cronologías no pue-den ser ciertas. ¿Cuál de ellas es, entonces, la correcta?

El tiempo según Dios

La fórmula para entender la cronología correcta de la crucifixión y resurrección de Jesucristo se basa en conocer cómo marca Dios el comienzo y el final de los días, y también el calendario de las fiestas bíblicas que coincidieron con estos sucesos.

En primer lugar, debemos darnos cuen-ta de que Dios no comienza ni termina los días a la medianoche, como lo hacemos

nosotros. Este es un método de origen humano. En Génesis 1:5 se nos dice clara-mente que, para Dios, los días empiezan en la tarde y terminan en la siguiente tarde: “Y fue la tarde [la porción nocturna] y la mañana [la porción diurna] un día”. Dios repite esta fórmula en todos los seis días de la creación.

En Levítico 23, donde Dios enumera to-das sus fiestas santas, especifica que deben observarse “de tarde a tarde” (v. 32), en otras palabras, de puesta de sol a puesta de sol.

Por esta razón José de Arimatea y Nico-demo, seguidores de Jesús, se apresuraron a colocar su cuerpo en el sepulcro de José, que quedaba cerca, justo antes de la puesta del sol (Juan 19:39-42). Estaba por comen-

zar un día santo (v. 31), cuando todo tipo de labor debía suspenderse.

Dos tipos de “días santos”

Juan nos dice en el versículo 31: “Enton-ces los judíos, por cuanto era la preparación de la Pascua, a fin de que los cuerpos [de los crucificados] no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas [para acelerar la muerte], y fuesen quitados de allí”.

En la cultura judía de ese tiempo, las labores de cocina y limpieza del hogar se hacían el día anterior al sábado para así no trabajar en el día de reposo que Dios santi-ficó. Por eso, el día previo al sábado se co-nocía comúnmente como “el día de prepa-ración”. Resulta evidente que el día en que Jesús fue crucificado y sepultado tuvo que ser la víspera de un día santo.

Pero la pregunta es: ¿Cuál día santo?La mayoría de las personas creen que

Juan está hablando simplemente del día de reposo semanal, que se observaba desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado. Como la afirmación de Juan aquí parece muy clara, la mayoría su-pone que Jesús murió y fue sepultado un viernes, y de allí se deriva la tradicional creencia de que fue crucificado y murió el “Viernes Santo”.

Tal parece que son muy pocos los que entienden que en la Biblia se habla acerca de dos tipos de días santos: primero, el sá-bado, el séptimo día de cada semana (que no debe confundirse con el domingo, que en realidad es el primer día de la semana); y segundo, los siete días santos anuales que se mencionan en Levítico 23 y en varios otros pasajes bíblicos, los cuales pueden caer en cualquier día de la semana.

Debido a que el cristianismo tradicio-nal abandonó hace mucho la celebración de estas fiestas bíblicas anuales (además del sábado semanal), por muchos siglos la gente no ha podido reconocer que los evan-gelios claramente nos revelan cuándo Jesús fue crucificado y cuando resucitó. Esto, a su vez, nos permite entender por qué tanto el “Viernes Santo” como el “Domingo de Resurrección” jamás ocurrieron como co-múnmente se cree.

El apóstol Juan explícitamente nos dice que el día santo que comenzó a la puesta del sol inmediatamente después de la sepultura de Jesús era uno de estos días santos anua-les. Fijémonos en Juan 19:31, donde se men-ciona que “aquel día de reposo era de gran solemnidad”, expresión que se usaba para diferenciar los siete días santos anuales del día de reposo que ocurría cada sábado.

¿Cuál era, entonces, ese día “de gran so-lemnidad” que comenzó inmediatamente después de la apresurada sepultura de Je-sús?

Los evangelios nos dicen que la noche previa a la condena y crucifixión de Jesús, él celebró la Pascua con sus discípulos (Mateo 26:19-20; Marcos 14:16-17; Lucas 22:13-15). Esto significa que fue crucifica-do en el día mismo de la Pascua.

En Levítico 23, donde se detallan las fiestas de Dios, leemos que el día después de la Pascua comienza un nuevo festival, la Fiesta de los Panes sin Levadura (vv. 5-6). Refiriéndose específicamente a esta fiesta dice: “El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis” (v. 7).

Este es el primero de los días santos anuales de Dios. Es el día “de gran so-lemnidad” al cual se refirió Juan. Varios comentarios, enciclopedias y diccionarios bíblicos hacen notar que aquí Juan se esta-ba refiriendo a un día santo anual en lugar del día de reposo que ocurre cada sábado.

La Pascua comenzó a la puesta del sol y concluyó a la puesta del sol del día si-guiente. Jesús comió la cena pascual con sus discípulos y fue arrestado más tarde

Juan nos dice que aún estaba oscuro cuando María fue a la tumba el domingo y la encontró vacía. Antes del amanecer Jesús ya había resucitado. Eso quiere decir que no estuvo en el sepulcro en ningún momento de la parte diurna del domingo, así que éste no puede contarse como parte de los tres días y las tres noches.

Page 7: Buenas Noticias

Marzo-Abril de 2007 �

Martes:Jesús comió la cena pascual con sus dis-cípulos (al comienzo del 14 de nisán, según el cómputo bíblico) e instituyó los símbolos del nuevo pacto (Mateo 26:26-28). Después, en esa misma noche, fue traicionado por Judas, arrestado y llevado ante el sumo sacerdote.

Miércoles:Jesús fue crucificado y murió alrededor de las 3 p.m. (Mateo 27:46-50). Este era el día de prepa-ración para un día santo anual, no semanal, que comenzaba a la puesta del sol (Marcos 15:42; Lucas 23:54; Juan 19:31). El cuerpo de Jesús fue colocado en el sepulcro justo antes de la puesta del sol (Mateo 27:57-60).

Jueves:Este era el día “de gran solemnidad”, un día santo anual, el primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura (Juan 19:31; Levítico 23:4-7). La Biblia lo menciona como el día posterior al “día de preparación” (Mateo 27:62).

Viernes:El día de gran solemni-dad ya había concluido, y las mujeres compra-ron y prepararon espe-cias para ungir el cuer-po de Jesús. El reposo semanal del sábado comenzó el viernes a la puesta del sol (Marcos 16:1; Mateo 23:56).

Sábado:Las mujeres descansa-ron el sábado conforme al cuarto mandamiento (Lucas 23:56; Éxodo 20:8-11). Jesús resucitó cerca de la puesta del sol, exactamente tres días y tres noches después de ser sepul-tado, cumpliendo así la señal de Jonás y dando validez a la señal de su mesiazgo.

Domingo:Las mujeres trajeron los ungüentos y especias muy temprano, cuando todavía estaba oscuro (Lucas 24:1; Juan 20:1), y descubrieron que Je-sús ya había resucitado (Mateo 28:1-6; Marcos 16:2-6; Lucas 24:2-3; Juan 20:1). Él no resu-citó el domingo por la mañana, sino alrededor de la puesta del sol del día anterior.

Cronología bíblica dela crucifixión y resurrección de Jesucristo

esa misma noche. Unas horas más tarde, después del amanecer, fue interrogado por Poncio Pilato, crucificado y luego se-pultado apresuradamente justo antes de la próxima puesta de sol, cuando terminaba la Pascua y comenzaba el día “de gran solemnidad”, es decir, el primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura.

En Levítico 23 se especifican el orden y la fecha de estos días, y los evangelios confirman el orden de los acontecimientos a medida que ocurrieron.

Crucificado un miércoles, no un viernes

Existen varios programas de computa-dor que nos permiten calcular en cualquier año determinado la fecha de la Pascua y las demás fiestas bíblicas. Estos progra-mas muestran que en el año 31 de nuestra era, año en que murió Jesucristo, la cena pascual se comió el martes en la noche y que la puesta del sol del miércoles marcó el comienzo del día “de gran solemnidad”, el primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura.

En consecuencia, Jesús murió y fue se-pultado un miércoles por la tarde, no un viernes.

¿Es posible encontrar más pruebas de esto en los evangelios? ¡Desde luego que sí!

Examinemos un detalle que rara vez se tiene en cuenta: “Cuando pasó el día de re-poso, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aro-máticas para ir a ungirle” (Marcos 16:1).

En esos tiempos, si el cuerpo de un ser querido era colocado en un sepulcro en lu-gar de ser enterrado, era habitual que los amigos y familiares pusieran especias aro-

máticas en el sepulcro junto al cadáver para neutralizar las emanaciones de la descom-posición del cuerpo.

Como el cuerpo de Jesús había sido colocado en el sepulcro justo antes del co-mienzo de ese día de reposo anual, las mu-jeres no habían tenido tiempo de comprar especias. Además, no pudieron haberlas comprado durante el día santo, ya que las tiendas estaban cerradas. Por ello, dice Marcos, compraron las especias “cuando pasó el día de reposo”.

Pero observemos otro detalle muy reve-lador en Lucas 23:55-56: “Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, pre-pararon especias aromáticas y ungüentos;

y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento”.

¿Capta usted el problema? Marcos afir-ma claramente que las mujeres compraron las especias después del sábado: “cuando pasó el día de reposo”. Lucas nos dice que las mujeres prepararon las especias y acei-tes fragantes, después de lo cual “descan­saron el día de reposo, conforme al man-damiento”.

Por lo tanto, compraron las especias después del día de reposo, y las prepararon antes del día de reposo. Hay una evidente contradicción entre los relatos de ambos

evangelios, ¡a menos que se esté hablando de dos días de reposo!

De hecho, cuando entendemos que se trata de dos días de reposo distintos, ya no existe ninguna contradicción.

Marcos nos dice que después del día “de gran solemnidad”, es decir el día santo anual que comenzó el miércoles a la pues-ta del sol y terminó el jueves a la misma hora, las mujeres compraron las especias para ungir el cuerpo de Jesús. Lucas nos dice que entonces ellas prepararon las es-pecias —labor que debió haberse realizado el viernes— y que después “descansaron el día de reposo [el día de reposo semanal, que se guardaba desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado], conforme al mandamiento”.

Cuando comparamos los detalles en ambos relatos, claramente podemos ob-servar que se está hablando de dos días santos distintos, separados por un día de trabajo. El primero era un día “de gran so-lemnidad”: el primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura, que cayó en un jueves. El segundo era un día de reposo normal: el sábado, séptimo día de la semana. (En el recuadro adjunto hemos enumerado estos sucesos día por día.)

