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CAUSAS QUE ORIGINAN LA DESERCIÓN ESCOLAR EN EL NIVEL PRIMARIA
REYNA MARÍA GÓMEZ MORALES
CIUDAD DEL CARMEN, CAMPECHE, 2012
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL
UNIDAD UPN 042
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CAUSAS QUE ORIGINAN LA DESERCIÓN ESCOLAR EN EL NIVEL PRIMARIA
TESINA
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE
LICENCIADA EN EDUCACIÓN
PLAN 94
PRESENTA:
REYNA MARÍA GÓMEZ MORALES
CIUDAD DEL CARMEN, CAMPECHE 2012
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL
UNIDAD UPN 042
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DEDICATORIAS
A DIOS Por haberme permitido llegar hasta este punto y haberme dado salud para lograr mis objetivos, además de su infinita bondad y amor.
A MI ESPOSO Y FAMILIA
Por haberme apoyado en todo momento, por sus consejos, sus
valores, por la motivación constante que me ha permitido ser
una persona de bien, pero más que nada, por su amor.
A MIS AMIGOS EMMA Y RODRIGO. Por su gran apoyo y motivación para la culminación de mis estudios profesionales y para la elaboración de esta tesina.
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ÍNDICE Pág.
INTRODUCCIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
CAPÍTULO I. LOS FACTORES DE LA DESERCIÓN ESCOLAR EN LA FAMILIA
1.1 La carente economía y la pobreza. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.2 El trabajo y la emigración. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
1.3 El género y sus costumbres. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
1.4 El maltrato infantil y la violencia intrafamiliar. . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
1.5 La separación de los padres. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
1.6 La exigencia escolar de los padres. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
CAPÍTULO II. LA ESCUELA Y SU RESPONSABILIDAD EN LA DESERCIÓN ESCOLAR
2.1 La precaria labor del docente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2.2 La reprobación escolar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
2.3 La disciplina del grupo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
2.4 La agresión a la autoestima. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
2.5 La marginación y la discriminación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
2.6 La violencia escolar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
CAPÍTULO III. LAS CONSECUENCIAS DE LA DESERCIÓN ESCOLAR
3.1 El fomento de los conflictos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
3.2 La desigualdad de las mejores condiciones de vida. . . . . . . . . . . . . 37
3.3 El rezago educativo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
CONCLUSIONES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
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BIBLIOGRAFÍA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. …
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5
INTRODUCCIÓN
La deserción escolar es un problema educativo, que afecta el desarrollo del individuo
que está asistiendo a la escuela y también de la sociedad en la que está
conviviendo.
La deserción escolar tiene efectos tanto a nivel social como individual; esta afecta la
fuerza de trabajo; es decir, las personas con deserción escolar tienen menor fuerza
de trabajo, son menos competentes y más difíciles de calificar.
Dejar de estudiar, de detener su preparación académica en lo individual, pone a la
persona en una desventaja muy importante en el mundo laboral, y evidentemente
esto va a repercutir en un menor ingreso económico.
En otras palabras, las personas con mayor preparación, tienen acceso a mejores
trabajos, mejores remuneraciones que las personas que no se han preparado o por
cierta circunstancia han dejado de estudiar.
Es importante tener en cuenta que la capacidad y rendimiento de un alumno no viene
determinada por su nivel intelectual sino también de otras circunstancias como el
medio cultural, la salud, la personalidad; por lo que éstas se profundizan dando
como resultado una innegable deserción escolar.
La deserción escolar es un fenómeno que se da comúnmente en las clases más
pobres, ya que por sus carencias y condiciones determinan posiciones que no
pueden ser superables y acaban por ser aplastantes.
Como podemos ver, la deserción escolar es un problema muy complejo y de gran
transcendencia, ya que de alguna u otra manera frena el desarrollo de los
implicados. Sin embargo este fenómeno llega a ser multifactorial y eso lo hace más
difícil de suprimir.
La deserción escolar corta las aspiraciones y los envuelve en la mediocridad de la
preparación educativa, desestabilizando la formación individual de quien ejerza la
acción. Por lo que en todos los aspectos de la vida, la familia es un elemento muy
influyente; en la educación juega un papel importante de vital necesidad, si los
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padres motivan a sus hijos, les dan su apoyo, es muy probable que estos niños
salgan adelante; desafortunadamente no todos los padres comprenden la
importancia de legar a sus hijos educación, su falta de motivación e indiferencia
amén de otras causas pueden orillar a la deserción.
La deserción escolar se da en dos vertientes: causas externas a la escuela y causas
internas; entre una de las causas principales está la pobreza y esta sirve para
detonar otras causas. La migración es otra de las causas externas más comunes y
en la mayoría de los casos está muy ligada a la pobreza, los padres van de un lugar
a otro en busca de trabajo, llevan a sus hijos consigo y es difícil volverlos a
incorporar a otra escuela nuevamente, lo cual propicia de manera inevitable la
deserción escolar. Otra de las circunstancias efectivas se da cuando hay
desintegración familiar, el niño o niña comienza a perder el interés por sus estudios
y acaba por bajar su rendimiento que a su vez lo llevará a la abrazante desertación.
Como se sabe la desintegración familiar y la violencia infantil son factores opuestos
al espíritu de superación. Pues bien, existen otras causas que abrigan notablemente
el desinterés originando la ausencia permanente de las aulas.
Sin embargo es una ironía decir que la misma escuela primaria provoque la
deserción y es aquí donde entran las causas internas de la escuela en la cual los
mismos maestros pueden provocar la deserción al utilizar una disciplina rígida,
agresiones de alguna forma hiriendo la autoestima, con formas discriminatorias y
marginales, así como con una deficiente labor educativa lo que a su vez proyecta
bajo rendimiento, desinterés y falta de motivación; todo esto lleva a una sorprendente
reprobación escolar.
Viendo todo esto se puede deducir que al identificar las causas que propician la
deserción escolar se podrán buscar y proponer alternativas que permitan ejecutar
acciones en el ámbito familiar para contrarrestar las acciones negativas que se
susciten y que orillen a los infantes de la primaria a ausentarse por algún motivo de
las aulas escolares.
En la primaria las acciones deberán ser modificadas con un buen desempeño
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docente que permita proporcionar superación educativa a los niños y niñas quienes
podrán adquirir interés y encontrarle sentido a su educación, estableciendo de esta
manera menos probabilidades de desertar muy a pesar que las causas sean
acentuadas.
Por lo tanto, la deserción escolar es un fenómeno frustrante por las formas en que se
dá; pero conocer las causas, permitirá enfrentarlas.
Este trabajo de investigación consta de tres capítulos que dan sugerencias para
tratar de encontrar una solución al problema de la deserción escolar.
En el capítulo primero, se abordan los factores de la deserción escolar en la familia,
se verá la carente economía y la pobreza; seguidamente se podrá analizar el trabajo
y la emigración; continuando con el género y las costumbres; para proseguir con el
maltrato infantil y la violencia intrafamiliar; para luego reflexionar con la separación
de los padres y continuar con la exigencia escolar de los padres.
En el capítulo segundo, se trata el tema de la escuela y su responsabilidad en la
deserción escolar; se continuará con la precaria labor del docente; la reprobación
escolar; la disciplina del grupo; la agresión a la autoestima; la marginación y la
discriminación; así como la violencia escolar.
En el capítulo tercero, se presentan las consecuencias de la deserción escolar; entre
las que se planteará el fomento de los conflictos, la desigualdad de las mejores
condiciones de vida; Siguiendo con otro problema importante como lo es el rezago
educativo.
Para culminar se plantean las conclusiones.
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CAPÍTULO I
LOS FACTORES DE LA DESERCIÓN
ESCOLAR EN LA FAMILIA
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1.1 La carente economía y la pobreza
La serie de carencias económicas, materiales, familiares y afectivas que viven
muchos niños y niñas en condiciones de pobreza o extrema pobreza repercute, en
términos generales, en una baja calidad de vida y con respecto de la escuela, los
sitúa en desventaja frente a otros sectores sociales a la hora de responder a los
requerimientos y demandas de la institución escolar.
La situación de pobreza trae como consecuencias la inestabilidad económica de las
familias, lo que propicia una serie de carencias que limitan la participación escolar de
los niños y niñas. En la escuela necesitan de un uniforme, de útiles escolares, de
algún gasto extra de materiales para llevar a cabo su aprendizaje y sobre todo para
adquirir sus alimentos, factor principal y básico para su atención en el aula; ya que
con los alimentos adecuados estará bien nutrido y tendrá la suficiente energía para
mantener con firmeza todos sus sentidos para aprender.
Las carencias económicas siempre serán un factor determinante para alcanzar
adecuadamente o no alguna actividad que genere una buena estabilidad.
No todas las familias pasan por las mismas circunstancias, algunas tienen la
situación económica solvente que hace relucir su presencia, sin embargo otras no.
La economía de una familia dirige específicas formas de actuar; pues como se ha
visto, la necesidad de trabajar y estudiar al mismo tiempo, está también presente en
muchos casos que son provocados por la necesidad que aqueja a algunas familias.
“Las condiciones de pobreza establecen situaciones de carencias materiales y
emocionales en las que viven las familias marginadas y llegan a provocar
situaciones de rechazo e indiferencia, también van de la mano con la configuración
de una baja autoestima en los niños marginados, misma que en la escuela puede ser
fortalecida al grado de mantenerse en la escuela o en su mayoría acaba por
desertar” (Schmelkes, 1997:91).
Es claro observar que el factor monetario mueve familias, sin ella el estancamiento
circunda su permanencia activa, por lo que todas las carencias entre los que nacen,
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crecen y se desarrollan para la supervivencia, marginados de los servicios y
beneficios que el progreso debería brindar a todo ser humano, influyen en la
conformación de ciertas actitudes y aptitudes que marcan la forma de ser y hacer
en la vida. El vivir al día, la búsqueda constante para encontrar trabajo, para ganar
más dinero; la inseguridad de saber si alcanza o no para todos , etcétera, despliega
una multiplicidad de respuestas inmediatas y genera en las personas, sobre todo en
los niños una tensión constante que no permite proyectarse hacia el futuro, mucho
menos fijar tareas estables; todo esto lleva en su mayoría a tomar decisiones
desesperantes y los niños y niñas en la escuela primaria acaban por dejar la escuela
bajo condiciones frustrantes.
