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Capítulo III: Eventos relevantes ocurridos antes del

grado de Mónica Giral

Golpeó tímidamente a la puerta del aula. Sin esperar

una respuesta, la abrió lo suficiente para poder asomarse. Entonces metió la cabeza y miró hacia el interior. Al fondo, sentado en el escritorio del maestro estaba la persona que iba a buscar. El movimiento de la puerta, y no el sonido de sus modestos golpes, hicieron que el profesor se fijara en él.

El niño pasó entonces caminando apresuradamente

y le mostró la pantalla de su portátil, el cual, hasta entonces llevaba plegado en sus manos.

El profesor se llamaba Guillermo, era ingeniero de

sistemas, una persona emprendedora y dedicada. Aparte de ser profesor, era propietario de una pequeña, pero muy rentable, empresa de software. Se habían conocido unos dos años atrás, un día en que Guillermo se despertó muy temprano, como lleno de una energía que lo cargaba de alegría y fuerza, se arregló poniendo interés en los más mínimos detalles, pues quería causar una buena impresión, y se dirigió a dictar su primera clase gratuita en un orfanato de caridad. La sala de sistemas había sido donada por una empresa de

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publicidad, la cual había concluido que sus computadoras ya estaban obsoletas y decidió cambiarlas, donando sus antiguos equipos a niños necesitados.

Cuando Guillermo entró al aula, estaba un pequeño

niño, que no aparentaba más de 10 años, corriendo de computador en computador como loco.

- ¿Qué estás haciendo? Preguntó Guillermo. Estaba embriagado por esa

sanción que se produce al saber que se está haciendo algo bueno con la vida.

- Estoy instalando Linux, porque los que donaron los computadores se quedaron con las licencias.

Después de esa primera impresión, ese pequeño

niño no recibiría nunca las mismas clases de los demás. La relación que tuvieron puede ser comparada con la de un maestro Jedy y su padawan, con la de un mentor y su aprendiz, y a veces la de jefe y empleado. Tan buena era la relación, que el portátil que llevaba en sus manos, Guillermo se lo había regalado para sus cumpleaños, el 11 de febrero, y aunque en ese entonces no era nuevo, era una máquina muy competente que le había quedado al terminar un proyecto. La máquina sólo se

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había usado unos cuantos meses para documentar un proceso. Guillermo al ver la pantalla del computador frunció el ceño, dejando ver la dificultad que tenía para analizar lo que estaba viendo. Salió del apuro con maestría.

- ¡Huy, cómo me vas a mostrar eso en este momento, estoy en clase! Además no veo ningún comentario. Recuerda que siempre debes comentar el código.

Era un código de unas 300 líneas. Mesclaba varias

aplicaciones construidas en diferentes lenguajes de programación, unas ya disponibles y de uso libre, otras programadas por el niño, las cuales eran lanzadas y controladas desde un script. Su finalidad era conectarse con cierta periodicidad a una lista de páginas web, descargar las fotos nuevas que se hubiesen subido desde el último ingreso, y utilizar un algoritmo, que se conseguía ya programado, para detectar rostros en una imagen y luego cotejarlos con otros de referencia. Si había coincidencia, el programa enviaba un correo electrónico informando.

- Ya está funcionando. - ¿Y entonces quieres que lo cuelgue en un

servidor?

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El niño respondió con una sonrisa.

- ¿Qué tanto internet consume? - No lo sé aun.

Llevaba unos cinco días escribiendo el programa y

por el cansancio que se veía en su rostro, se podía deducir que había dormido muy poco. El niño había diseñado y escrito el programa con la finalidad de buscar a su hermana Belén, de quien hacía 6 días no tenía ninguna noticia. Y aunque eso podía ser consecuencia de unas vacaciones inesperadas y en definitiva, justas, le preocupaba más la posibilidad de perderle el rastro otra vez.

Esa misma tarde el programa ya estaba corriendo en

un servidor de la empresa de Guillermo. Pero entonces, casi que de inmediato, perdió importancia. La razón fue un correo electrónico escrito por Jean que entró al correo de Belén, y que tenía la información suficiente para deducir que Belén había cambiado de vida a raíz del asesinato de Camila. El niño, quien tiempo atrás había podido conseguir la clave del correo de su hermana, se enteró entonces que ella se había retirado del mundo de la prostitución.

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“Porque después de todo he comprobado

que lo que tiene el árbol de florido vive de lo que tiene sepultado.

C.C.S” Cerró el libro quedando a su vista la tapa trasera,

luego lo giró, aprecio la tapa principal. Sentía un odio infinito por tan terrible novela. Era una estupidez. Se prometió a si mismo que si algún día escribía un libro, el protagonista se iba a quedar con la puta drogadicta desde el primer capítulo. Luego pensó que no había sido tan grande su pérdida, ya tenía como hacer el resumen para la clase de religión.

Un niño del camarote de al lado vino hasta el suyo y

le preguntó si ya lo había terminado. Se refería al libro. Necesitaba el ejemplar para comenzar con su lectura.

- ¿y qué tal?

Se lo entregó y le dijo que lo leyera él mismo. Ya

muchos lo habían terminado y por los pasillos del orfanato se hablaba muy bien de esa novela. Entonces no quiso hacer comentarios controversiales.

Su portátil, que permanecía cerrado a un lado de la

cama, fue abierto y se dispuso a realizar su penoso resumen de una vez por todas, y olvidar ese terrible instante de su vida lo antes posible. Eran las 21:00 horas

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aproximadamente. Hacía cuatro horas había estado actualizando su programa de búsqueda. Había insertado unas páginas web de periódicos regionales de muy poca difusión, dos portales de citas que estaban tomando fuerza y arregló un problema con la base de datos. Antes de abrir el procesador de palabras, revisó su correo electrónico.

Tenía en su bandeja de entrada un correo enviado

por su software. Lo abrió. Era una coincidencia con Camila. Había olvidado eliminarla de la búsqueda.

Se trataba de una nota publicada en uno de los

diarios regionales que acababa de introducir. Picó sobre el enlace y una nueva pestaña de su navegador se desplegó con la noticia. Rápidamente observó la foto que había originado la coincidencia, definitivamente era Camila. Entonces, y sin darse cuenta de lo extraña que era esa foto, comenzó a leer la noticia.

La nota decía que en el municipio de Puerto Llano,

en uno de los lotes baldíos destinados a uno de los proyectos de viviendas de interés social financiados por la gobernación, habían encontrado a la mujer de la foto, de quien aún se desconocía el nombre. La mujer fue encontrada completamente desnuda, parecía haber sido narcotizada y posteriormente violada. La policía la había llevado directamente al hospital, lugar donde los médicos le han realizado algunas pruebas y esperaban

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que se recuperara para poder hacerle una entrevista y avanzar en la investigación de lo ocurrido.

En ese momento se sintió confundido, y volvió a ver

la foto en donde aparecía Camila. Estaba en la cama de algún hospital, parecía estar alimentándose. Asombrado, sin entender nada, miró la fecha, y sintió un poco de alivio. La noticia había sido publicada siete días antes de la muerte de Camila. Unos instantes después, volvió a preocuparse. Revisó el historial de publicaciones de la página donde Camila y Belén solían publicitarse, y encontró dos publicaciones de ella el día anterior a la noticia, y tres el mismo día de la noticia.

Hizo un par de búsquedas más y salió a toda

velocidad. Antes de salir del cuarto, le dijo a un compañero que le echara un ojo al portátil. Se paró en la puerta del bloque 1b y preguntó por Daniel, necesitaba que le vendiera una llamada. Jorge, a diferencia de muchos compañeros, manejaba un poco de efectivo gracias a los trabajos que realizaba como freelancer para Guillermo.

Al otro lado del teléfono contestó un policía. Era

tarde pero las estaciones de policía contestan a cualquier hora. Jorge se identificó como un primo de la muchacha que habían encontrado en los baldíos. Le dijo que había visto la foto en el periódico y que quería saber cómo estaba. El policía dijo que la muchacha se había

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recuperado en el hospital. Al tercer día, aparecieron unos familiares que pagaron los gastos y se la llevaron. No estaba muy enterado del tema, pero la muchacha había salió con buena salud del hospital.

Al volver a su cuarto, ya tenía claro que era lo que

iba a hacer con ese asunto. Pero antes debía ver la foto de nuevo. Terminó por convencerse, aún más, que no podía existir un doble tan parecido en esta vida. Fue así que en los próximos tres días, aparte de escribir el resumen del libro, buscó toda la información relacionada. Averiguó todo sobre el corresponsal que escribió la noticia. Consiguió los teléfonos del hospital. Averiguó cual era el médico que estaba en urgencias en el momento que la policía remitió a la doble de Camila. Supo el nombre, en cual pudo constatar que era falso, de quien la sacó del hospital. Se dio una idea geográfica del lugar donde la habían encontrado, y todos los linderos del predio. Supo el nombre y número de placa de los agentes que atendieron el caso. Averiguó el estado del clima en ese lugar, en la noche en que supuestamente ella había sido violada. Consiguió el teléfono de dos vecinos del área donde fue encontrada. En fin, obtuvo datos y más datos. A veces se detenía en su recolecta de información para observar de nuevo la foto publicada en el periódico, entonces las ideas de que fuera otra persona se apagaban y volvía con más fuerza a retomar su investigación.

