cambiar a los 50

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  • 8/17/2019 Cambiar a Los 50

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    Cambiar a los 50: la crisis de la mediavidaEn una sociedad donde las etapas se prolongan, la crisis de la media vida, la de los 40, cambia dedécada

    elianne ros/ ilustraciones de anna llenas13.05.2015 | 12:51

    Antonio Banderas, Carolina de Mónaco y

    Michael Douglas hicieron un cambio radical. EFE

    Qué tienen en común FrançoisHollande, Cecilia Attias (ex Sarkozy),

    Antonio Banderas, Lluís Llongueras,Michael Douglas, Amancio Ortega yCarolina de Mónaco...Todos rompieroncon sus parejas y reorientaron sus vidas cumplidos los 50 años. Si miramos alrededor, nosólo veremos a famosos, ricos o poderosos cambiando la hoja de ruta que habían seguidohasta sobrepasar el medio siglo, sino también al vecino del sexto o a aquella amiga queaparentaba tenerlo todo tan claro. La evolución de una sociedad donde laincorporación al mundo laboral, los hijos y la entrada en la madurez se retrasancada vez más lleva a posponer la llamada crisis de los 40, la de la media vida.

    Para muchos, las insatisfacciones que aparecen en la cuarentena cobran repentinaurgencia con la llegada del siguiente número redondo en el reloj biológico. La cincuentenase percibe como la última frontera, el ahora o nunca para realizar los sueños que sehan ido enterrando bajo la alfombra, desprenderse del personaje construido a expensas deexpectativas ajenas o para revivir, en brazos de otra persona, la pasión amorosa perdidaen los meandros de una prolongada estabilidad matrimonial.

    La cincuentena se percibe como la última frontera, el ahora onunca para realizar los sueños

    Evolucionar

    Marc (el nombre es ficticio) creía estar muy a gusto con su vida. A los 52 años habíaalcanzado todos sus objetivos: una familia encantadora, éxito laboral y una confortablesituación económica. Pero la muerte de su padre abrió la caja de los truenos. ¿Y ahora,qué? ¿Esto es todo?, se preguntó . "La treintena y la cuarentena pasaron volando –cuenta – entre la carrera profesional y la crianza de los hijos. Mi padre tenía 78 añoscuando le falló el corazón. Tomé conciencia de que me quedaba menos tiempo por vivirdel que ya había vivido. Yo, que siempre fui una persona emocionalmente equilibrada,entré en una espiral de angustia incontrolable", explica este asesor fiscal que colgó lacorbata y se consagró a la vocación que había reprimido por no desairar a su progenitor: lapintura. "Mi mujer no entendió nada, los hijos estaban a punto de abandonar el nido...Nos separamos".

    "Las crisis nos movilizan para crecer cuando llegamos a un punto de estancamiento y

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    necesitamos evolucionar. Se dan a lo largo de la vida independientemente de la edad y, enun tercio de los casos, a raíz de un acontecimiento vital grave como la muerte de alguiencercano, una enfermedad, un divorcio, la pérdida del empleo o problemas financieros. Sicumples los 50 con las etapas anteriores sin resolver, esos hechos –a los que por edadtienes más posibilidades de confrontarte – pueden llevar a un cuestionamiento

    profundo", indica la psicoterapeuta Olga Pucurull, que participa en el grupo deinvestigación en psicología clínica de la Universitat de Barcelona.

    "La esperanza de vida ha aumentado ocho años en dos décadas, y los hijos se tienenmás tarde, eso hace que dificultades propias de la cuarentena, como el reencuentro con lapareja cuando los hijos se van de casa, se desplacen a la cincuentena", observa SergiCorbella, psicólogo clínico, psicoterapeuta y profesor de la Universitat Ramon Llull. " Ycomo la adolescencia empieza antes y a la vejez se llega más tarde, ¡hay másoportunidades de atravesar una crisis!", añade.