Cuando los niños se ven envueltos en situaciones de pobreza en su familia, ven
mermadas sus aspiraciones y pierden el interés, por lo que su asistencia a la escuela
bajo limitaciones, termina en su mayoría por agobiarlos, mantenerlos bajo presión.
Se ha visto que los niños y las niñas que trabajan y estudian para apoyar la
solvencia económica del hogar, llegan a desertar en muchas de las veces, no por
que no puedan asistir, sino por que pierden el interés escolar al tener una gran
responsabilidad y sentir que reditúa más económicamente trabajar que estudiar. Pero
a todo esto podemos establecer que la economía de una familia es indispensable
para mantenerla bien, las condiciones se vuelven propicias y los roles que cada
integrante desempeña los conduce a cumplir con las condiciones que se les
impongan. Mientras los padres trabajan, los hijos estudian y la condición escolar de
los hijos se mantiene apacible reconsiderando el sentido que tiene para ellos
estudiar; sin embargo, de no darse las condiciones económicas adecuadas el
ambiente los acabará por envolver y terminarán por desertar como una opción más a
la frustrante vida que llevan. Aunque “A pesar de que la educación no se compra
con dinero, todos sabemos que la pobreza y la estratificación social limitan a los
estudiantes, no niego las afirmaciones de que los pobres también son educados,
“Money doesn't buy better education.(Kozol, 1991), pero también es cierto que la
educación no puede comprarse con dinero, pero sí influye el dinero en la formación
académica de los individuos.” (http://www.monografias.com/trabajos21/educacion-y-
pobreza/educacion-y-pobreza.shtml#edupobreza).
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1.2 El trabajo y la emigración.
El trabajo constituye una de las necesidades esenciales para cada familia.
La búsqueda de empleo y lugares donde vivir llevan a las familias con problemas
económicos y laborales a efectuar un intenso nomadismo, cambian frecuentemente
de espacio, del campo a la ciudad, en el interior de las ciudades mismas o de un país
a otro.
Siendo el trabajo una herramienta básica en las familias ya que con ella se solventa
la economía para la adquisición de las necesidades básicas.
Cuando en una familia el padre, cuenta con un trabajo remunerado, las condiciones
subsanan el bienestar entre sus integrantes, se encuentran unidos y se apoyan
mutuamente.
El trabajo es un factor social que abre las posibilidades de mejores condiciones de
vida y de mejores oportunidades; porque cuando se labora responsablemente solas
se dan las recomendaciones.
El trabajo es primordial para solventar la autonomía familiar ya que el tener el ingreso
económico necesario los niños y niñas en la familia serán los mejores beneficiados,
el apoyo incondicional de los padres es permanente y con interés de progreso.
En cambio cuando hay carencias laborales, las condiciones se tornan drásticas, la
falta de víveres, de todo lo necesario abruma a la familia y la pone en evidencia;
comienzan los comportamientos insanos, las adicciones aparecen, y lo más grave es
que comienzan las discusiones y los reclamos hasta llegar a las agresiones y
humillaciones que transforma la tranquilidad de un hogar en un ambiente extenuante
lleno de violencia.
Por ello el trabajo es un factor que lleva beneficios y alegría a las familias cuando se
posee. Muchas veces, debido a la escasa economía y la pobre actividad laboral que
ejerce el padre, se tiene la necesidad de que otros miembros de la familia salgan a
laborar; el señalado en su mayoría resulta el hijo mayor, inclusive cuando la situación
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es difícil prácticamente hasta los hijos menores salen a trabajar y así comienza la
presión en los menores trabajadores quienes asisten a la escuela y laboran.
Esta situación lleva a los pequeños trabajadores al desfase escolar desinteresándose
de sus estudios. El trabajo infantil enérgicamente incide en el descuido de la
educación y el aumento de la deserción escolar.
En forma sorprendente, el trabajo pone a los niños que lo realizan en contacto con
una cantidad de situaciones, personas y objetos que los llevan a construir una serie
de aprendizajes sobre el medio natural y social en que se desenvuelve.
La constante movilidad geográfica y ocupacional en que viven los niños repercute en
el cambio frecuente de la escuela, que si se produce antes de terminar el año escolar
provoca el rezago y la reprobación, así como la deserción temporal o definitiva.
Según las nuevas condiciones y la calidad de las experiencias escolares, el niño
volverá o no a inscribirse en una escuela.
Por otra parte cuando no hay trabajo en un lugar determinado, obliga a las familias
que ahí residen a buscar nuevas oportunidades en otro lugar; por ello se va con toda
su familia emigrando para encontrar trabajo. Al irse a otro lugar la persona acarrea a
toda su familia y a sus hijos menores los saca de la escuela esperando comenzar en
otro lado y que ellos estudien ahí. Estas circunstancias fomentan el bajo rendimiento
y el atraso escolar.
Se piensa que la emigración no hace desertar a los menores, sino que los hace
cambiarse, pero lo que sí, es la falta de trabajo porque no cubren sus necesidades
en la escuela y acaban por abatirlo suprimiendo sus aspiraciones.
Lamentablemente se sigue dando la deserción escolar debido a la emigración, la
crisis económica y falta de fuentes de empleo; todas están afectando a la población
estudiantil, no obstante aunque el gobierno trate de ayudar a los estudiantes. Por ello
se considera que las carencias económicas por la falta de trabajo son motivo para
desertar de la escuela en algunos niños y niñas de la primaria.
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1.3 El género y sus costumbres
“No cabe duda que el género influye profundamente en el desarrollo de la
personalidad, sea en el aspecto moral, intelectual o afectivo. La influencia del género
en la persona se da desde que ésta establece vínculos con los agentes de
socialización (Ferrer, 1994). En nuestro país y en otros de Latinoamérica predomina
una cultura machista que promueve la desigualdad entre hombres y mujeres (Fuller,
1998), es por ello que los refuerzos sociales, en cuanto al rol de género, se ven muy
influidos por estas características” (http://www.monografias.com/trabajos28/genero-
en-escuela/genero-en-escuela.shtml).
En cada familia existen costumbres que a veces son tajantes y fuera de época que
ponen en situaciones no agradables a las personas. Las costumbres son heredadas
a las familias unas de otras con parentesco familiar, de generación en generación y
en su mayoría no son permitidas al cambio por las personas que las asumen.
Por ello, las costumbres por ser algo especial son vividas con entusiasmo y pasión
por así decirlo.
En muchas familias, las costumbres son llevadas adecuadamente y son aceptables;
mientras que en otras las costumbres resultan ofensivas por la forma en que se dan.
En algunos lugares es penoso decirlo, pero aún en nuestros días se puede observar
que existe la discriminación de género; la mujer sigue siendo un tema especial de
debate.
Es común ver, que en una familia la preferencia del padre se enfoca en los hijos
“varones” quienes para él, son más productivos porque lo ayudan mejor cumpliendo
sus expectativas; mientras que las hijas se casarán y habrá quien las mantenga
siguiendo la cadena familiar llena de pesar por esa insolente idea que tienen algunos
padres.
Es por lo consiguiente que el padre prefiere que el hijo estudie y que la hija no. No le
da la misma importancia y eso demuestra indiferencia.
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La equidad de género permite que tanto el hombre como la mujer sean iguales en
todos los aspectos; aunque claro está menos en lo físico. Esto permite proporcionar
los mecanismos para erradicar conceptos que frente a la persistencia de creencias y
prácticas culturales justifican, favorecen y toleran la marginación en los niños sobre
todo.
Podemos decir que las niñas que asisten a la escuela no son apoyadas por sus
padres, ya que su visión se enfoca en los hijos y se les da un mejor apoyo.
En cada familia se tiene una pauta de dedicación a los hijos en edad escolar; pues
está plenamente identificado que a pesar del apoyo solidario de los padres a los
niños, estos son los más propensos a fracasar y por continuación desertan de las
aulas escolares de la primaria.
Las niñas son más atentas y suelen ser más susceptible de ser más solidarias que
los niños; esto nos enseña que no hay superioridad por parte de los niños.
El problema está en que los padres lo entiendan y brinden su decisión equitativa de
estudio a ambos, tanto a sus hijos como a sus hijas.
Por lo que cuando no hay un apoyo estable en las niñas esto se manifiesta no
habiendo otra posibilidad más que de salirse de la escuela, a esto se le llama
discriminación que se consecuenta con la deserción escolar.
Las niñas son más propensas a desertar de la escuela, no por su capacidad sino por
las circunstancias en que se les envuelve.
Es por eso que las niñas acaban por aceptar aún en contra de su voluntad las
decisiones de sus padres respecto a su futuro escolar.
Las costumbres son parte de la cultura y formación de un pueblo o una familia, pero
como se dijo, anteriormente, a veces son caducos y necesitan reformarse o
transformarse con adaptaciones acordes a los tiempos actuales.
La equidad de género es un factor que por ciertas circunstancias llegan a permitir la
deserción escolar.
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1.4 El maltrato infantil y la violencia intrafamiliar
El maltrato infantil y la violencia intrafamiliar son fenómenos muy complejos y
multidimensionales.
Es en el sistema familiar donde se hace más evidente, y es ahí donde se manifiesta
más, ya que siendo la familia un sistema abierto se encuentra en constante
intercambio de información con su medio externo. Ese medio social influye en la
familia, por tanto la violencia del entorno puede ser con facilidad reproducida en el
sistema familiar.
El maltrato infantil en general es un fenómeno que involucra a los niños y niñas y
pueden asumir diversas formas. Es considerado cualquier maltrato cualquier acción u
omisión no accidental que provoca daños físicos, psicológicos y morales a un niño,
una niña por parte de sus adultos cuidadores.
Existen dos tipos de violencia:
Activa (que implica acciones realizadas) como castigos corporales, agresiones
verbales, rechazo, explotación laboral, descalificación etc.
Pasiva (incluye la omisión de lo esperado) implica indiferencia, abandono,
negligencia en los cuidados o en la protección.
