causalidad psicobiológica y pluralismo

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    Causalidad Psicobiolgica y PluralismoPSYCHOBIOLOGY CAUSALITY AND PLURALISM

    Dr. Carlos Javier Blanco ([email protected]) Facultad de Filosofa, Universidad de Oviedo(Oviedo, Espaa)

    Abstract

    I present different approaches to psychological causality usually neglected. The debate betweenmechanism and dualism in psychology has obscured other pluralistic philosophical positions. Ibegin by setting out Schopenhauers position, the "analogic" one, which includes, in a pluralisticview, diverse causations (mechanical, stimulate, and motive reasons) but with a monism of the will

    at the noumenal level. Then, I review other approaches in psychology and biological sciences:dialectical, constructivist and biosemiotics. All agree to see reality as plural and self-constituted.

    Key words: psychological causality, dialectical process, biosemiotics, constructivism

    Resumen

    En este trabajo presento distintos enfoques sobre la causalidad psicolgica normalmentedesatendidos. El debate entre mecanicismo y dualismo en la psicologa ha oscurecido otrasposiciones filosficas pluralistas. Comienzo por exponer la postura analgica de Schopenhauer,que incluye -de forma pluralista- una diversidad de causaciones (mecnica, estimular y causalidadpor motivos) pero con un monismo de la voluntad en el plano noumnico. Despus reviso otrosenfoques dialcticos en la psicologa y en las ciencias biolgicas: dialcticas, constructivistas y

    biosemiticas. Todos ellos coinciden en ver la realidad como plural y autoconstituida.Palabras clave: causalidad psicolgica, dialctica, proceso, biosemitica, constructivismo

    Introduccin

    El estudio de los fundamentos filosficos de la psicologa es importante pese al programapositivista imperante, que quiere hacer de esta ciencia -cada vez con mayor autoritarismo- unsaber exento de cualquier implicacin epistemolgica u ontolgica. El positivismo se traduce en laprctica universitaria en un recorte y hasta prohibicin expresa de ahondar en cuestioneshistricas y filosficas e insiste en entender la ciencia del psiquismo como un saber ya hecho yplenamente neutral, perfectamente dotado de herramientas estadsticas y neurocientficas. Lasintroducciones groseras a la ciencia de la psicologa se detienen en la polmica entre un monismo

    materialista, ms o menos mecanicista, y un dualismo cartesiano que, evidentemente, conservatodo el mecanicismo en lo referente a la res extensa (el cuerpo, el cerebro). El psiclogo ingenuo yel universitario formado en el positivismo a menudo tienden a creer que la psicologa filosficaest superada, y que los dos cuernos del dilema son monismo y dualismo. Creo que no es as.Pienso que, desde un materialismo pluralista, desde un enfoque ontolgico dialctico, lascategoras de la vida y del psiquismo ofrecen panoramas mucho ms complejos y ricos. Sinpretender ser exhaustivo, ofrezco crticamente una serie de enfoques pluralistas de causalidadpsicolgica con el fin de contribuir a ampliar esta visin de la psicobiologa.

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    1. Causalidad psicobiolgica

    Comenzar por la concepcin schopenhaueriana de casualidad y su triple ordenacin jerrquica:casualidad mecnica, estmulo y motivo. Creo que es una buena manera de aproximarse al

    pluralismo fenomnico (fsica, biologa y psicologa) que, en su caso, se remite a un monismoriguroso en el orden trascendental: la voluntad como cosa en s y verdadera esencia o fuerza detoda la naturaleza:

    Llamo causa en el sentido ms estricto de la palabra a aquel estado de la materia que, al provocarotro con necesidad, sufre l mismo un cambio de la misma magnitud que el que causa, lo cual seexpresa con la regla accin y reaccin son iguales. Adems, en la causa propiamente dicha, laaccin crece en proporcin exacta con la causa y, por lo tanto, tambin la reaccin; de maneraque, una vez conocido el modo de accin, a partir del grado de intensidad de la causa se puedemedir y calcular el grado del efecto, y viceversa. Tales causas en sentido propio actan en todoslos fenmenos de la mecnica, la qumica, etc., en suma, en todos los cambios de los cuerposinorgnicos. En cambio, llamo estmulo aquella causa que no sufre ninguna reaccin adecuada a su

    accin y cuyo grado de intensidad no es paralelo al del efecto, el cual no puede as calcularseconforme a l: antes bien, un pequeo incremento del estmulo puede ocasionar un gran aumentodel efecto o tambin, a la inversa, suprimir totalmente el efecto anterior. De esa clase es todaaccin sobre los cuerpos orgnicos en cuanto tales: as pues, todos los cambios orgnicos yvegetativos del cuerpo animal se producen por estmulos y no por meras causas. Pero el estmulo,al igual que todas las causas en general, como tambin el motivo, nunca determina ms que elpunto en el que irrumpe la manifestacin de toda fuerza en el tiempo y el espacio, pero no laesencia interna de la propia fuerza que se manifiesta y que, conforme a nuestra deduccinanterior, hemos conocido como voluntad; a ella atribuimos, pues, tanto los cambios inconscientesdel cuerpo como los conscientes. El estmulo se mantiene en el punto medio, realiza el trnsitoentre el motivo, que es la causalidad mediada por el conocimiento, y la causa en sentido estricto.En unos casos particulares se halla ms cerca del motivo y en otros de la causa (Schopenhauer2004:137-138).

    La filosofa de Schopenhauer, idealista como es en el aspecto gnoseolgico (El Mundo comoRepresentacin) y metafsico (El Mundo como Voluntad), contiene, no obstante, importantestrazados de corte materialista. Un materialismo, no pocas veces, de la ms cruda ndole. Me hededicado a este asunto en otra ocasin, y de la misma opinin fue en su da Oswald Spengler. Esteltimo haba llamado la atencin sobre el carcter prcticamente darwinista de la obra clsica deSchopenhauer. Un mundo doloroso y absurdo, en el que no cabe encontrar sentido ni finalidad.Un derroche de vidas, esfuerzos, afanes, de fuerzas litigantes sumidas en la srdida competencia yguerra de todos contra todos. El afn de sobrevivir como individuos y de perpetuarse comoespecie, junto con las artimaas que la madre naturaleza ha urdido para engaarnos, aadiendo aciertos animales, como somos los hombres, una inteligencia que es raz de toda ilusin. Artimaafue creernos inteligentes y conscientes, dones superiores que sirven de extensin del aparatoinstintivo en orden a garantizar la conservacin y la perpetuacin. Genitales, boca y estmagotienen sus correspondientes instintos en el mundo orgnico, pero tambin presentan homologasen las funciones ticas y racionales, de que tan orgullosos nos sentimos. A su vez, ese cerebro yesa racionalidad y moralidad tan humanas estn al servicio de una voluntad que nada sabe deindividuos ni de especies, que se sirve de todo trozo individuado de vida, pues solamente ella, lavoluntad, como Dios ciego e inconsciente es la nica cosa en s de la vida. El terrible secreto que seagazapa tras de todo.

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    El materialismo de Schopenhauer, ejercido con rigor y crudeza en todo el mbito del mundo comorepresentacin (mundo fenomnico, dira Kant) exige un mismo monismo radical en el mbitotransfsco: ms all de la naturaleza, y moviendo los tteres de la vida y la materia, se alza laterrible voluntad. Es sta, la voluntad, el impulso ciego que impone un nico y fundamental

    principio: seguir siendo. Todos los seres, inertes o vivos, transmiten ese impulso y cumplen, a cadauno acorde con su naturaleza, con el imperativo, el instinto o la ley natural que llevan escrito en suser. De forma adecuada a su naturaleza constitutiva, todos siguen el principio de seguir siendo. Elser moral (el hombre) como orden imperativa, el ser animal como instinto de conservacin y dereproduccin, y el ser inerte, como ley fsica a la que se somete.

