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Carlos A. Téllez Valencia Magdalena A. García Sánchez Coordinadores El Colegio de Michoacán

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Carlos A. Téllez Valencia Magdalena A. García Sánchez

Coordinadores

El Colegio de Michoacán

ESTUDIOS MICHOACANOS XIII

Dr. Carlos A. Téllez Valencia Dra. M agdalena A G arda Sánchez

Coordinadores

El Colegio de Michoacán

ÍN D ICE

Presentación 9

De la caña a la zarzamora. El valle de Los Reyes en proceso de transformaciónVirginia Thiébaut 13

La incursión del agave tequilero en el paisaje michoacano.La desruralización como causa económicaCarlos Téllez Valencia 39

Nuevos dilemas y viejas prácticas. Agroindustrias meloneras en el Medio-Balsas michoacano-guerrerenseOctavio Augusto Montes Vega 61

Acción colectiva en el manejo de agua en la ciénega de Chapala, MichoacánAdriana Sandoval Moreno 91

Hacia el uso integral del recurso agua. Apuntes del casode la hacienda de Quiringüicharo en el noroeste de MichoacánAlberto Aguirre AnayaOctavio González Santana 123

La microcuenca, elemento en la vulnerabilidad ambiental. El caso de las microcuencas de Apatzingán y Buenavista Norberto Alatorre Monroy 153

Cascabeles prehispánicos. Análisis morfológicoRaúl Ybarra 189

Discursos patrimoniales. Construyendo sentidos de pertenenciaentre los pobladores del centro de Cuitzeo, MichoacánCarlos Gallegos González 219

Indice analítico 239

Indice toponímico 231

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NUEVOS DILEMAS Y VIEJAS PRÁCTICAS Agroindustrias meloneras en el Medio-Balsas

MICHOACANO-GUERRERENSE1

Octavio Augusto Montes Vega*

La forma de hacer frente a la crisis por parte de los gobiernos de corte neoliberal en México no sólo ha significado una serie de cambios en materia económica y política. Si bien es cierto que hasta antes del año 2006 la competencia electoral era aparentemente más justa que hoy en día, o bien que en estos momentos se cuenta con cierta estabilidad eco­nómica reflejada en indicadores como la paridad del peso con el dólar, en el ámbito socio-cultural el modelo neoliberal ha agravado muchas formas de desigualdad e injusticia desde su puesta en marcha a mediados de los años ochenta. “Las enfermedades del siglo xix relacionadas con la pobreza han reaparecido”, nuevas formas de esclavismo laboral han sido reproducidas en muchos rincones del país, la xenofobia, las violaciones a los derechos humanos y la inseguridad personal conservan toda su fuerza {cf. Gledhill 1995 y 2000).

Además de la migración internacional y la guerra contra el nar­cotráfico, el añejo proceso de irrupción por parte de compañías agroin- dustriales nacionales y extranjeras en todo el país se ha convertido en una de las consecuencias más agudas de la desigualdad, la pobreza, la explotación y la violencia disimulada que padece la gran mayoría de las poblaciones rurales de la república, en general, y la región del Medio Balsas michoacano-guerrerense, en particular.

1. Agradezco las recomendaciones, la acuciosa lectura y la seria revisión de este texto al doctor Alejo Maldonado Gallardo (UMSNH) y al maestro Octavio González Santana (CEGH-Col- mich), quienes hicieron posible su publicación.

* Profesor investigador del Centro de Estudios de Geografía Humana de El Colegio de Michoacán.

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O c t a v io A u g u s t o M o n t e s V e g a

Primeros trazos

Este artículo tiene como objetivo analizar las transformaciones sociales producidas por las políticas de modernización agrícola, con particular hincapié en los efectos ocasionados por la introducción y el desarrollo de la agroindustria melonera en la región de la Tierra Caliente del Medio Balsas. El desarrollo de este texto girará sobre tres puntos analíticos: pri­mero se hará una revisión espacio-temporal de la región de estudio, de manera simultánea se expondrán los principales procesos de integración al mercado nacional y, por último, se analizará el proceso de la agroin- dustrialización del Medio Balsas por medio de los distintos actores que participan (tanto en favor como en contra) de la comercialización del melón y de la “inserción” terracalentense al mercado internacional, principalmente a Estados Unidos.

La presente propuesta está orientada desde la perspectiva de la antropología social, en donde región es vista como un concepto “histó­rico, polémico, cuyo significado, al igual que muchos otros conceptos (...) se modifica por circunstancias de tiempo y lugar [como sucede con el parentesco, religión, campesinado, etc.] “y no por eso deja de ser útil como recurso metodológico de particular importancia que puede ser exigido por la propia teoría” (De la Peña 1991:125-126).2 Asimismo, la Tierra Caliente del Medio Balsas será analizada desde el “presente y lo cotidiano” en donde las relaciones sociales que se contemplan: “no son deducibles de ningún esquema general, sino qué fueron descubiertas en la aventura de la investigación de campo” (íbid

A diferencia de otros trabajos, aquí se tomarán como principales referentes, estudios y autores que examinan las fuerzas globales articula­das y definidas a partir de análisis etnográficos en regiones o localidades específicas.3 Si bien es cierto que las regiones y las localidades se encuen­tran interconectadas con el vasto mundo, existen particularidades y contextos que las vuelven susceptibles de ser analizadas desde sus propias

2. Al igual que De la Peña, otros antropólogos y etnólogos orientados hacia la ecología cultural han coincidido en este tipo de disertaciones (Cf. Boehm, 1997; Fábregas y Tomé, 2002, etc.).

3. Dentro de este tipo de lincamiento se encuentran autores como: Roseberry, 1991 y 2002; Mintz, 1986; Trouillot, 2001 y Harvey, 2003 y 2001, etc. Para el caso de México véase Gómez Carpinteiro, 2003.

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N uevos dilemas y viejas prácticas

producciones histórica y cultural (Roseberry 1991). Esta articulación permite la explicación de los efectos, respuestas y resistencias dinámicas a la globalización, sin soslayar las culturas local y regional para darle prio­ridad a la fluidez y al debilitamiento de las soberanías y las fronteras.

D e s c r i p c i ó n e s p a c i o -t e m p o r a l d e l a r e g i ó n d e a n á l i s i s

Contexto histórico general

Nadie sabe con exactitud en qué momento se le llamó a esta porción geográfica “la Tierra Caliente”, como tampoco cuándo se volvió un nombre o referente “geopolítico” oficial. Sin embargo, este apelativo, que hace alusión a las altas temperaturas que se registran durante todo el año en estos pueblos ubicados a 200 msnm, ha convertido este espacio en “una unidad distinguible de las demás, que afirma la propia continui­dad y permanencia por medio del auto reconocimiento de los nacidos en él; y el reconocimiento de los demás” (Jiménez 1997; Montes 2007).

La Tierra Caliente del Medio Balsas está constituida por muni­cipios del estado de Guerrero (Ajuchitlán, Tlalchapa, Pungarabato, Coyuca de Catalán, Tlapehuala y Zirándaro) y del estado de Michoacán (Huetamo, San Lucas y Churumuco), que durante mucho tiempo han compartido factores históricos y organizacionales que la convierten en una unidad de análisis homogénea (Montes 2007) (véase mapa 1). La región puede ser considerada como una “frontera” en donde dos grandes fuerzas militares (tarascos y aztecas) veían la colonización de estas tierras (habitadas por pequeños grupos nahuas y matlalzincas o pirindas) como una condición necesaria para su desarrollo respectivo. Su interés por la zona parece haber sido de carácter político y económico-tributario, más que productivo, pues “el intercambio con el centro de ambos imperios fue muy intenso: la densidad de sus poblaciones importantes, la pro­tección militar de la que gozaban y la situación geográfica en la que se encontraban (entre el altiplano y la costa del Pacífico), hicieron de este espacio un lugar estratégico (Léonard 1995; Roskamp 2003).

