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Poder Judicial de la Nación
CÁMARA NACIONAL ELECTORAL
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CAUSA: “Incidente de Castellani, Carlos Alberto; Alonso, Marcos Ignacio en autos ‘Castellani, Carlos Alberto y otro s/proceso contra persona física o jurídica por violación de normas de financiamiento partidario – Infracción al art. 63 inciso b) de la Ley 26.215’” (Expte. N° CNE 1001191/2013/1) CAPITAL FEDERAL
///nos Aires, 23 de diciembre de 2014.-
Y VISTOS: Los autos “Incidente de
Castellani, Carlos Alberto; Alonso, Marcos Ignacio en autos
‘Castellani, Carlos Alberto y otro s/proceso contra persona
física o jurídica por violación de normas de financ iamiento
partidario – Infracción al art. 63 inciso b) de la Ley
26.215’” (Expte. N° CNE 1001191/2013/1), venidos de l juzgado
federal con competencia electoral de la Capital Fed eral, en
virtud del recurso de apelación interpuesto y funda do a fs.
54/56 vta. contra la resolución de fs. 42/52 vta., obrando su
contestación a fs. 61/65, y
CONSIDERANDO:
1°) Que se inician estas
actuaciones con motivo de la resolución judicial qu e tuvo por
no presentado el balance correspondiente al ejercic io 2012 del
partido “Unión del Centro Democrático”, orden nacio nal (cf.
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fs. 1/5 vta.), y a los fines de evaluar la conducta de los
responsables partidarios, según lo explicado en Fal los CNE
4887/12, considerando 16.-
A fs. 20/23 el representante del
Ministerio Público Fiscal formula acusación contra los señores
Carlos A. Castellani y Marco I. Alonso, en su condi ción de
presidente y tesorero, respectivamente, de la agrup ación
mencionada.-
Sostiene que corresponde la
sanción de inhabilitación que prevé el artículo 63 inciso b)
de la ley 26.215, respecto de las autoridades parti darias que
“no puedan acreditar debidamente el origen y/o dest ino de los
fondos recibidos” (cf. fs.21).-
Expresa que los señores Castellani
y Alonso no cumplieron con la presentación del bala nce en
debida forma, “[a] pesar de ser intimados en reiter adas
oportunidades” (cf. fs. 22).-
Considera que los nombrados
tuvieron “un comportamiento deliberado, destinado a ocultar la
situación financiera partidaria, máxime cuando adem ás de los
claros y taxativos extremos de la norma ritual, exi sten
notificaciones del tribunal de instancia que permit ían
observar la existencia de incumplimientos que siste máticamente
y sin expresar causal alguna se negaron a cumplir” (cf. fs. 22
vta.).-
A fs. 32 la señora juez de primera
instancia corre traslado de la acusación a los inte resados, en
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los términos del artículo 65 de la ley 23.298, segú n lo
señalado en Fallos CNE 4887/12.-
A fs. 33/36 vta. contesta traslado
el señor Marcelo E. Portas Dalmau, en su carácter d e defensor
de los acusados, solicitando que “la secuela proces al de autos
se realice de acuerdo a lo dispuesto por el Código de
Procedimiento Penal” (cf. fs. 33 vta.). Pide que “s e declare
inconstitucional el procedimiento establecido en el Fallo CNE
4887/12”, porque “afecta el derecho de defensa en j uicio y el
derecho al debido proceso adjetivo establecidos en el artículo
18 de la C[onstitución] N[acional]” (cf. fs. 34).-
Afirma, en apoyo de su pretensión,
que el referido procedimiento “priva a los imputado s de [...]
una resolución de mérito que identifique en forma i mparcial en
modo y lugar el hecho que eventualmente se les impu ta” (cf.
fs. cit.). Añade que “el auto de mérito respecto de las
conductas de los encausados es un requisito ineludi ble para
convocarlos al juicio” (cf. fs. cit.).-
Manifiesta, luego, que “el fallo
‘Sobisch’ [h]a derogado” (cf. fs. 34 vta.) las norm as del
proceso penal que prevén una declaración indagatori a (cf. art.
