caramanchos - nº 8 (2007)

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Revista cultural del Grupo de Promoción del Folklore Extremeño CARAMANCHO de Don Benito (Badajoz)

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Page 1: CARAMANCHOS - Nº 8 (2007)
Page 2: CARAMANCHOS - Nº 8 (2007)

SUMARIO

sum

ario

sum

ario

1. Presentación2. Dedicatoria3. Vida de Caramancho

Memoria de Actividades Artículos de Prensa Partituras y Canciones Que hablen los niños Mucho por decir Semblanza a la madre Nuestras vivencias del grupo

4. Cosas de nuestro pueblo

Anecdotario Calabazón Así nació Caramancho Don Benito. Memoria viva

5. Investigación del Folklore

Indumentaria tradicional Patrimonio musical de La Serena

6. Ofi cios antiguos

Mi abuela Antonia Noble ofi cio, la Herrería (III)

7. Juegos tradicionales

Juegos tradicionales

8. Gastronomía tradicional

Abuelita, ¡cuánto me acuerdo de tí! Recetas de 1877 Confroncios: sosiegos del hambre (II)

9. Retazos de Extremadura

Desde Usagre con amor Extremadura en el júbilo Venid a Plasencia

Fiestas de Interés Turísitco Regional

10. Artículos varios

Costumbrismo ¿sí o no?Va por ellos

La fi esta de los Quintos Se ha caído un árbol A Juanlu, in memoriam

Sumario123

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60

6162636567

Edita:Grupo de Promoción

del Folklore Extremeño “Caramancho”. C/. Ancha, 154 (Escuela del Folklore Extremeño “Caramancho”. C/. Ancha, 154 (Escuela Municipal de Danza y Artes Escénicas) Apdo. de Correos 276. Municipal de Danza y Artes Escénicas) Apdo. de Correos 276.

06400 Don Benito (Badajoz)06400 Don Benito (Badajoz)Tlfnos. 924 81 37 19 / 680 557 362 / 616 811 162 / 680 187 778Tlfnos. 924 81 37 19 / 680 557 362 / 616 811 162 / 680 187 778Email. [email protected] / www.caramancho.comEmail. [email protected] / www.caramancho.com

ISSN: 1577-5259 * Depósito Legal: BA-45-2001ISSN: 1577-5259 * Depósito Legal: BA-45-2001------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Diseño - Maquetación - ImpresiónDiseño - Maquetación - ImpresiónInfografi c. Estudio de Diseño Gráfi co.Infografi c. Estudio de Diseño Gráfi co.

Hernán Cortés 110 entrep. 06700 Vva. de la Serena (Badajoz)Hernán Cortés 110 entrep. 06700 Vva. de la Serena (Badajoz)Tel. y fax 924 84 70 47 / 655 452 252Tel. y fax 924 84 70 47 / 655 452 252

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Page 3: CARAMANCHOS - Nº 8 (2007)

Caramancho no se cansa de dar

gracias a los colaboradores y articulistas

PRESENTACIÓN

pres

enta

ción

pres

enta

ción

Año a año,paso a paso

Ypasó otro año! Un año más

que presentamos una nueva

publicación de nuestra revis-

ta “CARAMANCHO”. Hace

ya el número 8 y parece que

fue ayer que empezamos este

reto, que año tras año nos va llenando de satisfac-

ción. No nos cansamos de decir que la revista “CA-

RAMANCHO” ve la luz gracias a los articulistas y a

las casas colaboradoras y no nos cansaremos, tampo-

co, de agradecerles y reconocerles siempre el esfuer-

zo que a cada uno le supone la colaboración.

En estas páginas queremos mostrar un poco

de nuestra labor durante el año: actividades, actua-

ciones, viajes, así como artículos que esperamos sean

de su interés. No es fácil compaginar nuestras vidas

personales (familia, trabajo) con el tiempo que dedi-

camos al Grupo y por ello queremos pedirles discul-

pas por sí alguna vez no podemos atender todos los

compromisos. Nuestra recompensa al esfuerzo y al

trabajo siempre será la satisfacción de ver en la ca-

lle nuestra revista y el gozo de aquellos que disfruten

con la variedad de su contenido.

Sólo nos queda desearles que les guste la

revista y que puedan ver en ella un vínculo entre el

Grupo y todas las personas que nos han seguido a

través de todos estos años. Gracias.

Grupo de Promoción del

Folklore Extremeño “Caramancho”.

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DEDICATORIA

dedi

cato

riade

dica

toria

Pertenecer a la memoria,permanecer en la vida

Hemos querido aprovechar la presentación de esta número 8 de la Revista Caramancho para dedicársela a un antiguo componente que no por ser antiguo dejaba de ser joven, que aun-que ya no estaba en activo, seguía sintiéndose Caramancho.

Tenía 17 años cuando comenzó en el grupo, fue uno de los primeros que se sumó a la idea de formar un grupo en Don Benito, hablamos de Juan Luis Muñoz Moreno, Juanlu, como le conocimos todos y que nos dejó el pasado mes de septiembre. Dos de los que fueron compañeros y amigos han querido expresar con palabras un sentimiento común entre todos los que te conocimos y quisimos.Muere lo que se olviday a ti Juanlu, no te olvidaremosNUNCA.

2

Grupo de Promoción del

Folklore Extremeño “Caramancho”.

Carta a mi buen amigo Juanlu. Estimado Juanlu: Estas notas que te escribo son para re-cordar el tiempo que hace que nos conocemos y los buenos momen-tos que en todos estos años hemos vivido juntos. Desde principios de los años 70, cuando aún siendo un niño solías ir por el centro de la JOC en la calle Granados donde te gus-taba jugar el ping-pong y donde te entretenías con el grupo de jóvenes que iba por allí, desde entonces no hemos perdido la amistad y desde entonces nuestro afecto mutuo ha ido en aumento. En el año 77, cuando se fundó el Grupo Caramancho, te

integras en él formando parte del cuerpo de baile; siempre fuiste una persona querida, por tu carácter tan jovial, alegre y entrometido. ¡Es difícil pasar por alto los años pasa-dos, que fueron muchos y buenos! Te acordarás de las marchas que hacíamos cada domingo con Luisa, Pedro, Dolores, Valen, Loren, Paqui y alguno más que se unía algún día. Las incidencias del tiempo no po-dían con nosotros: Cuando después de un chaparrón salía el sol, solía-mos decir el refrán “no hay clara que no sea p...”. De las acampadas, mejor no hablar. En esos años, componen-tes del Grupo Caramancho y todos mis sobrinos marcaron huella en

nuestras vidas y si no que se lo pre-gunten a cualquiera de los que íba-mos, y mejor no profundizar porque no acabaríamos nunca. ¡Y qué te voy a decir de los buenos ratos pasados en el bar después de los ensayos y el cachondeo en el autobús cuando el Grupo salía de actuación por toda España! Juanlu, no quiero alargar-me más, tú sabes que para nosotros, el tiempo no cuenta pero sí quiero decirte que estuve hablando con el amigo Alberto para informarle de todo lo ocurrido: se quedó sin pa-labras, como nos pasó a todos. Te echamos de menos. Con un abrazo se despide tu amigo. Eduardo.

Estas son, a grandes rasgos, mis vivencias con Juanlu, en esta humilde colaboración para la revista, co-laboración que no puedo eludir por el afecto y la amis-tad que nos unieron. Siendo un joven de 17 años, entra a formar parte del Grupo desde sus inicios. Para todos, era el niño por su sencillez y su amabilidad; participaba en los ensayos con ilusión y desarrollaba su responsabilidad en todas las actuaciones que íbamos teniendo. Era alegre, amigo de sus amigos, trabajador, comunicativo y com-prometido. Sin perder su buen humor, maduró mucho en poco tiempo. Por motivos de trabajo, se ausentó en varías ocasiones de Don Benito pero, siempre que volvía, se

interesaba por los amigos y compañeros con los que llegó a tener compromisos adquiridos. En las investiga-ciones que se llevaron a cabo a partir del 1979 por parte del Grupo, referidas a trajes, utensilios, abalorios, jotas, danzas y coreografías, él fue el escogido para posar con el traje típico de gala de nuestro pueblo, cedido al Grupo por una familia de la localidad. En momentos ya difíci-les de sus últimos años, me comentaba que una de las mejores etapas de su vida había sido la que le permitió haber compartido y haber hecho amigos inolvidables en el Grupo Caramancho. Desde aquí puedo decir que siempre estará presente en todos los amigos y compa-ñeros del folklore y que el afecto que te profesamos nos hará quererte y recordarte siempre. Joaquín.

Unas palabras de Eduardo...

Unas palabras de Joaquín...

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La vida deCARAMANCHO

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Otro año más en la vida de Caraman-cho, otro año más lleno de cultura, tradiciones, música, diversión y, como no, esfuerzo y amor hacia el folklore. Ha sido un año intenso, lleno de emociones y nuevas expe-

riencias; es por ello, por lo que queremos compartir nuestra memoria de actividades con ustedes de modo que, de forma imaginaría, puedan sentir y visitar las ciudades visitadas por nuestra agrupación, su cultura y tradiciones.

Pero no podemos olvidar nuestra cultura, por este motivo, el día 24 de Noviembre pusimos en escena el Espectáculo Audiovisual “Caminando por Extremadura”. En él escenifi camos 8 estampas de al-gunas de las fi estas de interés turístico regional más representativas de nuestra comunidad autónoma. El “Jarramplas”, los “Empalaos”, las “Purifi cás de Mon-roy”, el “Pero-Palo” y como no “La Velá” entre otras, formaron parte de esta representación en la que con-tamos con grandes colaboraciones como Mariluz cantando una espectacular saeta, miembros del con-servatorio municipal y Abigail Mera que nos deleito con una interpretación mezclando la danza clásica y la representación de algunas de las fi estas de nuestra comunidad.

El primer día de diciembre, en nuestro afán por la cultura, presentamos el nº 7 de la revista “Cara-

LA VIDA DE CARAMANCHO. MEMORIA DE ACTIVIDADES

Memoria de actividades

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s

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LA VIDA DE CARAMANCHO. MEMORIA DE ACTIVIDADES

manchos”, en el cual la rondalla amenizó el acto interpretando varios temas de nuestro folklore.

Días más tarde, realizamos una misa extremeña en la Iglesia de Santiago con motivo de una unión matrimonial.

El día 11 las escuelas de folklore, participaron en un Festival benéfi co que organizó el Ayuntamiento de nuestra loca-lidad.

A mediados de mes, tuvo lugar la “Muestra de Villancicos” organizada por la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Don Benito en la que participaron las sec-ciones infantiles y juveniles acompañados de la rondalla.

También a mediados de mes, realizamos una muestra de folklore en los Asilos “Ma-dre Teresa Jornet” de Don Benito y “Felipe Trigo” de Villanueva de la Serena con moti-vo de la Natividad del Señor.

Llegaba el fi nal de año, y ¿Qué mejor manera que cele-brarlo con una cena de grupo? En ella, hubo buen humor, unión entre todos los componentes, desde las secciones más jóvenes hasta la titular, y como no algo de folklore para rematar la fi esta.

Casi sin darnos cuenta estamos dentro del año nuevo,

y en todas las asociaciones llega el tiempo de hacer balance del estado de la misma. Por ello el 17 y 18 de marzo, varios componentes de nuestra agrupación se desplazaron a la cacereña ciudad de Tru-jillo, para asistir a las Asambleas Generales Ordinaria y Extraordinaria de la Federa-ción Extremeña de Folklore.

Una semana más tarde, celebra-mos nuestras Asambleas Generales Ordi-naria y Extraordinaria.

El día 5 de mayo, cantamos la misa extremeña en honor de San Gregorio en el día de su festividad. Una vez fi naliza-da, nos dirigimos hacia el teatro Imperial de nuestra localidad para realizar nuestro particular homenaje a las madres, y como

no podía ser de otra manera, lo hicimos de la mejor manera que sabemos, can-tando y bailando. En esta ocasión conta-mos con la colabora-ción de Dña. Rosario Pinto, que hizo lectu-ra de una semblanza a todas las madres.

Al día siguiente, la agrupación infantil

acompañados de la rondalla, se desplazaron hacia el hogar de la patrona de Extremadu-ra para participar en el Festival “Ángela Ca-pdevielle” que se realizó en Guadalupe con motivo de su año jubilar. Allí convivimos y

compartimos escenario con grupos de toda Extremadura.

Una boda es siempre motivo de celebración y alegría, y más si la persona que contrae el sacramento es una compa-ñera. El 12 de mayo tuvimos una actuación especial, cantar nuestra Misa Extremeña en el enlace de Beatriz y de su “mañico” Ángel; una ceremonia, llena de emociones puesto que a la alegría de compartir éste especial momento en su vida con todos sus familia-res, amigos y con nosotros, sus compañe-ros, se unían todos esos sentimientos que

surgen cuando uno marcha de su tierra para emprender una nueva andadura, que

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LA VIDA DE CARAMANCHO. MEMORIA DE ACTIVIDADES

de todo corazón deseamos que sea muy feliz y duradera.

A principios de Junio, tuvo lugar la Clausura de las Es-cuelas de folklore en el Ave Ma-ría. En ella participaron, a parte de las escuelas, la agrupación infantil y la rondalla. La noche de San Juan,

nos encontrábamos en una localidad cercana, Valdecaba-lleros, para realizar una de las actuaciones en la Unidad Móvil de la Junta de Extremadura.

El 4 de Julio, varios componen-tes del grupo, participaron en el programa “La Tarde” que se emite por nuestro canal auto-nómico.

Diez días más tarde, realiza-mos una mues-tra de folklore en el Ave María con motivo de una boda civil.

Una semana más tarde, reali-zamos una misa extremeña en la parroquia de Santiago en una

ceremonia un tanto especial, ya que se trataba de varios matri-monios que renovaban sus vo-tos en sus bodas de plata o de oro. Terminada la celebración, nos dirigimos a la casa parro-quial de Santiago para hacer una muestra de follklore en ho-nor de estas parejas.

Al día siguiente, tuvo lugar el II Festival Juvenil de Coros y Danzas “Ciudad de Don Benito” que organiza la Asociación de Vecinos de San-tiago y en el que participaron los grupos juveniles de “La Encina” Olivenza, “Virgen del Rosario” de Huertas de Animas Trujillo y el grupo anfi trión “Caraman-

cho” de nuestra localidad. El festival concluyo con la inter-pretación conjunta de todos los grupos participantes de una de las jotas más representativas de nuestro folklore, la Uva.

El 7 de agosto, nos desplazamos hasta Manchita para realizar una actuación en homenaje a los mayores en el “Día del Ma-yor”. En ella, participaron el grupo juvenil y titular acompa-ñado de nuestra rondalla.

Dos días después, nos encontrábamos en Miajadas para participar en su Festival Regional de folklore en sus fe-rias y fi estas. En dicho fes-tival, com-partimos es-cenario con el grupo “El Pandero” de Arroyo de la Luz y el grupo anfi trión “La Dehesilla” de Miajadas.

L o s días 10 y 11

del mismo mes, Don Benito se vestía de colorido, luz, alegría, cantares y danzas, llegaba a nuestra localidad los Festivales Folklóricos “Don Benito 07”. El viernes 10 daba comienzo el Fes-tival con el Festival Internacio-

nal de los Pueblos del Mundo, en el que este año participaron el Conjunto de bailes y música “Uzory” de Alexandrov (Rusia) la asociación artístico cultural “Doka Pavlovíc” de Servia y en representación de nuestro país el grupo “Caramancho”.

Al día siguiente, con-tinuamos con el Festival Na-cional, en el cual contamos con

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el grupo de Coros y danzas “Museo de la Huerta” de Alcantarilla (Murcia) y el gru-po de Coros y Danzas “Mancha Verde” de Argamasillas de Alba (Ciudad Real).

La noche del 20 de Agosto, em-prendíamos un viaje inolvidable para muchos de nosotros, ya que se trataba de nuestro primer viaje internacional. Partíamos hacia tierras extranjeras, más concretamente a la “molto bella” Italia. Pero nos quedaba un largo camino por recorrer, lleno de visitas turísticas y sobre todo de buen humor.

La mañana siguiente, nos en-contrábamos en nuestro país vecino, y como eso de viajar da mucho apetito, que mejor manera de saciarlo que con una buena paella. Continuamos nuestro recorrido, y pasada la tarde llegamos a la ciudad de Nimes donde después de una cena, paseamos por sus calles y visitamos algunos de sus parques y plazas.

Al día siguiente, partíamos ha-cia Niza para visitar sus lugares de interés turístico. Continuando con nuestro viaje, llegamos al Principado de Mónaco, donde visitamos su zonas mas comunes y como no su principado. Después de todo un día de excursiones, tocaba hora de continuar la noche de viaje para llegar la mañana del 23 a Trento (Italia) donde nos aloja-ríamos en la “15ª edizione EUROFOLK Ballets 2007”.

Durante nuestra estancia en esta bella ciudad, contemplamos monumen-tos, plazas y parques, y como no podía ser de otra forma, degustamos la típica comida italiana. Pero no todo era ver monumentos y degustaciones de platos típicos. Esa misma noche, nos desplaza-mos a la ciudad de Bedollo para realizar una muestra de nuestro folklore compar-tiendo escenario con el grupo local y con las agrupaciones “Timisul” de Rumania, “Brotnjo” de Bosnia Herzegovina con las

que compartiríamos también alojamien-to. La noche siguiente, el festival conti-nuaba en la localidad de Cavalese donde volvíamos a ser arropados por el calor del pueblo Italiano y de los componentes de su agrupación folklórica.

El sábado 25, continuamos el festival en la ciudad de Mezzano donde el grupo local nos deleito con su folklore. Nuestro estancia en Italia, estaba llegando a su fi n, por ello el domingo realizamos dos muestras de folklore para dar por fi -nalizado el festival. La primera tuvo lugar por la mañana en la pequeña localidad de Gardolo para después desplazarnos a la ciudad de Carano donde por la noche se daría por cerrado el festival. Esa noche nos despedimos de todas las amistades que habíamos hecho con los grupos par-ticipantes, ya que a la mañana siguiente partíamos nuevamente hacía nuestro país.

Después de un largísimo viaje, llegamos entrada la noche a la ciudad catalana de Roses, donde después de pasar una rato en la playa nos fuimos a descansar al hotel. La mañana siguiente, visitamos el paseo marítimo de la ciudad y después de comer emprendíamos nue-vamente el viaje de vuelta, para llegar fi -nalmente a nuestra localidad el día 21 por la mañana.

“En un lugar de la mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…” ¿Quién no ha escuchado alguna vez estas palabras? Seguramente todos sepan a que libro pertenece. Y ustedes se preguntaran, ¿Qué tiene que ver todo esto con Cara-mancho?

Nos encontramos en la ciudad de Argamasilla de Alba (Ciudad Real) para participar en el Festival de Folklore en honor a su patrona la Virgen de Pe-ñarroya. En nuestra estancia escuchamos una estrofa de una canción popular man-

LA VIDA DE CARAMANCHO. MEMORIA DE ACTIVIDADES7

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LA VIDA DE CARAMANCHO. MEMORIA DE ACTIVIDADES 8

chega la cual decía “Si vas a la mancha no te alborotes, porque vas a la tierra de Don Quijote”. Esta canción tiene un gran va-lor sentimental para todos los argamasilleros, ya que según

cuentan los antiguos, D. Miguel de Cervantes paseaba por las calles de Argamasilla de Alba, cuando fue condenado a ingre-sar en la “Casa de Medrano” por asuntos o líos de faldas, posible-

mente con Dña. Magdalena de Pacheco, hermana de D. Rodri-go de Pacheco, al que algunos autores consideran modelo en el que se inspiró Cervantes para su personaje D. Quijote.

El 14 de Septiembre, volvimos ha actuar en las uni-dades móviles de la Junta de Extremadura, esta vez tuvo lu-gar en la localidad de Baterno.

La noche del 11 de Oc-tubre es muy especial para to-dos los dombenitenses, ya que es la noche de la Velá, en la que despedimos a nuestra patrona asta que el próximo año vuelva a estar presente en el pueblo. Esa misma noche, realizamos una misa extremeña en la so-lemne novena de nuestra patro-na. Una vez celebrada, bailamos a nuestra patrona la jota de las Hilanderas y acto seguido la sección juvenil realizaba una muestra de folklore en su ho-nor, en la que, para muchos de sus componentes, era su prime-ra actuación delante de nuestra

patrona. El acto fi nalizo con la actuación del grupo titular.

Por último, nuestro grupo ha asistido, como todos los años, a las Jornadas de Co-ordinación de Música y Baile que realiza la Federación Ex-tremeña de Folklore celebradas en Miajadas (Cáceres) duran-te el fi n de semana del 10 y 11 de Noviembre, donde se han aprendido diferente bailes entre ellos Los Tapiales de Vva. Sere-na, El Fandango de Alburquer-que, Rondeña Casillana de Ca-sillas de Coria y Jota Cruzada de Plasencia.

Y sin darnos cuenta, hemos llegado al fi nal de este año tan repleto de cultura, dan-zas, canciones, folklore… En una palabra, tan repleto de “Ca-ramancho”.

Grupo de Promoción del

Folklore Extremeño “Caramancho”.

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LA VIDA DE CARAMANCHO. ARTÍCULOS DE PRENSA9

En lo

s m

edio

sArtículos de Prensa

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LA VIDA DE CARAMANCHO. ARTÍCULOS DE PRENSA 10

Grupo de Promoción del Folklore Extremeño “Caramancho”.

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LA VIDA DE CARAMANCHO. PARTITURAS Y CANCIONES

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Partituras y CancionesPartituras y Canciones

11

La Zarzuela Proviene de las estudiantinas de Carnaval sobre el año 1800. Se bailaba y cantaba al fi nal de las típi-cas capeas en la Plaza Mayor, por las fi estas de Pascua y alrededor de las hogueras en honor de la Virgen del Rosario, patrona de Huertas De Animas, (aldea de Trujillo situada a 2 km de dicha ciudad). El nombre de la pieza proviene del enredo de las ramas de la zarzamora cuando se mueven por la acción del aire.

ESTRIBILLO:¡AY! La Zarzuela madre ¡cómo la revolea el aire!¡AY! Cómo la revolea, ¡cómo la revolea el aire!

Si piensas que por verte, vida mía salgo a la calle,Tengo calor y quiero, vida mía, que me de el aire.Vida mía que me de el aire, vida mía, que me de el aire,Si piensas que por verte, vida mía salgo a la calle

ESTRIBILLO

No creas que por verte, vida mía vengo corriendoTengo el trigo en la era, vida mía, y está lloviendoVida mía y está lloviendo, vida mía, y está lloviendoNo creas que por verte, vida mía vengo corriendo

ESTRIBILLO

Si piensas que por verte, vida mía salgo al egioVoy en busca del burro, vida mía, que se ha perdíovida mía que se ha perdio, vida mía que se ha perdío,si piensas que por verte, vida mía, salgo al egío

ESTRIBILLO

Page 14: CARAMANCHOS - Nº 8 (2007)

LA VIDA DE CARAMANCHO. PARTITURAS Y CANCIONES

Partituras y Canciones La Pirroquia

12

Ésta es, la canción popular, una canción de corro de nuestra localidad que en esta ocasión se ha decidido presentar, por ser una pieza bastante conocida por incluso formar parte de títulos literarios como “Las canciones del pueblo español” Juan de Aguila y/o de diverso trabajos musicales : ”canciones populares “ , “compañeros de Viaje” (Tahona)…

Ayer tarde en la función, cuando el cura predicaba, toda la gente lloraba menos el pobre Simón.

