caipora

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  • Caipora,el padremonte

    Brasil

    Recopiladora: Ruth GuimaraesVersin: Sonia Junqueira

    Ilustradora: Sandra AbdallaTraductora: Gladys Parentelli

  • CAlPORA, EL PADREMONTEes un mito que existe en todo Brasil, en diferentes

    versiones. Caipora es un ente fantstico, demonaco ycruel con los que no lo atienden. A veces, se lo

    representa como una mujer de un solo pie, o como uncampesino encantado que fuma pipa y recorre el montedesnudo. Tambin se dice que es un hombre peludo que

    cabalga sobre un puercoespn, o un cazadormalencarado de pelos verdes y pies volteados hacia atrs.

    La palabra Caipora viene de la lengua tupi y significahabitante del bosque.

    Sonia Junqueiro escribi este relato de acuerdo a laversin recogida por Ruth Guimaraes. Sonia Junqueira

    naci en Minas Gerais en 1945. Estudi Letras y durantevarios aos trabaj como maestra. Ha escrito libros

    didcticos y cuentos para nios. El gran sueo de su vidaes transformarse en bruja.

    La ilustradora. Sandra Abdalla, naci en Sao Paulo en1945. Es ilustradora del peridico Jornal da tarde desde

    hace 13 aos. Desde 1971 ilustra libros para nios.El ttulo en portugus es: O Caipora, pai do mato.

    GLOSARIOCapibara: Se le llama tambin capivara, carpincho o

    chigire. Es un roedor enorme, del tamao de un cerdoque vive en las sabanas tropicales.

    Jabary: Es un ave alta. con un gran pico, que tiene lacabeza y el cuello sin plumas.

    Paca.: Se le llama tambin lapa. Es un roedor de grantamao que puede medir hasta 80 centmetros de largo.

    Tapir: Se le llama tambin anta o danta. Es un mamferoque alcanza un metro de altura y tiene una curiosa

    trompa corta. Vive en la selva tropical.Zorro: Es un carnvoro de pelo gris, pariente de los lobos y

    de los perros domsticos.

  • Cada maana, muy temprano, dos compadres iban juntos al monte a cortar lea.El monte era una belleza. Claro y oscuro, con matas y rboles de todo tipo. Y adems, el

    canto de los pjaros y bandadas de mariposas amarillas.

    Con sus machetes, los leadores iban cortando la madera. El compadre Too procuraba cortar siempre las ramas ms bajas, para no herir mucho a los rboles. El compadre Chico cortaba troncos, quebraba ramas sin necesidad y a veces hasta mataba un animal slo para practicar la puntera.

    Un da, el compadre Chico no fue. Too entr solo en el bosque y le pareci que todo era diferente. Unos ruidos extraos, unos susurros, el crujido de hojas secas, el sonido de las piedras en el riachuelo, ms ruidosas que nunca... Aqu y all la carrera de un gato monts o el batir de las alas de un pjaro. Un viento fro que lastimaba y un silencio raro entre un sonido y otro.

    El compadre Too apret el mango del machete. Los dedos le dolan de fro. Aguz la vista: era difcil distinguir algo en la oscuridad cenicienta del monte.

    De pronto, entrecerr los ojos: No era posible! Deba estar viendo cosas... Pero no. Ms all, aquel bulto oscuro, aquella aparicin... Se restreg los ojos. Mir de nuevo: la aparicin segua all. Detrs, parecan venir todos los animales del mundo: los grandes y los pequeos, los de plumas y los de pelos, los comedores de carne y los comedores de hierba. El corazn del leador se detuvo. Era el Caipora, el padremonte!

    El leador, paralizado de miedo, lo vio venir lentamente, cada vez ms cerca. Era enorme, verde de la cabeza a los pies. Pareca una planta andando. Las piernas fuertes, grandes, el cuerpo cubierto de pelos gruesos como cerdas. Los brazos largos, casi tocando el suelo. El hocico de zorro, las orejas cortas, atentas, con las puntas hacia afuera.

