cap.8 bogotá - wordpress.com · tiendas donde conseguir los materiales. fumamos un rato juntos y...

Amanecemos en Turbaco. Tal y como salimos del bus, tomamos un café en el restaurante al que estuvimos pegados durante la noche. Nos aseamos y seguimos la ruta. Ya conocemos la carretera. Sabemos que pasamos mucho rato pero avanzamos pocos kilómetros. Vamos en romería de camiones y la media de velocidad es de 50 km/h. Además, pagamos peajes por circular por carreteras de una sola vía bacheadas.

El hambre nos ataca y paramos en un lugar solitario. En una primera tentativa la dueña del lugar no nos baja de precio. Nos aparece de repente un hombre que dice ser el dueño de todo eso. Se tambalea, tiene los ojos rojos, insiste en chocar los puños y repite hasta la saciedad que hablando se entiende la gente, que cuando no se habla no se consigue nada. Como es mecánico de profesión, no puede evitar echar un ojo a la Thomasa, sobretodo alucina con sus llantas y nos asegura: Esto aguanta hasta Argentina y vuelve. Le da 14 meses de vida. Nos confiesa que lleva 4 días borracho, nos alienta a ir a hablar con su madre, la mujer que regenta el comedor que anuncia sus comidas a 8.000 pesos, agarra la moto y se va haciendo eses por el camino de tierra paralelo a la carretera.

Ya con la madre conseguimos comer por mucho menos, eso sí, nos podemos olvidar del pescado. Ella y sus hijas se sientan a nuestro alrededor. Al principio la mujer parecía muy seca y hasta antipática, pero ahora está risueña, con ganas de conocer y de contarnos su vida.

Seguimos y seguimos. Paramos para cenar, al menos eso creía yo. Resulta que ninguno de los otros tiene hambre, así que me planto sola en el restaurante de al lado de donde hemos aparcado. El señor que lo regenta me pide 10.000 o 12.000 pesos, según lo que pida. Le cuento de mi ajustado presupuesto y le pregunto cuánto me cobra por un poco de ensalada y unos patacones, unos plátanos rebozados. El señor se niega a cerrar el precio y al final llega la sorpresa: me invita. Le

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Día 144 Bogotá, Colombia 19/07/2013

agradezco en el alma y vuelvo al bus. Allá mis compañeros me dicen que están pensando en seguir el camino hasta quedarnos en la entrada de Bogotá. Decidimos que vale.

Cuando me despierto veo a Laura montándonos en lo más alto de la loma. Paramos en una gasolinera y dormimos.

Nos despertamos en la gasolinera. Hoy es el día de la Independencia y no vamos a encontrar nada abierto, así que podemos olvidarnos de desayuno rico hasta llegar a la ciudad. Coincidimos con un camionero al que preguntamos donde queda la zona Galerías, que es donde queda el apartamento que nos han buscado los Libélulos. El camionero nos lleva la mar de bien, hasta que se independiza de nosotros y nos dice lo de Agarren la oreja a la derecha y luego…Nos hemos quedado pensando en Qué será lo de la oreja, será una rotonda?, y no hemos seguido la explicación. Nos perdemos, preguntamos y después de unas vueltitas, nos situamos y paramos a desayunar. Marieta llama a Lucila. Cuando llega se sienta a esperar que acabemos los cafés. Nos cuenta que ella es titiritera, que en la zona donde nos quedaremos hay más titiriteros, que hacen reuniones mágicas de vez en cuando … Definitivamente, hemos ido a parar al lugar.

En el apartamento descargamos todo el bus y buscamos la manera de ocupar de manera respetuosa. Estamos en la casa de Camilo Cuervo, él ahora está en Argentina y queda en la casa su hijo Nico. Luci nos advierte de quién tiene llaves de la casa, de la gente que podemos encontrar entrando-saliendo-trabajando, etc.

Mientras unos se quedan ordenando, otros se van a buscar un parking. No podemos dejarla en la calle, aunque esté vacía. Los intentos de la mañana no llegan a buen puerto.

Comemos, descansamos un poco y al rato nos viene a ver Tomás. Él está que aún no acaba de creer que estemos aquí. La última vez que nos vimos fue cuando estuvo en Barcelona y quedamos que a la próxima nos veíamos en Colombia. Aquí estamos.

Le contamos sobre nuestro viaje, recuerdan anécdotas con Carlos del tiempo que trabajaron juntos –la que más nos gusta es la de la visita nocturna a una fábrica con plano y todo-. Y por fin tratamos el tema que nos tendrá en Colombia durante unos meses: Heliogábalo. Quedamos que vendrá el próximo martes para dirigirnos un ensayo de los romanos, así el domingo lo podremos presentar en Andrés Carne de Res. Y a ver qué pasa.

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Dormimos como lirones, desayunamos bien rico y nos preparamos para ir a ver un espectáculo al teatro de la Libélula Dorada, que está al lado de casa. Yo estoy convencida de ir a ver danza contemporánea. Acaba siendo un espectáculo de sombras para niños.

Compramos comida y cocinamos. Toca al timbre Jaime. Él ha sido el titiritero que estuvo presentando en la Libélula. Se ofrece a llevarnos de paseo por La Candelaria y a mostrarnos las tiendas donde conseguir los materiales. Fumamos un rato juntos y se despide.

Después de un momento de descanso, volvemos a encontrarnos para una reunión maratoniana de 3 horas.

Llega Luci y charlamos con ella. Nos cuenta de su trayectoria, del tipo de trabajo que realiza, de cómo está la situación de los títeres en Colombia, etc. Al rato aparece Nico. Pensábamos que no estaba mientras él descansaba en su habitación, nosotros hemos pasado un rato cantando por todo lo alto, pero ni se ha enterado. Él es publicista, hace guiones para spots publicitarios, da clases en una escuela de cine y toca en una banda de fusión de música folklórica con electrónica.

Como a las 22h., acompañamos a Luci a su casa. Nos la muestra orgullosa. Es una casa muy cálida y acogedora. Señala la fila de botellas de vino vacías con personajillos que las decoran y nos advierte Éstas son las que bebo con mis amigos, espero vaciar con ustedes unas cuantas antes de que se vayan. Nos reímos.

De buena mañana nos dedicamos a las gestiones más diversas. Marieta a buscar bolos como loca de los miles de contacto que se ha ido cosechando durante todo este tiempo, Carlos a escribir lo que falta de dramaturgia para Heliogábalo y Laura y yo al banco para sacar de la cuenta todo lo que podamos para evitar las comisiones –por qué le llaman comisiones pudiéndolo llamar robo?-. Antes pasamos por casa de Luci. Nos ofreció su lavadora. Con ella nos tomamos un buen café de cafetera italiana y nos acompaña a un local delante de su casa. Cuando tocamos su timbre, nos atrajo la pared de enfrente pintada con fondo blanco y en negro un árbol, del que salían pájaros de las hojas.

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Los pájaros llegaban hasta la cabeza de una niña. Es el local de una compañía de danza que se llama Explose. Nos presentamos y les contamos de nuestras hazañas. Alucinan en colores y les invitamos para el próximo 2 de agosto en la Libélula.

Volvemos a casa, cocinamos, comemos y vuelta al reparto de tareas. Carlos y Marieta se van a ver a la Thomasa en el parking, no queremos dejarla sola demasiado tiempo sin pasar a verla de vez en cuando, no sea que se ponga triste. Laura y yo volvemos a casa de Luci a recoger la ropa ya limpia.

Ya juntos en casa, tomamos un café, preparamos un tendedero para 4 en el patio y ensayamos la entrada de los romanos. Mañana viene Tomás a dirigir el número y queremos alargarlo con una entrada que nos sirva para armar bien el corro.

Ayer ensayamos con Tomás algunas variaciones en el número de los romanos. Hoy hemos ensayado recordando sus orientaciones. Con él nos organizamos como pudimos en el patio de la casa donde nos estamos quedando, en cambio hoy pudimos ensayar en el teatro de la Libélula Dorada, que nos permitía más amplitud de movimientos. Las tres horas acordadas se nos han pasado volando. Acordamos ensayos para la próxima semana. Uno de los días podremos ensayar con Edu, el técnico de la sala.

En estos días Carlos aprovecha al máximo para acabar la dramaturgia de Heliogábalo. Hoy dedicamos un buen rato después del ensayo para imaginar qué acciones significarían una transgresión al poder, a través de qué canales y cómo vamos a conseguir que las personas que las vean lo celebren.

Estaremos sin ver a Lucila durante dos semanas. Se nos va a hacer raro, porqué en los pocos días que llevamos en la ciudad, pasa a saludarnos y se queda un rato charlando o vamos nosotros a su casa. Ayer vino a despedirse con su hijo y su hija. Estará durante ese tiempo en Santa Marta de vacaciones.

A quien no dejamos de ver es al Gordo, el dueño de la cevichería en el sótano del edificio. Este hombre nos acompaña cada vez que le preguntamos una dirección. Si tenemos una duda, con una llamada de teléfono lo soluciona y se compromete a ayudarnos en lo que sea. Está en todo momento. Quiere organizar una fiesta con nosotros y con la banda de su hija. Cocinaremos pescado, cuándo será? Del martes, que fue en primera instancia, pasamos a la semana que viene sin

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concretar. Lástima, porque tengo muchas ganas de conocer a su hija, dice que es muy buena percusionista.