“Los niños y niñas victimas de alguna de estas formas de violencia suelen presentar
trastornos del aprendizaje, excesiva timidez, desvalorización, ansiedad, pérdida de
confianza en sí mismos.
Estas situaciones tienen efectos nocivos sobre la salud psicofísicas y moral de las
víctimas, privándolos de su derecho a la educación, salud, la protección.” (Muller,
2005:58).
Hay familias en las que el uso del poder autoritario y de la fuerza son recursos de los
que se echa mano para cualquier situación, convirtiendo la violencia en un hecho
cotidiano. Así, los niños mediante regaños, pellizcos, jalones de oreja o insultos,
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entre otros, aprenden a someterse ante quienes son más fuertes que ellos y a
someter a quienes son más débiles.
El maltrato a los menores puede venir por parte de ambos padres, también algunas
madres o cuidadoras a quienes tradicionalmente se les responsabiliza de formar
varones duros y fuertes, así como niños y niñas dulces y tiernas , quienes a veces
abusan del castigo corporal y verbal.
A los adultos les corresponde la educación de los menores, hay quienes marcan
límites y quienes maltratan; aunque en algunos casos los padres deben reprender a
sus hijos, es necesario entender que ese correctivo, por severo que sea, no puede
nunca ser lo mismo que el abuso, que el hacer daño o maltratar por gusto.
Cuando los adultos marcan límites, se responsabilizan del bienestar de los menores
y los educan con paciencia y amor, entonces se comportan como corresponde a su
autoridad. Se sabe que en la educación de los niños es muy difícil enseñarles que
hay límites, por ejemplo, entre lo que pueden hacer o no hacer, cuándo participar o
no, entre otras formas más de actuar.
Para los niños y niñas comprender estos límites no es fácil y es frecuente que los
adultos pierdan el control y los maltraten.
De ahí la importancia de establecer límites en la familia sabiendo que el maltrato
infantil daña a los hijos e hijas trayéndoles fuertes consecuencias.
La violencia es un factor que implica descontrol y eso sucede cuando en una familia
hay carencia de afectos, se establecen las adicciones; todo esto crea un caos
emocional que repercute en acciones no deseadas, por lo que recaer en el maltrato
infantil es sinónimo de daño o de alguna forma de perjuicio.
Todo esto se contempla con consecuencia en la escuela primaria a la que asisten
todos los niños violentados y en ella manifiestan comportamientos no adecuados,
llegando al límite y desbordarse en la decisión de ausentarse definitivamente del
plantel escolar al que asiste, siendo esto deserción escolar.
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1.5 La separación de los padres
Con frecuencia, el periodo previo al divorcio es acompañado por una elevación
dramática del conflicto familiar que puede incluir muchas discusiones acaloradas e
incluso violencia física entre los padres. ¿Cómo influye sobre los niños esta
exposición al conflicto matrimonial? Un cuerpo de evidencia creciente indica que a
menudo se angustian en extremo y que el continuo conflicto en el hogar incrementa
la probabilidad de que los niños tengan interacciones agresivas y hostiles con
hermanos y compañeros. La discordia matrimonial puede tener efectos directos
sobre los niños debido a que los trastorna emocionalmente y socava la madurez de
su comportamiento. Todo esto nos indica que los hogares agobiados por el conflicto
no son contextos sanos para el desarrollo de los niños o niñas. No obstante, el
divorcio es una muy inquietante transición en la vida que puede tener sus propios
efectos sobre el bienestar de todos los miembros de la familia.
La mayor parte de las familias que padecen una experiencia de divorcio
experimentan un periodo de crisis en el que la vida de sus miembros sale seriamente
lastimada. De manera típica, ambos padres experimentan dificultades emocionales al
igual que prácticas.
En muchas ocasiones “La separación no llega como la descarga de una tormenta
repentina; es el punto final de determinadas distensiones conyugales que versan
sobre los sentimientos, los gustos, las opiniones, la unión sexual, los criterios más
sinceros de cada uno de los esposos. Y en este caso existe un hijo, que es el vivo
testimonio de un lazo conyugal y que reclama, para poder desarrollarse
armónicamente, un padre y una madre.”(http://www.enfemenino.com/__e1129-
Padres-separados-hijo-abandonado.html).
“Como es de esperar, los adultos psicológicamente angustiados no son los mejores
padres. Asimismo, los hijos de padres divorciados, a menudo se tornan ansiosos,
irritados, deprimidos por el reagrupamiento familiar y pueden reaccionar ante estos
cambios adoptando conductas frecuentemente no adecuadas” (Shaffer, 1999:579).
Aunque muchas de las perturbaciones emocionales y conductuales que generan los
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divorcios, disminuyen de manera considerable, aun así pueden manifestar efectos
secundarios. Comparados con los hijos de familias armoniosas de dos padres,
algunos niños de familias divorciados muestran señales de dificultades académicas y
angustia psicológica que muchas veces llegan a ser tan fuerte el impacto, que
acaban saliéndose de la escuela para encerrarse en algún tipo de actividad
predominante del ocio.
No obstante, aún los hijos bien adaptados de divorciados pueden mostrar algunos
efectos. El divorcio como se ha plasmado, es un suceso vital inquietante y
problemático al que pocos niños consideran en forma positiva, aún después de que
ha transcurrido mucho tiempo.
Con la separación de los padres, el hogar se vuelve vacío, sin sentido en las que las
tensiones psicológicas de los niños se hacen más difíciles.
¿Por qué los conflictos matrimoniales y el divorcio golpean más duro a los niños que
a las niñas?, la lógica explicación es que los niños son más apegados a su padre.
Pero por cualquier razón que sea, las consecuencias de una separación matrimonial
repercuten en la depresión de los niños y las niñas, quienes sin el ánimo que les
caracteriza plantean formas de conducta como para llamar la atención a su dolor, por
ello es común verlos agresivos, con cambios de carácter, etcétera.
Entonces, cuando hay desintegración en la familia por algún motivo, los únicos que
salen con perjuicios y con efectos más sobresalientes son los infantes involucrados.
Es del conocimiento de todos que un hogar con una familia unida brinda felicidad y
sobre todo mantiene la armonía y confianza entre sus integrantes; factores que
determinan posibilidades de conducción responsable en la educación de los niños y
las niñas.
Es por ello que se considera que si un niño o niña se siente bien familiarmente, las
expectativas escolares serán aceptadas, cuando no, surgen rasgos inestables que
perturban sus conductas y que por lo consiguiente surge el desinterés, sobre todo en
la escuela, siendo por último un desertor más.
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1.6 La exigencia escolar de los padres
A qué padre no le gustaría que sus hijos fueran los mejores y bajo este concepto
cada padre debe reflexionar como adulto, medirse y evitar extralimitarse con los
hijos.
“Hoy los padres quieren hijos bien formados, competitivos, con buenas notas, y
muchos exigen altos rendimientos sin tener en cuenta si sus hijos pueden o no
alcanzar ciertas metas o sin preocuparse de si los chavales comparten los mismos
intereses o cómo se sienten”, (http://www.lavanguardia.com/estilos-de-
vida/20111202/54239517855/que-pasa-si-los-padres-exigen-demasiado.html).
Si los padres son conscientes que deben estimular las capacidades o habilidades de
sus hijos, también deben estimularles para que acepten retos más complicados, de
esa forma podrán tomar formas admirables para los propios padres.
Es de considerarse que cuando los padres desarrollan las condiciones de vida en el
hogar con tintes de violencia, los hijos no responderán a las expectativas de los
padres de ser como ellos quieren que sean.
Si bien es natural que como padres se tengan altas expectativas, se debe ser
realista de acuerdo con la edad de los hijos e hijas, sus intereses y personalidades,
de lo contrario se les estará exigiendo más de los que ellos quieren o pueden lograr
y siempre estarán insatisfechos.
Algunos padres de familia utilizan el siguiente argumento para justificar sus
exigencias, con su forma de ser y dicen: así como me educaron a mi voy a corregir a
mis hijos. Esto resulta contradictorio ya que no se puede educar y exigir a los hijos,
como lo hicieron sus padres, porque los tiempos cambian y las exigencias resultan
obsoletas. Claro que los padres les exigen mucho a los hijos porque quieren verlos
bien, sin saber que tocan las fibras más íntimas de ellos al no tomarlos en cuenta, de
sus deseos, de sus decisiones. Por ello, es contundente pensar que la disciplina
drástica que imponen los padres asume un aplastamiento emocional en los propios
hijos que se sienten agredidos por sus propios padres.
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Se tiene que entender que la buena disciplina constituye uno de los principales
elementos del proceso de enseñanza; así que si un padre de familia hace uso de
una buena disciplina forjará buenas personas en los infantes quienes responderán
responsablemente.
“Por lo general, la disciplina familiar se ha contemplado desde la óptica de las
exigencias y comportamientos por parte de los padres quienes en ocasiones son
duros y no se hacen para atrás o respetan a la postura complaciente de los hijos”.
(Watkins, 1991:13).
Los padres de familia, por lo general son los que imponen su autoridad por lo que
sienten que sus hijos tienen que acatar sus caprichos. Se debe tomar muy en cuenta
que imponerle una disciplina debe tener como meta que el niño aprenda a ponerse
límites a sí mismo y a tomar decisiones.
Cuando no se cumplen las expectativas que los padres tienen sobre sus hijos,
tienden a perder el control y reaccionan impulsivamente.
Los niños y las niñas no pueden estar amarrados a sus exigencias porque les
ocasionan problemas ya que al herir sus emociones vuelcan las decisiones de
manera contradictoria. Esto lo podemos determinar en la escuela en la que un niño
con padres exigentes, lo convierten en una persona insegura, temerosa y siempre a
la expectativa de hacer bien las cosas, presionándose y por lo tanto fracasando. El
rendimiento de un niño o una niña presionado por sus padres, es precario y
deficiente.
Sin embargo, afectan su autoestima y comienzan a desinteresarse por su
escolaridad, hasta el grado de que no le quede otra alternativa y se salga de la
matrícula escolar. La deserción escolar por imposición de los padres, es
consecuencia de las formas en que a él o ella los criaron o por que se sobre
interesan y quieren ser los mejores; de ahí su absurda justificación de orillar a que
sus hijos o hijas tomen la determinación de desertar del ámbito escolar.
