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Trabajo de investigación “Fracaso escolar” Docente : Celina M. Romero Egresada del I.S.F.D N° 50 (Berazategui) con el título de Maestra Especializada en el nivel Inicial (1997). Egresada del I.S.F.D N° 104 (Quilmes) con el título de Profesor de la E.G.B 1° y 2° ciclo (2005). Actualmente ayudante de cátedra en el área de Ciencias Sociales e integrante del equipo de investigación del I.S.F.D N° 104 (Quilmes).

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Trabajo de investigación

“Fracaso escolar” Docente: Celina M. Romero Egresada del I.S.F.D N° 50 (Berazategui) con el título de Maestra Especializada en el nivel Inicial (1997). Egresada del I.S.F.D N° 104 (Quilmes) con el título de Profesor de la E.G.B 1° y 2° ciclo (2005). Actualmente ayudante de cátedra en el área de Ciencias Sociales e integrante del equipo de investigación del I.S.F.D N° 104 (Quilmes).

INTRODUCCIÓN

“Nadie abandona la escuela por propia voluntad, sin embargo,

sobre el “desertor” parecen concentrarse culpas que en realidad,

deberían ser asumidas por el Estado y la sociedad, quienes hasta el

momento han sido muy poco eficaces a la hora de presentar nuevas

propuestas y estrategias efectivas para prevenir el fracaso escolar.”

MARCO TEÓRICO “Cada vez se observa más el fracaso escolar en la Argentina”

Posibles causas Partiendo de esta premisa uno podría preguntarse cuáles son las

verdaderas causas de este problema, ya que la desmotivación hacia la educación conduce tal vez a la repitencia y posiblemente a la deserción.

Si bien todo individuo tiene derecho y acceso a la institución educativa, no puede asegurarse su permanencia dentro de ella.

Sin embargo, aún en los sectores más pobres, la población infantil ha pasado alguna vez por la escuela. Esto significa que aconteció, a lo largo del tiempo un cambio en lo que respecta al ingreso a la escuela, ya que antiguamente sólo tenían acceso al sistema escolar, un sector privilegiado de la sociedad y aquellos que aspiraban a la misma con el fin de ascender socialmente.

La educación otorgaba cierto prestigio a aquellos que accedían a ella, pero esto quedó en el pasado y quizás esta desvalorización de la escuela sea una de las posibles causas del fracaso escolar.

El logro de un título universitario pareciera asegurar bien poco, y la histórica relación entre educación y progreso se debilita cada vez más. Sumado a la descontextualización que la escuela sufre, a los problemas económicos y a la

marginación dentro de la misma, daría como resultado la desmotivación a permanecer dentro de la institución escolar, puesto que, a pesar de que todos tenemos la posibilidad de ingresar a dicha institución, la escuela sigue funcionando como un motor de exclusión para “los menos favorecidos”, estableciéndose prejuicios y “rótulos” hacia los chicos, marginándolos, produciendo a su vez la automarginación.

En consecuencia Aquellos que no cuenten con la estimulación necesaria desde el hogar

probablemente ingresen tarde a la escuela, abandonen el nivel sin terminarlo, o bien, a pesar de contar con la demanda familiar, continúen dentro del sistema aunque no reciban los beneficios del aprendizaje.

Propuesta Ante los cambios sociales económicos, políticos y culturales que se están

produciendo, la escuela se replantea cuál es el lugar de los valores y cómo se los incluye en la enseñanza.

La alternativa sería promover los valores que apunten a fortalecer la razón dialogística es decir valores como la apertura al diálogo, la argumentación racional, la honestidad en la confrontación de ideas o puntos de vista con el otro, el aprender a tolerar y a trabajar cooperativamente las diferencias, comprometerse en el diálogo de modo de aceptar sus riesgos y así poder cosechar sus beneficios para el crecimiento personal y grupal.

Cuando se habla de valores en la escuela, y más aún cuando se intenta introducir reformas, hay que hacerlo desde una comprensión de qué es lo que está ocurriendo en la sociedad y en la cultura. Luego de este análisis intentar buscar estrategias de acción estrechamente relacionadas con la realidad.

Considero que la escuela debe ocupar un lugar creativo en la sociedad y en la cultura y que si bien debe elaborar un proyecto propio también sería importante que cada institución educativa forme parte de un proyecto común con

otras instituciones promoviendo así el diálogo entre sus integrantes, para recuperar cooperativamente valores que vuelvan a dar sentido a la educación escolar mejorando así la calidad educativa.