Ayer llegó Marta, una amiga de Marieta. Aterrizó con cartas y regalos. Hoy Marieta habrá hecho 4 veces el camino que va de casa al aeropuerto. Llega Bea y ha ido a buscarla junto a Marta. Ellas se quedaran unos días y luego seguirán su viaje.

Ayer a la mañana estábamos lentos. Cuando conseguimos estar listos, nos damos cuenta que tenemos el tiempo justo de llegar a casa de Jaime a comer. Habíamos quedado a las 11h. primero charlamos y bebimos café, bajamos a comprar, preparamos la comida, volvimos a tomar otro café, nos ofreció un tour por la Candelaria, mostrándonos los lugares donde se suelen poner artistas de calle y quedó en llegar a las 13.30h. del día siguiente al Teatro de la Libélula Dorada para acercarnos los trastos de la actuación a su casa.

En cuanto nos quedamos solos corremos a la primera pastelería que encontramos. Ahí nos resguardamos del frío, nos cargamos las pilas y esperamos a que llegue la hora a la que hemos quedado con Marieta. Ella se quedó con las colegas enseñándoles la Thomasa y comiendo marisco con arroz en el Gordo. Mmmmm! Y además conoció a su hija. Nos explicamos el día mientras esperamos en el Teatro Libre que sean las 18h., momento exacto en el que hemos quedado con Narda.

Son las 18.30h. Narda aún no llega y nos vamos a tomar una cerveza. Cuando más relajadas estamos, llama. Marieta y yo salimos a encontrarla y unos minutos después aparece ella. Nos saluda con gran alegría, nos sentamos y le contamos nuestra vida en verso. Laura y Carlos llegan a las 19h. y ya charlamos los 4 con Narda. Ella se queda con la copla, pero a la vez mira un papel de reojo, nos acaba diciendo que debe estuadiar lo que va a decir. Habla antes de la entrada a la sala.

El teatro está lleno. Vemos a una actriz contundente defendiendo un texto que no nos acaba de atrapar, aunque lleno de imágenes sugerentes. Narda está contentísima que hayamos podido asistir a la función de una de las compañías apoyadas desde su departamento.

Al salir del teatro, seguimos la charla en un bar muy fashion tomando Canelazo, café e infusión. Narda nos cuenta sobre su trabajo, sobre su actividad antes de la política y vemos su cara iluminarse cada vez que habla de teatro.

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Hoy Marieta acudió a la virgen morena de Monserrate a entregar nuestras ofrendas a la virgen. Como ella está llevando la producción en Colombia, tenia que comunicarse con las más altas esferas. Laura y yo acudimos a un encuentro con Cristina, de la Fundación de la Noche en Blanco. Nos ofrece participar en la Noche en Blanco de Bogotá a cambio de aprovechar su plataforma para darnos a conocer, pero no nos deja pasar la gorra. Agradecemos su interés por ayudar con nuestros problemas de timidez, pero pensamos que en un mes ya habremos hecho muchos esfuerzos por. Entiende nuestra postura y nos pide que le enviemos presupuesto por mail. Hemos tardado la vida para llegar a ese sitio y acabamos el encuentro en 5 minutos. La lección que extraemos de todo esto es que antes de encaminarnos, no está de más cerciorarse de si 24 – 31 se refiere a calle 24 con carrera 31 o a carrera 24 con calle 31. Pasamos a comer unos frijoles en casa, café y al bus para llegar a casa de Jaime, donde hemos quedado antes de ir a escoger dónde trabajaremos.

Como nos ha costado tanto llegar antes de las 16h., doy por hecho que Marieta no ha conseguido llegar antes que nosotras de Monserrate, que está mucho más lejos. Pero Marieta me sorprende tomando un café y ojeando un libre lleno de imágenes preciosas de circo. Lleva ya un rato. Nos despedimos de Jaime, que está pendiente de su compañera, y vamos directos para la plaza de El Chorro de Quevedo. Ayer nos habíamos fijado en unas escaleritas que salían de un portón. Lugar perfecto, pensamos. Al llegar nos la encontramos precintada por la policía. Qué habrá pasado? Dedicamos unos minutos a exponer las hipótesis de cada uno para pasar a centrarnos sobre qué lugar ocuparemos. Aunque estamos acostumbrados a ocupar el mismo espacio por mucho rato y a ir haciendo pases a nuestro ritmo, aquí hay que adaptarse al funcionamiento de la plaza. Mientras entendemos esto, pasan por delante nuestro un grupo de unos 5 malabaristas, Clowns. Justo cuando están empezando, Marieta y yo hablamos con un tipo que aún se está preparando. Me recuerda al Topo, pero sin dientes. Imaginarme al Topo vestido de esa guisa me hace reír. El tío no entiende nada, pero no importa, tiene que salir a actuar. Mientras tanto, a Carlos se le acerca un poli que le explica que para actuar en la plaza necesita un permiso especial, pero que él ha visto las marionetas, se ha quedado enamorado y quiere ayudarnos a presentarnos. Carlos sigue sus indicaciones y acaba en un bar que está entre la plaza del Chorro y la del Mercado. Allá 3 mujeres atienden tus necesidades alcohólicas y te apuntan en un orden para ocupar artísticamente la plaza de El Chorro. Por lo que cuentan, de esta manera evitan altercados sobre quién ocupa la plaza.

El grupo de malabaristas-clowns se hacen sus 40 minutos de espectáculo con un gorro muy bien pasado y nos invitan al foro. Montamos y empezamos del tirón el show de los romanos. Dejamos al público muy caliente, pero la gorra no se siente tanto. Decidimos por goleada ir mañana a la Séptima y dejarnos de plaza. Cuando nos despedimos del grupo de malabaristas-clowns nos enteramos que son los Cuentateatro, de los que tanto nos había hablado nuestro amigo Nelo.

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Antes de volver a casa paramos a tomar algo en una tienda-bar. Cuando vamos por la segunda chela, nos hacen retirar muy amablemente las mesas y sillas. Va a entrar un coche, va a aparcar y va a volver a salir. Mientras asisto al espectáculo del coche en la cola del baño, la dueña asegura que la última cliente que ha entrado al baño es una mala persona y nunca más volverá a dejarla entrar a su baño. Cuando salgo del baño me cruzo con un tipo. Me mira y se ríe. Quién sabe lo que le habrá contado la dueña.

En el rato que esperamos a que llegue un taxi, nos sorprende el 135, nuestro bus. Lo paramos, metemos todos los bártulos. Marieta se queda un rato más en el barrio para tomar algo con sus amigas, pero el conductor del bus quiere cobrar también su billete, pues antes éramos 4. ya, pero ahora somos 3. Al final el tipo asiente y podemos dejarnos caer en el asiento, con las rodillas tocándonos la mandíbula. Alcanzamos el Carulla de Galerías. Damos una vuelta a la manzana y cuando acumulamos la valentía suficiente, tomamos la calle que nos toca.

Hemos enviado las tarjetas a la imprenta y hoy Laura y Marieta pasan a recogerlas mientras Carlos y yo vamos tirando a la 7ª Avenida para decidir con qué espacio nos quedamos para ese día. Nosotros llegamos en taxi y no tardamos en encontrar un lugar que nos gusta: un edificio abandonado con una maravillosa pared que nos hará de fondo para el espectáculo. Esperamos a que lleguen nuestras compañeras, sin tarjetas. Han tenido un problema con una máquina en el taller y Carol llamará a Marieta para saber dónde estamos y pasarnos las tarjetas.

Cuando ellas llegan son como las 13h. hoy podemos quedarnos trabajando hasta las 15h., pues acordamos con Narda encontrarnos en el coloquio que organiza Hilos Mágicos sobre Dramaturgia para títeres. En los pases que damos, se nos acerca un artesano que nos invita a tinto y nos cuenta que él llegó a la ciudad hace una semana buscando a un amigo para que le contacte con un chamán de no sabe qué grupo, para participar en una ceremonia parecida a la de la ayahuasca. Se nos acerca un chico que nos explica cómo aprende circo en casa, a través de tutoriales en Internet. Mañana sale de Bogotá, quiere dejar atrás esta ciudad. En un pase se nos acerca un chico con un instrumento. Nos recomienda contactar con una fundación que trabaja con niños. Él es músico y le apasiona crear para niños, le recomendamos a Pascal Comelade y a Cabo San Roque sin tener ni idea del repertorio de este chico. Carol pasa a última hora. Conseguimos tener las tarjetas!!

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Ya son las 15.30h. y aún no hemos comido. Pues vamos a comer! No, que vamos a llegar tarde donde Ciro…Desde que salimos de la 7ª hasta llegar a la sede de Hilos Mágicos, nos gastamos lo mismo o más que en una comida corriente. En mi caso me doy cuenta que estoy comiendo todo lo que un día dije que nunca comería. Qué asco. Habrá que planificarse mejor para sobrevivir entre fritangas y perros gigantes.

Encontramos a Narda en la calle de Hilos Mágicos con su hija Laura y un compañero titiritero. Nos saludamos y llegamos juntos. Encuentros con amigos virtuales, como Aída Nayibe. Empieza el coloquio. 4 directores han escrito una ponencia sobre su experiencia dirigiendo espectáculos. Está

Edgar de Agarrapatta teatro, Pablo de Paciencia de Papaya, Juan de La Bottega Teatro Bogotá. Sergio, de El Baúl de la fantasía, modera con una bocina, aunque no había mucho que moderar, ya que cada ponente leía su ponencia y Tito, Decano de la Unidad Académica de las Artes de la Universidad Nacional de San Martín preguntaba al final. Así se llegó a la definición de cómo es un buen director: alta capacidad de escucha y de negociación, la especificación por encima de la especialización.