Durante los primeros años de conquista española, la región se volvió agreste en el “imaginario del conquistador español” debido a que la búsqueda de oro y plata era la condición sine qua non para fijar su

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M apalTierra Caliente de Michoacán y Guerrero

2'525,000 2'575,000 2'625,OCO 2'6?S,000

S I M B O L O G i A

lím ites-------- Estatal

Z Z 3 MuftWpal

• Localidad

HIDROGRAFÍA

Cuerpo do agua

NOMENCLATURA

ChuwmuaNombre localidad

Estimucba Nombre localidad de estudio

¡focena Nombre municipio

M I C H O A C Á N Nombre estado"fuente.

Coarte íal» if«ncf>te« INEQl 2C0Q W jr» G » » ****» M u ** ai {MQM). ÍNE© ¿000

Comenta panana Mcntoaa f>M a Motmita* Ofl«graea Cm*o te 6iWK te <3so8«te» Hwwnn eOtegbtelfcfeKtoAC.

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N u e v o s d il e m a s y v ie ja s p r á c t ic a s

atención en las tierras recién descubiertas. Asimismo, la serie de epidemias que devastaron a la Nueva España y los fenómenos de nomadismo men­cionados en la relación de Ajuchitlán (Ochoa y Sánchez 2003) provoca­ron que la producción agrícola local se limitara casi solamente al sector indígena. A partir de ese momento, la Tierra Caliente del Medio Balsas comenzó a ser designada como un lugar malsano, insufrible, alejado, pobre, etc. Este tipo de adjetivos peyorativos se fue convirtiendo, hasta la actualidad, en una de las principales armas discursivas para las continuas exploración, explotación y el consecuente deterioro del lugar.

Después de la decadencia minera y poblacional en la región, la ganadería extensiva de bovinos se convirtió en el principal recurso de un grupo minoritario compuesto por mestizos, o lo que los documentos de la época llaman “gente de razón”. Con esto, el derecho sobre la tierra cultivada se extendió a los recién llegados permitiéndoles tener mayor poder sobre la propiedad y la jurisdicción de la zona, acarreando cam­bios en la producción de la agricultura, la dieta de la región y, sobre todo, en la organización social y familiar de la Tierra Caliente: “Durante las primeras décadas del siglo XIX, las estructuras productivas que funciona­ban desde el periodo colonial se conservaron debido a que los grandes propietarios (principalmente ganaderos) se adaptaron en función de su relación con el mercado” (Léonard 1995).

Para mediados del siglo XIX, en la llamada guerra de reforma, los primeros “pioneros militares” utilizaron nuevamente el arma discursiva de los españoles y describieron la región como “atrasada e inocente, en donde no se conoce la maldad y que propiamente puede ser el paraíso terrenal de no ser por el cacicazgo de Juan Álvarez” (Rivapalacio [1868] 1997). Con el triunfo del juarismo, y posteriormente con la dictadura de Porfirio Díaz, una nueva la legislación liberal garantizó la viabilidad y la rentabilidad de las inversiones nacionales y extranjeras en la región. Asimismo, las empresas textiles de México y Morelia desempeñaron un papel de primer orden:

Las sociedades J. Oliver y Cía.; J. Allard y Cía.; y, sobre todo Tron y Cía. financiaron la penetración de Tierra Caliente hacia el Balsas por medio de préstamos y crédito de mercancía. Al mismo tiempo, estas empresas que apoyaron al sector ganadero y a las haciendas azucareras, lograron tener el monopolio crediticio de la región y cumplir con uno de los

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O c t a v io A u g u s t o M o n t e s V e g a

principales propósitos del Estado “nacional liberal”: despojar y cubrir el vacío que tenía la iglesia como institución crediticia antes de la puesta en marcha de la Ley Lerdo (Riva Palacio 1997).

Existieron trece de estas empresas en Huetamo y cinco en Zirán- daro (en ese entonces Michoacán). En el estado de Guerrero, la más conocida fue The Guerrero Timber Land Co., ya que no sólo ocupaba parte de la región de Tierra Caliente, sino también la totalidad de la Sierra de Anáhuac hasta la costa (Léonard 1995; Bustamante 1996; Montes 2007). De igual manera, muchos exploradores y aventure­ros estadounidenses se asentaban por temporadas a orillas del Balsas y comenzaron a comerciar con maderas y pieles de caimán (Uribe y Miranda, 1990), de esta forma, la Tierra Caliente comenzó a pagar tri­buto a la modernización.4

A diferencia de estas grandes compañías estadounidenses que desde siempre tuvieron como costumbre el “ausentismo”, otros comer­ciantes extranjeros (principalmente árabes, españoles y franceses) y crio­llos se valieron de otros mecanismos para obtener el control económico de la región; así, la principal estrategia consistió en vivir en la región, algunos de ellos se arraigaron casándose con mujeres de la Tierra Caliente y conformaron un éxito comercial durante varias décadas. Ambos tipos de personajes fueron los artífices de un periodo de expoliación que sirvió como “punta de lanza” y amalgama para procesos de intervención regio­nal posteriores (Montes 2007). Aunque la revolución mexicana significó la caída del régimen porfirista, ésta no provocó demasiados cambios en lo que respecta a la producción y a la dominación de los latifundios esta­dounidenses y a la oligarquía compuesta por estos criollos y “extranjeros arraigados” en Tierra Caliente. La victoria de la tendencia reformista burguesa (integrada por los comerciantes locales y los terratenientes) contra el agrarismo les garantizó una relativa estabilidad y la consoli­dación económica de la región, convirtiéndose en intermediarios de los campesinos (Léonard 1995; Bustamante 1996, Montes 2007).

4. El ejemplo más claro es el que ofrecen Uribe y Miranda (1990): En 1899 llegó a la región el señor J. J. Graford, procedente de Saint Louis Missouri, con la intención de crear una colonia en la margen izquierda del río y dedicarse a la explotación de maderas preciosas, hule y otros productos (entre ellos a la captura del lagarto para vender pieles a Estados Unidos).

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N u e v o s d il e m a s y v ie ja s p r á c t ic a s

Estado nacional, modernización y región

Durante la segunda mitad de los años treinta, hasta mediados de los años cuarenta del siglo XX, se lleva a cabo el proyecto cardenista de la reforma agraria, trayendo consigo la desaparición casi total de la oligarquía deci­monónica y la consolidación de una nueva oligarquía regional basada en la producción del ajonjolí, el control de las propiedades agrícolas, la ganadería y el agiotaje. La nueva burguesía agraria concentró durante mucho tiempo las actividades comerciales; además de las deducciones de maíz correspondientes a la renta de la tierra, compraban el ajonjolí y los excedentes de maíz a los campesinos sin tierras, sacando luego prove­cho de las posibilidades de almacenamiento y transporte que tenían para hacer especulaciones lucrativas en tiempo de secas. Las industrias acei­teras del país comenzaron a comprar la oleaginosa en la región, y muy pronto se inició periodo casi generalizado de bonanza. En esos años, la región vive un reajuste en términos políticos, las familias beneficiadas por el cultivo del ajonjolí adquieren las alcaldías de los pueblos y toman el control regional en muchos sentidos (Léonard 1995; Sánchez Amaro 2002).

