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1.E1 exterior. El volumen simula una forma piramidal recurrente en la arquitectura prehispánica.
2-3. El vestíbulo principal. Los muros curvos de colores, y los fustes de las columnas, encendidos en un rojo fulgurante, movilizan la tranquilidad visual de los interiores blancos.
^ L a arquitectura para arquitectos es -por lo gener a l - difícil y complicada, no sólo porque los edificios que los arquitectos proyectan para sí mismos suelen provocar que sus autores se tornen especialmente exigentes respecto a los niveles de originalidad que buscan imponer a sus proyectos, sino también porque es una profesión particularmente despiadada con la producción de sus colegas, lo que hace que quienes se ven expuestos a tenerlos que asumir como clientes o como críticos, se sientan o intimidados, o llamados a ejercer una arrogancia que usualmente distorsiona el proceso mismo de diseño, consiguiendo que en su afán por colmar sus propias expectativas, o por estar seguros del impacto que se sienten obligados a causar en los demás, se incurra muchas veces en la exageración o en el disfuerzo. Este es un predicamento qtie, si resulta casi inevitable en su versión más frecuente
-cuando los arquitectos diseñamos nuestras propias viviendas-, puede llevarnos a los niveles más extremos de excelsitud o de oprobio, particularmente cuando se trata de nuestros locales institucionales, experiencia harto frecuente en la época moderna y que, así como nos ha deparado locales ejemplares, t ambién ha producido algunas de las arquitecturas más sobrecargadas y gratuitas producidas por la modernidad contemporánea .
El gremio, en el Perú, acaba de sortear felizmente con éxito, el trance de tener que rehacer su local institucional. Obligado -de improviso- a sustituir su antigua sede, a consecuencia del execrable atentado que en 1992 redujo a escombros la casa que ocupaba, y gracias a la decisión y emp e ñ o del Decano precedente, el arq. Ricardo Gon-záles Cortez, pudo llevarse a cabo -de inmediato- el indispensable concurso arquitectónico para elegir el
proyecto que haría renacer nuestro local institucional del aplastante golpe que le había sido infringido el terrorismo demencial. Los arquitectos Jacques Crousse y Jorge Paez fueron los autores del proyecto declarado ganador, y que luego de más de tres años de esfuerzos por lograr el apoyo de la comunidad profesional e industrial vinculada al quehacer arquitectónico -apoyo que afortunadamente se dio con mucha generosidad y comprens ión - ha resultado en el espléndido edificio inaugurado el 21 de abril pasado.
Producto del clásico programa institucional destinado a suministrar las áreas y servicios necesarios que aseguren el normal funcionamiento de un local gremial, el proyecto tenía la complicación adicional de tener que asumir y vincularse a una ampliación anteriormente realizada al interior de la propiedad, y que al estar defendida por el volumen más antiguo de
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la casa que tenía por delante, sobrevivió en buenas condiciones. Como quiera que en esa nueva ala se encontraban ya instalados el auditorio y una sala de exhibic ión de importantes proporciones, el nuevo proyecto debió desarrollar únicamente las componentes funcionales y sociales anteriormente instaladas en la casa reformada, razón por la cual pudo prodigarse en espacios de circulación y áreas dedicadas a la actividad institucional, que permiten una elaboración más rica y más representativa del lenguaje escenográfico que corresponde a un diseño de este tipo.
De allí que el edificio haya podido ser resuelto en base a un planteamiento de espacios y volúmenes que, adoptando la matriz rectangular sugerida por la propia forma del terreno, desarrolla un bloque regular en tres niveles dispuestos a lo largo de la ampliación existente y del alineamiento del frente dominante a lo largo de la avenida San Felipe. El nuevo diseño deriva su espíritu institucional del manejo abierto de los espacios remanentes a ambos lados del volumen, modelados, y habiendo incorporado la triple altura generada en ambos frentes, que el proyecto aprovecha con sagacidad y estilo para instrumentar -en la parte interna- un pozo de luz de nobles proporciones, y hacia afuera, implementando un tramo poblado con escaleras, paños y grandes ventanales que le dan indiscuti-
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1. La perspectiva del patio frontal desde el vestíbulo. El interior blanco disuelve la intensidad de la luz exterior y la hace penetrar hasta el centro mismo de la composición.