294 del CPPN) y el dictado de un auto de procesamie nto (cf.
art. 306, cód. cit.).-
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Concluye que “la naturaleza
jurídica del auto de mérito es jurisdiccional e ind elegable en
el Ministerio Fiscal y que la cesión del control de l proceso
inquisitivo en el representante del [E]stado viola el derecho
de defensa en juicio y desequilibra los derechos de las partes
en el proceso” (cf. fs. 35 vta.).-
A fs. 39/40 el señor fiscal
entiende que debe rechazarse la inconstitucionalida d
planteada.-
A fs. 42/52 vta. la señora juez de
primera instancia hace lugar al planteo de
inconstitucionalidad –declarando inaplicable el con siderando
15 del Fallo CNE 4887/12- y resuelve proseguir el t rámite de
la causa bajo las prescripciones del Código Procesa l Penal de
la Nación.-
Señala que “en un proceso penal
como el que se le sigue a los imputados, la ausenci a de la
declaración indagatoria –tal como en el proceso pre visto por
el fallo- priva a los mismos de conocer el hecho y las pruebas
que existen al respecto” (cf. fs. 45).-
Refiere que el procedimiento
establecido en el considerando 15) del fallo “Sobis ch” no ha
estipulado una “clara imputación de los encausados de marras,
no hay pedido de declaración indagatoria […] ni tam poco se ha
resuelto sobre el mérito de los encartados en el he cho de
autos” (cf. fs. 46). Sumado a ello –agrega- “la Cám ara
Nacional Electoral otorgó un rol extraño a la perso na del
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Fiscal actuante, toda vez que el mismo podría const ituirse en
‘titular de la acción’ –parte- e ‘investigador’, lo cual
redundaría en perjuicio de los imputados de autos, ya que los
mismos serían interrogados por un funcionario que a su vez
sería parte en el proceso” (cf. fs. cit.). Explica, asimismo,
que “el sólo hecho de citar a los encausados a efec tuar un
descargo en presencia del Fiscal actuante, no const ituiría en
sí un acto de estricta defensa en juicio, pese habe r aplicado
las formalidades preceptuadas legalmente para la re cepción de
la declaración indagatoria del artículo 294 del CPP N” (cf. fs.
46 vta.). Ello por cuanto el fiscal solicitaría “la elevación
de este proceso a la etapa de juicio oral, sin que el imputado
pudiera conocer con certeza su situación ante el he cho por el
que fuera citado e interrogado” (cf. fs. cit.).-
Por otra parte, señala que el
hecho de que no se dicte resolución de mérito sobre las
personas encausadas resultaría también atentatorio del
“derecho que tiene el imputado de solicitar una dob le
instancia ante la sanción estatal” (cf. fs. cit.).-
En cuanto al trámite de la
actuación fiscal, considera que “no resulta materia lmente
posible que en estos procesos se apliquen las dispo siciones de
la instrucción sumaria, prevista en el artículo 353 bis del
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Código Procesal Penal de la Nación” (cf. fs. 47 vta .) porque
“no existe bajo ningún aspecto aquí un delito comet ido en
flagrancia ni tampoco una posibilidad de que los im putados
sean oídos por el Tribunal encargado de juzgarlos p reviamente
a la audiencia del art. 65 de la ley 23.298 –que a estos fines
actúa como una audiencia de juicio oral-” (cf. fs. 48).-
Por último, expresa que el Fallo
CNE 4887/12 “establece en forma general, un nuevo