Sobre todo nos quedó clara la distinción entre grupos de titiriteros en UNIMA, ATICO y La JUTI. El círculo de gente que nos ha recibido en Bogotá son del sector de ático, con los que hoy estamos son de UNIMA. Aún no hemos conocido a nadie de La JUTI.

Intermedio para un tinto. Animados por Narda, montamos los romanos y actuamos. Nos aplauden, pero tras el café hay que seguir con las ponencias y no hay tiempo para la charla.

Entramos un poco después a la conferencia. Aunque a las 20h es la clausura del festival de danza en la Libélula, esperamos al final de la conferencia. Hemos venido para relacionarnos con gente y aún no hemos tenido la oportunidad. Las cosas que se abren, mejor cerrarlas. Cuando finalizan las charlas, nos quedamos charlando con unos y con otros, explicando nuestro propósito en estos meses en la ciudad, buscando puntos de encuentro, etc.

Pablo se ofrece a trasladar el material de la actuación en coche hasta casa. Marieta y yo nos jugamos a piedra, papel, tijeras quién de las dos será la afortunada en acompañar los trastos. Después de improvisar delante de todos cómo discutirían dos niñas pequeñas, consigo la plaza en el coche. Conduce otro titiritero, Pablo con sus pesados huesos, viaja a lomos de mi falda. Un rato así y me doy por vencida, me toca arriba. Acabo tomando una postura tan arriba que casi consigo armar un descapotable. Llegamos a casa a la vez que lo hacen Carlos, Laura y Marieta.

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Hoy conseguimos romper con una inercia de lentitud que llevábamos los otros días. A las 9.30h ya estaba todo el grupo organizado para salir a buscar a la Thomasa al parking y llevarla hasta el Parque de Usaquén, que queda al norte de la ciudad. Nos acompañan Bea y Marta, que ya tenían ganas de ir de excursión con el bus.

Por mucho que lo intentamos, demoramos media hora esperando a cruzar una calle. Hoy es la media maratón y cortan las calles. Conseguimos llegar al parking y llegar a unas calles de la 7ª,

hasta encontrar un nuevo corte. Un taxista muy paciente nos ayuda a llegar a nuestro destino a pesar de querer confundirle preguntando por un nombre medio inventado. Nos dirige hasta la autopista, de ahí la 106 y por fin alcanzamos el parque. Tomás ha llamado para decirnos que en cuanto estemos llamemos a su hermana para que nos ubique.

Su hermana nos indica donde aparcar y cuál es el mejor lugar del parque para trabajar. Allá que nos vamos. Montamos todo, no sin antes dar un ojo a los alrededores por si otro espacio

nos gustaba más, y empezamos a tirar pases. Llega Tomás con su nieto, su hijo y su nuera. Aprovecha las actuaciones para dirigirnos y llegamos a la conclusión que la introducción que hemos estado montando no es para calle. Durante los pases, Bea y Marta nos acompañan dándonos buen rollo: una se emociona haciendo fotos, la otra nos mima a cafés. Mañana siguen su viaje.

Nos dividimos para ir a comer. Clara, la hermana de Tomás, nos invita a comer a su restaurante. El lugar se llama Arcanos Mayores. Es un sitio exquisito, donde se cuidan detalles muy sutiles en un ambiente que transmite calidez. Primero va Marieta, Marta y Bea. Antes de que llegue mi turno de comer, a las 16.00h., se acerca un policía para ………..haber hurtos. Cuando le intentamos explicar lo poco sólida de su explicación, se refiere a un ente superior que le está obligando insistentemente. El chico que está a nuestro lado, un Ogro Estatua, nos hace señales. Voy a hablar con él y me advierte: Ustedes pueden estar acá, esta zona del Parque está reservada para artistas. No se vayan!

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Y vuelta con el policía. Sólo nos cede un pase más. Decidimos que aceptamos, pues es lo que hay y además se va a hacer demasiado tarde para que los que faltamos por comer nos plantemos en el restaurante de clara antes de las 17h, la hora tope.

Volvemos contentos. Hoy vamos con las arcas llenas. Casi no notamos el peso de monedas, todo son billetes!

Volvemos a dejar a la Thomasa. Todas estamos muy cansadas, pero Marta nos guía hasta casa. Ella y Carlos alucinan con la numeración de las calles, las carreras y las avenidas. Por qué lo que debiera ser cuadriculado se torna en jeroglífico?

En el parking Carlos aparca la Thomasa dejándola justa en el hueco que nos habían reservado entre 2 camiones. Difícil fue aparcarla y curiosa resulta la manera de saltar y pasar bajo el espacio que queda entre la Thomasa y uno de los camiones. Unas se ríen, otras se indignan y yo me paso el camino del parking a casa hablando con Bea sobre Japón, Amélie Nothomb, el aikido y el bunraku.

Dormimos un poco más. Después del desayuno nos despedimos de Marta y Bea. La música por todo lo alto y empieza la jornada de limpieza. Cuando estamos a punto de comer nos visita Tere. Nos ofrece su taller para trabajar cuando queramos. Nos quedamos pensándolo muy seriamente: nos está ofreciendo un espacio grande donde trabajar y la posibilidad de vivir en el mismo lugar.

Tere acompaña a Carlos a por la Thomasa, le guía hasta casa, cargamos el Cabaret Ambulante y hasta el Teatro de la Libélula que nos vamos. Pero, sorpresa, en la Libélula aún están desmontando el montaje de ayer…Así que no hay sala para ensayar. Decidimos descargar todo y volver a casa para hacer reunión.

Mientras Marieta y Laura vuelven a llevar a la Thomasa a su guardería particular, Carlos y yo nos volvemos para casa. Él sigue escribiendo para Heliogábalo y yo me dedico a los diseños de vestuario de los personajes. Cuando vuelven Marieta y

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Laura comentamos los diseños y preparamos los puntos a tratar en la reunión. Conseguimos centrarnos para seguir planificando estos meses, repasamos las tareas, si vamos bien en los tiempos…

Tomamos un taxi. Marieta y yo vamos al Parque Nacional, a la reunión del Teatro del Parque a las 11.30h. con Gina Jaimes. Nos recibe una mujer bellísima, con claras pistas de haber sido mamá no hace tanto (más por los objetos que la acompañan que por su imagen personal). Ella presta atención a los detalles que le pormenorizamos sobre nuestro proyecto, sobre los espectáculos, etc. Nos cuenta en qué fechas posibles podría programarnos en su espacio y nos informa de otros lugares a los que podríamos preguntar.

Laura y Carlos se encargan de montar la escenografía del Cabaret. Quedamos a las 14h. para empezar a ensayar, comidos y listos. Ya!!

Julito y La Chula llegan puntuales a la cita. Han sido rescatados de las fauces de la Thomasa. Carlos y Laura sacan a la Thomasa del agujero angosto que quedó entre dos camiones donde durmió.

Dedicamos tres horas bien intensas a repasar las escenas en las que antes salía Rober. En total hemos de trabajar 5 escenas y fijarnos en las transiciones, entradas y salidas. Salimos del ensayo a las 19h.

Carlos y yo nos vamos directos a comer donde Mauricio, el Gordo. Llevamos intentándolo desde hace ya unos días y no hay manera de conseguir encontrar abierto el garito. Así que hoy, antes de lanzarnos escaleras abajo a la hora que mejor nos plazca, hemos tomado todas las precauciones correspondientes. Mauricio nos ha asegurado que hasta las 21h. estará abierto, pero nosotros nos plantamos ahí a las 19.30h. No tenemos tanta hambre, pero no queremos volver a dejar pasar la oportunidad. No podíamos resistir la tentación del ceviche.

Durante la cena, Mauricio nos cuenta todos los secretos de los mariscos y peces. Nos cuenta de los 9 años para cortar pez globo en Japón y que a pesar de tanto ensayo es inevitable que al comerlo no sientas un picor en el labio.

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Ayer tuvimos la sorpresa de volver a recibir la visita de Lucila. Estuvimos un rato charlando. Se tomó un café y pa’casa. Cuando nos dejó, seguimos pasando el texto de Heliogábalo.

Hoy tenemos gestiones en el banco, así que dedicaremos la mañana a llegar hasta el centro, pasearnos por un par de bancos para devolver al FONCA un dinero extra que se les coló, intentar encontrar guantes negros, volver a comer y estar listos para estar a las15h. con Edwin, el técnico de la sala de la Libélula.

Hoy es un día importante, pues es el día en que presentamos nuestro trabajo a toda la gente que nos ha recibido con los brazos abiertos. Conseguimos llenar la Libélula. Aunque al principio el público parece no inmutarse, a medida que avanza el espectáculo empezamos a sentirles latir y al finalizar, muchos se acercan a felicitarnos. Conocemos a la esposa de César, que se muestra emocionada con lo que ha visto.