    Precisamente, este esquema de monismo transfsico (la voluntad sustituyendo al Dios de laontoteologa) y su adecuacin analgica al plano de los distintos seres fsicos existentes en elmundo de la representacin, pone en conexin la filosofa de Schopenhauer con las teorasescolsticas, a las que en cierto modo resucita. La concepcin materialista de nuestro filsofo, enlo que al mundo representado hace, incorpora una aceptacin del ms crudo determinismonewtoniano. La causa (Ursache) en los fennemos fsicos, es idntica al efecto (Wirkung). La accin

    y la reaccin son iguales de acuerdo con la regla newtoniana [Wirkung und Gegenwirkung sindsich gleich]. Pero al pasar al orden orgnico (en el que los seres vivos gozan de la capacidad deautomovimiento, se rigen por los instintos y luchan por su existencia, por encima y orientando lascausas fsico-qumicas a las que tambin se ataen), Schopenhauer exige la consideracin delestmulo (Reiz). El estmulo es una causa no adecuada a su efecto. Los estmulos, causas sui generisen el mundo orgnico, son causas desproporcionadas a sus efectos.

    El filsofo de Danzig sita al estmulo en un punto medio: entre la causalidad mecnica -ciega alconocimiento- y el motivo, que propiamente es una causalidad mediada por el conocimiento. Labiologa ofrece a nuestra mirada esa especie de capa intermedia entre la fsica y la vida mental,donde acontecen los fenmenos orgnicos que, en puridad, carecen de fuerza especfica. No hayfuerzas vitalistas que oponer a las fuerzas mecnicas. Los estmulos y sus reacciones orgnicasson puntos de expresin de la voluntad metafsica que se esconde detrs de esa relacin entrecausas y efectos de la biologa. El estmulo es un punto de acceso (Eintrittspunkt) de la nica fuerzaque mueve el mundo, la voluntad. La voluntad como esencia transfsica es ajena al espacio y altiempo, ms cuando se manifiesta ha de hacerlo por medio de estas ventanas o puntos decontacto entre el mundo como voluntad y el mundo como representacin. La ilusin del hombre,la de que es un ser consciente, le hace ciego a los impulsos recibidos desde el plano metafsico.Cree el hombre poseer una voluntad personal, propia, e ignora que sta voluntad y concienciaindividuales no son otra cosa que puntos de contacto -ms elevados, sutiles y tardos en cuanto asu surgimiento en la evolucin biolgica- pero puntos de contacto al cabo, entre la deidad ciega eimpersonal, la voluntad, y su teatro de marionetas, el mundo fsico, el plano fenomnico con sutrabazn de causas. El motivo, presente en los mamferos superiores cuando menos, y de entre

    ellos el hombre, es la causalidad sui generis del individuo complejo que, hacindose la ilusin desu libertad y conciencia cumplir as ms eficazmente los designios en absoluto libres yconscientes de la voluntad. El motivo es la causalidad mediada por el conocimiento y esteconocimiento, lejos de suponer un corte radical en la escala de los seres, o en la escala de losdeterminismos, no es ms que una modulacin en la que se manifiesta de forma ms sutil laomnipresente actuacin de la verdadera fuerza, la voluntad.

    Dice Schopenhauer: Vemos as que aqu, en los grados ms bajos, la voluntad se presenta comoun ciego afn, una agitacin sombra y oscura alejada de toda cognoscibilidad inmediata. Es la

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    forma ms simple y dbil de su objetivacin. Como ese ciego afn y aspiracin inconscienteaparece an en toda la naturaleza inorgnica, en todas las fuerzas originarias que la fsica y laqumica se ocupan de investigar y de llegar a conocer sus leyes; cada una de esas fuerzas se nospresenta en millones de fenmenos de la misma naturaleza y regularidad, que no manifiestan

    huella alguna de un carcter individual sino que simplemente se multiplican en virtud del tiempo yel espacio, es decir, delprincipium individuationis, como se multiplica una imagen en las facetas deun cristal (2004:179).

    La voluntad es impulso, afn, mpetu (Drang). Si a partir de los puntos de contacto en el mundocomo representacin vimos que en ste rige el ms crudo materialismo, y un determinismomodulado segn el nivel de organizacin de la materia (causalidad mecnica, estmulo, motivos),ahora podemos ver que ese impulso esencial que es la voluntad en el mundo como voluntadtransfsica, como cosa en s- no hay ley ni norma, no hay causa final ni sentido: es este diosschopenhaueriano (o esta negacin de todo dios o trascendencia) una nada llena de fuerza. Nadams que fuerza, impulso, mpetu. Nada hay de representacin ni conocimiento en l mismo: es elanhelo sin la ms mnima conciencia. Acaso en el hombre y en otras especies animales superiores

    se den interferencias y mixturas entre facultades cognitivas y volitivas. Eso sucede en elindividuo, quien se deja engaar por su voluntad individualizada, equvoca manifestacin de lanica voluntad que gua su conducta. La voluntad se multiplica en millones de individuos, sin queella misma se vea afectada en su simple esencia. Estos organismos con voluntad prestada eilusiones propias -en virtud del principio de individuacin- difieren numricamente entre s, peroen un plano metafenomnico son todos ellos rganos o tentculos del terrible Ser ciego, que losha creado -paradoja misteriosa en Schopenhauer- para imponerse mejor y superar su ceguerainconsciente.

    Aunque objetivndose con mayor claridad a cada grado, tambin en el reino vegetal, donde elnexo de sus fenmenos no son ya las causas propiamente dichas sino los estmulos, la voluntadsigue actuando de forma totalmente inconsciente, como oscura fuerza motriz; y lo mismo ocurreen la parte vegetativa del fenmeno animal, en la generacin y formacin de cada animal y en laconservacin de su economa interna, donde su fenmeno es determinado necesariamente pormeros estmulos. Los grados ascendientes de objetividad de la voluntad conducen finalmente alpunto en que el individuo que representa la idea no puede ya obtener su alimento a base desimples movimientos por estmulos; porque el estmulo hay que aguardarlo, pero aqu el alimentoest especialmente determinado; y al haberse incrementado progresivamente la variedad de losfenmenos, el agolpamiento y la confusin se han hecho tan grandes que unos perturban a otros,y sera demasiado improbable la coincidencia de la que el individuo movido por meros estmulosha de esperar su alimento. De ah que este haya de ser buscado y seleccionado a partir delmomento en que el animal se ha desgajado del huevo o del vientre materno en el que vegetabainconsciente.

    La formacin de cada animal se entiende como un brotarespaciotemporal y corpreo de aquellafuerza oculta, el impulso de una voluntad que tambin es responsable del estado interno. Losorganismos inferiores dependen de la presencia inmediata del estmulo, ms los dotados de unsistema nervioso ms elevado no aguardan a su aparicin, sino que ms bien lo esperan. Laindividuacin de la voluntad en un organismo conoce tambin su ontognesis: de la pasividad antelos estmulos, el organismo adulto deviene activo buscador. Hay una conexin progresiva evidenteentre la fase meramente vegetativa, inconsciente en la que viven los seres inmaduros en sus

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    primeros momentos del desarrollo y la individuacin de segundo grado, la ontognica, en la queun organismo ya ha logrado su autonoma en la bsqueda del alimento.

    2. Frente a la jerarqua fenomnica, una dialctica entre naturaleza y cultura

    Somos naturaleza y somos cultura, y tambin somos ambas cosas a la vez. Al defender semejantetrivialidad, no nos cabe duda de un hecho: somos igualmente herederos del idealismo alemn. Unesquema materialista dialctico (no monista), por el mismo pecado original, tambin es herederodel idealismo. Hay un hiato entre naturaleza y cultura, en primer lugar, asumido desde que elcristianismo rompi el antiguo monismo grecorromano. Con posterioridad a ese hiato, los filsofoshan tratado de establecer una dialctica o algn esquema de relacin entre dos mundosdivorciados. Se puede impugnar el hiato mismo, la premisa. Pero al hacerlo, sobrevolamos latradicin filosfica. Se puede, por el contrario, dialectizar el hiato, poniendo la lupa en procesosconcretos donde se den infiltraciones de ambos mundos y en ambas direcciones.

    Esas infiltraciones de la naturaleza y la cultura son las que deben interesar al materialista nodogmtico. Esas infiltraciones que saltan el abismo idealista, que consideran el transfondo

    psicobiolgico de la relacin entre naturaleza y cultura, sern objeto de estudio en este ensayo. Lapropia constitucin del individuo anuda las hebras que abstractamente separan naturaleza ycultura como dos reinos aparte.