procedimiento para el juzgamiento de conductas pers onales en
los términos de la ley 26.215” (cf. fs. 49/vta.) si endo que
“existía un procedimiento establecido –muy claro a entender de
[la magistrada] [...]- por la propia norma –impuest o por el
órgano legislativo competente- y éste fue modificad o en base a
una decisión en pleno de la [...] Cámara Nacional E lectoral,
dejando al Código Procesal Penal de la Nación como
ordenamiento supletorio” (cf. fs. cit.). Sobre esa base,
señala que si bien el legislador faculta a la Cámar a “a dictar
determinadas reglas, no la habilita bajo ningún asp ecto, a
estipular normas o leyes, cuya competencia resulta ser de
resorte exclusivo del Congreso Nacional” (cf. fs. 5 0).-
A fs. 54/56 vta. el señor fiscal
actuante interpone recurso de apelación, solicitand o que se
revoque la sentencia y que siga el trámite según su estado.-
Afirma que el trámite del artículo
353 bis del Código Procesal Penal de la Nación, al que remite
el Fallo CNE 4887/12, “suprime válidamente la decla ración
indagatoria” (cf. fs. 55) y que al respecto, la jur isprudencia
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tiene dicho que “‘en tanto no se asigna al Minister io Público
el ejercicio de funciones jurisdiccionales sino de mera
pesquisa, no repugna a garantía constitucional algu na’ (CCC,
Sala I, LL del 31/V/1999, g. 98.791)” (cf. fs. cit. ). Agrega
que “en el fallo cuestionado (4887/12) se ha resuel to aplicar
[…] un procedimiento válido e instaurado en el códi go de
forma” (cf. fs. 55 vta.).-
Sostiene que “no se advierte la
existencia de vulnerabilidad” a la que alude el a quo “cuando
entiende que […] los imputados no tendrían la oport unidad de
conocer y tener a la vista los hechos y elementos d e prueba
colectados en la etapa de instrucción jurisdicciona l” (cf. fs.
cit.).-
A fs. 61/65 obra la contestación
de agravios del señor Marcelo E. Portas Dalmau, en la que
dedujo recusación contra los miembros de la Cámara, la cual
fue rechazada por el Tribunal, debidamente integrad o en los
términos de los artículos 19 del Código Procesal Ci vil y
Comercial y 31 “in fine” del decreto-ley 1285/58 ,
ratificado por la ley 14.467 –texto según ley 24.05 0- y art.
2° de la ley 26.376 (cf. Fallo CNE 1001191/2013/1, 09/10/2014,
obrante a fs. 81/82 vta.).-
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Sostiene que la afectación al
derecho de defensa de los acusados está dada por la necesidad
de que las normas aplicables a su proceso “no se en cuentren
indeterminadas o […] fueran imprevisibles” (cf. fs. 63).-
Afirma que “las normas procesales
que se aplican combinadas con el procedimiento cont encioso
establecido en el artículo 65 de la ley 23.298 […] no son
impugnadas por su aplicación en su propio y específ ico ámbito
sino por su inclusión con las necesidades del proce dimiento
establecido por la Cámara […] para los delitos e in fracciones
electorales, que en realidad las deforma y altera” (cf. fs.
64).-
Señala que “la referencia
contenida en la resolución en crisis respecto a la
imposibilidad de los imputados de recurrir […] la [ ]
resolución que determina sus vínculos con la causa
[…][constituye] una falencia insalvable del procedi miento
establecido por la C[ámara] [] para el caso de auto s,
advertida por la [señora] [j]uez [] [a] quo” (cf. f s.