2. El muro ondulante del primer piso se desliza entre vigas y columnas, aprovechando los reflejos que penetran por el pozo de luz.
3. U doble altura del vestíbulo. El cilindro rojo de la caja de escaleras da sentido a su mayor altura.
4. El vestíbulo y la Sala de Exposiciones. Una controlada coreografía de espacios, colores y estructuras.
1. La escalera extema, entre el vestíbulo y el semisótano. Un juego bien armonizado de estructuras, espacios e iluminaciones.
2. El patio delantero. La estructura, la escalera y los puentes articulan visualmente un espacio muy espigado y esbelto.
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1-2. Las perspectivas -en el sótano- son notoriamente más ajustadas y dramáticas.
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blemente un aire de modernidad y de ponderac ión que están a tono con su identidad institucional. Fruto de este deseo de en-capsular y elaborar espa-cialmente el desarrollo horizontal y vertical de los espacios, las circulaciones y las perspectivas suscitadas por la elaboración interna del programa es también su volumetría, que explicablemente resulta en un cuerpo longitudinal y escalonado que parece extraído de la matriz de sus espacios interiores, y que los arquitectos han convertido en una operación no exenta de discretas y oportunas alusiones a nuestro repertorio prehispánico. La forma aterrazada del volumen -que evoca la de nuestros andenes ancestrales- remata discreta pero efectivamente sobre el ángulo de la esquina, en un manojo de
gradas y maceteros, lo que a su vez sirve para resolver el remate del volumen alrededor del ángulo y de la fachada secundaria que corresponde a la avenida lateral.
Traspuesto el ingreso, el edificio revela con impudicia las claves de un lenguaje sencillo y muy actual: los códigos de una expresión racionalista cifrada en la estructura, en las circulaciones y en el desarrollo de sus perspectivas. Los espacios interiores asoman de improviso, montados sobre losas blancas de concreto, puestas a cabalgar sobre columnas circulares de un intenso color rojo, y que en el piso del ingreso establecen su sentido escenográfico, situando al visitante entre dos muros curvos -uno azul y el otro rojo- enarbo-lados como un biombo que encierra los ambientes ad-
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ministrativos y de servicio. A ambos lados del acceso se perciben los espacios abiertos de dos patios empinados que irradian luz hacia los pisos, sobre los que los niveles interiores se vuelcan a través de gruesas barandas de tubos de fierro.
La expresión abierta y transparente de ambos flancos se deriva -evidentemente- de la expresión racionalista del repertorio le-corbusierano, en particular de la versión albina acuñada y popularizada por el norteamericano Richard Meier.
La Sala de Exhibición del segundo piso constituye el ambiente donde mej o r se plasma el sentido abierto y articulado de su matriz racionalista, una plataforma continua, ritmada por los puntales rojos de las columnas esparcidas, que rebasan sus contornos con la forma transparente de los ventanales y barandas del per ímet ro .
El proyecto parece haber buscado acentuar la limpieza y pulcritud de sus áreas regulares con gestos esporádicos, referencias visuales que aprovechan algunas coyunturas espaciales para atizar la calidad plástica de sus interiores blancos y espaciosos. Se explica así la inclusión de muros curvos de colores, del cilindro continuo de la escalera principal, la estructura cenital que cubre el patío posterior, la orquestación de puentes y escaleras que se entrecruzan en sus múltiples alturas. Estas inflexiones -en el conjun to a rqu i t ec tón ico - se ven complementadas por el
color rojo de los fustes de las columnas, que al contrastar visiblemente con el continuo blanco de los pisos, barandas y paredes, excita visualmente la composición de los espacios y volúmenes.
El proyecto tiene -finalmente- la virtud de ser muy claro y sencillo, de haberse eximido de tratar de impostar efectos espaciales o mon
tajes volumétricos excesivos o esotéricos, y de haber reeditado el montaje de una orquestación arquitectónica que responde a los valores eternos del diseño: la elaboración de sus espacios, el manejo de la luz, y el tratamiento controlado de su volumetría. Una sorpresa refrescante, particularmente porque se trata de nuestra propia casa.
1-2. El Estar, en el piso superior, adyacente al patio posterior.
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La entrega de la escalera y la Sata de Conferencias, en el segundo piso. Un contrapunto de formas y colores.