El texto griego de los evangelios tam-bién nos permite ver claramente que en

Ver CRUCIFICADO en la página 17

Es obvio que Jesús no resucitó al despuntar la mañana del domingo. Entonces, ¿cuándo resucitó? La respuesta es muy sencilla si nos limitamos a leer los evangelios —y las palabras del mismo Jesucristo— y simplemente aceptamos lo que nos dicen.

Scot

t A

shle

y

Page 8: Buenas Noticias

a Pascua Florida es una de las celebra-ciones religiosas más populares del mundo. Pero ¿se basa realmente en las enseñanzas de la Biblia?

Meditemos en lo siguiente por un momento: Esta festividad es uno de los feriados religiosos más importantes para los cristianos, pero en ninguna parte de la Biblia —ni en el libro de Hechos, que abar-ca varias décadas de la historia de la iglesia primitiva, ni en ninguna de las epístolas del Nuevo Testamento, escritas a lo largo de 30 a 40 años después de la muerte y re-surrección de Jesucristo— vemos que los apóstoles o los primeros cristianos hayan celebrado algo semejante a la Pascua Flori-da o Pascua de Resurrección.

Los evangelios mismos parecen haber sido escritos desde aproximadamente una década después de la muerte y resurrección de Jesús hasta unos 60 años más tarde (en el caso del Evangelio de Juan). Sin embar-go, en ninguno de ellos encontramos la más mínima alusión a una celebración que se asemeje a la Pascua Florida.

Si la Pascua Florida no proviene de la Biblia ni fue celebrada por los apóstoles ni por la iglesia cristiana primitiva, ¿dónde se originó?

Los asombrosos orígenes de la Pascua Florida

En el Diccionario expositivo de pala­bras del Nuevo Testamento, del lexicógrafo W.E. Vine, encontramos la siguiente des-cripción del término Pascua:

“Pascha, la transcripción griega del tér-mino arameo para la Pascua, del hebreo pãsach, pasar por encima, dejar a un lado, [es] una fiesta instituida por Dios en con-memoración de la liberación de Israel de Egipto, y anticipando el sacrificio expia-torio de Cristo . . . La fiesta de la Pascua celebrada por los cristianos en los tiempos post-apostólicos era una continuación de la fiesta judía, pero no fue instituida por

Cristo, ni estaba relacionada con la Cua-resma. La fiesta pagana en honor a la dio-sa de la primavera, Eástre (otra forma del nombre Astarté, uno de los títulos de la diosa caldea, la reina del cielo), era total-mente distinta de aquella Pascua; sin em-bargo, la fiesta pagana se introdujo en la apóstata religión occidental, bajo la guisa [es decir, disfrazada] de ‘pascua’, como parte del intento de adaptar las fiestas paganas en el seno de la cristiandad. Por cierto que en inglés recibe el nombre de Easter, derivado de Eástre, lo que eviden-cia el verdadero origen pagano de la lla-mada ‘Pascua cristiana’, que no coincide en el tiempo con la Pascua judía” (Libros CLIE, 1984, 3:141).

Este párrafo nos da mucha información. Notemos lo que el autor, W.E. Vine —un

versado erudito clásico, teólogo, experto en idiomas antiguos y autor de destacados libros de consulta bíblica— nos dice acerca de los orígenes de esta celebración:

La versión moderna de esta festividad no tiene origen bíblico, sino que se deri-va del culto a Astarté, una diosa caldea (babilónica) conocida como “la reina del cielo”. Ella es mencionada por este mismo nombre en la Biblia, en Jeremías 7:18 y 44:17-19, 25. Además, en 1 Reyes 11:5, 33 y 2 Reyes 23:13 hay referencias a Astoret, la versión hebrea de su nombre. ¡Es parte de la misma religión pagana que Dios condena!

Es más, los primeros cristianos, incluso después de la era apostólica, continuaron observando una variante de la fiesta bí-blica de la Pascua (su diferencia radicaba en el nuevo simbolismo introducido por

� Las Buenas Noticias

L

Si la Pascua Florida no proviene de la Biblia ni fue celebrada por los apóstoles ni por

la iglesia cristiana primitiva, ¿dónde se originó?

¿Cuál es el verdadero origen de la Pascua Florida?Millones de personas creen que la Pascua Florida, una de las celebraciones religiosas más populares del mundo, se encuentra en la Biblia. Pero ¿es así? ¿Ha indagado usted acerca de los orígenes y costumbres de este festival y los ha comparado con la Biblia?Por Jerold Aust

Page 9: Buenas Noticias

Jesús; ver, por ejemplo, Mateo 26:26-28 y 1 Corintios 11:23-28).

La Pascua Florida era muy distinta de la Pascua del Antiguo Testamento y de la del Nuevo Testamento tal como la entendía y practicaba la iglesia primitiva, la cual se basaba en las enseñanzas de Jesús y de los apóstoles. Además, la Pascua Florida era un festival pagano cuyas raíces se originaban en la adoración de otros dioses, y que fue in-troducida mucho más tarde en la cristiandad apóstata en un intento deliberado por con-vertir esas celebraciones en algo aceptable.

Símbolos precristianos

La Enciclopedia Católica, en su artículo “Pascua”, dice lo siguiente: “El término inglés para Pascua, Easter, según Beda el Venerable [monje del siglo octavo], se re-laciona con Estre, una diosa teutónica de la luz naciente del día y de la primavera, deidad que, sin embargo, es por lo demás desconocida . . .” (http://www.enciclope-diacatolica.com/p/pascua.htm).

Estre es el antiguo nombre europeo que se le daba a la misma diosa venerada por los babilonios como Astarté o Istar, diosa de la fertilidad, cuya celebración más im-portante se llevaba a cabo en la primavera (en el hemisferio norte).

En el mismo artículo y bajo el subtítulo “Huevos de Pascua”, leemos que “la cos-tumbre puede tener su origen en el paganis-mo, pues una gran cantidad de costumbres paganas, que celebraban el retorno de la primavera, se introdujeron en la Pascua”.

Bajo el subtítulo “Conejo de Pascua”, afirma: “El conejo es un símbolo pagano y siempre ha sido un emblema de fertilidad”.

En el libro Catholic Customs and Tra­ditions, el escritor Greg Dues explica en detalle el simbolismo del huevo en las an-tiguas culturas precristianas: “El huevo se ha convertido en un símbolo muy popular de la Pascua Florida. Los mitos sobre la creación de muchos pueblos de la antigüe-dad se basan en un huevo cosmogónico que dio origen al universo.

”En los antiguos pueblos de Egipto y Persia los amigos intercambiaban huevos decorados en el equinoccio de primavera, es decir, al comienzo del nuevo año. Estos huevos eran para ellos un símbolo de la fer-tilidad, ya que el surgimiento de una cria-tura viva del interior de un huevo era para la gente de esos tiempos algo realmente asombroso. Los cristianos del Cercano Oriente adoptaron esta tradición, y el hue-vo de Pascua Florida pasó a ser un símbolo

religioso. Llegó a representar el sepulcro del cual emergió Jesús” (“Costumbres y tradiciones católicas”, 1992, p. 101).

El mismo autor también explica que, al igual que el huevo, el conejo fue asociado con la Pascua Florida por simbolizar po-derosamente la fertilidad: “Con frecuen-cia, a los niños pequeños se les enseña que los huevos de Pascua Florida son traídos por un conejo. Los conejos son parte del simbolismo precristiano de la fertilidad, debido a su fama para reproducirse con ra-pidez” (ibídem, p. 102).

Lo que estas fuentes de consulta nos di-cen es que la cristiandad reemplazó el signi-ficado de la Pascua bíblica y de la Fiesta de los Panes sin Levadura con huevos y cone-jos, símbolos paganos de la fertilidad. Tales símbolos desvirtúan y ocultan la verdad so-bre la muerte y resurrección de Jesucristo.

La Pascua Florida se impone

Sin embargo, la historia no termina aquí. En realidad, muchas fuentes con-fiables de información verifican el hecho de que la Pascua Florida se convirtió en un festival que sustituyó las celebraciones bíblicas de la Pascua y la Fiesta de los Pa-nes sin Levadura. (Para más información

sobre el significado de esta fiesta, no deje de leer el artículo de la página 1: “¿Qué significa para los cristianos la Fiesta de los Panes sin Levadura?”)

Observemos lo que dice la Encyclo­pædia Britannica sobre esta transición: “No hay indicio de la celebración de la Pascua Florida en el Nuevo Testamento, ni en los escritos de los padres apostólicos . . . Los primeros cristianos continuaron observando los festivales judíos, aunque con un espíritu renovado, como conme-moraciones de los eventos que represen-taban estas fiestas . . .

”Por otro lado, los cristianos gentiles, li-bres de las tradiciones judías, identificaron

el primer día de la semana [domingo] con la Resurrección, y guardaron el viernes que lo precedía como conmemoración de la crucifixión, sin tomar en cuenta el día del mes” (Undécima edición, p. 828).

Así fue cómo la Pascua Florida, un fes-tival pagano con sus correspondientes sím-bolos paganos de la fertilidad, reemplazó las fiestas ordenadas por Dios y que cele-braron tanto Jesús como los apóstoles y la iglesia primitiva. Pero esto no sucedió de un momento a otro; esta práctica no se con-solidó hasta el año 325 d.C., es decir, casi tres siglos después de la crucifixión y resu-rrección de Jesús. Lamentablemente, no se cimentó sobre los fundamentos de la verdad bíblica, sino sobre las bases del antisemitis-mo y del poder eclesiástico e imperial.

Como explica más detalladamente la Encyclopædia Britannica: “Una de las razones que llevó a Constantino [el em-perador romano] a convocar el concilio de Nicea en el año 325, fue la de alcanzar un acuerdo definitivo sobre la disputa [si se debía guardar la Pascua Florida o la Pascua bíblica] . . . La decisión unánime del conci-lio fue que la Pascua Florida debía obser-varse el domingo, y el mismo domingo en todo el mundo, y ‘que de ahora en adelante

nadie debe imitar la ceguera de los judíos’” (ibídem, pp. 828-829).