    Inmvil, sin habla, el leador recordaba las historias sobre el Caipora: que re como cualquier persona, que fuma tabaco de hoja en pipa de barro, que persigue a los que daan las plantas y matan a los bichos sin necesidad... que es castao, con los pelos arrastrando por el suelo... Pero ste era verde, muy verde...

    La aparicin se detuvo. Tena los pies volteados: los dedos atrs, los talones adelante. Too temblaba. Entonces, de pronto, el Caipora pregunt con voz ronca:

    - Tienes tabaco ah, muchacho?

    - Y... y... yo? Tabaco?

    El leador miraba embobado al Caipora.

    - Tienes tabaco? - repiti el bicho en un ronquido sordo, extendiendo su mano peluda.

    El leador dej de temblar. Pero no poda hablar. Asinti. Abri el morral, sac un atado de tabaco y se lo alcanz.

    Ms que de prisa el Caipora agarr el tabaco y se fue trotando con la ristra de animales atrs. El compadre Too se apart y se les qued mirando.

    La huella del Caipora se imprima al revs en el suelo: las pisadas volteadas para ac, mientras l corra para all... Atrs, todos los animales, zorros, lapas, tapires, capibaras, jaburus... En el aire, sobre su cabeza, el suave revoloteo de las trtolas.

    El leador se sec el sudor de la frente:

    - Uf! Tengo que trabajar rezong -. As sea para pasar el susto...

    Aquel da, Too volvi tarde con la carreta cargada de buena lea, madera de ley, que haba

  • encontrado no saba cmo. Llevaba el alma liviana y una extraa alegra en el corazn. Se puso a cantar.

    Al otro da, subi al horno para fabricar el carbn que iba a vender en la ciudad. Los troncos eran tan lisos y bonitos, tan agradables a la vista que su corazn se anim una vez ms. La lea crepitaba y no acababa de quemarse. Cuando el compadre Too apag con agua las brasas rojas, el carbn centelle su brillo negro.

    En el pueblo los carbones brillantes del compadre Too causaron alborozo.

    - Eso vale mucho, muchacho!

    - Quiere comprar?

    - Yo no! Y si es robado?

    - Cmo que robado? Soy leador y hacer carbn es mi oficio! No necesito robarlo!

    - Entonces, dnde lo encontraste?

    - No lo encontr. Lo hice con la lea que cort en el monte aquel da...

    Y el leador cont su encuentro con el bicho de los pies torcidos.

    - Ah! - dijo el otro - Era el padremonte!

    - Puede ser. Dicen que el Caipora hechiza y persigue a quien anda por el monte.

    - No siempre. Le diste tabaco y ganaste una fortuna. Qu suerte!

    Porque s, porque no, el compadre Too no fue ms al bosque. El compadre Chico, su compaero, supo de la buena fortuna de Too. Envidioso, fue a buscarlo para arrancarle el secreto de su riqueza. Pero solamente oy unos gruidos y unas disculpas.

    - No s... pienso que mi suerte fue por causa del encuentro, pero no estoy seguro...

    Y qued en eso.

    Un buen da el compadre Chico andaba por el monte cuando escuch un tropel. Y vio pasar corriendo una criatura extraa, de pies torcidos. Detrs de ella una manada de animales haciendo un gran alboroto. El Caipora!

    El hombre corri detrs, obsequioso, gritando hasta que el padremonte se par. El leador temblaba de codicia. Luego pregunt:

    - Caipora, puedes darme de aquel carbn? Tengo tabaco aqu, en el morral. Tengo mucho!

    La cara del bicho se ensombreci. De sus ojos salan chispas verdes de odio. De pronto, todo cambi y se hizo un gran silencio. Ni una sola hoja se mova. Con un ronquido sordo, el bicho avanz hacia el hombre y lo agarr.

    Y aquel da surgi un nuevo espanto: un hombre vuelto al revs que vaga de aqu para all como alma en pena.