21
CAPÍTULO II
LA ESCUELA Y SU RESPONSABILIDAD
EN LA DESERCIÓN ESCOLAR.
22
2.1 La precaria labor del docente
La labor del docente es una de las tareas más nobles y a la vez compleja, no sólo
por la enorme responsabilidad social que implica, sino por el conjunto de
competencias que un maestro pone en juego día a día.
El papel que juega cada maestro diariamente en el aula escolar es determinante para
la superación de los infantes. “A los educadores corresponde la inmensa labor de
formar a los alumnos en la disciplina personal, permite primero emprender la tarea de
conocer y después enfrentar con éxito las dificultades de la vida. Pero esto debe
hacerse preservando y cultivando la curiosidad infantil, logrando que se convierta en
la puerta al desarrollo de la inteligencia” (Sep, 2004:5).
Un buen profesor que tiene un concepto positivo de sí mismo y de su trabajo; hace lo
que le gusta y se siente realizado por que es profesor.
Cada maestro debe, además, conseguir que todos sus alumnos aprendan y que lo
hagan en el momento propicio con alegría y sobre todo con confianza.
“La intervención docente es primordial en el aula escolar porque determina con buen
o mal acierto para desarrollar competencias; la relevancia de la labor radica en una
ruptura conceptual de la enseñanza basada en hacer que los alumnos construyan
sus propios conocimientos y que le encuentran sentido a lo que aprenden” (Sep.,
2009:41.)
En realidad, cuando en la escuela se dan las condiciones necesarias para desarrollar
aprendizajes en el aula; el docente propone formas contundentes y atractivas de
llevarlas a cabo, lo que determina que los alumnos asuman con responsabilidad lo
que se les dá, lo que se les enseña.
Es observable que no todos los docentes trabajan con el mismo entusiasmo y dadas
sus expectativas; algunos son dinámicos y estrategas, mientras que otros son
pasivos y autómatas que no salen de la misma rutina lo que trae como consecuencia
que la clase sea aburrida, sin interés y sobre todo sin sentido.
23
El maestro que no ama su profesión, es una persona que no hace nada por mejorar
su condición ante los alumnos, no se interesa en ellos y prácticamente los deja al
olvido.
“Por lo tanto se fracasará en el intento de mejorar las escuelas para los niños hasta
que se reconozca su importancia; que las escuelas no solo son lugares donde el
maestro trabaja, sino también son lugares donde los maestros aprenden. La mejora
de la escuela puede darse por separado de una cultura del desarrollo profesional. De
igual manera, el desarrollo profesional no se puede implementar sin un medio
ambiente escolar adecuado que lo apoye.” (Hawley, 2000:2).
Cuando en un salón de clases es imperante la efectividad de unas clases con
dinámicas creativas, atractivas, llenas de interés; estas suelen ser llamar la atención
y llegan a ser propensas de una asimilación adecuada.
Los alumnos en un aula escolar responden a las expectativas por las propuestas que
el maestro proponga; es decir, si el maestro convierte una clase en un cúmulo
divertido para adquirir conocimientos, plantea estrategias que induzcan a una forma
divertida de aprender y propone un ambiente agradable; se está plenamente seguro
que los alumnos le encontrarán sentido al aprendizaje que se les imparte y acaban
por justificar correctamente su estancia en la escuela.
Sin embargo, cuando el maestro es ajeno a su profesión no le importan sus alumnos
y hace de sus clases momentos desesperados, aburridos y sin sentido para
recibirlos; el trato y las formas de conducirse del docente hacen que el ambiente
resulte desagradable y llegue el momento en que se le vea con desconfianza,
apáticamente y por consecuencia se llegue a considerar sin sentido el seguir
estudiando. Por lo que relacionado con un bajo rendimiento a los que son sometidos,
se les reprime y acaban por abandonar el aula escolar.
Es de consideración hacer mención que en muchas de las ocasiones el docente deja
mucho que desear, justificándose que el bajo rendimiento o la deserción de los
alumnos es por circunstancias surgidas del hogar simplemente; aunque la realidad
24
llega a ser otra y la deserción escolar se da también por la forma raquítica, sin
motivación alguna en cada clase.
La escuela debe ser un lugar propicio y agradable para enseñar, pero la pregunta es
¿Cómo hacerlo si el papel docente es carente de recursos, estrategias, de atractivo
que encienda el sentido por aprender?
Cabe destacar que la labor docente es muy importante en la escuela, pues de
acuerdo a la actuación sobresaliente, será la respuesta adquirida.
Está visto que muchos niños desertan de las aulas escolares, por el maltrato que
reciben, por la indiferencia a los que los envuelven y sobre todo porque el martirio
que recibe a diario, son las monótonas e incipientes clases que se le proporcionan.
Siendo así a los alumnos les resulta más redituable ocuparse de otras actividades y
hacer a un lado sus estudios.
Esto está claro cuando el ambiente escolar proporciona la seguridad, la confianza y
les ofrece a los alumnos lo que a ellos les gusta; las circunstancias se abren con
posibilidades de aprendizaje. Mientras que no se den todos estos factores, se
desvaloriza la escuela y el maestro.
Por ello una de las causas de la deserción escolar es la respuesta al abandono e
ineficiencia del maestro para atraer a los alumnos a su enseñanza y encerrarlos en la
monotonía como se dijo anteriormente, de cada una de las clases que imparte y en la
que sólo los intereses de él se hacen presentes.
Por lo tanto, las carencias didácticas y pedagógicas del docente, son una fuerte
influencia para que los alumnos tengan faltantes escolares y estimulen sus ganas por
aprender o por el fracaso escolar abandonen la escuela.
Una manera de cambiar esto, es con maestros comprometidos, interesados en el
futuro de la nación, consientes del mal que pueden hacer si no desarrollan con éxito
sus labores, se necesitan profesores que motiven positivamente a sus educandos
(con aplausos, con puntos extra, con felicitaciones, etc,) y de esta manera evitar la
motivación negativa (regaños, castigos, puntos menos), ya que estos hacen ver a
25
la educación como una obligación más que un derecho, y hacen a las clases más
aburridas que interesantes.
2.2 La reprobación escolar.
Todos los colectivos implicados en la actividad escolar padecen una especie de
fijación ¿o no? Por el tema de las notas. Sobre todo por las malas notas, claro; a
todos ocupa y preocupa el deseo de mejorar el rendimiento del aprendizaje de los
alumnos.
El profesorado se muestra insatisfecho cuando ve que el progreso de los escolares
no es el deseado.
Así que los elementos que coprotagonizan el rendimiento, en opinión de los
maestros son:
El alumnado y el conocimiento que tiene de su progreso.
El profesorado y la programación de la actividad escolar.
Los progenitores y el seguimiento que hace la familia de la marcha escolar de
los hijos.
La administración, al procurar un mejoramiento de la calidad del sistema.
La sociedad que valora la eficacia del funcionamiento de los centros
escolares.
El propio alumno y su trayectoria escolar.
Las condiciones de la enseñanza impartida.
Las características familiares.
Las características y compartimientos del alumnado.
“Por lo que a los maestros respecta, mejorar los rendimientos no sólo quiere decir
obtener notas más buenas por parte de los alumnos, sino también aumentar el grado
de satisfacción psicológica, de bienestar del propio alumnado y del resto de
elementos implicados.” (Adell: 2002:25). “En la escuela se etiqueta a los alumnos de
buenos y malos de acuerdo a las características de aprendizaje que refleja; el
26
maestro tipifica a sus alumnos, pero a su vez, es tipificado por ellos. Porque también
hay maestros buenos y malos, según la tipificación de los alumnos”. (Kaplan, 1994:9)
Obviamente la productividad varía según las capacidades y atribuciones.
En las aulas se permite que los profesores realicen casi todas las decisiones que
afectan el comportamiento del alumno.
Mucho se ha discutido que el rendimiento escolar no sólo se deriva de las
condiciones que presenten los alumnos, sino también influye la forma en que se
aporta el aprendizaje.
Cuando un alumno no presenta interés por estudiar o porque una serie de cuestiones
lo limitan, simplemente no rinde, ya que toma su educación simplemente como un
cumplido.
Haciendo un pequeño paréntesis, se presenta que los malos alumnos son siempre
señalados y marcados, ya que serán los futuros reprobados; pero esto lleva a
reflexionar acerca del lugar que ocupa el docente, de la postura que asume; pues un
alumno con miras de reprobación, es un alumno que se deja envolver
completamente y se abandona, cumpliendo así la exigencia propuesta por el maestro
al encasillarlo para reprobarlo.
A esto los alumnos característicos con un bajo rendimiento, simplemente no tienen
aspiraciones de recuperarse solos ya que una de las finalidades de ser docente es
hacerlo que sobresalga. Pero, ¿en realidad los maestros recuperan a sus posibles
reprobados? En si, no lo hacen y los alumnos acaban presionándose y por
consiguiente terminan abandonando el aula de la escuela donde se implicó.
El bajo rendimiento en cualquier alumno de no recuperarse, lo pone en la antesala
del fracaso escolar. Por eso es muy indispensable que ante estas situaciones el
docente retome su actitud y establezca las estrategias adecuadas para integrar
nuevamente a los alumnos con bajo rendimiento escolar. Por tanto el bajo
rendimiento es producto de ciertas características que rodean al niño o niña y que los
hacen sucumbir en el fracaso escolar.
27
2.3 La disciplina del grupo.
La disciplina es una práctica necesaria para alcanzar objetivos en la vida. Se
caracteriza por definir metas, establecer y seguir reglas para vivir en orden, organizar
el tiempo para satisfacer necesidades, cumplir con responsabilidades, ejercer
derechos y divertirse.
La disciplina es indispensable en la vida, en la casa, en la escuela, etc.
Vivir con disciplina es vivir en un ambiente organizado que nos facilita descubrir,
aprender y desarrollar las destrezas y aptitudes, relacionarse con los otros, organizar
actividades y el tiempo disponible, así como respetar a los demás.