Al salir de la función Laura nos da la buena noticia: último mail del FONCA donde nos dicen que no debemos hacer ningún movimiento, pues el banco ha de asumir su error. Aterrizamos en la Cevichería y Mauricio, nuestro ángel de la guarda, nos obsequia con un ceviche y unas cervezas. Está emocionado. Luci nos presenta a algunas de sus amigas, todas ellas pasan rápidamente a la parte de atrás, la zona que Mauricio reserva para el parche, para la fiesta de sus amigos.

En la Libélula temprano para montar el ParaCirco, luces y sonido. Cuando faltan pocos minutos para empezar, Marieta me avisa que ha llegado César y corro a saludarle. Me inunda la alegría. Hoy no conseguimos llenar. Bogotá está lleno de actividades: que si el cumpleaños de la ciudad, que si Bogotá al Parque…Básicamente nos viene a ver la familia de Tomás. No son muchos, pero su sobrino de dos años anima al resto con su emoción, se dejan contagiar y conseguimos la magia. Al acabar, compartimos unas cervezas en el chill out que de vez en cuando se arma el equipazo de maravillosos que trabajan en la Libélula. Llueve, afloja, llega Iván, nos saludamos como viejos amigos que hace rato que no se ven. Nos lleva a comer a una Pescadería. Nos ponemos como el Kiko (Veneno) y luego toca rebuscarse en los bolsillos.

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Laura se separa del grupo, ha quedado con su amigo-director-italiano. Iván nos lleva a su café favorito Nos sentamos y charlamos y charlamos. Unas horas más tarde, Marieta y yo nos levantamos. Ella ha quedado con una amiga y yo tengo ganas de estar en casa tranquilita.

Hasta que llega Carlos, me paso el rato mirando imágenes para Heliogábalo. Cuando llega él seguimos con lo mismo. Más tarde llegan Marieta, Laura y Gianluca, pero Carlos y yo seguimos obcecados con las imágenes. Así hasta que nos saturamos de imágenes y abandonamos el mundo virtual para estar en la conversa que se mantiene en el mundo real del comedor de mi casa.

Ponemos el ampli a todo volumen y arrancamos la limpieza. Cuando conseguimos dejar la casa lista para la prueba del algodón, Carlos y yo nos preparamos para salir a casa de Luci. Nos ha invitado a comer ajiaco una sopa cargada con contundencia acompañada de alcaparras. Un plato de aguacates a gajos, pan y crema. Nos sentamos a la mesa con David, el hijo cantante de Luci, y su novia Vicky. Llegan Laura, Marieta y los sobrinos de Luci. Repetimos. Llega doña Elda, que hace un inciso para el ajiaco y regresa rauda y veloz a acabar la faena en el Guiño.

Tomamos un café. La sobremesa se hace corta. Los primeros en levantarse son los sobrinos, Vicky y David. Las siguientes somos Marieta y yo.

Nos vamos a Casa Ensamble. Queremos encontrarnos con Alejandra Borrero. Su hermana, Mona, la directora de la Casa- Taller de Panamá, nos avala. Pero Alejandra está en un ensayo y no nos recibe.

Marieta me acompaña a Adra Danza. Nos despedimos. La secretaria del centro, Leidi, me hace pasar al bar para esperar a la directora. Tras unos minutos, llega Marta, la directora. Le cuento que es lo que quiero, cuál es mi situación en Bogotá, etc. y ella me ofrece asistir a las clases de danza contemporánea y ver, con calma, de qué manera la puedo colaborar.

Disfruto muchísimo de la clase y cuando regreso a casa, voy ligera. Tan ligera que saludo a todo el mundo, a algunos de plena voz, a otros sólo con la mirada. Decido frenar la volatilidad cuando me doy cuenta que estoy caminando un poco al tun-tun. Pero entonces, sin muchos preámbulos, decido dirigir mis pasos hacia la dirección correcta. Parece que ya voy pillando el punto a las calles y las carreras.

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Aquí es muy normal que la gente al saber que eres nueva en la ciudad, trate de calmarte haciéndote ver lo sencillo del funcionamiento de dividir el mapa en calles y en carreras. Suelen empezar el discurso comentando la orientación distinta de unas y de otras y cuando te quieres dar cuenta, te han dicho una retahíla de números. Normalmente, al tercer número yo ya he desconectado y estoy pensando en ves a saber qué.

Disfruto momentáneamente de la soledad del hogar. El hogar. Laura, Marieta y Carlos llegan antes de lo que esperaba. Han ido a ver un concierto-performance de Foresteiz, un inventor que pasó por el Taller de Marionetas hace unos años.

Ayer hicimos reunión organizativa a la mañana, comimos y Tomás nos atrapó tomando café. Hicimos una lectura del guión de Heliogábalo y luego estuvimos explicándole en qué forma se traduce el guión en escena. Tomás atendía a nuestras explicaciones con mucha atención. Hoy mismo nos hemos despertado con un mail en el que Tomás ha diseñado el calendario de ensayos. Si conseguimos cumplirlo, tendremos el espectáculo en tiempo record!

Nos hemos preparado para ir al Parque Simón Bolívar, que queda relativamente cerca de casa, para ir con los romanos. El camino con los trastos al final no era tan corto. Hemos llegado ya calientes y listos para darlo todo. Cuando entrábamos por la puerta del parque, un guardia de seguridad nos ha parado para preguntarnos dónde íbamos con semejante cantidad de maletas. Le hemos contado que desde IDARTES nos habían recomendado venir a actuar y el segurata, dubitativo, ha decidido pasarle el pastel al coordinador de seguratas. Con él hemos estado charlando un rato y al final nos ha dejado pasar. El parque estaba petadísimo, no cabía ni un alfiler. Hoy era día de plan familiar, muchos plantaban sus tiendas de campaña y se preparaban con víveres para pasar el día. Hemos situado los romanos en el césped y hemos empezado a dar pases. Un total de 6. Gran número de público por pase, muy efusivos en la celebración pero la gorra no parecía abultarse proporcionalmente a la emoción que se desparramaba. De la tienda de campaña más cercana, salen tres niñas chiquitas. En el primer pase alucinan con los romanos, pero a medida que vamos

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haciendo pases, cada vez se acercan más peligrosamente con palos para luchar con nuestros romanos. Nos hacemos amigas e intentamos aplacar sus impulsos. Lo conseguimos más o menos.

Salimos del parque, despidiéndonos de los seguratas. Tomamos un taxi en la puerta para cargar los trastos. Laura y Carlos se montan. Marieta y yo vamos andando. Al llegar a casa, paramos en la Cevichería a tomar unas cervezas con arepas de queso que Mauricio nos prepara. Llegan Lau y Carlos de comprar. Al rato subimos a casa. Estamos reventados.

Daniela, la hija de Mauricio, y su padre, tienen ganas de recibirnos con una fiesta de tambores. Ella es percusionista y toca en distintos grupos. Carlos se va a comprar a la mañana con Mauricio al mercado para conseguir los ingredientes de primera y comer a la noche un buen marmitako.

Las demás nos quedamos trabajando en casa hasta que llegan las 18h. Bajamos a la cena- fiesta. Se acercan amigos de Daniela, Luci, César e Iván y otra gente que pasa por la calle y al escuchar el son de los tambores d e c i d e pararse.

El grupo de música s ó l o c u e n t a

con dos de las integrantes de la formación original. El resto de componentes se acopla perfectamente y durante horas nos hacen vibrar con los ritmos de la costa.

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Segundo día de actuación en Kábala Teatro, una sala concertada que queda al sur, en el Barrio de Villajavier. Nos dijeron que queda cerca de la Candelaria, cerca, cerca…

Ayer llegamos temprano para montar y contarle al técnico el guión. Era un chico joven que se estresó bastante. Acabó con jaqueca…

En la función de ayer sólo se acercaron 4 gatos. Por suerte, la sala es tan chiquita que no notamos la soledad y las pocas personas que se acercaron son bien calurosas y al acabar el espectáculo nos regalan tesoros para nuestras orejas. Volvemos a casa en bus. Uno de los chicos de Kábala nos deja encaminados y nos dice cómo regresar mañana.

En el bus asistimos a 5 performances distintas de hombres que piden dinero. Lo hacen utilizando los recursos más diversos.

Marieta y Lau se paran en un lugar que venden cortes de pizza. Carlos y yo seguimos. Saludamos a Mauricio en la Cevichería, charlamos con Camilo y acabamos entrando a la zona VIP. Allá tenemos a Luci con sus amigas. No salimos de ahí hasta las 2 o las 3 de la mañana. Nos reímos muchísimo, cantamos…Las amigas de Luci son la risa. El novio de la psicóloga me cuenta del ejército y su funcionamiento, otra amiga me da un discurso sobre la evolución de la estética en el arte, intercambiamos puntos de vista sobre la educación y sobretodo bebemos, fumamos, bailamos y cantamos.

Hoy hemos vuelto a Kábala. Hemos alcanzado una cifra mayor a la de ayer: alrededor de 10 personas. Camilo, uno de los coordinadores de la sala, hoy nos hace de técnico. Pasa con buena nota casi sin darle explicaciones. Un crack!!

Al acabar el espectáculo un chico, con el que había estado hablando horas antes de empezar, se acerca para pedirme que le haga un zapateao. Piensa que si la Chula puede, yo también. Ante mi impasibilidad y mi sonrisa estanca, se lanza a repicar con sus pies y sus palmas. Después nos cuenta que es un enamorado del flamenco, que ha viajado por Andalucía y que quiere seguir investigando en este arte.