64/vta.).-
2°) Que por razones de método,
corresponde en primer término referirse a la natura leza
plenaria del precedente de Fallos CNE 4887/12, en t anto la
decisión apelada importa un apartamiento de las nor mas legales
que atribuyen ese alcance a la jurisprudencia del T ribunal
(cf. art. 6°, ley 19.108 y art. 51 del Código Elect oral
Nacional), las cuales, vale recordarlo, mantienen p lena
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vigencia pese a la derogación -por ley 26.853 (art. 12)- del
artículo 303 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación (cf. doctrina Fallo CNE 1001151/2013/1, 11/0 9/14,
consid. 6°).-
En tal sentido, esta Cámara se ha
pronunciado ya sobre la constitucionalidad de las n ormas
mencionadas, explicando -en sustancial síntesis- qu e el
carácter obligatorio de sus pronunciamientos no se encuentra
en pugna con la ley fundamental, sino que contribuy e a
afianzar la justicia (cf. doctrina Fallo CNE 3100/0 3). Entre
las consideraciones vertidas en esa oportunidad, se hizo notar
que “la garantía constitucional de la defensa en ju icio (art.
18 de la ley fundamental) contempla la necesidad de que el
sujeto sobre el que recaen los efectos de la norma conozca con
el mayor grado de precisión sus alcances, en aras d e tender a
lo que se ha dado en llamar la ‘seguridad jurídica’ (cf.
Fallos: 311:2082; 312:767, 1908; 313:326 y 321:1248 , entre
otros)” (cf. Fallo cit., consid. 10).-
En ese mismo orden de ideas, se ha
destacado el valor de los fallos plenarios en orden a la
unificación de la jurisprudencia como mecanismo reg ulador del
principio constitucional de igualdad ante la ley, p ues merced
a su obligatoriedad, aquélla se traduce en igualdad frente a
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la jurisdicción, expresada en la uniforme aplicació n de la ley
en casos semejantes (cf. Fassi-Yañez, “Código Proce sal Civil y
Comercial de la Nación”, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1989, cit.
en CCCF, Sala I, sentencia del 6/12/07, en “Contrer a, Manuel
M.”, Causa 40.947, Reg. 1498 J 9-S, 18, voto del ju ez Eduardo
Farah).-
En cuanto a las objeciones basadas
en una supuesta invasión del Poder Judicial en la e sfera del
Poder Legislativo, se destacó que “el carácter obli gatorio que
tienen las decisiones plenarias emanan de una norma expresa
dictada por el Congreso de la Nación, cuyo fin no e s hacer una
delegación impropia de facultades que sólo correspo nden a ese
poder, sino evitar […] el escándalo y la insegurid ad jurídica
que implica el dictado de sentencias contradictoria s sobre un
mismo tema. Esa atribución en nada se superpone con la del
legislador, toda vez que al ejercer la función juri sdiccional
no se legisla sino que se indaga el verdadero senti do y
alcance de las leyes, es una actividad “intra legem ” que las
integra, pero en modo alguno las modifica” (cf. Fal lo cit.
consid. 12).-
3°) Que al establecer el
legislador el carácter vinculante de este tipo de
pronunciamientos, naturalmente, no concede a las Cá maras la
potestad de crear derecho, sino que las faculta a f ijar una
interpretación del derecho ya creado (cf. Fassi-Yañ ez, “Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación”, Ed. Astre a, Buenos
Aires, 1989, cit. en CCCF, Sala I, sentencia del 6/ 12/07, en
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“Contrera, Manuel M.”, Causa 40.947, Reg. 1498 J 9- S, 18, voto
del juez Eduardo Farah).-
Por ello, “los magistrados deben
cumplimentar lo requerido en toda doctrina plenaria , no porque
ésta sea una norma jurídica sino porque su establec imiento
configura una regulación del ejercicio del poder
jurisdiccional […] ya que su normatividad no opera como la de
la ley general cuyo objeto es la creación de reglas sino que
su finalidad es la de fijar la interpretación adecu ada que
debe hacerse de las regulaciones legales que preexi stan (conf.
Salvat, Tratado de Derecho Civil, t. I., parte gene ral, págs.