Un primer paso para enseñar el sentido del orden y de la disciplina es proponiendo
el conocimiento y cumplimiento de la reglas acordadas, en este caso en el grupo.
“La disciplina implica un compromiso de todos y de cada uno de los miembros de un
grupo de respetar las reglas, de repartir las responsabilidades y de aprender a vivir
con los demás”. (SEP, 2003:48).
Toda disciplina para generar un orden implica lo siguiente:
Establece las obligaciones de cada quien.
Reconoce los límites de cada quien y los espacios de los demás.
Considera que cuando alguien no cumple con su responsabilidad tiene que
enfrentar sus consecuencias.
La disciplina no debe ser rígida, debe ser flexible para que pueda responder a las
diferentes circunstancias, a las necesidades y a los intereses del aula escolar donde
se encuentre inmerso.
“Una disciplina adecuada facilita que los alumnos adquieran responsabilidad de
manera progresiva, y puedan desarrollar la capacidad de mantenerse en orden y con
respeto. Como se ve una de las riquezas que la escuela ofrece y que como sociedad
más valoramos, es la disciplina”. (SEP, 2000:26).
28
Los adultos sabemos que la disciplina es la capacidad de autodominio y fuerza de
voluntad en función de lo que se desea, de aquello que se quiera evitar o de lo que
se reconoce como una necesidad. Así, podemos decir que se actúa disciplinando
cuando se hace lo que se debe hacer sin tomar en cuenta lo placentero o difícil que
pueda resultar. Pero las niñas y los niños no lo entienden así. Generalmente asocian
la disciplina a tareas que no quieren hacer porque son difíciles, incómodas y, sobre
todo, porque no tienen suficiente sentido para ellos.
Sin embargo al observarlos en sus juegos y en lo que les gusta y entusiasma, todos
pueden comprobar que los niños son capaces de gran dominio y fuerza de voluntad.
Ellos no identifican esto con la disciplina, pues al estar interesados en lo que hacen y
al conocer la finalidad y las reglas del juego no lo sienten como un sacrificio, incluso
en ocasiones su actividad les interesa y los motiva tanto que son capaces de
enfrentar molestias e inconvenientes.
El problema de la disciplina surge cuando los niños no son capaces de hacer los
esfuerzos necesarios, ya sean porque no alcanzan a reunir la energía necesaria para
hacer el intento o bien porque desconocen el sentido de los esfuerzos que deben
realizar.
En la escuela los alumnos están propensos al aprendizaje constantemente, entonces
si el docente al iniciar con su grupo pone las reglas y los motiva a respetarlas estará
incidiendo en la disciplina; pero si no se establece tal orden en un aula; la estancia
en la misma pierde sentido de aprendizaje; pues al reinar el desorden no existe el
respeto, prevalecen las agresiones convirtiendo el lugar apacible en un ambiente
lleno de incertidumbre. Por eso algunos alumnos acaban por tomar la determinación
de salirse de la escuela.
No le encuentran justificación alguna estar en el lugar por ello imponer la disciplina
propiciará una justificación para estudiar.
29
2.4 La agresión a la autoestima
La autoestima se refiere a la manera como cada persona se evalúa a sí misma. “Las
investigaciones han mostrado que la autoestima se relaciona con la confianza y la
seguridad que tienen los individuos en ellos mismos, y esto a su vez se asocia con el
éxito que tienen las actividades que realizan. De manera que al haber una mayor
autoestima y confianza, las personas se sienten con mayor seguridad para
emprender actividades nuevas” (Martínez, 1996: 85).
Los niños y niñas desarrollan su autoestima a medida que se dan cuenta de que son
capaces de realizar tareas nuevas de mayor complejidad.
Ante cualquier proceso de aprendizaje, niños y niñas pasan por varias etapas hasta
que logren dominar determinada tarea. Muchas veces se trata de tareas sencillas
que corresponden a sus habilidades y que les traerá satisfacciones inmediatas con
un sentimiento de control y seguridad, el cual repercutirá positivamente en la
autoestima.
Otras veces ellos se enfrentan a dificultades, porque se les solicitan tareas que no
corresponden a su nivel de desarrollo o por limitaciones propias que le provocan
sentimientos de frustración o fracaso. En estos casos el apoyo que reciba de sus
padres, o maestro será muy importante para que logre conocer y aceptar fracasos y
limitaciones, a la vez que se les infunda confianza de que puede volver a intentarlo
en otra ocasión.
Se puede decir que el desarrollo de la autoestima del niño o la niña se relaciona con
el estímulo que recibe por parte de sus padres o de sus maestros.
La tendencia a considerar y valorar la relación entre autoconcepto y rendimiento se
extiende a la autoestima, de tal manera que los estudiantes con mejores
rendimientos, aparecen siempre como más optimistas, con mayor ajuste personal y
finalmente con más alta autoestima. En cambio estudiantes con bajo rendimiento se
presentan como más pesimistas, con una cierta desadaptación y pérdida de
confianza a sí mismos.
30
“La autoestima es un factor relevante en el crecimiento personal de cada niño, niña o
adolescente, pues determina su estabilidad emocional y les hace sentir un bienestar”
(Vargas: 1996:46).
Una persona con baja autoestima piensa que es insignificante, vive con el temor de
ser pisoteada, menospreciada, abandonada, tiene dificultades para comunicarse y
por lo tanto deja de rendir académicamente.
Cuando en el aula escolar el docente comete errores, propicia que los alumnos
sientan que se les reprende como si ellos tuvieran la culpa de lo que le sale mal al
maestro; eso pone en inestabilidad su autoestima y los desanima a seguir
avanzando.
El docente en muchas ocasiones humilla a los alumnos con apodos o los pone en
evidencia, eso les afecta y con frecuencia acaba por aplastarlos, no aguantan la
presión y optan por ya no querer asistir; la confianza del modelo que veían en el
maestro se hace trizas y ellos se sienten culpables y su autoestima se deteriora.
La agresión a su persona como forma de violencia inestabiliza su condición afectiva
de los niños. Por ello el docente tiene que ser cauteloso y no provocar resentimientos
que acaben por dejar todo y salirse de la escuela.
Por ello “Es necesario prever el ambiente favorable en el que, antes de cualquier otra
cosa, se aprendan los sentimientos, los valores, los ideales, las actitudes y los hábitos
de significación ético social. Es ésta una responsabilidad precisa primero de la familia y
después de la escuela; formar en los muchachos personalidades socialmente
adaptadas de modo que, al salir del círculo familiar y escolar, puedan ocupar el lugar
que les corresponden en la comunidad de los ciudadanos. La familia y el entorno
escolar constituyen los dos primeros referentes agentes de socialización y por tanto el
marco idóneo para realizar el aprendizaje de diversas actitudes, entre ellas la conducta
agresiva. Podemos afirmar que los centros escolares como todas las organizaciones
humanas son sistemas abiertos que como tales tienen la capacidad de estructurar y
conformar su propio clima de convivencia”
(http://html.rincondelvago.com/agresion-en-adolescentes.html)
31
2.5 La marginación y la discriminación
La marginación y la discriminación expresan modos de pensar y conductas que
provocan un trato de inferioridad y desventaja para las personas discriminadas. Así la
discriminación fomenta la desigualdad social e impide que las personas
discriminadas gocen de sus derechos.
En la escuela es común observar actos de discriminación que ejerce el propio
docente y es consecuentado por los niños y niñas que siguen los pasos del que los
enseña en el aula escolar, por ejemplo cuando un niño quiere participar y que por
sus condiciones económicas pobres se le excluye considerando que no podrá hacer
los gastos que se requieren.
A veces cuando el alumno o la alumna son hiperactivos y no se mantienen en orden,
se les llama la atención sin tomar en cuenta del por qué actúa así.
La marginación y La discriminación son actos que el maestro emplea de una manera
inconsciente sin tomar en cuenta que lesionan al niño o niña.
Cuando mantiene un bajo rendimiento o no rinde simplemente se le margina en vez
de ayudarlos.
Cuando hay preferencias en el aula se hieren sentimientos y se menosprecian los
propios niños implicados y eso los hace ser más rebeldes.
Claro que cuando el docente le pone énfasis continuo a algún niño o niña, éste le
reprocha todo, lo regaña , lo culpa, no le pone atención, lo lleva a estados en los que
sus sentimientos se hacen trizas y su autoestima baja; todo esto lo conduce a
aislarse y luego abandonar el aula sintiendo que no se le quiere.
Debemos recordar: “El maestro debe estar siempre alerta ante la tentación del abuso
de poder; y recordar que la máxima de oro en las relaciones interpersonales es tratar
a los otros como quisiéramos ser tratados. (http://www.foroswebgratis.com/tema-
comunicacion_maestro_alumno_dentro_del_salon_de_clase-60139-413543.htm).
32
2.6. La violencia escolar.
Cuando hablamos de conflictos nos referimos a aquellas situaciones en la que se
presentan diferencias de intereses o por imponer simplemente autoridad.
“En la vida escolar, los conflictos aparecen continuamente; pero lo que determina
que estos sean constructivos o destructivos no es su existencia sino la manera como
se enfrentan y manejan” (Prutzman, 1990:132).
Las formas de violencia que llega a las escuelas son variadas, por lo que cada uno
genera distintas formas de ejecutarla.
En la escuela primaria se generan ambientes tranquilos, de convivencia apacible; sin
embargo, esa tranquilidad se rompe y la violencia se hace presente. Los más
grandes agreden a los más pequeños, se manifiestan actitudes agresivas de los
alumnos que por algún motivo característico de su edad, comienzan a querer llamar
la atención al establecer e imponer su autoridad de manera imperante.
Es común observar hoy en día cómo la violencia se ha extendido a la escuela, en ella
se manifiesta actualmente de manera preocupante.
La violencia escolar o el famoso bullying se ha establecido en los centros escolares,
asentando sus realidades y creando problemas entre los alumnos y los propios
maestros, quienes también son víctimas de la agresión de esos vándalos.
Los alumnos implicados en el bullying se encuentran en dos situaciones muy
distintas en algunos aspectos y no tanto en otros. Así, desde la perspectiva del bully,
(agresor) el centro educativo es un lugar poco grato donde se suele encontrar
desplazado, con pocos amigos y, por lo general, piensa que los profesores la han
tomado contra él. Además, suele exhibir una actitud negativa hacia las tareas
escolares y gran preocupación por el clima socio afectivo del grupo.