En mi opinión es necesario resignificar el papel social de la escuela ya que desde esta perspectiva la institución educativa se encontraría abierta a toda clase de innovaciones, por lo cual es importante pensar, reflexionar y promover valores con honestidad, sin caer en la individualidad, sino cooperar para lograr que la institución no se caracterice por una cultura cerrada.

Debemos darnos cuenta que sin el diálogo y el trabajo compartido no es posible provocar ningún cambio efectivo en los problemas que se observan hoy en el ámbito escolar.

Pensemos que si bien la historia ha dejado modelos de actuación, ideas y mecanismos diversos afianzados en la práctica pedagógica, lo conveniente sería justamente, analizarlos y reflexionar sobre ello para modificar las condiciones negativas de la situación de enseñanza.

Sin embargo para que esto sea posible el docente debe contar con una buena formación que haya promovido todo lo propuesto anteriormente y en este punto quisiera detenerme ya que considero que el tema de los valores no aparece como un contenido claro y preciso y no todos los Institutos Superiores de Formación Docente apuntan a lo mismo, además la mayoría de los profesores imparten ciertos valores desde el discurso los cuales después no respetan en su propio accionar generando contradicciones que desfavorecen el proceso de enseñanza y aprendizaje.

De esta forma concluyo en una posible alternativa: pienso que el único modelo profesional con capacidad de adaptación ante los importantes cambios que caracterizan al mundo actual, es el del docente reflexivo-práctico.

Modelo profesional

El docente reflexivo-práctico Considero que la rígida disciplina de las aulas, con unos contenidos

completamente ajenos a los intereses de los alumnos, conduce a la asfixia y al fracaso del sistema educativo. Para que no suceda esto, creo imprescindible hacer un replanteo del currículum escolar, idear nuevas estrategias didácticas, conocer mucho mejor al individuo-alumno, y todo esto desde la práctica escolar, desde la observación práctica y la reflexión teórica.

Creo que esto es muy importante ya que en general dentro del marco escolar el error que se comete, es el desconocimiento del alumno en cuanto individuo. Por lo general, sólo se ven a los alumnos como escolares y no se entiende que estos dos conceptos, tanto individuo como alumno, son inseparables.

Para cautivar a los alumnos y llevarlos a los aprendizajes se debe tener en cuenta esta dualidad y saber satisfacer las necesidades de las dos vertientes. Estimo que como individuo hay intereses y necesidades a nivel emotivo, social, de relación con los compañeros… que la escuela debe satisfacer, ya que muchas veces dichas necesidades son más importantes para los chicos que cualquier otra de tipo intelectual. La motivación y el interés por los conocimientos sólo pueden crecer si se respeta y favorece el desarrollo armónico del alumno en cuanto individuo. Muchas veces si en la escuela no se enseña gran cosa, es porque no conocemos suficiente a nuestros alumnos, sus intereses, sus mecanismos de aprendizaje...

Otro de los errores principales de los sistemas educativos es que éstos parecieran empecinarse en una única idea: la de no poderse aprender nada que no sea atractivo; y esto, creemos que va junto a un currículum pensado únicamente para los más favorecidos.

Para que esto no siga ocurriendo es imprescindible una escuela en la que haya una plena colaboración entre maestros y padres, logrando así que el

cambio del hogar a la escuela no sea traumático, para que maestros y padres se vean aliados en un proyecto común.

Una escuela en la que los padres informen a los educadores acerca del comportamiento de sus hijos en casa, con el objeto de que el docente conozca mejor la personalidad del alumno; en la que el acceso de los padres a la escuela de sus hijos sea algo natural, en la que se satisfagan, como expresé anteriormente, no sólo las necesidades intelectuales de los alumnos sino también las emocionales y sociales, y en la que los aprendizajes no sean “aburridos”.

En esta tarea es preciso integrar la teoría y la práctica dentro de un mismo proceso y no como dos momentos separados y mucho menos como el segundo subordinado al primero; implica necesariamente que tanto alumnos como docentes sean considerados como participantes activos en el proceso de investigación, en la construcción de los significados, en todo lo que acontece en el interior de las instituciones educativas y sobre todo en el logro de nuevas prácticas reflexivas que hagan que el desarrollo de la tarea del maestro esté fundamentado en procesos de análisis ya que de lo contrario se seguirán suscitando prácticas improvisadas, espontáneas, o sin un fundamento teórico que las sustenten.

Estimo que de este modo se podrá fructificar en una nueva cultura educativa que convierta en significativo, interesante y formativo el paso obligado de los chicos por la escuela.

