catherine susan genovese
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caso de psicologia socialTRANSCRIPT
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Catherine Susan Genovese, (7 de julio de 19351 - 13 de marzo de 1964) conocida
como Kitty Genovese fue una mujer de Nueva York apuñalada hasta la muerte cerca de su
casa en Kew Gardens en el condado de Queens, Nueva York. Las circunstancias de su
muerte y la aparente reacción (o más bien la falta de ella) de sus vecinos aparecieron en un
artículo de prensa dos semanas después y provocaron la investigación psicológica del
fenómeno que sería conocido como efecto espectador o «síndrome Genovese»
Nacida en Nueva York, Genovese era la mayor de cinco hijos de una familia de clase
media italoamericana y creció en Brooklyn. Después de que su madre fuera testigo de un
asesinato en la ciudad, la familia decidió trasladarse a Connecticut en 1954. Sin embargo
Genovese, con 19 años en aquel momento, decidió quedarse en la ciudad en la que vivió
durante nueve años. Kitty trabajaba como responsable de un bar en la Avenida Jamaica
de Hollis, Queens. En el momento de su asesinato estaba viviendo en apartamento de
Queens que compartía con su pareja, Mary Ann Zielonko.
Genovese estuvo conduciendo temprano en la mañana del 13 de marzo de 1964. Llegó a
casa a las 3:15 de la mañana y aparcó a unos 30 metros de su apartamento, cuando Winston
Moseley se le acercó. Moseley corrió hacia ella y rápidamente la apuñaló dos veces en la
espalda. Los gritos de Genovese fueron oídos por varios vecinos, pero era una noche fría y
con las ventanas cerradas pocos de ellos reconocieron el ruido como gritos de auxilio. Cuando
uno de los vecinos gritó al atacante “¡Deje en paz a esa muchacha!”, Moseley huyó y
Genovese retomó lentamente su camino al apartamento. Estaba seriamente dañada, pero
fuera de vista de aquellos pocos que habrían tenido razones para pensar que necesitaba
ayuda.
Las grabaciones de las primeras llamadas a la policía son confusas y ésta no les dio una alta
prioridad. Uno de los testigos dijo que su padre había llamado a la policía y dijo que una mujer
había sido golpeada, pero que ya se había levantado, aunque estaba tambaleándose.
Otros testigos observaron a Moseley subir a su coche e irse lejos, sólo para volver diez
minutos más tarde. Moseley hizo una búsqueda sistemática por el aparcamiento, la estación
de tren y complejo del apartamento hasta encontrar a Genovese, que estaba tumbada y
apenas consciente en el suelo, en un vestíbulo en la parte posterior del edificio. Fuera de vista
de cualquiera que hubiera podido haber visto u oído cualquier señal del primer ataque,
Moseley siguió apuñalándola más veces. Las heridas de cuchillo en la mano de ella, sugieren
que intentó defenderse de su atacante. Mientras ella moría, él la atacó sexualmente, le robó
49 dólares y la dejó tirada en el vestíbulo. Los ataques duraron aproximadamente media hora.
Algunos minutos después del ataque final, un testigo, Karl Ross, llamó a la policía. La policía y
el personal médico llegaron poco minutos después de la llamada de Ross; Genovese fue
llevada en una ambulancia y murió durante el camino al hospital. Una posterior investigación
policial determinó que unos 12 (aunque con seguridad no 38, como se dijo en el artículo
del Times) individuos habían visto u oído partes del ataque, aunque no habían podido
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enterarse del incidente al completo. Solamente un testigo (Joseph Fink) estaba enterado de
que la apuñalaron en el primer ataque y sólo Karl Ross era consciente de esto durante el
segundo ataque. Muchos desconocían totalmente que un asalto u homicidio estuviera
ocurriendo; algunos pensaron que lo que estaban viendo u oyendo era una reyerta de
borrachos o un grupo de amigos saliendo de un bar, cuando Moseley se aproximó a
Genovese.
Winston Moseley, maquinista de profesión, fue detenido más tarde en relación con otro
crimen, no sólo confesó el asesinato de Kitty Genovese, sino otros dos asesinatos, ambos con
ataques sexuales. El examen psiquiátrico de Moseley demostró que éste era un necrófilo. Fue
condenado a pena de muerte por asesinato.
Moseley dio una descripción a la policía donde detalló el ataque, corroborando la evidencia
física en la escena. Su motivo para el ataque fue simplemente "el deseo de matar a una
mujer”. Moseley indicó que se había levantado a las 2 de la mañana dejando a su esposa
dormida en casa tras decirle que la amaba y que había estado conduciendo para encontrar
una víctima. Espió a Genovese en su trabajo y la siguió hasta el aparcamiento.
Moseley testificó durante el juicio, no dejando ninguna duda de que había sido el asesino.
La sentencia inicial de muerte fue reducida a una indeterminada entre 20 años o prisión
perpetua en 1967. El Tribunal de Apelaciones de Nueva York decidió que Moseley debía
haber sido declarado mentalmente insano.
En 1968 durante un viaje al hospital de Búfalo, Nueva York (precipitado por una lata de sopa
que colocó en su propio recto como pretexto para salir de prisión), Moseley logró dominar a un
guardián y golpearle hasta dejarle los ojos sangrientos. También tomó un bate y lo usó para
golpear a la persona más cercana y tomar cinco rehenes, a uno de los cuales agredió
sexualmente.
Moseley permanece en prisión donde fue denegada la libertad condicional por duodécima vez
el 3 de febrero de 2006
La historia de Genovese se convirtió en una parábola casi instantánea sobre la insensibilidad,
o al menos apatía de los demás hacia alguien en apuros de los ciudadanos de Nueva York,
los de las áreas urbanas o la humanidad en general. Gran parte del interés en el
acontecimiento vino del artículo de investigación7 del New York Times escrito por Martin
Gansberg y publicado el 27 de marzo, dos semanas después del asesinato. El artículo llevaba
por titular “38 personas que vieron un asesinato y no llamaron a la policía”, la opinión pública
acerca de la historia se cristalizó a partir de una cita del artículo de un vecino anónimo que vio
parte del ataque pero decidió no llamar a la policía porque “no quería verme implicado”.
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Otros informes, citados por Harlan Ellison en su libro Harlan Ellison's Watching indicaron que
un hombre encendió la radio para no oír los gritos de Genovese. Ellison dice que el informe
que leyó atribuía el “no verme implicado” a prácticamente los 38 vecinos que supuestamente
habían presenciado la escena.
Sin embargo la figura de los “30 vecinos que no hicieron nada” es engañosa. El artículo
empieza:
“Durante más de media hora treinta y ocho vecinos observantes de la ley en Queens
observaron a un asesino acechar y apuñalar a su víctima en múltiples ataques
separados en Kew Gardens.”
El titular es dramático pero inexacto. Ninguno de los testigos observó los ataques en su
totalidad. Debido a la disposición del complejo y a que los ataques tuvieran lugar en
distintas localizaciones, ningún testigo vio la secuencia completa. La mayoría sólo oyó
partes del incidente sin darse cuenta de que era algo serio y nadie vio la violación y
ataque final en el vestíbulo que provocó la muerte de Genovese.