Desde la perspectiva de la víctima resulta coincidente la percepción negativa del
clima social, pero se aprecia una diferencia sustancial: si el agresor tiene pocos
amigos el alumno víctima todavía se encuentra más aislado y en ocasiones no tienen
33
ningún amigo. Su actitud hacia las tareas escolares deja de ser participativa, y por lo
general muestra una actitud pasiva y retraída.
Pero ¿Qué ocurre con el resto del grupo? Para entender la reacción de los alumnos
observadores hay que situarse en el factor del miedo o de la apreciación, ya que
cuando cunde el temor ante cierto alumno bullyngo, sólo les queda quedarse
callados por miedo a que se tomen represalias en su contra; por el contrario otros los
tratan de imitar y aprecian su imposición.
“En cualquier caso, los observadores prestan un soporte de primera magnitud a la
formación y especialmente al mantenimiento de la dinámica bullyng”.(Olveus,
1998:64).
Así pues desde una actitud activa se pueden aprobar o desaprobar las situaciones
de agresión y victimización, generalmente movidos por la amistad hacia uno de los
sujetos, el grado de responsabilidad que se atribuyan en estas circunstancias y los
sentimientos de respeto a la autoridad o por temor ante las posibles reacciones
adversas. Del mismo modo la postura de los maestros puede ser pasiva y pasarlo
por alto, sin embargo, el precio que se llega a pagar por esto, es alto.
Algunos alumnos victimas del bullyng pueden caer en depresión, estar
constantemente atemorizados, ya no se sienten a gusto en la escuela, baja su
rendimiento escolar y por último acaba huyendo del lugar de su agresión, que es la
escuela y eso determina su deserción.
La violencia escolar, es un fenómeno que se mantiene porque se ha sido
complaciente en la escuela. La labor del docente en conjunto con los padres es vital
para la recuperación de la paz en las escuelas y determinar que muchos niños sufran
y que otros como alternativa acaben desertando. Este factor es muy importante para
definir las condiciones de tranquilidad en las aulas escolares.
34
CAPÍTULO III
LAS CONSECUENCIAS DE LA
DESERCIÓN ESCOLAR
35
3.1 El fomento de los conflictos.
“El hombre tiene una naturaleza convivencial, pero esto no niega que las relaciones
sociales puedan deteriorarse, nos referimos a los conflictos en las relaciones
humanas que ocurren en cualquiera de los escenarios sociales. Los desacuerdos, las
tensiones interpersonales, los enfrentamientos intra o intergrupales que pueden
adoptar un carácter violento o destructivo, o que dañen la convivencia y la salud
humana.”(http://www.psicologia-online.com/articulos/2007/conflictos_escolares.shtml)
Los conflictos son problemas que se suscitan con los desacuerdos de las personas.
En el quehacer cotidiano surgen los problemas a diario que a veces son leves y otras
veces resultan difíciles.
En la vida escolar, los conflictos aparecen continuamente entre los alumnos y los
propios padres, cada uno buscando lo mejor de acuerdo a sus intereses.
El conflicto es inevitable en los grupos humanos y los intentos de evadirlos han
tenido efectos contrarios, agravándose. Los conflictos escolares no son una
excepción. Asimismo poseen un potencial constructivo y destructivo, en dependencia
de la manera de enfrentarlos y resolverlos constructivamente. “Es verdad que a
menudo el conflicto crea tensión, ansiedad y molestia, pero como el enfado, estos
sentimientos en sí mismo no son siempre malos. Pueden proporcionar el tira y afloja
necesario para el desarrollo y el crecimiento. Se cree que el conflicto en el aula
puede proporcionar una tensión creativa que sirva para inspirar la solución de
problemas y para motivar la mejora del rendimiento individual o grupal. Constituye un
paso necesario hacia el aprendizaje personal y hacia el proceso de cambio”
(http://www.psicologia-online.com/articulos/2007/conflictos_escolares.shtml).
Todos los días surgen conflictos en las escuelas, pero lo que determina que estos
sean constructivos o destructivos no es su existencia sino la manera como se
enfrentan y manejan. Las diferencias enriquecen y llegan a ser fuente de crecimiento
y desarrollo personal y colectivo. Dentro de la diversidad, y en este mundo plural en
el que se vive, la convivencia cotidiana en la familia, en la escuela o en la
comunidad, implica una constante confrontación por los distintos puntos de vista,
36
intereses, necesidades y valores. El problema surge cuando una persona piensa o
siente que otra u otras impiden la satisfacción de sus propias necesidades. De esta
manera es posible diferenciar las situaciones en la que hay malos entendidos.
Resolver un conflicto es poder regularlo, es decir hacerlo manejable y comprensible.
No se trata de imponer acuerdos y mucho menos recurrir a la evasión del conflicto,
sino por el contrario, proponer una solución y dar motivos del porque se actuó así.
“No obstante, el hecho que originó el conflicto es importante, ya que señala el
desarrollo de la problemática y el momento cuando aumentaron las tensiones. A
veces el origen y el conflicto es lo que separa a las personas o las hace enojarse. Sin
embargo, casi siempre hay motivos razonables para actuar de tal manera.” (Rice,
1997:330)
En la familia surgen los conflictos cuando no hay la confianza y comunicación.
Cuando la familia se ve envuelta en una serie de problemas internos que no cubren
sus necesidades, pero a sabiendas que la posición escolar de sus hijos es la
adecuada, recurre a irse a otro lado en la que la decisión es tomada sólo por los
padres sin tomar en cuenta a los hijos.
Se entiende, que el alumno que va bien en la escuela, tiene buenas relaciones con
los demás y sobre todo que se siente a gusto, por lo que su aprendizaje va viento en
popa, está bien. Pero qué pasa cuando se toma la decisión en su familia de
emigrar; prácticamente surgen los conflictos en los hijos quienes saben que dejarán
muchas cosas en la escuela que los hacen sentirse bien o en otro momento, porque
tienen que abandonar el aula por un fuerte motivo que los impulsa a hacerlo. En
estos casos los alumnos que se sienten a gusto en la escuela, se niegan a
abandonarla aún en contra de sus propios padres; esto genera una serie de
conflictos que les da un “bajón escolar” o porque desisten de seguir aprendiendo.
Los alumnos se identifican en la escuela y mantienen una relación de acuerdo a sus
valores, pero a veces las carencias de sus familias, los envuelve y acaban buscando
soluciones, no quedando más que cambiarse de una escuela que le ha dado grandes
satisfacciones o que por lo contrario la hace abandonarla.
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“Es comprensible entender que la deserción escolar en los hijos es producto de los
faltantes en la familia, pero entenderlo a veces resulta obstaculizante que se llena de
conflictos” (Valenzuela, 1990:202).
Cuando estos surgen, comienzan etapas en la vida de las familias hasta entorpecer
la convivencia de la misma y fortalecer las mejores condiciones de vida a la que
puedan acceder.
3.2. La desigualdad de las mejores condiciones de vida.
La deserción escolar es un factor que se fortalece por la salida de la matrícula
escolar por parte de algunos niños o niñas que por factores que surgen de las
necesidades de su familia los obliga ausentarse de la escuela.
Cuando un alumno se siente a gusto en la escuela y que por algún motivo de sus
padres, se va de ella, se hieren sus sentimientos por los amigos o amigas que dejó,
por el lugar que recorrió cotidianamente, por su maestro o maestra con el que se
identificó. Todos estos factores influyen bastante en los alumnos por lo que al irse se
verán frustradas sus aspiraciones.
Se sabe que al asistir a la escuela, uno de los motivos es prepararse para el futuro,
pero cuando no se da, surge un estancamiento que puede durar mucho tiempo. La
preparación de un niño o una niña en la escuela es para mejorar sus condiciones de
vida, un niño bien preparado aspirará a muchas cosas.
La escolaridad es un factor determinante en las condiciones de vida de las personas
y eso muchos padres lo saben y por eso buscan lo mejor para sus hijos.
Los niños que estudian tienen muchas oportunidades como las becas que se les
otorga motivándolos con la obtención y alcance de aceptables calificaciones. Entre
las becas que se dan para mejorar la estadía escolar están las siguientes: el
programa social “oportunidades” y las becas “Pablo García”. Estas becas ofrecen el
incentivo monetario que solventa un poco la economía familiar; prácticamente se
38
puede decir que se paga por estudiar y está al alcance de todos los niños de algún
plantel escolar; claro está que tiene que haber condiciones para mantenerlos y poder
cobrar de manera gratificante la beca.
Por ejemplo, la beca Pablo García es una beca estatal que ofrece una cantidad
razonable, pero establece que para tenerla se tiene que mantener una calificación
de ocho en adelante.
“En el caso de Oportunidades es un programa para que la familia viva mejor, es un
apoyo que contribuye a que los hijos tengan una mejor educación, salud y
alimentación”. (SEDESOL 2005:2).
En lo que respecta a las becas de primaria se proporciona una cantidad
considerable, bajo las condiciones escolares siguientes:
Suspensión temporal:
Si en un mes, los alumnos tienen cuatro o más faltas injustificadas a clases, la
beca se suspende en el mes que faltaron.
Si tiene doce faltas injustificadas o más, o acumulan tres meses de
suspensión la beca y la reposición de útiles escolares se suspenden por el
resto del año escolar.
Si el programa no recibe a tiempo el formato donde el profesor registra y
reporta la asistencia de los niños y niñas a clases se suspende la beca en los
meses sin reportar.
Suspensión definitiva:
Cuando la beca se haya suspendido en dos años escolares seguidos.
Los alumnos o alumnas que reprueban el mismo grado escolar dos veces.
Si se detecta la duplicación del becario en el padrón, se suspenden los apoyos
duplicados.
Como se observa los apoyos para estudiar son factibles para todos; aunque los
motivos lleguen a ser otros provenientes de la propia familia, siendo uno de los
39
motivos más fuertes la falta de espacios laborales que obliga a las familias a buscar
nuevos horizontes y buscar nuevas residencias, lo que orilla a los involucrados a
salirse y empezar en otro lado, pero llega a suceder que no encuentran lugar y por
último quedan rezagados.