¿Por qué no lloras simón? Le pregunta la tía Eustoquia. Yo no soy de la pirroquia y los que lloran lo son. (bis)

El de la contribución de una en otra casa andaba; toda la gente pagaba menos el pobre Simón

¿Por qué no pagas Simón? Le pregunta la tía Eustoquia. Yo no soy de la pirroquia y los que pagan lo son. (bis)

Cuando la recolección, todo el mundo afanaba y contentos trabajaban menos el pobre Simón

¿no trabajas tú Simón? Le pregunta la tía Eustoquia. Yo no soy de la pirroquia y los que trabajan son. (bis)

En cuaresma y la pasión que la iglesia celebraban toda la gente ayunaba menos el pobre Simón

¿Por qué no ayunas Simón? Le pregunta la tía Eustoquia. Yo no soy de la pirroquia y los que ayunan lo son. (bis)

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LA VIDA DE CARAMANCHO. PARTITURAS Y CANCIONES

Partituras y Canciones Jota de Almendralejo

13

Ésta danza que tiene una antigüedad de más de 200 años, se bailaba en las fi estas y matanzas. Al llegar la primavera, las mozas marchaban a la era para montar en el trillo; al anochecer y en el palenque de la era, lo bailaban con los trilladores. En la mitad de la danza, los mozos se arrodillaban y lanzaban requiebros a la moza.

Al entrar en Almendralejo, Vi de tu hermoso retrato (bis)lo vi de tu cuerpo gentil, que hace pecar a los santos (bis)carita de serafín

ESTRIBILLO 1:Y una niña bonita, que del cielo bajó, con el pelo tendido y en la punta una fl or, y en la punta una fl or, y en la boca un clavel, a esa niña bonita la quisiera yo ver.

Ven acá vino tintillo, hijo de la cepa tuerta, que estás deseando de entrar y yo de abrirte la puerta, que mira, mira que te mira, que mira, mira como vengo.

Vengo borracho perdío,a causa de mi dinero, que mira, mira que te mira, que mira, mira como vengo

ESTRIBILLO 2:Para que te quitas y aluego te pones,en la ventanita ramitas de fl ores, para que te pones y aluego te quitas ramitas de fl ores en la ventanita.

Señor Alcalde Mayor, no prenda usted a los ladrones (bis)porque tiene usted dos hijas que roban los corazones, que roban los corazonesSeñor Alcalde Mayor

ESTRIBILLO 1

Las muchachas de mi pueblo usan abrigos de pieles y yo con mi chaqueta rota me rio de las mujeres que mira, mira que te mira, que mira, mira como vengo

Traigo la chaqueta rota cosía con jilo negro, que mira, mira que te mira, que mira, mira como vengo

ESTRIBILLO 2

RaquelValadés Gil

Mª de los Ángeles Gallego Martín

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LA VIDA DE CARAMANCHO. QUE HABLEN LOS NIÑOS 14

Que

hab

len

los

niño

sQue hablen los niños

Soy una componente del Grupo Caraman-cho Juvenil, estoy muy satisfecha de estar bai-lando y espero seguir mucho tiempo.

He vuelto a bailar a pesar de haber-lo dejado cuando chica, sin embar-go la relación sigue siendo excep-cional con mis compañeros.Ely Ruíz Casado.

Estoy muy contento de estar en el grupo Juvenil. Me lo paso ge-nial aunque a veces hay que po-nerse serio. Hacemos muchos amigos y fuera del grupo algu-nos nos relacionamos.Enrique Moreno Gallardo.

Soy un componente del Grupo Caramancho, para mí fue una gran satisfacción poder entrar en el grupo y sentirme desde el principio tan bien acogido. A día de hoy me queda mucho por aprender. Este reto que afronto con muchas ganas, puesto que con la ayuda de mis compañeros y ami-gos lo haré posible.Víctor Manuel Velarde Sánchez.

Llevo desde los 4 años en Cara-mancho. Mi nombre es Sherezade, mi paso a los juveniles me ha servi-do para mucho, como para relacio-narme más con la gente, aunque al principio te sientas con vergüenza, los compañeros te dan seguridad y te ayudan a ser más sociable (la ex-

periencia es muy bonita).Sherezade González Aparicio.

Soy Fermín, reconozco que aquí me entré con algo de miedo, por no saber con lo que me iba a encon-trar, pero entrar es una de las cosas de las que no me arrepiento, jamás me imaginé que bailar sería tan di-vertido, y estoy muy contento.Fermín

El paso a los juveniles no me lo es-peraba, pero me ha gustado y los compañeros me caen genial. Llevo muchos años en el grupo y en todo este tiempo he aprendido cosas nuevas. Espero seguir muchos años más.Fátima Ruíz Leal.

Aunque ya había bailado antes con los juveniles, el paso de infantil a juvenil me ha sido como una sor-presa. He conocido a mucha gente

y he hecho muchos amigos. Me lo estoy pasando muy bien.Antonio Gallego Moreno (Toñete)

Mi nombre es Julia y llevo poco más de un año en el Grupo. Em-pecé cuando era pequeña e iba al colegio, pero cuando le terminé no me atreví a empezar en el grupo Caramancho. No sé porqué no lo hice. A lo mejor por vergüenza a el que dirían de mí. Me alegro de ha-

berme decidido y haber conocido a más gente con la que me llevo genial. Espero no irme nunca.Julia Moreno Gallardo.

Mi nombre es Enrique. Cuando era pequeño formaba de la escue-la de Caramancho y me aburrí. Pero ahora que ya soy un poco más mayor, me he dado cuenta que me gusta bailar y por eso he vuelto hace aproximadamente un año. Los compañeros son excep-cionales y me lo paso genial con ellos en los ensayos sobre todo,

pero también en las actuaciones. No quiero dejar el grupo ya que cada día aprendemos un poco más y aunque también venimos a pa-sárnoslo bien, nuestro objetivo es aprender a bailar, para que noso-tros, los juveniles, seamos los que hagamos que el grupo continúe con su extensa andadura.Enrique Rodríguez Muñoz.

Con el grupo aprendes a

relacionarte y los compañeros te dan

seguridad

Niños del Grupo Infantil

que han pasado al Juvenil.

Page 17: CARAMANCHOS - Nº 8 (2007)

Mucho por decir

Mí querido grupo Cara-mancho:Hablar de C a r a m a n -cho es ha-

blar de amor por el folklore, pero sobre todo es hablar de amistad, compañerismo e ilusión.Hay tantos momentos que afl oran en mi mente que no sabría cómo resumirlos... Recuerdo mi primer en-sayo. Fuimos Genari, Tere y yo a apuntarnos al grupo en la calle El Pilar.Empezamos bailando en juveni-les y nuestro reto era estar en el grupo mayor cuanto antes, porello pusimos todas nuestras ganas para aprender rápido, y lo logra-mos. A partir de ahí empezó una larga y feliz trayectoria como componente del grupo. No queríamos perdernos ningún ensayo, para así poder bai-lar en todas las actuaciones.Había que llegar temprano para preparar el repertorio. Unas veces salía bien, otras teníamos que re-petir por algún paso que se resistía o algún sitio que no cuadraba...Y, aunque cansados, al acabar de en-sayar llegaba el tiempo de compar-tir una coca-cola con un grupo de amigos en el que intercambiábamos opiniones, siempre intentando me-jorar. Los días de actuación disfrutábamos muchísimo. Eran largas horas de autobús, pero muy divertidas. Cantábamos, reíamos, hablábamos...

Luego llegábamos a los pueblos corriendo para vestirnos, con el traje bajo el brazo y los ner-viosa fl or de piel, siempre pensando en hacerlo lo mejor posible. Cuando terminaba la ac-

tuación, salíamos todos relajados y felices por los aplausos recibidos yllegaba el momento de compartir ese bocadillo, recompensa por el deber cumplido.¿Actuaciones a destacar? Pues no sabría qué de-cir. Han sido muchas y todas muy buenas. Recuerdo cuando fuimos al programa de Televisión Españo-la “Gente Joven”. Fue algo increíble actuar delante de tantas cámaras, visitar los estudios de televisión, ver a famosos de cerca.. .Es algo que nunca olvidaré, quizá porque todo esto sucedió en mi adolescencia, esa etapa de la vida de una persona en la que adquieres una serie de va-lores que te enseñan a convivir con un grupo de amigos de distintas edades que comparten tus mismas

afi ciones. Cuando hablo de convi-vencia me viene a la memoria el viaje a Alemania. Fueron once días conviviendo todos juntos en un au-tobús. Lo bien que lo pasábamos

cuando parábamos en áreas de servicio para freír esos huevos o hacer esa sopa de sobre que tan bien no sentaba. Recuerdo los melones rodando por el pasillo del autobús. Una de las noches que pasamos en París, tuvimos que dormir en el autobús. Recuerdo que al día siguiente despertamos en medio de una manifestación en plena Plaza de la Concordia. Eran un grupo de médicos y sa-nitarios, todos vestidos de blan-co y portando un ataúd. Nos reí-mos un montón. Son tantas y tantas anéc-

dotas que contar, que no tendría sufi ciente revista. Por eso debo des-pedirme ya, no sin antes agradecer al grupo y sobre todo a ti, amiga Genari, que me hayas brindado esta oportunidad de volver a contactar con el grupo, con MÍ grupo, porque aunque han pasado muchos años y todos cambiamos de lugar de resi-dencia y de forma de vivir, hay un trocito en mí que no cambiará nun-ca, y es sentirme Caramancho. Des-de aquí os animo a seguir adelante con el grupo, para que no se pier-dan las tradiciones de nuestro pue-blo, Don Benito, que siempre llevo en mi corazón, junto con nuestra querida Virgen de las Cruces.Un abrazo.

LA VIDA DE CARAMANCHO. MUCHO POR DECIR15

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os animo para quen no se pierdan las tradiciones de

Don Benito,nuestro pueblo

Rosa MaríaMena Casado

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LA VIDA DE CARAMANCHO. SEMBLANZA A LA MADRE 16

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Sem

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adreSemblanza a la madre

(Realizada por la autora en el Festival “Día de la Madre” 2007)

Muy buenas noches a todos y es-pecialmente a estas maravillosas mujeres, por las que estamos aquí esta velada, puesto que todo se lo merecen.

Tengo que manifestar mi agra-decimiento a la dirección de nuestro querido y admirado grupo Caramancho, por haber pensado en mí, para hacer esta semblanza a la madre y de esta manera haberme dado la oportunidad de proclamar en voz alta el homenaje dia-rio y callado que yo hago a la mía, viendo en ella a todas las madres, a la madre por antonomasia.Remontándome a años anteriores (en los que he tenido la suerte de estar siempre presente en la celebración de este día), me emocionó sin duda cada descripción, cada retra-to, cada pintura que hicieron con la palabra, de nuestras queridas madres,., todos los que me precedieron en esta tarea. Y digo todos, porque siempre fueron hombres los que subieron a este estrado y desde luego supieron ensal-zarlas con bellísimas expresiones, siendo hijos y esposos.Hoy, esta humilde voz, puede aportar su punto de vista desde la perspectiva de hija y también desde el experimen-tado y maravilloso sentimiento de ser madre. Como hija o hijo, y todos lo hemos sentido, en los primeros estadios lila vida, identifi camos a la madre con la seguridad, con el primer rostro que vemos al despertar cada mañana, con las caricias y los besos nías tiernos, con el olor a ropa lim-pia, planchada, con el sabor de nuestra comida favorita, con esa mano que siempre está ahí para levantarnos de cualquier tipo de caída y con tantas y tontas cosas a las que creemos tener derecho y la escasez de nuestros años no nos permite valorar. Pero vamos creciendo y con ello, tomando consciencia de que los hijos somos objetos del amor humano mas grande e incondicional que existe, el de nuestra madre, Y así, nos vamos fi jando en sus detalles, nos vamos empapando de su entrega callada, gratuita, de su abnegación y parecemos otro día a ella sería nuestro mayor orgullo.Y es por ello que en este poema corto pero intenso, que es-cribí en su momento, intenté atrapar todo este sentimien-to, diciendo así:

Andar de puntillas,

dar todo y olvidarse,

amar en silencio,

nada hay que pagarle.

Espejo que miro

para refl ejarme.

Sólo parecerme

al marco. Sí, madre.

De esta manera, todo el inmenso amor recibido nos va preparando un corazón maternal, en el que anidarán todos los nobles sentimientos que ella nos inculcó y que un día volcaremos en nuestros hijos con la mis-ma gratuidad que a nosotros se nos dio, Hoy, gracias a Dios, experimento el regalo de la maternidad, y por eso quiero, admiro y comprendo aún más, si cabe, a mí madre.Es ahora que puedo ponerme en su piel y decir con toda propiedad aquello que un día plasmé en estos versos.

No existe nada más pleno

que el amor de madre a hijo,

pues es un amor tan fi jo

que de renuncia está lleno;

y es que al llevarlo en el seno,

el corazón se le enciende

y la razón desatiende

si un día ese hijo le agravia;

mas nunca actuará con rabia

al contrario, le defi ende.

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LA VIDA DE CARAMANCHO. SEMBLANZA A LA MADRE17

Y continúo diciendo que hoy no sólo se merecen un homenaje las madres, sino también toda aquella persona que tenga corazón de madre, entendiendo por ello todo corazón que se entrega a los hijos de los otros, sean niños, enfermos o ancia-nos, con el esmero celo y cariño como una madre sabe hacerlo. Ellas o ellos, aún no teniendo hijos a su cuidado, también son madres. Y ahora permitidme terminar de

la misma forma que comencé, queriendo proclamar en voz alta la poesía que escribí a mi madre en el mes de enero por su últi-mo cumpleaños. Ella, gracias a Dios, está aquí hoy con nosotros y para mí representa también a todas esas mujeres de edad pa-recida a la suya, que vivieron una infancia de guerra, una juventud de posguerra y una madurez dura y difícil, sacando a sus hijos adelante con toda dignidad. Ellas que ya vi-

vieron la primavera, el verano y el otoño de su vida y se encuentran en el invierno, nos siguen llenando de esperanza. Y una vez viudas, faltándoles su otra mitad, siguen iluminándonos con su sonrisa y admirán-donos por su fortaleza. Para ti, madre, este recorrido por tu vida y también para todas las madres.

PARA PAULA

( A mi madre, en su 83 cumpleaños, el 29

de enero)

I

Ya se barruntaban

en el aire

vientos de güeña.

Ya en cada piel se adivinaba

una herida,

un estigma, una llaga.

Y el sol, en su ocaso,

iba tiñendo de púrpura

el dintel de cada puerta.

II

Las sombras de los jaramugos,

se iban haciendo

más largas, más negras,

donde tropezaban

todas las frías escarchas

de todas las noches irías de enero

con sus empinadas cuestas,

Y en una de esas pendientes

no se supo cómo...

¡una estrella!

III

Una estrella que fue hija de invierno

y su boca amamantó la rosada

en pechos de cristal,

en senos de rocío,

en cántaras de hielo,

en regazos de niebla.

IV

Y esa luz temblorosa,

balbuciente, azorada, pequeña,

aún sin yo saberlo, en el tiempo

fue mi primavera.

Primavera, donde dorados matices

de colores, de luces, de aromas,

se fundieron en un beso

pero no para ella.

V

Para ella, sólo días de penumbras,

días de segar infancias,

de largas caminatas,

de cielos sin cobijos,

de gritos ya sin gritos,

de olores a trincheras,

de fríos escalofríos,

de puerta sin salida,

de hogaza seca.

VI

Y así, sin parar el tiempo

porque el tiempo nunca para,

sólo aprieta

Page 20: CARAMANCHOS - Nº 8 (2007)

LA VIDA DE CARAMANCHO. SEMBLANZA A LA MADRE 18

...o mata o no respeta,

así llegó el verano a su vida,

sin cosechas;

sólo con la del hambre,

la que doblega el cuerpo,

pero ¿ y la de sueños?.

¿Es que no hay fronteras?

VII

Pasó de la niñez

al abismo de ser mujer

adulta, completa;

con las mismas ansias de querer hacerse

y aún no estar hecha.

Se completó a golpes de la vida

pero también de ternura,

de caricias, de besos de aire

y de promesas.

Él puso en la copa, iodos los anillos

de las alianzas todas

y ella bebió hasta la última gota,

sin reservas.

Y por tres veces

inundó su playa la marea.

VIII

Tres ramas de una misma encina

crecieron despacito.

sin apenas darse cuenta

y al abrigo de sus perennes hojas,

llegó el otoño,

como bautismo de tibio sol en la frente,

como caen gotas de lluvia en el estanque,

desapercibido, silencioso, inapreciable.

Sólo supo que su vida era otoño

cuando la sombra amada, fue ciprés

y ella quedó aquí tan sola, tan quieta,

con el alma en la otra parte

pero sin saber cruzar la acera.

IX

Todos los verdes, de golpe,

tomáronse amarillos,

todos los regueros de savia

se secaron a un tiempo.

Todos los trigos, amanecidos en la orilla,

se volvieron de arena.

Los ecos se apagaron,

los paisajes enmudecieron

y el hilo que unía su vida a la vida

se tino de invierno.

X

Estelas de plata herida,

la plata de sus cabellos;

surcos hendidos en la pena,

cada una de sus arrugas;

arcos conmemorando batallas,

sus desgastados huesos.

Corazón henchido de amores, de renuncias,

de desvelos.

el suyo, solamente el suyo.

Sólo el corazón de una madre

puede permanecer asomado

al abismo del tiempo, por tanto.. .tanto tiempo.

Y como broche fi nal, recordar a la madre de todas las ma-dres, a la madre por excelencia, nuestra querida Virgen de las Cru-ces, Vaya para ella nuestra máxima devoción y nuestra plegaria en el día de hoy por todas las madres de la Tierra. Muchas gracias.

RosarioPinto

García-Mora

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Nue

stra

s viv

enci

as Para todos ustedes me presento. Luis… procedente de BAR-BUQUEJO, Grupo Folklórico de Cabeza de Buey.

A mis dieciséis años y tan sólo conmigo mismo, en Don Beni-to asenté mis maletas para mi nue-va etapa de estudios. Esperaba yo conocer en estos primeros días de instituto a algún personajillo y así fue. A mi entrada y a la búsqueda, apareció “El Titi”. Esa cara conoci-da porque un día bailaba vestido de Caramancho en una de sus actua-

ciones. Como persona extrovertida inicié conversación y poco a poco pude ir compartiendo mi afi ción por el baile y mi deseo de formar parte de un grupo. Me invitasteis a uno de vuestros ensayos, aunque pocos componentes conocí en este primer día si encontré el entusiasmo que existía y existe. Aquello que todos nosotros llevamos dentro, el baile,

la música, la convivencia, el vín-culo con un pasado común que hoy retomamos al presente para darlo a conocer a nuevas gene-raciones para revivir y entrelazar sentimientos con una época vivi-da por nuestros abuelos y abue-las. Inicié un pasado en este trayecto llamado Caramancho, sabiendo que era el comienzo de tantos otros muchos por disfru-tar. Conocí el resto del grupo en la inauguración del nuevo local destinado a los ensayos. Con sa-tisfacción, ya que la mayoría sois

jóvenes. Pudimos compar-tir diferencias, semejanzas, se fundieron opiniones y diferentes estilos. De inme-diato, fui uno más de vosotros participando de los ensayos todos los jueves y viernes, esto me ayudo a integrarme com-pletamente y como no, a salir de fi esta. Encontré amigos. Pues ahí estabais sin excusas. Al pasar de pocos días y confi asteis en mí y me pro-pusisteis no bailar sino cantar una misa extremeña. Esta fue mi primera aparición en pú-blico con vosotros y fue estu-

pendo pues nos felicitaron por ello. Ahora, y “En letras mayús-culas” mi mejor recuerdo, imágenes que permanecerán imborrables como otros tantos viajes con los que hemos conocido España. Mur-cia, seguro que muchos de vosotros sonreís en este momento pues bien inocente que fui, me engañasteis, creí completamente vuestra broma. Entre faldas y faldones y con el do-

lor de las horquillas porque “vaya con el moño”, desfi lé por todos los grupos del festival. Allí y en lo alto de una mesa me mecisteis, casi al paso de tambores como a la virgen de Pie-draescrita, patrona de Campanario. Estos días fueron, para mí fantásticos. Esta es mi anécdota de bienvenida al grupo, como otros muchos momentos que en estos tres años de convivencia hemos com-partido y que aún hoy nos hacen reír.Esta es mi forma de agradecer al grupo, todas las risas y momentos compartidos entre amigos. Pues la ilusión y el entusiasmo ha hecho de mí una persona acogida en Don Be-nito y sobretodo por los componen-tes de CARAMANCHO.

LA VIDA DE CARAMANCHO. NUESTRAS VIVENCIAS EN EL GRUPO

Recuerdos inolvidables

19

Entre faldas y faldones y

el dolor de las horquillas desfi lé

por el festival

Luis A.Calvo-Parra Godoy

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Cosas de nuestroPUEBLO

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Un año más, continúa... el anecdotario.

Manolo tenía un loro

Manolo vi-vía en una m e d i a casita allá por las H u e r t a s

Perdías. Era soltero: mejor dicho solterón. Y como todo solterón, se cuidaba a cuerpo de rey a la vez de tener varios caprichos y afi ciones. Y una de estas afi ciones consistía en cuidar un vistoso y hermoso loro de bello y exótico plumaje que le había regalado un pariente que resi-día en Brasil. En los primeros días, semanas y me-ses, Manolo sólo vi-vía por y para el loro. Tras comprarle una amplia y cómoda jaula la instaló en el patio coquetón que tenía la media casi-ta.; patio que daba a todos los ventanales de las cocinas del bloque contiguo de la vecindad, por lo que el lorito, una y otra vez oía todas las conversacio-nes y discusiones que tenían los vecinos. Y como lorito que era, las iba repitiendo una y otra vez hasta la saciedad, por lo que , a los tres meses comenzaron a surgir varias protestas de los vecinos: ...¡Hay que ver con el lorito de Manolo! ¡Que se calle este joío loro! ¡Que

ya está bien! ...A lo que el lorito también repetía estas protestas, tal y cual las decían los vecinos. Si por ejemplo alguna mocita se asomaba al patio por la ventana de la cocina, el loro comenzaba a emitir fuertes silbidos, repitien-do de vez en cuando. ...¡Hola, tia buena! ¡Hola, tia buena! ¡Hola, tia buena!, hasta que la mocita se me-tía para dentro y cerraba de golpe la ventana.. Por todo ello, frecuentemente

Manolo tenía que pedir disculpas al vecindario, además de com-prarse un manual titulado “Cómo educar a los loros”. Y parece ser, que con el manual, el loro se fue comportando un poco mejor, puesto que iban descendiendo las quejas del vecindario. Pero amigos, el problema se le

presentó a Manolo cuando tuvo que prepara y organizar sus va-caciones anuales de verano....¿A quién dejaba el loro? ... ¿Quién lo cuidaría durante el mes de au-sencia? Entre todas sus amista-des no encontró a nadie que se quisiera hacer cargo del animal, aún pagándole. Y tras mucho me-ditar, al fi n puso un anuncio en el periódico:...”Se vende un loro, con jaula y todo”, que es como se po-nen los anuncios de loros en los

periódicos. Aunque, eso sí, pedía por el animal la –según él-módica canti-dad de 200.000 pesetas, y además al comprador le regalaba: la jaula, el ma-nual que había comprado de cómo educar loros y pienso para tres meses. Quedó a la espera y, la verdad, no faltó gente in-teresada por el anuncio. Y entre las gentes interesa-das por la compra del loro, una tarde se presentaron en casa la madre superiora de un convento, acompa-ñada de una monjita de

cara bobalicona. Y ante la oportu-nidad de venta que se le presentó a Manolo, éste comenzó a relatarles las ventajas que tenía el lorito para divertir a todas las monjitas del convento. Y para que vieran sus habilidades, Manolo ató una cinta azul en una pata y otra cinta verde en la otra.