Quienes decidieron “imitar la ceguera de los judíos” —es decir, que continuaron celebrando las mismas fiestas bíblicas que celebraron Jesús y los apóstoles en vez del festival recién “cristianizado” de la Pascua Florida— fueron sistemáticamente perse-guidos por la poderosa alianza de iglesia y estado del Imperio Romano, bajo el empe-rador Constantino.

Este festival de la Pascua Florida, respal-dado por el poder del imperio, muy pronto se afianzó como una de las celebraciones más populares del cristianismo tradicional.

Marzo-Abril de 2007 7

Ver PASCUA FLORIDA en la página 17

Lo que las fuentes de consulta nos dicen es que la cristiandad reemplazó el significado de la Pascua bíblica y de la Fiesta de los Panes sin Levadura con huevos y conejos, símbolos paganos de la fertilidad. Tales símbolos desvirtúan y ocultan la verdad sobre la muerte y resurrección de Jesucristo. Es más, la Pas-cua Florida se convirtió en un festival que sustituyó las celebraciones bíblicas de la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura.

Page 10: Buenas Noticias

� Las Buenas Noticias

l día en que Juan y María se casa-ron, eran las personas más felices de la tierra. El clima era perfecto; el sol brillaba y blancas nubes se veían en el firmamento. Las aves cantaban

alegremente y la hierba verde bajo los pies de la pareja parecía ser un suntuoso tapete extendido para la realeza.

Todo salió perfecto y los presentes se sin-tieron afortunados de poder estar allí. Juan y María salieron para su luna de miel lle-nos de felicidad por la expectativa de poder compartir el resto de su vida juntos.

En raras ocasiones tenían desacuerdos, y todo parecía indicar que así sería para siempre. Su primer hijo nació a los dos años de estar casados, y con entusiasmo se dedicaron a la tarea de criarlo. Nacieron otros dos hijos que añadieron aún más feli-cidad a la familia.

Los hijos crecieron, terminaron sus estu-dios de secundaria y se fueron a la universi-dad. Por primera vez, Juan y María experi-mentaron la soledad del nido vacío.

Entonces las cosas cambiaron. María co-menzó a ver los defectos de Juan y le dijo lo que pensaba al respecto. Juan pensó que María era una persona quejumbrosa; sú-bitamente su esposa le parecía ingrata, al-guien que no sabía apreciar todo el esfuerzo y el trabajo que había hecho para proveer lo necesario para su familia.

No fue tan sólo una crisis de la edad ma-dura. En ocasiones los pensamientos y pala-bras de los dos fueron duros y despiadados, y esto comenzó a hacer mella en la estrecha relación que habían disfrutado por tantos años. ¿Podría sobrevivir su matrimonio?

¿Podría mejorarse su relación de tal forma que pudieran cumplir sus votos matrimo-niales: “Hasta que la muerte nos separe”?

El matrimonio en la actualidad

Podemos en-contrar miles de libros y artículos acerca del matri-monio, que nos hablan acerca de sus característi-cas maravillosas. Muchos se dedi-can a demostrar que el matrimonio es muy importan-te y a explicar qué medidas podemos tomar si es que éste

está fallando, con el fin de mejorarlo y re-novarlo.

David Popenoe, profesor de sociología en la Universi-dad de Rutgers y codirector de un estudio sobre el matrimonio, explica en su valioso libro cómo se ha visto afectada la relación matrimonial en los últimos años:

“A principios de los años 50, la posibili-dad de que un matrimonio terminara en di-vorcio era de menos del 20 por ciento. ¡Aho-ra es de alrededor del 50 por ciento! A pesar de estas cifras hay actualmente cierto halo de optimismo con respecto al matrimonio, y el concepto creciente de que un matrimonio sano es algo muy importante para la felici-dad individual, para los hijos y para el bien-

estar general de la sociedad” (Seven Secrets of a Happy Marriage [“Siete secretos para un matrimonio feliz”], 2002, pp. v-vi).

¡Qué mundo en el que vivimos hoy! La tecnología y los medios de transporte nos han llevado a un estilo de vida cada vez más agi-tado que ha cobrado su precio en nuestros hogares. Nos hemos

reinventado, cre-yendo que mien-tras más ocupa-dos estemos, más feliz y mejor será nuestra vida.

Pero ¿qué precio estamos pagando

en lo que se refiere a la paz, la armonía y la felicidad en el matrimonio?

“La explicación más convincente acerca de por qué la tasa de divorcios ha aumenta-do tan dramáticamente es el hecho de que el concepto mismo del matrimonio ha cam-biado. Hace cientos de años el matrimonio estaba organizado en términos de conexio-nes familiares, dependencia económica y supervivencia, y pactos religiosos y legales casi indisolubles. Actualmente, el matrimo-nio está más centrado en la búsqueda de la intimidad y la compañía.

Cómo renovar su matrimonioDespués de decir “Sí”, muchas parejas creen que su matrimonio va a permanecer en ese estado idílico para siempre. Pero cuando termina la luna de miel, muchos empiezan a ver que no es así. ¿Por qué ocurre esto y qué podemos hacer para que el amor perdure y se fortalezca?Por Jerold Aust

Phot

os.c

om

E

Hay actualmente cierto halo de optimismo con respecto al matrimonio, y el concepto creciente de que un matrimonio sano es algo muy importante para la felicidad individual, para los hijos y para el bien-estar general de la sociedad.

Page 11: Buenas Noticias

Marzo-Abril de 2007 �

”Antes, cuando buscábamos una pare-ja queríamos que fuera un compañero de trabajo confiable en la lucha por la vida; actualmente buscamos el mejor amigo, un compañero del alma, alguien que nos haga sentir satisfechos emocionalmente. El divorcio ocurría solamente cuando la pareja se volvía emocionalmente inca-paz en algún aspecto; en la actualidad, el divorcio se presenta cuando nos damos cuenta de que nos estamos ‘desenamo-rando’. Ciertamente, las emociones de las personas no son uno de los aspectos más estables o confiables de la naturale-za humana, y como resultado de ello el matrimonio moderno se ha vuelto más frágil” (ibídem, pp. vi-vii).

Factores que hacen mella

El Dr. Popenoe habla acerca de un factor clave en la relación del matri-monio cuando dice que “las emociones de las personas no son uno de los aspec-tos más estables o confiables de la natu-raleza humana”.

Las emociones son una parte ma-ravillosa de la vida. Permiten que las personas se motiven a hacer cosas y a actuar en lugar de permanecer indife-rentes. Pero una respuesta emocional inadecuada a cierta situación en par-ticular puede herir no sólo a otra per-sona, sino también a la persona que ha respondido de una forma inapropiada. Por ejemplo, un esposo puede pensar que está ayudándole a su esposa al co-mentarle acerca de su vestido o de su pelo, ya sea cuando ella le pregunta qué piensa al respecto o especialmente cuando no lo ha hecho. La esposa puede reaccionar en una forma emocional que sorprenda a su esposo, cuando todo lo que él quería era ayudarla.

Por su parte, una esposa puede pen-sar que está ayudando a su esposo al recordarle algo que debe hacer. Tal vez el esposo reaccione de una forma que le parezca dañina a su esposa, cuando todo lo que ella quería era ayudarlo.

Esto no debe sorprendernos, como explica el Dr. Popenoe, ya que “las emociones de las personas no son uno de los aspectos más estables o confia-bles de la naturaleza humana”.

Ejemplos de cómo mejorar el matrimonio

Después de 20 años de matrimonio, Antonio y Luisa creían que se cono-cían. Algunas veces, cuando estaban discutiendo algo, Luisa terminaba la frase que Antonio había comenzado. En ocasiones, Antonio también termi-naba el pensamiento que Luisa apenas había comenzado.

Si las cosas estaban en equilibrio, simplemente reconocían lo que cada uno en realidad estaba pensando. Si por otra parte alguno de ellos se sentía incom-prendido y retado, su reacción no era tan placentera o armoniosa.

Semejantes incidentes podían tener el efecto de una bola de nieve. Cada re-acción negativa era enfrentada con una reacción de antagonismo más fuerte aún. Pero finalmente ellos accedieron a “pelear limpio” y dejar de tratar de lle-varse el mejor punto y de decir la última palabra. En lugar de ello, cuando alguno sintiera que no había reaccionado de una forma apropiada, se tomaría un respiro y dejaría de discutir hasta cuando pudie-ra replantear sus pensamientos.

Esto implicaba un sacrificio para ambos, pero comenzó a enriquecer su matrimonio, y muy pronto descubrieron

Cuatro palabras que pueden transformar su matrimonio

Hay dos palabras que pueden lograr muchas co-sas en cualquier matrimonio: “Lo siento”. Cuan-

do un esposo y una esposa discrepan acerca de algo que es importante para su hogar y su familia, es muy fácil denigrar la personalidad y el carácter de la otra persona. Es un momento difícil para ambos, ya que súbitamente la paz y la armonía que han disfrutado hasta el momento parecen desvanecerse.

Brotan las palabras duras, dichas en un tono agresivo, usualmente hasta el momento en que uno de los dos decide que no va a participar más en este desahogo de irrespeto y destrucción.

La paz no puede florecer en semejante estado mental y emocional. Pero en el momento en que uno de los dos, o ambos, pueden decir sinceramente: “Lo siento”, hay una buena posibilidad de que las heridas emocionales comiencen a sanar.

Por lo general, uno de los cónyuges no da rien-da suelta a las emociones negativas que siente por el otro a no ser que se vea confrontado por alguna situación que le haga sentirse amenazado. Tal vez

sienta que su dignidad se ve de alguna forma cues-tionada por la percepción que su pareja tiene de él, o que de alguna forma no lo respeta. Tal vez algunas de estas percepciones sean reales; otras, en cambio, son imaginarias. Pero con todo, “lo siento” es un bálsamo poderosamente sanador que puede actuar sobre los sentimientos heridos.

Otras dos palabras que pueden desempeñar un papel muy importante en la confianza de la otra persona son: “Muchas gracias”. Hay numerosas ocasiones en que debiéramos decirlas, pero no lo hacemos, bien porque estamos muy ocupados, preocupados en nuestros propios asuntos o senti-mientos, o que tal vez seamos inconscientemente insensibles a las buenas obras de nuestra pareja. Cuando un cónyuge hace lo que sea por ayudarle al otro, es el momento para decir con toda sinceridad “muchas gracias”.