Pero, ¿Qué pasa cuando hay deserción escolar?, todos los beneficios quedan
estancados y las oportunidades de mejorar se van.
Es importante tener muy en cuenta que las becas no son un factor determinante para
mantener una mejor condición de vida, sino más bien son un factor contribuyente
temporal dada la posición y decisión que tomen las familias para mantenerla.
Lo que sí es determinante es la educación que reciben los hijos, pues la preparación
de ellos, les permitirá en un futuro acceder a un trabajo redituable de acuerdo a sus
estudios.
Por ello se puede señalar que cuando no se estudia o se deja de hacerlo las
oportunidades de mejorar se desvanecen; como sabemos, la persona mejor
preparada obtiene los mejores empleos.
Pero en realidad la escuela ofrece las mejores oportunidades, pone todo para
estudiar y los niños y niñas sólo su presencia y disponibilidad para hacerlo.
Es recurrente pensar que el fracaso escolar y por consiguiente la deserción en
muchas de las ocasiones no es por la economía, sino más bien va más allá de los
sentimientos que envuelve a los niños y los desanima a estudiar.
Cuando se recurre a la deserción escolar merman las oportunidades de los niños y
prácticamente se relegan.
Abordar la cuestión de la deserción escolar pone en jaque la posición de la familia,
en los padres quienes son lo que deciden el futuro de sus hijos. Con la deserción
como se analizó anteriormente se pierden las mejores oportunidades para los niños
quienes serán consecuentes posteriormente cuando más adelante sean grandes y
tengan una familia.
40
Un niño que no estudia o que dejó sus estudios, no tienen la misma condición de una
mejora de vida que uno asiste frecuentemente. Las oportunidades se dan por igual y
depende de cada uno de los padres que sus hijos los mantengan y sean
aprovechables para ellos.
3.3 El rezago educativo
La escuela es una institución ampliamente reconocida por la sociedad, colabora con
la familia en su función educadora y socializadora.
La importancia de la escuela en la formación del niño es tan clara que la mayoría de
los padres se preocupa por cumplir con esta responsabilidad, enviando a sus hijos a
la escuela; porque están seguros de que la escuela aporta beneficio en la formación
de los niños y niñas de su familia.
La escuela ofrece la oportunidad de que los niños conozcan a otros niños y convivan
con ellos, para comparar sus experiencias, sus valores y sus costumbres.
También conviven con sus maestros, quienes representan otro ejemplo que influye
en la formación de la personalidad.
Como se ha visto es el lugar donde los niños dedican tiempo para aprender y
reflexionar, donde adquieren conocimientos, habilidades, y destrezas aplicables a
múltiples circunstancias de la vida.
La escuela cumple una importante función, pero no desplaza la función educadora de
la familia, sin embargo, la familia puede colaborar para que la escuela desarrolle
mejor su función participando en las actividades escolares, apoyando el desarrollo
integral de los niños.
“El aprendizaje y la convivencia que se gesta en la familia y en la escuela se
convierten en una realidad mucho más compleja y completa. En efecto, la diversidad
que a veces no es tan clara entre los miembros de la familia se hace patente en el
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aula. El aprendizaje que se da de forma natural y cotidiana en la familia se vuelve
consciente, acelerado e intencionado en la escuela” (Medina, 2011:22).
Pero no siempre la situación es apacible en la familia y surgen los problemas que
empañan la condición de los alumnos en la escuela, delimitándolas por ciertas
necesidades que los llenan de incertidumbre para seguir estable en el aula escolar.
Las necesidades de las familias llegan a entorpecer el seguimiento escolar de los
alumnos y muchas de las ocasiones lo hacen sucumbir ante las carencias, por lo
que su rendimiento comienza a sufrir bajos que resultan perjudiciales. Por ello los
intereses de los alumnos se subordinan a los intereses de sus familias. Ante esta
perspectiva se determina la situación activa de muchos alumnos que por último se
salen de la escuela.
Se recuerda que todas las acciones humanas intentan alcanzar u obtener algo, es
decir, siempre están motivadas para cubrir ciertas necesidades pero cuando se dan
en las condiciones favorables para llevarlas a cabo o seguir con el beneplácito
escolar.
“La situación escolar de los alumnos o alumnas en la primaria se mantiene cuando
hay la disponibilidad familiar para proseguir o cuando la labor docente cumple con
su cometido o sus expectativas” (Rajschmir; 1995:13).
En la escuela se sabe que no todas las familias poseen los recursos indispensables
para mantenerse estables y mantener la disposición de seguir apoyando a sus hijos
con su asistencia a la escuela.
Algunos niños o niñas a pesar de sus carencias elementales siguen ansiosos con
sus estudios y sólo los mantiene su perseverancia pero acaban por rendirse a sus
necesidades; primero ausentándose esporádicamente y ya luego definitivamente
aumentando para ello, el incremento de la deserción escolar.
El esfuerzo y la dedicación que ejercen los alumnos están sujetos a la estabilidad
económica y afectiva que presentan los padres y que por consiguiente las
manifestaciones que se ejerzan en la labor docente, propician el éxito o fracaso de
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algunos alumnos que serán clasificados con un malísimo rendimiento que lo llevará a
la reprobación escolar.
La reprobación continua de algunos alumnos los encasilla señalados como los
pésimos alumnos y los convierte en un tiempo determinado en alumnos de extra
edad. Aunque éste más tarde regresa a la escuela, lo hace ya con más años
considerados dentro del estándar escolar de la primaria; esto no cambia la situación.
“Tener claridad respecto de la naturaleza del problema educativo que se intenta
resolver con los programas de atención a la extraedad o sobreedad, como también se
le llama es una condición indispensable para poder discutirlos productivamente….El
término extraedad se refiere a los menores que cursan o pretenden cursar un grado
escolar de educación primaria, con dos o más grados de atraso respecto del que les
correspondería, considerando que en México la edad de ingreso a la primaria es de
seis años…” (http://www.slideshare.net/Valfh/criterios-de-atencion-
extraedad).
Analizando el fenómeno de extraedad nos damos cuenta que es un indicador del
complejo problema del rezago escolar y se considera que no únicamente tiene que
ver con la eficácia o eficiencia del sistema, sino que también es un asunto de
equidad, dado que a los niños que la presentan se les excluye de la posibilidad de
disfrutar oportunamente, en igualdad de circunstancias con los demás niños, del
derecho que tienen a la educación básica según la constitución mexicana. La
extraedad indica bajo rendimiento. Si seguimos la analogía industrial, un alumno que
a los doce años cursa tercero de primaria es como un trabajador que produce menos
de lo que se espera de él, y eso cuesta. A la luz de la economía de la educación, la
extraedad es un problema, y también si se le mira en términos políticos, porque al
evidenciar que el rendimiento del sistema es bajo señala que su funcionamiento es
deficiente y que, por ende, quienes han estado a cargo de éste no lo han conducido
de la forma adecuada (aquí van incluidos maestros, directores, supervisores y,
especialmente, funcionarios). En sentido inverso, abatir la extraedad o reducirla
significativamente indicaría que las acciones tienen el rumbo correcto desde el punto
de vista escolar, la extraedad se produce, tanto por el ingreso tardío a la educación
básica como por la deserción temporal y la reprobación, lo que origina un desfase
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entre la edad real del alumno y la esperada por el sistema para cursar un
determinado grado. En los tres casos se genera un atraso o rezago que tiene efectos
nocivos para la operación del sistema de enseñanza y para el aprendizaje de los
alumnos. Es decir, la extraedad actúa simultáneamente como causa y efecto de otras
variables educativas. Si bien el problema depende en buena parte del manejo que la
escuela hace de la educación, también está relacionado con factores sociales,
culturales y económicos del entorno.
La extraedad está causada por factores endógenos y exógenos al sistema educativo
que una buena estrategia de solución debe considerar simultáneamente. Algunos de
los factores exógenos asociados al rezago escolar del cual la extraedad forma parte
son los siguientes: El nivel socioeconómico de la familia del alumno. El factor
geográfico conlleva situaciones como la dispersión y lejanía de las comunidades
rurales, que dificultan o desalientan la asistencia a la escuela. El trabajo de los
padres obliga a la migración de toda la familia o a tener poco tiempo para apoyar el
aprendizaje escolar de sus hijos. El trabajo de los niños los obliga a desertar de la
escuela o a dedicar poco tiempo al aprendizaje escolar. La situación nutricional y de
salud de los alumnos, en ocasiones, les impide continuar con los estudios o los lleva
a tener bajos rendimientos. La actitud, valoración y expectativas hacia la educación
por parte de los adultos los llevan a retrasar el ingreso de los niños a la escuela o a
no apoyar la permanencia en la escuela.
Entre los factores endógenos están: La lejanía de una escuela que ofrezca todos los
grados escolares, Las características de los docentes, la valoración y expectativas de
los maestros respecto de los alumnos, la falta de diversidad de la oferta educativa, la
irrelevancia, pertinencia y significatividad del currículo, la pobreza de las
concepciones pedagógicas y la inflexibilidad en la organización didáctica, la falta de
respaldo para los niños con riesgo de reprobación o deserción, los criterios y
procedimientos de evaluación, la inexistencia de una gestión institucional y escolar
adecuadas, la supervisión escolar basada en el control burocrático. “En el pasado, la
explicación del rezago escolar se atribuía, fundamentalmente, a los factores
exógenos; pero actualmente hay consenso en que depende de una combinación de
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ambos y que su combate debe centrarse, sobre todo, en las prácticas escolares que
lo producen; aceptando que lo deseable ética y políticamente es que cada niño o
adolescente curse el grado escolar que corresponde a su edad
cronológica.”(http://www.slideshare.net/Valfh/criterios-de-atencion-extraedad).
La postura inminente de ser repetidor constante también pone a los alumnos en la
antesala de un fuera de lugar; porque al estar en un aula con niños de una edad
inferior del repetidor lo desubica, en la mayoría de las veces lo hace apenarse, lo
avergüenza y suele resultar la burla de los que alguna vez fueron sus compañeros o
de los demás. Esta situación los presiona y optan por desertar del salón de clases.
