buscarle sentido al canazo

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BUSCARLE SENTIDO AL CANAZO Una reflexión para la población carcelaria Por: Julián Cortes, Ex-prisionero político Movimiento Nacional Carcelario Campaña Traspasa los muros Primero ves la televisión, te dicen que debes vestir bien, comer bien, tener lujos, comprar cosas aunque no las necesites; te hacen añorar, desear y envidiar lo que otros tienen. Luego vas a la escuela y allá te dicen que debes respetar la propiedad ajena, que debes ser honesto pero a la vez te exigen ser el mejor y buscar el éxito en tu vida. A veces no se puede ir a la escuela y nadie te dice qué está bien y qué está mal. Lo que nunca te dicen es que muchos andamos compitiendo por lo mismo y que si eres un buen trabajador de nada te sirve eso, cuando hay muchos buenos trabajadores compitiendo por el único puesto que ofrece el mercado laboral. Un puesto que para fortuna del empleador solo tiene pocas vacantes, por lo cual se puede dar el gusto de ponerle precio a tu trabajo. Luego terminas haciendo las cosas que no son deseables, ni permitidas por la sociedad por conseguir lo que ella misma te hizo añorar, te exigió y demandó de ti. Un policía tan pobre como tú, te captura, te maltrata y te encierra. Te lleva luego a donde un juez que nunca ha sabido que es acostar a sus hijos con hambre y te dice, con palabras que no entiendes, que eres un delincuente avezado y que has de permanecer encerrado unos cuantos años para purgar tus penas en el infierno, a lo que él llama sutilmente detención intramural. Te meten a una cárcel, duras un tiempo “resocializándote”, entre mugre, drogas, bolillos y cuchillos. Luego otro juez que nunca habló contigo, ni conoció tus penas, ni escuchó tus demandas, te dice que ya estás sano y te manda otra vez a la calle a que te rebusques como puedas. En pocas palabras, el sistema penitenciario te da una patada por el culo y te bota a este mundo de mierda, que sigue igual de excluyente para que te defiendas solo, nuevamente como lo has hecho desde que naciste en esta mala madre patria.

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Reflexiones para los presos politicos.