Con demasiada frecuencia descuidamos la rela-ción con nuestro cónyuge y no advertimos ni valora-mos todo lo que contribuye al matrimonio. “Muchas gracias” es una frase que todos podemos decir y que puede ayudarnos a fortalecer y revivir nuestro ma-trimonio. Digámosla una vez y cosecharemos bendi-ciones. ¡Digámosla con frecuencia y enriqueceremos nuestro matrimonio inmensamente! BNPh

otos

.co

m

Page 12: Buenas Noticias

10 Las Buenas Noticias

que el amor que sentía el uno por el otro continuaba aún.

Francisco y Diana vivieron los primeros 15 años de su matrimonio en continua co-municación. Hablaban de todo y siempre disfrutaron de una comunicación placente-ra y edificante.

Pero poco a poco dejaron de hablar. Con el tiempo, un manto de silencio empezó a extenderse en un hogar que antes era feliz. Las respuestas normales, la risa y los bue-nos sentimientos de una relación estrecha eran cosa del pasado.

Diana pareció darse cuenta primero de lo que estaba pasando, o al menos lo men-cionó primero. Francisco se dio cuenta de que algo estaba cambiando en su relación, pero lo atribuyó a que se habían conocido durante mucho tiempo.

Finalmente, cuando decidieron sentarse a hablar, descubrieron que la televisión y el trabajo eran los sustitutos de su estrecha relación anterior.

Así que formularon un plan. Decidieron comenzar a salir de nuevo juntos a comer

o a tomar un café, con el fin de restablecer su comunicación. Apagaron el televisor ex-cepto cuando se sentaban a disfrutar de un programa juntos. Y si no querían ver el mis-mo programa, hablaban de eso también.

Además, decidieron quererse por en-cima de todo y no permitir que sus traba-jos los separaran. No tardaron mucho en revitalizar su relación hasta el punto en que había estado anteriormente, charlando y compartiendo con renovada satisfacción.

Daniel y Elena llevaban 12 años de casa-dos y creían que tenían una buena relación. Pero había una cosa en su matrimonio en la que no podían ponerse de acuerdo: el dinero. Elena, como muchas esposas, va-loraba mucho la estabilidad financiera. Daniel pensaba que mientras fuera joven y saludable, el dinero estaba hecho para ser gastado. Él afirmaba que “cuando uno se muere no puede llevárselo consigo”.

El dinero, o la falta de éste en algún mo-mento, empezó a ganar terreno en su re-lación. Ellos decidieron hacer algo al res-

pecto y buscaron libros que les ayudaran a resolver sus diferencias con respecto a este asunto. Pronto se dieron cuenta de que los valores familiares estaban por encima de la plata y las cosas materiales. Con esto en mente, formularon un plan tripartito:

Primero, tendrían en cuenta los valo-res familiares por encima de todo, y esto implicaba comer más en la casa, no sólo por salud, sino para gastar menos en comer afuera.

Segundo, can-celarían las tar-jetas de crédito a excepción de una que sólo usarían para casos de emer-gencia. Así podrían ahorrar algo para cosas que fueran en verdad necesidades y no tan sólo gustos

o deseos. Esto ade-más les ayudaría a apreciar más lo que compraran.

Tercero, deci-dieron no permitir que su vida girara en tor-no de las cosas materiales y el “qué dirán” de los demás. No transcurrió mucho tiem-po antes de que su relación floreciera como nunca antes, y ellos se dieran cuenta de cuán importante era su ejemplo para sus hijos.

Consejos prácticos

Tal vez estos ejemplos le resulten fa-miliares, o quizá no. Pero es muy raro el matrimonio que no haya pasado por esos tiempos difíciles en los que es necesario esforzarse un poco. A continuación ofrece-mos algunos consejos que pueden ayudar a una pareja a renovar su matrimonio y for-talecer sus vínculos de amor.

• Pregúntese qué fue lo que le atrajo de su pareja. Vuelva al tiempo en el cual

conoció a su cónyuge y le pareció que era la persona con quien quería compartir el resto de su vida. Entonces se decidió a darse por entero con tal de lograr que su relación fuera duradera.

El tiempo ha pasado desde entonces y la vida ahora es más agitada, de tal forma que

es fácil vernos sumidos en nuestros trabajos, pasatiempos, recreo y otras actividades. Re-cuerde las cualidades de su pareja que le atrajeron en primera instancia, y agradéz-calas. Es una buena

forma de co-menzar a renovar su relación.

• Reaviven el amor que sentían cuando estaban tan sólo los dos. Después de haber vuelto al momento en que se encontraron

por primera vez, dedíquense a restaurar el amor que se tenían cuando estaban al co-mienzo de su relación, hablando y compar-tiendo lo que esperaban de su matrimonio.

Ahora es el momento de salir con su cónyuge para decir todas las cosas que se dijeron antes de casarse. Es tiempo de vol-ver a ese amor que disfrutaron alguna vez a la luz de las velas, con música y conversa-ciones inolvidables.

• Hagan énfasis en el comienzo de su familia y las alegrías de esa época. Vuél-vanse un poco al pasado y recuerden lo que sentían cuando tuvieron su primer hijo. El nacimiento de su primogénito estuvo lle-no de emoción y alegría, algo que nunca

Es muy raro el matrimonio que no haya pasado por tiempos difíciles. En este artículo ofrecemos algunos consejos que pueden ayudar a una pareja a renovar su matrimonio y fortalecer sus vínculos de amor.

Phot

os.c

om

Page 13: Buenas Noticias

Marzo-Abril de 2007 11

habían experimentado antes. Y cada vez que tuvieron otro hijo, eso le agregó algo especial a la familia. Recuerden y hablen del comienzo de su familia, y las increíbles alegrías que vivieron en esos tiempos.

• Revisen el progreso de los miembros de su familia y vean dónde se encuentran en la actualidad. Con el paso del tiempo cada hijo creció y ha sido diferente de los otros. Sus personalidades son distintas, y sus talentos y expectativas frente a la vida también.

Ustedes han estado presentes en todo este maravilloso proceso y le han permitido a cada hijo alcanzar su potencial. Hablen acerca de ello, y compartan su alegría y su agradecimiento por las buenas cualidades que ellos tienen en la actualidad.

• La comunicación es una calle de dos vías. Hay una verdad innega-ble acerca de la comunicación entre dos personas: va en dos sentidos. Si el esposo piensa que la comunicación en el matrimonio significa que él habla y ella escucha, es seguro que va a tener dificultades. Si una esposa piensa que la comunicación significa que su esposo debe aprender de la intuición de ella, tal vez esté desperdiciando la lógica de él.

Tanto el esposo como la esposa deben entender el gran potencial de una buena comunicación. Hay grandes bendiciones tanto en el escuchar como en el hablar.

• “Peleen limpio” concentrándose en los asuntos en lugar de las personalidades. Ningún matrimonio se beneficiará de las peleas, espe-cialmente si éstas se concentran en la personalidad y carácter del otro. Quejarse, regañar, insultar e intimidar no son parte de un buen matrimo-nio. El término “pelea limpia” se refiere a concentrarse en los asuntos, no en las personalidades. Si un esposo y una esposa no están de acuerdo en algo, deben concentrarse en el asunto que están tratando y no en la percepción que tienen de la personalidad y el carácter del otro.

Además, uno tal vez no comprenda al otro adecuadamente. ¿Cuántas veces hemos sentido que nuestro cónyuge no nos comprende? Piensen en esto la próxima vez que no estén de acuerdo en un asunto importante. Cada cónyuge debe evitar al máximo injuriar la personalidad y el carác-ter del otro. Cuando no estén de acuerdo, deténganse por un momento y concéntrense en el asunto que están tratando.

• Asegúrense de reconciliarse. ¿Qué implica esto? Algunas perso-nas bromean diciendo que lo bueno de las peleas es la reconciliación. Pero los que hacen esto están “jugando a la ruleta rusa”, porque mien-tras más se injurie el carácter de su cónyuge, más cicatrices emociona-les van a quedar.

Las palabras son poderosas, y si son dañinas pueden causar grandes estragos. Si usted no lo cree, piense en lo siguiente: ¿Por qué siempre nos acordamos de las palabras desconsideradas y las acusaciones que otros nos han hecho en el pasado?

Nunca menosprecien o denigren el carácter o la personalidad del otro. En lugar de ello, adopten una perspectiva pacificadora y que dé ánimo. Busquen siempre lo mejor en el otro. Alaben lo positivo de su cónyuge, las buenas características de su personalidad y carácter, porque ustedes ya no son más dos sino una sola carne (Génesis 2:24), y uno nunca abo-rreció jamás a su propia carne (Efesios 5:29).

• Practiquen el sacrificio y el servicio. Francamente, el débil estado del matrimonio en la actualidad es con frecuencia alimentado por el egoísmo de ambos cónyuges y el deseo de tener una gratificación ins-tantánea. Después de todo, los programas de televisión, las películas, la música y las publicaciones populares son persuasivos y tienen efectos terribles en nuestra sociedad, incluso en la institución del matrimonio.

Los matrimonios felices y duraderos están basados en el dar, no en el tomar o recibir. Cuando ambos cónyuges se sacrifican por el otro y em-piezan a servirse mutuamente, su matrimonio se renueva. Este solo he-cho puede cambiar

No hay que traspasar los linderos antiguos

Hoy en día los agrimensores utilizan instrumentos de precisión para hacer mapas y definir los linderos y fronteras adecua-

dos. En tiempos antiguos las personas utilizaban señales senci-llas, tales como monumentos de piedras apiladas, para demarcar tales límites.

Las culturas civilizadas siempre han valorado el concepto de fronteras para salvaguardar las posesiones personales y mostrar respeto por los derechos de otros. Hemos codificado estos dere-chos, porque sin parámetros legales y estructuras judiciales que los protejan, la codicia y la envidia inevitablemente son una ten-tación para las personas que se idean la forma de expropiarse las propiedades de otros.

Hace cerca de 3.000 años Salomón escribió en Proverbios 22:28: “No traspases los linderos antiguos . . .”. Su sabiduría to-davía está vigente hoy. Entendió que cuando traspasamos los lin-deros que protegen las tierras y la propiedad, las tensiones pueden provocar peleas y aun guerras.