    El hiato entre cultura (relaciones sociales, verbigracia) y biologa ha de replantearse como unateora del desarrollo (ontognesis). Esta teora no es solo una descripcin del proceso de llegar aser persona, de la infancia como punto de partida sino, como afirma Robertson (1996), es unateora del proceso vital completo, que incluira la senectud. Los modelos reduccionistas (lase lapsicologa evolucionista, a su vez inspirada por los enfoques computacionales) tienden a ver latransmisin inter-generacional como una simple difusin de bits, de memes o de quantos discretosde informacin que pasan de unos cerebros a otros. Con ello se desvirta por completo el marcodarwinista y psicoevolutivo, en s mismo dialctico. No son los viejos los que inculcan virus o

    paquetes de informacin a los jvenes por medio de unos canales unidireccionales y lineales.

    Debera re-evaluarse el concepto de ontogenia, y ese es un objetivo principal de nuestro trabajo.Es esta una categora meramente biolgica, y, por lo dems, genrica? As parece cuando laestudiamos de la mano de bilogos y cientficos sociales proclives al reduccionismo. Observemoscon cierto detalle por qu el mismo concepto de ontogenia ha sido objeto de recortesreduccionistas.

    Primero. Esta categora parece ser objeto de una restriccin cronolgica: se limita al periodo dedesarrollo fetal y a la vida del recin nacido. A su vez, estos primeros meses y aos de vida.Segundo. Estos procesos ontognicos se suelen estudiar solo desde una forma cerebro-cntrica.El cerebro es visto como una especie de caja negra pre-cableada y apta para recibir las

    instrucciones del entorno. Contra este doble reduccionismo, temporal y cerebrocntrico,coincidimos con Robertson al defender una teora constructivista (o dialctica) de la reproduccinsocial. Una especie de difusionismo biologicista ha empobrecido la teora social. Educar y educarsesera un proceso anlogo a la recepcin de un virus o un input.

    Como dice Robertson: It is ironic that the merger of Darwinian theory and cognitive psychologyshould have gravitated to diffusionist models of culture, the cibernetically-imagined migration ofcultural fragments from one brain to another, rather than the interpretations of individualcognitive development in its social contexts. Darwinian theory remains remote from the unfolding

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    lives of individual people who labour over many years to form and perpetuate the social systemson which we all depend (1996:593).

    El meme, un concepto anlogo al de gen, pretende ser una unidad de evolucin y seleccin en el

    plano cultural. J.S. Wilkins (1998) sostiene que la de meme es una nocin que ha llegado a ser malutilizada. Especialmente cuando se le define anlogamente a un virus, a un patgeno que seexpande, los memes en tanto que replicadores seran lo que el propio R. Dawkins (2000) denominaen El Gen Egosta los virus de la mente, una metfora difusionista a la par que reduccionista queha gozado de predicamento en la neurociencia (Edelman, Dennett, Calvin) o en la epistemologa(Campbell, Popper).

    Conviene resaltar que el cerebrocentrismo es un enfoque particular de lo que en biologa, y porextensin, en todas las ciencias sociales se puede llamar organocentrismo. Entender siempre yen todo momento el organismo como un punto de partida, un comienzo a su vez fenomnico queresguarda el plano esencial y reduccionista: los genes. Segn Ingold, los neodarwinistas solopueden concebir la evolucin en trminos de cambio en la distribucin y frecuencia de los genes.

    El fenotipo habra de ser el output, el resultante de un input gentico y unas reglas epigenticas.Pero, dice con acierto Ingold (1990), este punto de vista implica una idea de organismo como entecosificado, como sustancia, por ms que se regrese desde ella hacia sus genes, autnticos diosesex machina que lo explican todo: fisiologa, organizacin, comportamiento.

    3. El enfoque procesual de Tim Ingold

    Se acerca mucho ms al enfoque dialctico la consideracin procesualdefendida por Ingold. Laontogenia, el crecimiento, se entiende como un proceso autognico, el crecimiento es unmovimiento de autoconstruccin ms que de revelacin de informaciones ocultas. Y lo que Ingolddefiende para la autoconstruccin de las partes puede sostenerse tambin para referir lasrelaciones entre el organismo y el ambiente. La ontogenia centrada en el suceso (event) semovera igualmente en dos escalas: (1) autopoiesis (ontognesis estricta) y (2) ecologa

    (construccin de relaciones ambientales). Hay un tercer nivel (3) en el que la visin procesual deIngold podra generalizarse en la bsqueda de infiltraciones entre naturaleza y cultura: lasrelaciones sociales, la relacin individuo-sociedad. La sociedad no es el input que va conformandoal individuo (como corriente de memes que lo invaden, le influyen o contaminan). Ms bien, elindividuo es un organismo que se va construyendo como persona a travs de relaciones sociales yprocesos ab initio lingsticos (recurdese aqu el enfoque de Vigotsky). La memtica, la psicologaevolucionista en general, as como la teora de la ecoevolucin genes/cultura son ejemplos tpicosde los dualismos de corte idealista que, desde Kant y desde los grandes idealismos germnicos nohan podido ser superados hasta hoy. Todava hoy la biologa moderna, bajo el disfraz de unvocabulario tcnico y especializado, distingue el genotipo y el fenotipo, y esto es un trasunto deldualismo. Con esta distincin, los individuos son vistos como productos, como resultados

    acabados de la evolucin. El fenotipo ser el efecto de unas determinadas causas genticas,ambientales, culturales. El dualismo genrico se desdobla ad intra, refirindose a la construccindel cuerpo como una interaccin de la herencia y del ambiente. De tal dualismo no escapa lateora de la co-evolucin gen-cultura (Laland, Kumm, Feldman). Tal teora sirve de marco paraengullir cmodamente toda la antropologa cultural dentro de las fauces de la biologa. En esareduccin, la misma cultura aparece como un sistema de procesamiento de informacin dada,anlogo al genotipo en buena medida, como anlogo es tambin el neologismo meme,entendido como unidad que entra en dicho procesamiento, y que inocula cerebros. Se trata de

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    explorar una analoga entre el pool gentico y el pool simblico, as como sus interacciones.Basndose en modelos de gentica poblacional que incluyan la transmisin cultural, el papel deciertas prcticas (seleccin sexual, abortos sesgados segn el sexo, infanticidios, etc.)

    El punto de partida de Ingold es el organismo, pero no el organismo como fenmeno desde el quehabra que regresar a un cdigo gentico esencial, sino el organismo como sistema enautoconstruccin (y este proceso de autoconstruccin es una sucesin de acontecimientos). Elorganismo como producto o ente acabado se entiende al modo de un sistema cerrado. De esamanera, cerrando esta entidad, la biologa, que oscila entre constituirse como una ciencia de losgenes o una ciencia de los organismos, se asegura su ubicacin en el caso primero. Para ello, unavez que el determinismo gentico absoluto es indefendible, pero, a la vez, con el lamarkismoderrotado, los bilogos modernos segregan los dos tipos de causacin, 1) la causacin prxima(epignesis) de 2) la causacin ltima (evolucin). En esta ltima clase cabe defender el papel delorganismo individual como conductor de la evolucin, pero las necesidades de segregacin de labiologa genocentrista bloquean esta perspectiva (Ingold 1990:211).

    4. Causas ltimas y causas prximas

    Esta distincin entre causas ltimas y causas prximas procede de 1961 de la mano de Mayr.Ambas deben considerarse necesarias para la comprensin completa de un determinadofenmeno biolgico. Las causas ltimas involucran la historia, y se incorporan al sistema a travsde muchos miles de generaciones. Las causas prximas incorporan mecanismos inmediatosresponsables de los efectos en cuestin. Como sostiene Michael R. Dietrich (1998) fue en esadcada de los 60 cuando el trmino informacin empez a usarse como palabra comodn paradescribir las interacciones y factores causales en las protenas, el RNA, el DNA, etc. El nivel msbsico y reductivo (proximal) requera de un vocabulario informacional.