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BUSCARLE SENTIDO AL CANAZOUna reflexin para la poblacin carcelariaPor: Julin Cortes,Ex-prisionero polticoMovimiento Nacional CarcelarioCampaa Traspasa los murosPrimero ves la televisin, te dicen que debes vestir bien, comer bien, tener lujos, comprar cosas aunque no las necesites; te hacen aorar, desear y envidiar lo que otros tienen. Luego vas a la escuela y all te dicen que debes respetar la propiedad ajena, que debes ser honesto pero a la vez te exigen ser el mejor y buscar el xito en tu vida. A veces no se puede ir a la escuela y nadie te dice qu est bien y qu est mal. Lo que nunca te dicen es que muchos andamos compitiendo por lo mismo y que si eres un buen trabajador de nada te sirve eso, cuando hay muchos buenos trabajadores compitiendo por el nico puesto que ofrece el mercado laboral. Un puesto que para fortuna del empleador solo tiene pocas vacantes, por lo cual se puede dar el gusto de ponerle precio a tu trabajo.Luego terminas haciendo las cosas que no son deseables, ni permitidas por la sociedad por conseguir lo que ella misma te hizo aorar, te exigi y demand de ti. Un polica tan pobre como t, te captura, te maltrata y te encierra. Te lleva luego a donde un juez que nunca ha sabido que es acostar a sus hijos con hambre y te dice, con palabras que no entiendes, que eres un delincuente avezado y que has de permanecer encerrado unos cuantos aos para purgar tus penas en el infierno, a lo que l llama sutilmente detencin intramural. Te meten a una crcel, duras un tiempo resocializndote, entre mugre, drogas, bolillos y cuchillos. Luego otro juez que nunca habl contigo, ni conoci tus penas, ni escuch tus demandas, te dice que ya ests sano y te manda otra vez a la calle a que te rebusques como puedas. En pocas palabras, el sistema penitenciario te da una patada por el culo y te bota a este mundo de mierda, que sigue igual de excluyente para que te defiendas solo, nuevamente como lo has hecho desde que naciste en esta mala madre patria. Con esas palabras se puede resumir lo que un delincuente comn piensa despus de muchos aos de crcel por robar cualquier cosa. Y esta parece ser la historia de muchos quienes recobramos la libertad luego de pasar una, legal pero ilegtima, temporada encerrados tras unos muros que pretenden intilmente cambiar el comportamiento de los seres humanos. Cuando sales de la crcel abunda el rechazo social, las puertas del mercado laboral, que se cierran la mayor parte de las veces para esa gran masa de desempleados quienes nunca han cometido un delito, se cierran totalmente para quienes tuvimos la desgracia de pasar por una crcel. La reinsercin al mercado laboral se hace ms difcil para los liberados que en su periodo de resocializacin no tuvieron la oportunidad de mejorar sus capacidades laborales e intelectuales, porque no pudieron pagar o no haba cupo en los descuentos de estudio o talleres que escasamente se ofrecen en las crceles colombianas. Entonces, en libertad vuelve nuevamente la disyuntiva entre legalidad e ilegalidad. Quitarle a otros lo que les sobra para dale de comer a los mos que les falta. El sagrado derecho a comer queda en manos del juego macabro de la competencia entre quienes quieren aspirar a un trabajo decente. Empleados y desempleados compiten nuevamente con este nuevo desempleado vomitado por una crcel y una sociedad que no lo contaba en ninguna estadstica antes de ser liberado. Ni era empleado, ni era desempleado. Simplemente los presos no cuentan en el DANE.Psicolgicamente el asunto es mucho ms complejo: sensacin de inseguridad, abandono y fracaso. Toca volver a empezar. Sales, y como la vida en la crcel era tan estrecha, tan simple, tan trivial, ahora en libertad te ahogas en un vaso de agua; cada pequeo problema ahora se convierte en un gran dilema existencial. Aparecen las discordias familiares y es necesario reacomodarse en la sociedad, te vuelves agresivo por nada y todos te miran extrao diciendo: este hombre cmo ha cambiado!Sensacin de persecucin, pesadillas repetitivas noche tras noche recordando el infierno de la crcel, sueos interrumpidos por angustias nocturnas que recuerdan el redoblar de los garrotes de la humana guardia del INPEC, golpeando puertas y rejas y entrando de improviso a la rascada de madrugada. Tal vez buscando alguna artesana para pisar, alguna pintura realizada con esfuerzo por un interno para romper, alguna carta de un amor frustrado para rasgar, algn testculo o vagina para tocar, o simplemente mirar en la desnudez obligada de cientos de presos o presas formados en fila para el placer obsceno de decenas de guardias que disfrutan la desgracia ajena convencidos de que hacen lo correcto.La crcel sin duda es un fracaso. Ningn problema social se ha solucionado con crceles, basta ver que en los pases donde ms abundan, es donde la delincuencia aumenta cada da. Como ya lo hemos dicho en repetidas ocasiones, si la exclusin social que fecunda la semilla de la delincuencia, la ilegalidad y la violencia sigue siendo la poltica de los pases con gobiernos neoliberales y vende patrias, nunca se van a mermar los ndices de infractores de la ley y faltarn crceles y rejas para tanto delincuente social y prisionero poltico.En ese macabro escenario aparece la necesidad de bsqueda del sentido de la vida, la bsqueda del sentido al canazo tanto para el delincuente social, ms an para el prisionero poltico. Entender la crcel como mecanismo de castigo de una sociedad que no ha aprendido a amar a sus hijos, de una patria que es mala madre como dice Fernando Vallejo. Darse cuenta que los presos somos fruto de una sociedad enferma, que tu comportamiento no es ms que una consecuencia fatal de la mala vida que la sociedad te dio. Que si bien debes ser responsable de tus actos, la sociedad en su conjunto tambin es responsable por los tuyos.Entender el quehacer del prisionero poltico y su papel en la crcel, no como un miembro ms de control de la sociedad carcelaria, utilizado a veces por la misma guardia para calmar desordenados, sino como pedagogo, como amigo de la poblacin reclusa, como asesor jurdico, como protector y defensor de los DDHH de los compaeros presos. Buscarle sentido al canazo es aprovechar el tiempo como revolucionarios que decidimos ser, estudiar, prepararse, leer, hacer ejercicio, cultivar un arte, hacer amigos, convencer a la gente de la justeza de la lucha por una Colombia en paz y con justicia social y dejar en alto la dignidad del luchador popular. Esa es la tarea.