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Jorge estaba ya obsesionado con la investigación.

Había estudiado 17 asesinatos, de los cuales dos habían sido predichos con exactitud.

De cierta manera, Jorge tenía un trato preferencial

en el orfanato. La razón era que la directora, al igual que todos en la institución, sabía de su talento con los computadores, y había decidido retirarlo de clases que no le aportarían nada en lo que todos consideraban su vocación. Era por esta razón que Jorge no debía asistir a las clases libres que se realizaban los sábados. Clases como teatro, dibujo, arte, música, manualidades, taekwondo o futbol.

Ese sábado era el cumpleaños número veintiuno de

su hermana mayor. Jorge después de desayunar se instaló en el aula de

sistemas, en el escritorio del maestro. Era el monitor y tenía una copia de la llave.

Ese trabajo como monitor, no lo sólo lo distraía,

también le permitía pasar tiempo con su hermana Sara, instalada en el pabellón femenino. Por otro lado, ser monitor le permitió contacto femenino, llegando a tener un par de noviecitas durante sus monitorias. Las ventajas eran enormes, Jorge y Sara eran los empresarios de los mensajes de amor, las cartas

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secretas. Trabajaban por un jugo adicional en el almuerzo, una galleta más, una tarea que no querían hacer, por cualquier cosa que tuviera algo de valor. Esa empresa rápidamente los volvió millonarios, los millonarios del orfanato.

Situado entonces en la sala de informática, hizo una

conexión por escritorio remoto desde su portátil a un equipo en la misma sala que llevaba encendido toda la noche. Descubrió que en algún momento había fallado la descarga de la información. Eso era algo normal. Pensó entonces que era una falla del internet, pero estaba funcionando bien. Luego revisó la VPN, estaba funcionando. Intentó realizar una conexión manual, pero no funcionó. Pensó que de alguna manera estaban fallando los puertos que usaba para conectarse a través del servidor VPN gratuito. Entonces eliminó la conexión VPN e intentó conectarse desde su portátil directamente. Habían cambiado la clave. Se dio cuenta que había cometido un error enorme, ahora lo podrían ubicar fácilmente. Pero en últimas, qué podía pasar, era un servidor de la policía y cuando vieran el intento de acceso desde un orfanato, qué podrían hacer. Seguramente pensarían que también habrían usado de alguna forma esa IP como puente. Además la policía es de los objetivos preferidos de los hackers. Entonces se despreocupó y se puso a revisar el material que había podido descargar antes de ser cambiada la clave.

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La investigación estaba a cargo directamente de un General, el General Fonseca. Eso era demasiado raro. Ese tipo de cosas no las hacen los Generales. La policía, no es tan tonta como parece, pensó. Tenían documentado los casos de 13 desapariciones de prostitutas en los últimos meses, aunque no habían relacionado nada de nada. Estaba en pañales la investigación y había tanto material que era casi imposible que pudiesen seguir las pistas correctas. Pensó que la información que poseía la policía sobre el tema se había alcanzado a descargar por completo. Aparentemente lo ultimó que habían hecho era asignar unos recursos de infraestructura. Pero era como si de un momento a otro hubiesen dejado de investigar. Era eso o siguieron la investigación en otra plataforma. No había información al respecto.

Cuando comenzaba a mirar que los 13 casos

documentados estuvieran incluidos en los 17 que él había descubierto, escuchó sobre el pasillo una romería de gente. Eran compañeros del orfanato que caminaban como hormigas y hacían ruido que sonaba a murmullos inentendibles. Algo había pasado. Pero siguió en su tarea sin dar importancia.

Una media hora después, escuchó que una mujer

decía que era allí, y metió una llave en la puerta. Dos agentes uniformados de la policía entraron al Aula y tres personas de civil los siguieron. La puerta había sido

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abierta por una de las aseadoras. Todo ocurrió muy rápido, sin darle tiempo para cerrar las ventanas que tenía desplegadas. Los agentes miraban a todo lado, como si se negaran a creer que a quien venían a buscar era a ese niño que aparentaba unos 13 años. Una de las personas de civil se acercó y le preguntó si él estaba sólo. Jorge dijo que sí. Preguntó entonces que desde qué hora estaba allí. Obviamente Jorge respondió que acababa de llegar. Los otros dos civiles revisaban el cableado. Uno dijo en voz alta que un equipo estaba encendido. El técnico que se había acercado a Jorge le preguntó por lo que estaba haciendo, y espiando sobre la pantalla del portátil, pudo ver desplegada un acta de reunión con el formato de la policía.

Mientras Jorge salía del orfanato, podríamos decir

guiado y no capturado, otros dos uniformados de medicina legal entraban al orfanato. En la puerta se cruzaron. Los policías que salían le preguntaron a los que entraban por lo qué había ocurrido. Ellos contestaron que era un caso de suicidio. Entonces uno de los escoltas de Jorge les dijo que era raro, porque él tenía entendido que los niños no se suicidan. Contestaron que era más común de lo que se cree.

El General Fonseca, se había visto obligado a dar la

logística que habían solicitado las agencias para desarrollar la investigación. Estaba como director del caso, no por astucia de la Policía, que hubiese detectado

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la magnitud del problema, y asignara a alguien con el poder que tiene un General, sino porque dos congresistas con vínculos en el negocio de la prostitución, habían presionado al director de la Policía para que apoyaran en todo lo necesario a las agencias. Era así que hasta ese momento, Fonseca en realidad no sabía nada de nada. Pero durante esa tarde, sentado en la sala de su casa, y no en una fría sala de interrogatorios tipo película policiaca, escucharía de manera atenta al pequeño hacker y su historia. Quedó sorprendido de lo que estaba pasando.

Jorge al otro día fue devuelto al orfanato. En parte

porque el General se enteró de toda la calamidad que era la vida del muchacho. Jorge entonces abandonó la investigación de manera momentánea.

El incidente ya estaba olvidado. Jorge por cosas del

destino había logrado salir bien librado de todo este asunto. Su portátil, el cual le había sido retirado después del tema este de la policía, volvió a sus manos, así como las llaves del aula de sistemas y su trabajo como monitor. La razón para que le devolvieran sus cosas, fue una llamada que recibiera la directora del instituto. En la llamada un General de la Republica la felicitó por el buen trabajo con los muchachos, la incentivó a seguir realizando esa altruista función y le habló de la

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genialidad de Jorge, quien debía, para bien de la nación, incorporarse a la institución apenas cumpliera la mayoría de edad. La directora, que hasta entonces, había pensado que el incidente, era debido a una intromisión de Jorge a los sistemas de la Policía, fue corregida por el General, quien le afirmó que el niño había desarrollado un programa para comparar rostros en dos imágenes fotográficas, que el número de aplicaciones que podría tener esto en la policía era enorme.

A pesar de esta llamada, las felicitaciones y disculpas

por parte de la directora, Jorge no volvería nunca a ser el mismo. Perdió el deseo por las cosas que entonces le apasionaban. Ya no tenía una motivación. La entrada a la adolescencia lo transformó a una persona triste. Fue tratado por los psicólogos del instituto. Tímidamente, y con el tiempo, volvió poco a poco a tocar los computadores, pero ya no para programar o buscar a su hermana Belén, sino para escribir. Ya tampoco le apasionaba la investigación del misterio de las putas. Cayó presa de la poesía. Ahora leía largas horas en la biblioteca. Escribía cosas tristes que borraba una vez las terminaba. Caminaba sumido en pensamientos desgraciados. Comenzó a imaginar cómo hubiese sido su vida si su madre no hubiera desaparecido. Escribió, sobre ese tema, un cuento que terminó siendo del tamaño de una vida, y cuando lo terminó, lo borró de inmediato. Jorge llegó a ser el niño triste, con ideas de

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suicidio, que no hablaba con nadie. Era otro, igual que muchos en ese orfelinato. Era como si las sombras que habían poseído a Andrés Facuna1, también se hubieran apoderado de él, seguramente para evitar que continuara y descubriera lo que planeaban. O era solamente la nostalgia que produce la soledad.