    La rplica del bilogo R.A. Hinde (1991) a Tim Ingold sera la siguiente: la evolucin solamente esuna parte de la biologa. En rigor, en la ciencia biolgica se dan los niveles que siguen a

    continuacin: 1) causacin, 2) desarrollo, 3) funcin y 4) evolucin.

    El punto 2, el desarrollo (development) involucra relaciones entre partes y estratos que suelenarrancar desde el celular hasta el nivel del organismo. De acuerdo con la visin aqu expuesta, ycompartida tambin por Ingold, la dialctica es constructiva y va ms all del interaccionismo. Estemarco de la interaccin suele ser una modificacin del dualismo (como el dualismo que llevadcadas manejando la distincin nurture/culture), concediendo el papel de factores a los dos polosdel producto (naturaleza x cultura). Hay una dialctica entre escalas, pero con lmites? Hinde diceque s: la escala supraindivual (grupos, relaciones entre grupos, sociedades).

    El enlace entre una biologa reductiva y un enfoque computacional es el que preside la psicologaevolucionista. En un plano meramente discursivo sta disciplina se reclama deudora del neo-

    darwinismo, pero lo cierto es que adopta ms bien un enfoque lamarkiano. La cultura sera unflujo de informacin rpido y mudable en cuanto a sus efectos selectivos, mientras que los genesobedecern a estrictos procesos selectivos (Robertson 1996). La evolucin cultural es mucho msrpida que la biolgica, sujeta a mutaciones bruscas (p.e. los inventos). Los cerebros infectadospor la mutacin se convierten a su vez en fuentes de propagacin de ondas dotadas de nuevopoder para la infeccin. La multiplicidad de receptores implica a su vez una multitud de fuentesemisoras. Esa multitud de cerebros (en eso consiste una cultura, en este sentido no dialectizado)incluso es vista al modo de un enjambre (swarm).

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    5. Biologa y enjambres orgnicos. Cuerpo y curso de la evolucin

    El concepto de cuerpo y cerebro como enjambre lo encontramos en Jesper Hoffmeyer en su obraSigns or Meaning in the Universe. La accin integrada y jerarquizada de una poblacin, un

    organismo, un cerebro, etc. no tiene por qu deberse a un rgano ejecutor central, sino a unacoleccin de pequeas entidades que establecen entre s relaciones semiticas. Tambin Sebeokcon su concepto de endosemiosis constituye un hito en la biosemitica: la endosemiosis es unconcepto que cobra importancia en la medicina y la fisiologa no reduccionistas.

    Los enjambres, las multitudes, como modelos para la desustancializacin del organismo soninteresantes. Nos recuerdan que un organismo, aunque es ms que una colonia de clulas, deunidades funcionales vivientes, tampoco deja de ser eso mismo: una colonia. La diferencia entre elreduccionismo y el enfoque biosemitico estriba en la manera en que entran en relacin (aunquesea metafricamente) las unidades: por contagio o por comunicacin. En el modelobiosemitico el intercambio de mensajes se da a todos los niveles de la vida y parte siempre de laaccin. Como dice Sharov, al principio era la accin. Primero viene la accin, y despus ha de tener

    lugar la interpretacin. Todo mensaje implica un cdigo estructural. Accin y estructura son las doscaras de la misma moneda. La ciberntica comenz siendo una teora general de los sistemas decontrol que abarcaba en un mismo esquema (de fusin) las mquinas y los organismos vivos. Peroante el fracaso como teora general de la vida (no as como fuente de modelos anlogos de losseres vivos y sus partes), un fracaso que fue debido a su cariz totalitario y cerrado, sta abri suscompuertas hacia un paradigma biosemitico, ms pluralista y abierto. En este paradigmaneociberntico, el cambio evolutivo a largo plazo se puede ver como un enjambre decomunicaciones en el que la captacin de sentido lleva la voz cantante, ms all de merosfenmenos estadsticos que reflejan cambios de estado en sistemas fisicalistas. Sharov presentaeste enfoque como una superacin de la ciberntica y, a la vez, como un desarrollo semiticofuertemente enraizado en ella.

    La cultura misma podra ser entendida como enjambre de unidades que intercambian seales oinfecciones (sociobiologa, psicologa evolucionista) o bien smbolos dotados de sentido (pormedio de interpretaciones segn la biosemitica). Pero tenemos que decir, desde el enfoquedialctico, que en ambos casos hay un esquema plano de cultura. Para enriquecer este plano,para dotarle de una dimensin -digamos- volumtrica habra que precisar ms el concepto.

    Daz de Rada y Velasco (1996) distinguen dos sentidos antitticos, hasta cierto punto, de cultura:como transmisin y como adquisicin. La antropologa contempornea ha ido desplazando elacento hacia sta ltima acepcin, mucho ms constructiva, menos plana. Tal concepto va msall de la metfora que equipara la adquisicin con el hecho de contaminar un cerebro u otorgarsignificado a un flujo de seales, convertidas en smbolos. Ahora est dndose un extenso campode metforas de entre las cuales la idea de cultura permanece dotada de un gran nivel de

    abstraccin. Los autores tambin recuerdan que la cultura, clsicamente, ha sido vista como unpool, como un depsito de representaciones listas para ser incorporadas en cada generacin (p.e.por va de la escuela, dentro de una sociedad letrada). Frente a esto, los autores optan por unades-objetivacin de la cultura. Y para des-objetivar hay que remitirse a distinciones ms profundasy genricas que la de naturaleza y cultura. Hemos de referirnos a la distincin entre estructura yproceso, ya implcita (por lo menos implcita) en Aristteles, y que cobra toda su plenitud en Hegel.El filsofo alemn es el gran terico delproceso. De tal idea filosfica est plagada toda la cienciacontempornea, de la que puede servirnos de ejemplo la distincin que Ferdinand de Saussure

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    establece entre sincrnico y diacrnico, a su vez fuente de inspiracin en las dems cienciashumanas (especialmente la antropologa y la sociologa), ms all de la lingstica. La distincinque hace Gustavo Bueno (1991:229) entre curso y cuerpo pretende ser una dialectizacin deesa distincin, que no ha de tomarse como absoluta sino como abstracta. Se habla as de cuerpo

    en cuanto se segrega la gnesis o la historia de un fenmeno procesual (Bueno 1991:231).

    El cuerpo no biolgico, sino cultural, el soma de una cultura, se enfrenta dialcticamente a sucurso. Y en ese enfrentamiento dialctico (buscado, pretendido por quien lo pone en prctica)aparece necesariamente la cuestin de si existen cursos universales. Una interpretacin posible, ypor ende una interpretacin metafsica, del idealismo hegeliano sera que al historizarse laontologa, como hizo Hegel, se anulase precisamente la propia historia. La historia perdera suespecificidad ontolgica (ontologa especial) al quedar devorada por una ontologa general en laque todo es historia, proceso, s, pero proceso en el sentido de despliegue. Y en puridad, undespliegue es una mera secuencia de acontecimientos pre-establecidos, de acuerdo con unasreglas precisas, predeterminadas.

    En biologa, estas reglas predeterminadas que bloquean su sentido histrico, pueden precisarsecomo algoritmos. El algoritmo bsico a escala orgnica sera una lista de reglas cuya ejecucinadecuada permitira pasar a la siguiente generacin. La psicologa evolucionista parte de unaevidencia neuropsicolgica: hay unas reas en la corteza del cerebro que, de manera innata,incorporan dispositivos (devices) que, de manera proximal sirven a los efectos de lograr las metasde una causacin distante, la de ndole adaptativa o, stricto sensu, causacin evolutiva.

    No deja de percibirse aqu una cierta circularidad argumental: la evolucin ha dispuesto esosdispositivos cerebrales (computacionales y prximos) con el fin de que los mismos sirvan para laejecucin eficiente del gran algoritmo (distante, finalista, evolutivo) que es la adaptacin ysupervivencia.