¿Podemos esperar algo distinto cuando traspasamos los “linderos antiguos” que rigen el matrimonio y otras relaciones familiares?

Los sociólogos reconocen universalmente que los matrimo-nios y familias sanos y felices son el fundamento de una civiliza-ción sólida. Estas unidades sociales fundamentales no ocurren por accidente. Están construidas por esposos y esposas, por padres y madres que cuidan y enseñan a la generación siguiente a respetar los linderos antiguos que fueron establecidos hace mucho tiempo por Aquel que entiende perfectamente las claves de una vida feliz.

Actualmente, sin embargo, la pregunta no es si las leyes del Creador que gobiernan el matrimonio y la familia están bajo ata-que. ¡Esto es algo obvio! No, la pregunta que debe preocupar a toda la humanidad es si podemos captar lo que nos depara el futuro: ¿Qué efectos tendrá en la sociedad el traspasar estos lin-deros antiguos? Salomón también nos advirtió: “Donde no hay dirección divina, no hay orden; ¡feliz el pueblo que cumple la ley de Dios!” (Proverbios 29:18, Versión Popular).

Como escribió el comentarista Adam Clarke: “Donde no se res-petan ni se acatan la revelación divina y la predicación fiel de los testimonios sagrados, la ruina de esa tierra no está muy lejos”.

Una de las tragedias más grandes de los tiempos recientes es cómo la gente ha estado abandonando en tropel todas las restricciones morales, éticas y aun las legales al traspasar esos linderos antiguos.

¿Acaso no podemos ver las señales de advertencia que nos indican los efectos que a largo plazo van a tener la inmoralidad, los matrimonios destruidos, las familias divididas y la confusión en cuanto a los papeles del género sexual? ¿Somos ciegos en cuan-to a la realidad de que tenemos que restablecer cuanto antes los linderos esenciales, tales como la fidelidad, la reconciliación, el respeto, el amor, el perdón y el honor?

No importa cómo marche la sociedad, usted puede tener un matrimonio feliz y una familia sana. El camino no se ha perdido. Si usted está extraviado, hay una esperanza. Si su familia ya es feliz, usted puede mantener esa felicidad. El artículo adjunto le ayudará a retomar los linderos antiguos que forman la base de un matri-monio feliz. El hecho de que estos preceptos sean antiguos ¡no significa que sean ajenos a la vida en el mundo moderno!

Haríamos bien en escuchar otra advertencia sabia que encontra-mos en Jeremías 6:16: “Deténganse en los caminos y miren; pre-gunten por los senderos antiguos. Pregunten por el buen camino, y no se aparten de él. Así hallarán el descanso anhelado” (NVI).

—Clyde Kilough Ver MATRIMONIO en la página 16

Page 14: Buenas Noticias

El bautismo: Comienzo de una nueva vidaEn números anteriores hemos tratado temas relacionados con recursos espirituales tales como la oración, el estudio de la Biblia, el ayuno y el arrepentimiento. Pero para recibir los mayores dones de Dios, hay otro paso que usted debe dar: el compromiso del bautismo.Por Donald Hooser

os regalos más grandes que uno pue-de recibir vienen “de arriba”, de Dios nuestro Creador (Santiago 1:17). Él nos ofrece dos regalos que son lo más

importante que cualquier ser hu-mano puede recibir en esta vida. El prime-ro es el perdón de nuestros pecados. El se-gundo es la presencia de su santo Espíritu en nosotros.

A su vez, estos dos regalos hacen posible el don más grande de todos: la vida eterna, glorificada, en el eterno Reino de Dios (Ro-manos 6:23; 1 Corintios 15:50-58).

Un número incontable de personas están confundidas, pensando que ya han recibido el perdón de Dios cuando no lo han recibi-do todavía, y creen que ya tienen el Espíritu de Dios cuando no lo tienen. Este artículo servirá para aclarar tales conceptos.

Primero que todo, es Dios quien siem-pre tiene que iniciar la relación con él. Jesús dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere [o llamare] . . .” (Juan 6:44). Dios llama a una persona cuando hace que escuche el verdadero evangelio y al mismo tiempo abre su mente al entendimiento espiritual (2 Tesalonicenses 2:13-14; 1 Corintios 2:10-14).

No hay nada que podamos hacer para ganarnos la vida eterna, pero Dios tiene condiciones que debemos cumplir. Una de estas condiciones es el arrepentimiento genuino de corazón por haber desobede-cido las leyes de Dios. Otra condición es fe en Dios: creer en él y creer en su Palabra, la Biblia. Durante su ministerio, Jesucris-to hizo énfasis en estas dos condiciones (Marcos 1:15).

¿Qué debemos hacer?

Para recibir el perdón de los pecados y el don del Espíritu de Dios se requiere más que arrepentimiento y fe. En Hechos 2 lee-

mos un resumen del inspirado sermón del apóstol Pedro, quien explicó que el sacrifi-cio de Jesucristo, su muerte, era necesario para pagar la pena por nuestros pecados. Nuestra pecaminosidad, entonces, es la causa de su sufrimiento. En esencia, cada uno de nosotros lo crucificó (Hechos 2:36).

Veamos la reacción de los que oyeron ese sermón: “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué hare-mos?” (v. 37). Ellos sabían que Dios reque-ría que hicieran ciertas cosas si es que iban a recibir vida eterna.

“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautí­cese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (v. 38). Pedro aclaró que para ser recon-ciliados con Dios, necesitamos recibir dos

cosas: el perdón de nuestros pecados y el Espíritu Santo.

Dijo que lo primero que debemos hacer es arrepentirnos. Pero Pedro no mencio-nó la otra condición, que es la fe. ¿Por qué no? La pregunta en sí: “¿Qué haremos?” le mostró a Pedro que la gente había creído en su mensaje y en las Escrituras. ¡Ellos que-rían saber lo que debían hacer para actuar según esa fe!

Por lo tanto, cuando la persona es lo su-ficientemente madura como para tomar de-cisiones trascendentales en la vida, tiene un entendimiento espiritual básico y cree en

el “evangelio” (entendiéndose por ello las buenas nuevas del Reino de Dios y su plan de salvación), Dios desea que esa persona se arrepienta y sea bautizada tan pronto como las circunstancias lo permitan. En-tonces podrá recibir el perdón de sus peca-dos y el Espíritu Santo.

¿Qué es el bautismo?

La palabra griega traducida como “bau-tizar” es baptizo, un término utilizado co-múnmente con el significado de sumergir, hundir o introducir en. Lo que es impor-tante para nosotros es que en la Biblia el bautismo siempre se refiere a la inmersión.

Otros escritores de la época escribieron acerca de batallas navales en las que las embarcaciones fueron “bautizadas”, o sea completamente hundidas en el mar. Por lo tanto, no tiene ningún sentido decir que

uno puede bautizar (sumergir o hundir) simplemente al rociar o salpicar con agua. La Biblia misma confirma que el bautismo significa inmersión. Juan el Bautista nece-sitaba “mucha agua” para bautizar (Juan 3:23). Jesús, cuando Juan lo bautizó, “subió luego del agua” (Mateo 3:16). Cuando Fe-lipe bautizó al eunuco, los dos “descendie-ron al agua” y después “subieron del agua” (Hechos 8:38-39).

¿Por qué es importante esto? Por lo que el bautismo representa. El ser sumergido simboliza un entierro, y subir del agua sim-boliza una resurrección.

L

El bautismo representa nuestro reconocimiento de la necesidad de “hacer morir” nuestra antigua for-ma de vivir pecaminosa, y enterrarla para siempre (Colosenses 3:5; 2:12). Y nuestra salida del agua re-presenta un nuevo comienzo para “andar en nueva vida” (Romanos 6:3-6).

12 Las Buenas Noticias

Page 15: Buenas Noticias

De hecho, el bautismo representa tres muertes, entierros y resurrecciones. Prime-ro, el bautismo representa nuestra fe en que “Cristo murió por nuestros pecados, con-forme a las Escrituras, y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3-4).

Segundo, representa nuestro reconoci-miento de la necesidad de “hacer morir” nuestra antigua forma de vivir pecaminosa, y enterrarla para siempre (Colosenses 3:5; 2:12). Y nuestra salida del agua representa un nuevo comienzo para “andar en nueva vida” (Romanos 6:3-6). Por supuesto, nues-tro carácter espiritual no es transformado inmediatamente en esos pocos segundos. El bautismo es una señal de nuestra dedica-ción y compromiso de perseguir esa meta durante toda la vida.

Tercero, el bautismo simboliza la fe que uno tiene en la resurrección literal que ven-drá, “de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos” (Hechos 24:15).

Mucho más que un simple rito religioso

El simbolismo es importante, pero el bautismo es mucho más que un simple sím-bolo. Si les preguntáramos a 100 personas que quieren ser bautizadas: “¿Le ha pedido usted alguna vez a Dios que le perdone?”, probablemente 99 nos responderían que sí. Luego, si les preguntáramos a esas 99 personas: “¿Cree usted que Dios respondió a esas plegarias y le perdonó?”, tal vez 98 nos responderían que sí. Entonces podría-mos preguntarles: “Si cree que Dios ya le ha perdonado, ¿por qué entonces bautizar-se si Dios nos dice en Hechos 2:38 que el propósito del bautismo es que nuestros pe-cados nos sean perdonados?”

Muchas personas están confundidas. Aun cuando se dan cuenta de que el bau-tismo es un requerimiento bíblico, creen que es tan sólo un rito para dar gracias a Dios por su perdón. Pero Hechos 2:38 nos dice que es necesario hacerse bautizar para ser perdonado. Antes de perdonar, Dios requiere que haya una demostración públi-ca de nuestro compromiso con Jesucristo como nuestro Salvador y nuestro Señor (con el significado de aquel que gobierna nuestra vida, Lucas 6:46).

Muchos han malinterpretado 1 Juan 1:9, que dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Muchas personas no se dan

cuenta de que las epístolas del Nuevo Tes-tamento fueron escritas principalmente para los miembros de la iglesia, aquellos que ya habían sido bautizados. En las epístolas, los pronombres nosotros y nos se refieren a personas bautizadas; y por lo general, ellos se refiere a los que no son miembros de la Iglesia de Dios.