Jorge terminó de leer una poesía. La poesía era la

única cosa hermosa que encontraba en su vida. Tomó el portátil y cuestionándose sobre lo que sería el amor, quiso entrar a navegar. La conexión no estaba activa. Hacía mucho tiempo que no funcionaba y él ni cuenta se había dado. Fue al aula de sistemas, buscó el enrutador inalámbrico que en otro tiempo le llevaba el internet desde el aula, hasta su camarote. Lo revisó. Había olvidado la clave de acceso, duró un buen rato intentando recordarla. Al final la recordó, pero ya no era. Alguien había metido el clip en el orificio que envía el dispositivo a la configuración de fábrica. Reconfiguró la red oculta, como antes, y volvió a su catre. Se sentó a navegar y se perdió un buen rato entre páginas y más páginas con vagas ideas sobre lo que era el amor. Pensó en la historia de las putas, recordó la historia de Renata Giral, quien no parecía una mujer necesitada de dinero, pero que había entrado en este mundo, seguramente por gusto. Renata venía de un hogar próspero, tuvo todo, o mejor, no le hizo falta nada, pero aun así, había llegado al lugar donde llegan muchas por necesidad.

1 Entiéndase en el capítulo perdido

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Recordó el correo electrónico que le había escrito previniéndola, ese correo y el que escribió también a su hermana. ¿Qué habrá sido de su hermana? ¿Cómo habrá sobrellevado la muerte de Renata? ¿Habrá intentado hacer algo para evitarlo? ¿Consideraría el correo que le escribí? ¿Se culpará por no haberlo considerado?

Duró un tiempo intentando encontrar el Facebook de Mónica Giral, sólo con la curiosidad de contestar estas preguntas. No lo pudo hacer. Entonces buscó todo lo relacionado con esa familia. Encontró notas de prensa, leyó noticias, conoció por fotos a su padre, su madre y a ella. Encontró también material reciente. Era una adolescente hermosa, igual que su hermana. Mónica era de pelo rubio, delgada, ojos claros, nariz respingada, si lo deseaba, fácilmente podía ser llegar a ser modelo famosa al igual que lo había sido su hermana.

El día 1556 antes de que se dieran su primer beso, quiso saludarla y entonces, le escribió de manera anónima un correo electrónico, a la misma cuenta que había hecho llegar el primer correo alertando sobre sus deducciones. Coincidió con el día de su cumpleaños 16. Jorge lo supo antes de escribir y entonces le envió una nota de felicitación. Mónica, aunque quiso, no pudo nunca contestar a ese email escrito desde una cuenta de correo inexistente.

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Al otro día, a las cinco de la mañana, una de las psicólogas, la que ejercía como orientadora profesional, fue a buscarlo muy preocupada a su catre.

- ¡Dios! Este muchacho no está listo, ni siquiera se ha despertado. ¿Dónde está la sudadera? En 15 minutos sale la Van, y no lo esperaran, son 6 muchachos que se presentan, ¿y usted que está haciendo? ¿Durmiendo?

Comenzaban los examines para el curso de

patrullero de la policía y Jorge lo había olvidado. El afán de la psicóloga fue un poco exagerado. A los 15 minutos, Jorge ya estaba bañado y de pie al lado de la Van, comía un rico sándwich que la psicóloga había preparado la noche anterior en su casa, con la finalidad que los muchachos no se fueran sin desayunar. La Van se retardo y no salieron sino hasta 30 minutos después. Los exámenes ese día serían los físicos y de conocimientos. En los dos cumplió sin problemas.

Al siguiente día se realizó el psicológico. Pero en

este examen fue rechazado. No hubiera entrado a la policía si no fuera por una llamada del general Fonseca al Coronel que comandaba la Escuela de formación.

- ¿Qué hubiese pasado sí Einstein presenta la

prueba psicológica para ingreso a la Policía? Pues

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que lo descabezamos. Que tal, un tipo con cara de loco, que no tiene ni idea de cómo peluquearse, con ideas raras y la cabeza metida en tonterías del espacio-tiempo, con ideas que van en contra de lo obvio, diciendo que la tierra es redonda, es un demente.

- Pero mi General el muchacho no es recomendado para usar un arma, las pruebas muestran que tiene tendencias suicidas.

- Pues si las pruebas dicen que no puede usar un arma de fuego, pues no usa un arma de fuego. ¿Usted cree que en las guerras del futuro se va a usar mucho plomo? ¿usted cree que todos los ladrones salen a asaltar por las calles? Sí lo creé, debería retirarse ya mismo de la institución, porque estos años no le han servido para nada. Ese muchacho con un computador en la mano hace más que 200 con fusiles, granadas, y un tanque. No quiero decirle nada más, es orden, me acepta a ese muchacho.

- Como ordene mi General.

El General Fonseca siguió a Jorge hasta el baño. Era el día

que se graduaba como patrullero. Mientras Jorge orinaba despreocupadamente en uno de los cubículos, el General entró al baño, dándole la orden a un patrullero que estaba

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saliendo que no permitiera que nadie más entrara. Luego se acomodó en un cubículo a la izquierda del de Jorge.

- ¿ya sabe para dónde salió trasladado? - Mi General…

Intentó ponerse firme, pero la situación no se la ponía

fácil. Descubrió que no tenía ni idea como saludar a un superior en el orinal de al lado.

- Sí, señor, salí para la división de crímenes informáticos. - Esa información es incorrecta. Mañana a las 600 horas

se debe presentar en mi oficina. Usted salió trasladado para mi despacho. Quedó a mi cargo.

- Como ordene Jorge ya había terminado de orinar, pero esperaba a que el General terminará.

- Necesito que retome ese tema de las prostitutas. - Pero mi General, hace más de cinco años que no pasa

nada con ese asunto. - ¡Yo no llegué a General por bruto!

Tocó con su mano libre los dos soles sobre su hombro. Y

siguió diciendo.

- Muchacho, yo seguí por mi lado con la investigación, durante este tiempo pude ubicar a tres de las

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prostitutas muertas, y están muy vivitas, como usted afirmaba. Las vengo monitoreando y no les he perdido el rastro. Mire Vanegas, este asunto sólo lo sabemos completo usted y yo, y yo tengo 15363 cosas que hacer cada día. De ahora en adelante este tema queda a su cargo.

- Como ordene

El General terminó, dio media vuelta, fue a los lavamanos, lavó sus manos con agua y jabón, secó sus manos debajo de la máquina de aire caliente y salió sin despedirse del muchacho. El general ya se había ido. El centinela de la puerta abordó a Jorge mientras este secaba sus manos.

- ¿Qué pasó? ¿Qué le dijo mí General? - Que mañana me tengo que presentar al despacho de

él. Que cambió mi traslado, ahora estoy a sus órdenes. - Eso es muy bueno. Seguro quiere que le lea los

mensajes del Facebook de la esposa. Yo salí para la estación de la comuna de Los Gigantes. Eso es peligroso por allá. ¿y sus vacaciones?

- Parece que ya no voy a tener vacaciones. - ¡huy! Eso es lo malo.

Al otro día a las seis de la mañana, Jorge entró en el

despacho del General. No había nadie en la recepción, así que se acercó a la puerta de madera que la oficina y dio tres

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toques secos. Escuchó el grito del General diciéndole que siguiera.

- Mi General, buenos días - ¿Usted que hace aquí tan temprano? - Mi General son las 600 horas, usted me citó. - Nada Vanegas. ¿Piensa usted ponerme a buscar el

material que le tengo que dar? Ese archivo es una locura, todo patas arriba, parece obra del mismo demonio. Nada, piérdase de acá, vuelva a las 800 horas cuando Rosita llegue.

Ya cuando Jorge iba saliendo, el general agregó.

- Vanegas, mejor que sea a las 900 horas, ese señora

siempre llega tarde.

A las 800 horas, como por si de pronto, Jorge entró al despacho nuevamente, ya había una mujer en la recepción.

- ¿Doña Rosita? - Hola, mi nombre es Janeth, pero el General no se ha

podido aprender mi nombre, y eso que llevamos trabajando dos años. ¿Usted es Vanegas?

- Si señora - Sígame.

Tomó unas llaves que tenía sobre el escritorio, se levantó

de su silla y se dirigió a un gabinete metálico que estaba a

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unos dos metros. Lo abrió. Era un gabinete de cinco pisos, repleto de carpetas, todas etiquetadas y divididas por secciones. Todo en perfecto orden.

- ¿Este es el archivo de mi General? - Si. - ¿No tiene otro archivo? - No, para nada, este es el único que tiene. - Pensé que iba a ser más grande. - No.

La mujer sacó entonces una carpeta que duró en ubicar

cinco segundos. Luego miró un índice en orden alfabético, otros 10 segundos, y fue directo a la página correcta. La carpeta no era de documentos, era una carpeta de CDs. Tomó un CD y salió hacia su escritorio. La mujer dijo:

- Pásame el CD. - ¿Cuál CD? Usted lo lleva en la mano.