    Cualitativamente, un sistema biolgico, y especialmente uno tan complejo como el cerebro, no

    resiste ninguna comparacin con los computadores. De todas maneras, siempre cabe la sospechade que lo cualitativo esconda un prejuicio esencialista. Pero es que en el aspecto cuantitativo,tampoco hay mucho donde agarrarse. D. H. Hubel escriba hace aos: Parece bastante simplepara las clulas ser manufacturadas biolgicamente, y de hecho, las neuronas son producidas ennmero prodigioso. No parece tan fcil aumentar los elementos de una computadora, aunque losnmeros se eleven rpidamente. Sin embargo, si se considera que los elementos del sistemanervioso no son las neuronas, sino las sinapsis, me es difcil imaginar que las computadoraspuedan nunca darles alcance. Nadie deseara verse obligado a contar el nmero de sinapsis delcerebro pero cifrarlas en 10 elevado a 14 (100 billones) no resulta ningn dislate (Hubel 1979:9).

    En las neurociencias, la cuestin cuantitativa y la cualitativa va estrechamente unida, y el elevadonmero de neuronas que pueblan un cerebro, as como el mucho ms numeroso nmero de

    conexiones que lo interconectan, da pbulo a la reduccin cuantitativista: la elevada complejidaddel cerebro es consecuencia directa de y objeto reducible a un asunto de cantidad. Estaperspectiva menosprecia la organizacin cerebral. El aspecto formal que un conductismo de lasneuronas (como el D. O. Hebb, por ejemplo) no podr resolver. Pues es verdad que elpsicobilogo Hebb abri cauces en la investigacin para estudiar cmo las clulas individuales ogrupos concretos de clulas individuales por mero uso o hbito son capaces de iniciar ymantener conexiones con otras unidades o grupos. Pero tal conductismo de neuronas sin unpunto de vista formal (organizativo) tendra que dibujarnos el mapa de un cerebro con el aspecto

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    de una masa indiferenciada de millones de unidades y conexiones que se crean, se rehacen y sedeshacen constantemente sin unas estructuras anatomofuncionales estables que sirvan deparmetros a tales acciones. Esta cuestin nos remite al papel que las ciencias formales(matemticas, lgica) podran desempear en la psicologa. Resulta interesante leer la respuesta

    que Hebb (2002) le da a Mario Bunge sobre los dos defectos principales de la psicologa comociencia. Hebb sostiene que la psicologa no es menos cientfica por el mero hecho de no contar conestructuras formales estables, pues stas llegan a construirse tras un proceso emprico en el que lapsicologa est inmersa, justo como las dems ciencias naturales. El propio Hebb, con susinvestigaciones sobre asambleas neuronales sostiene que, al menos, las correlaciones estadsticasentre actividades neuronales y comportamentales ya se encuentran en curso. Bunge achacabaestos dos defectos a la ciencia psicolgica: a) que le falta matematizacin y b) que le faltanestudios neurobiolgicos que la sustenten. Como se ve, la propia labor de la carrera cientfica deHebb, ms que sus propias palabras, constituyen toda una respuesta al filsofo argentino.

    Sin entrar a valorar los propios prejuicios positivistas de Bunge a la hora de sealar carencias deuna disciplina cientfica, la respuesta de Hebb que comparte con Bunge la filosofa general delmonismo psiconeural, replica al filsofo argentino que (b) ya es un proceso que lleva tiempo enmarcha (l mismo es protagonista y figura clave del mismo), pero que en cuanto a la objecin (a),sta falta de matematizacin no es requisito esencial para la psicologa como ciencia. De hecho, lapsicobiologa actual en una medida amplsima, cuando matematiza sus investigaciones lo hacecon un sentido meramente estadstico y sus investigaciones son en gran parte correlacionesentre fenmenos biolgicos y conductuales. Una correlacin estadstica como contenido de unahiptesis emprica que conecte lo cerebral y lo conductual, difcilmente es algo ms que unayuxtaposicin, y tal yuxtaposicin suele dar sentido y justificacin al doble sintagma: psico (depsyke) y biologa.

    En realidad, tal enfoque cuantitativo (estadstico) de la psicobiologa es el que estuvo presentedesde los comienzos mismos de la psicobiologa, como en el caso de K.S. Lashley, otro conductistametodolgico.

    Por medio del conocido mtodo de las disociaciones y los correlatos estadsticos entre actividadhumana y reas cerebrales, se ha ido dando paso a una neuropsicologa ms funcional, quesustituye el antiguo localizacionismo por el concepto cognitivo de mdulo. La psicologa cognitiva(y especialmente autores como J.A. Fodor) ha acogido de buen grado esta propuestaorganizacional (laseformalofuncional). Es decir, una reorganizacin del cerebro no en trminosde estructuras anatmicas que no correlacionan bien con la actividad funcional y slo de formacompleja lo hacen con la fisiolgica. La llamada revolucin cognitiva consisti en buena medidaen alimentar la esperanza de crear modelos funcionales de la mente que correlacionen de maneraestable, consistente, etc. con la actividad funcional (mente, conducta). Un enfoque computacionalde la mente es solo una de las propuestas. Como dice Eugene Charniak: qu hacemos mientrasllega una revolucin cognitiva verdadera? Hace falta una teora que reorganice el campo de lacognicin: There are no a priori reasons for believing that any of our current methodologies ismore likely of, say, language comprehension than any of the others. Thus, we should accept ourmultiple methodologies, and wait for the day that one or other of them produce a theory aroundwhich we can all rally. However, even the existence of such a theory will still not eliminate themethodological bubble. We will all continue on, but now exploring the same theory (Charniak1984:269).

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    La sntesis o convergencia de varios campos diferentes es lo que dar lugar a una revolucin. Enbiologa as ha sucedido con la teora de la herencia en el siglo XX. La cuestin es si: 1) existerealmente la ciencia cognitiva y 2) si hay acuerdo en que existe una suerte de arquitecturafuncional que cumple con el requisito de haber sido objeto de seleccin natural, como lo fue de

    hecho la anatoma de las especies vivientes.

    De la cuestin epistemolgica (1) ya nos hemos ocupado en otros lugares (Blanco 1997). De lacuestin (2) precisamos ahondar en el concepto de funcin y ofrecer de l una reconstruccindialctica (es decir, a la vez epistemolgica y ontolgica), lo cual supone explorar sus diversasrelaciones con otros conceptos fundamentales.

    Siguiendo una distincin muy til, que debemos a J.C. Snchez y J.C. Loredo (2005), en las cienciasde la vida actuales pueden distinguirse diversos tipos de darwinismo, interpretaciones diferentesque divergen precisamente en funcin del criterio que se maneje de lo funcional.

    a) El neodarwinismo duro. Segn los autores, ste cuenta con un truco: la plasticidad. Se admiteen los casos difciles una amplia norma de reaccin, pero con un geneticismo en la base.

    Este es el camino que sigue G. Simpson, autor que acepta la tesis de la sustitucin: el hbito acabaconvirtindose en instinto. Los instintos, por su parte, se dividen en perfectos o imperfectos. En elcaso de los instintos imperfectos hablaramos de programas genticos que solo se dan por mediodel aprendizaje.

    b) Un neodarwinismo epigentico. En l se echa de ver que una experiencia ambiental modifica ladominancia o la preeminencia de un gen ya existente. En el fondo, este proceso no es unaseleccin orgnica.

    Hoy en da est abrindose camino un neodarwinismo que podemos llamar reformista,representado por Daniel Dennett. En l, la ontogenia funciona como una especie de banco depruebas de la seleccin natural.