Nos despedimos de la gente de Kábala, cargamos la Thomasa y para Galerías. Descargamos todo. Lau y Marieta se la llevan al parqueadero y vuelven cansadísimas, pues han tenido que hacer las 1000 y 1 para conseguir aparcarla bien, después de convencer a los vigilantes que aunque no tuvieran sitio disponible, como nosotros tenemos pagada la mensualidad, sí o sí la íbamos a aparcar.

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Esta mañana nos hemos dirigido a Usaquén. Nos perdemos, no encontramos donde aparcar, empieza a llover. Aparcamos y al momento llega un segurata. Nos comunica que alguien del bloque de enfrente llamó, tenemos que salir de ahí. Buscamos otro parking, afloja la lluvia. Bajamos todos los trastos y volvemos a la plaza del día anterior.

Hoy hay menos movimiento de gente. Al rato llega el grupo de música con el que coincidimos el primer día. Nos alternamos para no amontonarnos, bailamos con ellos. Vuelve la lluvia, lo retiramos todo. Amaina, volvemos a arrancar. Llega Tere que comparte con nosotros las recogidas y vuelta a empezar que nos obliga a hacer la lluvia.

Así, hasta que nos cansamos del frío y de los pies mojados.

Volvemos a casa, comemos. Tere nos cuenta de su trabajo en una ONG en lugares de conflicto a través del arte. Estuvo durante 20 años con esta organización!!

Carlos y Lau quedan con Tere para subir a su casa-taller en Cogua para poder trabajar en serie las figuras de moldeado para Heliogábalo. Tere nos consigue arcilla sólo de un telefonazo.

Carlos y Laura han salido hoy donde Tere, regresan o jueves o viernes. Se llevan con ellos todo el material, también con la idea de habilitar el taller de Camilo, y un montón de bolsas de papel que Tere necesita para trocear de cara a un taller de papel reciclado para muchísimas personas.

Tere se muestra interesadísima por la organización sexual del grupo. Marieta y yo le dejamos en ascuas, a pesar de su insistencia.

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Me despierto obsesionada con llegar puntual a la cita en la Libélula. Ignoro por completo el móvil, básicamente porqué está apagado y no tengo el PIN y enciendo el ordenador. Hago mis cálculos, pues sigue temporizado en otras latitudes. Me sale que son las 9.30h. pienso: demasiado justo, pero podemos llegar. Despierto a Marieta con el clin-clin de la vajilla, el suave aroma de café y una vocecilla dulce. Marieta llega casi dormida, enciende el móvil y decide dormir media hora más. Son las 7.30h. de la mañana.

A las 8.00h. volvemos a repetir el ritual, pero ya lo continuamos hasta salir de casa. Cuando llegamos a la Libélula ya está el equipo de la TV esperándonos. Sacamos a Pantxo, Lola y los cangrejos de las cajas y sus respectivas bolsas mientras nos cuentan cómo han pensado la entrevista, las preguntas que nos realizaran, etc. Empezamos sentadas en el escenario, intentando simular una conversación informal. La charla gira entorno al espectáculo del domingo y el proyecto Ti-ti-ri-nan-te. Graban a las marionetas moviéndose como recurso y seguimos con la entrevista. Ahora Marieta con Pantxo, luego yo con Lola, contamos las historias de cada uno y mostramos a la entrevistadora cómo manipular la marioneta. Observo que mientras yo me preocupo de cómo queda la marioneta en la cámara, el que graba se dirige continuamente a la cara de la presentadora. Les animamos a venir a vernos el domingo, bueno, a ellos y a todos los televidentes con algo así como ya nos vieron en España, Francia, Italia, media América Latina y sólo faltas tú.

Nos despedimos del equipo de TV y charlamos un rato con Iván y César. Dejo que Marieta siga con la charla para volver a casa a encontrarme con Lucila. Hemos quedado para que me acompañe a comprar telas. Se apunta Camilo con el firme interés de llegar andando al centro. Iniciamos la marcha mientras Camilo me promete el camino más verde posible. Nos reímos cuando comento mi frustración, pues el camino verde es fijarse bien en las hierbitas que crecen en las aceras, ir siguiendo las calles y carreras donde se divisan más árboles y cruzar seudo-parques. Pero llegamos hasta donde había que llegar, Camilo se dirige a donde su hermana para obsequiarla con su visita y con una botella de aceite de oliva, recuerdo de Argentina.

Lucila me lleva a la escuela donde ella estudió teatro. Se encuentra en el Subterráneo de La Jiménez. El lugar está totalmente reformado. Mientras Lucila recuerda cómo eran antes los espacios mientras el escenógrafo-técnico-manitas-hombre que sirve para un roto y para un descosío nos ofrece un recorrido por las instalaciones. De repente nos muestra un zapato gigante, Luci me mira como diciéndome corre! cuéntale el proyecto, y así le cuento en menos de un minuto de qué trata. Me pasa su contacto y se queda 3 años apretando mi mano. Yo ya estoy planificando la ruta para conseguir la tela para la pantalla con Luci.

Salimos, Luci va recordando, anudando, la parte de su historia personal que la une a ese espacio. Pienso que me gusta mucho esta mujer. Y seguimos entre conversaciones, bromas y algunas desconexiones idiomáticas que nos sirven para avanzar a carcajadas por unas cuantas tiendas. Hasta que encontramos la acechada tela tempestad, que Iván me ha recomendado. Tenemos hambre y

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decidimos esperara a Camilo comiendo. Cuando él llega, Luci le ofrece media bandeja paisa. Algún día yo seré lo bastante valiente como para atreverme a engullir los 8 elementos de la bandeja, de momento, me las veo y me las deseo para zamparme el sancocho y el seco apoteósico.

Salimos para alcanzar el Café Sant Moritz, un lugar ya histórico y lleno de recuerdos para mis acompañantes. Antes de entrar saludamos a un amigo de Luci. Floren es bailarín. Después de una pequeña conversación llegué a la conclusión que lleva danzas indígenas a la contemporaneidad, que pertenece a algún grupo indígena. De entre sus palabras diseco mentalmente Consejo Indígena. Un consejo que une las comunidades indígenas de la Patagonia a Alaska, un órgano de decisión de primera instancia. Me quedo pensando en eso. Abro tanto los ojos mientras pienso, que Camilo se asusta.

Del café, hacia la Séptima. Ahí nos deja Floren y nosotros seguimos hasta la Novena con la veintidós, el lugar donde he quedado con Marieta para ir a mirar luces.

Luci y Camilo alucinan al saber que no hemos quedado a ninguna hora concreta. Luci se interesa por saber si en Europa es normal quedar así. Vuelvo a acordarme de Pedro Almodóvar. Me dejan, no sin antes recordarme las posibilidades para volver a casa.

Llega Marieta correteando desde la Quinta y vamos directas a recorrer tiendas para encontrar luces autónomas, léase linternas variadas. Tras unos intentos fallidos, encontramos una tienda donde venden cuatro tipos distintos. Después de probar y volver a probar, nos decidimos por dos. Pedimos a la dependienta que nos haga precio, pero ella sólo puede hacernos precio especial a partir de la docena. Así que iniciamos un parloteo una viniendo a decir que estamos montando un espectáculo que las hará famosas y la otra intentándola convencer que se hagan patrocinadores de la iniciativa. Los cuatro hombres que circulaban por el pasillo minúsculo que hacía de tienda, se paran en seco y asisten atónitos al espectáculo. La dependienta se limita a sonreír. Al final nos hace descuento, aunque tampoco es para tirar cohetes.

Tomamos la buseta y hacia Galerías, a la Casa del Guiño de Guiñol. Por el camino, Marieta intenta contarme cómo le fue la reunión con Leo y Carol sobre aplicar sus conocimientos en ilustración y serigrafía para nuestro trabajo en teatro de sombras. Se me hace imposible concentrarme en los detalles, ya que la escucho de fondo mientras me apretujan por todos lados. Cuántas veces más tendrán que advertirnos que tomar el bus en hora punta es un acto suicida?

Mientras trabajamos y hacemos la cena, tenemos visitas intermitentes de Luci y Camilo.

Enviamos la convocatoria de titiriteros para colaborar en Heliogábalo, cenamos y nos dedicamos a empaparnos de material pornográfico para las orgías y los planos cortos de Heliogábalo. Annie Sprinkle, Deep Inside, 1982. Marieta y yo aguantando el tirón, como dos catedráticas, libreta en mano, comentando planos, ideas y conceptos. Por fin algo de porno bueno!! Hay vida más allá del falocentrismo, parece.

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Nos despertamos temprano. Queremos pillar por banda a Edwin para que nos ayude a montar el proyector. Doris nos dice que Edwin se encontró mal, algo con sus muelas. Tuvo que irse a casa. Nadie parece atreverse a meter la mano en los asuntos de Edwin sin su presencia. Lo sentimos por él, pero rápidamente hacemos nuestras cábalas para conseguir no perder un día. Mientras yo me quedo en casa para continuar trabajando los diseños de vestuario, Marieta sale a comprar pilas. Se encuentra con Cristian, el chico que hace el diseño gráfico en la Libélula. Se ofrece a acompañarla y por el camino resuelven que nos ayudará con el proyector después de almorzar en el Guiño.