COSAS DE NUESTRO PUEBLO. ANECDOTARIO CALABAZÓN

Ane

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ario

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Casi todos los días y a la misma hora, un afamado urólogo de la ciudad solía ir al casino de señores de la localidad, para echar su partida al dominó con un grupo de amigos, jugándose así el

cafelito de la tarde.

Y precisamente a esa misma hora y tam-bién todos los días un acomodado labrador echaba la partida con los amigos. Y todos los días, - no se sabía el por qué, aunque algo se sospechaba – este labrador procuraba hacerse el encontradizo con el urólogo.

Y tantas veces lo intentó, que al fi nal, lo consi-guió:- Qué tal, don Manuel. ¿Cómo está usted? Le pre-guntó el labrador.- Pues muy bien, gracias a Dios ¿Y usted, qué tal?- Fatal, don Manuel, fatal. Porque tengo unas mo-lestias contínuas en mis partes que no me dejan vi-vir en paz. ¿Qué cree usted que debo tomar? O qué pomada me manda usted para poder calmar estas molestias. En ese momento, le dijo el urólogo:- A ver, bajese los pantalones e indíqueme la zona afectada. Muy sorprendido el labrador, dijo al mé-

dico:- Hombre, don Manuel, ¡Aquí!, en mitad del pasi-llo...A lo que el urólogo contestó:- Pues...¿No me hace usted la pregunta, aquí, en mi-tad del pasillo? Aunque yo creo que, lo más lógico es que llame us-ted a mi consulta y pída número. Porque le diré, mi buen amigo que: LAS CONSULTAS DE PASILLO, SON MALAS PARA EL CLIENTE Y PEOR PARA EL BOLSILLO. Al fi nal por este detalle se pudo averiguar el por qué el labrador se hacía el encontradizo con el médico. Seguidamente salió refunfuñando entre dientes: ¡Vaya un tío joío este médico, no hace un fa-vor a nadie! Y es que, por estas tierras, las historietas se escriben en minúsculas.

- Miren, hermanitas – dijo Manolo – si le tiramos de la cinta azul, el animalito reza el Credo. Y si le tiramos de la cinta ver-de, reza el Ave María. Así lo hizo y fue una verdadera delicia el oir los rezos del loro por parte de las mon-jita.. Cuando ya iban a cerrar el trato de com-pra, cuando la monjita de cara bobalicona, preguntó a Manolo.- Oiga usted, y si le tiramos al loro de las dos cintitas a la vez, ¿Qué es lo que reza? A lo que el loro, ante la sorpresa de todos, con su guasona y gangosa voz, irrespetuo-samente, exclamó.- Qué coño es lo que voy a rezar, lo que pasa

es que me caigo...¡So joía tonta!

Posteriormente surgieron otros clientes. Y todos coincidieron de que el precio que Manolo pedía por el loro, era excesivo. Por lo que no tuvo otro remedio que irlo reba-jando poco a poco. Como las vacaciones ya estaban cerca, estaba dispuesto a hacer lo que fuera para deshacerse del animal. Y en su desesperación, llamó a un amigo labra-dor que, a pesar de tener fama de tacaño, le ofertó el loro por 20.000 pesetas. Y una tarde se presentó el amigo en su casa y, como haciéndole un favor, le daba por el loro la cantidad de 5000 pesetas. A lo que Manolo, en su desepero, dijo al amigo.

- Por este precio, antes de venderlo, prefi ero matarlo. ¿Qué fue a decir Manolo? El pobre ani-mal que oyó esto, se pasó toda la noche di-ciendo a voces.- ¡Por favor, arréglense ustedes, que veinte mil pesetas no van a ninguna parte!- ¡Por favor, arréglense ustedes, que veinte mil pesetas no van a ninguna parte! Al fi nal...¿Lograría Manolo vender el loro? ¿Pudo irse Manolo a pasear sus soledades por las playas del Sur?... ¡No se pierdan us-tedes leer el próximo capítulo!...

COSAS DE NUESTRO PUEBLO. ANECDOTARIO CALABAZÓN 22

José Antonio Gutiérrez Ortiz

Las consultas de pasillo

José Antonio Gutiérrez Ortiz

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COSAS DE NUESTRO PUEBLO. ASÍ NACIÓ CARAMANCHO23

Verano de 1977

Así nació “Caramancho”

Verano de 1977.Quiero aproxi-marme, lo más posible, a la realidad del ini-cio de nuestro

Grupo Folklórico “Caramanchos”, después de 30 años de andadura, durante los cuales nos han re-presentado, en mi opinión, muy dignamente. Según me viene a la memoria y para que junto a otras posibles aportaciones, tener la idea de cómo fueron sus primeros pasos. Joaquín Ro-dríguez, como de tan-tos otros eventos pro-gramados, constituidos y llevados a cabo pos-teriormente, fraguó la idea de organizar con motivo dé la Romería de Nuestra Patrona la Stma. Virgen de las Cruces, un Festival de Folklore Extremeño en su Ermita, el día 12 de Octubre. En Don Be-nito en esos momentos no teníamos un Grupo represen-tativo de nuestras jotas y danzas.Me pidió colaboración para lle-varlo a cabo y como en tantas otras ocasiones me puse a su dis-posición, no podía negarme, a mi también me seducía la idea. Nos pusimos en contacto con bastan-tes grupos que sabíamos habían tenido vigencia en épocas anterio-

res, en la ya desaparecida Sección Femenina: Fregenal de la Sierra, Almendralejo, Olivenza, etc., para al fi nal concretar con los de Cas-tuera, La Coronada, y Orellana, que por aproximación nos resul-taban más asequibles en gastos y se comprometieron en actuar en ese día, sus directivos o represen-tantes, Daría, Martín, Pepita, a

los que visitamos personalmente y quedamos agradecidos por su apoyo y sus consejos. La ayuda que solicitamos y nos concedió el Ayuntamiento para este acontecimiento fue de 20.000 Ptas. ( De las de enton-ces, como se suele decir), a las que teníamos que ajustamos para los gastos de transporte, equipo

de sonido, con baterías que nos proporcionaron en Villanueva de la Serena, pequeños detalles de recuerdos para los grupos y los sobrante para organizar un ágape que les hicimos en el Centro de San Sebastián en la calle del Pilar y que después teníamos que justi-fi car con facturas. El día antes de la Rome-

ría, teníamos que mon-tar por nuestra cuenta el escenario para la ac-tuación, fuera del recin-to de la Ermita, con los tableros y soportes que nos había concedido el Mayordomo Sr. Oli-venza y que había que bajar desde los salones de arriba, con el consi-guiente inconveniente y trabajo y que con la ayuda de nuestros ami-gos, Eduardo G-Vala-dés, Pedro G. de Pare-des, e Higinio M. Mora, que recuerde, llevamos a efecto. Hoy, afortuna-damente, los tiempos cambian y estos monta-jes los hacen por cuenta

del Ayuntamiento. Amaneció un buen día, propio de la época otoñal y los Grupos llegaron dentro del hora-rio previsto. Después de la misa, fue la procesión y puja, a la que acompañaron todos los partici-pantes en el Festival, con sus trajes típicos regionales y sus estandar-tes y banderas representativas.

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Nos pusimos en contacto con

grupos anteriorespara pedir

apoyo y consejo

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COSAS DE NUESTRO PUEBLO. ASÍ NACIÓ CARAMANCHO

Inmediatamente después fue la actuación de los tres Grupos en dos partes, que supuso un muy agradable espectáculo para los ojos y los oídos, por lo novedoso, por su colorido y su tipismo. Era la música y el baile con sabor a Extre-madura. En el intermedio participó un pequeño gru-po fl amenco local. Al fi nalizar entre aplausos el exitoso compro-miso de la participación de los Grupos, les entregaron unas placas conmemorati-vas de la Virgen y unas cin-tas para las banderas como recuerdo de su actuación por el Alcalde D. Antonio Galán, el Párroco D. Delfín

Martín, y el Mayordomo D. José M. Olivenza. El pre-sentador y periodista, nues-tro buen amigo D. Ángel Valadés, dio las gracias, con micrófono en mano, a to-dos los participantes y muy especialmente al promotor de la idea y colaboradores por la organización y el es-fuerzo para llevar a cabo el evento. En estos momen-tos, Joaquín Rodríguez haciéndose eco de la ex-traordinaria acogida y se-guramente por la presión y proposición de muchos de los asistentes, manifestó por los altavoces, que Don Benito también debía tener un Grupo representativo de su rico folklore de jotas y

danzas, e invitó y emplazó a todos los presentes o au-sentes que quisieran formar parte del mismo para el día siguiente, en el Centro de San Sebastián, a una hora establecida. El primer día de la cita fue de una agradable acogida por parte de todos los asistentes y rápidamen-te se pensó en empezar los ensayos, a lo que no hubo mucho problema, algunos de los incorporados ya ha-bían bailado y sabían de que iba el tema y en seguida los principiantes iban co-giendo el aire, los pasos y el ritmo de ías primeras jotas. En la música, afi nación, so-najas y panderetas colabo-

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La ayuda para el primer evento fue de 20.000 pts. del

Ayuntamientodonbenitense

En la música, afi nación, sonajas

y panderetas colaboramos

todos.

La primerapiedra estaba puesta, ahora teníamos que

poner un nombre

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ramos todos. La pri-mera piedra ya estaba puesta, había que cons-truir el edifi cio y había que po-nerle un nombre, necesario para inscribirse en la Delegación de Cultura con unos estatutos, como Agrupación Cul-tural, para poder solicitar ayudas para vestuario, instrumentos, transportes, etc. Entre todos pensába-mos y queríamos un nombre con fuerza, que sintetizara el ser y sentir de nuestra tierra y especialmente de nuestro pue-blo y que estuviera relaciona-do con ías raíces propias : de nuestros pastores o labriegos, que dijera en breve de nuestra cultura popular, costumbres y tradiciones y que estuvieran vinculadas y relacionadas con sus trabajos, categorías, uten-silios típicos, entorno, o de nuestros campos. Por mi parte hice un recorrido de palabras que yo había oído a familiares y an-tepasados, que fl uyeron rápi-damente y que mas o menos recuerdo: Mayorales, zagales, pastores, jateros, esquilao-res, gañanes, muleros....Jara, retama, tomillo, adelfas, cha-parros, encinares.... Aprisco, caramanchos, liaros, candil, majá, caldero, enrama... Cen-cerros, campanillas, cascabe-les y badajos. En un viaje a Naval-villar de Pela, entre Eduardo, Pedro, Joaquín y yo, decidi-mos por el que a mi me agra-daba y quedamos en bautizar-le defi nitivamente “ GRUPO DE PROMOCIÓN DEL FO-LKLORE EXTREMEÑO “ LOS CARAMANCHOS “ Al día de hoy decir “Caramanchos” es porque todo se abreviares ya sinóni-mo de investigación, recopi-lación, custodia y difusión de nuestro folklore, costumbres y

tradiciones. Hasta la primera actuación, llevada a cabo en público por las fi estas de la Navidad (ei 28-12-77), en el Hogar del Pensionista de Don Benito, hubo que moverse en varios frentes con diligencia, en ensayos, música, vestuario y sobre todo dedicar mucho entusiasmo. Muchos los viajes a N. de Pela, en los que acom-pañé a Joaquín a encargar y recoger faldas tejidas. A Ba-dajoz a pedir prestados trajes, etc.. El tema económico no se como se llevaba a efecto. El esfuerzo, dedi-cación y responsabilidad, en todos los ámbitos, que en este tiempo y posteriores épocas llevó a cabo Joaquín Rodrí-guez por nuestro Grupo Fo-lklórico es muy de agradecer. Yo desde aquí, por la amistad y afecto que nos une, le manifi esto mi público agradecimiento y el de mu-chas personas anónimas que durante este tiempo hemos disfrutado de sus actuaciones y nos hemos sentido orgullo sámente representados. Él fue el promotor, fundador y alma mater y de justicia es recono-cérselo. Las reseñas adjun-tas del corresponsal de HOY, del 11, 13 y 14 de Octubre de 1977, de su corresponsal D. Ángel Valadés, corroboran en gran parte mi aportación.

COSAS DE NUESTRO PUEBLO. ASÍ NACIÓ CARAMANCHO

RamónGallego

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Caramanchos esrecopilación,

custodia y difusión del folklore y las

tradiciones

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Mem

oria

viva

Colegio Corazón de María y ermitaVirgen de las Cruces (1956-1963)

Introducción:Nací en la villa de Peñal-sordo, un pueblecito del antiguo Señorío de Ca-pilla, hoy integrado en la comarca de La Serena.

Aquí mismo vinieron al mundo todos mis antepasados remontán-dome hasta los tatarabuelos (ex-cepto dos, de Risco y La Zarza), e incluso un par de retatarabuelos de los que tengo conocimiento. Carez-co de otros parentescos anteriores por haberse destruido los archivos parroquiales del pueblo durante la contienda de 1936-39. Si digo esto es simplemente para manifestar mi íntima relación afectivo-fami-liar con mi propio pueblo y con su pasado. Viví una infancia princi-palmente campesina con estancias en el pueblo, y diversas carencias materiales propias de aquella larga posguerra española, y a la vez de felicidad compartida con amigos de juegos de infancia. En 1956, tras la muerte de mi única hermana, Palmira, mis pa-dres decidieron, más bien por mi propio deseo, enviarme con los claretianos de Don Benito. Es ver-dad que no había en su ánimo in-terés alguno porque estudiara una carrera, sino para que recibiese una “educación” de ciega obedien-cia. Lo cierto es que, mientras mis progenitores habían previsto que permaneciese un corto espacio de

tiempo en el internado del Corazón de María, al fi nal la estancia se alar-garía hasta siete años. Y si retoma-

mos el dicho del novelista español Max Aub (nacido en París, hijo de padre judío alemán y madre fran-

cesa, pero criado en Valencia) de que “uno es de donde ha hecho el bachillerato”, yo debo sentirme en cierta medida, sin renunciar al pueblo en el que nací, como un dombenitense más. Así, los conocimientos que adquirí entre aquellos muros del colegio que hoy se conoce con el nombre de Cla-ret, me han servido como base sólida para caminar por esos extensos mundos en los que se ha desenvuelto mi vida. Tam-bién adelanto al posible lector que los recuerdos de vivencias que almaceno en mi cerebro

de aquellos años en el colegio Co-razón de María y en Don Benito, en general, son agradables.

Vivencias en Don BenitoHe adelantado que mi llegada a Don Benito tuvo lugar en 1956, a primeros de octubre, y lo hacía con un bagaje escolar muy limita-do, ya que mi permanencia a cla-ses regladas hasta aquel momento había sido casi inexistente; por lo que apenas sabía leer y escribir. Comencé por compartir aula con compañeros más jóvenes que yo en aquel entonces bien denso y es-tructurado ingreso de bachillerato. Desde los primeros días notaba

al fi nal, la estancia en el internado se

alargaría hasta los siete años

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que me desenvolvía con cierta soltura en un nuevo espacio vivencial, ayudado en los menesteres escolares por la mano de un magnífi co maestro que había en el co-legio llamado Juan Fortuny, el Hermano Fortuny, un religioso catalán lego ya algo mayor, dotado de unas es-pléndidas cualidades pedagógicas. Los días se iban sucediendo y mis conocimientos en las distintas ma-terias se acrecentaban de modo evidente. Mi llegada a Don Benito con los claretianos iba a cambiar mi vida por un quehacer cotidiano totalmente diferente al que cono-cía hasta entonces. Todo se me an-tojaba novedoso. En primer lugar llamaría mi atención aquel cambio experimentado entre una familia más bien tibia en temas religiosos y la práctica diaria de gran calado piadoso, por cuanto la vida reli-giosa en el centro lo impregnaba casi todo: oraciones al despertarse y acostarse, en las comidas, misas, rosarios, ejercicios espirituales... Con ello, rompía por mi parte con una asentada y rutinaria vida rural “semisalvaje”, con viviendas infrahumanas, sin luz eléctrica, ni agua corriente, ni escue-la..., para pasar a otra con férrea disciplina escolar y religiosa dentro de un espacio ce-rrado, sí, pero asimismo participando del “calor” de un hermoso edifi cio con agua corriente, con luz eléctrica, amplios salo-nes, campos de fútbol, tenis, baloncesto o balonvolea. Aquel cambio no me resultaba incómodo, no; por el contrario, me encon-

traba bien en este ambiente tan novedoso para mí.

Porque hasta entonces apenas si conocía yo algo más que el pueblo donde nací y la

fi nca de El Peralejo, donde me crié. Sólo alguna fugaz visita a Almadén, Guadal-mez, La Zarza o Capilla. Por eso para mí Don Benito supondría “otra cosa”. Desde un principio contemplaba una ciudad de grandes edifi cios que no me pasaban des-apercibidos, especialmente la plaza con su monumental iglesia de Santiago, el edifi cio del Banco de España o los célebres alma-cenes de tejidos Vallejo, cuyo dueño nos lo

enseñó a mis padres a mí cuando llegamos a Don Benito; y las casas de la calle Groi-zard, entre ellas el viejo Ayuntamiento (hoy Casa de la Cultura), con su prolongación callejera hasta desembocar en el parque. Y si bien desde la distancia actual a ciudad resultaba un poblachón grande y agrícola-ganadero (en poco se parecía a la actual, moderna, urbana y de servicios), á mí me llamaba mucho la atención aquellas vivien-das -algunas aún permanecen- y aquellos grandes comercios, edifi cios todos que eran auténticos palacios al compararlos con las modestas casas de mi pueblo. Acostumbra-do asimismo, como estaba a ver sólo la sen-cilla parroquia de Peñalsordo y su ermita del Cristo, también las comparaba con las iglesias que veía en Don Benito. Además de la mencionada de Santiago, podía visualizar otras de consistente arquitectura: San Juan, tan próxima a nuestro colegio -todavía no era parroquia- la de Santa María y la de San Sebastián, ésta en lo alto de un cerro. Otros templos-capillas, entre ellos los dos perte-necientes a nuestro propio colegio, también llamaban poderosamente mi atención por su belleza.

Otras vivencias en Don BenitoRecuerdo vivamente la primera sa-lida del colegio en grupo. Fue el domingo siguiente de mi llegada al centro. Después de la comida nos pusieron en fi las por cursos alinea-dos en el precioso patio de cristales (permanece igual) y de dos en dos, en fi la india, partimos todos los internos hacia el parque. Allí per-manecimos andando, jugando o simplemente paseando un tiempo; transcurrido éste, volveríamos hasta nuestro destino. Este ejercicio se iría repitiendo por meses y años. Se daba la circunstancia de que las chicas del internado del colegio del Santo Ángel regresaban del parque cuando noso-tros marchábamos por las calles en fi la, cruzándonos a veces con ellas. Sin duda, los educadores religiosos de ambos colegios, celosos de su mi-nisterio, optaban por esta fórmula con objeto de no coincidir ambos

grupos en el parque a la vez, y así evitar la “maligna tentación”, pues por entonces casi todo era pecado. Había por aquellos años entre las alumnas femeninas algunas chicas de mi pueblo que yo conocía de vista, y nos decíamos adiós cuando nos cruzábamos por la calle al vernos a lo lejos.

En los primeros años de mi estancia en el colegio sucedió un hecho hartamente

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... las chicas del Santo Ángel

volvían del Parque cuando nosotros íbamos en fi la ...

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curioso que hoy nos lleva a esbozar una sonrisa disimulada por lo inaudito del tema, pero que entonces produjo “gran es-cándalo” entre algunos miembros de la co-munidad religiosa. Un reducido grupo de alumnos que cursaba Preuniversitario, de 17 y 18 años, tuvo la “osadía” de conversar con unas chicas del pueblo en una de esas “tournées” vespertinas a las que asistíamos las tardes de los domin-gos -no sé si alguna era conocida de alguien de los integrantes del grupo- lo cierto es que algún vigilante los vio y puso en conocimiento de los superiores del centro tal “fechoría”. El escándalo fue mayúsculo entre los educadores. Se pensó tomar medidas urgentes de castigo con expulsión de alguno por “tal escándalo” y así dar “ejemplo” a los demás. Recordemos que el parque era un hermoso espa-cio abierto al público donde acudía mucha gente y además permanecía-mos allí a plena luz del día. Al fi nal, tras refl exivos pensamientos, obli-garon a uno de ellos, Francisco Pu-lido, capitán del equipo de fútbol del colegio y buen estudiante (por tanto, con prestigio) a que, en nombre pro-pio y en el de sus compañeros, pidie-se públicamente perdón ante la imagen del Corazón de María expuesta en el altar de la capilla del colegio, delante de los demás internos. Así terminó esta “historia”. En tiempo reciente coincidiendo con el propio Paco Pulido en Madrid, recordamos ambos esta anécdota vivida en los años cincuenta del pasado siglo, sin darle mayor impor-tancia, por cuanto eran tiempos aquellos en que todo se transformaba en situación pecaminosa respecto al sexo, aun sin existir detrás ningún motivo justifi cado para tal retorcimiento en mentes tan escrupulosas.

El Deportivo Don Benito: asistencia a sus encuentros. Algunos domingos cuando ha-bía fútbol, en vez de al parque, los padres claretianos nos llevaban al estadio donde jugaba el Deportivo Don Benito. Recuerdo aún con cierta nebulosa mi primera asis-tencia a un partido de fútbol. Llevaba poco tiempo en el colegio. Aquel día jugaban el equipo local y el Moralo (de Navalmoral de la Mata). Se enfrentaban en el viejo campo de Las Albercas, campo que poco tiempo después sería demolido trasladándose el Deportivo hasta el nuevo estadio Munici-pal. Recuerdo asimismo de aquel choque entre ambos contendientes que un jugador del equipo visitante regresaba al vestuario sangrando por una ceja durante el descan-

so, tras pelea contra un rival del equipo de casa -ver aquella escena me produjo males-tar-, y que el campo poseía unas gradas de madera, todo muy viejo y destartalado, y quiero asimismo recordar que el equipo del Moralo vestía con camiseta verde y panta-lón blanco, mientras el Don Benito lo hacía

con rayas albirrojas y pantalón azul, su ha-bitual indumentaria de siempre. No recuer-do bien el resultado fi nal del encuentro; pero creo que fue de un 3-1 ó 2-1 a favor del equipo local, y también tengo en nebulosa que el árbitro (nunca había visto un árbitro de fútbol, ni tampoco un encuentro como he dicho), tuvo muchos problemas para ha-cerse con el partido por las discusiones y peleas de los dos contendientes. Tras la in-

auguración del estadio Municipal, algunos años nuestra asistencia al mismo se hizo continua por cuanto había un acuerdo en-tre la directiva del Club y los superiores del colegio. De aquella época son los recuerdos de buenas actuaciones de jugadores del momento con renombre dentro del fútbol

dombenitense como el delantero centro Blesa; Urosa, un jugador todo terreno, muy popular; el ex-tremo Aparicio (éste jugó poco y era alumno de nuestro colegio); o el portero Simón, por citar sólo al-gunos, y con ellos el entrenador Isi-dro Caballero, toda una institución por entonces en el Club, en nuestro colegio y en Don Benito.