    Loredo y Snchez emprenden una crtica dudosa a Kant y a la biosemitica. Cuando se refieren a lanocin de smbolo, los dos autores mencionados no expresan debidamente el carcter relacionalms all de su cariz ora lingstico ora mental, que es una de las principales aportaciones de losbiosemiticos y de lo que podramos llamar la biologa terica de raigambre kantiano. La crtica deLoredo y Snchez se basa en que la nocin de smbolo no contempla la nocin de gnesis, un prius(requisito previo) que, partiendo de Baldwin, sera exigible a toda reformulacin terica que sereclame constructivista (Snchez y Loredo 2005:120). El constructivismo conjuga instinto y hbito,ambos seran recursos del genoma partiendo de un sujeto orgnico que slo puede ser definidocomo actividad. Kant, si bien es la fuente de todo constructivismo moderno, pues a un tiempohuye del idealismo (berkelyano, platnico o racionalista) y del realismo empirista (aristotlico omoderno), que son -al cabo- dos trascendentalismos, no habra dejado de asumir un punto de

    vista trascendental que habra de ir mitigndose en la historia de la psicologa experimental(Helmholtz y dems fisilogos kantianos, el pragmatismo americano, el propio Baldwin). Peroeste relato histrico de la psicologa como naturalizacin del kantismo y, por tanto, comoconsolidacin de una verdadera teora inmanente y constructivista del conocimiento, no hacehonores al propio padre reconocido del idealismo trascendental (y constructivista) si asumimoscon Eugenio Moya que a pesar de los tpicos sobre el trascendentalismo, en la obra de Kant noencontramos una razn pura y unitaria, capaz de enfrentarse al mundo (y al propio cuerpo) paraimponerle sus reglas y principios tericos y prcticos, sino ms bien una razn instituida por la

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    naturaleza, de carcter modular, caracterizada por los continuos conflictos intermodulares y, portanto, muchas veces incapaz no slo de legislar aqul mundo, sino tan siquiera de gobernarse a smisma (Moya 2005:63).

    No se puede dar una versin simplificada del kantismo. Kant planteaba una epignesis de la razn.Las categoras contienen, desde el entendimiento, las bases que posibilitan toda experiencia engeneral. Moya niega que el frecuente uso de ideas contrapuestas como las de epignesis ypreformacin en Kant tenga un sentido meramente metafrico y como trado por los pelos desdelos contextos de la biologa a otros, diversos, como son los de la teora del conocimiento. Nada deeso. Con los conocimientos de que Kant dispona en embriologa y en otras ciencias biolgicas deentonces, el de Knigsberg se lanz hacia una solucin ni empirista ni racionalista(preformacionista) del problema de la construccin. Kant fue un naturalista en un sentido que nocontradice los elementos transcendentalistas de su filosofa: para l, los problemas epistmicoseran una extensin de los problemas biolgicos (Moya 2005:66).

    La visin de Moya sobre Kant es ms bien la de un emergentista. Recuperando la idea aristotlica

    de continuidad de la naturaleza, los seres vivos formaran en su conjunto un todo orgnico ocomunidad, ms all de su consideracin atomstica de seres discretos en competencia. Pero esque a su vez, el todo orgnico conformado por lo que llamamos individuo es una continuidad defunciones (mdulos) de cuya actividad conjunta emergen las funciones anmicas y de entre ellaslas cognitivas o epistmicas, que son, indudablemente, propiedades de la materia. Kant es paraMoya, ciertamente, un materialista, pero no de la especie del materialismo reduccionista ofisicalista. Se tratara de un materialista emergentista.

    Que Kant era un materialista de la especie emergentista lo prueba su concepto de Bildungstrieb, elimpulso formador que poseen -segn l- todos los seres vivos en orden a conservar, recibir,mantener su forma. Tal idea la recoge Kant de J.F. Blumenbach y debe ser entendido como algodistinto de los propios materiales constituyentes del organismo. Lejos de todo sustancialismo,

    Kant acepta este concepto como principio heurstico. La naturaleza puede ser descrita por mediode analogas y heursticos que estn lejos de ser leyes o principios de alcance ontolgico(metafsico) pero dotados de evidente utilidad y comodidad en la investigacin. En este sentido,Moya vincula estrechamente epignesis y emergentismo: no solo hay una epignesis biolgica(embriolgica, sobre todo) sino tambin psquica. En la propia alma hay unos gradientes oestratos. Alma es una idea que no va a ser tratada en trminos sustancialistas. Alma es en Kantuna confederacin de subsistemas mentales en interaccin, dice Moya. Por descontando, elapriorismo kantiano no tiene nada que ver con el innatismo. Ms bien, los compromisos delfilsofo de Knigsberg caen del lado del emergentismo. El alma como confederacin desubsistemas orgnicos construye los conocimientos.

    Esta reformulacin de Kant en trminos de modularidad, y tambin esta reformulacin de la

    modularidad en trminos kantianos, constructivistas y materialistas (que tambin est presente enlos escritos de Moya) es, como mnimo, sugerente. Nos aparta de ciertos tpicos y asociacionesrutinarias. Por ejemplo, nos aparta del sesgo innatista que la obra de J. A. Fodor ha introducido ensu enfoque de la modularidad de la mente. Tambin nos aparta de las rutinarias caracterizacionesde Kant como idealista irreconciliable con el naturalismo constructivo.

    La necesidad de introducir esquemas emergentistas ha ido en aumento dentro de los enfoquescomputacionales de la mente. A partir de un grosero funcionalismo basado en el modelo demquina de Turing, los psiclogos, neurocientficos y filsofos han ido aterrizando cada vez ms en

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    el sustrato cerebral para entender debidamente cmo ste rgano puede, de manera casiautomtica, producir conocimiento. Por ejemplo, en el campo de la percepcin Walter Freemanestudi cmo el cerebro transforma los mensajes sensoriales en percepcin consciente casi alinstante por medio de una actividad catica, colectiva, que involucra millones de neuronas.

    El caos puede ser la propiedad clave que diferencia a un cerebro de un sistema de inteligenciaartificial, segn Freeman. Pero ese caos se da en el seno de una actividad modular y mltiple,como resultado de rdenes motoras, reaferencias (feedbacks) y percepciones, preparando cadaacto nuevo tomando como base los anteriores: an act of perception is not the copying of anincoming stimulus. It is a step in a trajectory by which brains grow, reorganize themselves andreach into their environment to change it to their own advantage (Freeman 1991:41).

    Vemos aqu una combinacin de modularismo y pensamiento emergentista, como el que estamosextractando en Moya y en Freeman. Tambin existe en el enfoque biosemitico de ClausEmmeche. Segn este autor, los sistemas complejos son necesariamente emergentes y capaces desoportar una experiencia fenomnica. Son tres los requisitos para poder producir esta experiencia:

    patrones emergentes de movimiento, causalidad descendente (downward) y medio entorno(Umwelt).

    La neurociencia, cada vez ms abierta a enfoques computacionales no clsicos (no seriales, sinocaticos, conexionistas, etc.), por necesidad, ofrece no obstante una imagen solipsista de laactividad orgnica, reducida a computaciones mltiples y complejas de cerebros encapsulados. Esla corriente biosemitica la que con ms tenacidad y frecuencia se reclama heredera de la biologafenomenolgica de von Uexkhl. En ella est presente desde el comienzo la cuestin de laconciencia, presente desde el inicio mismo de la vida, y que no ha de despacharse nunca como unmero deus ex machina.

    6. La Causacin Descendente de Claus Emmeche

    Junto con Peirce y Leibniz, la tradicin biosemitica se remonta al mismo Aristteles. El estagiritadefendi la existencia de varios tipos de causalidad, adems de la motriz: la final, la formal y lamaterial. Estas causas co-actan a muy diversos niveles dentro de cada proceso, y entre ellos seentremezclan los niveles conscientes y los inconscientes. Las causas se relacionan con los signos,pues en la biologa siempre han de darse estos para que un organismo se comporte como algoms que un mero dispositivo mecnico: un organismo es intrprete de las relaciones en las queparticipa y, en este manejo e interpretacin de los smbolos, se da la causalidad que Emmechedenomina descendente. Se entiende por causalidad descendente (downward causation) aquellaaccin que, partiendo de niveles ms elevados en complejidad o de capas orgnicas msdiferenciadas y evolutivamente posteriores, puede actuar sobre sustratos materiales ms bsicos.

    La conciencia sera una forma de causalidad descendente y estructural, un tipo de causalidad

    estructural en el que la conducta de las neuronas individuales o de poblaciones neuronales quedagobernada por una instancia total. Las partes son incrustadas en un todo y por la accin del todo.Este hecho es situado por Emmeche en una perspectiva macro-evolutiva. Emmeche defiende unorganicismo cualitativo que se reclama heredero del de Aristteles y que rechaza las ntidasdemarcaciones positivistas que se trazan entre ciencia y filosofa (Emmeche 2004).