La mujer lo miró con cara de que no era bueno hacer ese

tipo de bromas. Lo hiso sentir mal. Y ahora dijo. - ¿Entonces donde quiere que le copie la información? - No, él general no me dijo nada de traer un CD. - Vanegas, nosotros no tenemos CDs vírgenes, vallase y

venga cuando tenga un CD donde pueda grabar la información.

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Las últimas palabras habían sonado duras y agresivas. Vanegas salió sin decir una palabra, cuando ya había dado dos pasos por fuera del despacho y había salido del campo visual de Janeth, se detuvo y dio dos pasos hacia atrás, caminando sobre sus huellas.

- ¿No le sirve una Memoria USB?

Dijo desde el marco de la puerta. La mujer lo miró de mala gana, y estiró la mano para recibirla.

La información que estaba en el archivo digital eran informes esporádicos de labores de inteligencia sobre tres mujeres extrañas. Las tres parecían enclaustradas en propiedades de lujo por voluntad propia. Se desconocía que estaban haciendo en el interior de la vivienda. Uno de los informes aseguraba que una de las mujeres llevaba al menos dos años sin salir de la casa.

Una semana después de estar leyendo los informes, y

una vez terminó con esta tarea, Jorge llamó a la estación de policía del pueblo más cercano donde se encontraba enclaustrada una de las mujeres, y anunció que se presentaría en unos quince días, necesitaba el apoyo del agente que había redactado el último informe.

Jorge llegó en la motocicleta que acababa de comprar,

la misma destartalada que llevaba el día que quiso hacerse

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pasar por un mensajero cualquiera. Se presentó entonces en la estación e hizo que le ubicaran al agente de inteligencia.

Se pararon un rato al frente de la casa.

- ¿A quién pertenece la propiedad? - La casa es de unas personas que viven en la capital. La

casa está alquilada a través de una firma inmobiliaria y desconocemos a quien esta alquilada.

- Me imagino que llegar a esa información requiere solicitarla por medio de orden de un Juez.

- Exactamente. - Que información han podido extraer de la mujer que

cuida la casa. - La misma que está en el informe. Una mujer adentro

está enclaustrada, encerrada en su cuarto en el segundo piso, sale solo para comer, pero lo hace en la noche, cuando la señora del aseo ya no está.

- ¿Quién le paga el sueldo a la mujer? - Está contratada a través de una firma de limpieza.

También, necesitaríamos una orden para obtener la información de quien contrató a la firma.

- Ok… ¿Que saben de lo que realiza la mujer en el cuarto?

- Nada. Absolutamente Nada. - ¿Y de dónde sale el dinero para el mantenimiento de

la casa y la alimentación de la enclaustrada, los servicios de luz y esas cosas?

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- Todo lo pagan desde la capital, creemos que la misma firma inmobiliaria se encarga de eso. En el tema de la comida, un tendero del pueblo semanalmente, el lunes en la mañana, viene y entrega la comida. La plata se la consignan desde la capital.

- ¿En qué banco y sucursal le consignan el dinero? ¿quién lo contrató?

- No, eso no lo hemos averiguado. Y lo contrataron por teléfono, le pidieron la cuenta bancaria y le consignan el dinero. Lo llaman cada ocho días de un número internacional a preguntar de cuánto debe ser la consignación.

- ¿usted ha entrado a la casa? - No, no señor.

Jorge tomó su teléfono y abrió una aplicación de un

softphone. Llamó a un teléfono que ya tenía guardado.

- Buenos días doña María, vea, la estoy llamando del colegio departamental, su hijo se cayó durante el recreo, no es muy grave, ya está bien, sólo que sería bueno que viniera a recogerlo porque el doctor recomendó que tuviera reposo.

A los tres minutos, la señora que atendía la casa, salió afanada. Jorge entonces le entregó su morral a su compañero y trepó la tapia. Parecía como si ya lo hubiera hecho 100 o 200 veces antes. Sólo pidió un apoyo inicial del otro agente que colocó sus manos unidas en forma de

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soporte y luego prestó el hombro. El agente se sorprendió. Cinco segundos después, Jorge abrió la puerta principal. La mujer en su afán había olvidado pasar el seguro.

Era una casa típica con patio y piscina en el patio. Fácil de

acceder saltando el muro. El agente lo siguió. Una vez adentro, Jorge le dijo en voz baja que se quedara en la primera planta, quería que fotografiara absolutamente todo, y subió al segundo piso.

Allí, solamente había tres puertas, las cuales,

seguramente serían de dos habitaciones y un baño. Giró la perilla de la primera puerta, encontró resistencia. Las otras dos puertas pudieron ser abiertas sin problema. Eran, en efecto, un baño y una habitación, tal como él lo predijo.

Se tiró al suelo y miró por debajo de la puerta que no

pudo ser abierta. Al otro lado se veía la luz del día. Entonces pensó que su plan iba a funcionar. Sacó rápidamente del morral, el cual ya le había sido devuelto, un pequeño notebook. Buscó en la parte frontal de la maleta una cámara web, por la cual había tenido que retardar la visita a las enclaustradas, pues debió comprarla por internet y el pedido se demoró una semana más de lo que Amazon había prometido. La conectó al pc, abrió un programa y pudo ver lo que veía la cámara. Esta cámara estaba en la punta de una manguera metálica que daba una buena rigidez y podía ser manipulada de tal manera que adquiriera la forma que deseara. El diámetro de la manguera era de 5 milímetros, una

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verdadera obra de arte para cualquier espía. Insertó la cámara por el espacio entre la puerta y el piso. Lo hizo con mucho cuidado para no hacer ruido. Observó al otro lado. Sobre una cama, una mujer.

La mujer estaba en posición de meditación, no se movía,

parecía como si no respirara. La veía de perfil y el pelo le tapaba más de la mitad del rostro. No podía saber de quien se trataba. De pronto un ruido en la planta baja, él se alertó pero se tranquilizó al ver que la mujer no tuvo ningún reflejo. Pareció que ni siquiera hubiese notado el ruido. Entonces y arriesgando la operación, dio un fuerte golpe sobre el piso con la palma de su mano. En ese momento seguía tirado en el suelo. Nada, la mujer inmutable, sin reaccionar, sin escuchar.

El otro agente subió las escaleras y encontró a su

compañero mirando en el interior del cuarto. De un momento a otro y casi que matando a su compañero del susto, se puso de pie en una fracción de segundo. Ya tenía la información que podía obtener, sacó la cámara, plegó la notebook y guardó ambas cosas en su maleta. Salieron de la casa por la puerta como si nada. Ya en la calle, caminaron hasta la esquina donde estaban sus motocicletas. Mientras se ponía el casco de su moto, Jorge le dijo.

- Necesito que me consigas copia de la llave de por lo

menos, la puerta principal. A penas la tengas, espero una llamada.

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- Muy bien.

Se despidieron y Jorge tomó rumbo de retorno a la capital. El agente, le hubiese mandado al carajo si no supiera que era una investigación ordenada directamente por el General Fonseca, ya que quien le pedía copia de la llave, de esa forma tan mandona, era de un rango muy inferior al suyo.

Quince días después de su primera visita, terminó con la última. Entonces desde un hotel en medio de la carretera envió por correo al General Fonseca un archivo pdf de 1400 hojas que contenía el informe de sus primeras impresiones. El General al ver el correo comenzó a gritar el nombre de Margarita. Janeth se asomó a la puerta preguntándose para qué habría mandado instalar los intercomunicadores.

- Margarita, ¿Cómo es la clave que Vanegas le iba a

poner para proteger los informes? - Es mi nombre en minúsculas, General. - ¡Ya lo sé, pero no funciona! Entonces Janeth entró, se acercó al computador y con el

permiso del General, que le había dado el espacio para que pudiera asumir el mando del teclado. Escribió “janeth” y el extenso pdf se abrió. El General al ver el número de hojas entró en pánico. La verdad es que el informe sólo contenía unas 50 páginas escritas, el restante era fotografías de las casas y las mujeres.

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En la primera hoja estaba el título “conclusión”, puesto de esta forma para que el General, hombre ocupado, no tuviera que leer todo el documento. Ese título era seguido de una sola línea que decía:

Las mujeres están orando

Por alguna extraña razón, el General se sintió complacido con leer únicamente esa línea y cerró el informe ipso facto, sin leer nada más.

- Margarita

Volvío a gritar.

- Señor. - ¿Dónde está Vanegas? - Creo que en la costa. - En que se fue. - En la motocicleta de él, mi General.

El General quedó pensando un rato. Luego Janeth agregó.

- No ha querido pedir pasajes, a todo lado se va en ese aparato.

- Tenemos que entenderlo, el pobre pasó muchos años como un preso en ese orfelinato. Supongo que ahora se siente libre y quiere vivir.

