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Los mundos cabalísticos 1.° El mundo de la emanación, del que ensof (la causa primera) ocupa sensiblemente el centro y en donde se manifiestan las primeras y más generales energías que, lógicamente, emanan de la fuente central; este mundo se ha llamado divino. 2.° El mundo de la creación, donde las energías precedentes han construido y siguen construyendo en todo momento, en el tiempo y en el espacio, lo que se llama lo concreto; este mundo es entonces el de la creación continua. 3.° El mundo de la formación, donde las energías creadoras dan a las cosas concretas las formas definitivas, en el sentido de que la evolución de cada una se opera en un cuadro energético. Se trata, en suma, del mundo de las especies. 4.° El mundo de la acción, en donde cada individualidad, creada en una especie determinada, actúa de manera intrínseca como el mineral, o extrínseca como el vegetal y manifiesta la vida en grados diversos y variables. Es el mundo de la naturaleza,tal como aparece sobre la tierra. El esquema es por lo tanto metafísico. Se puede decir que está en la base de todas las jerarquías energéticas que la magia considera. En el mundo de la emanación se sitúan los elohim hebreos, los levas hindúes, la mayoría de los dioses grecorromanos, los eones de los gnósticos. En el mundo de la creación se encuentran los arcángeles y los ángeles inferiores en la jerarquía de los elohim (Moisés hacía notar a este respecto que el Génesis, es decir, la generación de las cosas, comienza por la operación creadora de la colectividad de los elohim), y todas las “potencias” , llamadas también potencialidades, que en los distintos pueblos cumplen el mismo papel. En el mundo de la formación se sitúan los genios hebreos o chinos, los espíritus inferiores de la cábala, los decanos egipcios y griegos. En el mundo de la acción se encuentran las divinidades llamadas inferiores en todos los pueblos: los espíritus comunes, a los que se atribuye un carácter bueno o malo, según los efectos que se pueden comprobar de una manera ordinaria; los elementalesde

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Los mundos cabalísticos

1.° El mundo de la emanación, del que ensof (la causa primera) ocupa sensiblemente el centro y en donde se manifiestan las primeras y más generales energías que, lógicamente, emanan de la fuente central; este mundo se ha llamado divino.2.° El mundo de la creación, donde las energías precedentes han construido y siguen construyendo en todo momento, en el tiempo y en el espacio, lo que se llama lo concreto; este mundo es entonces el de la creación continua.3.° El mundo de la formación, donde las energías creadoras dan a las cosas concretas las formas definitivas, en el sentido de que la evolución de cada una se opera en un cuadro energético. Se trata, en suma, del mundo de las especies.4.° El mundo de la acción, en donde cada individualidad, creada en una especie determinada, actúa de manera intrínseca como el mineral, o extrínseca como el vegetal y manifiesta la vida en grados diversos y variables. Es el mundo de la naturaleza,tal como aparece sobre la tierra.El esquema es por lo tanto metafísico. Se puede decir que está en la base de todas las jerarquías energéticas que la magia considera.En el mundo de la emanación se sitúan los elohim hebreos, los levas hindúes, la mayoría de los dioses grecorromanos, los eones de los gnósticos.En el mundo de la creación se encuentran los arcángeles y los ángeles inferiores en la jerarquía de los elohim (Moisés hacía notar a este respecto que el Génesis, es decir, la generación de las cosas, comienza por la operación creadora de la colectividad de los elohim), y todas las “potencias” , llamadas también potencialidades, que en los distintos pueblos cumplen el mismo papel.En el mundo de la formación se sitúan los genios hebreos o chinos, los espíritus inferiores de la cábala, los decanos egipcios y griegos.En el mundo de la acción se encuentran las divinidades llamadas inferiores en todos los pueblos: los espíritus comunes, a los que se atribuye un carácter bueno o malo, según los efectos que se pueden comprobar de una manera ordinaria; los elementalesde los cabalistas, los demonios de los cristianos, las diversas representaciones de fuerzas de la naturaleza, que los etruscos entreveían, y todo aquello que corresponde entre los pueblos cuya inteligencia no se eleva muy por encima de la comprensión de los fenómenos corrientemente perceptibles.Con la “mentalidad” práctica de que los antiguos han dado prueba ordinariamente, todas estas representaciones de energías cósmicas han recibido una personificación; siendo difícil concebir las abstracciones, esta manera de proceder las hacía accesibles. Los razonamientos implican abstracciones, que se traducían por “historias mitológicas” muy fáciles de recordar y encantadoras de comprender muy ingeniosas en todo caso y de las que el iniciado únicamente podía comprender el exacto significado.Sin embargo, tal antropomorfismo ha favorecido singularmente las ideas supersticiosas y, por ello, ha dado lugar a la difusión de la brujería.De esta teoría iniciática ha surgido un conjunto doctrinal, abarcando los medios más apropiados para utilizar convenientemente, pero siguiendo las posibilidades ofrecidas al

hombre, todas estas energías cósmicas, teniendo en cuenta sus diversas formas.Esto es a lo que responde la definición de la magia.La noción de ensof planteada por los cabalistas, limita en la porción superior las posibilidades humanas. La energía, que no comienza a ser “utilizable” más que al salir de su fuente primera, no podría' hacer cuestión suya tratar de comprender el medio de servirse de las “corrientes” dicho sea para utilizar una expresión familiar en nuestro tiempo que existen, o que se supone que existen, en la propia intimidad de esta fuente. Lo que sea este ensoftiene no sólo un carácter incognoscible y difícilmente concebible, sino también inaccesible, mágicamente hablando.De ahí que el esquema cabalístico considere como primer mundo el de la emanación, es decir, el punto en que la inteligencia humana comienza a captar el “proceso” energético.Las potencias o potencialidades que existen en dicho mundo son evidentemente de un orden muy general y su utilización no puede presentar el mismo carácter. Personificadas, poseen indiscutiblemente el derecho al mayor de los respetos de la misma forma que conviene respetar físicamente una corriente eléctrica cuyo voltaje es muy elevado. Su utilización no es sin duda imposible, pero resulta poco practicable, porque exige protecciones adecua-das por parte del operador, al mismo tiempo que una habilidad de la que sólo los especialistas son capaces. De todas formas, los efectos obtenidos serán paralelamente de orden general, y no po-drán, en ningún caso si no es por repercusión, afectar a un objeto particular.