Camilo y Luci hacen de anfitriones en el patio. Llegan César e Iván. César se me escapa, pero a Iván no le doy tiempo. Cuando quiere darse cuenta ya le tengo delante de los bocetos del vestuario, contándole cada uno de los personajes, los grupos, y ya que estoy puesta, mis pajas mentales. Marieta se presenta en la habitación. Por un momento pensé que le interesaba el diseño de vestuario, pero ni corta ni perezosa, cuando entreve el final de mi monólogo, arrastra a Iván hasta su habitación para contarle o enseñarle no sé qué. De camino al patio me cruzo con Andrea, la sobrina de Camilo, Cristian y Doña Elda. Ésta

última es la verdadera artífice que hace posibles los encuentros para almorzar los miércoles en el Guiño.

Durante la comida descubrimos a la salada de doña Elda. Con un aspecto que provoca la más absoluta ternura, dice verdades como puños, pero siempre con una sonrisa inocente. Sin pelos en la lengua nos relata el intento de asesinato que vivió a manos de Camilo.

No podemos alargar demasiado la sobremesa, pues hemos quedado en ir a las 16h a la Libélula para proyectar el mapa del imperio romano, empezar y acabar la pantalla. Nos da pena por Iván y César, que llegaron hace pocos días de gira y hoy vuelven a salir hasta octubre. Nos despedimos de

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ellos como si fuera la última vez. También d e C a m i l o y L u c i , a u n q u e m á s tranquilamente, estamos seguras que los veremos más tarde.

Armamos la tela, Cristian nos instala el proyector, tomamos todas las medidas necesarias para mantener el centro y marcamos el mapa. Discutimos si marcar todo el imperio romano. Decidimos que marcamos desde media Francia abajo, para reservar el máximo de espacio a los interludios. Segunda parte: reseguir el

mapa. Con pintura? Con tela? Para escoger cómo lo haremos pensamos en la originalidad, las texturas, efectos de contraste, etc. y nos dedicamos en cuerpo y alma en seguir las líneas con tiras de fieltro verde. Iván y César reaparecen. Hasta las 20h no salen y se pasean a ratos para ver cómo evoluciona el trabajo. Aparece Edwin, aún con la boca dormida pero con un nervio menos.

A una hora prudencial, Iván nos propone salir a comer unas empanadas y tomar un chocolate, pero la expresión de nuestras caras le informa que realmente estamos camelleadas con el mapa. Le explicamos que queremos acabarlo hoy mismo para poder empezar a probar proyecciones sobre la tela. Iván se va, seguimos pegando tiras y observando cómo la cola de contacto se come los distintos recipientes que Edwin nos proporciona. Pequeño receso para comer las empanadas y tomar el chocolate que nos ha traído Iván. Conversamos sobre varios temas, pero definitivamente, nos quedamos con ganas de conocer a Rebe, su pareja.

Ahora sí, despedida definitiva, bueno, no, mejor salimos a la puerta y les decimos adiós hasta que se pierda de vista la furgo. Volvemos a la sala y de ahí no salimos hasta las 12 de la noche, eso sí, con la pantalla acabada y contentas del efecto que se consigue. De cerca parece una cosa y de lejos otra. Marieta compara el acabado con un efecto del PhotoShop.

Volvemos a casa. Hoy ensaya el grupo de Nico. Camilo nos pregunta si nos molesta y le aseguramos que para nada, la pura verdad. Al momento llega Lucila, Camilo juega a esconderse y nosotras le ayudamos tirándole tela, chaquetas encima y diciéndole a Luci que no tenemos ni idea de dónde está. La farsa dura poco más de unos segundos y rápidamente nos embalamos en una sucesión de bromas.

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Pasamos la mañana buscando imágenes, siluetas, que nos puedan ayudar a imaginar las sombras. En la tarde probamos qué pasa con las telas, los dildos y las partes del cuerpo. Al principio el juego se basa en descubrir cómo interfiere la luz con nuestro cuerpo. Al rato estamos dejándonos llevar y reproduciendo parte de nuestro imaginario.

Hablamos con Laura y con Carlos. Quedamos para el viernes.

Dedicamos la mañana a estudiar siluetas. Recibimos una llamada. Laura y Carlos no pueden arrancar a la Thomasa de casa de Tere. Llevan horas intentándolo y la muy terca no quiere salir. Sospechaban que podía ser que en la última recarga de combustible le habían dado gasolina en lugar de gasoil. No ha querido salir hasta que no ha conseguido que se personifique la eminencia mecánica del pueblo de Cogua, sin hacer nada, sólo presentarse delante de ella. Entonces sí, la Thomasa se ha dado por satisfecha y ha llevado a Carlos y Laura desde Cogua a Galerías en el nada inestimable récord de 4 horas, o más. El atrancón de la vida les hizo envejecer de repente. Llegar cansado y salir en menos de una hora para la función de la Fundación Contrabajo, al sur del sur de la ciudad.

Llegamos, montamos y le contamos el guión técnico a Andrés, un hombre que hace trabajos de mantenimiento en la asociación y ante la ausencia del técnico en funciones, toma el mando del asunto sin casi tener ni idea de cómo funciona el entresijo de aparatos que están dispersos en la cabina. Carlos y yo sufrimos en silencio, hasta que repentinamente llega el técnico y toma el mando de la situación. Respiramos aliviados. Marieta y Laura han ido a por dulce, así que consumimos la cantidad de azúcar necesaria y ya estamos preparados para dar la función.

No llegan más de 10 personas a vernos, pero la pasión de los espectadores es tal, que sentimos que la sala está a medias. Al salir, las 10 personas que han compartido el Cabaret Ambulante con nosotros, nos felicitan y aseguran que mañana repetirán.

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Regresamos a casa sin perdernos ni una vez. Laura y Marieta se quedan descargando los romanos, Carlos y yo para el parqueadero a dejar a la Thomasa durmiendo. De vuelta a casa, en nuestra misma calle, que es calle de discotecas, encontramos a tres de los componentes de Circoteatro. Antes de subir a casa, pasamos por la Cevichería. Charlamos un rato con Mauricio, Camilo, llega Luci –que pide un taxi y se va, Diana –la hija de Luci y su pareja.

Bajamos los romanos al Carulla, el súper más cercano a casa. Encontramos en la puerta a Camilo charlando con Cristian y Nayi, su pareja. Hoy por fin conocemos al bellezón de dos años que es la hija de ambos: Sol. Todos ellos nos acompañan hasta el Carulla.

Nos instalamos, damos tres pases. El objetivo es repartir propaganda para conseguir público para la función de mañana. Aunque no era primordial el tema económico, nos damos cuenta que tendremos que plantearnos seriamente las movilizaciones para ir a hacer calle. Lo del Carulla rinde bien!

Marieta se va a buscar a la Thomasa. Carlos, Laura y yo quedamos con ella en la Libélula. Aprovechamos que pasamos a recoger a Julito, la Chula y alguna cosa más, para mostrarles la pantalla. Resulta decepcionante, pues después de un día entero de trabajo la pantalla no sirve. Hay que repetirla con un mapa mucho más concreto del viaje de Heliogábalo. Además, comprobamos que la tela no se pega bien. Cuando llega Marieta salimos para el sur.

Pillamos un trancón histórico y tardamos como un par de horas. Llegamos a la hora que tendríamos que haber empezado. El público espera fuera. Hoy llenamos!! Nos damos prisa para no hacer esperar y damos una función buenísima. La sensación de ayer se multiplica. Al acabar el coordinador de la sala propone un foro. Cada uno de los espectadores se despide personalmente de nosotros. Rodrigo, el técnico, nos pasa el contacto de una persona que programa en la sección de Bienestar de una universidad.

El coordinador queda tan contento que nos invita a unas polas.

Nos cuenta que en la asociación, a parte de ser sala concertada, hacen talleres para niños, jóvenes y adultos. Tienen una buena infraestructura, mucho empeño y unos ideales bien exigentes.

Marieta y Laura se quedan en casa mientras Carlos y yo parqueamos a la Thomasa.

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El Carulla fue una buena herramienta publicitaria. Hemos conseguido llenar la sala y nos ha salido una muy buena función. Después del foro que últimamente ya queda instaurado como el post-espectáculo, hemos invitado a todos los que quisieran a tocar los títeres y marionetas. Por lo menos hemos estado 1 hora más con muchos críos correteando de un muñeco al otro. Además, hemos contado con visitas sorpresas como Jorge, un titiritero emocionado con el proyecto de Heliogábalo que se ha ofrecido a darnos una mano, y Jaime, un inventor que suele colaborar con grupos de teatro, publicidad, etc. Nos lo recomendaron mucho los Libélulos. Jaime estaba emocionado con la estructura del bus y con los inventos de luces autónomas para el espectáculo. Hemos quedado mañana para que nos traiga unas luces y ver por dónde hay que continuar investigando.

Las charlas se han alargado hasta tal punto, que nos han dado las 15h. hemos llegado arrastrándonos hasta la Cevichería. Matábamos el hambre con galletas saladas. Hemos comido acompañados de Daniela, la hija de Mauricio. Se ha ofrecido a colaborarnos pegando carteles en lugares estratégicos para la convocatoria del día 28.

Con el estómago lleno, mis pies me han avisado que el agua que se les había colado ya no podían soportarla ni un minuto más. He subido a casa con Marieta, cambio de ropa, café y rato de Internet.

Hacia las 20h nos hemos reunido para hablar de cómo nos vamos a organizar durante la semana.