Por lo tanto, en 1 Juan 1:9 se nos está diciendo que una persona que ha recibido el perdón inicial de los pecados mediante el bautismo no necesita ser bautizada nue-vamente cada vez que vuelve a cometer algún pecado. Cada vez que peca después del bautismo, sólo necesita arrepentirse de ese pecado, confesarlo delante de Dios y pedirle su perdón, y Dios inmediatamente se lo perdona. ¡Este es uno de los increí-bles privilegios de una persona que ya ha sido bautizada!

Esto explica por qué el bautismo es algo tan importante. Dios hace culpable a cada persona de todo pecado que haya come-tido hasta que sus pecados son perdona-dos en el bautismo (Hechos 3:19; 22:16). En el momento en que la persona verda-deramente arrepentida es sumergida en el agua, ¡todos sus pecados pasados son perdonados! ¡Qué felicidad poder estar limpio delante de Dios!

El paso siguiente: Recibir el santo Espíritu de Dios

Cuando la persona ha sido bautizada, está lista para recibir el Espíritu de Dios. La Biblia muestra que el Espíritu Santo es la esencia espiritual y el poder que emana de Dios el Padre y de Jesucristo. Muchos se sorprenden al saber que la Biblia no menciona la trinidad. De hecho, un estu-dio cuidadoso demuestra que las fórmulas tradicionales del hombre son bastante dife-rentes de la enseñanza bíblica.

El don del Espíritu Santo no se recibe durante el bautismo. Las Escrituras mues-tran que Dios lo da inmediatamente des-pués, durante la imposición de manos de un ministro de Dios, cuando ora para que la persona bautizada reciba el don del Es-píritu de Dios (Hechos 8:14-17; 2 Timoteo 1:6).

Después de que uno recibe el Espíri-tu de Dios, tiene a Cristo “en” su interior (Colosenses 1:27). Es “bautizado en Cris-to” (Gálatas 3:27). Uno habita en Cristo y él habita en uno (1 Juan 3:24), de manera que está entre los “participantes de la natu-raleza divina” (2 Pedro 1:4). Uno tiene “un nuevo corazón” y se está convirtiendo en

“un hombre nuevo” (Ezequiel 18:31; Efe-sios 4:24).

“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo . . . el cuer-po de Cristo” (1 Corintios 12:13, 27). Este “cuerpo” es “la iglesia”, “la iglesia de Dios” (Colosenses 1:18; 1 Corintios 1:2). No po-demos “unirnos” a la Iglesia de Dios; Dios nos añade a ella cuando nos da el don de su santo Espíritu. A partir de ese momen-to somos miembros de la Iglesia de Dios (1 Corintios 12:27).

“Y si alguno no tiene el Espíritu de Cris-to, no es de él”, es decir, no le pertenece a Cristo (Romanos 8:9), no es un cristia-no verdadero o hijo de Dios (v. 14). Para convertirse en un verdadero cristiano, uno tiene que creer, arrepentirse, ser bautizado, experimentar la imposición de manos por parte de un ministro de Dios, y recibir el don del Espíritu Santo.

Cuando una persona madura tiene enten-dimiento espiritual y fe, y se ha arrepentido de sus pecados, no debe aplazar el bautis-mo. Cuando Dios le está ofreciendo a uno un regalo o don, ¿por qué no aceptarlo? Je-sús nos advirtió que no debíamos rechazar el ofrecimiento de Dios: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16). Tal como Ananías le dijera a Saulo (que también se llamaba Pablo): “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16).

¡El verdadero crecimiento espiritual comienza después de que uno recibe el Espíritu Santo! El próximo artículo de esta serie explicará en detalle lo que debe hacer un miembro bautizado para crecer espiritualmente. BN

Si desea una explica-ción detallada del plan de salvación de Dios, in-cluyendo los temas del bautismo, el Espíritu Santo y el crecimiento espiritual, no vacile en solicitarnos o descar-gar de nuestro portal de Internet el folleto gratuito Transforme su vida: La verdadera conversión cristiana. La Iglesia de Dios Uni-da, editora de esta revista, también tiene ministros que están dispuestos a contestar sus preguntas e inquietudes, aconsejarlo acerca del bautismo y ayudarlo en cual-quier forma que les sea posible.

www.IglesiadeDiosUnida.org

Lectura suplementaria

Marzo-Abril de 2007 1�

Page 16: Buenas Noticias

1� Las Buenas Noticias

Liberté! Egalité! Fraternité!Hace más de 200 años estas tres palabras retumbaron por las calles de París durante la revolución francesa. ¡Si cada sociedad pudiera tan sólo practicar la definición bíblica de la libertad, la igualdad y la hermandad! Sin embargo, se acerca una era en que sí lo harán.Por Leslie McCullough

a revolución francesa estalló como un volcán latente, vociferando recrimina-ciones en contra de la monarquía y de cualquiera que fuera culpable a los ojos

del pueblo. Con el transcurso del tiempo, la opresión de la clase aristocrática había enardecido a las masas frustradas. Cuando la rebelión estalló, la guillotina fue el instrumento utilizado para truncar muchas vidas de la clase gobernante, lo que dejó a Francia en un embrollo sobre el liderazgo.

De ese período de revolución y caos surgió un grito que representaba las ansias más profundas de la humanidad: Liberté! Egalité! Fraternité! (libertad, igualdad y hermandad).

Los ecos de estos tres ideales nunca des-aparecieron. Todavía repercuten en los co-rredores de la sociedad moderna, aunque se expresen en otros términos. En ocasiones se oyen tenuemente sus voces, como retumbos lejanos de una tormenta; y en otras, son ver-daderos rugidos y gritos que hacen temblar los cimientos mismos de la sociedad.

La revolución continúa hasta nuestros días

Hoy en día estos mismos tres ideales unen en cierta forma a los más dispares grupos de seres humanos. La mayoría de ellos desean libertad de acción, igualdad de derechos y un sentido de comunidad entre todas las personas.

En las sociedades occidentales, las cau-sas populares —derechos para los homo-sexuales, aire puro, derechos de los anima-les, etc.— son tan diversas como la gente que las promueve. Las sociedades luchan por satisfacer las necesidades de algunos grupos y con frecuencia acaban piso-teando los derechos o los deseos de otros. Después de todo, es obvio que la libertad de una persona muy bien puede terminar siendo la opresión de otra.

Si a una persona se le garantiza el dere-cho de fumar, al hacerlo contamina el aire de quienes no fuman; y peor aún, amena-za la salud de éstos. ¿Tiene uno derecho de

perjudicar a su prójimo en nombre de la libertad personal? ¿Cómo podemos darle preferencia a un grupo sin discriminar a otro?

Se oye, cada vez con más frecuencia, de grupos que se organizan para reaccionar ante lo que consideran una violación de sus derechos. En ciertos casos, algunos de-fensores de la vida han recurrido incluso a la violencia para respaldar su oposición al aborto. Y por su parte, grupos partidarios del aborto y quienes apoyan el matrimonio entre homosexuales buscan a jueces simpa-tizantes dispuestos a respaldar sus causas.

En muchos otros asuntos, los diferentes grupos reaccionan con manifestaciones masivas. Si a todos se les concediera sus deseos, el resultado final sería la anarquía.

Problemas en el mundo occidental

Todos queremos libertad, igualdad y hermandad, pero la realidad es que las co-sas que hacemos no producen tales resul-tados. Nuestro mundo sigue empeorando más y más.

El apóstol Pablo, inspirado por el Es-píritu Santo, escribió lo siguiente acerca de nuestros tiempos: “También debes saber esto: que en los postreros días ven-drán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, ava-ros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impe-tuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3:1-5).

¡Qué condiciones tan espantosas! Mire a su alrededor. ¿Cree que eso está suce-diendo? Sea honesto. Para citar un solo ejemplo: ¿Cuántas veces hemos leído sobre ciertos líderes en los campos de la política, los negocios y los sindicatos que han sido declarados culpables de malversación de fondos y de llenarse los bolsillos con el di-nero de otros? Es algo que ocurre a diario.

Los cambios han sido tan graduales y tan razonables en apariencia, que muchos no se dan cuenta de lo bajo que hemos caí-do. Los de las generaciones más jóvenes no han vivido lo suficiente como para ver los grandes cambios que se han efectuado en nuestra sociedad. Pero si uno puede mirar retrospectivamente unos 50 ó 60 años, verá cuán asombrosa ha sido la transformación.

Por ejemplo, consideremos los movi-mientos estudiantiles de los años 50. El primer clamor exigía libertad de expresión en las aulas. Los estudiantes reclamaban el derecho de hablarle a un maestro de mane-ra irrespetuosa, como si fueran sus iguales. Más tarde, fue la libertad de usar lenguaje soez. En la actualidad, prácticamente todo es válido, como lo demuestran la mayoría de los espectáculos modernos, ¡colmados de groserías y profanidades!

¡Cómo han cambiado las cosas, y los cambios se aceleran cada vez más! Hasta en las escuelas, los niños pequeños están expuestos a un lenguaje vulgar y grosero no sólo de parte de sus compañeros, sino en ocasiones también de sus instructores, y el acoso sexual es cosa común. Tales son los frutos de la libertad carente de respon-sabilidad.

El manual del Creador

¿Es malo desear libertad, igualdad y hermandad para todos? ¡Claro que no! Pero ¿cómo podrá lograrse tal objetivo?

Imagínese que usted pudiera comprar un libro titulado La clave para una vida feliz. Éste le revelaría la fórmula indispen-sable para tener una vida feliz, abundante y gozosa; le mostraría el camino a la her-mandad, libertad e igualdad verdaderas. ¿Qué tan valioso sería ese libro para us-ted? ¿Lo compraría? ¿Lo leería? ¿Pondría en práctica lo que dijera?

Bueno, ese libro existe y es un gran éxi-to de librería. ¡Es la Biblia! Tal vez usted quiera dejar de leer este artículo ahora mismo. Pero yo lo desafío a que lo ponga a prueba. La Biblia ha sido llamada el ma-nual del Creador, su libro de instrucciones

L

Page 17: Buenas Noticias

Marzo-Abril de 2007 1�

para el hombre. Si se juntaran todos los li-bros de auto-ayuda en uno solo, la Biblia todavía lo sobrepasaría fácilmente. ¿Qué le parece si le concede una oportunidad?

La Biblia nos revela la clave crucial para tener la igualdad con nuestros congéneres, y nos enseña cómo lograr la verdadera libertad. En ella también se proclama la hermandad para todos los seres humanos que habitan nuestro planeta. ¿Quién podría oponerse a semejantes metas?