Por allí pasaron equipos que hoy han desaparecido o están en cate-goría regional, como el Manufac-turas Metálicas Madrileñas o su homólogo el M. M. Extremeñas, el Parque Móvil, el Carabanchel..., y los punteros del momento, el Man-chego, el Emeritense y sobre todo el Getafe, hoy en primera división del fútbol español, que lo recuerdo plenamente con chamarra y panta-lón azulones. Alguna vez jugaron

en este campo Municipal el Badajoz y el Ex-tremadura, si bien éstos por aquellos años pertenecían a la segunda división del fútbol español, ubicados en el Grupo Sur (existía otro grupo de segunda entonces que era el Norte -equipos de Madrid para arriba-). El grupo de tercera división donde militaba el Don Benito estaba formado por conjuntos de las regiones de Castilla la Nueva (in-cluida Madrid) y Extremadura. El estadio

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Por allí pasaron equipos que ya

han desaparecido o están en

categoría regional

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Municipal se inauguró con un encuentro entre el Deportivo Don Benito y el Atlético de Ma-drid; no pude asistir al evento por encontrarme de vacaciones estivales en mi pueblo.

Excursión del colegio Cora-zón de María a Toledo y Ma-drid. Guardo otra curiosidad en mi memoria por chocante que resulte hoy en día. Y es que el mundo y España y Extremadu-ra especialmente han cambiado y mucho. Lo que entonces se consideraba gran pecado hoy no deja de ser una mera anécdo-ta sin mayor trascendencia. De ahí que no debamos juzgar las cosas con mentalidad del pre-sente, sino trasladarnos hasta el pasado con aquella perspectiva para comprender mejor ciertos comportamientos que hoy re-sultan a la mayoría chocantes y banales; pero que entonces constituían “un mundo aparte”, y siempre por medio un temor: el pecado contra el sexto y no-veno mandamientos, los únicos que parecían existir.

Con motivo de la inaugura-ción del Valle de los Caídos (1 de abril de 1959), nuestros su-periores programaron en mayo una excursión que recorrió To-ledo, El Escorial, el propio Valle de los Caídos y Madrid. En la capital de España nos llevaron a visitar algunos recintos de la ciudad, entre otros el Zoológi-co (que entonces se hallaba en el parque del Retiro), el Mu-seo de Ciencias Naturales y el Museo del Prado. En este últi-mo algunos compañeros com-praron postales de diferentes cuadros; entre ellas algunas de La maja vestida y desnuda de Goya. Terminada la excursión, regresamos al colegio. Alguien debió “chivarse” (término muy usado por entonces) de tal “fe-choría” a algún padre; lo cierto es que empezaron las pesquisas de quiénes poseían postales de la duquesa de Alba desnuda. Al fi nal (el curso estaba terminan-do), dos estudiantes de cursos intermedios fueron los señala-dos para que no volviesen más

por el centro, por merecer la expulsión como castigo “ejem-plar”. Recientemente he coinci-dido en Madrid con uno de es-tos alumnos afectado; me contó que tuvo que seguir sus estu-dios el siguiente curso en otro centro alejado de Don Benito. No observé en él rencor, mas sí

una cierta amargura cuando re-cordaba aquel hecho. Vuelvo a reiterar que la vida entonces era así, debía preservarse por todos los medios a su alcance la ten-tación del “maligno” para salvar nuestras almas por la castidad impuesta con la prevención. Era sin duda una educación

rígida moldeando el peligro de lo heterodoxo en nuestras con-ciencias. Son hechos ciertamen-te relevantes los aquí señalados, pero la inmensa mayoría del alumnado no lo recuerdo con especial preocupación sobre es-tos temas; su comportamiento en general podremos defi nirlo como “normal”, sin que se des-cubriesen a simple vista pro-blemas psicológicos por escrú-pulos derivados de una actitud impropia por parte de algunos educadores del colegio, a pesar de estos comportamientos pun-tuales señalados. Obviamente todo lo que pasa en el mundo es historia, o simplemente in-trahistoria como señalaba Una-muno.

La vida en el centro, repito era sin duda normal e incluso atractiva; la gente tenía un des-envolvimiento lógico, simul-taneando los estudios con los diversos juegos que practicába-mos haciendo colmar nuestras aspiraciones, especialmente con la práctica del fútbol, balonces-to, balonvolea o tenis, así como con los juegos de mesa. La co-mida no era muy abundante por entonces y se valoraba en su justo contenido, como de igual modo los paseos por el parque, los partidos de fútbol del Don Benito o el cine de los domin-gos por la noche. Durante la proyección de las películas se silbaba al maquinista, el Avis-pa, cuando se atrevía a poner su mano delante del foco para que no saliera en pantalla algu-na escena un tanto atrevida por algún beso que se daban los ac-tores. Los silbidos eran con tal motivo abundantes y ruidosos.

Mayor toleranciaPero el tiempo fue pasando y aquella disciplina de hierro implantada en todos los aspec-tos durante los primeros años de mi estancia en el colegio se fue suavizando, e incluso los alumnos de los cursos superio-res salían de paseo en grupos de amigos para quedarse en la plaza o alrededores. Sólo debía-mos presentarnos de tiempo en

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dos estudiantes fueron los

expulsados del centro como

castigo

Con los compañeros de curso en el Estadio Municipal de Don Benito

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tiempo a algún padre que anduvie-se por allí, de guardia. Podíamos hacer lo que nos placiese; algunos aprovechábamos aquellas tardes de domingo para visualizar algún par-tido de fútbol en alguno de los bares cuando la televisión empezó a verse como fenómeno de masas; en otras ocasiones nos acercábamos hasta otros bares con ánimo de degustar alguna cervecita con su tapa o sim-plemente algún café. Lo pasábamos muy bien. Hasta se abrió en el cole-gio una sala de estar para alumnos de los cursos superiores, 16, 17 y 18 años, en donde se podía fumar, además de jugar al billar y a otros juegos más livianos. A esta sala no tenían acceso los alumnos de cur-sos más pequeños, a los que se les quería preservar del tabaco, si bien es cierto que durante los recreos, alumnos de 13 y 14 años burlaban la vigilancia de los padres para echar alguna “caladita”. También du-rante mis últimos años se inauguró un au-ditórium adonde acudíamos a oír música clásica, y recuerdo que en un principio nos resultaba todo ello bastante aburrido, pero que después empezamos a valorarla hasta el punto que terminamos por interesarnos vi-vamente. En la misma sala otras veces acu-dían especialistas sobre diversas materias que impartían conferencias a los alumnos mayores que seguíamos con interés. Durante mi estancia en el colegio Corazón de María el alumnado se dividía en dos grupos, de pequeños y mayores; los primeros abarcaban los cursos de ingreso, 1º, 2º y 3º; los mayores estaban formados por los cursos de 4º, 5º, 6º y Preuniversita-rio. Tanto pequeños como mayores perma-necían durante el estudio en sus respectivos salones y salían de ellos cuando el profesor anunciaba su presencia. Cada uno iba a su aula para recibir la asignatura de las en-señanzas impartidas. Creo que había por aquellos años un más que interesante nivel de estudios, donde la disciplina interna de-bía ser respetada por todos. El comedor era amplio y diáfano y en él comíamos todos los alumnos internos a la vez.

Excursiones a la ermita de la Virgen de las Cruces También se pusieron de moda en los últimos años de mi estancia en el cen-tro las excursiones o giras hasta la ermita de la Virgen de las Cruces, la patrona de Don Benito, por la que los dombenitenses mostraban gran fervor. Desde muy pronto supe que la patrona de Don Benito corres-pondía a esta advocación mariana por oí-

das a compañeros externos, pero no iría a ver su blanca ermita hasta los últimos años de permanencia en el colegio, coincidiendo con las giras que organizábamos especial-mente en primavera. En uno de los libros que cayeron en mis manos por los primeros años de bachillerato aparecía un poema del escritor y diplomático valenciano Ernes-to La Orden Miracle, que hacía referencia a esta advocación extremeña junto a otras cuatro de nuestra región y que aprendí de memoria por entonces. Aún recuerdo el poema:

Y si Francia tiene un Lourdes

y un Loreto tiene Italia,

España tiene las Cruces,

Guadalupe y Aguas Santas,

las Angustias, Covadonga,

Piedra Escrita y Coronada.

Y por si es poco un Pilar,

que es la promesa más alta,

que no le socava el sol

ni las aguas le socavan.

Mientras que exista esa piedra

España será cristiana.

Como se observa cinco de estas advocacio-nes son extremeñas, entre ellas la patrona de Don Benito, la Virgen de las Cruces. Hasta allí, a su ermita, nos trasladábamos los alumnos internos para comernos una merendilla o pic-nic como empezaba a conocerse. En verdad que lo pasábamos muy bien comiendo con apetito de trago-nes adolescentes al tiempo que nos olvidá-bamos de las clases cotidianas. No faltaba

nuestra visita al interior de la ermita de la santa patrona para rezarle y pedir que nos ayudase en los exámenes que se avecinaban. A mí me producía una gran espiritualidad aquella blanca ermita con su trono mariano como de igual modo me lo producía aque-llos viejos eucaliptos de su entorno con un olor propio. Como siempre que podíamos nos dábamos al fútbol en las praderas cir-cundantes y ya sudorosos por el esfuer-zo emprendíamos el camino de regreso a nuestro colegio; colegio que iba mejorando poco a poco. Un tiempo atrás habían insta-lado en sus dependencias duchas con agua caliente y fría; ahora aprovecharíamos para refrescar nuestros cuerpos y eliminar toxi-nas en esas duchas con el agua embalsada procedente del río Guadiana.

Conclusión En junio de 1963 dejaba yo el co-legio Corazón de María de Don Benito, tras la superación del la reválida de sexto. El curso siguiente me matricularía de Pre-universitario en el Instituto Cervantes de Madrid. Había dejado atrás siete años de hondas vivencias y formación humanísti-ca compartidas con compañeros de todos los rincones de Extremadura, y profesores asimismo de nuestra tierra, junto a otros, religiosos y seglares de distintas regiones de España. Entre todos modelaron sin duda mi futura personalidad. A ellos, profesores, compañeros y trabajadores del centro, quie-ro dedicarles este trabajo de memoria viva, con mi reconocimiento y afecto. Y termino retomando una vez más la cita de Max Aub, aquel escritor nacido en París que cursó su bachillerato en Valencia, puesto que por tanto yo “soy” de Don Benito, ya que aquí hice el mío.

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Alejandro García Galán

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Investigación delFOLKLORE

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INVESTIGACIÓN DEL FOLKLORE. INDUMENTARIAS TRADICIONALES 32

Indumentaria tradicionalde Orellana la Vieja y Jerez de los Caballeros

Los trajes de Orellana la Vieja fotografi a-dos en la Exposición de Sevilla nos llevó a ese pueblo que se alza desde una vasta ex-

pansión de campos sin árboles que se prolonga hasta el Guadiana y allí

se pierde de vista. Todavía se veían algunas rocas y sierras, con cam-pos de olivos sobre las laderas. En la Exposición los vestidos habían sido etiquetados como de la Sere-na, pero cuando Covarsí describió Orellana, la incluyó directamente en las localidades siberianas. Su nombre se atribuye al tono ocre de la tierra que no solo produce gra-no y fruta sino que también provee material para embalaje de los mu-ros de la casa como los de Navalvi-llar de Pela.

Las mujeres de Orellana

reconocían como suyo un traje de labradora (fi g.383) mostrado en Sevilla. El vestido característico constaba de una falda artesanal de lino, con cuadros blancos y líneas negras y adornada con una raya horizontal compuesta de tres ban-das de las cuales las unidades más anchas eran rojas, violetas y rojas. A cada lado, de cuadros blancos al rojo, las listas mostraban rojo, blanco, verde o negro, blanco, rojo y azul. Más allá de la unidad en rojo, se disponían en orden inverso y luego continuaban con el verde, rojo, blanco, violeta y amarillo que pertenecían a la unidad de violeta. El borde de la bastilla se remataba con un cordón tejido de hilo rojo y verde. El pañuelo de seda de color amarillo limón se deslizaba por la cabeza de tal manera que revelaba un moño trenzado como el de Al-burquerque. Las medias de algodón estaban hechas de ganchillo con un diseño enterizo de rombos negros alternando con el naranja. El pié estaba tejido liso en negro y en lo alto ribeteado con pequeñas ondas de ganchillo. Los zapatos de cuero curtido, que llegaban al tobillo, se ataban con cordones.

La pastora (fi g. 384) de Orellana la Vieja se había repre-sentado vistiendo una falda de lana artesanal con rayas verticales en bandas sombreadas, alternan-do rojo con verde. De una línea de blanco en la mitad, cada una reco-rría simétricamente tres tonos del color desde el negro hasta el borde. Como la falda de La Serena , esta estaba rematada con un plisado de

galones de lana al bies, aquí rojo. El largo delantal era de algodón o de lino a cuadros de color azul oscuro y amarillo apagado y con bandas ro-jas sobre la bastilla. Un importante accesorio era el bolsillo de piel de oveja blanca, sin duda regalo de un pastor que se había esforzado con cierta facilidad y con toscas herra-mientas para ejecutar un diseño calado de motivos fl orales con las

indu

men

taria

sin

dum

enta

rias

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iniciales “A C”. La piel de oveja estaba alojada sobre franela roja y atada con galones de lana ver-de al bies.

Las mujeres nos ense-ñaron un par de calzas de cuero (fi g. 385) hechas de piel de este-zada marrón y llamada calzona. Los dobladillos abiertos por de-bajo de la rodilla daban a la fra-nela roja. Teniendo un siglo de antigüedad, las calzas estaban diseñadas con la caída frontal. Los bordes estaban atados con piel de cabra y las terminacio-nes abiertas en la cadera y en los dobladillos se mantenían con una correa de encaje. Botones de latón adornaban estas calzas; en principio había seis bordean-do el dobladillo de atrás y cinco hacían un arco en cada cadera por detrás de la abertura. Ha-bía observado un uso parecido

de los botones en la cadera en calzas en las provincias de Avila y Segovia. Los vestidos de cuero de corte casi idéntico enriqueci-dos con un bordado de correas blancas, exhibidos en el Museo del Pueblo Español, pertenecie-ron a un pastor de Soria de La Poveda. En fecha tan reciente como 1932 La Poveda se tenía como un pueblo de mujeres de octubre a junio cada año por-que los hombres se ausentaban con los rebaños de migración a Extremadura. Nieves de Hoyos Sancho comenta que Soria es la provincia en la que “vestidos y adornos de cueros estezados alcanzan sus formas más ricas, debido sin duda, a pesar de la disminución de migraciones de rebaño, a que mantiene relacio-nes constantes con Extremadu-ra”.

Las polainas de cuero (fi g. 386) de Orellana La Vieja estaban decoradas en parte con bandas de borde liso cosidas en líneas paralelas como esas adornando las polainas de Jaén mostradas en 1925 en Madrid. Unos trozos aplicados sobre el pie estaban recortados con mo-tivos fl orales, que (fi g. 387) a la vuelta daban otra variante de los motivos usados en Don Benito. Una banda estrecha cosida en las dos líneas lisas y un fi no zig-zag remataban el borde del pie. Unas presillas para abrochar debían originariamente haber estado acompañando todo el largo de la pierna. Solo cinco de los más bajos prestaban servi-cio, los que estaban por encima del tobillo habían sido perfora-dos en vez de cortados y per-manentemente ensartados en el siguiente por encima para re-forzar el borde. Largos botones de metal aseguraban la tira de la planta del pie que terminaba

en pequeños festones. Faltaba el fl eco en uno de ellos.

Lo que las mujeres nos tenían que ofrecer como nove-dad era una miniatura de traje de bandido para que lo lleva-ra puesto un niño en tiempos de carnaval. Teníamos mucho respeto por el héroe viril de las historias y pinturas Románticas como para ver al niño vestido. El sombrero, copiado del ban-dido de hace un siglo, tenía una copa en forma de cono truncado y el ala estrecha con una profunda doblez, ambos cubiertos con terciopelo negro. En la chaqueta de terciopelo os-curo los motivos de cuentas de azabache en hombros y mangas sugerían fl ecos ricos. Incluso habían unas pequeñas calzas de piel de becerro cosidas y borda-das en blanco y en colores. La cartuchera, copiada de una de “hace más de cien años”, tenía bolsillos de algodón verde y

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una cubierta de hule verde. La parte del an-verso de terciopelo rojo, atado con algodón rojo, estaba bordada con fl ores naturalistas en sedas rosas, blancas, amarillas y verdes.

Los bandoleros de la Sierra Mo-rena en el siglo diecinueve eran héroes en buena parte del terreno, ya que la gente los consideraba amables, un poco duros pero generosos y derrochadores. Todavía creían esto en Orellana la Vieja.

Aunque la parte sur del valle del Guadiana no tenía un nombre distintivo, en realidad es conocida como otra comar-ca, siendo más y más montañosa al alzarse sobre la cordillera Marianica. Mucho suelo del valle se dedica al pasto. Incontables al-cornoques tachonan las laderas y proveen toneladas de corteza ligera y elástica tanto para la exportación como para su uso do-méstico. Los cerdos campan a sus anchas alimentados con bellotas y produciendo jamones y chorizos de calidad superior. Las aceitunas para el aceite se recogen de los huertos, geométricamente nítidos. En con-traste con los pueblos de La Siberia, donde la imaginación está clavada en la espina de la necesidad, los del sur se las han arreglado para vestirse con elegantes proporciones, con felices toques de adorno y vestirlas con chispa y gusto. Aquí, la Extremadura “ex-tremeña” ya se ha quedado atrás. Andalucía está en el aire. Un español podría mejor que nadie observar el carácter de la comarca.

En Extremadura prefi ero que me dejen en el borde que te obliga a pelearte con esa terrible sirena que es Sevilla. El tren nos lleva por Sierra Morena a través de un delicioso campo lleno de olivos y naranjos cercados por chumberas. Cuando nos ba-jamos del tren en Llerena hemos pasado la frontera sin duda alguna. El sol, el acento, la furiosa blancura de los muros encalados nos pueden desorientar; no obstante, todo esto tiene el carácter peculiar y genuino de la Extremadura baja rayando con Anda-lucía y también con Portugal. Los extre-meños, los andaluces y los valencianos se bañan en el sol como si fuera su elemento. Pero mientras los andaluces y los valencia-nos hacen de cada pueblo un mosaico de tonos claros, principalmente rosado y azul,

los extremeños permanecen fi eles al blanco inmaculado de la cal. El barroco español consigue aquí una forma simple y popular, ayudada por la forja en los balcones y en las veletas.

Tal y como en Badajoz Covarsí pinta a sus amigos en la frontera, así en Fre-genal de la Sierra, Eugenio Hermoso Martí-nez retrata a sus vecinos de las tierras sure-ñas. El ha rechazado coger el pincel durante la Candelaria y los Carnavales, cuando los trajes antiguos salen en desfi les y el nunca abre los baúles para reconstruir el pasado. Él ha recordado a su gente con lo que visten en el día a día. Lo más que ha concedido ha sido un esporádico pañuelo de sandía y una falda a rayas.

Encontramos Jerez de los Caballe-ros, al noroeste de Fregenal, completamen-te encantadora. Como cimiento se había elegido la cima de entre un mar de colinas ahora bordados con olivares. Los tejados rojos y los muros blancos permanecían en un orden apretado bajo las oscuras torres de la iglesia barroca hechas con ladrillo,

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terracota y tejas. En las casas (fi gs. 388, 389) un detalle morisco de ladrillos se usaba con frecuencia sobre las arquerías o en el borde de las azoteas. Los arcos se empleaban audazmente para sostener un puente sobre una calle, mientras que un detalle tan pequeño como la capota sobre un balcón podría arquearse en un trifolio.

Jerez compensaba la ausencia de un vestido distintivo para todo el año durante la Semana Santa, cuando las ca-lles estrechas y serpenteantes presenta-ban espectáculos tan gratifi cantes como aquellos mucho más celebrados de la capital andaluza. Junto al Guadalquivir el drama pascual tenía que representarse a nivel del suelo, mientras que en Jerez las cuestas empinadas proporcionaban clímax muy vívidos mientras los pasos con fi guras a tamaño real conseguían un ascenso, o paraban antes de aventurarse a descender. En estas cuestas, el empuje de los penitentes (fi g.392) intensifi caba el sentimiento lúgubre del recordatorio inmemorial. Incluso los niños (fi g.390) tomaban parte con supremo aplomo y solemnidad balanceando los cucuruchos y manteniéndose en la procesión.

La aparición de las autoridades del pueblo en la procesión terminaba tal y como habían comenzado las solemni-dades de la semana. Iban acompañados de los maceros (fi g.391) de caras cervan-tinas resaltadas con gorgueras y boinas del siglo dieciséis, hechas con seda ada-mascada de color rosado y engalanadas con plumas de avestruz. El mismo ada-mascado componía los abrigos que lle-gaban colgando hasta por debajo de las rodillas. En el escudo de armas de la ciu-dad llevado en un estandarte ofi cial, la fi gura de San Bartolomé estaba acompa-ñada de manera adecuada por un árbol y un arbusto en miniatura, la dadora de bellotas y de carbón vegetal: la encina, y la jara asociadas a la escena extremeña.

Hemos recorrido Extremadura de norte a sur, empezando en las Hurdes en la órbita de Salamanca y terminando en Jerez de los Caballeros en la de Sevi-lla, tomando nota de las características de los vestidos que pueden atribuirse a las infl uencias de la corriente migratoria de los pastores, así como haciendo com-paraciones con los trajes de Portugal y de varias regiones de la España peninsular. La cuenca del Tajo fue la fuente más rica de material y su clímax, Montehermoso. Que vaya a desaparecer todo rastro de traje tradicional en Extremadura parece poco probable. Las formas de vestidos tanto de hombre como de mujer están conservadas como trajes para que los ni-ños se vistan en carnaval. El trabajo de la sección femenina ha propiciado nuevas ocasiones para el uso de trajes de mujer. Además, los extremeños continúan con-fi ando en tales trajes para añadir color y efectos parejos de uniformidad en masa y variedad de grupo a sus desfi les. Más de doscientas chicas jóvenes vestidas con sus trajes regionales de sus pueblos asis-tieron a Medellín para conmemorar el cuarto centenario de la muerte de Her-nán Cortés, y en Plasencia en 1951 las hijas de las familias importantes lleva-ban trajes de la alta Extremadura mien-tras ejecutaban bailes tradicionales en el festival de la Virgen del Puerto. El interés por los vestidos regionales trasciende las barreras sociales. Los extremeños madu-ros de cada estación aprecian su heren-cia, puesto que cada traje regional es una expresión de la identidad singular de su lugar de origen y, más allá, del carácter especial de la misma Extremadura.

Extraído del Libro “Spanish Costume:

Extremadura” Ruth Matilda Anderson

Pags: 313 – 319Traducción:

Fco. Miguel García Barroso

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Desde muy pe-queña, me han gustado mucho las canciones antiguas que me cantaba mi

abuela. Mi abuela, Carmen Cor-tés, una mujer de ochenta años, a la que le ha gustado mucho cantar y bailar cuando era joven, sobre todo, canciones de carnaval y de corro, que cantaban y bai-laban con el fi n de divertirse y encontrar novio, ha pesar de las riñas de mi bisabuela Felisa. De hecho, antes de comenzar la beca de “Investigación y Recopilación del Patrimonio Musical de la Se-rena”, ya tenía un gran número de canciones recopiladas de Cabeza del Buey. Pues, durante años, gra-bé todas las letrillas de las que se iba acordando mi abuela. Incluso, ahora, después de acabar la beca, la grabo muy gustosamente.