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En efecto, Jorge disfrutaba viajar por las carreteras, detenerse en cualquier lado, robar una naranja de un árbol en una finca desconocida o simplemente ver el paisaje, y seguir su viaje. Disfrutaba la sensación de libertad. Por primera vez en su vida se sentía bien.

Jorge viajaba a lo que daba su vehículo por la autopista

rumbo a la capital. Tenía mucho trabajo y tendría que hacer una lista de chequeo y anotar unas ideas que había pensado durante el viaje. Ante sus ojos apareció un gran letrero de desvió, anunciaba una derivación de la carretera hacia la ciudad donde Camila había muerto. No dudó ni un instante en tomarla.

Esa noche la debió pasar en un hotel en la carretera,

parecía en la mitad de la nada. Pero donde el internet era exageradamente rápido. Desde allí, se dio a la tarea de averiguar por Hernando, un investigador privado que podía tener información adicional que le serviría. Era él quien había investigado inicialmente el asesinato de Camila y La Morocha.

Logró ubicarlo, se encontraba en la cárcel distrital del

Guricó. Había sido condenado por concierto para delinquir, debido a un plan para recuperar un cargamento de cocaína que el Ejército le había quitado a los paramilitares. Le faltaban seis meses para cumplir condena.

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Cuanto Hernando pasó a la sala de visitas, no tenia de idea quien era ese Joven que lo veía con una sonrisa en el rostro.

- ¿Hernando? - Si, ¿y usted es? - Mi nombre es Jorge Vanegas, usted a mí no me

conoce, pero en alguna oportunidad cruzamos información.

Hernando pareció interesarse por la conversación.

- Y eso, ¿cuándo fue? - Yo fui quien le envió en correo con la información del

asesinato de La Morocha.

Hernando quedó un poco desconcertado, pero no porque no se acordara, sino porque supuso que quien le hablaba debía ser un niño en ese entonces.

- ¿Cuántos años tenías entonces? - Catorce. - Ósea que eres un genio de los computadores. - No. Siento que ese tema de las muertes de las

prostitutas ha estado presente por siempre. - Después me tiene que explicar cómo me envió ese

mensaje en el Facebook. - Era un error de seguridad que ya arreglaron, ignoro si

ahora se puede hacer algo igual.

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- Ósea que eres un hacker. - Yo creo que eso de los hacker es un mito, como las

brujas y los duendes. - ¡hay papá! No crea en brujas y verá que aparece con

chupados en las... Los dos soltaron la risa. Se habían caído bien.

- Hernando, tengo un problema, estoy investigando aun el tema de la muerte de las prostitutas y he llegado a un callejón sin salida. ¿Usted tiene información adicional que me pueda servir?

- ¡Huy! Pero yo no sé qué información tiene usted.

Había llegado la conversación a un punto donde Hernando podía extraer información sin entregar nada. Pero Hernando, que era un hombre astuto, notó que la pausa que había ocurrido era debido a que su visitante estaba ponderando hasta donde podía soltar. Y antes de darle tiempo a realizar la correspondiente valoración, continuo diciendo.

- A mí no me sirve de nada lo que sé. Y tampoco es que

sepa mucho, es posible que lo que sepa también lo sepa usted. Entonces… a ver…

Soltó como un arranque de riza que contuvo

- Estamos ante cosas del demonio, eso está claro.

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Hizo una pausa como para organizar sus ideas y saber por

dónde debía empezar y dijo:

- ¿Usted sabe lo ocurrido al bloque norte de las autodefensas, a los paras?

- No, no tengo ni idea, no tengo nada relacionado con los paramilitares en mi investigación.

- Entonces esto lo va a destrabar. Esa fecha la tengo clara, no soy bueno para las fechas, pero esa me la gravé. Ocurrió el 16 de agosto de 2004. ¿Cuánto tiempo tenemos para la visita?

- No sé, creo que hasta que terminemos. Entonces Hernando lo miró preocupado.

- ¿Para quién trabaja? - Soy policía y además soy hermano de Belén, y por eso

estoy al frente de todo esto. - ¿Belén? - Si, Belén era la compañera de apartamento de Camila,

la primera escort que investigaste. - ¡Ahora si entiendo todo! Ya quedo más tranquilo. Pero

igual, es muy raro que un policía quiera investigar esto.

Jorge ya sabía lo que Hernando estaba haciendo con él, estaba soltando información a cambio de información. Parecía que él tenía el sartén por el mango. Le había picado

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un poco la lengua y ahora ya lo tenía en su poder. Jorge pensó que ya estaba capturado por la astucia de ese hombre y decidió caer.

- Vea Hernando, usted dijo que estamos ante cosas del

demonio. Y he comenzado a creer que tiene razón. La verdad estamos ante cosas muy raras, esas mujeres estaban vivas antes de morir.

Hizo una pausa al notar la estupidez que acababa de decir

y rápidamente corrigió.

- Mejor dicho, estaban en dos lugares al mismo tiempo. cuando murieron estaban en el lugar del crimen y había una doble en otro lado. Murieron pero la doble todavía está con vida.

Hernando se levantó eufórico. Dio una palmada con sus

manos sobre su cabeza y gritó que lo sabía. El guardia de turno se alertó, pero rápidamente descansó al notar que era un gesto de alegría y no de furia.

- Bueno, Mi querido Jorge. Lo que usted me acaba de

decir está respaldado por algo que ocurrió al bloque norte de las autodefensas. Ese día, el 16 de agosto de 2004, un para encontró una mujer empelota, desnuda, como Dios la trajo al mundo, tirada en un potrero en la mitad de la nada. La mujer estaba dormida, y el para, como todos son unos ampones, llamó a su

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compañero, le entregó su fusil y se le fue encima. Obviamente la iba a violar. Nada más fue que ese muchacho le pusiera una mano encima e intentara dominarla para que la hembra despertara. Y en medio de los primeros forcejeos esta cosa, o mujer, mató con suprema facilidad a su violador. El compañero alertó por radio a los compañeros en el área. Qué se yo, a 500 metros, o menos. Cuando llegaron, los dos paras estaban muertos. La mujer no se había desplazado mucho, estaba a unos 80 metros, cruzando una cerca rumbo a la carretera, seguía desnuda, así que la orden fue que la detuvieran. Aún no sabían que ella había sido, pues la información por radio sólo había dado una alerta. La cosa fue que el primero que llegó a detenerla vio que se le abalanzó un fiero animal encima. Lo destripó sin garras y arrancó su garganta a mordiscos. Esto en segundos. Los demás abrieron fuego, pero las balas entraban y no la herían. La mujer en vez de huir se fue encima de ellos y terminó matando a 22. Ósea, los 3 primeros y 19 más. A la final, lograron capturarla. Tenía al menos 49 impactos de fusil, por todo lado, en su cabeza, manos, piernas, estomago. Directamente en el corazón y nada. Nada la mataba. Eso es raro, pero esta gente cree en la brujería y se hacen rezos y todo eso para que las balas no los toquen. El comandante dio la orden que la amarraran

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y luego la quemaran. ¿Qué pasó?, pues que el fuego quemó los lazos y este animal se escapó. Otra vez, mató como a otros cinco antes que la lograran atrapar. A mí me llegó una foto de la mujer atada, antes que la metieran al fuego. El rostro era irreconocible por los impactos de balas. Aun así tenía un tatuaje particular, era el rostro de un niño. Como un bebe, tal vez su hijo, en su gemelo derecho… Adivine.

Jorge iba a decir algo y él lo interrumpió.

- No, pues que ese tatuaje, también se lo había hecho una puta en la capital. Fue muy fácil saber eso. Pues envíe a no de los de inteligencia de las autodefensas a que fuera a la plaza del tatuaje y averiguara si algún tatuador lo había hecho. Resulta que por el arte, esos locos se conocen. Lo enviaron con el tatuador directamente. Se le dieron unos pesos y nos dijo que el tatuaje era el hermanito menor de la mujer. ¿Qué? No era el hijo. Ninguna de las putas asesinadas tenía hijos. Eso era rarísimo. El 90% de las putas tienen hijos.

Hizo un silencio como si la historia hubiese terminado.

Jorge intervino - ¿qué pasó con la mujer? - La ahogaron - ¿y murió?

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- Si

Se reclino en su silla como símbolo de haber terminado. Jorge hizo lo mismo.

- ¿Tienes cigarrillos? - No, no fumo. - Es una lástima. Déjeme su número telefónico, cuando

salga de aquí lo llamo. Y la próxima vez que vaya a visitar a un preso, así el preso no fume, lleve cigarrillos. Los cigarrillos aquí son como los chocolates en cuba. Puedes obtener lo que sea.

Jorge regresó a La Capital. Tenía una tarea muy grande.