    "Las crisis nos movilizan para crecer cuando llegamos a un punto de estancamiento y necesitamos evolucionar"

    Ambos coinciden con Feliciano Villar, psicólogo y profesor de la Universitat de Barcelona,en considerar que la expresión midlife crisis, acuñada por Erik Erikson en 1965, haevolucionado junto con los cambios sociales. "Hoy, hasta los 70-75, incluso 80 años,muchas personas mantienen un ritmo de vida que no es propio de la vejez", subraya Villar.Nos mantenemos jóvenes más tiempo –en buena parte, por cuidarse más –, por lo quela insatisfacción asociada al declive físico tiende a producirse cerca de los 50 en lugar delos 40. "En este periodo se producen cambios en el cuerpo y el aspecto exterior. Ya note puedes poner la etiqueta de joven –precisa Villar –. Y cambia la perspectiva, la vidaempieza a medirse no por los años que tienes delante sino por los que te quedan".

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    A lo largo de la vida se dan crisis como un punto en que se evoluciona, sobre todo a raízde un acontecimiento vital grave, la muerte de alguien cercano, un divorcio, la pérdida delempleo...

    La importancia del aspecto

    "En una sociedad donde la juventud está tan sobrevalorada, los síntomas de ciertadecrepitud pueden suponer un golpe, especialmente a personas que han basado suautoestima en su aspecto", apunta Pucurull. Villar coincide en que "la gente centrada en suimagen es la que tiene más dificultades para adaptarse a los cambios; y cuando uno estáinsatisfecho, tiene la puerta abierta...". Es un momento vulnerable para los hombres, quepueden sentirse tentados por la ilusión de recuperar la juventud y la virilidad con una mujermás joven.

    En Francia, este síndrome recibe la poética denominación de le démon du midi (el diablo

    de la media vida). Una alimaña que se ceba especialmente en los políticos. Empezandopor el propio presidente , François Hollande , que a los 53 dejó a la que fue su parejadurante 30 años y madre de sus cuatro hijos, Ségolène Royal , por la periodista ValérieTrierweiler, diez años menor, al tiempo que abandonaba la dirección del Partido Socialistapara lanzarse a la carrera que había postergado hasta entonces: el Elíseo. Y una vezalcanzado el poder reincidió con una mujer igualmente espléndida pero aún más joven:Julie Gayet, de 42.

    Fotos: REUTER. Ségolène Royale, Valérie Trierweiler, Julie Gayet y François Hollande.

    Y las mujeres, ¿cómo viven el paso por este ecuador?

    Los especialistas coinciden en que buscar una compañía más joven como mecanismo denegación de la decadencia es más habitual en ellos. " Una mujer que se separa a los 40-50 años suele buscar una pareja con la que esté mejor que con la anterior" , indicaPucurull. "La mujer vive con culpa ser dejada por otra más joven, por haber perdido labelleza, cuando mucho tiene que ver con el conflicto del hombre para transformar el deseocon la edad", concluye. Para Villar, al entrar en crisis " no hay diferencia entre sexos, lo

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    único que cambia es la expresión. Las mujeres optan más por la cirugía estéticamientras que los hombres se inclinan por el deporte" . Algunas recurren a un vestuario

    juvenil que muchas veces consigue el efecto contrario al buscado. Y no hay más que darseuna vuelta por ciertos países tropicales para observar que ellas también practican elturismo sexual. Referentes sexis tampoco faltan: Sharon Stone, Julianne Moore, Inès de la

    Fressange...

    ¿Crisis o liberación?

    "Los números redondos invitan a la reflexión, igual que al final del año tendemos a hacerbalance. Pero plantearse si estás satisfecho no debe confundirse con una crisis vital, y esmás bien positivo", subraya Corbella. Para Pucurull, "la crisis de la mitad de la vida noes inevitable, es fruto de mirar atrás y valorar qué se ha hecho y qué queda por hacer¡No todos se preguntan sobre esto!".

    "Plantearse si estás satisfecho no debe confundirse con unacrisis vital"

    Según las estadísticas de 27 países europeos, el consumo de antidepresivos se duplica alfinal de los 40, cuando la curva entra en un pronunciado descenso y alcanza su punto másbajo alrededor de los 50. Este periodo puede prolongarse una década, el tiempo que setarda en ajustar las expectativas a los logros para llegar a la conclusión de que, a fin decuentas, ¡no nos ha ido tan mal! A partir de ahí, la curva empieza a remontar.