Hace tiempo, salieron al público dos becas para la “Investiga-ción y Recopilación del Patrimonio Musical de la Serena” y me presenté a una de las plazas, para continuar con el trabajo empezado de inves-tigación. Me asignaron los pueblos en los que tenía que investigar, que eran la mitad de los que forman la comarca de la Serena. La otra plaza, era para una chica de Don Beni-to, Mª Elena Ruano, que se encargó de la otra mitad de dicha comarca. La ver-dad es que ha sido duro. Fueron cuatro meses de trabajo de campo viajando casi todos los días a los diferentes pueblos de la Serena y com-paginándolo con la trascripción de las canciones encontradas a partitura, pero muy gratifi cante, no solo por el número de canciones recopila-das, sino por las personas que co-noces tan amables y sencillas, y que

solo existen en nuestros pueblos.

El repertorio musical que encontré fue muy variado en los distintos pueblos. Desde el gran repertorio religioso, de romances, y

de quintos de Capilla, pasando por los villancicos de Peñalsordo, los auroros y preciosos Misterios Glo-riosos y villancicos de Zarza Capi-lla. Las canciones de Zambomba de Helechal, las canciones humorísti-cas, del juego de la rama, couplés y algunas jotillas, de Monterrubio de la Serena y la Nava.

De Castuera, las antiguas jotas de “la velada de San Juan”, “la liga”, “el casorio”, y “la jota de Cas-

tuera”. Cabe destacar, las ciento ochenta y siete canciones de corro de Carnaval de Cabeza del Buey, los romances y las canciones de pande-ro de esta misma localidad. Algún

ejemplo de estas canciones de corro son:

A ratones me huele niña tu

cuarto, deja la puerta abierta

que entre mi gato.

Ya no bebo más agua de tu

tinaja, porque he visto un bi-

chito que sube y baja.

De suegras y de nueras va

una carreta, la mía va delan-

te siendo alcahueta.

La labor de investigación, no solo consistía en recoger las canciones, sino en grabar bailes e instrumentos tradicionales de cada pueblo, para eso tienes que tratar de convencer a la gente para que te bailen, y te ense-

ñen los pasos. Como anécdota les puedo contar el caso de Capilla, en el que yo les dije a mis informan-tes (mujeres de cincuenta años en adelante) que si serían capaces de bailarme una jota de dicho pueblo para que yo les grabara, y creí que me iban a decir que no, pero no fue así. Al otro día se habían puesto los refajos bordados, los mantones y la fl or en el pelo, y con una alegría…

La verdad, es que ha sido un trabajo muy produc-tivo, pues se ha recogido el setenta por ciento del repertorio de la Serena, pero aún queda mucho más que recopilar y descubrir. Aunque esta labor de recopilación, corre a cargo de todos. Las personas mayores tienen que cantar a sus hijos y nietos, y éstos, a su vez, escuchar todo ese repertorio que solo se transmite oralmente

y no queremos que desaparezca.

INVESTIGACIÓN DEL FOLKLORE. PATRIMONIO MUSICAL

para investigar tienes que

convencer a la gente para que te baile

36

Patrimonio musicalde La Serena

María LuisaGallego López

Pat

rimon

io m

usic

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Ofi cios ANTIGUANTIGUOS

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OFICIOS ANTIGUOS. MI ABUELA ANTONIA

Mi abuela Antonia

Hay en Don Benito casas repletas de puertas, mue-bles, suelos lle-nos de magia y

brillo…de una época en la que lu-cir ese brillo, esa magia era obra de personas con dedicación y sensibi-lidad, personas empeñadas en sacar de cada pieza, de cada estancia esa vivencia que da el tiempo, lo que otros se empeñan en llamar patina.

Es Antonia Parejo una de esas personas que trabajaban la madera, barnizándola, mimán-dola…pertenece a una familia de 10 hermanos, padre en la guerra, que luchaban por vivir, que no por sobrevivir. llego a ser pulimentar la madera, barnizadora de muñe-quita, tintadora de madera seca… hacedora de belleza, tras ofrecerse ella en uno de los muchos talleres

de nuestra ciudad. Una vida dedica-da a elegir la madera, hacer el tinte, concretar su tono, y ponerla en pie.

Abedul, haya, nogal, roble, castaño…..sillería, talla, olores….ese fue su ofi cio. Comenzó de apren-diza en un taller con 13 años, años de hambre y penuria, de diferencias sociales en una Extremadura, cuyo afán de miseria solo estaba en las letras escritas de libros ignonina-dos e ideas trasnochadas, donde se

luchaba día a día con ansia e hincapié, como mi abuela.

Es mi abuela Antonia Pa-rejo, de quien he aprendido y quiero aprender esta vida, no por deseo de heredar el ofi cio, que para todo hay que valer en la vida. Es ella de quien aprendí a caminar, a correr, a comer y a bailar, a reír y a llorar, a luchar por todo.

Comenzó en un taller de maderería de nuestra ciudad por pura y urgente necesi-

dad. Era un arte femenino antaño, ella cuenta que solo ha conocido un hombre barnizador de muñequilla en Valencia Las tornas cambiaron al introducirse las nuevas técnicas, y ese no es el motivo de este arti-culo. Era niña, casi mujer en una España donde se crecía antes de tiempo, donde esa necesidad hacia crecer y madurar un carácter para el que había que tener “madera”. Fue aprendiz con trece años. Aprendió a

38

de ella aprendí a caminar, a correr, a comer y a bailar, a reir y a llorar, a lorar, a lorar

luchar...

Ded

icac

ión

y se

nsib

ilidad

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diferenciar maderas secas de maderas hú-medas, a separar calidades y naturalezas de robles y de abedules, de la haya y del pino, de ocumen y nogal. Hizo litros de tinte y barniz, valoraba la talla, mezclaba colores para dar forma a ideas…por ello se pagaba entonces. Conoció herramientas de tallis-ta, gubias y cinceles, supo darles su color y brillo. Tras el carpintero, con la madera acabada, ellas teñían. Pasaba de madera seca, tapando sus poros, mezclaba alcohol y goma laca en escamas….y con una “mu-ñequilla”, pelota de guata y algodón viejo,

usando vegetal, cuerdas desechas, impreg-nando y aplastando los poros con barniz, espesando o aclarando si es talla o no. Se espolvorea con piedra pómez y se barniza, dejándola lisa y brillante, gotas de aceite, oro liquido… hecha la ilusión, vuelta a vuelta, giro a giro.

Cuanta casa llena de puertas ma-tizadas, muebles satinados, suelos como cristales, de pinceles armados, de lanas ve-getales, de cuerdas desechas, de triples ce-ros, interiores tintados y encerados, cuanta sillería destripada…cuanto cliente a cuyo deseo hubo que darles formas en las cabe-zas y manos de esta barnizadora de muñe-quilla, ofi cio de antaño y encarecido por el tiempo. Paso de hacer a restaurar, los tiem-pos se imponen…no podía quitar el color, pero si disolver lo que la técnica había su-perado. Mucha anilina tras disolver lanas ha dejado su acción en sus manos, grandes

de años, largas de horas.

Arrugas que hablan por si solas de poros tapados de cera, de errores de gubia de artesanos previos, de suciedad de tra-pos…

Esos años 60 que no mataron per-sonas, pero si ofi cios…vuelve la técnica a imponerse. Antonia mujer se casó en el 50 y siguió a su marido al campo, fue su pas-tor, Modesto…el amor dio sus frutos y esos

frutos debían madurar. La madera se hizo picón… El campo de donde salía su prime-ra materia prima hizo lo propio. Descorte-zó su vida, haciendo que formara su núcleo familiar. Cogió aceitunas con tanta alegría como manejaba piedras calientes. Cuido de sus hijos, de su marido en días y días de sol y lluvia, de balidos de ovejas y risas in-fantiles, pero el tiempo se impone. Vuelve a su vida cosmopolita, cargando cántaros de agua y comiendo sardinas “prensas”…y con ella vuelve a su ofi cio aprendido y que feliz la hizo. Los talleres desaparecían, pero ella se empeñó en chapar tablones, en vestir sillas de palma, de cuerda. No cosía en casa, pero si enhebro agujas para comodidad di-bujada en sillerías y camas…todo lo hacia “por su cuenta”. Vistió bancos y casas a giro de muñequillas…ella feliz, y feliz. Quedan resquicios, y lo llevaría ahora si los años pa-saran en balde. Vestida con su bambo, ha-cia sus mandados, con la casa hecha. Ella ha cubierto con su muñequilla lo que una pistola no podría siquiera intentar, y ese es su orgullo. Ver cómo, a golpe de barniz, ha creado y madurado su familia es, repito, su orgullo. Su marido y sus hijos, sus nietos y su arte, intacto en tanta y tanta obra…Ella es tenaz como gubia, fuerte como madera seca, árbol de sabiduría…ha visto pasar gente y condiciones…ella es mi abuela, An-tonia!

OFICIOS ANTIGUOS. MI ABUELA ANTONIA39

José AntonioGallego Parejo

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OFICIOS ANTIGUOS. NOBLE OFICIO, LA HERRERÍA 40

Era mi intención terminar por aho-ra la descripción, según mis conoci-mientos sobre este noble ofi cio. Pero

a medida que avanzo en el escrito me doy cuenta de que este arte da para más, y no quiero omitir ciertos procedimientos de manipulación y acabado, que no podría describir por falta de espacio, dejando este tema para ya el próximo y que si, es mi intención que sea el último. Téngase en cuenta que se trata de un ofi cio que ya según la Biblia ejercía Tubalcain, Herrero Divino, y la mitología nos habla de Vulcano Dios Griego, hasta nuestros días en los que resurge con fuerza, aunque hoy lo que se llama forja tradicional dista mucho de los sistemas primi-tivos de manipular el hierro.

En el principio y después de extraer el mineral y mediante un sistema de fundición, (colado) se generaban unas piezas de forma predeterminada, laminas, barras de todas formas y secciones en bruto y que después había que moldear, esto se conseguía como ya dije en mi articulo anterior sometiendo el material a una cierta temperatura candente, con lo que se consigue ablandarlo y darle una cierta elas-ticidad. Hoy se trabaja con este material con formas mas acabadas: chapas, pletinas, cuadrados, redon-

dos y todas las formas geometrías y medidas posibles.

Conseguir por el proce-dimiento primitivo uniformidad, cuando se trataba de una sucesión de elementos iguales, por ejemplo los balaustres de una verja, o un dibujo de fi ligrana, era imposible, y volviendo otra vez a la reja del Mo-

nasterio de Guadalupe, o de la ca-tedral de Burgos, que cada vez que la veo me deleito situándome con la imaginación en el momento de su creación, en la forma de trabajarla, veo una sucesión de muchos herre-ros y muchas fraguas, calentando las piezas, sonando los golpes secos del martillo sobre el material can-dente y otros torciendo las barras,

La h

erre

ría

Noble ofi cio,la Herrería (III)

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OFICIOS ANTIGUOS. NOBLE OFICIO, LA HERRERÍA 41

ya sean de varias varillas de redondo uni-das, o simplemente una barra solidaria de cualquier fi gura, unas de poco grosor, fáci-les de trabajar, y otras muy pesadas por su mayor calibre. Unos, buenos profesionales y otros no tanto, de ahí que todas las piezas no sean de la misma calidad artística. Vuel-to a la realidad observo que las piezas mas perfectas están situadas donde es mas fácil admirarlas, dejando las mas defectuosas, -existiendo una gran diferencia de calidad entre unas y otras- para las partes menos visibles, esto se manifi esta principalmente el la zona alta de este verja.

Bien hoy lo que llama-mos forja tradicional se limi-ta a cortar mas que moldear unas piezas ya con forma de-fi nida, bien en hierro colado o fundido, y con la ayuda de elementos mecánicos mas sofi sticados, tales como: sol-dadura eléctrica, de alta fre-cuencia, oxiacetilénica, (esta cada vez menos usada) cor-tadoras, cizallas, taladros, al principio manuales y después eléctricas , y otros muchos elementos, que contribuyen a dos situaciones antagónicas, una facilita al herrero su tra-bajo, pero paralelamente con-tribuye a perder ese sentido

artístico original. El herrero tenia que dar forma a cualquier elemento necesario para el traba-jo que tenía que hacer, así, tenia que em-pezar construyendo todo, no solo la fi gura a realizar, si no todos los elementos nece-sarios para ello, por ejemplo: tenia que fa-bricar los elementos de unión, remaches, abrazaderas, tornillos, puntas, clavos etc. Entonces no se conocía la soldadura ni el antiguo “pegue” consistente también en calentar las piezas a unir, introducir entre ellas un producto compuesto de arena y después martillar una sobre otra, este pro-

cedimiento también estaba limitado por el grosor de las piezas a pegar. Hoy la realización de cualquier elemento artístico, decorativo, o arquitec-tónico, requiere el mismo sentido creativo del artista, solo que actualmente y con los medios actuales resulta mucho más fácil llevarlo a cabo, no es lo mismo realizar una obra de arte utilizando por ejemplo una ba-rra de acero de sección cuadrada, hexago-nal o de cualquier otra geometría y de cual-quier medida comercial, incluso de forma helicoidal en cualquiera de ellas, que tener que cuadrar ese lingote a base de calentar y golpear con martillo, darle la medida co-rrespondiente lo mas uniforme posible, y después darle la forma helicoidal, calentan-do de nuevo e ir torciendo a tramos. Esto forma parte de lo que ya llamamos forja y que en un próximo escrito quiero desarro-llar.

Entonces no se conocía la

soldadura, con lo que era más difícil

relizar la labor

Agustín Aparicio Cerrato

PIDE un buen

SURTIDO DE TAPAS

con unas BUENAS CAÑAS

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Juegos TRADICIONALES

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Juegos Tradicionalesde “correr” EL AROPARTICIPANTES: individual MATERIAL: Un aro metálico y un alambre fuerte REGLAS: El juego consiste en ro-dar el aro a mucha velocidad pu-diendo establecerse una competi-ción con otro niños de velocidad o de habilidad

LA GALLINITAPARTICIPANTES: ilimitado MATERIAL: ninguno REGLAS: Todos los jugadores se colocan en corro menos uno que tiene una zapatilla en la mano. Cantan la siguiente canción y la escenifi can: A la gallinita por de-trás, tris, tras, Ni la ves, ni la verás, tris, tras. Mirar para arriba, Que caen judías; Mirar para abajo, que caen garbanzos. A dormir, a dormir, que los Magos van a ve-nir.( cierran los ojos)En ese momento, el que tiene la zapati-lla la coloca detrás de uno de los jugadores y sigue dando vueltas al corro para despistarlos hasta que dice ¡ya!. Los jugadores abren los ojos y el que se encuentra la zapatilla de-trás de él sale corriendo detrás del que se la puso. Si lo alcanza antes de que ocupe el lugar vacío, no

ocurre nada, pero si no lo hace, se la queda él.

LAS CUATRO ESQUINASPARTICIPANTES: cinco MATERIAL: un lugar que tenga cuatro esquinas. Si no lo hay, se dibuja un cuadrado en el suelo. REGLAS: Cada esquina es ocupada por un jugador y un quinto se queda. Este pregunta a uno de los jugadores: -¿Qué hay en la casita que alqui-

lar? -A otro lugar que esta está ocupá En ese momento los demás juga-dores intercambian sus lugares rápidamente. Si el jugador que se queda ocupa uno de los lugares vacíos, se lo queda y que no tiene

esquina pasa a quedarse

CARA Y CRUZPARTICIPANTES: Más de cuatro MATERIAL: Una moneda REGLAS: Se dibuja una línea y otras dos a unos diez de metros de la central.. Los participantes que eligen cara se colocan a una lado y los que eligen cruz a otro. Cuando el árbitro del juego dice cara, los participantes de este equipo co-gen el pañuelo y corren hacia su

línea del fondo. Si los del equipo contrario los cogen, pierden y, si no, es al contrario ÉPOCA: Todo el año FUENTE: Marcelino Moral Muñoz. Cantaga-llo (Salamanca) GALLETASPARTICIPANTES: Más de uno MATERIAL: Una piedra REGLAS: Se hacen dos círculos y uno tira la pie-dra. El otro jugador va a recogerla y el primer ju-gador va dibujando cír-culos dentro del círculo grande. El que sea capaz de dibujar más, gana ÉPOCA: Todo el año

FUENTE: Noel Olivares Moral

GUARDIAS Y LADRONESPARTICIPANTES: Dos grupos con varios miembros MATERIAL: ninguno REGLAS: El equipo de los guar-

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os y

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ónJUEGOS TRADICIONALES. JUEGOS TRADICIONALES 43

... todos los jugadores se

colocan en corro menos uno que

tiene una zapatilla en la mano ...

Page 46: CARAMANCHOS - Nº 8 (2007)

JUEGOS TRADICIONALES. JUEGOS TRADICIONALES 44

dias trata de coger a los miembros del equi-po de los ladrones y meterlos en la cárcel. Los ladrones pueden ser salvados por sus compañeros si son tocados en la cárcel. El juego termina cuando todos los ladrones están en la cárcel ÉPOCA: Todo el año

LA LETRAPARTICIPANTES: Más de cuatro MATERIAL: ningunoREGLAS: Se hacen dos grupos y cada uno piensa una palabra. Cada miembro del equi-po se asigna una letra de la palabra. Uno de los dos equipos se escapa y el otro tiene que cogerlos. Van diciendo la letras que tienen asignadas y tratan de averiguar la palabra. Si lo consiguen, ga-nan. No valen palabras extran-jeras ni inventadas ÉPOCA: Todo el año FUENTE: Igor Blanco

EL PAÑUELOPARTICIPANTES: Más de cuatro MATERIAL: Un pañuelo REGLAS: Se asigna un núme-ro a los participantes de cada equipo. El árbitro del juego dice uno de los números y los participantes que lo tengan asignado corren hacia él para tratar de coger el pañuelo y vol-ver hacia el lugar donde está su equipo sin que el contrario le coja. Si lo coge se le descalifi ca y si no se le descalifi ca a él. ÉPOCA: Todo el año FUENTE: Marcelino Moral Muñoz. Canta-gallo (Salamanca)

TRES NAVÍOSPARTICIPANTES: Ilimitados MATERIAL: ningunoREGLAS: Como comienzo, los cabecillas “echaban pies” y así se formaban los dos grupos. Después había que echar a suertes qué grupo se la quedaba; a cara o cruz o a cerillas. Esto se hacía comúnmente en la

plaza. El grupo al que le habla tocado que-dársela tenía que estar en la plaza hasta que los otros, después de haber salido corrien-do, y ya a una distancia que les permitía no ser vistos, gritaban: “Tres navíos en el mar”. “Otros tres en busca van”, contestaban los de la Plaza, y salían tras de ellos. El asunto consistía en volver a la plaza, o a donde se hubiese comenzado el juego, sin ser vistos por el otro grupo. Si se conseguía, el grito ritual era “En tierra pararemos”. Por el contrario, si el grupo que se la quedaba vela a sus adversarios el grito era de “Tierra descubierta”. Y se cambiaban las tomas. FUENTE:http://roble.pnt ic .mec.es/~fromer2/soto/pasado/juegos.htm

CORRE CALLESPARTICIPANTES: ilimitado MATERIAL: ninguno REGLAS: Uno de los niños se inclina por la cintura. El siguiente los salta y se incli-na también. El tercero salta los otros dos y se inclina. Así sucesivamente. Cuando han terminado todos, el primero se levanta y salta a los demás comenzando una nueva ronda de saltos.

LOS BORRICOSPARTICIPANTES: ilimitado pero siempre número par MATERIAL: ninguno REGLAS: Los jugadores se dividen en dos grupos y cada grupo forma parejas. Un niño hace de burro y su compañero/a se sube a él. A una señal, comienzan a empujarse y derribarse. Cuando lo consiguen, la pareja queda eliminada del juego. Vence el equipo al que le quede alguna pareja en pie.

LOS ENCANTADOSPARTICIPANTES: Ilimitados MATERIAL: ningunoREGLAS: Uno o una “se la quedaba”, y así

como en otros juegos se echa-ba a suertes, en este lo más co-rriente era aquello de “el último que llegue se la queda”: todos salíamos corriendo y quien lle-gase el último a la puerta de la escuela, la de abajo o a la puer-ta del huerto del pórtico era quien se la quedaba. El juego consistía en que el que cuando el que se la queda-ba tocaba a alguien este debía quedarse parado, “encantado” hasta que otro jugador lo vol-viese a tocar y lo desencantase. El que se la quedaba tenía que atender a dos frentes: por una parte tenía que seguir encan-tando a los demás y por otra, tenía que cuidar de que no le desencantasen a nadie. Labor difícil.

El juego terminaba cuando todos los juga-dores estaban encantados, pero eso no ocu-rría nunca. FUENTE:http://roble.pnt ic .mec.es/~fromer2/soto/pasado/juegos.htm

Ahttp://centros3.pntic.mec.es/

cp.valvanera/juegos/correr/correr.html

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GastronomíaTRADICIONAL

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GASTRONOMÍA TRADICIONAL. ABUELITA ¡CUÁNTO ME ACUERDO DE TÍ!

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de

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anza

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Abuelita¡cuánto me acuerdo de tí!

Desde hace unos meses he cons-tatado cómo los precios de los productos bási-cos y no tan

básicos han experimentado una considerable subida. Si a esto añadimos el alto coste que supu-so para nuestros bolsillos la en-trada del euro – cuando muchos de estos productos pasaron en un solo día de costar 100 pesetas a valer un euro, y que la subida salarial no ha supuesto, ni mu-cho menos, una compensación por estas subidas -, mal, muy mal veo la situación económica del año venidero.

Todo esto hace que mis recuerdos vuelvan a los años cincuenta, cuando aún vivíamos en una eco-nomía de subsistencia.

Mi abuela, mu-jer de campo y gran co-cinera, tenía el privilegio de contar con diversos productos que en el pue-blo abastecían a las fa-milias, pero que la clase obrera de la ciudad tenía en gran estima y rara vez comían por ser caros.

Me refi ero, por ejemplo, al pollo. Era un artículo de lujo que sólo se comía en algún cum-pleaños o por Navidad, y era el plato estrella en los

mal abastecidos restaurantes “nor-males” de entonces.

La abuela tenía una olla grande (a mi me parecía enorme)

en la que ponía, en el fondo, una gallina ya cansada de abastecer de huevos a la familia. Los despojos como la molleja, las patas, el hi-gadito, y los futuros huevos ya no

consumados, también eran in-troducidos en la olla junto con un par de patatas, otras tantas zanahorias, uno o dos nabos y unas ramitas de hierbabuena. Añadía a continuación cinco li-tros de agua y un poco de sal; por supuesto que entonces no había pastillas de caldo, las puntas de jamón ni se veían, pero si había, añadía dos huesos de caña. Todo esto se cocía en la lumbre duran-te un tiempo a fuego lento, espu-mándolo de vez en cuando.

Cuando todo estaba en su punto se producía el milagro: con un colador separaba el caldo. Si había fi deos se preparaba una buena sopa, pero si no, añadía al caldo una buena yema de huevo y salía un con-somé que reanimaba a los hombres que venían de trabajar en el campo ateridos de frío.

A los más peque-ños, con las verduras del caldo y un poco de éste, nos hacía un excelente puré de verduras y, con los despojos, un puñado de arroz: y el resto del caldo lo teníamos para el día siguiente, para comer

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el pollo era un artículo de lujo lo de lujo lo de lu

que sólo se comía en cumpleaños

y Navidad

muchos productos

pasaron, en un sólo día, de costar 100 pts. a un euro

Page 49: CARAMANCHOS - Nº 8 (2007)

o cenar una sustanciosa sopa de picadillo.

Con tomate, calabacín, cebolla y pimiento, y la carne de la mitad de la galli-na bien picadita, todo ello bien mezclado, comido con un buen trozo de pan candeal, constituía la comida o cena de la familia.