Ahora debía dedicar su esfuerzo a averiguar quién había arrendado las casas, de donde salían los sueldos de las empleadas y el dinero para la manutención de las monjas de claustro. Y tal vez, ya que la inmobiliaria era la misma para sus tres niñas, podía averiguar dónde estaban sus otras 14 chicas, que ahora sabía, eran peligrosas.

Lo siguiente en la investigación fue intentar obtener

información de la empresa que contrató a las tres mujeres que cuidaban las casas. Se trataba de la compañía más grande de ese negocio en el país. Una empresa con personal que oscilaba entre los 50.000 y 70.000 empleados. Estaba en el mercado desde hacía más de 25 años y tenía acciones en la bolsa. La compañía era tan grande que producía ella misma

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los detergentes, jabones, escobas y cuanto utensilio era necesario en las labores de limpieza, cosas que también había posicionado en el mercado nacional y se podían comprar en supermercados y tiendas. En el tema de seguridad informática, esta empresa tenía unos protocolos muy bien diseñados que hacían imposible logar infiltrarla. La razón para la paranoia de la empresa en el tema de seguridad informática era las cientos de pequeñas empresas que competían en licitaciones con ella. Era así que evitaban con todos sus recursos que la información de sus clientes, lo que cobraban a ellos, los proyectos en los que iban a licitar y en general, cualquiera de su información, callera en manos de sus competidores. Jorge duró una semana estudiando a la compañía y al final desistió de su intento de hackeo.

La siguiente empresa en la lista era la firma inmobiliaria

que tenía a su cargo las casas. En este caso, se trataba de una compañía pequeña, con sede administrativa en una casa en un sector comercial de la capital. Jorge consiguió el apoyo de uno de los cientos de taxis que tenía el ministerio de defensa, rodando por las calles en tareas de inteligencia. Pararon al frente de la empresa. Ubicó su antenita del modem Wi-Fi de 1 Watt y se puso a escanear, desde la distribución de Linux diseñada para hacking, las redes inalámbricas. La red de la empresa estaba protegida con WPA2-PSK y le resultaba casi imposible averiguar la clave. Así que dejó corriendo un ataque de diccionario y se puso a escribir posibles claves y combinaciones de palabras relacionadas con la empresa, para intentar más tarde. Cuando el portátil ya se estaba

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quedando sin batería, le entregó un inversor a su chofer y siguió en su tarea. Al final del día no había logrado nada. Era algo ridículo lo que estaba haciendo. Miró por el espejo retrovisor a su chofer que llevaba horas manteniendo una conversación erótica de chat desde su teléfono, parecía no tener ningún tipo de afán. Pensó que cualquier teléfono móvil de los empleados de la empresa podía tener la clave del Wi-Fi, era cuestión de robar uno y luego sacarla. ¿Qué tal que consiguiera la clave y fuera una red aparte? Estaba enfrascado en esto cuando vio entrar a la empresa a alguien que ya conocía. Y no era que conociera muchas personas. Esta persona era una mujer rubia, delgada y elegante. No logró recordar quien era. Al final del día, y cuando ya se sentía agotado, le dio la orden al chofer de llevarlo a su casa. Debía descansar.

Allí, tirado en la cama no paraba de pensar como hackear

y entrar al sistema de la empresa. Como entrar y saber quién tenía rentadas esas casas. Una orden judicial era la solución y aunque no era difícil conseguirla, eso podría alertar a los… pensó que ni siquiera se podía hablar de criminales.

Como un flash llegó a su cabeza que la rubia era la misma

Mónica Rigal. Buscó fotografías y si, era ella. Ese fue el final de la coincidencia. La sonrisa, se la daría

más adelante, el día del grado. Recordemos que esas son las dos condiciones necesarias para que un hombre se enamore.

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Buscó el programa que había hecho a modo de ejercicio en una de las clases de sistemas, mientras estaba haciendo el curso de patrullero de la Policía. Si, el puerto y todo seguía corriendo en el servidor de la escuela. Abrió su programa, probó que funcionara bien. Había sido construido con la intención de que la otra persona pensara que era solamente un programa para chatear. Pero en realidad era un sistema capaz de controlar el ratón y el teclado del computador de la persona que lo instalaba. La victima solo veía una ventana donde se introducían y desplegaban mensajes. En el otro lado, el pirata tenía dos ventanas, una para chatear y otra para enviar órdenes. De hecho, podía enviar secuencias al teclado como

CRTL+ESC ncpa.cpl ENTER TAB(4) ENTER TAB(2) ENTER Y mágicamente se desconectaba el equipo de internet.

Podía hacer innumerables cosas con esto. Había sido escrito en Python, con uso de la librería pyautogui, y hacerlo no le había llevado más de cuatro horas.

Estaba por llegar la media noche. Le escribió un correo

electrónico a Mónica, presionándola para que instalara el

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programa. La finalidad no era hackear a Mónica, solo conocer la relación que tenía con esa empresa y tal vez ella lo podría conducir a la información que el necesitaba. Pero, otra vez, por cosas de la vida y sin querer, acertó con sus cumpleaños. En esta oportunidad se dio cuenta después de enviar el correo.

Cuando comenzó a chatear no esperaba que ella, logrará

sensibilizarlo tanto. Descubrió que la muerte de su hermana, la había afectado de manera fuerte. Se sintió obligado a contarle todo, pero esta vez, a diferencia de lo que pasó con Hernando, todo fue todo. Y lo hizo con tranquilidad. Ella también era una víctima. En el fondo, Jorge necesitaba eso, una persona en quien confiar. Alguien que lo entendiera. Se volvieron amigos, socios y con el tiempo se enamoraron. La ayuda con el acceso a la información de la empresa fue sólo la primera ayuda que Mónica le brindara. Se sentía vivo cuando charlaba con ella.

Al principio para Mónica fue difícil creer esa historia, lo

obligó a mostrarle pruebas. Fue así que en la ventanita del chat se escribieron

- …: Ok, dime que browser usas - Mónica: Tu eres el hacker no? - …: puedo probarlos todos, pero es más rápido si me lo

dices, y los hackers no existen - Mónica: Netscape…

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- …: no, en serio, eso dejó de funcionar el 29 de agosto de 1991

- Mónica: jajajaja, eso es una falacia, si fuera así, x q lo conozco?

- Mónica: Deberías ponerle unos emoticones a esto - …: no en serio - Mónica: Ok, Ok, es chrome

y entonces Jorge envió la secuencia

CTRL+ESC chrome ENTER http://novelasycuentos.com/expedientegiral ENTER2

Y ante los ojos de Mónica se desplegó toda la información referente al expediente de la muerte de su hermana. Con esa información y otra que Jorge le entregó, Mónica comenzó a creer en la historia que la ventanita le contaba. En los días siguientes, Mónica pudo darle el acceso que necesitaba a la información de la empresa. Era sencillo, su familia era la dueña. Su padre tenía el 33% de la empresa. El otro porcentaje era de sus dos tíos.

2 Todo lector debería analizar este código

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Esas casas estaban arrendadas por la misma persona. Un anciano indigente de 85 años. No era más que un cebo. De todos modos, y por si las dudas, un seguimiento fue ordenado por el General Fonseca. Al final, el anciano no tenía ni donde caerse muerto y estaba medio loco.

A pesar de que no capturaron a nadie, este fue el más grande de los éxitos que hasta el momento Jorge había logrado. En total 51 predios, todas casas de lujo en diferentes lugares del país, estaban alquilados por la misma persona. Y todas y cada una de ellas, tenía una enclaustrada adentro. La parte de la historia que continúa, es, tal vez, una de las más difíciles de narrar. Lo más conveniente es pasarla por encima y explicarla más adelante.

El General Fonseca llamó preocupado a Jorge. La noticia que le tenía que dar, no le iba a gustar. Pero el deber es el deber, en el servicio si debes morir debes morir. Si tienes que alejarte de lo que te queda de familia, lo tienes que hacer. Hay cosas que sencillamente tienen que hacerse y más cuando la vida nos obliga. Prometo que la muerte de Jorge, muerte únicamente para sus hermanas, es lo único que en esta novela tiene algo de sentido. Y también prometo, que no terminaras este libro sin saber porque Jorge murió. Él día de su entierro, Jorge anduvo por el lugar, miró desde la distancia a su hermana Belén, hacia tanto que no la veía. Su dolor era enorme. Tener que alejarse ahora, estando

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por fin tan cerca. Tanto tiempo que la buscó y sólo había aparecido para su entierro. Pero se prometió que cuando todo esto acabara, de nuevo la buscaría, a ella y a Sara. Y se prometió también que entonces, serian felices. A veces iba a visitarlas, las veía y ellas no lo veían, oculto detrás de algo, de un muro de cemento, oraba a ese Dios amoroso por ellas, por su bienestar. Soñó y las vio juntas, felices, al lado de hombres que las amaban y las cuidaban. Al lado de sus hijos.