    Conviene distinguir organicismo y vitalismo. En la biosemitica de Emmeche no se defiende laexistencia de ningn principio vital o un alma ontolgicamente separada de la materia fsica. Setrata de un enfoque emergentista, coincidente con el materialismo kantiano que Luis Moya

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    observa en el filsofo de Knigsberg. La biosemitica se encuadra dentro de un cierto realismo depropiedades emergentes: no se puede negar que hay relaciones y propiedades semiticas en lanaturaleza ni que, de una forma naturalista, hay una continuidad entre materia, vida y mente. Loque sucede es que, frente a Uexkhl, la biosemitica es decididamente evolucionista, y frente a

    Peirce, la biosemitica es pluralista (no monista).

    En los campos de la biologa, a diferencia de los de la fsica, se necesitan conceptos funcionales. Enel mismo nivel celular, en la escala de los organismos unicelulares, los seres pueden responder aestmulos potencialmente negativos. Estos estmulos que afectan a su homeostasis pueden seridentificados oportunamente por las clulas. Esta propiedad de la irritabilidadha sido sealadaclsicamente como concepto fronterizo, que nos hace pasar del nivel fsico-qumico a la biologa.

    Despus vendrn los bio-cuerpos, clulas coordinadas para formar lo que Aristteles llama vidavegetativa (Emmeche 2004:121). Aqu tambin hay una causalidad descendente (funcional). Latotalidad del cuerpo acta controlando o poniendo lmites al crecimiento y diferenciacin declulas individuales.

    Tras la vida vegetativa (clulas coordinadas) vendr la zoologa stricto sensu, el estudio de losmovimientos animales, incluyendo los aspectos cualitativos.

    Reproducimos de forma aproximada el cuadro de niveles emergentes que Emmeche (2004:119)aporta:

    1. Estructuras disipativas, autoorganizadas (el cuerpo de la fsica)

    2. Unidades fisiolgicas, homeostticas, con una pluralidad en cuanto al cdigo gentico eirritabilidad (el cuerpo de la biologa)

    3. Enjambre (swarm) de clulas vegetativas coordinando la comunicacin multicelular conmltiples cdigos orgnicos (el cuerpo de la investigacin evo-devo, evolution y development,

    esto es, las cuestiones de ontogenia y filogenia)4. Seres automovientes, ciclos de accin-percepcin, animacin y cinestesia (el cuerpo de lazoologa).

    5. Lenguaje, especificidad cultural, mundo vivido (Lebenswelt).

    6. Formacin de hbitos, vida en instituciones societales (el cuerpo de la sociologa).

    En cualquier caso, las relaciones inter-niveles no parecen darse todas ellas, a su vez, en el mismognero (son no homomrficas). La emergencia del nivel biolgico a partir del fsico no contiene elmismo complejo de relaciones de dependencia que, pongamos, el nivel psquico al social.

    Se deja traslucir que la mente, a travs del vehculo simblico, es la instancia constructora, elsujeto que impone formalizaciones, que instaura las estructuras a partir de una estructura yadada. La causalidad formal no es menos casualidad que la motriz, y es una instancia imprescindiblepara entender sistemas complejos de relacin en la naturaleza. As pues, en el ejemplo de laclula, vemos cmo sta unidad biolgica, siendo posterior a las molculas que la originaron es,recprocamente, la totalidad o estructura que controla a aquellas. En otro caso, siendo el procesomental posterior o derivado del sustrato neurofisiolgico del cerebro, una vez creado aquel, stese puede ver alterado causalmente.

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    Escribe Emmeche sobre la causacin descendente: The idea is that once constituted, the higherlevel is equipped with causal powers of its own, so that it is then able to inflict effects on the lower

    level having caused it (Emmeche 2000:18). Esta formulacin recuerda mucho la idea de unproceso dialctico. Un trmino engendra a otro, pero ste a su vez, que era su opuesto, su

    negacin una vez creado, refluye sobre la matriz generadora y la modifica. La matriz generadorano puede por menos de seguir creando pero lo va a hacer de otra manera. En trminos del parestructura-funcin, diremos que se produce una dialctica, a saber: la estructura es el resultado deuna estabilizacin, algo as como la congelacin de la funcin. Pero, de su parte, la funcin nopuede llevarse a cabo sin la base o matriz de estructuras que nunca habran existido sin unahistoria evolutiva previa. Es evidente que una psicobiologa del conocimiento es un pleonasmo:hablar de psicobiologa implica conceder un determinado papel al conocimiento, incluso alconocimiento consciente que, en el lmite, nos remitira al problema mismo del origen de la vida.

    No se puede sostener ya que la sensacin sea el punto cero del psiquismo. Es evidente quepedimos el principio al suponer un origen del sujeto en un supuesto proceso psquico elemental,atomstico en el cual ya hay implcito un sujeto, que es aquello que queramos construir. La propia

    idea de una psicofsica, como yuxtaposicin de dos sintagmas y de las dos cienciascorrespondientes, se torna incomprensible. La transduccin es la transformacin de unamodalidad energtica en otra, ambas dadas en el mismo nivel categorial: el de la fsica. Peroentender metafricamente la transduccin como una suerte de cruce de frontera desde lo fsico alo mental, como se quiso hacer en la psicofsica, carece de sentido. Carece de sentido pues es, enefecto, un error categorial (1). Pero los puntos de vista solipsistas, a saber, los del psiquismoencapsulado, precisan de tales metforas que se basan en errores categoriales (slo admisibles enun modo material de hablar). Los enfoques encapsulados entienden que lo exterior es solo unfactor activador (triggering rol), como los de Maturana y Varela. Por el contrario, hemos visto msarriba los estudios de Freeman en los que la actividad de millones de neuronas se va expandiendoy hace que el cerebro se reorganice a s mismo y le haga crecer en el proceso de la percepcin. La

    percepcin siempre es construccin, e incluso orgnicamente se debe entender comoautoconstruccin: un cerebro sin perceptos es un cerebro slo en potencia, carece de funcin.

    Pero es que los rganos son rganos de individuos, y los individuos a su vez son rganos de lasociabilidad. Lleva razn Trevarthen cuando afirma que toda cognicin es social (y no como sedesprendera de la lista de emergencias de Emmeche anotada ms arriba) un simple resultadofinal de niveles progresivamente incorporados, por posibilitacin emergente. Lo social no essubconjunto del comportamiento. Hay una mediacin social en todo acto, con lo cual no haytomos psquicos como la sensacin. La mente, dice Toren, es la condicin social de la vida yviceversa: conocer y vivir es lo mismo. La biosemitica, aunque admite un materialismoemergente y un enfoque relacional (no encapsulado) del psiquismo, falla al no tomar en cuenta elcarcter social de la cognicin desde el principio. Un ejemplo sealado por Christina Toren (1993)

    es el concepto de socializacin. Las teoras de la socializacin son ahistricas. La cognicin ha deentenderse como un proceso microhistrico y encarnado. El puente entre la naturaleza y la culturadel que hablamos desde el principio de este artculo es un puente que debe estar alzado por lapsicologa, por una teora del sujeto, un sujeto encarnado. Los biosemiticos, como Emmeche,reconstruyen esa historia social de la mente dentro de un marco genrico de intercambiossimblicos. Lo social emerge de la red simblica. A diferencia de los cognitivistas y demsmentalismos encapsulados, los biosemiticos no consideran que los significados habitan en lacabeza de los sujetos.

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    Pero un emergentismo no es un historicismo. La construccin de los significados a cargo detringulos (smbolo, simbolizado, interpretante) cada vez ms amplios puede formularse ms allde la historia, como el crecimiento de una planta que es un mero despliegue de fases dentro delciclo de vida de la planta y del ciclo de existencia de la especie. El significado no es una cosa

    metida o albergada dentro de una cabeza; antes bien, es un acto antes que un hecho sustantivo.Producir significados es una subespecie de la accin del sujeto. Un acto (interno, en el caso delpensamiento, o externo, en el caso de acciones observables) nos remite a una serie de actospasados, coexistentes o futuros, con los que guarda una relacin de dependencia conceptual. Losenfoques causalistas de la psicologa, y en concreto de la psicologa evolutiva, desenfocan suobjeto, y ms bien habra que entender las gnesis de la mente, de los significados, en la dadamadre-nio en trminos de implicacin: unos actos (al igual que sucede con las estructuraslingsticas) presuponen otros actos en una dependencia interna. El enfoque hermenutico y elinteraccionismo se alan aqu con la biosemitica a la hora de despojar las mentes humanas designificados, de contenidos mentalistas. Cuanto hay en la dada madre-nio es una red deimplicaciones lingsticas, no una caja negra que recibe inputs. En la medida en que admitimos

    que el ser humano es un ser social desde su nacimiento (e incluso antes, pues puede hablarse deuna dada madre-feto) el problema del significado queda resuelto, o ms bien, queda borradocomo problema pues el significado no aparece (emergencia) sino que ya estaba all.