Y aún quedaba media gallina. Si había leche, cosa que no solía faltar en el pueblo, hacía junto con un poco de hari-na una deliciosa bechamel que más tarde, cuando estaba fría, se moldeaba hasta for-mar unas croquetas que pasaba por pan ra-llado (así aprovechaba el pan sobrante), y huevo batido.

A los niños nos gustaba mucho la bechamel pero poco las croquetas, por lo que, a veces, lo que hacía era añadir un poco más de leche y luego lo depositaba en un recipiente con un huevo batido por en-cima y lo introducía en el horno y ¡oh mila-gro!, resulta que no era sólo el plato favorito de los niños, pues los mayores también se apuntaban gustosos a probar este manjar. Y todo esto con muy pocos medios.

Ciertos años se pasaban más ale-gres: habían conseguido criar un cerdo y hacer la matanza. Ésta se procuraba hacer lo más cerca posible de Navidad, olvidan-do un poco ese refrán que dice “A todos los cerdos les llega su San Martín”, ya que San Martín es en noviembre, y claro, el cerdo llegaba escasamente al verano, y además así en Navidad había algo más variado en la mesa.

Recuerdo que mucha gente nece-sitada solía vender o cambiar los jamones o paletillas, aún en carne sin salar, por to-cino, ya que éste lo aprovechaban más para cocinar y no tenían que aguantar los largos meses del proceso de secado de estas partes del cerdo.

Se decía: “Si un pobre come ja-món, uno de los dos está malo”

La hora favorita de los pequeños era la merienda: había poca variedad pero nos encantaba. En la época de manzanas, nos las preparaba asadas, que devorába-mos sin protestar. Si sobraba pan, cosa que ocurría de tarde en tarde, se aprovechaba haciendo torrijas, que nos volvían locos a todos, mayores y pequeños. Cuando las va-cas parían, aprovechaba la leche para hacer-nos una sustanciosa cuajada, y con un poco de harina, leche y poco más nos preparaba una deliciosa fuente de buñuelos que nos comíamos de una sentada.

Si había carencia de artículos de-bido a la sequía, la merienda se solucionaba con sólo pan y aceite. Una rebanada de pan con un chorrito de aceite y una pizca de sal, o bien de azúcar para los golosos, solucio-naba este problema, y si algún adulto tenía que realizar un viaje a la ciudad, nos traía chocolate, o mejor, sucedáneo, producto muy popular en aquella época de escasezes, como el famoso “Vitacal” que vendían en-vasados en onzas individuales. Otra de las meriéndas típicas en época de vendímia era un racimo de uvas con un poco de pan, pero cierto es que esto ocurría de tarde en tarde.

Si trasladamos estos ingredien-tes a los tiempos actuales veremos que no resultan onerosos en absoluto. Lo mismo ocurre con las legumbres, tan sanas y hoy tan olvidadas, principalmente en las ciu-dades, donde cada vez se consume menos cantidad.

Estos platos de mi infancia me marcaron para siempre y procuro sacar tiempo los sábados para elaborar con pro-ductos como los que menciono al menos parte de la comida familiar de la siguiente semana. Y os lo aseguro: ahorro dinero y tengo a la familia contenta. Os sugiero ha-cer lo mismo: estoy segura de que vuestro bolsillo y vuestro cuerpo os lo agradecerá.

Inés Gibaja Hombre

www.atapear.com

GASTRONOMÍA TRADICIONAL. ABUELITA ¡CUÁNTO ME ACUERDO DE TÍ!47

Page 50: CARAMANCHOS - Nº 8 (2007)

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GASTRONOMÍA TRADICIONAL. RECETAS DE 1877 48

Libro de Cocina (Don Benito, 1877)

PATOSLimpio el pato, se le atan con un hilo las patas y alones; en man-teca se doran muy bien y con los higadillos, que se fríen en mante-ca también, se echan a freír unas rebanadillas de papas; luego se ponen a cocer con agua y sal y especias fi nas. Los higaditos, pa-pas, todo se maja (machacao) y se echa el pato y se cuece hasta estar tiernos.

(Libro de Cocina)

Dª Josefa Mejías Díaz de la Cortina, Don Benito, 1877

TARTA DE MOLDEA una libra de manteca, otra de azúcar, 8 huevos y una jicara de aguardiente. La manteca se bate con el azúcar como para los bizcochos, los huevos apar-te; después se une todo y se le va echando harina y se trabaja bien hasta que quede en una regular consistencia.

(Libro de Cocina)

Dª Josefa Mejías Díaz de la Cortina, Don Benito, 1877

Recopilado por:Eduardo

Gómez - Valadés

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GASTRONOMÍA TRADICIONAL. CONFRONCIOS

Confroncios:Sosiegos del Hambre (II)

Las morcillas Si algunas perso-nas no disponían en sus casas de tocino para comer o com-pletar la olla –cosa

rara–, o escaseaban las mollejas en sus despensas, o simplemente que-rían cambiar de sabor cotidiano de una alimentación monótona, o no había otra cosa para poder comer, podían echar mano, por la baratura y disponibilidad que se estimaba, de las morcillas.

¿Y existe un patrón único para la elaboración de la morcilla? No. ¿Cuántos tipos de morcillas existen en Extremadura? Puede de-cirse, que tantas como pueblos hay en la región. Como comprenderán, posibles lectores, no voy a escribir de todas ellas, ni describirlas, so-lamente de aquellas que he catado con más frecuencia a los largo de vida: la morcilla patatera, de Cas-

tuera; la morcilla de vientre y de lustre, de Don Benito y Cabeza del Buey, y la morcilla de hígado, de Campanario.

¿Quién no ha escuchado ese refrán que dice: ¡que te den m orc i l l a ! ? Quien lo dice, lo hace de una ma-nera desde-ñosa y bur-lona hacia a alguien; t a m b i é n , para mani-festar tener poco interés hacia algo. Y es que a la morcilla se

la ha considerado como el perso-naje pobre de la matanza del cerdo, el producto menos importante, va-mos, como si fuera un subproducto matancero. Quizás es visto como un embutido con escasa calidad de alimentos de “primera clase”. Sí, en efecto, pa-rece ser el embu-tido modesto y tristón de la ma-tanza. Pero, con el corazón en la mano, ¿a cuántos estómagos peno-sos y quejumbro-sos por el ham-bre ha callado? Y,

cómo no, ¿a cuántos ha satisfecho la curiosidad de catar y reparar el de-leite de ser degustada?, y es que la cordura del buen yantar de la mor-cilla va llegando a todos, incluso a los que las desdeñaban, que no eran los desfavorecidos.

He escuchado muchas ve-ces a mi padre otro refrán, también referente a la morcilla, que, según él me decía, mi abuelo Guillermo repetía con cierta frecuencia: “Ar-tículo catorceno, quien come mor-cilla caga moreno”. Y es que en la morcilla, como indica este refrán, la esencia principal está en el apro-vechamiento de la sangre del cerdo; si no, ¿cómo se va a cagar moreno? ¿Que por qué moreno?, pues por la oxidación del hierro que la sangre contiene. Acaso, ¿no se defeca ne-gro cuando alguien sufre una he-morragia gástrica?

Después de descoagular la sangre del cerdo sacrifi cado (que ha ido vertiéndose durante el desan-grado en el interior del barreño co-

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locado para tal acto, bajo el ori-fi cio horadado por el cuchillo en el cuello del animal) por el continuo remolineo de la mano y brazo de la señora matancera, se condimenta la sangre con variadas especias, según los lu-gares, y se añade los ingredien-tes que cada uno quiere o puede para la elaboración: patatas, ce-bollas, hígado, arroz, etc...

Si algo enriqueció a España con respecto a la poste-rioridad del “El Descubrimiento de América”, no fue sólo el oro que de allí se trajo hacia nuestra Nación (éste se fue más, desgra-ciadamente, para el mal uso en las guerras que nuestros reyes se empeñaron en mantener con otros países y en el benefi cio de la nobleza y, cómo no, de los pi-ratas, sobre todo ingleses), sino fueron determinados alimen-tos. Leyendo a Néstor Luján, en su libro La Puerta del Oro, podemos advertir, según nos cuenta, cómo el extremeño don Antonio de Torres y Calderón no cifra su riqueza ni en el oro ni en la plata sino en el estudio de botánica que aportó desde Perú. Entre otras cosas, el autor nos habla del tomate y, no fal-taría más, también del pimiento y de la patata. De está última, me ha hablado mucho mi com-pañera Gloria Urquizo, nacida en Perú, de cómo la miman en su país. Y los europeos apren-dieron y conocieron, al princi-pio de una forma desconfi ada, las grandes cualidades de éstas para matar el hombre, sobre todo en el pueblo alemán, gran consumidor de ellas. Y la patata ha sido durante años, junto con los garbanzos, los confroncios de la mayoría de los extreme-

ños. Del pimiento, los extre-meños supieron convertirlo en pimentón. En Castuera, a través de sus mujeres y hombres, de los cuales muchos de éstos par-ticiparon activamente en diver-sos viajes a ultramar, han sabido guardar con cariño la patata y el pimentón, para convertirlos en un elemento primordial de su gastronomía: la morcilla pata-tera.

Ya en el mes de agosto comienzan a sembrar las pata-tas para la matanza. Es la pata-ta uno de los doblones de oro morcillero de la alimentación castoreña, que será mezclada para elaborar la morcilla, una vez pelada, cocida y pasada por la máquina con agujeros grandes, con la sangre y grasa del cerdo, y aliñado, todo ello, con pimentón, ajo y sal. Y así de sencillo, como la sencillez de sus gentes, es la elaboración de la morcilla patatera.

Recuerdo cómo en los años de mi infancia las calles en Castue-ra, durante las mañanas y en los meses de inviernos, se llenaban de forasteros (palabra que se dice con frecuencia aquí) de los pueblos de alrededor en bús-queda de la patatera, que casi siempre terminaban compran-do en las tiendas de Chicha o de los Chichejas. De verdad, es qué es una delicia comerla cruda, cocida o emborrajada. No pue-do olvidar aquellos meses de inviernos de mi niñez, cuando, junto a mis hermanas Isabel y Elda, comprábamos una mor-cilla de patata en la tienda de Chicha para emborrajarla bajo las brasas del brasero de picón con el papel de estraza, con la que venía envuelta, mientras hacíamos los deberes escolares. Quien así, emborrajada, la haya probado, no podrá dejar de lado el chorrasqueo de lo tostado ni el suave sabor graso de la misma cuando, abierta sobre un plato,

se presiona con un trozo de pan sobre ella y nos la llevábamos a la boca o se unta en una tostada de pan de hogaza.

No menos despre-ciable era comer la morcilla a pan y puño, como me enseñó mi vecino Aniceto –el padrino, como yo le llamaba– a comerla, o como yo se la veía almorzar o merendillar a mi amigo Juani-to el Tela. ¿Qué cómo se come de esta guisa?: ambos, el pan y la morcilla, se coloca sobre la palma de una mano, y se los abrazan con los dedos de dicha mano; la morcilla, entre el aro formado por el pulgar y el ín-dice; el pan, apretado con los dos últimos dedos; un muerdo de morcilla y, girando el puño, un muerdo de pan. No es nada especial comerlo así, pero es en-tretenido y original.

Dentro del capítulo de estos humildes embutidos, no se puede ignorar ni echar de lado a la morcilla de lustre o de vientre. Reconozco que soy un ignorante en cuanto a la elabo-ración de esta morcilla, aunque no en su degustación.

Poco antes de escribir esta parte, me encontré por las calles de Don Benito a mi buen amigo Francisco García –Qui-co–, a quien ya he mencionado en otras ocasiones, y le pedí que me informara sobre la morcilla de lustre y de vientre. Él es un libro abierto sobre el léxico y costumbres de Don Benito, y, además, familia de carniceros. A los pocos días de hablar con Francisco, me dejó una nota es-cueta en el buzón de correo de casa, pero llena de información

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Del pimiento,los extremeños

supieron convertirlo en

pimentón.

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GASTRONOMÍA TRADICIONAL. CONFRONCIOS

para mi ignorancia. Y a fe que me enteró y me informó, en su lacónica esquela, mejor que cualquier diccionario sobre es-pecialidad gastronómica. Decía así: “Receta o aliño de la morcilla de lustre (la cruda) o de la morcilla de vientre (la co-cida). Se hace con:Carne gorda o entreverada, sangre, ajo, cebolla, hierbabue-na, sal, pimentón y un poquito de comino molido.Para la cruda, se utiliza la tripa de vaca, para la cocida, tripa de cerdo.” (Sic) Aunque este tipo de morcilla hace buen juego con el cocido extremeño, sobre todo la morcilla de vientre, nada tiene de desdeñable para comerla tal y como se compra elaborada. Para esto último, basta un buen zalaco de pan, una navajilla y el deseo de consumirla; el sabor lo recibe y analiza nuestras papilas gustativas. Y nuestras papilas nos transmitirán el suave dul-zor de la sangre y de la cebolla, que la enjuga y refresca, junto al sabor del pimentón y el agrada-ble gusto del ajo majado. No menos humilde y gustosa resulta ser la morcilla de hígado de cerdo. Cuéntase de ella que es originaria de dis-tintos lugares de la España an-daluza y extremeña, y hasta de las tierras catalanas. Pero para mí que es y forma parte de la peculiar gastronomía de Cam-panario, sin despreciar la de Orellana la Vieja ni la de Maga-cela. Los tres pueblos, son algo así como los tres puntos del juego de “Tres en raya”, pues en línea recta están para ganar una partida en el juego gastronómi-co.

De doña María Pie-draescrita Ayuso Gallardo, es-crito en el IV tomo, pagina 379 (Personajes y otros aspectos culturales), del libro Campana-rio, me he atrevido a escribir la receta que la autora relata sobre la morcilla de hígado de cerdo: “Se pican el hígado, el magro y el unto, se amasan bien y se agrega clavo molido, pimienta negra, ajo molido, vino, sal y pimentón. Se amasa todo y se llena en una tripa”. (Sic) Y el re-sultado, tras unos pocos días de

oreo, es una bella morcilla, de color negruzco y de consisten-cia blanda pero compacta de un exquisito sabor aromático. Mi esposa prefi ere pasarla por el fuego; yo, sin embargo, cruda. A mi me queda un lejanísimo sabor amargo de amor de hiel, perfumado por el olor del clavo, que parece abrirse como una fl or en la boca.

Chuletas de borrego enhuevada

Castuera siempre ha tenido fama, y de ella ha presumido, de ser un pueblo con muchos y grandes rebaños, y muy buenos corderos y ovejas merinas. Aquí, en Castuera, como en todos los pueblos de la Serena, la oveja es siempre muy bien aprovechada: su carne, su leche (¡quesos de La Serena!) y su lana. En La Se-rena y, concretamente, en aquel pueblo, ni la edad ni el estado de modorra de las ovejas han sido motivos para despreciar-las y repudiarlas. Sus carnes, en aquellos estados maltrechos de salud y de edad, eran aprove-chadas con cariño y mimo por los pastores que deambulaban por las dehesas serenianas para preparar las calderetas. Pero en Castuera, aparte de la típica cal-dereta, los costillares de estas ovejas castigadas por la edad y enfermedad han sido aprove-chados de una forma peculiar: Chuletas enhuevadas. Nunca podré decir que en Castuera he comido, por ser cuna de ella, las mejores chuletas de cordero, pero sí las mejores chuletas de oveja. Las chuletas de oveja, en sí, son duras y sebosas. Asa-das o a la plancha, son verdade-ros sinsabores de un engrudo no específi co, donde al termi-nar parece que el olor de la lana ha penetrado hasta el miajón. Y, para no desperdiciarlas y darles un sabor asequible al gusto, las mujeres castoreñas supieron engañarlas. Yo siempre he di-cho que las carnes y pescados buenos sólo necesitan fuego; los aliños son para las carnes y los pescados que no son buenos, para los que hay que “falsifi car” los gustos. Y esto se ha conse-guido con las chuletas enhueva-

la morcilla hace buen juego con

el cocido, pero es un gusto comerla como se compra

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das, además de ofrecer exquisitas sensacio-nes gustativas. Era frecuente comer estas chu-letas en Castuera en determinadas épocas del año, sobre todo, el día 2 de febrero, día de “La Candelaria”, y, desde los años 50, en la romería de San Isidro; lo mismo, duran-te las ferias de Santa Ana y la de septiem-bre. En las dos primeras festividades, si el tiempo acompañaba, la velada transcurría en el campo, y era un buen momento para comerlas y disfrutar de la gira. Durante las ferias, eran degustadas en algunos de los bares clásicos de pueblo, tales como el de Janofa, El Tiranta, El Paraíso o el Túnel. En lo últimos años de vida de mi madre, era frecuente que ella nos las preparara, cuan-do íbamos los fi nes de semana a visitarla. ¿Cómo prepararlas? Yo, como a continuación cuento, veía a mi madre ha-cerlas de la siguiente manrea: unas 24 horas antes de ser degustadas, las chuletas eran aliñadas con ajo machado, sal, perejil con mucha generosidad y vinagre, y se cubría todo ello con agua. Al día siguiente, para comerlas, pasaba cada chuleta por un hue-vo batido y, a continuación, por pan rallado. Después, en aceite bien caliente, las dejaba freír. Comidas las chuletas enhuevadas, ca-lientes o frías, el sabor ovejuno queda le-jano pero no se olvida, y él es de un fresco emboque de cordero con aroma lozano de perejil. Dos o tres chuletas (más bien este último numero) me producía satisfacción del rebaña(d)ero.

El salón Nada tiene que ver este apartado con un aposento o un comedor donde po-der comer con lujo, pero si tiene que ver con el lujo de poder comer el salón. Según el diccionario de la Real Academia Españo-la, salón es defi nido como Carne o pescado salado para que se conserve. Los pastores de La Serena no tuvieron que recurrir al DRAE para defi nirlo, sino a sus propias ne-cesidades. La Serena no es lugar de peces, salvo los que el río Zújar y los que algunos arroyuelos de otoño e invierno ofrecen.

Pero la verdad, que tanto los pastores como los habitantes de esta comarca no son afi -cionados a las degustaciones piscícolas, y menos las de río. Pero sí son estas perso-nas afi cionadas a las carnes tantos de cer-do como de cordero y de oveja. Y de estas últimas nace el salón y, especialmente, en Castuera. Ya he escrito en otro capítulo, que la oveja modorra, a pesar de su grave mal neurológico (algo parecido a lo de las fa-mosas vacas locas), eran aprovechadas en la alimentación, salvo la cabeza, pues los pastores ya sabían, sin necesidad de veteri-narios ni científi cos, que el mal modorrero de la oveja estaba en este órgano. Las calde-retas y las chuletas enhuevadas, ya citadas, eran uno de sus fi nes. Pero también descu-brieron que el salón podría cubrir otras ne-cesidades alimenticias y culinarias, y que a

la vez pudiera ser un alimento conservado durante un mayor tiempo que aquellos dos platos gastronómicos ya citados. Antigua-mente no había frigorífi cos, y menos en los chozos. Eso lo sabemos todos. Y también sabemos que los alimentos había que con-servarlos para disponer de una despensa, dado el largo tiempo que pasaban pastores y labradores en el campo, y para eso se hi-cieron los embutidos, los escabeches, etc. Así pues, la caldereta no era un alimento para guardarlo durante mucho tiempo, so-

bre todo si hacía calor, ni las chuletas en-huevadas. Sin embargo, el salón sí. Cuando la oveja modorra era sacrifi cada, la carne, sobre todo la de las paletas, era cortada en tiras más o menos delgadas y cubiertas con sal. De este modo, ya desecada la carne, se conservaba durante mucho tiempo. No sé si las necesidades de alimentación les per-mitían conservarla mucho tiempo, y sobre todo por las delicias de degustarlo. El salón podía ser comido crudo, donde el vino de una bota apagaba la sen-sación de sed provocado por la sal, asado sobre las brasas o en estofado. Este último guiso era el más frecuente. Y era sencillo, como la alimentación pastoril, pero lleno de enjundia. En una olla se ponía a cocer unas patatas rajadas y ¡tronchadas!, a las que se les añadía, junto con unos trozos de salón, un poco de condimento amarillo. ¿Sal? Depende del gusto del salón y de lo que al comensal o comensales les apetezca. Alguien se preguntará que por qué la patata tiene que ser rajada y tronchada. De esta manera, las patatas, cuando cuecen, permanecen con más consistencia, y no se ablandan como si fueran de consistencia fa-rinácea. Para conseguirlas así, basta cortar un trozo de patata con el cuchillo y apartar el trozo de la misma del resto de la misma, tronchándolo. Buen provecho tenga quien así lo deguste, sobre todo si lo come a la puerta de una casa de campo, bajo el cobijo de una parra, o en el interior de la casa, alrededor de una chimenea. Pero siempre…, cucha-rada y paso atrás; es más acogedor y una mejor manera de compartir un buen ali-mento.

GuillermoPaniagua Parejo

(De mi libro: Paquitas, ¿qué como

hoy?)

GASTRONOMÍA TRADICIONAL. CONFRONCIOS 52

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Retazos deEXTREMADURA

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RETAZOS DE EXTREMADURA. DESDE USAGRE CON AMOR 54

Desde Usagrecon amor

Confi eso que nunca antes ha-blé de nuestro poeta-estrella Luis Chamizo, ese oasis de ver-

dor lujurioso en el desierto e in-menso panel telúrico extremeño. Esa referencia que todos tomamos como paladín del cas-túo, el Chamizo, poeta minarete desde el que se proyectan todas las esencias folklóricas de los ex-tremeños, que yo recuerdo por oídas de mi padre, que tuvo el lujo de escuchar su verbo en un teatro al aire libre en una fi esta de Usagre, ese líder apolítico de lo nuestro que con un pequeño Miajón reali-zó la proeza de condensar todo el espíritu castúo en el gazpacho de nuestras referencias como pueblo viejo y sabio, pobre y grandioso a la vez de los hijos de los machos que un día triunfaron en América, esa estrofa al aire libre y puro que los enanos no han podido silenciar, esa luz en la penumbra del mundo

ramplón de una poesía insípida y de futuro sin futuro, de esos huecos poetas descubridores de mundos descubiertos, nada menos que ese es nuestro Luis Chamizo. Un día del mes de agosto de 1994 se nos ocurrió a un gru-po limitado de amigos rendirle homenaje en el centenario de su nacimiento aquí, en el pueblo de Usagre. La velada fue antológica,

con intervenciones de persona-lidades que glosaron la fi gura y obra del poeta y poetas que le cantaron sus versos al Hijo del Tinajero en el escenario mon-tado en un parque del pueblo que lucía en el fondo la leyenda: 100 años de Luis Chamizo. Y a la recacha de aquél motivo actuó en la plaza de la villa, traído por un entusiasta maestro natural de Guareña con ejercicio en el co-legio público de Usagre llamado José Isidoro Ruiz, el fenomenal grupo folklórico Caramanchos que así se sumó a nuestro ho-

menaje. De forma y manera que pueblo de Usagre, nuestro amigo el maestro y Caramanchos, rindieron homenaje al universal Chamizo. Igual que hicieron nuestros padres en aquella velada del año 1929 de la que se acompaña el programa de la memorable fi esta.