69/78)” (cf. Cámara Nacional de Apelaciones en lo C ivil, Sala
L, sentencia del 7/07/94, en “Verde Aurora c/Verde Francisco
s/nulidad de acto jurídico”, C. L04712).-
4°) Que en cuanto a las vías para
modificar una doctrina plenaria, cabe destacar lo q ue se ha
explicado -en concordancia con lo antedicho- acerca de que
“las sentencias plenarias representan una interpret ación
autorizada de la ley y generan una doctrina obligat oria
general, pero no son leyes, por lo que pueden ser i mpugnadas
por el mismo procedimiento al que se someten todas las
sentencias” (cf. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil,
Sala E, sentencia del 26/05/08 en “Del Aguila, Soni a Karen y
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otro c/Expreso General Sarmiento S.A.T. y otro s/Da ños y
perjuicios”, Sumario N° 19117).-
Nada impide, en efecto, a los
particulares cuestionar el acierto de una doctrina plenaria
por las vías procesales pertinentes (cf. Fallos 315 :1863 y sus
citas). En particular, se señaló que “todo aquel qu e entienda
que su situación es diferente a la tenida en cuenta al dictar
un plenario, o que esgrima argumentos novedosos no
considerados en tal oportunidad, o incluso que conc eptúe que
se han vulnerado los derechos y garantías reconocid os por la
Constitución Nacional, se encuentra investido del d erecho a
interponer todos los recursos ordinarios o extraord inarios que
al respecto le acuerde la legislación procesal, sin perjuicio
de la carga de satisfacer los requisitos de admisib ilidad
requeridos en cada caso” (cf. Cám. Nac. de Casación Penal,
sentencia n° 162.01.3., del 28 de marzo de 2001, en la Causa
n° 3117).-
En idéntico sentido, se expresó
que “luego de establecida la doctrina plenaria será n los
propios jueces instados por las nuevas circunstanci as y
elementos valorativos, que destacarán en sus salved ades, o los
litigantes por intermedio de sus letrados, quienes pueden
hacer variar la interpretación” (cf. CNCiv., 23/03/ 04
ampliación de fundamentos de los Dres. Leopoldo Mon tes de Oca
y Carlos A. Bellucci).-
Por lo demás, nada obsta a que la
inteligencia de los fallos del Tribunal sea cuestio nada ante
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la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que se e ncuentra
investida de las más amplias facultades en aras de asegurar la
vigencia de las garantías constitucionales, y
consecuentemente, la recta interpretación del derec ho vigente
(cf. Fallo CNE 3100/03, consid. 11).-
5°) Que sentado lo antedicho,
corresponde ahora considerar si -como se afirma en el caso- la
doctrina de Fallos CNE 4887/12 modifica alguna norm a legal
vigente, en lo que sería un exceso de la función
jurisdiccional.-
Para ello, debe partirse del
artículo 71 de la ley 26.215, que dispone lo siguie nte:
“ [a]plícase supletoriamente el procedimiento previst o en la
Ley 23.298 y en el Código de Procedimiento en lo Ci vil y
Comercial de la Nación o el Código Procesal Penal d e la Nación
para la sanción de aquellas conductas penadas por l a presente
ley, actuando como tribunal de alzada la Cámara Nac ional
Electoral. En las faltas y delitos electorales se a plicará el
Código Electoral Nacional en cuanto al procedimient o, siendo
tribunal de alzada la Cámara Federal de la respecti va
jurisdicción ”.-
En la sentencia de referencia –con
cita de antecedentes similares- se explicó que “la norma
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remite en primer término al procedimiento previsto en la ley
23.298 y solo en segundo grado a los códigos de rit o propios
de otras disciplinas; el civil para el trámite proc esal
general y el penal para la aplicación de sanciones” (cf. Fallo
cit. consid. 2°). Más adelante, se reiteró que “el proceso
judicial para la aplicación de las sanciones person ales
resulta de la composición de dos normas: la ley 23. 298 y el
código procesal penal” (cf. Fallo cit. consid. 10). -
Luego, toda vez que expresamente
se advirtió que -de acuerdo con lo explicado- el si stema legal
regula una vía no penal para la suspensión de derec hos
políticos, se confrontó el procedimiento de la ley 23.298 con
las garantías judiciales establecidas en la Convenc ión
Americana sobre Derechos Humanos (cf. art. 8° y art . 23, ap.