El ateo dirá: “Pero yo no creo en Dios”. El agnóstico tal vez exclamará: “Yo no estoy seguro si existe Dios”. Pero ¿le han dado ellos una verdadera oportunidad a la Biblia? ¿Se la ha dado usted? (Le reco-mendamos nuestro folleto gratuito ¿Existe Dios?, que contiene conceptos muy intere-santes y estimulantes sobre este tema.)

El significado bíblico de la libertad

¿Qué significa para usted la libertad? Para los que sufren la opresión de alguna dictadura, esta palabra encarna todo lo que

muchos de nosotros damos por sentado. Pero ¿se da cuenta usted, sin importar su ciudadanía, que está sujeto (si es que no es un verdadero cristiano) al dictador más grande y más malvado de todos?

Hay cierto personaje llamado “el dios de este siglo”, que gobierna los asuntos del hombre. El apóstol Pablo escribió: “Si nuestro evangelio está aún encubierto, en-tre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el en-tendimiento . . .” (2 Corintios 4:3-4).

Su identidad también es revelada en Efe-sios 2:1-2, donde Pablo escribió: “. . . esta-bais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, con-forme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”.

La naturaleza humana está sujeta al pe-cado, lo que significa que todos los hom-bres y mujeres son esclavos del perverso dios de este mundo, Satanás el diablo,

quien es un capataz muy exigente. Sola-mente tenemos que observar cuánto dolor produce el alcoholismo, la drogadicción, las infidelidades, las apuestas, el crimen, el abuso infantil, y una lista interminable de otros males. Siendo pecadores, todos estamos sujetos al castigo por el pecado, que es la muerte (Romanos 6:23).

Otro pasaje, Romanos 3:23, afirma que todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios. Nadie está excluido; todos caemos bajo tal condena hasta que nos arrepentimos verdaderamente y nos volvemos a Dios. “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” (Ro-manos 6:16).

Jesucristo murió para que toda la hu-manidad tuviera la oportunidad de quedar libre del pecado y de la pena de muerte, y pudiera recibir la verdadera libertad (1 Corintios 15:3). La verdad es que pode-mos ser liberados y así no tener que seguir

siendo esclavos del dios de este mundo (Romanos 6:18; Hebreos 2:14-15).

El significado bíblico de la igualdad

En el plan maestro de Dios, y a su de-bido tiempo, cada ser humano tendrá la oportunidad de recibir la salvación (1 Ti-moteo 2:4; 2 Pedro 3:9; Gálatas 3:28). Todo el mundo tendrá la misma posibili-dad, no importa su sexo, su nacionalidad ni su cociente de inteligencia.

Dios es justo e imparcial. Mas a pesar de ello debemos estar muy agradecidos de no recibir lo que merecemos. El misericordio-so don divino de la salvación no es algo que podamos ganarnos por mérito propio. Dios lo otorgará de manera gratuita y equitativa a todos los que se arrepientan y decidan obedecerle siempre. Debemos estar muy agradecidos de que la equidad de Dios esté guiada por su misericordia.

Notemos lo que se dice en Salmos 98:9: “[Dios] juzgará al mundo con justicia, y

a los pueblos con rectitud”. Los caminos y los juicios de Dios son más que justos para todos los seres humanos de todos los tiempos. Él le ha encomendado el juicio a Jesucristo (Juan 5:22) y todos comparece-remos ante su tribunal (Romanos 14:10). A largo plazo habrá una misericordiosa equidad en la decisión más importante de todas: nuestra vida eterna.

El significado bíblico de la hermandad

Pablo destaca la maravillosa promesa de Dios para todos los que le siguen: “Seré para vosotros por Padre, y vosotros me se-réis hijos e hijas, dice el Señor Todopode-roso” (2 Corintios 6:18). ¡Qué promesa tan grandiosa e inestimable! Humanamente, no podemos captar su significado en toda su esencia y majestad, pero esta promesa es absolutamente cierta para cada uno de nosotros.

Cuando Jesús oró al Padre en la víspera de su crucifixión, le hizo una petición muy especial: “Ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Pa-dre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros” (Juan 17:11).

Al momento de nacer, nosotros forma-mos parte de la familia de nuestro padre físico. Jesús estaba pidiendo que se nos concediera el nombre de nuestro Padre celestial.

Jesucristo es el Hijo de Dios, y también serán hijos de Dios aquellos que se con-viertan verdaderamente. Leamos Romanos 8:14-17: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Es-píritu mismo da testimonio a nuestro espí-ritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y co-herederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”.

Aquí se nos habla de una hermandad suprema. Todos los que estén dispuestos podrán llegar a ser verdaderos hermanos y hermanas entre sí y también de Jesucristo. El deseo más ferviente del Padre es que todos lleguemos a ser sus hijos, miembros de su familia.

¡Dios lo está llamando a usted para ofre-cerle ese futuro de libertad, igualdad y her-mandad eternas en su propia familia! BN

Dios es justo e imparcial. Mas a pesar de ello debemos estar muy agradecidos de no recibir lo que merecemos. El misericordioso don divino de la salvación no es algo que podamos ganarnos por mérito propio. Dios lo otorgará de manera gratuita y equitativa a todos los que se arrepientan y decidan obedecerle siempre.

Page 18: Buenas Noticias

1� Las Buenas Noticias

un matrimonio casi instantáneamente. No se dejen atrapar por esa visión hedonista e inmoral del mundo; no importa que muchas personas la practiquen y la vivan, no por ello deja de ser algo estúpido y sin sentido.

• Reconózcanse los puntos fuertes y los atributos positivos uno del otro y hágan-se saber que los aprecian. ¿Cuáles son los puntos fuertes de su esposa? ¿Es una exce-lente cocinera? ¿Es una buena ayuda en la casa, al ir de compras, en cuestiones finan-cieras, o al darle su opinión de su trabajo o de otras cosas? ¿Es hospitalaria y le gusta ayudar a otros?

Cualesquiera que sean los puntos fuertes de ella, hágale saber que usted se da cuenta y que los aprecia. Y usted puede estar segu-ro de que ella tiene cualidades que fortale-cen su matrimonio.

¿Cuáles son los puntos fuertes de su esposo? ¿Es un buen proveedor, un buen padre que ayuda en las labores de la casa? Cualesquiera que sean sus puntos fuertes —y es seguro que los tiene— dígale que los aprecia.

Cuando encomie a su cónyuge no lo haga de una manera abstracta. Sea especí-fico y mencione sus buenas cualidades con frecuencia, con mucha frecuencia.

• Tenga una meta superior a usted. La Biblia habla acerca de la relación ma-trimonial en varios lugares. Uno de los pa-sajes más sobresalientes acerca de cómo tener un matrimonio feliz se encuentra en Efesios 5:22-23. Allí el apóstol Pablo da instrucciones tanto al esposo como a la esposa acerca de cómo deben cuidarse y respetarse mutuamente. Al final de ese capítulo, Pablo muestra que el matrimo-nio de un hombre y una mujer es un tipo del matrimonio supremo entre Cristo y su iglesia, sus verdaderos seguidores.

Muchas parejas casadas tal vez no ten-gan en mente la meta del matrimonio, su propósito y modelo real; desconocen el hecho de que el matrimonio entre el espo-so y la esposa es un tipo del matrimonio entre Jesucristo y su iglesia en el momento en que él regrese a la tierra (Apocalipsis 19:7-9). Teniendo en cuenta este hecho, el esposo y la esposa estarán más motivados para seguir la instrucción que acerca del matrimonio nos da Pablo en Efesios 5.

• Defina una necesidad en su matri-monio y trate de llenarla. ¿Con cuánta frecuencia damos por sentadas ciertas co-

sas que el esposo o la esposa deben hacer en el matrimonio diariamente? Sorprén-dase uno al otro haciendo algo necesario para el matrimonio. No piense que es muy difícil encontrar algo que su cónyuge ne-cesita, pues hay muchas necesidades que con frecuencia nunca se satisfacen. Sim-plemente preocúpese por llenar esa ne-cesidad sin esperar nada a cambio. Usted quedará asombrado de la renovación del amor y el respeto que su cónyuge sentirá por usted.

• Sea el principal defensor de su cón-yuge. ¿Se ha encontrado alguna vez en me-dio de un grupo en el que alguien hace un comentario negativo acerca de su cónyuge? ¿Qué ha hecho usted si esto ha sucedido?

Es muy importante defender a su cón-yuge estando con él en un grupo, pero es aún más importante hacerlo cuando no esté presente. Esto es algo que se comen-tará después y usted estará dando un buen ejemplo para los demás.

• Recuerde los pequeños detalles. Para algunos es fácil hacer grandes cosas por los demás, tal como comprar un regalo costoso para su pareja, llevarla a un buen restauran-te, o gastar una buena suma de dinero en alguna diversión. Pero ¿qué sucede con las pequeñas cosas, tales como escuchar aten-tamente a su cónyuge para enterarse de los detalles que a ella o a él le gustaría que us-ted hiciera?

Tal vez a su esposa le guste que usted se limpie los zapatos antes de entrar en la casa. Tal vez a su esposo no le guste que le recuer-de una y otra vez lo mismo que ya le ha re-cordado anteriormente. Piense acerca de las cosas que se pueden mejorar en su matrimo-nio y trate de hacerlas lo mejor posible.

Haga una lista para que no se le olvide nada. Siéntense a conversar acerca de las cosas que le gustaría a cada uno que el otro tuviera en cuenta e hiciera. Hablen de todo esto de una manera calmada y tranquila, recordando que ambos están dedicados a buscar la verdadera felicidad del otro. Los pequeños detalles significan mucho.

¿Un matrimonio que baja del cielo?

Una cosa que todas las parejas debieran entender es que un matrimonio no es algo que “baje del cielo”, en el que todo marcha a la perfección.

De hecho, es imposible disfrutar de un matrimonio perfecto aquí en la tierra si uno no entiende la naturaleza humana y la clase de ayuda que se necesita para “perfeccio-

nar” un matrimonio. Ya que Dios es el crea-dor del matrimonio y la verdadera ayuda que todas las parejas necesitan, se despren-de que sólo la instrucción de Dios puede servir para “perfeccionar” un matrimonio.