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Si para nosotros los lunes son nuestros domingos, hoy la ciudad nos acompaña en no sé qué celebración. Muchos negocios están cerrados. La Cevichería no abrió.

Me despierto temprano y salgo a desayunar con Carlos. Aprovecho que ya estoy fuera para hacer compra , al volver, toca limpiar. Laura y Marieta ultiman el cartel para la convocatoria del 28, Carlos detalla el guión de Heliogábalo a Camilo. Marieta se incorpora a la limpieza mientras Laura y Carlos preparan el material para volver a cargar la Thomasa e ir a Cogua. Ellos dedicaran esta semana a avanzar al máximo los títeres del primer acto.

Me despido de ellos, pues sobre las 14h he quedado con Jaime para ver juntos posibles iluminaciones para la pantalla. Cuando llego él aún no apareció, así que aprovecho para despegar los retales. Juan me dice que ha llamado Concha. Salgo a comprar alcohol y un trapo para limpiar los restos de cola. Cuando regreso, Juan me informa que Concha lo intentó por segunda vez. Como a las 16h llega Marieta con las pinturas de bombillas y de tela. Con su portátil se encarga de definir claramente el límite del mapa mientras yo me dedico a borrar las líneas de lápiz marcadas a conciencia. Entre unas cosas y otras, llega Jaime. Vemos cómo refleja la luz en la pantalla. Acordamos que nos preparará una caja negra con espejos para hacer posible que esa misma bombilla alcance para iluminar toda la pantalla. También nos propone probar con un Led gordo. Nos invita a una exposición de juegos ópticos que él mismo ha montado para una universidad. Quedamos en volvernos a encontrar el jueves, si no se le complica el trabajo. Si el hombre ya se había quedado prendido des de el principio con la iluminación autónoma a partir de baterías, le dimos otro toque cuando el domingo supo que pensábamos montar una estructura para escenografía a partir de un bus y hoy, yo diría, que tocó el remate. Marieta tenía muchas ganas de contarle del personaje y de la obra, a pesar que ayer él no tenía demasiadas ganas de leer el guión. Me confiesa, ya en el sofá de casa, que ha visto cómo los ojos de Jaime se encendían.

Lucila nos visita durante la cena. Quedamos que vendrá el miércoles a vernos jugar con partes del cuerpo en la pantalla de sombras.

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Marieta sale temprano para Inmigración, aún medio dormida. Se pasará la mañana haciendo colas largas y tediosas para informarse de si podemos revisar la visa desde Bogotá, también la de la Thomasa, claro.

Me la imagino en ese plan cuando empiezo mi día: recados para la casa, llamar a Daniela y ver cuántos carteles nos puede colgar-quedar con ella, imprimir el cartel de la convocatoria-negociar el precio-conseguir un plazo de media hora para extras. Y en los extras pienso en Luci y voy para su casa. Tomamos tinto y me da ideas para encontrar gente que nos colabore: en el Teatro Libre. Llama a un amigo que trabaja allá, pero éste le cuenta que los estudiantes sólo se forman en actuación, me deriva a la secretaria para que contacte a los profesionales del centro. Un tinto, algunos cigarros y nuevos retazos del panorama titiritero en Bogotá. Luci me anima a asistir a la función del domingo en la Libélula de Teatro Comunidad, por lo que me dice, reproduzco mentalmente a los Titiriteros de Binéfar –me acuerdo del bandido Cucaracha y me da un escalofrío!.

Cuando salgo de casa de Luci me voy directa al local de l’Explose. Allá me reciben Tino y Juliana como si fuéramos amigos de toda la vida. Directamente les cuento que estamos buscando colaboraciones y les pido que me orienten. Las respuestas que me dan me sacan una sonrisa de oreja a oreja. Me hablan de una escuela que forma a técnicos en artes escénicas en áreas como la producción, el vestuario, la escenografía, la fotografía, el vídeo, etc. Suelen funcionar con pasantías. Tino llama al director de la escuela, cuando le salta el contestador se refiere a mi como amiga. Olé Tino! Quedo con Álvaro en hacerle un mail con la información de la convocatoria para que él pueda redirigirla. Lo mismo hace Juliana con Philippe Legler. Un escenógrafo y arquitecto reconocido. Me comenta que su taller es una gran nave donde quizá podríamos ensayar con las grandes dimensiones que les estoy planteando. No sé si esta mujer lo sabe, pero me está abriendo el cielo! El espacio está junto a La Candelaria, este hombre da clases en distintas escuelas, entre ellas, en una escuela-taller en la que quizá podríamos proponer un intercambio con taller de marionetas. Salgo flotando, no sin antes darles recuerdos de Tomás.

Mientras caliento la pasta de ayer, llegan 2 chicas y un chico argentino. Esperan unos días a que les salga su vuelo. Llegan de actuaciones y descansan en el refugio del Guiño de Guiñol. Camilo leyó a la mañana un mail escrito de ayer y los esperaba mañana, así que entre él y doña Helda improvisaron la puesta a punto para recibirles. Han llegado justo el día del cumpleaños de Camilo. Otro tinto, en esta ocasión para la recibida y el cumpleaños, y salgo a por los carteles. Paso por la Cevichería y dejo a Mauricio los suyos y los de Daniela.

Tomo aire y me envalentono para ir a llamar a la tienda de enfrente. Cada vez que voy las fotocopias me las hacen peor, no entiendo un carajo de lo que me dice el tipo…Llego y está otro chico. Le entiendo de maravilla. Llamo a Tere, pero ella está un poco atareada y me pasa a Laura. Ella finalmente me pasa a Carlos, que está trabajando y se concentra en la conversación cuando ve

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claro que le estoy consultando sobre pinturas Por si las moscas, me recomienda pasear una muestra de tela por la 53. Cuelgo, el chico me dice el precio-lo negociamos y directa a recorrer la 53.

Paso uno, dos, tres, cuatro locales. Una señora sentada me atiende mientras come una empanada. Me quedo con la acrílica después de ser muy pesada con la dependienta.

Marieta llega con unas pastas sabrosas a casa. Las comemos y nos ponemos al tanto de cómo fue nuestra mañana. Intensa, la mires por donde la mires.

En la Libélula proyectamos el mapa sobre la tela para tener los límites, pero la imagen dura menos de un minuto y cuando regresa se transforma cada vez en algo distinto. Gastamos mucha energía, tiempo y entusiasmo. Mejor lo hacemos a mano alzada. A ver…bueno, mejor voy a buscar el otro ordenador a ver si es cuestión de tu pc.

Marieta va a buscar unas cervezas, pues la fiesta ya se está alargando. Yo me hago las 7 cuadras que separan el Guiño de la Libélula abstraída en mis cosas. Meditación.

Con el nuevo ordenador conseguimos dominar al proyector, reseguimos el mapa, lo descolgamos y pintamos la primera capa de acrílico.

Cuando nos despedimos de Edwin, nos aconseja dejar los ordenadores. Teme que nos puedan asaltar. Dudamos un momento, pero pensamos: si nos quieren asaltar, lo harán igualmente. En el camino de regreso valoramos hasta qué punto actuamos por inconsciencia.

Viernes y sábado actuamos en la Isla del Sol. El 1er día, Lau y Carlos llegan en una furgo donde han cargado todo el material. La Thomasa no quiso arrancarse…Traen con ellos un filtro grasiento.

Marieta y yo llevamos dinero para pagar al transportista de nuestros amigos. La única pega es que ellos llegan como una media hora antes y el taxista tiene que esperar hasta que nosotras, entre tomar direcciones en sentido contrario y otras variantes, conseguimos alcanzar la carrera 62 A, donde se encuentra la Fundación Contrabajo.

Montamos, nos organizamos con el técnico y empieza a llegar público. Llegan a vernos muchos niños que siguen el espectáculo de cabo a rabo. Al acabar, Gisela propone iniciar el foro. Descubrimos que Forest vino a vernos.

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Damos 4 normas básicas a Carlos de cómo andar en moto: abrígate bien!, pon los pies aquí!, vigila que…Carlos, Forest, la moto y el filtro salen pitando. Lau, Marieta, una maleta llena de piedras y yo volvemos en Transmilenio. Marieta , se baja cerca del Parc Way y nosotras seguimos. Seguimos y seguimos hasta la 53, visitamos las puertas de los locales nocturnos hasta dejar bien aparcada en casa la mochila llena de piedras.

La actuación del sábado aún se llenó más. Se acercaron a vernos Marta, Ana y Flo.

En esta ocasión tuvimos el foro más largo del mundo. Un niño no pudo más y se le ocurrió decir en voz alta: nos podemos ir ya? Gisela lo fulminó con la mirada y dijo rotundamente: No! En realidad nosotras estábamos tan cansadas como el niño, así que no lo hicimos durar demasiado rato más. Nuestro club de fans salió mientras desmontábamos. La gente de Contrabajo nos trajo cervezas, dos seguidas, nos las repartimos como pudimos y salimos a tomar el Transmilenio. Decidimos parar a cenar.

Sin saberlo, tomamos el último Transmilenio. Caminamos hasta casa. El club de fans reclama fiesta, pero nuestras caras son de bufff. Nos sorprenden con una propuesta alternativa: suben una botella de ron. No sabemos decirles que no y entre unas y otras, chupito a chupito, nos dan las 3 de la mañana y nos acabamos la botella. Juntos surcamos los mares, entendemos la métrica de las calles, etc.