2) y se concluyó que “el procedimiento contencioso del Título
VII, Capítulo III de la ley 23.298 –a la que remite el art. 71
de la ley 26.215- resguarda, sustancialmente, las g arantías
convencionales reseñadas” (cf. Fallo cit. consid. 1 3). No
obstante ello, y precisamente para dar adecuadas ga rantías
procesales, se señalaron normas del proceso penal q ue deben
aplicarse en subsidio (cf. artículo 71 de la ley 26 .215), en
cuestiones no contempladas en la ley 23.298 (vgr. p osibilidad
de recusar al fiscal; necesidad de intervención per sonal del
acusado, etc.).-
Es decir, el núcleo del
pronunciamiento que en esta causa se cuestiona (cf. Fallo CNE
4887/12) –reiterando otros que en él se citan- radi ca en que
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el legislador estableció un procedimiento no penal, por
remisión a la ley 23.298, y solo en segundo grado d e
supletoriedad envió al Código Procesal Penal de la Nación (cf.
artículo 71 de la ley 26.215).-
Sin embargo, tanto el planteo de
la parte interesada como los fundamentos de la reso lución
apelada, prescinden por completo de esta considerac ión
esencial, limitándose a sostener la aplicación dire cta del
Código Procesal Penal de la Nación, sin siquiera cu estionar
aquella afirmación.-
Menos aun se explica qué método de
interpretación conduciría a la solución que se prop one, sin
dejar de lado la letra expresa del artículo 71 de l a ley
26.215.-
Sin perjuicio de tal ausencia de
planteo, cabe hacer notar que si el legislador hubi era querido
establecer el procedimiento penal respecto de las i nfracciones
que dicha ley contempla, no lo habría distinguido d el tipo de
proceso reglado para las faltas y delitos electoral es, como
efectivamente lo hizo en la norma referida.-
De todo lo expresado resulta,
entonces, que mediante la sentencia de Fallos CNE 4 887/12 no
se ha creado una nueva norma, sino que -como es pro pio de los
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fallos plenarios- se ha fijado una interpretación d e
regulaciones legales preexistentes (cf. arg. Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Civil, Sala L, sentencia del 7 de julio
de 1994 en “Verde Aurora c/Verde, Francisco s/Nulid ad de acto
jurídico”).-
6°) Que corresponde considerar, no
obstante, si el proceso iniciado en el caso –en los términos
del artículo 65 de la ley 23.298- ha lesionado el d erecho de
defensa de los acusados, como afirma su representan te (cf. fs.
33/36 vta.).-
Dicha aseveración se funda,
sustancialmente, en que el trámite impreso “priva a los
imputados de [...] una resolución de mérito que ide ntifique en
forma imparcial en modo y lugar el hecho que eventu almente se
les imputa” (cf. fs. 34). En tal sentido, se invoca n las
instancias de declaración indagatoria (cf. art. 294 CPPN) y
procesamiento del imputado (cf. art. 306 CPPN) y se afirma que
esas “son las normas vigentes a las que deben estar […]
aquellos que se encuentran sometidos a proceso pena l, pero
ocurre que el fallo ‘Sobisch’ ha derogado estas nor mas” (cf.