Los años cincuenta y sesenta fueron para la agricultura del país un periodo de cambios brutales en lo que a tecnología y modernización agrícola se refiere. Por un lado, la llamada “revolución verde” desarrolló una infraestructura de comunicaciones y de mercado que modificó los elementos ideológicos y productivos nacionales; las tierras de temporal se convirtieron en periféricas y su dinamismo dependía de las beneficia­das por el riego para la instauración de monocultivos y la instrumenta­ción de paquetes tecnológicos (Léonard 1995). Por otro lado, la región aquí analizada tuvo como antecedente la puesta en marcha de uno de los “mejor logrados” proyectos de desarrollo por cuencas: la Comisión delTepalcatepec dirigida por el general Lázaro Cárdenas que sirvió para consolidar los discursos de transformación y mejoramiento popular pre­sentados por el gobierno federal.5

5. En este trabajo, la Comisión del Tepalcatepec sólo será mencionada como un antecedente importante en los mecanismos y los efectos de la modernización propuesta por el gobierno mexicano. Para tener mayor conocimiento sobre esta comisión y sobre el desarrollo regional de cuencas hidrológicas véase “Desarrollo regional en México: una crítica” en A. Palerm,

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O c t a v io A u g u s t o M o n t e s V e g a

En la Tierra Caliente de Michoacán y Guerrero, ambos procesos de revolución agrícola tuvieron como marco principal la fundación de la Comisión del Balsas. Del 4 al 10 de octubre de I960, la Cámara de Diputados aprobó el decreto presidencial6 de Adolfo López Mateos, en donde mostraba la apertura de dicha comisión como una obra de su gobierno para que los pueblos menos desarrollados alcanzaran el pro­greso ofrecido por la nación mexicana:

Al crearse la Comisión del Río Balsas será posible hacer los estudios nece­sarios para coordinar las distintas obras y actividades existentes dentro de la cuenca, y para proyectar y ejecutar obras de irrigación, control de ave­nidas, producción y aprovechamiento de energía eléctrica o de cualquier otro tipo, vías de comunicación, formación de nuevos centros de pobla­ción, regulación del crecimiento de los existentes, trabajos de ingeniería sanitaria y en general, realizar todas las obras y actividades que tiendan al desenvolvimiento de la región, para lograr el beneficio económico y social de todos sus habitantes ... Con los trabajos que realice esta comisión, se incorporarán a la producción nacional, grandes superficies de tierras culti­vables que tanta falta están haciendo para la ocupación de nuestra pobla­ción campesina, se generará energía eléctrica que ya se necesita para cubrir la creciente demanda en el país y, entre otras cosas más, nos suministra grandes cantidades de fierro indispensable desde hace ya mucho tiempo para el desenvolvimiento de nuestra industria en general.

La comisión estaba a cargo de un presidente, que era el secretario de Recursos Hidráulicos (Alfredo del Mazo, padre). La jurisdicción de la cuenca se dividió en tres unidades o sub-cuencas: La del Alto Balsas

Planificación regional y Reforma agraria, México, Universidad Iberoamericana y Gernika, 1993, pp. 383-420; y David Barkin “¿Quiénes son los beneficiarios del desarrollo regional?’ en Ensayos sobre Planificación Regional del Desarrollo, México, Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social / Siglo XXI / Naciones Unidas-CEPAL, 1976.

6. Fecha del dictamen del Decreto Presidencial a la cámara alta el 21 de septiembre 1960 en donde se ordena la creación de un organismo técnico y administrativo que se denominará la Comisión del Balsas y deroga la ley con la que se estableció la Comisión del Tepalcatepec. Fuentes: Legislatura XLIV-Año III Periodo Ordinario fecha 19601011. http:cronica.diputados. gob.mexlDebatesl44l3erlOrdJ19601011.htm, y E l Informador de Jalisco, 22 de septiembre de 1969, en AH-UAER-UNAM, Fondo Lázaro Cárdenas, caja 4, carpeta 6, doc. 3.

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(con residencia en Izúcar de Matamoros, Puebla), la del Medio Balsas (con residencia en Ciudad Altamirano, Guerrero) y el Bajo Balsas (cuyo centro de operaciones sería Uruapan, Michoacán). La oficina central se estableció en Iguala, Guerrero, dirigida por el vocal ejecutivo (Lázaro Cárdenas) y un vocal secretario (César Buenrostro) (Cárdenas del Río 1973:265).

Cuando la Comisión del Balsas puso en marcha los programas de desarrollo en la subcuenca del Medio Balsas, la Tierra Caliente de Guerrero y Michoacán ya había logrado, desde los años cuarenta, cierto avance económico y de integración al mercado nacional por medio de la ya mencionada producción de ajonjolí, misma que había reforzado el enriquecimiento de algunos latifundistas en el siglo XIX y había rees­tablecido la economía regional durante el periodo posrevolucionario. Para antes de 1950, la apertura de caminos troncales y carreteras conectó todas las cabeceras municipales de la región con sus dos capitales de estado (Morelia y Chilpancingo) y con la Ciudad de México (Cárdenas del Río 1973; Cárdenas de la Peña 1980, Bustamante 1996).

La Comisión del Balsas en Tierra Caliente buscó darle continui­dad a los proyectos y obras de los años cincuenta para, posteriormente, comenzar el sueño desarrollista promovido por el Estado nacional mexicano: obras de infraestructura tales como grandes presas, carreteras y altas inversiones en riego fueron promovidas y terminadas por dicha comisión durante los años sesenta y principios de la década de 1970. Sin embargo, las nuevas obras de riego implicaban cambios en la lógica pro­ductiva y social de los campesinos y los “patrones” de la Tierra Caliente, y éstos sólo se dieron de forma parcial; que el personalismo, la prioridad a las relaciones de amistad y compadrazgo, así como el poco impulso educativo para los campesinos hacia las nuevas formas de producción, siempre estuvieron presentes en la región y nunca menguaron de forma significativa (Bustamante 1996; Calderón 2001).

Desde el momento en que se crea el distrito de riego 57 con sede en Ciudad Altamirano, se hizo patente que la verdadera dificultad para el gobierno federal no radicaba en realizar obras en la Tierra Caliente, sino en hacer que funcionara bien. Los conflictos agrarios entre ejidata- rios y propietarios debido al constante deslinde de tierras, ocasionaron la falta de seguridad en la tenencia de propiedades y el abandono de los cultivos de riego.

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Esta situación se agravó con la ausencia de padrones y planos ejidales para fines de organización de los productores y administración eficiente del Distrito. Hasta entonces, la mayor superficie regada no superaba el 40% de la superficie total regable y se desaprovechaba el 60% de las tie­rras con riego (Bustamante 1996:152).

La Comisión del Balsas tuvo una vida de dieciocho años. De I960 a 1964 se comenzó la organización general del proyecto y la reela­boración de estrategias hechas durante la Comisión del Tepalcatepec. De 1965 a 1970 se intensificó el trabajo de campo que siempre giró en torno a tres subproyectos que integrarían los tres sistemas de riego más importantes en la región. A la muerte del general Lázaro Cárdenas,7 la comisión pierde el liderazgo organizacional que lo sostenía y los intere­ses personales comenzaron a salir a flote.

Como nuevo vocal ejecutivo, Rubén Figueroa disminuyó la carga laboral en la Tierra Caliente del Medio Balsas y dio prioridad a las obras en la zona norte de Guerrero, específicamente en Iguala y “en su tierra”, Huitzuco. Con la llegada de Luis Echeverría a la presidencia de México se procuró salir de la cada vez más grave crisis por la que atravesaba el país, y como principal medida para ello se procedió a parar las obras majestuosas que absorbían grandes presupuestos y generaban escasos dividendos a la nación. Con este argumento, Echeverría también pre­tendió restarle fuerza a muchos cacicazgos locales y a administradores de obras que crecieron en su ejercicio del poder regional a partir de los proyectos en las cuencas hidrológicas. Sin embargo, debido a que la Comisión del Balsas era de reciente creación y que ya no existía el fuerte contrapeso político que significaba Lázaro Cárdenas, la Presidencia de la República y las cámaras de diputados y senadores decidieron darle a esta comisión un poco más de tiempo para su definitiva extinción (Bus­tamante 1996: 167).