La naturaleza humana es la barrera natural más grande que se opone a que tengamos matrimonios felices. Todos los esposos y esposas la tienen. La naturaleza humana es precisamente esto: la naturale-za de los seres humanos, adquirida de Sa-tanás, el gobernante invisible del mundo. La naturaleza humana no es de Dios.

Es más, la naturaleza humana nunca des-aparece en esta vida. Es egoísta por sí mis-ma, y con frecuencia se vuelve más egoísta cuando absorbe y adquiere el egoísmo del mundo que la rodea.

Cuando nacen los seres humanos, nacen “en blanco”. Pero a medida que vivimos, va-mos llenándonos progresivamente del mun-do guiado por Satanás que nos rodea, un mundo construido sobre la base del egoís-mo y el egocentrismo. Esto inevitablemente conduce al conflicto, porque todos los in-tereses de los seres humanos chocan, muy especialmente cuando tienen una relación tan estrecha como lo es el matrimonio.

Es importante saber acerca de la na-turaleza humana y su capacidad para oponerse a lo que de otra forma sería un matrimonio feliz. La Biblia nos dice que podemos vencer nuestra naturaleza huma-na al hacer el bien o hacer buenas cosas por los demás (Romanos 12:21). Esto es lo que Jesucristo hizo y de esto se trata todo. La felicidad proviene del dar. Una verdad poco entendida es que es más bienaventu-rado dar que recibir (Hechos 20:35). En ninguna otra relación esto es más crucial que en el matrimonio.

Finalmente, todas las parejas de casados (y aquellos que están pensando en hacerlo), deben entender que el alto grado de amor emocional que un hombre y una mujer sienten en el momento de casarse, es algo que se va moderando a medida que el tiem-po transcurre. Con un poco de entendi-miento podemos hacer que el matrimonio funcione mejor, y que las cosas positivas sean más grandes e importantes que las ne-gativas, que muy seguramente van a surgir más tarde en el matrimonio.

Su matrimonio puede mejorar, forta-lecerse y renovarse. Si deciden servirse mutuamente, tendrán un matrimonio más feliz de lo que puedan imaginarse. ¡Que Dios los bendiga con un matrimonio feliz y duradero! BN

MatrimonioViene de la página 11

Page 19: Buenas Noticias

Marzo-Abril de 2007 17

estos relatos se mencionan dos días santos. En Mateo 28:1, donde Mateo escribe que las mujeres fueron al sepulcro “pasado el día de reposo”, la palabra griega que co-rresponde a la frase “día de reposo” es plural, de manera que una traducción más acertada podría ser “pasados los días de reposo”.

¿Cuándo resucitó Jesús?

Hemos visto, pues, que Jesucristo fue crucificado y sepultado un miércoles, justo antes del comienzo de un día santo anual, no del día de reposo semanal (el sábado). Siendo así, ¿cuándo resucitó entonces?

Como lo explicamos anteriormente, en Juan 20:1 se nos dice que “el primer día de la semana, María Magdalena fue de ma-ñana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro”. El sol to-davía no había salido —“aún era oscuro”, nos dice Juan— cuando María encontró el sepulcro vacío.

Por lo tanto, es obvio que Jesús no resu-citó al despuntar la mañana del domingo. Entonces, ¿cuándo resucitó? La respues-ta es muy sencilla si nos limitamos a leer los evangelios —y las palabras del mismo

Jesucristo— y simplemente aceptamos lo que nos dicen.

Jesús dijo: “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres no­ches” (Mateo 12:40).

Como ya hemos comprobado, Jesús fue sepultado —su cuerpo fue depositado “en el corazón de la tierra”— justo antes de la puesta del sol de un día miércoles. Todo lo que hay que hacer es contar los días. Un día y una noche nos llevan a la puesta del sol del jueves. Otro día y otra noche nos llevan a la puesta del sol del viernes. Y un tercer día y una tercera noche nos llevan a la puesta del sol del sábado.

De acuerdo con las palabras del mismo Je-sús, él resucitaría tres días y tres noches des-pués de su sepultura, alrededor de la misma hora, es decir, a la puesta del sol. ¿Concuerda esto con las Escrituras? Sí, porque como leí-mos, él ya había resucitado y abandonado el sepulcro cuando María llegó el domingo por la mañana, “siendo aún oscuro”.

Aun cuando no había nadie en los al-rededores para presenciar su resurrección (que se llevó a cabo dentro de un sepulcro custodiado por guardias armados), las pro-pias palabras de Jesús y los detalles regis-trados en los evangelios comprueban que

tuvo que haber ocurrido tres días y tres no-ches después de ser sepultado, cerca de la puesta del sol, al final del sábado.

Por mucho que se esfuerce uno, es im-posible contar tres días y tres noches entre una sepultura el viernes por la tarde y una resurrección el domingo por la mañana. Por inverosímil que pueda parecer, la tradición del Viernes Santo y del Domingo de Resu-rrección no se basa en el testimonio de las Sagradas Escrituras ni concuerda con los hechos verdaderos. Sin embargo, cuando examinamos todos los detalles registrados en los evangelios y los comparamos con las palabras de Jesús mismo, podemos ver la verdad, y todo encaja a la perfección.

Las palabras del ángel, que tanto asom-braron a las mujeres en el sepulcro vacío, fueron absolutamente ciertas: “No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo” (Mateo 28:5-6).

No se aferre a tradiciones e ideas reli-giosas que no se basan en el testimonio de las Escrituras. Asegúrese de que sus propias creencias y prácticas estén firme-mente enraizadas en las enseñanzas de la Biblia. ¿Está usted dispuesto a comprome-terse a adorar a Dios conforme a la verdad bíblica y no de acuerdo con las tradiciones humanas? BN

La influencia del paganismo

El historiador británico James Frazer menciona cómo la Pascua Florida y sus ritos entraron en la iglesia romana estable-cida, junto con otras costumbres y celebra-ciones paganas:

“Tomadas conjuntamente las fiestas pa-ganas y cristianas, vemos cómo tienen coin-cidencias demasiado estrechas y demasiado numerosas para considerarlas accidentales; ellas muestran el pacto a que se vio obligada la iglesia en la hora de su triunfo con sus rivales vencidas [las religiones paganas que competían con el cristianismo dentro del imperio], pero todavía peligrosas.

”El inflexible espíritu de protesta de los misioneros primitivos, con sus fieras de-nuncias del paganismo, fue tornándose en conducta flexible, tolerancia cómoda y com-prensiva caridad de los eclesiásticos solapa-dos que percibieron con claridad que para que el cristianismo conquistara el mundo le era preciso atenuar las demasiado rígidas

reglas de su fundador, ensanchando algún tanto la puerta estrecha que conduce a la sal-vación” (La Rama Dorada, 1979, p. 417).

En resumen, para aumentar y ampliar el atractivo de la nueva religión “cristiana” en aquellos primeros siglos, las poderosas autoridades eclesiásticas romanas, con el apoyo del Imperio Romano, simplemente adoptaron los ritos y prácticas de las re-ligiones paganas, las rebautizaron como “cristianas” y crearon un tipo de cristianis-mo completamente nuevo, con costumbres y enseñanzas diametralmente opuestas a las de la iglesia que Jesús fundó.

El cristianismo auténtico de la Biblia casi desapareció por completo, y fue forza-do a la clandestinidad por la persecución, ya que sus seguidores rehusaron contem-porizar con semejante sistema.

La Pascua Florida no representa fiel-mente el sufrimiento, la muerte y la resu-rrección de Jesucristo, aunque así lo con-sideren quienes aceptan ciegamente las tradiciones religiosas. En realidad, este fes-tival desvirtúa la verdad al respecto porque está relacionado con la diosa babilónica Astarté, también conocida como Astoret o

Istar, cuya adoración está directa y explíci-tamente condenada en la Biblia. Las anti-guas prácticas y símbolos de la fertilidad asociados con su culto ya existían mucho antes de Cristo y, desgraciadamente, han reemplazado y desvirtuado la verdad acer-ca de su muerte y resurrección.

Muchos de los que profesan ser cristia-nos pueden hacerse esta pregunta al verse confrontados con estos hechos acerca de la Pascua Florida: Con tantos millones de cristianos bien intencionados, ¿por qué Dios no habría de sentirse complacido? Pero Jesús ya dio la respuesta en Mateo 15:9 donde, refiriéndose a su Padre, dijo: “En vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”. ¿Cómo va a decidir usted adorar a Dios, en espíritu y en verdad (Juan 4:23), o según fraudes y fábulas? BN

CrucificadoViene de la página 5

Pascua FloridaViene de la página 7

CORRECCIÓNEn el número de noviembre-diciembre de 2006 de Las Buenas Noticias, en la página 4 apare-ció el siguiente texto: “un año-luz equivale a nueve millones de kilómetros”. La cifra correc-ta es nueve mil cuatrocientos sesenta billones (9.460.000.000.000) de kilómetros.

Page 20: Buenas Noticias

¿Por qué existimos? ¿Tiene nuestra vida un propósito, o somos el producto de una serie de “coincidencias” cósmicas y de las fuerzas ciegas de la evolución?

¿Estamos destinados a perfeccionar el arte de la guerra hasta el punto de aniquilar toda forma de vida en nuestro planeta? ¿Moriremos víctimas de una ola de enfermedades virulentas, o tal vez envenenados por un medio ambiente tóxico? ¿O podemos esperar un futuro en el que verdaderamente reinarán la paz, la salud y el bienestar para todos? ¿Qué es, en realidad, lo que nos depara el futuro?

Las buenas noticias son que nuestro Creador está llevando a cabo un plan maestro. Este plan está representado en una serie de fiestas santas que ponen de manifiesto el asombroso potencial que tiene todo ser humano: el propósito mismo de nuestra existencia.El folleto Las fiestas santas de Dios le ayudará a entender el maravilloso

futuro que le espera al género humano. Para recibir esta publicación, sin costo ni obligación de su parte, sólo tiene que

solicitarla a nuestra dirección más cercana a su domicilio. O si prefiere, puede des-cargarla directamente de nuestro portal en www.IglesiadeDiosUnida.org.

Iglesia de Dios Unidauna Asociación Internacional

www.IglesiadeDiosUnida.org © P

hoto

Dis

c 19

94

¿Tiene Dios un plan para el hombre?