Concretar la propuesta De todos modos quiero aclarar que soy conciente de que los cambios reales

en educación no se consiguen si sólo se involucran padres y maestros, ya que también dependen de los gobiernos, que apuesten de verdad y traduzcan en acciones: propuestas y estrategias para una mejora de la calidad de la enseñanza. Deberían encargarse de destinar recursos humanos y materiales a las escuelas, y sobre todo tener en cuenta que la mejora real debe estar apuntada a la formación y capacitación del docente: el docente debe ser un profesional.

Es preciso proporcionar condiciones de trabajo y salarios dignos y una mayor autonomía profesional que facilite la formación y actualización del profesorado y una urgente revalorización del trabajo docente ya que gran número de maestros comienzan a sentirse impotentes, desilusionados, sin interés por seguir esforzándose, con pocas ganas y tiempo para preparar, desarrollar y hacer el seguimiento de proyectos curriculares.

Los problemas educativos son responsabilidad de todos Únicamente la escuela no puede hacerse cargo de los problemas

educativos, de la mala calidad de la enseñanza y del fracaso escolar, si bien los maestros son responsables también lo son los padres y la sociedad misma.

Sin embargo considero que es el Estado el que tiene que lograr que la escuela sea de mayor calidad que le permita a cada sujeto buscar y seleccionar la mejor alternativa para resolver un problema sin estar aferrado a una única posibilidad, por cual sería conveniente que más que capacitar a los sujetos de una sociedad para que puedan insertarse favorablemente en ella, la educación escolar debe darles la aptitud más importante que es saber aprender y tener confianza y disponibilidad de aprender lo que sea a cualquier edad.

¿Por dónde empezar? Sin embargo es necesario empezar por algún lugar por lo que creo que

para el logro de esta mejora debemos reflexionar sobre nuestros actos y tomar conciencia tanto de nuestras responsabilidades individuales como de nuestras responsabilidades colectivas, es decir, la corresponsabilidad.

Así, la respuesta a los problemas y conflictos sociales no se deja exclusivamente en manos de la institución de turno, ya que también es obligación del ciudadano responsabilizarse de aquellos actos que nos corresponden exclusivamente a cada uno, debemos entender que los problemas y conflictos colectivos requieren una solución igualmente colectiva puesto que todos

somos de alguna manera responsables de los males de la sociedad, no sólo el Estado, el gobierno o las estructuras sociales.

CONCLUSIÓN La responsabilidad del fracaso escolar no sólo recae sobre el

Estado y la sociedad, sino que son varios los factores que intervienen en este problema.

Para que el cambio o la transformación propicie una mejora de

la calidad educativa y de vida, es necesario que todos, desde nuestro lugar hagamos un aporte dejando de lado la individualidad, para que la tarea sea conjunta, dando una solución colectiva a un problema igualmente colectivo. Es necesario que como sociedad recuperemos los valores perdidos.

Desde nuestro lugar como docentes debemos ser concientes de

que todo lo que hacemos tendrá, probablemente consecuencias anticipadas o no anticipadas, esto nos hace reflexionar sobre políticas y prácticas alternativas, para pensar acerca del proceso educativo en un sentido amplio y preguntarnos lo que ocurre más allá de las políticas explícitas, de los medios de instrucción y los resultados que cada uno trata de producir.

Poner atención en nuestra tarea docente tanto las situaciones

sociales como la propia instrucción como parte del currículum, ya que de este modo se amplían nuestros recursos para influir en lo que los alumnos aprenden. Debemos interrogarnos sobre las condiciones en las que tiene lugar el aprendizaje en las escuelas, en términos reales y en término de políticas educativas, así como también ser concientes de la gran responsabilidad y de la importancia de nuestra tarea docente para lograr la permanencia del educando dentro del sistema, y que éste a su vez valore el proceso de enseñanza-aprendizaje para así poder evitar o al menos intentar disminuir el problema del fracaso escolar.

BIBLIOGRAFÍA

Alliau Andrea “Pasado, presente y futuro del magisterio argentino”. Novedades Educativas: Castillo Carlos “El Banco Mundial y las reformas educativas”; Harf Ruth “Relaciones entre la teoría y la práctica”. Gimeno Sacristán “Profesionalización docente y cambio educativo”. Minujín y Kessler “Empobrecimiento y educación” Solé Isabel y Coll Cesar “Los profesores y la concepción constructivista”. Camps Victoria “Compartir responsabilidades” Diario Clarín: Amigo Claudia y Tatti Victoria “Cada vez hay más chicos que repitan de año en la Argentina”(12-5-96); Carnoy Martín “No podemos dejarle la educación al mercado”(21-4-96)