A partir de 1971, al igual que muchos de los proyectos de cuencas hidrológicas en el país, la Comisión del Balsas se convirtió en un “tram­polín político” que les daba grandes ventajas a sus “altos representantes”,

7. 19 de octubre de 1970.

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ya que les brindaba fuerza en la toma de decisiones sobre un amplio sector de la nación. La disputa por el puesto de vocal ejecutivo fue feroz, ya que éste colocaba a los jefes políticos en la antesala de una guberna- tura, Secretaría de Estado, o en cualquier otro puesto de alto nivel. Tal y como fueron los casos de Rubén Figueroa y Rodolfo Echeverría Zuño (hijo del entonces presidente de México, Luis Echeverría Alvarez), quien fungió como director General de Desarrollo de la Comisión del Río Balsas hasta su desaparición (Calderón 2001).

Para mediados de los años setenta se llevaron a cabo las trans­formaciones tan anunciadas por el gobierno en crisis; los proyectos de las cuencas hidrológicas dejaron de ser “una gran constructora de infraestructura para la producción de bienes primarios, y se dio paso a la conformación de corredores industriales” {ibid.). En este mismo orden, “Rodolfo Echeverría se convirtió en el director general de la Pro­motora Industrial del Balsas (pibsa)”,8 empresa paraestatal ejecutora de la política económica del gobierno mexicano, encargada de desdibujar el desarrollo regional basado en subcuencas hidrológicas y proyectar la “industrialización” como un mecanismo que pudiera parar la crisis eco­nómica y vincular al país con las nuevas políticas internacionales.

A pesar de la desaparición de la Comisión del Balsas (en 1978) y de la promoción de la industrialización y la descentralización, la prác­tica política y económica continuó con una aguda crisis económica e inflacionaria que condujo a que muchos sectores populares se manifes­taran y mostraran su falta de credibilidad en las autoridades políticas. Después de cuarenta años, los sistemas de riego nunca pudieron cubrir la superficie estimada debido a su notable deterioro y a problemas admi­nistrativos derivados de la crisis acaecida durante los años setenta. Con esto, muchas de las buenas intenciones por desarrollar la región se que­daron solamente como proyecto y en los discursos demagógicos de los representantes del gobierno federal. Otro de los obstáculos para el buen funcionamiento de las obras a cargo de la comisión fríe el mal manejo que hicieron de ellas los funcionarios, quienes beneficiaron mayormente

Era 21. Revista de la vida social, cultural y política de Michoacán. Morelia, Michoacán, 28 de febrero de 2006.

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O c t a v io A u g u s t o M o n t e s V e g a

a grandes empresarios nacionales, extranjeros y a la elite comercial de la región:

La inversión oficial, que se canaliza a través de la Comisión del Río Balsas, es utilizada por las compañías constructoras en la compra de materia prima y maquinarias y en el pago de la fuerza de trabajo ... Estas compañías* se quedan ya parte de la inversión como beneficio (plusvalía). El dinero invertido en materia prima y maquinarias va a dar a industrias que no están en la zona, y a veces ni siquiera en el país ... Los salarios que reciben los trabajadores son gastados íntegramente, pues no tienen la capacidad de ahorro. Este dinero va a dar a los comercios ... de la zona. Estos se quedan con una parte y el resto va a dar a las industrias productoras de bienes de consumo. A su vez, una parte bastante grande del beneficio de los pequeños comerciantes se gasta en la compra de los artículos de consumo que necesitan ... Tal parece que el dinero invertido en la zona no llega a acumularse ahí, más que en pequeñas cantidades por algunos grandes comerciantes ... Por lo que no llega a crearse un capital regional fuerte (Bartra 1967).

Credibilidad y ajonjolí en crisis

La bonanza del llamado oro verde en los años cuarenta y cincuenta comienza a decrecer al ritmo de las innovaciones en el comercio agrícola. El mercado del ajonjolí tuvo su primera transformación en la segunda mitad de los años sesenta, las importaciones masivas de soya estadouni­dense a bajo precio permitieron surtir a la industria nacional y contener el precio del aceite para consumo doméstico. A partir de ese momento, el gobierno mexicano estableció precios de garantía para los productores de ajonjolí y otros granos que comenzaban a competir con los de otros países. La depreciación de la oleaginosa alcanzó una caída todavía más fuerte que la del maíz; sin embargo, a mediados de la década de los años setenta, el gobierno mexicano electro recortes a las altas cobranzas de exportación del ajonjolí que condujeron a estabilizar la producción, encausar una mínima parte al mercado extranjero y elevar el precio promedio nacional 9

9. Las cursivas son mías.

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a partir de 1975. De esta proyección al mercado internacional se dedujo que las elites regionales perderían mucha ingerencia sobre el ajonjolí y que las compañías trasnacionales volvían a tomar el control que jamás perderían nuevamente (Léonard 1995; Bustamante 2006).

A finales de esa misma década, la agricultura en la Tierra Caliente aceleró su proceso de articulación al mercado global y generó que pro­ductores, comerciantes y burócratas municipales afrontaran su situación y negociaran con gran desventaja. Por ejemplo, en 1979 se instaló en Huetamo una de las compañías exportadoras más importantes en el país: DIPASA,10 cuya primera acción fue la de librar competencia de pre­cios con los productores de la región. Ese año, los precios ofrecidos al productor casi se duplicaron en los seis meses que siguieron a la cosecha; empero, las cotizaciones bajaron paulatinamente debido al alto costo de transportación del producto de Huetamo hasta el puerto de Maza- tlán (1500 km de malas carreteras) por lo que a la empresa le resultaría más redituable abastecerse en las zonas de riego del norte del país. Con esta reducción en la compra del ajonjolí de Tierra Caliente, solamente una muy pequeña cantidad del producto regional tenía acceso al mer­cado exterior; el resto quedó nuevamente destinado a las cada vez más renuentes aceiteras nacionales. A pesar de que el argumento oficial no sonaba descabellado, muchos de los ex productores y comerciantes del ajonjolí se siguen preguntando “por qué si costaría tanto trabajo exportar el producto regional, la empresa decidió incursionar en Tierra Caliente a sabiendas del riego que se corría” ; y además: “por qué si se habían obtenido tan buenos resultados durante los primeros meses, no se utilizaron las ganancias para comenzar a reducir los obstáculos de transportación”.11

Actualmente los ex productores y comerciantes de ajonjolí dan respuesta a este fenómeno por medio de la exposición y el análisis de las

10. DIPASA es una empresa internacional con presencia mundial dedicada a la exportación de productos agrícolas y es uno de los proveedores más importantes de semilla de ajonjolí y derivados como son aceites, harina y tahini. DIPASA fue fundada en 1974 con capital privado, para 1978 es nombrada empresa líder; en 1985 se instala DIPASA-USA con sede en Brownsville, Texas y para 1990 DIPASA-Europe, con sede en Amsterdam, Holanda. Actualmente, la planta matriz de DIPASA Internacional de México se encuentra ubicada en Cortázar Guanajuato (Fuente: http://www.dipasa.com/index.htm).

11 • Entrevista con el informante Francisco Gallardo.

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O ctavio Augusto M ontes Vega

relaciones informales y clientelares en las que se pudieron haber invo­lucrado los comerciantes más ricos de la región (que en un principio salieron afectados) y la empresa exportadora. Algunos personajes que solían sembrar ajonjolí o que fueron trabajadores de las empresas locales concentradoras de este producto, argumentan que a raíz de una serie de negociaciones informales entre dipasa y los portadores de grandes capitales regionales, se acordaron nuevas formas de enriquecimiento en donde sólo un reducido número de personas saldría beneficiado y el resto de la población no volvería a tener un producto que (aparente­mente) le brindara los beneficios que durante tantos años había dado el ajonjolí.