fs. 34 vta.) Tal planteo es receptado por la señora juez de
primera instancia, al afirmar que “en un proceso pe nal como el
que se le sigue a los imputados, la ausencia de la declaración
indagatoria –tal como en el proceso previsto por el fallo-
priva a los mismos de conocer el hecho y las prueba s que
existen al respecto” (cf. fs. 45).-
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Como resulta de las expresiones
transcriptas, los cuestionamientos formulados parte n de una
premisa equivocada, cual es que en el caso se estar ía frente a
un “proceso penal” -en el que, por lo tanto, debier a aplicarse
directamente el código de procedimientos de esa mat eria- sin
atender a lo que se explicó largamente en el Fallo 4887/12,
cuyas consideraciones al respecto no fueron, como y a se dijo,
controvertidas por la parte ni por el a quo .-
A raíz de ello, se advierte que
las objeciones planteadas derivan del esfuerzo de m ostrar la
incompatibilidad del proceso de la ley 23.298 con e l que
regula actualmente el Código Procesal Penal de la N ación –que
prevé una etapa de investigación o instrucción judi cial- lo
cual no alcanza para demostrar que aquél contraveng a las
disposiciones constitucionales y convencionales que garantizan
el derecho de defensa en juicio.-
7°) Que sin perjuicio de que lo
expresado bastaría para rechazar la inconstituciona lidad
declarada, cabe poner de relieve que no se ha acred itado en el
caso ningún perjuicio concreto al derecho de defens a de los
acusados.-
La presentación que da inicio al
proceso (cf. acusación de fs. 20/23) contiene clara mente la
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descripción del objeto (cf. fs. 20); la identificac ión de los
acusados (cf. fs. cit.); la relación de los hechos (cf. fs.
20/21); el encuadre legal (cf. fs. 21); los element os
probatorios (cf. fs. 21/22) y los fundamentos de la acusación
(cf. fs. 22).-
Puntualmente, se afirma allí que
en el proceso de control patrimonial partidario que concluyó
con la sentencia agregada en copia a fs. 4/5 vta., los señores
Carlos Castellani y Marcos Alonso -presidente y tes orero,
respectivamente, en el período fiscalizado- no acre ditaron el
origen y destino de los fondos percibidos por la ag rupación.
Por ello, sostiene el fiscal que sería aplicable la sanción
establecida en el artículo 63, inc. b) de la ley 26 .215 (cf.
fs. 22/vta.).-
Al respecto, no explica la parte,
ni advierte el Tribunal, cuál sería la imprecisión que habría
en cuanto a la identificación del “modo y lugar [d] el hecho”
(cf. fs. 34) o en torno de “las pruebas que existen ” (cf. fs.
45), todo lo cual se indica detalladamente en la ac usación.-
En tales condiciones, y dado que
apartarse del trámite de la ley 23.298 requeriría d ejar de
lado la previsión del artículo 71 de la ley 26.215, cabe
recordar que para ello se hace necesario, como la d octrina y
la jurisprudencia lo han expresado en forma pacífic a, que el
interesado demuestre claramente de qué forma la nor ma legal
contraría la Constitución Nacional, causándole un g ravamen, y
para ello es menester que precise y acredite fehaci entemente
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en el supuesto concreto el perjuicio que le genera la
aplicación del dispositivo, resultando insuficiente la
invocación de agravios meramente conjeturales (cf. Fallos
289:238; 314:495; 327:4023; 328:4282, entre otros). -
8°) Que en relación con la
naturaleza sumaria del trámite para la acusación y el “rol
extraño” que se asignaría al fiscal actuante (cf. f s. 46),
basta con señalar que en el precedente cuestionado no se
adjudica ninguna función que no se encuentre contem plada en la
legislación vigente.-
En primer término, porque el
propio Código Procesal Penal de la Nación, cuya apl icación se
pretende en el caso, prevé una actuación como la de scripta en
aquel pronunciamiento (cf. artículo 353 bis del Cód igo
citado).-
Luego, porque dicha actuación es
consustancial con el rol que la Constitución Nacion al reconoce