Amanecemos tarde y cansados. Hoy Camilo celebra su cumpleaños con su familia y una frijolada. Nos invita, pero también nos anima a hacer un pase de romanos para su fiesta y pasar el gorro. Lo hacemos y conseguimos las celebraciones de todos los presentes. Volvemos a guardar el material, unos minutos de descanso y nos dirigimos al Carulla. Aunque conseguimos que pare gente, la lluvia nos boicotea. Lo intentamos un par de veces y desistimos, pues las dos veces sucede lo mismo: empezamos el número solos, conseguimos juntar gente, llueve y se desintegra el corro.

Volvemos al calor de la casa.

Subimos a Cogua. Bueno, nos quedamos en Zipaquirá. Nos dicen que no hay buses circulando por el paro. Nos informan que el último bus que salió a Bogotá fue vitoreado con piedras y que no dejaron ni un cristal sin romper. Nos lo tomamos con calma, toca caminar hasta Cogua. Andamos unos metros, tenemos hambre y no conseguimos esquivar los lugares que ofrecen comida. En el que más nos convence, nos quedamos. Como hemos quedado con Tomás, lo más inteligente es llamarlo para que nos recoja en coche, pues vamos a llegar a la vez y así evitamos la caminata. Le esperamos con un tinto. Voy a la tienda a por café para Tere. La señora de la tienda me cuenta que para

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Cogua está fatal, que no se pueden arrimar los coches, hemos de llegar caminando. Me dice que la cosa está muy fea, que tenga cuidado, la semana pasada quemaron un coche. No especifica si había gente adentro. Insiste en que aunque la situación no sea ideal, es necesaria: primero fueron los campesinos…luego los lecheros. Y así se ha ido sumado gente, los profesores…antes de dejar la tienda, la señora me despide con un que diós le bendiga. Aunque es bastante común que te lo digan, el tono me recuerda a una madre despidiendo a un hijo que va a la guerra. Pero ni yo soy su hijo ni en Colombia hay guerra…verdad?

Montamos en el 4X4 de Tomás y llegamos a Cogua sin rastros de paro. Tere nos recibe junto a Carlos, su ex. Conocemos su cálida casa y el taller que ha tenido secuestradas a Laura y a Carlos. Contemplamos toda la obra desplegada en las distintas mesas del espacio. Ponemos a Tomás al tanto de los avances y hacemos un par de lecturas. Tere nos trae un café, asegura que en un rato vuelve con notícias del paro. Tomás está decidido a salir. Nosotras tres, también. Nos despedimos de Carlos y de Tere. Ella nos detalla la ruta segura a seguir. Arrancamos. Después de un rato, decenas de personas andando en el arcén, moviendo sus manos y gritándonos, nos hacen dar un giro repentino. Hemos agarrado la ruta no recomendada, justo por donde nos dijo Tere que debíamos evitar. Seguimos, esta vez por la ruta buena, hasta Cía. Tomás aparca el coche y espera a que tomemos el bus que nos llevará hasta Portal Norte, de donde volveremos a casa en Transmilenio.

El martes despierto temprano y consigue espabilarme para estar a las 8 ya dispuesta a trabajar. Comprar un par de cosas y ya a hacer siluetas. Con Marieta en el patio, un poco de musiquita y nos pasan las horas con el cutter en la mano. Queremos tenerlas listas para poder empezar a probar escenas y también para mostrarles a Leo y Carol.

He quedado a las 14h con Mauricio, pero cuando bajo a la Cevichería, Mario no sabe decirme dónde encontrarle. Son y cuarto. Decido salir pitando por mi cuenta. Corro hasta la Caracas, pregunto cómo llegar a la antigua estación de la Sabana. La primera persona me indica F1, pero no veo indicada esa línea. Pregunto a otra y la respuesta es móntante en este!, la señora que me lo dice está convencidi´sima que el F19 va mucho más rápido. Su versión es que cuando ella me indique, baje y siga con el F1 una más. Así lo hago y alcanzo la Zona Industrial. La tercera versión, en la que esta vez busco quórum entre las 4 personas que me escuchan, me devuelve 4 paradas atrás, en el B1, esta vez. De la Sabana. De camino, a la escuela taller, me doy cuenta que las tiendas de plásticos están justo ahí. Intento colarme en el edificio de la Policía, paso por la parte turística de la estación y finalmente a la escuela taller. Subo al 2º piso, que para mi es el 1º. Busco a Philippe y no le encuentro, básicamente porqué yo espero a un hombre mayor y resulta que es joven. Toco en su puerta, nos presentamos y me pide que si tengo prisa, pues necesita hacer un skype con urgencia. Me presta a Juan, un profesor ayudante, para que me ofrezca un recorrido por las instalaciones.

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Llegamos directamente al taller de elaboración de escenografía, pasamos por el resto de talleres, me lleva a visitar la zona más en desuso de la estación. Más allá de la parte turística, están las locomotoras antiguas, reliquias medio abandonadas que encandilan a quien por allá pasa. Visitamos una casa abandonada, no sin antes cruzar gran cantidad de vías de tren. Lo que me hace pensar que se trataba de una estación con mucha marcha. Juan explica el abandono del ferrocarril en términos económicos. Vuelvo al despacho de Philipe, comentamos el paseo. Para Philipe el abandono sólo se entiende desde motivos políticos. Cruzamos unas palabras y me vuelve a pedir algo de tiempo, pues no pudo conectarse. Como en la escuela ya lo he visto todo y escuchar la conversación de alguien que no conozco no me parece lo más conveniente, nos damos una hora más, que yo empleo en recorrer los negocios de plásticos de la calle 13. Vuelvo cuando Philippe está acabando su conversación. Me ofrece tinto y empezamos a charlar durante una hora y media: le cuento el viaje, el proyecto, enchufo el USB a su ordenador y le detallo las escenografías que necesita el espectáculo. Él me escucha, me hace preguntas y dibuja en su libreta-agenda gigante con lápiz rojo. Me ofrece organizar una convocatoria para alumnos egresados de la escuela-taller para ver quién podría interesarse. Vuelve a mostrarme el espacio para imaginar juntos si podemos construir la estructura metálica en el patio de la escuela, si podríamos estrenar entre raíles…volvemos a su despacho. Quiere enseñarme un corto que realizaron sus alumnos el año pasado. A mi me interesa para ver un espacio que está cerrado. No me convence, está lleno de árboles. 3 horas más tarde, salgo por la puerta. Philippe me advierte que el jueves va a haber un gran parón en Bogotá y me recomienda que me mantenga quieta en casa. Transmilenio de vuelta a casa.

Marieta y Lau han llegado minutos antes que yo. Intercambiamos las experiencias de la tarde. Lau primero fue a por las dremmels y el transformador al sur. Luego se encontró con Marieta para ir juntas a la entrevista de Señal Colombia.

Hoy es la convocatoria para Heliogábalo. Volvemos a amanecer temprano para acabar las siluetas, las probamos en la Libélula y vemos lo bien que funcionan las impresiones del acetato sobre el metacrilato, que aquí llaman acrílico. Llegamos a casa a las 14.30h. Laura está mirando la olla Express de reojo, parece que no decide ponerse a toda marcha.

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No podemos esperar a que las lentejas estén listas, así que arrasamos la ensalada, las patatas hervidas y lo que pillamos. Tomás nos agarra acabando las últimas existencias. Mientras preparamos el tinto, Camilo recuerda junto a él los viejos tiempos. Tocamos la campanilla, ponemos en común lo que hemos de hablar. Carlos está en Cogua y está con el mecánico y el electricista, removiendo las tripas de la Thomasa para curarla y traerla de vuelta a casa. No va a poder estar en la reunión.

Llegan álvaro Tobón y Jairo Santa. Son de LaSalle collage y suelen ofrecer programas de pasantías a su alumnado. Nos cuentan el funcionamiento . llegan tres alumnas del centro. Sigue hablando Jairo. Llegan Luci y Camilo. Decidimos arrancar nuestras explicaciones.

Queremos que conozcan la trayectoria de la compañía para que entiendan que trabajamos desde las ganas y las manos, muchas manos y muchas horas, pero poco presupuesto. Durante la explicación, llega Flo, un poco después Diana como representante de ATICO, la Asociación de Titiriteros de Colombia. Cuando acabamos nuestra exposición, Jairo toma la palabra otra vez. De repente aparecen por la puerta del patio un par de punkis, con perfecta estética punki. Jairo traga saliva y sigue hablando. Nos interesamos por conocer a los recién llegados. Los que vienen de LaSalle College, nos dejan sus direcciones y se van. Flo con los chicos que casi llegaron al final, se quedan charlando de sus cosas.

Acordamos ensayos con Tomás. Toca acelerar. Pues sí, toca.

Estamos listas para ir a la Libélula. Jaime Becerras nos avisa que no tiene cómo llegar a Bogotá, entre el parón y el coche en el mecánico…Quedamos con él para la vuelta de Ibague.

4 recados y vamos a Rojoynegro para comentar con Carol y Leo los diseños de las sombras. Volvemos para las 15h. a esa hora Laura, Carlos, Forest y un amigo de Forest están ya con el tinto. Marieta y yo comemos. Los chicos hablan con Carlos hasta que les pedimos que nos cuenten, entonces se giran y nos explican lo que han venido a proponernos. Ni más ni menos, trabajar con un equipazo de gente mañosa y apañada.

CONTINUARÁ…

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