Para 1982, la crisis productiva regional fue grave e imparable. Por un lado, los pocos beneficiados por el ajonjolí comenzaron a cambiar su giro comercial al ver que su producto era cada vez menos rentable y las dificultades de exportación eran mayores.12 Por otro lado,

el gobierno quiso sanear la crisis con muevas tecnologías, semillas mejo­radas, créditos para tractores, nuevas formas de organización para los productores apoyos a la industrialización regional promoviendo el cul­tivo de riego, etc., pero esto fue demasiado tarde, ya que el problema no era de dpo técnico, ni siquiera nacional, sino estructural e internacional (Bustamante, 1996:200).

12. Bustamante (1996: 200), menciona que: “el ajonjolí había dejado de ser negocio y pasaba .. . a formar parte de la historia de la agricultura regional. El capital aerocomercial comenzó a retirarse, los acaparadores y prestamistas regionales fueron canalizando sus negocios hacia otras actividades económicas de tipo urbano (comercio y servicios diversos en las ciudades), Ban rural disminuyó su apoyo a ese cultivo y empezó a diversificar el crédito hacia otros pro­ductos comerciales” .

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N u e v o s d il e m a s y v ie ja s p r á c t ic a s

LA AGROINDUSTRIA D EL M ELÓ N EN EL M E D IO BALSAS

Génesis de la nueva elite terracalentense

Como consecuencia de la crisis agrícola y ganadera de la década de los años setenta en la región, los cambios en cada uno de los estratos de la población fueron evidentes no sólo en términos económicos; en el aspecto social y cultural se fue gestando una forma de vida adecuada a los tiempos de emergencia y crisis generalizada. Desde finales de la década de 1970, las elites dejaron de estar representadas por viejas familias de políticos o agricultores de ajonjolí y poco a poco dieron paso a ricos agricultores recién llegados de otros estados o regiones que se dedicaron al agio o al narcotráfico. La migración a Estados Unidos comenzó a ser un factor importante en todo el estado de Michoacán, por lo que no sólo los migrantes como tal contribuyeron a cambiar la imagen regional sino también el pollero, 13 que durante temporadas vive en Huetamo o San Lucas, la esposa o el hijo del trabajador que emigra, aquellos que no pudieron cruzar la frontera y radicaron durante un tiempo en Tijuana o Mexicali, etc. De esta misma forma, la elite agroindustrial del melón, que empezaba a sembrarse de manera masiva en la ribera del Balsas, generó nuevas formas de vida.

El melón, que se introdujo en el mercado mexicano como un cultivo comercial durante los años treinta, para la década de 1940 y con la puesta en marcha de los primeros tratados binacionales México-Estados Unidos, tuvo presencia significativa en las áreas de cultivo de la Tierra Caliente michoacana (principalmente en Apatzingán). A principios de los años setenta, este fruto quedó dentro del régimen de producto de exportación, con lo que debía sujetarse a las leyes internacionales de comercialización. En enero de 1974, el Comité Directivo Agrícola de la Tierra Caliente, en coordinación con La Comisión del Balsas (dirigida por Rubén Figueroa E), propuso otorgar agua a las personas que estuvieran usufructuando la tierra (en este caso, las compañías meloneras), sin precisar el derecho y la cantidad que éstas ocuparan. Este plan buscó atraer inversionistas

13. Persona que transporta, por gran cantidad de dinero, a ilegales mexicanos, de la frontera mexicana al primer pueblo o resquicio de tierra estadounidense.

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extranjeros que justificaran los proyectos de desarrollo a la agricultura de las instituciones del Estado, atrajeran capitales que invirtieran en la producción agropecuaria y obtener recursos para continuar con los proyectos de la Comisión (Léonard 1995; Bustamante 1996; Sánchez Amaro 2002; Cárdenas de la Peña 1980).

En 1975 se instaló la primera industria trasnacional estadouni­dense en la región del Medio Balsas: American Produce Co., cuyo representante fue uno de los personajes más importantes durante este proceso en el área de Michoacán y Guerrero: Salvador Sánchez, pro­ductor del área de Apatzingán que amasara un fuerte capital y poste­riormente abriera empacadoras en la Tierra Caliente guerrerense; fungía como constructor de alianzas con los líderes y comerciantes locales de Guerrero y Michoacán, al mismo tiempo que fortalecía sus relaciones con las empresas estadounidenses que financiaban al sector privado.14 Debido al éxito de Sánchez como intermediario, para los años ochenta el número de representantes regionales de esta agroindustria aumentó considerablemente.

En la actualidad, el poder de estos dirigentes (o new brokers) se debe a que son los únicos intermediarios entre los compradores-socios capitalistas (empresas estadounidenses y nacionales), los poderes públi­cos (Secretaría de Agricultura, Comisión Nacional del Agua, etc.) y los productores. Además, estos personajes deciden a quién otorgar los cré­ditos y permisos para sembrar. En muchas ocasiones, los intermediarios no sólo han adquirido capital económico sino también prestigio social y control político por su facultad para designar los permisos a familiares o amigos, así como candidatos a diputados o presidentes municipales que terminarán gestionando en su favor en términos fiscales.15

Durante los años ochenta más de cinco empresas establecidas comenzaron a ganar terreno,16 entre ellas, la que actualmente tiene el

14. Léonard (1995), Bustamante (1996) y entrevista con Salvador Sánchez Magallón el 7 de julio de 2004 en las oficinas de su compañía en Riva Palacio, Michoacán.

15. Léonard (1995) y entrevistas con Ángel Ramírez Ortuño (corresponsal de Cambio de Michoacán en Huetamo), Manuel Torres (exproductor de Estimucha, San Jerónimo).

16. En México, el incremento de producción despegó en 1960, pasando de 80 000 toneladas anuales a 160 000; en la década de los ochenta se elevó a 319 000 y cerró el siglo con produc­ciones de hasta 550 000 toneladas. Fuente: Sagarpa, Fortalecimiento de cadenas productivas. Diagnóstico, producto: melón, Guerrero. Septiembre 2004, www.sagarpa.gob.mx.

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predominio en exportaciones, Lee Shipley Co. Posteriormente, Salva­dor Sánchez y Lee Shipley trabaron amistad y el mexicano abandonó su primera industria para representar a Shipley y establecer relaciones y alianzas que beneficiaron a ambos (Léonard 1995 y Bustamante 1996).

A partir de la “supuesta apertura comercial” en 1989, las compa­ñías agroindustriales adoptaron el proceso productivo de tipo “estado­unidense”, en donde las empresas controlan todo el proceso que incluye desde la selección del personal hasta la venta en el mercado del producto final, y el país receptor sólo aporta el espacio físico y la fuerza de trabajo. El factor más importante para el éxito de estas agroindustrias es la renta de terrenos de temporal en las regiones donde operan. Estos mecanis­mos de arrendamiento han ido fortaleciéndose en la medida que las enmiendas y derogaciones en los artículos del Código Agrario y de la Ley Federal de Reforma Agraria otorgan todas las garantías a los dueños de las industrias, quienes solamente se han comprometido a darles prio­ridad laboral a los arrendatarios y sus familias en la cosecha y el empaque del melón, por un sueldo diario y las mismas garantías que a cualquier trabajador.