    Provisionalmente, a propsito de la aparicin de lo social, podemos distinguir estos tres enfoques.

    Solipsista: lo social queda segregado. Los modelos no lo contemplan, slo en el plano ontolgico-mas no en el metodolgico- lo social aparece como una emergencia de las computacionesinternas.

    Biosemitico: lo social como subespecie de lo semitico. Los modelos lo contemplan como unavariedad ms, si bien de alto nivel, en el proceso de instauracin de tringulos semiticos(smbolo, simbolizado, interpretante) que recorre toda la psicobiologa desde la escala de la

    aparicin de vivientes (origen de la vida a partir del nivel molecular) hasta la emergencia de laconsciencia o inteligencia.

    Hermenutico: lo social como prerrequisito de lo semntico. La red de implicaciones es ladepositaria de los significados. El aislamiento metodolgico de smbolos y de actos cognoscitivoses posterior a la misma red social, a priori ontolgica de cualquier relacin psicobiolgica. En lugarde un emergentismo meramente ontolgico (o postulado) o epistemolgico, se rechaza de planoel emergentismo y se defiende que todo es significacin, no hay niveles como no sean nivelesde lectura o de interpretacin.

    Esta distincin de tres enfoques apunta a una cuestin esencial en los estudios del desarrollo y laevolucin: qu concepto constituye elprius (requisito previo) en la aparicin de los significados yen la demarcacin entre naturaleza y cultura?

    A nuestro entender los tres enfoques reseados pecan de unilateralidad. El emergentismopostulado (u ontolgico) es estril por definicin en cuanto que sobrevuela encima de los modeloscognitivos (computacionales, experimentales, etc.) y solo sirve de adorno justificativo e ideolgicode los cientficos cognitivos. El emergentismo metodolgico reconstruye conceptos complejos (losocial, lo consciente, lo cultural) en trminos ms primitivos (el smbolo) con el peligro queconlleva que en estos trminos primitivos no hayamos introducido subrepticiamente aquello quequeramos desplegar con nuestros modelos. En la historia de la psicologa, como vimos de la mano

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    de J.C. Loredo, esto aconteci con el falso trmino primitivo sensacin. El sujeto psicolgicoprocedera a partir de las sensaciones, los tomos del psiquismo, pero con la trampa de que lassensaciones ya eran el sujeto, lo presuponan. La biosemitica, igualmente, entendida comoemergentismo metodolgico, corre tambin el peligro de emplear una nocin de smbolo que ya

    presupone el sujeto. nicamente su descomposicin triangular y su enfoque relacional nos puedevacunar contra un mentalismo implcito en este candidato a constituirse en trmino primitivo.

    Hemos pasado revista a estos enfoques con el fin de desbrozar el camino hacia el que nos pareceun enfoque ms acertado. Un enfoque constructivista por capas, es decir, estratificadojerrquicamente. En la tradicin filosfica, la superacin del monismo y de todos sus derivadospodramos encontrarla, despus de Aristteles y la Escolstica, en el filsofo alemn A.Schopenhauer. Su triple estratificacin (causalidad, estmulos, motivos) evita cualquier implicacinmonista pues cada uno de los estratos (digamos: fsico, biolgico, mental) slo de forma analgicaes comprendido por los otros dos. Esto significa que uno de los estratos es irreductible a los otros,y que en ciertos aspectos el motivo se asimila a la causalidad fsica, o al estmulo biolgico, perobajo otros puntos de vista se trata de una relacin entre fenmenos completamente diferente.

    Conclusiones: volviendo la mirada a Schopenhauer

    La gran aportacin de la psicologa bien podra ser, si tomamos en cuenta sus desarrollos msconstructivistas y dialcticos, la destruccin del monismo. El monismo del siglo XIX aparece,fundamentalmente, como monismo fisicista o como monismo espiritualista. En el materialismomonista, una sola sustancia da lugar a realidades emergentes por procesos puramente fsico-qumicos y evolucionistas. De otra parte, la reaccin espiritualista -de forma casi inversa perosimtrica- defiende que una especie de alma o espritu universal va produciendo realidades fsico-qumicas y orgnicas diversas. Pero la historia misma de la psicologa (y no la de las teorasmetafsicas) destruye ambos puntos de vista y restaura un pluralismo ontolgico. La realidad sedice de muchas maneras. Schopenhauer es un ejemplo de esto: el mismo impulso (Drang) o

    mpetu inconsciente [erkenntniloses Streben] en que consiste la voluntad -nica cosa en s, elverdadero trasfondo noumnico del mundo que nos representamos- se transduce en la materia,inerte, vegetal u orgnica, y se impone bajo formas de causalidad distintas. Si alguien se aferra a lacausalidad mecnica, podr ver -desde su reduccionismo implcito- a las otras causalidades comosui generis: el estmulo y el motivo. Pero si alguien como Schopenhauer, como gran escolsticoque era, pese a su profesado atesmo y kantismo, considera que los tres grados de causalidadexpresan de forma pluralista la verdadera estructura dinmica del mundo, entonces estaremosmucho ms prximos al panorama que la teora de la evolucin darwiniana y el origen de lapsicologa experimental nos iban a presentar. Un panorama pluralista, de categorasinconmensurables matemticamente entre s, aunque guardando relaciones analgicas.Schopenhauer no entendi nunca la dialctica de su enemigo, Hegel. Pero su pluralismoanalgico, su elegante teora de la causalidad psicolgica bien habra ganado con laincorporacin de la dialctica. La voluntad transfinita, motivo de su idealismo (en todo lo demsSchopenhauer es manifiestamente un materialista) de haberse vuelto inmanente, acabara porhacer efectiva una psicologa dialctica. Pero, evidentemente, entonces la filosofa deSchopenhauer -el ltimo escolstico y materialista- no habra sido la que fue. Las categoraspsicobiolgicas daran los pasos que ni l ni Hegel dieron.

    La cuestin decisiva de la filosofa schopenhaueriana estriba en su materialismo. El mundo comorepresentacin, esto es, el nico mundo que puede ser investigado por las ciencias naturales

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    (incluyendo aqu la psicologa y las neurociencias) se atiene, segn l, a un estricto determinismo.Toda la investigacin cientfica toma, desde el siglo XVII, como primer analogado la causalidadfsica determinista, para ir ascendiendo a estratos cada vez ms elevados de causalidad suigeneris: irritacin y estimulacin en biologa, causacin descendente o motivos en psicologa,

    etc. Ahora bien, Schopenhauer careci de toda nocin evolucionista, a pesar de sus grandesconocimientos en biologa y ciencias naturales, y a pesar de ser un precursor de ideas clave comola idea de lucha por la supervivencia. En gran medida, por una cuestin epocal, el gran filsofo deDanzig no lleg a incorporar la contribucin darwinista, a pesar de que su filosofa natural parecapedirlo a gritos. Curiosamente fue su rival, Hegel, quien pudo ofrecer una teora dialcticapuramente inmanente: las capas o estratos de realidad de los que hablamos se generaninternamente unos a otros: Hay un desarrollo o movimiento en la materia, que da pie a sutransformacin esencial, esto es, que da origen, desde la mera materia mecnica, sucesivamente,al quimismo, a la vida y a la psique. Tampoco fue Hegel un darwinista y sin embargo, hay unateora del despliegue de distintos tipos de causalidad que no precisa de un mundo en scompletamente separado del mundo de los fenmenos.

    Nota

    (1) Agradezco estas reflexiones al profesor J. C. Loredo de la U.N.E.D. (Madrid) y a la lectura devarios manuscritos suyos no publicados.

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    Aceptado el 25 Nov 2012