carta iiadse

3
Carta II. A la Señora de Sade MARQUÉS DE SADE Digitalizado por http://www.librodot.com

Upload: jordi-clapes

Post on 25-Sep-2015

212 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

asdasd

TRANSCRIPT

  • Carta II. A la Seora de Sade MARQUS DE SADE

    Digitalizado por http://www.librodot.com

  • Librodot Carta II. A la Seora de Sade Marqus de Sade

    LIBRODOT.COM

    2

    2

    Oh, querida, ma!, cundo terminar mi horrible situacin? Cundo me sacarn, Dios santo, de la tumba en que me han enterrado vivo? No hay nada igual al horror de mi suerte, nada que pueda pintar todo lo que sufro, que pueda traducir la inquietud que me atormenta y las penas que me devoran! Slo tengo conmigo mis lgrimas y mis gritos, pero no hay quien los oiga... Qu fue del tiempo en que mi amiga querida los comparta? Hoy ya no tengo a nadie. Parece que toda la naturaleza hubiera muerto para mi! No s siquiera si al menos recibes mis cartas. Ninguna respuesta a la ltima que te escrib me prueba que no te las dan y que me permiten escribrtelas slo para entretener mi pena o saber qu pienso. Un nuevo refinamiento, inventado, sin duda, por la rabia de la que me persigue! Qu aguardar de tanta crueldad? Juzga en qu estado se encuentra mi pobre cabeza. Una dbil esperanza me ha sostenido hasta ahora, calmando los primeros momentos de mi terrible desazn; pero todo contribuye a destruirla, y bien veo, en el silencio en que se me deja y en el estado en que estoy, que todo cuanto quieren es mi prdida. Si fuera por mi bien, procederan as? Deben de creer que la severidad que emplean para conmigo no puede dejar de trastornarme y que por consiguiente (suponiendo que quieran conservarme vivo) slo un gran dao puede resultar de ello. S, estoy del todo seguro de que no puedo pasar un mes aqu sin volverme loco. Esto es sin duda lo que quieren, y concuerda a la perfeccin con los medios que se proponan este invierno.

    Ah, querida ma., demasiado bien veo mi suerte! Acurdate de lo que yo sola decirte: quieren dejarme terminar en paz mis cinco aos, y luego... Esa es la idea que me atormenta y que me hace desfallecer. Si est en tus manos calmarme a este respecto, hazlo, te lo ruego, pues el estado en que estoy es espantoso; te apiadaras, estoy seguro, si pudieras comprenderlo tal cual es.

    Tampoco dudo de que se trabaja con el propsito de separarnos. Ese sera el ltimo golpe que podran darme; ten la certeza de que no sobrevivira a l. Te imploro que te opongas con todas tus fuerzas, convencida de que las primeras vctimas seran nuestros hijos; no hay ejemplos de nios felices cuando sus padres se desentienden. Querida ma, eres todo lu que me queda en este mundo. Padre, madre, hermana, esposa, amiga: lo eres todo para m. A nadie ms que a ti tengo. No me abandones, te lo suplico. Que no sea de ti de quien reciba el ltimo golpe del infortunio.

    Es posible, si algn buen designio les queda, que no sepan que con este castigo deterioran todo. Se imaginan que el pblico habr de profundizar? El pblico slo dir: Tena que ser culpable, puesto que lo han castigado. Cuando se prueba un delito, se echa mano a esos medios para calmar al parlamento o para impedir que se pronuncie; pero cuando existe la certeza de que no hay delito y de que la sentencia ha sido el colmo del delirio y la maldad, entonces no se debe castigar, porque en tal caso se echa a perder todo el bien que se podra hacer con el anonadamiento de la detencin y se prueba con claridad que slo ha actuado el favor, que el delito ha existido y que se ha rogado al rey castigar a ste para evitar que lo haga el parlamento. Yo, sin embargo, desafo que se pueda hacer nada peor contra m. Significa perderme para toda la vida, y tu madre tuvo un buen ejemplo de esto hace algunos aos, un ejemplo que nunca logr burlar ni a la milicia ni al pblico, porque ambos siempre han visto con malos ojos a todo aquel que se expone a ser castigado, ya sea por el rey, ya sea por el parlamento. Pero as son las cosas. Cuando se trata de actuar, tu madre corre a hacerlo, y la engaan, y termina por hacerme ms dao que el que a menudo me ha deseado. Es la historia de San Vicente. Dile que le ruego que la recuerde; hay otra que en este caso desempea el mismo papel y que no es siquiera difcil de adivinar.

    En fin, querida, todo cuanto te pido es que me arranques de aqu lo antes posible, a cualquier precio que sea, pues siento que ya no me resulta posible soportarlo. Se te dice que estoy muy bien. Eso te calma, en buena hora; mucho me alegra. No he de desengaarte, porque me est prohibido hacerlo: eso es todo lo que puedo decirte. Recuerda tan slo que nunca he podido sufrir una situacin parecida a la que experimento hoy y que haberme metido en sta, en las circunstancias en que me hallaba, ha sido una infamia de tu madre. El pobre

  • Librodot Carta II. A la Seora de Sade Marqus de Sade

    LIBRODOT.COM

    3

    3

    abogado que deca que era contra natura aadir pena sobre pena conoca muy poco a tu madre. A la espera del da dichoso que me librar de los horribles tormentos en que me encuentro inmerso, te suplico que logres venir a verme, que me escribas ms a menudo que hasta ahora, que me consigas permiso para hacer un poco de ejercicio despus de las comidas, cosa que, como sabes, me es ms necesaria que la vida misma, y que me enves de inmediato otro par de sbanas. Ya van siete noches que no pego los ojos y que vomito lo que he comido durante el da. Scame de aqu, querida, querida ma; scame, te lo imploro, pues siento que me consumo a fuego lento. No s por qu han cometido la atrocidad de negarme mi cama de campaa; era un favor muy pequeo, y al menos me habra proporcionado la satisfaccin de olvidar mis desgracias durante algunas horas de la noche. Por lo menos envame de inmediato mis sbanas, te lo suplico. Adis, querida ma; mame tanto como sufro. Es todo lo que te pido, y creme que mi desesperacin ha llegado al colmo.

    Vincennes, 6 de marzo de 1777.