A finales de los años ochenta y principio de los noventa se firma­ron los primeros contratos de arrendamiento con duración de cinco años, si bien posteriormente se prorrogaba mediante la renovación del contrato año con año (Léonard ibid.: 183). Esto le daba la ventaja a las agroindustrias para dejar de sembrar la temporada que ellos quisieran si llegaban a tener la amenaza de baja rentabilidad por infertilidad de los suelos, proliferación de parásitos o continuas fumigaciones por parte de la empresa, lo que sucede frecuentemente.17

17. Las empresas meloneras tienen mecanismos similares en todo el mundo: 1) Rentan tierras ejidales o pequeñas propiedades por medio año. 2) Los empresarios son invisibles, el repre­sentante o new broker, algunas veces el oriundo del lugar, es el que entabla negociaciones con los campesinos. También él se encarga de la supervisión del despiedre, el desmonte y el surcado de la tierra con maquinaria pesada. 3) Los representantes contratan a los mayordo­mos, que en la mayoría de las ocasiones tiene relaciones clientelares con el representante. Ellos se encargan de la supervisión diaria en campo de la cosecha. 4) Los mayordomos tienen en las mismas circunstancias clientelares a los cabos, que suelen ser trabajadores de sus propias tierras. 5) Como es común pensar, los trabajadores son temporales y no reciben ningún tipo de ayuda más allá de su sueldo (Léonard 1995).

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Para la década del año 2000, las agroindustrias meloneras del Medio Balsas guerrerense y michoacano se consolidaron como algunas de las empresas que generaban mayores empleos en la región. Asimismo, la Secretaría de Agricultura y Ganadería (Sagarpa) catalogó al melón como uno de los seis productos hortofrutícolas más importantes en el comercio de exportación mexicana, y su producción y su venta han sido relacionadas directamente con la modernización productiva, ya que sólo está presente en los terrenos de riego y su instrumentación ha provocado transformaciones en los paquetes tecnológicos y, sobretodo en la aper­tura de carreteras y caminos que permiten su fluidez comercial.18

Problemas globales en la comercialización del melón

El jueves 21 de noviembre del 2002 se constituyó en Ciudad Altami- rano, Guerrero,19 el Consejo Estatal del Melón. En dicho aconteci­miento participaron representantes de la Sagarpa en los ámbitos federal y estatal. Por parte de los productores de melón en la región de Tierra Caliente, estuvieron los empresarios Salvador Sánchez Magallón, pro­pietario de la empresa Productos El Herradero; el huetamense Gerzaín González Martínez, administrador de la empresa Legumbrera San Luis (cuyo propietario es Lee Shipley) y Abelardo Monroy, representante de la empresa Alta Providencia, que produce en las mejores tierras de la región ubicadas en el Valle del Escondido, municipio de Arcelia.20 Durante el suceso se manifestó la importancia de involucrar a todos los representantes de las organizaciones del estado para la instalación del Consejo Estatal del Melón y la necesidad de resolver la problemática de la cadena producción-consumo.

El año de 2002 fue uno de los más difíciles para las exportadoras de melón en la región, debido a que los productores comerciantes fueron evaluados y reprobados en las pruebas de calidad efectuadas por la Food

18. Sagarpa, Fortalecimiento de cadenas productivas. Diagnóstico, producto: melón, Guerrero. Sep­tiembre 2004, http://www.sagarpa.gob.mx.

19. E l Sur de Acapulco, 22 de noviembre del 2002.20. Los productores firmantes tienen en conjunto alrededor de 2 400 ha y 10 mil empleos tem­

porales para jornaleros de la región y de otras regiones del estado (E l Sur de Acapulco... Ibid.).

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and Drougs Administration (f d a ) , que detectó salmonella en el melón producido en la región, por lo que emitió una recomendación a los comercializadores y compradores del producto en Estados Unidos para que evitaran negociar en éste hasta que no se tuviera la certeza de que los exportadores cumplieran con las “buenas prácticas agrícolas y buenas prácticas de manufactura”. La creación de esta asociación fixe parte de una estrategia de los empresarios para buscar alianzas con instituciones federales mexicanas, como la Sagarpa, por medio de la Dirección Gene­ral de Sanidad Vegetal, y promocionarse en el mercado nacional y latino americano.

A mediados del año 2001, la FDA reportaba decenas de casos de salmonella21 en los estados de Arizona, California, Connecticut, Georgia, Hawai, Massachussets, Minnesota, Missouri, Nuevo México, Nevada, Nueva York, Óregon, Tennessee y Washington, en Estados Unidos. Todos ellos responsabilizaban a la empresa melonera v iv a

b r a n d , ubicada en Nogales, Arizona y a cargo de Robert Shipley, así como a la exportadora Shipley Sales, propiedad de su hijo Lee Alan Shipley. Este último empresario arrienda tierras en la región de la Tierra Caliente de Michoacán-Guerrero, de las que obtiene la mayor parte de su producción, así como su empacadora (Legumbrera San Luis) ubicada en Riva Palacio, Michoacán.22

Además de las demandas contra la salud (desde hace más de tres años), los Shipley enfrentaban problemas legales por “conspiración” y “falsificación” en la declaración de ganancias (cerca de dos millones de dólares sin declarar) ante el gobierno estadounidense,23 así como por no haber presentado los permisos para importar el melón mexicano en Estados Unidos. En agosto de 2004, Shipley se declaró culpable por los cargos que se le imputaban, ante una corte federal con sede en Tucson, Arizona. Y aparentemente dos años más tarde, fue exonerado tras haber pagado las multas correspondientes. En la actualidad, la mayor parte de

21. Entre los casos más sonados se reportan los de Florencia Dodds y Nathan Eget en California, quienes días después de haber ingerido melones de la marca VIVA fueron hospitalizados a causa de vómitos continuos, lo que causó daños irreparables a sus familias (y en el caso de Florencia Dodds, la muerte).

22. En http: // www. about- salmonella, com/ articles/ shipley/ shipley.htm, y http: //www. marlerclarck.com/ news/egetl.htm.

23. En: http://www.farmfoundation.org/naamic/sanantonio/green.pdf.

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la producción del melón en Tierra Caliente sigue teniendo como des­tino el mercado mexicano. Sin embargo, las legumbreras ubicadas en las márgenes del Balsas y Cutzamala continúan teniendo éxito debido a la venta de otros frutos al extranjero (principalmente el mango).

Problemas regionales en la producción del melón

Además de los nuevos personajes encumbrados en la región a raíz de la crisis de las décadas de los años setenta y ochenta, a partir del boom en la industria del melón de los años noventa, la región comienzo a recibir una oleada de trabajadores empobrecidos provenientes de La Montaña de Guerrero, Oaxaca y Chiapas a los que se les conoce como chilaposP Estas personas forman parte de uno de los fenómenos más interesantes que han desencadenado los actuales procesos de globalización y neo- liberalismo en México: el de la “migración rural-rural” (Barrón 1994: 261).25 Este tipo de migración es uno de los aspectos más notorios de un país lleno de desigualdades, ya que, en contraste con los discursos promovidos por las nuevas elites agroindustriales de la Tierra Caliente, la migración rural-rural no es la solución a un problema productivo coyuntural y se está convirtiendo en una forma estable de funciona­miento por parte de los agricultores capitalistas que aprovechan la mano de obra barata proveniente de regiones con alto grado de pauperización, que se hacen dependientes de las condiciones que marca el desarrollo capitalista en la agricultura, resultado del tamiz y la modernización del sector {ibid. : 261-284).

Otro problema regional relacionado con el anterior tiene su origen en que si bien el modelo de producción agroindustrial está dando empleo, lo hace a un alto costo social y ecológico. La prioridad que le ha dado el gobierno federal al cultivo del melón en la región y los privilegios en el uso del agua y el bombeo, generan que la Tierra Caliente del Medio Balsas tenga una dependencia a estos mecanismos que puede resultar

24. Se les llama chilapos debido a que la mayoría de estos trabajadores proviene de Chilapa, Gue­rrero (región de La montaña).