“Actualmente las oportunidades para estudiar están al alcance de todos, pero las
condiciones de la familia propician la estadía del individuo en la escuela o su
separación de la misma, dando pie al incremento del rezago educativo” (INEA,
2003:3)
Se puede señalar que hoy en día en la escuela primaria se ha contemplado la
situación de los alumnos de condición extraedad y por las características que
presentan y por los elementos que en ellos influyen se les ubica en el grado en que
deberían estar para hacerlos sentirse a gusto y aceptar su reincorporación y estadía
de manera provechosa. Sin embargo lo único que parece ser contradictorio es la
ubicación de un alumno que no sabe leer ni escribir, que es prácticamente analfabeta
y que fue reubicado en otro grado de acuerdo a su edad, se sabe que lo podrá hacer
pero como sus compañeros tal vez lean y escriban, habría una gran ventaja y una
sobrecarga para el docente quien tendría que trabajar personalmente con él o ella. El
retraso sería inminente, en cambio si esto sucede en otros grados, la ventaja sería
que sabe leer y escribir; sólo le resta decidirse a aceptar lo que se le enseña.
Claro está que la mayoría que deserta incrementa el rezago educativo y que al
convertirse en alumnos de condición extra edad solo les queda quedarse así o
esperar otras oportunidades en otras instituciones.
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CONCLUSIONES
La causas por las que se abandona el colegio pueden ser diversas y
tradicionalmente se dá más en los oficios pertenecientes a las clases
socioeconómicas más humildes de la sociedad que son las que más se involucran
con las dificultades para un buen rendimiento escolar y quienes han registrado mayor
índice de fracasos, que de los niños que no son víctimas del flagelo de la pobreza;
pues este es un factor que consecuenta a otros.
En ese espacio público llamado escuela se decide no solamente formar al
ciudadano, sino también cuidar a los niños y a los adolescentes.
Es necesario tener en cuenta que la capacidad y rendimiento del alumno no vienen
determinadas por su nivel intelectual sino también de otras circunstancias como el
medio cultural, la salud, la personalidad.
En ocasiones el fracaso escolar no se debe al niño, sino a la escuela, a la poca
calidad de la educación, la formación del profesorado, el número de alumnos por
aula y la atención. Por lo tanto, hay extraedad y ésta casi siempre precede a la
deserción.
Los problemas educativos de los niños marginados constituyen un grave problema
social, porque, perpetúa el círculo de la pobreza y marginación y por lo consiguiente
el abandono escolar.
Se considera a la escuela como el espacio donde la transmisión se materializa de
diferentes maneras; el lugar donde los padres manifiestan su apoyo o resistencia a
las políticas escolares, vigilan o reclaman el derecho a una buena educación de sus
hijos; donde los maestros construyen su profesión o donde los niños se apropian y
destruyen los más variados contenidos sociales; sin embargo, ante el fracaso de un
estudiante lo primero que se debe cuestionar a los padres, es si su hijo o hija dispone
de las necesidades intelectuales requeridas por los programas escolares del curso, y
en su defecto cuál sería la manera más objetiva de hacer frente al problema.
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Cuantas veces los padres depositan sus aspiraciones insatisfechas sobre sus hijos.
El padre confía en que los cambios en la adolescencia y la escuela podrán solucionar
los problemas de estudio de sus hijos y abandonan casi todas sus responsabilidades,
sin darse cuenta que están claudicando y abriendo las puertas del fracaso de los
hijos.
La mayor parte de las deserciones escolares ocurren por las condiciones en que se
encuentran los niños y los jóvenes. Hay numerosas razones por la cual estos
abandonan la escuela o tienen bajo rendimiento académico. Entre los factores se
encuentran:
La falta de interés en la escuela.
Las bajas calificaciones
El fracaso escolar
La mala conducta
Las dificultades intelectuales
Los problemas de salud
Los problemas financieros
Los desajustes sociales
Los problemas de personalidad
La influencia y relaciones parentales
Antecedentes familiares
La discriminación y prejuicios raciales y étnicos
Los factores socioeconómicos
Usualmente, los problemas se acumulan a lo largo de los años hasta que ocurre la
deserción. La circunstancia o hecho real que da lugar a la deserción escolar puede
ser irrelevante, un malentendido, una acción de sucesos previos conduce a la
deserción final; desajuste social o aislamiento, relaciones familiares tensas,
problemas de conducta en la escuela, repetición de grado o malas calificaciones.
Son varios los factores que se relacionan con la deserción escolar temprana.
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La deserción escolar es el último eslabón en la cadena del fracaso escolar, antes de
desertar, el alumno o la alumna probablemente quedaron repitiendo, con lo que se
alargó su trayectoria escolar, bajó su autoestima o fue afectada y comenzó a perder
la esperanza por su educación. En consecuencia para comprender el punto final de
la deserción, se debe analizar más detenidamente el comienzo del problema, la
repitencia; ella es la mayor causa de deserción escolar.
Las escuelas cumplen una función muy importante en la prevención del abandono
escolar, siempre que sean entendidas como un protector de riesgo para los
estudiantes, como una comunidad de compañerismo y compromiso.
La escuela debe hacer todo lo posible por mantener la asistencia regular de sus
estudiantes a clases. Muchas veces, la decisión de abandonar la escuela nace del
aburrimiento que producen las clases de un docente pobre de recursos, ya que los
alumnos sienten que lo que se les enseña no vale la pena, que no tiene relevancia
en su vida.
No es necesario pararse a pensar mucho para darse cuenta de la gran influencia que
ejerce sobre los niños y niñas la sociedad pues es ella sin duda la que marca los
límites entre el fracaso y el éxito.
Los padres deben favorecer el desarrollo y la motivación de sus hijos, pues son para
ellos el principal modelo y objeto de identificación. El fracaso escolar no es sólo un
fracaso de los niños sino que puede abarcar a padres y maestros. Es de vital
importancia que los padres se vuelquen en la educación de sus hijos desde
pequeños; les alienten y no los obstaculicen con sus problemas y condiciones, esta
sería la mejor manera de evitar futuros fracasos.
Es importantísima la coordinación entre todas las personas que traten a los niños, la
familia como principal núcleo formativo del pequeño, deberá dar al niño una
estabilidad emocional, seguridad, protección, confianza en sí mismo, un sistema
lleno de valores que constituyan las mejores garantías de una infancia escolar felíz y
estable y de un desarrollo armonioso de la personalidad. Cuando se cierra la puerta
de la voluntad, se abre la ventana del fracaso.
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La deserción escolar es un factor impredecible, porque en ocasiones se trata de
evitar evadiendo de alguna forma las circunstancias que la remarcan, pero la presión
obliga a los padres a tomar decisiones drásticas que acaban por sucumbir a la
única salida que es ausentarse del aula de manera permanente.
Los padres son los principales responsables de la deserción escolar por las
necesidades que los oprimen y porque en ellos recae la primera educación e
inculcamiento de los valores que determinan de alguna manera las conductas de los
hijos que reflejan esas manifestaciones de la forma en que se le inculca.
Cómo educar a un niño, a una niña en la escuela primaria si en su casa no tienen
valores, existe la violencia, hay adicciones y por consiguiente una serie de carencias
que les permite tener tranquilidad en el hogar. Es difícil pensar en querer enderezar
un árbol que va creciendo torcido si los dueños no lo permiten; lo mismo sucede con
los niños y las niñas, cuando en su hogar se les permite por diversos motivos
negativos de los padres tener un “liberalismo” en la calle, lo que consecuenta la
formación de niños y niñas con malos hábitos, conductas y vocabularios que dejan
mucho que desear. Entonces ¿Cómo actuar en la escuela primaria? Tal parece que
esta pregunta no necesita respuesta, ya que se sabe de antemano cuáles serán sus
reacciones ante el maestro que le inculcará de alguna forma los conocimientos que
fundamentaran su preparación educativa.
Como se ha visto anteriormente la deserción escolar se justifica en el hogar por las
necesidades que los abraza y por otro lado también influye el desinterés de los
padres hacia los hijos e hijas.
Se sabe que algunos (as) son persistentes para mantenerse en la escuela y trabajan
para aliviar un poco la carga de los padres respecto a su economía; pero esta
situación acaba por aplastar las aspiraciones de aquellos niños y niñas que desean
seguir en la escuela. Pues su producción escolar comienza con mermar por lo que
da paso a las deficiencias enclaustrándose en un bajo rendimiento escolar, que al no
cumplir con las exigencias de su educación no le queda otra que irse de la escuela y
acaba por desertar.
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Por esto se tienen que poner los pies sobre la tierra y no debe evadirse y justificarse
que otro de los motivos de la deserción escolar es propiciada por el comportamiento
del docente en el aula escolar; hay discriminación, violencias, indiferencia, hacia
algunos alumnos o alumnas que se sienten humillados que a fin de cuentas no se
sienten bien y terminan por irse.
La deserción escolar asienta las bases para consecuentar otros factores como el
rezago educativo, se ha observado que a pesar de que la educación está al alcance
de todos, aún persiste la presencia de personas que no saben leer, no terminaron su
primaria tal vez por cualquiera de los motivos antes mencionado. Eso puede llegar a
suceder cuando un alumno o alumna se salió de la escuela y le fue imposible
regresar o simplemente perdió el interés, simplemente se rezaga su preparación
educativa. Claro que también el dejar pasar mucho tiempo y luego regresar a la
escuela trae la etiqueta para los alumnos y alumnas involucradas de condición
“extraedad” que los pone fuera de lugar. Esto no se resulta favorable para ellos,
porque los hace sentirse mal, porque a veces resultan ser presa fácil de burlas por
parte de otros niños y niñas, que llega el momento en que no soporta y se rinde ante
las exigencias de una deserción escolar.
Como se ha visto, la deserción escolar en la escuela primaria no solo es producto de
los padres quienes a veces resultan justificables; pero lo que no resulta ser así, es el
trabajo escolar de un maestro, con la conciencia de no querer a su profesión y sobre
todo tenerles afecto a sus alumnos para no buscarles una solución en lo que a él
respecta.
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