JoséLarrey

Cronista de la Villa de Usagre Luga

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Caramancho vino a conmemorar

el centerario del nacimiento de Luis Chamizo

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RETAZOS DE EXTREMADURA. EXTREMADURA EN EL JÚBILO55

Úl t i m a m e n t e cuando salgo a pasear por los caminos de los pueblos con algo más de

pausa que anteriormente, ya que mi situación de jubilo así me lo permite. Con un aspecto algo más distraído, voy mirando a diversos sitios o paisajes y ninguno en con-creto, pero intentando no perderme ni el más mínimo detalle de lo que he contemplado tantas y tantas ve-ces. Paisajes que antes me pasaban desapercibidos en sus más diversos detalles y que hoy al contemplarlos hacen revivir en mí todo su esplen-dor y encanto, llenándome la me-moria de esas cosas que siempre han estado ahí, en la tierra donde uno nació y se crió, haciéndome partícipe de tantas cosas como te-nemos al alcance de las manos, pero que es ahora cuando las veo recreándome en ellas mucho más que en el pasado, donde el tiempo siempre apremiaba.

Para ver y apreciar en su justo valor todas las cosas nuestras, sólo hace falta tiempo, no pasar de prisa, pararse recrearse en ellas, y guardarlas en las alforjas de la re-tina, de una manera agradecida. Al tener presente todo esto, la luz de lo nuestro se hace más íntima aden-trándose en el hondón del corazón, como el canto del grillo en trigal, la sementera, el rastrojal, el jaral o la primavera ofreciéndonos campos de múltiples colores. Al tener pre-

sente todo esto, la película de la memoria se hace más pun-tual y precisa, llevándonos al punto que nos saca de esa indiferencia que nos propor-ciona al poner ante nuestros ojos lo más maravilloso de estos parajes, monumentos y paisajes de nuestra tierra EX-TREMEÑA. En las ocasiones en que me invade la alegría, permanezco sorprendido ante el verdadero signifi cado de cosas tan cercanas, que por esta nómina del jubilo hoy me son realidades con-cretas y precisas. Hace muy poco, en unos de mis viajes, paseando por veredas de La Serena y Las Vegas Altas, que-dé maravillado por sus huertas de árboles en fl or y campos de verdes arrozales, casi desconocidos para mí hasta estos momentos en que me encontré dentro de un inmen-so jardín, algo extraño a mis ojos. En aquel instante reconocí mi gran ignorancia por no haber sabido mi-rar todas esas cosas, nuestras cosas, con el sufi ciente detenimiento, pues no era la primera vez que me inter-naba por dichos vergeles, pero eso sí, siempre con el valor apremiante del tiempo. Todo eso me hizo re-fl exionar, que en adelante tenía que andar más despacio, pausadamen-te, más y más tranquilo, mirando y apreciando la belleza de las peque-ñas y grandes cosas que tenemos a nuestro alrededor y que algunas veces la impaciencia no nos las deja ver.

Para sentir y vivir todo lo que es nuestro y nos envuelve, hay que estar en completa armonía con uno mismo; pasar sin prisas, como si la batuta del tiempo nos sincroni-zara con lo que uno está descifran-do y que con tanta generosidad nos la ofrece la naturaleza en nuestra querida tierra. Yo hombre así, forjado y aferrado a todos nuestros concep-tos en lo más tradicional, y que como todos vibro y vivo paso a paso la pasión por todas nuestras cosas, desgranándolas en el senti-do más puro de nuestra lacónica y bulliciosa gratitud, al tener ante la vista atrevidamente despierta todo cuanto Dios nos brinda de lo que es nuestro patrimonio natural EX-TREMEÑO, permitiéndome dis-frutar de él mucho más que antes por mi situación de JUVILO.

Extremaduraen el júbilo

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quedé maravilladocon sus huertas y

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A Jordi Ortíz, A Jordi Ortíz, A un amigo bueno

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RETAZOS DE EXTREMADURA. VENID A PLASENCIAVENID A PLASENCIAVENID A PL

Venid a Plasencia

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Perdonar este atrevi-miento, quizás efu-sivo, que os hago como invitación a esta bonita ciudad y sus alrededores, y, de

ante manos, os lo agradezco. Está enclavada en la altura de nuestra provincia de Cáceres, y parece que su fundador, el Rey Al-fonso VIII, vio el sitio ideal para que con los tiempos, Plasencia fue-ra una gran ciudad. No echó de me-nos un río, que es bonito, por su an-dadura rabiosamente actractiva, el Jerte, cuyas aguas son claras, de una corriente y luminosidad agraciada. En él, se crían las mejores truchas, y su caminar lo lleva a sitios verda-deramente atractivos: La Isla, por ejemplo, que es un lugar magnífi ca-mente ideal, por su belleza, que está obsequiada con una preciosísima frondosidad. Es lugar de recreo, y de espacios delicadamente adapta-dos para baños. Desde allí, Plasen-cia, se dibuja como una estampa maravillosa y, te apetece subir para tocarla y gozar de tan bonito como tiene. Sus calles, nos confunden con tiempos de otros siglos, boni-tas, que, sin duda, dan un excelente y admirable conmovedor , al ver en ellas, el recuerdo de los tiempos que se fueron, que debieron ser ma-ravillosos. De grandes monumentos, puedo hablaros de una hermosa Catedral, que, qué curioso, son dos, una sin terminar y, la principal, a la que quiero referirme es bondadosa-mente encantadora, amplísima. Un coro, donde se hacen las celebra-

ciones religiosas, es formidable, y está cerrado con una verja exquisi-tamente elaborada. Existe otro coro interior donde la madera expone toda su belleza, con decoraciones labradas de tanta gracia, como de importante exposición. Y, allá arriba, entre enci-nas y canchales, el gran Santuario a nuestra Virgen del Puerto, ¿qué os voy a contar a este respecto...? Que es lo más entrañable, lo más idea-lizado por todos los placentinos, que, seguro, en Plasencia, no habrá un sólo placentino que no lo visite para pedir o dar gracias a la Virgen, que es patrona de nuestra Plasen-cia. Poco os he contado de ella, cuando vengáis, me recordaréis porque me he dejado atrás muchas cosas impresionantes sin contar.De contarlo, no todo, sino lo más inte-resante, seguro que yo no tendría el espacio necesario para hacerlo. Después de este apete-cible sabor, al menos para mi, de rememorar cosas de acá, yo desea-ría haceros partícipes también de sensacionales cosas que ilustran los alrededores de nuestra querida Plasencia. El Valle del Jerte, por no ir más lejos. Este es un mag-nífi co y ejemplar terreno, donde hay nacidos muchos miles de ce-rezos, y, que está situado a orillas del Río Jerte, cuya infl uencia, sin duda, él la admite porque lo hace más encantador. Es impresionable ver deslizarse sus aguas , que con tanto candor vierten en él toda su alegría, su amorosidad y, hasta pa-rece que les cantan. Así lo veo yo, y

así ha de ser. Es este hermoso Valle, la más bella pintura impresionista que se haya pintado, porque en él, se armoniza tanta belleza nacida de su excitante frondosidad. En la primavera, comienza como el mejor lienzo pictórico, bello y de exagerada excitación, porque es tan bonito, que mejor no se puede pintar. Son cerezos, que copan todo este grandioso Valle y lo visten con millones y millones de fl oréenlas blancas, consiguiendo matizar todo un conjunto armónico, que lo pone exageradamente bello. Causa admi-ración, y grandiosas emociones ver todo un hermoso Valle vestido de blanco. Luego, cuando este blanco desaparece, reluce la frondosidad de las cerezas, rojizas y en grandio-sa abundancia que, ¿qué te diría...? A mi me encanta. Pero no es sólo bello en la primavera; yo, que me gustan los contrastes, veo muy conmovedor cómo se pone de bonito este Va-lle en otoño. Los cerezos colorean el ambiente, los castaños le ponen colores ocres, y los chopos amari-llean unos más y otros menos que tonifi can la grandiosidad de todos los colores. Lo circundan pueblos tan bonitos, que parecen hechos para nacimientos, muy bonitos, con bal-cones colgados, de madera , y, ves a algunos pueblos allá arriba del Va-lle, que parecen colgados del Cielo. Es para volverse... Hay más cosa que contar y que ver, pero ya he soltado casi lo mejor que tiene de encanto todo este bello lugar de España.

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JoséLemus Fuentes

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Fiestas de interésTurístico Regional (II) (introducción)

Continuando nues-tro recorrido por la cultura de nues-tra tierra, a través de las tradiciones y creencias que

las diferentes generaciones han ido transmitiendo y escenifi cando en las distintas fi estas regionales; nos

centramos en este número en las que se celebran durante el segundo mes del año, mes que, en la provin-cia de Cáceres saben bien de cuál se trata con sólo recitar una adivinan-za popular: “Dime un mes con las Candelas a dos y San Blas a tres”; pues, no hay en la respuesta secreto para los vecinos de estas tierras que

en su gran mayoría, una de las dos celebraciones festejan, mas, si que-dara alguna duda a dicha adivinan-za, he aquí la solución romanceada: “los disantos de febrero, el segundo el Candelero y el tercero, el Gargan-tero”.

RETAZOS DE EXTREMADURA. FIESTAS DE INTERÉS TURÍSTICO REGIONAL57

Las Purifi cásde Monroy (Cáceres)

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Así, por ejemplo, encontramos el municipio cace-reño de Monroy que celebra en esta fecha, su fi es-

ta más emblemática: Las Purifi cás, una celebración inmemorial que cada año despierta el fervor y entu-siasmo de los vecinos, emigrantes y turistas que visitan la localidad en estas fechas. Esta festividad, tam-bién denominada Las Candelas o

La Candelaria, tiene lugar cuaren-ta días después de la Navidad, del nacimiento del Niño Jesús, tras la cuarentena o reclusión a la que se ha visto sometida María tras el virginal parto, tal y como marcara la Ley de Moisés. En esta presenta-ción la Virgen, a tenor de su con-dición económica, hace la ofrenda de dos tórtolas o de dos pichones. Esta oblación, es la que rememoran las jóvenes en distintas dramatiza-ciones que ejecutan en las iglesias

el día 2 de febrero. El grupo de las purifi -cas lo confi guran nue-ve jóvenes elegidas por la mayordoma y que lucen durante el rito la sobria vestimenta tra-dicional: refajo grana-te o verde bordado en blanco, jubón negro, mandil de raso negro, pañoleta de tul blanca,

mantón de Manila, medias blancas de hilo, zapatos negros y los inse-parables pendientes y gargantillas. Las purifi cas llevan la cabeza cu-bierta con un pañuelo blanco suel-to, las que llevan las roscas mantilla blanca y las que llevan a la virgen con mantilla negra. Comienza la ceremonia con una procesión alrededor de la iglesia, en la que los asistentes lle-van velas encendidas. De mal augu-rio se estima en el pueblo el que a lo largo del trayecto se apague el cirio que han colocado en la mano de la Virgen, pues “sería señal de mala suerte para el campo”. Las andas las transportan cuatro de las purifi cás, y, estas mismas serán las que pos-teriormente conduzcan la imagen hasta el altar mayor para depositar en él la fi gura del Niño Jesús. En el instante del oferto-rio las purifi cás que quedaron fue-ra del templo cantan solicitando

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En Almendralejo, el origen de “las Candelas “, declarada Fiesta de Interés Turístico de Extremadura desde 1991, se pierde en la noche de los tiempos. La festividad de

Nuestra Señora de la Purifi cación, titular de la Parroquia Mayor de la localidad, que en algunos documentos fi guró como Pa-rroquia de Nuestra Señora de las candelas, se celebra prácticamente desde la inaugu-ración del templo, aunque los primeros

datos históricos sean posteriores. Pero si bien los orígenes de esta ancestral tradición están ciertamente claros, no se puede decir lo mismo de las Candelas, es decir de las grandes hogueras que se encienden la noche del día 1 de febrero, de las cuales la primera noticia escrita es, al parecer, la de febrero de 1897, en el Nuevo Diario de Badajoz. Esta conme-moración religiosa que viene a recordar la conmemoración del acto de purifi cación de la Virgen María después del parto de Jesús, tenía su infl uen-cia en las mujeres de la localidad o comarca que hubiesen tenido recientemente descen-dencia, acercándose al templo a “presentarse”, igual que lo hizo la Virgen María, y así purifi carse madre e

hijo. Actualmente, estas costumbres se están viendo favorecidas por el Centro de Iniciativas Turísticas y el Ayuntamiento de Almendralejo, que han conseguido dar

con la participación de Colegios, Institu-tos de Secundaria, Asociaciones de Ve-cinos, Industriales, Comerciantes, etc. un renombre bien me-recido al festejo, con-tando lógicamente con la cordialidad y amabilidad de toda la población, que no en balde se tiene ganado el califi cativo de “ciu-dad de la cordialidad”. En vísperas de la Fiesta de la Cande-laria, el 1 de febrero, se tenía por costumbre en Almendralejo ha-cer grandes candelas

en honor de la Virgen a partir del anoche-cer, con lo cual era muy llamativo contem-

RETAZOS DE EXTREMADURA. FIESTAS DE INTERÉS TURÍSTICO REGIONAL 58

la licencia para entrar. Una vez concedida penetran en el recinto y entonan las coplas, alusivas éstas a la purifi cación de la Virgen, según la ley de Moisés y que cuyo origen corresponde al Medievo Una de las purifi cas, es la solista y lleva la pandereta, otras tres sendas palomas y la quinta sostiene la rosca de piñonate que donó alguna vecina que paga la purifi cá. Este dulce, que se elabora a base de hari-na, huevos, azúcar y miel, se adorna con un ramo en el que se prenden los más valiosos billetes de curso legal.

Actualmente, terminada la cele-bración se reparte a los asistentes pequeñas rocas de piñonate en el portal de la iglesia, donde los jóvenes ofrecen sus bailes de jo-tas. Ya por la tarde, se rifan las roscas cuyas papeletas se han vendido previamente. En la actualidad el dinero recaudado con la rifa de las roscas se sigue dedicando a gastos de la parroquia y gastos de la fi esta de Las Candelas. Antaño, la ofrenda no era la rosca de piñonate que hoy se hace, sino frutos de

la tierra como cereales, embutidos, huevos, quesos, etc., según las posibilidades del ofe-rente. . .y las purifi cadas iban vestidas a la usanza de la época, puesto que no es hasta el siglo XVIII cuando las personas pudien-tes comenzaron a fabricar los conocidos trajes regionales dando así una mayor vis-tosidad a la celebración, hasta entonces, el único distintivo que mostraban las jóvenes , era una mantilla blanca a la cabeza. En SANTIAGO DEL CAMPO, uno de los pueblos que confi gura los lla-mados cuatro lugares junto a TALAVAN, HINOJAL y MONROY, las purifi cadas también protagonizan los festejos del 2 de febrero, difi riendo en este municipio, ex-clusivamente en el numero de doncellas pues aquí son sólo cinco jóvenes, que igual-mente ataviadas con el traje típico local acompañaran a la virgen en su procesión con vela en mano y entonarán las mismas coplas pidiendo licencia para entrar en el templo y mientras realizan su ofrenda de roscas y palomas.

son grandes hogueras que se

encienden la noche del

1 de febrero

La Candelasde Almendralejo (Badajoz)

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RETAZOS DE EXTREMADURA. FIESTAS DE INTERÉS TURÍSTICO REGIONAL59

plar estos innumerables “focos” por toda la ciudad, incluso en el campanario de la iglesia de Ntra. Sra. de la Purifi cación. Esta secular tradición simboliza la quema de lo impuro, lo viejo y los espíritus malignos, consiguiéndose a la par la “purifi cación” de los asistentes, que mantenían la esperanza de tener paz y bien durante todo el año en sus casas y familias. Actualmente y en grandes espa-cios de varios barrios típicos de Almen-dralejo se queman, durante esta singular ceremonia, las llamadas “Pantarujas”, pro-

tagonistas y elementos imprescindible de la hoguera. Auténticos seres maléfi cos y diabólicos, representan, en cierto modo, a las fuerzas del mal, de ahí que deban ser quemadas a modo de expiación general. Dispuestos para el fuego, los enormes mu-ñecos fantasmagóricos parecen cobrar vida en medio de un intenso humo. Ataviados por chispas llameantes y escrutados por las atentas miradas de cuantos se congregan en los alrededores. Éste, es justo el momento en el que las pantarujas cumplen el castigo a que han sido condenadas. Con el fuego de las pantarujas los espíritus malignos hu-yen amparados en la oscuridad de la noche, ante el beneplácito de la multitud atrinche-rada ante la candela. Con las Candelas nacieron otras ceremonias no menos atractivas y curiosas, la de la recogida de leña durante los días previos a la celebración para hacer una gran “candela” donde asar el pestorejo del cerdo y otros productos guardados de la matanza,

teniéndose como buena norma, visitar las otras candelas hasta bien entrada la noche, donde los visitantes son obsequiados con productos de la tierra, todo ello regado, eso sí con los mejores y más jóvenes vinos de la tierra. Finalmente hombres, mujeres y niños vuelven a sus hogares con los rescol-dos de las candelas, probablemente con la esperanza de haberse asegurado una purifi -cación de malos espíritus para todo el año. La festividad, comenzaría el día 1 de Febrero a las 20 horas aproximada-mente, con el repique general de campanas que indica el momento de encender todas las Candelas, momento que será anuncia-do con fuegos artifi ciales y la espectacular iluminación del Campanario. La Candela ofi cial, estará ubicada en la explanada de la Plaza de Toros y será encendida por el Sr. Alcalde. Seguidamente, dará comienzo un Espectáculo Folklore Extremeño.El día 2, día de Ntra. Sra. de la Candelaria, tendrá lugar la presentación y bendición de todos los niños nacidos en la localidad en el año anterior, este acto se llevará a cabo en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Purifi cación a las 12horas. Entrada la tarde, a las 19 horas, se llevará a cabo la bendición de las velas y procesión de NTRA. SRA. DE LA CAN-DELARIA, que precederá la SOLEMNE MISA.

OTRAS LOCALIDADES Como hemos observado, son nu-merosas las localidades donde se celebra esta festividad en nuestra comunidad, así mismo en Badajoz, La Fiesta de Las Cande-las y Tamborada de Santa Marina, está ins-titucionalizada y patrocinada por el Excmo. Ayuntamiento de Badajoz desde 1990, año en que entró a formar parte, junto el Entie-rro de la Sardina, de San Roque, del Progra-ma ofi cial del Carnaval, la Fiesta mayor de la Ciudad. El 1 de febrero, en la capital pa-cense, sobre las 21 horas se coloca al Ma-rimanta en la cima de la candela y cuando

las primeras llamas comiencen a alcanzarle, sonará una tamborada fúnebre con la que los tamborileros pacenses despedirán al temido “coco” extremeño. Momento que muchos carnavaleros aprovecharán para arrojar a las llamas algunas piezas inser-vibles de sus ya viejos disfraces, gorros y otros aparejos ajados por el paso del tiem-po, así como muebles desvencijados y otras prendas insólitas, sacadas de los abultados armarios y trasteros de las casas. Rito que, según los más carnavaleros de las Candelas, les traerá “buena suerte”. A continuación, con el ambiente bien caldeado y con el Marimanta reduci-do a cenizas, viene la esperada degustación de los tradicionales hornazos de chorizo, acompañado de los ricos caldos extreme-ños en la plaza de Santa Marta. Simultáneamente, y en un esce-nario anejo alzado en la misma plaza, dará comienzo el ya famoso Certamen de Tam-boradas, en el cual las distintas comparsas persiguen obtener el título de “Mejores tambores de Badajoz” La fi esta concluye el día 2, con la fi esta litúrgica de la Presentación del Señor en el Templo y la Purifi cación de la Virgen con una solemne función religiosa en la parroquia de San José, a partir de las ocho de la tarde. Antes de la misa se repartirá entre los asistentes unas candelitas y, en su transcurso, se procederá a la bendición de los niños pacenses nacidos desde la pasada conmemoración.

RaquelValadés Gil

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ArtículosVARIOSVARIOSV

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?ARTICULOS VARIOS. COSTUMBRISMO SI O NO61

Costumbrismo ¿sí? ¿no?í? ¿no?í¡Vaya Sino! ¡Tan cansino!

Enganchados a la rueda cotidiana de la vida, casi todos, nos hemos plantearnos ciertos cambios graduales para hacer más lleva-

dera la rutina.

Comeremos ensalada A diario comeremos en-saladas, arroz, patatas o garbanzos: Como siempre, escepto los fi nes de semanas, que, lo vamos sustituyen-do por amburguesas, pisas, aros de cebollas o calamares a la romana. Una llamadita por el móvil ¡basta! Nos lo traeran a casa calentito y en embase desechable para que pueda ir directamente a la basura sin pa-sar por el fregadero.

Lo que comen los señores Pregunto ¿Qué es lo que comen los señores y, señoras? Me estoy refi riendo a una de las tele-tubbies, en concreto a Beckham, ¡Tan chic! Con su estilazo y clase de siempre. “La becanchi”, tiene la habilidad de sorprender con el último “look” y zatatitos de altura, aunque para eso deba comer màs bien poco a juzgar por el aspecto que nos presenta; todos sabemos que en ello va el juego de la bendita, o la maldita imagen: Según se mire. No hay que negar que se le nota, a la maja, la mala uva que tiene: Quizás sean contrapuntos de la dieta extric-ta; a otras, se les pone cara de acelga; o de higo pasado; e incluso, cara de susto ¡Gajes del ofi cio! Así van cambiado las épo-

cas casi sin darnos cuenta. En los tiempos de la Abuela, había más die-tas forzosas que voluntarias; sobre todo en los año del hambre.< “¡Minina era la jambre que se pa-saba, como jacer dieta!” “¡Encima! ”>.

Naranjitas y limones < Naranjitas y limones co-men los calabazones. Naranjitas para la dieta blandita; y limones para

apretar... ¡los corazones!> (va por ustedes señores).

“Arropé, arropé” Arrope, arrope al niño, que el invierno llega a galope; y con él, el turrón, que “vuelve a casa por Navi-dad.”

Sentadita me quedé Sentadita me quedé el otro día en casa - al amor de la calefac-ción central - pensando sí estamos

verdaderamente llevando una vida sana y equilibrada entre esta trilo-gía de coche-persona-edifi cio. Me pregunto ¿Cuánto tiempo hace que no caminamos por el campo y escu-chamos, sin ir más lejos el balar de las cabras? “Donde las halla, porque haberla ahíla.” Desde aquí confi eso que me cuesta imaginar si balan o no las ca-bras. Sé que balan las ovejas, pero, ¿y las cabras? Pues, creo que tendré que

preguntar el día que vaya al pueblo o vea algún folclórico de aquí: “Ea, ya está, a los CARAMANCHO, mismo.”<Y es, que, de la vida sana, nacen(crecen y se hacen viejas) las buenas costumbres>.< Por eso, ¡Al dicho: - “Jacha, Jigo y Jiguera” - aún siento las raíces de mi tie-rra!>.

No solamente las siento, sino que fl uyo en poema: <<¡Beso a mi Extremadura,la gran humilde y pura;de atardeceres dorados

entre sierras y olivares!>>.

Posdata Sigo sin saber lo que hacen las cabras: Porque las ovejas saben balar,¿Y las cabras? ¿Qué saben... “ca-brear?” A la rueda, rueda de la vida: Cos-tumbrismo ¿Sí? ¿No? ¡Vaya sino tan cansino!

María JoséFernández Sánchez

... en la época de la Abuela,

había más dietas forzosas

que voluntarias ...