al Ministerio Público (cf. artículo 120); con las
disposiciones de la ley orgánica que lo rige (24.94 6) y, en
particular, con los deberes y facultades que la leg islación
electoral encomienda especialmente a los procurador es fiscales
(cf. ley 19.108 y modif., arts. 7º, 12, 13 y cc.).-
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En esa orientación, cabe recordar
que en oportunidad de interpretar los alcances del artículo
120 de la Constitución Nacional, la Corte Suprema d e Justicia
de la Nación enfatizó la autonomía del Ministerio P úblico,
explicando –en torno al principio acusatorio para p rocesos
penales- que “no puede haber ninguna duda en cuanto a que la
introducción del art. 120 de la Constitución Nacion al señala,
en este aspecto, una modificación del paradigma pro cesal penal
vigente hasta ese momento. En efecto, al establecer la
independencia funcional de dicho organismo indica u na clara
decisión en favor de la implementación de un sistem a procesal
en el que ha de existir una separación mucho más es tricta de
las funciones de acusar y juzgar” (cf. Fallos 327:5 863).-
Se observa así, que -como se dijo-
la doctrina de Fallos 4887/12 en nada desnaturaliza , y en todo
caso reivindica, la función que la Constitución Nac ional y la
legislación reglamentaria encomiendan al Ministerio Público
Fiscal.-
9°) Que finalmente, es menester
referirse a la alegada afectación al derecho “de ac ceso al
debido proceso adjetivo” (cf. fs.63), fundada en la necesidad
de que las normas procesales no se encuentren indet erminadas o
[…] fueran imprevisibles (cf. fs. 63).-
Al respecto se advierte que desde
la formación de las actuaciones se remitió al prece dente que
se cuestiona (cf. fs. 5 vta. y 8) y que incluso, al correr
traslado de la acusación fiscal, el a quo lo hace expresamente
Poder Judicial de la Nación
CÁMARA NACIONAL ELECTORAL
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“de conformidad con lo dispuesto […] mediante Fallo CNE N°
4887/12 considerando 15°) y lo dispuesto por el art ículo 65 de
la Ley 23.298” (cf. fs. 24 y fs. 25). De manera que la parte
estuvo en plenas condiciones de conocer el procedi miento
desde el inicio del proceso, por lo que la alegada imprevisión
carece de todo sustento.-
Por último, no es ocioso hacer
notar que la incertidumbre procesal fue, precisamen te, lo que
se ha superado con aquél pronunciamiento, pues mien tras
algunos magistrados sostenían –como aquí- la aplica ción
directa del procedimiento penal, en esa oportunidad se revisó
un criterio diferente, que venía siguiendo el juzga do
competente en otro distrito del país. Tal estado de cosas
motivó la necesidad de unificación jurisprudencial, en razón
de que, según se explicó en esa ocasión, “el tratam iento
procesal de los casos como el presente, no puede va riar según
la interpretación que los jueces competentes en los diferentes
distritos electorales le asignen –lo cual de hecho está
ocurriendo- sino que es una cuestión que debe defin irse
unívocamente para todo el país” (Fallo CNE 4887/12, consid.
10).-
En razón de todo lo dicho, no
habiéndose acreditado lesión alguna a los derechos
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constitucionales invocados, ni existiendo otras raz ones que
generen la necesidad de modificar la doctrina oblig atoria así
establecida, el apartamiento de la señora juez de p rimera
instancia –más allá de otros reparos que podrían fo rmularse-
resulta al menos infundado y no puede ser mantenido .-
En mérito de lo expuesto, la
Cámara Nacional Electoral RESUELVE: Revocar la sent encia
apelada, debiendo seguir las actuaciones según su e stado.-
Regístrese, notifíquese,
comuníquese a la Dirección de Comunicación Pública de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación y, oportunamente, vuelvan los
autos al juzgado de origen.-
Fdo.: RODOLFO E. MUNNÉ – SANTIAGO
H. CORCUERA - ALBERTO R. DALLA VIA – Ante mí: HERNÁ N GONÇALVES
FIGUEIREDO (Secretario de Actuación Judicial).-