Cayó en una depresión que sólo el General, quien en definitiva se había convertido en el padre que siempre quiso tener, y Mónica, la amiga ideal, podían calmar. Jorge se apoyó en Mónica, quien llegó a conocer toda su vida y las razones para su tristeza. Si no hubiese sido por ella, y por el enorme trabajo que tenía por delante, se hubiese suicidado de verdad.

Jorge investigó las 48 restantes propiedades una a una.

Para hacerlo, lo primero en su plan fue comprar un libro sobre el problema del agente viajero. Como en la mitad del libro y viendo que su problema era una mierda, lo cerró y se dijo así mismo que visitar 48 lugares no podía ser tan difícil. Decidió tomar carretera e ir improvisando.

Se hacía pasar por funcionario de la alcaldía, llegaba a

las casas y entrevistaba a la mujer que había sido contratada para preparar la comida y arreglar la casa. De ese extenuante

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trabajo, no obtuvo nada nuevo. Sólo la temible conclusión que detrás de todo esto había una extraña organización, un grupo de al menos 10 personas que estaban dedicadas a mover los hilos de la logística del misterio.

Jorge investigó cada detalle. Las llamadas de números

internacionales que recibían los tenderos que llevaban el mercado a las tres primeras enclaustradas (que era de quienes tenía más información), provenían de proveedores de telefonía IP y en definitiva podían originarse en cualquier lugar. Los mismos proveedores que el usaba para llamar desde su softphone. Logró poner cámaras en algunas casas de las enclaustradas. Eso condujo a identificar plenamente a algunas mujeres. Estudio sus hábitos. Todas en definitiva eran vegetarianas pero esto, era algo que ya sabía desde que leyó la dieta que los tenderos les proporcionaban. Entonces leyó cosas sobre los vegetarianos. Ubicó y entrevistó a uno de los paramilitares que estuvo presente en la loca historia de Hernando de la fiera mujer que mató a 27 en un solo día. Obtuvo más detalles que le sirvieron para convencerse que ese tema, tenía que ver con el demonio. Buscó casos similares en otros países y no encontró nada. Ubicó a la prostituta con el rostro de su hermanito tatuado en el gemelo. Estaba viva, no era sospechosa de nada.

Una estrategia definitiva que le sirvió para destrabar su

investigación, provino de los giros a los tenderos.

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Las consignaciones a los tres tenderos investigados, se realizaban en diferentes días, desde sucursales de diferentes bancos, regadas por toda la ciudad. Pero había un patrón, existía una distribución de probabilidad mayor hacia una zona específica de la ciudad. Así que con apoyo de otros detectives, tomaron miles de fotografías a las salidas de los bancos. Luego filtraron por el origen de la consignación y la hora y fecha que fue hecha y entonces, quienes realizaban las consignaciones fueron descubiertos. Era personal de una empresa de mensajería.

Jorge logró infiltrar la empresa, con el apoyo otra vez de

Mónica, quien logró mover influencias para infiltrarse y realizar una pasantía en esa empresa. Su papá nunca entendió ese capricho. ¿Por qué quería trabajar en esa empresa? de tantas de mensajería que había en la ciudad. ¿Por qué debía ser esa? ¿Por qué de un momento a otro le interesaban los envíos? Al final, logró entrar y no duró más de quince días. Luego de que obtuvo lo que quería, se reportó con una enfermedad grave y no volvió. Para su papá fue un acto de una niña caprichosa, encantadora, pero caprichosa.

Jorge analizó la información, tenía el leve

presentimiento que no iba a encontrar nada. Pero fue diferente. Las consignaciones eran ordenadas por una empresa de transporte llamada RUTAS S.A. Cuando le dijo ese nombre a Mónica, inmediatamente y sin dudarlo le dijo que esa empresa pertenecía de nuevo a su familia. Entonces

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colocó en la lista de sospechosos a toda la familia Giral. Cuando escribió el nombre de Mónica en la lista, reflexionó unos segundos y dio CRTL+k para borrar la línea.

Un día, mientras hacía un seguimiento al ordenador del

gasto o su equivalente en RUTAS S.A., recibió una llamada. Al otro lado del teléfono un hombre le saludaba coloquialmente. No distinguió la voz y preguntó de quien se trataba.

- Pues Hernando. - Que tal Hernando, ¿cómo vas? - Lo más de bien, se siente muy bien estar ya en la calle.

Venga muchacho, ¿Usted donde esta? - Por acá trabajando - ¿en la capital? - Si señor - Hermano, vengase como un tiro, estoy en una

cafetería en la octava con diecisiete, tengo algo que le puede interesar.

Al llegar, Hernando fumaba un cigarrillo en la calle y

miraba entre la gente buscando ver a alguien, seguramente a él. Jorge le pitó desde la motocicleta al pasar por su lado, Hernando lo saludó con una seña mientras pasaba. Aparcó su moto en la siguiente bahía que encontró libre.

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Hernando se había movido el trayecto que los separaba y esperó mirándolo con una sonrisa en el rostro mientras este se organizaba.

- Jajajaja… Este muchacho me cae bien. ¿Me trajo

cigarrillos verdad?

Fue el emotivo saludo de Hernando. Luego fueron a una cafetería, pidieron dos cafés y comenzaron a hablar.

- En este negocio, después que te agarran la primera vez

estas jodido. Y tarde o temprano te agarran. Ósea que todo el que se mete a esto, esta jodido. Y es sencillo. Las primeras veces te funciona todo lo que planeas, y todo los torcidos le salen a uno bien. ¡Claro! se planean con detalle, se analizan todas las variables. Pero con el tiempo se reduce el número de variables, cada vez que algo le sale bien, uno se vuelve más descuidado. Hasta que un día haces un plan, el plan más estúpido del mundo y te cogen. Bueno, eso me pasó a mí. Pero en definitiva eso le pasa a todo el mundo.

Jorge lo veía atento, era obvio que Hernando tenía algo

muy importante que contarle, pero gustaba mucho del suspenso y embellecer sus historias con mensajes reflexivos.

- Mi querido Jorge, He investigado el tema de las putas.

Es que desde que me agarraron el trabajo se disminuyó mucho y ahora el tiempo libre es harto.

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Soltó la riza.

- Papá, le tengo la ubicación de otras dos. Y papá, tengo

copia de un contrato de arrendamiento entre la inmobiliaria y el propietario. Y papá, una niña la tienen que mover en menos de tres meses, porqué el propietario debió solicitar la casa.

Hernando estaba un poco desactualizado del avance de

la investigación de Jorge. De seguro esas dos ubicaciones ya estaban en su lista. Tampoco sabía que él ya tenía copia de todos los contratos, tanto del propietario con la firma inmobiliaria, como del anciano indigente y medio loco con la firma. La misma Mónica había leído algunos de los contratos y su conclusión fue, que eran, en caso de perder al cliente indigente, la quiebra segura para la inmobiliaria. El hecho de que la firma inmobiliaria se hubiese puesto un puñal en el pecho con ese tema de las 51 casas, era otra línea de la investigación que se seguía. Pero Jorge no iba a compartir esa información con Hernando. Por más que entre los dos hubiese un aprecio y respeto, siempre existían intentos de manipulación de lado y lado.

- ¿Cómo consiguió esa información? - Digamos que tocó presionar, pistola en mano, al

propietario para que pidiera la casa. ¡Esa cláusula de incumplimiento se lo va a comer! Pero la gente

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siempre prefiere perder plata que ver morir a un hijo. Bueno, eso no importa.

- Hernando. Hermano, ¿quién está pagando todo esto?, no me salga con el cuentico bobo de que es en su tiempo libre hace esto porque está aburrido.

- Si le cuento me matan, y también lo matan a usted y al General Fonseca, y matan hasta al perro del batallón que le mueve la cola al General todos los días al entrar a la oficina. Así que le voy a contar, la plata proviene de la estructura que queda de las autodefensas del norte. Chino, no sea marica, eso que le acabo de decir no lo escriba nunca en un informe.

- No, no se preocupe, tampoco soy tonto. ¿pero, por qué los paras están interesados?

- Mire eso es algo que no se, y no me interesa saber, y más por que quien ordenó la investigación es un cabrón que tiene pacto con el Diablo. No es broma, ese tipo, puede estar acá mirándonos y nosotros ni saber. Lo del pacto con el diablo no es broma. Todos los saben. Y vea la carta que el tipo me envió, por eso estoy hablando acá con usted.

Le pasó una carta en un sobre abierto, eran dos líneas:

Preséntese con Jorge Vanegas a la siguiente dirección:

Y en la siguiente línea aparecía la dirección. Hubo un silencio, largo silencio. Hernando lo veía con una sonrisa en

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el rostro como si supiera lo que el muchacho estaba pensando.