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ARTÍCULOS VARIOS. VA POR ELLOS 62

Va por ellos

Me propusieron que porqué no escribir un artí-culo para la revis-ta dedicado a dos “personajil los”,

bastante singulares en el grupo que en este fastidioso verano en muchas de las actuaciones no nos han podido acom-pañar. Pues sí así es me refi ero a Ángel y Soraya, o más conocidos entre nosotros Angelillo y “La Sory”, para mí es un honor poder escribir este artícu-lo, no sólo como monitora de ambos, si no también como amiga o “madre” de ellos, ya que al igual que muchos de sus compañeros los he visto crecer y los he enseñado a saber disfrutar de lo que hoy hacen, que es bailar , pero este no es el motivo y el orgullo que me hace hablar de ellos, si no sus ganas de vivir que han tenido en estos últimos tres meses que hace que hoy podamos hablar de ellos con alegría, porque por suerte, en ese trágico accidente de tráfi co que han teni-do este verano, podemos estar contándo-lo y esperando que pronto se recuperen y vuelvan a estar entre nosotros. Han sido unos días de incer-tidumbre bastante fastidiosos, sobre todo por Soraya, que es la que peor ha estado, sus compañeros junto con varios componentes del grupo titular fuimos a pedirle a la Virgen de las Cruces, nuestra patrona, por su mejora y así fue, nos ha hecho caso y hoy por hoy Ángel ya está en su casa, intentando reanudar su vida, aunque le quedan aún algunas pequeñas secuelas que esperemos que pronto se solucionen y pueda empezar a bailar, y Soraya poco a poco va volviendo a ser la “Sory”, sólo le queda mucha paciencia y rehabilitación. Bueno! Como el título bien dice ¡VA POR ELLOS!, así es: Ángel, So-raya, esta dedicatoria es para vosotros, en nombre de todos vuestros compañe-ros/as y en el mío propio ¡VA POR VO-SOTROS!. Hablar de ellos es como ha-blar de un libro abierto, no tiene hojas en blanco y tampoco tiene fi n, de hecho muchas veces me pongo a pensar y digo: “si es que yo era igual cuando tenía su edad”; se apuntan a todo, a todo están siempre dispuestos, uno arrastra al otro ,que si Cruz Roja Juventud, Caramancho ,ahora estaban montando una comparsa que yo les decía: ESTÁIS LOCOS, no te-néis bastante con lo que hacéis que aún más todavía, pero así es, son súper activos, es más, dejamos de hacer ca-rrozas en Reyes y ellos se han buscado

sus mañas para seguir haciéndolas, y ahí está la prueba, que no sé si os lo había dicho antes, preciosa la carroza del 2007, bueno! Y os cuento y no paro porque tie-nen infi nidades de cosas entre manos y además de todo eso sus estudios. Vuestros compañeros, y sé que os consta, han pasado unos días bastan-tes fatídicos preocupados por vosotros, la primera actuación que tuvieron, el Festival Juvenil en las Fiestas de Santiago, quisieron poner todas sus ganas y hacer un esfuerzo, porque algunos ni les ape-tecía bailar, os dedicaron la actuación, que ¡por cierto! no sé si causó ayuda que salió bastante bien. A Ángel le hemos tenido ya en los ensayos entre nosotros, incluso vino a las Cruces andando a darle las gracias a la Virgen porque ya estáis fuera de pe-ligro y se lo pasó como los indios, así es que Soraya anímate y ponte pronto del todo bien que podamos verte entre no-sotros ya mismo. Ya sé que esta dedicatoria es para vosotros, pero me vais a disculpar que haga un pequeño inciso y darles áni-mos a vuestros padres que han pasado momentos muy malos por vuestra salud, y a todos aquellos familiares y amigos que han estado y están a vuestro lado en los días de hospital, operaciones , reha-bilitación, etc…, y decirles que ánimo que lo principal es que hoy sea un orgu-llo poder estar escribiendo este artículo dedicado a ELLOS y que lo puedan leer y no tener que dedicárselo para quedarlos en nuestra memoria, Ánimo y Pacien-cia. Bueno chicos! Me podría pa-sar todo un día y más escribiendo para y de vosotros, pero voy a contar peque-ñas anécdotas que recuerdo. De Soraya, tengo re-cuerdos muy buenos, comen-zó muy pequeñita conmigo a bailar, y recuerdo que recién empezada su andadura en el folklore, en el Colegio Zurbarán montamos un villancico, al cual le preparamos una coreografía, que ha-bía que bailar, era el Burrito sabanero, y quién si no que So-

raya y Pilar las dos rubitas con una cara de ángel con dos niños Mario y el otro no recuerdo, os hablo que esto hace más de diez años, estuvisteis graciosísimos, recuerdas?, pues desde entonces esta “piojina” conmigo, decidme si no es para cogerles cariño y desear que pron-to vuelva, no quiero recordar el día que me llamaron los niños para decirme lo del accidente, me acuerdo que estaba de viaje con unos amigos y me decían qué me pasaba y lo que quería era volver a mi casa cuanto antes para saber de vosotros, pero dejémoslo ahí….. Que más recordar de ti, cuan-do subiste a los juveniles que apenas co-nocías a nadie, pronto te empezaste a dar a conocer, y hoy por supuesto eres una amiga más de todos. De Ángel recuerdo menos de tan pequeño porque cuando empe-zó conmigo ya era bastante más mayor, pero los momentos que más recuerdo de ti son las excursiones, las fi estas, etc… de las escuelas de folklore, tu “ don “ que te caracteriza para entretener a los niños, recuerdo ese día de convivencia en Doña Blanca en el cual pediste incluso a Cruz Roja “chismes” para hacer juegos de grupo, ¡ lo que disfrutaron los niños ese día ¡, o esas horas, tantas y tantas horas juntos en esas carrozas, qué bien nos lo pasábamos! Y de ambos recuerdo que siempre estáis riñendo, discutiendo, en-fadados, pero nunca podéis estar el uno sin el otro. Por todo esos momentos que hemos pasado juntos y por todos aque-llos, que espero que sea pronto, ánimo y

recuperaros que todos os es-peramos con los brazos

abiertos y como bien he dicho al principio VA POR VOSO-TROS. Besos de todos vuestros c o m p a ñ e r o s

y en el mío propio.

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ConchiParejo Quintero

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sARTICULOS VARIOS. LA FIESTA DE LOS QUINTOS63

La fi esta de los quintos

Bajaban por la calle, alborotando. Venían endomingados, con sus mejores trajes, las corbatas de los días de fi esta, repeinados

y alegres. Bajaban delante, formando un corro bullicioso, abrazándose y cantando a voz en cuello, con la euforia de sus veinte años. Los pa-dres los acompañaban detrás, en grupo aparte, más tranquilos, or-gullosos de sus hijos, de la varonía de sus hijos. Unos y otros se enca-minaban al bar, a tomar un café y una copa de aguardiente. Eran “los quintos”. Los mozos que entrarían el año próximo “a servir al Rey”.

“Hacer el servicio” era, por entonces, una cosa muy seria. La mayoría de los mozos abando-narían por primera vez la casa pa-terna y, muchos de ellos, viajarían a tierras extrañas y lejanas.

Ahora, venían de las Casas Consistoriales de “tallarse”, es decir, de que les tomaran las medidas y les hicieran un breve reconocimiento

médico para comprobar que estaban sanos y, por lo tanto, eran “útiles”. De ahí su nerviosismo y su algarabía.

Luego, con el café calentito –achicoria, las más veces- y el aguar-diente peleón y rasposo entonando el

cuerpo, se pasaban por casa, donde esperaban impacientes las mujeres: madres, hermanas, novias... Enton-ces se daban los detalles:”Fulano no dio la talla, Mengano ha alegado te-ner pies planos, Zutano “se libra” por

ser hijo de viuda...” Y después, sin dilación, a celebrar “la quinta”. Un corralón, una nave, el corral de una casa, podían servir para eso. Allí se juntaban los invitados de cada mozo. (A veces lo celebraban varios juntos, con lo que el número de aquellos

crecía bastante). Cuando el quinto llegaba al lugar de la fi esta, ya lo esperaban los parientes varones y los amigos con los gallos y los chorizos –re-galos de sus familiares, amigos y vecinos- colgados en una caña. El padre del mozo se había encargado de comprar un carnero, que sería sacrifi cado luego, al mediodía, para preparar con él la suculenta calde-reta tradicional. Un par de arrobas de vino aguardaban también, en sus correspondientes garrafas, que comenzasen la juerga y los achu-chones de la sed.

Y, a partir de ese momen-to, el desmadre. Dos de los jóvenes portaban una de las garrafas –la otra se reservaba para la comida- y otros dos, cada uno de un extremo, se hacían cargo de la caña de la que

... se pasaba porcasa, donde esperaban

impacientes lasmujeres ...

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pendían los chorizos y los gallos, enormes y relucientes, ajenos al sacrifi cio que les espe-raba. El carnero, muy adornado con cintas de colores y fl ores de papel, acompañaba a la comparsa en el recorrido. Este consistía en pasear al azar por las calles, entonando las “coplas de quintos”: Ya se van los quintos, madre,/ ya se va mi corazón,/ ya se va quien me tiraba/ chini-tas a mi balcón. En las esquinas, se paraban, le-vantaban la voz e invitaban a beber a los transeúntes que, por un mo-mento se unían al alegre coro. Las letras, en ocasio-nes, se pintaban con un pellizco de melancolía: Ya se van los quin-tos, madre,/ y yo no me quiero ir,/ porque tengo en esta calle/ un capullo a me-dio abrir. Una rodaja de chorizo, un trago de vino nuevo, y otra vez en marcha, con la chiquillería detrás y las coplas, de soniquete machacón, atronando las calles y sacando a las muchachas a las puertas, arremolinadas en grupos, charlatanas, risueñas, coquetas, con un punto de picardía que estimulaba la procacidad de algunas de las letras:

Yo no siento ir a Melilla/ ni pasar por

el estrecho/ lo que siento es mi morena/

que la dejo de barbecho.// Si la dejas de

barbecho/ que la siembren de cebá/ que

si tú no la recoges,/ otro la recogerá./

Cuando se encontraban dos pan-dillas la jarana era mayúscula. El griterío ensordecedor, los abrazos, el vino que co-

rría generosamente, las letras compartidas con referencia a los destinos recién sorteados: A ti te ha tocado el uno/ y a tu compañero el dos/ él se hace la puñeta/ con el número mayor.

Avanzada la mañana, cada mozo con su acompañamiento se encaminaban hacia el lugar de la celebración. Allí entregaban el car-nero a los mayores, para su sacrifi cio. Ellos serían

encargados de hacer la comida: caldereta y gallo frito o en pepitoria. La fi esta seguiría hasta la noche. Después, con el cuerpo ar-diente por el alcohol trasegado, a la cama, unos a dormir la mona y otros a esperar el día de incorporación a fi las. Desde ese día, ofi cialmente, una nueva generación de chi-cos habían pasado a ser hombres. Y el pue-blo seguía con su rutina, sus costumbres sencillas, su manera de vivir. Su vida.

ARTÍCULOS VARIOS. LA FIESTA DE LOS QUINTOS 64

... cuandose encontrabandos pandillas,la jarana eramayúscula ...

JoséIglesias Benítez

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ARTICULOS VARIOS. SE HA CAÍDO UN ÁRBOL65

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El funeral Sidamo (Wila)

Los sidamo, un pueblo cusi-ta que habita en el sur de Etiopía, se están abriendo paulatinamente a la in-fl uencia cristiana que ilu-mina sus profundas in-

certidumbres a cerca del más allá. Los funerales por sus difuntos, aunque de un gran dramatismo y belleza refl ejan la convicción de que el muerto, como un árbol caído, se ha perdido para siempre. En el rito del funeral sidamo no es la inteligencia la que prevalece. La esencia humana del funeral está en el cuidado y creatividad a convertir el dolor de la vida en pura ternura de buen vivir. Los eventos sociales se de-latan aquí por los cantos. Los ecos de estos permiten reconocer desde lejos si se trata de un funeral, de un matrimo-nio, una circuncisión, un sacrifi cio o la fi esta de año nuevo “FICHE”. Los lamentos públicos por un muer-to no empiezan al momento de la muerte: a los que mueren por la tarde o por la noche se les empie-za a llorar al alba del día siguiente y a los que mueren por la maña-na se les llora por la tarde. No se puede hacer ofi cial la muerte hasta que no se haya mandado aviso a los familiares más cerca-nos. En todo caso en la cultura sidama jamás se dirá ha muerto dirán no quiere ver la luz. Entre los sidamo la muerte de un familiar es fuerte-mente sentida por todos los miembros del clan y manifi estan su dolor con actos que van desde un ostentoso y desgarrado llanto hasta los rituales simbólicos muy elaborados. Castigan su cuerpo hasta el derramamiento de sangre. Y las mujeres que sobrepasan a los hombres en esas manifestaciones, se arrancan los pelos

de la cabeza y se arañan las mejillas hasta dejar en ellas grandes surcos de sangre que tardan días en cicatrizar.El entierro y funeral En el entierro, el cadáver es

transportado sobre unas andas hechas con cañas de bambú y acompañados por hombres y mujeres hasta el lugar de la tumba, que no es el cementerio sino un lugar elegido en su propio campo. En un griterío de dolor el hijo mayor lleva una calabaza llena de miel, que verterá en la sepultura mientras dice: “para que no te

falte jamás”. La tumba es una fosa que se estrecha en el fondo donde irá el cuer-po este fondo está revestido de cañas de bambú. Ello permite colocar una fi la de palos o tablas que aislan el cadáver, for-

mando una especie de cámara que im-pide que la tierra caiga directamente sobre el cuerpo. La tumba acaba en un túmulo de tierra (cúpula), que a su vez viene cerrada por una empalizada de bambú ricamente embellecida. Es des-de aquí al día tercero que se unen los hombres para realizar la danza del ke-tala (guerra) dirigiéndose hacia donde está el árbol mezclándose con todos los celebrantes que allí hay, en este mo-mento fuerte de emoción y griterío un anciano sacrifi ca un ternero (sacrifi cio del mittigo) y aquí cesan las danzas. El funeral propiamente dicho lo dirige un murricha y está organiza-do por un comité de chimeye o ancia-no que lo decide todo, incluida la fecha

exacta más propicia para el espí-ritu del muerto. Se manda aviso a todas las personas relacionadas con el fi nado, y al fi nal del acto se hará un recuento de los parti-cipantes, infl igiendo un castigo a los que no han asistido. El comité determina también la clase de fu-neral que se celebrará, de acuerdo con la categoría del difunto: sus riquezas, su infl uencia, su rango social, sus numerosos hijos. La erección del árbol es reservada únicamente a los ancianos, este árbol representa al propio difun-to, cuyo tronco es el padre y las

ramas sobre su copa son los hijos en los cuales se prolonga su vida.La ceremonia del árbol Tiene una gran belleza y sim-bolismo y se realiza del siguiente modo: se corta un árbol los más alto posible, se descorteza todo su tronco a excepción de las ramas superiores, se pinta de rojo

al fi nal del acto se hace un recuento de participantes castigando a los que no acuden

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ARTÍCULOS VARIOS. SE HA CAÍDO UN ÁRBOL 66

intenso, símbolo de la sangre, una multitud de hombres lo cogerán en sus brazos y harán una danza con él, lo dejarán plantado en el lugar indicado, una pradera amplia a campo abierto. Al pie del árbol se colocarán todos los objetos personales del difunto: la lanza, el machete, el cuchillo, las calabazas de la leche y el “tilte” (pu-chero) dónde él comía y un par de escudos de piel de hipopótamos. La esposa o esposas se de-coran la cabeza con dos plumas de un pájaro es-pecial que augura fortuna y se visten con la piel

de leopardo del marido signo habitual de realeza y dignidad. Los objetos del difunto son llevados en procesión por cualquiera de los participantes y mostrados al público.Durante los tres días de duelo, los hombres con lanzas en la mano cantan y danzan formando un semicírculo a uno de los lados del árbol. Del otro lado también en semicírculo están las mu-jeres, los tambores suenan marcando un ritmo acompasado moviéndose entre los dos grupos. La letra de los cantos es creación del momento; en un derroche de ingenio e improvisación, di-versos solistas recorren el historial del difunto, evocando sus actos heroicos. Hombres a caballo con el torso desnu-do se golpean la espalda con un látigo o con el cabestro del caballo, causándose hematomas de consideración. Las mujeres, mientras danzan al-

rededor del árbol. Durante el tiempo que duran las danzas, los familiares varones de todo el clan del difunto sentados en unos bancos, esperan el pésame, éstos llegan en fi la por orden de edad y jerarquía, primero el mayor y de más catego-ría y así sucesivamente. El llegar a pocos metros entonan ¡AHOOOOO! Al tiempo que tiran las lanzas por tierra, los familiares se ponen en pie y reciben un abrazo muy suave desde el primero al último. De la parte de las mujeres ocurre lo mismo, éstas gritan ¡ANIYA! jANIYA! (padre

mío, padre mío porqué no he sido yo). Luego los visitantes de ambos sexos pasarán a saludarse entre sí. Las celebraciones duran tres días y las danzas se ejecutan a intervalos, desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde. Al mediodía de cada una de las tres jornadas se da la comida a todos los presentes, comenzando por los que vienen de más lejos, éstos se sientan en grupos de ocho o diez y se lavan la mano derecha que es la que usan para comer. Al fi nal del tercer día tiene lugar el sacrifi cio de mittigo un ternero. Su sangre es derramada por tierra y su carne no será consumida por los participantes pues la víctima representa al difunto. Al comenzar el sacrifi cio cesan las danzas y sentados por tierra, los asistentes en voz baja murmuran perjuros contra el Goyamo (mal espíritu), para el difunto

sea liberado de sus pecados y que éstos sean de-vorados por las alimañas. Después de esto, el ternero es despe-llejado y descuartizado, su carne es colgada de un árbol para ser devorado por las hienas, bui-tres o perros, también puede ser dada a una per-sona impura que la consumirá.Conclusión de la ceremoniaActo seguido el árbol que se había plantado es tirado a tierra por los hombres en ese momento una mujer con un cántaro de agua y unas ramas

de árbol purifi can todo; los presentes, los objetos del difunto, el árbol mismo. Todos los objetos son retirados en ese momento, a continuación los familiares más cercanos al difunto se rapan la cabeza signo de luto. Al cuarto de día tiene lugar el sacri-fi cio del kiso, aquí ungen la víctima y se ungen a sí mismos, sacan con cuidado de las entrañas el MORA (peritoneo), para ser leído por un kilancho. La interpretación debe ser buena para la familia, para el clan, para el ganado y la tierra. Con la sangre se ungirán los hombres en la frente mientras las mujeres vienen ungidas en los pechos, la carne es consumida por todos. Otro sacrifi cio, el INDIDO tiene lugar justo al mes de la muerte, “indido” quiere decir; fi n de las lágrimas, llanto. Con él se da por concluido el funeral, pero si alguien sueña con el difunto volverá a realizarse otro sacrifi cio llamado torsirate “libación” aquí parte de la sangre de la víctima se echará sobre la tumba así como mitad de la carne.Funeral de una mujer El funeral de una MOTITE “mujer importante” se desarrolla de forma similar

al del hombre. La diferencia más notable está en que en vez de un árbol, lo que representa a la difunta es un muñeco del que cuelgan los bra-zaletes, collares u otros objetos personales que le pertenecieron en vida. En las danzas, los hom-bres no van acompañados de sus lanzas ni dan saltos, el fi nal del duelo es marcado por el sacri-fi cio de una vaca y todos serán purifi cados con el agua.Después de los funerales, el sepulcro no será tocado ni será objeto de atenciones especiales. Solo cuando un familiar sueña mucho con ellos le ofrecerá un pequeño sacrifi cio para que no dañen el ganado ni las personas. Esto es porque el difunto es un ausente vivo.

Hno. FernandoAcedo

Page 69: CARAMANCHOS - Nº 8 (2007)

ARTÍCULOS VARIOS. A JUANLU, IN MEMORIAM67

Con

nos

otro

s A Juanlu, in memoriam

Estimados lectores:Este año me voy a tomar la licencia de no escribir sobre la sección de “JUE-GOS TRADICIONALES”, sección sobre la que venía

escribiendo desde años atrás. Este año mi intención era es-cribir sobre un familiar íntimo, al que le debo lo que soy, y que hace, prácticamen-te 20 años que falleció. Pero los acon-tecimientos precipitan las situaciones y durante estos últimos días un grupo de amigos hemos vivido la separación defi -nitiva de unos de los nuestros, uno de los que ha sido integrante de nuestras vidas, uno de los miembros del grupo que pro-mueve esta revista, una de las personas que te llega, una de las personas que con-sideras integrante de tu vida. Tal vez estas cuatro letras, sean deslavazadas y no tengan orden ni con-cierto, pero puedo asegurar que salen de “dentro”, “muy adentro” y como todo lo que sale de “ahí”, tal vez salga a borbo-tones, sin orden, por impulsos, pero.....sólo espero que quién lo lea, entienda la situación emocional del que esto trata de enlazar sobre un papel en blanco.Posiblemente nunca podamos llegar a expresar en un papel los sentimientos que embargan a las personas, pero ase-guro que se trata de un sentimiento no-ble y sincero. A pesar de que mi amistad no radica en años de conocimiento, a veces no es necesario conocer durante muchos años a una persona para identifi carte con ella, apreciar sus valores....; pues a pesar de ello, me considero amigo suyo, viví con él momentos que no podemos olvi-dar, y digo considero porque no escribo sólo, sé que estoy escribiendo en nombre de Pedro, Lorenzo, “El Civilón”, Vicente, Lolí, Eduardo, Genari, etc., todos amigos íntimos suyos que más que yo han per-cibido su presencia a través del tiempo y por supuesto notarán su ausencia en estos momentos. Aún recuerdo el tercer moli-no, las acampadas, el trozo de queso en

el volante de Lorenzo, las “procesiones” que organizábamos en esos momentos de relax y buen ambiente que reinaba en-tre todos nosotros, esos momentos que jamás se borrarán de nuestra mente, al igual que vuestras actuaciones en el mer-cado del “Borne” en Barcelona, dónde fui

a veros cuando yo vivía allí. La última actuación que vi vuestra, el pasado día 11 de Octubre en la plaza de España en honor de la Vir-gen de las Cruces, me llenó de nostalgia

y evidentemente de emoción. Parecía que de un momento a otro, en uno de los cambios iba a aparecer, que iba a bailar con ese aire medio desgarbado, medio indolente, pero vistoso al mismo tiempo y atrayente que le caracterizaba, ese aire con el sombrero medio de lado, medio caído, medio.... pero que siempre hacía que te fi jaras en él. No apareció, pero sí había al-guien sobre el escenario que de alguna manera era él, alguien que con su “aire” no le recordaba, pues posee un estilo gar-boso, orgulloso de lo que está haciendo encima del escenario, orgulloso de sus costumbres, y esa persona le personifi có, le “representó” (por cierto, difícil empre-sa) y de alguna manera estaba allí, seguía con nosotros y le vimos; le vimos bailar a su virgen, estar con su gente, volver a bailar con sus amigos, con todos los que le recuerdan bailando, cantando y son-riendo. Pero no sólo alguien le recordó encima del escenario, durante la actua-ción, sino que también ha tenido la bue-na “ocurrencia” de dejarnos su semilla, su descendencia, su hijo, que ojalá algún día suba a ese escenario y haga lo que su padre ha hecho por este grupo que lleva nuestras tradiciones, cultura, usos y cos-tumbres allá donde va. Supongo que a estas alturas muchos de ustedes sabrán ya de quién hablo, evidentemente de uno de los ar-tífi ces de que este grupo esté donde está, pues ciertamente no se llega aquí, si no hay un cimiento; pues eso, ÉL puso esas bases, esos cimientos, exactamente igual que los pusieron muchos de los que aho-ra no bailan ni tocan, pero que están en la raíz de lo que hoy es CARAMANCHOS.Bien, espero no haber defraudado a na-die y que entiendan que estas palabras, deslavazadas y desordenadas han de si-tuarse en el contexto y en el momento precisos. Un abrazo por y para siempre amigo. “A Juanlu in memoriam”.

José IsidoroRuiz