25. A diferencia de la migración ocurrida en los años sesenta y setenta, los flujos migratorios no solamente son entre el campo y la ciudad, y han surgido en la agricultura nuevos polos de atracción que contribuyen a modificar las regiones receptoras de trabajadores (Barrón op. cit.).

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peligrosa, ya que los vaticinios sobre el serio daño que provocan estas industrias en las áreas de cultivo están cada vez más cercanos y reales. En la actualidad muchas de las áreas de cultivo en la región han sido dañadas y las empresas agroindustriales comienzan a explotar terrenos de otras regiones (como el Itsmo de Tehuantepec o Centroamérica).

Historias de un orden jerárquico

Primera historia

Además de los beneficiados en la agroindustria del melón (empresarios e intermediarios), existen otros actores que intervienen en este proceso y que resultan indispensables para la realización de esta empresa. En el escalafón más bajo de esta cadena productiva se encuentran los trabaja­dores del campo y los empacadores (peones), quienes, como ya se men­cionó, generalmente llegan a la Tierra Caliente de regiones más pobres para trabajar por unos cuantos meses y recibir salarios irrisorios. Ellos son contactados en sus pueblos y son trasladados en camionetas de redi- las por choferes (“enganchadores”) que trabajan directamente para el intermediario. La labor de los enganchadores no sólo se limita al traslado sino también a la persuasión para que los campesinos accedan a trabajar en la Tierra Caliente.

Durante todo el otoño se ven llegar camionetitas provenientes de la Tierra Caliente de Michoacán o de aquí {sic)26 que comienzan a subir por La montaña en busca de nuestra gente para trabajar en las meloneras. Unos vienen de parte “del gringo”, otros de parte de don Salvador y el señor Pacheco, otros de empresarios “más pequeñitos” , ¡Pero eso sí!... Todos te vienen ofreciendo “las perlas de la Virgen” : Un buen pago, escuela para tus hijos, dicen que aunque no te dan seguro social ellos te ayudarían si algo te pasa... ¡En fin!... Muchas cosas que luego no cumplen. Los enganchadores piensan que nosotros les creemos y que nos vamos muy contentos, pero no es así. Lo que pasa es que necesitamos mucho el dinero y en toda la sierra estamos más pobres que en la Tierra

26. Se refiere al mismo estado al que ellos pertenecen: Guerrero.

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Caliente. No hay mucho que sembrar. No nos queda de otra que jalar con nuestra familia y “aguantar los calores” .

Nosotros los de La Montaña somos así... Muy viajeros... Pero somos así por necesidad. Yo trabajé muchos años en Sinaloa sembrando tomate rojo; sembré melón en Apatzingán y también estuve trabajando por Tecomán. Pero ahora ya estoy viejo y muchos de los enganchadores prefieren gente joven y familias completas para que les salga más rentable a ellos y a nosotros ... Son muchas las diferencias entre el trabajo de antes y el de ahora. Antes sí conocíamos a los dueños de las fincas o los ranchos donde trabajábamos, aveces nos ayudaban, comían con nosotros. Ahora me platican del gringo Shipley, pero todos me dicen que jamás lo han visto. La relación ya no es con los dueños sino con los enganchadores o con los mayordomos y encargados de tu cuadrilla; y creo que eso no se vale, por que quieran o no, nosotros también los estamos ayudando a ser más ricos ... Ahora también: mis nietos tienen entre siete y ocho años y no saben leer. Los ponen a trabajar casi como si fueran adultos y después, ya todos cansados, los ponen a estudiar dos horas. Estoy de acuerdo que antes éramos pocos chamacos los que íbamos a la escuela, pero todos sabíamos leer y éramos muy buenos para las cuentas. Ahora se obliga la primaria, “pero de todos no se hace ninguno”.27

Los trabajadores que migraron, principalmente de La Montaña de Guerrero y de la sierra mazateca de Oaxaca, llegan a la región del Medio Balsas, trabajan en las peores condiciones y viven durante cinco meses con toda su familia en unas galeras ubicadas frente a las empacadoras; sus habitaciones son de lámina con dimensiones similares (4 x 4 m), sin ventilación ni mobiliario alguno. En ocasiones llegan a vivir siete u ocho personas en la misma habitación.

Los sábados son los días con menos actividad en el campo, de modo que las mujeres se dedican a limpiar sus galeras y a lavar la ropa, los niños pequeños no van a la escuela y algunos de los más grandes se quedan a ayudar a sus madres. En contraste, las empacadoras son los días más ajetreados, ya que es cuando se paga. La gran mayoría de los trabajadores que dependen de las empacadoras se reúne en el “comedor” (un patio central techado; con mesas y asientos de cemento) y esperan

27. Entrevista con Pedro Ramírez, padre de una mujer de Adixtac, Guerrero (región de La Mon­taña), trabajadora del melón.

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a los “pagadores” . En uno de los extremos del comedor esperan los “aboneros” : gente de Huetamo, San Lucas y Ciudad Altamirano que representan a casas comerciales de toda índole (muebles, electrodomés­ticos, discos pirata, ropa, etc.), pues una vez que los trabajadores de las meloneras reciben su sueldo, ellos se acercan a cobrarles la mercancía que compraron a crédito. Muchos de los trabajadores que pertenecen a estas familias empobrecidas tienen, más o menos, el mismo sentir:

A veces no dan ganas de trabajar por que sabes que esos ochenta pesitos que te pagan diario ya los debes... pero ni modo: hace harto calor en las galeras donde vivimos,28 luego nuestros niños no pueden dormir bien y se nos enferman si los mandamos a dormir afuera. Entonces hay que comprar un ventilador o un radiecito para entretenerse, y así se va el dinero ... allá en nuestra tierra nos dedicamos a sembrar maicito pero nada más sacamos para las tortillitas y para darle de comer a nuestros pollos. Ahora sí que nada más vivimos al día.29

En las orillas del Balsas, en las mañanas de diciembre se registra gran actividad laboral: camiones cargueros, trailers y camionetas pasan durante todo el día hacia diferentes rumbos, los campos de la Tierra Caliente están repletos de personas que tienden camas de nylon sobre los surcos con la finalidad de que el melón crezca con mayor rapidez sobre el plástico y tenga menos contacto con la tierra; otros colocan mangueras de plástico para regar el fruto por goteo, otros siembran, otros cosechan el melón y lo suben a las camionetas de la empacadora. Una vez empacado y congelado, el producto es conducido a Nogales, Sonora, o a la central de abastos en la ciudad de México para su coloca­ción en el mercado.

Al terminar enero, la actividad comienza a disminuir considera­blemente; los terrenos se desmontan y muchos trabajadores regresan a sus lugares de origen. Entonces, para los terracalentenses todo es “darse

28. Refiriéndose a las galeras en donde duermen con su familia.29. Entrevista con Juan Hernández; de 23 años (casado con Mary de 21 años), con tres hijos,

originario de la región de La Montaña de Guerrero. Él tiene tres temporadas trabajando en las meloneras de Huetamo.

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cuenta de todo lo que sacrificaron para haber ganado tan poco”;30 así, tanto las autoridades locales como los pobladores en general comienzan a preocuparse por arrendar tierras a las agroindustrias meloneras.