- Jorge, vea, si lo quisiéramos matar, ya lo hubiéramos matado. No nos pondríamos con todo esto.

- Sí, eso es cierto, eso estaba pensando. - No nos queda de otra, tenemos que ir.

Hernando se levantó, pagó los dos cafés y al asomarse a

la puerta, tres hombres que estuvieron todo ese tiempo en la cafetería, se levantaron detrás de él. Luego se subieron a una camioneta de vidrios oscuros que estaba en una bahía de parqueo al frente de la cafetería y antes de que Hernando pusiera el último pie dentro del carro, y mirando sobre la puerta, le dijo que los siguiera.

Mónica miraba los diseños. - Mónica: Parecen símbolos satánicos - …: yo también lo pensé, pero he podido encontrar

información sobre algunos de ellos y son todo lo contrario.

- Mónica: mis padres me van a matar. - …: Se te van a ver bien. - Mónica: no estoy segura de hacerlo. Claro que

pensándolo bien, me podría ver más sexi. - …: y te los borras cuando te llenes de arrugas.

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- Mónica: Así como vamos dudo mucho que llegue a los 21. A veces me preguntó, para que me puse a estudiar todos estos años. En vez de eso debí irme y esconderme debajo de una palmera en cualquier isla de esas del caribe.

- …: debajo de las palmeras hubieses leído 200 libros de derecho, de esos súper aburridos que lees.

- Mónica: Uno de estos me lo voy a poner en la cola. - …: y entonces que le vas a decir a tu novio? - Mónica: Que apague la luz :p - …: jajajajaj - Mónica: en serio, ponle emoticones a esto - …: Jajajajaj - …: Yo tengo la primera cita mañana. - Mónica: Ojalá no duela mucho, sí no, cuando te

conozca lo primero que haré será darte un gancho en el abdomen y luego remato con patadas directas a la ingle.

- …: Ya escogiste los sitios. - Mónica: ya casi, es que son cinco y no puedo

ponérmelos en un lugar vulgar. - Mónica: Lo que te pasó hoy está muy raro. - …: acabo de leer un informe del ejército, sobre un

operativo para capturar a alias Patas, es el jefe de los paramilitares del norte. Al tipo lo tenían acorralado. El Ejército había logrado burlar sus anillos de seguridad y lo tenían dentro de una casa. Pero el tipo desapareció por arte de magia. El ejército no encontró túneles, ni

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caletas, ni nada de nada. Aún hay una investigación judicial por ese tema.

- Mónica: Necesito esa habilidad para escaparme de un par de clases.

- …: jajaajajaja. Yo creo que yo ya tengo esa facultad, nada más es que Fonseca se ponga a pelear con Janeth y no se dan ni cuenta a qué horas desaparezco.

- Mónica: Bueno. ¿Que más les dijo el anciano? - …: Es una persona muy misteriosa. Nos abrió la puerta

una mujer joven, Hernando le mostró la carta como esperando que ella supiera algo. No creo que supieran nada. Nos dejó afuera de la casa y como a los 10 minutos, nos volvió a abrir y nos hizo pasar. El anciano estaba sentado esperándonos.

- …: El tipo esperaba que nosotros le dijéramos para que estábamos allí, y nosotros esperábamos que él no lo dijera a nosotros. Eso fue un poco incómodo.

- …: Hernando tuvo que decirle quien nos había enviado. El anciano seguía sin entender. Pero el señor era muy paciente. Al final Hernando le soltó que estábamos allí por el tema de las mujeres enclaustradas. El anciano seguía sin entender, el pobre no tenía ni idea de eso. Le dijimos de las prostitutas asesinadas. Y nada. No tenía ni idea.

- …: En un momento, el anciano preguntó por lo que estaban haciendo las mujeres enclaustradas y cuando le expliqué que parecían estar orando. Se quedó pensando.

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- Mónica: La historia esta buena pero va muy lento. Apura que me estoy quedando dormida.

- …: Al final el logró entender de lo que estábamos hablando y unió los cabos en su cabeza. Y después toda la historia esa del demonio que quiere salir desde el infierno y eso que ya te conté. Luego se fue y nos trajo los símbolos, dijo que eran contras para cuidarnos de esas entidades oscuras y que las tuviéramos con nosotros.

- Mónica: ¿Cuándo dijo que nos las tatuáramos? - …: No lo dijo - Mónica: ¿Por qué me dijiste que teníamos que

hacerlo? - …: pensé que se te verían lindos esos tatuajes - Mónica: ummm. - …: debe ser porque me gustan las mujeres tatuadas. - Mónica: esa si es una buena razón para hacérmelos.

Jajajajaj

Cuando las ideas no fluían, Hernando salía de su oficina e

iba a visitar a sus hermanas. Se quedaba horas enteras al frente de sus moradas. Pensaba, reflexionaba, miraba como esperando que salieran de esas paredes de concreto y lo descubrieran. Entonces poderles dar un abrazo eterno. Entonces llorar con ellas y prometerles que nunca más las iba a abandonar.

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En la noche llegaba deprimido a su casa. Leí y escribía. Mónica era su fuerza. Una mujer que no se cansaba de enviarle señales. Una mujer que lo había logrado enamorar desde una ventana de chat. Con su humor y alegría. Estaba siempre allí, esperándolo, atenta a debatir sus hipótesis. Atenta a escuchar sus tristezas.

La investigación siguió su rumbo. Los sospechosos se

reducían poco a poco. Y se terminó por concluir, que había algo relacionado con la familia de Mónica.

Mónica misma fue quien sugirió la idea que Jorge entrara

en su familia, que se infiltrara y de cerca los investigara. En los días antes del grado, el General Fonseca ya había

dado la orden para realizar seguimiento a varios miembros de la familia Rigal.

Adicionalmente, y de manera coordinada, los

paramilitares, al mando de Hernando, harían una incursión a una de las casas de las enclaustradas. Porque su primer plan, el de obligar al propietario a pedir la devolución del inmueble, no había funcionado. El propietario a la semana de la amenaza, había tomado un avión con toda su familia y terminó exiliado en Miami. El comandante se había cansado de no tener resultados y había ordenado esa operación.

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Jorge se vio obligado a enterar al General Fonseca de esa operación paralela, planeada para la fecha del grado de Mónica con la finalidad de que Jorge, o la misma Mónica, pudieran evaluar el comportamiento de los familiares durante la incursión de los paramilitares. El General Fonseca lo miró ese día como un padre, y le dijo:

- Vanegas, usted no debería ser un patrullero de la

Policía.

Jorge bajó la cabeza, se sintió mal al saberse trabajando de manera coordinada con delincuentes de la peor calaña. El General siguió hablando.

- Usted tiene madera para ser General. Voy a ver como

lo sugiero para un curso extraordinario.

Las palabras del General fueron sorpresivas. Se refería a un curso, en el cual los patrulleros pueden ascender a oficiales, y que sólo se da en casos excepcionales. Desde que Jorge estaba directamente bajo su mando, nunca lo había regañado por nada. Le hablaba fuerte, y lo reprendía cuando llegaba con hipótesis sobre el caso, que no contemplaban al Demonio. Pero jamás lo había regañado. El General sabía que allí, detrás de todo ese misterio, había fuerzas oscuras, y lo estimulaba el hecho de ser el primer General que en la historia habría enfrentado al Demonio.

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Mónica y Jorge se tatuaron los amuletos, o contras como eran llamados por el anciano. Hernando lo hizo también, pero cuando le preguntaban, decía que él no estaba loco como ellos. El General sin que nadie se enterara, ni siquiera Janeth, mando cortar cuatro copias de los diseños en láminas de acero y los escondió en grupos de cinco en su oficina, su casa, su carro oficial y el último juego, en la entrada del despacho, sentía que debía proteger de alguna forma a Janeth.

En la ventanita del chat múltiple donde se ultimaban los detalles, participaban Jorge y Mónica, el General Fonseca, el anciano de los amuletos, Hernando y un sexto personaje.

Nota del Autor:

1. ¿Por qué un hombre que ha vendido su alma al diablo ha entrado al juego y

pretende ayudar a resolver el misterio? 2. ¿Quién es ese sexto personaje? 3. ¿Quién es Andrés Facuna? 4. ¿sí están luchando contra el demonio, por qué alguien que vendió su alma a él

parece que quiere ayudar?

Ninguna de estas preguntas será contestada en los capítulos venideros. Lo que en definitiva hará que esta novela pierda sentido. Pero, existe oculto en este capítulo la forma de acceder a estas repuestas. Se trata entonces de un juego, donde el lector debe encontrar un capítulo que titulé “el capítulo perdido”.

Las pistas están solamente en este capítulo y no es tan difícil de encontrar. Buena suerte

Ernesto Neira

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ADVERTENCIA: no continuar hasta no encontrar y leer el capítulo perdido.