Segunda historia

Estimucha es una comunidad muy pequeña de la porción suroeste del municipio de Huetamo, Michoacán. Al oeste colinda con el municipio de Churumuco, Michoacán; al sur con el estado de Guerrero y al este con San Jerónimo, una de las poblaciones más grandes del municipio de Huetamo (véase mapa 1). Los pobladores de Estimucha sobrevivieron durante mucho tiempo de la pesca y del autoconsumo de maíz. Al llegar la agroindustria melonera, en específico la compañía de Lee Shipley, muchos no pudieron negarse a prestar sus tierras para la siembra del melón, por dos razones: porque la tierra que ellos habitan no les per­tenece sino que, la rentan a propietarios de Huetamo; y por el ingreso extra que significaba para ellos cosechar melón, para el “mejoramiento” de sus familias.

Desde principios de los años cincuenta hasta finales de los ochenta, Estimucha y San Jerónimo formaron parte del gran auge regio­nal que provocó la producción del ajonjolí, que se podía usufructuary requería un tratamiento mucho menos especializado. Actualmente, ellos desconocen en su mayor parte el tratamiento necesario para el melón y sólo sufren las consecuencias de ver año con año cómo sus tierras se van deteriorando. A partir de la década de 1990, el campo en la porción del Medio Balsas sufrió una ola de migración internacional resultado de las pocas oportunidades y los escasos incentivos por parte del gobierno.

Los pobladores y arrendatarios de las orillas del río Balsas confor­man el segundo escalafón en la cadena productiva. Ellos generalmente realizan labores de segundo orden, es decir, fungen como jefes de surcos, mayordomos (capataces) o encargados en las bombas de agua; en ocasio­nes también ponen a trabajar a su familia en labores del campo, si bien las condiciones son diferentes a las de las familias de La Montaña.31

30.31.

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Entrevista con Francisco Peñalosa, Comisario en San Jerónimo, Huetamo, Michoacán. Entrevista con Manuel Torres, encargado del Orden en Estimucha, una ranchería de San Jerónimo, Huetamo y ex trabajador en la industria de Shipley. Manuel trabajó como corta-

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Mis hijas y mi esposa han trabajado de vez en cuando en las melone- ras. Se ganan un dinerito que, aunque aquí no hace falta, ellas trabajan cuando quieren ganar dinero para comprarse ropita o ir a una fiesta; en cambio, los que sí se friegan son los “chilapos” que ganan 80 pesos por 10 horas diarias y encima de eso tienen que pagar su camión por si se quieren regresar a Chilapa. La preferencia que tienen los gringos por los chilapos es que en La Montaña difícilmente se puede sembrar y aquí no, como hay mucha migración aquí los albañiles cobran entre $200 y $300 diario y unos no quieren ni trabajar. Por eso es que nosotros tenemos cierta ventaja sobre otro tipo de trabajadores [confirmando el comen­tario de su papá, las hijas de Manuel Torres suelen comentar.] La verdad es que como nosotras somos de aquí, pues tenemos el alimento en casa y sólo trabajamos los fines de semana porque estudiamos de lunes a viernes en la preparatoria de Huetamo, sólo juntamos dinero para comprarnos chucherías y lo poquito que sobra se lo damos a mi papá. El no nos exige nada, pero sabemos que cuando le pedimos algo especial para comer, él nos lo compra de nuestra cooperación.32

El ingreso más importante para las familias ribereñas proviene de la migración a las grandes ciudades del país o de Estados Unidos. Muchas “cabezas de familia” que trabajaron en los campos de California o Texas y que “han regresado para quedarse” en sus pueblos, opinan que arrendar sus tierras ya no es negocio, y prefieren hacer la inversión para que sus hijos estudien o emigren, en lugar de que se queden a trabajar como campesinos en México.

Lo que veo que está pasando aquí en el Balsas es muy feo; antes los mexi­canos podíamos ir a trabajar al Norte y regresábamos con dólares. Ahora, los gringos trajeron sus empresas aquí para pagarnos en pesos y ¡bien poquito... ! Los chilapos son tratados como esclavos y nosotros seguimos las órdenes de los güeros en ¡¡¡nuestra propia tierra!!!33

dor de fresas en California (e u ) y posteriormente en una fábrica de bicicletas (BIMEX) en la ciudad de México. Él comenta que no hay nada como vivir en la tierra de uno. Y aunque se gane menos que en el “gabacho” o en el DF, se tiene a la familia. Él trabajó como mayordomo en la melonera de Lee Shipley and Sales Co., a la llegada de estas industrias a la región; sin embargo, dejó de hacerlo al darse cuenta del deterioro que causa tanto plaguicida en la tierra.

32. Entrevista con Manuel Torres (Estimucha, Michoacán, 10 de agosto del 2003).33. Manuel Torres, Estimucha, Michoacán.

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Los trabajadores agropecuarios de Estimucha suelen preguntarse: “¿cómo es posible que teniendo tanta agua a nuestro alrededor tenemos carencia de ella?; ¿por qué no tenemos ninguna bomba para nuestro beneficio?; ¿por qué tenemos que alinearnos a una constitución cuando no se nos han repartido las tierras?; ¿por qué si trabajamos para el benefi­cio de empresarios gringos no se nos paga en dólares?... ¿Todo esto es ser un campesino moderno?”.

Son muchas preguntas que los trabajadores del melón se hacen respecto a su papel en la transformación de la tierra que les ha dado de comer durante tantos años. Pero los campesinos no obtienen una respuesta sino, más bien, todo esto les hace saber que viven frente a un nuevo dilema y conforme viejas condiciones de desigualdad que cono­cen desde hace mucho tiempo.

C onclusiones

La agroindustrialización en las márgenes del Balsas es resultado de fenómenos históricos que implican paradojas y contradicciones que cambian continuamente de forma pero que, en el fondo, siempre han sido consecuencia de un orden jerárquico estructurado, característico en los llamados países en vías de desarrollo y que siempre tiende a privilegiar a las elites locales y empresariales.

Al igual que muchas regiones de Latinoamérica o del Tercer Mundo, la Tierra Caliente de Michoacán y Guerrero ha dejado de ser un punto alejado o una tierra ignota, para convertirse en una contradicción que enfrenta continuamente los discursos neoliberales, que ven en la privatización del sector industrial y en la intervención de las compañías trasnacionales la única vía de bienestar nacional. En la actualidad, los sectores populares de Huetamo, San Lucas, Churumuco y de los muni­cipios ribereños del estado de Guerrero, únicamente reciben los efectos negativos de una modernización que sólo beneficia y enriquece a las industrias y personas que la promueven e invierten en ella.

Son muchas las huellas que ha dejado instrumentación de estas compañías agroindustriales sobre los pueblos ribereños del Balsas: en términos sociales, la esclavitud se vuelve a hacer presente, y en ocasiones en términos más agresivos, ya que no existe ningún tipo de cuidado o

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supervisión médica por parte del patrón hacia el trabajador, que es con­siderado como “objeto en renta” que debe producir el doble de lo que gana; cada vez es mayor el número de niños-trabajadores que presentan daños físicos notorios, tal y como es el caso de pequeños con las orejas cercenadas por insectos, con enfermedades pulmonares y con la piel escoriada por el sol.

Además de las consecuencias sociales, la intervención de estas agroindustrias en los pueblos del Medio Balsas ha tenido fuertes implica­ciones ecológicas. Las bombas de agua traídas de Estados Unidos exclu­sivamente para regar el cultivo del melón, absorben cerca de la mitad de la capacidad del río; el nylon utilizado durante la siembra es cortado por trilladoras y abandonado en las riberas hasta el siguiente año; la gran can­tidad de pesticidas utilizados en el proceso ha generado diferentes tipos de insectos que dañan todo el entorno. Algunos estudiantes e ingenieros químicos independientes a Sagarpa o a la Comisión Nacional del Agua, han pronosticado que en unos 15 años los pueblos ribereños del Balsas tendrán que transformar sus actividades laborales y cotidianas debido a la insuficiencia productiva que padecerán sus tierras.34

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